Está en la página 1de 361

Página

1
Está traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo alguno. Es
una traducción hecha por fans y para fans.

Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo.

No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes


sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro.

2
Página
Índice
Sinopsis Capítulo 16

Capítulo 1 Capítulo 17

Capítulo 2 Capítulo 18

Capítulo 3 Capítulo 19

Capítulo 4 Capítulo 20

Capítulo 5 Capítulo 21

Capítulo 6 Capítulo 22

Capítulo 7 Capítulo 23

Capítulo 8 Capítulo 24

Capítulo 9 Capítulo 25

Capítulo 10 Capítulo 26

Capítulo 11 Capítulo 27

Capítulo 12 Capítulo 28

Capítulo 13 Capítulo 29

Capítulo 14 Capítulo 30

Capítulo 15
3
Página
Sinopsis
Pearce Kensington. 25 años de edad. Multimillonario, graduado de la Ivy
League. Futuro CEO. Miembro de una poderosa sociedad secreta.

Su vida es complicada. Oscura. Solitaria. Peligrosa. Así que cuando se


encuentra con Rachel, una amable, dulce y hermosa estudiante de posgrado, se dice
a sí mismo que se mantenga alejado. Él no es bueno para ella. Y, sin embargo, ella
es buena para él. Un rayo de luz en su mundo muy oscuro.

Es todo lo que siempre ha querido, pero no creía que pudiera tener. Pero estar
con ella la traerá a su mundo. Un mundo al que no pertenece. Un mundo del que
quiere escapar. Un mundo que tendrá que esconder de ella para mantenerla a salvo.

Debería dejarla ir. Pero no puede. La ama. La necesita. Así que va a arriesgarlo
todo para estar con ella.

4
Página
Pearce

L
a limusina conduce a través de una parte de New Haven en la que nunca he
estado antes. Las sirenas de la policía se desvanecen en la distancia y no veo
nada más que viejos edificios de ladrillo, con ventanas que están ya sea
destrozadas o cerradas con tablas y cartón. Grafiti cubre casi todas las superficies;
bancos, vallas, señales de tráfico. Pasamos una mujer empujando un carrito de
compra lleno de cajas de cartón y mantas raídas. Su cabello es áspero y
enmarañado y parece que no se ha duchado en semanas.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —le pregunto a mi padre.

Él tiene una leve sonrisa en su rostro.

—Ya verás.

No me gusta cuando sonríe. Cuando otras personas sonríen, es bueno. Significa


que están contentos. Pero cuando mi padre sonríe, que es ya sea porque está en
público y tiene que cumplir con las reglas de interacción social adecuada, o significa
que algo malo va a suceder. Como soy la única persona en la parte de atrás de la
limusina, no hay necesidad de que sonría. Lo que significa que está en algo.

Mi estómago se anuda y mis músculos se tensan. No sé lo que está planeando


hacer, pero me trajo aquí por una razón. Y sé que no es bueno.

Lo miro sentado frente a mí.

—Dime lo que estamos haciendo aquí.

Señala la ventana lateral.

—¿Ves a esa gente? ¿Los dos hombres y la mujer?

Señala a algunas personas sin hogar, vestidos con harapos, su piel sudorosa del
sofocante calor y la humedad de agosto. La mujer está tamizando a través de un
cubo de basura, y los dos hombres están hablando cerca, probablemente haciendo
5

algún tipo de transacción de drogas.


Página
—¿Qué pasa con ellos? —pregunto.

Su mirada se mantiene por la ventana a medida que pasamos a más personas


sin hogar.

—Son escoria de la sociedad. Los restos que nos llevarán a todos abajo.
Ocupando espacio y recursos. Estirando nuestra economía por su dependencia en
nuestro gobierno. —Su mirada se vuelve hacia mí—. Y sin embargo, tienen un
propósito. Permiten a las personas como nosotros lucir bien ante los ojos de las
masas. Donamos dinero a los refugios. Fondos de programas de empleo.
Organizamos eventos de caridad. Y a cambio, nos ponemos en un pedestal por
nuestras buenas acciones.

Me estoy poniendo más nervioso mientras habla. Algo está a punto de suceder.
Algo malo.

—Dime lo que estamos haciendo. Por favor, Padre. Solo dime.

Estamos sentados en un semáforo y él ve cómo un hombre sin hogar que lleva


una bolsa de lona cruza la calle.

—Ellos sirven para otros fines. Uno que estoy a punto de mostrarte.

—Quiero salir de aquí —digo—. Vamos a casa.

—Lo haremos. —Sus ojos están todavía en el hombre cruzando la calle—. Pero
primero tenemos que cumplir con nuestra misión.

—¿Qué sería eso? —Mi corazón bombea rápido, mi mano agarrando el asiento.

Mi padre me mira. —Relájate, hijo. Se vuelve cada vez más fácil.

—¿Que se vuelve más fácil? Por favor, solo dime lo que estamos haciendo aquí.

Mi padre alcanza y golpea ligeramente el cristal que nos separa del conductor.
La limusina se ralentiza a medida que pasamos un refugio para desamparados. Es
tarde y la gente se alinea en el frente, probablemente esperando para conseguir una
comida. Nuestro conductor realiza un giro a la derecha por un callejón. Y luego se
detiene, pero deja la limusina en marcha.

—Es el momento, Pearce. —Mi padre me da una sonrisa llena ahora, pero sus
ojos son oscuros, casi negros. Lo veo alcanzar un compartimiento en el lado de la
limusina. Saca una pistola con silenciador adjunto.
6
Página
Mi corazón bombea más duro, el miedo hormiguea en la parte de atrás de mi
cuello.

—Padre, ¿qué haces?

No contesta. Aprieta el botón para bajar la ventana. Miro y veo a un hombre de


espaldas a nosotros, orinando al lado del edificio. Su cabello gris despeinado hacia
todas direcciones y tiene los pantalones vaqueros rasgados salpicados de barro, y
una sucia camiseta blanca cubierta de manchas.

Muevo mis ojos de nuevo a mi padre y veo la pistola apuntando al hombre. Y


entonces, como en cámara lenta, miro la mano de mi padre oprimir el gatillo y
luego soltar.

—¡No! —Me oigo gritar.

Pero es muy tarde. El arma ya se fue. El ruido que hizo fue solo un pop
embotado en lugar de un estruendo, haciendo eco del grito que hubiera sido sin el
silenciador adjunto. Muevo mis ojos al hombre de pie junto al edificio, pero su
cuerpo está ahora encorvado en el suelo, la espalda de la camisa mostrando un
círculo de sangre que está creciendo hacia fuera desde el agujero hecho por la bala
que le atravesó la espalda y directamente a su corazón.

Mi punto de vista es interrumpido cuando el cristal tintado de la ventana se


eleva. Siento la limusina alejarse. Poco a poco me vuelvo a mirar a mi padre. La
pistola se guarda y él mismo se vierte un vaso de whisky.

Me mira, una sonrisa aún en su rostro.

—Y eso, hijo mío, es lo que significa ser un Kensington.

7
Página
Inicios de los 90

Pearce

M
e retuerzo en la cama, mi pecho desnudo bañado en sudor, mi corazón
bombeando fuerte y rápido. Cierro los ojos fuertemente, después los abro
y veo la obra de arte frente a mi cama, la cómoda de madera oscura justo
debajo de ella. Y entonces el sonido de Beethoven llena la habitación. Es mi alarma
que se apaga.

Cierro los ojos otra vez y me froto la frente. Fue solo un sueño, o más como
una pesadilla. No he pensado en ese día durante años. Pero ayer, cuando iba de
camino a conocer un cliente, estaba parado en un semáforo y miré a mi derecha y
vi a un indigente orinando al lado de un edificio y recuerdos de ese día empezaron
a llegar de nuevo.

Yo tenía 16 cuando eso sucedió, y después de ese día, mi vida cambió.


Yo cambie. Mi padre dijo que fue mi primer paso para convertirme en un hombre.
Poco sabía en ese entonces que mis pasos restantes a la vida adulta serían incluso
peores de lo que sucedió ese día. Y no tendría ninguna opción en el asunto.

Mi vida ha sido planificada para mí desde el día en que nací. Probablemente


incluso antes de nacer. Y hasta ahora, he seguido el plan. Resistirse no me llevaría a
ninguna parte. Incluso si de alguna forma hubiera sido capaz de escapar de esta
vida, no estoy seguro de si lo haría. Esta es la única vida que conozco. Ni siquiera
sabría cómo vivir como una persona normal. Una persona que solo vive su
cotidianidad sin todos estos secretos. Sin saber que han matado nada más que para
demostrar un punto. Para demostrar que eres un hombre. Un miembro. Un
Kensington.

—Apágalo —murmura una voz a mi lado—. Es demasiado temprano.

Me volteo para encontrar una mujer en la cama junto a mí. Está volteada hacia
mi lado, su largo cabello rubio extendido sobre la almohada. Sus ojos están
cerrados y sonríe.
8
Página
—Apaga la alarma y ven aquí —dice ella, su mano subiendo por mi pierna en
dirección a mi entrepierna—. No he terminado contigo todavía.

Ira crece dentro de mí. ¿Qué demonios está haciendo aquí todavía? No le
permito a ninguna mujer pasar la noche aquí. No es solo la regla de ellos.
Es mi regla. Pero al parecer la rompí anoche. Bebí mucho y debí quedarme
dormido y esta mujer decidió que estaba bien quedarse a dormir en mi cama.

Me quito su mano de encima.

—Necesitas irte. Tengo que ir a trabajar.

Ella lanza las sabanas a un lado, exponiendo su cuerpo desnudo.

—¿No puedes llegar tarde al trabajo?

Mis ojos van a la deriva sobre ella. Es hermosa. Pechos grandes, vientre plano,
piernas largas, piel del color del oro. Fácilmente podría ser una modelo. Ese cuerpo
podría vender casi cualquier cosa. Ropa. Perfumes. Carteras. Zapatos. Es el tipo de
mujer por el cual otras mujeres matarían por verse como ella. No estoy seguro que
tanto es real. Sé que se ha hecho al menos alguna cirugía para verse así. Sus pechos
son definitivamente falsos, pero el que los haya hecho hizo un excelente trabajo. Se
ven naturales. Es como se sienten lo que los delató.

—No puedo llegar tarde —le digo mientras salgo de la cama—. Tengo que
alistarme. Puedes usar el cuarto de baño de huéspedes si lo deseas.

Se queda mirando mi cuerpo desnudo y eso me hace sentir incómodo. No me


gusta sentirme expuesto. Mi vida es todo acerca de encubrir cosas. Secretos.
Mentiras. La verdad acerca de quién soy. Que hago. Me aparto de ella y voy a mi
armario buscando mi bata.

—No te cubras. —La escucho decir—. Un cuerpo como ese se tiene que
exhibirse. Alto. Musculoso. —Hace una pausa—. Bien dotado.

Ignoro sus cumplidos. Sé que los dice porque se supone que tiene que hacerlo.
Estoy seguro que le dice lo mismo a los miembros viejos y fuera de forma.

Me pongo mi bata y me doy vuelta para encontrarla parada en frente de mí.


Desnuda. Su mano se cuela bajo mi bata, justo por mi cintura, moviéndola hacia
abajo.

—Vamos, ¿solo una vez más?


9
Página
Empieza a acariciarme, mostrando todas sus habilidades. Y definitivamente
tiene habilidades en esta área. Por otra parte, ella hace esto todo el tiempo así que
tiene mucha practica en saber cómo complacer a un hombre, físicamente. Si no
fuera buena en esto, ellos no la mantendrían dentro del personal.

No conozco el nombre de esta chica pero trabaja para nosotros. Para la


organización, el grupo secreto del cual soy parte. Un pequeño pero selecto grupo de
hombres ricos y poderosos que controlan el mundo. O por lo menos eso es lo que
nos gusta pensar.

—¿No se siente esto bien? —susurra, su suave mano todavía acariciándome.

Mis hombros se relajan y dejo caer mi cabeza hacia atrás.

—Sí.

La organización contrata mujeres como estas para atender las necesidades de


los miembros. La mayoría de los miembros tiene matrimonios arreglados por lo
que las esposas no son más que objetos para exhibir. Ellas toman su lugar en los
brazos de sus esposos en eventos de alta sociedad o cuando las personas estén
viendo. Entonces a puerta cerrada, marido y mujer viven vidas separadas,
supliendo sus necesidades fuera de la cama matrimonial. Pero la mayoría de los
hombres no tiene tiempo para ir y buscar una mujer con la cual acostarse, al menos
no una mujer adecuada. No podemos elegir una mujer al azar en un bar. Tenemos
que ser cuidadosos. Cuando eres rico y poderoso, no confías en nadie,
especialmente en una mujer que acabas de conocer.

Así que para facilitarnos las cosas, las mujeres son proporcionadas como un
beneficio de la membrecía. Las mujeres son evaluadas, tanto física como
mentalmente, para asegurar que son adecuadas para el trabajo. La lista de
candidatas incluye mujeres de todas las razas y nacionalidades. Algunos dirían que
son prostitutas de gama alta pero nosotros las llamamos socios. Es una palabra en
código que podemos utilizar en conversaciones cotidianas sin que nadie sepa de lo
que estamos hablando. Solo los miembros la conocen y se ha convertido en algo así
como una broma interna. Voy a ir a tomar unas copas con uno de mis socios esta noche.
Todos sabemos que significa. Incluso las esposas saben.

A diferencia de los socios, las esposas son uno de nosotros. Ellas tienen el
nombre correcto, la educación adecuada, el correcto linaje. La mayoría tiene padres
o hermanos que son miembros. Es por eso que son emparejadas con nosotros. Ellas
conocen su lugar. Saben su propósito. Y la mayoría son felices de cumplir con su
papel, a pesar de que significa una vida en un matrimonio sin amor.
10
Página

—Dios, te sientes tan bien. —La escucho decir mientras se muele en mí, sus
piernas a horcajadas sobre mí.
No iba a hacer esto, pero ella me incitó y ahora estamos de vuelta en la cama
para que me haga acabar. Sus pechos están rebotando en frente de mi rostro pero
cierro los ojos tratando de imaginarme en otro lugar. Con alguien que de verdad me
importe. Alguien por la que sienta algo. No sé porque lo hago. Por qué imagino
estas cosas que nunca tendré. Ni siquiera estoy seguro si el verdadero amor existe.
Si es así, sé que nunca voy a experimentarlo.

Este es mi futuro. Una mujer como esta. Alguien que no conozco. Alguien que
está más que feliz por hacerme acabar pero que no le importo un demonio. Solo
está haciendo su trabajo. Y mañana por la noche, se lo hará a otra persona.

Será así el resto de mi vida. Siempre voy a estar con mujeres como ella, incluso
si me veo obligado a casarme de nuevo.

Mi esposa fue escogida para mí cuando tenía 22. Ella también tenía 22 y
acababa de graduarse de Vassar con un título en Literatura Rusa. Yo me acababa
de graduar de Yale con un título en Finanzas. Ninguno de los dos quería casarse
pero éramos jóvenes y obedientes e hicimos lo que nos dijeron.

Su nombre era Kristina y tenía sueños de pasar sus veinte años viajando al
extranjero, no jugar el papel de la esposa de Pearce Kensington. Y no tenía ganas
de jugar el papel de su marido. Mi único objetivo era asistir a la escuela de
posgrado en Harvard y aprender tanto como fuera posible para que pudiera algún
día demostrarle a mi padre que era mejor en el funcionamiento de nuestra empresa
que él.

Después que Kristina y yo nos casamos en lo que fue una boda ridículamente
sobre-el-tema de verano, al que asistieron seiscientos de los mejores amigos de
nuestros padres, nos trasladamos a Boston asistí a Harvard y comencé a trabajar en
mi MBA1. Al igual que con otras parejas que habían organizado matrimonios,
Kristina y yo llevábamos vidas separadas. Pasaba su tiempo, ya sea leyendo o
participando en eventos de caridad de gama alta, tratando de establecer su lugar
como una mujer de sociedad. Yo fui a la universidad y pasaba el tiempo libre
saliendo con mis compañeros de clase, algunos de los cuales eran también
miembros de la organización.

Mi matrimonio con Kristina no estaba ni siquiera cerca de ser real. Solo


tuvimos relaciones sexuales una sola vez, en nuestra noche de bodas. Pensamos que
deberíamos al menos intentarlo, dado que éramos marido y mujer. Pero fue difícil e
incómodo y terminó con nosotros tomando la decisión de no volver a hacerlo.
Tenía atracción cero a ella. Es de altura media con cabello largo hasta los hombros
11

1
Master of Business Administration en inglés, abreviado MBA. Y en español es Maestría en
Página

Administración de Negocios.
cabello rubio rojizo que siempre se retiraba detrás de la cabeza y fijaba en un estilo
que la hacía parecer mucho mayor. No le gustaba el aire libre o cualquier tipo de
actividad física, prefiriendo permanecer en el interior y leer, un estilo de vida que
no fue amable con su cuerpo. Su piel era pálida y estaba muy delgada, casi sin tono
muscular.

El matrimonio terminó un año más tarde, después que Kristina admitió que era
lesbiana. Sospechaba que lo era cuando la vi por primera vez, pero no le dije a
nadie hasta diez meses después de nuestro matrimonio. Los miembros no pensaron
que Kristina sería capaz de fingir ser adecuadamente mi mujer, dada su preferencia
sexual, y por lo tanto nos permitieron obtener un divorcio. Fue la mejor noticia que
había tenido en años. Kristina era una chica bastante agradable, pero yo estaba
aliviado de estar fuera del matrimonio, y también ella.

Nunca quiero casarme de nuevo, pero sé que me van a obligar. Ser soltero no
es aceptado en mi mundo. No solo entre mis amigos ricos, sino también en mi vida
empresarial. Algún día voy a ser CEO de Kensington Chemical y nuestros clientes
y socios de negocios son más propensos a confiar en un director general con una
vida matrimonial estable que una de soltero. Y necesito a alguien que me
acompañe a eventos sociales.

Pero desde mi divorcio hace casi dos años, no he estado establecido con nadie.
Creo que quieren que esté más centrado en mi carrera antes de que me empujen a
otro matrimonio. O tal vez piensan que es demasiado pronto. Mi mundo es todo
acerca de las apariencias y se vería mejor si esperara unos años antes de casarme de
nuevo.

Después de mi divorcio con Kristina, completé mi MBA, y luego regresé a


Connecticut para trabajar por Kensington Chemical bajo la dirección de mi padre,
el director general. Ahora tengo 25 y he pasado el último año trabajando en la
empresa, aprendiendo el negocio.

Mi mente regresa a la mujer encima de mí que está haciendo lo que está


capacitada para hacer. Mi cuerpo se tensa instintivamente mientras llega mi
liberación, después, se relaja mientras desciendo de ello. Se mueve a sí misma fuera
de mí y se va de nuevo a la cama.

—No vas a decirles, ¿verdad? —pregunta ella.

—No debiste haberlo hecho. —Me levanto de la cama, pongo mi bata de


nuevo—. Conoces las reglas. No quedarte a dormir.
12

Se sienta sobre sus rodillas, rogándome.


Página
—Bebí demasiado. Estaba cansada. Me quedé dormida. Fue un accidente. No
era mi intención hacerlo. Y traté de compensarte esta mañana por…

—Yo no pedí eso. Y en cuanto al alcohol, es tu trabajo limitarte a ti misma, así


este tipo de cosas no sucederían.

Asiente y mira hacia abajo en la cama.

Me siento mal por ella. Es joven y hermosa y, sin embargo se quedó atascada
haciendo este trabajo. Me pregunto cuánto tiempo hace que fue contratada. El
reclutamiento puede realizarse por cualquiera de los miembros, aunque no lo he
hecho yo mismo. La forma en que funciona es que un miembro ve una mujer joven
y bella y le ofrece hacer realidad sus sueños por un precio. Para algunas de estas
chicas, el sueño es llegar a ser modelo o actriz. Otras solo quieren grandes sumas de
dinero para gastar a su antojo.

Cualquiera que sea el sueño, el precio es que tienen que cuidar de las
necesidades físicas de los miembros. Estoy seguro de que esta chica no quiere estar
haciendo esto. Pero ahora no puede salir. Nunca estará fuera. Cuando sus buenas
apariencia se desvanezcan, haciéndola indeseable a los miembros, todavía será
monitoreada para asegurarse de que nunca revela los secretos.

—¿Cuál es tu nombre? —le pregunto. Nunca sé sus nombres.

Levanta la vista con cautela.

—Sophia.

—Sophia, necesito que te vayas ahora. Y no quiero volver a verte. Si ves mi


nombre en la lista, deja que otra chica tome el trabajo. No voy a decirles que
pasaste la noche, pero tienes que tener más cuidado la próxima vez. Son muy
estrictos acerca de las reglas. Si hubiera sido cualquier otra persona, bueno, ya
sabes lo que podría haber sucedido.

Ella niega con la cabeza.

—No. No sé. ¿Que pudo haber pasado?

¿No le dijeron? Tal vez es nueva. Esta es la primera vez que he estado con ella
y parece que tiene aproximadamente 20 o 21. Tal vez acaba de comenzar. Aun así,
deberían haberle dicho las reglas y el castigo por no seguir esas reglas.
13

—Podrías salir herida. —Tengo que ser honesto con ella. Romper las reglas ha
provocado la muerte de otras chicas. No sé a ciencia cierta, pero supongo que eso
Página

es lo que les ocurrió cuando nunca volví a ver a esas chicas.


Sale de la cama, sosteniendo la sábana para cubrirse.

—Nunca me dijeron eso. Cuando empecé, nadie dijo nada sobre…

—Sophia, no tengo tiempo para discutir esto contigo. Tengo que ir a trabajar.

Asiente.

—Sí. Lo siento. Me iré. —Toma su ropa interior del suelo y empieza a


ponérsela.

Camino más allá de ella al cuarto de baño.

—El conductor está esperando abajo para llevarte de regreso.

—Gracias —dice ella.

Miro hacia atrás y la veo tratando de cerrar su vestido. Me acerco y cierro el


resto del vestido.

Se voltea y pone la mano en mi brazo.

—Eres un buen hombre, Pearce. No eres como los demás.

Y entonces se agacha para agarrar sus tacones altos y escurrirse fuera de la


habitación y salió por la puerta.

Un buen hombre. No podía estar más equivocada. Si supiera las cosas que he
hecho. No soy un buen hombre. Soy un Kensington.

14
Página
Rachel

A
rrastro mis compras los tres tramos de escaleras hasta el apartamento, el
sudor goteando por mi frente. Es en momentos como estos que realmente
me gustaría que este lugar tuviera un ascensor. Es un viejo y encantador
edificio y amo vivir aquí, excepto por las escaleras. Y normalmente no me importa,
pero hoy esta brutalmente caliente y húmedo afuera y el hueco de la escalera es
incluso más caliente.

Es otoño en Connecticut, ¿así que por qué está tan caliente? Supongo que
técnicamente no es otoño aún. Es solo primero de septiembre. Tal vez en una
semana o dos va a enfriar.

Mi teléfono suena justo cuando llego al apartamento. Rápidamente abro la


puerta y corro a la cocina, dejando caer las cuatro pesadas bolsas sobre el
mostrador.

Agarro el teléfono de la pared, tirando del cable para desenredarlo.

—¿Hola?

—Hola, cariño, es mamá.

—Hola, mamá. Acabo de entrar por la puerta. Estoy un poquito falta de


aliento.

—Deberías mudarte a un mejor lugar. Uno que tenga un ascensor.

—No necesito uno. Es buen ejercicio subir las escaleras. Y este lugar está cerca
de la universidad.

Soy estudiante de grado en Hirshfield College, una pequeña universidad de


artes liberales en New Haven. No tiene cobertura para muchos estudiantes y los
apartamentos por allí estaban todos ocupados, así que terminé consiguiendo un
apartamento cerca de la Universidad de Yale, pero Hirshfield está a solo unas pocas
15

millas de distancia.
Página
—Tu padre y yo de verdad te extrañamos —dice mi mamá—. Dos semanas no
fue suficiente tiempo.

—Lo sé. —Comienzo a desempacar mis compras, comenzando con la comida


congelada—. Los extraño también, pero las clases están empezando y no puedo
tomar más tiempo libre del trabajo.

Soy una especialista en historia y trabajo a tiempo parcial en un museo.


Trabajo en la recepción, pero también doy paseos guiados, que es mi parte favorita
del trabajo.

—Estaré de vuelta para acción de gracias, mamá. Serán solo en unos pocos
meses. Espero que papá no esté planeando freír el pavo de nuevo.

Mis padres viven en una granja, y el año pasado mi papá casi quemó el granero
tratando de hacer el pavo. Mi mamá no le permitía tener la freidora en ningún parte
cerca de la casa así que la llevó cerca del granero y se incendió. Afortunadamente,
detuvo el fuego antes de que ocurriera un daño real.

—Los días de tu padre friendo pavos han terminado. —Se ríe—. El pavo estará
en el horno este año. Oh, antes de que lo olvide, tu padre quiere que consiga los
boletos de avión para tu graduación. Pero si vas a mudarte de vuelta, estaba
pensando que quizás tu padre y yo deberíamos conducir hasta allí y ayudarte con la
mudanza.

Me gradúo en diciembre y el comentario de mi madre en este momento era su


no tan sutil insinuación de que debería volver a Indiana después de la graduación.
Quiere que viva cerca para así poder vigilarme constantemente. Ha sido muy
sobreprotectora desde que mi hermana gemela murió de cáncer. Murió cuando yo
tenía seis años, y después de que ocurriera, mi madre pensó que tendría cáncer
también, así que me llevó al médico cada vez que tenía el más mínimo indicio de
un resfriado.

Incluso ahora, se preocupa por mí constantemente. Y no solo por mi salud.


Sobre todo. No quiere que conduzca sola. No quiere que salga por la noche. No
quiere que salga con un chico a menos que ella conozca a su familia.

Tiene tantas reglas y tantas restricciones que me sentí sofocada viviendo bajo su
techo. La amo y sé que tiene buenas intenciones, pero necesitaba un poco de
espacio, por lo que estaba secretamente encantada cuando Hirshfield me ofreció
una beca que cubre la mitad de la matrícula. Me dio una excusa para salir de
Indiana y, finalmente, vivir por mi cuenta.
16
Página

Ya he vivido aquí desde hace un año y me encanta. Es nuevo y diferente y,


siento como si estuviera en mi propia mini aventura. Acabo de cumplir 24 y,
finalmente, siento mi edad. Viviendo con mis padres siempre me sentí como una
niña porque se negaron a dejarme crecer.

—Mamá, sigue adelante y obtén los boletos de avión. No sé lo que voy a hacer
después de la graduación. Mi contrato va hasta el final de diciembre y espero tener
un trabajo para entonces, así que voy a mudarme a donde sea que termine estando.

—Ellos tienen museos de historia en Indiana. Al menos deberías aplicar.

Sugirió eso cuando estuve en casa la semana pasada. Incluso me dio algunos
folletos de museos en Indiana. Condujo todo el camino a un puesto de información
turística de la autopista para conseguirlos. Solo los tomé y no dije nada. Sabe que
no quiero volver allí. Quiero conseguir un trabajo en un gran museo de historia en
una gran ciudad, como Nueva York.

Cuando no respondo, dice—: Bueno, supongo que voy a conseguir los boletos.
Tu padre y yo siempre podemos conducir después y ayudarte a mudarte.

Alcanzo el fondo de mi bolsa de compras para conseguir mi helado. Los lados


de la caja se deslizan de mi mano, haciendo que la parte superior estalle y el helado
se derrame por todas partes.

—Mamá, mi helado se derritió e hizo un gran lío. Tengo que limpiar esto. Te
llamaré más tarde. Dile a papá que le mando saludos.

—Lo haré, cariño. Adiós.

El helado se encuentra ahora en el lavabo. Me enjuago la mano y tomo una


toalla de papel para secarme las manos, luego voy hasta el aire acondicionado que
está encajado en la ventana y lo enciendo al máximo. El ventilador se acelera, pero
el aire que sale no es muy frío.

Desempaco las dos bolsas restantes, guardando todo a excepción de un paquete


de galletas de chocolate. Consigo un recipiente y pongo algo del helado derretido,
luego, abro el paquete de galletas y desmorono algunas sobre el helado, haciendo
un helado de galleta. Es mi postre favorito. En especial me encanta cuando el
helado se derrite en las galletas, por lo que de hecho mi helado derretido es
realmente una buena cosa. Es simplemente la forma en que me gusta. Son las seis y
cuarto así que debería comer una comida real, pero por ahora, esto es lo
suficientemente bueno.

Voy al sofá y enciendo el televisor. No tengo TV por cable así que mis opciones
17

son limitadas. Mientras estoy cambiando los canales, las sirenas resuenan fuera de
mi ventana. Eso pasa mucho. Las sirenas de policía están siempre sonando. Mi
Página

apartamento no se encuentra en la zona más segura. Está deteriorado y tiene su


parte justa de delincuencia. Pero nunca he tenido ningún problema, tal vez porque
soy siempre cuidadosa y mantengo las puertas cerradas y no salgo mucho por la
noche.

Mis padres han estado aquí un par de veces de visita y cuando mi madre vio
donde vivía, se puso aún más preocupada por mí. Está convencida de que voy a ser
asesinada viviendo aquí.

Hay una gran cantidad de personas sin hogar que deambulan en mi barrio.
Supongo que al menos algunos de ellos han estado en la cárcel y no tenían adónde
ir cuando salieron, de manera que terminaron en las calles. Y hay algunos chicos
que viven en mi edificio que lucen como chicos universitarios, pero estoy casi
segura que son traficantes de drogas.

Sé que es una zona peligrosa, pero no dejo que me moleste. Tal vez soy
ingenua o demasiado optimista, pero prefiero creer que la gente es intrínsecamente
buena, pero luego algo pasa y van por el camino equivocado. No es que crea que
los criminales son buenos. Solo estoy diciendo que todo el mundo merece una
segunda oportunidad y no debemos juzgar a las personas en base a errores que
cometieron en el pasado. Si lo hacemos, solo seguirán por ese camino equivocado y
nunca encontrarán su camino lejos de él.

Es por eso que soy voluntaria en el refugio de personas sin hogar un día a la
semana. Enseño a leer y escribir a quien quiera aprender. Una gran cantidad de
estas personas nunca terminaron la escuela y ni siquiera aprendieron a leer, así que
no pueden encontrar trabajo y están atrapados viviendo en las calles. Algunos han
estado en prisión pero ahora están tratando de cambiar sus vidas y quiero ayudarles
a hacer eso.

No les he dicho a mis padres acerca de mi trabajo voluntario. Habrían


aprobado ayudar a la gente, pero no si veían la zona donde se encuentra el refugio.
Está en una muy mala parte de la ciudad.

El aire acondicionado está comenzando a enfriar mi apartamento, pero todavía


me siento caliente y sudorosa por lo que tomo una ducha rápida. Después de la
ducha estoy hambrienta de algo de comida real. Como estudiante de grado que solo
trabaja a tiempo parcial, no tengo mucho dinero, así que trato de no comer fuera o
conseguir comida preparada. Pero esta noche estoy demasiado acalorada y cansada
para preparar cualquier cosa y estoy realmente deseando una pizza. Es la noche
antes del inicio de clases por lo que bien podría disfrutar de mi última noche de
libertad con un derroche de pizza.
18

Pido un combo grande, y luego espero en el sofá, pasando los canales, tratando
Página

de encontrar una película para ver. He visto todas las películas que paso. En la
secundaria, mis amigos y yo vimos un montón de películas. No había mucho más
que hacer en un pequeño pueblo rural.

—¡Mierda! —Escucho a una chica gritar fuera en el pasillo—. ¡Maldita sea!

Me levanto como un resorte del sofá y corro para mirar por la mirilla. Una
chica de mi edad parece estar mudándose a la puerta de al lado. Las cajas están
alineadas junto a ella. Todos los apartamentos están amueblados, lo que hace que
la mudanza sea fácil ya que no tienes que mudarte con los muebles.

Salgo al pasillo.

—¿Necesita algo de ayuda?

La chica salta un poco cuando lo digo. No debe haberme visto salir de mi


apartamento.

—Tal vez. —Está moviendo la manija de la puerta, tratando de abrirla.

—Esas puertas son difíciles. Tienes que mantener la manija muy quieta y luego
girar la llave.

Ella se ríe.

—¿Así que estoy haciendo exactamente lo opuesto de lo que se supone que


haga?

Me río también.

—Sí, más o menos. ¿Quieres que te enseñe?

Me entrega la llave y abro la puerta sin ningún problema.

—Solo hay que practicar un par de veces.

—Gracias. —Toma la llave y la mete en el bolsillo de sus pantalones cortos—.


Soy Shelby. Tu nueva vecina.

—Soy Rachel. He vivido aquí un poco más de un año. Soy estudiante de grado
en Hirshfield.

—Ah, ¿sí? —Sonríe—. Así que estoy viviendo al lado de un genio.


19

Sonrío de nuevo.
Página

—Dije Hirshfield, no Yale. No soy un genio.


—Hirshfield es tan buena como Yale, así que si vas a Hirshfield, eres un genio.
Casi nadie es aceptado allí. Y lo sé porque yo solía trabajar en las admisiones. Era
secretaria. Ahora trabajo en un bufete de abogados. Aún como secretaria.

—¿Te gusta eso?

Se encoge de hombros.

—Está bien. Es solo un trabajo. Algo que paga las cuentas. Solo trabajo allí tres
días a la semana.

Echo un vistazo a la pila de cajas por su puerta.

—¿Quieres un poco de ayuda con las cajas?

—Por supuesto. Gracias. —Mueve su cabello detrás de la oreja y luego tira del
lóbulo de la oreja—. Mierda. He perdido mi pendiente.

—¿Cómo es?

Me muestra su otra oreja, que tiene el pendiente restante. Es un ala de ángel


con un diamante falso en el centro.

—Eran pendientes baratos por lo que no es gran cosa.

—Puedo ayudarte a encontrarlo.

—Está bien. Creo que se cayó en el auto. Voy a buscarlo más tarde. —Apunta
al suelo—. Cuidado con el vidrio. Mi florero se cayó de una de las cajas. Es por eso
que me oíste gritar.

Miro hacia abajo y veo vidrio roto color verde que rodea sus pies con sandalias.

—Puedo limpiarlo. Tengo un recogedor.

—No te preocupes por ello. Lo haré más tarde. Ven adentro.

Cada una tomó una caja y entró a su apartamento. Se ve igual que el mío, pero
es más caliente y cargado aquí porque su aire acondicionado no está funcionando.

Se acerca y lo enciende, y luego se pone delante de él, el ventilador sopla


alrededor su largo cabello rubio. Lleva ajustados pantalones cortos rojos que
muestran sus largas piernas. Mide cerca de un metro con ochenta, la misma altura
20

que yo. Tenemos un tipo de cuerpo similar; delgado, pero aún tenemos curvas,
Página

aunque ella tiene tetas mucho más grande que yo. Su apretada camiseta blanca
apenas puede sostenerlas.
—¿Qué hay con este clima? —pregunta—. ¿Por qué está tan malditamente
caliente?

—Si quieres, puedes venir a mi casa hasta que el tuyo se enfríe.

Me mira fijamente.

—¿De dónde eres?

—Indiana. ¿Por qué?

—Sabía que no eras de por aquí. Eres demasiado agradable. Así que... Indiana.
Eso se considera el medio oeste, ¿verdad?

—Sí. Crecí en una granja. Mis padres todavía viven allí.

—Una chica de granja de Indiana —dice ella con un acento sureño falso—.
Bueno, eso es casi tan sana como vienen.

Sé que está bromeando conmigo, pero no me gusta. Odio cuando las personas
bromean acerca de dónde soy. Tuve suficiente falta de respeto de mis profesores
que actúan como si no fuera tan inteligente o impulsada como los estudiantes de la
costa este. No es del todo cierto. Puedo trabajar más duro que nadie en mi
programa de grado y tengo las calificaciones más altas que mostrar. También tengo
un trabajo, mientras que mis compañeros de clase no trabajan en absoluto. La
mayoría proviene de familias ricas y no necesitan trabajar.

—Voy a buscar un poco más cajas. —Camino a la puerta.

—¡Oye! —Corre detrás de mí, deteniéndome—. Lo siento. Eso fue grosero,


¿no? No me refiero a que seas así. De verdad. Yo solo me pongo nerviosa cuando
me encuentro con gente inteligente, ya que ni siquiera termine la secundaria. Tengo
mi GED2. De todos modos, no debería haber dicho eso. No sé nada acerca de la
gente de Indiana. Eres la primera persona que he conocido de ahí. Por lo que sé que
no estás sana en absoluto. Podrías ser una puta loca que vende drogas al lado.

Me río.

—Bien, ahora eso fue un insulto. ¿Me veo como una puta loca que vende
drogas?

2
El GED o General Educational Development Test («examen de desarrollo de educación general»)
21

es una certificación para el estudiante que haya aprendido los requisitos necesarios del nivel de
escuela preparatoria estadounidense o canadiense.
Página
Estoy usando pantalones cortos de color canela, una camiseta blanca y
zapatillas deportivas, mi largo cabello castaño está aún húmedo de la ducha y sin
maquillaje.

Lleva sus ojos sobre mí y golpea sus labios con su dedo.

—Hmm. Yo diría que no estás en drogas. Pero con un cuerpo así, podrías
fácilmente…

—Detente. —Golpeo su hombro, en broma—. No estoy vendiendo mi cuerpo


en las calles. Ni siquiera duermo por ahí. No soy ese tipo de chica. Tienes razón.
Soy una chica del medio oeste sana.

Inclina la cabeza y sonríe astutamente.

—¿Cómo sana? ¿Sana como nunca lo he hecho antes?

Ruedo los ojos.

—No así de sana. Quiero decir, vamos, tengo 24.

—¿Lo hiciste con un chico de granja? ¿Cómo son? ¿Son buenos?

Camino por el pasillo y tomo una caja.

Me sigue por ahí.

—¡Mierda! ¿Te he ofendido otra vez? Soy una idiota.

—Tú no me ofendes. Es solo que no beso y digo. —Voy de nuevo y dejó la caja
en el piso de la sala, luego, me siento en el sofá—. Pero sí, he estado con un chico
de granja. Varias veces en realidad.

—¿Qué significa eso? —Deja caer la caja que llevaba y va hasta el sofá—. No
puedes decir algo así y no decir algo más.

—Nop. Lo siento. —Puse los pies sobre la mesa de café—. No puedo decir
nada.

—¿Fue un trío? ¿Con dos tipos? —Arruga el rostro—. Ahora eso no sería sano
en absoluto.

Me río.
22
Página

—No fue un trío. Solo estaba dejándote saber que era más escandaloso de lo
que era, con el fin de ensuciar mi imagen sana. —Tomo un cojín del sofá, tirando
de una cuerda floja a lo largo de la costura—. Solo quería decir que he tenido
novios que crecieron en granjas.

Levanta las piernas y las cruza por delante en el sofá.

—¿Ibas enserio con cualquiera de estos tipos?

—Um, sí, supongo. Salí con uno de ellos durante casi un año.

—Háblame de él.

Puse la almohada a un lado.

—Prefería no hacerlo.

—¿Por qué? ¿Te engaño?

—No. Es solo que no me gusta hablar de él.

Alguien llama a una puerta en el pasillo. Y me levanto del sofá.

—Tengo que irme. El chico de la pizza está aquí. Oye, ¿quieres acompañarme?
Tengo una grande.

—¿Me estás ofreciendo la cena? —Se levanta de un salto del sofá—. ¡Eres tan
dulce! He decidido que amo a la gente de Indiana.

Me río.

—¿Y de dónde eres tú?

Suspira.

—New Haven. Nunca lo he dejado. Probablemente nunca lo haré.

Camino hacia la puerta.

—Ven. No te preocupes por las bebidas. Tengo pop fría en la nevera.

—¿Que es pop? —La oigo decir a medida que avanzó en el pasillo.

—¡Soda! —digo detrás de mí.


23

Siempre lo olvido y digo ‗pop‘ y las personas de aquí no tienen idea de lo que
estoy hablando. Una vez lo pedí en un restaurante por el campus y el camarero me
Página
dijo que no venden paletas heladas. Desde entonces, me aseguré de pedir siempre
una soda, pero en la conversación diaria a veces me olvido y lo llamo ‗pop‘.

El chico de la pizza espera con impaciencia a mi puerta.

—Son $ 11,59.

—Sí, lo siento. —Me muevo más allá de él cuando no se mueve y desbloqueo


la puerta. Entro, agarro un poco de dinero en efectivo, y se lo doy en la mano—.
Quédate con el cambio.

Tomo la pizza y se da vuelta y camina por las escaleras, contando el dinero.

Shelby aparece en el pasillo y vamos dentro de mi apartamento.

—Un bonito lugar —dice en tono de broma, ya que el mío se ve exactamente


igual que el suyo. Mismo diseño. Muebles iguales. El mismo color de las paredes.

—Sí, pensé que te gustaría. —Coloque la pizza en la encimera de la cocina—.


Si quieres, puedo ayudarte a diseñar el tuyo.

Se ríe mientras encuentra algunos vasos en el armario. Los llena de hielo


mientras agarra la soda de la nevera.

—¿Quieres comer delante de la televisión? —pregunta.

—Claro, eso está bien. —Agarro algunos platos y servilletas.

Toma una rebanada de pizza.

—Gracias por la cena. Estaba hambrienta.

Llevamos nuestros platos y vasos de soda al sofá. Le paso el control remoto.

—Eres mi invitada así que puedes elegir lo que veremos.

—¿En serio? —Niega con la cabeza—. Eres demasiado dulce. No puedo creer
que aún seas así después de estar aquí un año.

Me encojo de hombros.

—Solo estoy siendo amable. Eso es todo.


24

Pasa a través de los canales, parando en una película.


Página
—Mira. Es una de esas películas románticas hecha para la televisión. Son tan
malas y sin embargo, por alguna razón, las amo.

—Yo también. Vamos a ver eso.

Después de unos minutos, ambas decimos—: Triángulo amoroso.

Se ríe, apuntando a la pantalla.

—Lo sabía tan pronto como ese tipo fue contratado en el restaurante.

—Lo sé. Él estaba definitivamente coqueteando con ella.

—¿Por qué estas películas siempre tienen un triángulo amoroso? La mayoría de


las chicas tienen suficientes problemas para encontrar un solo hombre. ¿Quién
demonios tiene dos tratando de salir con ellas?

—Supongo que es por eso que es en las películas. En realidad, no sucede en la


vida real. —La película va a una pausa comercial y yo a su vez me volteo hacia
Shelby—. ¿Así que tienes un novio?

—No. —Toma un sorbo de su soda—. No estoy realmente en las relaciones.


Solo tengo citas.

—¿Cuándo fue la última cita a la que fuiste?

—No recuerdo. —Toma el control remoto y cambia a un canal diferente—. No


me gusta esperar que los comerciales acaben.

—¿Fue hace tanto tiempo?

—¿Qué?

—La última vez que fuiste a una cita.

Cambia de nuevo a la película.

—No voy a muchas citas. La mayoría de los chicos son imbéciles. Es difícil
encontrar los buenos. —Sus ojos permanecen en el televisor.

No parece cómoda hablando de esto. Me pregunto por qué. Tal vez ha sido
herida en el pasado y está tomando un descanso de las citas.
25

Como que soy así también. Después de que Adam y yo nos separamos, quería
Página

renunciar a las citas. No veo el punto. Nunca podría tomarlo en serio. Ni una sola
vez el chico descubrió que no podía darle lo que finalmente querría. Pero luego
pensé que si un chico realmente me gustaba, tal vez no importaría. Tal vez estaría
bien con él.

A pesar de decírmelo, todavía tengo un tiempo difícil con las citas. Salí con un
chico de Yale el año pasado pero no fuimos más allá de un par de citas. Entonces
salí con un tipo que entró en el museo. Es maestro y llevó a su clase de segundo
grado allí para una visita guiada. Era un gran tipo, pero en nuestra tercer cita me
dijo lo mucho que ama a los niños y quiere al menos cuatro suyos algún día. Así
que terminó.

Está bien. No necesito un novio. Realmente no tengo tiempo para uno de todos
modos. Estoy demasiado ocupada con la escuela y el trabajo.

Shelby apunta a la televisión. La película acaba de terminar y los créditos están


rodando.

—¿Crees que debió escoger a Luke?

Luke es el amigo de la infancia del personaje principal y parte del triángulo


amoroso.

—No. No se sentía atraída por él. Ella lo ama, pero solo como un amigo.

—Sí, tienes que tener química con una persona o no va a funcionar.

—Y si solo tienes química, pero nada más, no funciona bien tampoco.

He tenido ambos escenarios. No tenía nada más que chispas con mi primer
novio serio pero no éramos realmente amigos. Y luego, con Adam, teníamos
amistad, pero no chispas.

—¿Cómo las personas adecuadas siempre se reúnen? —pregunta.

—¿Qué quieres decir?

—Parece imposible encontrar a alguien que desees como un amigo, sino que
también te atrae locamente. ¿Y esa persona simplemente resulta vivir en la misma
ciudad que tú? ¿Y simplemente te encuentras con él de alguna manera?

—Cuando lo pones de esa manera, parece imposible.

—Tal vez nuestras perfectas coincidencias están al otro lado del mundo y
nunca los encontraremos.
26
Página

—Eso es deprimente.
Suspira.

—Sí. Totalmente.

—Necesitamos helado. Y galletas. ¿Quieres un poco? Comí un poco antes, pero


estoy derrochando esta noche.

—¿Galletas y helado? —Se ríe—. Eres tan condenadamente agradable.

Me río también.

—¡Deja de llamarme así!

—Está bien, ¿pero puedo llamarte la chica de granja? —Se encoge como si
fuera a golpearla.

En broma la empujo.

—¡No! Puedes llamarme Rachel. Eso es.

Cuando voy a conseguir helado, se dirige hacia la puerta.

—Shelby, ¿a dónde vas?

Se detiene a medio camino hacia la puerta.

—Necesito un poco de alcohol. Toda esta dulzura me hace anhelar un trago de


licor fuerte. Pero voy a traer un poco de vino para tu paladar más sofisticado.

—¿Sofisticado? No soy sofisticada.

—Vas a Hirshfield, querida —lo dice como los ricos hablan en la televisión—.
Eso significa que eres sofisticada.

Niego con la cabeza, sonriendo, mientras desaparece en el pasillo. Me gusta


Shelby. Es graciosa. Ya puedo decir que nos llevaremos bien. No solo como
vecinas, sino como amigas. No tengo muchos amigos aquí. El año pasado pasaba el
rato con las personas en mi programa de maestría. Nos gustaba ir a cenar o a tomar
algo, pero no los llamaría amigos. Más compañeros de clase. Y todos terminaron el
programa en mayo pasado, por lo que para este momento ya han encontrado
trabajo y se alejaron. Mi programa de postgrado se supone que es solo un año, pero
debido a que tenía que trabajar, no fui capaz de tomar clases suficientes para
terminar a tiempo.
27
Página

—Lo siento, solo tengo cerveza. —Shelby aparece con un paquete de seis.
—La cerveza no va con el helado.

—Entonces vamos a comer helado y luego tomamos las cervezas. Necesitan


enfriarse de todas formas. —Las pone en mi nevera, luego saca un localizador. Lo
comprueba y su rostro decae, sus ojos vidriosos.

—¿Qué pasa?

Suspira pesadamente.

—Nada.

—¿Por qué tienes un localizador?

—Mi mamá me hizo conseguir uno. No estoy mucho en casa y le gusta ser
capaz de llegar a mí.

Y pensé que mi mamá era sobreprotectora. No me gustaría que me hiciera


llevar un localizador conmigo donde quiera que vaya.

—¿Qué deberíamos ver ahora? —pregunta—. ¿Tienes alguna película?

—Sí, en la canasta al lado del televisor.

Camina hacia allí y noto la tensión en su cuerpo, la rigidez en sus hombros.


Quien sea que la localizó debe haber sido alguien de quien no quería saber. ¿Tal vez
un ex?

Mientras está mirando a través de las películas, su localizador se enciende de


nuevo. Lo comprueba y su cuerpo se vuelve aún más tenso.

—Mierda —murmura.

—¿Qué pasó?

Regresa a la cocina.

—Tengo que irme.

—¿Qué pasa con el helado? —Señalo los dos cuencos que están repletos de
helado y galletas desmenuzadas.

Coge la cuchara y toma un gran bocado.


28

—Me encanta, pero no puedo comer ahora mismo. ¿Puedes ponerlo en el


Página

congelador y lo tomaré mañana?


—Um, seguro.

—Gracias por la pizza. Voy a pagar por la siguiente. Te veré más tarde.

Corre fuera de la puerta. Compruebo el reloj. Son más de las diez. ¿A dónde irá
tan tarde? ¿Y por qué reacciona de esa manera cuando le llega un mensaje? Su
mano temblaba cuando cogió la cuchara para comer su helado. Algo está pasando
con ella.

29
Página
Pearce

M
i atención divaga mientras mi padre canturrea sobre una disputa de
contacto que estamos teniendo con uno de nuestros distribuidores. Estoy
sentado en una sala de juntas con otros ocho hombres, de los cuales todos
son al menos treinta años mayores que yo. Pero como el hijo del dueño, se me
permite sentarme en estas reuniones. En realidad, ―permitir‖ implicaría que quiero
estar aquí. ―Forzar‖ es una termino más preciso.

Tengo cero interés en químicos, la fabricación o distribución de ellos. Pero ese


es el negocio en el que estamos y por lo tanto, estoy esperando ser parte de ello y
algún día hacerme cargo del mismo. La última cosa que quiero hacer es dirigir la
compañía de mi padre pero no tengo ninguna opción. Incluso si mi padre me
permitiera zafarme de mis obligaciones, la organización secreta a la que pertenezco
va a obligarme a dirigir la compañía.

Ya que mi padre y yo somos miembros, la organización tiene un completo


acceso a los productos que fabricamos. Ellos pueden tomar cualquier químico que
quieran y usarlo para cualquier propósito que decidan. Algunas veces nos dicen
cuáles son esos propósitos y otras veces no. No es nuestro lugar preguntar, así que
no lo hacemos.

Si alguien que no sea mi padre y yo fuera a dirigir Kensington Chemical, ellos


averiguarían qué estaba pasando y no le permitirían continuar. Ese es el por qué la
compañía debe permanecer en la familia, pero no estoy planeando tener hijos así
que cuando esté acabado, otro de los miembros tendrá que hacerse cargo.

—No estoy negociando más allá con él —dice mi padre a Richard, el hombre
sentado a mi lado—. Dile que esos son los términos. Y si no está de acuerdo, dile
que nuestra relación termina cuando concluya el contrato.

—Pero es nuestra única opción en el suroeste —dice Richard—. Y él sabe eso,


lo cual es el por qué está jugando duro.

Mi padre golpea su puño sobre la mesa. —NO daré marcha atrás. ¡Oblígalo a
30

aceptar nuestros términos o estás despedido!


Página
Los hombres en la mesa miran a mi padre con miedo en sus ojos. Richard está
demasiado asustado como para hablar. Soy el único que está relajado, tomando
notas en un bloc. Estoy acostumbrado a que mi padre actúe de esta manera y sus
empleados deberían estar acostumbrados a ello también, pero por sus reacciones,
claramente no lo están.

—¿Cuáles son sus términos? —le pregunto a Richard.

Él hace una pausa, como si tuviera miedo de responder, pero luego dice—:
Quiere que contribuyamos a sus costos de seguro. El costo para asegurar camiones
que transportan químicos es extremadamente alto y continúa subiendo cada año.

Me giro hacia mi padre. —¿Parece irrazonable para una solicitud?

Mi padre me dispara una mirada de mantente callado. Me gritará más tarde


por esto. Nunca se supone que cuestione su autoridad, especialmente frente a otras
personas. Pero si voy a conseguir algo de respeto en esta compañía, necesito
comenzar compartiendo mis opiniones e ideas. No puedo solo sentarme en estas
reuniones y nunca decir nada.

—Podemos ofreces pagar el veinte por ciento de sus costos de seguros —digo—
. Pero en retribución, necesitan encontrarnos de cualquier manera muchos nuevos
clientes para cubrir nuestros costos para el seguro. Quizás podríamos cubrir más
que nuestros costos. Quizás podríamos hacer dinero con esto.

La habitación está en silencio. Mi padre deja que el silencio continúe por un


tiempo bastante largo, luego dirige su atención al CFO3, que está sentado al final de
la mesa.

—Cavernaugh, realiza un análisis de los costos-beneficios del escenario que


Pearce acaba de describir. Tráemelo dentro de la hora. —Mira al hombre junto a
Cavenaugh—. Saunders, necesito un desglose detallado de nuestras ventas y
ganancias en el suroeste y una línea de tiempo de cuando vencen nuestros
contratos. —Por último, mira a Richard—. No creas que esto significa que
mantendrás tu trabajo. Pearce solo te ha comprado tiempo. Si decidimos seguir
adelante con esto, necesitaras conseguir un distribuidor que acepte nuestros
términos revisados. Si no lo hacen, estarás en la calle. —Se pone de pie—. Pearce,
ven conmigo.

Lo sigo fuera de la sala y por el pasillo hasta su oficina. Cuando llegamos allí
me quedo de pie, preparándome para la pelea estamos a punto de tener. Sé que está
furioso conmigo, pero tenía que decir algo en esa reunión. No puedo seguir
31

3
CFO: son las siglas en ingles de Chief Financial Officer, lo que sería equivalente a Director
Página

financiero.
trabajando aquí y nunca ofrecer mi opinión. No puedo permanecer callado hasta
que mi padre se retire y luego asumir el control como CEO. Nadie me escuchará
nunca.

Él cierra la puerta y camina hacia la ventana, su espalda hacia mí. —Ese fue un
enfoque interesante el que acabas de tomar. Ofreciendo tu opinión cuando no fue
solicitada.

—Simplemente hice una pregunta y proporcioné una opinión al respecto. Fue


solo una sugerencia. La decisión final sobre el asunto aún es tuya.

—Fue una sugerencia viable. Una que merece ser considerada. —Se vuelve
para enfrentarme, sus ojos estrechados—. Dicho eso, nunca me vuelvas a retar de
nuevo frente a nuestros empleados.

—No estaba retándote. Estaba…

—¡NO he terminado de hablar! —Da un paso más cerca de mí—. Me atrapaste


fuera de guardia y no tolero semejante comportamiento. ¡No seré visto como un
tonto! ¡Soy el dueño y CEO de esta compañía y mi autoridad no será desafiada!
Especialmente por algún niño sin experiencia.

—No soy un niño. Soy un hombre adulto con un MBA de Harvard. No soy
estúpido y no voy a actuar como si lo fuera. Tengo ideas para cómo hacer de esta
compañía mejore y no voy a esperar hasta que te retires para ofrecer esas ideas.

Mi padre toma una profunda respiración, tratando de calmarse. A él no le


gusta mostrar emociones, incluso la ira. Cree que al hacerlo, demuestra una falta de
autocontrol y él es un hombre que tiene que estar bajo control. Así que
cuando demuestra furia, quiere decir que está más allá de furioso. Pero justo ahora,
no está en ese punto.

—Si tienes algo que compartir —dice—. Una idea. Una proposición. Estoy
abierto a escucharla. Pero no las ofrecerás en una posición pública. Vas a discutirlas
aquí, en mi oficina, o en cualquier otro lugar privado.

—Si voy a ser CEO algún día, necesito comenzar a ganar algo de respeto, no
solo con nuestros empleados, sino con nuestros clientes y la industria en conjunto.
Y nunca ganaré ese respeto si tú no me permites compartir mis opiniones o
recomendaciones con otros. Necesito poseerlas, necesito personas que sepan que
vinieron de mí.
32

Él reflexiona eso por un momento, luego dice—: En el futuro, ofrecerás


cualquier y todo pensamiento e ideas conmigo en privado. Si estoy de acuerdo con
Página

ellas, discutiremos las formas de presentarlas en un lugar público que no dañe mi


reputación o cuestione mi autoridad. Si decido presentarla como mías propias, lo
haré. Y no dirás lo contrario. ¿Entiendes?

No es lo que quiero pero es un comienzo. Al menos por ahora conseguiré


crédito por un par de mis ideas.

—Sí. Entendido.

—Mañana nos reuniremos para el almuerzo en el comedor privado y voy a


evaluar cualquier otra sugerencia que tengas.

Nunca pregunta si estoy disponible. Siempre organiza las cosas en mi horario


como si mi tiempo fuera suyo.

—No puedo mañana. Voy dar una conferencia en Yale al medio día.

—¿Por qué vas dar una conferencia en Yale?

—Me pidieron que tomara parte en su serie de conferencias. Les pidieron a


varios de sus alumnos, todos de diferentes especialidades.

—¿Cuál es la temática de tu conferencia?

—La ética en los negocios y cómo han evolucionado con los tiempos.

Se ríe, pero es una risa corta. Normalmente no se ríe. —Ética. Interesante.

Dice eso porque nuestra compañía carece de ética. Engañamos, mentimos y


hacemos cualquier otra cosa que tengamos que hacer para ganar dinero.

—Bien por ti, hijo. —Toma asiento detrás de su escritorio—. Esas serán buenas
relaciones públicas para nosotros. Hazlos pensar que estamos siguiendo las reglas.
Cuando esos estudiantes salgan al mundo real, aprenderán por si mismos que tener
ética es la manera más rápida de poner tu compañía fuera de los negocios.

—Sí, bueno, necesito volver a trabajar. —Lo dejo mientras todavía está de un
humor decente. No esperé que esto terminara tan bien. Parecía de acuerdo con que
necesito comenzar a tomar una postura de trabajo, hacer conocer mis opiniones.

Mi padre raramente está de acuerdo conmigo. O si lo hace, tarta de esconder el


hecho de que está de acuerdo conmigo. Para él, estar de acuerdo conmigo es ceder
el control, y él nunca cede el control. Ese es el por qué hizo esas condiciones,
diciéndome que tengo que reunirme con él en privado antes de presentar mis ideas
33

en público. Pero antes en esa reunión, me hice cargo. Hice lo que quería hacer, a
Página
pesar de saber que habría consecuencia. Fue una pequeña victoria para mí. Le hice
frente a mi padre. Y gané.

Se sintió malditamente bien. Finalmente me sentí como si fuera yo mismo por


una vez en lugar de solo el hijo de Holton Kensington. Se sintió bien desafiarlo. Y
ganar. Necesito hacer eso de nuevo.

Reproduzco esa reunión en mi cabeza y me da un golpe de adrenalina tal que


no puedo sentarme por más tiempo en mi escritorio. Son las 5:30 y normalmente
estaría trabajando hasta las ocho o nueve, pero está noche necesito salir de aquí y
celebrar mi pequeña pero importante victoria.

Conduzco hacia uno de mis restaurantes de mariscos favoritos.

—¿Le gustaría su mesa habitual, señor Kensington? —pregunta la anfitriona


cuando llego.

—Sí, pero primero tomaré una copa en el bar.

—Por supuesto. —Sonríe—. Adelante.

El restaurante se encuentra concurrido para un martes por la noche, por lo que


me sorprende que me esté dejando quedarme con la mesa sin una reservación. Eso
solo demuestra el poder que viene con ser un Kensington.

—Un whisky, por favor —le digo al barman—. Solo.

Él asiente como si ya lo supiera. No suelo sentarme en el bar pero he visto a


este barman antes. Es un hombre de mi edad. He notado que nunca me mira
directamente. Siempre parece nervioso a mí alrededor. No sé por qué.

—Pearce Kensington. —Escucho la voz de una mujer y siento su mano sobre


mi hombro.

Me volteo para ver a una mujer ligeramente mayor que yo llevando un vestido
negro y tacones extremadamente altos. Su cabello rubio es corto, delineando su
pequeño rostro.

—Sí. ¿Y tú eres?

—Rielle Hanniford. Futura CEO de The Hanniford Group.

Sonrío ante su confianza. —¿Es eso así?


34
Página
The Hanniford Group es una firma de inversión muy exitosa, con sede en
Greenwich. El padre de Rielle es el CEO y ella tiene tres hermanos mayores,
quienes quieren el puesto cuando él se retire. Conocí a sus hermanos en una fiesta
en los Hamptons algunos años atrás pero nunca conocí a Rielle.

Toma el asiento junto a mí en el bar. —¿Está dudando de mis habilidades?

—En absoluto. ¿Su padre se retirará pronto?

—Lo está considerando. Le gustaría entrar en la política.

—¿En qué cargo?

—Está deseando presentarse como candidato a presidente.

—Eso es ambicioso. —Tomo un trago. Si ella solo supiera el desperdicio de


esfuerzo que sería eso, podría ahorrarle a su padre un montón de tiempo y dinero.

—Somos una familia competitiva. —Su pierna se frota contra la mía—.


Ponemos la vara alta y vamos tras lo que queremos, y es por eso que planeo asumir
el puesto de CEO.

—Tendrás que competir con tus hermanos por ello. He oído que son muy
competitivos.

—Demasiado competitivos para su propio bien. Es por eso que pasaré sobre
ellos y tomaré la empresa. También soy mucho más persuasiva con los clientes. —
Frota mi brazo y sonríe.

Me volteo hacia el bar, haciendo girar mi escocés en el vaso. —Mis necesidades


de inversión ya están atendidas.

—¿Están tus otras necesidades siendo atendidas?

Tomo un trago. Apenas he estado aquí por cinco minutos y ya me han ofrecido
sexo. Otra ventaja de ser un Kensington.

Ella aún está esperando por una respuesta, por lo que digo—: No tengo
relaciones.

—Bien. Porque yo tampoco. —Hace señas al barman—. Escocés y agua.

Él vierte el trago, y mientras lo hace, considero su oferta. Lo seguro de hacer es


35

apegarme a la chica que ha sido pre-aprobada. La que trabaja para nosotros. Pero
Página
sé de muchos miembros que van fuera de la lista pre-aprobada. Y esta noche, me
siento listo para probar algo nuevo.

Bebo mi escocés. —Déjame ver tu identificación.

—¿Qué? —Ella ríe—. ¿De qué estás hablando?

—Necesito saber que eres quien dices ser. Necesito tu identificación antes de
continuar.

—¿Estás hablando enserio?

Soy una persona que toma riesgos pero no soy estúpido. Por todo lo que sé,
esta mujer podría ser cualquier prostituta o alguien intentando obtener dinero o
intentando quedar embarazada para luego poder obtener dinero.

Espero a que saque su cartera. Me enseña su licencia de conducir y la tarjeta de


identificación que utiliza para acceder al edificio de oficinas de su padre. Tiene su
nombre y foto en ella.

—¿Feliz ahora? —Finge estar ofendida pero creo que está encendida. Algunas
mujeres pueden creer que soy un cabrón, pero a muchas otras mujeres les gusta un
hombre que dice lo que piensa.

No juego con las mujeres. Les digo lo que quiero y no dejo lugar a la
interpretación. Si no les gusta, pueden irse. No estoy buscando una novia o una
esposa. Esto es solo dos personas satisfaciendo las necesidades del otro.

—Vamos. —Lanzo un billete de cincuenta sobre el mostrador, luego me paro


junto a Rielle, agarrando su codo mientras me inclino para hablar en su oído—. No
me gusta esperar.

Sonríe mientras la ayudo a bajarse del taburete. Dejamos el restaurante y


vamos hacia nuestros autos. La sigo a su casa en lugar de ir a la mía. No quiero que
sepa dónde vivo, e ir a su casa será otra verificación para ver si es una Hanniford.
Cuando llegamos, descubro que vive en la finca Hanniford, pero en una casa de
huéspedes, no en la casa principal.

—¿Esto fue otra prueba? —pregunta cuando salgo de mi auto—. ¿Venir a mi


casa en lugar de la tuya?

—Uno nunca puede ser demasiado cuidadoso.


36

Caminamos al interior de su casa, la cual es grande para ser una casa de


Página

huéspedes. Esta toda decorada en blanco. Paredes blancas, sillas blancas, una
alfombra de felpa blanca, y un sofá blanco sobrecargado de cosas. Es demasiado
blanco.

—¿Puedo traerte algo? —Está parada frente a mí, aflojando mi corbata—.


¿Quizás otro escocés?

—No estoy aquí para beber. —Me quito el saco del traje y lo arrojo sobre el
respaldo del sofá. Veo la habitación principal en la parte posterior—. Vamos.

—Eres todo negocios, ¿no es así?

La guío hacia la habitación, y una vez estamos allí remuevo el resto de mis
ropas antes de que Rielle intente hacerlo. No me gusta que las mujeres me
desvistan. Es demasiado íntimo. Lo mismo con besarse. Intento evitarlo cuando es
posible, lo que no es un problema cuando estoy con una de las asociadas. Ellas irán
por cualquier cosa. Pero Rielle esperará un beso.

Ella se voltea y desabrocha su vestido. Debajo está usando lencería muy


costosa. Lo sé porque compramos la misma lencería para las asociadas. Los
miembros no quieren que se vean como prostitutas baratas por lo que les
proporcionamos ropa interior de alta gama y ropas que son solo para ser usadas con
nosotros.

Rielle se voltea hacia mí y se estira para besarme mientras deslizo su ropa


interior fuera. Tiene un gran cuerpo pero sus pechos son definitivamente falsos. No
creo haber estado nunca con una mujer que no tuviera pechos falsos, aparte de
Kristina, pero ella no cuenta.

Rielle se encuentra dándome duros y frenéticos besos, su lengua azotando


dentro de mi boca. Es una besadora horrible. Y me tenso cuanto más esto dura. Yo
no beso, y no me gusta ser besado, especialmente por alguien quien ni siquiera sabe
cómo hacerlo.

Necesito acelerar las cosas, por lo que la levanto y la coloco sobre la cama. El
condón ya está en mi mano. Lo dejé en el bolsillo de mi pantalón antes de salir del
auto por lo que no tendría que excavar a través de mi cartera más tarde. Siempre
proporciono los condones. No quiero a una mujer haciendo agujeros en un condón
con la esperanza de quedar embarazada. Eso le sucedió a uno de los miembros
años atrás, que es por lo que mi padre me enseñó a llevar mis propios condones.

Abro el sobre y me lo pongo.


37

—Pearce, aún no. —Rielle hace pucheros, lo que encuentro molesto—. Apenas
me has besado.
Página
Ella está necesitada. Odio a las necesitadas. Si hubiera sabido esto acerca de
ella, no habría venido. Considero irme, pero realmente podría usar esto ahora.

—No puedo evitar lo que me haces —digo, aumentando su ego—. No puedo


contenerme por más tiempo.

Sonríe. —Entonces hazlo.

Me coloco dentro de ella, moviéndome lentamente para darle tiempo a


aclimatarse. Teníamos un trato y ambos necesitamos obtener placer de esto. Me
estiro hacia abajo y la toco. Pero ella empuja mi mano y me tira más cerca, sus
uñas excavando en mi espalda, sus piernas rodeando mi cintura. Comienza a
decirme que vaya más rápido, así que lo hago, y antes de que lo sepa ella ha
terminado. O ella lo fingió o es realmente rápida para terminar. Espero a que
remueva sus uñas de mi espalda, luego termino lo que vine a hacer.

El sexo estuvo bien. Nada grandioso. Una vez más, cuando estás
acostumbrado a hacerlo con profesionales tienes expectativas más altas.

—Eso estuvo increíble. —Rielle toma mi brazo y se coloca debajo del mismo,
su cuerpo presionado contra mi lado. No me gusta. Otra vez, es demasiado íntimo.
Vine aquí por sexo, no por caricias. No soy la clase de quedarme en la cama y
sostener a una mujer en mis brazos. Cuando el sexo ha terminado, me levanto y me
voy. O si estoy con una asociada, ella sabe que debe irse cuando ha terminado.
Excepto por Sophia, quien no siguió el protocolo.

—Debo irme. —Tomo mi brazo de vuelta y salgo de la cama.

Ella lucha por levantarse, la sábana atrapando sus piernas. —¿Por qué no
cenamos, y más tarde hacemos esto otra vez?

—No puedo —digo mientras me pongo los pantalones—. Necesito prepararme


para una reunión que tengo mañana.

Ahora estoy lamentando que haya pasado esto. No merecía la pena. Rielle me
está mirando como si fuese un cabrón por dejarla así. No está bien que haga eso.
Fui claro acerca de cómo iba a ser esto y ella no podía ir y cambiar las reglas una
vez se había hecho.

En el momento en el que estoy vestido, vuelvo a la sala de estar.

Rielle me sigue, llevando un albornoz blanco. —¿Puedo darte mi número?


38

—Te dije que no tengo relaciones. —Cojo la chaqueta de mi traje del respaldo
Página

de la silla y me pongo los zapatos.


—Está bien. Entonces adiós. Ten una buena vida.

Baja la mirada hasta el suelo. Quiere que sienta pena por ella, esperando que
eso me haga aceptar volver a verla. Las chicas me hacían esto en la universidad y
caí por ello en varias ocasiones. Pero ahora soy más listo. Rielle sabía lo que era
esto.

—Adiós, Rielle. —Voy directamente a mi auto.

Me estoy muriendo de hambre por haberme saltado la cena, por lo que me


detengo en un restaurante, como rápidamente y vuelvo a mi loft.

Así no era como quería que fuese mi tarde. Se suponía que iba a salir a celebrar
mi triunfo en el trabajo, pero en vez de eso estoy en casa, sintiéndome culpable por
algo por lo que no debería. Esto es por lo que uso el servicio y evito tener citas
reales y relaciones reales.

Al día siguiente llego temprano al trabajo para adelantar algunas cosas antes de
tener que irme a Yale. El evento empieza al mediodía pero es un trayecto de
cuarentaicinco minutos en auto hasta New Haven y no quiero llegar tarde.

Estoy deseando ir. A diferencia de la mayoría, en realidad disfruto al hablar en


público. Lo he hecho durante años en varios eventos y estaba en el equipo de
debate en el instituto. Nunca he dado un discurso sobre la ética en los negocios,
pero no estoy preocupado. Solo diré las cosas que aparecen en todos los libros de
negocios sobre ética. Como dijo mi padre, poca gente tiene ética en sus negocios,
pero los estudiantes siguen estando obligados a aprender sobre ella.

Llego a Yale a las 11:45, más tarde de lo que planeé, pero me encontré con algo
de tráfico en el camino. Preparo mis cosas en el podio, que está enfrente de una
gran sala de conferencias con asientos escalonados. Los estudiantes ya han llenado
las primeras cinco filas, comiendo sus almuerzos mientras esperan a que empiece.
Esta serie de conferencias están abiertas para cualquiera que quiera venir pero
supongo que todos los que están aquí están en la escuela de negocios.

Parece que han pasado siglos desde que vine aquí como estudiante. He visto y
hecho un montón de cosas en los años que han pasado. Cosas que me han hecho
madurar muy por encima de mis veinticinco años.

Al mediodía, uno de los profesores de negocios me presenta y comienzo mi


discurso. La ética es un tema aburrido por lo que intento hacerlo interesante
añadiendo ejemplos del mundo real, citando empresas que se han encontrado hace
39

poco con el agua al cuello por haber faltado a la ética. Parece mantener la atención
Página

de los más o menos ochenta estudiantes que están en la audiencia. El discurso solo
dura media hora, seguido por preguntas, pero a las 12:15 veo como se abre la
puerta de la sala y entra alguien. A las personas se les permite entrar y salir como
quieran, pero la interrupción me molesta.

Sigo hablando, pero mi mirada sigue a la persona que ha llegado tarde. Es una
mujer joven, probablemente de veintipocos años. Es alta, con el cabello largo y
castaño y lleva un vestido amarillo. Encuentra un sitio en la parte de atrás.

—Y con los últimos incidentes en la contabilidad… —Me detengo cuando veo


el rostro de la mujer. Es increíblemente hermosa. Arrebatadora. Hasta el punto en
que no puedo quitarle los ojos de encima.

Su atención se enfoca en el podio y me doy cuenta de que he parado de hablar.

—Perdonen. —Aclaro mi garganta y tomo un trago de agua, haciendo como si


la pausa fuese a propósito—. Como estaba diciendo, los recientes escándalos en
el…

Ella se inclina hacia delante para sacar un bolígrafo de su bolso, su cabello


cayendo por sus hombros. Lo retira cuando se vuelve a sentar, sus ojos volviendo al
escenario y encontrándose con los míos. Sonríe ligeramente y me encuentro
haciendo lo mismo.

Alguien tose en la primera fila, haciendo que devuelva mi atención al resto de


las personas en la sala. Mierda. He vuelto a parar y no quería hacerlo. ¿Qué me
pasa hoy? Normalmente no me desconcentro así. ¿Y por qué me siento sin aliento?
Siento como si mi corazón estuviese acelerado. Puede que haya bebido demasiado
café esta mañana.

Mi mirada sigue volviendo a esa mujer, y me obligo a mí mismo a alejarla para


poder terminar mi discurso sin distracciones.

A las 12:30 es la hora de las preguntas y un estudiante de los de delante alza su


mano.

—Adelante —le digo.

—¿Cómo de lejos cree que el gobierno debería llegar a la hora de castigar


prácticas poco éticas en empresas privadas?

Mientras habla, mi mirada vaga de vuelta a la mujer y olvido la pregunta. —


¿Podrías repetirlo, por favor?
40

Lo hace, y esta vez mantengo mis ojos en la primera fila y le contesto.


Página
Después de algunas preguntas más el profesor dice que solo queda tiempo para
una más. La mujer en el vestido amarillo alza su mano. Ignoro el resto de manos y
la selecciono para que hable.

—¿Por qué cree que a las empresas les cuesta tanto tener una buena ética?

Tiene una voz agradable. Al igual que su rostro. Suave. Inocente. Y aun así
seductor.

Necesito contestar a su pregunta pero no tengo una respuesta, al menos no una


que sea políticamente correcta.

—No pretendo sonar inocente —dice ya que no la he contestado—. Solo creo


que es triste que tengamos que dar una clase y conferencias de cómo actuar de
forma ética. Debería ser algo que tuviésemos todos. No algo que deba ser enseñado.

—Estoy de acuerdo —digo—. Pero por desgracia, el dinero es un motor


poderoso que impulsa la conducta, y el dinero es el combustible de los negocios.
Cuando el dinero está involucrado, la ética puede cuestionarse y a la gente le cuesta
discernir lo que está bien de lo que está mal, por eso enseñamos ética para eliminar
cualquier atisbo de duda. Por supuesto, al final, la gente hará lo que quiera hacer.

Ella asiente y el profesor se acerca al podio, señalando el final de la


conferencia. Me da las gracias por mi tiempo y despide a los estudiantes.

Todos abandonan la sala excepto la mujer con vestido amarillo. Escribe algo en
su cuaderno y lo guarda en su mochila. Recojo mis cosas y me dirijo a la salida,
encontrándome allí con ella. Sostengo la puerta abierta para que pase.

—Gracias. —Me sonríe y siento una sacudida en mi pecho. Ignoro la


sensación.

—¿Estás estudiando negocios? —pregunto, deteniéndola antes de que se aleje.

—No. Estoy estudiando una maestría en Historia Americana en la Universidad


de Hirshfield. Pero vivo cerca, por lo que a veces como en el campus de Yale.

—¿Y estás interesada en los negocios?

Mira hacia un lado, y se sonroja un poco.

—En realidad, tenía un poco de tiempo libre y esta conferencia estaba abierta al
público por lo que decidí venir a ver qué tal. —Vuelve a mirarme a los ojos. Los
41

suyos son de un maravilloso color azul. Como el cielo azul brillante en un día
Página
soleado—. Siento mucho haber llegado tarde. Leí mal el cartel. Creí que la
conferencia empezaba a las 12:15.

—Es un evento informal. Las personas pueden entrar y salir. —No puedo dejar
de mirar su rostro. Esos enormes ojos azules. Esos elevados pómulos. Esos suaves
labios rosados. Y esa sonrisa que podría iluminar toda una habitación. O puede que
sea ella la que esté iluminando toda la zona a mí alrededor. Ella emite una energía
que debe ser contagiosa, ya que ahora también la siento yo.

—Bueno, ha sido un placer conocerle, Sr. Kensington. —Extiende su mano.

Nos damos la mano y sonrío. —Es Pearce. Solo tengo veinticinco. Soy
demasiado joven para ser el Sr. Kensington a menos que seas uno de mis
empleados. El resto del mundo me llama Pearce.

—¿Solo tienes veinticinco? Pareces mayor. —Cuando se da cuenta de mi


expresión, dudando por su comentario, pone su mano en mi brazo—. Quiero decir,
no es que parezcas mayor. —Se da cuenta de que me está tocando y aparta
rápidamente la mano—. Es solo que has llegado muy lejos para tener solo
veinticinco años. —Me mira y sostenemos la mirada por un momento—. Bueno,
debería irme. Ten un buen día.

Empieza a alejarse y mi corazón se acelera en mi pecho, como lo hizo cuando


estaba dando mi discurso. ¿Qué me pasa? ¿Ahora tengo problemas cardíacos?

—Espera. —Saco una de mis tarjetas de la chaqueta de mi traje y se la tiendo—


. Si alguna vez tienes alguna duda sobre los negocios, siéntete libre de llamarme.
Normalmente estoy en mi oficina de seis a diez por lo que es el mejor sitio para
localizarme.

—¿Desde las seis de la mañana a las diez de la noche? Eso son dieciséis horas.
¿De verdad trabajas tanto tiempo? ¿Todos los días?

—Sí, pero trabajo menos horas los fines de semana.

—¿También trabajas los fines de semana? Guau, ahora me siento como una
floja. —Está sonriendo. Debe sonreír un montón—. Gracias por la tarjeta. Adiós,
Pearce.

—Adiós. Espera, ¿cómo te llamas?

Se da la vuelta pero sigue andando. —Rachel. Rachel Evans.


42

Rachel. Incluso me gusta su nombre.


Página
Veo como se aleja caminando, las ondas de cabello castaño oscuro flotando en
la espalda de su vestido amarillo de algodón. Mi mirada se centra en su estrecha
cintura y largas piernas morenas.

Mi corazón se acelera de nuevo. Creo que necesito ir al médico.

O puede que solo necesite volver a ver a Rachel.

43
Página
Rachel

C
amino fuera del edificio de negocios y voy directo a una banca a sentarme.
Estoy completamente sin respiración, mi corazón acelerando debido a estar
tan nerviosa.

Acabo de hablar con lo que decido es el hombre más caliente del planeta. Oh
mi Dios. Es absolutamente caliente. No hay duda de eso. No sabía que hicieran
hombres así.

De acuerdo con el cartel de promoción en la sala de conferencias, Pearce es un


graduado de Harvard y Yale y tiene una posición de nivel ejecutiva en Kensington
Chemical, la compañía de su familia. No sé mucho acerca de esa compañía salvo
que es muy grande y que la familia que la maneja es muy rica. El poster también
enumeró todas las revistas en las que han entrevistado a Pearce. Incluso ha sido
entrevistado en la televisión. Así que es inteligente, rico y muy conocido hombre de
negocios. ¿Por qué alguien como él habla con alguien como yo? No estoy diciendo
que no puedo creer que un chico como él podría siquiera notarme. Probablemente
está rodeado de ricas, hermosas y poderosas mujeres todos los días y yo solo soy
una ordinaria estudiante.

¿Por qué le hice esa pregunta? Debe de pensar que soy completamente ingenua.
Obviamente sé por qué las compañías no son éticas. Solo lo pregunte por que
quería ver lo que él diría. Pero ahora lamento decirlo. Debería haber llegado con
una mejor pregunta.

Y luego llegue tarde. ¡Que embarazoso! No me sorprende que se mantuviera


mirándome cuando llegue allí. Parece muy profesional. Apuesto que nunca llega
tarde a nada y probablemente se molesta demasiado cuando otras personas llegan
tarde.

Que horrible impresión hice. Normalmente suelo hacer una mejor primera
impresión.

Oh, bien. Nunca lo volveré a ver. Más tarde, olvidará incluso que existo. Del
44

mismo modo que estoy pensando que lo veo caminar fuera del edificio de negocios
Página

por la acera hacia el estacionamiento.


Es muy alto. ¿Tal vez 1.98? También es amplio, construido como un jugador
de fútbol. Cuando toque su brazo, era sólido. Tomo musculo. Me encantan los
hombres altos y fuertes. También el cabello oscuro, y el de él es abundante, oscuro
corto, pero no demasiado corto. Su rostro es rugoso, varonil, con una mandíbula
fuerte. Y sus ojos. No podía dejar de mirarlos. Son este increíble tono de azul. Casi
un azul grisáceo. Azul acerado.

Está ahora en el estacionamiento y mis ojos no le han dejado. Está llevando un


traje negro y encaja cada parte de él perfectamente. Me encanta un hombre en un
traje. ¿Pero este hombre en un traje? Demasiado caliente para las palabras. Lo veo
meterse en un Mercedes negro. Se coloca las gafas de sol y juro, se puso aún más
caliente. Ni siquiera estoy cerca de él y mi corazón late rápido.

Esto es ridículo. Nunca he reaccionado de esta forma sobre un chico. Mientras


se marcha, me levanto de la banca y camino de regreso a mi apartamento.
Conduzco hacia Hirshfield para mi clase de la tarde, luego de ir al museo y dar un
recorrido a un grupo de personas mayores de una residencia de ancianos. Hablé
realmente fuerte durante el recorrido pero no creo que muchos de ellos me
escucharan. Pero sonreían y estaban bien, así que tal vez al menos disfrutaron las
partes que escucharon.

Cuando llego a casa miro la televisión, entonces hago una lectura que fue
asignada para la clase de mañana. Pero me resulta difícil concentrarse por que no
puedo parar de pensar en Pearce. Estoy segura que tiene este efecto en todas las
mujeres, no solo en mí. Es inteligente, sofisticado y extremadamente guapo.

Uso esa excusa al día siguiente, casi tan bien para explicar por qué él aún está
en mi cabeza. No solo su apariencia se mantiene en mi pensamiento, sino también
su comportamiento. En nuestro corto encuentro, él comenzó siendo muy seguro,
pero no de una manera arrogante. Es más como que sabe lo que quiere y va tras
ello, lo que encuentro muy atractivo. Mantuvo sus ojos en mí todo el tiempo que
hablamos, mientras mis ojos se mantuvieron lejos de él. Tal vez por eso mi corazón
latía tan rápido a su alrededor. Tal vez me puso nervosa, mirándome fijamente de
esa manera.

Saco su tarjeta y tengo la necesidad de llamarlo. Pero ¿Qué le diría?


Probablemente él ya se haya olvidado de mí. Y ¿Por qué lo llamaría? No es como
me gustaría invitarlo a salir. Si lo hiciera, probablemente diría que no. Un chico tan
guapo como él probablemente ya tiene una cita con alguien. Además, no estoy
buscando un novio. A pesar de que ha pasado más de un año desde que Adam y yo
rompimos, no estoy lista para otra relación. Aún no. Puede que nunca.
45

La semana pasa y mis clases me mantienen ocupada mientras los profesores


Página

dan más tareas, incluyendo un proyecto de grupo que tengo que hacer con otras
cinco personas. No me gustan los proyectos grupales pero son comunes en la
universidad. A los profesores les gusta forzarnos a trabajar con nuestros
compañeros de clase pero es casi imposible encontrar un momento para conocernos
fuera de clase. Tenemos nuestra primera reunión el domingo, pero una persona no
se presenta. Ya estoy temiendo este proyecto grupal.

***

Ya han pasado siete días desde que fui a la conferencia en Yale y todavía estoy
pensando en Pearce. No tengo idea por qué. Tengo tantas cosas sucediendo que no
debería estar perdiendo mi tiempo pensando sobre un tipo que nunca veré de
nuevo. Pero mi mente solo continua imaginando esos ojos azul acero, hombros
anchos, esa profunda voz, el comportamiento seguro. Me mantiene ocupada hasta
el punto que no puedo pensar con claridad.

No le he dicho a Shelby sobre él. No quiero que piense que soy una de esas
chicas que se obsesionan con un chico, especialmente un chico que conocí una vez
y no hemos hablado desde entonces. Aun así, me muero por decirle sobre él. Tal
vez si lo hago. Él finalmente saldrá de mi cabeza.

Esta noche voy a la casa de Shelby para cenar. Me gusta pasar tiempo con ella,
es divertida pero también dulce, en su propia manera única. Trata de fingir que es
dura, pero realmente no lo es. Creo que actúa dura por que fue herida en el pasado.

Nos estamos convirtiendo en buenas amigas, pero no lo suficientemente buenas


para salir juntas todas las noches pero continua haciendo esa cosa donde se levanta
y sale repentinamente.

Le he preguntado repetidamente si tiene un novio y se mantiene diciendo que


no. No dice nada sobre sus exes, tampoco. Cada vez que esta conversación aparece,
ella cambia de tema. Me pegunto si tal vez realmente tiene un novio y es quien la
mantiene contactándola por localizador cada noche. Pero ¿por qué no me diría eso?
Tal vez no es una buena relación. Siempre se muestra nerviosa cuando su
localizador se apaga. Tal vez el chico es controlador o abusivo y siente que no
puede dejarlo. Espero que eso no sea verdad. Pero la manera en que da esa mirada
de pánico y deja todo y sale cada vez que el localizador se apaga me hace pensar
que es lo que está pasando.

No la presiono para hablar sobre eso porque no le he hablado de mi propia


historia así que no es realmente justo forzarla a hablar de ella. Pero estoy
preocupada por ella. Si está en peligro quiero ayudarla, pero no puedo hacer eso si
no me dice la verdad. Tal vez si le digo sobre mí podría abrirse y decime quien se
46

mantiene localizándola y porque se va casi todas las noches.


Página
A las 6:30, golpeo la puerta de Shelby. Cuando abre le lanzo un paquete de
hotdogs para acompañar los macarrones con queso que está haciendo. Es la única
comida que cualquiera de nosotros puede permitirse en este momento. Necesito
conseguir otro trabajo. No tengo las suficientes horas en el museo para hacer
suficiente dinero para pagar las cuentas. Vi que buscan ayuda en el supermercado.
Podría ir y llenar una solicitud.

—Hola. —Shelby sonríe y me entrega una cerveza.

—¿Estamos bebiendo esta noche? —Me siento en el taburete al lado del alto
mostrador que une la isla de la cocina.

—Estamos celebrando. —Toma un trago de su cerveza mientras revuelve la


pasta en la olla de agua hirviendo. Lleva una camiseta sin mangas y sus habituales
cortos muy cortos pantalones. Quisiera que se cubriera más. He visto a los chicos
en la calle fuera de nuestro apartamento mirándola y me hace preocuparme por su
seguridad, especialmente porque siempre sale por las noches.

—¿Qué estamos celebrando? —pregunto, bebiendo mi cerveza.

Se encoge de hombros. —No lo sé. Solo sentí ganas de tener una cerveza y
sabía que la señorita sana no le gustaría beber a mitad de semana a menos que
estemos celebrando algo.

—Solo porque yo no bebo durante la semana no significa que tú no puedas. El


alcohol me agota y no puedo estar agotada durante la semana. Tengo demasiado
que hacer.

Agarra una caja de galletas de queso de la alacena y las coloca entre nosotras.
Abre la caja y vierte un poco sobre el mostrador. —Los aperitivos. —Mete algunos
en su boca—. Ahora ¿Qué debemos celebrar? Inventa algo.

Tomo otro trago de mi cerveza, luego sonrió. —Está bien, esto es totalmente
estúpido y realmente no tengo nada para celebrar, pero…

No debería decirle esto. Estoy avergonzada de admitir que he estado


obsesionada con un tipo durante la semana pasada.

—Pero ¿qué? —Estalla un poco más de galletas en su boca—. Derrámalo,


Rachel. Puedo decir que estas muriendo por decir lo que sea que está a punto de
decir.
47

Todavía estoy sonriendo. Sonrió cada vez que pienso en Pearce. Esto es
patético. No sé qué está mal conmigo.
Página
—Conocí a un chico la semana pasada —digo, mis ojos sobre las galletas.
Tomo una y la como.

—¡Rachel! —Se acerca y bromeando empuja mi hombro—. ¿Está saliendo con


algún tipo y no me lo dijiste?

—No estoy saliendo con él. Es por eso que es estúpido incluso hablar sobre
ello. Pero la cosa es. No puedo dejar de pensar en él y me estoy volviendo loca.
Pensé que si el decirle a alguien acerca de él, tal vez podría sacarlo de mi cabeza.

—¿Qué aspecto tiene?

—Es caliente. Realmente caliente. Al igual que el chico más caliente que he
visto en mi vida. Chico ni siquiera es la palabra correcta. Es un hombre. Todo un
hombre. Cien por ciento varonil. Alto. Cabello oscuro. Ojos azul acero. Una voz
realmente profunda.

Me traslada hacia la sala de estar para sentarme con ella en el sofá. —¿Dónde
conociste a este chico? Es decir, ¿hombre?

—Él estaba en Yale la semana pasada dando una conferencia como parte de un
ciclo de conferencias en la escuela de negocios.

—Y ¿fuiste al discurso? Tú vas a Hirshfield.

—Cualquiera puede ir al ciclo de conferencias. Son abiertas al público. No


tenía planeado ir. Solo estaba allí porque era un buen día para salir, así que camine
hacia el campus de la Universidad de Yale a comer mi almuerzo.

—Pensé que eras una graduada en historia.

—Lo soy, pero tenía que matar el tiempo y vi ese cartel sobre el ciclo de
conferencias cuando estaba caminando por delante del edificio de negocios, así que
decidí detenerme y comprobar a que se refería. Pero leí mal la hora en el cartel y
termine llegando quince minutos tarde, justo en medio del discurso. Estaba
mortificada.

—Así que ¿este chico era el orador? Entonces ¿cómo lo conociste?

—Estábamos saliendo de la sala de conferencias al mismo tiempo y él mantuvo


la puerta abierta para mí y me siguió. Luego pregunto si estaba en la maestría de
negocios y hablamos por un par de minutos. Estaba tan nerviosa. Ni siquiera
48

recuerdo que le dije.


Página

—¿Por qué estabas nerviosa?


—Si hubieras visto a este hombre, lo entenderías. Es el tipo de hombre que deja
sin habla a una mujer. Y olía bien. No sé qué colonia usaba, pero olía increíble.

—¿Le invitaste a salir?

La miro como si hubiera perdido la cabeza. —No, no le he pedido salir.

—¿Por qué no? Parece conseguir mojar tus bragas solo por hablar de él.

—¡Shelby! ¿Tiene que ser tan bruta?

Se ríe. —Sí. Debería. Mis crudos comentarios equilibran lo sano en ti. —Me
sonríe—. Entonces, ¿él lo hace?

—¿Él hace que?

—¿Hace humedecer tus bragas? —Apenas puede sostener su risa.

—¡Deja de decir eso! —Siento mis mejillas sonrojarse mientras me rio.

—Está bien, me detendré. Pero tienes que invitar a salir a este chico.

—Incluso si quisiera, no sé si pudiera. Nunca le he pedido a un chico salir. Eso


parece algo atrevido.

Pone los ojos en blanco. —Esto no es 1950, Rachel. Son los noventas. Chicas
invitan a salir a chicos todo el tiempo.

Un ruido crepitante viene de la cocina. Ambas saltamos del sofá.

—¡La pasta! —Corre hacia la estufa y apaga la hornilla—. Suficientemente


bueno. Estoy segura que está cocinado.

—¿Necesita un poco de ayuda?

—No, lo tengo. —Drena la pasta en un colador en el fregadero—. Regresando


a este chico, creo que deberías invitarlo salir.

Me siento en el taburete y agarro algunas galletas. —No le pediré salir.

—¿Por qué no? Suena como que tienes algo de química con él.

—No está interesado en mí de esa manera. Estoy segura que tiene novia o tal
49

vez varias. Un hombre como él puede tener cualquier mujer. Probablemente solo
sale con modelos o actrices. No solo es caliente, también es rico y algo famoso en el
Página

mundo de los negocios.


—Así que, ¿piensas que no eres suficiente para él?

—No es eso. Solo que no soy glamurosa como las mujeres con las que
normalmente tiene citas, quienes visten costosa ropa, joyería y arreglan su cabello
en salones caros.

—¿Cómo sabes el tipo de mujeres con la que tiene citas?

—No lo sé. Solo estoy…

—Haciendo suposiciones cuando no deberías hacerlas. El hecho de que es rico


y súper caliente no significa que no saldría contigo. Además ¿por qué solo chicas
ricas tienen citas con un tipo como él? Nosotras deberíamos tener la oportunidad.
Yo digo que vayas por ello.

El macarrón y queso está listo ahora y dividido en dos platos. Ella olvido los
hotdogs pero está bien. Los tendremos otra noche.

Coloca nuestros platos en la encimera y toma asiento en el taburete a mi lado.

—Así que ¿qué te parece? —Me entrega un tenedor.

—No lo he probado todavía pero seguro que es bueno.

—No sobre el macarrón y queso. Acerca de este tipo que conociste. ¿Lo
invitaras a salir?

Me rio. —No. Lo conocí una vez. Y hablamos como por dos minutos.

—Pero todavía está pensando en él. Eso tiene que significar algo, ¿verdad?

—Significa que es caliente. Eso es. Además, no estoy buscando un novio. —


Lamento decir eso. Ahora va a preguntar el porqué.

Alcanza las toallas de papel y rasga dos del rollo. Coloca una a mi lado y toma
la otra para sí misma. —¿Por qué no quieres un novio? ¿Está tratando de olvidar a
alguien? Creí que tú ultima relación seria fue hace más de un año.

—Lo fue. Es solo… —Muevo mi pasta alrededor del plato—. Algo pasó
durante mi última relación y no lo he superado aún.

Se vuelve hacia mí. —¿Qué pasó?


50

Dejo mi tenedor. —Es difícil hablar sobre ello.


Página
Y sin embargo quiero. Necesito hablar sobre ello. Hablé con un consejero
después que eso sucediera pero no fue de ayuda. El consejero era un hombre mayor
y aunque fue agradable, no entendía por lo que estaba pasando. El médico tampoco
ayudó. Solo utilizó jerga médica que hizo todo el asunto clínico e impersonal.

—Puedes decirme, Rachel. —Me está mirando, la preocupación en sus ojos—.


Lo que sea que paso, puedes decírmelo. Soy un buen oyente.

Mi mirada cae al mostrador. —En mi último año de universidad… quedé


embarazada.

51
Página
Rachel

—O
h —dijo Shelby suavemente—. ¿Entonces diste al bebé
en adopción?

—No. —Cierro los ojos mientras una lágrima se


escapa—. Lo perdí. A las diez semanas de embarazo.

—Lo siento. —Le escucho decir.

Abro los ojos, limpiando la humedad. —Hay más. No solo perdí al bebé. Yo...
—Trago fuerte y respiro.

—¿Qué sucede Rachel?

—Luego de que lo perdí, mi doctor me hizo muchos estudios y descubrió que...


que no puedo tener hijos.

Ella duda y luego dice—: No entiendo. Acabas de decir que estuviste


embarazada.

—Dijo que si puedo quedar embaraza. Solo que no puedo llevar el embarazo a
término. —Más lágrimas se escapan por mis mejillas. No había llorado por esto en
meses. Trato de no pensar en eso, porque cuando lo hago, esto es lo que sucede.
Me lleno de esta abrumadora tristeza y pérdida por lo que nunca tendré. Me
encantan los niños y quería al menos dos o tres míos, por lo cual que me digan que
nunca sucederá era devastador.

Shelby gentilmente me roza el brazo. —Quizás el doctor se equivocó. Los


doctores se equivocan todo el tiempo. Como en las noticias, he visto personas que
ha estado en accidentes de auto y los doctores les dicen que nunca volverán a
caminar pero lo hacen.

Asiento. —Lo sé. He pensado en buscar una segunda opinión pero todavía no
he sido capaz. Tengo miedo de que otro doctor me diga lo mismo y no lo quiero
52

escuchar. Aun no estoy lista.


Página
Baja su mano de vuelta a su lado. —¿Qué dijo tu novio cuando eso sucedió?
Me refiero a cuando perdiste al bebé.

—Estaba triste. Cuando descubrimos que estaba embaraza, yo estaba de seis


semanas. Después de que la sorpresa se disipo, los dos estábamos emocionados.
Empezamos a prepararnos para ello. Inclusive nos comprometimos un par de días
después de enterarnos. No estaba lista para casarme pero me sentí como si debiera
casarme. Como si fuera lo correcto que hacer. Nuestros padres esperaban que nos
casáramos, y también todos los demás que conocíamos. Adam y yo crecimos
juntos. Fuimos a la misma iglesia. Nuestras familias son amigos. Es un pueblo
pequeño con valores conservativos. No teníamos más remedio que
comprometernos.

—¿Entonces, no querías casarte con él?

—No. Él era un novio bueno, pero no lo quería como mi marido. No quería


casarme. Ya había aplicado a escuelas de posgrado. Planeaba mudarme en el
otoño. Ni siquiera estaba pensando en el matrimonio. Adam y yo solo estábamos
saliendo. No era nada serio. Fuimos a la misma universidad. Empezamos a salir el
verano antes de nuestro último año y cuando volvimos al campus en el otoño, solo
continuamos saliendo por el resto del año escolar. Luego, en mayo, dos semanas
antes de la graduación, descubrí que estaba embarazada. No estábamos siendo
cuidadosos y solo ocurrió.

—¿Y rompió contigo después de que perdiste al bebe?

—No. —Me levanté y caminé a la sala de estar, de espaldas a ella—. Rompió


conmigo cuando supo que no podía tener hijos. —Se me quiebra la voz y más
lágrimas caen por mis mejillas.

Shelby se acerca, colocando su brazo alrededor mío y llevándome al sofá para


sentarme. Ella no dice nada. Probablemente no sabe que decir. Esto es incómodo
de hablar y probablemente no quiere hablar. Normalmente bromeamos y nos
divertimos. No hablamos sobre cosas serias. Y quizás debería mantenerlo así. Pero
ya es muy tarde.

Me limpié el rostro y fingí una sonrisa. —Lo siento, no fue mi intención


descomponerme de esa manera. —Me muevo hacia la cocina—. Vayamos a
terminar la cena.

Shelby tenía una mirada triste en su rostro. —Lo siento. Rachel. No soy muy
buena con esto. Nunca se lo que hay que decir. —Sonríe un poco—. Lo que intento
53

decir es que tu ex es un idiota total, dejándote así. No estaba segura de sí debería


Página

decir eso porque no sé si aún sientes cosas por él.


Negué con la cabeza. —No tengo sentimientos por él. Solía tenerlos, pero
ahora no lo sé. Solo estoy contenta de no haberme casado. Hubiera sido un error.

—¿Él no quería casarse? ¿O solo lo estaba haciendo por el bebé?

—Quería casarse. Me dijo que compró el anillo de compromiso un mes antes


de que supiéramos lo del embarazo. Me lo iba a proponer en junio y quería casarse
unos años después. Tenía todo planeado y pensó que me sentía de la misma
manera y quería lo mismo. Nunca se molestó en preguntar. Asumió que solo me
olvidaría sobre la escuela de postgrado, renunciaría a mis sueños y me casaría con
él —Hice una pausa—, cuando perdimos al bebé y descubrimos que yo no podía
tener hijos, Adam dijo que necesitaba tiempo para pensar. No hablamos por una
semana y cuando lo vi de nuevo, yo iba a decirle que el compromiso se cancelaba.
Sabía que no quería casarme con él. Pero antes de que pudiera decirle, el mismo
suspendió el compromiso, diciéndome que no se podía casar con alguien que no
podía tener hijos.

Lágrimas cayeron por mi rostro pero rápidamente las limpié y traté de sonreír.
—De todas formas, eso es por lo que no he salido mucho en el último año. No
estoy lista para entrar en otra relación. No sé si quiero ¿Cuál es el punto?

—¿A qué te refieres?

—Todo hombre quiere hijos algún día, y yo no puedo darle eso. Si voy en serio
con un chico, tendré que decirle, y entonces romperá conmigo, justo como lo hizo
Adam.

—Rachel, eso no es verdad. Primero, necesitas una segunda opinión así sabes
de seguro si puedes o no tener hijos. Incluso si los resultados son los mismos, los
doctores siempre están descubriendo nuevas formas de tratar cosas. Para el
momento en el que estés lista para tener hijos, quizás ellos puedan hacer algo para
que puedas tenerlos.

—Quizás. —Le sonrío, porque ella está tratando con tanta fuerza para hacerme
sentir mejor.

—Y en cuanto a los chicos, no todos quieren tener hijos. Y si un chico


realmente te ama, no le importara sobre el tema de los hijos.

—Desearía que eso fuese verdad, pero no creo que lo sea. —Miré al suelo—.
Adam dijo que me amaba. Y me dejó cuando lo descubrió.
54

—Rachel. —Espera hasta que la miro—. ¿El realmente te amaba?


Página
Dudo, no segura de que decir. Realmente nunca pensé en eso. Cuando Adam
me dijo que me amaba, yo le creí. Dijo esas palabras y yo asumí que él lo sentía.
Pero mirando al pasado, honestamente no pienso que lo haya hecho. Nunca sentí
como si lo hubiera hecho. Pero conozco a Adam, y sé que es el tipo de chico que se
casaría conmigo porque era el siguiente paso lógico en nuestra relación. Es una
persona muy lógica. Actúa con su cerebro, no con su corazón. Invirtió un año
conmigo, ambos terminamos la universidad, nuestras familias se conocían, éramos
del mismo pueblo. Para él, tenía sentido casarse conmigo, luego comprar una casa
y tener hijos. Pero cuando la parte de los hijos era imposible, interrumpió su plan y
no veía un futuro conmigo.

—No —dije en voz baja mientras me di cuenta de esto por primera vez.

—¿No qué?

—Tienes razón. Adam no me amaba. Él solo pensaba que debería casarse


conmigo.

Ella coloca su mano sobre la mía. —Lo siento, Rachel. En serio.

—Está bien. —Me limpio los ojos y la miro—. En realidad, me alegro de que
me preguntaras eso. Me hiciste ver algo que debería haber visto hace mucho
tiempo. Adam nunca me amó.

—Pero algún día, alguien lo hará. Y cuando lo encuentres, querrá casarse


contigo sin importa que.

Sonrió. —No sabía que eras una romántica.

Se encoge de hombros. —Es de ver a mis padres. Ellos han estado casados
treinta años y todavía están totalmente enamorados el uno del otro. Y si mi mamá
le hubiera dicho treinta años atrás que no podía tener hijos, él se hubiera casado
con ella igual. Ella es la única mujer para él. No hay manera de que la dejara ir.

—Tu mamá tiene suerte. La mayoría de los hombres no son así.

—Algunos lo son. Solo necesitas encontrar al correcto.

—¿Por qué me estas contando todo esto?

—Porque no quiero que termines como una solterona con cincuenta gatos por
un idiota que te dejó en la universidad.
55

Me reí. —No voy a terminar como una solterona. Solo me estoy tomando un
Página

descanso de las citas.


—Lo que es una idea horrible. —Me arrastra hacia la barra y toma asiento en el
taburete al lado mío—. Estas en tu mejor momento, Rachel. Este es el momento
para encontrar un hombre. —Levanta su tenedor y lo agita hacia mí—. Mira lo
hermosa que eres. A cualquier hombre le gustaría salir contigo.

—Sí, seguro. Casi nunca me invitan a salir.

—Porque te has cerrado y los hombres lo presienten. Los hombres son como
los perros. Husmean y si presienten que no estas interesada, se van.

Tomo un sorbo de mí ahora cerveza caliente. —Confía en mí, Shelby. Nadie


ha estado husmeando.

—Necesitas invitar a salir a ese chico.

—¿Qué chico?

—El del ciclo de conferencias. El chico rico y caliente.

—No lo invitaré a salir. Él probablemente se reirá de mí.

Se levanta y va alrededor de la mesa de la cocina y saca el directorio telefónico


del cajón. —¿Cuál es su nombre? Buscare su número.

—Ya tengo su número. Me lo dio el día que nos conocimos.

Ella suelta el directorio. —¿Tienes su número? Eso significa que quiere salir
contigo.

—No, no lo hace. Solo me dio su tarjeta de negocios. Probablemente las


entrega todo el tiempo.

—Rachel. —Se acerca rodeando la mesa, girándome hacia ella—. Este hombre
está interesado en ti. Te dio su número porque quiere que lo llames.

—No, no es así. Solo me dijo que si tenía alguna pregunta sobre negocios,
podía llamarlo. Solo estaba siendo agradable.

Da un paso hacia atrás, su mano en sus labios. —¿Le dijiste que estas
especializada en historia?

—Sí.
56

—Entonces sabe que no lo llamarías con una pregunta sobre negocios. Te dio su
Página

número esperando que tú lo llamaras por otra razón. Como una cita.
—Eso no es porque me lo ha dado. Parece como alguien que está
acostumbrado a estar en control, lo que significa que no es el tipo de hombre que
quiere que una mujer lo invite a salir.

—Te lo digo, Rachel. Él no te daría su tarjeta a menos que quiera que lo


llames. Quiere verte de nuevo. Y por la expresión de tu rostro, puedo decir que
también lo quieres ver.

—¿Qué expresión? No tengo ninguna expresión en mi rostro.

Entorna los ojos. —Cuando hablas de él, tienes esta expresión soñadora en tu
rostro y no puedes parar de sonreír.

—Sonrió todo el tiempo.

—No de esa manera. —Apunta a mi rostro—. Ese es un tipo distinto de sonrisa


y solo lo haces cuando hablas de este chico. Necesitas invitarlo a salir. Entonces
sabrás de seguro porque te dio su tarjeta, y si descubres que no está interesado,
podrás dejar de pensar en él.

—Hmm. —Me muerdo el labio y miro a un lado—. No es la peor idea. Pero en


lugar de invitarlo a salir, tal vez podría tomar una actitud menos directa. Como
quizás invitarlo a tomar un café. Decirle que me gustaría saber más acerca de que
hace en su trabajo. Eso es como hacerle preguntas sobre negocios pero más
personal. Y honestamente, estoy interesada en su trabajo y su empresa familiar.
Nunca he conocido a nadie que maneje una empresa tan grande. Bueno, su padre
la maneja pero él probablemente se haga cargo algún día.

—¿Entonces lo invitaras a salir?

—Sí, pero no es una cita. Son solo dos personas teniendo una conversación en
una cafetería.

—Llámalo ahora mismo. Puedes usar mi teléfono.

—No lo voy a llamar ahora. Necesitamos comer. Estoy hambrienta.

Recalentamos nuestra comida en el microondas y terminamos la cena.


Después, mientras limpiábamos, note el localizador de Shelby. Me preguntaba si
ese chico iba a buscarla de nuevo esta noche. Supongo que no debería asumir que
es un chico, pero ¿porque ella saldría tarde a la noche de esa manera? Tiene que ser
por un chico.
57

Entretanto me llevo los platos, le digo—: ¿Te gustaría salir el viernes por la
Página

noche? ¿Quizás a un club o algo?


Nunca salgo a los clubs. No tengo dinero para los tragos y aunque tuviera, no
tomo mucho. Pero creo que si salimos, tal vez Shelby conocerá a alguien y se
olvidará de este chico que sigue buscándola cada noche.

Se seca las manos con el paño. —No puedo imaginarte en un club.

—¿Por qué? —La señalo—. Y no te atrevas a decir que es porque soy una
agradable chica de granja.

Se ríe. —Eso es exactamente lo que iba a decir.

Sacudo la cabeza, sonriendo. —¿Quieres ir o no?

—¿Por qué querrías ir a un club?

—Porque podrías conocer a alguien ahí.

—Sí, chicos que están borrachos o drogados y que están buscando follar con
alguien en el baño.

Eso es probablemente verdad. Las pocas veces que he ido a un club, parecen
estar llenos de personas que solo buscaban eso.

—¿Qué tal alguien del trabajo? ¿Hay alguien en quien estés interesada?

—¿Por qué estas tratando de encontrarme un chico?

—Solo pensé que te gustaría tener una cita. Si me estas presionando a mí para
tener una, tu deberías tener una también. Has dicho que ha pasado un tiempo. Por
cierto, ¿por qué ha pasado tanto tiempo? De seguro que te invitan a salir seguido.

—Lo hacen, pero solo los rechazo. Los chicos a los que atraigo no quieren salir
conmigo. Para ellos solo soy un rollo de una noche. Eso es todo.

—Entonces estas saliendo con los chicos equivocados. ¿Por qué no tratas de
salir con uno de los chicos de Yale? Empieza a almorzar en el campus. Los chicos
siempre pasan su tiempo en los bancos entre clases.

Ella entorna los ojos. —Sí, eso es hilarante.

—¿Por qué?
58
Página
—Rachel, tengo un GED4. Un chico de Yale no va a salir con una chica con
GED.

—Y un rico, exitoso hombre de negocios no va a salir con una chica de granja


de Indiana. Pero aun así me dijiste que lo invitara a salir.

—Nuestras situaciones no son comparables. Estas en la escuela de postgrado en


una universidad privada de lujo. No importa donde creciste. Eres inteligente,
exitosa y tienes un futuro. Lo único que no tienes es dinero. Y esa no es una razón
suficiente para que este chico te rechace.

—Shelby, ¿por qué no sales con nadie? —pregunto cautelosamente—. ¿Es


porque ya sales con alguien?

Limpia la mesa con una toalla de papel. —¿Qué te hace pensar que estoy
viendo a alguien?

—Porque desapareces siempre a la noche. Y a veces no te siento volver a casa


hasta las tres o cuatro de la madrugada.

Arroja la toalla de papel a la encimera. —¿Eres mi niñera ahora?


¿Esperándome toda la noche despierta para ver cuando regreso a casa?

—No. Pero las paredes son delgadas y puedo escuchar la puerta abrirse y
cerrarse. Me despierta.

Se cruza de brazos. —Entonces me aseguraré de ser más silenciosa la próxima


vez.

—Shelby, no me interesa el ruido. Solo estoy preocupada por ti. Si algún chico
está obligándote a hacer cosas que no quieres hacer, o lastimándote, o
amenazándote si lo dejas, entonces…

—¿De que estas hablando? —Irrumpió en la sala de estar—. ¡Nadie me está


obligando a hacer nada! ¿Solo lo podrías dejar?

La seguí. —Solo estoy tratando de ayudar. Hay un centro de mujeres cerca del
campus. Allí hay personas que podrían ayudarte a alejarte de este tipo. No puedes
dejar que te controle así.

Levantó su mano. —De acuerdo, detente. No hay ningún chico. Nadie me está
controlando o abusando de mí.
59

4
General Education Development, en español Desarrollo Educativo General, refiriéndose a un
Página

sistema de exámenes estandarizados que dan derecho a los que pasan a recibir una credencial
considerada como un equivalente a la terminación de la escuela secundaria.
—¿Entonces por qué sigues saliendo a la noche? ¿Y porque tienes un
localizador?

Ella duda. —Porque mi mamá debe poder encontrarme. —Se gira pero la
rodeo para hacerle frente.

—¿Por qué? No entiendo.

Suspira. —Mi papá está enfermo, ¿de acuerdo? Tiene cáncer. Es terminal. No
pueden hacer nada por él así que está en casa y necesita cuidado constante.
Algunas veces mi mamá necesita un descanso, especialmente de noche, así que voy
allá y mantengo un ojo en mi papá así ella puede dormir.

Ahora tiene sentido porque Shelby siempre se pone nerviosa o entra en pánico
cada vez que su localizador se apaga. Piensa que es su mamá buscándola para
decirle que algo malo le paso a su papá.

La llevo al sillón para que se siente. —Shelby, lo siento tanto. ¿Por qué no me
dijiste?

—Por qué me gusta pretender que no está sucediendo. Mi papá y yo somos


muy unidos y no estoy lista para que se valla, lo que es egoísta de mi parte porque
está sufriendo mucho y probablemente sería mejor si falleciera. —Dos grandes
lágrimas cayeron por sus mejillas—. Pero no quiero que suceda. No estoy lista.

Me acerco y la abrazo. —Lo siento. No tenía idea de que estabas pasando por
todo esto. ¿Puedo hacer algo? Lo que necesites, solo dímelo.

Se aleja. —Solo necesito que actúes normal. Pretende que no sabes nada de lo
que está pasando. No puedo estar triste las veinticuatro horas del día. Lo digo en
serio Rachel. No lo puedo hacer. Es demasiado. Tenerte como vecina ha sido
genial porque eres graciosa, sonríes constantemente y te ríes todo el tiempo. Y a
pesar de que tu necesidad constante de abrazarme puede ser molesta, he aprendido
a dejarlo pasar. Todos tenemos defectos. —Sonríe.

—¡Oye! —Me siento derecha—. Abrazar no es un defecto.

—Lo es cuando no puedes controlarlo.

—Puedo controlarlo.

—No, no puedes. Abrazas a todos. A las personas que ni conoces. ¿Es una cosa
60

del Medio Oeste? Porque seré honesta contigo, las personas aquí pensarán que estás
loca por hacerlo.
Página
—No abrazo a las personas que no conozco.

—¡Abrazaste al cartero ayer!

—Porque me entrego ese paquete de mi mamá. Ella me envía galletas caseras,


y estaba emocionada cuando la caja llego.

—Pues llama a tu mamá y agradécele por enviarla. No abraces al cartero.

—Él es viejo y tuvo que cargar esa caja tres tramos de escaleras arriba y pensé
que le vendría bien un abrazo.

Se ríe. —Lo juro, eres demasiado dulce. Realmente nunca conocí a nadie como
tú.

Coloco mi mano en su brazo. —¿Estas segura de que estas bien?

—¿Qué acabo de decir? Se supone que actúes como si nunca te hubiera dicho
esto. Solo vayamos a ver televisión.

—De acuerdo, pero si alguna vez necesitas algo, solo pídelo. O si solo necesitas
hablar, estoy aquí. Sé sobre lo que estás pasando.

—¿Tu papá tenía cáncer?

—Mi hermana lo tuvo. Mi hermana gemela. —Es otro tema que evito hablar.
Otro recuerdo doloroso de mi pasado. Pero si consuela a Shelby de alguna manera,
entonces estoy dispuesta a compartirlo—. Mi hermana tenía leucemia y murió
cuando teníamos seis. —Parpadeo las lágrimas y tomo un respiro—. Aunque era
joven, sabía lo que estaba sucediendo, y me mataba verla pasar por eso. Y luego la
perdí. Ella era mi otra mitad y después se fue. Ni siquiera me gusta hablar de eso,
pero pensé que te podría ayudar saber que estuve ahí. Sé que no es la misma
situación, pero aun así. Entiendo lo difícil que es... y cuanto duele. Así que si
alguna vez quieres hablar, estoy aquí.

—Gracias.

Parecía incomoda, así que la deje sola y no dije nada más. Cambia los canales,
buscando algo para ver. Deseé que me dejara ayudarla, pero igual no sabía cómo
podía ayudarla. Cuando mi hermana falleció, no había nada que nadie pudiera
decir o hacer para hacerme sentir mejor. Y me tomó mucho tiempo dejarlo pasar.

Shelby y yo vimos una película y cuando se terminó volví a mi apartamento.


61

Necesitaba leer un poco para clases. Pero primero. Saco la tarjeta de negocios de
Página
Pierce de mi mochila. En una cara está el logo de la empresa y en la otra cara se lee
lo siguiente.

Pierce Kensington

Director de Desarrollo Estratégico

Kensington Chemical, Inc.

Debajo de eso está su número. ¿Debería llamarlo? No iba a hacerlo. Solo le dije
a Shelby que lo haría así dejaba de molestarme para que lo invitara a salir. Pero
ahora creo que lo haré. De verdad lo quiero ver de nuevo.

Quizás es muy tarde. Debería haberlo llamado inmediatamente. ¿Creerá que es


raro que lo llame una semana después?

Tomo la tarjeta y voy hacia el teléfono en la cocina. Voy a hacer esto. Voy a
llamarlo antes de que cambie de opinión.

El teléfono suena al menos siete veces y estoy a punto de colgar, pero entonces
contesta. —Hola.

—¿Pearce? —Mi garganta ya está seca y solo he dicho una palabra. ¿Por qué
estoy tan nerviosa?

—Sí. Yo soy Pearce Kensington. —Suena muy serio. Quizás este es un mal
momento para llamar—. ¿En qué puedo ayudarla?

—Quizás no me recuerdes, pero nos conocimos la semana pasada en Yale. Me


diste tu tarjeta y...

—Rachel. Rachel Evans. —Su tono se aligera, la seriedad desapareció—. La


chica que llego a las 12:15. ¿Cómo podría olvidarlo?

Me estremezco. ¿Eso es por lo cual me recuerda? ¿Llegar tarde? Debería solo


colgar ya.

—Sí. Nuevamente, lo siento por haber entrado tan tarde.

Se ríe, una corta pero profunda risa. —Solo estaba bromeando. ¿Cómo estas,
Rachel?

¿Está preguntando como estoy? No estaba preparada para eso. Pensé que solo
62

se sentaría callado en el teléfono mientras lo invitaba a salir y luego el me diría que


Página

no, pero de una manera agradable.


—Estoy bien —respondo.

—¿Cómo van tus clases?

—Van bien. Mi intención era llamarte antes pero estuve ocupada con la escuela
y el trabajo.

—¿Dónde trabajas?

—En un pequeño museo cerca del campus. Me siento en el escritorio principal


y también doy visitas guiadas.

—Me encantaría ser parte de una de esas visitas. ¿Las das todos los días?

¿Quiere ir a una de mis visitas? ¿Es en serio? El hombre probablemente ha ido a


todos los museos del mundo ¿Y quiere ir a mi pequeño museo que apenas tiene una
colección?

—Las visitas guiadas son solo para grupos especiales, como grupos escolares o
para salidas de los de último año. Normalmente no son todos los días.

—Ya veo. ¿Pues podría organizar una visita especial? Estaría feliz de hacer una
generosa donación al museo.

—Las visitas son gratuitas, pero sí, seguramente podrías hacer una donación si
quisieras. Limitamos las visitas a veinte personas. ¿A cuántas personas planea tener
en el grupo?

—Dos. O si no te cuentas a ti, entonces una.

—Oh. ¿Así que estás diciendo que quieres una visita privada?

¿Eso sonó indecente? ¿Como si estuviera sugiriendo algo? Dios, espero que no.
Pero por alguna razón sonó indecente cuando lo dije.

—Sí. Me gustaría una visita privada contigo como mi guía. Estoy disponible
este viernes a las 4 p.m. ¿Eso funcionaría?

Esto está pasando tan rápido que no puedo pensar. ¿Me acaba de invitar a
salir?

—Rachel. ¿Sigues ahí?


63

—Sí. A las cuatro sería perfecto.


Página
—Excelente. Ahora por la razón por la que llamaste. ¿Tenías alguna pregunta
sobre negocios que te estabas muriendo por preguntar? —Sonaba como si estuviera
bromeando de nuevo. Cuando lo conocí en Yale no parecía el tipo de persona que
bromea. Era muy serio. Pero me gusta este lado de él. Me hace sentir no tan
nerviosa.

—Sí. Quiero decir, no. No tengo una pregunta sobre negocios, al menos no una
específica. Llamé porque pensé que podríamos tomar un café. Me encantaría saber
acerca de lo que haces y saber sobre tu empresa.

—¿Estas interesada en mi empresa? Sabes que hacemos productos químicos,


¿no?

Está bromeando de nuevo y esta vez me rio. —Sí. Pero sigo interesada en saber
más sobre eso. Y sobre ti.

Me estremezco nuevamente. No debería haber dicho la última parte. Sonó


como si estuviera coqueteando y no lo hago. De acuerdo, tal vez lo hago, pero no
debería hacerlo porque no lo conozco y es posible que yo no le guste de esa manera.
Pero se invitó a sí mismo a una visita conmigo, de modo que sí le gusto de esa
manera.

—Me encantaría tomar un café contigo. Rachel. ¿Te gustaría que nos veamos
mañana?

—Me encantaría que nos veamos mañana. Pearce —digo en el mismo tono
formal que el uso.

Se rio entre dientes. —Muy bien, entonces. Mañana será. ¿Nos vemos a las
seis?

—Seguro. Hay una cafetería en el centro de la ciudad llamado Barista‘s. No es


tan concurrido como los cercanos al campus.

—Sí, he estado ahí.

—¿Vendrás del trabajo? Porque si es demasiado para conducir, podemos


encontrarnos en otro lugar.

—No, está bien. New Haven está a solo cuarenta y cinco minutos en auto
desde la oficina.
64

—Eso es un camino largo. Podría encontrarte a mitad de camino.


Página

—No te preocupes por eso. No me importa el viaje. Te veré entonces.


—Espera. Pensé que dijiste que trabajabas hasta las diez de la noche.

—No cuando tengo algo mejor que hacer. Buenas noches Rachel.

Cuelga y dejo el teléfono. Estoy sudando por estar tan nerviosa, o quizás fue su
voz que me dejó toda caliente por dentro. Su voz es tan profunda y sexi. Podría
escucharlo por horas.

No puedo creer que acabo de hacer eso. Que invité a un chico a salir. Nunca
antes lo hice. Pero estoy feliz de haberlo hecho. Hay algo sobre este chico que
realmente me gusta. Y no es solo su apariencia. Es algo más que no puedo
identificar. Es como cuando conoces a alguien e instantáneamente hacen clic.
Como cuando conocí a Shelby. Tenía un presentimiento de que seriamos amigas y
tenía razón. De modo que quizás tengo razón con Pearce también. Tal vez esta cita
llevara a algo más.

¿En qué estoy pensando? No puede ser más. No estoy buscando una relación.
Esto es solo una cita. Ni siquiera una cita. Solo café. Hablaremos de negocios. Eso
es todo.

65
Página
Pearce

Y
o no salgo. Y sin embargo tengo una cita esta noche. Técnicamente no es
una cita. Rachel me llamó anoche, diciendo que quería encontrarse
conmigo para un café. Dijo estar interesada en la compañía. Tal vez está
esperando conseguir un empleo aquí, aunque está estudiando un grado en historia
así que no tiene sentido. Entonces ¿por qué quiere que nos veamos?

Mi mente hace una lista de todas las posibles razones, y todas ellas apuntan al
dinero. No me agrada pensar de esa manera, pero mi familia constantemente tiene
estafadores intentando conseguir nuestro dinero, así que mi mente naturalmente va
allí.

No confíes en nadie. Incluso en las personas más cercanas. He aprendido que


así es como tengo que vivir con el fin de sobrevivir. Ni siquiera confió en mis
propios padres, especialmente en mi padre.

Por lo tanto aunque me gustaría creer que Rachel solo quiere una taza de café,
soy cauteloso. Tengo que serlo. No conozco a esta mujer, e incluso si lo hiciera,
todavía no podría confiar en ella.

No confíes en nadie. Es todo lo que sé.

Son las 14:30 y acabo de salir de una reunión, ahora estoy sentado en mi
escritorio revisando una pila de contratos. Pero no puedo permanecer concentrado.
Tan pronto como comienzo a leer me distraigo, mis pensamientos divagan hacia
Rachel. Sus ojos azules. Esa sonrisa cálida ha estado en mi cabeza desde hace una
semana y no lo entiendo. Solo la he visto una vez. Sin embargo no he podido dejar
de pensar en ella.

Esto no es bueno. No puedo distraerme por una mujer. Y nunca lo había


estado. Hasta ahora.

Me enfoco en el papeleo que tengo delante de mí. Línea tras línea de jerga legal
que todo suena igual. Entonces Rachel trabaja en un museo. No creo que me dijera
el nombre. Me pregunto cuanto tiempo será el recorrido. Parecía sorprendida que
yo quisiera a una visita guiada. Me sorprendí cuando pregunte por una, pero
66

realmente quiero verla de nuevo y era la única excusa para salir cuando ella llamó.
Página
No pensé que llamaría. Muchas mujeres están intimidadas por mí o más
probablemente por mi riqueza o el nombre Kensington. Pero Rachel no parecía
estar así. Parecía un poco nerviosa al comienzo de la llamada, pero luego se relajó.
Me pregunto por qué tardó tanto tiempo en llamarme. Le di mi tarjeta la semana
pasada y cuando no llamó al cabo de unos días, asumí que nunca lo haría. Fue
entonces cuando hice un esfuerzo consciente para dejar de pensar en ella, pero no
podía. Por mucho que lo intentara, continuó consumiendo mis pensamientos.

Cuando me llamó, estaba sorprendido pero también contento. Solo escuchar su


voz de nuevo causo un extraño y rápido movimiento de mi corazón. Realmente
debería ver a un doctor. Esto no puede ser normal.

¡Maldita sea! Mi mente estaba divagando de nuevo. Necesitaba seguir con el


trabajo. Voy a la sala de descanso y tomo una taza de café y luego regreso a mi
escritorio, agarro una pluma, y comienzo a marcar el contrato delante de mí.
Compruebo mi reloj. Son solo las 14:45. Este día está yendo muy despacio. Por lo
general estoy tan ocupado que no me percato del tiempo, pero hoy estoy
sumamente consciente de ello. Deseando que fuese más tarde. Deseando que sean
las seis en punto.

Mi teléfono suena, lo que solo puede significar una cosa. Es de parte de ellos.
Nadie más llama a ese teléfono. Nadie sabe el número excepto mis colegas. A cada
uno de nosotros nos dieron un teléfono celular, así podemos estar en contacto todo
el tiempo. Trato de mantener el teléfono oculto porque los teléfonos celulares son
una rareza tal que permitir que las personas vean que tengo uno causa demasiadas
preguntas. Estoy seguro que algún día todo el mundo tendrá uno, pero por ahora,
son raros, así que tienden a llamar la atención.

—Sí, soy Pearce —digo mientras contesto.

Una voz grabada dice—: Introduzca su número de socio.

Escribo en el teléfono: 1479.

La voz habla de nuevo—: Aviso de reunión. Este sábado, 11 a.m. horas del
este. Salida 128. Esto concluye la llamada.

El teléfono queda en silencio y lo oculto de nuevo en mi chaqueta. Ha pasado


un mes desde que tuvimos una reunión así que asumí que tendríamos una pronto.
Esta desafortunadamente es este sábado. Tengo mucho trabajo para ponerme al día
así que había planeado estar aquí todo el sábado así como el domingo. Pero no se
nos permite pasar por alto las reuniones. Ellos podrían castigarte si lo haces.

El ―ellos‖ me estoy refiriendo a la organización. La sociedad secreta a la cual


67

pertenezco. Es extremadamente exclusiva. Tenemos miembros de todo el mundo,


pero la mayoría de ellos están en los Estados Unidos. Aunque la organización no se
Página

considera una sociedad secreta, eso es exactamente lo que es. Operamos en la


clandestinidad, disimulando entre las masas mientras trabajamos detrás de escena
para controlar el funcionamiento de los países. Cómo el dinero cambia de manos.
Cómo se valoran las monedas. Cómo se eligen a los líderes. Tenemos el control de
cómo funciona el mundo o al menos es lo que pensamos que hacemos.

La organización fue fundada en 1700, cuando los inversores europeos se dieron


cuenta del potencial de inmensas riquezas en la tierra que pronto se convertiría en
los Estados Unidos de América. Las personas haciendo estas inversiones ya eran
ricas pero querían más. Más dinero pero sobre todo poder. Poder que vendría
controlando los abundantes y bastos recursos en esta nueva tierra, y el trasporte de
esos recursos. Querían ser los primeros en desarrollar las ciudades, dictando la
arquitectura y organizando la planificación de las calles. Querían construir
empresas que llamaran la atención de las personas para vivir en estas ciudades, y
una vez que las ciudades fueron construidas, quisieron establecer los periódicos que
controlarían los mensajes que querían transmitir.

Solo unos pocos elegidos pueden permitirse el lujo de hacer todas esas cosas y
esas personas se convirtieron en los miembros fundadores de la organización. Con
el tiempo, otros fueron añadidos basándose en cómo podrían beneficiar al grupo.
La organización reclutó a propietarios de grandes compañías en diferentes
industrias: petróleo, electricidad, ferrocarriles, banqueros, de modo que el poder del
grupo se diversificó. A medida que estas industrias fueron más reguladas, la
organización vio la necesidad de contar con medidas de control dentro del
gobierno, así que utilizaron su dinero y poder para conseguir algunos de los
miembros elegidos en el Congreso lo que causó que su poder e influencia creciera
exponencialmente. Podían hacer lo que quisieran sin la interferencia del gobierno.

No todos en el gobierno son parte de la organización. Si así fuera, seríamos


descubiertos. Los políticos están constantemente vigilados, sus antecedentes
estudiados y diseccionados por los periodistas hambrientos por una historia. Así
que por esa razón, hay solo un puñado de miembros activos en el cargo. Pero eso es
todo lo que se necesita si están estratégicamente colocados.

Aquellas ubicaciones incluyen posiciones claves en el Comité del Congreso,


como el Comité de Apropiación, que controla donde se gasta el dinero, o el Comité
de Defesa, que controla no solo nuestra participación en las guerras, sino también
la recopilación y almacenamiento de información sobre casi todas las personas en el
planeta. Teniendo personas dentro de estas dos entidades gubernamentales muy
influyentes ha demostrado ser muy útil y es lo que nos ha convertido en la más
poderosa sociedad secreta del mundo. También está el hecho que controlamos la
presidencia. Esto tomó años llevarlo a cabo. Pero ahora exitosamente hemos
sentado a los últimos tres presidentes.
68

A pesar que este grupo se creó en los Estados Unidos, creció para incluir a
Página

miembros de todo el mundo porque necesitaron su influencia para llegar más allá
de las fronteras de Estados Unidos. Los líderes mundiales no estaban dispuestos a
simplemente entregar el poder a este grupo, así que tomaron alguna negociación,
específicamente el soborno y chantaje, para lograrlo. Pero dado que los miembros
están limitados a la selección de pocas familias quienes tienen el linaje apropiado,
nuestros miembros en países extranjeros fueron cuidadosamente elegidos y luego
dieron posiciones de poder en esos países.

La razón por la que soy un miembro y mi padre es un miembro es porque mis


ancestros fueron algunos de los primeros inversores en América. Tenían dinero, y
su dinero les permitió iniciar un negocio. Ellos decidieron hacer que el negocio de
la manufactura de químicos fuese necesaria para producir materiales vitales para
muchas industrias. Tan pronto como nuestra primera planta fue construida, y
estuvo a exceso de capacidad tuvimos que construir otra. Y desde aquellos primeros
días, solo hemos seguido creciendo.

Los químicos se utilizan en muchas formas útiles, pero ellos pueden incluso ser
utilizados en formas destructivas. Pueden matar. Destruir cosas. Derribar edificios.
Volar autos. Sabiendo esto, los miembros vieron el beneficio de incluir a un
Kensington en su grupo. Y dado que la afiliación se transmite de padres a hijos, mi
padre en un miembro y yo también.

La membresía no es una opción. Eres miembro desde el día que uno nace, pero
tú no lo sabes hasta que eres mayor, por lo general alrededor de los 20 o 21 años,
cuando se está lo suficientemente maduro para guardar un secreto tan grande como
este. Mi padre eligió decírmelo cuando tenía dieciséis años. El día que me llevó a
New Haven y disparo a ese vagabundo fue el día que me enteré de la organización
y mi membresía en ella.

La organización no es su nombre real. Es el nombre que usamos con los


extraños. Profesionales independientes. Las personas que contrato para hacer cosas
que necesitan ser hechas. Algunas veces nos hacen hacer estas cosas a nosotros
mismos, pero en la mayoría de los casos, utilizamos a un profesional
independiente. Como miembros, necesitamos mantener nuestras manos limpias.
No podemos tener cualquier cosa que pueda caer sobre nosotros.

Mantener nuestro secreto es difícil, especialmente porqué la tecnología


continua siendo cada vez más sofisticada. Cámaras ocultas, micrófonos y otros
equipos pueden ser usados contra nosotros para proporcionar pruebas al público
que existimos. Hemos sido atrapados muchas veces, algunas veces por accidente,
por alguien que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Cuando
eso sucede, la persona debe ―hacerse cargo‖. Esa es la frase que usamos, porque es
más civilizado que salir y decir lo que realmente le sucede a la persona. La verdad
es que la persona muere. Asesinado, por uno de nuestros profesionales
69

independientes.
Página
Dado a lo que hacemos, pensaría que algunas personas no quisieran ser un
miembro, pero sorprendentemente muchas personas consideran esto un honor.
Esto es exclusivo, para uno, lo que hace a las personas sentirse especiales. Pero
también tiene ventajas, como el acceso a la clínica, un grupo médico secreto
reservado solo para las más ricas y más poderosas personas del mundo.

La clínica cuenta con tratamientos y medicamentos que no se comparten con


las masas. Si lo fueran, ciertas enfermedades desaparecerían del planeta y no
podemos tener eso. El tratamiento de enfermedades es un negocio. Un negocio
muy rentable. Y proporciona gran cantidad de empleos. De hecho, muchos
miembros sienten que estamos haciendo un favor al mundo al mantener estos
tratamientos en secreto. Millones de personas quedarían desempleadas si no
existieran estas enfermedades.

No estoy de acuerdo con esta filosofía. Creo que todos deberían tener acceso a
estos tratamientos, pero nunca admitiré eso. Como un miembro, tengo que estar de
acuerdo con sus ideales. Mantenerme callado. Discutir con ellos no cambiaría
nada. Y en lo que respecta a la clínica, realmente no sé de lo que son capaces. Que
pueden tratar y lo que no. No creo que puedan curar el cáncer. Creo que sus
tratamientos son solo ligeramente mejores que lo que está disponible. Al menos eso
es lo que me digo a mí mismo así no estoy consumido por la culpa que sentiría se
supiera que realmente pueden curar una enfermedad mortal.

Dunamis. Ese es el nombre del grupo al que pertenezco. El nombre que nunca
será pronunciado fuera de las reuniones oficiales. Incluso el nombre genérico, la
organización, se supone que no debe ser pronunciado a nadie más que nuestros
profesionales independientes, pero he escuchado a miembros decirlo en otros
momentos, así que esa regla no siempre se sigue. Pero en cuento al nombre real,
serías castigado severamente si alguna vez lo dijeses fuera de la compañía de otros
miembros.

Dunamis es la palabra griega para poder. No cualquier poder, sino el poder


extremo. Algunos incluso lo asocian con el poder divino, como el poder de Dios.
Eso solo te muestra lo que los miembros fundadores pensaban de sí mismos cuando
nombraron a este grupo. Se considera Dios. Quizá no EL Dios pero un grupo con
poderes divinos. Por definición, esos con poder Dunamis también tienen la fuerza y
la habilidad. Son capaces de cualquier cosa.

Así que sí, el nombre es apropiado, tal vez incluso más ahora que en aquel
entonces.

A pesar de las ventajas, el poder, el prestigio, odio ser un miembro de este


grupo. Dunamis destruyó mi vida. Destruyó quien soy y lo que solía ser antes de
70

saber que ellos existían. Son la razón por la no tengo una vida normal y nunca la
tendré. Son la razón por la que pasaré mi vida manejando esta compañía, la cual no
Página

tengo interés en manejar. Son la razón por la que no duermo por la noche y el por
qué siempre tengo dolores de cabeza, un nudo en el estómago y los músculos tensos
que nunca se relajan. Son la razón por la que no tengo esperanza.

Y la razón por la que nunca conoceré el amor.

71
Página
Rachel

Ll
ego a la cafetería a las 17:45, quería llegar temprano porque es difícil
encontrar donde aparcar en el centro, e iba a necesitar tiempo de sobra
para rodear la cuadra varias veces y encontrar un lugar. No iba a correr
el riesgo de llegar tarde después de mi retraso de la semana pasada.
Afortunadamente, encontré un lugar justo en frente y ahora estoy sentada dentro,
esperando.

No estaba segura de que ponerme así que solo me puse un casual vestido
veraniego. Hace calor hoy y el vestido es ligero y fresco. Es de un color azul
lavanda, sin mangas, y ajustado en la parte superior, para después ensancharse en
una amplia falda. Sentada aquí viéndolo, me estoy dando cuenta que tiene un aire
retro, pero no creo que este estilo realmente pase de moda nunca. O eso es lo que
me digo porque ya es demasiado tarde para cambiarme y de todas formas no tengo
un armario muy grande donde elegir. De zapatos, me puse unas sandalias blancas
con un ligero tacón, mantuve mi maquillaje sencillo, como siempre lo hago. Solo
un poco de rubor y rímel. No me gusta el lápiz labial así que no lo uso mucho.
Además, creo que es asqueroso cuando deja esa marca en tu taza de café.

Si esto fuera una cita podría haber usado más maquillaje, pero no quería estar
demasiado arreglada para solo un café. Ser tan glamorosa no es realmente lo mío.
Tengo más un aspecto natural, tipo chica de la puerta de al lado. Pearce
probablemente salga con un tipo de mujer más atractiva pero no voy a fingir que
soy algo que no soy. Hacerlo me haría sentir incomoda, y ya estoy lo suficiente
nerviosa como para agregar eso.

Pearce entra a la 17:55. Yo sabía que él era el tipo de persona que llega
temprano a todo. Me pongo de pie así puede verme. Escogí una mesa que estaba a
un lado para que pudiéramos tener algo de privacidad. Supongo que en realidad no
necesitamos privacidad. Esta no es una cita. ¿O sí?

Veo como se acerca a la mesa. Lleva puesto un traje. Esta vez es uno de color
gris oscuro. Su camisa es de un blanco brillante y no tiene una sola arruga. Y la
corbata es azul plateado, igual que sus ojos.

—Rachel. Es un placer verte de nuevo. —Extiende la mano hacia mí.


72
Página

—Lo mismo digo. —Extiendo la mano, pero en lugar de sacudirla, la lleva a su


boca y la besa, sus ojos fijos en los míos.
Esa podría ser la cosa más caliente que un chico me ha hecho alguna vez. Fue
solo un beso en la mano, pero la forma en la que lo hizo fue… no sé cómo
describirlo aparte de… perfecto.

Fue completamente inesperado. Quiero decir, ¿Quién hace eso? ¿Los chicos
todavía besan las manos de las chicas? ¿Una chica que acaban de conocer? Tal vez,
pero nunca me había sucedido antes. Y aunque estoy segura que no era tan lento,
en mi mente parecía como a cámara lenta. Él levantando mi mano a su boca. Sus
labios besando suavemente la parte superior de esta. Y sus ojos… Mantuvo su
intensa mirada todo el tiempo.

Ahora está detrás de mí, esperando que me siente. Cuando lo hago, desliza la
silla dentro. Una vez más, es perfecto, impecable. Otros chicos han intentado esto
pero su sincronización es completamente nefasta. Empujan la silla demasiado
rápido y hacen daño a mis piernas o empujan muy lentamente ocasionando que
casi caiga de la silla.

—¿Llevas mucho tiempo esperando? —pregunta mientras se sienta frente a mí.

—Solo unos minutos. Llegué temprano. Lo prometo, normalmente no llego


tarde a nada. La semana pasada fue una anomalía.

Sonríe mientras se acerca y pone su mano sobre la mía. —Rachel. No hay


necesidad de hablar sobre eso de nuevo. No debería haberme burlado al respecto.
Por favor, perdóname.

Asiento, me enfoco en su mano, que todavía está sobre la mía. —Así que
¿dijiste que has estado aquí antes?

—Sí. —Él retira su mano—. Algunas veces venía a estudiar aquí cuando era
estudiante de Yale.

—Yo no vengo aquí muy a menudo pero he oído que tiene buenos capuchinos.

—¿Eso es lo que quieres?

Echo un vistazo al tablero donde está el menú. Los capuchinos son costosos.
Probablemente debería pedir solo un café. —Creo que solo un café.

—Creo que prefieres el capuchino. Yo invito, así que pide lo que quieras.

—Oh, no, no tienes por qué hacer eso. Te hice venir hasta aquí para reunirte
conmigo. No voy a hacer que me pagues el café.

Se inclina hacia atrás, sonriendo. —No voy pagarte un café. Voy a pagarte un
capuchino. ¿Deseas algo más?
73

Le devuelvo la sonrisa. —No. Solo el capuchino. Gracias.


Página
Le hace un gesto al mesero. —Queremos un capuchino y un expreso doble.
Gracias.

Me quedo mirando a Pearce a través de la mesa. La última vez que lo vi estaba


recién afeitado, pero hoy tiene una oscura sombra que me resulta muy sexy.

—Rachel, ¿pasa algo malo?

Presto atención inmediatamente. —Um, no. Todo está bien.

—No estás molesta porque pedí por ti ¿verdad? Algunas mujeres se sienten
ofendidas por eso. No es mi intención. Es solo un hábito. Soy un poco chapado a la
antigua. Abrir las puertas para las mujeres, sacar sillas, tomar sus abrigos, pedir por
ellas en el restaurante. Es como fui educado, pero si te sientes ofendida por eso, por
favor dímelo.

—No me parece ofensivo. En realidad, me gusta. Creo que es algo romántico.

Él sonríe. —Supongo que puede considerarse romántico ¿verdad? Para mí, son
solo modales básicos.

Así que solo está siendo amable. Sabía que esto no era una cita. Debo
concentrarme en porque estamos aquí.

—Estoy segura que tu tiempo es limitado así que deberíamos empezar.


Háblame acerca de Kensington Chemical.

—Rachel. —Espera hasta que lo miro—. En realidad no quieres oír hablar


acerca de una empresa química ¿verdad?

—Sí. Quiero decir, no tengo preguntas específicas, pero es el negocio familiar y


estoy segura de que estas muy orgulloso y te gusta hablar de ello.

—No me gusta hablar de ello. Me paso gran parte de mi vida ahí por lo tanto
necesito un descanso de todo eso. Así que a menos que realmente quieras hablar
acerca de la empresa, preferiría que habláramos de otra cosa.

—Me gustaría oír hablar de eso. Nunca he conocido a alguien que tenga un
negocio a esa escala. Pero tal vez podrías hablarme sobre ello en otro momento. No
es que planees reunirte conmigo en otro momento, pero…

—Estaría feliz de reunirme contigo otra vez. Eso me dará tiempo para preparar
algo interesante que decir sobre la compañía, porque en este momento, no puedo
pensar en nada.

Él está haciendo otra vez esa cosa donde bromea, pero es sutil. Ha estado
74

sonriendo desde que llegó aquí pero es una sonrisa parcial, no sonríe
completamente. Es algo misterioso, me mantiene adivinando acerca de si está
Página

siendo serio o bromeando.


El mesero trae nuestras bebidas. Me fijo en la espuma de mi capuchino y me
doy cuenta que va a estar por todo mi rostro cuando lo beba. Ni siquiera pensé en
eso.

Pearce sorbe su expreso elegantemente, como si hubiera tenido lecciones sobre


cómo hacerlo. Luego baja la taza. —Debería mencionar que tu declaración anterior
acerca de mi limitado tiempo es cierta. Pero esta noche me he tomado la tarde libre
y sería un placer pasarla contigo. A menos que tengas que hacer alguna otra cosa.

¿Quiere pasar su tarde conmigo? ¿Tomando café? Entonces supongo que esta es
una cita.

—Tal vez debería explicar —dice, cuando no respondo—. Me sentía bastante


extraño encontrándome aquí contigo solo para un café, debido a que es casi la hora
de la cena. Si no te importa, me gustaría llevarte a cenar después de que hayamos
terminado aquí.

—Cenar. Sí, eso sería agradable. —Sueno nerviosa. ¿Por qué estoy tan
nerviosa? Le echo un vistazo a mi vestido—. ¿Lo que llevo puesto es adecuado?
Porque podría ir a casa y cambiarme.

Su sonrisa se hace ligeramente más amplia. —Es perfecto. Te ves hermosa.

—Gracias. —Siento el rostro enrojecer. No me esperaba el cumplido. Apenas


llevo algún tipo de maquillaje y no me tome mucho tiempo en mi cabello. Lo deje
suelto y lo puse sobre mi hombro izquierdo en su estado natural ondulado en lugar
de alisarlo.

Tomo un sorbo de mi capuchino y siento la espuma en mi nariz.

Antes de que pueda tomar mi servilleta, Pearce me alcanza con la suya y limpia
la espuma. —Los capuchinos pueden ser desastrosos.

—Debería haber ordenado algo diferente. —Me seco los labios con la
servilleta—. Esto es vergonzoso.

—No hay ninguna razón para estar avergonzada. —Toma de su café, luego
dice—: Háblame de ti. ¿De dónde eres?

—Un pequeño pueblo de Indiana.

—Nunca he estado en Indiana. ¿Qué tal es?

—La zona donde crecí, es más que nada tierra agrícola. Mis padres son
granjeros. —Bajo la mirada, siento como mi rostro se enciende. No debería estar
avergonzada de dónde vengo o el hecho de que mis padres sean granjeros, pero lo
75

estoy, porque me he dado cuenta que algunas veces las personas aquí se burlan de
Página

mí por ello.
—Te estas sonrojando —dice Pearce—. ¿Puedo preguntar por qué? Esta vez no
es por el capuchino.

Levanto la vista hacia él. —Es solo que las personas de aquí, al menos aquellas
de mi universidad, tienden a juzgarme por haber crecido en una granja.

—¿Juzgarte? ¿Cómo?

—Ellos solo asumen cosas. Actúan como si no fuera tan inteligente o


sofisticada como ellos.

—Rachel, no estoy juzgándote —dice en un tono serio—. Y nunca lo haría.


Las personas que lo hacen o están mal informados o son simples ignorantes. Estoy
seguro que ninguno de ellos a siquiera estado en una granja, por lo que hacer
cualquier tipo de juicio respecto de tales temas solo resalta su ignorancia.

Sonrío. —Nunca escuché que lo pusieran de ese modo. Quizás debería


anotarlo y utilizarlo con uno de mis compañeros.

—Así que, ¿te gustó haber crecido en una granja?

—Quizás podríamos hablar sobre ello en algún otro momento.

—¿No te gusta hablar sobre eso?

—No es eso. Solo preferiría no hablarlo esta noche.

Sinceramente, hablar sobre mi hogar me recuerda a mi sobreprotectora madre,


a Adam y el embarazo, y no quiero pensar acerca de esas cosas. No mientras estoy
aquí con Pearce. Acabo de conocerlo y es demasiado pronto para sacar temas tan
personales.

—Cuéntame sobre ti —digo—. ¿Eres de Connecticut?

—Sí. Crecí en una pequeña ciudad a lo largo de la costa. Mis padres aún viven
ahí. Está a casi media hora de aquí.

—¿Y dónde vives ahora?

—Tengo un loft5 en Weston.

He conducido a través de Weston. Es un área muy adinerada. Incluso un


apartamento sería costoso allí.

Muevo la cuchara a través de la taza, luego hundo un poco la espuma para así
poder beber el cappuccino sin hacer un desastre en el rostro. —Cuéntame sobre tus
padres. ¿Los ves mucho?
76
Página

5
Estás construcciones tienen espacios enormes con mucha iluminación y sin divisiones, tienen una
arquitectura lineal.
—Veo a mi padre todos los días.

—Eso es cierto. Es tu jefe. ¿Eso es raro para ti, o te gusta?

Se aclara la garganta. —Preferiría no hablar de mis padres.

—¿Quizás en otro momento? —sonrío.

—Sí. —Asiente—. Cuando me cuentes sobre crecer en una granja, te contaré


sobre mis padres.

—Es un trato. —Extiendo la mano, solo bromeando, pero en lugar de


sacudirla, toma mi mano en la suya y no la deja ir. En su lugar descansa nuestras
manos unidas sobre la mesa como si fuera la cosa más natural del mundo. Pero
tiene a mi corazón golpeando como loco. Y él aún parece perfectamente tranquilo.
Probablemente ha salido con tantas mujeres que esto no es gran cosa.
Probablemente hace esto todo el tiempo. Sostener las manos con una mujer que
acaba de conocer. Lo hizo con completa confianza así que claramente lo ha hecho
muchas veces antes.

Nuestras manos permanecen unidas sobre la mesa mientras seguimos


hablando. Le cuento acerca de mis clases en Hirshfield y él habla acerca de sus años
en Yale y antes de que lo sepa, son las ocho y notamos que probablemente
deberíamos ir a cenar.

Encontramos un sitio donde cenar una calle más abajo de la cafetería. Es solo
un restaurante casual por lo que no estaba segura de si él querría entrar, pero lo
hizo. Estoy segura de que está acostumbrado a comer en restaurantes mucho más
lujosos, pero no actuó como si este lugar fuera indigno para él.

Tras haber ordenado, él dice—: ¿Estás nerviosa a mi alrededor, Rachel?

Dudo. —Sí. Un poco.

—¿Es el traje? Debería haberme cambiado a algo más casual. Los trajes pueden
ser intimidadores. Demasiado corporativos.

—No, no es el traje. Me gusta el traje.

—¿Entonces qué es lo que te pone nerviosa a mi alrededor?

—Solo el hecho de que eres conocido y estás acostumbrado a estar alrededor de


personas importantes y mujeres hermosas.

Eso fue brutalmente honesto. ¿Por qué fui tan honesta con él? Debo estar
sintiéndome más a gusto a su alrededor si fui tan honesta.
77

—¿Y tú no eres importante? ¿O hermosa?


Página

—No estoy diciendo eso. Es solo un tipo diferente de…


—Rachel. —Se estira para alcanzar mi mano, la cual está sobre la mesa—. Eres
extremadamente hermosa, que es por lo que no he podido quitar mis ojos de ti las
últimas dos horas. Y acerca de tu importancia, todos son importantes. Mientras que
es cierto que el dinero puede comprar la importancia, es falsa y puede ser quitada
tan rápido como fue entregada. Tan solo te conocí y ya considero que eres una de
las personas más importantes que conozco.

—¿De verdad? ¿Por qué?

Hace una pausa para pensar, su mano rozando la línea de la mandíbula. —


Pareces ser capaz de sacar algo dentro en mí. Un lado diferente que honestamente
había olvidado que estaba ahí. El lado menos serio. El lado que no es consumido
con el trabajo. Ni siquiera he pensado en trabajo las últimas dos horas.

Sonrío. —¿Este es tu lado menos serio?

—Sí, ¿por qué preguntas?

—Aún pareces bastante serio.

—Usualmente soy mucho más serio. Rara vez sonrío.

—Entonces supongo que estoy viendo tu otro lado porque has sonreído mucho
esta noche.

—Entonces, ¿qué más te pone nerviosa a mí alrededor?

—El hecho de que eres tan educado. La forma en que hablas. Tus ropas. Tus
modales impecables.

Él ríe. —Los modales fueron instalados en mí desde una edad temprana. Es un


mero hábito ahora. Y sabía que el traje era una mala elección. Debería haberme
cambiado —Se acaricia la mandíbula otra vez—. Pero no me afeité así que puedes
obtener algunos puntos por eso. Iba a hacerlo antes de venir pero lo olvidé. Mi
madre moriría si supiera que he llevado a una mujer a cenar sin primero haberme
afeitado.

—Creo que te ves bien. No necesitabas afeitarte.

—Eso es amable de tu parte pero debí haberme afeitado.

La mesera llega con nuestras ensaladas.

Mientras comemos, digo—: Realmente no irás a esa visita el viernes, ¿no?

—¿Por qué no iría? —Él estaba a punto de tomar un bocado de su ensalada,


pero ahora apoya el tenedor sobre tu plato.
78
Página

—Porque es en este museo realmente pequeño sin una gran colección. Solo
trabajo allí porque puedo practicar cómo dar visitas guiadas y está cerca del
campus. Estoy segura de que has ido a los museos más grandes del mundo por lo
que sería una pérdida de tiempo para ti ver este.

—No es una pérdida de tiempo. Iré porque tú estarás allí. Y estoy ansioso por
esa visita. ¿Cuánto dura?

No respondo. Aún estoy atrapada en lo que acaba de decir. Iré porque tú estarás
allí. Supongo que asumí que esa era la razón por la que iría, pero no puedo creer
que solo lo admitió. Eso fue valiente. Y muy sexy. Admiro su confianza. Soy
demasiado vergonzosa para admitir cuando me gusta alguien. En su lugar dejo caer
insinuaciones que los chicos nunca parecen captar.

—¿Rachel?

—Sí. Lo siento. La visita usualmente dura media hora.

—Si el museo no tiene una gran colección, ¿cómo ocupas media hora?

—Me salgo del guion y agrego mi propia selección de hechos históricos que
encuentro interesantes, adaptándolos a la audiencia, por supuesto.

Coloca su tenedor en el plato y se reclina en su silla. —¿Y qué clases de


audiencia tienes?

—De todo tipo. Muchos de la escuela primaria. Ellos son mis favoritos. Amo a
los niños. Hacen las preguntas más divertidas. Y luego están los chicos de la escuela
secundaria, quienes probablemente son mis menos favoritos porque no quieren
estar ahí, así que no prestan atención. A veces tenemos gente de un grupo base que
tiene síndrome de Down. Algunos de ellos no entienden lo que estoy diciendo por
lo que hago la visita más visual para ellos. Utilizo imágenes, mapas, dibujos y fotos
en lugar de solo hablar. Y luego está el grupo principal que son las personas
mayores de las residencias de ancianos. Siempre son muy agradables y sonríen
mucho, incluso cuando lo arruino.

Pearce está mirándome, sin decir nada.

—¿Te he aburrido totalmente?

Él sonríe. —No, en absoluto. Lo encuentro fascinante. ¿Así que tú sola te


encargaste de idear todas estas visitas diferentes? ¿Categorizándolas para cada
grupo?

—Sí, porque a veces la historia puede ser aburrida. Mi objetivo es hacerla


menos aburrida. Y para hacer eso, debo considerar lo que las diferentes personas
encuentran interesante. Por ejemplo, a los niños pequeños les gusta escuchar acerca
79

de cosas asquerosas o monstruosas. O les gusta oír acerca de cómo era ser un niño
un centenar de años atrás.
Página
—Deberías haber entrado en negocios. Identificando a tus clientes. Evaluando
sus necesidades. Personalizando tus productos para satisfacer esas necesidades.
Algunos de mis compañeros graduados de MBA en Harvard aún no asumen como
hacer eso. Y sin embargo tú pareces estar haciéndolo sin problemas.

—No sé nada de eso, pero me gusta lo que hago. Y realmente mi objetivo es


solo para que las personas se interesen en la historia y que quieran aprender más
sobre ella. Porque tan cliché como suena, la historia no se repite a sí misma. Sin
embargo continuamos cometiendo los mismos errores una y otra vez. No
aprendemos del pasado. Y tal vez la razón de eso es debido a que nadie quiere ir
atrás y mirar esos errores y averiguar cómo podemos evitar repetirlos en el futuro.
—Tomo el vaso de agua—. Esa es una opinión de un idealista, lo sé. En un nivel
más realista, mi objetivo es hacer que las personas estén más interesadas en la
historia.

Él aún me mira fijamente mientras tomo un sorbo de agua. Él apenas y tocó su


ensalada. —Eres muy inteligente.

—Gracias. —Miro hacia abajo y ajusto la servilleta en mi regazo.

Siento su mano en mi brazo. —¿Hay algo mal?

Mis ojos encuentran los suyos de nuevo. —No. Solo no estoy acostumbrada a
recibir tantos cumplidos. Me has dado un montón de ellos esta noche.

—Realmente no son cumplidos. Simplemente estoy exponiendo los hechos.


Eres hermosa, inteligente, trabajadora. Eres una increíble gran mujer.

Sonrío. —Ahora me estás haciendo sonrojar. Cambiemos de tema.

Hablamos durante toda la cena y el postre. Estamos en el restaurante hasta la


diez, el tiempo se fue muy rápido, no estaba lista para partir. Finalmente me relajé
alrededor de Pearce y me encontré hablando de todo tipo de cosas, desde historias
de la infancia hasta la actualidad. Nunca me quedé sin nada que decir y él
tampoco. La conversación fluyó. Era fácil y natural, y yo no quería que terminara.

Pero a las diez partimos y me acompañó a mi auto.

—Lo he pasado muy bien esta noche —dije, mientras nos detuvimos en el
auto—. Gracias por la cena.

—Ciertamente. Gracias por aceptar ir conmigo. Discúlpame por no darte más


pre aviso.

—Me alegro de que lo sugirieras. Nos dio más tiempo para hablar. —Sonreí—.
80

Pero todavía no me dijiste acerca de tu empresa.


Página

Él asiente. —En otro momento.


—Así que ¿nos vemos el viernes? ¿A las cuatro?

—Sí. Ya he despejado mi horario.

—¿Qué recorrido te gustaría?

—¿Qué recomendarías?

—El recorrido de la tercera edad probablemente es el que encuentres más


interesante. —Me rio cuando veo su rostro—. No es por que seas viejo. No me
refiero a que sea así. Tal vez debería crear una nueva visita guiada. La de negocios.
Entonces, podrías decirle a todos tus amigos y yo tendría un nuevo conjunto de
clientes.

—No quiero que hagas todo ese trabajo. La visita guiada de la tercera edad
estará bien.

—No. Haré uno nuevo solo para ti. Estoy tratando de conseguir que te guste la
historia, ¿recuerdas?

—Muy bien entonces. Quedo a la espera. —Hace una pausa—. Y espero verte
de nuevo.

Siento que mi corazón se acelera cuando lo dice. Estamos de pie cerca,


nuestros cuerpo casi tocándose pero no del todo. Él mantiene una pequeña
distancia entre nosotros, probablemente para que no me sienta incomoda. He
aprendido esta noche que Pearce es todo un caballero. Y eso me gusta. En estos
días, es raro conocer a un chico con tan buenos modales.

Nos miramos fijamente uno al otro todo el tiempo que hemos estado de pie
aquí. Es como que no podemos mirar a otro lado. Como que no queremos irnos.
Creo que está esperando por mí, pero no puedo. Aún no.

Con sus ojos aún en los míos, se acerca y desliza su brazo alrededor de mi
cintura, su mano ligeramente agarrándola. Su otra mano se eleva al lado de mi
rostro. Entonces se inclina hacia abajo y presiona sus labios con los míos. Sus
labios son suaves y cálidos, su toque es suave y me relajo en su brazo que ahora
está apretado a mi alrededor. Se detiene un momento, su aliento sobre mis labios.
Espero que él continúe pero luego siento su agarre aflojarse mientras se aleja
lentamente.

Nuestros ojos se encuentran y puedo decir que lo siente. Ese no fue cualquier
beso. Eso fue diferente. Hubo una intimidad allí que normalmente no siento con un
primer beso. Por lo general no siento nada con el primer beso, porque no conozco a
la persona bien. Y aunque no conozco a Pearce así de bien, todavía sentí algo con
81

ese beso. Algo que nunca he sentido con nadie más. Es difícil de explicar con
Página

palabras. Es más bien un sentimiento.


Y a pesar que solo utilizó sus labios y no su lengua, su beso encendió fuego en
mí. Un deseo de más. Hay química seria entre nosotros. Sentí eso cuando nos
conocimos en Yale ese día, y luego otra vez esta noche, en el momento que llegó a
la cafetería. Es como si esta energía estuviese emanando de nosotros. Una atracción
que es tan fuerte que si no estuviéramos de pie en la calle en este momento,
podríamos terminar haciendo cosas que no deberíamos hacer en una primera cita.

—¿Puedo acompañarte a casa? —pregunta él.

Me toma un momento despertar de las secuelas de su beso. —Um, no. Tengo


mi auto.

Obviamente mi mente todavía no está intacta. Estamos de pie justo al lado de


mi auto.

Sonríe un poco. —Lo que quiero decir es, ¿podría seguirte a tu casa y caminar
contigo hasta tu puerta?

—Oh, No. Eso no es necesario

—¿Estas segura?

—Sí, pero gracias por la oferta.

Abre la puerta de mi auto, pero antes de entrar, le pregunto—: Después del


museo el viernes, ¿estás ocupado?

Sus labios se mueven hacia arriba en una sonrisa un poco más grande. —¿Por
qué lo preguntas?

—Me preguntaba si tal vez te gustaría cenar después. Pero si tienes planes, no
te preocupes por ello.

Levanta mi barbilla y me mira a los ojos. —Voy a despejar los planes que tenía.
Porque me encantaría cenar contigo de nuevo.

—¡Excelente! Entonces te veo el viernes. —Trato de sonar casual pero por


dentro mi corazón está latiendo muy rápido, me siento sin aliento.

Su mano está aún ahuecando mi barbilla, y levanto mi rostro hacia él. Nuestras
miradas se encuentran y lentamente se inclina y me da otro beso. Es un suave y
gentil beso pero provoca más chispas dentro de mí.

Se aleja. —Buenas noches, Rachel.

Apenas puedo respirar, aun recuperándome de ese beso.


82

—Buenas noches —digo rápidamente, entonces entro al auto. Me observa


Página

marchar.
Esa fue la mejor cita que he tenido en mi vida. Pearce fue amable, generoso,
buen oyente, caballero, excelente besador. Podría seguir y seguir.

Esta es solo nuestra primera cita y estoy sintiendo demasiado por este chico.
¿Qué estoy haciendo? Esto no se supone sea una cita. No se suponía que me
gustaría tanto. Tenía la esperanza de encontrarnos y que no le gustara y finalmente
saldría de mi cabeza. Pero ahora estaré pensado en él aún más.

No pensé que esto iría a ninguna parte. Y tal vez no lo hará. Pero ahora lo
quiero.

83
Página
Pearce

N
o sé lo que acaba de pasar. Creo que he ido a una cita. A una cita con una
mujer increíblemente inteligente y hermosa. No se suponía que fuese una
cita. Solo íbamos a tomar un café para charlar. Pero entonces la invité a
cenar. No lo había planeado, pero cuando la vi de nuevo, supe que una hora en la
cafetería no sería suficiente. Quería pasar más tiempo con ella. E incluso después de
otras cuatro horas, seguía sin ser suficiente.

Lo de esta noche definitivamente era una cita. No he tenido una cita desde la
universidad y me prometí a mí mismo no volver a ir a una nunca más. Al menos no
a una real. ¿Por qué lo haría? Tengo suficientes mujeres para calmar mis
necesidades sexuales y no tiene sentido ir a una cita cuando sé que cuando llegue el
momento tendré que casarme con quien sea que elijan.

Así que, ¿qué estaba haciendo esta noche? No puedo estar con alguien como
Rachel. Lo sabía y aun así he vuelto a quedar con ella el viernes por la noche. Y es
aún peor que ahora me parece que falta mucho para la noche del viernes. Es
miércoles por la noche así que solo queda un día, pero quiero verla de nuevo ya.

Necesito parar esto. Terminarlo antes de que empiece. Pero no puedo. Tengo
que verla. Nunca he salido con una mujer como Rachel. Alguien que sea amable,
generosa y auténtica. Esas cualidades no suelen estar presentes en las mujeres con
las que he estado en el pasado o en cualquiera de las que estoy acostumbrado en mi
vida. Estoy rodeado de miembros de la alta sociedad, mujeres a las que solo les
importa su aspecto y su posición respecto a sus amigos de su círculo. Mi madre
también es así, por lo que crecí pensando que todas las mujeres eran de esa manera.
Por supuesto, con los años, encontré muchas mujeres fuera de ese mundo, pero sigo
sin haber conocido a nadie como a Rachel.

Estaba preciosa esta noche. También lo estaba cuando la vi ese día en Yale.
Tiene una belleza natural que es simplemente despampanante. Ningún cirujano
plástico sería capaz de replicar ese tipo de belleza. Conozco mujeres que han
gastado miles de dólares intentando conseguir ese aspecto, pero siempre termina
pareciendo falso. Una nariz que es demasiado pequeña o demasiado puntiaguda.
84

Ojos que son demasiados apretados. No se puede replicar una belleza pura y
Página

natural como la que tiene Rachel.


No pretendía estar mirándola toda la noche, pero no podía quitarle mis ojos de
encima. Su cabello moreno colgaba en ondas largas y suaves enmarcando su rostro.
Y me encantaba su vestido. Tan sencillo y aun así parecía elegante. Era sin mangas,
enseñando sus delgados y tonificados brazos. Me pregunto si hace algún tipo de
deporte. No lo ha mencionado, pero no sé cómo podría mantenerse en tan buena
forma sino. El vestido era del mismo tono azul de sus ojos. Esos ojos. No puedo
tener suficiente de ellos. No es solo su color sino el calor y la emoción que
transmiten. Y su sonrisa. Ilumina la habitación. Aunque había oído antes esa
expresión nunca la había creído hasta que pude verlo por mí mismo.

Nuestra conversación mantuvo mi interés las cuatro horas que pasamos juntos,
Eso no ocurre nunca. Normalmente cuando la gente está hablando durante tanto
tiempo, mi mente va a la deriva y tengo que esforzarme en estar atento. Pero
Rachel ha cautivado mi atención todo el tiempo.

Y ese beso. He roto mi propia regla. Sin besar. Pero cuando puse el brazo
alrededor de su pequeña cintura y la miré a los ojos no pude detenerme a mí mismo
y la besé. Y no sé qué sucedió, pero ese beso me hizo algo. Obviamente, debido a
que me atrae, causó una respuesta sexual, pero era más que eso. Sentí una cercanía
a ella que nunca había sentido al besar a una mujer. No quería que el beso acabase.
No creo que ella tampoco quisiese. Pero pensé que debería terminar y me alejé.

Limité el beso a solo sus labios. Me hubiese gustado que fuese más íntimo, pero
no pensé que estuviera bien porque nos acabamos de conocer. Lo que no tiene
sentido ya que normalmente me saltaba el beso y tenía sexo con las mujeres
después de media hora de conocernos. De hecho, es lo que hice la otra noche con
Rielle. Pero no lo haría con Rachel. No me sentiría bien con ello.

También fuimos de la mano. Nunca voy de la mano con ninguna mujer. Es


otra regla más que he roto. Pero no pude detenerme. Tenía que tocarla, y cuando lo
hice, no podía dejarla ir.

Estoy tan consumido con pensamientos sobre Rachel que me pasé la entrada de
mi edificio. Me doy la vuelta y conduzco hacía la puerta, deteniéndome en la caseta
del guardia de seguridad. Bajo mi ventanilla.

—Bienvenido de nuevo, Sr. Kensington. El guardia me sonríe y aprieta el


botón para abrirme la puerta.

—Gracias George.

—¿Volviendo a casa del trabajo?


85
Página

—No. Estaba cenando fuera.


Asiente. —Ha debido de ser una chica muy especial.

Alzo las cejas. —¿Por qué lo dice?

—Nunca le he visto sonreír así antes. Me imaginé que tenía que ser por una
chica.

Me aclaro la garganta. —Sí, bueno, pase una buena tarde George.

—Igualmente, Sr. Kensington.

Atravieso la puerta hacia el garaje subterráneo y aparco en mi plaza.


Compruebo mi reflejo en el retrovisor. No estoy sonriendo. ¿De qué estaba
hablando ese hombre? ¿Estaba sonriendo cuando me acerqué a la puerta? ¿Cuándo
mi mente seguía pensando en Rachel?

Esto era muy preocupante. No dejo que las mujeres me afecten de este modo.
Tengo sexo con ellas. Las llevo a cenar, a la ópera, al ballet o a algún evento de
caridad. Pero ahí termina. No me veo envuelto en ellas. Me gusta tener el control
todo el tiempo. ¿Por qué siento que estoy perdiendo el control con Rachel?

***

Al día siguiente en el trabajo, intento concentrarme en las hojas de cálculo que


muestran las últimas cifras de ventas y ganancias del proyecto durante un cuarto de
hora, pero nada tiene sentido. Solo es un mar de columnas con números en ellas.

Cada vez que intento concentrarme en una columna, comienzo a pensar en lo


que pasó anoche. Sigo intentando analizar que pasa conmigo cuando estoy con
Rachel. Tiene que haber una explicación lógica del porqué siento algo tan fuerte
con ella.

Soy una persona muy racional y cuando no puedo encontrar una explicación
lógica para algo, me enfado. Y mis sentimientos por Rachel no tienen nada de
racional. Lo único que se me ocurre es que me está prohibida, y cuando se le niega
algo a una persona, esta lo quiere todavía más. Es sencilla naturaleza humana.
Psicología básica.

Rachel me está prohibida por varios motivos. Primero, salir con ella rompe mi
autoimpuesta regla de no tener citas. Segundo, no encaja en mi mundo y nunca lo
hará. No es rica. No tiene el apellido adecuado. No fue a las escuelas adecuadas
cuando crecía. Tres, no tiene permitido estar en mi mundo. Mis padres me matarían
86

si supieran que salgo con ella, y los Dunamis me castigarían. Por último, si
continuase viéndola y de alguna manera me fuese permitido estar con ella, nunca
Página

duraría porque nunca sería capaz de conocerme realmente. No puede ver el lado
que mantengo escondido. Mi lado oscuro. Nunca puede averiguar lo que he hecho.
No puede saber sobre los Dunamis y lo que hacen, o quiénes son los miembros, o
como me veo forzado a hacer cosas que no quiero hacer. Ella no puede saber nada
de eso, por lo que no puedo seguir lo que sea esto que he empezado con ella.

Es mediodía y decido llamarla. Necesito cancelar nuestra cita de mañana y


decirle que estoy ocupado. Si me llama de nuevo después de eso, seguiré diciendo
que estoy ocupado hasta que capte el mensaje. No es lo que quiero hacer, pero
tengo que hacerlo. Es lo mejor.

Contesta al tercer tono. —Hola, soy Rachel.

Solo con oír su voz siento que estoy sonriendo. ¡Maldita sea! Me enderezo en la
silla y trato de mantener un tono de negocios.

—Hola. Rachel, soy Pearce.

—Hola, Pearce. Su voz sube a un tono ligeramente más agudo. No


esperaba que llamases. No estás cancelando lo nuestro, ¿no? Porque he estado
buscando y he encontrado algunos hechos interesantes de la Guerra Civil de los que
incluso yo no había oído nunca. Y tengo una historia realmente fascinante sobre
uno de los soldados que muy poca gente conoce. Realmente estoy deseando este
recorrido. Y, bueno, realmente quiero volver a verte.

Ahí va mi plan. No puedo decirle que no. No ahora. No después de que haya
dicho todo eso. Generalmente no tengo ningún problema diciendo que no a la
gente, pero no puedo obligarme a hacerlo con Rachel. Ella es tan dulce y ha sido
muy amable por hacer todo ese trabajo para preparar mi recorrido. Y cuando ha
dicho que quiere volver a verme, mi sonrisa se hizo más grande. Una sonrisa
completa, que nunca hago. Pero no podía controlarlo. Me siento de la misma
manera que ella. No puedo esperar a volverla a ver. Incluso si no hubiera dicho
todo eso, seguiría sin haber sido capaz de cancelar nuestra cita de mañana.
Lógicamente, sé lo que necesito hacer, pero parece que tiro la lógica por la ventana
en lo que respecta a esta chica.

—También quiero verte le digo, con la maldita sonrisa todavía en el rostro.
Espero que no entre nadie. Pensarán que he perdido la cabeza. Y para la cena, tú
eliges el lugar. Cualquier sitio al que te gustaría ir.

—Vale. Se detiene—. ¿Solo llamabas para saludar? No te he dado la


oportunidad de decir por qué has llamado.
87

—Estaba pensando en ti y quería saber cómo iba el día.


Página

—Me está yendo bien. Gracias. ¿Y el tuyo?


—Lento, pero bien.

—Por cierto, también estaba pensando en ti, así que me alegra que me llamaste.
Quería llamarte, pero sé que estás ocupado con el trabajo y no quería interrumpir
nada.

—Llámame cuando quieras. Si no contesto, deja un mensaje y te llamaré


cuando pueda.

—Vale, bien, disfruta del resto de tu día.

—Tú también. Adiós, Rachel.

—Adiós, Pearce.

Una de las secretarias aparece en la puerta de mi oficina. —Sr. Kesington, Jack


Ellit acaba de llamar. Dijo que ha estado tratando de ponerse en contacto con
usted. Se suponía que se reuniría con él para comer hace diez minutos.

Me levanto de golpe. —Sí. Lo olvidé por completo. Gracias por recordármelo.


Ya voy para allá.

Jack es mi mentor en Dunamis. A cada joven le es asignado un mentor cuando


nos enteramos de nuestra pertenencia a este grupo. Me enteré cuando tenía
dieciséis años, pero no me estuvo permitido asistir a las reuniones hasta que tuve
veinte. Esa es la edad en la que la mayoría de jóvenes se enteran. Pero mi padre
sintió la necesidad de decírmelo más temprano. Decía que conocer la verdad sobre
cómo funciona el mundo me haría un hombre antes.

Le odio por eso. Me robó los años que me quedaban de infancia. Mientras el
resto de los chicos de mi edad llevaban una vida sin preocupaciones, asistiendo a
fiestas, bailes y partidos de fútbol, yo tenía que vivir con el hecho de que mi padre
mató a un inocente extraño delante de mí, y luego escucharle decirme como eso es
algo que se hace todos los días y que nadie lo sabe. Él y el resto de los miembros
cometen crímenes horribles. Los líderes de la sociedad, que se dicen a sí mismos
que lo hacen por el bien del país. Por el bien del mundo. Después de que mi padre
me lo dijese, la poca inocencia que quedaba de mi infancia fue destruida. Y cuando
me dijo que yo pronto sería parte de esto, perdí cualquier esperanza que tenía para
el futuro.

No se me asignó un tutor hasta el año pasado. No podía tener uno antes de eso
porque no estaba por aquí. Estuve en Yale hasta que cumplí veintidós y luego fui
88

directamente a la escuela de postgrado en Harvard. Cuando me gradué y comencé


a trabajar a tiempo completo en Kensington Chemical, por fin fui presentado a Jack
Página
Ellit, mi mentor. Él tiene cincuentaiocho años, está casado y tiene dos hijas, ambas
casadas con otros miembros.

Hasta ahora, no he pasado mucho tiempo con Jack. Posee una gran empresa de
telecomunicaciones y viaja a menudo por trabajo. Le veo en las reuniones y cuando
quedamos para comer una vez al mes, pero eso es todo.

Se supone que los mentores nos enseñan cómo realizar nuestras asignaciones y
completarlas con éxito. Nos enseñan las reglas y se aseguran de que las seguimos.
También están ahí para que tengamos a alguien con quien hablar cuando nos
cuesta ser parte de la organización. Ser un miembro conlleva dilemas éticos que
pueden causar estrés psicológico y emocional. Eso no es así para todos, pero sí para
la mayoría, especialmente para los miembros más jóvenes que no llevan en esto
demasiado tiempo. A veces solo necesitas a alguien con quien hablar, y ya que no
podemos hablar sobre esto con nadie de fuera de Dunamis, tenemos que hablar con
otro miembro.

Mi padre se enfadó cuando me asignaron un mentor. Quería entrenarme él


mismo, pero eso va contra las normas. Los mentores no pueden ser familiares. Por
supuesto, eso no le ha detenido de enseñarme cosas que considera importantes,
principalmente como acallar cualquier atisbo de emoción para completar las
asignaciones y poder alcanzar algún día una posición más alta dentro de Dunamis.
No tengo ningún deseo de ser ascendido a un nivel superior pero no se lo he dicho.
Tan solo le dejo decir esas cosas y hago como que le escucho.

Me reúno con Jack en un comedor privado cerca de su oficina, que es la sede


central de su empresa. Nos tenemos que reunir en comedores privados como este,
ya que en un restaurante nos arriesgamos a tener a alguien escuchando lo que
decimos. Necesitamos completa privacidad y una localización segura.

—Jack, siento llegar tarde. Entro y lo veo de pie al lado de una pequeña
mesa redonda cubierta con un mantel de lino blanco.

Jack es más bajo que yo, alrededor de metro ochenta, con una constitución
robusta. Su cabello es grueso y blanco, y lleva la piel morena por todo el tiempo que
pasa al aire libre, jugando al golf o navegando. Lleva un traje azul marino con una
corbata de rayas azules y amarillas. Es uno de los pocos miembros que llevan
colores brillantes de esa manera. La mayoría lleva corbatas de color plata o gris
oscuro. Y casi todos usamos trajes negros, a veces con algo de gris, pero casi nunca
azul marino.

Jack me sonríe cuando nos damos la mano. —No hay ningún problema,
89

Pearce. Todos estamos ocupados y perdemos constancia del paso del tiempo.
Página
—Eso no es excusa. Debería haber sido puntual. Me disculpo de nuevo. No
volverá a pasar.

Señala a la mesa. ¿Deberíamos sentarnos?

Nos sentamos. En la mesa hay dos copas de agua al lado de dos vasos más
bajos y anchos llenos de whisky. Nuestro almuerzo también se encuentra allí,
cubierto con cubreplatos de plata. Los camareros no pueden estar aquí durante
nuestros encuentros, por lo que tenemos que quitar los cubreplatos nosotros
mismos y dejarlos en la bandeja que está al lado de la mesa.

Nuestra comida consta de un pequeño bistec con espárragos y patatas asadas


de guarnición, Jack tiene un paladar sencillo, otra cosa más que le diferencia de
otros miembros. Para él una buena comida es un costoso corte de carne preparado
bajo sus especificaciones y servido con una guarnición de patatas. El resto de
miembros prefieren comidas gourmet cocinadas con ingredientes que sean difíciles
de obtener y por ello de precio exorbitante.

Cuando Dunamis tiene reuniones o fiestas, Jack siempre se queja de la comida.


Sus protestas no son bien recibidas. El resto de miembros le miran con molestia,
pero suelen mirarle así a menudo, por lo que está acostumbrado.

Jack es un poco rebelde. Lleva las reglas hasta sus límites y no le asusta
expresar su opinión en voz alta cuando no está de acuerdo con algo. Su actitud
rebelde es lo que más me gusta de él. En el fondo, también soy un rebelde. Mi
padre constantemente intenta librarse de ese rasgo mío y hacerme más obediente, y
casi lo ha conseguido, pero no del todo. Sigo haciendo cosas a sus espaldas, cosas
que no aprobaría. Como salir con Rachel. Se pondría furioso si supiese que estoy
viendo a una mujer como ella.

Mi padre conoce la reputación de Jack de alborotador que desafía a las reglas,


por lo que estaba indignado cuando se enteró de que Jack era mi mentor. Intentó
hacer que eligiesen a alguien más, pero no lo hicieron. Estoy un poco sorprendido
de que me emparejasen con Jack, ya que ambos tenemos un poco de rebeldes. Pero
también es cierto que mantengo mayormente escondido ese lado de mí, por lo que
aparte de mi padre, el resto de los miembros probablemente no se dan cuenta de
que está ahí.

—Así que, ¿qué has estado haciendo, Pearce? —dice Jack mientras corta su
filete, que está chamuscado por fuera pero tan crudo por dentro que gotea sangre.

—He estado ocupado en el trabajo. Dieciséis horas al día, siete días a la


90

semana. Corto mi propio filete, que está en su punto. Cuando le conoces por
Página
primera vez, Jack te pregunta cómo te gusta la carne. Cuando te invita a comer más
tarde, se asegura de que su chef lo prepare exactamente como te gusta.

—Necesitas buscarte algún pasatiempo —dice. Puede que ir a clases de


vuelo. Consigue una licencia de piloto. O empieza a navegar. Podría meterte en mi
club náutico.

—Mi padre no me permite tener pasatiempos a menos que puedan beneficiar a


la compañía. Jugar al golf está dentro de la lista de permitidos, pero solo porque es
una actividad que hacemos con clientes.

Jack toma un bocado de su filete sanguinolento, sin molestarse en acabar de


masticar dice—: ¿Cuándo vas a parar de escuchar a tu padre? Eres un hombre
adulto. Holton no debería estar diciéndote que hacer.

Me río un poco ya que, si mi padre escuchase a Jack decir eso, probablemente


le estrangularía. Nunca serás lo bastante mayor para superar la obediencia a la autoridad
de tu padre. Eso es lo que me dijo cuándo intenté usar el argumento de ―ya soy un
adulto‖. Decirle que ya era un adulto que podía tomar mis propias decisiones no
hizo nada más que provocar una pelea entre nosotros.

—Jack, creo que conoces a mi padre lo suficientemente bien para saber que
nunca parará de decirme lo que tengo que hacer. A lo largo de los años, he
aprendido que no seguir sus órdenes es más difícil que seguirlas.

—Puede que eso sea cierto para algunas cosas, pero para otras, necesitas
adoptar una postura. Clava su tenedor en una patata—. Elige tus batallas. ¿No es
eso lo que dicen?

—Sí. Pero con él no es tan sencillo.

Bebe un trago de whisky. —¿Qué más? ¿Tienes a alguna chica en tu vida?

Sonrío ante el repentino cambio de tema. Es algo típico en él, pero nunca estoy
preparado. A veces los temas o las cosas que dice son inapropiadas o inoportunas.
El resto de miembros han intentado que pare de hacerlo, pero Jack no les hace
caso. No le importa lo que otras personas piensen de él.

—No, no estoy viendo a nadie. No puedo contarle acerca de Rachel. No le


puedo hablar a nadie acerca de ella.

—Escuché que tuviste una cita con Rielle Hanniford. Lleva un pedazo de
91

carne a su boca y lo mastica.


Página

—¿Dónde escuchaste eso?


—Tengo ojos en todos lados, Pearce. Tengo que hacerlo. Y en cuanto a Rielle,
le di a su padre algo de dinero para invertir y ahora tengo que tener un ojo en él y
en su familia para asegurarme de que realmente lo están invirtiendo y no
malgastándolo. Hace años, confié a un hombre mi dinero y acabé perdiéndolo en
un esquema Ponzi6. Desde entonces, he sido más cuidadoso. Además, espiar a
Hanniford me da la oportunidad de poner a prueba mi nuevo equipo de vigilancia.

La empresa de telecomunicaciones de Jack no se reduce a líneas telefónicas.


También fabrican equipos empleados en espiar a las personas. Su compañía es líder
en la producción de este tipo de equipamiento y posee las últimas tecnologías. Es
por eso que Jack es tan útil en nuestro grupo. Estoy seguro de que, si las reglas lo
permitiesen, otros miembros intentarían quitarle su calidad de miembro, pero eso
no pasará nunca. Le necesitan para poder acceder a su empresa y a su tecnología.

—Yo no lo llamaría una cita —digo.

Se ríe entre dientes. —Sí, sé lo que fue. ¿Las socias no son lo suficientemente
buenos para ti? ¿O solo querías probar algo nuevo?

Esto es un ejemplo de lo que el resto de miembros considerarían una


conversación inapropiada para mantener en un almuerzo, pero a mí no me
importa. Jack es como es y no se le puede cambiar. Más bien le encuentro cómico.

—Me encontró sentado en un bar y no tomó un no por respuesta.

Guiña. —Estoy seguro de que podrías haber peleado con ella si lo hubieras
intentado.

Sonrío. —Supongo que tienes razón.

—Es difícil rechazar a una mujer hermosa, ¿no? Da un trago de whisky.

Me asusto, pensando que su pregunta insinúa que sabe acerca de Rachel. Si me


vio con Rielle, ¿también me ha visto con Rachel? ¿Qué pasaría si me estuviera
espiando?

—Rielle es una mujer muy hermosa —dice—. Demasiado joven para mí, pero
estoy seguro de que para un hombre de tu edad le resultaría muy atractiva.

6
El esquema Ponzi - es una operación fraudulenta de inversión que implica el pago de intereses a los
inversores de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos inversores. Este sistema consiste en
92

un proceso en el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al
dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores que caen engañados por las
Página

promesas de obtener, en algunos casos, grandes beneficios.


—No la voy a volver a ver. Fue cosa de una vez.

Jack se limpia la boca y la barbilla con su servilleta de lino blanca y la deja en la


mesa. —Hay una reunión este sábado.

De nuevo, vuelvo a encontrar divertido su rápido cambio de tema. De sexo a


reuniones sin ningún tipo de transición.

—Sí, recibí la llamada. ¿Sabes qué está en la agenda?

—Lo habitual. Nada demasiado emocionante. Las cosas suelen ser lentas
cuando estamos tan alejados de unas elecciones. Pero lo lento es bueno en nuestra
línea de trabajo. Recoge su plato y lo pone en la bandeja que está al lado. Luego
se acerca por el mío. ¿Has terminado?

—Sí. Gracias.

Pone mi plato en la bandeja.

Le miro, dándome cuenta de cómo su humor acaba de cambiar. Se ha vuelto


más oscuro y algo más pesaroso. Cuando dijo que las cosas iban lentas, quería decir
que no estamos tan ocupados tratando de ocultar las cosas o encargarnos de la
gente que ve demasiado. Pese a haber estado haciendo esto durante años, puedo
darme cuenta de que Jack no está cómodo haciendo las cosas que le obligan a
hacer. Eso es algo que me gusta de él. Parece haber mantenido esa parte de sí
mismo que demasiados miembros han perdido. El lado humano. El lado que siente
emociones. El lado que ve a las personas como personas, no solo como problemas
de los que encargarse. Antes de conocer a Jack, pensaba que algún día perdería ese
lado de mí mismo. Podía sentirlo haciéndose más pequeño. Pero después de
conocerle, me di cuenta de que si él pudo mantener vivo ese lado de sí mismo tras
todos estos años, tal vez yo también pueda. Porque no quiero perderlo. Si lo
hiciera, me convertiría en mi padre y mi peor miedo es convertirme en él.

—¿Tienes alguna pregunta? —me pregunta Jack.

—No. Lo siento, debería haber venido mejor preparado.

—Menudo disparate. No necesitabas prepararte nada. Solo te preguntaba si


tenías alguna pregunta.

—Supongo que tengo una.


93

—Adelante.
Página
Intento pensar una forma de decir esto sin ofenderle. Solo lo estoy preguntando
porque me extraña que cada vez que nos reunimos solo hablamos de cosas banales.
En realidad, nunca discutimos nada.

—Mi padre mencionó que los mentores suelen hablar de las mejores formas de
completar las asignaciones.

—Ya has tenido asignaciones y las has completado con éxito. Hace girar el
whisky en su vaso, el hielo chocando contra el cristal—. Así que, ¿qué necesitas
saber?

—No estoy seguro. Por eso te pregunto. Mi padre dijo algo sobre las reglas que
se aplican a las asignaciones. No estoy seguro de que quería decir.

—Aquí están las reglas. Bebe lo que le queda de whisky y baja el vaso.
Contratas a gente competente. Eso es todo lo que necesitas saber. Se apoya en el
respaldo de su silla.

Tiene razón. En realidad, es así de simple y aun así mi padre lo hace sonar muy
complicado.

Jack se vuelve a inclinar hacia delante. —Pearce, puede que no nos


conozcamos el uno al otro del todo bien, pero creo que ya te has dado cuenta de
que suelo tener un enfoque poco convencional.

Asiento, intentando no reírme.

—Como tu mentor, te enseñaré las cosas que otros miembros no enseñan a sus
estudiantes. Hago las cosas de manera diferente que ellos. Cualquier otro te
enseñaría las reglas y como seguirlas, pero eso no es lo que voy a hacer. No me
gustan las reglas. Nunca me han gustado. Que se jodan las reglas.

No me puedo creer que haya dicho eso. Mi padre vive según esas reglas. Si
escuchase a Jack decir eso, se lo diría a la organización y se aseguraría de que fuese
castigado.

—¿Vas a terminarte eso? —Señala mi vaso de whisky del que no he bebido.

—No, es temprano en el día para…

—Otra regla. Se acerca y coge mi whisky—. ¿Quién fue el idiota que hizo esa
regla de no beber antes de las cinco? Se bebe el whisky. Todo el whisky. Luego
94

deja el vaso sobre la mesa y se apoya en el respaldo de la silla. ¿Lo primero que
Página

debes saber? Las reglas están para romperse.


—Si las rompes, te castigan.

—No he dicho que las rompas todas. Miras y eliges que reglas seguir. Y cuando
rompes una, te aseguras de que nunca lo sepan.

—¿Cómo haces eso?

—Llegaremos a eso cuando llegue el momento —dice sonriendo ligeramente—


. Siendo el hijo de Holton Kensington, estoy seguro de que no romperás ninguna
regla hasta dentro de un tiempo. Estoy seguro de que ese hombre te ha machacado
hasta llegar al punto de que no te atrevas a desafiarle a él o a las reglas que ha
establecido. ¿Tengo razón?

Me aclaro la garganta y aparto mi mirada de la suya. —¿Podemos seguir, por


favor?

—Ese es tu primer error.

—¿Error? —Le miro y veo que su sonrisa ha sido sustituida por una severa
expresión—. No sé a lo que te refieres.

—Si vas a ser fuerte, no puedes negar tus debilidades. Necesitas conocerlas
para poder superarlas. Y tu padre es una de tus mayores debilidades.

Es verdad, pero odio admitirlo.

—Pearce. ¿Estás de acuerdo?

Asiento. —Sí.

—Mi meta como tu mentor es hacerte fuerte. Enseñarte cosas que te harán
poderoso. Como grupo, Dunamis funciona ganando poder y fuerza para continuar
nuestro dominio sobre otros y controlar los resultados de los acontecimientos
importantes. Pero cuando piensas en ello, como miembros individuales, carecemos
de las cosas por las que pugnamos como grupo. Como individuos no tenemos
ningún poder. Ninguna fuerza. Nos son arrebatadas para mantenernos en línea. Es
realmente irónico.

Su explicación es cierta, aunque yo nunca lo hubiese pensado así.

—Somos soldados —dice—. Hacemos lo que nos dicen. Seguimos órdenes. No


tenemos permitido hacer preguntas. Solo podemos hablar cuando nos hablen. Y
siempre va a ser así.
95
Página

—¿Qué quieres decir con eso de hacerme poderoso?


—Voy a enseñarte a ser un luchador. Porque si no lo eres, nunca sobrevivirás.

—¿Con quién estoy luchando?

—Con tus compañeros. Cualquiera de ellos puede ser tu enemigo en cualquier


momento. Incluso tu padre puede ser tu enemigo. O yo. Pero tu mayor enemigo no
es una persona. Es la organización como conjunto. Ser parte de este grupo y llevar
a cabo tus asignaciones puede robarte tu humanidad. Pero solo si tú permites que
pase.

—¿Qué pasa con otros enemigos? ¿Los de fuera de Dunamis?

Asiente. —Sí. También aprenderás como luchar con los enemigos de fuera,
pero luchar contra criminales es mucho más fácil que luchar contra aquellos que
dicen ser tus aliados, y mil veces más fácil que luchar contra el enemigo que eres tú
mismo. Todos tenemos dos lados, Pearce, el bueno y el malo. Al estar en este
negocio, el lado malo tiende a ganar a menos que luches contra él. Algunos de
nosotros lo hemos hecho, y hemos sobrevivido con ambos lados intactos. Otros han
perdido la batalla o nunca trataron de luchar siquiera. Pareces ser un luchador,
Pearce. ¿He acertado?

Estoy tan hipnotizado con sus palabras, intentando asimilarlo todo, que
necesito un momento para contestar. —Sí. Quiero luchar.

—Excelente. Se levanta de la mesa—. Espero que hayas disfrutado la


comida. Necesito volver al trabajo. Nos vemos el sábado. Sal cuando quieras.

Y entonces se va. Sigo sentado en la silla tratando de procesar lo que ha dicho.


Mientras lo hago, siento una esperanza que no había sentido desde enterarme de lo
de Dunamis. Siempre seré parte de este grupo, pero no tengo que convertirme en
ellos. Puedo luchar. Puedo mantener viva esa parte de mí que creí que estaba
muriendo.

Con solo saber eso, teniendo ese pequeño destello de esperanza, es como tener
un brillante faro de luz en mi oscuro mundo.
96
Página
Rachel

L
a visita guiada con Pearce es a las cuatro y ya son las 15:45. Estoy nerviosa.
Nerviosamente excitada. Con el tipo de nervios que te hace sentir mariposas
en el estómago.

Esto no es habitual en mí. Normalmente no reacciono así por ningún chico.


Pero Pearce no es un chico cualquiera. Nunca he conocido a alguien como a él.
Nunca me he sentido tan atraída por nadie. Nunca he tenido a alguien que
consuma mis pensamientos así.

Estoy trabajando en la mesa de recepción hasta que llegue. No hay nadie más
en el museo. Las tardes de los viernes suelen tener poco movimiento, por lo que
siempre traigo libros para estudiar. Cerramos a las 16:30, así que después de que
realice la visita guiada con Pearce, solo necesitaré cerrar e ir a encontrar algo que
hacer antes de cenar.

Hoy no hace tanto calor como hace unos días, pero sigue haciendo calor fuera
por lo que llevo otro vestido sin mangas. Es ajustado, sin ensancharse en la cintura.
Es un vestido de punto casual que encontré el año pasado en una liquidación por
diez dólares. Una ganga total. Creo que nadie lo quería porque es de color naranja
y hay personas a las que les da miedo vestir de ese color. Pero gracias a mi cabello
oscuro y al bronceado que mantengo del verano, el naranja me sienta bien.
También tengo un fino jersey blanco para cubrirme los brazos si por la noche
enfría.

Pearce llega a las 15:55. En vez de vestir un traje como de costumbre, lleva
pantalones negros de vestir, camisa blanca y corbata de seda azul. Sus corbatas son
magníficas. Apuesto a que cuestan una fortuna.

Le miro el rostro. Esta vez se ha afeitado, probablemente justo antes de venir.


Su rostro está suave, y cuando se acerca, puedo oler un poco de loción de afeitado o
quizás colonia. Lo que sea, huele bastante bien.

Está tan guapo que me gustaría tomarme un momento para mirarle, pero eso
97

sería raro.
Página

Me levanto de la silla y rodeo la mesa. —Bienvenido al museo.


Sonríe. —Gracias. No bromeabas al decir que es muy pequeño.

—Me alegro de volverte a ver. Le doy un abrazo, pero él se pone rígido, los
brazos tiesos a sus lados. Oh, Dios. Esto es incómodo. ¿Por qué le he abrazado?
Shelby tiene razón. Necesito controlar esta manía de dar abrazos.

Le suelto y retrocedo un paso, sonrojándome. —Lo siento. Tengo un pequeño


problema con el tema de los abrazos.

Sigue sonriendo. —No es un problema. Está bien. Es solo que no me lo


esperaba. No estoy acostumbrado a que la gente me abrace.

—¿No lo estás?

—No. Si te soy honesto, no puedo recordar la última vez que alguien me dio
un abrazo. ¿Puede que cuando era niño?

—¿Es en serio? —No me contesta así que digo—: Bueno, eso no está bien. Por
supuesto, lo dice alguien que abraza a todo el mundo. Incluso al cartero. Incluso a
gente que no conozco. Lo siento si te hecho sentirte incómodo.

—No me has hecho sentir incómodo. Me hace acercarme a él—. Acércate.
Esta vez vamos a hacerlo bien.

Doy un paso y le abrazo de nuevo. Esta vez, me devuelve el abrazo. Para


alguien que no da abrazos a menudo, lo hace bastante bien.

Cuando se detiene, digo: La próxima vez, puede que quieras apretar un poco
más fuerte.

Se ríe. —¿Acabas de criticar mi abrazo?

—No, solo te hago una sugerencia. Es estrictamente una preferencia personal.


Me gustan los abrazos apretados.

—Los pocos abrazos que me han dado han sido bastante distantes, con solo la
parte de arriba del cuerpo. Así que, para mí, eso era un abrazo apretado.

—Vale, bueno, ¿preparado para empezar la visita? —digo y me acerco a la


primera vitrina.

—Vuelve aquí.
98

Le miro confundida. —¿Por qué?


Página
—Porque no me gusta no ser bueno en algo. Necesito repetir el abrazo.

Intento no reírme, aunque esto es muy divertido. Se lo está tomando muy en


serio. Pero está bien. Le daré otro abrazo. Me gusta estar entre sus brazos.

Le abrazo de nuevo y esta vez me abraza más fuerte. Es casi perfecto, pero
entonces se detiene.

—¿Cómo estuvo ese? —pregunta.

—Estuvo bien. —Le doy la mano para llevarle a la primera vitrina. Pero la
próxima vez no te detengas tan pronto. Deja que yo, o que la chica a la que estés
abrazando, sea la que se detenga primero.

—No era consciente de que abrazar tuviera tantas reglas. Se inclina y me
dice al oído—: Y para dejarlo claro, la única chica a la que voy a estar abrazando es
a ti.

Me congelo, las mariposas están dando volteretas en mi estómago. Se aleja


despacio, dejando un rastro de su colonia flotando a mi alrededor. No sé si voy a
ser capaz de darle una visita guiada. Estoy demasiado distraída.

Me tomo un momento para serenarme y me dirijo hacia la vitrina. —Esta arma


de la época de la Guerra Civil fue utilizada por… Y así sigo durante la siguiente
media hora. Pearce permanece atento todo el tiempo. Hace un montón de
preguntas e incluso se ríe de mis ridículamente cursis bromas. Suelen ser un éxito
con las personas mayores, pero las he incluido en la visita de Pearce para ver si se
reía. Suele estar tan serio todo el tiempo por lo que me gusta verle reír.

De vuelta a la mesa de recepción digo: Y con esto se termina la visita. ¿Te ha


gustado?

—Sí. Ha sido estupenda. —Se inclina y coge una tarjeta de comentarios y


sugerencias de la caja que hay en la mesa.

—¿Vas a rellenar una tarjeta de comentarios?

—Voy a contarle a tu jefe el buen trabajo que has hecho. Se guarda la tarjeta en
el bolsillo.

—No hace falta que hagas eso. Solo voy a trabajar aquí un par de meses más.
99

—Tu jefe debería saberlo. Puede que consigas un aumento.


Página

—Lo dudo. Apenas pueden permitirse pagar el salario mínimo.


Vuelve a ponerse serio. —¿Solo te pagan el salario mínimo?

—Sé que no es mucho, pero quería vivir la experiencia de trabajar en un


museo, dando visitas guiadas. Voy a intentar conseguir un trabajo en una tienda de
abarrotes para conseguir algo de dinero extra. Cojo mi bolso de la parte de atrás
de la mesa—. Tan solo necesito cerrar y luego podemos irnos.

Salimos y cierro la puerta. —Así que, ¿qué deberíamos hacer? Es demasiado


pronto para cenar. Hay un parque aquí cerca. Podríamos dar un paseo.

Me está mirando como si estuviese loca. ¿Acaso no da paseos? O puede que no


quiera andar con su ropa linda.

—Supongo que podemos hacer eso —dice—. ¿Hablabas de ese parque de allí?
Lo señala.

—Sí. Podemos dejar los autos aquí.

Caminamos hacia el parque, que consiste en un camino pavimentado rodeado


por algunos árboles que dan sombra y con bancos a ambos lados. Hace mucho más
frío que antes y sopla una ligera brisa. Por fin comienza a sentirse el otoño.

Mientras recorremos el parque, le hablo de la visita que di esta mañana a un


grupo de estudiantes de primer grado.

—Cuando se terminó la visita, uno de los chicos se me acercó, me dijo que era
guapa y me dio una piruleta que llevaba en el bolsillo. No tenía ningún envoltorio,
por lo que estaba cubierta de pelusas y vete a saber que más, pero la cogí porque
realmente quería que la tuviese. Y luego me preguntó que si quería ir con él a ver
una película.

—¿Le dijiste que ya tenías una cita esta noche?

—No, pero redirigí su atención hacia una de las chicas de la clase que le había
estado mirando toda la visita guiada. Ella me recordaba a mi hermana, que siempre
estaba mirando a los chicos.

—¿Dónde vive tu hermana? ¿Sigue en Indiana?

—No. Murió a los seis años. Tenía leucemia.

—Oh. Siento mucho oír eso.


100

—Éramos gemelas. Hacíamos todo juntas. Cuando nos dejó, me sentí como si
Página

se hubiera llevado la mitad de mí con ella. Me seco las comisuras de los ojos.
Incluso hoy en día, se me saltan las lágrimas al hablar de ella. No quiero apagar el
ánimo de la conversación por lo que fuerzo una sonrisa y digo—: Lo siento. Haber
estado con todos esos niños hoy ha hecho que me acuerde de ella.

Seguimos andando, pero hemos relajado el ritmo. Siento como su mano roza la
mía y le miro. Me está mirando con una expresión llena de preocupación y dulzura.
Como si sintiese el dolor que permanece en mi interior por la pérdida de mi
hermana y desease poder hacer que se vaya. Se da cuenta de que le estoy mirando y
aleja su mirada, pero su mano sigue sujetando la mía con amabilidad mientras
seguimos paseando entre los árboles.

En el poco tiempo que he pasado con él, he aprendido que es muy reservado
con sus sentimientos. Creo que está más cómodo expresándose sin palabras como
acaba de hacer al tomarme de la mano. Es un gesto muy pequeño, pero tuvo un
gran significado para mí. Como si me estuviera diciendo que le importo. Para mí,
eso fue mejor que expresándolo con palabras.

Nos quedamos en silencio después de eso, y me gusta el silencio. Me gusta


estar solo andando a su lado, de la mano, escuchando el crujido de las hojas bajo
nuestros pies. No es incómodo o raro que estemos sin hablar. Es como cuando
conoces tan bien a alguien que podemos estar juntos sin tener que decir nada. Pero
ya que nos acabamos de conocer, es sorprendente que estemos tan cómodos el uno
con el otro a estas alturas.

Cuando llegamos al final del parque, damos la vuelta. Esta vez hablamos, pero
de nada serio. Solo de cosas al azar. Y de repente se detiene y me lleva a un lado.
Antes de que le pueda preguntar qué está haciendo, se inclina y me besa.

Me toma por sorpresa y cuando nos separamos, me explica: También ha


pasado demasiado tiempo desde la última vez que hice eso. Espero que no te
moleste.

Yo sonrío. No me molesta. En realidad, me estaba preguntando porqué


habías tardado tanto.

Me besa de nuevo, esta vez durante más tiempo y dice—: Eso debería valerme
hasta que lleguemos a los autos.

Me río. Me alegra saber que no soy la única que se sentía así. He querido
besarle todo este tiempo, pero no quería parecer muy lanzada. Soy de las que
prefieren que el chico haga el primer movimiento. Y Pearce sigue haciéndolo
101

cuando menos me lo espero, lo que encuentro realmente excitante. ¿Así que


inesperado beso que me acaba de dar? Realmente caliente.
Página

Volvemos al camino, de la mano, hasta llegar a nuestros autos.


—Sé que sigue siendo temprano —digo—. Pero tengo mucha hambre. ¿Te
importaría que cenemos ya?

—En absoluto. ¿Qué has elegido para cenar?

—Un pequeño restaurante italiano que no está lejos de aquí. Es un restaurante


familiar que tiene buena comida.

—Pues allí vamos. —Me acerca a su auto y me abre la puerta. Nunca he estado
en un Mercedes. El auto es nuevo. Incluso huele a nuevo. Y por dentro está
inmaculado.

Le doy indicaciones para llegar, pero cuando ve el restaurante parece


preocupado. La parte de fuera no tiene muy buena pinta, pero por dentro es mono,
con mesas con manteles a cuadros y velas.

Una vez estamos sentados, le digo—: Este restaurante no es muy lujoso, pero
como dije, la comida es buena.

—No necesito que sea lujoso. —Se señala a sí mismo—. ¿Ves? Ni siquiera me
he arreglado esta vez. En vez de llevar traje me he puesto algo más casual.

Me empiezo a reír. No quería hacerlo, pero sucedió. —¿Eso es casual?


¿Pantalón, camisa de vestir y corbata?

—¿Esto no es casual? —dice completamente serio.

—No. —Me paro de reír, pero sigo sonriendo—. En mi opinión lo que llevas se
consideraría arreglado, no casual.

—¿Qué considerarías casual?

—Unos pantalones vaqueros y camiseta.

—No tengo ningún pantalón vaquero. Y solo llevo camisetas cuando estoy en
el gimnasio.

—¿De verdad no tienes pantalones vaqueros? ¿Ni un par?

Dice que no con la cabeza. —No.

—¿Alguna vez has tenido unos?


102

Se detiene un momento a pensarlo y luego dice: No.


Página

—¿Es por qué no te gustan? ¿O hay otro motivo?


—No es una prenda adecuada para eventos sociales.

Casi me vuelvo a reír, pero consigo aguantarme. ¿A qué tipo de eventos
sociales vas?

—Recaudaciones de fondos. Eventos de caridad. Subastas.

—¿Y qué llevas cuando sales a divertirte, como cuando vas al cine?

—No voy al cine.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué llevas mucho tiempo sin ir? ¿O qué no has ido
nunca?

—Nunca he ido al cine.

—¿Cómo es posible? ¿Por qué no has ido nunca?

—Es algo que nunca he deseado hacer. No es que no haya visto una película
nunca. Uno de mis compañeros de instituto tenía un cine en su casa así que iba a
ver allí las películas. Es solo que nunca he ido a un cine de verdad.

—Así que, si no vas al cine, ¿qué haces para divertirte?

—Voy a la ópera. A un concierto de música clásica. A una obra de teatro.

Eso no suena muy divertido, pero no se lo digo.

Sonríe. Sé lo que estás pensando. No suena muy divertido. Y tienes razón.
Pueden ser un poco aburridas, aunque disfruto al escuchar música clásica y he visto
bastantes buenas obras de teatro.

El camarero sigue paseándose cerca, como si quisiese que ordenásemos por lo


que abro el menú y Pearce hace lo mismo.

Cuando cierro el menú, Pearce dice—: ¿Qué te gustaría pedir?

—Voy a pedir lasaña, pero no hace falta que pidas por mí. Puedo hacerlo por
mí misma.

—¿Lo encuentras ofensivo?


103

—No, no es eso, solo que es un poco raro. No estoy acostumbrada. ¿De verdad
es una regla de etiqueta? ¿Qué el hombre pida por la mujer?
Página
—Sí, pero como dije, es bastante anticuada por lo que si te gustaría pedir por ti
misma puedes hacerlo.

Vuelve el mesero, y por costumbre Pearce comienza a pedir por mí antes de


detenerse y dejarme continuar.

Tuvimos otra cena perfecta y nuestra conversación fluye de un tema a otro sin
problemas. Creo que Pearce es muy divertido a su propia y única manera. Me gusta
su sentido del humor. Suele soltar comentarios graciosos sin venir a cuento, que a
veces son tan sutiles que tardo un momento en entenderlos, pero cuando lo hago
siempre me río. Es muy inteligente. Incluso su humor es inteligente.

Mientras esperamos la cuenta le hablo de la idea que ha estado formándose en


mi cabeza toda la noche. —Pues tengo una idea, pero antes de compartirla necesito
saber algo.

—Está bien. ¿Qué necesitas?

—¿Vas a volver a pedirme una cita?

Sonríe y se inclina para cogerme de la mano. Estoy casi seguro de que voy a
hacerlo otra vez.

Me quedo callada.

Pierde su sonrisa. —¿No quieres que vuelva a quedar contigo?

—Quiero que lo hagas, pero estoy esperando a que me lo pidas.

Sonríe y acerca mi mano a su boca para darla un beso. —Rachel Evans,


¿saldrías conmigo mañana por la noche?

—Me encantaría, pero me gustaría elegir el lugar al que vayamos.

—¿Y qué lugar sería ese?

—Quiero ir a ver una película. Al cine. Y compartir una cubeta de palomitas.

—¿Venden comida en cubetas? —Parece horrorizado.

Me río. Sí, lo hacen.


104

Asiente. Si eso es lo que te gustaría hacer, es lo que haremos.


Página
Lo juro, nunca he escuchado que alguien se exprese como lo hace Pearce en
toda mi vida.

—¿Y antes de ir al cine tal vez podamos ir al centro comercial?

—¿El centro comercial? —Vuelve a darme una mirada horrorizada.

—Sí. —Me vuelvo a reír. Por favor, dime que ya has ido alguna vez.

—No estoy seguro. Tengo a una persona que se encarga de comprarme la ropa
y la lleva directamente a mi loft. —Se detiene a pensar—. En realidad, ahora que
pienso en ello, sí. Cuando iba a la universidad fui al centro comercial con una
chica. Pero fue solo una vez y no he vuelto desde entonces.

—No tenemos que estar mucho rato, a no ser que quieras que cenemos allí.
Tienen un montón de restaurantes para elegir.

—Ya que parece que eres quien está planeando la cita, mejor elige tú. Yo
planearé la siguiente.

Sonrío. —¿Me estás pidiendo otra cita?

—Lo estoy. ¿Estás aceptando?

—Sí. Te encuentro muy encantador, Pearce Kensington. Aunque al hecho de


que nunca hayas ido al cine es un poco preocupante. Pero mañana arreglaremos
eso.

El mesero trae la cuenta y Pearce pone algo de efectivo. —Antes dijiste que
tenías una idea. ¿Cuál era?

—Quiero hacer contigo cosas que no hayas hecho antes, como ir al cine. Pero
eso es solo el comienzo. Sigo teniendo muchas otras cosas en mente para que
hagamos juntos.

Maldita sea. Eso ha sonado muy sucio y no pretendía hacerlo. Puede que no se
lo tome de ese modo.

—Estoy intrigado. Su astuta sonrisa parece indicar que sí se lo ha tomado de


ese modo.

—No quería decir…


105

—Sé que no lo hacías. Sigue hablando.


Página
—No voy a decirte lo que tengo planeado. Vas a tener que seguir el ritmo. ¿Te
parece bien?

—Voy a intentar hacer casi cualquier cosa al menos una vez, así que sí.

—¡Bien! Por lo que, ¿deberíamos salir ya? Sigue siendo temprano. Podríamos
volver a mi casa.

Espero que no se lo tome como una invitación a tener sexo. No es lo que


pretendía. Es solo que no quería despedirme todavía, por lo que pensé que
podríamos pasar el rato en mi apartamento.

Está de acuerdo, y no muestra ningún signo de que esté esperando nada.


Supongo que no estoy segura de cuales serían esos signos, pero ha sido un perfecto
caballero desde el momento en que le conocí por lo que no creo que me presione
para hacer nada para lo que no esté preparada.

—Acércame a mi auto y luego sígueme —le digo mientras nos alejamos en su


auto del restaurante—. Mi edificio no tiene estacionamiento por lo que vas a tener
que aparcar en la calle.

Volvemos al museo, cojo mi auto y conduzco el pequeño tramo que lo separa


de mi apartamento, con Pierce siguiéndome. Cuando llegamos, le echa un vistazo a
la zona.

—Solo cierra tu auto con llave —le digo—. No debería pasar nada.

Se encuentra conmigo en la acera. —No estoy preocupado por el auto. Estoy


preocupado por ti. No me gusta este barrio, Rachel. No es seguro.

—Siempre hay patrullas de policía por la zona, por lo que suele estar bien.
Intento no salir de noche.

Le dejo entrar en el edificio y subimos los tres tramos de escaleras.

—¿No hay ascensor? —pregunta mientras abro la puerta con llave.

—No, es un edificio antiguo.

Cuando entramos, inspecciona mi puerta. Estas cerraduras no son las


adecuadas. Cualquiera podría entrar fácilmente.
106

—¿Qué eres, un experto en seguridad?


Página
—Sé mucho sobre seguridad. Cuando tienes cierta cantidad de dinero, tienes
que ser extremadamente cuidadoso.

Le empujo a mi apartamento y cierro la puerta. Bueno, casi no tengo dinero


ni nada de valor por lo que ningún criminal querría colarse aquí a menos que
quisiera un armario lleno de macarrones con queso.

—Rachel, no estoy bromeando. Necesita conseguir unas mejores cerraduras. Y


un sistema de alarma. Se acerca a la ventana—. Y en un barrio como este,
deberías tener barrotes en las ventanas.

—Pearce, no necesito nada de eso. Llevo viviendo aquí casi un año y nunca he
tenido ningún problema. No tengo nada que puedan robar.

—Sí, pero hay más razones por las que algún hombre trate de entrar.

Sé lo que quiere decir y me hace estremecerme. —Eso no va a pasar. Siempre


mantengo las puertas cerradas.

—Deja que te consiga mejores cerraduras y un sistema de alarma.

—No. Estoy bien. De verdad. La vecina de al lado y yo somos buenas amigas y


nos preocupamos la una por la otra. Hablando de ella, quería presentártela.
Últimamente sale mucho. No estoy segura de que esté en casa. Voy a llamarla en
un momento. Lo hago, pero no responde—. Supongo que no está allí.

Cuando cuelgo el teléfono, me doy la vuelta y veo a Pearce mirando los trofeos
en mi estantería.

—Son de natación —le digo.

—Cuando me contaste que te gusta nadar, pensé que solo hablabas de hacerlo
en verano en la piscina local. No sabía que habías participado en competiciones de
natación. Y ganado. Señala a mis medallas—. ¿Por qué no me habías hablado de
ello?

Me acerco a la estantería con él. —Porque lo echo mucho de menos, por lo que
no me gusta hablar de ello.

—¿Ya no nadas?

—Lo hago, pero no tanto como lo hacía antes. En el instituto la natación era
107

mi vida. Era todo lo que hacía. También lo hice en la universidad, como puedes
ver, y me fue muy bien. Pero luego me mude a aquí, y entre las clases, el trabajo y
Página
otras cosas, no he tenido tiempo para nadar. Y si consigo el trabajo en la tienda de
abarrotes todavía tendré menos tiempo.

Me lleva al sofá y nos sentamos. —Rachel, no cojas otro trabajo. Uno es


suficiente.

—El museo no paga mucho. Necesito algo más.

—¿Considerarías que te prestase algo de dinero?

—No. No voy a aceptar tu dinero. Pensaste que eso era lo que quería decir
cuando dije que no tenía dinero, ¿no? Porque no estaba pidiéndote dinero. Lo juro,
no quería decir eso.

—Claro que no. Pero si necesitas un poco de ayuda…

—No necesito ayuda. Estoy bien.

Mis padres me enseñaron a nunca aceptar limosnas. A trabajar duro y solo


comprar aquello que te puedas permitir. Por ello, aunque me tenga que esforzar
para pagar las facturas no me sentiría bien aceptando dinero de Pearce, o de nadie
más.

—Bueno, la oferta sigue en pie.

Tomo el control remoto. —¿Quieres ver la tele? No tengo tele por cable, pero
suelo encontrar algo que ver.

Me doy la vuelta y veo que me está mirando. Más que mirándome. Me está
comiendo con los ojos. El deseo y la atracción presentes en su mirada. Lo sé porque
yo también me siento así. He estado intentando ignorarlo toda la noche porque me
distrae, pero ahora está innegablemente presente entre nosotros.

No me ha respondido a lo de la tele. Y antes de que pueda decir nada, desliza


su mano bajo mi cabello, alrededor de la parte de atrás de mi cuello, se inclina
hacia mí y me besa. Suelto el control remoto y le devuelvo el beso, dejándole saber
que no quiero que se detenga en solo uno. Quiero más. Necesito más. Sus besos son
increíbles.

Me tumbo en el sofá y me sigue para no romper el beso. Siento su aliento sobre


mis labios, y abro los míos, invitándole a entrar. Su lengua se mueve despacio
alrededor de la mía y su mano baja desde mi cuello a mi pecho, sosteniéndolo con
108

suavidad mientras atormenta el centro con el pulgar. Un cosquilleo caliente llena


mi núcleo, concentrándose entre mis piernas.
Página
Desato su corbata y se la quitó, luego le desabrocho la camisa. Mientras lo
hago, me besa un lado del cuello. Bajo la mirada a su pecho. Es suave y musculoso.
Mis manos recorren los definidos surcos de sus abdominales, después hago mi
camino hacia sus hombros anchos y le deslizo la camisa. Se incorpora lo suficiente
para que pueda hacerlo y se vuelve a tumbar sobre mí.

Seguimos besándonos, mi cuerpo calentándose más y más con el paso del


tiempo. Sus besos son suaves, profundos y sensuales. La combinación de sus
expertos besos con la manera en que su mano habilidosamente se mueve sobre el
tejido de mi vestido es casi demasiado. Nunca he estado tan excitada antes, con
una dolorosa necesidad construyéndose en mi interior.

Se mantiene sobre mí apoyado en un brazo, pero nuestros cuerpos se siguen


tocando y siento su excitación contra mi pierna. Por instinto o puro deseo, presiono
mis caderas contra él. Se mueve hasta quedar entre mis piernas y se presiona contra
mí. Eso solo intensifica la dolorosa necesidad, haciendo que quiera más de él. Todo
de él. Nunca lo he hecho tan pronto tras conocer a alguien. Solía pensar que estaba
mal. Parte de mí lo sigue pensando. Pero ahora mismo, con Pierce, no se siente
incorrecto.

Meto la mano entre nosotros para desabrocharle el cinturón.

—Rachel —dice contra mis labios—. No.

¿No, como en qué no quiere hacerlo? Estoy confundida.

—¿No quieres hacerlo? —Me detengo y le miro.

Cierra los ojos con fuerza y los vuelve a abrir.

Quiero hacerlo más que nada, pero… es demasiado pronto.

Suspiro. Lo sé. Y no suelo hacer esto, pero siento que algo de esto está bien.

—Estoy de acuerdo, pero sigo pensando que deberíamos esperar. —Alza las
cejas. ¿Puede que solo un par más de citas?

Sonrío. —No sé cuál será la diferencia.

Se sienta en el sofá y me acerca a él para mirarme a los ojos. —Sé que nos
acabamos de conocer, pero siento algo por ti que no estoy seguro de cómo explicar.
Pero es algo bueno y me gusta y no quiero que se acabe. No quiero estropearlo.
109

Pero el sexo a veces hace eso. Así que creo que deberíamos esperar un poco más
antes de llegar ahí. Incluso si es solo un par más de citas.
Página
Asiento. —Tienes razón. Deberíamos esperar. Solo me dejé llevar. No estaba
mintiendo cuando dije que normalmente no voy tan deprisa. Tardé seis meses en
hacerlo con mi primer novio. Y eso fue en la universidad. Fue mi primera vez.
Alejo la mirada, avergonzada de haber admitido eso.

Hace que vuelva el rostro hacia él, sonriéndome. —¿De verdad esperaste tanto?

Vuelvo a alejar la mirada. —Sí. Y solo lo hice porque me sentí como que tenía
que hacerlo. No pensé que mi novio me esperase mucho más. Por supuesto,
después me enteré de que me estuvo engañando todo el tiempo. Tras eso, decidí
que debería esperar hasta estar enamorada. Mi siguiente novio serio no vino hasta
el último año e incluso entonces, esperamos varios meses antes de… ya sabes.

¿Por qué le estoy contando esto? ¡No necesita saberlo!

—¿Entonces estabas enamorada? —me pregunta.

—No, solo creí que lo estaba.

—¿Alguna vez has estado enamorada? —me pregunta con un tono cauto, como
si en realidad no quisiera saber la respuesta.

—No, no lo he estado.

Hace una semana habría dado una respuesta diferente. Antes de haber tenido
esa conversación con Shelby, me convencí a mí misma de que estaba enamorada de
Adam. Y lo hacía porque pensaba que tenía que haberle amado. ¿Por qué si no,
habría estado con él tanto tiempo? ¿Y habría estado de acuerdo en casarnos?

—¿Y tú? —le pregunto a Pierce—. ¿Has estado enamorado alguna vez?

—No. Nunca.

—Bien —digo sin pensar. ¿Por qué he dicho eso?

—¿Bien? —Me sonríe—. ¿Por qué bien?

—No quería decir eso. No sé por qué lo dije.

Me da la mano. Tienes razón. Es bueno que ninguno de nosotros haya


estado enamorado. De haberlo estado, nunca nos habríamos conocido.
110

Le sonrío. Estoy muy feliz de que nos hayamos conocido.


Página

—Yo también. Nunca he conocido a nadie como tú.


—Shelby dijo lo mismo.

—¿Quién es Shelby?

—Mi vecina. Está loca, pero en el buen sentido. Somos amigas. Pasamos
mucho tiempo juntas. Escucho como se cierra una puerta en la escalera—. Oye,
esa es ella. ¿Quieres conocerla? Realmente quiero que la conozcas.

—Entonces sí, pero necesito ponerme la camisa. Se pone de pie y comienza a
abrochársela.

Lo observo abotonársela. —Me gustas mucho sin la camisa.

Se inclina para darme un beso. —Estoy seguro de que me gustarías sin ese
vestido. Pero eso tendrá que esperar hasta dentro de otra ocasión.

Me ayuda a levantarme y salimos a la escalera. Llamo a la puerta de Shelby y


contesta.

—Hola, Shelby, ¿es un mal momento? Sé que has estado fuera un montón así
que…

—No es un mal momento. Entra.

—He traído a alguien conmigo. Quiero que le conozcas. Me aparto para que
Pearce se ponga a mi lado—. Shelby, este es Pearce Kensington. El hombre que
conocí en la serie de conferencias. Y Pearce, esta es Shelby. Mi amiga y vecina.

Se miran el uno al otro, pero no dicen nada. Entiendo por qué Shelby no lo
hace. Pearce es tan caliente que tiende a hacerte olvidar cómo hablar. Pero no
entiendo porque Pearce está tan callado.

—¿Van a decir algo alguno de los dos?

Pearce se aclara la garganta. Sí, lo siento. Es un placer conocerte, Shelby.

Se dan la mano.

—Encantada de conocerte también —dice ella.

Y luego más silencio. Esto no va como lo esperaba.


111
Página
Pearce

L
a vecina de Rachel y su nueva mejor amiga es una de nuestras asociadas.
Dormí con ella hace un par de semanas. Es la chica que pasó la noche en
mi casa cuando se suponía que no lo hiciera.

Cuando Rachel me presentó, no supe que decir. Estaba tan sorprendido. ¿Qué
demonios estaba haciendo viviendo en este edificio deteriorado? Ella hacía dinero
más que suficiente para vivir en un apartamento decente. La mayoría de nuestras
asociadas viven en lujosos condominios. Algunas tienen sus propias casas. Sé que
esta chica es nueva, pero, aun así. Tuvo que haber recibido dinero por adelantado
cuando firmó el contrato.

Me pregunto si Shelby es su nombre real u otro falso nombre como el que me


dio antes de irse esa mañana. Sophia. Ese dijo que era su nombre. Todas las chicas
usan nombres falsos, pero a veces lo hacen en sus vidas reales también, tratando de
escapar de cualquier oscuro pasado que las llevó al punto donde sucumbieron a
trabajar para personas como nosotros.

—Vamos dentro —dice Rachel mientras me conduce dentro del apartamento


de Shelby. Luce igual que el de Rachel. Incluso tienen los mismos muebles. Los
apartamentos deben venir amueblados. El apartamento de Rachel estaba ordenado
y limpio, pero el de Shelby tiene ropa esparcida por todas partes y platos sucios.

—Siento el desastre —dice Shelby cuando me ve mirando alrededor—. No tuve


tiempo de limpiar antes de salir el otro día.

—¿Dónde has estado? —le pregunta Rachel—. ¿En la casa de tu mamá?

—Um, sí.

Es mentira. Puedo decirlo por la forma que titubeó antes de responder y la


forma en que está mirando hacia abajo al suelo.

Escuchamos un teléfono sonar y Rachel dice—: Ese es mi teléfono. Ya regreso.


112

Sale y espero hasta que oigo la puerta de su apartamento cerrarse, entonces le


Página

digo a Shelby: ¿Qué demonios estás haciendo aquí?


—¿YO? —Shelby habla justo por encima de un susurro—. ¿Qué estás haciendo
TÚ aquí? ¿Y qué estás haciendo con Rachel?

—Estamos saliendo. Estábamos en una cita esta noche.

—¡No! —Me empuja hacia atrás—. ¡Permanece alejado de ella! No es una de


tus putas. Es una chica agradable. Una chica realmente agradable. Y merece
alguien mejor que tú.

Sus palabras me golpean duro porque es verdad. Rachel se merece alguien


mejor que yo. Pero puedo esforzarme por ser mejor. Y lo haré.

—Dijiste que no era como el resto de ellos.

Shelby resopla. —Obviamente estaba equivocada. Ahora que sé que usas a las
personas como Rachel, me doy cuenta que eres exactamente como el resto de ellos.

—No estoy usándola. Estamos saliendo. Conociéndonos el uno al otro.

—Sí, así puedes tener sexo con ella, si no lo has hecho ya. ¿Por qué estás
haciendo esto? Puedes escoger cualquiera de las asociadas. Todas son hermosas y
harán cualquier cosa que pidas.

—Esto no es sobre sexo. Me gusta Rachel. Me gusta mucho. Me preocupo por


ella.

Shelby me mira fijamente. —Si te preocuparas por ella, ¡entonces la dejarías


jodidamente sola!

Ahora me estoy enfadando. —Haré lo que quiera y vas a mantener la boca


cerrada.

—Rachel es mi amiga. Y no voy a dejarla involucrarse con alguien como tú.

—Ella es una mujer adulta. Puede tomar sus propias decisiones.

—No cuando no tiene todos los hechos. Le diré quién eres y entonces veremos
si quiere estar contigo.

Doy un paso cerca de ella y bajo la voz. —Si haces eso, sabes lo que pasará.

—¿Estas amenazándome?
113

—No es una amenaza. Es un hecho. Cuando aceptaste el trato, hiciste un


Página

contrato con el diablo. Estabas en peligro desde ese momento en adelante. Un


desliz y se acabó. Y decirle a Rachel sobre mí, o sobre cualquiera de nosotros, es
más que un desliz. Sería el final para ti. Si haces eso, no puedo protegerte. No sería
capaz de controlar lo que te harían.

—Sí, lo entiendo. No le diré. —La voz de Shelby es temblorosa. La asusté.


Pero ella necesitaba conocer la realidad de su situación. No sé por qué no la sabe
ya. ¿No están diciéndoles a las chicas esto?

—Siento haberte asustado. Solo estoy tratando de protegerte.

Pone los ojos en blanco. —Sí, claro. Como si dieras una mierda por mí. O por
cualquiera de las chicas.

—Por supuesto que lo hago, pero no puedo hacer nada sobre las reglas. Y si no
querías ser parte de esto, no deberías haber firmado.

—Necesitaba el dinero —murmura.

Sacudo la cabeza. —Eso es lo que dicen todas. No entiendo. ¿Tener zapatos y


bolsos de marca vale la pena para renunciar a tu libertad?

—No estoy haciéndolo para así poder pagar cosas costosas —dice demasiado
alto, luego baja la voz—. Obviamente si estuviera usando el dinero en mi misma,
no viviría en esta pocilga.

Quiero saber por qué necesita el dinero, pero no pregunto. Cuanto menos sepa
de ella, mejor.

—Rachel dijo que has estado fuera mucho tiempo. ¿Es por un trabajo?

—Sí, pero no quiero hablar sobre eso.

—Eso no tiene sentido. No bebería tomar tanto tiempo.

—Bueno, lo hizo, ¿bien? —Se frota el brazo.

—¿Cuánto estuviste ahí?

Suspira. —Dije que no quiero hablar de eso.

Bajo mi voz. —Solo dímelo. ¿Cuánto estuviste ahí?

—Todo el día —dice tranquilamente—. Me perdí el trabajo ayer y ahora mi


114

jefe está molesto conmigo por no ir.


Página

—¿Qué jefe? ¿Tienes otro trabajo?


—Trabajo en una firma de abogados algunos días a la semana. Soy secretaria.
Cuando fui contratada por la organización, me dijeron que solo tendría que trabajar
por las noches. Pero este último trabajo fue más largo de lo previsto.

—¿Por qué? ¿Fue un trabajo fuera de la ciudad?

No debería estar haciéndole estas preguntas. No es de mi incumbencia y tengo


la sensación de que no me gustarán las respuestas.

—No fue fuera de la ciudad. Es solo… no me dejaba salir. Fui a su casa la otra
noche y cuando iba a salir, él… insistió en que me quedara.

—¿Toda la noche?

—Sí. —Hace una pausa—. Y el día siguiente.

—Eso es contra las reglas. Se supone que tienes que irte cuando has terminado.
No se supone que seas vista en público con nosotros.

—No salimos. Permanecimos dentro todo el día y… ya sabes.

—Aun así, las reglas dicen que haces lo que estás ahí para hacer y te vas. Es
una muy estricta regla, lo que es el por qué no les dije que pasaste la noche. Ambos
podríamos ser castigados.

—No estas escuchándome. Traté de irme, pero… —Mantiene sus ojos en los
míos mientras hace rodar sus mangas hacia arriba—. No me dejó.

Miro sus brazos. Hay marcas rojas alrededor de ambas muñecas. La ató y
retuvo contra su voluntad. Mierda.

—¿Quién hizo esto? —Estoy furioso. Los miembros no deben perjudicar a estas
chicas. Y definitivamente no retenerlas en contra de su voluntad, atadas como un
animal.

—No puedo decírtelo —susurra—. Estaré en problemas. Sabes eso.

—¿Te lastimó?

Baja sus mangas, cubriendo las muñecas. —Solo cuando apretó los amarres.
Aparte de eso, no realmente.
115

—No debería haber hecho eso. Si me dices quien fue, te lo prometo, me


aseguraré de que sea castigado.
Página

Piensa sobre eso, luego dice—: No. Pero gracias por la oferta.
Nos quedamos de pie en silencio. Las paredes son delgadas y puedo oír a
Rachel hablando por teléfono en el otro apartamento.

—Pearce, sé que hay una parte de ti que no es como el resto de ellos y no


quiere serlo. Pero el hecho es que eres un de ellos y siempre lo serás. Así que, por
favor, te lo ruego, deja a Rachel sola. Ella es dulce, generosa, y tiene el corazón
más grande que cualquiera que haya conocido antes. Todavía piensa que el mundo
es un buen lugar y cree que las personas son buenas. No le quites eso. Déjala tener
una vida normal. Déjala estar con alguien que no sea parte de esto. Quiere una
familia y una casa con una cerca blanca. Y se merece eso. Ella no pertenece a tu
mundo y si la pones ahí, no será feliz. —Shelby sostiene mi antebrazo con ambas
manos, sus ojos suplicando—. Por favor. Solo déjala ser feliz.

—Siento que tomará tanto tiempo. —Rachel entra y Shelby rápidamente aleja
sus manos de mi brazo y pretende ajustar su cola de caballo—. ¿Ustedes llegaron a
conocerse?

—Sí —digo, manteniendo mis ojos en Shelby—. Shelby estaba hablándome


sobre su familia.

—¿Cómo está tu papá? —Rachel suena triste cuando le habla a Shelby—. ¿Está
empeorando?

Shelby me mira, luego de nuevo a Rachel. —Está igual. Ningún cambio.

—¿Está tu padre enfermo? —le pregunto.

Asiente, evitando mi mirada. Obviamente no quería que yo supiera esto.

—Tiene cáncer —dice Rachel—. Shelby va a casa mucho para ayudar a su


mamá a cuidar de él. —Nota el rostro de Shelby—. Lo siento. ¿Se supone que no se
lo dijera?

—No, está bien —dice.

¿Así que esto es por lo que Shelby necesita el dinero? ¿Para ayudar a cuidar de
su padre? ¿Para ayudar a pagar sus cuentas medicas?

La culpa me llena cuando recuerdo lo que le dije. La acusé de querer el dinero


para comprar ropa y bolsos cuando en realidad lo necesita para su familia. Ella no
debería tener que hacer esto. No debería tener que vender su cuerpo para cuidar de
su padre.
116

—Estoy realmente cansada —dice—. Necesito dormir. Fue agradable


Página

conocerte, Pearce.
—Sí. Y a ti también.

Rachel le da un abrazo rápido. —Adiós, Shelby.

Cuando volvemos al apartamento de Rachel, recojo mi corbata del suelo.


Debería irme.

—Pero son solo las diez. Y es viernes. ¿Seguro que no quieres quedarte?

Me inclino para besarla. —Si me quedo, lo más probable es que nunca te


dejaré. Y creo que ambos sabemos a dónde nos llevará.

Sonríe. —Entonces te veré mañana.

Le doy un último beso. —Buenas noches, Rachel.

Cuando llego a mi auto tomo un respiro profundo, tratando de aclarar mi


cabeza de lo que acabo de escuchar, pero no sirve. Las palabras de Shelby están
inquietándome, recordándome que lo que estoy haciendo está mal.

Ella no pertenece a tu mundo y si la pones ahí, no será feliz.

Shelby tiene razón. Rachel no pertenece a mi mundo. Pero no es el mundo en


el que quiero vivir. Quiero salir. Y tal vez podría encontrar una forma de salir. Tal
vez Jack podría ayudar.

Sé que es una ilusión, pero dejo a mi mente ir ahí porque no quiero dejar de
verla. No quiero perderla. Me hace sentir algo. Algo bueno. No suelo sentir nada
más que dolor e ira, y cuando no puedo soportarlo más, uso alcohol o sexo para
entumecerlo.

Esta es la primera vez que he sentido algo bueno y quiero sentirlo de nuevo.
Rachel me hace olvidar el dolor y la ira. Aclara mi estado de ánimo. Me hace feliz.
Desde que la conozco, he reído más de lo que lo he hecho en años. Y parece que
no puedo borrar esa idiota sonrisa de mi rostro cada que estoy con ella, o incluso
cuando pienso en ella.

¿Así que, qué hago? ¿Es egoísta de mi parte seguir viéndola? ¿Sigo adelante con
ella, sabiendo que no durará?

Tal vez sea así, pero no estoy listo para terminar las cosas entre nosotros. Lo
cual significa que soy o un bastardo egoísta o la actitud optimista de Rachel está
117

deslizándose en mí porque una parte de mí cree que podríamos hacer que esto
funcione. No sé cómo, pero quiero creer que podría pasar.
Página
Estoy de vuelta en el edificio de mi apartamento ahora y casi pierdo el retorno
de nuevo, pero freno en seco justo a tiempo. Mientras me dirijo a la puerta, espero
por George para que pulse el botón.

—Bienvenido de nuevo, Sr. Kensington —dice—. Tiene esa sonrisa de nuevo.


Debe de haber estado fuera con esa señorita especial.

Lo saludo con la mano, pero no le respondo cuando conduzco hacia delante a


través de la puerta. No puedo ser tan obvio. Si George se da cuenta de que algo está
pasando conmigo, lo otros lo harán también. Tengo una reunión con Dunamis
mañana y no puedo tener a las personas sospechando que me está pasando algo.

***

El sábado por la mañana conduzco a Greenwich, que es donde es la reunión


hoy. Rotamos los lugares de las reuniones, y esta vez es en la finca Bianchi, la cual
pertenece a uno de nuestros miembros. Dentro de la finca hay una puerta oculta
que conduce a un túnel subterráneo y a la habitación que utilizamos para nuestras
reuniones. Muchos de nuestros miembros construyen estas habitaciones
subterráneas debajo de sus fincas. Son tan lujosos como las habitaciones en la parte
principal de la casa, con alfombras ornamentales cubriendo el piso y obras de arte
de valor incalculable colgadas en las paredes.

—Kensington —me saluda Royce Sinclair cuando entro a la habitación. Son


las 10:40 de la mañana y ya tiene una bebida en la mano. Varios de los otros
miembros están aquí y también tienen bebidas. La mayoría beben demasiado.
Bromeamos que es solo hombres siendo hombres, bebiendo demasiado. Pero es en
realidad es un mecanismo de supervivencia que usamos así podemos vivir con
nosotros mismos.

—Hola, Royce. —Sacudo su mano.

Fui a la universidad con Royce Sinclair. Nuestro primer año, vivimos en el


mismo dormitorio en Yale, en el mismo piso. Realmente nunca me ha gustado
Royce, pero tuve que ser su amigo porque nuestros padres son amigos y la familia
Sinclair es muy rica y muy poderosa, incluso más que mi familia. En mi mundo, te
enseñan a hacerte amigo de los que pueden ayudar a impulsar el nombre de tu
familia y ser amigo de un Sinclair haría eso.

La familia de Royce posee Sinclair Pharmaceuticals, una corporación


internacional que mantiene las patentes de algunos de los medicamentos más
118

populares del mundo. También son uno de los líderes en la investigación y


desarrollo de nuevas medicinas. Dunamis usa Sinclair Pharmaceuticals para crear
Página

medicinas para varios propósitos. Algunas son usadas para la Clínica. La mayoría
de estas drogas nunca serán compartidas con el público en general porque a sus
miembros les gusta la exclusividad y esto les permite tenerla. Otras drogas son
creadas para hacer daño. Para matar a nuestros enemigos, pero hacer que parezca
un accidente. Tenemos drogas que inducen ataques cardíacos, accidentes cerebro
vasculares, aneurismas. Estas drogas son especialmente útiles para matar a los
líderes de las naciones extranjeras que no cooperan con nuestras demandas.

Aunque la familia Sinclair se ve obligada a crear estos fármacos, el hecho de


que los hagan me hace sospechar de ellos. No debería juzgarlos de esa manera
porque no son diferentes de nadie más aquí. Todos somos obligados a hacer cosas
malas, pero conozco a Royce y sé lo que ha hecho y porque lo ha hecho, juzgo el
resto de su familia de la misma manera.

Como yo, a Royce no le gusta seguir las reglas, pero es mucho más arriesgado
que yo. Solo rompo las reglas de vez en cuando. Royce lo hace todo el tiempo.
Básicamente hace lo que sea que quiere, pero trata de mantenerlo escondido de su
familia y de los otros miembros. Pero esta abiertamente rompiendo la regla que dice
que tiene que hacerse cargo de la compañía de su familia. Ha dejado claro que no
quiere tener nada que ver con Sinclair Pharmaceuticals. Royce aspira a ser político
y por lo tanto su hermano, William, va a hacerse cargo de la compañía una vez que
su padre se retire. Por lo general, se esperaría que ambos hijos trabajen para la
compañía, pero Arlin, el padre de Royce, le permitió a su hijo tomar un camino
diferente, probablemente porque él no le dio opción.

Dunamis siempre está tratando de reclutar políticos de entre las filas de


nuestros miembros, pero la mayoría no somos adecuados para el trabajo. Ser
político requiere ciertas habilidades, como ser un excelente mentiroso durante
entrevistas y en debates. Las mentiras deben expresarse con mayor confianza; tu
rostro, tono y gestos nunca deben contradecirse. Royce es muy bueno en eso, así
que actualmente está siendo preparado para ser senador. En las siguientes
elecciones, estará trabajando junto a un senador actual para que sea conocido en el
mundo político.

—Ha sido demasiado tiempo desde que hemos estado juntos. —Royce me hace
un gesto hacia la barra—. Ven a tomar una copa.

Estoy de acuerdo con eso porque necesito una copa para ayudarme a relajarme.
Estas reuniones siempre me ponen tenso. Nunca sé lo que va a pasar.

—Entonces, ¿cómo va el negocio? —pregunta mientras me sirvo un poco de


bourbon.
119

—Bien. Pronto estaremos adquiriendo unos nuevos clientes en el suroeste.


Página

—¿Has estado haciendo algo además de trabajar?


—No en realidad.

—No sé cómo lo haces, Pearce. Trabajando todas esas horas. Ni siquiera


puedo sacar mi trasero fuera de la cama en la mañana. Y definitivamente no podría
sentarme en un escritorio todo el día y la noche como tú lo haces. ¿Qué trabajas
ahora, como diez horas al día?

—Dieciséis.

Niega con la cabeza.

—Eso es absurdo. De nuevo, no sé cómo lo haces.

—Estarás trabajando todo eso cuando inicies la campaña.

—Eso es en un año a partir de ahora. Y le dejaré a mi equipo de campaña hacer


todo el trabajo. Solo tengo que sonreír para las cámaras. Hacer el espectáculo. —
Da un paso más cerca y empuja mi costado—. Solo imagina todas las mujeres que
obtendré una vez que esté en TV todo el tiempo. Ya tengo mi parte justa, pero el
ángulo de celebridad las tendrá acudiendo a mí. —Sonríe—. Estoy esperando estar
en la carretera.

—Mejor que no te atrapen. Las personas estarán observando cada uno de tus
movimientos. Tendrás reporteros siguiéndote. Tienes que ser cuidadoso, Royce. La
última cosa que necesitamos es un escándalo.

Llena su copa. —Pearce, tu padre ha tenido demasiada influencia en ti.


¡Necesitas dejar de ser tan obediente y vivir un poco!

—Hay consecuencias por eso.

Él sonríe. —Eso es lo que lo hace divertido. Saber que podrías ser atrapado. Es
un golpe de adrenalina. Te da una sensación de elevación que anhelas sentir una y
otra vez.

Mientras habla, me pregunto si fue él, el que estuvo con Shelby. No sería de
extrañar que atara a una mujer así. Royce toma lo que quiere y no acepta un no por
respuesta.

—¿Dónde estabas el jueves?

Me mira fijamente. —¿Jueves? ¿De qué estás hablando? ¿Qué pasó el jueves?
120

¿Me perdí una reunión o algo?


Página

—No. Solo dime dónde estabas.


—No lo sé. No puedo recordar. Probablemente en casa bajando7 de algo.

Royce se droga algunas veces, pero no se mete en problemas por ello porque un
montón de nuestros miembros consumen drogas. Es otro mecanismo de
afrontamiento. Pero ellos le han dicho a Royce que necesita dejar de usar las drogas
cuando empiece su campaña. Estoy seguro de que no lo hará.

—Pearce. —Jack se acerca, sonriéndome—. ¿Cómo estás esta mañana?

—Estoy bien. ¿Podría hablar contigo por un minuto?

—Por supuesto. Solo déjame conseguir un trago.

Después de que lo hace, nos disculpamos con Royce y vamos a una habitación
vacía para hablar.

—¿Qué ocurre? —Jack toma un sorbo de su bourbon.

—Es sobre una de nuestras asociadas. Alguien la usó la otra noche, luego la
hizo quedarse y no la dejó irse. La ató y la mantuvo allí el día entero.

—¿Y qué quieres que yo haga al respecto?

—Es contra las reglas. Esta persona necesita ser castigada. De otra forma lo
hará de nuevo.

—¿Quién fue?

—No lo sé, pero pensé que tú podrías ayudarme a averiguarlo.

—No. —Toma un trago—. No puedo hacer eso. Y necesitas mantenerte fuera


de ello.

—Pero no es correcto. No estamos en el negocio de atar chicas y mantenerlas


como rehén para nuestro propio placer.

—¿Ella estaba lastimada?

—Tenía marcas rojas en sus muñecas donde la ató. Aparte de eso, dijo que no
estaba lastimada, pero pudo haber estado mintiendo para protegerlo.

—¿Quién es esta chica? ¿Y por qué ella estaba diciéndote esto? Cada encuentro
121

es estrictamente confidencial.
Página

7
Se refiere a que estaba bajando del subidón de alguna droga.
—No puedo decirte quien era. Además, si no vas a hacer nada, no importa. —
Sueno molesto, porque lo estoy—. Pensé que te importaría esto, Jack. Tienes dos
hijas. ¿Querrías que las trataran de esta manera?

—Esa chica no es mi hija. Y lo que estas chicas están haciendo es un trabajo.


Hay riesgos en todos los trabajos y cuando estas chicas firmaron, sabían en qué se
estaban metiendo.

—No, no lo hacen. No creo que les estén diciendo a las chicas todas las reglas
cuando las contratan. Esta chica no está siquiera consiente de los castigos o la
severidad de ellos.

Él suspira pesadamente. —Eso podría ser verdad. He estado teniendo


problemas para reclutar chicas, así que no me sorprendería si ellos han estado
dejando fuera los detalles importantes cuando las chicas se registran, tales como
cuales sería los castigos por romper las reglas. Si les dicen, los más probable es que
no tomarían el trabajo.

—Eso no es justo. Tienen que decirles. Tenemos que hacer algo. Proponerlo en
la reunión de hoy.

—No. Absolutamente no. —Baja la voz y entrecierra sus ojos hacia mí—.
Como te dije el otro día, escoge tus batallas, y esta NO es una batalla que valga la
pena luchar. Ellos no harán nada sobre ello y tendrás una diana en tu espalda por
proponerlo. Van a sospechar de ti, preguntándose por qué estás dando la cara por
esta chica. Y luego empezaran a seguir cada uno de tus movimientos, escuchar tus
llamadas, rastrear tu auto. ¿Es eso lo que quieres?

—No.

—Entonces mantente fuera de esto. Eres joven y aún nuevo en el grupo. No


sabes mucho, así que, por ahora, te dejarán solo. Ellos ni siquiera te prestarán
atención si solo te mantienes callado y no haces un alboroto. Vendrá un tiempo en
que podrás dar tu opinión, pero ese momento no es ahora. Y cuando finalmente
seas capaz de dar tu opinión, piensa largo y tendido antes de hacerlo. Hazlo
solamente por algo que se sienta lo suficientemente importante como para arriesgar
tu vida, porque eso es lo que estás haciendo cada vez que los retas. —Me palmea la
espalda—. Necesitamos estar allí. La reunión comenzará pronto.

La reunión es en su mayoría son solo actualizaciones sobre cosas en las que ya


se está trabajando. Mi padre habla sobre su progreso en el desarrollo de un nuevo
122

compuesto químico que puede ser usado en explosiones y no ser rastreado. No


quiero ni siquiera saber sobre qué se trata, pero estoy seguro de que lo averiguaré
Página

eventualmente.
Tenemos un descanso para el almuerzo, luego continuamos con la reunión.
Concluye a las cuatro. Mi padre se me acerca cuando estoy por irme. No he
hablado con él desde que llegué aquí. Eso se vería extraño para alguien más, pero
para nosotros es normal. Solo hablamos entre sí cuando es necesario. Esa es la
forma en que nuestra relación es y siempre ha sido. Al crecer, no hubo charlas de
padre a hijo, a menos que estuviera en problemas por algo. Y ahora, como un
adulto, habla conmigo solo cuando quiere algo o siente que necesitaba un discurso
sobre mi comportamiento.

—Varios de nosotros vamos a la ciudad para cenar —dice—. ¿Te gustaría


acompañarnos?

—No puedo. Necesito ir a la oficina. Estoy detrás de un trabajo.

—¿Es por eso que dejaste la oficina temprano el viernes? —Sonríe, feliz consigo
mismo por saber algo que sabía que yo quería esconder de él.

—No. Solo necesito terminar algunas cosas mientras la oficina está tranquila.

—¿Así que dónde estabas ayer por la tarde?

Tranquilamente trato de inventar una mentira que él creerá.

—Fui al golf. Sé que no debería irme temprano, pero el día estaba agradable y
necesitaba trabajar en mi lanzamiento.

Asiente. —Estoy de acuerdo. Tenemos varias salidas al golf con clientes


próximamente. Deberías trabajar en tu juego así no nos avergüenzas como lo
hiciste en el pasado. Me gustaría practicar mi lanzamiento también. Tal vez
deberíamos ir juntos la próxima semana. Iremos al club de campo.

—Sí, haremos eso. Disfruta tu cena.

Me voy sin decir adiós a Jack, quien está en el bar consiguiendo otro trago.
Tengo que salir de aquí. Mi cuerpo está tan tenso que mis músculos duelen. Odio
estas reuniones y odio estar alrededor de estas personas.

La única cosa que me mantiene cuerdo justo ahora es saber que voy a ver a
Rachel. Su hermoso rostro. Esa amable sonrisa. Quiero sostenerla en mis brazos, en
uno de esos abrazos que a ella le gustan tanto. Apretado esta vez así no logrará
quejarse. Me rio con ese pensamiento. De todas las cosas por las que podría ser
reprendido, nunca, ni una vez, pensé que sería por cómo abrazaba.
123
Página
Me apresuro en el camino a mi loft. Se supone que me encuentre con Rachel a
las siete, pero voy a llamar y ver si puedo ir allí antes que eso. Tengo que
verla. Necesito verla. Y no quiero esperar otro minuto más.

124
Página
Rachel

P
earce me llamó y me preguntó si podía venir ahora en vez de esperar hasta
las siete. Le dije que sí, pero no estaba lista así que estoy corriendo para
terminar.

Me alegra que este viniendo más temprano. Incluso a pesar que solo lo vi
anoche, ya lo extraño. Pensando, me doy cuenta de que nunca he extrañado a
Adam, incluso cuando estábamos separados por días. Debería haberlo tomado
como una señal de que no estábamos destinados a estar juntos.

No estoy diciendo que Pearce y yo estamos destinados a estar juntos, pero el


hecho de que lo extraño tanto cuando no está alrededor tiene que significar algo.
No puedo creer lo mucho que me gusta. Y no es solo porque es bien parecido. Es
más que eso. Me gusta que es educado, un caballero y que siempre es tan atento.
Cuando estoy hablando, me da su atención, lo cual es raro para cualquier persona,
pero especialmente los chicos. Me gusta su sutil humor y cómo lo esconde detrás de
su actitud seria. Solo estando cerca de Pearce, tengo este sentimiento de felicidad y
emoción que no he sentido con otros chicos con los que he salido.

Estoy en el baño ahora, secándome el cabello. Cepillarlo siempre hace que


tenga un poco de friz, pero no puedo salir con el cabello mojado así que después de
secarlo, lo pongo en una cola de caballo.

El fresco clima otoñal de la noche anterior se ha mantenido así que estoy


usando pantalones vaqueros y un suéter con cuello en V blanco. Hago mi
maquillaje rápidamente, y justo cuando termino, Pearce está tocando la puerta.

La abro y lo veo ahí de pie, usando un pantalón negro de vestir, una fresca
camisa blanca de botones, y corbata a rayas azul, negra y gris. Su camisa se tensa
sobre sus anchos hombros sin aglomerarse o formando arrugas, como si estuviera
hecha para él. Apuesto a que lo está. Su ropa es hecha probablemente a la medida y
es por eso que le encaja tan bien. Mi mirada se eleva hasta su rostro, que está recién
afeitado, acentuando su bien definida mandíbula. Solo verlo provoca esa sensación
125

oscilante que se hace cargo de mi estómago de nuevo.


Página

Me entrega un ramo de flores, una docena de rosas rojas de tallo largo.


—Pearce, son hermosas. Gracias.

Se inclina y me besa. —Absolutamente de nada. No estaba seguro de cuál es tu


flor favorita, pero asumí que no podía estar equivocado con las rosas.

—Amo las rosas. —Las llevo a la cocina.

—Pero no son tus favoritas —dice.

¿Cómo supo eso? ¿No soné lo bastante emocionada por las rosas? Es muy
perceptivo. Me he dado cuenta de que parece notar las cosas más pequeñas, como
los cambios en mi expresión facial o mi tono. No estoy acostumbrada a eso. En mis
relaciones pasadas tenía que salir y decirle a un chico lo que pensaba o lo que sentía
por algo, y después de que lo hacía, por lo general no escuchaban o recordaban.

—Los tulipanes son mis favoritas, pero las rosas están cerca en segundo lugar.
Pongo las flores sobre el mostrador. Siento los brazos de Pearce a mí alrededor y
me volteo y lo veo sonriéndome.

—Entonces te traeré tulipanes la próxima vez. —Su mano se arrastra por un


costado de mi rostro, estableciéndose en mi oído y me sostiene en el lugar mientras
baja sus labios a los míos para otro beso. Esta vez se trata de un beso lento y
sensual como el que me dio la otra noche. Me encanta como sus besos no son
apresurados. Como se toma su tiempo, sus suaves labios moviéndose lentamente
sobre los míos. Y cuando separo los labios, no empuja su lengua dentro como la
mayoría de los hombres. En su lugar, siento su aliento y luego su lengua, mientras
su beso se vuelve gradualmente más profundo.

Permanecemos por el mostrador, y siento mi interior calentándose mientras


todo lo demás a mí alrededor se desvanece. Solo estamos besándonos, pero la
forma en que lo hace me afecta de una manera tal que me pierdo en el momento.
Como que no puedo recordar dónde estoy ni lo que estaba haciendo antes de llegar
aquí. No son solo sus besos los que me hacen sentir de esta manera. Es él. Su gran
estatura. Su imponente presencia. La forma en que me sostiene de una manera tan
fuerte, tan poderosa. Me distrae de todo lo demás y todo en lo que puedo centrarme
es en él y lo que está haciéndome.

Cuando nos detenemos para tomar aliento, retrocedo, sabiendo que, si


continuamos esto, vamos a terminar en el dormitorio. Y no debemos hacer eso.
Aún no. Es demasiado pronto. Pero no es como que no quiero. Simplemente no
soy alguien que se mueve tan rápido. Pero maldita sea, me gustaría serlo, porque
126

realmente quiero llevar esto más lejos.


Página
Asiento hacia las flores. —Probablemente debería ponerlas en agua. —Me deja
ir y tomo una gran jarra de plástico de la alacena—. No tengo un florero. Esto
tendrá que servir.

Mientras estoy recortando las rosas en el fregadero, Pearce viene por detrás y
envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y besa mi mejilla. —Te extrañé hoy.

—También te extrañé.

Sus fuertes brazos me rodean y siento el calor de su cuerpo. Lo inhalo porque


huele bien; fresco y limpio con un toque de colonia que se mezcla bien con su piel.
Besa el lado de mi cuello, haciéndome temblar.

Mantengo mis ojos en las rosas. —Será mejor que dejes de hacer eso o me
cortaré.

—Entonces déjame hacerlo. —Sus besos continúan mientras toma las tijeras de
mi mano.

—Pearce —susurro, cerrando los ojos mientras saboreo la sensación de sus


labios en mi piel—. Vas a hacerte daño. Las cortaré más tarde.

—No te preocupes por mí. Solo relájate —dice suave y bajo, su cálido aliento
haciéndome cosquillas en el cuello.

Está haciéndolo de nuevo. Haciéndome sentir tan excitada que quiero


arrastrarlo al dormitorio y ceder a mis impulsos. Esto es tan impropio de mí.
Querer hacerlo tan pronto. Pero siento que lo he conocido más tiempo de lo que lo
he hecho. Y la atracción que tengo por él está por las nubes.

Lo escucho soltar las tijeras y abro los ojos para ver las rosas ahora apoyadas en
la jarra que está asentada en el fregadero.

—¿Cómo hiciste eso? —le pregunto—. Ni siquiera estabas viendo.

—Soy bueno con las manos —susurra en mi oído.

Mi corazón está latiendo rápido, agrupando humedad entre mis piernas.


Inclino la cabeza hacia un lado, pidiendo más de sus ligeros besos a lo largo de mi
cuello. Hace lo que quiero, besando el lado de mi cuello mientras aprieta su agarre
alrededor de mi cintura. Su otra mano se mueve hacia arriba hasta mi pecho,
apretando suavemente.
127

Gimo suavemente y siento sus labios sonreír levemente contra mi piel. Su


Página

mano se mueve a la cintura de mis pantalones vaqueros y deshace el botón, luego


tira de la cremallera hacia abajo. Mi respiración se acelera cuando siento su caliente
mano sobre mi piel, deslizándose por mis abdominales inferiores y deslizándose
bajo mis bragas.

—Pearce —susurro.

—Sí —susurra de vuelta, su mano sabiendo exactamente a dónde ir,


moviéndose en lentos y determinados movimientos.

—Tal vez deberíamos… —Iba a decir detenernos o ir más lento, pero no es lo


que quiero. Es lo que creo que debería querer porque es lo que se supone que debo
hacer. Ser la chica buena. Tomar las cosas con calma. Pero estoy cansada de ser de
esa manera. Quiero hacer lo que quiera. Lo que se siente bien para mí. Y en este
momento, lo que está haciendo Pearce se siente muy bien.

—¿Te gustaría que me detenga? —Lo escucho preguntar con su voz


profundamente sexy.

—No. —Exhalo la palabra, incapaz de decir nada más, perdida en la sensación


de su toque.

Gimo de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás contra su pecho. Mi cuerpo


está inundado de sensaciones, de la cabeza a los pies. Todavía estoy frente al
fregadero y se aprieta contra mí por detrás mientras me empuja más cerca. Lo
siento, completamente excitado, y queriendo esto tanto como yo.

Estoy pensando que se alejará y me llevará al dormitorio. Pero no me deja ir.


En cambio, sigue lo que empezó, su mano entre mis piernas, encendiendo el haz de
sensibles nervios y rápidamente llevándome hasta el borde. Mientras lo paso,
oleadas de intenso placer me golpean con una fuerza tal que tengo que agarrar el
fregadero para sostenerme a mí misma. Él me sostiene apretadamente mientras las
olas siguen, una y otra vez hasta que finalmente desaparecen.

Lentamente retira la mano y habla bajo y suave en mi oído. —¿Estás contenta


que viniera más temprano?

Me doy la vuelta y lo veo sonriéndome.

—Si hubiera sabido que esto iba a pasar, te hubiera hecho venir esta mañana.

Se ríe entre dientes. —Te dije que era bueno con las manos.
128

—Vamos al dormitorio. —Corro mi mano sobre la parte delantera de sus


pantalones.
Página
—Todavía no. —Toma mi mano y se la lleva a la boca para un beso—.
Todavía estoy conociéndote.

—Creo que me haz conocido muy íntimamente en este momento.

—Cierto. Pero necesito conocerte más.

—Pero no disfrutaste de nada de eso.

—Créeme. Lo disfruté. Creo que podías sentir lo mucho que disfruté. —Me
besa de nuevo—. ¿Estás lista para irnos?

—Solo tengo que terminar mi maquillaje.

—Adelante. Esperaré aquí.

Voy al baño, mi cuerpo todavía recuperándose de lo que me hizo. Eso fue


increíble. Nunca he sentido algo así antes, lo cual es triste, porque a la edad de 24
años, podrías pensar que lo tuve para el momento. Pero al parecer, los chicos con
los que he estado no sabían lo que estaban haciendo. Pearce definitivamente sabe lo
que está haciendo.

Cuando vuelvo a la sala de estar, está viendo la televisión.

—Bien, estoy lista. —Agarro mi bolso y las llaves.

Apaga la televisión y me encuentra junto a la puerta. Pone su mano en mi


espalda baja y me besa. —Estás preciosa.

—Gracias. Y te ves muy guapo. Todo elegante de nuevo, me doy cuenta.

Extiende la corbata. —Esta es una corbata muy casual.

—Una corbata no es casual. —Lo empujo al pasillo y cierro con llave la puerta.

—Claro que lo es. —Toma mi mano mientras bajamos por las escaleras—.
Cuando vas más allá de dos colores en una corbata, se vuelve informal. Esa es la
regla.

—¿Quién hizo esa regla?

—Yo la hice. —Llegamos a su auto y me abre la puerta—. ¿Estamos todavía


129

yendo al centro comercial? —Por la expresión de su rostro, podrías pensar que


estaba llevándolo por un tratamiento dental.
Página

Me río. —Sí, y te va a encantar.


Niega con la cabeza mientras camina alrededor de la parte delantera del auto.
Entra y dice—: ¿Y dónde está este centro comercial?

Le doy las direcciones y diez minutos más tarde estamos allí. Entramos y lo
llevo a Gap y lo dirijo en la tienda en el lado para caballeros, colocándolo delante
de la pared de los pantalones vaqueros.

—¿De cuáles quieres? Tienen todos los diferentes tipos.

Mira hacia mí. —Rachel, no puedo usarlos.

—¿Por qué no?

—No es la vestimenta apropiada.

Pongo las manos en mis caderas. —Discúlpame, pero estoy usando pantalones
vaqueros justo ahora. ¿Estás diciendo que luzco inapropiada?

—No, por supuesto que no. Se ven geniales en ti, pero no se verían bien en mí.

—¿Cómo lo sabes? Nunca los has llevado.

—Toda mi ropa está hecha a la medida. No puedo comprar ropa de estante.


No van a quedarme.

—Claro que lo hará. Solo tienes que ponértelos.

Sus ojos van a la pila de pantalones vaqueros, su expresión cautelosa.

Me paro más cerca y le susurró al oído—: La idea de ti en pantalones vaqueros


realmente me enciende. Y si te veo realmente en ellos, puede que no sea capaz de
mantener mis manos lejos de ti.

Sonríe lentamente. —Eres muy inteligente. Y muy persuasiva. —Toma un par


de pantalones vaqueros de la pila—. Voy a probarme estos.

—Tienes que probarte más de uno. Vamos a conseguir un par más de estilos.
¿Cuál es tu talla?

Desafortunadamente, la tienda no tiene muchas opciones en su talla porque es


tan alto. Pero encontramos cuatro pares y vamos a los vestidores. Sale y me
muestra el primer par y, guau, se ve caliente. Tiene un apretado trasero que se ve
130

muy bien en pantalones vaqueros.


Página

—Me gustan esos —le digo—. Deberías llevarlos.


—Se sienten extraños. La tela es tan pesada. No estoy acostumbrado a la
mezclilla.

—Te acostumbrarás. Prueba el siguiente par.

—¿Por qué? Si te gusta este par, no tengo que probarme ninguno más.

—Quiero verte en otros. Y es bueno tener más de un par.

Suspira y vuelve a entrar al vestidor. Asomo la cabeza dentro antes de que


cierre la puerta. —Te ves realmente caliente en esos pantalones vaqueros.
Realmente, realmente caliente.

Sonríe. —Solo estas diciendo eso así me pruebo otros.

—No. Es la verdad. Te ves genial. Realmente.

Lo beso rápidamente, luego cierro la puerta y espero fuera del vestidor. Al ir de


compras juntos, siento que somos novio y novia y hemos estado saliendo durante
meses. No sé qué pasa con Pearce, pero siento esta conexión con él que no he
sentido con nadie más. Ni siquiera con Adam.

Y estoy mucho más cómoda alrededor de Pearce ahora de lo que lo estaba hace
solo un par de semanas. Creo que ayuda que no está actuando tan formal. Está más
relajado y casual, o al menos lo que se consideraría casual para él. Todavía habla de
una manera muy formal, pero estoy acostumbrada ahora y ha llegado a gustarme.

Pearce sale del vestidor y me muestra el siguiente par de pantalones vaqueros,


que también se ven bien. Los siguientes dos pares que se prueba se le ven bien
también. Para el momento que ha terminado, no puedo decidir cuál debería llevarse
así que lo dejo decidir. Escoge los dos primeros que se probó. Después de eso, no
creo que estuviera poniendo atención. Como la mayoría de los hombres, las
compras los aburren.

Después vamos a las estanterías de camisetas.

—No necesito ninguna camiseta más —dice.

—Pero estas no son para hacer ejercicio. Son para ser usadas en nuestras citas
casuales.

—Tengo que llevar una camiseta con cuello en público. —Señala el estante
131

detrás de nosotros—. ¿Qué tal una camisa polo?


Página
Se vería bien en un polo con sus anchos hombros y estructura muscular. Se
vería bien en una camiseta también. Se vería bien en cualquier cosa.

—Está bien, pero te conseguiremos una camiseta para que uses cuando estemos
en casa viendo televisión o haciendo la cena.

Está sonriéndome y no puedo entender por qué hasta que recuerdo lo que dije.
Casa. Viendo televisión. Haciendo la cena. Acabamos de empezar a salir y ya he
asumido que vamos a pasar todo ese tiempo juntos.

Desliza su mano alrededor de mi cintura y se inclina hacia mí. —Parece que


vamos a vernos mucho el uno al otro.

—¿Estarías bien con eso?

—Estaría más que bien con eso.

Me deja ir y enfoco mi atención de nuevo en las camisetas. Escojo una azul


oscura. Luego tomo una camisa polo blanca y una negra. Elijo colores básicos que
le he visto usar antes. El estilo de la camisa es un cambio bastante grande. No
usaría las camisas si escojo colores que normalmente no usa.

Vamos a la caja, y después de que paga tomo un par de pantalones vaqueros y


la camisa de polo blanca y se las entrego. —Bien, ve a cambiarte.

—Ya estoy vestido.

—Estás demasiado bien vestido para una película. Me siento mal vestida. Me
sentiría mejor si ambos estamos usando vaqueros. —Me levanto y lo beso—. ¿Por
favor?

Suspira, y entonces toma mi mano y caminamos de regreso al vestidor. Antes


de entrar ahí, me da un beso. —Solo estoy haciendo esto porque te encuentro
irresistible y muy difícil decir que no, lo cual es una combinación peligrosa por
cierto.

Me río a medida que avanza dentro del vestidor de nuevo. Sale en el nuevo
conjunto. Se ve como un chico de universidad súper caliente. Su ropa de vestir lo
hace parecer mayor de 25, pero en la ropa casual podría pasar por 22 o 23.

Tomo la ropa que tenía y ordenadamente la doblo y coloco en la bolsa.


132

—¿Qué opinas? —Se pone de pie frente a mí—. Porque me siento muy
incómodo en este momento, así que espero que te guste.
Página
—Me encanta. Te ves genial. ¿Pero por qué estás incomodo? ¿La ropa no te
queda bien?

—Me queda bien. Simplemente nunca he estado en público con ropa así. En la
universidad ocasionalmente usé una camisa polo, pero con pantalones regulares, no
pantalones vaqueros.

—Bueno, relájate, porque te ves realmente caliente. —Entrelazo mi mano con


la suya y caminamos fuera de la tienda.

—Ahora tengo que conseguir algo para ti. —Mira alrededor del centro
comercial. No parecen tener ninguna tienda de diseñador aquí, pero estoy seguro
de que podríamos encontrar algo bueno en esa tienda departamental.

—No necesito nada. Estoy bien.

—Vamos. Déjame comprarte un vestido. O joyería. Cualquier cosa que


quieras.

—En serio, Pearce. No tienes que comprarme nada.

—Tengo que conseguirte algo. —Analiza las tiendas de nuevo—. Sé lo que voy
a comprar. —Me lleva a una joyería.

—Pearce, no. No quiero que me compres joyas.

—No. Voy a comprarte esto. —Sostiene un jarrón alto de cristal—. ¿Te gusta?

—Sí. Es bonito. Pero no me compres eso. Es demasiado.

Ladea la cabeza, con una sonrisa en su rostro. —Sabes que tengo dinero,
¿verdad?

—Sí, pero eso no quiere decir que debes comprarme regalos caros.

—Quiero hacerlo. —Lleva el jarrón a la caja. Mientras está allá, compruebo el


precio. Son $250. No debería gastar tanto dinero en mí, pero parece que no puedo
detenerlo y al menos ahora voy a tener algo en lo que poner mis flores.

Llevamos nuestras bolsas al auto. —Gracias por el jarrón. Fue un regalo muy
bonito.
133

Envuelve sus brazos a mí alrededor. —De nada. Pero era más una necesidad
que un regalo. Estarás recibiendo muchas más flores de mí y necesitabas algo para
Página

ponerlas.
—Ahora tengo que hacer algo agradable para ti. No tengo dinero para
comprarte un regalo, pero podría hacerte la cena en algún momento. O podría
hacerte brownies o pastel o pan de plátano. No es por presumir, pero soy muy
buena panadera.

—¿Horneas? —Sus cejas se levantan—. No sabía que las personas de nuestra


edad hornearan. O que alguien todavía hornea.

—Creo que muchas personas no lo hacen, pero yo sí. Me relaja y me encanta la


forma en que la casa huele al cocinar algo en el horno. —Compruebo mi reloj—.
¿Quieres entrar al cine? Estaba pensando que deberíamos ir a la película ahora y
cenar más tarde.

—Buena idea. Vamos a terminar con la película.

—¡Oye! —Juguetonamente lo golpeo—. Las películas son divertidas.


Prometiste ser positivo al probar cosas nuevas.

—Nunca prometí eso.

—Bueno, entonces solo pretende que te gusta, por mí bien.

Entramos y caminamos hasta el cine. Me deja escoger la película, así que


escojo una de acción. Si estoy haciéndole ir al cine, pensé que debía escoger algo
que podría gustarle.

Después de obtener las entradas, nos detenemos en la confitería y pido un cubo


de palomitas de maíz y dos refrescos grandes. Pearce me dice que no bebe gaseosa,
pero le explico que la gaseosa y las palomitas van de la mano y que tiene por lo
menos que intentarlo.

Comemos palomitas mientras esperamos que empiece la película.

—Lo siento —dice cuando su mano choca contra la mía en el cubo.

Empujo su costado. —Se supone que eso ocurra. ¿Reunir las manos en el cubo
de palomitas? Es una forma de ligar. En realidad, eso es más cierto para los de 12
años que las personas de nuestra edad, pero como eres nuevo en esto debes
practicar. Adelante.

Va de largo, sumergiendo la mano en el cubo y buscando la mía. Pero en vez


de dejarla allí, la coge y la besa.
134

—Pasaré el truco de las palomitas. Puedo encontrar mejores maneras de ligar.


Página

Pone su brazo alrededor de mi hombro—. ¿Te estás divirtiendo?


Me acerco a él. —Sí. ¿Tú? Y no digas que no. Tienes que ser positivo.

Me besa. —Creo que me divierto haciendo casi cualquier cosa contigo. Y eso
es mucho decir, porque normalmente no me divierto.

—Entonces tengo que cambiar eso, porque todo el mundo debe tener diversión.
Incluso aburridos viejos hombres de negocios.

—Oye. —Retira su brazo—. ¡No soy viejo! ¡O aburrido!

Me encojo de hombros. —Lo serás si no añades un poco de diversión a tu vida.

Sonríe y pone su brazo alrededor de mí otra vez.

La película comienza y me muevo un poco para poder descansar mi cabeza en


su hombro. Frota ligeramente mi brazo, y así como cuando tomó mi mano en el
parque, tengo la sensación de que me está diciendo algo con ese simple gesto.
Siento que me está diciendo que está empezando a preocuparse por mí o tal vez ya
lo hace. Eso espero, porque me preocupo por él también.

Después de la película, lo llevo a un bar deportivo. Es uno de esos lugares con


televisores gigantes por todas partes, mesas de billar y dardos. Es sábado por la
noche así que el fútbol está encendido y es ruidoso y lleno de gente. Eso no me
molesta, pero estaba preocupada porque podría molestarle a Pearce ya que no está
acostumbrado a lugares como este. Solo lo sugerí porque pensé que sería divertido
ver algunos de los juegos. Mi padre y yo solíamos ver el fútbol juntos los fines de
semana y lo extraño. No tengo a nadie con quien ver los partidos.

—¿Te gusta el fútbol? —le pregunto a Pearce. Acabamos de ordenar. Ambos


una hamburguesa y cerveza. Estaba un poco sorprendida de que Pearce ordenara
eso. Pensé que pediría algo más sofisticado, como un filete y una copa de vino.

—Me encanta el fútbol —dice—. Pero no tengo mucho tiempo para verlo con
mi horario de trabajo.

—Trabajas demasiado. No es bueno para ti.

—No tengo elección. Hay mucho por hacer. —La camarera deja nuestras
cervezas y él toma un trago.

—No estás trabajando esta noche.


135

—Porque tenía un mejor lugar para estar. —Sostiene mi mano sobre la mesa—.
Alguien a quien tenía que ver.
Página
—¿Estás diciendo que debería pasar más el tiempo contigo así no irías tanto a
la oficina?

—No había pensado en eso, pero sí, eso funcionaría.

Mientras toma otro trago de su cerveza, doy un vistazo a la mesa de al lado


donde cuatro mujeres de mi edad están sentadas y hablando. Hago una doble-toma
cuando noto que todas están mirando a Pearce. Mirándolo como si les gustaría
llevarlo a casa y, bueno... hacer cosas. Miran hacia otro lado cuando me ven
observándolas. Exploro el resto del bar y veo algunas otras mujeres echándole un
vistazo. ¿Esto sucede siempre cuando sale?

Pearce es definitivamente el tipo más caliente aquí, pero también está conmigo
por lo que estas mujeres tienen que retroceder. Normalmente no soy el tipo celosa,
pero por alguna razón, sentí una punzada de celos al ver a otras mujeres mirando a
Pearce de esa manera.

Pearce ni siquiera se da cuenta de que esto está sucediendo. Sus ojos están en el
televisor, viendo el partido, su mano sosteniendo la mía sobre la mesa.

Froto su mano para llamar su atención. —Así que nunca me dijiste lo que
hiciste hoy. ¿Estabas en la oficina esta mañana?

Sus ojos se desplazan del televisor de nuevo a mí. —Sí. Me pasé todo el día allí.
¿Qué hiciste tú?

—Fui a mi trabajo voluntario de nueve a mediodía, después trabajé en un


documento que hay que entregar la próxima semana.

—¿Dónde eres voluntaria?

—Creí que ya te dije, pero supongo que no. Todos los sábados soy voluntaria
en un refugio para personas sin hogar. Enseño a las personas a leer. Hoy he tenido
a este hombre mayor quien…

Me detiene, su mano agarrando mi antebrazo. —¿Qué refugio? ¿Dónde está?

Echo un vistazo a mi brazo. ¿Por qué está agarrando mi brazo de esa manera?

—Es cerca del centro, cerca de la estación de autobuses. Es una especie de zona
marginada, pero he oído que la ciudad tiene planes para arreglarla.
136

—No vayas allí nunca más. —Utiliza este tono estricto que me hace sentir
como si me dijera qué hacer.
Página
No me gusta ese tono. En absoluto. Ya tengo una madre controladora. No
necesito un novio controlador también.

—Pearce, soy voluntaria allí. Lo soy desde hace un año. No voy a dejarlo.

—Lo siento, pero tendrás que decirles que has terminado de ser voluntaria. No
puedo dejarte ir allí.

—¿DEJARME? —Doy un tirón de mi brazo lejos de él—. No tienes nada que


opinar. Y el hecho de que creas que lo haces, hace que me pregunte si no eres el
hombre que creía que eras.

—Rachel, te estoy diciendo esto por tu propio bien. No deberías ir a esa parte
de la ciudad.

—¿Hemos estado saliendo durante una semana y ya me estás diciendo qué


hacer? Sí, no lo creo.

—No tuviste problema diciéndome qué vestir. —Se recuesta y se mueve—. Y


ahora mírame. Me veo ridículo.

Siento que mi temperamento crece. —En primer lugar, todos los hombres aquí
se visten como tú. Hubieras lucido ridículo vestido con una camisa y corbata. Y, en
segundo lugar, si no quieres usar la ropa que escogí, podrías simplemente haber
dicho que no. —Me levanto y agarro mi bolso—. Necesito un poco de aire.

—¡Rachel, espera!

Salgo como un vendaval por la puerta, enojada y confundida. ¿Por qué está
tratando de controlarme de esta manera? No lo ha hecho antes. Esto es por lo que
no me apresuro en las relaciones. Crees que la persona es normal, pero después de
unas citas se vuelven locos y controladores.

—Rachel. —Pearce sale del restaurante y se detiene en frente de mí—. Rachel,


lo siento. No debería haber dicho eso de la ropa. Me gusta la ropa.

—No, no lo hace —murmuro.

Medio sonríe. —Bueno, tal vez no, pero tienes razón. Hubiera lucido extraño
usando corbata en un bar deportivo. O en el cine. Y aprecio el hecho de que te
tomaras el tiempo para ayudarme a elegir algo. Y tal vez con el tiempo me gustará
esta ropa.
137
Página
Cuando no digo nada, continúa—: Tienes que entender, todo esto es nuevo
para mí. Películas. Bares deportivos. Pantalones vaqueros. Centros comerciales. Es
una gran cantidad de cambios de una sola vez.

Mis labios se deslizan hacia arriba. —Te hice hacer un montón de cosas nuevas
en una noche. No me di cuenta de eso. La próxima vez, voy a elegir una o dos
cosas nuevas.

Levanta mi barbilla. —¿Así que va a haber una próxima vez?

—Sí, ¿por qué?

—Cuando saliste de allí así, no estaba seguro.

—No soy buena en las discusiones. Si me siento realmente enfadada, tengo que
salir y calmarme antes de que pueda hablar con la persona de nuevo. Siempre he
sido de esa manera.

—Y soy el tipo de persona que le gusta hablar y terminar lo más pronto posible.

Sonrío. —Eso va a hacer algunas peleas interesantes. Me iré y estarás hablando


contigo mismo.

Sonríe de vuelta. —Sí, supongo que eso es lo que sucederá. Pero ya que es una
manera muy ineficaz de discutir, vamos a tratar de no dejar que llegue a ese punto.

—Pearce, ¿por qué reaccionaste de esa manera cuando te dije que trabajaba en
el refugio?

—Porque no es seguro y no quiero que te hagan daño.

—Solo voy allí durante el día. Y no estoy sola. Hay un montón de personas
alrededor.

—Tal vez dentro del edificio, pero afuera es una historia diferente. He
conducido por esa zona. He visto como es. Hay tráfico de drogas teniendo lugar en
la calle. Hombres acechando en los callejones. Ni siquiera la policía va allí.

—¿Qué estabas haciendo en esa parte de la ciudad?

—Estaba en el camino a reunirme con uno de nuestros distribuidores y


accidentalmente hice un giro y terminé yendo por esa calle donde está el refugio.
138

—Sé que es peligroso, pero solo voy allí una vez a la semana y estoy haciendo
Página

una diferencia real con esas personas. La primera persona a la que le enseñé a leer
era un hombre llamado Raymond, y ahora un año más tarde, puede leer libros
enteros. Ha cambiado su vida. Tiene toda esta confianza ahora. Y consiguió un
trabajo y se acaba de mudar a un apartamento. ¿Sabes lo genial que se siente el ser
capaz de ayudar a alguien así? Cuando leyó su primera frase ambos estábamos
llorando. Todavía lloro cuando uno de mis estudiantes lee su primera frase.

Pearce está sonriéndome. —Eres muy especial, ¿sabes eso?

—No lo soy. Mis estudiantes lo son. No creerías las horribles vidas que han
tenido. Pero lo hicieron a través de todo eso y están tratando de conseguir una vida
mejor aprendiendo a leer para poder conseguir un trabajo. Y quiero ayudarles a
hacer eso, que es por lo que sigo yendo al refugio.

—Tal vez podrías reunirte con ellos en cualquier otro lugar. Hay una parada de
autobús en el refugio. Ellos podrían tomar el bus a una biblioteca y podrías
encontrarte con ellos allí.

—Pearce, tienes que dejarlo ir. Sé que estás preocupado por mí, pero no es
necesario que lo estés. Puedo cuidar de mí misma. Y tienes que saber en este
momento que no puedes decirme qué hacer. No puedo estar en una relación así.
Puedes expresar tus opiniones y preocupaciones, pero al final, voy a tomar mis
propias decisiones.

Abre la boca para decir algo, pero entonces se detiene antes de hacerlo.

—Debemos entrar y cenar —le digo—. Probablemente pensaron que nos


fuimos.

Volvemos a nuestra mesa justo cuando nuestra comida llega. Después de esa
pelea que tuvimos, mantenemos nuestra conversación ligera. Le pregunto qué
pensó de la película y luego hablamos de fútbol y vemos el partido en la televisión.
Me siento como si estuviera en una cita con solo un chico normal y no un
multimillonario. Pearce está relajado, sonriendo y riendo. En tan solo una semana,
realmente se soltó a mí alrededor. Y me gusta. Me gusta verlo no tan serio y
divirtiéndose. Necesita eso. Necesita más diversión en su vida. Y voy a hacer que
eso suceda.

—¿Juegas dardos? —le pregunto a Pearce después de que la camarera retira


nuestros platos.

—No puedo decir que nunca.


139

—¿Crees que puedes manejar una cosa nueva más esta noche?
Página
—Creo que podría hacerlo. —Deja caer algo de dinero en la mesa para la
cuenta, entonces me sigue a la diana de dardos.

Rápidamente explico las reglas y luego empezamos. Lucha en el primer juego,


pero lo hace mejor en el segundo. Y en el tercero, está haciéndolo realmente bien.

—Eres un alumno rápido. —Doy un paso delante del tablero para el juego
número cuatro.

Me abraza por detrás y me besa en la mejilla. —Tuve una buena maestra.

Eso debe ser verdad porque gana el cuarto juego. Lo hacemos nuestro último
juego, luego nos dirigimos de regreso al auto.

Otra cita impresionante. La pelea no fue buena, pero la superamos rápido.

Es tarde, pero no quiero que la noche termine. Y tal vez no lo hará. Ideé una
forma de que Pierce terminé lo que empezó en mi cocina. Esta vez con ambos
disfrutando.

140
Página
Pearce

—¿T e gustaría ir a mi casa? —pregunto mientras nos alejamos del


restaurante—. Tengo televisión por cable, así que considéralo
antes de responder.

—Hmm. Todos esos canales son bastantes tentadores. ¿Puedo escoger lo que
veremos?

—Claro. El invitado siempre escoge.

—Tu casa está como a media hora de distancia. Y luego tendrás que conducir
todo el camino para llevarme de vuelta a mi casa.

Miro hacia ella. —No veo el problema aquí.

—Es bastante para conducir.

—No me importa. Me gusta conducir. Pero tú necesitas tomar una decisión


rápido, porque si vamos a mi casa tengo que tomar la siguiente salida.

—Bien, vamos a tu casa. Me gustaría verla. ¿La mantienes limpia o está


desordenada como el estereotipo de piso de soltero?

—Tengo un equipo de limpieza que viene, así que está limpio.

Mientras estamos en camino, trato de procesar qué es lo que estoy haciendo.


¿Trayéndola a mi casa? ¿Después de una noche de coquetear sin parar, besarnos, y
tocarnos? ¿Con la tensión sexual tan espesa que puedo sentirla en el aire? Esto va en
dirección al sexo y le dije que podríamos esperar. Pero sé que ella lo quiere.
Después de que la tocara de esa manera en su cocina, ya estaba lista para hacerlo
justo en ese mismo momento. Y en cuanto a mí, he querido estar con ella desde el
momento en que la vi sentarse en la sala de conferencia. Nunca he sentido este
nivel de atracción por una mujer en toda mi vida. Cada vez que estoy con ella tengo
que esforzarme para contenerme a mí mismo. ¿Así que por qué estoy siquiera
141

cuestionado esto? Ambos lo queremos y hemos esperado el tiempo suficiente.


Tiempo que nunca he esperado por nadie más.
Página
El problema es que existe esta guerra desarrollándose en mi interior. Ha estado
sucediendo desde que la conocí, diciéndome que necesito dejarla antes de que esto
vaya demasiado lejos. Creo ya ha ido demasiado lejos, y si tenemos sexo esta
noche, sin duda habré llegado demasiado lejos.

A diferencia de las otras mujeres con las que he estado, no creo que el sexo con
Rachel sea puramente físico. Tengo sentimientos por ella, lo cual complica las
cosas. Nunca he tenido sexo con alguien que realmente me importe. Esto es nuevo
para mí y no estoy seguro de que esté listo para esto.

Estamos en mi edificio ahora y entro en la estación de vigilancia.

George está allí y dice su usual línea: Bienvenido de nuevo, señor


Kensington. Se inclina un poco, tratando de conseguir una mejor vista del
interior del auto.

Ten una buena noche, George.

Avanzo antes de que pueda mirar demasiado de cerca a Rachel.

—Se ve como un buen hombre.

—Lo es, pero tuve que apresurarme en pasar porque estaba mirándote.

Ella agarra mi brazo. Él no estaba mirándome. Tiene como setenta años.

—Y sin embargo estaba mirándote. Anciano sucio. —Actúo molesto mientras


entro en mi lugar de estacionamiento—. Tendré que hablarle a su supervisor sobre
esto.

—Pearce, no lo metas en problemas.

Voy al otro lado y abro su puerta. Pongo mi brazo alrededor de ella mientras
caminamos hacia el ascensor. —Estaba bromeando. George y yo somos amigos. Y
no puedo culparlo por mirarte. Eres preciosa. Los hombres no podemos evitarlo.
Tenemos que mirar a las mujeres hermosas.

—Y las mujeres no pueden evitar mirar a un hombre caliente. Tenías a un


montón de mujeres mirándote en el restaurante.

—No me di cuenta. —La beso—. La única mujer que noté fuiste tú.
142

Vamos en el ascensor hacia la planta superior, a la cual solo se puede acceder


con un código de seguridad. El ascensor se abre justo en mi loft, que ocupa toda la
Página

parte superior del edificio.


—¿Esta es tu casa? —pregunta Rachel.

—Lo es.

Da un paso dentro de la sala. —Es enorme. Mira todo este espacio.

—Soy un tipo grande. Necesito un montón de espacio.

Ella camina dentro de la cocina. —Me gusta el diseño abierto. Me gusta cómo
la cocina y la sala están en una misma gran habitación.

La cocina y la sala conforman el centro del loft. Luego en un lado, bajando por
el pasillo, hay dos habitaciones, una de las cuales uso como oficina. En el otro
extremo del loft, justo fuera de la cocina, está el dormitorio principal. La puerta del
dormitorio está posicionada de tal forma que puedo ver el ascensor y la sala desde
la cama. Tuve que construirla de esa manera así si alguien entra, tratando de
robarme o atacarme, los veré entrar. Mantengo un arma en la mesa de noche solo
por si acaso.

Estamos en la cocina y voy hacia la vitrina refrigerada que mantiene un surtido


de bebidas.

—¿Te gustaría algo de beber?

Agua está bien.

Tengo varios tipos de agua aquí. Tienes que ser más específica. O solo escoge
una.

Ella se acerca y toma una botella de agua sabor cítrico. Agarro un agua natural
para mí. No compro nada de esto. El equipo de limpieza lo almacena para mí.

Ambos estamos de pie en el mostrador, sosteniendo nuestras aguas. Tomo un


sorbo de la mía y ella bebe un poco de la suya. Nuestros ojos se encuentran y lo
siento de nuevo. La tensión que ha estado entre nosotros toda la noche. Pura y
cruda tensión sexual que es incluso más fuerte de lo que la he sentido antes.

Doy un paso más cerca de ella, poniendo mi agua en el mostrador detrás suyo.
Tomo su agua y la pongo junto a la mía. No debería hacer esto. Hacerlo solo hará
que esta relación avance, llevándola a un lugar al que dije que no iría. Pero Dios, lo
quiero. Lo quiero demasiado. La quiero a ella y no solo sexualmente. La quiero en
mi vida, quiero una relación de verdad y la quiero con ella. Tal vez no funcionará,
143

pero al menos quiero intentarlo.


Página
Nuestros cuerpos están a solo centímetros de distancia, nuestras miradas se
fijan la una en la otra, la tensión sexual ya está lista para estallar. No sé qué
demonios estoy esperando.

La jalo hacia mí, mi otra mano enterrada en su cabello mientras estrello mis
labios con los de ella. Quería que nuestra primera vez juntos fuera lenta y suave,
pero estamos más allá de ese punto. Lento y suave tendrá que esperar hasta
después.

Ella tironea de mi camisa polo y me separo de sus labios solo el tiempo


suficiente para sacar la camisa. Saco su suéter después, logrando despertarme
incluso más cuando veo sus pechos desbordándose de su sujetador push-up de
encaje blanco. Ella ya está trabajando en mi cinturón así que me pongo a trabajar
con sus pantalones vaqueros, desabotonándolos y bajando el cierre. Me recuerda
cuando hice esto antes y ella gimió de placer con mi toque. Quiero hacerla gemir de
nuevo y gritar mi nombre.

Toma demasiado tiempo conseguir que sus pantalones vaqueros salgan


mientras estamos de pie, así que la levanto y la llevo a mi cama. Una vez que está
recostada, puedo fácilmente ser capaz de sacar sus pantalones vaqueros, luego bajo
su bikini blanco de encaje tipo hilo por sus largas y magras piernas. Tiro de mis
pantalones vaqueros y bóxer fuera, y mientras estoy haciendo eso, ella se quita el
sujetador. Me pierdo con la visión de su cuerpo desnudo. Y maldición, es hermosa.
Si no estuviera tan desesperado por estar con ella, solo me quedaría de pie y la
miraría fijamente.

Consigo un condón de la mesa de noche y me lo pongo, luego me recuesto


sobre ella y la beso, mi lengua saboreándola. Ella corre las manos hacia abajo por
mi espalda.

—¿Estás segura de esto? —pregunto.

—Sí —dice sin aliento.

Me posiciono arriba y empujo dentro de ella. Joder. Se siente increíble. Como


si estuviera hecha para mí. Un maldito perfecto ajuste. No creí que fuera posible.
Ella debe sentirlo también, porque está gimiendo incluso más de lo que lo estaba
haciendo antes. Estoy tratando de no ir demasiado rápido, pero he perdido todo el
control de ello. Es como si hubiera conducido sin control y no pudiera detenerme.
Y no creo que ella quiera que lo haga. Esta correspondiendo a mis movimientos,
aferrándose a mí, mientras empujo dentro de ella, cada vez más fuerte y rápido.
144

Estoy tan cerca, pero trato de mantenerlo más tiempo para ella.
Página
Me dice que continúe, y luego la siento cuando se viene. La sigo segundos
después, luego me recuesto sobre ella un momento, recuperando mi respiración
mientras la beso suavemente.

—Ya regreso —digo, levantándome. Voy al baño y desecho el condón. Aquí es


cuando normalmente le hubiera dicho a la mujer que se marche. Pero en su lugar,
vuelvo a la cama y me acuesto sobre mi espalda, extendiendo el brazo. Rachel se
mueve bajo el y contra mi lado, bajo el brazo y la rodeo.

Mientras yacemos allí, reproduzco en mi cabeza lo que acaba de pasar. Eso no


fue solo sexo. He tenido sexo muchas veces y nunca se sintió así. Con todas las
otras mujeres con las que he estado, siempre se sintió como si fuéramos dos
personas separadas, nuestros cuerpos brevemente conectados, pero nunca
realmente juntos. Pero con Rachel, sentí como si fuéramos solamente uno.
Nuestras mentes, nuestros pensamientos, nuestra necesidad por el otro. Fue
intenso. Y emocional. De hecho, sentí emoción durante el sexo. Mierda, eso no
puede ser bueno.

No puedo permitir que esto avance. No puedo seguir engañándola cuando sé


que esto se va a terminar. No puedo involucrarla en mi vida. Es demasiado
peligroso.

Y a pesar de todo… no puedo dejarla ir.

—Pearce. —Su mano se mueve sobre mi pecho en un lento patrón circular. Es


cálido y reconfortante y no a lo que estoy acostumbrado. Las mujeres siempre me
tocan de una manera sexual, no de la forma amorosa y cuidadosa como Rachel está
haciendo ahora mismo.

Le beso la frente. —Sí, Rachel.

—Eso fue increíble.

—Estoy de acuerdo. —Sonrió, feliz de que tuvo el mismo placer que tuve yo.

—Quiero decir, nunca he tenido eso... bueno. Vamos a tener que hacer eso de
nuevo.

—No podría estar más de acuerdo.

—Pero no en este momento. En este momento solo quiero estar aquí. —Se
acerca, acurrucándose contra mi lado—. Me gusta estar en tus brazos.
145

—Me gusta tenerte aquí. —Beso su frente de nuevo—. Quiero que te quedes
Página

esta noche. No quiero que te vayas.


Levanta la cabeza y me besa. —Entonces no me iré. —Apoya la cabeza en mi
hombro y abraza mi pecho.

Aprieto mi brazo alrededor suyo, asegurándola en su lugar. Estoy rompiendo


mis propias reglas otra vez. Nunca sostener a una mujer después del sexo. O alguna
vez. Y nunca dejarla pasar la noche. Sin embargo, aquí estoy, sosteniéndola en mis
brazos después de pedirle que se quede.

No sé por qué estoy actuando de esta manera. Sé que está mal. Sé que es contra
las reglas, tanto las suyas y las mías. Tal vez voy a volver a mis sentidos mañana y
finalizar esto. Decirle que no puedo verla nunca más.

Miro hacia abajo y veo que descansa sobre mi pecho, sus ojos cerrados, su
brazo sobre mí. Tiene una leve sonrisa en su rostro y se ve tranquila. Satisfecha. Me
siento de la misma forma. Es una sensación que nunca he tenido antes. Esa
sensación de estar en paz.

¿Cómo lo hace? ¿Cómo despierta estos sentimientos en mí? Nunca he sentido


nada. Es lo que me han enseñado. Pensar. No sentir. Usa tu cabeza, no tu corazón.
Apagar todas las emociones. Sentir emoción te hace débil. Y mostrar emoción es
aún peor. Te hace vulnerable. Expuesto al ataque. Así que hago todo lo posible
para mantener mis emociones ocultas, enterrándolas tan profundo que no puedo
sentirlas. Pero con Rachel, mis emociones siguen subiendo a la superficie y me
parece que no puede controlar.

Echo un vistazo a su cuerpo; esas largas y delgadas piernas, curvilíneas


caderas, estrecha cintura y pechos suaves. Dios, es hermosa.

También es inteligente. Compasiva. Divertida. Fácil de hablar.

¡Maldita sea! Me estoy volviendo demasiado cercano a ella. Tengo que


terminar con esto. Pronto.

Pero entonces la siento en mis brazos, y pienso en cómo me siento cuando


estoy con ella, y no puedo hacerlo. No puedo terminar esto. Sé que tengo que
hacerlo, pero no puedo.

Alzo las sábanas sobre nosotros y minutos después se queda dormida sobre mí.
Me encuentro a la deriva también. Pero antes de hacerlo, compruebo el reloj. Son
solo las 11:30. No he ido a dormir tan temprano en años. Probablemente no desde
la secundaria. Por lo general voy a la cama a las dos o tres de la mañana, luego me
146

levanto a las cinco para el trabajo. Estoy siempre demasiado estresado para dormir.
Pero la sensación de Rachel a mi lado calma mi mente y cuerpo y, me quedo
Página

dormido.
Un ruido en el baño me despierta. Me retuerzo levantándome, mi cabeza
azotando de derecha a izquierda mientras doy un jalón para abrir mi mesita de
noche para sacar mi pistola.

La puerta del baño se abre y veo a Rachel allí de pie. No estoy acostumbrado a
tener a alguien en mi apartamento y mi instinto simplemente se hizo cargo. Cierro
lentamente el cajón de la mesita mientras camina hacia mí.

—No te desperté, ¿verdad?

Tiene puesta la camisa blanca que usé ayer, y maldita sea, se ve sexy en ella.
Solo tiene la sección media abotonada y me da una visión de sus pechos. Mi camisa
es larga, pero ella es alta, así que todavía veo un montón de sus tonificadas piernas
magras.

—No, estaba despierto —le digo—. ¿Qué hora es?

—Nueve.

—¿Nueve? —Compruebo el reloj—. No he dormido tanto tiempo en… —Hago


una pausa para pensar—. No creo que haya dormido tanto tiempo nunca.

—Supuse que estabas cansado. —Se sube encima de mí, a horcajadas sobre mí
y me empuja hacia abajo en la cama—. Debo haberte agotado anoche con todas
esas nuevas actividades. —Se inclina hasta que su rostro está justo sobre el mío—.
O podría haber sido ese increíblemente caliente, maravilloso, mejor sexo que-he-
tenido.

Sonrío. —Fue eso probablemente. —Alcanzo y comienzo a desabrocharle la


camisa que lleva puesta—. Debería dejarte saber, tengo insomnio severo. Tal vez
podrías ayudarme a descansar.

Me besa, su boca sabe a menta. Debió haber encontrado la pasta de dientes.


¿Estás diciendo que quieres que venga y haga eso todas las noches?

—¿Es eso un problema? —Deshago el último botón y deslizo las manos debajo
de la camisa, sobre sus caderas y alrededor de su firme redondeado trasero.

Cierra los ojos, sonriendo y quedándose sin aliento al sentir mi tacto. —Todas
las noches podría ser demasiado —Mi mano se mueve hasta su pecho y jadea—. O
tal vez no.
147

Todavía estoy desnudo de anoche y ella no tiene nada debajo de la camisa.


Siente mi dura longitud debajo de ella y empieza a frotarse contra mí.
Página
Empujo la camisa fuera sus hombros y la desliza hacia abajo por sus brazos y la
arroja a un lado. Me besa mientras todavía está frotándose contra mí. Apenas
puedo contenerme. Estoy tan duro, está punzando, desesperado por estar dentro de
ella otra vez.

Necesito conseguir un condón, pero están en el cajón con mi arma. No


conozco su postura sobre armas, pero voy a asumir que no le va a gustar.

—Déjame coger un condón —susurro entre besos.

—¿Estas limpio?

—¿Qué?

—¿Tienes alguna enfermedad? ¿Cómo las ETS?

—No.

—Entonces no necesitamos uno. Estoy tomando la píldora.

Extiende la mano y me toma en su mano, posicionándome. Justo cuando la


punta la toca, la retiro.

—Espera. Necesitamos un condón.

—¿Por qué? No tengo ninguna enfermedad.

Nunca lo he hecho sin condón. Es demasiado arriesgado. ¿Y si está mintiendo


acerca de no tener enfermedades? ¿Y si no está realmente tomando la píldora? Solo
la conozco hace una semana, y aunque tengo sentimientos por ella no creo que sea
del tipo de mujer que miente o trata de engañarme, no puedo confiar en ella. No
confío en nadie.

—No puedo hacer esto sin un condón —digo.

No parece molesta o herida por la petición. —Um, está bien. ¿Están en el


cajón?

—Lo conseguiré. —La levanto y la pongo a mi lado en la cama. Entonces abro


apenas un poco el cajón, saco un condón y me lo pongo.

—Si no quieres hacer esto, no tenemos que hacerlo —dice.


148

Me tumbo sobre ella. —Créeme, quiero hacer esto.


Página
La beso, entonces me empujo dentro de ella. Mierda, se siente bien. Es casi
increíble cuán compatibles somos así. Se arquea, me inclino y beso su pecho. No
tuve la oportunidad de hacerlo anoche, así que estoy tomándome tiempo ahora.
Tiene perfectos, llenos y redondos senos. Y la mejor parte es que son reales.
Cuando los sentí, eran suaves y naturales. Y saberlo la hace aún más hermosa.

Me agarra el cabello, manteniéndome en su pecho mientras envuelve sus


piernas alrededor de mi cintura. Voy lento esta vez. Quiero que esto dure. Llevo mi
boca a la suya y nos besamos. Sus manos se deslizan hasta mis hombros,
sosteniéndolos cuando mis caderas se mueven más rápido. Intento frenar, pero me
dice que no, por lo que sigo adelante, y momentos después ambos estamos allí,
sobre el pico y montando juntos hasta que nuestros cuerpos colapsan. Ruedo fuera
de ella, sudor cubriendo mi pecho.

El sexo fue igual que anoche. Poderoso. Intenso.

—Creo que ahora hemos confirmado que somos definitivamente compatibles


de esa manera —dice, sin aliento.

—Ya llegué a esa conclusión anoche.

—Yo no. Me pareció que era demasiado bueno para ser verdad. Un golpe de
suerte. Como que tal vez acababas de tener una buena noche.

—Oye. —Me río y empujo su costado—. Sé lo que estoy haciendo.

—Lo sé, pero es más que eso. Es como si simplemente ajustáramos. Como que
nuestros cuerpos están hechos el uno para el otro.

Estoy empezando a pensar que es algo más que nuestros cuerpos están hechos
el uno para el otro. Hay algo más entre nosotros que nos está llevando el uno al
otro en un nivel más profundo. Odio admitirme eso a mí mismo, porque no creo en
la suerte, el destino o el amor a primera vista. Pero soy el tipo de persona que confía
en mis instintos. Y si mis instintos me dicen que haga algo, no los cuestiono. Solo
lo hago. Tomo decisiones rápidas. No puedo soportar cuando la gente toma
demasiado tiempo para tomar una decisión, analizando cada detalle a
continuación, vacilantes sobre qué hacer. Tomo una decisión y voy por ella. Y por
mucho que he tratado de ignorar mis instintos cuando se trata de Rachel, si los
escucho, me dicen que esté con ella. Que no la deje ir.

—Pearce, ¿te estas riendo de mí? —Ella esta acostada de lado, frente a mí.
149

La miro. —No, no me estoy riendo.


Página

—Sí, pero estas riendo como si pensaras que estoy loca diciendo eso.
—¿Diciendo qué?

—Que estamos hechos el uno para el otro. Bueno, nuestros cuerpos, no


nosotros.

—¿Por qué no nosotros?

Su sonrisa se convierte en una sonrisa tímida. —Porque no nos conocemos por


mucho tiempo.

—¿No crees que hay algo más entre nosotros además del sexo? —actuó
ofendido.

Me da un beso. —Es no es lo que quise decir. A decir verdad, sí, creo que hay
algo entre nosotros, pero no estoy lista para admitirlo aún. Parece demasiado
pronto.

Deslizo la mano por debajo de su cintura y la empujo contra mi lado. —¿Es


demasiado pronto para considerarte mi novia?

—No. Me gustaría eso.

La beso. —Entonces ¿le gustaría a mi novia desayunar?

—Sí. Estoy hambrienta. ¿Hay buenos lugares para desayunar por aquí?

La respuesta a su pregunta es sí, pero no creo que deberíamos salir. Conozco a


muchas personas en esta ciudad y si me ven con Rachel, las noticias llegaran a mi
padre o a uno de los miembros.

—¿Por qué no nos quedamos aquí y haré algo? Será la primera vez que utilizo
la cocina.

—¿En serio? —Se sienta un poco—. ¿Cuánto tiempo has vivido aquí?

—Cerca de un año.

—Y ¿Nunca ha usado la cocina?

—Siempre salgo a comer. No cocino.

—Ese horno que tienes allí cuesta una fortuna. Es el mejor de su clase. Y
150

¿nunca lo has utilizado?


Página

—No. Nunca. Ni siquiera sé si funciona. Nunca he intentado encenderlo.


—¿Qué? —Sus ojos se abren conmocionada—. ¿Cómo es eso posible? Si
tuviera un horno como ese, lo usaría todo el tiempo. Creo que incluso vi que tiene
un horno por convección.

—¿Cuándo investigaste mi horno? Se suponía que estabas mirándome a mi


anoche, no a mi horno.

Ríe. —No estaba investigándolo. Solo eché un vistazo y me percaté de la


configuración. ¿Te importaría si lo uso alguna vez?

—¿Mi horno?

—Sí, el de mi apartamento no funciona bien. Hornea de manera desigual.


Quema lo que horneo antes de que estén listos por dentro.

—Puedes usar lo que quieras. ¿Qué vas a hacer?

—Bueno, primero haré la cena como te dije así que escoge una noche y vendré.
Y puesto que es otoño, me gustaría hacer algo horneado, como tal vez un pastel de
manzana, algún pan de calabaza, un postre crocante de manzana. El otoño es mi
estación favorita para hornear. Hornearía por días si tuviera quien podría comer
todo lo que hago.

—No puedo comer todo, pero podría ayudarte. No creo haber tenido pan de
calabaza o ese plato de manzana que has mencionado.

—¿En serio?

—Completamente en serio.

—¿Qué sobre las manzanas acarameladas?

—No

—¿Palomitas de caramelo?

—No

—¿Ni siquiera lo tuviste de niño?

—Parece que no has entendido el hecho que vivo una vida bastante inusual —
lo digo bromeando, pero es verdad—. Mi infancia fue atípica. No hubo viajes al
151

cine, al parque o al centro comercial. He vestido traje todo el tiempo que puedo
recordar, incluso cuando era niño pequeño. Y no comí cosas como manzanas con
Página

caramelo o palomitas. Cuando estaba creciendo no tenía idea que comíamos para
la cena cada noche. El chef anunciaría que estábamos teniendo, pero no era nada
que reconocería y definitivamente no algo que le gustaría a un niño. Pero mis
colegas tuvieron estilos de vida similares así ninguno de nosotros sabíamos de lo
que nos estábamos perdiendo.

—Bueno, eso se resolverá. Tengo que hacer uno de mis pasteles. Estoy en el
estado de ánimo así que esto es bueno. ¿Crees que podría venir el próximo fin de
semana? Si tienes que ir a trabajar, está bien. Puedo estar aquí sola. Estoy segura de
que haré más de lo que podemos comer así puedes compartir con tus padres. De
hecho, haré su propio pastel.

La mención de mis padres me arrastra de regreso a la realidad. Mi otra vida.


Mi vida real, no la vida de fantasía que estoy actualmente viviendo con la amable,
inteligente, hermosa mujer recostada a mi lado.

—No te preocupes por mis padres. Tienen su propio chef y son muy selectivos.

—Tal vez podría hornear algo para George. Apuesto que le gustaría un pastel
de manzana.

—Sí, estoy seguro de que lo haría. —Me inclino y la beso—. Ahora vamos a
encontrar algo para desayunar. Toda esta plática sobre hornear me ha hecho tener
hambre.

Vamos a la cocina, solo para descubrir que no tengo ingredientes, así que llamó
al restaurante local y nos entregan el desayuno. Nos vestimos mientras esperamos a
que llegue.

Debería estar en el trabajo en este momento, pero no quiero ir. Quiero pasar mi
día con Rachel.

—¿Qué vas a hacer hoy? —le pregunto mientras estamos terminando el


desayuno.

—Tengo que estudiar, pero estaba pensado que podría tomar una hora o más
para ir en auto y observar las hojas. Están cambiando de color y quiero verlas antes
que se hayan ido.

—¿Por qué no tomamos el auto juntos? He vivido aquí toda mi vida. Conozco
los mejores lugares para ir.

—Eso sería grandioso. ¿Podemos ir ahora? De esta manera podría volver esta
152

tarde para estudiar.


Página

—Permíteme tomar mis llaves.


Mientras estoy caminando hacia la mesa para conseguirlas, el teléfono suena.
Me detengo a responder.

—Este es Pearce.

—Pearce, es tu padre.

Me alejo de Rachel. —¿Qué necesitas?

—Necesito saber ¿por qué no estabas en la oficina anoche? Dijiste que irías al
trabajo después de la reunión, pero me detuve y no estabas allí.

No puedo soportar la forma en que mantiene vigilándome, como si fuera un


niño.

—¿A qué hora llegaste?

—Alrededor de las ocho.

—Ya me había marchado para entonces.

—Le pregunte al conserje dónde estabas y dijo que no habías estado allí toda la
noche.

Excelente. ¿Ahora tiene al conserje espiándome?

—En realidad, no me sentía bien, así que fui a casa a descansar.

—¿Por qué no dijiste eso antes?

Bajo mi voz. —Porque siempre dices que las enfermedades son un signo de
debilidad y no quiero un sermón acerca de cómo necesito ser más fuerte.

—Estas consiguiendo un sermón si no llegas a la oficina. Ya son las 10:30 y no


estás aquí.

—Es domingo. Tal vez decidí tomarme el día libre.

—Tú no decides eso. Soy tu jefe. Ven a la oficina.

—Voy a esperar abajo —dice Rachel mientras camina hacia el elevador.


153

Levanto mi mano, diciéndole que espere.

—¿Quién era? —Escucho a mi padre decir.


Página
—Nadie.

—Así que no estás enfermo. Sabía que estabas mintiendo. Siempre puedo
notarlo contigo, Pearce. ¿Quién está contigo?

Rachel está de pie a unos metros de distancia. Buscando algo en su bolso.

—No puedo hablar ahora. Tengo que irme.

—Esa mujer no debería estar allí. Las asociadas no se les permite pasar la
noche. Dime su nombre y me encargare de eso.

Si tuviera una asociada aquí, mi padre estaría más que feliz de reportarla y
asegurarse que fuera castigada. Le gusta castigar personas, incluyéndome. Lo hace
sentir poderoso.

—No es una de ellas —digo.

—¿Encontraste alguna otra? ¿Fue Rielle? Escuche que estabas con ella
recientemente.

¿Qué demonios? ¿Todo el mundo está espiándome? O ¿Rielle va a decirle a


todo el mundo que tuvimos sexo?

—Sí —miento—. Es correcto.

Digo que es Rielle porque mi padre aprobaría a alguien como Rielle. Él en


absoluto no aprobaría a Rachel.

—Bueno, deshazte de ella. Tenemos trabajo que hacer. Te espero en la oficina


en media hora.

Él cuelga y coloco el teléfono abajo.

—¿Algo está mal? —pregunta Rachel

—Necesito ir a la oficina. Tendremos que posponer nuestro viaje para otro día.

—De acuerdo, está bien. Tal vez pueda hablar a Shelby y salir a dar una vuelta.

Llevo a Rachel de regreso a su apartamento. Esta fuera del camino a la oficina,


lo que significa que llegaré tarde y tengo que escuchar a mi padre regañarme y
154

probablemente castigándome por acumular aún más el trabajo.


Página
¿Por qué le permito que continúe tratándome de esta manera? Porque sabe
cómo llegar a mi cabeza. Eso es por qué. Conoce mis debilidades. Sabe cómo
controlarme. Y no puedo detenerlo.

155
Página
Rachel

P
earce ha estado en silencio todo el camino de regreso a mi apartamento.
Ahora estamos estacionados frente a mi edificio, pero el auto aún está en
marcha y su cinturón de seguridad puesto.

—¿Quieres entrar un minuto? —pregunto mientras libero el cinturón de


seguridad y abro la puerta.

—No puedo. Ya llego tarde al trabajo.

¿Tarde al trabajo? Es domingo. Ni siquiera es un día de trabajo. ¿Cómo puede


estar tarde un domingo?

—Así que, umh, ¿quieres hacer alguna cosa esta semana? —le pregunto.

—No estoy seguro. Te llamaré. —Mira hacia adelante mientras lo dice.

—Entonces supongo que nos vemos después. Adiós.

Espero por él para decírmelo de regreso, pero no lo hace. Incluso no está


mirándome, sus ojos todavía hacia el frente.

Cierro la puerta y se aleja rápidamente.

Una sensación de malestar golpea mi estómago mientras lo miro alejarse. ¿Por


qué está siendo tan callado y frío? Estábamos teniendo un gran momento y luego se
vino abajo. Cuando se fue hace un momento, estaba actuando como si no quisiera
tener nada que ver conmigo. Como que ya había terminado conmigo. Incluso no
me acompaño a la puerta o me dio beso de despedida.

Tal vez fue un error estando con él anoche. Tal vez estaba usándome solo para
sexo y ahora que lo hicimos, no quiere verme de nuevo. ¡Maldita sea! Por eso no
tengo sexo tan temprano en una relación. Nunca debí haberlo hecho.
156

Subo a mi apartamento. Shelby sale al pasillo mientras estoy desbloqueando la


puerta.
Página
—Hey, ¿estas llegando a casa? —pregunta.

Ahora me siento avergonzada. No quiero que se entere que pasé la noche con
Pearce. Sé que algunas chicas no pensarían nada de tener sexo después de solo
algunas citas, pero para mí, es un gran problema y algo que nunca pensé hacer. Y
ahora me arrepiento.

—Era demasiado tarde para regresar aquí anoche, así que simplemente me
quede —digo mientras entro a mi apartamento.

Shelby me sigue. —Así que realmente te gusta.

—Sí, pero… no sé. —Cuelgo mi bolso en el gancho junto a la puerta.

—¿No sabes qué? ¿Si todavía te gusta? ¿Paso algo?

Vamos al sofá y nos sentamos. —Estaba actuando raro cuando me dejo. No me


hablo en todo el camino aquí y no me acompaño a la puerta, lo cual está bien, pero
normalmente lo hace así que… no lo sé. Tal vez estaba solo apresurado.

—Sé lo que está sucediendo aquí. Dormiste con él, ¿verdad?

Asiento.

—Y ahora que consiguió lo que quería piensas que perdió el interés en ti.

Miro hacia mis manos. —Sí.

—Rachel. —Toca mi brazo y miro hacia arriba de nuevo—. No te sientas mal


por esto. Solo olvídate de él y sigue adelante. No quieres estar con un tipo como
Pearce Kensington.

—¿Qué quieres decir? Ni siquiera lo conoces.

Ella se endereza y se sienta un poco hacia atrás. —No, pero sé que es sexy y
súper rico, que significa que puede tener a una chica diferente cada noche.

—Solo pensé…

—¿Qué eras diferente de las otras?

—Sí. —Me inclino hacia adelante, mis codos descansando en las rodillas
157

mientras cubro mi rostro con las manos—. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Nunca
me muevo tan rápido con un chico. Y nunca pensé que lo haría. Me siento como
Página

una idiota.
—Oye. —Me da un codazo—. Nos pasa a todas. No hay chica allí afuera que
no ha caído con el chico equivocado.

—Pero no parecía el chico equivocado. Parecía como el chico correcto. —Me


reacomodo en el asiento—. Supongo que solo me atrapó la fantasía de estar con
alguien como él. Es guapo, encantador, educado, inteligente, exitoso. Es como mi
hombre ideal. Pero supongo que es como todos los demás también. —Tomo un
cojín del sofá y lo abrazo a mi pecho, descansando la barbilla.

—Encontraras a alguien más. ¿Por qué no salimos esta semana? Vamos a un


club a bailar y beber. Si llegamos a conocer a algunos chicos, muy bien. Pero si no,
solo tendremos una noche de chicas.

—Realmente no tengo ganas de salir. Y no estoy lista para encontrar a otro


chico. —La miro—. Shelby, realmente me gustaba Pearce. Había algo en él. Algo
que me atrajo en una manera que nunca sentí antes.

—Es súper sexy, súper rico y sabe exactamente qué decir. Eso es por qué te
sentiste de esa manera.

—No. Es más que eso. Es decir, sí, me halagó y compró regalos, así que
supongo que se podría decir que solo estaba tratando de conseguirme para dormir
con él. Pero no siento como que esto es lo que fue. De verdad siento yo estaba
comenzando impórtale. Y a mí importarme él. Preocuparme por él. Sé que es rico,
pero no creo que es feliz. Hay está tristeza que trata de ocultar, pero sé que está ahí.
Puedo decir que es difícil para él permitirse bajar la guardia y abrirse a las personas,
pero estaba empezando a hacer eso conmigo. Estaba soltándose y sonriendo más.
Estaba permitiéndome ver este otro lado de él que creo no muestra a muchas
personas, ni siquiera a sí mismo. Siempre es tan serio y nunca hace nada divertido.
Ni siquiera había estado en el cine hasta anoche. Y no era dueño de un par de
pantalones vaqueros. Lo lleve de compras y escogió dos pares, junto con algunas
camisetas casuales. Probablemente nunca las usara de nuevo, pero al menos las
llevó puestas anoche. —Sonrío—. Deberías haberlo visto…

—Rachel, ¿qué diablos? —Me mira fijamente Shelby.

—¿Qué?

—¿Estas enamorada de este tipo?

—¡No! Por supuesto no. Solo me encontré con él.


158

—Oh, mi Dios. —Levanta sus manos.


Página

—¿Qué? ¿Qué hay de malo?


—La forma que respondiste a mi pregunta justo ahora. Negación total.

—¿Negación de qué?

—El hecho de que estás enamorada de Pearce Kensington.

—NO estoy enamorada de él. Lo deseo, tal vez. Pero no amor.

—Definitivamente es amor. Deberías ver tu rostro cuando hablas de él. He


visto esa mirada antes. No es de extrañar que te sientas como mierda. ¿Cómo paso
esto tan rápido? —Suspira—. No sé lo que Pearce hizo o dijo para hacerte
enloquecer por él, pero tienes que detener esto antes de que vaya más lejos. Tienes
que dejar de llamarlo, dejar de verlo. Necesitas terminar esto.

—Primero que todo, no estoy enamorada. Y segundo, creo que todo ya está
terminado.

—Bien. Pero conociéndolo, probablemente se detendrá por algunas noches y


tratará de atraerte de regreso. No puedes caer en eso, Rachel. Si lo haces,
terminaras justo donde estás ahora. Sintiéndote herida y utilizada, mientras Pearce
se mueve con alguien más.

—¿Por qué te mantienes actuando como si lo conocieras tan bien? Te


encontraste con él una vez.

—No necesito conocerlo. Conozco a su tipo. Los tipos como él son todos
iguales. Chicos ricos consentidos, que harían cualquier cosa para conseguir lo que
quieren. Guardan secretos, mienten, nunca te dicen acerca de su pasado. No
puedes confiar en ellos.

—No creo que Pearce me mintió. Y no me siento como si estuviera ocultando


nada de mí. De hecho, me hablo mucho de sí mismo.

Ella cruza los brazos sobre su pecho. —¿Te dijo que solía estar casado?

—¿Estuvo casado? —Aquí esta ese sentimiento enfermo de nuevo, anudando


mi estómago.

—¿Ves? Te oculto su pasado. Guarda secretos. Exactamente lo que dije.

—¿Cuándo estuvo casado? Y ¿Cómo sabes eso?


159

—Estuvo en el periódico y en televisión. Fue una enorme boda. Fue hace


algunos años, justo después de que se graduó de Yale.
Página
¿Quién era la chica?

—Alguna rica de la alta sociedad. Tipo de chica fea. Delgada con la piel muy
pálida. No creo que alguna vez estuviera en el sol.

—¿Por qué Pearce se casaría con una chica poco atractiva cuando podía tomar
a cualquiera?

—Porque es rica y proviene de la familia adecuada. Así es como funciona con


los tipos como Pearce. No se casan por amor. Probablemente ni siquiera tuvo sexo
con ella. Todo el matrimonio fue una farsa. Muchas personas ricas tienen
matrimonios falsos.

—Eso es realmente triste.

—Supongo, pero a los chicos probablemente les gusta eso. Pueden dormir con
quien quieran y a sus esposas no les importa.

—No creo que Pearce haría eso.

Ella ríe. —Dios, Rachel, eres tan ingenua. No estoy tratando de serlo a
propósito, pero algunas veces creo que no tienes idea de cómo funciona el mundo.

Pongo los ojos en blanco. —Entiendo que algunas veces las personas se casan
por las razones equivocadas. Todas las personas. No solo las personas ricas. Pero
eso no significa que a Pearce le gusta eso. Creo que preferiría estar solo que casado
con alguien que no ama.

—Rachel. ¿No has escuchado lo que acabo de decir? Pearce se casó con esa
mujer. Así que sí, él ES así. Se casó con una chica que no amaba porque era rica y
tenía el apellido correcto.

Suspiro. —Bien. Pero obviamente se percató que fue un error porque ya no está
casado con ella.

—Solo se divorció porque resulto ser lesbiana. Al menos ese es el rumor, según
la prensa amarillista.

—Eso no debería haber importado si tu teoría es cierta. Acabas de decir que no


necesita tener sexo con ella para casarse.

—Lo que sea. No he dicho que era una experta en esto. —Se pone de pie—.
160

Vamos a hacer algo. No quieres sentarte aquí sola y deprimida todo el día.
Página

—No puedo salir. Necesito trabajar en un documento y conseguir leer algo.


—Está bien, pero acude a mí si cambias de opinión.

La acompaño hasta la puerta. —Nunca me dijiste que pasó el otro día con tu
papá. Debió ser malo si perdiste tu trabajo.

—En realidad, mi mamá tenía algunas citas ese día y solo necesitaba que fuera
y me quedará con él. Te veré más tarde. —Abre la puerta, pero se detiene y se da
vuelta—. Oye, lamento lo de Pearce. Sé que realmente te gusta, pero confía en mí,
estás mejor sin él.

Se va, cerrando la puerta detrás de ella. Voy a la cocina y consigo un vaso de


agua. Diviso las rosas que Pearce me dio, descansando en la jarra de plástico a lado
del lavabo. El jarrón que me compró está todavía en el maletero de su auto. Era
tanta su prisa por dejarme está mañana, que olvide conseguir el jarrón.
Probablemente se lo dará a otra chica.

Tomo las flores para deshacerme de ellas, pero luego las coloco de regreso.
Podría mantenerlas. No consigo flores a menudo y no puedo permitirme
comprarlas.

¿Qué si Pearce no estaba rompiendo conmigo esta mañana? ¿Qué si solo estaba
de mal humor? Cuando hizo esa llamada antes de salir, se escuchó enojado con
quien le llamó. Y no parecía contento de tener que ir a trabajar. Así que tal vez su
comportamiento esta mañana no tenía nada que ver conmigo.

Si solo me estaba usando para tener sexo, ¿por qué me dejó pasar la noche?
¿Por qué me invitó a desayunar? ¿Y sugirió que nos fuéramos juntos?

Lo que dijo Shelby es cierto. Un hombre como Pearce podría tener una mujer
diferente cada noche, y es posible que yo fuera solo una de esas mujeres. Pero no
quiero creer eso. El Pearce que he llegado a conocer ha sido cuidadoso y
considerado y un caballero, y no se sentía como si estuviera actuando. Se sentía
real.

Para mantener mi mente lejos de él, limpio mi apartamento, después trabajo en


mi tarea. Luego llamo a mis padres, lo que hago cada domingo. Mi mamá quiere
que la llame todos los días, pero es demasiado. Cada vez que hablamos me dice que
debería volver a casa. Luego me siento culpable por haberme ido, aunque sé que no
debería. Esta es mi vida ahora y tengo que vivirla por mí misma, no mis padres.
Pero mi mamá no logra entenderlo. Desde que murió mi hermana, mi mamá actúa
como si yo tuviera la obligación de vivir cerca de ella y estar con ella por ser la
161

única hija que le queda. Y por mucho que la ame, odio que haya puesto esa carga
en mí.
Página
Hoy en nuestra llamada, le hablo sobre la escuela y luego me cuenta los
chismes del pueblo. Siempre empezamos nuestras conversaciones de esta manera.
Después de eso, comienza con sus consejos maternos.

¿Tuviste la oportunidad de ver otros apartamentos? —Me preguntó esto el


otro día. A pesar de que solo llamo a mis padres los domingos, mi mamá me llama
varias veces a la semana para recordarme todo lo que estoy haciendo mal y lo que
debería estar haciendo en su lugar. Me vuelve loca.

—Mamá, te dije que no voy a mudarme. La renta aquí es barata. Esto es todo
lo que me puedo permitir.

—Podrías obtener mucho más por ese dinero en Indiana.

Aquí vamos. Que el viaje de culpabilidad comience.

—Yo no vivo en Indiana. Vivo aquí y me gusta mi apartamento.

—No es un área segura. Vi en las noticias la semana pasada que una chica en
Connecticut fue atacada mientras caminaba a la escuela. Y eso fue en la parte
agradable de Connecticut. Tú vives en un vecindario peligroso.

He llegado al punto que dejo de escucharla algunas veces. Es la única manera


de que pueda mantener mi cordura.

—Adam vino a casa el otro día —dice. Mi mamá ama a Adam. Ella quería que
nos casáramos, incluso después de perder el bebé.

—¿Por qué fue Adam allí?

—Porque quería preguntar por ti. —Su voz se levanta, como si estuviera
emocionada por mí. Me dijo que nunca había vuelto a oír de ti.

—Ya no estoy saliendo con él. No tengo ninguna razón para mantenerme en
contacto.

—Él tiene un futuro prometedor. He escuchado que tiene planes de abrir su


propia empresa de contabilidad. Y es muy apuesto.

Pongo los ojos en blanco. —Mamá, no estoy interesada en él. Le dejé la


oportunidad con otra persona.
162

—Le di tu número de teléfono.


Página

Suspiro. —¿Por qué hiciste eso? No quiero hablar con él.


—Es un joven agradable y no hay razón por la que ustedes dos no puedan
seguir siendo amigos. ¿Y quién sabe? Tal vez se convierta en algo más. Solo habla
con él, Rachel.

—Debería irme. Tengo un montón de cosas por hacer.

—Está bien, cariño. Te llamaré esta semana. Te amo.

—También te amo.

Eso no salió tan mal. Por lo general, mi mamá sigue y sigue con lo que debería
estar haciendo con mi vida. Juro que hace una lista antes de llamarme así no se le
olvida nada. Y ahora está añadiendo algo nuevo a la lista: Volver con Adam.

Nunca le dije la verdad a mi mamá acerca de por qué Adam y yo nos


separamos. Piensa que fui yo la que terminó con el compromiso. Ella no sabe que
fue Adam. Si lo supiera, ya no le agradaría tanto. Pero no quiero decirle. Todavía
es difícil aceptar la razón por la que él rompió conmigo. Sé que no me amaba, pero
hubiera preferido que me dijera eso en lugar de decirme que era inútil para él
porque ya no podía tener hijos.

Eso todavía duele. Y duele aún más que Adam se haya mudado después de
haber roto el compromiso. Ni siquiera estuvo cerca para ayudarme a superar la
pérdida de nuestro bebé. Nunca me llamó después de eso. Él sabía que estaba
devastada por la pérdida del bebé y por el hecho de que nunca podría tener hijos y,
sin embargo, Adam ni siquiera trató de consolarme. En cambio, me trataba como si
fuera mercancía dañada. Así que ¿por qué demonios cree que me gustaría hablar
con él? Si llama, ni siquiera voy a coger el teléfono. No quiero hablar con él nunca
más.

¿Qué pasa si cada chico que venga es igual que Adam y me rechaza cuando se
entere que no puedo tener hijos? ¿Pearce haría eso? No estoy segura. No lo conozco
lo suficiente como para decirlo. Él es hijo único así que estoy segura de que sus
padres esperan que tenga hijos. Necesitan a alguien para que herede todo el dinero
y continúe con el apellido. Y estoy segura de que Pearce quiere tener un hijo, al
menos uno. Tal vez no ahora, pero en el futuro.

Esa es otra razón por la que no debí haber buscado una relación con él. Incluso
si quisiera estar conmigo, y quisiera algo serio, no puedo, porque nunca podría
haber un futuro con nosotros. No le puedo dar un hijo.
163

En la tarde, estudio un poco más, luego voy a tocar la puerta de Shelby para
ver si quiere que cenemos juntas. Ella no está. No sé a dónde va todo el tiempo. Es
Página

como si nunca estuviera. No tiene muchos amigos y no tiene novio. Debe haber ido
a casa de sus padres.
No tengo tanta hambre, así que solo hago un sándwich de mantequilla de maní
y como frente al televisor. Son las 5:30 y pensé que para este momento Pearce ya
podría haber llamado solo para decir hola. Pero el teléfono no ha sonado en todo el
día.

Ya lo extraño. Echo de menos hablar con él. Extraño hacerlo reír. Extraño la
sensación de sus brazos a mí alrededor.

No verlo nunca más va a ser duro. Realmente duro.

Hay un golpe en la puerta y salto del sofá, pensando que es Shelby.


Probablemente acaba de llegar y viene a preguntar si quiero comer con ella.

—Ya comí —digo al abrir la puerta.

Pero no es Shelby. Es un hombre mayor con el cabello blanco y espeso. Su piel


es bronceada y está usando unos pantalones de color claro y una camisa polo.

Me da una gran y amplia sonrisa. —No tenía intención de invitarla a cenar,


pero tal vez en otro momento.

Yo le devuelvo la sonrisa. —No, pensé que era otra persona. ¿Lo conozco?

Él se ve como un profesor, pero no enseña en ninguna de mis clases.

—No nos conocemos, pero usted es voluntaria en el programa de


alfabetización que manejo en el refugio de personas sin hogar. En realidad, no lo
manejo. Solo lo financio.

Estrecho su mano. —Encantada de conocerlo. Soy Rachel. He estado


trabajando en el programa durante un año.

—Sí, eso fue lo que dijo Laura. Me contó un poco sobre usted.

Así que conoce a Laura, la mujer que dirige el refugio. ¿Entonces por qué no
me dijo nada acerca de él? ¿Y por qué no me dijo que iba a venir a mi casa?

—Laura no lo mencionó —digo. ¿Cuál es su nombre?

—Jack Ellit.

—Hola, Jack. ¿Le gustaría pasar?


164
Página
Me hago a un lado y lo dejo entrar. No estoy segura de porque está aquí. Al
principio estaba recelosa de él apareciendo en mi puerta, pero ahora estoy más
tranquila sabiendo que financia el programa de lectura.

—No puedo quedarme mucho tiempo —me dice. Y perdón por mi


apariencia. Acabo de terminar un juego de golf.

—¿Le gustaría algo de beber?

—No, gracias. —Está mirando alrededor de mi apartamento, sus ojos


deteniéndose en ciertos puntos. Así que Laura me dijo que eres estudiante.

—Sí. En Hirshfield. Estoy haciendo un posgrado.

—¿Qué estas estudiando?

—Historia Americana.

—¿Y qué es lo que te interesa acerca de la Historia Americana?

—Me gusta aprender sobre el pasado, sobretodo el momento en que nuestro


país se estaba formando. Me gusta aprender acerca de cómo se construyeron las
ciudades. Como crecieron las industrias.

—Ese fue un momento interesante, ¿verdad? —Se acerca a mi biblioteca.

No quiero ser maleducada, pero necesito saber porque está aquí. Sus preguntas
me están haciendo sentir incomoda. —Así que por qué…

—¿Eres una nadadora? —Levanta una de mis medallas.

—Estaba en el equipo de natación en la escuela secundaria y en la universidad.


Ahora solo nado cuando tengo tiempo, que no es muy a menudo. De cualquier
modo, otra vez ¿Por qué está usted aquí? No estoy segura si ya lo dijo.

Se vuelve hacia mí y sonríe. —Perdóneme por no explicarle. Vine para


conocerla. Estoy tratando de estar más conectado con el programa de
alfabetización, en lugar de solo escribir un cheque. Quería saber su opinión acerca
de cómo se está desarrollando.

¿Él vino hasta aquí solo por eso? Pudo aparecerse por el refugio el sábado. Si
hubiera hecho eso podría haber conocido todos los voluntarios de una vez. Eso
165

sería mucho mejor que aparecerse en sus casas, sin avisar.


Página
—Creo que el programa es bueno —le digo. Creo que mi única sugerencia
seria tener un salón de clases para que nos encontremos en lugar de la zona de
comedor, que puede llegar a ser muy ruidoso. El edificio que está al lado del refugio
está disponible. Tal vez parte de este puede ser renovado y convertirse en salones de
clases.

—Es una buena idea. Voy a ver qué puedo hacer sobre eso. ¿Alguna otra cosa?

—No está relacionado con el programa, pero sería bueno instalar mejor
iluminación a lo largo de la calle. Sé que es responsabilidad de la ciudad, pero si
pudiera hacer algunas llamadas a las personas adecuadas, tal vez lo escucharían. Es
una zona muy peligrosa y una mejor iluminación ayudaría a disminuir el crimen.

Él está callado, sus ojos en los míos. No sé porque, pero está empezando a
asustarme de verdad. Finalmente, dice: Veré qué puedo hacer. —Da otra mirada
rápida alrededor de mi apartamento. Bueno, le he robado bastante de su tiempo.
Debería irme.

Lo acompaño a la puerta.

—¿Tiene alguna tarjeta de presentación que pueda darme?

—Me temo que no. —Sonríe. Usualmente no llevo ninguna conmigo cuando
estoy jugando golf. —Me ofrece su mano. Fue un placer conocerla.

Estrecho su mano. —Igualmente.

Lo observo mientras se aleja. Todo este encuentro fue muy extraño. No estoy
segura de que hacer al respecto. Parece ser un buen hombre, pero me hizo muchas
preguntas que no tiene nada que ver con el programa de alfabetización. Estaba
tratando de conseguir información sobre mí, pero ¿por qué? ¿Solo estaba siendo
amable? ¿Entablando una conversación? ¿O fue más que eso? 166
Página
Pearce

C
uando dejé a Rachel esta mañana estaba tan apurado que ni siquiera
recuerdo haberle dicho adiós. Y no he tenido oportunidad de llamarla en
todo el día. Desde el momento en que llegué a la oficina, he estado en una
sala de conferencias con mi padre y tres de los abogados de la empresa, tratando de
finalizar los contratos en los que he estado trabajando.

No tengo ningún interés en la lectura de los contratos, que es por lo que mi


padre me pone a hacerlo en primer lugar. Él piensa que hacer las cosas que no
quieres hacer, construye tu carácter. Mi padre no es un hombre feliz y tampoco
quiere que otros sean felices. Sabe que prefiero gastar mi domingo haciendo
cualquier cosa que estar aquí, y ahora aquí estoy, haciendo lo que el jefe ordenó.

Ahora son las ocho de la noche y no he cenado. Sé que es tarde, pero voy a
llamar a Rachel y ver si le gustaría ir a comer algo conmigo. Tendremos que ir a un
lugar donde las personas que conozco no nos vean.

Salir con ella va a ser difícil, pero es lo que quiero. Nunca pensé que conocería
a alguien como ella, pero ahora que la tengo, tengo la intención de hacer todo lo
que esté en mi poder para mantener esta relación. Lo que significa que tengo que
hacer tiempo para ella. Dado mi horario de trabajo, no sé cómo voy a hacer eso
todavía, pero voy a encontrar una forma. Porque tengo que pasar más tiempo con
ella. Cada vez que estamos juntos, nunca es suficiente. He pensado en ella desde
que la dejé esta mañana. La extraño y necesito verla.

Me levanto y cierro la puerta de mi oficina para que pueda tener privacidad.


Pero justo cuando estoy a punto de llamarla, suena mi teléfono. No mi teléfono
regular, sino mi teléfono celular. No podemos tener otra reunión con Dunamis tan
pronto. Acabamos de tener ayer una.

Contesto y escucho la voz pre-grabada preguntando por mi número de socio.


Lo tecleó con fuerza y entonces escucho la grabación de nuevo.
167

—Esta es una notificación para asignación. La misión ha sido emitida a su nombre.


Usted recibirá su asignación dentro de las próximas seis semanas. Por favor tenga en cuenta
Página

que no debe viajar durante estas semanas para estar disponible en caso de que la misión no
pueda ser llevada a cabo por el profesional independiente. Los detalles de la misión están
llegando. Con esto concluye el mensaje.

—Mierda —digo en voz alta mientras golpeo mi teléfono en el escritorio. No


he tenido una misión en meses, pero la última que hice todavía me persigue. Solo
he tenido cinco misiones hasta ahora, una por cada año que he sido miembro. Pero
ahora que estoy fuera de la universidad y soy mentor, voy a recibir más misiones.
Muchas más. Algunos de nuestros miembros más antiguos, como mi padre, tienen
una al mes.

Las misiones varían, pero el objetivo final es el mismo; mantener el poder y la


influencia que hemos trabajado tan duro para lograr. Gran parte de nuestro poder
se deriva de controlar las posiciones políticas clave, por lo que, durante los años de
elecciones, las misiones con frecuencia involucran alimentar historias falsas para los
medios de comunicación a fin de hacer lucir bien a nuestros candidatos. En los
años no electorales, nuestro enfoque es encontrar y preparar candidatos para
futuras elecciones. También trabajamos para hacer crecer las empresas que son
propiedad de nuestros miembros de modo que dominemos todas las industrias.

El cumplimiento de estas tareas casi siempre involucra actividades ilegales;


soborno, chantaje, robo, falsificación de documentos. Para asegurarnos de
mantener nuestras manos limpias, por lo general no hacemos estas cosas nosotros
mismos. En su lugar contratamos a trabajadores independientes, una red
subterránea de personas dispuestas a hacer casi cualquier cosa por dinero. La
mayoría de ellos son criminales, pero algunos son solo hombres comunes y
corrientes desesperados por obtener dinero.

Algunas veces una de las asignaciones no sale según lo planeado y un


profesional independiente es llamado para limpiarlo. Eso fue lo que ocurrió con mi
última misión. Uno de los otros miembros fue asignado para reclutar a un hombre
para un posible puesto en el Senado. El hombre era socio de un bufete de abogados
en Atlanta. No tenía ninguna experiencia en política, pero se le había estado
observando. Él tenía el aspecto adecuado, la actitud correcta, y una total falta de
ética, atributos clave para un candidato. Si pasaba todas las pruebas y reunía los
criterios, lo colocaríamos en el cargo. Tendríamos que asegurarnos que ganará la
elección de modo que hiciera lo que necesitábamos que hiciera.

El miembro que fue asignado para reclutar a este hombre ya se había reunido
con él y acordaron seguir adelante con el plan. Un recordatorio fue enviado a su
oficina, describiendo los próximos pasos en el proceso. Era altamente confidencial
y se supone que no tendría que ser visto por nadie más que el abogado. Pero un día,
168

su secretaria estaba pasando por su correo y accidentalmente vio el recordatorio.


Cuando nos dimos cuenta que ella lo había visto, se hizo una nueva misión: Matar
Página

a la secretaria. Yo fui quien consiguió esa misión. Y la completé. Tuve que hacerlo.
No se me dio otra opción. No lo hice yo mismo. Arreglé que fuera hecho por uno
de los trabajadores independientes.

Cuando obtuve la misión, recibí una carpeta sobre esta mujer. Su nombre era
Cheryl. Me dieron fotos de ella, mismas que entregué al trabajador independiente
para asegurarme de que tuviera a la mujer correcta. Pero después de ver esas fotos,
me sentí como si la conociera. Me sentí enfermo sabiendo lo que iba a pasarle. Ella
no hizo nada malo. No era más que una inocente víctima.

Justo antes de que supuestamente el homicidio fuera a tener lugar, traté de


detenerlo. No podía llegar hasta el final. Llamé al trabajador, pero era demasiado
tarde. Ya había terminado el trabajo.

Más tarde esa semana, investigué más sobre la mujer y descubrí que estaba
casada y tenía un hijo adolescente. Estaba devastado. Me rompí. No podía creer lo
que hice. Destruí a toda una familia. Ese pensamiento me persiguió día y noche
durante meses. Casi no dormía. Me sentía inmensamente culpable sobre ello. Aún
lo hago.

Dos de mis otras misiones también involucraron matar personas, pero fueron
trabajadores independientes que amenazaron con contar nuestros secretos. Uno de
los hombres había servido para cometer un homicidio de segundo grado y el otro
para un asalto sexual. No me sentí tan mal por deshacerme de ellos. Dos vidas
truncadas debido a mí.

Una vez más, no hice esos trabajos por mí mismo. Contraté a otros
trabajadores para matar a esos hombres. Pero a veces la contratación de
trabajadores independientes no es una opción. Si uno de esos trabajadores no
completa su misión, es tu trabajo terminarlo. La organización lo considera tu
penalización por no controlar a tu trabajador adecuadamente. La misión se
convierte en tuya para ser completada, incluso si se trata de una asignación para un
homicidio. En el pasado, algunos de los miembros no fueron capaces de hacerlo.
Cuando eso sucede, eres castigado y los demás miembros te ven inferior por no ser
lo suficientemente fuerte o comprometido para alcanzar la meta.

Mi padre quería asegurarse de que eso nunca me pasara, así que decidió
prepararme para esta tarea desde una edad temprana. Tenía 19 años y en su casa
durante las vacaciones de verano. Yo estaba trabajando en Kensington Chemical,
ya que estaba obligado a hacerlo cada verano desde los 16 años.

Un día de Julio, mi padre me envió a Hartford para entregar un paquete a uno


169

de nuestros clientes. Le pregunté por qué no podíamos enviarlo en su lugar, como


lo hacíamos con todos los demás paquetes. Él dijo que contenía información
Página

delicada y no podía correr el riesgo de perderlo en el correo.


La oficina del cliente estaba en una mala parte de la ciudad, rodeada de viejos y
abandonados almacenes. Mi padre me dijo que tomara mi pistola, solo en caso de
que me encontrara en algún problema. Fui entrenado para usar un arma de fuego
cuando era apenas un niño porque mi padre tenía una gran cantidad de enemigos
que podrían venir tras de mí.

Cuando llegué al edificio, fui a la zona de carga en la parte trasera, que es


donde se suponía debía encontrarme con el hombre que estaba esperando el
paquete. Pero él no estaba ahí. Eran las seis de la noche, el muelle de carga estaba
cerrado, y la puerta del edificio estaba cerrada con llave también. Me di la vuelta
para volver a mi auto y vi a un hombre parado a diez pies de distancia de mí. Tenía
una pistola apuntándome. Rondaba los 30 años, usando pantalones vaqueros y una
camiseta negra. Tenía el rostro sucio y el cabello rubio apuntaba en todas
direcciones. Sus ojos estaban enrojecidos y estaba muy nervioso. Supuse que volaba
alto gracias a algo.

—Dame tu cartera —dijo.

Lentamente busqué mi bolsillo trasero en donde estaba mi billetera. Yo llevaba


un traje. Un traje negro, camisa blanca y una corbata de seda gris. Mi padre me
compró el conjunto y me lo entregó el día anterior. Nunca me daba regalos por lo
que me sorprendió, pero no lo cuestioné.

Tomé mi cartera y se la tendí al hombre.

—Aviéntamela por ahí dijo él.

A propósito, la tiré lejos y a su costado. Mientras la observaba ir más allá,


saqué mi arma, la que yo había sujetado a mi cintura, oculta por la chaqueta de mi
traje. Cuando se dio la vuelta, yo tenía la pistola apuntándole.

—¡Mierda! dijo cuando vio mi pistola. Él comenzó a temblar, el arma


todavía en su mano.

—¡Vete! le grité. ¡Fuera de aquí!

Él negó con la cabeza. —No puedo. Lo prometí.

—¿Prometió qué?

—Si yo no lo hago, él la matará.


170

Él estaba hablando sin sentido, lo que atribuí a las drogas. Supuse que estaba
alucinando o paranoico, inventando historias. Pero las palabras ―él la matará‖ se
Página

pegaron en mi cabeza por alguna razón.


Mi corazón estaba latiendo fuerte y rápido en mi pecho, la adrenalina
bombeando por mis venas, el sudor corriendo por mi frente. Me obligué a mantener
la respiración en un ritmo normal con el fin de mantener mi mano firme, justo
como me enseñaron.

—¿Quién va a matarla? le pregunté. ¿De quién está hablando?

Él no respondió. Solo se quedó allí parado, manteniendo un agarre más firme


en su arma.

—¡Solo tome la cartera y váyase! le grité.

—No puedo. Tengo que hacerlo. Levantó la pistola hasta que estaba
apuntándome directamente. Y entonces, justo como cuando yo vi a mi padre
dispararle a ese hombre sin hogar, todo pareció en cámara lenta. Observé el dedo
del hombre jalar el gatillo, y por puro instinto de supervivencia, hice lo mismo,
disparando directamente a su pecho.

El hombre se tambaleó hacia atrás y cayó al suelo. Pero me quedé de pie.


Rápidamente miré mi camisa. Nada. Ni siquiera un rastro de sangre. ¿Cómo no
pudo pegarme desde unos pocos metros de distancia?

Momentos después oí un auto estacionando detrás de mí. Pensé que era la


policía viniendo a arrestarme después de oír la pistola disparar. Pero cuando me di
la vuelta, vi que no era un auto de policía. Era una limusina negra. El conductor se
bajó, dio la vuelta, por un lado y abrió la puerta.

Mi padre salió de la limusina y se acercó a mí. —Felicitaciones, hijo. Por fin


hiciste algo bien.

Tenía una amplia sonrisa en su rostro. Él nunca sonríe.

—¿De qué estás hablando?

—Lo discutiremos en la limusina. No podemos estar aquí.

—¿Qué pasa con mi auto?

—Alguien está viniendo a recogerlo. Él lo llevará de vuelta a la oficina.

Mi mente corrió, tratando de averiguar lo que sucedió. El hombre en el suelo


no se estaba moviendo. Estaba muerto. Maté a un hombre. Tomé una vida. Pero
171

tenía que hacerlo. Era autodefensa. Uno de nosotros iba a morir.


Página
Le puse el seguro a mi arma y la puse de nuevo en su pistolera. Cuando iba a
meterme en la limusina, me detuve cuando un auto negro se detuvo al lado de
nosotros.

—Pearce gritó mi padre desde el interior de la limusina. Ven aquí. Nos


estamos yendo.

Hice lo que dijo, y mientras nos alejábamos, vi a dos hombres encapuchados de


negro levantando el cuerpo del suelo. Luego volvimos a la calle y la escena ya no
era visible.

—¿Qué acaba de pasar? le pregunté a mi padre.

Abrió el compartimiento de licor en la limusina y se sirvió un escocés. —


Pasaste la prueba.

Yo no sabía lo que quería decir, pero sabía que era malo. Ácido subió a la parte
posterior de mi garganta y quemó cuando tragué.

Apuntó a la botella de escocés. —¿Te gustaría un trago?

—¿Qué prueba?

—La prueba para ver si eres lo suficientemente hombre para llevar a cabo tus
obligaciones.

—¿Qué obligaciones?

—Las obligaciones que vas a estar realizando como un miembro.

Cuando lo dijo, me recordó de nuevo el día, tres años antes, cuando vi a mi


padre matar a ese hombre sin hogar en el callejón. Ese fue el día en que él me habló
de la organización. Había tratado de borrar ese día de mi mente y pretender que lo
que me dijo, era todo mentira, pero esto fue un duro recordatorio de que era
verdad. Pronto sería un miembro y sería obligado a hacer cosas que no quería
hacer.

Pero todavía no estaba seguro de lo que estaba pasando. Le pregunté a mi


padre una vez más que explicara lo que acababa de pasar detrás de la zona de
carga.

—¿Cómo supiste que ese hombre estaría allí cuando yo estaba?


172

—Yo lo contraté. Mi padre tomó un trago de su escocés.


Página
—¿Tú lo contrataste para dispararme?

—Sí, pero no te habría matado. Su arma tenía salvas. Pero él no sabía eso.

—¿Eso estaba arreglado?

—Correcto. Y fue exactamente como estaba planeado.

—¿Estás diciendo que tú querías que yo lo matara?

—Tenías que saber lo que se siente. Ahora estarás preparado para cuando lo
hagas de verdad.

—¿De verdad? ¡Lo que hice fue real!

—Técnicamente, supongo que lo fue, pero cuando consigas una asignación real
será diferente. Será premeditado. Vas a tener que planificarlo. Y si no lo planeas
bien, tendrás que hacerte cargo de la asignación y hacer lo que acabas de hacer.
Solo que la próxima vez, si tu objetivo previsto apunta un arma hacia ti, no tendrá
salvas en esta. No puedes dudar, Pearce. Solo tienes que disparar. Con suerte,
ahora que lo has hecho una vez, no vas a dudar.

—El hombre dijo que tenía que dispararme o algo le pasaría a ella. ¿Qué quiso
decir?

—Si no completaba el trabajo, yo habría matado a su novia.

—Pero no me mató. Así que, ¿vas detrás de su novia?

—No. No lo necesito. Eso fue solo un incentivo que le di para asegurarme de


que seguiría con el trabajo. Ahora vamos a hablar acerca de las asignaciones, lo
cual es la única razón para la prueba.

Luego pasó a explicar cómo las asignaciones funcionaban y cómo no


completarlas con éxito significaría castigo y vergüenza para nuestra familia.

—No puedo correr el riesgo de tenerte manchando el nombre de la familia


dijo. Eres débil, Pearce. Siempre lo has sido, a pesar de todos mis esfuerzos
para hacerte fuerte. Culpo a tu madre por eso. Ella siempre estaba diciendo que
debería hacerlo más fácil para ti. Pero no más. Eres un hombre adulto y tienes que
ser tratado como tal. Necesitas abrazar tus responsabilidades y hacer a tu familia
sentirse orgullosa.
173

Continuó hablando, pero yo era incapaz de responder. Estaba demasiado


Página

sorprendido para hablar. Acababa de matar a un hombre por ninguna otra razón
que mi padre queriendo enseñarme otra de sus lecciones. Esta vez, la forma de
matar.

Trato de olvidar ese día. Borrarlo de mi memoria. Pero nunca desaparece. Y


cuando consigo un aviso de asignación, este regresa inundando todo, junto con
todas las otras cosas malas que he hecho, como matar a esa secretaria. Nunca me
perdonaré por eso, o por cualquiera de las otras muertes que he causado o causaré
en el futuro. Me digo que no fui yo quien tomó esas vidas. Que fue la parte de mí
que mi padre creó. El lado oscuro. No el verdadero yo.

Con mi mente todavía en la asignación, salgo de la oficina y regreso a mi ático.


Me siento en el sofá, mirando la pantalla del televisor en blanco, imaginando lo que
ellos van a hacerme hacer.

No quiero estar aquí. Es demasiado tranquilo. Demasiado vacío. Demasiado


oscuro. Necesito salir de aquí. Necesito ver a Rachel. Estar cerca de ella siempre
me levanta el ánimo. Me hace sentir como si el mundo alrededor de mí no es tan
oscuro.

O solo.

O sin esperanza.

174
Página
Rachel

H
ay un golpe en la puerta. Bajo el volumen de la televisión. Son casi las 10 y
tengo miedo de abrir la puerta a estas horas. No he oído a Shelby volver a
casa así que no puede ser ella.

Los golpes continúan. Reviso por la mirilla y veo que es Pearce. ¿Qué está
haciendo aquí? ¿Y por qué no llamó primero? Teniendo en cuenta cuan estricto es
sobre los modales, parece extraño que no llamara antes de venir.

Aún estoy molesta con él por cómo actuó esta mañana, pero cuando abro la
puerta no puedo evitar sonreír. Está llevando los pantalones vaqueros y la camisa
polo negra que escogí para él. Se ven bien en él, realmente bien. Sus amplios
hombros estiran la tela de la camisa y la banda en la manga abraza sus musculosos
brazos. Necesita deshacerse de esos trajes más a menudo y mostrar su cuerpo.

—Hola, Rachel —dice de una manera muy formal.

—Hola, Pearce —digo igual de formal.

Me despierto de la obsesión de su cuerpo y vuelvo a mis sentidos. ¿Por qué está


aquí tan tarde? ¿Para tener sexo de nuevo? Claro, fue un increíble sexo. No me
importaría hacerlo de nuevo. Pero no puedo. Necesito desacelerar esta relación y
alejar mi atención del sexo. Así que, si vino aquí por eso, no va a conseguirlo.

—Siento llegar sin ser invitado, pero necesitaba darte esto. —Me entrega la
bolsa de la tienda de joyería que contiene el florero que me compró—. Y esto. —La
mano que estaba tras su espalda aparece, sosteniendo una docena de tulipanes
amarillos.

—Gracias. Son hermosos. Pasa.

Da un paso dentro. —Si estás ocupada, puedo irme. Fue inapropiado de mi


parte venir sin llamar.
175

Todavía está usando esa forma de hablar tan formal. Anoche y esta mañana, su
discurso era más casuales, pero está noche ha vuelto a ser formal y no sé por qué.
Página
—No estoy ocupada. Solo estaba viendo televisión. —Saco el florero de la caja
y lo pongo en el fregadero, llenándolo con agua—. No tenías que conseguirme más
flores.

—Quería darte tus favoritas. No sé cuál es tu color favorito pero el amarillo me


recordó el vestido que usaste la primera vez que te vi.

Estoy sorprendida de que recordara eso.

—Me encanta el amarillo, pero me gusta la mayoría de los colores. —Pongo


los tulipanes en el agua, luego coloco el florero en la encimera de la cocina junto a
las rosas.

Adam nunca me compró flores. Decía que eran un desperdicio de dinero. En


su lugar, me compraba plantas, las cuales decía que eran más prácticas. Pero para
mí conllevaban más trabajo porque estaba pegada a ellas cuidándolas.

—¿Quieres sentarte? —Hago un gesto hacia el sofá.

—Pensaba que tal vez podría llevarte a ver otra película. —Apunta hacia sí
mismo. Incluso me vestí para ello.

—Lo veo. Te ves bien.

Sonrío mientras lo digo, pero no me sonríe de vuelta. No estoy segura de que


me escuchara. Se ve fuera de sí. Sus parpados están pesados y sus hombros caídos.
Parece agotado. El trabajo deber de haberlo desgastado porque estaba lleno de
energía esta mañana.

—Es tarde —le digo—. Solo quedémonos aquí y veamos televisión.

Asiente y vamos a sentarnos en el sofá. No está siendo tan afectuoso como de


costumbre. Ni siquiera me ha besado. Algo está mal. Está distante y parece triste. O
deprimido.

Sin decir nada, estiro mis brazos a su alrededor y abrazo su pecho, poniendo mi
cabeza sobre su hombro. Él lentamente pone sus brazos a mi alrededor,
abrazándome en respuesta. Besa la parte superior de mi cabeza, luego toma algunas
profundas inhalaciones.

Algo está definitivamente mal. Él está completamente diferente de cómo estaba


más temprano. Estaba callado en el auto esta mañana, pero ahora está más que
176

solamente callado. Está molesto por algo.


Página
—No sé qué estoy haciendo aquí —dice en voz tan baja que es como si
estuviera hablando consigo mismo.

Agarro el control remoto y apago la televisión. —¿A qué te refieres?

—No podía estar en mi apartamento y no querer…

—¿No querer qué?

—No importa. Solo necesitaba verte.

Quería verlo también, pero no si es solo para tener sexo.

—Pearce. —Espero hasta que me mire—. Necesito saber qué pasó esta
mañana. La forma en que te fuiste, pensé que tal vez estabas solo… usándome.

—No. —Se gira hacia mí y toma mi mano—. Rachel, nunca haría eso. Lo de
esta mañana no tuvo nada que ver contigo. Solo estaba molesto que tuviera que ir a
la oficina un domingo. Tenía la esperanza de pasar el día contigo y en su lugar tuve
que leer contratos todo el día.

—Bueno, la próxima vez, necesitas al menos decir adiós. Y un beso hubiera


sido agradable.

—Tienes razón. Realmente lo siento por eso. —Pone su mano sobre un lado de
mi rostro, se inclina y me da un suave y tranquilo beso—. Eso fue por esta mañana.

Sonrío. —No me diste un beso de saludo ahora tampoco.

Su mano permanece en mi rostro mientras me besa de nuevo, un poco más esta


vez. —Hola, Rachel. —Siento su cálido aliento sobre mis labios mientras lo dice.

—Hola —digo, tratando de mantener el control sobre mi cuerpo, el cual está


diciéndole a mi cabeza que rasgue su ropa ahora mismo.

—¿Hay algún otro tipo de beso que haya olvidado darte? —pregunta con su
profunda y sexy voz.

—No lo creo. —Miro a sus ojos azules grisáceo, luego bajo por su fuerte
mandíbula la cual está cubierta con una espesa capa de rastrojo. Diablos, es
caliente. Resistirse a él va a ser muy, muy difícil.
177

—¿Entonces puedo besarte por ninguna razón en absoluto? —pregunta.


Página

—Supongo que estará bien.


Me besa de nuevo, esta vez es un profundo y feroz beso que hace que mi
cuerpo quiera repetir lo que hicimos anoche. Y esta mañana. Pero no puedo.

Suavemente lo empujó hacia atrás. —Pearce, tenemos que desacelerar esto. No


estoy diciendo que lo de anoche fuera un error. Fue increíble, pero no suelo hacer
eso tan pronto en una relación. Me gusta llegar a conocer mejor a alguien antes de
que lleguemos a esa etapa.

Él asiente. —Está bien.

¿Eso es todo? Pensé que insistiría en que podemos seguir haciéndolo mientras
logramos conocernos el uno al otro. Es probable que esté acostumbrado a tener
sexo inmediatamente. Tal vez incluso desde la primera cita.

—Entonces, ¿estamos bien? —le pregunto—. ¿Solo continuaremos saliendo?

Sus labios se elevan. —Tenemos que. Tienes todas esas actividades planeadas
para mí y yo estuve de acuerdo en intentarlas.

—Eso es cierto. ¿Cuándo vamos a salir de nuevo?

—No lo sé. Mi horario de trabajo es muy impredecible. Tendré que llamarte y


dejarte saber. —Hace una pausa—. Pero incluso cuando no tenga tiempo para
llevarte a una cita formal, ¿te importaría si solo vengo a visitarte? ¿Tal vez un par de
noches por semana después del trabajo? —Baja la mirada a mi mano y las frota
lentamente—. Me gusta estar contigo.

—Claro que puedes venir.

Levanta su cabeza, sonriendo un poco. —Prometo llamarte la próxima vez.

—Eso sería bueno. —Me rio cuando bajo la vista a mis pantalones de chándal
rosas y camiseta blanca—. Me daría tiempo de alistarme. Soy una especie de
desastre ahora mismo. Ni siquiera tengo maquillaje. —Mi cabello es casi un
desastre. Tiro de mi cola de caballo, tratando de enderezarla.

Sostiene mi barbilla, sus ojos moviéndose sobre mi rostro. —No necesitas hacer
nada. Eres hermosa.

Alejo la mirada. —Solo estoy diciendo que probablemente estás acostumbrado


a estar con mujeres que son…
178

—No. —Niega con la cabeza—. Ninguna otra mujer jamás se compara


contigo. —Se ríe, pero no en una forma graciosa, más como de una manera
Página

incrédula—. Es increíble para mí que tú no sepas eso.


—Gracias. —Alejo la mirada de nuevo—. Eso es muy dulce de tu parte.

Se queda en silencio. Su mano cae de mi rostro y se recuesta en el sofá, sus ojos


ven más allá, como si repentinamente recordara algo y ahora su mente está en otra
parte. ¿Qué está pasando con él esta noche? No parece él mismo. Es como si algo
estuviera hundiéndolo, causándole estrés. Desearía que me dijera qué está mal, así
podría al menos tratar de ayudar.

—Pearce. —Toco su brazo, despertándolo de sus pensamientos—. ¿Estás bien?

Me mira como si estuviera sorprendido por la pregunta. Es extraño. ¿Nadie


nunca le ha preguntado eso?

—Solo fue un día difícil en el trabajo. —Intenta sonreír, pero puedo decir que
es forzado—. Pero estoy bien ahora.

—¿Cenaste?

—No. No estaba hambriento.

¿Cómo puede no comer la cena? Tendría que comer un montón para alimentar
un cuerpo así de grande.

—Te ofrecería hacerte algo, pero dudo que quieras comer atún enlatado o
macarrones con queso. ¿Qué tal helado? Hago unos sundae realmente buenos.

—No como helado.

—¿No? ¿Por qué?

—Lo he superado. Es para niños.

—No es para niños. Es para cualquiera.

—Tal vez. Pero en mi casa solo fue permitido durante mis cumpleaños de la
infancia. Y después de que tuve diez, no me fue permitido en absoluto.

—Entonces esa es la nueva cosa que tienes que intentar hoy. Comer helado. —
Voy a la cocina y lo saco del congelador—. ¿Lo quieres con galletas trituradas? Así
es como acostumbro comerlo.

—Rachel, no necesito helado.


179

—Nadie necesita helado. Es un deseo. Nos saltaremos las galletas y solo ten el
Página

helado.
Los pongo en algunos tazones y se lo entrego sobre el sofá. Le entrego el suyo.
Es de chocolate.

Él toma un bocado. —Hmm. Sí, recuerdo comer esto cuando era un niño. Está
muy bueno.

Toma otro bocado, y otro después de ese y pronto termina el tazón completo
mientras que yo solo he llegado a la mitad.

—Te conseguiré un poco más.

No me dice que no así que lleno otro tazón entero. Se lo termina justo cuando
estoy terminándome mi primer tazón.

—Creo que hemos decidido que te gusta el helado —digo.

—También lo creo.

Llevo los tazones al fregadero. Miro y veo a Pearce frotándose las sienes. Se ve
agotado.

—¿Quieres ir a acostarte? Te vez realmente cansado.

Se levanta. —Debería irme. Tienes clase en la mañana.

Ahora que está aquí, no quiero que se vaya. Me gusta tenerlo aquí, y cuando
no está lo extraño. Y me sentiría mejor si se queda. Entre ese hombre viniendo sin
invitación y los comentarios de mamá sobre que esta zona es insegura, no me
siento genial por estar sola esta noche. No creo que Pearce debería estar solo
tampoco. Algo le molesta y me preocupa. Dijo que está bien, pero puedo decir que
no.

—Tal vez podrías quedarte.

Se ve sorprendido. —Quedarme, ¿al igual que toda la noche?

—Sí, pero solo a dormir. Nada más.

¿A quién estoy engañando? ¿Los dos en la misma cama? ¿Con la atracción que
tenemos el uno al otro? Pero realmente lo quiero aquí, así que solo voy a tener que
usar cierta moderación cuando se trate de eso.
180

—No he traído nada —dice.


Página

—¿Qué necesitas?
—Algo para dormir.

—Solo duerme en tus calzoncillos.

Me mira como si estuviera loca. Está pensando la misma cosa que yo. Que no
vamos a ser capaces de controlarnos. No después de lo que hicimos anoche y esta
mañana.

—No lo sé, Rachel. Esto, podría no ser la mejor idea.

—Me sentiría mejor si estuvieras aquí. Shelby no está en casa y simplemente


me sentiría mejor si no estoy sola esta noche. ¿Te quedarías? ¿Por favor?

Sonríe. —Por supuesto.

Lo llevo a mi habitación y me preparo para acostarme. Coloco los pantalones


de pijama y una camiseta mientras se desnuda hasta sus calzoncillos. Miro
fijamente su pecho desnudo, magro, musculoso y desciendo… detengo mis ojos
antes de ir allí. ¿Qué estaba pensando? ¡No puedo estar en la cama con él de esa
manera!

—¿Vas a entrar? —pregunta.

Está en mi cama ahora y yo estoy de pie junto a ella, sin moverme.

—Sí. —Me coloco bajo las mantas. Estamos frente a frente, el resplandor de las
farolas filtrándose a través de las persianas. Me doy cuenta que ahora parece mucho
más despierto. Yo también.

—Así que. ¿Día difícil? —le pregunto, tratando de recurrir a la conversación


para mantener nuestras mentes fuera de lo que realmente queremos hacer.

—Se podría decir eso. —Nuestros cuerpos no se tocan, pero desliza su mano
sobre la mía y la sostiene.

—¿Quieres hablar acerca de ello?

—No realmente.

—Cuanto más me hables de ti mismo, más pronto llegaré a conocerte y más


pronto podemos… tú sabes.
181

Él ríe. —Entonces adelante. Pregúntame lo que quieras. Haré mi mejor


esfuerzo para responder.
Página

—¿Te gusta tu trabajo?


—No

—¿Por qué no?

—No estoy interesado en la industria química. Hubiera preferido comenzar mi


propia compañía y construirlo desde cero.

—¿Qué tipo de compañía?

—No estoy seguro. Nunca me he permitido pensar sobre ello porque no es una
opción. Soy hijo único, lo que significa que soy el único que puede asumir como
CEO cuando mi padre se retire.

—Podrían contratar a alguien más.

—No funciona de esa manera. Mi padre nunca permitirá que eso ocurra.
Quiere mantenerlo en la familia.

—¿Te llevas bien con tu padre?

—Siguiente pregunta.

Su tono fue áspero y un poco molesto. Estoy tratando de conseguir que se


relaje así que decido no preguntarle más sobre su padre.

—¿Qué hay de tu mamá?

—Por lo general, nos llevamos bien. Pero no hablamos tanto así que no hay
muchas oportunidades de estar en desacuerdo y discutir. ¿Te llevas bien con tus
padres?

—Amo a mis padres más que nada, pero tienen problemas de dejarme crecer y
eso provoca discusiones. Mi papá no dice mucho, pero mi mamá está
constantemente diciéndome que ella sabe lo que es mejor para mí. Siempre está
diciéndome que hacer. No entiende que la vida que ha planeado para mí es lo
que ella quiere, no yo.

—¿Qué quiere que hagas?

—Regresar a Indiana. Vivir en el mismo pueblo que ella y mi papá. Casarme y


comprar una casa justo al lado de la de ella. Tiene toda una lista de cosas que
supuestamente haga. Hoy me dijo que mi exnovio se detuvo. Él es de mi ciudad
182

natal. Mi mamá lo ama. Le dio mi número de teléfono. No he hablado con él por


más de un año, pero sonaba como si mi madre ya estaba planeando la boda.
Página
—¿Cuánto tiempo saliste con él?

—Alrededor de un año. Fuimos a la misma universidad y salimos el último


año. Se me propuso justo antes de graduarnos.

Mierda, suponía que no le diga eso. Porque decirle a Pearce sobre Adam
conduciría a decirle que no puedo tener hijos. Y no estoy lista para decirle eso.

—Así que no fue solo un novio —dice—, era tu prometido.

—Sí, pero no estuvimos comprometidos por mucho tiempo

—Puedo preguntar ¿Porque rompiste el compromiso?

—No lo rompí. Él lo hizo —Aprieto mis ojos cerrados, frustrada conmigo


misma. No quiero decirle eso tampoco. Si continúo haciendo esto, terminaré
diciéndole todo. Una parte de mí quiere. Quiere saber si se quedará después de
decirle. Porque si no, deberíamos terminar esto ahora.

—¿Cómo puede este hombre posiblemente dejar pasar la oportunidad de


casarse contigo?

Abro los ojos y veo a Pearce sonriéndome. No estoy segura lo que significa su
pregunta. ¿Está siendo amable? O ¿está haciendo algún tipo de declaración acerca
de sus sentimientos por mí?

—Simplemente no funciono —digo, tratando de abandonar el tema.

—¿Prefieres no hablar de ello?

—No esta noche. Tal vez en otra ocasión.

Ambos quedamos en silencio, entonces Pearce dice—: Así que regresemos a tu


madre, ¿qué le dices cuando trata de controlar tu vida?

—No mucho. Por lo general me quedo callada y la dejó hablar. —Me


detengo—. Lo que pasa con mamá es que siento como que no puedo hacerle frente
porque cada vez que lo intento, rompe a llorar, diciendo que solo está tratando de
ayudarme y ser una buena mamá.

—Así que te da sentimiento de culpa.


183

—Gran momento. Y sé exactamente lo que está haciendo, pero solo la dejo


hacerlo porque es más fácil que luchar con ella. Además, me siento mal por ella.
Página

Nunca ha superado la muerte de mi hermana. Ese es el porque es tan


sobreprotectora. No quiere perderme. Pero lo que no entiende es que al ser tan
sobreprotectora, me está alejando. —Me detengo de nuevo—. Pero honestamente,
la amo. Y a mi papá. Aparte de ser sobreprotectores, son grandiosos padres. Y los
dos son muy buenas personas. Siempre son los primeros en ayudar cuando alguien
lo necesita. Incluso a un extraño.

—Mi padre trata de controlarme —dice Pearce—, pero es mucho peor que tu
madre. Y no es buena persona. Voy a dejar las cosas así.

Lo siento tensarse, su mano apretando a mi alrededor. Encuentro otro tema.


Un tema más ligero.

—¿Cuál es tu color favorito?

—Azul. —Veo su labio subir—. Como el color de tus ojos.

—¿Banda favorita?

—Principalmente escucho música clásica.

—¿Comida favorita?

—Creo que después de esta noche me gustaría decir que el helado.

—¿Libro favorito?

—El arte de la guerra.

—¿En serio? Eso no es exactamente un libro divertido.

—No leo ficción. ¿Cuál es tu libro favorito?

—Me gustan un montón de diferentes libros, por lo general ambientados en el


pasado, dado mi amor por la historia. Mujercitas es uno de mis favoritos.

—Y ¿Cuál es tu color favorito?

—Azul. Pero tengo favoritos secundarios que varían según la temporada.


Como ahora mismo me encanta el naranja. Hojas naranjas, calabazas naranjas,
está bien mi turno de preguntar. ¿Cuál es tu lugar favorito para visitar?

—Italia. Me gustan todos los pequeños pueblos a lo largo de la costa


184

mediterránea. Es una hermosa zona. La comida es deliciosa. Las personas


amigables. Y nadie sabe quién soy. Puedo caminar por las calles sin ser molestado.
Página

—¿Eso pasa aquí?


Pearce me dijo que su familia es bien conocida pero no estaba segura de como
bien conocida. No había escuchado de él hasta que leí el cartel promoviendo el
ciclo de conferencias.

—Por desgracia, sucede más de lo que quisiera. Me reconocen mucho aquí en


la costa este. No tanto en otros lugares. Por supuesto, todo el mundo dentro de la
industria química sabe quién soy, y mi padre es bien conocido en el mundo
financiero, así que algunas personas me conocen por eso.

—¿Viajas mucho?

—Ya no. Solía viajar durante los descansos en la universidad, principalmente


así no tendría que ir a casa. —Su voz se apaga, pero su comentario y el anterior
sobre su padre, me dice que no se lleva bien con su familia, tanto es así que no le
gusta estar cerca de ellos. Hay una historia allí, pero no voy a preguntarle al
respecto. Está claro que no quiere hablar sobre ello.

Le pregunto la siguiente, no estoy segura de cómo va a reaccionar. —¿Has


estado casado alguna vez?

—Sí —dice simplemente—. Cuando tenía 22 años. Duro un año.

—¿Cómo era ella?

—Callada, reservada. En su mayoría se quedaba en casa y leía libros.

—¿Dónde la conociste?

Dejar ir mi mano. —En una cena en la casa de mis padres.

—¿Cuánto tiempo salieron?

Suspira. —¿Por qué preguntas acerca de esto? Sabías que estaba casado. ¿Estás
tratando de probarme? ¿Ver si te voy a decir la verdad?

Está enojado. Y tiene razón. Era una prueba y no sé porque lo hice. Supongo
que no confió en él tanto como pensé hacerlo.

—Lo siento, Pearce. Solo pregunte porque no podía entender porque no me


dijiste que habías estado casado. Eso es un tipo de gran cosa para dejar de lado
cuando estas conociendo a alguien.
185

Está en silencio, luego dice—: Fue un matrimonio arreglado. Nuestros padres


lo organizaron. Es una práctica común entre las familias ricas.
Página
Dice eso como si fuera un hecho. No la gran cosa.

—No sabía que todavía se hiciera. Sé que solía hacerse todo el tiempo, pero
ahora parece pasado de moda.

—Para familias como la mía, es tradición. Y no es tan inusual. Es todavía una


práctica común en muchas partes del mundo. —Sostiene mi mano de nuevo—. No
quiero hablar sobre ello. Siguiente pregunta.

—Pearce, esto es algo que tenemos que hablar. Si vas a ser forzado a otro
matrimonio arreglado algún día, entonces ¿Por qué estamos saliendo? No es que
estoy pensando algún día casarnos, pero... —Me detengo. Iba a decir que las citas
son generalmente un proceso que se utiliza para ver si quieres casarte con la
persona, pero tal vez eso no lo es para él. Tal vez solo quiere salir conmigo por
algunas semanas, entonces pasar a otra persona. No creo que le guste eso, pero no
estoy realmente segura.

—No lo estoy haciendo de nuevo —dice enérgicamente.

—No haciendo, ¿qué?

—Un matrimonio arreglado.

—¿Tienes opción?

—Usualmente no, pero la tradición tiene que terminar alguna vez y ya he


cumplido mi obligación una vez. No lo haré de nuevo. Ahora ¿Puedes por favor
hacer una pregunta diferente?

Su nivel de estrés está aumentando de nuevo. Necesito tranquilizarlo.

—¿Alguna vez ha tenido una mascota? —pregunto.

—No. ¿Y tú?

—Crecí en una granja. Tuve todo tipo de mascotas. Perros, gatos, gallinas,
cerdos. Bueno, comimos las gallinas y los cerdos, pero fueron mascotas hasta que
desaparecían un día.

Se ríe. —Eso es bastante cruel.

—Supongo. Pero esa es una lección que tienes que aprender como niño de
186

granja. No convertirse en amigo de los animales que con el tiempo terminan en tu


plato.
Página
Se ríe de nuevo. —Puedo ver como eso sería una lección importante.

—¿Alguna vez has estado en una granja?

—No, nunca.

—No te estás perdiendo mucho. Me gusto crecer allí, pero no regresaría y


viviría esa vida. Está bien, siguiente pregunta. ¿Practicaste algún deporte en la
preparatoria?

—Fútbol.

—Debería saber eso. Estas construido como un jugador de fútbol.

Desliza su mano bajo el dobladillo de mi camiseta. Roza mi piel, enviando un


escalofrío a través de mí. —¿Sabes lo suficiente acerca de mí?

—No. Pero buen intento.

—¿Esta prohibición solo aplica al sexo? O ¿Cualquier tipo de contacto físico?

—Solo sexo. Pero creo que, si hacemos otras cosas, no seremos capaces de
parar.

—Así que, ¿no puedo besarte?

—Puedes besarme.

Se inclina y me besa solo una vez. Le regreso el beso, que lo conduce a darme
otro beso y otro después de ese. Los besos continúan, llegando a ser más profundos,
más íntimos, mientras su mano lentamente se desliza hacia arriba de mi camiseta.

—¿Esto está prohibido? —pregunta sobre mis labios mientras acaricia mi


pecho.

—No —susurro.

Levanta mi camisa y me incorporo lo suficiente para que me la quite. Me


recuesto de nuevo y coloca su boca en mi pecho su lengua burlándose de mi pezón.

Gimo, rogando por más. No sé lo que otros chicos estaban haciendo, pero
estaban haciendo algo mal porque nunca se sintió así con ellos.
187

La mano de Pearce se desliza hacia mi pantalón de pijama y bajo mi ropa


Página

interior. —¿Qué sobre esto? —le escucho decir—. ¿Fuera de límites?


Niego con la cabeza. —No.

Continúa dándome placer con su mano hasta que estoy más que satisfecha. Me
relajo en la almohada, mi cuerpo disfrutando de la calidez, consumiendo el fulgor.

Pearce se tumba sobre su espalda y pone su brazo, invitándome a yacer a su


lado. Pero no estoy lista aún. Me agacho y lo tomo en mi mano.

Escucho su respiración atrapada. —Rachel, no tienes que hacerlo.

—Quiero. —Y lo hago. Regreso el favor, luego me situó en sus brazos y me


duermo.

En la mañana, me despierto y me encuentro envuelta alrededor de él, nuestros


brazos y piernas enroscadas alrededor. Miro hacia arriba para comprobar el reloj.

—Pearce. Le doy un empujoncito para despertarlo—. Son las seis. ¿A qué
hora tienes que estar en el trabajo?

Abre los ojos. —Ahora mismo.

—Lo siento, debería haber programado la alarma.

Se vuelve sobre su lado para mirarme. —Gracias por permitirme quedarme.

Paso mi mano sobre su torso desnudo. —No tienes que agradecerme. Fue la
que insistió en que te quedaras. Y estoy feliz que lo hicieras. Fue una buena noche.
Aprendí mucho acerca de ti.

Me besa. —¿Pero necesitas saber más?

Me rio. —Sí. Mucho más.

Me tira encima de él y besa mi cuello. —No hay mucho más que decir.

—Dudo eso. —Siento su musculoso cuerpo debajo de mí, su cálida piel. Solo
está usando calzoncillos y puedo sentir su erección entre mis piernas. Estando en
esta posición es demasiado tentador.

Me muevo de encima a un lado. —¿Quieres desayunar? Tengo cereal y creo


tengo leche.
188

—Te llevaré a la tienda de abarrotes esta semana. Nunca tienes nada para
comer.
Página

—Sí lo tengo. Tengo todo tipo de cosas.


—La nevera está vacía, y la única comida que tienes en la alacena son
macarrones con queso. No puedes vivir de macarrones con queso.

—Soy la prueba que se puede. Como eso todos los días.

—Bueno, yo no. Y si voy a estar aquí todo el tiempo, necesitas abastecer la


nevera. Pagaré por ello. Cuesta mucho alimentarme.

Beso su mejilla. —No sabía que estabas planeando estar aquí todo el tiempo.

Se incorpora en su lado. —Estaré aquí tanto como me lo permitas.

Sonrió. —Entonces mejor me abastezco de comida, porque quiero que vengas


y tal vez pasar la noche otra vez.

—Definitivamente haré eso. —Se inclina y me besa—. Así que llegamos a un


acuerdo. Compraré tus provisiones.

—Haré una lista y vamos de compras la próxima que estés aquí.

No quiero que pague por mis comestibles, pero ahora me vendría bien la
ayuda. Apenas puedo llegar a fin de mes y no hay manera de que este pidiendo
dinero a mis padres.

—Necesito ir a trabajar. —Me da un beso rápido, luego se levanta de la cama y


se viste.

Cuando está en la puerta listo para salir, me da otro beso, esta vez un largo,
alucinante beso, luego dice—: Adiós, Rachel.

Mientras se aleja, le digo—: ¡Mucho mejor esta vez!

Él ya está bajando las escaleras, me río mientras cierro la puerta.

El teléfono suena, voy a la cocina a contestar. —¿Hola?

—Hola, Rachel, soy Laura.

Laura administra el refugio. Por lo general no me llama así que estoy


sorprendida por escucharla.

—Hola, Laura. ¿Qué pasa?


189

—Estamos cancelando la sesión de lectura este sábado porque tuvimos una


Página

fuga en una tubería de agua durante la noche y cayó agua por todos lados. Hay un
gran daño y nos tomara al menos una semana limpiar todo.
—¿Necesitan mi ayuda?

—No, tenemos un equipo viviendo. Solo quería dejarte saber para que no
vengas este sábado. Transferiremos a todos a un refugio diferente, pero está tan
poblado allí que no vale la pena enseñar con todo ese ruido.

—Está bien, entonces supongo que nos veremos en una semana desde el
sábado.

—Puede que no esté limpio para entonces, pero te mantendré informada.

—Vaya, quería decirte que conocí a Jack Ellit ayer.

—¿Quién es Jack Ellit?

—El hombre que financia el programa de alfabetización.

—Nadie financia el programa de alfabetización. Las donaciones van a un


fondo general y son divididas después.

—Él lo hizo sonar como si fuese un donador significativo. Incluso dijo que
vería la conversión del espacio en el edificio de al lado como un salón de clases así
tendríamos un lugar para enseñar.

—No sé de lo que estás hablando, Rachel. Nunca he oído de nadie llamado


Jack Ellit. Y he visto la lista de donantes. De hecho, he conocido a la mayoría de
ellos en los eventos de recaudación de fondos. Eso hombre debe estar confundiendo
nuestro refugio con uno diferente.

—Sí, debe ser así. De acuerdo, bueno adiós.

Ella cuelga y coloco el teléfono abajo, mi mano se agita. ¿Quién fue ese hombre
que estuvo aquí? Y ¿Por qué hizo esa historia acerca de los fondos del programa de
alfabetización? Dijo que conocía a Laura. Sabía que yo era voluntaria en el refugio.
Sabía que era estudiante. ¿Cómo sabía todo eso? ¿Estaba observándome?

Le permití entrar a mi apartamento. Respondí a sus preguntas. Sabe todo sobre


mí. Sabe dónde vivo.

¿Qué si regresa? ¿Quién es este hombre y qué es lo que quiere conmigo?


190
Página
Pearce

P
ara cuando conduzco a casa, me alisto, luego conduzco al trabajo, son las
7:30, mucho después de mi hora de inicio usual. Mi padre me está
esperando en mi oficina.

—Llegas tarde —dice, sin molestarse en saludar. Estaba viendo hacia la


ventana, pero se giró cuando me escuchó entrar.

—No llego tarde. La mayoría de los trabajos empiezan a las nueve, así que por
estándares tradicionales llegué temprano.

Normalmente solo me disculparía por llegar tarde, pero hoy tengo ganas de
pelear. Hablar con Rachel anoche me recordó lo mucho que mi padre me controla,
sin dejarme tener alguna clase de vida. Ha llegado al punto de que me he quedado
entumecido ante eso. Pero anoche, algo chispeó en mi interior y me dijo que
luchara.

—Este trabajo no es de nueve a cinco —dice—. Este trabajo es tu vida y estarás


aquí cuando yo diga que estés aquí.

—Mientras haga mi trabajo, no debería importar cuándo llegue aquí o cuándo


me marche. —Lo rodeo y me siento ante mi escritorio.

Él se para a un lado, mirándome desde arriba. —Hacerlo y hacerlo


correctamente son dos cosas separadas. Tu trabajo es satisfactorio en el mejor de los
casos, y es por eso que necesitas estar aquí invirtiendo tiempo de más para alcanzar
el nivel de desempeño que yo espero.

—Si sientes que no estoy desempeñándome adecuadamente, despídeme. —


Nunca le he dicho eso, pero lo he deseado un millón de veces.

Bufa. —¿Estás borracho?

Casi me rio, pero mantengo el rostro serio. —No, no estoy borracho. Pero
191

tengo un montón por hacer, así que apreciaría si me dejaras ponerme a trabajar.
Página

—Mañana estarás aquí a las seis.


No respondo. Le gusta tener la última palabra, así que le permito tenerla. Se
gira y sale por la puerta.

Dios, eso se sintió bien. No fue mucho, pero enfrentarlo con tan solo esos
pocos comentarios fue suficiente para darme algo de energía. Algo de vida.

Noto un nuevo montón de contratos sobre mi escritorio. Mi padre los puso allí
porque sabe lo mucho que odio revisarlos. Pero ahora mismo no me importa. Aún
estoy de buen humor por estar con Rachel y voy a intentar mantenerlo el resto del
día.

Reviso mi teléfono y veo la luz de mensajes parpadeando. Escucho los


mensajes. El primero es relacionado al trabajo, pero el segundo es de Rachel. Le
devuelvo la llamada.

—Rachel, soy Pearce.

—Hola. Siento molestarte en el trabajo, pero necesito un consejo. No estaba


segura de a quién más preguntarle. Shelby está en el trabajo y no quiero contarles
esto a mis padres, o se preocuparán.

—Adelante.

—Ayer, un hombre vino a mi departamento. Dijo que dona dinero para el


programa de alfabetización en el refugio para personas sin hogar en el que soy
voluntaria. Dijo que pasó a visitarme porque estaba intentando conocer a todos los
voluntarios. Era un hombre mayor y bien parecido, así que lo dejé entrar. Me hizo
todas estas preguntas sobre mí, y al principio pensé que solamente estaba siendo
amigable. Pero cuando no preguntó mucho sobre el programa de alfabetización,
tuve sospechas.

Ya no me gusta esta historia. No tiene sentido. Un donante financiero no


aparecería sin invitación en la casa de un voluntario. Fácilmente podría haber
conocido a Rachel en el refugio, cuando está trabajando allí. Y ya que ella no
conoce a este hombre, no debería haberlo dejado entrar a su departamento.
Necesita ser más cuidadosa. Es demasiado confiada con las personas.

Ella continua—: Entonces esta mañana, Laura, la mujer que dirige el refugio,
llamó para decirme algo y le pregunté sobre este hombre. Dijo que él no es un
donador. Que nunca ha escuchado de él.

—¿Quién es este hombre? ¿Te dio su nombre?


192

—Sí. Dijo que su nombre era Jack Ellit.


Página
Mi temperamento se inflama, y la ira me atraviesa. ¿Qué demonios estaba Jack
haciendo en el departamento de Rachel? Sabía que no podía confiar en él. No
puedo confiar en ninguno de ellos. Creí que él era diferente, pero obviamente no lo
es si va tras Rachel. Debe estar siguiéndome y me vio con ella.

—¿Qué debería hacer, Pearce? ¿Debería llamar a la policía?

—No. Si el hombre no te lastimó o te robó, la policía no hará nada. ¿A qué


hora tienes clase?

—A las diez y a la una, y luego tengo que trabajar en el museo hasta las cinco.

—Después del trabajo, quiero que vayas a mi penthouse. ¿Recuerdas cómo


llegar allí?

—Sí.

—Si no estoy en casa, George puede dejarte entrar. Lo llamaré y se lo haré


saber. Y empaca una bolsa, porque te quedarás a pasar la noche.

—¿No crees que esté segura en mi departamento? ¿Crees que él hará algo?

—No estoy seguro, pero investigaré y me encargaré de esto.

—No entiendo. ¿Cómo te encargarás de esto?

—Tengo un equipo de expertos de seguridad con los que trabajo. Cuando


tienes mi clase de dinero, tienes que ser extremadamente cauteloso y contratar una
seguridad excelente. Haré que vean qué pueden encontrar sobre este hombre. Pero
hasta que sepa que estás a salvo, te quedarás conmigo.

—De acuerdo. Gracias. Realmente lo aprecio.

—Llámame de nuevo si necesitas algo.

Tan pronto cuelga, llamo a Jack. Su secretaria responde.

—Habla Pearce Kensington —le digo—. Necesito hablar con el señor Ellit. Es
una emergencia.

—Está de viaje de negocios. Se marchó a Dallas temprano esta mañana y tiene


reuniones todo el día. Regresará mañana.
193

—Necesito un número donde pueda comunicarme con él.


Página
—Puedo darle el número de su hotel, pero dudo que pueda contactarlo. Ya
sabe cómo es él.

A lo que se refiere es que después de sus reuniones, Jack pasará la tarde


bebiendo con clientes y se emborrachará tanto que quedará inconsciente en su
habitación. Nunca oirá sonar el teléfono.

—Cuando regrese, dígale que necesita llamarme de inmediato. Esto es urgente.

—Sí, señor Kensington. Me aseguraré de que reciba el mensaje.

—Gracias.

Considero llamarlo a su celular, pero se supone que solo lo utilice Dunamis


para asuntos oficiales. Enfrentaría castigos serios si descubren que llamé a su
teléfono para algo no relacionado con la organización. Y Jack no tiene otro celular
para uso personal. No le gusta que puedan contactarlo en cualquier momento. A mí
tampoco, y es por eso que no tengo un celular personal. Lo último que necesito es
otra forma de que mi padre sea capaz de contactarme.

Si Jack está fuera de la ciudad, no puede hacerle nada a Rachel, pero aun así
quiero que se quede en mi departamento. Hasta que sepa qué trama él, la quiero
conmigo, donde sé que está segura.

El resto del día estoy en el borde, preocupado por Rachel e intentando descifrar
por qué Jack fue a su casa y si planea lastimarla de alguna forma. Me pregunto
quién más aparte de Jack sabe que estoy involucrado con ella. Mi padre no, o
habría dicho algo esta mañana. Espero que solo Jack lo sepa. Eso ya es lo bastante
malo. No quiero que ninguno de los otros miembros se entere sobre ella.

Como miembros, no debemos salir con personas fuera de nuestra esfera social,
lo que significa que estamos limitados a salir con mujeres ricas de familias
poderosas. De hecho, no hay ninguna regla que prohíba salir con alguien como
Rachel, porque no es necesario. Ninguno de los otros miembros tiene algún interés
en salir con alguien de una clase social inferior. Están obsesionados con la imagen y
el estatus, y salir con la mujer correcta es parte de eso.

Aun así, a Dunamis le gusta hacer reglas, así que recientemente hubo una
discusión sobre hacer una regla que dijera que está prohibido salir con mujeres que
no fueran aprobadas por los miembros. Pero ya que no ha sido un problema hasta
ahora, la regla no ha sido sometida a votación. Así que ahora mismo no estoy
194

rompiendo ninguna regla al estar con Rachel. Pero si mi padre lo descubre, se


asegurará de que la regla sea impuesta lo más pronto posible.
Página
Llamo a mi departamento a las 5:30. Rachel está allí, pero no puedo ir a casa
porque mi padre programó una reunión a las seis. Después de la reunión, se marcha
a una cena a la que mi madre lo hace asistir. Si no fuera por eso, me haría
quedarme aquí bajo su ojo vigilante durante varias horas más. Pero ya que se ha
ido, soy libre de marcharme.

Cuando llego a casa, salgo del elevador y sonrió instantáneamente cuando veo
a Rachel allí. Está en la cocina haciendo la cena. La habitación completa está llena
con el delicioso aroma de una comida hecha en casa. Es cálido, acogedor y siento
que me empiezo a relajar.

—Bienvenido a casa. —Rachel se me acerca y me da un abrazo—. Hice la


cena. Espero que esté bien. Me detuve en la tienda en mi camino hacia aquí.

—No tenías que hacerlo.

La mantengo en el abrazo un momento más. Se siente bien sostenerla. Me


calma incluso más. Es agradable venir a casa y tener a alguien aquí, especialmente
cuando ese alguien es Rachel. Me digo a mí mismo que me gusta vivir solo, pero en
verdad, no. Es solitario y depresivo. Preferiría por mucho venir a casa a esto cada
noche.

—Hice pollo al horno con puré de patatas. —Me besa—. Sonaba bien, así que
eso es lo que hice.

—Gracias, huele delicioso.

—E hice mi famoso pastel de manzana para el postre. Puedes ir a cambiarte de


ropa. La cena estará lista en unos minutos.

Voy a mi habitación y me pongo los pantalones vaqueros y la camiseta que


Rachel escogió para mí cuando fuimos al centro comercial. Me estoy
acostumbrando a los pantalones vaqueros, pero no estoy acostumbrado a usar una
camiseta fuera del gimnasio.

Cuando salgo del dormitorio, ella está dando vueltas por mi cocina, buscando
los platos y cubiertos que raramente uso. Esta vistiendo pantalones vaqueros y un
ancho suéter color naranja, su largo cabello negro recogido en una coleta. Siento
una sonrisa formándose de nuevo. No sonreí ni una vez en el trabajo hoy, pero
entonces veo a Rachel y simplemente sucede.
195

—Todo está listo. —Hace un gesto hacia la pequeña mesa redonda junto a la
cocina. No creo haberme sentado alguna vez allí. Normalmente estoy en el trabajo
durante la cena, así que ordeno algo en la oficina. O si no estoy en el trabajo, salgo
Página

a cenar.
Rachel tiene la mesa puesta, nuestra comida ya repartida en platos. La comida
y como está servida luce como una foto en una revista. No me di cuenta que era
una cocinera tan talentosa.

—No tienes nada de platos auxiliares así que solamente serví la comida —
dice—. Adelante, siéntate.

Sostengo su silla afuera para ella. —Tú primero.

Se sienta y beso su mejilla. —Gracias de nuevo por hacer esto.

—Me gusto hacerlo. Es bueno tener a alguien para quien cenar. Cuando Shelby
está alrededor como con ella, pero difícilmente está en casa.

No pregunto dónde está Shelby, porque no quiero a Rachel haciendo


preguntas. Shelby probablemente está teniendo un momento realmente difícil
intentando guardar su secreto de Rachel y de todos los demás. La mayoría de las
asociadas no tienen muchos amigos por esa misma razón. No pueden correr el
riesgo de dejar escapar algo, porque si lo hicieran, su amigo estaría en peligro. Por
eso me gustaría que Rachel dejara de ser amiga de Shelby. Es demasiado
arriesgado. Estar conmigo es también un riesgo, pero puedo guardar secretos. No
estoy seguro que Shelby pueda.

—¿Qué piensas? —pregunta Rachel.

—Todo está excelente.

No estoy siendo solamente educado. Es una comida excelente. El pollo esta


jugoso y sabroso y las patatas son cremosas y blandas.

—No es nada lujosos como a lo que estás acostumbrado, pero este es el tipo de
comida que comí mientras crecía.

—Es mucho mejor que con lo que yo crecí comiendo.

—Entonces ¿has averiguado algo sobre el hombre que vino a mi apartamento?

—No, no he sido capaz. He estado en reuniones todo el día. Pero trabajaré en


ello mañana. Estas planeando quedarte aquí esta noche ¿verdad?

—Sí, mi bolsa está allí. —Apunta a una pequeña maleta cerca del sofá.
196

—No trajiste mucho.


Página

—Es solo para una noche.


—Creo que deberías quedarte mañana en la noche también. O él tiempo que
haga falta para resolver esto.

—Gracias por la oferta, pero no me puedo quedar aquí. Tienes cosas que hacer
y yo también.

—Si no te quedas aquí, voy a estar obligado a quedarme en tu apartamento. No


puedo dejarte sola en la noche. Es demasiado peligroso.

Sonríe. —¿Esa es la única razón por la que quieres que me quede?

—Admito que me gusta tenerte aquí. Pero mi principal preocupación en este


momento es tu seguridad. Si te hace sentir más cómoda, voy a dormir en la
habitación de invitados. Y no tienes que cocinar para mí.

—Me quedaré, pero solo hasta que descubras quien era ese hombre. Esto es
solamente temporal.

Terminamos la cena y Rachel nos sirve el postre. No me gustan mucho los


dulces, así que rara vez como postres, pero ella se tomó la molestia de hacerlo, así
que me lo como. Y estoy contento de haberlo hecho. Su pastel de manzana es
mejor que los postres que he tenido de restaurantes de cinco estrellas. Estaba
caliente del horno y cubierto con helado de vainilla.

Después del postre, se levanta y toma nuestros platos.

—Déjame limpiar —le digo—. Es justo ya que tú hiciste la cena.

—Lo haremos juntos. —Lleva los platos al fregadero y yo levanto los cubiertos
y los vasos. Esta es otra nueva experiencia para mí. Nunca había limpiado después
de la cena. Nunca he hecho la cena, así que no tenía necesidad de limpiar. Ni
siquiera sabía cómo cargar él lava platos, pero Rachel me enseñó.

Cuando todo está guardado. Recojo a Rachel en mis brazos y la llevo a mi


habitación.

La tomé por sorpresa y está riéndose. —¿Qué estás haciendo?

—Es momento de preguntas y respuestas. —La tiendo en la cama—. Quiero


que te des prisa y llegues a conocerme.

Todavía está sonriendo. —¿Y porque es eso?


197

Me acuesto a su lado y pongo mis labios justo encima de los suyos. —Sabes
Página

porque. —La beso—. ¿Cuánto tiempo crees que necesitas antes de conocerme?
—¿Tal vez algunos meses?

¿Meses? ¿Habla en serio? Mi rostro debe mostrar mi sorpresa porque su risa


continúa.

—Estoy bromeando, Pearce. No sé cuándo será, pero lo sabré cuando llegue el


momento.

—Adelante. Primera pregunta.

Dispara preguntas incluso más rápido que anoche. Esta apresurada por llegar a
conocerme. Quiere volver a hacerlo tanto como yo. No estoy realmente seguro de
porque ella insiste en la abstinencia, dado que ya hemos tenido sexo, pero estoy
dispuesto a esperar el tiempo que necesite.

No creía que nos estuviéramos moviendo demasiado rápido, pero ella pensaba
que lo estábamos. Me resulta extraño porque estoy acostumbrado a tener sexo en la
primera cita. No es que hubiera hecho eso con Rachel. Yo quería esperar más
tiempo con ella. Y lo hicimos. Tuvimos varias citas, y en cada una de ellas,
hablábamos por horas. De hecho, en esas pocas citas, hablé con Rachel más de lo
que hablé con cualquier otra mujer con la que salí. Así que cuando finalmente
tuvimos sexo, no sentí que estuviéramos apresurándolo. No creía que ella tampoco,
hasta que me dijo que quería tomar las cosas más despacio. Pero me gusta que ella
sea de esa manera. Es refrescante estar con una mujer que no está arrojándose a mí,
de la manera que Rielle lo hizo esa noche en el bar. La había conocido solo cinco
minutos antes de que me invitara a su casa.

Rachel hace una pausa para pensar en más preguntas y mientras lo hace
considero hacer algunas preguntas también. Me dijo mucho acerca de sí misma,
pero siempre se salta sus años de universidad en Indiana. Me pregunto, si es por el
hombre con el que estuvo saliendo su último año. Él que se convirtió en su
prometido. Tengo la sensación de que hay una historia ahí, pero estoy indeciso de
preguntarle. Prefiero esperar a que ella me cuente.

Contesto el resto de sus preguntas, pero no importa cuantas preguntas me haga,


nunca sabrá todo sobre mí. Incluso si estamos todavía juntos por años, ella podría
nunca saber quién soy realmente.

Hablamos durante tres horas seguidas, pero parece mucho más breve que eso.
Nunca había sido capaz de hablar con alguien por mucho tiempo, a menos que
fuera sobre negocios. Y cuando estoy alrededor de mis amigos de la sociedad,
198

intento evitar hablar en absoluto, porque cuando lo hago, tengo que vigilar cada
palabra. Filtrar lo que digo. Asegurándome de que estoy yendo a través de cierta
Página

forma. Pero cuando estoy con Rachel, nuestra conversación es fácil y natural.
Puedo hablar sin tener que escribir mis palabras en mi cabeza antes de hablar.
Cuando no estoy hablando, me gusta simplemente escuchar y observar a
Rachel. Cuando cuenta una historia divertida, sonríe, se ríe y mueve sus manos
alrededor. Cuando dice algo serio o triste muestra la emoción en su rostro. No
intenta ocultarlo.

Las personas con las que estoy acostumbrado a estar cerca expresan cero
emociones, o si expresan emociones, son falsas, intentando obtener una reacción de
con quien están hablando. Siempre hay un motivo. Ellos no pueden solamente
tener una conversación normal.

Alrededor de las once, los ojos de Rachel están luchando por mantenerse
abiertos. —Creo que necesito ir a la cama —dice, bostezando.

Se mete en sus pijamas y me meto en las mías, y una vez más, me quedo
dormido antes de medianoche.

Podría acostumbrarme a esto. Teniendo a Rachel aquí cuando llego a casa.


Cenando y platicando con ella. Durmiendo entre mis brazos. Nunca pensé que
podría tener esto. Y probablemente no pueda. Pero quiero esto. Quiero esta vida.

199
Página
Pearce

A
la mañana siguiente, me levanto a las cinco, así no tengo que lidiar con
mi padre regañándome por llegar tarde. Trato de ser lo más silencioso
posible, pero Rachel se despierta mientras estoy colocando mi saco del
traje.

—¿Pearce?

Voy a la cama, me siento a su lado y me inclino para besarla. —Me tengo que
ir. Ten cuidado hoy. Y vuelve después del trabajo. George te permitirá entrar.

Se sienta y me da un abrazo. —Gracias de nuevo por dejarme quedar aquí.

Su comentario me llena de culpa porque soy la razón por la que no puede


quedarse en su propio apartamento. Soy la razón que esté asustada de estar allí. Si
no fuera por mí, Jack nunca habría ido a su lugar.

Retrocedo para mirarla, metiendo su cabello detrás de su oreja. —Puedes


quedarte aquí tanto como lo desees.

Sonríe. Es hermosa, incluso a primera hora de la mañana. Esa es otra cosa a la


que podría acostumbrarme. Despertando a su lado todos los días.

—¿Alguna solicitud para cenar esta noche?

—Rachel, te dije, no tienes que hacer la cena. No me debes nada por quedarte
aquí.

—Todavía tenemos que comer y me gusta cocinar, así esto funciona.

—Oh, casi lo olvido. —Me levanto y tomo mi billetera—. Voy a dejar algo de
dinero en la cocina para el mandado. —Saco tres billetes de $100.

Ve el dinero y se ríe. —¿Me está dando trecientos dólares para las compras?
200

¿Para una comida?


Página

—No sé lo que cuesta el mandado. Nunca he ido de compras.


—Lo añadiré a la lista de cosas que necesitas probar. Y para que lo sepas,
trecientos dólares podría comprar una gran cantidad de comestibles.

—Tómalos y compra lo que te guste, luego guarda el resto. —Me levanto para
irme—. Te veré está noche.

Estoy en la oficina a las seis empunto. Mi padre ya está aquí. Me ve en el


pasillo y asiente pero no dice nada. Ni siquiera un hola. Ese es su saludo habitual.
Un movimiento de cabeza.

Al mediodía, finalmente soy capaz de encontrar a Jack.

—Hola, Pearce. Mi secretaria me dijo que querías hablar conmigo.

—Sí. De inmediato. —Estoy tratando de mantener la calma y no salir y


acusarlo de nada. Eso no me llevaría a ninguna parte. Necesito que hable y no lo
hará si lo hago enojar—. ¿Está disponible ahora? Nos vemos en tu oficina.

—No. No en la oficina. Nos vemos en mi casa en veinte minutos.

Estoy de acuerdo, pero parece extraño que quiera encontrarnos en su casa y no


en la oficina.

Cuando llego a su mansión, me recibe en la puerta. —Sígueme.

Me lleva por un pasillo que conduce a la parte trasera de la casa. Se detiene al


lado de una pintura en la pared y la mira fijamente.

—¿Qué está haciendo? —le pregunto.

Escucho un sonido de explosión y veo una abertura en la pared. Es una puerta


oculta, que mucho de los miembros tienen en sus casas, pero nunca he visto una
que abriera así. La pintura debe tener un escáner de retina. Solo abrirá con los ojos
de Jack es más seguro que un panel que utiliza un código de seguridad.

La puerta se abre a una habitación con un bar y una mesa de póquer.

Va a la barra y consigue una bebida.

—Toma asiento. ¿Quieres un trago?

—No. —Me siento en la mesa.


201

—A mi esposa no le gusta cuando soy anfitrión en los juegos de póquer. Piensa


Página

que nosotros los hombres somos demasiado ruidosos así que construí esta
habitación. Las paredes estas insonorizadas.
Es una mentira. Si quiere jugar póquer en una parte regular de la casa lo hace.
No permitirá que su esposa lo detenga. Además esta casa es de al menos seis mil
metros cuadrados. Podría organizar un escandaloso juego de póquer sin que ella
escuchara un sonido.

Se lo que esta habitación es. Es un cuarto de seguridad, destinado a protegerlo


si alguien viene a su casa a atacarlo. Hay una puerta plateada detrás de él que
supongo oculta una colección de armas y municiones.

Voy directo al grano.

—¿Por qué lo hiciste?

No se ve confundido o sorprendido. Sabe exactamente lo que estoy hablando.


—Porque soy tu mentor. Soy responsable de ti. Es mi trabajo saber lo que está
haciendo.

—No estoy haciendo nada. Y mi amistad con ella no es tu incumbencia.

—¿Eso es lo que es? Una ¿amistad? Porque la mayoría de mis amigas no pasan
la noche. —Toma un trago de su bebida.

—Está bien, sí, la estoy viendo. Pero no es contra las reglas. No estoy haciendo
nada malo.

—La están haciendo una regla. Lo sabes. Estuviste en la reunión cuando fue
discutido.

—Sí, pero no ha ido a votación.

Suspira. —Pearce, se lo fácil que es caer por una mujer hermosa. Cuando esto
sucede, no piensas correctamente. Haces malas decisiones. Haces cosas…

—No voy a dejar de verla, Jack, así que no hay nada más que decir al respecto.
Ahora ¿Por qué fuiste allí?

—Tenía que conocerla. También tuve a mi equipo realizando verificaciones de


sus antecedentes y su pasado.

—¿Por qué harías…

—Escúchame. —Sus ojos bloquean los míos—. No confíes en nadie.


202

Especialmente una mujer con la que estas durmiendo. Tienes que ser más
inteligente acerca de eso, Pearce. No puede confiar en una mujer solamente porque
Página

es hermosa y dice las cosas correctas o es buena en la cama. Comprobé el historial


de Rachel porque tenía que asegurarme que no era reportera o una espía o un
agente del FBI. Por suerte, mi equipo no encontró nada que indicara que fuera algo
más que lo que afirmaba; una chica de granja en Indiana. Fui a verla a su
apartamento para confirmarlo porque el papeleo puede mentir y las identidades
pueden ser robadas. Su reacción hacia un extraño viniendo a su puerta, diciendo
que creyó mi historia, invitándome a entrar, respondió mis preguntas y su lenguaje
corporal no indicó que estaba mintiendo. Así que es solo una chica regular en la
universidad, la cual es la mayor razón para que la dejes sola.

—No la dejaré sola. Me gusta mucho y quiero ver a donde va esto.

—Nunca funcionará. Lo sabes.

—No han elegido a nadie para mí.

—No aún, pero lo harán. Y mientras tanto, satisface tus necesidades con las
asociadas. Deja de perder el tiempo de esta chica. Déjala que encuentre alguien
más que realmente pueda estar con ella. Rompe esto ahora antes que sea serio.

—Esto ya es serio. Nunca me he sentido de esta manera. No creo que pueda.


Estoy tan acostumbrado a sentir nada y ahora… —Froto mi frente—. Solo necesito
que la dejes en paz. Si tenías inquietudes acerca de ella, deberías haberme tenido
verificándola a mí, no hacerlo tú mismo.

—Eres demasiado cercano a ella. Si hubiera tenido algo sospechoso en su


historial, no habría sido capaz de verlo.

—Bueno, no lo tiene, así que déjala en paz.

—Pearce, sé que quieres una vida normal, pero esa no es la vida que te dieron.
Y no puedes traer a una chica inocente a nuestro mundo.

Tal vez tiene razón y no soy capaz de ver claramente en este momento, pero no
estoy dispuesto a aceptar lo que está diciendo. No si eso significa perder a Rachel.

—Renuncia a la chica, Pearce y céntrate en ti mismo. Te dije que te ayudaría a


salvar ese lado de ti mismo que no quieres perder. El lado bueno. Pero necesitas
mantener la concentración para hacer eso.

—Rachel ya saca el lado bueno de mí. Lo hace sin siquiera intentarlo, soy una
persona diferente cuando estoy con ella. Actuó diferente. Estando con ella me da
esperanza. Me hace más fuerte. Incluso me enfrenté a mi padre ayer.
203

Se recarga en su silla, con la copa en la mano. —Te estoy aconsejando dejar de


Página

verla. Si no lo haces, lo haces bajo tu propio riego y el de ella también.


—¿Vas a decirles sobre ella?

—No lo necesito. Lo averiguarán por su propia cuenta. Alguien que te conoce


te verá con ella y regresará con los miembros.

—Entonces seré más cuidadoso. Me asegurare que no seamos vistos en


público.

—Y ¿crees que ella pasará por eso? —Termina su bebida—. Tengo una esposa
y dos hijas, así que créeme, conozco a las mujeres. Y sé que les gusta salir. Ponerse
un vestido bonito. Salir a cenar. Ir a bailar.

—A Rachel no le importa quedarse en casa. Estará bien con ello.

—Solo estas diciendo eso porque estas tratando de encontrar la forma que esto
funcione. Rachel querrá salir, y cuando les digas que no, lo encontrará sospechoso.
Comenzará a hacer preguntas. Preguntará porque no presentas a tus amigos y a tus
padres. ¿Cómo vas a responder estas preguntas?

—No sé todavía. Solo sé que tengo de seguir viéndola.

Coloca en vaso abajo. —¿Así que esta chica te hace feliz?

—Sí. Mucho. —Sonrió solo al decirlo.

Rueda sus ojos. —¿Por qué siempre consigo a los difíciles?

—¿Qué?

—No importa. —Suspira profundamente—. Pearce, estoy dispuesto a


mantener esto en silencio, pero solo porque la chica te hace feliz. Teniendo en
cuenta la vida que te has visto obligado a llevar, mereces unos momentos de
felicidad. Pero eso es todo lo que esto será. Si continua esto, tu felicidad será de
corta duración. Te garantizo que esto terminara mal, y cuando lo haga, te destruirá.
—Se levanta y se sirve otro whiskey.

No le creo. Creo que está siendo demasiado dramático solo para asustarme
para romper con ella.

—¿Hemos terminado aquí?

—No. —Se sienta de nuevo—. Te conseguí un entrenador para trabajar tu


204

fuerza física. No me refiero solo a levantar pesas o cardio. Este hombre te enseñara
artes marciales y como utilizar tu cuerpo como un arma. No siempre puedes
Página
depender de un arma o un cuchillo. O un guardaespaldas. Necesitas ser fuerte y
saber cómo utilizar tu cuerpo para pelear o matar.

Es verdad. A veces todo lo que tienes para luchar es tu cuerpo, especialmente si


tu enemigo resulta ser alguien que pensabas era un amigo.

—¿Cuándo comienza el entrenamiento?

—Siguiente lunes. Él te llamará para concertar una cita. Una mujer también se
pondrá en contacto contigo. Es una experta en cómo funciona la mente y como
usarla para tu ventaja. Como controlar tus emociones. Expresiones faciales.
Lenguaje corporal. Voz. —Toma un trago—. Necesitas ser un mejor mentiroso,
Pearce. Das demasiada información. Y necesitas aprender a no reaccionar a las
cosas. ¿Alguna pregunta?

—No.

—Entonces tengo que regresar a la oficina. —Se levanta.

—Espera. Olvide decirte, tengo una misión.

Se sienta de nuevo. —¿Qué es?

—No lo sé aún. Acabo de recibir un aviso que está llegando. No quiero


hacerlo, Jack. No puedo. No después de lo que me hicieron hacer la última vez.

—Relájate. Podría ser algo simple, como falsificar papeles. No te preocupes


hasta que lo sepas con certeza.

—¿Y si no es algo simple? ¿Si es un asesinato? ¿Un inocente?

—Deja que tu otra parte lo haga. Ese lado oscuro siempre estará allí mientras
seas parte de esto. Así que úsalo. Permítele que tome la culpa de tus acciones. No
eres tú, Pearce. Tu verdadero yo no tuvo nada que ver con lo que le pasó a esa
secretaria. Tu verdadero yo no es un asesino. Él es un buen hombre. Recuerda eso.
—Termina su bebida y se levanta—. Vámonos.

Salimos de la habitación y regreso a la oficina. Las últimas veces que no hemos


encontrado, Jack me da tanto que pensar que necesito tiempo para ordenarlo todo
en mi cabeza. Pero hoy, el consejo que más me pegó fue permitirle a mi lado
oscuro hacer la asignación. Este no soy yo. Nunca lo será. No le permitiré que se
haga cargo.
205

Cuando regreso a la oficina, hay una nota sobre el escritorio de mi padre


Página

diciéndome que llame a un nuevo cliente, pero no hay detalles sobre que
exactamente se supone hable con este hombre. Voy a la oficia de mi padre a
preguntarle. Su puerta está cerrada, pero él siempre la tiene cerrada así que la abro
y entro.

Rápidamente protejo mis ojos, y retrocedo, pero mi padre me vio.

—¡Maldita sea, Pearce! —Escucho su voz detrás de la puerta que acabo de


cerrar. Entonces escucho a una mujer frenéticamente hablando.

Mi padre estaba follando a su secretaria contra el escritorio y yo simplemente


entre. Lo bueno es que no comí el almuerzo o estaría vomitando en este momento.
No es que no sepa qué esto sucede. Sé que él engaña a mi madre y que tiene
relaciones sexuales en su oficia y probablemente en otro lugar en el edificio. Nada
de eso es una sorpresa. Pero en realidad nunca entre con él haciéndolo.

—¡Pearce, entra aquí! —Escucho a mi padre decir mientras su secretaria sale,


tratando de arreglarse el cabello mientras corre por el pasillo. Probablemente tiene
unos 28 años. Solo ha trabajado aquí algunos meses, pero hoy probablemente será
su último día. Mi padre siempre despide sus secretarias después de follarlas.

Voy a la oficina de mi padre, cierro la puerta y me siento en el sofá al otro lado


de la habitación.

—Recuérdame que nunca toque tu escritorio otra vez.

Él lo rodea y se sienta en su silla de respaldo alto de piel.

—¿Te parece gracioso? ¿No sabes cómo llamar?

—Ella es un poco joven para ti, ¿no? —No debería haber dicho eso, pero tengo
ganas de insultarlo hoy. Culpo a Rachel. Ella quiere que luche contra mi padre en
lugar de simplemente sentarme y tomar su abuso—. Y la próxima vez, trata de
cerrar la puerta.

Estrecha los ojos hacia mí. —Me estoy cansando de esta actitud tuya y termina
ahora mismo. Soy tu padre y tu jefe y me tratarás con respeto.

—Encuentro un poco difícil respetarte, después de lo que acabo de ver.

Se levanta de su silla, las palmas golpeando sobre su escritorio mientras se


inclina hacia mí.
206

—¡Detén esto ahora mismo! ¡No soportaré tu insubordinación!


Página

Decido dejar de burlarme de él. Lo he llevado lejos lo suficiente por hoy.


—Vine para preguntar por el nuevo cliente al que debo llamar. Tu nota no
mencionó ningún detalle sobre la finalidad de la llamada.

Mi cambio de tema lo toma con la guardia baja. Me mira fijamente, luego


lentamente se sienta.

—El cliente quiere que desarrollemos una mezcla química patentada para ser
usada en… —continúa diciéndome acerca del proyecto y pretendemos que la
escena anterior no sucedió. Pensé que me gritaría más sobre mi comportamiento,
pero no lo hizo. Creo que está sorprendido por la forma que le hablé y no está
seguro de cómo manejarlo. Pero lo hará. Encontrará una manera de recuperarme.
Trata de encontrar nuevas formas de controlarme o castigarme. Y dejaré que lo
intente. Porque cuando lo haga, ya no estaré de pie ociosamente. Estaré luchando.

Cuando salgo de su oficina, mi padre dice—: Me voy a Europa el jueves por la


mañana. Me iré por unas semanas.

Me vuelvo y lo veo de pie frente a mí.

—¿Unas pocas semanas? ¿Te vas de vacaciones?

Él nunca va de vacaciones, pero no sé porque más se iría por tanto tiempo.

—Por supuesto que no. Esto es por negocios. Me reuniré con clientes
potenciales en Europa. Cecil Roth arregló el viaje. Él me está presentando a alguno
de sus contactos. Me reuniré con él en Londres el viernes por la mañana.

Cecil Roth es un miembro compañero. Si está haciendo esto por mi padre, él le


debe un favor. O eso, o Dunamis está forzando a Cecil a hacer esto porque quieren
expandir Kensington Chemical en el extranjero para algún propósito que aún no
conozco. Los miembros dicen cosas sobre una base de tienes-que-saber y como
nuevo miembro, no me dicen mucho.

—Tú también vienes —dice mi padre—, pero necesito que asistas a algunas de
mis reuniones la próxima semana, así que no te irás hasta la siguiente semana.

—No puedo ir a Europa.

Se acerca a mí. —¿Qué acabo de decir sobre insubordinación?

Bajo la voz. —Recibí un aviso de asignación. No se me permite viajar.


207

Retrocede. —Ya veo. Es una lástima que no seas capaz de unírtenos. —


Regresa a su escritorio y se sienta—. Puesto que te quedas aquí, espero que
Página

compruebes a tu madre mientras estoy fuera.


—Por supuesto. ¿Cuándo estarás de regreso?

—El viaje está programado para cuatro semanas, pero si lo concreto antes de
eso, volaré de regreso antes.

—Cuatro semanas es mucho tiempo.

—Sí. No me agrada, pero entre las reuniones y el horario de viaje a los diversos
países, probablemente necesitaré las cuatro semanas. Si este viaje resulta en nuestra
expansión en el extranjero, entonces supongo que vale la pena mi tiempo.

—Me aseguraré de comprobar a madre durante tu ausencia. Ahora, si me


disculpas, necesito regresar al trabajo. —Regreso a mi oficina, eufórico porque voy
a tener un mes entero sin mi padre alrededor. Estoy seguro de que va a estar
comprobándome constantemente y me hará hacer su trabajo, pero eso es aún mejor
que tenerlo aquí. Seré capaz de dejar el trabajo a una hora decente y pasar más
tiempo con Rachel.

Justo cuando estoy pensando en eso, el teléfono suena. Es el hombre con el que
estaré entrenando en el gimnasio. Quiere reunirse tres veces a la semana, lo que
significa que no tendré mucho tiempo con Rachel como pensaba. Entre el
entrenamiento físico y el entrenamiento con la experta en lenguaje corporal, no
tendré mucho tiempo libre. Pero estoy comprometido con este entrenamiento. No
dejará que mi lado oscuro tome el control. Siempre supe que mi lado bueno seguía
allí. Simplemente no estaba seguro que pudiera sobrevivir. Pero conocer a Rachel
me ha hecho querer luchar por ello. Y para hacerlo, necesito estar fuerte y
preparado.

Estoy peleando una guerra. No solo conmigo mismo, sino con mi padre y los
demás miembros. Y tengo que estar listo para la batalla.

208
Página
Rachel

P
earce me acaba de llamar del trabajo y me dijo que el hombre que vino a mi
puerta ha donado dinero para el refugio pero que su donación fue anónima,
por lo que Laura no reconoció su nombre.

Aparentemente, Jack es un hombre muy adinerado, pero excéntrico y no


totalmente presente mentalmente. Algunas veces hace cosas inapropiadas, como
detenerse en mi apartamento sin ser invitado. Pearce dijo que Jack vio mi fotografía
en la recaudación de fondos que tuvo el refugio el mes pasado. Todos los
voluntarios fueron destacados en un exhibidor con nuestros nombres y fotografías.
Por alguna razón, llamé el interés de Jack y él me localizó.

Pearce dijo que llamó a Jack y le dijo que me dejara en paz pero Jack no se
acordaba de incluso haber venido. Así que supongo que solo es un hombre viejo
confundido. Pero Pearce me advirtió que todavía tuviera cuidado porque no está
seguro de lo que Jack es capaz de hacer. Puede verse inofensivo pero si tiene una
enfermedad mental, no puedes estar seguro.

Son las 5:15 y acabo de llegar del trabajo a la casa y me pregunto si debería
quedarme aquí esta noche. Preferiría estar con Pearce, pero no lo necesito, así que
siento que tal vez no debería. Acabamos de comenzar a salir y necesitamos nuestro
espacio. Excepto que yo realmente quiero verlo. Tal vez solo debería ir allá esta
noche ya que él me espera, luego quedarme aquí el resto de la semana.

Llamo a mi mamá antes de irme porque si llama y no estoy, tendrá a la policía


buscándome.

—Hola, mamá —digo cuando contesta.

—Cariño, ¿algo está mal? —Suena en pánico. Normalmente no le llamo


durante la semana así que probablemente piensa que estoy muriendo. Siempre
asume lo peor.
209

—Mamá, estoy bien. Solo quería avisarte que voy a salir esta noche y no
regresaré hasta tarde. No quería que llamaras y no me encontraras y pensaras lo
Página

peor porque no contesto.


—Rachel, no quiero que salgas en la noche. No es seguro.

Lo dice como si estuviera hablando con una niña de cinco años. A veces creo
que ella actúa así porque vive en el pasado, como si yo siguiera siendo su hija de
cinco años. Como si quisiera congelar el tiempo en ese momento, antes que mi
hermana enfermara.

—Mamá, estaré con un amigo.

—Dos chicas saliendo en la noche sigue sin ser seguro. —Hace una pausa—.
¿O estás saliendo con un chico?

¿Un chico? Otra vez, no tengo cinco. No salgo con chicos. Salgo con hombres. Y
Pearce es definitivamente un hombre. Un alto y musculoso hombre guapo.

—Sí, es una cita. —No quería decirle eso pero solo salió.

—¿Quién es este chico?

El término ―chico‖ me está poniendo los nervios de punta pero lo ignoro. —Su
nombre es Pearce. Tiene 25 y es graduado de Yale, obtuvo su Maestría de
Administración de Empresas en Harvard. Y ahora está trabajando para la
compañía de su padre.

—¿Es esta tu primer cita?

—No. Hemos tenido algunas. Es realmente agradable, mamá. Creo que te


gustará. Me abre la puerta y compra flores. Incluso me compró un muy bonito
florero. Es muy maduro y tiene buenos modales. Podemos hablar por horas. De
hecho, cada vez que salimos terminamos hasta tarde sin siquiera darnos cuenta.

La otra línea está en silencio.

—Mamá, ¿estás ahí?

—Sí, cariño. Solo que estoy sorprendida de lo colgada que estás por este joven.

Al menos dijo ―joven‖ esta vez. Y la palabra ―colgada‖ me tiene sonriendo.


Siempre pienso que es gracioso cuando usa palabras viejas.

—Sí, estoy definitivamente colgada por él.


210

—Bueno, tómalo con calma. Tómate tu tiempo para conocerlo. No hagas lo


que hicimos tu padre y yo y se casen a los doce días después de conocerse.
Página
No está bromeando. De verdad fueron doce días. Ella tenía veinte y visitando a
su prima en el pequeño pueblo donde vivía mi papá. Se conocieron en la única
cafetería del pueblo. Él la vio a través de la cafetería, se acercó y le pidió salir. Ella
dijo que sí pero no tenían a donde ir en el pequeño pueblo así que se sentaron en la
mesa donde él estaba con su amigo y su prima.

Mi papá dice que supo en el momento en que vio a mi mamá que ella era la
correcta. Ella no sintió lo mismo hasta su segunda cita, cuando él cocinó la cena.
Se la ganó con la comida. No fue nada especial. Fue solo carne asada y patatas,
pero estaba impresionada de que lo hiciera para ella. Diez días después se casaron.
Para mí, suena completamente loco el casarse tan rápido pero mi mamá dijo
“Cuando lo sabes, lo sabes‖. Y ambos debieron saberlo porque treinta años más
tarde siguen juntos.

—No nos vamos a casar, mamá. Acabamos de comenzar a salir. Me gusta


pasar el tiempo con él.

—¿Y para cual compañía dices que trabaja?

—Kensington Chemical. Su familia es la dueña. ¿Has oído de ellos?

Mi mamá no fue a la universidad pero sabe mucho de negocios que pensarías


que se graduó de eso. Es realmente inteligente. Lee libros y es autodidacta en
contaduría, finanzas y cualquier otra cosa que crea que necesite saber. Maneja la
parte administrativa de la granja, haciendo el papeleo, llevando los impuestos y
presupuestos. Y sigue las noticias de negocios, lo cual es por lo que ella pudiera
haber escuchado de la compañía de Pearce.

—Kensington Chemical es una compañía muy grande —dice—, y muy


exitosa. Este hombre debe ser muy rico.

—Sí, su familia es muy rica. Son multimillonarios.

—Oh. No pensé que fueran así de ricos. Estoy sorprendida que estés saliendo
con él.

—¿Por qué?

—No puedo imaginarme que tengan algo en común. Vienen de tan diferentes
formas de vida, diferentes antecedentes. Tú tuviste un educación modesta y estoy
segura de que la de él es muy extravagante.
211

—Lo fue, pero eso no importa.


Página
—Rachel, sé que dices que no estás interesada, pero creo que deberías darle a
Adam otra oportunidad.

¿Adam? ¿De verdad? Dejé en claro que no quiero tener nada que ver con él y
sigue empujándome para que salga con él.

—Mamá, te acabo de decir que tengo novio.

—Cariño, solo te gusta ese joven porque es diferente a lo que estás


acostumbrada. Y diferente es emocionante y nuevo, pero una vez que te
acostumbras, te darás cuenta que no tienen nada en común. No durará. Alguien
como Adam es mejor para ti. Ustedes dos tienen mucho en común.

—Lo único que tenemos en común es que crecimos en el mismo pueblo y


fuimos a la misma escuela. Eso es todo.

—Fueron a la misma iglesia. Tienen algunos amigos en común.

—¡Eso no quiere decir que tenga que salir con él! —Estoy tratando de mantener
la calma pero es casi imposible. Me está sacando de mis casillas. Haciéndome sentir
como una niña. Actuando como si sabe lo que es mejor para mí. Como si no soy lo
suficiente inteligente para tomar mis propias decisiones. Me hace querer gritar, pero
no puedo. No me gusta gritarle a mi mamá.

—Rachel, tranquilízate.

Ahora en verdad quiero gritar. Odio que me digan que me tranquilice.

Tomo un respiro. —Lo siento. No quería gritar. Solo necesito que entiendas
que no estoy interesada en Adam. Estoy saliendo con Pearce y realmente me gusta.
Sé que no lo crees pero Pearce y yo sí tenemos mucho en común. —Quiero decirle
que ambos tenemos padres controladores pero no lo hago.

—Solo te estoy pidiendo que hables con Adam por teléfono. Él cambió,
Rachel. Es más maduro. Más responsable. Tiene un buen trabajo. Está buscando
comprar una casa.

—¿Cómo sabes tanto de él?

—Tu papá y yo lo invitamos a cenar anoche.

Mierda. No puedo creer que ella haya hecho eso. Está orquestándolo todo.
212

Ahora él probablemente piensa que estoy interesada. Pero, ¿por qué está interesado
en mí? ¿Habrá cambiado su forma de pensar sobre tener hijos?
Página
—Mamá no debiste haber hecho eso. No quiero que Adam piense que quiero
comenzar a salir con él otra vez.

—Si hablas con él, podrías cambiar tu forma de pensar. Tienes una historia con
él, Rachel. No deberías ser tan rápida en rechazarlo.

Ella se rehúsa a escuchar. Ni siquiera le importa lo que yo quiero.

—La próxima vez que Adam esté en el pueblo, necesito que le digas que no
estoy interesada. No estoy jugando. No quiero hablar con él.

—Cariño, no puedo decirle eso. Necesitas decírselo directamente.

Siento mi presión arterial subirse, mi cabeza está punzando. Estoy tan enojada
justo ahora.

—¿Por qué no puedes hacer eso por mí? —pregunto.

—Ya le dije a Adam que lo llamarías y no quiero retractarme. Eso haría las
cosas más incomodas cuando lo vea.

—Nunca lo ves. Él vive en Indianápolis.

—Vive aquí ahora. Acaba de regresar. Así que ahora lo veo en la tienda y en la
Iglesia.

Así que es por eso que quiere que esté con él. Porque si nos casamos, regresaré
a vivir al pueblo. Ella obtendría lo que quiere y yo sería miserable.

—Bien. Le llamaré. Pero solo para decirle que no estoy interesada. Y no lo voy
a llamar hoy. Lo llamaré después en el transcurso de la semana. Pero si lo ves, no
le hables de mí. No quiero que tenga una idea equivocada. —Volteo a ver el reloj
en la pared—. Mamá, realmente me tengo que ir.

—Está bien, cielo. Cuídate. No quiero que salgas lastimada. Te quiero.

—También te quiero.

Cuelgo, aliviada al ser capaz de terminar la llamada sin gritarle. Desearía que
solo fuera feliz por mí y que no fuera tan negativa y controladora. Cree que está
ayudando, pero no. Necesita dejarme ser una mujer adulta y tomar mis propias
decisiones. Necesito tomar riesgos y cometer errores. Tal vez Pearce y yo no
213

funcionemos. A lo mejor él terminará rompiendo mi corazón. Pero eso puede


suceder con cualquier tipo. Estoy dispuesta a tomar el riesgo con Pearce más que
Página

con otra persona. Puede que no sepa todo de él, pero siento que tenemos algo
especial entre nosotros. No puedo describir qué es exactamente, pero es algo que
me hace pensar que la relación podría ir a algún lado. Nunca he tenido este
sentimiento por nadie más y eso significa algo.

Voy a mi dormitorio y rápidamente me cambio a un suéter rosa y un pantalón


vaquero diferente. Tomo mi bolso y me dirijo a la puerta. Necesito detenerme a
hacer unos recados de camino al penthouse de Pearce. Le voy a hacer pizza casera
esta noche. Puedo apostar que no come muchas pizzas. Tal vez incluso ni lo ha
intentado.

—Hola, Rachel. —Shelby me detiene cuando estoy bajando las escaleras.

—Shelby, no te he visto en días.

—¿A mí? Más bien es al revés. Yo no te he visto por días. ¿Dónde has estado?

—Con Pearce. —Sonrío.

Su rostro cae. —¿Sigues saliendo con él?

—Sí, ¿por qué?

—Yo solo… —Luce confundida—. Pensé que dijiste que te usó. Después que
te dejó el domingo pasado, dijiste…

—Eso fue solo un mal entendido. Él no terminó conmigo. Su mente estaba


solamente centrada en el trabajo. Ese es el porqué estaba actuando de esa forma.
Pero vino más tarde y hablamos, y ahora todo está de vuelta a la normalidad. —
Sigo sonriendo, pero ella no me regresa la sonrisa. En realidad, parece algo
enojada—. Shelby, ¿Qué está mal?

—Solo… es que no pensé que fueran a salir durante tanto tiempo.

Me rio, incluso me estoy ofendida. —¿Qué se supone significa?

—No lo tomes a mal, pero no eres realmente de su tipo. Quiero decir, no vistes
exactamente ropa de diseñador o vas al country club.

—Shelby, ¿de dónde viene esto? Cuando recién lo conocí, tú fuiste quien se
mantuvo insistiendo en que saliera con él. Me dijiste que chicas como nosotras
debemos estar disponibles para salir con tipos como Pearce.
214

—Sí, pero quería decir solo salir con él. Como una o dos veces.
Página

—Así que, ¿no puedo ser su novia a menos que sea rica?
—¿Ahora él dice que eres su novia?

Ahora estoy realmente ofendida. —Sí. ¿Qué tiene de malo?

—No estoy tratando de ser mala. Solo lo encuentro raro. Las personas ricas
salen con personas ricas. Así es como siempre ha sido y siempre será.

—Eso no es verdad.

—Menciona a algún multimillonario que esté casado con una persona normal.

Pongo los ojos en blanco. —No conozco a otro multimillonario además de


Pearce así que no puedo responder esa pregunta.

—Has conocido a sus amigos ricos. Te apuesto que sus amigos ricos están con
chicas ricas.

Alejo la mirada.

—Rachel. HAS conocido a sus amigos, ¿verdad?

La vuelvo a mirar. —No.

Suspira. —Eso lo que estoy tratando de decirte. Te está usando. No eres su


novia. No puedes serlo, porque no encajas en su mundo.

No sé por qué está siendo tan mala, pero me está haciendo enojar. —No me
está usando. Y no me gusta que digas eso de él. No lo conoces como yo.

—¿Lo has conocido por cuánto?¿Unas pocas semanas? Como mucho. No lo


conoces, Rachel. No sabes nada de él. Ni siquiera te ha presentado a sus amigos. Te
está usando, y si no terminas esto ahora, saldrás realmente herida.

Ahora suena como mi mamá. ¿Por qué todos están tratando de arruinar esto?
Yo estaba con muy buen humor, emocionada de ver a Pearce más tarde, pero mi
mamá y Shelby están determinadas a quitarme ese estado de ánimo.

—Shelby, no te voy a contar sobre eso. Me gusta Pearce y voy a seguir saliendo
con él. Y apreciaría si dejas de darme consejos sobre él. De hecho, ni siquiera
hables de él. Te veo después.

Corro por las escaleras.


215

—Rachel, ¡espera! —La escucho detrás de mí—. Lo siento.


Página
Sigo andando, salgo por la puerta y a mi auto, luchando contra las lágrimas.
¿Por qué no pueden Shelby y mi mamá dejarme ser feliz? ¿Por qué tienen que traer
estas dudas y actuar como si yo fuera una estúpida solo por pensar siquiera que
puedo estar con alguien como Pearce? ¿El dinero es realmente tan importante? No
me interesa su dinero. No me importa. Y él no actúa como si hubiera algún
problema porque yo no tengo dinero. No es como si estuviese avergonzado de mí.
Es verdad que nunca me ha presentado a sus amigos o a su familia, pero es solo que
no ha tenido el tiempo todavía. Y yo no tengo prisa para conocerlos. Justo ahora
quiero pasar tiempo a solas con Pearce así podemos seguir conociéndonos.

Conduzco a la tienda y llego a su apartamento a las 6:30. Él dijo que intentaría


llegar a casa a eso de las 7:30 así que comienzo la pizza. Pero antes de hacerlo,
enciendo la música. Él tiene un estéreo con bocinas en el techo. Encuentro una
estación de radio que toca música popular, le subo y comienzo a trabajar. La
música y el cocinar me ponen de buen humor nuevamente e incluso se pone mejor
una vez que llega Pearce.

Llega con un ramo de tulipanes naranjas, en un florero. Trae un traje negro con
corbata gris. Mi corazón salta solo de verlo caminar hacia mí.

—Te ves hermosa, como siempre. —Me entrega las flores.

—Gracias. —Pongo las flores en la mesa de la cocina y cuando me giro, él está


justo ahí.

Sus grandes brazos se envuelven mí alrededor, se inclina y me besa, causando


que esas chispas se enciendan de nuevo. Tengo que acelerar eso de llegar-a-
conocerlo porque realmente quiero estar con él de nuevo. Tal vez solo debería
hacerlo. No, no puedo. No quiero una relación basada en el sexo. Tiene que ser
más que eso.

Nos besamos hasta que el temporizador del horno se apaga. Pero él no me deja
ir.

—Pearce. Tengo que revisar el horno.

—¿Cuánto tiempo tomará eso?

Me río. —Un minuto máximo. —Camino hacia el horno.

—Vuelve aquí cuando hayas terminado.


216

Pero no lo hago porque él me encuentra en la cocina. —¿Te gustaría un poco


de vino?
Página
—Me encantaría.

Empuja un panel en la pared y una puerta se abre a un gabinete de vino.

—Ni siquiera sabía que estaba allí.

Señala las botellas. —¿De qué clase te gustaría?

—Escoge tú. No sé mucho sobre vino.

Toma una botella de vino rojo del bastidor. —Nunca bebo esto. Una botella de
vino debe ser compartida y nunca tengo a nadie para compartirla.

¿Está bromeando? Es un multimillonario súper caliente. ¿Cómo podría no tener


a nadie para compartir su vino? Estoy segura de que nunca ha tenido un problema
con las mujeres.

Tomo las copas de vino del gabinete, luego me inclino contra el mostrador,
mirándolo abrir la botella. —¿Estás diciendo que no sales mucho?

—No tengo tiempo para salir. —Vierte el vino en las copas.

—Pero estás saliendo conmigo.

—Sí. Porque me gustas. Mucho. Tanto que parece que nunca tengo suficiente
tiempo contigo.

Sus ojos azul plateados bailan sobre mi rostro. Me encanta la forma en que me
mira. Es tan intenso. Su rostro no muestra mucha emoción pero sus ojos sí. Y en
este momento, son honestos, sinceros. No solo era una línea la que me estaba
dando. Quiso decir lo que dijo.

—Sé a lo que te refieres —digo—. Cada vez que pasamos el rato, el tiempo
pasa tan rápido.

—Lo cual es el por qué vamos a pasar más tiempo juntos. —Sus brazos me
envuelven y me acerca más.

Le sonrío. —¿Y cómo voy a encajar en tu horario de trabajo? Trabajas como


cien horas a la semana.

—Voy a reducir mis horas. —Desliza mi cabello detrás de mi oreja, dejando su


217

mano allí.
Página

—¿Solo por mí?


—Sí. ¿Tienes alguna objeción a eso?

Sonrío ante su pregunta, porque lo dijo con tanta formalidad. Por lo general se
relaja cuando está alrededor mío, pero a veces cambia y es muy formal,
probablemente porque está acostumbrado a ser así con todos los demás.

—¿Rachel? —Tiene una mirada preocupada en su rostro y me doy cuenta de


que no respondí a su pregunta.

Lo beso. —No tengo ninguna objeción a que recortes tus horas. Creo que es
una buena idea. Trabajas demasiado. Y me gustaría pasar más tiempo contigo.

—Bueno. —Retrocede un paso cuando el temporizador del horno se apaga de


nuevo—. Suena a que la cena está casi lista. Necesito cambiarme de ropa.

—Adelante. Voy a ir acomodando todo.

Cuando sale del dormitorio, está usando pantalones vaqueros y una camisa de
botones.

Sonrío. —Te están gustando esos pantalones vaqueros, ¿verdad?

—Parece que a ti te gustan, así que los estoy usando por ti. Pero sí, me estoy
acostumbrando a ellos. —Mira hacia la mesa donde he acomodado la cena—. La
pizza huele deliciosa.

—Supongo que no comes pizza muy a menudo.

—No, nunca.

—Sé que es otra cosa nueva para intentar. Hice la corteza a partir de cero.
Espero que te guste.

—Gracias por hacer la cena. —Me abraza, lo cual me toma por sorpresa. En
realidad no es del tipo de abrazar. Por lo general soy yo la que inicia el abrazo.
Cuando me deja ir, me mira y dice—: Me gusta tenerte aquí. Y no porque haces la
cena.

Miro la expresión en sus ojos. Tenían tanta tristeza cuando nos conocimos por
primera vez, pero ahora veo destellos de felicidad. Espero que parte de ello se deba
a mí, pero si no, no importa. Lo que importa es que algo de esa tristeza se ha ido.
Quiero que me diga la causa de su tristeza, pero él aún no está listo. Si tuviera que
218

adivinar, diría que es porque no parece tener mucho en su vida. Tiene trabajo y más
dinero que nadie que conozca, pero no parece tener muchas personas en su vida. Por
Página

lo menos no personas que se preocupen por él.


—Pearce, aprecio que me dejes quedarme aquí y me encanta pasar tiempo
contigo, pero después de esta noche tengo que volver y quedarme en mi propia
casa.

—No tienes que hacerlo. Podrías vivir aquí.

Lo dice con el rostro serio, pero me río, suponiendo que está bromeando. —
No puedo hacer eso. No me voy a mudar contigo. Es demasiado pronto.

—No es mudarnos juntos. Son solo dos personas viviendo juntas. Vamos a ser
compañeros de cuarto.

Sonrío, aun suponiendo que está bromeando. —No puedo pagar el alquiler de
un lugar como este.

—Rachel, lo digo en serio. No me gusta dónde estás viviendo. No es un buen


barrio. Me preocupo por ti.

—Ahora suenas como mi madre. No tienes que preocuparte por mí. Estoy
bien. —Lo llevo a la mesa—. Vamos a comer.

Saca la silla para mí. —¿Al menos considerarías mudarte a una zona más
segura?

—No necesito hacerlo —digo mientras me siento—. Nunca he tenido un


problema viviendo allí. Y es una buena ubicación. Está cerca de la escuela y de mi
trabajo.

Él toma el asiento frente a mí. —¿Cuando expira tu contrato de arrendamiento?

Le sirvo un poco de pizza. —A finales de diciembre.

—Y entonces, ¿cuáles son tus planes?

Siento sus ojos sobre mí mientras tomo una rebanada de pizza para mí. —No
lo sé todavía. Depende de dónde pueda conseguir un trabajo.

Asiente, luego dirige su atención a su plato. Se ve decepcionado, como si


esperara que dijera que me iba a mudar con él. Pero sabe que no puedo. Tengo que
ir donde pueda encontrar un trabajo.

Entonces, ¿qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy involucrándome con él


219

sabiendo que me voy dentro de unos meses? Cuando conocí a Pearce pensé que
solo saldríamos un par de veces y eso sería todo. Nunca pensé que se volvería algo
Página
más que eso. Pero ahora lo ha hecho. Ahora tengo sentimientos por él y no me
gusta la idea de dejarlo.

—¿Brindamos?

Levanto la mirada y veo a Pearce levantando su copa. Está sonriendo, pero


ahora sus ojos parecen tristes. Ese rayo de felicidad se ha ido y siento un dolor en
mi pecho. Creo que los dos acabamos de darnos cuenta de que esta relación es solo
temporal. Pero ninguno de los dos quiere hacer frente a eso. Todavía no.

Levanto mi copa. —¿Por qué brindamos?

—Porque estoy en casa a una hora decente, comiendo una comida hecha en
casa con la mujer más hermosa sobre la que he puesto los ojos.

Sonrío mientras chocamos nuestras copas.

Sorbemos el vino, y luego comemos, y regresamos a fingir que esta relación no


se dirige a ningún tipo de fin. Creo que solo voy a permanecer con esa manera de
pensar durante tanto tiempo como sea posible. Puede ser una mentira, pero me
gusta mucho más que la verdad.

220
Página
Pearce

R
achel me hizo la cena de nuevo esta noche y me sentí como si estuviera
viviendo la vida de otra persona. Alguien que tiene una vida normal con
una mujer por la que realmente se preocupa y con la que quiere estar.
Alguien que no está consumido por el trabajo, y tiene una vida fuera. Una vida
real.

Dios, quiero eso demasiado. Nunca pensé que lo haría, pero entonces conocí a
Rachel, y desde entonces he descubierto que es exactamente lo que quiero. Es lo
que necesito.

Desde que tengo memoria, mi vida ha pertenecido a otra persona. Mis padres.
La organización. Mi falsa esposa. Nunca he sido capaz de tomar mis propias
decisiones, y cuando lo he intentado, he sido castigado por ello. Pero ahora, estoy
tomando la decisión de estar con Rachel y nada se ha sentido más adecuado en
toda mi vida. Todo acerca de ella se siente bien. Me siento como una persona
diferente cuando estoy con ella. Como si finalmente me estuviera siendo fiel a mí
mismo. Dejándome ser la persona que soy, en lugar de ser la persona que esperan
que sea.

Pero se está marchando. Rachel se va después de que se gradúe en diciembre.


Nuestra relación va a terminar y mi vida va a volver a ser mi carrera y nada más.
Sabiendo esto, debería romper con ella. Estoy arriesgando todo por salir con ella, y
si se va a terminar, bien podría hacerlo en este momento. Simplemente no puedo
hacerme decir esas palabras. En lugar de decirle que se vaya, sigo diciéndole que se
quede. En lugar de aceptar el hecho de que se va alejar, tengo la esperanza de que
tal vez se quede. Haría cualquier cosa para conseguir que se quedara, pero al
mismo tiempo, no puedo alejarla de sus sueños. Quiero que sea feliz, y si eso
significa salir de aquí para perseguir esos sueños, no intentaré detenerla.

—¿Cómo estuvo la cena? —pregunta.

—Muy bien. Gracias. —Dejo mi servilleta en la mesa. Se acerca a tomar mi


221

plato pero yo lo levanto, junto con el de ella—. Déjame limpiar.


Página

El teléfono suena cuando estoy dejando los platos en el fregadero.


—Adelante, contesta —dice Rachel—. No hay mucho que limpiar. Yo puedo
hacerlo.

Dejo lo plato y voy al dormitorio. No sé quién está llamando pero necesito


privacidad en caso de que sea Jack o uno de los otros miembros. Tomo el teléfono
de la mesita de noche. —¿Hola?

—Pearce, es tu madre.

—Hola, madre. ¿Necesitas algo?

Ella nunca llama a menos que necesite algo.

—Sí. Necesito que me acompañes a una cena. No es hasta mediados de


octubre, pero quería informarte con antelación.

—Para entonces, padre estará probablemente de regreso en la ciudad. Él puede


ir a la cena contigo.

—Posiblemente, pero la cena es un jueves y cuando hablé con tu padre antes,


sonaba como si no fuera a estar en casa sino hasta el siguiente sábado así que
necesito hacer planes alternativos.

—No sé si pueda ir a la cena, madre. Tendré que revisar mi agenda. —Detesto


estas cenas formales. Duran toda la noche, y si mi madre asiste, supongo que todos
serán de su edad o mayores.

—Lo que sea que esté en tu agenda tendrá que ser cancelado. Vas a ir a esta
cena, Pearce. No puedo ir sin un acompañante, y ya que tu padre está fuera de la
ciudad, tú tienes que tomar su lugar.

—¿Dónde es la cena?

—En la residencia Seymour. Es traje formal, por supuesto, y la cena comienza


puntual a las siete. Pero tendremos que llegar a las 6:30 para el coctel. Te llamaré la
próxima semana para discutir los detalles.

—Madre, espera. ¿Quién más estará en la cena?

Suspira. —Pearce, no memoricé la distribución de mesas. Me tengo que ir.


Hablaremos más tarde. Adiós.
222

Cuelga. Es como he dicho. Nunca me dan una opción. Siempre me están


diciendo qué hacer y cuándo hacerlo. Y lo odio, pero es todo lo que conozco, así
Página

que por lo general no hago preguntas. Pero ahora, esta cena significa que tengo una
noche menos con Rachel, y puesto que mis noches con ella son limitadas, no quiero
renunciar a una para estar con mi madre en la cena de Seymour.

No me importa Seymour. Leland Seymour siempre me ha hecho sentir


incómodo. Dice cosas que siempre suenan como una amenaza. Es un miembro de
Dunamis y es el dueño de MDX Aerodynamics, una enorme corporación
internacional que hace un montón de trabajo con los militares. La familia Seymour
es extremadamente rica y les encanta que las personas lo sepan. Ellos hacen alarde
de su riqueza hasta el punto de ser desagradable. Tienen dos hijas adolescentes,
Katherine and Caroline. Katherine tenía un enamoramiento conmigo desde que
tenía 12 años. Ahora tiene 15 y coquetea conmigo cada vez que me ve. Es solo una
niña, pero por alguna razón, piensa que me gustaría salir con ella. Así que no solo
voy a tener que lidiar con mi madre y Leland Seymour, también voy a tener que
lidiar con Katherine.

Allá va mi buen humor. Todo lo que se necesita es una rápida llamada de mi


madre para que mi noche pase de ser buena a mala.

—Hola. —Volteo y veo a Rachel detrás de mí. Está sonriendo. Tiene una
hermosa sonrisa. Solo con ver esa sonrisa mi estado de ánimo vuelve a ser bueno.

—No deberías estar aquí —digo, poniendo mis brazos alrededor de su cintura.

—¿En tu dormitorio? —Sus manos se envuelven detrás de mi cuello. Sus dedos


moviéndose gentilmente a través de mi cabello—. ¿Por qué?

—Porque quieres que las cosas vayan despacio entre nosotros. Y eso será muy
difícil de hacer si nos quedamos en esta habitación.

—Nos quedamos aquí anoche.

—Sí. Y fue muy difícil.

Ella se acerca y me besa suavemente en los labios, luego se aleja. —Gracias.

—¿Gracias por qué?

—Por no presionarme. Sé que quieres más, y yo también, pero quiero que


pasemos más tiempo juntos antes.

—Entiendo. Pero por ahora vamos a pasar tiempo juntos en una habitación
diferente.
223

Ella se ríe. Tiene una maravillosa risa. Es ligera y feliz y llena de energía.
Página
—Serví un poco de helado. —Toma mi mano y me lleva a las sillas altas que
bordean la isla de la cocina. Dos tazones de helado están esperando—. Lo compré
de chispas de chocolates así podrías probar un nuevo sabor. Y hay un medio galón
entero en el congelador para que puedas tener un poco cada noche del resto de la
semana.

Se sienta a mi lado, esperando que lo pruebe. Lo hago. —Es muy bueno.

Es extraño estar comiendo helado. Mis padres se avergonzarían si me vieran


comiendo algo tan infantil. Mi padre probablemente no ha probado el helado desde
que era pequeño. Yo tenía diez años la última vez que lo comí y fue solo porque le
rogué a mi madre que me permitiera comer una última vez para mi décimo
cumpleaños. Mi padre lo prohibió, diciendo que era demasiado mayor, pero mi
madre me coló un pequeño tazón en mi habitación esa noche después de que él se
hubiera ido a dormir.

Bajé mi cuchara. —¿Cuáles son tus planes para esta semana?

—Lo mismo de siempre. Trabajo y escuela. —Sonríe—. Y espero que mi


apuesto novio venga a visitarme. —Toma un bocado de helado.

—¿Y qué pasa si va cada noche de esta semana? —Tomo la cuchara de su


mano y la regreso al tazón.

—Hmmm. Eso es un montón de noches. Y cada vez es más y más difícil estar
cerca de ti sin…

La beso antes de que pueda terminar. —Es por eso que necesitamos pasar
tiempo juntos. Nunca vas a llegar a conocerme si siempre estamos separados.
¿Entonces qué dices? No tendrás que cocinar. Voy a traer la cena cada noche.

Ella reflexiona sobre eso. —Me gusta la idea, pero no voy a poder estudiar si
estás ahí.

—¿Y por qué es eso? —Acerco su rostro a la mío y la beso—. Prometo no


molestarte. —La beso en la mejilla, luego digo en su oído—: Me sentaré
tranquilamente en el sofá.

Se estremece al sentir mi aliento. —Si estás ahí, voy a querer sentarme contigo.

Beso su cuello. —Entonces te sientas conmigo. Puedes hacer eso y estudiar.


224

Cierra los ojos. Inclina la cabeza exponiendo más su cuello para que la bese. —
Te garantizo que no seré capaz de estudiar si haces eso cuando estés en mi
Página

apartamento.
—Vamos a intentarlo y veremos. —Me pongo de pie y la levanto de la silla.

—¿Qué estás haciendo?

La llevo hasta el sofá y la dejo en el suelo, luego le entrego uno de mis libros de
negocios que está en la mesita.

—Adelante. Actúa como si fuera uno de tus libros de texto.

Se ríe. —Está bien. —Abre el libro y empieza a leer.

Me siento a su lado, moviendo su cabello a un lado para besar su cuello. Su


cuerpo se relaja en el sofá y sus ojos se cierran.

—Síp, esto no va a funcionar —dice al tiempo que el libro cae al suelo.

Levanto sus piernas, poniéndolas en el sofá mientras ella se recuesta hacia


atrás. Me acuesto sobre ella y la beso, esta vez en los labios. —Todavía estoy de
visita.

Me jala más cerca y susurra—: No te invité.

—Estoy de visita de todos modos. —Mi mano se mueve hacia abajo por su
lado, descansando en su cadera.

Antes de que ella pueda hablar, la beso de nuevo, mi lengua deslizándose a


través de sus labios divididos. Nunca he besado a una mujer tanto como he besado
a Rachel. Es demasiado íntimo para mí. Siempre evito besar y paso directamente al
sexo. Pero es diferente con Rachel, y no solo porque el sexo no es una opción justo
ahora. Es diferente porque en realidad quiero besarla. De hecho, cada vez que está a
mi alrededor, parece que no puedo dejar de besarla. Pero tengo que forzarme a
parar, porque besarla lleva a desear hacer más con ella, y aún no está lista.

Espero que esté lista pronto porque la espera está matándome.

***

En las siguientes semanas, voy al apartamento de Rachel cada noche después


del trabajo o ella viene a mi casa. Cenamos, luego hablamos o vemos la televisión o
ella estudia mientras yo me pongo al día con lo que sea que no logré terminar en la
oficina. Estamos consiguiendo entrar en una rutina y me gusta. Me hace sentir
como si tuviera una vida normal. Sé que no es así, pero por ahora, estoy
225

pretendiendo que la tengo. Mi padre está a cientos de kilómetros de distancia y no


he que escuchado nada de la organización o de Jack. He estado revisando a mi
Página
madre, pero aparte de eso, no le dije a nadie de esa parte de mi vida. Es como si
hubiera dejado esa vida atrás, al menos por un tiempo.

Ahora es octubre y Rachel y yo estamos pasando el fin de semana en mi casa.


El viernes por la noche ordeno comida gourmet. El clima está volviéndose más frio,
así que enciendo la chimenea. Rachel adora sentarse frente al fuego, de modo que
nos quedamos allí todo el día del sábado, yaciendo en el sofá y viendo películas.
Nunca he visto tantas películas en toda mi vida. Raramente incluso veo la
televisión. Pero Rachel ama las películas así que las veo con ella, o solo me siento y
la miro a ella mientras reacciona a las diversas escenas, algunas veces sonriendo,
algunas veces saltando, algunas veces riendo. Amo como es capaz de expresar sus
emociones así. Yo nunca podría hacer eso.

Mientras la miro, me doy cuenta que mis sentimientos por ella solo siguen
profundizándose. Me preocupa, pero también me hace feliz. Es agradable sentir
algo por una vez en mi vida, especialmente algo tan bueno como esto.

El domingo por la noche, está frío y lluvioso afuera, y Rachel y yo estamos


acurrucados en el sofá. Comienzo a besarla y tocarla, como siempre lo hago. He
aprendido que a ella le gusta y adoro complacerla. Pero también me encantaría
volver atrás y tener sexo con ella.

Gime suavemente mientras nos besamos. El sonido, y la forma en que se


siente, me tiene excitado hasta el punto en que no puedo esconderlo. Me estoy
presionando en su interior y sé que me siente pero no puedo hacer nada al respecto.
Esto pasa cada vez que la beso. Normalmente no reacciono de esta manera por un
beso. Pero lo hago con Rachel. Y no me importa si lo sabe. Pero no quiero que
asuma que mi reacción es un signo de que estoy persuadiéndola a ir más rápido.

Me levanto un poco. —Tal vez deberíamos parar.

—Sí. —Asiente, mientras recupera su aliento.

Me muevo y ella se sienta.

—Lo siento —dice, sus ojos en el suelo.

Pongo mi brazo a su alrededor. —¿Lo sientes por qué?

—Por no continuar esto. En el dormitorio. Quiero hacerlo. De verdad lo hago.


Es solo que…
226

La giro hacia mí. —¿Es solo que qué?


Página
—Es que hay cosa que no sabes sobre mí y estoy segura de que hay cosas que
no sé de ti y…

—Rachel, lo entiendo. No tienes que explicarlo.

Baja la mirada hacia el sofá. —Tengo que explicarlo. No he sido


completamente honesta contigo.

—¿A qué te refieres?

—Es algo que me pasó sobre lo que no me gusta hablar, pero me afectó tanto
que siento como si nunca me conocerás de verdad hasta que sepas esto. Solo que no
estoy segura de que quiera decírtelo.

—¿Por qué? —Suavemente levanto su barbilla, así puedo ver su rostro.

—Porque podría cambiar las cosas. Además, todavía somos nuevos en nuestra
relación y esto es algo por lo que no nos preocuparemos hasta mucho después, pero
no decírtelo ahora parece… no lo sé. Deshonesto, supongo.

Está comenzando a preocuparme. ¿Qué tipo de secreto está ocultando? Las


cosas están yendo muy bien entre nosotros, casi no quiero escuchar qué tiene que
decir. Pero puedo decir que ella necesita decir esto y parte de mí quiere saberlo.

—Vamos, Rachel. Solo dímelo.

Retrocede un poco y mueve su mirada al sofá. —¿Recuerdas cuando te dije que


estuve comprometida?

—Sí. —No quiero escuchar esto. ¿Va a decirme que se casó? ¿Y que todavía está
casada? ¿Ha estado mintiéndome todo este tiempo?

—Nunca te dije por qué Adam rompió el compromiso.

Suspiro con alivio. Al menos no está casada. —Adelante.

—Primero, necesito aclarar que nunca quise casarme con él. No lo amaba. Solo
acepté su propuesta porque estaba… porque estaba embarazada.

¿Ella tiene un hijo? ¿Cómo no pudo decirme esto? ¿El niño está viviendo con su
madre? ¿O con su ex prometido?
227

—Así que tienes un hijo —digo, tratando de ocultar mi furia. Debería haberme
dicho esto.
Página
—No. —Una lágrima corre por su mejilla—. Perdí al bebé. Y luego Adam
rompió conmigo.

—Rachel. —Pongo mi brazo a su alrededor y la sostengo contra mí—. Lo


siento.

Llora silenciosamente así que la sostengo con fuerza. No sé qué hacer. Soy
absolutamente la peor persona con la que puedes derramar tus emociones, y si fuera
cualquier otra persona, hubiera conseguido una caja de pañuelos, luego se los
entregaría y me iría. No estoy cómodo en estas situaciones. Por otra parte, en
realidad nunca he estado en esta situación. Nunca había tenido a alguien
abriéndose conmigo así. Nunca lo he hecho yo mismo, aunque le dije a Rachel más
de lo que le he dicho a cualquier otra mujer con la que he salido.

—Eso no es todo. —Hace una pausa.

—¿Qué es? —pregunto, preocupado de nuevo.

—No quiero decirte esto —dice, todavía aferrándose a mí, su cabeza en mi


hombro.

—¿Por qué no quieres decirme?

—Porque no quiero que esto termine. —Su voz se debilita.

—¿Por qué terminaría?

—Es solo que… sé que tu… —Su voz se apaga.

—Solo dímelo, Rachel.

Toma una respiración. —Adam me dejó porque mi doctor dijo que… que no
puedo tener hijos.

¿Eso era lo que no quería decirme? ¿Qué no puede tener hijos? ¿Por qué estaba
tan asustada de decirme eso? No cambia nada entre nosotros. De hecho, es una
buena cosa. No quiero hijos. Tan pronto como averigüé que cualquier hijo que
tenga será forzado que ser parte de la organización, decidí que nunca los tendría.

Nunca querría que mis hijos pasaran por lo que yo he tenido que pasar. Si
tengo un hijo, será forzado a tener la vida que estoy viviendo ahora. Y si tengo una
hija, será forzada a casarse con uno de los miembros. Alguien que ella no escogió.
228

No soportaría ver la propia vida de mis hijos ser destruida de esa forma. Y además
de eso, sería un padre terrible. Tenía el peor ejemplo de padres. No tengo idea de
Página

cómo criar a un hijo.


Incluso si quisiera hijos, no podría dárselos a Rachel porque ella no puede
tenerlos. No puedo creer lo que hizo su prometido. ¿Qué demonios está mal con él?
Obviamente no la amaba. Espera. ¿Qué estoy diciendo? ¿Que yo la amo? No. Eso
no puede ser cierto. No la he conocido lo suficiente para que eso sea verdad. Solo
estoy diciendo que nunca la dejaría por esa razón. Ciertamente no lo haría.

Aún no he dicho nada y me doy cuenta de que debería justo cuando Rachel se
empuja lejos de mí.

—Pearce, entiendo si quieres terminar las cosas entre nosotros. Sé que solo
estamos saliendo, pero estoy segura de que preferirías salir con alguien con quien
puedas ver un futuro. —Ella limpia sus ojos y se levanta del sofá.

Agarro su mano. —Rachel, detente. ¿A dónde vas?

—Necesito irme.

La jalo hacia mí. —No vas a irte. Ni siquiera me has dejado decir algo.

Ella asiente. —Adelante.

—No me importa que no puedas tener hijos. No tiene importancia para mí.

Ella sonríe débilmente. —Solo estás diciéndolo porque estoy llorando ahora
mismo.

—No. —Sostengo su rostro con mis manos y miro a sus ojos—. Estoy
diciéndolo porque tú eres lo que me importa. No el hecho de que no puedes tener
hijos.

—Sé que los querrás algún día. Todo el mundo lo hace. Y eso es algo que no
podré darte. O a cualquier otro hombre. —Aprieta sus ojos, tratando de contener
las lágrimas.

Deslizo mi pulgar sobre su mejilla. —Rachel, mírame. —Espero hasta que ella
abre sus ojos—. Ese hombre es un idiota por dejarte ir. Y espero que hayas notado
esto para éste momento, pero si no, te diré que no soy un idiota.

Sonríe un poco.

—Si fueras mía, nunca cometería el error de dejarte ir. Y aunque sé que es muy
pronto para presumir que eres mía, ciertamente no terminaría esta relación por el
229

hecho de que no puedes tener hijos. No me importa. Lo que me importa… eres tú.
Página
Sonríe completamente ahora, con las lágrimas corriendo por sus mejillas. —Me
importas también.

La tomo en mis brazos de nuevo y nos quedamos allí, sin decir nada. Después
de un momento, ella se endereza y me mira, vacilante.

—¿Qué pasa, Rachel?

—Solo quería decir que, um… SOY tuya. Es decir, si quieres que lo sea.

Sonrío, moviendo los mechones de cabello fuera de su mejilla. —Claro que


quiero eso. No quiero a nadie más que a ti.

—¿Estás seguro?

—Nunca he estado más seguro de algo en toda mi vida. —Y es cierto. Solo que
no puedo creer que lo admití. En voz alta. Pero necesita saber cómo me siento por
ella.

Me abraza. —Entonces, por defecto, eres mío. Así que dile eso a todas las
chicas que coquetean constantemente contigo.

Me reclino en el asiento para poder ver su rostro. —Nadie está coqueteando


conmigo. Y si lo estuvieran, no lo notaría. Estoy demasiado distraído por ti y lo que
me haces.

—¿Qué te hago? —Se muerde el labio, sonriendo.

—Aun intento descubrirlo. Creo que tienes una especie de hechizo sobre mí.
No puedo pasar dos segundos sin pensar en ti.

—Yo tengo el mismo problema. —Me besa—. Pienso en ti todo el tiempo. —


Descansa su cabeza en mi hombro—. Tal vez deberíamos ir a dormir.

Le beso la frente. —Aún es temprano.

—Sí, supongo que sí. —Se endereza en el asiento, pero toma mi mano, la
acaricia suavemente con su pulgar. Siempre me está tocando. Las manos, el rostro,
los hombros, el cabello. Normalmente odio cuando las personas me tocan, pero me
encanta cuando ella lo hace. Me tranquiliza, y cuando no estoy con ella anhelo su
tacto.
230

Noto la expresión preocupada en su rostro. —Rachel, ¿estás bien?


Página
Asiente, sus ojos están sobre mi mano mientras pasa los dedos sobre mi palma.
—Tenía mucho miedo de contarte eso.

—No había necesidad de tenerlo. Puedes contarme cualquier cosa.

—Realmente no tengo nada más que contarte. Ese era mi gran secreto. Es el
único que tengo. —Me sonríe—. ¿Ahora quieres contarme los tuyos?

Mis músculos se tensan, mi mano se aprieta. Si tan solo supiera cuántos


secretos tengo. Secretos que son mucho peores que los de ella.

Me suelta la mano. —¿Te lastimé? Lo siento.

—No. —Tomo su mano y la coloco de vuelta en la mía—. Me gusta. Solo


olvidé algo que tenía que hacer para el trabajo y causó que me tensara.

—Si necesitas hacer algo de trabajo, puedo ver televisión. No te molestaré.

—No es nada que necesite hacerse ahora mismo. Lo haré mañana.

Me suelta la mano. —Gírate.

—¿Por qué?

—Solo hazlo.

Me giro y siento sus manos sobre mis hombros. Empieza a masajearlos


suavemente, apretando los músculos tensos. Se siente increíble. Los únicos masajes
que he tenido alguna vez eran de naturaleza sexual y no me relajaron para nada.

—¿Qué tal? —pregunta.

—Bien. —Cierro los ojos cuando incrementa la presión un poco—. Mejor que
bien.

Sus manos permanecen en mis hombros y añade ligeramente más presión. —


¿Así está bien?

—Sí. Es perfecto. Pero no tienes que hacerlo.

—Quiero hacerlo. Estás tan tenso y quiero hacerte sentir mejor.


231

Nadie nunca ha intentado hacerme sentir mejor. Ni siquiera mi propia madre.


Cuando era niño y me enfermaba o hería, mi nana cuidaba de mí. Y ella no era
Página

tierna o maternal en ningún sentido. Solo hacía su trabajo y se marchaba.


—Cuando termines, voy a hacerte lo mismo —digo mientras las manos de
Rachel se mueven por mis omoplatos. Dios, se siente bien. Ya puedo sentir
aflojarse la tirantez en mis músculos.

Mira sobre mi hombro y me besa la mejilla. —Recuéstate para que pueda


abarcar más de tu espalda. Y probablemente deberías quitarte la camisa.

Hago lo que dice y sus manos se mueven sobre mi piel en caricias largas y
uniformes. Entonces encuentra los puntos tensos y aplica presión extra,
deshaciendo los nudos. Debe ser sencillamente lo mejor que he sentido. Continúa y
me relajo tanto que me quedo dormido.

—Pearce.

Abro los ojos y veo a Rachel acuclillada enfrente de mí. Me giro de costado
para encararla. —¿Cuánto tiempo estuve dormido?

—Casi una hora. —Me retira el cabello de la frente—. Ese masaje realmente te
noqueó. No quería despertarte, pero creo que estarías más cómodo en la cama.

Me siento y estiro un poco. Mis músculos realmente se sienten sueltos. Siempre


estoy tan tenso que apenas puedo respirar. Inhalo y noto que los músculos de mi
pecho están lo bastante relajados para inhalar una bocanada profunda en lugar de
las bocanadas superficiales a las que estoy acostumbrado.

—Eres realmente buena —le digo—. Me siento genial. ¿Dónde aprendiste a


hacer eso?

Se encoge de hombros. —Simplemente me enseñé yo sola. Puedo sentir las


áreas tensas en las que necesito trabajar y entonces solo presto atención a cómo
reacciona la persona y ajusto la presión.

—Bueno, eres muy talentosa. No puedo recordar la última vez que me sentí tan
bien. Probablemente nunca.

—Entonces tendré que asegurarme y hacerlo más seguido. No puedes ir por allí
estando tan tenso todo el tiempo. —Me tiende la mano—. Anda. Vamos.

Caminamos al dormitorio. Entra al baño y se alista para la cama mientras yo


me cambio la ropa. Mientras estoy colgando los pantalones en el armario,
vislumbro en el piso su bolsa para pasar la noche. Desearía que reconsiderara mi
oferta. No quiero que viva en ese apartamento desvencijado en ese peligroso
232

vecindario. Quiero que viva aquí. Conmigo. Por su seguridad, pero también porque
no quiero que se marche.
Página
Sale del baño con una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones de pijama
de franjas rosas y blancas. Luce adorable y sexi al mismo tiempo. Su largo cabello
castaño cae en cascada sobre los hombros y su rostro está libre de cualquier
maquillaje. No lo necesita. Su complexión es perfecta y tiene el rostro más
hermoso. Es perfectamente simétrica con pómulos altos como una modelo. Sus
ojos son de un azul brillante y sus labios son suaves y carnosos.

Camino hasta ella, y le levanto el rostro hacia la mío. —Dios, eres hermosa.

Me mira como si hubiera perdido la cabeza. —Pearce, ni siquiera traigo puesto


maquillaje.

—No lo necesitas. Eres preciosa.

Sus labios se elevan en una tímida sonrisa. —Gracias. Vayamos a la cama.

No creo que me crea. ¿Realmente no sabe lo hermosa que es? ¿Nunca se ha


mirado en un espejo?

—Pearce, ¿te vas a poner el pijama?

Aún estoy mirando fijamente su rostro, pero su pregunta causa que baje la vista
y vea que no traigo pantalones de pijama. —Oh. Sí. Lo siento, me distraje.

Se ríe y camina a la cama. —Creo que los pantalones serían una buena idea.

—Sí. Por supuesto. —Voy a mi vestidor.

—Antes sonó como que fue tu mamá quien llamó. No quería escuchar a
escondidas. Tan solo te escuché llamarla así cuando contestaste el teléfono.

—Sí, era ella. —Encuentro los pantalones de pijama y me los pongo—.


Necesita que asista a una cena con ella en unas cuantas semanas, porque mi padre
está fuera de la ciudad.

—Me encantaría conocerla en algún momento. Y a tu padre. Tal vez cuando


regrese de su viaje, podríamos salir todos.

Rachel no puede conocer a mis padres. Ellos me prohibirían verla. Así que
¿cómo va a funcionar esto? No puedo mantenerla como un secreto para siempre.

No respondo a su afirmación, sino que me meto en la cama junto a ella. —


233

Date la vuelta. —Hago una pausa y luego digo—: Oh, y quítate la camiseta.
Página

—¿Qué? —Finge estar estupefacta—. ¿Exactamente qué planeas hacer?


—Ya verás. —Hago señas a su camiseta de tirantes—. Quítatela, por favor.

Me da la espalda y se la quita, luego se recuesta sobre el estómago. —No tienes


que hacerlo. No estoy ni de cerca tan tensa como tú estabas.

—Tal vez no, pero es una excusa para tocarte.

Se gira hacia mí y mis ojos inmediatamente bajan a sus pechos. Estoy


intentando no hacer esto algo sexual, pero ahora que estamos aquí en la cama y no
trae nada arriba, todo en lo que puedo pensar es cuánto deseo estar con ella.

—No necesitas una excusa para tocarme —dice.

—Aun así, es justo que corresponda con el masaje, así que date la vuelta.

Hace lo que le pido, se recuesta sobre el estómago, su cabeza sobre la


almohada, mirando en mi dirección.

Me coloco de costado, y utilizo una mano para masajearla mientras observo su


rostro. Abre los ojos y me ve observándola. —Eso se siente realmente bien.

—No es tan bueno como tú lo hiciste, pero eres la primera persona a la que he
masajeado, así que tienes que bajar tus expectativas.

—¿Nunca has masajeado a nadie?

—No. Eres la primera, así que, si hago algo mal, solo dime.

Sonríe. —Otra primera vez para Pearce Kensington. Y también probaste


helado de chocolate con chispas. —Me sujeta el brazo—. ¡Oh, no! Olvidamos
comerlo. Aún está en la encimera. Debería ir a limpiarlo.

—No te preocupes por eso. Está bien. —Pongo su brazo de vuelta en su


costado—. Ahora relájate o arruinarás el masaje.

Ella sonríe y cierra los ojos.

Coloco la mano en la parte superior de su cuello, luego la bajo por su columna


y me detengo cuando alcanzo la cinturilla de su pantalón. —¿Qué tal?

—Bien. Realmente bien.


234

Lo hago de nuevo con un poco más de presión.


Página

—Creo que es lindo que hagas cosas con tu mamá —dice, con los ojos aún
cerrados.
No sé por qué continúa hablando sobre mi madre. Estoy intentando no pensar
en ella ahora mismo. O cualquier cosa relacionada a esa parte de mi vida.

—Eres un buen hombre, Pearce.

Me tenso cuando lo dice porque me recuerda cuando Shelby lo dijo, justo aquí
en esta misma habitación, justo después de que tuviera sexo conmigo. Ella dijo esas
palabras exactas. No eran ciertas entonces y no son ciertas ahora. No soy un buen
hombre y nunca lo seré. Hago cosas malas. Y miento. Miento constantemente.
Normalmente no me molesta, pero ahora estoy mintiéndole a Rachel y no se siente
bien, especialmente después de la forma en que se abrió a mí esta noche.

No me gusta mentirle a ella. Quiero que me conozca. En todo. Pero no puede.


Así que a pesar de lo mucho que no deseo hacerlo, tengo que continuar mintiendo.

235
Página
Rachel

C
uando despierto, noto que no traigo puesta una camiseta. Debí quedarme
dormida cuando Pearce me estaba dando el masaje. Eso fue muy dulce de
él. No tenía que hacerlo. Él lo necesitaba mucho más que yo. Nunca he
sentido a nadie tan tenso. Sus músculos estaban como rocas. Incluso después de
una hora de masajearlo, aún tenía nudos, pero estaba mucho mejor que cuando
empecé.

Me pregunto por qué está tan tenso. Solo tiene 25. Tiene mucho dinero. Un
buen trabajo. Así que no sé por qué está tan estresado. Supongo que solo es su
personalidad. Algunas personas internalizan el estrés más que otras. Pero es malo
para su salud y me preocupo por él.

Ahora está dormido, su brazo envuelto alrededor de mi cintura, su pecho


desnudo contra mi espalda. Me alegra haberme quedado dormida sin mi camiseta.
Amo sentir su cálida piel contra la mía. Pero la parte de enfrente está fría, así que
me estiro y jalo las mantas sobre nosotros.

—No te vayas —murmura Pearce, su brazo se aprieta a mi alrededor.

Me relajo contra él de nuevo. —Estoy aquí —susurro, aunque estoy bastante


segura que está dormido.

Realmente no quiere que me marche. Y no solo por esta noche. Sigue


pidiéndome que me mude con él. Cuando me lo pidió la primera vez, creí que
estaba bromeando, pero hablaba completamente en serio y ahora realmente me
tiene considerándolo. Solo que no estoy segura de estar lista para dar ese paso. Me
encanta estar con Pearce, pero también me encanta mi independencia y no estoy
lista para renunciar a ella. Así que por ahora continuaremos como hemos estado
haciendo; a veces me quedaré aquí y otras noches él puede quedarse conmigo.
Porque me encanta esto. Me encanta estar en sus brazos, dormir junto a él. Siento
como que es a donde pertenezco.
236

Nuestra relación dio un paso gigantesco esta noche. Finalmente le conté que no
puedo tener hijos. Nunca, ni en un millón de años pensé que reaccionaría de la
Página

forma en que lo hizo. Creí que seguramente terminaría las cosas conmigo, pero en
su lugar dijo las palabras que necesitaba escuchar desesperadamente. Palabras que
debí escuchar de Adam, pero nunca fue así.

Adam me rompió el corazón, pero esta noche, Pearce recompuso parte de él.
Cuando me dijo que no le importaba que no pudiera tener hijos, finalmente sentí
que yo estaba bien. Que era normal y no defectuosa, que es como Adam me hizo
sentir.

No creo que Pearce se dé cuenta de lo mucho que eso significó para mí. Sus
palabras me hicieron sentir algo que nunca sentí con Adam o ningún otro hombre
con el que he salido. Fue amor, puro y simple, y me tomó tan de sorpresa que aún
me estoy preguntando qué significa esto. ¿Estoy enamorada de Pearce? Creo que sí.
Si no, definitivamente me estoy enamorando de él. Y creo que él también podría
estar enamorándose de mí.

Shelby dijo que, si Adam me hubiera amado, no le habría importado que no


pueda tener hijos. Aún querría estar conmigo. Pero no quiso. Pero Pearce sí. Así
que, ¿eso significa que me ama? No lo sé. No creo que él sepa tampoco. Creo que
ambos estamos cayendo en algo de lo que estamos inseguros y para lo que no
estamos preparados. Y aun así continuamos cayendo, esperando para ver dónde
aterrizamos.

Horas después, me despierto ante el sonido de música clásica. Es la alarma de


Pierce activándose. Me giro y veo que él ya está fuera de la cama.

—Lo siento por eso. —Sale del baño, con una toalla alrededor de la cintura,
dejando el resto de él expuesto; sus hombros anchos, brazos musculosos,
abdominales marcados. Demonios, es ardiente. No puedo retrasarlo mucho más.
Tenemos que hacerlo pronto. Realmente pronto.

—Está bien —digo, mientras él apaga la alarma—. Necesito levantarme.

Se sienta a mi lado en la cama y se inclina para besarme. Huele todo fresco y


limpio por su ducha. Extremadamente difícil de resistir.

—Buenos días. —Me sonríe. Tiene una sonrisa tan sexi. Y una voz sexi. Es
profunda, confiada y lo hace incluso más difícil de resistir.

—¿Cómo dormiste? —pregunto, intentando permanecer enfocada en algo más


que la tensión sexual flotando entre nosotros.
237

—Excelente. Ese masaje me indujo a un sueño tan profundo, que siento como
si hubiera dormido durante días. Me siento genial. Usualmente me arrastro durante
la mañana, pero ahora estoy completamente despierto.
Página
—Bien. —Noto sus ojos sobre mi pecho y bajo la vista para ver que estoy
destapada—. Ups. —Levanto la sábana sobre mí.

Se ríe un poco. —No necesitas cubrirte. Ya las he visto. Varias veces, de hecho.

Sonrío. —Sí. Lo sé.

—¿Te gustaría utilizar la ducha? Ya terminé.

Durante los últimos dos días, me he duchado en el baño de invitados al otro


lado del pasillo, mientras Pearce estaba utilizando la ducha aquí. Le dije que solo
era para ahorrar tiempo, pero en realidad era porque no quería estar cerca mientras
él estaba en la ducha. Estaría muy tentada de entrar y unírmele.

—Um, no. Está bien. Sencillamente me ducharé en casa.

—Es una ducha muy agradable. Múltiples duchas con varios ajustes. Incluso
tengo un estante de toallas calientes para que tengas una toalla tibia cuando salgas.

—Eso suena tentador comparado a mi ducha, que apenas saca agua y


normalmente no está tibia, sino fría.

Se endereza y extiende el brazo hacia el baño. —Adelante. Tárdate todo lo que


quieras. Hay bastante agua caliente. No se acabará.

—De acuerdo. —Echo atrás las mantas, con los brazos cruzados sobre los
senos mientras camino al baño. Sé que los ha visto antes, pero aún me siento
cohibida por caminar por ahí sin nada encima. Cierro la puerta del baño, orino y
me lavo los dientes rápidamente. Luego me quito los pantalones del pijama y abro
la puerta de cristal de la ducha y entro. El vapor de la ducha que tomó Pearce aún
flota en el aire, haciéndola calientita. Intento activar el flujo de agua, pero hay
muchas palancas y llaves y no estoy segura de cuál girar.

—Mm, ¿Pearce? —grito por la puerta de la ducha.

—¿Sí? —lo escucho decir desde la habitación.

—¿Cómo enciendes la ducha?

—Te mostraré. ¿Puedo entrar?

—Sí.
238

Entra al baño y en el cubículo grande de la ducha, manteniendo sus ojos sobre


Página

la pared de baldosas y no en mi cuerpo desnudo. Pone la mano sobre una de las


palancas. —Esta la enciende y esta ajusta la temperatura del agua. —Señala una de
las llaves—. Si quieres ajustar las duchas, solo gira esto a la izquierda o derecha.
Cada una tiene tres ajustes.

—Gracias.

Sonríe y me mira de arriba abajo. —De nada.

—Oye. —Lo golpeo con rapidez—. Se supone que no debes mirar.

—No dejaste eso en claro cuando me invitaste aquí.

—No te invité. Solo te pedí ayuda.

—Y te la di. —Se inclina y pone sus labios sobre los míos para un beso muy
lento, muy sexi y muy deliberado.

Está probando mi fuerza de voluntad. Estoy desnuda, él está en toalla, estamos


en una ducha. Y su beso está quemando mi interior.

Se detiene repentinamente y retrocede hacia el baño. —¿Te importa si me


afeito mientras estás aquí?

—Um, no, adelante —digo, trabándome con las palabras, mi cerebro no


funciona plenamente después de ese beso. Abro el agua y ajusto la temperatura. A
través de la puerta de cristal de la ducha, veo a Pearce cubrirse el rostro con crema
para afeitar.

En el espejo, me atrapa observándolo y sonríe. —¿Qué tal la ducha?

—Es grandiosa. —Me giro un poco para que las tres duchas caigan sobre mí—.
De hecho, es el paraíso puro. Mucho mejor que la mía. Me encantaría tener esta
ducha.

—Podrías, si vivieras aquí.

Me limpio el agua de los ojos y lo veo pasar la navaja sobre su rostro.

Decido complacerlo. —¿De cuánto es la renta?

—¿Cuánto pagas por tu departamento actual?


239

—Quinientos al mes, más servicios públicos.


Página

—La renta aquí es de cien al mes, servicios públicos incluidos.


—Vaya. Esa es una ganga. Pero tendría que conducir media hora para mis
clases cada día. Eso es un montón de dinero en gasolina.

—Incluso con gasolina, es más barato que tu departamento actual.

—Es verdad. —Cierro los ojos mientras el agua corre sobre mi rostro.

—¿Y entonces qué piensas?

Escucho su voz justo frente a mí. Abro los ojos y allí está él. Sin toalla esta vez.
Solo él. Recién afeitado y luciendo completamente irresistible.

—Necesito pensarlo —digo, sintiéndome sin aliento mientras mi corazón se


acelera en mi pecho.

Está allí parado, dirigiéndome una sonrisa extremadamente sexi. No puedo


apartar los ojos de él. Lo intento, pero no puedo. Su cuerpo es maravilloso. Sé que
se ejercita, pero me gustaría saber en qué clase de ejercicios se obtienen resultados
como esos. Su cuerpo está duro. Sólido. Sus músculos cincelados. Me estoy
calentado incluso más solo de mirarlo.

Se acerca más, desliza el brazo alrededor de mi cintura mientras se inclina y me


habla al oído. —¿Te gustaría que me fuera? —Me deja suaves cálidos besos por el
cuello mientras el agua fluye sobre nosotros.

Mis ojos se cierran de nuevo y sacudo la cabeza, incapaz de responder


verbalmente. Estoy demasiado enfocada en lo bien que se siente esto. En lo
excitada que me pone. En lo desesperada que estoy porque esto continúe.

Siento sus labios sobre los míos mientras sus manos viajan lentamente por mi
columna, justo como cuando me dio ese masaje anoche, solo que esta vez no hay
cinturilla de pantalones que lo detenga y sus manos continúan, rozando sobre mi
cadera y la parte baja de mi espalda. Su otra mano se mueve detrás de mi cuello,
sosteniéndome en el sitio mientras su beso se profundiza. Mi cuerpo está en llamas,
explotando de sensaciones, que solo se intensifican cuando su mano se desliza entre
mis piernas. Demuestra su talento en esta área una vez más, y momentos después,
estoy desatándome, me resulta difícil permanecer parada mientras oleadas de placer
me atraviesan.

Sus manos regresan a mi cintura, sosteniéndome. —Rachel.

Abro los ojos y lo observo mirarme. —¿Sí?


240

—¿Qué tan bien me conoces?


Página
Sonrío. —Lo bastante bien.

Aún me estoy recobrando de lo que me hizo, mi cuerpo ultra sensible a su


tacto. Pero estoy lista para más. Lo he retrasado lo bastante. Quiero esto. Quiero
tanto esto.

—¿Estás segura? —pregunta.

—Absolutamente.

Le rodeo el cuello con los brazos cuando me levanta y pone contra la pared.
Jadeo cuando me penetra con una embestida. Olvidé lo increíble que él se siente.
De hecho, no lo olvidé, pero estaba intentando bloquearlo para que pudiera
retrasarlo más tiempo y enfocarnos en los otros aspectos de nuestra relación. Pero
estoy harta de retrasarlo. Mi autocontrol desapareció, especialmente ahora, cuando
me recuerda lo compatibles que somos. No solo nuestros cuerpos, sino cómo se
siente él, la forma en que me toca. Es perfecto. Como si me conociera y supiera
exactamente lo que me gusta.

Intento enfocarme en cada una de las sensaciones, saboreándolas y deseando


que duren. Pero es abrumador y absolutamente consumidor y antes de que lo sepa,
lo estoy sujetando, gritando su nombre, rogándole que continúe. Las sensaciones se
apoderan de mí, enviándome a otro bendito viaje de puro placer. Es intenso, y
como nada que haya sentido con alguien más.

Continúo sujetándolo mientras termina, luego lo suelto cuando me baja. Me


aparta los mechones mojados de cabello de la mejilla y me besa.

—Tienes razón —digo—. Es una ducha grandiosa.

Ríe entre dientes. —Sí. De hecho, ahora me gusta incluso más. ¿Ya has
terminado o necesitas más tiempo?

—Solo necesito lavarme el cabello rápido. —Sale de la ducha cuando alcanzo


el champú. Mientras me estoy lavando el cabello, me doy cuenta que no utilizamos
un condón. El último par de veces que hicimos esto, Pearce insistió en utilizar un
condón, aunque le dije que estaba tomando la píldora. Espero que no tenga una
enfermedad. Dijo que no, pero tal vez solo lo dijo por decirlo.

Cuando termino con mi cabello, cierro el agua. Pearce abre la puerta de la


ducha y me tiende una toalla. —Está caliente para ti.
241

La acepto y me la envuelvo alrededor. —Oh, Dios, se siente increíble. Amo tu


estante de toallas calientes casi tanto como amo tu ducha.
Página
—Otra ventaja de vivir aquí —dice, mientras entra al dormitorio. Aún está
desnudo. Después de lo que hicimos, no necesita molestarse en cubrirse con una
toalla. Y me gusta más sin ella.

Lo sigo al dormitorio. —Pearce, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Por supuesto. —Ahora está en el vestidor, sacando un par de calzoncillos.

—No quiero acabar con el ambiente, pero solo para ser claros, estás limpio,
¿verdad? Quiero decir, no tienes ninguna ETS, ¿verdad?

—No. ¿Por qué preguntas?

—Es solo que la última vez fuiste bastante insistente en utilizar un condón así
que quería asegurarme que…

—No tengo una ETS. Es solo que estoy tan acostumbrado a utilizar un condón
que se ha vuelto un hábito. En realidad, nunca lo he hecho sin uno, aparte de
ahora.

—¿En serio? —Camino hacia él—. ¿Entonces soy tu primera?

Me besa. —Eres mi primera.

—Otra cosa nueva a la que te he introducido. —Le devuelvo el beso—. Y esta


vez fui yo. Estoy honrada de ser tu primera.

—Me encantaría que también fueras mi segunda. —Toma mi toalla y la arroja


a un lado—. Y mi tercera. Y muchas más después de eso. —Me hace retroceder
hasta la cama.

—Pearce, tienes que llegar al trabajo. Llegarás tarde.

—El trabajo no se irá a ningún lado. Tú, por otro lado, te marcharás pronto.
Por lo tanto, mi tiempo debería pasarlo contigo.

Y eso es todo. Lo hacemos de nuevo, esta vez en la cama. Entonces se pone su


traje y corbata y yo me pongo los vaqueros y suéter y nos despedimos. Yo me dirijo
a New Haven y él se dirige a la oficina.

Cuando llego a mi departamento prácticamente salto por las escaleras. Estoy de


tan buen humor. Y tan feliz. Tal vez estoy enamorada.
242

Abro la puerta de mi departamento, dejo mi maleta junto a la puerta. Entro a la


Página

cocina para hacer algo de café. Cuando se está preparando, el teléfono suena.
Contesto. —¿Hola?

—Hola, hermosa.

Sonrío ante sus palabras y su voz profunda y sexi. —Hola.

—Solo quería asegurarme que llegaste a casa a salvo.

—Así fue, pero gracias por asegurarte. ¿Estás en el trabajo?

—Sí.

—Bueno, ten un buen día.

—Tú también. Te veré esta noche. No estoy seguro de a qué hora, pero te
llamaré después y te haré saber.

—De acuerdo. Te veo entonces.

—Adiós, Rachel.

Cuelgo y me doy cuenta que aún estoy sonriendo.

Hay un golpe en la puerta y voy a ver quién es. Es Shelby. No he hablado con
ella desde ese día que hablamos en las escaleras y me sermoneó sobre Pearce.
Estaba realmente enojada con ella ese día. Pero ahora ya lo superé. Me he pasado
por su departamento varias veces desde entonces, pero ella no ha estado.

Abro la puerta, pero no entra. Solo se queda allí parada, frunciendo el ceño,
con los hombros caídos.

—Rachel, lo siento mucho. ¿Aún estás enojada conmigo?

—No. —La abrazo—. Para nada. Entra.

Entra, y cierra la puerta detrás de ella.

—¿Quieres un poco de café? —pregunto mientras entramos a la cocina.

—Claro.

—Entonces, ¿dónde has estado? No te he visto durante un tiempo.


243

—Me he estado quedando en casa de mis padres. Ayudando a mi mamá a


cuidar de mi papá.
Página
—¿Cómo está?

—Igual que siempre. No quiero hablar al respecto. —Nota junto a la puerta mi


bolso de viaje—. ¿Saldrás de la ciudad?

—No. Eso es de anoche. Me quedé en el departamento de Pearce.

—Oh. —Me dirige esa mirada de nuevo. La misma que me dirigió en las
escaleras ese día. Una mirada de decepción y preocupación.

Saco unas tazas de la alacena. —Shelby, sé que él no te agrada, pero a mí sí. En


serio. Así que por favor no digas más cosas malas sobre él. —Se queda callada
mientras saco la cafetera del calentador y lleno nuestras tazas. Le tiendo una.

—Entonces, ¿qué hicieron anoche? —pregunta, sorbiendo su café.

—Cenamos y luego hablamos. —Saco la leche del refrigerador y vierto un poco


en mi café—. Le conté.

—¿Le contaste qué?

—Le conté a Pearce que no puedo tener hijos.

—¿Qué? ¿Por qué le contarías eso? ¿Van tan en serio? ¿Ya están hablando sobre
niños?

—No. Pero lo traje a colación porque sentí que debía saber. No me sentía bien
en ocultarle un secreto como ese. Y si quería romper conmigo por eso, prefería que
lo hiciera ahora que después.

—¿Y lo hizo? —Casi suena esperanzada, como si quisiera que lo hiciera.

—No. Justo lo opuesto. Contarle solo nos acercó más. Debiste haberlo oído,
Shelby. Fue tan dulce. Dijo que no le importaba que no pueda tener hijos y que lo
único que le importa soy yo. —Sonrío—. Es un tipo grandioso. Es considerado y
generoso, incluso se ofreció a permitirme quedarme en su departamento. No cree
que esta área sea segura, y honestamente, no lo es.

Me está mirando fijamente, luciendo incluso más decepcionada. —¿Qué estás


diciendo? ¿Te vas a mudar con él? ¿Ya?

—No. Le dije que era demasiado pronto. Pero lo estoy considerando. Quiero
244

decir. Ya voy a quedarme allí un montón o él viene aquí, así que de todas formas
prácticamente estamos viviendo juntos.
Página
—Rachel, no. —Estira la mano y la pone sobre mi brazo—. No lo hagas.
Necesitas tu propia casa. No necesitas que este chico te controle.

Aparto mi brazo de ella. —No me está controlando. ¿Por qué dices eso?

—Porque es lo que hacen chicos como él. Te atraen, diciendo todas las cosas
que quieres escuchar, pagando por cosas, comprándote cosas. Y antes que lo sepas,
se adueñan de tu vida, te dicen qué hacer, dónde vivir. Eres como una posesión
para ellos. Y luego se aburren de ti y te desechan.

—¿De qué estás hablando? Pearce no es así. No me está controlando. Y no me


trata como una posesión.

—Sí, lo hace. Solo que estás demasiado cerca de él para verlo.

Intento permanecer calmada, aunque quiero gritarle y decirle que se equivoca y


que es grosera por decir esas cosas. —Creo que deberías marcharte.

Ella rodea la encimera de la cocina, con las manos en las caderas. —¿Por qué
no me escuchas? Demonios, Rachel, ¡Estoy intentando ser tu amiga! ¡Estoy
intentando cuidar de ti!

¿Por qué me está gritando? Yo soy la que debería estar enojada, no ella.

—¿Y por qué crees que necesitas cuidar de mí?

Abre la boca para responder, pero entonces no dice nada.

—¿Qué ibas a decir, Shelby? ¿Que soy una estúpida chica ingenua de una
granja de Indiana que no es capaz de tomar buenas decisiones?

—¡No! Eso no es lo que dije.

—No tuviste que hacerlo. Sé lo que piensas de mí. Siempre me estás diciendo
lo inocente e ingenua que soy y que…

—Solo estaba bromeando cuando dije eso. Es una broma entre nosotras.

—Sí, bueno, estoy cansada de ella y nunca ha sido divertida para mí. —Miro la
puerta—. Creo que necesitas irte.

—Rachel, sé que no quieres oír esto, pero por favor, solo escúchame. Pearce te
245

está mintiendo. Él no es el hombre que tú crees que es.


Página

—¿Y cómo sabes eso? —le pregunto, retándola. Si va a seguir haciendo estas
acusaciones sobre Pearce, tendré que hacer que las respalde. Y cuando no pueda,
probará que está mintiendo y finalmente terminará esta obsesión que tiene con
intentar que rompa con él.

—¿Alguna vez te ha invitado a salir? —pregunta.

—Sí. Por supuesto que sí.

—¿Y a dónde fueron?

—Hemos salido a comer. Tomado café. Ido al cine. Y fuimos al centro


comercial.

—Hiciste todas esas cosas aquí en New Haven. ¿Pero qué hay de la ciudad
donde él vive, o trabaja? ¿O de la ciudad de dónde viene? ¿Te ha invitado a salir en
alguno de esos lugares?

—No, pero estoy segura que lo hará.

—No va a suceder, Rachel. Nunca te llevará a ningún lugar donde personas


que él conoce puedan verlo contigo.

—Estoy segura que conoce personas en New Haven y salimos aquí.

—Sí, a restaurantes de mala muerte donde sus amigos no entrarían ni muertos.


Y las personas en su círculo social tampoco irían al centro comercial. Apuesto que
él mismo nunca había estado allí hasta que lo llevaste.

Me quedo callada porque tiene razón. Y lo que está diciendo es verdad. Pearce
y yo rara vez salimos, y las pocas veces que lo hemos hecho, ha sido a lugares a los
que él normalmente no iría nunca. ¿Fue intencional? ¿Solo aceptó ir a esos lugares
porque no se toparía con nadie que conocía?

Demonios. ¿Por qué estoy escuchando a Shelby? ¿Por qué estoy permitiendo
que ponga dudas en mi cabeza sobre Pearce?

—Shelby, ya no quiero hablar más sobre esto.

—Porque sabes que tengo razón. Y si quieres probar esa teoría, pídele a Pearce
que te lleve a cenar. Dile que quieres ir a algún lugar agradable que esté cerca de
donde vive. O pídele que te lleve a su restaurante favorito. Ve lo que dice. Si acepta,
entonces tal vez yo estoy equivocada sobre él.
246

Dejo mi taza de café en el lavabo. —Tengo que prepararme para clase.


Página
Se dirige a la puerta, pero entonces se gira. —Pídele que te presente a sus
amigos. Solo uno. Y ve lo que dice.

—Adiós, Shelby.

Se marcha sin decir adiós. Cierra la puerta un poco demasiado fuerte. Está
furiosa, pero no tiene derecho a estarlo. No tiene sentido. A menos que esté celosa
de que yo tenga un chico como Pearce y ella no. Pero no parece como del tipo
celosa, así que no sé cuál es su problema.

Mi teléfono suena y sonrío, asumiendo que es Pearce llamándome para


reportarse. —¿Hola?

—¿Rachel? Soy Adam.

Mi sonrisa decae. —Adam. ¿Por qué me llamas?

Se ríe un poco. —¿Qué clase de pregunta es esa? Somos amigos. Y solíamos ser
mucho más que eso.

—Sí, pero ahora no lo somos y no he hablado contigo en más de un año.

—Tenía intención de llamarte. Solo que no tenía tiempo. He estado realmente


ocupado. No sé si tu mamá te contó, pero abrí una firma de contabilidad aquí en la
ciudad. Realmente no es una firma, solo son dos personas. Yo y Dean Armison.
¿Lo recuerdas? ¿De la preparatoria?

—Sí.

—Como sea, el señor Kizner finalmente se retiró así que Dean y yo estamos
consiguiendo un montón de sus clientes. Los negocios están yendo realmente bien.

—Eso es bueno. —Necesito terminar esta llamada. No quiero hablar con él—.
Escucha, Adam. Sé que mi mamá te dio mi número, pero…

—Sí, cené con tus padres hace unas semanas. Estaban pensando en hacer que
me encargara de sus libros de contabilidad para que tu mamá no tuviera que
hacerlo. Hay un montón de reglas complicadas de impuestos relacionadas a cosas
de la granja y es difícil seguirles el paso.

¿Así que es por eso que cenó con mis padres? ¿Para tener sus negocios? Y mi
mamá pensó que solo estaba siendo agradable. Si alguien es engañoso es Adam, no
247

Pearce.
Página

—Necesito ir a clase —le digo.


—Entonces te llamaré después. He estado pensando mucho en ti y realmente
quiero hablar contigo.

—No creo que sea una buena idea. Tengo novio.

—Tu mamá dijo que no estabas viendo a nadie.

Pongo los ojos en blanco. Muchas gracias, mamá. —Mi mamá no debió decir
eso. Ella sabe que estoy viendo a alguien. Lamento que te mal informara.

—¿Es serio? ¿Tú y este chico?

—Adam, no voy a hablar de esto contigo.

—¿Durante cuánto tiempo lo has estado viendo?

—Realmente necesito irme o llegaré tarde a clase. Buena suerte con tus
negocios.

—Rachel, espera.

—¿Qué?

—Te extraño. Voy a ir allí y verte.

—No. No vas a venir aquí.

—Necesitamos hablar. En persona.

—No hay nada de qué hablar. No vamos a volver a estar juntos.

—Rachel, salimos durante un año. Estábamos comprometidos. No puedes


sencillamente desechar eso. Necesitamos darle otra oportunidad.

—No fui yo la que lo desechó. Fuiste tú. —Odio la forma en que siempre me
culpa, como si él nunca tuviera la culpa.

—Eso no es justo, Rachel. No puedes decirme que no entiendes por qué


reaccioné de la forma en que lo hice cuando me contaste lo que el doctor dijo.
Siempre asumí que tendría hijos. ¿Y entonces me dices que no puedo? No podía
sencillamente aceptar casarme contigo después de eso. Necesitaba tiempo para
pensar.
248

Siempre es sobre él. Es tan egoísta. No puedo creer que alguna vez salí con este
Página

chico.
—No quiero hablar de esto. Nuestra relación está acabada, Adam. He seguido
adelante. Ahora estoy con alguien más.

—Él romperá contigo cuando lo descubra. Sabes eso, ¿verdad? Ningún hombre
te querrá nunca, sabiendo que no puedes tener niños. Te estoy haciendo un favor,
Rachel. Aún estoy dispuesto a estar contigo a pesar…

—Adiós, Adam. No vuelvas a llamarme nunca. —Cuelgo antes que pueda


decir algo más.

Mis ojos están llenos de lágrimas, pero me enderezo y respiro hondo. No voy a
permitir que las palabras odiosas de Adam me afecten. ¿Ningún hombre va a quererme
nunca? Está equivocado. Porque tengo a alguien que me quiere. Pearce me quiere, a
pesar del hecho de que no puedo tener hijos.

Reviso el reloj. La clase empieza en diez minutos. ¿Cómo se hizo tan tarde?
Cojo mi mochila y me dirijo a mi auto, repitiendo esa conversación en mi cabeza.

¿Adam realmente estaba intentando volver conmigo? ¿Mi mamá le dijo que yo
quería estar con él? Dios, espero que no. No creo que ella lo dijera directamente,
pero debió insinuarlo. Me pone tan furiosa a veces. Desearía que sencillamente se
mantuviera alejada de mi vida personal y dejara de intentar hacerse cargo.

Estoy tan furiosa por la perorata de Shelby y la llamada de Adam que casi me
paso una señal de alto. Piso con fuerza los frenos, pero en vez de detenerse
inmediatamente, el auto se detiene cuando estoy a medio camino de la
intersección, los frenos hacen un fuerte chirrido. Afortunadamente, nadie está
alrededor y consigo atravesar con seguridad.

Es sencillamente grandioso. Ahora necesito frenos nuevos. Sabía que los


necesitaba. Ha sido así durante meses, pero no tengo dinero para frenos. No
conduzco mucho y cuando lo hago normalmente solo es a la ciudad; así que creí
que podría pasar unos cuantos meses más sin reparar los frenos. Pero no puedo
esperar más. Es demasiado peligroso. Tendré que obtener otro trabajo para
pagarlos. El anuncio del que se necesita ayuda en la tienda de víveres aún está
pegado. Obtendré una solicitud de camino a casa, esta noche.

Este día empezó tan genial. Pero está yendo cuesta abajo rápidamente. Al
menos veré a Pearce esta noche. Eso es algo que esperar con ansias.
249
Página
Pearce

H
asta la fecha, este día ha sido uno de los mejores días de mi vida. Y eso no
es una exageración. El día comenzó despertándome con Rachel en mis
brazos después de tener la mejor noche de sueño que he tenido nunca. A
continuación, la ducha, que no me lo esperaba en absoluto. Pensé que iría allí
dentro y provocarla y me diría que saliera. Y cuando no lo hizo, no pude
contenerme el tiempo suficiente para hacerlo en la cama. Ni siquiera me moleste
con un condón. Y lo extraño es, que ni siquiera pensé en ello hasta que ella lo
mencionó, lo cual es extraño, porque siempre soy extremadamente cuidadoso
cuando te trata de eso. No quiero a una mujer embarazada. Por otra parte, Rachel
no puede quedar embarazada por lo que nunca tendré que preocuparme por eso.
Pero dijo que estaba tomando la píldora, así que tal vez pueda quedar embarazada.
Cuando dijo que no puede tener hijos, realmente no explico el porqué. Tal vez tiene
algún otro problema médico que no me dijo.

Después de la ducha lo hicimos de nuevo, y para el momento de salir para el


trabajo estaba drogado. Drogado de Rachel. Todavía lo estoy sintiendo ahora, a las
once en punto. Llegue al trabajo a las nueve de esta mañana, que es lo más tarde
que he llegado al trabajo. Si mi padre estuviera aquí, me reprendería por mi retraso.
Pero no está aquí. Todavía está en Europa. Su oficina esta oscura y su puerta
cerrada. Y toda la oficina se siente más ligera y más brillante. Incluso los otros
empleados parecer estar sonriendo más. Estamos todos felices sin mi padre
alrededor.

Al mediodía, voy al gimnasio a ejercitarme. Originalmente, mis sesiones fueron


programadas para después del trabajo, pero la semana pasada las cambie para el
medio día así puedo pasar las tardes con Rachel.

Desde que estoy con ella, finalmente, duermo en la noche. Tengo mucha más
energía que he subido la intensidad de mis entrenamientos. Estoy determinado a
llegar en la mejor forma que pueda. Quiero ser fuerte. Un luchador. No voy a
sentarme y permitir que otro controle mi vida. Antes, no me importaba. No tenía
ninguna motivación. Nada que me mantuviera en marcha. Pero ahora sí. Ahora
250

tengo a Rachel y lucharé como el demonio para estar con ella.


Página
Salgo del trabajo a las cinco, mucho antes de lo normal. Voy a casa y me
cambio la ropa y empaco una bolsa de viaje. Llamé a Rachel hace una hora para
hacerle saber cuándo estaría allí. Todavía está en el trabajo y dijo que tenía que dar
un tour antes de irse. En mi camino a su apartamento, me detengo en mi
restaurante italiano favorito y recojo algo de comida. Tengo demasiado así ella
tendrá comida de sobra para la semana. No me gusta que no come bien. Hotdogs y
macarrones con queso no proporcionan una nutrición adecuada. No le gusta tomar
dinero de mí, pero necesita al menos permitirme ayudarla con las provisiones.

Llego a su lugar con dos grandes bolsas de alimentos. Toco en su puerta varias
veces, pero no responde. Pero la puerta contigua a la suya se abre y aparece Shelby.

—Está retrasada —dice, sin mirarme mientras abre la puerta de Rachel—. Me


dijo que te dejara entrar.

Shelby viste unos ajustados pantalones vaqueros cortos, camiseta cuadrada, su


cabello rubio en una coleta desordenada. Luce como si todavía está en la
preparatoria, aunque de acuerdo con Rachel, tiene 22.

—¿Qué tan tarde esta? —pregunto a Shelby.

Se encoge de hombros. —Tal vez media hora. Dijo que el tour se retrasó. Era
uno de los recorridos para ancianos. Dijo que estas personas siempre tienen un
montón de preguntas.

Entro con las bolsas de comida y las coloco en el mostrador de la cocina. Me


giro y veo a Shelby justo delante de mí. No escuche que me siguiera dentro.

—¿Necesitas algo? —le pregunto.

Estrecha sus ojos hacia mí. —Te dije que dejaras de verla.

—Y ¿por qué debería escucharte?

Resopla mientras cruza los brazos sobre el pecho. —Eres un idiota, ¿lo sabes?

—¿Por qué? Debido a que estoy saliendo con Rachel y ¿no lo apruebas? Bueno,
supéralo. No es ningún asunto de tu incumbencia.

—Es mi asunto. Es mi amiga y me preocupo por ella.

—Yo también.
251

—No, tu no. La estás usando y no sé por qué. Podrías tener a cualquier mujer
Página

que quieras, así que ¿por qué ella? ¿Por qué Rachel?
—No estoy usándola. Te lo dije, me preocupo por ella. Más que nada. Es la
más increíble mujer que he conocido. Es amable, hermosa, inteligente y
completamente desinteresada. No puedo tener suficiente de ella. Todo lo que
quiero es pasar tiempo con ella. Hacerla feliz.

Los brazos de Shelby caen a sus lados mientras me mira fijamente. —Mierda.

—¿Disculpa?

—¡Mierda, mierda, mierda! —Comienza a pasearse por el piso.

—¿Qué está mal? ¿Qué estás haciendo?

Se detiene justo frente a mí. —La amas, ¿verdad? Amas a Rachel

No sé cómo responder. ¿Es verdad? ¿Amo a Rachel? No estoy seguro. Nunca


he estado enamorado, así que tal vez lo estoy y no lo sé. Shelby parece pensar que
lo estoy. Pero, ¿cómo ella sabría eso? No lo hace. Solo lo dijo. Pero, ¿por qué lo
diría? Ni siquiera me quiere con Rachel, y diciéndome que estoy enamorado no me
hará romper con ella.

—¡Mierda! —dice Shelby de nuevo—. ¿Estás enamorado de ella? ¿Cómo es eso


posible? Pensé que tipos como tú no se enamoraban. ¿No hay una regla contra eso?
Estoy segura de que existe. Ese lugar no es nada que reglas.

Se está refiriendo a la organización, que ella no debería hacerlo. Nunca se debe


hablar de ellos, incluso cuando está haciendo un servicio oficial cómo una
asociada.

—No hables de ellos —le digo—, especialmente aquí.

Coloca sus manos sobre sus caderas. —Solo admítelo. Tú la amas.

—Solo estoy saliendo con ella. Nunca dije que estaba enamorado.

—No tienes que hacerlo. Está escrito por todo tu rostro. Tienes esa misma
mirada enferma de amor que Rachel tiene. —Se gira para comenzar a pasearse de
nuevo, pero sostengo su brazo.

—Espera. ¿Rachel está enamorada de mí?

Pone los ojos en blanco. —Oh, por favor, ¿cómo no sabes eso?
252

—No, no lo hago. No me lo ha dicho. ¿Por qué piensas que está enamorada de


Página

mí?
—Debido a eso. —Ondula su mano frente a mi rostro—. Esa mirada que los
chicos consiguen cada vez que hablan uno del otro. Tus ojos se iluminan y
consigues esa estúpida sonrisa en tú rostro. Es como si no pueden controlarlo. Es
jodidamente molesto.

—No está enamorada de mí. No nos conocemos por mucho tiempo.

—Lo sé, ¿verdad? —Camina en la sala y se deja caer en el sofá—. Pensé que tal
vez estaba equivocada. Que tal vez Rachel simplemente estaba enamorada porque
eres rico, caliente y a veces puedes ser encantador.

Le sonrió por el ambiguo cumplido mientras me siento en la silla que está al


lado del sofá. —¿Solo a veces?

Pone los ojos en blanco. —No te hagas ilusiones. Todo el mundo conoce a los
tipos como tú que encienden el encanto cuando necesitan impresionar a una chica.
Pensé que Rachel sería capaz de ver a través de tus juegos, pero en su lugar se
enamoró.

No estoy jugando juegos con ella.

—Oh, ¿en serio? —Se gira, por lo que está mirando fijamente—. Entonces ¿por
qué la estás distrayendo si a lo largo sabes que nunca podrás estar con ella?

Bajo la mirada, frotando mi frente. —Si quiero estar con ella, lo haré. No es su
decisión.

—Seguro cómo el demonio que lo es. —Se acerca a mí y empuja mi espinilla


con su pie—. Pearce.

Miro hacia arriba de nuevo. —¿Qué?

—Sabes que no puedes estar con ella. Nunca va a suceder. Y si realmente la


amas, déjala ir. Si te mantienes esperando, la lastimaras más cuando la dejes.

—No voy a dejarla. Encontraré una manera de hacer esto funcionar.

—Así que ¿vas a casarte con ella?

—No lo sé. No he pensado en ello.

—Mentira. Sabes que has pensado en ello. Y ¿estás muy bien con no tener hijos
253

algún día?
Página
—Nunca he querido niños, así que el hecho de que no pueda tenerlos no es una
preocupación para mí. Y no lo sería incluso si los quisiera. Nunca la dejaría por
eso. Ni siquiera sería una consideración. La amo demasiado para… —Me detengo,
dándome cuenta de lo que acabo de decir.

—¿Ves? ¿Qué te dije? —Shelby me mira fijamente de nuevo—. Esto es tan


equivocado. ¿Estás pensando seriamente tener un futuro con ella?

—Por supuesto. La amo… —Me detengo antes de decirlo de nuevo—. Joder.

—Sí. —Shelby se hunde en el sofá—. Exactamente lo que dije.

Suspiro. —No me refiero a que sea así. No es una cosa mala. Simplemente no
me esperaba eso. Todo está sucediendo tan rápido y no estoy preparado para ello.

—Bueno, será mejor que consigas tu culo listo y averigües que demonios harás
porque estarás en un buen lio si se enteran de ella.

—No necesito un sermón. Estoy consciente de las consecuencias.

—Así que ¿qué vas a hacer?

—No lo sé todavía.

Salta del sofá. —Yo lo haré. No te permitiré hacer esto. No me importa si los
dos están enamorados. El amor puede ser roto. Puede encontrar a alguien más. No
le permitiré envolverse en el mundo de Pearce Kensington, tus imbéciles amigos y
el psicópata de tu padre.

Me levanto. —¿Cómo sabes de mi padre?

—Al igual que tú ¿no sabias que tu padre utiliza el servicio? ¿Crees que no
engaña a tu madre? ¿En serio?

—Por supuesto que sé que la engaña. Y sé que utiliza el servicio. Solo no sabía
que habías estado con él. —Me siento enfermo sabiendo que mi padre y yo
compartimos a la misma mujer. Ella es lo suficientemente joven para ser su hija.
¿Qué diablos está mal con él?. ¿Por qué dijiste que era psicópata?

—Porque está en toda esa retorcida mierda, cómo…

—Es suficiente. No necesito escuchar eso.


254

—Fue después de estar contigo, si te hace sentir mejor.


Página
—Él no fue el que… —Señalo sus muñecas.

—¿Atarme y retenerme como prisionera? —dice, con indiferencia, como si


separará toda emoción de ese incidente. Es lo que las chicas como ella hacen con el
fin de ser capaces de mantenerse haciendo lo que están haciendo.

—¿Hizo eso o no? Dime la verdad.

Niega con la cabeza. —No. Fue otra persona. Tu papá no tiene tiempo para
tener sexo todo el día. Y es viejo. No creo que pueda hacerlo muchas veces al día.

—Está bien, detente. —Levanto la mano—. No hables sobre ello.

Se aleja hacia la ventana. —Regresando a Rachel, ya le he dicho que le estás


mintiendo y me mantendré diciéndole hasta que me crea. Sé que la lastimara
averiguar acerca de ti, pero es por su propio bien. Cuanto antes se aleje de ti, más
pronto podrá…

—No. —Me reúno con Shelby en la ventana—. No lo hagas. Te prometo que


la mantendré a salvo.

—Tú y yo sabemos que no puedes prometer eso. Si se enteran de ella, la


lastimarán.

—No lo harán. La protegeré. No permitiré que nadie se acerque a ella.

—No estás pensando bien, Pearce. Tu juicio está nublado por Rachel y los
sentimientos que tienes por ella. Ese es porqué necesito intervenir antes de que los
dos tomen esto más lejos.

Sostengo su hombro. —No harás tal cosa. ¿Entiendes? Quédate fuera de esto.

Echa un vistazo a mi mano sobre su hombro. —¿Estás amenazándome?

—No. —Doy un paso atrás, quitando mis manos de ella—. Pero me gustaría
proponerte un trato.

Me mira con recelo. —¿Qué tipo de trato?

—Tu padre. ¿Qué necesita? ¿Cuánto dinero necesita para su medicina?

Su rostro se suaviza un poco. —No importa. La medicina no funciona así que


255

ni siquiera la está tomando.


Página

—Entonces, ¿qué necesita? Haré cualquier cosa que pueda.


—Está muriendo. No hay nada que puedas hacer.

—¿Cuánto tiempo le queda?

Sus ojos están destrozados, pero toma una respiración profunda, luchando
contra el deseo de llorar. —Un par de meses, tal vez. Los médicos no lo saben con
certeza.

—Tiene que haber algo que pueda hacer.

Niega con la cabeza, secándose los ojos. —Tu dinero no ayudara. Está en el
punto donde solo espera morir. —Está llorando ahora. Con la cabeza hacia abajo
así que no puedo ver su rostro—. Solo deseo que no tenga que sufrir. Tiene tanto
dolor. Y los médicos parecen no poder ayudarlo. Lo han intentado todo.

Pongo mi mano en su hombro, esta vez con suavidad. —Shelby escúchame, le


conseguiré ayuda. Al menos aliviaré su sufrimiento hasta el final.

—No puedes —dice sollozando.

—Sí, puedo. Conozco personas. Personas que pueden ayudarlo.

Levanta la cabeza para mirarme. —¿Qué quieres decir?

—Conozco a un hombre. Un doctor, es joven, pero muy bueno, es


extremadamente inteligente. Cree en desafiar a la medicina convencional y está
trabajando en crear nuevos tratamientos y drogas para enfermedades que no han
respondido a la medicina tradicional. No puede curar el cáncer, pero estoy casi
seguro de que puede darle algo a tu padre para el dolor.

—¿Quién es este chico? Y ¿cómo lo conoces?

—Su nombre es Dr. Logan Cunningham. Lo conocí cuando iba a la


Universidad de Harvard. Estaba en la escuela de medicina en ese momento.
Fuimos amigos, desde la primera vez que lo vi quede impresionado por su
brillantez. Cuando se graduó, se fue a Europa para estudiar con algunos médicos
muy innovadores quienes también están en búsqueda de nuevos y mejores
tratamientos.

—Así que ¿vive en Europa?

—No, recientemente regreso a los Estados Unidos, vive en Boston. No he


256

hablado con él desde el verano pasado, pero sé que estaría dispuesto a ayudar a tu
padre. Y cubriría cualquier costo que incurra.
Página
—¿Este Cunningham es uno de ustedes? Es decir, es parte de…

—No, no es un miembro. No sabe que existe.

—Y de verdad ¿crees que podría ayudar?

—Sí, pero el tratamiento no es algo aprobado por la FDA. Sus tratamientos los
ha desarrollado él mismo o con los otros médicos en este grupo en el que ha estado
trabajando. El público en general no tiene acceso a ellos.

—Así que ¿son peligrosos?

—Todas las drogas pueden ser peligrosas. Incluso las que han sido aprobadas.
Todas tienen efectos secundarios. Así que sí, tu padre estaría tomando un riesgo,
pero en este punto, podría estar dispuesto a intentar cualquier cosa.

Asiente. —Sí, lo haría. Mi mamá y yo también lo haríamos. Estamos


desesperadas por ayudarlo.

—Entonces, déjame hacer esto por ti. Permite que tu padre sepa que un doctor
vendrá a verlo. Contactaré a Logan y te haré saber cuándo estará allí.

—Quiero estar allí también. Quiero conocerlo antes de que haga cualquier cosa
a mi papá.

—Está bien. Pero te aseguro, no tienes nada de qué preocuparte. Y estoy casi
seguro de que Logan será capaz de ayudarle. Ahora, ¿me ayudaras a no poner a
Rachel en mi contra?

Suspira. —Está bien, pero tienes que prometerme que no acabara lastimada.

La puerta se abre y Shelby y yo no giramos para ver a Rachel entrando. —


Hola, disculpa, estoy retrasada.

—No hay problema digo—. Shelby me dejo entrar y solo hemos estamos
hablando.

Rachel cuelga su abrigo en la percha y se acerca a mí. —¿Sobre qué hablaban?

Shelby responde—: Pearce tendrá a uno de sus amigos médicos viendo si puede
ayudar a mi papá.
257

—¿En serio? —Rachel me sonríe mientras coloco mi brazo alrededor de ella—.


¿Quién es?
Página
—Un hombre que conocí cuando iba a Harvard.

—Podría ser capaz de ayudar a mi papá con su dolor —dice Shelby—. Y


Pearce ofreció pagar cualquier gasto.

Rachel me alcanza y me besa. —Que amable de tu parte.

—Sí, lo es —dice Shelby, realmente me está vendiendo aquí. No esperaba que


hiciera eso. Solo quería que nos dejara a Rachel y a mí solos. Pero tomo el apoyo.
Es mucho mejor que la alternativa—. Bueno, debería irme. La cena se enfría.

—¿Por qué no te quedas? —le pregunta Rachel. Ella me mira—. ¿Conseguiste


suficiente comida?

—Sí, hay un montón. Eres bienvenida a unirte a nosotros, Shelby.

—No gracias. Ya comí y tengo cosas que hacer.

—De acuerdo. —Rachel camina hacia la puerta de Shelby. La escucho


hablando en voz baja con ella. Gracias por dejarlo entrar… y ser amable con él.

Camino a la cocina mientras cierra la puerta. —Así que ¿estas lista para la
cena?

Corre hacia mí. —Tengo que besarte primero. Te extrañe.

Mi pecho se calienta al escucharla decir eso. Es agradable ser echado de menos.


Nadie me extraña. A nadie le importo lo suficiente. Nadie más que Rachel.

—Te extrañe también. —La beso y me mantengo besándola porque nunca


tengo suficiente. Vamos, a la recámara, y al tiempo que hemos terminado, estoy
seguro de que nuestra cena esta helada.

—Necesito salir y conseguir algo para cenar —le digo. Su cuerpo desnudo
envuelto en el mío y ambos atrapados en nuestra respiración.

—Solo tendremos que volver a calentar lo que trajiste. Huele muy bien.

—No sabía lo que querías así que compre medio menú.

Ríe. —Podrías solo preguntarme. Pero para que conste, me gusta cualquier
cosa, no soy quisquillosa con la comida.
258

Descansa su cabeza en mi pecho mientras juego con su cabello. Tiene el cabello


Página

más suave y siempre huele a flores.


—¿Has tenido un buen día? —me pregunta.

—El comienzo y el final fueron excelentes. El medio simplemente estuvo bien.


Es verdad. Las mejores partes de mi día son cuando estoy con Rachel—. ¿Has
considerado mi oferta?

—¿Para mudarme contigo? —Frota su mano en mi pecho.

—Sí.

—Todavía lo estoy considerando.

—¿No hay nada que pueda hacer para influir en tu decisión?

Me mira. —Quiero. Estoy confundida.

Me incorporo un poco, apoyándome contra la pared, ya que no tiene una


cabecera. —¿Acerca de que estás confundida?

—Nosotros.

—¿Qué pasa con nosotros?

—No sé qué es esto… nuestra relación. No sé cómo tan seria es, o a donde va
esto. Pero sé que tengo todos estos sentimientos por ti y me asustan y excitan todo a
la vez.

—¿Por qué te asusta?

—Porque sigo pensando que es demasiado pronto para sentirme de esta


manera. Como tal vez estoy leyendo mal o que los sentimientos no son reales.

—¿No sé siente real?

—Sí, por esa razón es tan confuso.

—Rachel. —Ahueco la mano alrededor de su rostro, y miro en sus ojos—. Me


siento igual. Nunca me he sentido de esta manera por nadie más que por ti, y una
parte de mí no lo entiende. Pero no cambia cómo me siento. No cambia el hecho de
que…

Se incorpora un poco. —Que tú, ¿qué?


259

Mi mano se mantiene en su rostro, mis ojos clavados en los de ella. —Que te


Página

amo. Te amo Rachel.


Luce sorprendida, pero está sonriendo. —Yo también te amo. Pero pensé que
solo era yo. No sabía que te sentías de la misma forma.

—No eres solo tú.

Trepa hacia arriba de mí y me abraza, su piel cálida cubriendo la mía, su


cabello suave cayendo sobre mi hombro. La sostengo contra mí y beso la parte
superior de su cabeza.

—Te amo —le digo de nuevo.

Otra primera vez para mí. Diciendo te amo. Nunca había dicho esas palabras a
nadie.

—Te amo también —dice ella.

Y otra primera vez. Nadie me ha dicho eso. Ni siquiera mis padres.

—Es la primera que alguien me lo dice. —¿Acabo de decirlo en voz alta?


Mierda.

Se sienta. —¿De verdad?

Me aclaro la garganta. —Sí.

—¿Ni siquiera tus padres?

—No decimos cosas como esas en mi familia.

La tristeza se apodera de su rostro. —Deberían haberte dicho eso. Hace mucho


tiempo. Pero puesto que no lo hacían, lo estoy diciendo ahora. Te amo, Pearce. Y
lo digo con todo mi corazón. No tiene sentido, me confunde y me hace dudar. Pero
es cómo me siento y no puedo cambiarlo y no quiero.

—Entonces no lo hagas. No dudes, no lo cambies, solo déjalo ser. Solo ámame


y déjame amarte.

La atraigo hacia mí, nuestros cuerpos presionados juntos, mis brazos envueltos
a su alrededor.

Esto es todo. Este es uno de esos momentos en los que no puedo imaginar las
cosas mejorando. Cuando todo parece perfecto y correcto y casi demasiado bueno
260

para ser verdad. Nunca pensé que tendría un momento así, pero aquí esta.
Página

Estoy con la mujer que amo. Realmente, profundamente, con todo mi corazón,
amo a Rachel. Y aún mejor, ella también me ama.
No podría ser más perfecto que esto.

261
Página
Rachel

A
cabo de decirle a Pearce que lo amo. Sabía que lo amaba, pero estaba
demasiado asustada para admitírmelo a mí misma, así que
definitivamente estaba demasiado asustada de decírselo en voz alta. Pero
entonces él me lo dijo, así que lo dije en respuesta. Se sintió bien finalmente decirle
cómo me siento y escuchar que se siente igual.

Cuando me dijo que nadie nunca le había dicho que lo amaba, ni siquiera sus
padres, casi lloré. Me rompió el corazón saber que solo tiene 25 y no ha escuchado
esas palabras hasta que se las dije ahora mismo.

Estoy empezando a entender por qué Pearce tiene tanta tristeza en sus ojos.
Tanta soledad. Tanto dolor. Pero creo que es más que el que su familia lo haga
sentir así. Creo que hay otras cosas también. Desearía que me dijera cuáles son esas
cosas, pero no está listo para hacerlo, o tal vez no quiere. Tal vez no quiere
retroceder y revivir lo que sea que haya puesto esa tristeza y soledad en sus ojos.

—Oye. —Le beso la mejilla y descanso la cabeza en su hombro.

Me besa la frente. —¿Sí?

—Te amo.

Sonríe. —Yo también te amo.

—Vayamos a comer. Luego tal vez regresemos aquí después y hagamos esto de
nuevo.

Me acerca y me besa. —O sencillamente podríamos hacerlo de nuevo ahora


mismo.

—Me muero de hambre. Necesitamos reabastecernos. —Lo aparto y bajo de la


cama—. Y después de eso, necesito hacer algo de lectura para la clase.
262

—¿Harás que vaya a casa esta noche? —Aparta las mantas a un lado y se
levanta.
Página
—No. Te quiero aquí.

—Bien. —Me besa desde atrás y me besa el costado del cuello—. Porque no me
iba a ir.

—Sí, asumí que si venías no podría deshacerme de ti.

Sus labios cosquillean mi cuello. —Lo dices como si fuera algo malo.

Me rio y me libero de sus brazos.

Nos vestimos, luego entro en la cocina y recaliento nuestra cena. Luego nos
acurrucamos juntos en el sillón y leemos. Yo leo mi libro de texto y él lee uno de
mis libros de historia sobre la Revolución. Él no ve mucha televisión y yo solo
tengo unos cuantos canales, ninguno que vería. Cuando ve televisión, normalmente,
son deportes o noticias financieras.

Después regresamos a la cama y me quedo dormida en sus brazos. Quiero


quedarme dormida con Pearce cada noche, así que tal vez simplemente debería
mudarme con él. Si lo hiciera, no podría contarle a mi mamá. Se avergonzaría de
que yo viviera con un sujeto con él que no estoy casada. Pero tendría que contarle.
Sabría que no estoy viviendo aquí cuando no responda mi teléfono.

En la mañana, Pearce no está en la cama y me pregunto si ya se marchó al


trabajo. Pero entonces lo escucho en la otra habitación.

—¿Pearce? —lo llamo.

Entra en la habitación, cargando un ramo de tulipanes amarillos y una docena


de rojas rosas de tallo largo.

—Buenos días. —Deja las flores y me besa.

—¿Qué es todo esto? —Señalo las flores.

—Te compré unas flores. Noté que no tenías ninguna.

—Las otras murieron. Pero no tenías que traer más.

—Por supuesto que sí. Te gustan las flores, así que tenía que asegurarme que
tuvieras algunas. Te conseguiré tantas cómo quieras. Llenaré todo tu departamento
con ellas.
263

—Estas son más que suficientes. Gracias. —Lo abrazo. Huele bien, como si ya
Página

se hubiera duchado. Y tiene puesta ropa diferente: pantalones vaqueros y la camisa


de polo blanca que compró cuando fuimos de compras—. ¿Fuiste hasta tu
departamento para ducharte y vestirte?

—No. Me duché aquí y tenía una bolsa de viaje en el auto. —Sonríe. Tenía
confianza en que me dejarías quedarme.

—No te falta confianza, eso seguro. —Lo beso—. Déjame alistarme realmente
rápido y luego te haré el desayuno.

—Ya está hecho. Lo compré cuando salí a conseguir flores.

—¿En serio? —Corro a la cocina y veo una pequeña bandeja de pastas, algo de
fruta fresca, café y jugo de naranja.

Lo escucho detrás de mí. —Decidí en contra de los huevos. No viajan bien.

—Esto es perfecto. —Me siento en uno de los taburetes y tomo un sorbo de


café—. Normalmente, solo como un trozo de tostada.

—Rachel, necesitas comprar víveres. Apenas tienes algo en tu refrigerador. Te


di dinero para víveres, así que ¿por qué no fuiste de compras?

Tomo un cruasán. No sé dónde consiguió estas cosas, pero lucen deliciosas.


Muerdo el cruasán. Es una delicia hojaldrada, de mantequilla, que se derrite en la
boca. —Son asombrosos.

Se sienta en el taburete junto al mío.

—Rachel, ¿por qué no compraste víveres?

—Lo haré. Solo… tuve que utilizar el dinero para algo más.

—¿Qué?

—La factura eléctrica —murmuro, avergonzada de admitir que no tenía dinero


para pagarla yo misma.

Suspira mientras saca su billetera. —Toma esto y compra algo de comida. —


Pone tres billetes de $100 en la encimera.

—No voy a aceptar tu dinero. Voy a conseguir otro trabajo.


264

—¿Por esa razón tienes esto? —Levanta la solicitud que conseguí ayer.
Página

—Sí.
—¿Vas a trabajar en una tienda de víveres? Ahí pagan casi nada. Después de
los impuestos, serás afortunada de ganar cien dólares a la semana.

—Probablemente más bien cincuenta. Solo necesitan a alguien unas cuantas


horas a la semana, para reemplazar a personas que se reportan enfermas o se van de
vacaciones.

—¿Tus padres saben que estás teniendo dificultades?

—No. Y nunca les diré. Eso solo le probará a mi mamá que no puedo vivir sola
y necesito volver a mudarme con ellos. Y eso no va a suceder. —Le quito la tapa a
uno de los envases de jugo de naranja y se lo entrego—. Toma. Y come una pasta.
Son deliciosas. ¿Dónde las compraste?

Mueve el jugo de naranja a un lado y desliza el dinero más cerca de mí. —


Acepta esto.

—No lo necesito.

Vuelve a sacar su billetera. —Si no lo aceptas, sencillamente seguiré


añadiéndole hasta que lo hagas. —Pone otro billete de cien dólares encima.

—Pearce, no.

—Aún no lo has tomado. —Baja otros cien—. Tengo muchos más de donde
vinieron esos. Podríamos hacer esto toda la mañana. —Baja otro billete, y entonces
otro.

—De acuerdo, alto. —Levanto los billetes y los cuento—. Esto son setecientos
dólares. No necesito tanto para víveres.

—Entonces utiliza el resto para algo más.

Sostengo los billetes. —Bien. Aceptaré esto, pero solo porque necesito frenos
nuevos. Y te lo devolveré cuando…

—¿Frenos? —Me sostiene el brazo—. ¿Qué frenos? ¿Frenos de auto?

—Sí. Necesito nuevos, pero lo he estado retrasando porque no tenía el dinero.

Gira mi taburete para que esté frente a él. —¿Has estado conduciendo por ahí
en un auto con frenos defectuosos?
265

—No es la gran cosa. Haré que los arreglen.


Página

—¿Siquiera funcionan? ¿Puedes parar?


—Sí. —Me giro de vuelta a la cocina y tomo otra pasta—. Pero es algo así
como una parada retrasada.

—¿Una parada retrasada? ¡Rachel, podrías haberte matado! —Se levanta y


rodea la encimera, se para enfrente de mí mientras yo permanezco sentada en la
barra—. No vas a conducir ese auto hasta que esté arreglado.

—¿Entonces cómo esperas que llegue a clase?

—Te rentaré un auto. Uno que tenga frenos funcionales. Haré que lleven tu
auto al taller al que voy yo. Los mecánicos allí son excelentes. Pondrán frenos
nuevos y revisarán si hay algo más que necesite arreglo.

Levanta el teléfono en la pared y llama a alguien.

—Pearce, ¿qué estás haciendo?

—Llamando a mi secretaria. Tiene el número de mi mecánico. —Le habla a


ella y anota la dirección, luego cuelga.

Yo me le acerco. —Pearce, détente. Yo misma puedo hacerlo. No necesito que


hagas esto por mí.

—Esto no puede esperar. Necesita hacerse hoy. Nunca debiste haber estado
conduciendo ese auto sabiendo que los frenos estaban mal. ¿Por qué no me lo
dijiste?

—¿Por qué te lo contaría?

—¡Por qué yo te habría dado el dinero!

—¿Por qué te enojas tanto?

—¡Por qué andas conduciendo por allí un auto sin frenos!

—Tiene frenos. Solo que están desgastados. Y no me sentía bien pidiéndote


dinero.

Eleva la voz. —Rachel, soy un jodido multimillonario. ¡Solo pídeme el dinero!


¡Cuándo tu vida está en riesgo, dejas el orgullo de lado y tomas el maldito dinero!

—Solo para, ¿de acuerdo? No me gusta tu tono y no me gusta el hecho de que


266

te hagas cargo así. Estás exagerando.


Página

—¿Exagerando? ¡Andas por ahí conduciendo un auto sin frenos!


Siento como si me estuviera regañando y odio que me regañen.

—Tengo que alistarme y tú tienes que llegar al trabajo. Te veré después. —Me
retiro intempestivamente al dormitorio, cerrando la puerta detrás de mí.

—Rachel. Regresa aquí.

Me siento en la cama. Necesito un momento para calmarme. Sé que Pearce


solo está intentando ayudar, pero la forma en que lo está haciendo me hace sentir
como si fuera una niña. Como si no fuera responsable o competente o capaz de
hacer nada por mí misma. Es como mi mamá me hace sentir cada vez que cometo
un error. Ella no me deja arreglarlo, solo se hace cargo.

Pasan unos minutos y asumo que Pearce se marchó. No he escuchado ningún


ruido en la cocina desde que salí bruscamente de allí. No debí haber hecho eso. Soy
muy mala en discutir. Siempre huyo en lugar de hablarlo. Ahora me siento mal.
Pearce solo estaba intentando ser agradable y yo le grité por eso.

—Rachel, ¿puedo entrar? —Es Pearce. Así que no se marchó. Supongo que
estaba esperando a que yo saliera.

—Sí.

Abre la puerta, entra y se sienta a mi lado. —Lo siento.

Me trepo en su regazo y lo abrazo. —No lo sientas. Solo estabas intentando


ayudar.

—Pero no lo hice. En su lugar me hice cargo. Es lo que hago. Veo un problema


y lo arreglo. Y la idea de que conduzcas por ahí sin…

—Lo sé. Es peligroso. Debí haberlo reparado hace semanas. —Me echo atrás
sobre su regazo—. Y tienes razón. Pude haberte pedido que me prestaras el dinero.

—Te lo habría dado. —Me acomoda el cabello detrás de la oreja—. En


cualquier momento que necesites algo, solo pídelo.

—Tengo problemas en aceptar ayuda, incluso cuando sé que la necesito. Mi


mamá era tan sobreprotectora cuando yo era niña que ahora tengo esta fuerte
necesidad de ser independiente. Ser libre de cometer errores sin ser juzgada o
rescatada. Así que cuando te hiciste cargo de esa forma, me sentí como solía
sentirme con mi mamá. Como aún me siento cada vez que intenta hacerse cargo de
267

mi vida.
Página
—Rachel, no estoy intentando hacerme cargo de nada. Quiero que seas
independiente. Me gusta eso sobre ti. Solo entré en pánico cuando imaginé que tus
frenos fallaran y salieras lastimada. —Hace una pausa—. Supongo que es un
problema de estar enamorado.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando amas a alguien, harías cualquier cosa para mantenerlo a salvo. Y no


siempre piensas con claridad. Yo no reaccioné bien antes y lamento eso.

—Yo tampoco reaccioné bien.

—Debí habértelo preguntado en lugar de decírtelo, así que te lo pregunto


ahora. ¿Por favor, me permitirías encargarme de esto por ti?

Le beso la mejilla. —Sí. Pero voy a devolverte el dinero. Si vas a encargarte del
auto, entonces no necesito el dinero.

—Quédatelo. Y utilízalo para llenar ese maldito refrigerador. —Sonríe—. Me


estoy cansando de morirme de hambre cuando sea que vengo aquí.

—¡Oye! —Presiono su hombro—. No te estás muriendo de hambre. Eres


sencillamente inmenso y comes un montón.

—Tal vez, pero permanece el hecho de que necesitas comprar víveres.

—De acuerdo. Lo haré. Excepto que ahora no tengo auto.

—Vístete e iremos a un local de alquiler. —Revisa su reloj—. Solo necesito


cancelar una reunión. —Me levanta de él y se pone de pie—. Necesito ir a hacer
una llamada.

—Pearce, solo ve. Veré si Shelby puede darme un aventón al campus después.
No quiero que te metas en problemas en el trabajo.

—No me meteré en problemas. —Se inclina y me besa—. Soy dueño de la


compañía.

Sale a hacer su llamada. A veces olvido que es un multimillonario que algún


día se hará cargo de una de las compañías más grandes de Estados Unidos. Cuando
estamos juntos no pienso en eso. Para mí él solo es Pearce. Mi novio. El hombre
que amo.
268
Página
Vamos al local de alquiler y escojo un auto, luego se dirige al trabajo. Voy a
clase y cuando regreso a mi departamento para almorzar, mi auto ya no está.
Probablemente alguien lo recogió justo después que Pearce llamó al taller.

Ahora me alivia que él haga esto por mí. Mi auto probablemente tiene toda
clase de problemas que necesitan repararse. Y si voy a dejar que gaste dinero en mí,
preferiría tener mi auto reparado a que me compre un costoso regalo, como un
collar o pendientes. Esas cosas son lindas, pero tener un auto seguro y confiable es
mucho más importante.

Después del almuerzo, llamo a Pearce. —Hola. Solo estaba reportándome.


¿Supiste algo del taller?

—Sí. Encontraron varios problemas y tienen que ordenar algunas partes.


Probablemente no lo tengan listo hasta dentro de unos días.

—¿Qué problema tiene?

—No conozco todos los detalles. Me enviaron por fax una lista de artículos.
Puedo mostrártelo después. Rachel, lo siento, pero tengo una reunión a la que ya
voy tarde. Tengo que irme.

—De acuerdo. Ten una buena tarde. Te amo.

—Adiós. —Cuelga sin corresponderme él «te amo». Probablemente no quiere


decirlo en la oficina en caso de que las personas escuchen.

La semana transcurre y Pearce viene a quedarse cada noche después del


trabajo. Sigue insinuando que debería mudarme con él, pero me gusta estar cerca
de la escuela. Le dije que me quedaría con él en diciembre, una vez que terminen
las clases. Y continuaré quedándome con él hasta que descubra qué voy a hacer
después de la graduación. Aún no hemos hablado al respecto, pero lo he pensado
un montón. No quiero mudarme lejos de Pearce, pero no puedo renunciar a una
oportunidad de trabajo por un novio. Tendríamos que ser más que eso, y no veo
que vaya a suceder eso en el futuro cercano.

El viernes, voy al penthouse de Pearce para quedarme durante el fin de


semana. George, el sujeto de seguridad, ahora me conoce y nos estamos volviendo
amigos. Su trabajo puede ser algo aburrido, estar sentado en ese cubículo de
seguridad todo el día, así que a veces, como hoy, cuando estoy esperando que
Pearce llegue a casa, salgo y hablo con George. Siempre me dice bromas. Tiene
269

doce nietos y aman las bromas, así que tiene suficientes para llenar un libro. Son
bromas tontas, pero aun así divertidas. Yo incluso he utilizado algunas de ellas en
Página

mis recorridos. Son un gran éxito con los de último año.


Pearce llega a casa del trabajo a las seis. No hice la cena, así que ordenó a
domicilio. Siempre hace eso cuando me quedo allí, y aunque la comida es deliciosa,
no sé por qué no salimos. No quiero sacarlo a colación durante la cena, pero
después, cuando estamos recogiendo los platos, decido decir algo.

—Pearce, ¿por qué no salimos mañana en la noche? —Le quito un plato y lo


coloco en el lavavajillas.

—¿A dónde te gustaría ir?

—A cenar. —Me tiende nuestros vasos y los añado al lavavajillas y lo cierra—.


Podrías llevarme a tu sitio favorito.

Se aclara la garganta. —Preferiría quedarme.

Una vez más, se rehúsa a sacarme. No lo entiendo, pero no quiero pelear por
ello.

—Entonces cenaremos aquí, pero tal vez podríamos invitar a un par de tus
amigos para que pueda conocerlos.

—No tengo amigos. —Me rodea para ir a la mesa y acomodar nuestras sillas.

Voy hasta él. —Por supuesto que tienes amigos. Siempre me cuentas sobre los
eventos sociales a los que asistes. Debes tener amigos que ves allí.

—Son conocidos, no amigos.

—Pearce, ¿por qué no…?

—NO vamos a invitar a nadie. —Lo dice tenso mientras su cuerpo se pone
rígido.

Doy un paso atrás. —Um, de acuerdo.

No sé qué acaba de suceder, pero no me gustó. Fue como si el Pearce que amo
desapareciera y fuera reemplazado por alguien más. Y ese alguien me asustó. No
me gustó su tono o la forma en que su cuerpo se puso rígido cuando sugerí que
invitáramos personas a venir.

La sala se queda en silencio. Él está mirando hacia el suelo. Doy otro paso
atrás y se da cuenta.
270

Rachel, lo siento. No fue mi intención levantar la voz.


Página
—No es solo eso. Te volviste casi… no sé cómo describirlo. Nunca te he visto
reaccionar de esa manera.

Me jala hacia sus brazos. —Lo siento. Tuve un largo día en el trabajo y estoy
cansado. Y en cuanto a tener personas encima, tal vez podríamos hacerlo en otro
momento. Siento como que no pasamos mucho tiempo, juntos, así que el tiempo
que tenemos quiero pasarlo solo contigo.

Miro hacia él. —Pero con el tiempo me vas a presentar a tus amigos, ¿verdad?

—Cómo dije, yo realmente no tengo amigos, pero…

—Pearce, solo accede a ello.

Él duda. —Sí. Te voy a presentar a algunas personas.

Me siento de alguna forma mejor ya que estaba de acuerdo con eso, pero aún
creo que su reacción inicial fue extraña. Y parece muy reacio a hacerlo.

Vuelvo a la cocina y recojo los contenedores de comida para llevar y los tiro a
la basura. —Ah, me olvidaba de decirte. El refugio finalmente obtuvo el visto
bueno para abrir de nuevo, así que voy a ir allí mañana por la mañana.

Cuando me volteo, agarra mi brazo. —Pensé que ya no estabas haciendo eso.

Por supuesto que lo estoy haciendo. Miro hacia su mano en mi brazo. Está
actuando extraño de nuevo.

—Pero tú dijiste que estaba cerrado por reparaciones.

—Lo estaba, pero todo está arreglado ahora, así que reabrieron el refugio
anoche.

—No quiero que vayas allí. Usa ese tono contundente de nuevo.

Jalo mi brazo de su agarre. —Bueno, voy allí, así que tendrás que superarlo.

—Entonces voy contigo.

En serio, no entiendo cuál es su problema cuando se trata de mi trabajo


voluntario en el refugio. Y su actitud acerca de esto está empezando a hacerme
enfadar.
271

—Pearce, tú no vas conmigo. No necesito un acompañante.


Página

—No puedes ir allí sola. Es demasiado peligroso.


—Dices eso acerca de todo y me estoy cansando de eso. Dejo la cocina y
entro en la sala de estar. Sé que el mundo es un lugar peligroso, pero eso no va a
impedirme salir a este y ayudar a otros. Así que lo siento si no te gusta, pero voy a
seguir trabajando en el refugio.

—¿Por qué estás haciendo esto? Se acerca a mí. ¿Por qué no puedes ser
voluntaria en otro lugar?

¿Por qué estás actuando de esta manera? Ya sabes que me encanta trabajar
allí, así que, ¿por qué tratarías de quitármelo?

Su cuerpo está aún más tenso que antes, como si estuviera tratando mucho de
contener su ira. —Ese refugio está en una parte mala de la ciudad. Los traficantes
de drogas deambulan por las calles y hay asesinatos allí todo el tiempo. Tú NO vas
allí.

Eso es todo. No puedo manejar que me diga qué hacer. Voy al armario y saco
mi abrigo.

—¿Qué estás haciendo? pregunta Pearce.

—Yéndome. No puedo estar cerca de ti cuando estás así. Rápidamente me


pongo mi abrigo y agarro mi bolso. Te veré más tarde.

¡Rachel, espera! Me detiene en el ascensor. Estoy tratando de ayudarte.


No quiero que salgas lastimada.

Sé que no quieres. Pero yo no necesito que me protejas. El ascensor se


abre y entro.

—¿Vas a volver aquí mañana?

Hago una pausa. —Creo que solo voy a quedarme en mi casa. Tengo mucho
que terminar en casa.

—Rachel, no estés molesta. Solo quédate aquí y vamos a hablar de esto.

—No puedo. Necesito irme.

Cuando la puerta del ascensor se cierra veo la tristeza en sus ojos. No me gusta
ser la causa de esa tristeza, pero no puede tratar de controlarme así. Me gusta
272

trabajar en el refugio y no puede quitármelo solo porque a él no le gusta. Nuestra


relación no funcionará si él va a ser de esa manera.
Página
A la mañana siguiente voy al refugio. Tengo un nuevo estudiante para
enseñarle, así como mis estudiantes habituales. Pero dado lo cansada que estoy, no
estoy segura de qué tan buen trabajo estoy haciendo. Parece que no puedo
mantenerme enfocada.

No dormí mucho anoche. Estaba pensando en Pearce. Y lo extraño. Estoy


acostumbrada a tenerlo junto a mí, así que ahora cuando no está, doy vueltas en la
cama, buscándolo.

No me gusta pelear con él y odiaba dejarlo así. Pero sentí cómo que no tenía
otra opción. No estoy cediendo a sus demandas, y no quería que pasara el resto de
la noche tratando de convencerme de cambiar de opinión, lo cual es el porqué no
respondí cuando me llamó anoche y esta mañana.

Cuando termino en el refugio, vuelvo a mi edificio y encuentro a Pearce


esperando allí. Está de pie junto a su auto, usando un traje y un abrigo negro.

Me acerco a él. —Hola.

—Hola, Rachel. Su tono formal está de vuelta. No lo he oído hablar de esa
manera por un tiempo. No fui capaz de contactarte por teléfono. Quería hacerte
saber que tengo que ir a la oficina hoy. Si necesitas ponerte en contacto conmigo,
simplemente llama al número de mi oficina.

Asiento. —Está bien.

Se inclina y me abraza. —Te amo.

Tanto el abrazo cómo sus palabras calientan mi corazón y disuelven los restos
de ira que sentía hacia él. A pesar de que de alguna forma estamos peleados,
todavía condujo todo el camino hasta aquí, completamente fuera de su camino,
para hablar conmigo. Y para decirme que me ama y darme un abrazo, dos cosas
que sé que todavía no está cómodo haciendo. Y, sin embargo, todavía las hizo.

Me deja ir y vuelve a su auto.

—Pearce, espera digo antes de que cierre la puerta.

¿Sí, Rachel?

—Te amo también. Hago una pausa. ¿Podemos hablar de esto?


273

—No hay necesidad. Siempre estaremos en desacuerdo en este tema así que no
hay necesidad de hablar de ello. Duda, entonces sale del auto de nuevo. Toma
Página

mi mano. Sé que podría haber reaccionado mejor anoche, y me disculpo por


levantar la voz. Pero mis sentimientos siguen siendo los mismos. Te amo Rachel, y
debido a eso, siempre voy a estar preocupado por tu seguridad. Mira la zona que
nos rodea. No me gusta que vivas en este vecindario y no me gusta que vayas a
ese refugio. Y aunque no estás de acuerdo conmigo, no voy a ocultar mis opiniones
sobre estos asuntos. Quiero que sepas cómo me siento, incluso si nada cambia tu
opinión.

—Pearce, entiendo de dónde vienes, pero no voy a dejar de ir al refugio.

—Sí. Lo sé. Deja ir mi mano. Tengo que llegar a la oficina.

Mientras se está metiendo en el auto, pregunto—: ¿Quieres cenar esta noche?

Sonríe, lo que no ha hecho todo el tiempo que ha estado aquí. —Sí. Me


gustaría mucho eso.

Le devuelvo la sonrisa. —¿A qué hora estarás en casa?

—Probablemente alrededor de las cinco.

—Me siento como para cocinar algo. Voy a parar en la tienda en mi camino
allí. Me apoyo en el auto y lo beso. Te veo más tarde.

—Sí. Te veré esta noche. Su rostro se ilumina, la tristeza en sus ojos se ha ido
ahora.

Mientras se aleja, me siento aliviada de que terminamos esta pelea antes de que
se saliera de control. Adam y yo solíamos pelear todo el tiempo, por las cosas más
pequeñas, y eso, me volvía loca. Me sentía como que estábamos todavía en la
preparatoria.

No voy a hacer eso con Pearce. Quiero que esta relación funcione, y con el fin
de hacer eso, tenemos que pelear como adultos y hablar de las cosas y estar bien
con el hecho de que no siempre estaremos de acuerdo.

Estoy realmente contenta de que Pearce no se diera por vencido justo ahora.
Me gustó que fuera honesto al decirme sus sentimientos, pero que aún respetara los
míos. Y me gustó que fuéramos capaces de resolver esto de una manera tranquila y
madura.

Nuestras peleas no siempre podrían terminar de esta manera, pero el hecho de


274

que esta sí, es una buena señal. Me hace sentir mejor acerca de nuestra relación, y
me hace pensar que tal vez podríamos tener un futuro, juntos.
Página
Pearce

E
s mediado de octubre, lo que significa que mi padre regresará a casa de su
viaje pronto. Estoy temiendo su regreso. Siento como si hubiera estado de
vacaciones estas últimas semanas y ahora están a punto de terminar.
Tendré que regresar a trabajar todas las horas del día y la noche, igual que los fines
de semana, lo que significa que tendré menos tiempo con Rachel. Eso me hace
temer el regreso de mi padre aún más. Estoy acostumbrado a ver a Rachel cada día,
y quiero que eso continúe. Lo necesito. No puedo pasar un día sin verla. La amo
más cada vez que estamos juntos. Amo todo de ella. Y cuando no está alrededor,
siento una especie de pérdida, como si algo me faltara.

El fin de semana pasado tuvimos una pelea. Normalmente eso causaría que
rompiera con una mujer, pero no tuve deseos de hacerlo con Rachel. La idea ni
siquiera me cruzó la mente. Arreglamos nuestro desacuerdo y nos volvimos más
fuertes por ello.

Nuestra pelea fue sobre su trabajo en el refugio, y aunque odio que trabaje allí,
me di cuenta que no puedo forzarla a renunciar. Si lo hago, no querrá estar
conmigo. Es independiente y tiene una voluntad férrea y me gusta eso de ella. Pero
aún me preocupa su seguridad. El refugio está justo al lado de ese callejón donde
mi padre le disparó al hombre indigente cuando yo tenía 16. He escuchado rumores
de que algunos trabajadores independientes entrenan ahí, disparando a indigentes
para estar mejor preparados para disparar exitosamente a los objetivos asignados de
sus misiones.

Si ese rumor es verdad, no quiero a Rachel cerca de ese lugar. No la quiero


cerca de nuestros trabajadores independientes y definitivamente no la quiero cerca
de ese callejón. Tampoco la quiero cerca del tráfico de drogas, robos y
apuñalamientos que sé que ocurren en ese vecindario.

Pero Rachel se rehúsa a escuchar mis preocupaciones, así que envié a uno de
mis hombres de seguridad para que la tuviera vigilada mientras ella estuviera allí.
Voy a seguir mandándolo cada vez que vaya de voluntaria. No voy a decirle porque
275

se enojará. Además, no necesita saberlo. De esta forma, ambos obtenemos lo que


queremos. Ella continúa siendo voluntaria allí y yo me siento bien sabiendo que
Página

está a salvo.
Conforme avanza la semana, me preparo para el regreso de mi padre
poniéndome al día con el trabajo que no hice. No veo a Rachel hasta mucho más
tarde, pero es mejor que no verla en absoluto.

Ahora es noche de jueves y tengo que ir a esa cena con mi madre. La recojo sin
demora a las seis y conducimos hasta la mansión Seymour. Espero que Katherine
no esté allí. Esta cena ya será mala de por sí. No necesito que empeore al tener a
una adolescente ciegamente enamorada siguiéndome por todas partes toda la
noche.

Cuando llegamos a la mansión, la hora del cóctel ya ha empezado y mi madre


se aleja para ir a hablar con sus amigas. Yo me consigo un bourbon, y mientras dejo
el bar, distingo a William Sinclair, el hermano de Royce. Debe haber conducido
aquí para la fiesta. Actualmente está viviendo en Boston, asiste a la escuela de
negocios de Harvard.

Siempre me ha agradado William. Es tranquilo, estudioso e intelectual. Royce


es el completo opuesto. Él hizo trampas para aprobar la Universidad y pasó todo su
tiempo allí bebiendo y de fiesta en fiesta.

Me acerco a William y le pregunto cómo va la escuela. Me cuenta sobre sus


clases y comparamos notas sobre algunos de los profesores.

—Parece que tienes una admiradora. —William asiente hacia el costado de la


habitación. Katherine está parada allí, mirándome fijamente. Tiene 15, pero luce
más como de 12. Es muy delgada, sin curvas y pecho plano. Trae puesto un sencillo
vestido negro, su largo cabello rubio lacio encuadra su infantil rostro, que se ha
cubierto de maquillaje en un intento de lucir mayor.

—Creo que ya se le pasó la hora de dormir —digo, girándome de vuelta a


William.

Él ríe entre dientes. —Ha tenido un flechazo por ti durante años. Quizá lo
superará cuando se muden.

—No sabía que se iban a mudar.

—Se mudarán a Nueva York. Al condado de Westchester. Pero creo que la


mudanza no es hasta dentro de unos meses. —Bebe su escocés—. Así que, aparte
de tu admiradora adolescente, ¿tienes una mujer en tu vida?

A pesar de lo mucho que quiero contarles a todos sobre Rachel y lo grandiosa


276

que es y cuánto la amo, no puedo. Ella tiene que permanecer como un secreto, al
menos por ahora.
Página
—No —digo—. Están esperando hasta que pase más tiempo después del
divorcio.

—No me estaba refiriendo a tu futura esposa. Estaba preguntando si salías con


alguien.

—No hay nadie por aquí con quién querría salir. —Doy un vistazo alrededor
de la habitación a las mujeres de mi edad. Todas son hijas de miembros, así que
están en la lista de citas aprobadas, pero no encuentro a ninguna atractiva. He
salido con algunas y dormido con otras, así que no es como si no les hubiera dado
la oportunidad. Jugué de acuerdo a las reglas. Salí con las correctas. Y todo lo que
conseguí fue darme cuenta que no las quería. Estoy cansado de estas chicas ricas y
mimadas que pasan todo su tiempo comprando y chismeando. Quiero a Rachel y
ahora que la tengo, les quita el atractivo a todas las otras mujeres, hasta el punto de
que ni siquiera las noto.

—Han elegido a la esposa de Royce —dice William—. Votaremos en la


siguiente reunión, pero estoy seguro que la aprobarán.

—¿Quién es?

—Victoria Lissfeld.

Victoria es una mujer alta, delgada, de cabello oscuro, que ha hecho carrera
gastando el dinero de su padre. Se graduó de la universidad, pero nunca ha tenido
un trabajo y nunca lo tendrá. En su lugar, pasa todo su tiempo de compras.
Comprándose diamantes y ropa de diseñador que espera impresionarán a sus
amigas, y acelerarán su subida a la cima de la escalera social. Es superficial,
mimada y egocéntrica. Una completa pesadilla. Cuando éramos más jóvenes, las
personas solían llamarla Victoria Brujafeld.

No puedo evitar reírme. —Que desafortunado para Royce.

—Sí, lo sé. Ella tampoco me agrada, pero si lo piensas, son perfectos para el
otro. Ella está tan obsesionada con su imagen como Royce. El problema es que no
es buena para él. Royce podría soportar que le bajen el ego unos cuantos grados y
Victoria no es la que lo hará. Ya lo está reforzando. Está intentando convertirlo en
estrella. Ella espera que su carrera política resulte en más que solo una posición en
el Senado.

—¿Realmente cree que elegirán a Royce para presidente?


277

—Ya se está discutiendo. Y Royce haría lo que fuera para hacer que suceda.
Preferiría mucho más ser presidente que un senador.
Página
—No puedo imaginar a Royce casado.

—Ahora ya no tiene opción. Su esposa ha sido elegida.

Empiezan a sonar campanas por la habitación, indicando que es tiempo de la


cena. William y yo nos dirigimos al comedor. Los sirvientes empiezan a
mostrarnos nuestros asientos. A mí me llevan a una silla cerca del extremo de la
gran mesa, y espero que mi madre esté sentada a mi lado. Pero, en su lugar, la veo
unos cuantos asientos más allá. Debe haber un error. Si estoy tomando el lugar de
mi padre, debería estar sentado junto a mi madre. Es el protocolo.

—Hola, Pearce. —Volteo y veo a una morena alta de mi edad parada junto a
mí.

—Hola. —Le estrecho la mano.

—Soy Sydney San James. Es un placer conocerte.

Miro sobre la mesa y veo a mi madre sonriéndome. Esto estuvo orquestado.


No estoy tomando el lugar de mi padre. Estoy aquí como la cita de Sydney. Debí
haber sabido que mi madre tramaba algo. Yo nunca asistía a estos eventos con ella.
Si mi padre no va, ella no va.

—¿Deberíamos sentarnos? —Sydney espera a que yo saque su silla. Lo hago, y


luego me siento yo.

—Me sorprende que no nos hayamos conocido antes —dice, girándose hacia
mí. Lleva un apretado vestido negro que tiene un escote lo bastante bajo para
mostrar sus pechos sin ser considerado inapropiado para una fiesta de cena.

—No es sorprendente. Vives en la costa oeste. Yo no voy mucho por allá.

—Así que sabes quién soy.

—Conozco a tu padre. Propietario de Shipping SJS. Una de las compañías de


envíos más grandes del mundo.

—Eso es correcto. Y tú eres el futuro CEO de Kensington Chemical, pronto


será unas de las compañías de químicos más grandes del mundo.

—Lo dudo. Apenas recientemente hemos empezado a explorar nuestras


opciones internacionales.
278

Los sirvientes aparecen de nuevo, trayendo el primer plato. Habrá por lo menos
Página

cuatro platos, tal vez cinco. Esta va a ser una tarde muy larga.
Las horas pasan y mi mente está en Rachel todo el tiempo. Ni siquiera estoy
escuchando a… ¿cuál era su nombre? ¿Sydney? Sí, eso es. Ella ha hablado todo este
tiempo, mayormente sobre sus estudios en el extranjero. No hay nada malo con
ella. Es hermosa y parece tener muy buena educación. Sencillamente no es para mí.
No tengo absolutamente ningún interés en ella.

Durante el último plato, siento que su mano acaricia mi muslo. Baja la voz y
dice—: Cuando esto termine, vayamos a tu casa.

Aparto su mano de mi pierna. —Necesito llevar a mi madre a casa, luego ir a la


oficina.

—¿Vas a trabajar tan tarde?

—He tenido que hacerme cargo de las responsabilidades de mi padre mientras


está lejos, así que he estado trabajando sin parar. —Es una mentira. No voy a la
oficina, pero necesito una excusa para que no se aparezca en mi penthouse más
tarde.

—No tardará mucho. —Su mano regresa a mi muslo, moviéndose hacia mi


entrepierna.

—Alto. —Lo digo entre dientes mientras le tomo la mano y la sostengo debajo
de la mesa para que no la vuelva a poner en mi pierna.

El hombre a su lado le pregunta algo y ella se gira hacia él para responder.


Libero su mano y finalmente la mantiene para sí. Afortunadamente, el hombre la
mantiene entretenida en una conversación hasta que podemos retirarnos de la cena.

Me reúno con mi madre en la puerta principal, no decimos nada mientras


esperamos que nos traigan nuestros abrigos. Cuando estamos en el auto y hemos
estado conduciendo unos cuantos minutos, finalmente habla.

—Noté que estabas hablando con Sydney San James.

—No tienes que fingir, Madre. Sé que me estabas emparejando.

—Ha pasado suficiente tiempo desde tu divorcio. Tu padre ya está hablando


con los otros miembros sobre con quién deberías casarte. Yo sencillamente estoy
interviniendo antes que ellos hagan su elección. No quieres que tu padre elija a
alguien. Si encuentras a alguien antes que él lo haga, al menos tendrás algo de
decisión sobre con quién pasarás tu vida. Sydney es una mujer hermosa. Y muy
279

inteligente. Creo que ustedes dos serían perfectos juntos.


Página
—No necesito que tú o padre me encuentren una esposa. Ni siquiera quiero
volver a casarme.

—Por supuesto que vas a casarte. Eso no es una opción. La apariencia lo es


todo, y cuando te hagas cargo de la compañía, necesitas aparentar ser un hombre
de familia maduro y responsable, con la esposa adecuada y al menos un hijo, con
suerte más.

Estoy bastante consciente del plan para mi futuro y aun así mis padres
continúan recordándomelo a cada oportunidad que tienen, probablemente porque
saben que me pone furioso. Obtienen una especie de placer enfermizo en
torturarme, especialmente mi padre. Creo que mi madre en verdad piensa que está
siendo agradable al encontrarme alguien como Sydney. Ella sabe que mi padre
elegirá a alguien que yo odie, solo para fastidiarme.

—No estoy interesado en Sydney —digo, mientras nos detenemos en la luz


roja.

—No pasaste suficiente tiempo con ella. Debiste haberla llevado a tu


penthouse.

Miro a mi madre, conmocionado de que siquiera sugiera semejante cosa. Nota


que la observo, pero mantiene los ojos en el frente del auto.

—No soy ingenua, Pearce. Sé cómo actúa las personas de tu edad. Se saltan el
salir en citas y van directo al sexo. —Se alisa la falda, luego se ajusta los guantes—.
Entonces, ¿qué te detuvo? ¿No la encontraste atractiva?

Aún estoy mirando fijamente a mi madre, sin creer que estamos teniendo esta
conversación. Ni siquiera la he escuchado nunca utilizar la palabra «sexo» antes de
esta noche.

—La luz es verde —dice, señalándola—. Apresúrate.

Vuelvo a mirar al frente y avanzo en la carretera.

—No respondiste mi pregunta —dice—. ¿Encuentras atractiva a Sydney?

—Sí. Pero acabo de conocerla. No iba a llevarla a mi penthouse.

—Te estás quedando sin tiempo, Pearce. Si no encuentras a alguien pronto, tu


padre y los otros miembros lo harán. Planean elegir a alguien antes de fines de año.
280

Mi pulso se eleva. —¿Qué? ¿Por qué él no me lo dijo?


Página
—Porque no quiere que elijas a alguien antes que él lo haga.

—Pero los miembros siempre eligen. No me dejarían elegir a Sydney incluso si


estuviera saliendo con ella.

—Eso no es verdad. Los miembros son más indulgentes de lo que crees. Si


encuentras una pareja compatible que encaje bien con nuestra familia, tanto a nivel
personal como a nivel corporativo, ellos permitirían el matrimonio. Y Sydney
proviene de una familia que encaja bien con los Kensington en ambos aspectos.

—Pero padre lo hizo sonar como si yo no tuviera elección.

—Solo dijo eso para que no intentaras encontrar a alguien. O, que el cielo lo
prohíba, que no encontraras a alguien del exterior y te casaras con ella sin nuestro
consentimiento. Tu padre sabe que tienes una vena rebelde, y sabe que cuando se te
da a elegir, siempre irás en contra de sus deseos. Así que se asegura de que elegir no
sea una opción.

—¿Padre ya tiene una mujer elegida para mí?

—Si es así, no me ha dicho. Pero sé lo que está buscando. Si las chicas


Seymour fueran mayores, elegiría a Katherine. Ya le gustas y su familia encaja
perfectamente, al menos en lo concerniente a ayudar a Kensington Chemical. El
padre de Katherine podría ayudarnos a obtener nuevos contratos que expandirían
increíblemente el negocio.

—Katherine tiene 15. No voy a casarme con una adolescente.

—Y es por eso que ella no está siendo considerada. Y Victoria Lissfeld ya ha


sido elegida para Royce Sinclair.

—Yo nunca saldría con Victoria Lissfeld. No puedo soportar a esa mujer.

—No hay muchas mujeres elegibles de tu edad, Pearce. Realmente deberías


considerar darle una oportunidad a Sydney. Tengo su número. Podrías dejarme en
casa y llamarla. Tal vez invitarla a tu penthouse.

No puedo creer que mi madre me esté diciendo que tenga sexo con una mujer
que acabo de conocer. Quiero contarle sobre Rachel, pero no puedo. Si lo hiciera,
ella le contaría a mi padre y él haría que me casara con la primera soltera de
sociedad que pueda encontrar. Me haría casarme con otra lesbiana, si eso fuera
todo lo que hay disponible. Cualquier cosa para mantenerme apartado de Rachel.
281
Página
Ahora estamos en casa. He elegido ignorar el comentario de mi madre sobre
Sydney, pero mientras la encamino a la puerta principal, saca una tarjeta de
negocios.

—El número de Sydney está en el reverso. Llámala y pídele que te acompañe a


cenar. Solo está en la ciudad esta semana. Y no le digas a tu padre sobre esto. Si
supiera que estoy interfiriendo, pelearíamos durante meses.

Acepto la tarjeta y le beso la mejilla. —Buenas noches, madre.

—Buenas noches, Pearce.

Espero hasta que está en el interior, luego regreso al auto y me voy a toda
velocidad. Estoy completamente al límite, al saber que mi padre está activamente
intentando encontrarme una esposa. ¿Qué tal si ya ha encontrado a alguien? Esto
no puede suceder. No me voy a casar con una mujer que mi padre elija. Si voy a
casarme con alguien, será con Rachel. Tal vez debería. Podría casarme
secretamente con ella antes de que me fuercen a casarme con alguien más. No es
como si no hubiera considerado proponérselo.

Me pregunto si Rachel aceptaría mi propuesta. No hemos salido durante tanto


tiempo, pero nos amamos el uno al otro y no quiero estar con nadie más que con
ella, así que, ¿por qué esperar?

¿Qué sucedería si me casara con ella? ¿Qué haría la organización? ¿Me


castigarían por no seguir órdenes? ¿Y cuál sería el castigo?

Necesito hablar con Jack. Son más de las diez, pero el hombre nunca duerme,
así que supongo que está despierto ahora mismo. Simplemente me pasaré por su
casa. Es indecoroso visitar sin anunciarse, especialmente a esta hora, pero Jack no
es alguien que siga las reglas sociales de decoro, así que tal vez estará bien.

Cuando llego a su mansión, el guardia de seguridad llama a Jack para ver si me


permite la entrada. Lo hace, y conduzco por la reja hasta el frente de la mansión.
Jack me recibe en la puerta, viste un traje blanco de esgrima y sostiene una máscara
y una espada.

—Pearce, que sorpresa. —Estrecha mi mano—. Vamos adentro.

Entro. —Es un poco tarde para hacer esgrima, ¿no?

Recorre el pasillo y yo lo sigo. —No rijo mi vida por el reloj. Hago las cosas
282

según mi horario personal. —Entra en una gran habitación. Allí hay otro hombre
con un traje de esgrima. Jack le hace gestos para despedirlo—. Terminamos.
Página
El hombre se marcha y Jack se acerca a una mesa y recoge un vaso de escocés.
La botella está a un lado, medio vacía. No sé mucho sobre esgrima, pero supongo
que no es bueno estar borracho mientras empujas una espada hacia alguien o evitas
las espadas que vienen hacia ti. Pero es Jack. No convencional. Acepta riesgos.

—¿Te gustaría un trago? —Levanta un vaso.

—En realidad, sí. Me caería bien un trago.

Se ríe entre dientes. —Tan mal, ¿eh? —Lo sirve, luego me lo entrega—. Vamos
a sentarnos.

Nos sentamos en unas sillas dispuestas en un costado de la habitación.

—Así que, ¿qué te trae aquí esta noche? —Se quita el sudor de la frente, luego
toma una bebida.

—Salí con mi madre más temprano.

—¿Y cómo está Eleanor? Es una mujer tan hermosa. Debió haber terminado
conmigo en lugar de tu padre. Yo le habría dado una vida mucho mejor que
Holton. —Se cruza de piernas y hace girar el escocés en su vaso.

Casi dejo caer mi bebida. —¿Qué estás diciendo? ¿Solías salir con mi madre?

Él agita la mano. —Hace años. Yo tenía tal vez 25, 26. No puedo recordar.
Cuando bebes tanto como yo, tu memoria falla. A la mayoría de las personas le
parecería un problema, pero no a mí. Yo prefiero vivir en el presente, no en el
pasado.

—¿Durante cuánto tiempo saliste con mi madre?

—¿Cómo demonios debería saberlo? Acabo de decirte que mi memoria es una


mierda. —Se detiene a pensar—. Tal vez unos cuantos meses. Y a pesar de mi
pérdida de memoria, recuerdo unas cuantas noches de esos meses. —Guiña el
ojo—. Tu madre era bastante salvaje, si sabes a lo que me refiero.

Me sobresalto. —Jack, por favor. No quiero saber.

—Sí, supongo que te pondría incómodo pensar en tu madre y yo de esa forma.


El punto es que yo habría sido un esposo mucho mejor para ella que Holton. Y tu
padre lo sabe, esa es solo otra razón del porqué me odia.
283

—¿Por qué te odiaría? Él se casó con ella, así que ganó.


Página
Jack bufa. —Estupideces. Él no ganó. Ni siquiera tuvo que intentarlo. A ella la
eligieron para él y solo porque el padre de ella hizo una especie de trato con el
padre de Holton. Los miembros lo aprobaron y se hizo.

—¿Por qué tu padre no intentó conseguirla?

—A mi padre le importaba un jodido comino con quién terminaba yo. —Se


encoge de hombros, causando que algo del escocés salpicara de su vaso—. Al final,
todo resultó bien. Martha es una buena esposa y me dio dos hijas hermosas. Solo
que ella no es Eleanor. —Guiña el ojo de nuevo.

—Bueno, mi padre aun así terminó con ella, así que no tiene ninguna razón
para guardar rencores contra ti.

—Holton me desprecia porque tu madre aún siente una chispa por mí. Siempre
ha sido así. —Sonríe—. De hecho, puede que hayamos tenido una o dos reuniones
a lo largo de los años.

Casi dejo caer de nuevo mi bebida. Vine aquí a hablar de Rachel, no a


conseguir un historial de los antiguos encuentros sexuales de mi madre.

—¿Mi madre engañó a mi padre? ¿Contigo?

—Estoy seguro que no fui solo yo. Las mujeres son tan malas como los
hombres, Pearce. Son infieles tanto como nosotros. Mi esposa ciertamente lo es.

—Mi madre no parece del tipo que haría eso.

—Los hijos nunca pueden ver a sus padres por quienes realmente son. Como
sea, estabas diciendo algo sobre estar alucinando por algo.

—Sí, fuimos a una cena en la residencia Seymour y…

—¿Katherine aún ruega por tu atención? —Se ríe—. ¿Ya está en la


preparatoria?

—Sí. A ambas preguntas. Como decía, mi madre hizo que asistiera a la cena
con ella, pero solo para que pudiera emparejarme con Sydney San James.

—Ahh, sí. Hermosa mujer. Nunca la he conocido, pero he visto fotografías de


ella. Fue a Princeton, creo. Y tiene aproximadamente tu edad. Ambos hacen una
pareja excelente. Eleanor hizo bien en elegirla. —Da un sorbo.
284

Yo bajo mi vaso. —No estoy interesado en Sydney.


Página
—¿Por qué demonios no? Ciertamente es mejor que cualquiera que tu padre
elegiría. Y definitivamente es mejor que tu primera esposa. ¿Cuál era su nombre? —
Levanta el dedo en el aire como si estuviera pensando—. La chica lesbiana. ¿Cuál
era su nombre?

—Kristina. ¿Podríamos no salirnos del tema?

—Sí, adelante. —Se levanta para rellenarse el whisky escocés. —Y entonces,


¿qué tiene de malo Sydney?

—No tiene nada de malo. Solo no estoy interesado en ella. Ya tengo una novia.

—¿Quién es? —Se sienta de nuevo.

—Rachel. La conoces. Fuiste a su departamento.

—No. —Sacude la cabeza—. No estás saliendo con ella. Puede que estés
teniendo sexo con ella, pero no estás saliendo con ella.

—ESTOY saliendo con ella y se está volviendo más serio. Es de eso de lo que
quiero hablarte. Estoy pensando en tal vez… proponerle matrimonio.

Pone de golpe el vaso en la mesa y se levanta rápidamente de la silla. —¿Estás


jodidamente loco?

Me levanto para estar a su nivel. —La amo y quiero casarme con ella.

—Sí, bueno, a mí me encantaría hacer paracaidismo mientras follo a Miss


América, pero eso no va a suceder. Hay algunas cosas que sencillamente no son
posibles y esa es una de ellas. Así que sácate la cabeza del culo y enfrenta la
realidad. No te vas a casar con nadie que no esté aprobada. Y tu chica granjera de
Indiana no está en la lista. Tienes un montón de mujeres hermosas de donde
escoger y vas a elegir una de ellas para casarte. Fin de la discusión. —Vuelve a
dejarse caer en la silla.

—Escúchame. —Me quedo parado, fulminándolo con la mirada—. Me voy a


casar con Rachel, a pesar de lo que digas tú o cualquier otro. Creí que tú, de entre
toda las personas, me apoyaría en esto, Jack. Tú haces lo que quieres. Nunca sigues
sus reglas. Así que, ¿por qué debería hacerlo yo?

Jack se levanta bruscamente de su silla. —¡Porque harás que maten a esa chica!
¿Es eso lo que quieres? ¿La quieres muerta?
285
Página
Un escalofrío me recorre. Está mintiendo. Solo dice eso para asustarme y que
permanezca alejado de ella. Ellos no la matarían. No si fuera mi esposa. Sería una
de nosotros. No podrían matarla.

—¿Eso es lo que quieres, Pearce? —Jack me está gritando, con el rostro tan
cerca del mío que siento la saliva que escupe cuando habla—. ¿Es eso?

—¡No! ¡Por supuesto que no! —Retrocedo—. Pero ellos no harían eso. No si
fuera mi esposa.

—Con un demonio que sí lo harían.

—¿Cómo lo sabes? ¿Lo han hecho antes?

—No, porque tú eres el primer idiota en considerar siquiera hacer algo así.
Puede que yo no siga todas las reglas, Pearce, pero lo hago en lo que respecta a
elegir una esposa. Pertenecemos a una sociedad que está cerrada a forasteros. Si
dejas entrar a alguien del exterior, te arriesgas a destruir lo que han construido con
tanto esfuerzo. Ellos no dejarán que eso suceda.

—Otros miembros se han casado con mujeres que no forman parte de ella.

—Sí, pero esas mujeres son todas ricas, de la alta sociedad, que encajan con
alguien como tú. Y son cuidadosamente monitoreadas antes de que se les permita
entrar. A algunas ni siquiera les cuentan sobre nosotros. Sus esposos lo mantienen
en secreto durante todo el matrimonio.

—Rachel se quedaría callada. No contaría nuestros secretos. Sé que no lo haría.

—Si ella supiera tus secretos, no querría estar contigo. ¿Realmente crees que es
el tipo de chica que quiere estar casada con un asesino?

—No soy un asesino —digo, con los dientes apretados—. Los independientes
lo hicieron. Yo no. Y me vi forzado a darles la orden.

—Sí, pero también mataste a un hombre tú mismo. Lo mataste a disparos.

—¿Cómo sabes sobre eso?

—Tu padre lo presumió durante meses después que sucediera. Estaba bastante
orgulloso de ti.
286

Esa fue la única vez que estuvo orgulloso de mí. Requirió que matara a un
hombre para que mi padre estuviera orgulloso.
Página
—Entonces no le contaré. Ella no necesita saber sobre esa parte de mi vida.

—¿Realmente crees que puedes mantener un secreto así?

—Tengo que hacerlo si voy a mantenerla a salvo. ¿Crees que funcionará? Si no


le cuento sobre Dunamis, ¿la dejarán en paz?

—No tengo idea. Como dije, esto nunca antes ha sucedido. Pero Pearce,
mantener un secreto de ese tipo nunca funcionará. Como miembro pueden llamarte
a cumplir una asignación en la mitad de la noche. ¿Cómo vas a explicar eso? ¿Y
qué le vas a contar cuando tengas que irte a una de nuestras reuniones de una
semana?

—Le diré que es por trabajo. Ya sabe que el horario de mi trabajo es muy
demandante.

—¿Y cuándo regreses a casa después de una misión, jodido y roto, como
estabas después de matar a esa secretaria? ¿Cómo vas a explicar eso?

—No lo haré. Solo retornaré a mi otra parte. Mi parte buena. Ese es la única
parte que Rachel verá. Dijiste que me enseñarías cómo mantener esa parte separada
y estoy determinado a hacerlo.

Suspira y se sienta de nuevo. —Eres un maldito tonto, Pearce. Te estás


poniendo en riesgo a ti mismo y estás poniendo en riesgo a esa joven.

—Nada le sucederá. La mantendré a salvo.

—No puedes. Si haces esto, estás arriesgando su vida.

—Entonces ayúdame a protegerla. Tienes más poder que yo. Convéncelos de


dejarme estar con ella.

—Eso significaría ponerme en riesgo a mí mismo. ¿Por qué demonios haría eso?

—Porque no crees en sus reglas. Estás cansado de que nos controlen. Que nos
quiten las opciones. Nuestra libertad.

—Eso es verdad, pero no tengo ganas de morir. Solo lucho batallas que sé que
puedo ganar.

—Hay formas de lograr esto, Jack. Solo necesitamos descubrir cuáles son. Por
287

favor. Te estoy rogando que me ayudes. Amo a esta mujer más que nada. Haré lo
que haga falta para estar con ella.
Página
Su mandíbula se mueve a los lados, sus dedos tamborilean la mesa junto a él.
Está pensando, así que espero.

Finalmente, habla—: No sé qué hay en ti, Pearce, pero por alguna razón siento
debilidad por ti. Tal vez porque siempre quise un hijo y eres lo más cercano que
tengo a uno. Pero, aun así, eres jodidamente molesto. Tan malditamente
persistente. Terco. Rebelde. Nunca escuchas, no sigues reglas. Siempre cuestionas
las cosas. Tomas riesgos que no deberías tomar. —Suelta una risita.

—¿Qué? ¿Qué es tan divertido?

—Suenas justo igual a mí. No es de extrañar que me agrades. —Se impulsa


para levantarse de su silla y se para frente a mí—. Bien. Te ayudaré. Es la peor
jodida decisión que he hecho nunca y estoy seguro que lo lamentaré, pero, ¿qué
diablos? Soy viejo. Pronto estaré muerto. Bien podría marcharme con un golpe.
Darles a esos bastardos algo para recordarme. Y hacer esto molestará a Holton, así
que mucho mejor.

Estrecho su mano. —Gracias. No tienes idea de cuánto significa esto para mí.
Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Qué debería hacer?

—Si eres serio sobre casarte con esa chica, tendrás que hacerlo antes que
elaboren una regla para prohibirlo, y no puedes dejar que lo averigüen hasta
después de que esté hecho.

—Entonces, ¿cómo lo hago sin que lo descubran?

—Dame algo de tiempo para pensarlo. Te contactaré. Ahora sal de aquí.


Necesito una ducha. —Se olfatea el brazo—. Este traje apesta.

Me marcho y voy a mi auto, sonriendo todo el camino. Esto realmente va a


suceder. Voy a tener un futuro con Rachel. Ahora todo lo que tengo que hacer es
convencerla de casarse conmigo. Pronto. Y en secreto. Y no puedo decirle por qué.
Podría resultar ser un desafío.
288
Página
Rachel

E
s viernes en la noche y voy a casa de Pearce a pasar el fin de semana. Fue a
una cena anoche, así que no lo vi. Solo fue una noche separados y aun así
lo extrañé locamente. Supongo que eso demuestra que estoy enamorada.
Nunca extrañé tanto a Adam.

Cuando llego al departamento de Pearce, subo en el elevador y cuando las


puertas se abren, él está allí, esperándome, sostiene un ramo de tulipanes rojos.

—Hola, Rachel. —Sonríe.

—Hola. —Salto a sus brazos y lo abrazo—. Sé que solo ha sido un día, pero
parece una eternidad desde que te vi. —Lo beso, luego lo suelto.

Me tiende los tulipanes. —Para ti.

—Gracias. —Lo beso de nuevo.

—Hay un jarrón en la encimera. —Me dirige a la cocina. Junto al jarrón está


una botella de champán y dos copas.

—¿Estamos celebrando algo?

Me quita las flores y las deja, luego desliza los brazos alrededor de mi cintura.
—Estoy celebrando que estás aquí. —Me besa—. Conmigo. —Me besa de nuevo—
. Todo el fin de semana.

—Siempre estamos juntos en el fin de semana.

—Y lo anhelo durante toda la semana.

Le sonrío. —Te amo.

—Yo también. —Me abraza, sus brazos se aprietan a mí alrededor, pero no


289

demasiado. Yo le enseñé eso y me hace sonreír cada vez que lo hace. Está tan
determinado a hacerlo correctamente, pero en verdad, aceptaría cualquier clase de
Página

abrazo que deseara darme.


—¿Tienes hambre? —Señala la encimera detrás de mí—. Tengo algunos menús
allí. Puedes elegir lo que te guste.

—¿Por qué no solo salimos?

—Preferiría quedarme aquí. Los restaurantes están llenos en las noches de


viernes y no hice reservaciones en ningún lugar.

—Eres Pearce Kensington. Estoy segura que solo decir ese nombre te consigue
una mesa.

Me da un beso. —Aun así, preferiría quedarme.

Me reclino hacia atrás y lo miro. —Pero siempre nos quedamos. ¿No


podríamos salir esta noche? Nunca hemos estado en ninguno de los restaurantes de
los alrededores.

Él se endereza. —Rachel, no tengo ganas de salir. No sé por qué sencillamente


no podemos quedarnos aquí.

Esto es tan frustrante. ¿Por qué siempre se rehúsa a que salgamos? No quiero
iniciar una pelea, así que dejo el tema.

—Entonces hagamos algo más. No estoy lista para comer aún.

—¿Qué clase de algo más? —Me besa mientras lentamente desabrocha cada
botón de mi camisa.

—Vayamos al dormitorio —digo mientras desabrocho su cinturón.

—Me leíste la mente —susurra en mi oído.

Después de estar separados anoche, morimos por estar juntos. Nuestros labios
chocan mientras nos desvestimos en nuestro camino al dormitorio.

El sexo es rápido y frenético, y cuando terminamos sonamos como si


acabáramos de echar una carrera, nuestros pechos suben y bajan mientras
intentamos recuperar el aliento.

—De acuerdo, ahora tengo hambre —digo.

Se ríe. —¿Qué te gustaría?


290

—No lo sé. Tendría que ir a revisar esos menús.


Página
—Iré por ellos y los traeré. ¿Te gustaría algo para beber? Podría abrir el
champán.

—Agua está bien. Reservaremos el champán para después.

Mientras no está, jalo las mantas sobre mí. Tiene la cama más cómoda y las
sábanas más suaves que he sentido. Siempre duermo bien cuando me quedo aquí.
Me estiro hasta la mesita de noche y enciendo la luz. Bajo la vista y noto mi
brazalete en el suelo. Me lo quité durante el sexo porque no quería que tembleteara
en mi muñeca. Salgo de la cama y cuando estoy recogiendo mi brazalete, vislumbro
algo que resplandece en el piso debajo de la cabecera. Es pequeño y no puedo
descifrar qué es. Me agacho bajo la cama y lo agarro y saco. Lo sostengo contra la
luz.

El aliento se me atora en la garganta mientras un escalofrío me recorre. Es un


pendiente. Un pendiente de ala de ángel plateado, con un diminuto diamante falso
en el centro. Es el pendiente de Shelby. El que perdió.

Shelby estuvo aquí.

En esta cama.

Con Pearce.

Dejo caer el pendiente, con las manos temblando. ¿Qué significa esto?
Obviamente durmieron juntos, pero, ¿cuándo? ¿Hace cuánto? ¿Aún la está viendo?
¿Me está engañando con Shelby? ¿Es por eso que siempre actúan tan extraños
cuándo están juntos? ¿Es por eso que él está ayudando al papá de ella? ¿Es por eso
que ella sigue intentando que rompa con él?

La punzada de traición conmociona mi sistema, haciéndome sentir como si no


pudiera respirar. Pearce ha estado mintiendo todo este tiempo. Mintiendo.
Engañándome. Diciéndome que me ama cuando en realidad no. ¿Por qué me haría
eso?

—¿Rachel? —Pearce rodea la cama, sosteniendo el vaso de agua. Se para a mi


lado—. Rachel, ¿por qué estás en el piso?

Me levanto rápidamente. —Tengo que irme. —Recojo mi ropa y corro al baño.

Me visto tan rápido como puedo, con las lágrimas cayéndome por las mejillas.
291

Pearce está hablando al otro lado de la puerta. —Rachel, ¿qué pasa? ¿Por qué te
marchas?
Página
Una vez que estoy vestida, abro la puerta del baño bruscamente y paso a su
lado corriendo, pero atrapa mi brazo. —Rachel, detente. ¿Qué sucede?

Aparto mi brazo de un tirón. —¡No me toques!

Se detiene enfrente de mí. —¿Por qué? ¿Qué sucede? No entiendo. ¿Por qué
estás llorando?

Lo evito y recojo el pendiente del suelo. —¡Por esto! —Se lo empujo en la


mano.

Lo sostiene, confundido. —¿Qué es esto?

—¡Un pendiente! Lo encontré bajo tu cama. ¡Es el pendiente de Shelby!

Me mira y su expresión lo dice todo. He visto esa mirada antes. Mi primer


novio en la universidad me fue infiel, y cuándo lo descubrí y lo confronté, tenía la
misma expresión que Pearce tiene ahora mismo. Esa expresión de culpa, de haber
sido atrapado.

—¿Tuviste sexo con Shelby? —le pregunto solo para ver si lo admitirá.

—Rachel, no es lo que estás pensando.

—Entonces ¿no tuviste sexo con ella? ¿Es eso lo que estás diciendo? ¿Entonces
cómo terminó su pendiente bajo tu cama?

No responde.

—Pearce, solo dime. ¿Tuviste sexo con Shelby?

Suspira. —Sí. Pero fue hace mucho tiempo.

El pecho me duele mientras intento respirar. Le quito el pendiente. —Shelby


perdió esto en septiembre. Se dio cuenta que le faltaba el día que la conocí. Justo
antes de que te conociera a ti. Lo que significa que tuviste sexo con ella justo antes
de conocerme. ¡Eso no fue hace mucho tiempo, Pearce!

—Rachel, lo siento, pero…

—¿Aún está sucediendo? ¿Aún la estás viendo?


292

—¡No! ¡Por supuesto que no!


Página

—¿Por qué debería creerte? ¡Me mentiste! Actuaste como si no la conocieras.


Como si nunca la hubieras visto.
—No la conocía. Te lo prometo. Fue cosa de una vez. Ambos bebimos
demasiado. Fue un error.

—No te creo. E incluso si eso fuera cierto, debiste haberme contado. —Salgo
tempestuosamente de la habitación, con él justo detrás de mí—. Me marcho. Y no
te molestes en llamarme. Esto se acabó. —Cojo mi bolso de la encimera junto a los
tulipanes y el champán. También hay una caja de chocolates que no noté antes.
Tenía todo este fin de semana romántico planeado y ahora está arruinado.

Me apresuro a la puerta, soy un desastre sollozante y moqueante.

—Rachel, por favor. No te vayas. Hablemos de esto.

—No hay nada que decir. Solo déjame en paz. —Me meto en el elevador,
aprieto el botón una y otra vez.

Se me une justo cuando las puertas se están cerrando. —No hagas esto, Rachel.
No lo termines.

—Ya está terminado. Terminó en el momento que encontré ese pendiente.

—¡Eso sucedió antes incluso de que te conociera! Y nada ha sucedido desde


entonces. Pregúntale a Shelby si no me crees.

Las puertas del elevador se abren y corro hacia la cochera de estacionamiento.

Pearce no me sigue. Me meto en el auto y conduzco. Estoy llorando tanto que


apenas puedo ver el camino. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Y cómo Shelby pudo
hacerme esto? Creí que éramos amigas.

Cuando regreso a mi departamento, me detengo ante el de Shelby y golpeo en


su puerta hasta que responde. Entro tempestuosamente en su departamento y saco
el pendiente de mi bolsillo.

—Rachel, ¿qué pasa? Pareces enojada.

—¡ESTO es lo que pasa! —Levanto el pendiente—. Encontré tu pendiente


perdido. ¿Y adivina dónde estaba?

Lo toma. —No lo sé. ¿Dónde?

—¡Bajo la cama de Pearce!


293

Mira fijamente el pendiente. —Oh.


Página

—¡Dormiste con Pearce y me has estado mintiendo todo este tiempo!


—No te mentí. Sencillamente no te conté. No había razón para hacerlo. Fue
una vez y sucedió antes incluso de que él te conociera. —Entra a la cocina y deja el
pendiente en la encimera.

—¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

—¿Qué quieres que diga? ¿Que lo siento? ¿Porque no te dije? ¿Por qué te
contaría eso? Sabía que te lastimaría si lo hacía. Amas a Pearce, y duele pensar en
el chico que amas estando con alguien más. Estaba intentando protegerte, Rachel.

—¡No necesito tu protección! ¡Necesito la verdad! —Estoy llorando de nuevo.


Sollozando completamente—. Solo dime la verdad.

Shelby se me acerca y me tiende un montón de pañuelos. —Ven a sentarte.

La sigo al sillón, limpiándome las lágrimas mientras me siento.

—Esta es la verdad absoluta —dice—. Pearce y yo nos conocimos la noche


antes de conocerte. Ambos bebimos demasiado y terminamos yendo a su casa.
Cuando desperté la mañana siguiente, me marché y no volví a verlo de nuevo,
hasta que me lo presentaste.

Es la misma historia que Pearce me contó, así que tal vez no estaba mintiendo.
Tal vez realmente fue solo una noche de borrachos. Un error.

—¿Y no has estado con él desde entonces? —pregunto, sorbiendo.

Niega con la cabeza. —No. Te prometo que no.

—¿Qué más sabes sobre él? ¿Qué no me estás contando?

—¿De qué hablas?

—Sigues diciéndome que me mantenga alejada de él, como si supieras algo


sobre él que no me estás contando.

—Solo dije esas cosas porque he salido con chicos ricos en el pasado y no me
trataron bien. Eran imbéciles que pensaban que podían hacer lo que quisieran solo
porque tenían dinero. Asumí que Pearce era igual, pero ahora sé que no. Veo lo
feliz que te hace y lo bien que te trata y…

—Rompí con él —digo, con voz temblorosa, las lágrimas cayendo de nuevo—.
294

Le dije que se acabó.


Página

—¿Por mí?
—Porque no me contó sobre ti. Me mintió.

—Pero cuando lo confrontaste ¿te contó la verdad? ¿O lo negó?

—No lo negó. Dijo lo mismo que tú. Que ambos estaban borrachos y que fue
cosa de una sola noche. Antes de conocerme.

—Entonces te contó la verdad. Podría haber mentido, Rachel, pero no lo hizo.

—Nunca me habría dicho la verdad si no hubiera encontrado tu pendiente. No


puedo creer que todo este tiempo te conocía y nunca me lo dijo.

—Si te lo hubiera dicho, tendría que explicar cómo nos conocimos. Y él no


quería hacer eso. Porque no importa. Nunca salimos. Nunca fuimos pareja. Fue
una noche. Y fue antes de que él supiera siquiera que tú existías. —Suspira—.
Rachel, no puedes romper con él por esto. Lo amas. Sé que es así.

—Sí, pero no puede ocultarme cosas.

—¿Esto era algo que realmente deseabas saber? Mira lo ofuscada que estás
ahora mismo.

—Esto es algo que debió haberme dicho. —La fulmino con la mirada—. Y algo
que TÚ debiste haberme contado.

—Si hubiera tenido una relación con él, entonces sí, debí haberte contado. Pero
no fue así. Fue cosa de una noche ebria. Fue un error, y cuando lo vi de nuevo, no
vi ninguna razón para contarte. —Hace una pausa—. Rachel, sé que no quieres oír
esto, pero un chico como Pearce ha estado con un montón de mujeres, así que son
altas las probabilidades de que en algún punto se tope con alguna de ellas. Y si estás
con él cuando suceda, ¿realmente esperas que te cuente que durmió con esa mujer?

—No. Pero si yo no la conozco es diferente. Te conozco a ti. Eres mi vecina y


mi amiga, así que debió haberme contado.

—¿Harías lo mismo si fuera al revés? Si durmieras con uno de sus amigos, pero
no supieras que era su amigo hasta que Pearce te lo presentara, ¿admitirías ante él
que dormiste con su amigo?

Suspiro. —Probablemente no.

Tiene razón. Si solo hubiera sido cosa de una vez, probablemente no le


295

contaría a Pearce.
Página
Hace apenas minutos estaba que echaba humo, pero ahora no estoy segura de
cómo me siento. Tal vez estoy exagerando más de lo que debería. Fue una noche.
Antes de que me conociera. Así que, ¿debió haberme contado? ¿O fue mejor que no
lo hiciera? Ambos somos adultos. Ambos tenemos pasado, y sabía que su pasado
incluía un montón de mujeres. Solo que no sabía que Shelby era una de ellas.

—Entonces ¿qué vas a hacer? —pregunta.

—No lo sé. No quiero romper con él, pero también necesito poder confiar en él
y no estoy segura de hacerlo. A veces siento como si me estuviera escondiendo
cosas. Aún no me lleva a ningún lado. Es como si no quisiera que las personas nos
vean juntos. Realmente está empezando a molestarme. Y entonces cuando
encontré ese pendiente, sentí como si fuera una señal que me decía que no confiara
en él. Si no me contó sobre ti, ¿qué más no me está diciendo?

—Ustedes necesitan hablar y arreglar esto. Te ama, Rachel. Y no me refiero a


solo un poco. Me refiero a que te ama con toda el alma. Como si literalmente
quedaría destrozado si te pierde.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque puedo verlo en sus ojos cuando te mira. Mi papá mira a mi mamá de
la misma forma y ella es el amor de su vida. No muchas personas tienen esa clase
de amor y cuando aparece no puedes sencillamente desecharlo. Tienes que luchar
por él.

—Yo también lo amo. Igual. —Me froto los ojos con el pañuelo—. Lo amo
con todo mí ser. Y no quiero perderlo.

—Entonces no lo hagas. Hablen esto para que puedan superarlo. —Me codea
el brazo—. Y luego tengan sexo de reconciliación realmente increíble.

—Debería ir a llamarlo.

—No. Nunca llames a un chico durante una pelea, especialmente cuando él


está equivocado. Haz que venga hacia ti. Necesita lamentarse y rogar por tu
perdón. Traerte flores.

—Él no va a hacer eso. No después de que le dije que se acabó.

—Un hombre como Pearce no se rinde tan fácilmente, especialmente


considerando lo mucho que te ama. Cuando los chicos están enamorados, son
296

totalmente patéticos. Harán cualquier cosa para recuperarte. Solo espera. Apuesto
que está aquí en menos de una hora, golpeando a tu puerta con un ramo de rosas en
Página

la mano.
—Entonces será mejor que vaya allá. —Me conduce a la puerta—. Aún estoy
enojada contigo.

—Lo sé. Y tienes todo el derecho a estarlo. Yo me sentiría de la misma forma,


excepto que, si fuera tú, probablemente me habría golpeado. ¿Quieres golpearme?
—Levanta el rostro—. Adelante. Puedo soportarlo.

Medio sonrío. —No. No voy a golpearte.

—Espero que saber esto no vuelva las cosas raras entre nosotras.

—Es raro, pero voy a intentar no pensar en ello.

Me abraza. —Buena suerte con Pearce.

Salgo al pasillo. —Acabas de abrazarme. Nunca me abrazas.

—Necesitabas uno. Solo doy abrazos cuando es necesario, a diferencia de ti,


que abrazas a todos los que conoces. —Me empuja hacia mi puerta–. Ahora ve allá.
Y límpiate el rostro. Eres un desastre.

Cierra su puerta, voy a mi departamento y reviso la contestadora. Está


parpadeando en rojo y dice que tiene diez mensajes. Estoy segura que todos son de
Pearce. Cuando estoy a punto de escucharlos, alguien golpea en la puerta. ¿Ya está
aquí? Eso fue rápido.

Me limpio las lágrimas restantes del rostro mientras camino a la puerta. La


abro, pero en lugar de que Pearce esté allí, es Adam.

—Adam. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine para sorprenderte. —Me abraza y noto una maleta junto a sus pies.

Me aparto de él. —No. Adam, no puedes quedarte aquí. Necesitas irte.

Toma su maleta y me rodea para entrar a mi departamento. —No me voy a ir.


Acabo de llegar. —Deja su maleta y me mira de arriba abajo—. Luces grandiosa.
Incluso mejor que la última vez que te vi, que fue ¿qué? ¿Hace como seis meses? Te
vi en la iglesia en Pascua, pero te marchaste antes que pudiera hablarte.

—Adam, lo digo en serio. Necesitas irte.


297

—Rachel, ¿por qué estás actuando así? —Se me acerca, demasiado cerca—.
Creí que estarías feliz de verme. —Se inclina hacia mi rostro.
Página

Lo empujo. —¿Qué estás haciendo?


—Dándote un beso. Te extrañé.

—Escucha, Adam, no sé qué te dijo mi mamá, pero no estoy interesada en


regresar contigo. Ahora tengo un novio, e incluso si no lo tuviera, no querría que
volviéramos a estar juntos.

—Rachel, sé que no lo dices en serio. Tú y yo tenemos historia. Nos amamos.


Nos pertenecemos el uno al otro.

—No te amaba. Solo creí que lo hacía porque estaba embarazada y creí que eso
significaba que debía amarte. Pero no te amaba. —Inhalo—. ¿Por qué siquiera me
querrías de vuelta? Rompiste conmigo.

—He estado pensando y me di cuenta que hay otras formas de poder tener
hijos. Preferiría tener propios, pero ya que eso no es posible, estoy dispuesto a
adoptar. Ya lo he investigado y…

—Adam, no me estás escuchando. No quiero estar contigo.

—Solo necesitamos tiempo para reconectar. Estaré aquí todo el fin de semana.
Podemos hacer lo que quieras. —Pone la mano en el costado de mi rostro, pero en
lugar de consolarme como cuando Pearce lo hace, logra que me tense—. Vamos,
Rachel. Estoy renunciando a mucho para estar contigo. Lo menos que puedes
hacer es actuar agradecida.

Aparto su mano de mí. —Deja de tocarme. No quiero esto. A ti. A nosotros.


Siento que hayas venido hasta aquí, pero tienes que irte. —Camino a la puerta y la
abro y veo a Pearce parado allí con la mano levantada, como si estuviera
preparándose para golpear la puerta.

—Rachel, yo…

—¿Es él? —Adam se une a mí en la puerta.

—¿Quién es él? —me pregunta Pearce, con los ojos sobre Adam.

Adam se para enfrente de mí. —Soy su prometido. Y estamos intentando tener


una discusión, así que tienes que irte.

—No eres mi prometido —le digo, apartándolo para poder ver a Pearce—. Es
Adam —le digo—. Mi EX prometido. Justo estaba yéndose.
298

Adam me gira hacia él, con sus manos apretando mis hombros. —Rachel,
apenas conoces a este sujeto. Has salido con él durante ¿cuánto? ¿Un par de meses?
Página
Yo te conozco desde el preescolar. Conozco a tu familia, tus amigos. Conozco todo
sobre ti.

—No sabes nada sobre mí.

—Por supuesto que sí. ¿Cómo puedes decir eso?

—Si me conocieras, sabrías lo mucho que me dolió cuando perdimos al bebé.


—Me salen las lágrimas mientras lo digo, porque aún duele—. Y sabrías lo
devastada que estaba cuando me dijeron que nunca podría tener un hijo. —Sorbo y
me limpio las lágrimas—. Y sabrías lo mucho que te necesitaba después que
sucedió. Y, aun así, aceptaste un trabajo en Indianápolis. Me abandonaste, Adam,
cuando más te necesitaba. Nunca siquiera llamaste o regresaste para verme.

—Creí que necesitabas algo de tiempo a solas.

—Lo que solo prueba que nunca fuimos siquiera amigos.

—Quítale las manos de encima —le dice Pearce a Adam.

Él mira a Pearce, notando su gran estatura y grandes músculos. Adam


lentamente baja los brazos a los costados.

—Solo márchate —le digo a Adam—. Y no regreses.

Se queda allí parado.

Pearce se acerca a Adam. —Ella te pidió que te marcharas.

Adam me mira como si esperara que cambiara de opinión. Cuando no lo hago,


entra intempestivamente en el departamento y agarra su maleta. En el camino de
salida, se detiene ante la puerta y me dice—: Tú y él nunca durarán. Y cuando sea
así, no estaré esperándote.

Baja las escaleras.

Me quedo allí parada, completamente anonadada de que apareció aquí, así.


¿Realmente pensó que lo quería de vuelta? Ni siquiera se disculpó después que le
dije lo mucho que me lastimó. ¿Cómo ni siquiera pudo decir que lo lamentaba?

—Rachel. —Pearce aún está en el pasillo—. ¿Puedo entrar?


299

Asiento. —Sí.
Página
Tal vez no debería dejarlo entrar, se supone que estoy enojada con él y no
quiero verlo. Pero ahora mismo, él es la única persona a la que quiero ver. La única
persona que puede hacerme sentir mejor.

Entramos y me quedo allí parada, aun lloriqueando. Pearce está frente a mí,
carece de su confianza habitual y parece vacilante.

—Sé que estás enojada conmigo y probablemente no quieres que te toque, pero
realmente me gustaría rodearte con los brazos ahora mismo. Creo que lo necesitas,
y ya que no hay nadie más aquí, tal vez…

—Sí.

Esa sola palabra es todo lo que se requiere para que él me envuelva en sus
brazos. Puedo escuchar su corazón latir realmente rápido. Está nervioso. Asustado
de que vaya a rechazarlo. Temeroso de que vaya a decirle que se marche y nunca
regrese, como hice con Adam justo ahora. Pero no le haría eso a Pearce, porque lo
amo demasiado. Y porque le importó mucho más de lo que le importé alguna vez a
Adam. Y me ama mucho más de lo que Adam nunca podría.

Pearce me ama tanto, que puedo sentirlo cada vez que estamos juntos. Puedo
escucharlo en su voz y verlo en sus ojos. Incluso Shelby puede verlo.

Y ahora cree que me ha perdido. La única persona que alguna vez lo miró a los
ojos y le dijo te amo.

Sé que me mintió, pero quiero perdonarlo. No quiero dejarlo ir.

—Pearce, necesitamos hablar.

Lentamente deja caer los brazos y retrocede un paso, y cuando lo miro veo que
sus ojos están rojos y acuosos. Este gran hombre fuerte, que nunca muestra
emoción, está al borde de las lágrimas porque piensa que me ha perdido.

—Rachel. Lo siento. Espero que puedas perdonarme, pero si no, al menos tenía
que decir adiós. Te marchaste y yo… —Inhala—. No pude decirte adiós.

Tomo su mano. —No lo digas.

—¿Qué no diga qué?

—No digas adiós. No quiero que lo hagas.


300

Luce confundido. —¿No?


Página
—No. Aún estoy herida de que me mintieras, pero también te amo y quiero
estar contigo. Así que… no quiero que digas adiós.

Me toma en sus brazos de nuevo, apretándome más esta vez. —Lamento


haberte lastimado. Nunca fue mi intención. Te amo muchísimo. Haría cualquier
cosa para evitar que salgas lastimada. Todo lo que quiero es hacerte feliz.

Va a hacer que llore de nuevo si continua con esto.

—Hablando de eso, olvidé algo. —Me suelta y se dirige a la puerta.

¿Qué está haciendo? ¿Y a dónde está yendo?

Entra con una bolsa de víveres. —No compensa por lo que hice, pero sé que te
hace feliz y creí que incluso si no me dejabas entrar, al menos podría dejar esto en
tu puerta.

Me tiende el saco. Dentro hay un paquete de galletas de chispas de chocolate y


dos cuartos de helado, uno de vainilla y uno de chocolate.

—Compré ambos sabores porque noté que a veces te gusta mezclarlos.

Sonrío. —¿Fuiste a comprar víveres?

—Sí. Fue otra primera vez para mí. Eso fue lo que me llevó tanto tiempo para
llegar aquí. No estaba seguro dónde vendían estos artículos, pero un señor me
ayudó.

De acuerdo, ahora estoy llorando. Imaginando a Pearce revisando toda la


tienda de víveres, buscando estas cosas, es sencillamente demasiado dulce. Incluso
compró mi marca de galletas favorita.

—¿Qué pasa? —pregunta, preocupado—. ¿No te gusta? Solo debí comprar


flores.

—No. —Dejo caer la bolsa y lo abrazo—. No quiero flores. Esto es mucho


mejor.

—Intenté ajustar el tiempo para que un poco de helado estuviera derretido


cuando llegara aquí. Sé cómo te gusta dejar que las galletas se empapen en algo de
helado.
301

Retrocedo para mirarlo. —¿Cómo sabías eso?


Página
—Te observo, así aprendo lo que te gusta. —Me echa el cabello atrás y
descansa la mano detrás de mí oreja—. También te observo porque eres hermosa. Y
porque te amo y no puedo apartar mis ojos de ti. —Me besa la frente—. Lo que sea
que tenga que hacer para lograr que me perdones, lo haré.

—Quiero que hablemos. Quiero hablar sobre las cosas de las que no hemos
hablado porque estaba demasiado asustada para traerlas a colación. No quería
empezar una pelea, así que seguía postergándolas. Pero para que esta relación siga
adelante, necesitamos hablar sobre estas cosas.

—Adelante.

—Primero comamos nuestro helado.

Después de todo lo que sucedió esta noche, necesito algo de tiempo para
ordenar mis pensamientos antes de hablar con Pearce. Nos hago a ambos un
sundae de galleta y estamos en silencio mientras comemos. El helado me calma del
estrés de esta noche loca y cuando terminamos de comer, estoy lista para hablar.

—Pearce, quiero que me lleves a lugares.

—¿Qué lugares?

—Algún lugar donde tú irías normalmente. Como tu restaurante favorito o una


cafetería cerca de tu penthouse. Nunca me llevas a ningún lado y me está haciendo
pensar que no quieres que nos vean juntos. Como si estuvieras intentando
ocultarme.

—No estoy intentando ocultarte. —Su tono dice una historia diferente.

—Pearce, no más mentiras. Dime la verdad.

Suspira. —La verdad es que he estado intentando escudarte de esa parte de mi


vida. La parte en la que solo soy conocido como Pearce Kensington, el
multimillonario. El hijo de Holton Kensington. El futuro CEO de Kensington
Chemical. No se me permite ser yo mismo cuando estoy en ese mundo. En su
lugar, solo soy un nombre. Un nombre al que las personas presta atención y
respeta, pero solo porque hay una gran cantidad de dinero detrás. No me gusta esa
parte de mi vida y no creo que te guste a ti tampoco, por lo cual te he mantenido
apartada de ella. Me gustaría más que nada que salgamos y presumirte, pero no es
tan simple. El mundo donde vivo es todo sobre apariencias, y eso incluye ser visto
con las personas correctas. No creerías cómo chismorrean las personas a mi
302

alrededor. Es enfermizo, en realidad. E infantil. Y aun así lo hacen. Si estoy


teniendo un trago con una mujer y alguien me ve, ese mismo día, todos lo saben.
Página

No tengo privacidad, y es por eso que prefiero quedarme en casa.


—Entonces, ¿no quieres que tus amigos sepan que estamos saliendo?

—Estas personas no son mis amigos. Solo son personas que conozco. Personas
con la que estoy forzado a estar por mi nombre y riqueza. Es un círculo social muy
pequeño y no se permiten los de afuera.

—Y yo soy de afuera. ¿Porque no soy rica?

—Sí. Y a pesar de lo erróneo que es, ellos no te tratarían bien. Te juzgarían y


dirían cosas que no deberían decir, tanto en tu cara como a tus espaldas. No quiero
que tengas que soportar eso. No quiero que esas personas se te acerquen.

—Pero tal vez una vez que lleguen a conocerme, me aceptarán.

—Nunca te aceptarán. Así es sencillamente cómo son.

—Bueno, no les tengo miedo y no necesito que me protejas de ellos. Quiero


salir, Pearce. No ahora mismo, sino mañana en la noche. Quiero que me lleves a
cenar a un lugar al que normalmente irías. ¿Harías eso?

Vacila. —Sí.

—También quiero conocer a tus padres. No tiene que ser inmediatamente, pero
tal vez antes de fines de año.

—Bien. Antes de fines de año.

—¿Crees que no les agradaré a tus padres? ¿Es por eso que nunca los he
conocido?

—A mis padres no les agrada nadie. Incluyéndome.

Sostengo su mano. —Eso no es cierto.

—¿Qué otras demandas tienes? —dice, bromista.

Sonrío. —Eso fue todo. Bueno, tal vez una más.

—¿De qué se trata?

—¿Podemos reconciliarnos ahora?


303

Me besa. —Creí que nunca lo pedirías.

Me encamina al dormitorio. Y nos reconciliamos. Varias veces.


Página
Pearce

A
noche fue una mala noche. Nunca quise que Rachel se enterara sobre
Shelby. Sabía que la lastimaría saber que estuve con su amiga. Pero lo que
la lastimó más es que yo no le dijera que la conocía, no solo el hecho de
haber dormido con Shelby, sino de que la conocía y fingí que no lo hacía.

Si Rachel supiera cuantos otros secretos tengo. ¿Me perdonaría si lo


descubriera? No creo que lo haría. Creo que la perdería para siempre. Creí que la
había perdido anoche y eso me mantuvo en estado de pánico. Conduje a su casa,
dispuesto a hacer cualquier cosa para lograr tenerla de vuelta, pero estar
preocupado podría ser demasiado tarde.

Cuando vi a Adam ahí y vi como la trataba, tomó todo de mí para controlar mi


ira. Incluso después de que ella le dijo cuanto la lastimó, a él seguía sin importarle.
Lo quería matar, o al menos golpearlo hasta la inconciencia. Pero eso hubiera
molestado a Rachel y yo ya tenía suficientes problemas con ella.

Gracias a Dios me perdonó. Sobrepasamos lo de anoche, y hoy estamos


incluso más cerca que antes. Nunca pensé que los pleitos fueran buenos, pero me
doy cuenta que a veces pueden ayudar en una relación. El enterarse sobre Shelby
provocó que Rachel se abriera para decirme sobre otras cuestiones que la
molestaban, principalmente el hecho de que sabe que he estado manteniéndola
fuera del otro lado de mi vida. Traté de explicarle lo mejor posible el por qué he
hecho eso. No podía decirle sobre la organización, pero fui honesto acerca de la
realidad de mi vida y de cómo las personas en mi mundo no la aceptarían nunca.
Me sentí mal diciéndolo, pero es la verdad y ella necesita saber en qué se está
metiendo al estar conmigo.

No es una vida fácil y no tengo idea de cómo reaccionará una vez que ella esté
inmersa, pero como dijo, no puedo protegerla de todo. Eventualmente tendrá que
conocer a mi familia y a las demás personas de mi vida. Yo no estaba listo para que
304

lo hiciera, pero ahora no tengo opción. Ha estado pidiéndome por semanas que la
saque, y me mantuve diciendo que no, pero anoche ella no tomaría un no por
Página

respuesta, así que finalmente estuve de acuerdo.


Ahora es noche de sábado y acabamos de llegar a Rolheim´s, un restaurante de
cortes de carne al que solía ir mucho antes de conocer a Rachel. Nunca he visto a
ninguno de los socios aquí. La mayoría viven a lo largo de la costa y no vienen a
comer aquí. Pero fácilmente podría encontrarme a alguien más que me conozca. Si
sucede, solo tendré que lidiar con ello. No puedo ocultar a Rachel por siempre. Si
vamos a tener un futuro juntos, las personas se tendrán que enterar sobre ella
eventualmente.

Tenemos una cena sin problemas. De hecho, se disfruta. La comida es deliciosa


y Rachel se ve hermosa como siempre. Es agradable estar en una cita real con ella
donde en realidad salí con ella.

Terminamos el postre, y cuando me preparaba para sacar el dinero para pagar,


escucho una voz que reconozco. Levanto la mirada y veo a Royce caminando hacia
mí.

—Kensington. Qué bueno verte. —Se voltea hacia Rachel—. Y ¿quién es esta
hermosa mujer?

—Rachel —responde ella, estrechando su mano—. Rachel Evans.

—Royce Sinclair.

—¿Cómo conoces a Pearce? —le pregunta ella.

Él me mira. —Pearce y yo nos conocemos hace mucho. Nuestras familias son


amigas. Fuimos a Yale juntos. Vivíamos en el mismo dormitorio. Así que ¿cómo
conoces tú a Pearce?

—Nos conocemos de Yale —digo antes de que ella pudiera contestar—. Rachel
asistió a una conferencia que estaba dando.

—¿Así que asistes a Yale? —le pregunta a ella.

—No. Estoy en posgrado en Hirshfield.

—Royce, tenemos que hablar después —le digo—. Rachel y yo necesitamos


retirarnos.

—Sí, por supuesto. Debo regresar a mi asiento. Victoria está esperando. ¿Sabías
que estoy saliendo con Victoria Lissfeld?
305

—Sí, tu hermano me dijo. —Me levanto—. Te llamaré la próxima semana y


nos pondremos al corriente. Tal vez nos podamos encontrar para tomarnos unos
Página

tragos.
—Sí, vamos a planearlo. —Le sonríe a Rachel—. Adiós, Rachel. Fue un placer
conocerte.

Ella le devuelve la sonrisa. —Igualmente.

Rodeo la mesa, hago hacia atrás su silla y la ayudo con su abrigo.

—Él parece agradable —dice ella.

—No lo es. Solo es bueno aparentando.

Toma su bolso. —Necesito usar el baño rápido antes de irnos.

—Claro. Está por la puerta. Adelántate. Me encontraré contigo ahí.

Se va y hago mi camino hacia Royce que se encuentra al otro lado del salón.
Victoria me observa mientras me acerco a la mesa.

—Pearce, qué sorpresa —dice ella—. No te había visto desde la fiesta de tus
padres el verano pasado. ¿Cómo has estado?

—Estoy bien. —No le pregunto cómo ha estado porque ella estaría divagando
por una hora. Me vuelvo hacia Royce—. ¿Puedo hablar contigo por un momento?

Caminamos al pasillo al fondo del restaurante. —¿Qué pasa?

—No le cuentes a nadie sobre ella. En serio. Ni una palabra.

—¿Por qué? ¿Quién es ella? No reconozco su nombre.

—Ella no es una de nosotros. Solo está aquí por la escuela. Es de Indiana.

Sonríe. —Tu padre va a matarte. He escuchado que ha estado tratando de


encontrarte una esposa.

—Sí, lo sé. Es el por qué necesito que te quedes callado sobre esto.

—Hmm. No sé.

—Royce, no seas un pendejo. Te he cubierto por más veces de las que puedo
contar. Me lo debes.
306

—¿Lo hago? —Sonríe—. Porque no creo que lo haga. Pero discutámoslo.


¿Estás libre mañana?
Página

—No, pero me haré el tiempo. ¿Cuándo quieres que nos encontremos?


—A las tres. En mi lugar.

—Estoy ocupado a las tres. Hagámoslo a las siete.

—Bien. Siete. Y tráeme una botella de Escoces. Del bueno.

Me retiro, furioso que me vaya a chantajear a cambio de mantenerse callado.


Pero es lo que hacemos. Nos chantajeamos el uno al otro para mantener nuestros
secretos ocultos. Royce clama que es mi amigo, pero se voltea en un segundo.
Todos ellos lo harían. Cada persona que conozco. La única persona en mi vida en
la que confío es Rachel. Sin nadie más, tengo que estar constantemente en guardia
y usar sobornos y chantajes para mantener a las personas en la línea.

Me encuentro con Rachel justo cuando está saliendo del baño. Regresamos a
mi lugar y terminamos nuestra noche. Trato de enfocarme en Rachel, pero todo lo
que puedo pensar es Royce. No confío en que mantenga a Rachel en secreto.

Todavía no escuchado nada de Jack. Me gusta pensar que puedo confiar en él,
pero sé que no debo confiar en alguien que es parte de la organización. Él dijo que
me ayudaría, pero pudo solo estarlo diciendo para apaciguarme. Por lo que sé,
puede estar tramando formas para separarnos a Rachel y a mí, en lugar de
buscando una forma para que estemos juntos.

El domingo en la mañana, le pregunto a Rachel que si quiere ir a desayunar


fuera. Felizmente acepta la invitación, emocionada de que la lleve en público
nuevamente.

Cuando llegamos a mi auto, veo mi celular en el suelo. Debo haberlo dejado


caer de mi bolsillo anoche. Como un miembro, esperaba tener mi teléfono conmigo
todo el tiempo en caso de que llamen. Y anoche, no lo traía. Mierda.

Rachel me ve recogerlo. —¿Tienes un celular? —Se acerca para tómalo—.


¿Puedo verlo? Nunca he visto uno así de cerca.

Se lo extiendo, manteniendo mis ojos en él en caso de que suene. Si ella


contesta, ¿quién sabe qué pasaría? No sería bueno.

Me lo devuelve. —Me pregunto si éstos se pondrán de moda y algún día todos


tengamos uno.

—Estoy seguro de que las personas querrán uno una vez que su precio baje.
Justo ahora son muy caros.
307

—¿Lo utilizas mucho?


Página
—No. Solo lo uso para el trabajo. —Le echo un vistazo y veo que hay un
mensaje. Nunca recibo mensajes. No debo, porque debo responder el teléfono
cuando ellos llaman. Y no lo hice. Mierda. Estoy en problemas. Un maldito gran
problema.

—Alguien llamó anoche —le digo a Rachel—. Necesito revisar esto.

Salgo del auto y cierro la puerta de golpe. Camino al lado del estacionamiento
y marco para escuchar el mensaje. Me peguntan mi número de miembro así que lo
marco y escucho la grabación.

»El servicio de miembros ha sido notificado que este mensaje fue incapaz de ser
entregado directamente. Las reglas estipulan que debes tener tu teléfono contigo y
contestarlo todas las veces. Fallar en hacer esto puede resultar en castigo. Llámanos
inmediatamente para recibir tu asignación. Esto concluye el mensaje.

Meto el teléfono en mi bolsillo y regreso al auto. —Rachel, lo siento pero algo


ocurrió en el trabajo. Necesito ir a la oficina. Tengo que llevarte a tu casa.

—¿Te importaría si solo me quedo aquí? Necesito estudiar y tu casa es mucho


más tranquila que la mía.

Dudo, porque planeaba hacer esta asignación desde casa, pero supongo que
puedo ir a la oficina y hacerlo.

—Claro. —Finjo una sonrisa—. ¿Quieres que te encamine de vuelta adentro?

—No tienes que hacerlo. Adelante, vete. ¿Sabes a qué hora estarás en casa?

—No. Así que no te preocupes por la cena. Y lo siento por el desayuno.


Llamaré y tendré algo para que te entreguen.

—Está bien. Yo solo me prepararé algo. —Se inclina a través del asiento y me
besa—. No trabajes tanto. Te amo.

—También te amo.

Sale del auto y va a dentro. Está siendo muy considerada con esto. Siempre
entiende lo que concierne a mi horario de trabajo, la cual es otra razón de porqué la
amo y puedo ver un futuro con ella. No muchas mujeres pueden sobreponerse con
mi horario. De hecho, las otras mujeres con las que he estado solían quejarse
cuando tenía que trabajar hasta tarde o trabajar los fines de semana. No podía
308

soportarlo, lo que es porqué nunca mantuve ningún tipo de relación con ellas. Pero
Rachel es muy independiente y no demanda que esté con ella todo el tiempo. Ella
Página

está contenta de pasar tiempo a solas.


Cuando llego a la oficina, nadie está allí. Nuestros empleados solían venir los
fines de semana a ponerse al día con el trabajo, pero por lo regular no en las
mañanas de domingo. Estoy aliviado de que nadie esté aquí. No puedo estar
alrededor de alguien ahora mismo. Estoy nervioso sobre esta asignación,
asumiendo que esto va a ir mal.

Voy a una sala de conferencia y hago la llamada. Cuando responden, marco mi


número de miembro, entonces espero mientras el teléfono suena repetidamente. No
se supone que cuelgue. La regla es que te quedas en la línea hasta que alguien
conteste. Cerca de un minuto después, escucho la voz de un hombre. Me pide que
confirme mi número de miembro, entonces va a través de las preguntas de
seguridad para confirmar mi identidad. Después de que el hombre me da mis
instrucciones, le pregunto si seré castigado por no tener mi teléfono conmigo. Él
dice que no lo seré porque es la primera vez que causo una falta, pero si esto pasa
de nuevo yo seré castigado.

No tengo idea de quién está en el otro lado del teléfono y no tengo permitido
saberlo. Nunca me fue dicho quién me dio la asignación. Asumo que es uno de mis
compañeros miembros, pero no reconozco la voz así que realmente no lo sé.

Escucho con atención las instrucciones. Mi cuerpo se relaja cuando me doy


cuenta que no es una misión para matar. En cambio, es una orden para cubrir las
actividades inapropiadas de un hombre que colocamos en el Senado un par de años
atrás. Él se presenta para una reelección pronto y se mantiene envuelto a sí mismo
en escándalos relacionados con prostitutas. Falsificaríamos las elecciones para
asegurarnos de que él ganara, pero la prensa o el público podrían tener sospechas si
este hombre gana a pesar de su desagradable comportamiento. Es un conservador
con una esposa y tres hijos, así que su base de votantes no se presentará por sus
aventuras amorosas. Falsificaríamos algunos documentos y entrevistas,
desacreditando a las mujeres con las que él estuvo, y todo iba a estar bien. Su
esposa y el público serían dirigidos a creer que él nunca hizo esas cosas y ganará las
elecciones sin preguntas.

Tal vez está mal que este hombre se salga de este comportamiento, pero para
mí, eso no es nada. Todos a quienes conozco engañan a sus esposas y todos los
miembros usan prostitutas. Nosotros solo las llamamos asociadas. Así que cubrir
esto por el senador no me molesta. Es probable que sea la asignación más fácil que
he tenido, lo cual me hace pensar que la próxima definitivamente será una
asignación para matar. Pero me preocuparé por eso luego.

Después de obtener todos los detalles, llamo a uno de nuestros trabajadores


309

independientes que es experto en varias tareas que necesitan ser hechas: deshacerse
de los informes de la policía, crear falsas declaraciones para que las prostitutas
Página

digan que habían estado mintiendo sobre estar con este hombre, hacer grabaciones
falsas de esas chicas tratando de chantajear al hombre por dinero. Es tan fácil
manipular la verdad. Ese es el por qué nunca creo algo que veo en las noticias o que
leo en el periódico. Si la organización es capaz de distorsionar la verdad de esta
manera, entonces estoy seguro de que otros lo están haciendo también.

A las cinco en punto, mi trabajo está hecho y llamo y compruebo a Rachel. Ella
está trabajando con un ensayo para la clase. Le digo que la llevaré a cenar cuando
llegue a casa. Pero antes de hacer eso, tengo que encontrarme con Royce. Se
supone que lo encontraré a las siete, pero no quiero esperar alrededor por dos horas
así que voy a pasar por su lugar ahora.

Él vive en una lujosa mansión en Westport. Me registro en la entrada. El


guardia llama a Royce y él le da el visto bueno para dejarme entrar. Asumí que lo
haría, a pesar de mi llegada anticipada. Royce es muy decente cuando se trata de
seguir las reglas de etiqueta, pero solo con otras personas. No es de esa manera
conmigo. Si solo somos nosotros dos, dejamos las formalidades de lado. Pasamos
cuatro años en la Universidad juntos y hemos visto lo peor del otro. Había un
montón de noches de borrachera. Un montón de chicas. Un montón de cosas que
no debíamos hacer, pero que hicimos de todas formas. Nosotros conocemos cada
secreto del otro y supongo que eso nos hace amigos, incluso si yo prefiero no tener
amigos como él. Es solo un amigo cuando quiere algo. Y él siempre quiere algo,
que es el por qué intento evitarlo.

—Llegas temprano —dice cuando abre la puerta.

—No quería esperar hasta las siete. —Camino dentro de su mansión. Es 4000
pies cuadrados más grande que una casa. Es demasiado formal para mi gusto, con
mármol por todas partes y pilares blancos separando la entrada de la sala.
Alfombras de tapicería bordean los pisos, costosas pinturas cuelgan en las paredes,
y cortinas que fluyen largas esconden las ventanas. La decoración se ajusta a la
personalidad de Royce. Formal. Sobre-la-cima. Llenó con objetos que muestran su
riqueza y estatus.

Mi penthouse es mucho más casual y tiene una sensación más masculina.


Paneles de madera oscura cubren los pisos y simples cortinas cuelgan de mis
ventanas. Tengo algunas fotos en blanco y negro enmarcadas en las paredes
mientras que las paredes de Royce están llenas con pinturas de óleo en adornados y
antiguos marcos.

—Así que cuéntame acerca de esta nueva chica tuya. —Se sienta en su sillón
todo blanco, descansando su pie en la mesa de café de cristal. Está vistiendo un
310

albornoz así que estoy tratando de no mirar hacia él.


Página
—¿Puedes ponerte algo antes de que hablemos? ¿Por qué estás usando un
albornoz a esta hora, de todos modos?

Sonríe. —Tuve compañía más temprano.

—¿Quién? ¿Victoria?

Pone los ojos en blanco. —Dios, no. Esa mujer es horrible en la cama. Tiene
un cuerpo decente pero no sabe qué hacer con eso.

—¿Pero tú aún vas a casarte con ella?

—Por supuesto que me voy a casar con ella. —Se ajusta el nudo de su
albornoz—. La eligieron para mí. No tengo opción.

—¿Tu padre la eligió?

—No. Él odia a Victoria. También lo hace madre. Pero dado que yo voy a
tener un futuro político, Victoria es la más adecuada. Los miembros de más alto
rango la eligieron. Mis padres no tuvieron permitido aportar.

Los miembros de más alto rango nunca han sido vistos. Se reúnen separados
del resto de nosotros y toman la decisión final sobre las cosas. Ya que tienen un
futuro político planeado para Royce, tienen que escoger la esposa adecuada para él.
Una quien trabajará correctamente en un ambiente político. Ellos no confiarían en
la opinión de otros miembros para algo como esto, que es el por qué seleccionaron
cuidadosamente a la esposa de Royce.

—De regreso a los negocios —dice él, su albornoz deslizándose un poco,


exponiendo parte de su muslo.

—Royce, por favor ponte algo de ropa. No puedo hablar contigo así.

—Bien. —Se levanta—. Regresaré en un minuto.

Mientras se va, voy el vestíbulo para usar el baño. Cuando salgo, camino por
una de las habitaciones de invitados y noto algo en el piso. La puerta está media
cerrada, pero la abro y veo cuerdas dispersadas alrededor de la gruesa alfombra
beige. En el medio de la habitación está una cama con dosel.

Voy dentro de la habitación y tomo una cuerda. Es la misma anchura que las
marcas rojas en las muñecas de Shelby. Sabía que fue él. Jodidamente lo sabía.
311
Página
Tomo la cuerda e irrumpo dentro de la sala. Royce está esperando en el bar,
ahora en pantalones de traje y una camisa blanca abotonada. Él no se viste casual.
Solo usa trajes.

—¿A dónde fuiste? —pregunta, sirviéndose una bebida.

—¿Qué es esto? —Tiro la soga hacia él.

Sonríe. —¿Qué? ¿Estás pensando en atar a tu chica? Te lo recomiendo


encarecidamente. Hay algo de soga extra si la necesitas.

Me levanto en su cara. —No estoy atando a nadie, al menos no contra su


voluntad.

—¿De qué estás hablando?

—Ataste a una de nuestras asociadas y no la dejaste ir.

—¿Y tú punto es? —Toma su trago y va de regreso a la sala y se sienta en el


sillón.

Camino hasta donde él está sentado pero permanezco de pie. —Es en contra de
las reglas y lo sabes. Ellas hacen su trabajo y se van. Ni siquiera tienen permitido
pasar la noche, mucho menos todo el día.

—¿A quién mierda le importa? Ellas son putas. Podemos hacer lo que
queramos con ellas. No sé por qué siquiera tienen esa regla.

—Lastimaste a la chica. Ella tiene marcas en todos los brazos. Abusaste de ella.

Se encoge de hombros. —Así que fui un poco rudo. Gran cosa. Estoy seguro
que ella tuvo peores cosas.

Tomo el trago de su mano y lo bajo de golpe contra la mesa. —No las trates
así, ¿lo entiendes?

—Espera un minuto. ¿Cómo sabes todo eso? ¿Ella me delató?

—No. La vi después de estuvo contigo. Vi sus brazos y los moretones. Trató de


cubrirlos pero los vi. No me dijo quién lo hizo, pero tenía el presentimiento de que
podrías ser tú. Y ahora qué sé esto, tú nunca jodidamente vas a hacerlo de nuevo. A
ella o a alguien más.
312

—¿Y realmente crees que puedes decirme que hacer? —Toma su vaso de la
Página

mesa—. Hago lo que quiero hacer. No recibo órdenes.


—Lo harás cuando los miembros descubran esto sobre de ti. ¿Realmente
quieres sus castigos?

—No voy a ser castigado, porque ellos nunca lo descubrirán. Tengo formas de
mantenerte en silencio, Pearce. Hice algo de investigación de esa chica con la que
estás y ella es incluso peor de lo que pensé. ¿Alguna pueblerina del Medio Oeste?
¿Una granjera? ¿En serio? —Se ríe—. Admito que es jodidamente maravillosa, pero
si los miembros descubren que estás saliendo con ella, tu castigo será cien veces
peor que el mío por atar a una asociada. Tu padre probablemente va a matarte
antes de que ellos tengan una oportunidad de castigarte.

—No hay reglas que digan que no puedo salir con ella.

—No tiene por qué haberla porque somos lo suficientemente inteligentes como
para saberlo bien. Excepto por ti. Tú no estás yendo realmente en serio con esa
chica, ¿o sí?

No sé la respuesta.

Se sienta. —Estás bromeando conmigo, ¿cierto?

Me siento frente a él, sin mirarlo.

—¿Tienes algún tipo de deseo por morir, Pearce?

—Ellos no van a matarme por casarme con una forastera.

—¿Casarte? —Se levanta de golpe del sillón, escupiendo su bebida—. ¿Perdiste


tu jodida cabeza? No puedes casarte con esa chica.

—Puedo si nadie lo descubre.

—¿Qué estás diciendo? ¿Vas a fugarte? ¿Al menos ya te propusiste?

—No. Pero voy a hacerlo.

No tenía planeado decirle esto a él y ahora me arrepiento. ¿Por qué le dije esto?
¿En qué estaba pensando?

—¿Hace cuánto conoces a esta chica?

—Desde principios de septiembre. Pero la amo y no quiero esperar para


313

casarme con ella. No puedo esperar. Si lo hago, me arriesgo a que ellos me


encuentren e intenten detenerme.
Página
Se pasea por el lugar, frotando su mano sobre su rostro. —Siempre pensé que
de nosotros dos, yo era quien tomaba riesgos, pero claramente estás tomando ese
rol. Incluso yo no soy tan estúpido para hacer algo como eso.

—Ya me casé con la mujer que ellos escogieron. No voy a hacerlo de nuevo.
Nunca pensé que encontraría a una mujer como Rachel, y ahora que la tengo, no
voy a dejarla ir.

Detiene sus pasos y mira a mi rostro. —Mierda. En verdad estás enamorado de


esta mujer.

—¿Es tan obvio?

——Sí. Lo que significa que va a ser difícil de ocultar.

—¿Qué estás diciendo? ¿Que no vas a mantener mi secreto?

—No lo sé. —Regresa a su lugar en el sillón, poniendo su pie encima de la


mesa—. Debo decir, estoy intrigado por el peligro de esto. Tengo una fiebre de
adrenalina solo de pensar acerca de lo que ellos podrían hacerte. Así que con
respecto a eso, podría guardar tu secreto solo para averiguar lo que te harán
después de que te cases con ella.

Sacudo mi cabeza. —Muchas gracias, Royce. Eres un amigo verdadero.

—Ya te dije que no hagas eso. Ese fui yo siendo tu amigo. Pero no me escuchas
de modo que ahora estoy interesado en ver cómo funciona esto. Nadie hizo esto
antes. ¿Así que cuál es tu plan?

No quiero decirle acerca que he involucrado a Jack, porque haciéndolo estaría


poniendo a Jack en riesgo. Hay una buena oportunidad de que Royce pueda
escupir ese secreto a los otros y entonces Jack estaría en problemas y no podría ser
más mi maestro.

—Aún estoy trabajando en el plan —le digo.

Toma su bebida, entonces baja el vaso. —Sé qué hacer.

—¿Qué?

—Lleva a esta chica a Las Vegas y cásate, y mientras estés ahí, envía un
anuncio acerca de tu compromiso. Envíalo a todos los principales periódicos, a los
314

nuevos canales. Deja que todos lo sepan. Entonces comienza a planear la boda.
Una gran elaborada boda en primavera. E invita a la prensa y quizás a algunas
Página

celebridades.
—¿Por qué haría todo eso?

—Porque el público se lo tragará. ¿Un multimillonario desposando a una chica


común? Es un cuento de hadas. Además, ambos son molestamente atractivos, lo
que producirá buenas fotos para los medios de comunicación. El resultado final es
que si eres popular con el público, los miembros no pueden dañarte. O a la chica.
Ellos no van a arriesgarse, al menos no de inmediato. No mientras el foco de
atención esté sobre ti. Y para el momento en que la prensa se extinga, quizás ellos
aceptarán a esta mujer. Es muy poco probable, pero estoy tratando de ser positivo
allí.

—Pero los miembros fácilmente podrían descubrir que me casé en Las Vegas.
Eso es de registro público.

—No estás pensando, Pearce. —Levanta dos dedos en el aire—. Dos cosas. La
primera es que tú puedes fácilmente encubrir el registro público así ellos no podrán
descubrirlo. Nosotros lo hacemos todo el tiempo. Y la segunda, no importa si los
miembros saben la verdad. Porque para cuando lo descubran, tú ya habrás dado
aviso a los medios acerca de tu compromiso y será demasiado tarde para ellos para
detenerlo. Teniendo en cuenta de que ya has estado casado y divorciado, se vería
mal si rompieras tu compromiso. Te verías irresponsable, incapaz de tomar una
decisión y de ajustarte a eso. Tu padre no puede tener a una persona como esa
tomando su compañía. Él te necesita para parecer estable y seguro. Así que será
forzado a ir contigo a lo largo de tu compromiso y pretender estar feliz con la boda.
—Sonríe—. Cuanto más pienso acerca de esto, más me encanta. Ahora, como que
deseo que fuera yo en lugar de tú, excepto que mi padre no es el tirano que es el
tuyo, por lo que no sería tan divertido. —Se levanta y va de regreso al bar—. No
has dicho nada, Pearce. ¿Qué piensas?

Estoy callado mientras pienso sobre su plan. A Royce nunca le fue bien en la
escuela, pero cuando se trata de artimañas, es un maestro. Su plan es perfecto.
Brillante, en realidad. Forzaría a los miembros a permitir mi matrimonio con
Rachel. Y no se atreverían a intentar dañarla, no con toda la atención de la prensa
que ella conseguirá. Incluso después de que la prensa se extinguiera, sería
imprudente para ellos siquiera intentar hacerle daño. Si siquiera algo le pasaba a
ella, los reporteros comenzarían a sospechar, haciendo preguntas e investigaciones,
lo cual podría dar lugar a descubrir acerca de nosotros. Los miembros no correrían
el riesgo de exponerse a sí mismos de esa manera.

—Creo que realmente podría funcionar —digo, encontrándolo en el bar.


315

—Por supuesto que lo hará. Pero necesitarás mi ayuda. Alguien tiene que
cubrirte mientras estás fuera casándote. —Toma su trago de escocés.
Página
—¿Harías eso por mí?

—Lo haré si mantienes tu boca cerrada sobre la asociada.

Me tomo un momento para considerar eso. Realmente me gustaría reportarlo,


pero sinceramente, ellos podían incluso no castigarlo. Podían decidir que no es tan
malo. Y entonces Royce se convertiría en mi enemigo. Él destruiría mi futuro con
Rachel.

—No puedes hacerlo de nuevo —le digo—. Si atas a una chica, ella tiene que
estar de acuerdo con eso. No puedes mantenerla en contra de su voluntad.

—No podría incluso sí lo quisiera. Tengo a Victoria molestándome ahora. Ella


se encuentra conmigo constantemente y tiene una llave de mi lugar. Estos días soy
afortunado si puedo conseguir una hora con una chica.

Trato de esconder mi sonrisa. William tiene razón. Victoria es la pareja


perfecta para Royce. Ella lo mantendrá en línea, o al menos lo intentará. Sabe
acerca de las asociadas, pero no quiere que él las use. A ella le gusta controlar las
cosas tanto como a él, y esto suena como si ella ya tratara de controlar a Royce, lo
que es bueno. Él necesita eso.

—Así que, ¿realmente vas a ayudarme con esto? —pregunto.

Palmea mi espalda. —Seguro. ¿Por qué no? Como dijiste anoche, tú me


cubriste a mí en muchas ocasiones. Te lo debo. Y mientras te mantengas callado
acerca de la asociada, no deberíamos tener ningún problema. —Sirve algo de
bourbon en un vaso—. Así que, ¿cuándo es que va a ocurrir este matrimonio
secreto?

—No estoy seguro aún. Necesito darle a Rachel más tiempo. Si se lo


propusiera hoy, no creo que ella diga sí.

—No puedes esperar por mucho más tiempo.

—Sí. Lo sé. Quizás un par de semanas.

Me acerca el vaso de bourbon. —Bébelo.

—No, gracias. Tengo que irme.

Baja el vaso. —Me debes una botella de escocés. Teníamos un trato.


316

—Sí. Lo siento, lo olvidé. —Camino hacia la puerta—. Te enviaré una. Adiós,


Página

Royce.
Salgo y voy hacia mi auto. Este día fue mucho mejor de lo que imaginé que
sería. Cuando dejé a Rachel esta mañana, estaba preparándome para una misión de
asesinato, pero resultó ser una simple misión de tapadera. Entonces estaba
preparado para pelear con Royce, pero en su lugar conseguí un plan para casarme
con Rachel que en realidad podría funcionar, además de su oferta de ayuda. Esto se
estaba volteando para ser un muy buen día.

Resultó ser una buena semana también. La mañana del lunes, mi padre estaba
de regreso en el trabajo pero me dijo que tenía que ir fuera de la ciudad
nuevamente. Algunos de los clientes potenciales con los que se había reunido
acordaron hacer negocios con nosotros, así que mi padre va a regresar a Europa
para trabajar en algunos asuntos. Normalmente yo tengo que ir también, pero él me
necesita para cuidar de cosas aquí, lo que significa que tengo varias semanas más de
libertad. Más tiempo para pasar con Rachel.

Así que eso es lo que hago. La veo cada noche y me quedo en su casa los fines
de semana. Incluso fuimos de compras de nuevo al centro comercial. Comienzan a
gustarme los pantalones vaqueros, así que tengo otro par y Rachel eligió algunas
camisas casuales de botones porque yo solo uso ropa de vestir y esas no lucen bien
con los pantalones vaqueros. Si mis padres me vieran vestido en éstas ropas, se
horrorizarían. Pero ellos nunca me verán usando esto. Por lo regular solo los uso
cuando estoy en casa o en el apartamento de Rachel.

Me siento como si estuviera viviendo una doble vida y me pregunto cuánto más
tiempo voy a poder mantener esto funcionando. Royce y Jack son las únicas
personas que saben acerca de Rachel, y hasta ahora, han mantenido mi secreto.
Jack ha estado viajando por negocios así que no he sido capaz de encontrarme con
él. Royce también ha estado fuera de la ciudad así que tampoco he hablado con él.

Cuando mi padre finalmente regresa, está tan ocupado poniéndose al día con el
trabajo que no tiene tiempo para preguntarme acerca de lo que estuve haciendo
durante su ausencia. Y sorpresivamente, no critica el trabajo que hice mientras él se
fue. No tenía razón para hacerlo. Mi presentación realmente ha mejorado sin él
aquí, a pesar de que estaba trabajando menos horas. De hecho, todos los empleados
eran más productivos sin mi padre alrededor. Eso únicamente muestra que su estilo
de gestión dominante obstaculiza el rendimiento y perjudica a la empresa. Por
supuesto que nunca podría decirle eso.

Con mi padre de regreso en la oficina, tengo que regresar a trabajar por muchas
horas. Algunas noches estoy ahí tan tarde que soy incapaz de ver a Rachel porque
ella está durmiendo para el momento en que regreso a casa. Extraño verla. Me he
317

acostumbrado a las horas normales de trabajo y pasar el resto de mi tiempo con


Rachel, y quiero eso de nuevo. Solo que aún no descubro cómo hacer que eso pase.
Página
Estamos a mitad de noviembre ahora. El tiempo se está yendo demasiado
rápido. En solo algunas semanas Rachel se graduará, y después de eso no sé qué
planea hacer. Sé que está buscando trabajo, pero por lo que sé, no aplicó para
ninguno aún.

Necesitamos comenzar a discutir sobre nuestro futuro. Definitivamente quiero


casarme con ella y creo que ella quiere eso también, pero estoy preocupado de que
querrá un compromiso largo, al menos un año, quizás más. Pero no tenemos esa
cantidad de tiempo. Necesito casarme con ella antes de que Dunamis haga una
regla prohibiéndolo.

Mi otra preocupación es que Rachel insistirá en conocer a mis padres antes de


aceptar casarse conmigo. Sigue preguntando cuándo voy a presentarla ante ellos,
pero no estoy listo para eso. Sé que ellos estarán furiosos así que suelo evitarlo. Si
pudiera evitarlo por siempre lo haría, pero eso no es posible. Necesito enfrentar a la
realidad y dejar de vivir esta vida secreta con Rachel. Lo que significa que necesito
tomar unas grandes decisiones, muy pronto.

318
Página
Rachel

E
s jueves y estoy en el penthouse de Pearce. Mi clase de la tarde fue
cancelada así que vine aquí a trabajar en un ensayo. Consigo hacer mucho
más aquí que en mi propio apartamento. El lugar de Pearce es súper
tranquilo y calientito. Mi apartamento es ruidoso y siempre congelado porque la
calefacción apenas funciona.

Son las seis y pensé que Pearce estaría en casa para ahora, pero no está. Acaba
de llamar y dijo que llega tarde y que me llevaría a cenar después que terminara en
la oficina.

El padre de Pearce regresó a la ciudad la semana pasada y está haciendo a


Pearce trabajar todo el tiempo. Cuando su padre se fue, Pearce redujo mucho sus
horas y me acostumbré a tenerlo alrededor. Pero ahora vuelve a ser como era
cuando lo conocí, donde trabaja sin parar y casi nunca lo veo. De hecho, la semana
pasada solo lo vi una vez, y eso fue solo durante unas horas la noche del martes.

Mientras espero a Pearce, decido ver televisión. Me siento en el sofá y enciendo


la televisión, pero luego noto la puerta del elevador abriéndose. Salto para saludar a
Pearce, pero no es él. Es un hombre que luce como una versión vieja de Pearce,
junto con una mujer mayor. Ambos son altos, delgados y muy bien vestidos. El
hombre lleva un traje negro y corbata, y la mujer un vestido negro liso, cubierto por
un abrigo de lana negro.

Me paro frente al ascensor. —Hola. ¿Puedo ayudarles?

El ascensor abre justo en el penthouse de Pearce, pero hay que poner un código
de seguridad para acceder a esta planta y Pearce nunca dijo que alguien más tiene el
código, aparte de él y yo. Obviamente conoce a estas personas, y dada la similitud
de cuán similar luce el hombre a Pearce. Supongo que son sus padres. Espera. ¿Sus
padres? ¡No estoy preparada para conocer a sus padres! Ni siquiera estoy bien
vestida. Estoy usando pantalones vaqueros, un suéter y tengo el cabello en una cola
de caballo.
319

El hombre y la mujer entran a la sala, mirándome de arriba abajo.


Página
El hombre habla. —Creo que la pregunta correcta es, ¿quién eres tú y por qué
estás aquí?

—Es la sirvienta, cariño —dice la mujer. Dirige su atención hacia mí—.


¿Cuánto más tiempo necesitas? Podemos esperar en otro lugar hasta que hayas
terminado.

—Um, no, no soy…

—¿Esta Pearce aquí? —pregunta el hombre, interrumpiéndome.

—No. Llegará en breve. ¿Son su familia?

El hombre se acerca al bar. —No veo por qué eso es de tu incumbencia, pero sí.
Somos sus padres.

Esto es muy incómodo. ¿Creen que soy la criada? ¿Luzco como la criada? ¿Por
qué no saben quién soy? Sé que no los he conocido antes, pero pensé que Pearce al
menos les habría hablado de mí.

Me acerco a su madre. —Es un placer conocerla finalmente. Soy Rachel. La


novia de Pearce.

—¿La qué? —El hombre deja caer el vaso que tenía y se hace añicos en el piso
de madera.

—Su novia —digo, vacilante. Pearce, obviamente no les ha hablado acerca de


mí.

—Pearce no tiene una novia —dice el hombre, mientras camina de ida y


vuelta—. Y si la tenía, ciertamente no serías tú. —Me mira de arriba abajo,
mirando con disgusto mi apariencia.

Estoy tratando de ser amable, pero ya no me gusta este hombre. Y no creo que
me guste su mujer tampoco. Ella, también, parece disgustada por mi apariencia. No
entiendo. No estoy presentable, pero no exactamente descuidada. Estoy usando un
suéter rojo y mi mejor par de pantalones vaqueros, pero me miran como si estuviera
cubierta con trapos sucios.

—¿Cuánto tiempo lo has estado viendo? —pregunta la mujer.

—Algunos meses —digo en voz baja, de repente asustada por hablar con ellos.
320

Son muy intimidantes.


Página
—¿Meses? —El hombre casi lo grita—. Eso no es posible. Si Pearce estaba
viendo a alguien, yo sabría al respecto. Le he tenido… —Se detiene y se clara la
garganta—. Sé todo lo que Pearce hace, y si está viendo a alguien, sería el primero
en saberlo.

No digo nada, pensando que es mejor guardar silencio.

La mujer se endereza y levanta la barbilla, sus ojos mirando hacia mí. —¿Cuál
es tu nombre, querida?

—Rachel.

—Apellido —ordena el hombre—. A nadie le importa un nombre de pila.

Trago saliva. —Evans. Rachel Evans.

—¿De dónde eres? —ladra—. Y qué hacen tus padres.

—Soy de un pequeño pueblo de Indiana. Mis padres tienen una granja.

Resopla y se aleja. —Tienes que estar bromeando. ¿Es una especie de broma?
—Se dirige hacia la cocina—. ¿Pearce, estas aquí? —Comprueba el dormitorio—.
No tenemos tiempo para tus bromas y no estoy encontrando que tu sentido del
humor sea lo más mínimo divertido.

—No está aquí —digo—. Dijo que estaría en casa alrededor de las siete, o tal
vez antes, si terminaba su trabajo.

El hombre regresa y se sitúa ante su esposa. —¿Pearce está en la oficina?

—Sí —respondo.

—Cuando salí de allí, la puerta de su oficina estaba cerrada y las luces


apagadas. Asumí que él estaba aquí.

—Bueno. Cuando hablé con el más temprano estaba en la oficina.

El hombre toma el brazo de su esposa. —Eleanor, vamos. —Me señala—. Te


sugiero que te vayas. No deberías estar aquí.

—Pero yo… —Me detengo cuando escucho la puerta del ascensor abrirse. Me
vuelvo para ver a Pearce de pie, sosteniendo un ramo de rosas rojas, llevando una
321

gran sonrisa que siempre está en su rostro cada vez que me saluda.
Página

—¡Pearce! —La tormenta de su padre cae sobre él—. ¿Por qué está ésta mujer
en tu apartamento?
Pearce deja caer las flores, con expresión de pánico y sorpresa. —Padre, ¿qué
haces aquí?

—Tu madre y yo íbamos a… no importa. Tenemos otras cosas que discutir,


como quién es esta mujer y por qué está en tu apartamento.

Espero para ver lo que Pearce va a decir. Pero está de pie allí, todavía
sorprendido, sin decir nada.

Su padre habla de nuevo. —Dice que ha estado viéndote. ¿Es verdad?

Pearce me mira. Puede decir lo nerviosa que estoy y lo tensa que sus padres me
están poniendo. Pasa a su padre y coloca su brazo protectoramente alrededor de
mí.

—Ella es Rachel Evans. Y sí, nos estamos viendo y ha sido durante varios
meses. —Frota gentilmente mi brazo, tratando de ayudar que me relaje—. Rachel,
estos son mis padres, Holton y Eleanor Kensington.

Asiento. —Sí. Nos conocimos antes.

El hombre que ahora conozco como Holton mira a Pearce. —¿Crees que es
divertido?

—Esto no es una broma, padre. Estoy diciéndote la verdad. Rachel es mi


novia.

—¿Por qué no nos hablaste de ella? —pregunta su madre.

Él mantiene sus ojos en su padre. —Creo que ambos conocen la respuesta a


eso.

Estoy empezando a entender por qué Pearce nunca me presentó a sus padres.
No son agradables. Ni siquiera un poco. Ni siquiera son agradables con su hijo.
Ambos se ven como su estuvieran a punto de estrangularlo. No lo entiendo. Tiene
25. Es un hombre adulto. No deberían estar tan molestos sobre con quién está
saliendo.

—Sácala de aquí —ordena Holton—. Y entonces tú y yo vamos tener una


charla.

Pearce me mantiene apretada contra su costado. —No va a ninguna parte. Si


322

alguien se está yendo, vas a ser tú.


Página
Puedo escuchar la respiración agitada de Pearce y siento la tensión en sus
músculos. Está nervioso o enojado o ambos.

—Holton. —Eleanor se vuelve hacia él—. Tal vez deberíamos quedarnos. Me


gustaría saber más acerca de Rachel.

No puedo decir si está siendo amable. Me da la sensación de que no lo es.


Siento como su decisión de quedarse es para que pueda obtener información sobre
mí para utilizarla en mi contra más tarde.

—No creo que esa sea una buena idea —dice Pearce—. Creo que ambos
deberían irse.

—Eleanor está en lo correcto. —Holton sonríe, y no una sonrisa amistosa, pero


una sonrisa petulante, como si estuviera determinado a hacer lo contrario de lo que
quiere Pearce—. Necesitamos conocer más acerca de esta chica. Vamos a cenar.

Su madre medio me sonríe. —Asumo que quieres cambiarte de ropa y


refrescarte un poco.

Pearce toma mi mano. —Regresamos en seguida.

Vamos a su dormitorio y cierra la puerta. —Rachel, perdóname por su


comportamiento. Nunca debieron hablarte de esta manera.

—¿Por qué no les hablaste sobre mí? —susurro, aunque estoy segura que no
pueden escucharnos.

—Porque sabía que reaccionarían de esta manera. Son muy críticos,


controladores y completamente irracionales. Sabía que no te aprobarían. Te dije
eso.

—Sé que lo hiciste pero supongo… solo no pensé que serían… groseros. Lo
siento. No debería decir eso de ellos.

—No; sí debiste. Son groseros. Simplemente no lo ven de esa manera. Actúan


de esa forma con cualquier persona que no encaja en nuestro mundo. Te dije que
no aceptan a extraños.

—¿Qué vamos a hacer? ¿Deberíamos ir a cenar con ellos?

—No, les diré que se vayan.


323

Se vuelve para ir, pero lo detengo. —Espera. Tal vez deberíamos ir. Tal vez las
Página

cosas mejorarían si nos sentamos y hablamos.


—No lo harán. En todo caso, van a empeorar antes de mejorar. Pero si quieres
ir, vamos a ir.

—Tal vez no deberíamos. Ahora estoy cambiando de opinión. Realmente me


odian. Estoy segura que no quieren cenar conmigo.

—Harán que vayamos a cenar eventualmente. También podríamos acabar de


una vez. Voy a salir y esperar con ellos mientras terminas de prepararte.

Regresa a la sala. Me cambio de ropa. Me quedo aquí con tanta frecuencia que
mantengo algunas de mis ropas en el armario de Pearce. Por suerte, tengo un
vestido para cambiarme. No es un increíble vestido, pero es mejor que usar
pantalones vaqueros.

Puedo escuchar a Holton en la otra habitación. Reprendiendo a Pearce como


un niño. No puedo escuchar todo lo que está diciendo, pero su tono es duro y
altivo. No es de extrañar que Pearce evite a su familia. No sé cómo la tolera. Tal
vez sus padres no siempre son así. Tal vez solo están actuando de esta manera
porque estoy aquí.

Voy al baño y me pongo más maquillaje, luego tomo mi cola de caballo la


deshago y dejo mis ondas naturales caer sobre mis hombros y mi espalda. Cepillo
un poco y roció un poco de spray. Eso es suficientemente bueno. No quiero
hacerlos esperarme por siempre.

Cuando dejo el dormitorio, veo a los tres sentados en el sofá. Todos se ponen
de pie mientras me acerco.

Pearce sonríe y viene hacia mí. —Luces hermosa.

—Gracias —digo en voz baja.

Sus padres no dicen nasa. Solo me miran con disgusto. Cuando Pearce dijo que
las personas en su mundo no me aprobarían, esto no es lo que esperaba. Pensé que
bien me ignorarían o fingirían ser agradables. No pensé que en realidad revelarían y
expresarían su desaprobación tan abiertamente como esto.

Holton insiste en viajar todos juntos en su Mercedes negro. Pearce y yo nos


sentamos en el asiento trasero y sostiene mi mano todo el camino. Su padre se
mantiene mirando hacia atrás por el espejo retrovisor y murmurando cosas en voz
baja.
324

Holton nos lleva a un restaurante de mariscos muy elegante. La anfitriona dice


que esperaremos una hora, pero cuando Holton dice su nombre estamos sentados
Página

inmediatamente.
Mientras esperamos por nuestra comida, Pearce habla con Holton sobre
trabajo, probablemente esperando conseguir que su padre distraiga su ira hacia mí.
Pero no está funcionando. Holton se mantiene medio acechando, casi
amenazando, mirándome y Eleanor trata de evitar mirarme en absoluto.

—¿Has terminado con esos reportes financieros? —le pregunta Holton a


Pearce.

—No. Pero llegaré mañana temprano y los terminaré.

—Vas a ir esta noche y los terminaras. Por la mañana no es lo suficientemente


pronto.

—No llegas a la oficina hasta las seis. Los tendré listos para entonces.

—Vas a tenerlos listo cuando te diga que los tengas listos. Y los quiero listos
esta noche. —Holton ha estado ordenándole a Pearce de este modo desde que
llegamos al restaurante. Y cuando no le está ordenando, está insultándolo o
criticándolo.

La mandíbula de Pearce se tensa mientras toma respiraciones superficiales.


Odio verlo tan estresado. No es de extrañar que su cuerpo siempre esté tan
apretado. Tomo la mano de Pearce debajo de la mesa, esperando calmarlo.

Pearce y su padre continúan hablando de trabajo, cuando hay un breve


descanso, Eleanor me pregunta acerca de la escuela. Le digo un poco sobre
Hirshfield pero sus ojos se pierden a quien sea que está detrás de mí. Como si
perdiera todo el interés en lo que tengo que decir.

—Rachel es una experta en Historia Americana —dice Pearce, tratando de


conseguir su atención—. Trabaja en el museo y ofrece visitas guiadas. Adapta cada
tour a su audiencia. Fui a uno de ellos y fue excelente.

—Hablado de museos —dije Holton—. Tu madre se encontró con Rielle la


semana pasada en una beneficencia para el museo de arte. Rielle estuvo
preguntando por ti.

—Padre, estamos hablando sobre el trabajo de Rachel. Tal vez te gustaría


preguntarle al respecto.

Me preparo para la pregunta de Holton, pero en lugar de preguntarme sobre el


museo dice—: Mi hijo estaba en una relación con Rielle, y probablemente todavía
325

lo está. —Sonríe—. Espero que no pienses que eres la única mujer en su vida.
Página
—¡Padre, ya es suficiente! —Suelta mi mano—. Tú y yo necesitamos salir. Me
gustaría hablar contigo a solas.

Justo cuando lo dice, nuestra comida llega, así que ambos permanecen en la
mesa. Mi comida se ve deliciosa, pero no tengo mucho apetito. Holton Y Eleanor
me tienen tan tensa que me duele el estómago. Como lo que puedo, entre las
preguntas de Eleanor.

—¿Quién es tu diseñador? —pregunta, acariciando el borde de su boca con la


servilleta.

—No estoy segura a qué se refiere.

—Tu ropa. ¿Cuál es tu estilo?

Sabe que no tengo un estilo ¿así que por qué está preguntando? ¿Solo para
demostrar lo equivoca que soy para su hijo? ¿Cómo no encajo en su mundo?

—Tengo mi propio estilo —le digo con confianza. He tenido suficiente con sus
desprecios. Ellos no me gustan, así que ¿qué tengo que perder por dar la cara por mí
misma?

—¿A qué salón vas?

—Voy a uno cerca del campus. Es muy pequeño. Estoy segura que nunca ha
escuchado de él. —Le sonrió, y me mantengo sonriendo por el resto de la cena. Tal
vez puedo matarlos con amabilidad—. Me gustan sus pendientes —le digo—. Son
hermosos.

Toca el gran diamante cuadrado en el lóbulo de su oreja izquierda. —Holton


los compró para mí en nuestro vigésimo aniversario.

—¿Te gusta la joyería costosa? —pregunta Holton mientras corta su salmón


con el tenedor—. ¿Es por eso que estás persiguiendo a Pearce?

—¡Padre, basta!

Froto el brazo de Pearce y le susurro—: Está bien. —Dirijo mi atención de


regreso a su padre—. Para responder a su pregunta, señor Kensington, no, no estoy
interesada en joyería costosa. Estoy saliendo con su hijo porque creo que es un
hombre amable y cariñoso y disfruto pasar el tiempo con él. Tiene mucha suerte de
tenerlo como hijo.
326

Holton resopla. —Obviamente no lo conoces. —Mira a Pearce—. Es una


Página

decepción completa como hijo.


Quiero llegar al otro lado y darle una bofetada. ¿Cómo se atreve a decir eso?
¿Cómo podría incluso pensar eso?

Pearce parece no estar afectado por el comentario, como si estuviera


acostumbrado a los abusos de su padre. Pero no estoy acostumbrada a ello y me
pone furiosa.

—Su hijo se graduó de Harvard y Yale. No es posible que diga que no está
orgulloso de él.

—Rachel —dice Pearce en voz baja, instándome a no continuar con esto.

—Solo fue admitido en esas escuelas debido a mis conexiones —dice Holton—.
Y por el nombre Kensington. Un nombre que menosprecia cuando se niega a
trabajar duro y poner el tiempo y esfuerzo necesario para hacer crecer nuestra
compañía.

No puedo creer que acaba de decir eso. ¿Realmente piensa que Pearce no
trabaja duro? ¿Habla en serio? Sé que debería guardar silencio pero no puedo.

—Su hijo trabaja más duro que nadie que conozca. ¿Cómo puede incluso…? —
Me detengo cuando Eleanor me interrumpe.

—¿Cuándo te gradúas? —pregunta.

Tomo un momento para recobrar la compostura. —Diciembre.

—Y ¿cuáles son tus planes después de la graduación?

—Estoy esperando conseguir un trabajo en el museo de Nueva York.

—No te contrataran —dice Holton—. El museo de Manhattan contrata solo lo


mejor. Hay candidatos mejor cualificados que tú. Los que asistieron a una
Universidad Ivy League.

Pearce baja su tenedor. —Si continuas esto, padre, Rachel y yo nos iremos.
Hemos venido aquí para que la conocieran, no para insultarla toda la noche.

—Haré lo que me plazca —dice—. Y no me faltes al respeto hablándome de


esa forma.

Pearce se gira hacia mí. —Rachel ¿te gustaría irte?


327
Página
Lo dice con calma, pero su rostro está rojo de ira. Solo hemos comido la mitad
de nuestra cena, no obstante, podría ser bueno salir de aquí. El temperamento de
Pearce sigue aumentado el tiempo que hemos estado aquí.

—Tal vez sería lo mejor. —Me giro hacia su madre—. A menos que le gustaría
que nos quedemos, señora Kensington.

—No. Váyanse —dice Holton—. He tenido suficiente insubordinación de mi


hijo. Y Pearce, necesitas ir a la oficina y terminar esos reportes.

Parce ignora el cometario y se levanta, tirando de mi silla por mí.

Sonrió a sus padres. —Fue muy agradable conocer a ambos. —En realidad no
lo fue, pero fui criada para ser educada, incluso con las personas que detesto como
éstas.

Eleanor asiente mientras Holton simplemente continua comiendo. A medida


que dejamos la mesa, Pearce se detiene de repente. Me vuelvo y veo que Holton
tiene un apretado agarre en el brazo de Pearce.

—Termina esto —dice, entre dientes—. Ahora.

Pearce arranca su brazo y lo coloca a mí alrededor, luego vamos por los


abrigos. Está echando humo así que me mantengo en silencio mientras la mujer va
por nuestros abrigos. La anfitriona nos llama un taxi y esperamos en el bar a que
llegue. Pearce está en silencio, tenso y todavía muy enojado, así que me siento a su
lado y sostengo su mano.

Algunos minutos después el taxi se presenta y nos lleva de regreso al penthouse


de Pearce. Cuando entramos, nos quitamos los abrigos y me lleva al sofá a
sentarnos

—Siento lo de esta noche —dice.

—Lo siento, yo también. No sabía que tu padre te tratara de esa manera. No


podía soportar escucharlo decir esas cosas a ti.

—No me importa. Estoy acostumbrado a eso. Pero no voy a soportar que él o


mi madre te traten de esa manera.

—Bueno, me advertiste. Simplemente no te creí. Nunca había conocido a nadie


como ellos.
328

—Todos los que conozco son como ellos. Es por eso que he intentado tan duro
Página

de mantenerte lejos de ese lado de mi vida.


—Pero si vamos a estar juntos, tendré que ser parte de ello. No tendré opción.

—Lo sé —dice con un suspiro, casi como si estuviera cuestionándose nuestro


futuro juntos. ¿Es debido a mí? ¿Cree que no voy a querer estar con él debido a sus
padres? De ser así, eso no es cierto en absoluto.

Me acerco más a él. —Pearce, lo que pasó esta noche no cambia nada. Te amo
y quiero estar contigo. No me importa lo que tus padres, o cualquier otra persona,
piense.

—Rachel. —Hace una pausa, como si no estuviera seguro de que quiere decir
lo que está a punto de decir.

Espera. ¿Es él quien está cambiando de opinión acerca de nosotros? ¿Va a


romper conmigo? ¿Es por eso que estaba tan callado mientras esperábamos por el
taxi? ¿Y el por qué apenas dijo dos palabras en el trayecto? ¿Fue la reacción de sus
padres hacia mí, suficiente para convencerlo de terminar nuestra relación?

No estoy preparado para esto. Ni siquiera estoy pensando en ello. Pensé que
lucharía por nosotros, no que solo haría lo que sus padres le dijeron que hiciera.
Pero ahora, creo que está a punto de terminar esto.

329
Página
—¿Q
ué pasa, Pearce?

Sostiene mis manos. —He estado pensando en ti, y


nosotros, y a dónde veo que va esta relación.

Se detiene de nuevo y está poniéndome nerviosa.

—¿Y? —digo, mi corazón latiendo rápidamente.

—Necesito saber si estamos en la misma página.

—Está bien. Así que ¿qué estás pensando?

—Quiero un futuro contigo. —Mira directamente hacia mí mientras dice—: Y


necesito saber si te sientes de la misma manera.

Así que no está rompiendo conmigo. Está haciendo lo opuesto. Diciéndome


que quiere un futuro conmigo. Futuro, ¿cómo un matrimonio?

—Espera, no estás…

—No. —Debo lucir ansiosa porque sonríe y dice—: No tengo un anillo en mi


bolsillo. Pero sí, cuando dije futuro, me refería a matrimonio. ¿Qué piensa sobre
eso?

No contesto enseguida. Porque ¿cuáles son mis pensamientos acerca de eso? lo


amo y quiero estar con él, pero no estoy lista para comprometerme a casarme con
él. Al menos no todavía.

—¿Rachel? —Aprieta mi mano, una mirada de preocupación en su rostro—.


¿Qué piensas?

Necesito responderle. No es una pregunta difícil. No me está pidiendo casarme


330

con el mañana. Solo en algún momento en el futuro.


Página
—Me siento de la misma manera —digo, todavía impactada, incluso estamos
teniendo esta conversación. ¿De dónde vino esto? ¿Por qué esta abordado el tema
ahora? ¿Esta noche?

—Estaba esperando que dijeras eso. —Me abraza contra su pecho. Siento su
cuerpo relajarse y me pregunto si esto es porque está lejos de su padre o porque está
aliviado por mi respuesta acerca de nuestro futuro. Esta es la primera vez que
hemos hablado de ello y creo que estaba preocupado que dijera que no me sentía de
la misma manera. Que no estaba segura de que quería un futuro con él,
especialmente después de conocer a sus padres.

—Pero es una locura, ¿verdad?

Se aleja y me mira. —¿Por qué sería una locura?

—Porque no hemos salido por mucho tiempo.

—Te amo, Rachel. Y tú me amas. Así que ¿qué importa cuánto tiempo nos
conocemos uno al otro?

—Supongo que no lo hace.

—Cuando sé que quiero algo. No espero por ello. Voy tras ello y lo consigo. Y
creo que he dejado muy claro que te quiero en mi vida.

Sus palabras tienen a mi mente en una carrera para averiguar lo que esto
significa. ¿Pearce está planeando proponerse a mí? ¿Pronto? ¿Estoy lista para eso?
No es que no haya pensado en ello o no lo quiera. Simplemente no estoy segura de
estar lista. Esto no es lo que planee. Se suponía iba a graduarme y mudarme a
Nueva York, no casarme y permanecer en Connecticut. ¿Qué haría para trabajar?
Estaría casada con un billonario, así que no necesitaría un trabajo pero todavía
quiero uno. No me gustaría sentarme sin hacer nada todo el día.

—Rachel. —Pearce ahora está sentándose hacia atrás, mirándome—. ¿Por qué
estás tan callada?

—Lo siento. No quise estarlo. —Me levanto del sofá—. Creo que voy a casa.

Por mucho que me gustaría pasar la noche con él, necesito volver a mi
apartamento y pensar en esto. No sabía que estaríamos hablando sobre matrimonio
esta noche y de repente me siento muy ansiosa. También un poco emocionada. Y
un poco feliz. Pero también asustada. Mis emociones están por todo el lugar.
331

Se levanta. —¿Hay algo mal? ¿Todavía estás molesta debido a mis padres?
Página
—No. Solo necesito regresar a mi apartamento y hacer algunas cosas antes de
la clase mañana. —Me alejo pero atrapa mi muñeca.

—¿Estás segura que no hay nada mal?

—No para nada. —Lo beso—. Solo necesito ir a casa. —Camino al dormitorio
y busco mi bolsa de viaje y encuentro a Pearce en el elevador. Tiene una expresión
de preocupación en su rostro, así que coloco mi bolsa abajo y lo abrazo—. Te amo.
—Le doy un beso—. Antes de irme, necesito decir algo, y necesito que escuches
muy cuidadosamente.

Asiente. —Adelante.

Pongo mis ojos en los suyos. —No escuches nunca a tu padre. Eres la persona
más inteligente, más trabajadora que conozco. Eres atento, generoso, reflexivo y
tantas otras cosas grandiosas. Y si tu padre no ve eso, entonces está completamente
ciego. Él debería estar rebosante de orgullo teniendo a un hijo como tú.

Pearce se queda callado. No puedo decir lo que está pensando. Sé que no está
cómodo hablando sobre su padre, pero tengo que decir algo. No quiero que Pearce
alguna vez crea en las palabras llenas de odio de su padre.

Sus manos se levantan y sostiene mi rostro. Se inclina y presiona sus labios en


mi frente.

—Te amo. —Respira—. Tanto. —Nos quedamos allí un momento, luego baja
sus labios a los míos y me besa—. Llámame cuando llegues a casa, así sé que estás
a salvo.

—Lo haré. —Lo abrazo por última vez, entonces bajo a mi auto. Mientras
conduzco de regreso, pienso sobre esa cena y cómo Holton trató a Pearce y las
cosas horribles que le dijo. Mis padres nunca han dicho cosas desagradables. No
hablarían de esa manera ni a su peor enemigo.

Cuando llego a casa, llamó a Pearce para hacerle saber que llegue. Entonces le
digo una vez más que lo amo. No creo que sea posible para él escucharlo
demasiadas veces. Después de crecer con padres como Holton y Eleanor. Pearce
necesita saber lo que se siente ser amado y seré la única para mostrárselo.

Después de presenciar esa escena en el restaurante, siento que entiendo a


Pearce mejor. Ahora sé por qué Pearce tiene tanta tristeza en sus ojos. Por qué
siempre parece tan tenso y estresado. Y por qué parecía tan sorprendido cuando por
332

primera vez le dije que lo amo. Incluso ahora, él se sorprende cuando le digo que lo
amo, como si no pudiera imaginar porque alguien lo haría. Eso rompe mi corazón.
Página
Por el resto de la noche, pienso en Pearce y lo que sería tener un futuro con él.
Y la verdad es, no sé lo que sería. No sé nada sobre su mundo y cómo funciona.
Pero estoy segura que eso no importa. Lo que importa es que lo amo. Y que él me
ama. Él me trata mejor de lo que me han tratado. Es amble, cariñoso, afectuoso,
considerado, protector y amoroso. Cuando cierro los ojos y pienso en él, puedo
vernos juntos a partir de ahora. Puedo vernos casados y viviendo en una casa y tal
vez tener un hijo. A pesar de lo que mi doctor dijo, todavía mantengo la esperanza
que él estaba equivocado y que en realidad podría tener un hijo algún día. Y me
encantaría tener ese niño con Pearce.

Cuanto más pienso sobre un futuro con Pearce, más lo quiero. Y tal vez ese
futuro iniciará más pronto que tarde. Como Pearce ha dicho, si nos amamos el uno
al otro, ¿por qué esperar?

Antes de dormir, llamo a Pearce una vez más para darle las buenas noches. Es
media noche, pero sé que todavía está despierto. Solo duerme unas horas por la
noche a menos que este allí con él. Tal vez debería haber permanecido con él esta
noche. Necesita dormir. Ha estado tan cansado desde que su padre regresó a la
ciudad y le hizo volver a trabajar dieciséis horas al día.

El teléfono de Pearce suena y suena pero no responde. No puedo imaginar que


estaría dormido y no escuche el teléfono. Espero no esté en la oficina. Llamo solo
para comprobar.

—Este es Pearce —dice cuando responde.

—Pearce, es Rachel. ¿Qué haces en la oficina? Es más de medianoche.

—Tengo que terminar los reportes para mi padre.

—Los reportes pueden esperar. Necesitas dormir.

—No me tomará mucho tiempo terminar éstos. Un par de horas, solo eso.

—¿Un par de horas? Pearce, para el momento que llegues a casa, solo
conseguirás dormir unas horas antes de tener que levarte para trabajar.

—Está bien. Estoy acostumbrado a ello. —Le escucho revolver algunos


papeles—. ¿Hay algo mal? ¿Por qué llamas tan tarde?

—Nada está mal. Solo quería decir buena noche. Y que te amo.
333

—Te amo también. —Me quedo en silencio y él ríe un poco—. ¿Hay algo más?
No es que no esté feliz porque llamaras. Solo que es tarde y probablemente deberías
Página

conciliar el sueño.
—Sí, yo, um, tenía algo más que decir.

—Adelante.

—Me sentí mal por salir a las carreras de tu casa así. Probablemente pensé que
eso significó algo y no quiero que tengas la idea equivocada. Simplemente necesito
un tiempo para pensar.

—Rachel, está bien. Entiendo. Saqué el tema de la nada y sé que no lo


esperabas. Pero es como me siento y quería que lo supieras. Espero que no te
sientas como si estaba presionándote de ninguna manera.

—No. De ningún modo. Me alegro que sacaras el tema. —Me detengo—.


Pensé en lo que dijiste esta noche y… —No estoy segura cómo decir esto así que
giro esto a él—.Pearce, ¿alguna vez nos imaginaste en un futuro? Quiero decir
¿alguna vez nos imaginaste, juntos, años a partir de ahora?

—Lo hago. Todo el tiempo.

Sonrío. —Yo también. Es decir, lo hice esta noche. Me imaginé eso. A


nosotros. Juntos.

El teléfono está en silencio, pero luego lo oigo de nuevo. —¿Qué estás


diciendo, Rachel?

—Estoy diciendo que quiero que esto continúe. Quiero una vida contigo,
Pearce. Sé que necesito resolver algunas cosas, como lo que voy a hacer después de
graduarme y dónde voy a trabajar. Pero en este momento, no estoy preocupada por
nada de eso. Nosotros lo resolveremos más tarde. En este momento, solo necesito
que sepas que no quiero que esto termine. Te amo, y no quiero estar con nadie más.
Nunca.

Hay silencio en su lado del teléfono y empiezo a preocuparme de que dije


demasiado. No estaba diciendo que él tenía que proponérseme en cualquier
momento pronto. Solo quería hacerle saber que quiero estar con él. No quiero que
él lo dude, por lo que pensé que podría hacerlo después de que escapé así.

Finalmente habla. —¿Te importaría si voy?

—¿En este momento?

—Sé que es tarde, pero tengo que verte.


334

—Pero ¿qué pasa con el trabajo?


Página
—Volveré aquí en un par de horas. Todavía voy a tener tiempo para conseguir
terminar los informes antes de que mi padre llegue.

—Yo podría reunirme contigo en tu penthouse.

—No te quiero manejando tan tarde. No es seguro.

Sonrío. Me está empezando a gustar la forma en que se preocupa por mí. Esto
demuestra lo mucho que me ama. —Ven. Voy a esperarte.

En tiempo récord él está en mi puerta, una enorme sonrisa en su rostro. Entra y


envuelve sus brazos a mí alrededor, con fuerza, pero no demasiado apretado,
exactamente como le enseñé.

Lo abrazo de vuelta, mi cabeza apoyada en su pecho, escuchando su fuerte y


rápido latido cardíaco.

—Dios, te amo —dice, sin dejarme ir—. Te amo tanto que me asusta.

Levanto la cabeza para mirarlo. —¿Por qué te asusta?

—Porque no quiero perderte. —Su voz es tranquila, su mano presionando


suavemente mi cabeza hacia atrás contra su pecho—. Tengo miedo de perderte —
dice casi en un susurro.

—No vas a perderme, Pearce. Acabo de decirte que quiero estar contigo.

—Lo sé. Yo solo… —Se detiene.

—¿Tú solo qué?

—Nada —dice, su voz apagándose.

Nos dirigimos a la habitación y solo nos acostamos, en silencio, en la cama.


Pearce me está sosteniendo en sus brazos, lo que siempre hace, pero se siente
diferente esta vez. Se siente más protector, como que si él no permitirá que ningún
daño llegue a mí. No sé por qué, pero siempre actúa como si estuviera preocupado
de que algo malo podría sucederme. Tal vez sea solo porque es rico, y el dinero
tiende a atraer a la gente mala. Tal vez ha tenido problemas en el pasado. Es otra
parte de su mundo al que aún no he sido expuesta. Y aunque me doy cuenta de que
puede haber riesgos que vienen de estar con alguien con su tipo de riqueza, no me
preocupo porque sé que va a mantenerme a salvo. Él haría cualquier cosa por mí.
335

Sé que lo haría. Y yo haría cualquier cosa por él.


Página
Siento su mano moverse por mi brazo. Miro hacia arriba y me besa. Besos
suaves y dulces. Puedo sentir su amor en todos y cada uno. Cuando lo conocí la
primera vez, nuestra atracción del uno por el otro era tan intensa, que me
preocupaba que nuestra relación no sería nada más que sexo. Aún tenemos esa
intensa atracción, pero nuestra relación es mucho más que física. Creo que siempre
lo ha sido. Había algo entre nosotros esa primera vez que nos conocimos. Una
conexión que no podía realmente explicar. Y me encantó la forma en que me miró
y me escuchó, dándome toda su atención, como si yo fuese importante, a pesar de
que acababa de conocerme. A diferencia de sus padres, Pearce nunca me ha
juzgado por no tener dinero y eso dice mucho de él como persona.

Nunca creí en el amor a primera vista, pero ahora sí. Creo que parte de mí se
enamoró de Pearce en ese primer día que nos conocimos. Simplemente no fui
consciente de ello en el momento.

Sus besos y caricias con el tiempo llevaron al sexo y luego caímos dormidos.
Pearce colocó la alarma para que sonara a las 3 a.m. así podía volver al trabajo. Me
gustaría que no tuviera que irse. Está tan cansado. Necesita descansar. Pero él no
quiere lidiar con su padre lanzándole un ataque si el trabajo no está hecho.

Por la mañana, me despierto y se ha ido. Ni siquiera lo escuché yéndose. Me


vuelvo para mirar la hora y veo una nota colocada en mi mesa de noche. Es de
Pearce y dice: Que tengas un día maravilloso. Voy a venir a tu casa después del trabajo.
Traeré la cena. Te veo pronto. Te amo… Pearce.

La leí de nuevo, sonriendo mientras lo hago. Y la sonrisa permanece mientras


me baño, me visto y peino el cabello.

Mientras estoy comiendo el desayuno, reviso mi contestador y noto un mensaje


de mi madre.

Le regreso la llamada. —Oye, mamá, soy yo.

—Hola, cariño. No pude localizarte anoche y luego recordé que dijiste que
estabas con Pearce.

—Sí, regresé tarde. No quería llamar y despertarte.

—¿Tuviste una noche agradable?

—Finalmente conocí a los padres de Pearce. Se pasaron anoche y fuimos todos


336

a cenar.

—¿Cómo te fue?
Página
—No muy bien. Ellos no me aprueban.

—Eso no es sorprendente.

—¡Mamá! ¿Qué se supone que significa eso?

—Cariño, no me estoy refiriendo a ti, personalmente. Solo quería decir que no


somos ricos. Estoy segura de que su familia espera que él este con alguien dentro de
su clase social.

—Bueno, ellos necesitan superarlo porque Pearce y yo somos muy felices y no


tenemos planes de romper. —Hago una pausa—. De hecho, hemos estado
hablando del futuro.

—Rachel, ¿qué estás diciendo? ¿Estás comprometida?

—No. —Sonrío—. Pero podría estarlo muy pronto.

—¿Qué tan pronto?

—No estoy segura. Solo sé que Pearce está pensando en ello.

—Cariño, no estás lista para eso. Solo has salido con él un par de meses.

—Tú saliste con papá por doce días.

—Lo que no fue suficiente. Deberíamos haber esperado más tiempo antes de
casarnos.

—¿Por qué? ¿Qué diferencia habría hecho eso? Han estado felizmente casados
por treinta años.

—Sí, pero tu padre y yo nos casamos en una época diferente. En estos días las
personas salen por un año o dos, luego pasan un año comprometidos. Eso les da
tiempo para llegar a conocerse el uno al otro.

—No necesito todo ese tiempo. Ya conozco a Pearce.

—Dudo que conozcas todo acerca de él.

—Tal vez no, pero sé que lo amo y eso es lo que cuenta.


337

—Dijiste que amabas a Adam y mira cómo terminó eso.


Página
—No estaba enamorada de él. Solo pensaba que lo estaba. No sabía lo que era
el amor en aquel entonces, pero ahora sí. Mamá, de verdad amo a Pearce y no
quiero esperar para tener un futuro con él.

—Necesitas ir lento con esto y darte tiempo para pensar. No quiero que te
precipites en algo.

—No vamos a hablar acerca de esto. Obviamente, no estamos de acuerdo y yo


no quiero pelear.

—Cariño, no quise decir…

—Por favor. Solo hablemos de otra cosa.

Ella suspira. —Quería preguntarte cuando estarás llegando para Acción de


Gracias.

—Todavía no estoy segura.

—Rachel, es la próxima semana. Necesitas conseguir un boleto de avión.

—Lo sé. Pero necesito hablar primero con Pearce.

—¿Por qué necesitarías hablar con Pearce?

—Porque yo… —Ni siquiera quiero decir esto. Sé que va a estar molesta, pero
ella tiene que entender que no siempre puedo pasar todas las vacaciones con ella—.
Mamá, yo pensaba solo quedarme aquí.

—Oh. —Suena triste—. ¿Así que no estás viniendo a casa?

—No es que no quiera. Es que voy a estar de nuevo en casa en Navidad y es


caro volar a casa por unos pocos días.

—Rachel, sabes que tu padre y yo vamos a pagar por eso. Voy a conseguir el
boleto para ti. Solo dime cuando quieres salir.

Tengo que confesar y decirle la verdadera razón por la que me quiero quedar.

—Mamá, sé que me quieres en casa, pero… quiero pasar Acción de Gracias


aquí. Con Pearce. No quiero dejarlo a solas con sus padres. Son personas horribles.
Son verbalmente abusivos y yo no quiero que sus vacaciones sean arruinadas por
338

ellos.
Página

—No sabía que las cosas estaban tan mal para él. Siento escuchar eso.
—Yo no sabía cuan malo era hasta que conocí a sus padres. Tú no creerías la
forma en que le hablan. No dijeron ni una cosa buena de él en toda la noche. Y su
padre… todo lo que hizo fue criticar a Pearce. No debería tener que aguantar eso en
Acción de Gracias.

—¿Has hablado con él acerca de esto? ¿Sobre sus planes para Acción de
Gracias?

—No. Asumo que está planeando estar con su familia, así que supongo que
necesito hablar con él antes de decidir nada.

—¿Por qué no lo traes aquí? Ciertamente es bienvenido y eso nos daría a tu


padre y a mí la oportunidad de llegar a conocerlo.

—¿En serio? ¿No te importaría si lo llevo a casa para Acción de Gracias?

—Por supuesto que no. Cariño, ¿por qué siquiera pensarías eso?

—Porque tú siempre actúas como si no lo aprobaras.

—Nunca dije eso. Solo quería que fueras cuidadosa y no salieras lastimada.
Pero puedo decir cuanto lo amas. Has estado hablando acerca de él sin parar
durante meses, por lo que es hora de que tu padre y yo lo conozcamos.

—Gracias, mamá. Voy a hablar con Pearce y me pondré en contacto contigo.


Tengo que correr a clase. Hablaremos más tarde.

Estoy tan feliz de que ella reaccionara de esa manera. Y que quiera que Pearce
venga a casa conmigo. No puedo esperar para que ellos lo conozcan. Sé que lo van
a amar tanto como yo.

339
Página
Pearce

R
egresé a la oficina a las 3:45 de esta mañana y acabo de terminar los
informes. Son las 5:50 y mi padre por lo general llega puntualmente a las
seis. Dejo los informes en su oficina, luego vuelvo a mi escritorio y llamo a
Royce. Es hora de ejecutar el plan que discutimos. Nunca estuvimos de acuerdo en
el tiempo, pero no puedo esperar más tiempo. Ahora que mi padre ha conocido a
Rachel, va a hacer algo para mantenernos separados.

Solo espero que Royce no se eche para atrás con del plan. Él es el único que
conozco que me puede ayudar con esto. Jack no sabe nada de esto, e incluso si lo
hiciera, sé que no me ayudaría. Es demasiado arriesgado, y aunque le gusta tomar
riesgos, no creo que vaya a tomar uno cuando se trata de esto. Hay demasiado en
juego.

¿Pero Royce? Le encanta tomar riesgos. Cuanto más grande, mejor. Es


imprudente y siempre lo ha sido. Anhela la emoción que viene con hacer algo que
no debería, así que sé que me va a ayudar.

Su teléfono suena repetidamente hasta que finalmente contesta.

—¿Hola? —Suena atontado. Estoy seguro de que lo desperté. No tiene un


trabajo así que puede dormir tan tarde como quiere.

—Royce, es Pearce.

—¿Pearce? —Escucho un ruido fuerte, como si estuviera buscando a tientas su


reloj—. Ni siquiera son las seis. ¿Por qué diablos me estás llamando a esta hora?

—¿Qué estás haciendo hoy?

—¿Llamaste para preguntar lo que estoy haciendo hoy? ¿Es necesario que te
recuerde qué hora es?

—Necesito tu ayuda. Voy a explicarte más tarde, pero por ahora necesito saber
340

si puedes ir a la ciudad conmigo.


Página

Se queja y luego lo escucho bostezar. —¿Por qué? ¿De qué se trata esto?
—Te lo diré cuando llegue a tu casa. ¿Puedes hacerlo o no?

Suspira. —Sí. Voy para allá de todos modos. Tengo que encontrarme con mi
entrenador de discurso a las dos.

Royce ya está siendo entrenando para su futuro como político. Ese es su


―trabajo‖ si quieres llamarlo así. Parte de su formación incluye que se le enseñe
cómo dar discursos. También está siendo entrenado en cómo llevar a cabo los
debates y responder a las preguntas de la prensa.

—Eso es perfecto. Nos dará una excusa.

—¿Una excusa para qué? —pregunta, bostezando ruidosamente en el teléfono.

—Una excusa de por qué tengo que ir a la ciudad. Voy a sentarme en tu


práctica de discurso. Querías mi opinión y por eso es que me voy contigo.

—¿De qué demonios estás hablando? ¿Es esto un sueño? ¿Siquiera estoy
despierto?

—Escúchame. Si mi padre te llama, dile que tú me pediste ir a Manhattan


contigo para criticar tu discurso. Luego dile que vamos a cenar y por bebidas.

—¿Por qué haría…?

—¡Royce! Solo haz esto por mí. Dijiste que me ayudarías.

—Esto es por esa chica, ¿verdad? —Bosteza mientras habla.

—Hablaremos de ello más tarde. Ahora, ¿vas a hacerlo o no?

—Sí, está bien. ¿De verdad crees que tu padre me va a llamar para comprobar
tu historia?

—Sé que lo hará.

Se ríe. —El hombre te trata como a un niño de cinco años. ¿Es que va a dejarte
crecer alguna vez?

—Levántate y vístete. Voy a estar allí a las ocho. —Cuelgo antes de que me
haga más preguntas. No puedo hablar de esto aquí, especialmente ya que mi padre
va a llegar en cualquier momento.
341

—Pearce.
Página
Levanto la mirada y ahí está él, de pie en la puerta de mi oficina. Va a gritarme
acerca de Rachel. Estoy sorprendido de que no me llamara anoche y lo hiciera.

—Buenos días, padre. Dejé los informes sobre tu escritorio.

—Sí. Los vi. Por una vez, realmente hiciste un trabajo medio decente en ellos.

Asiento, reconociendo su cumplido. Para la mayoría de la gente, no se


parecería a un cumplido, pero para él lo es. Esto es extraño. ¿Por qué me está
haciendo cumplidos en lugar de gritarme?

Hace un gesto hacia mí. —¿No estabas usando esa ropa en la cena de anoche?

Y aquí está. Va a acusarme de pasar la noche con Rachel y entonces me


ordenará que nunca la vea de nuevo.

Echo un vistazo a mi camisa blanca y corbata gris a rayas. —No tuve la


oportunidad de ir a casa a cambiarme. Esos informes me llevaron toda la noche.

—Bueno. Me alegro de que finalmente estés poniendo un poco de esfuerzo.


Haciendo un poco de trabajo real para cambiar.

Ignoro su insulto y me enfoco en el hecho de que todavía no me ha preguntado


por Rachel. Eso me está poniendo nervioso. ¿Por qué no ha dicho nada sobre ella?

—Hablé con Jack anoche —dice.

¿Jack? ¿Por qué llamaría a Jack? Él odia a Jack.

Continúa—: Dijo que esa mujer con la que estabas no es nada más que una
aventura. Una relación física porque estabas aburrido de las asociadas.

No digo nada. No tengo ni idea de qué más le dijo Jack así que es mejor que
siga callado.

—¿Así que era eso solo un juego que estaba jugando? —Suena enfadado
ahora—. ¿Pretendiendo que estabas en realidad con esa mujer simplemente para
molestarnos a tu madre y a mí?

—No esperaba que pasaras por allí. Me tomó por sorpresa y yo no sabía cómo
explicarte su presencia.
342

Me mira, en busca de alguna pista de que estoy mintiendo. —Bueno, no voy a


tolerarlo más. Debías haber enviado a esa mujer a casa.
Página
Tomo una carpeta de la pila en mi escritorio. —Tengo que terminar algunas
cosas así que si no te importa, yo…

—Entiendo que quieres variedad, Pearce. Eres joven y el mundo está lleno de
mujeres hermosas. Incluso un hombre de mi edad no puede evitarlo a veces. Pero
necesitas tener mejor juicio. Mantenlo oculto.

Como alguien que tiene sexo con sus secretarias aquí en la oficina, él es la
última persona que debería estar dándome consejos al respecto. Pero sigo el juego.

—Sí, padre. Voy a tratar de ser más discreto.

Comprueba detrás de él para asegurarse de que nadie está alrededor. —Hay


una próxima votación en la reunión de final de año.

Se está refiriendo a la organización. Al final del año, siempre tenemos una


reunión de una semana donde las cosas son discutidas y votadas.

—¿Un voto sobre qué?

—La regla que hemos propuesto que dice que nuestros miembros solo pueden
estar involucrados con las mujeres en la lista aprobada. No me estoy refiriendo a
aventuras sexuales como la que tú tenías con esa mujer, aunque eso también es mal
visto. A lo que me estaba refiriendo es a una relación real con una mujer. La norma
propuesta solo permitirá relaciones con las mujeres que hayan sido aprobadas.

Mi pulso se acelera, pero aguanto cualquier tipo de respuesta, mi rostro


inexpresivo.

—Eso no parece necesario —digo—. Ningún miembro ha mostrado siquiera


interés en una mujer que no se ajustaba a los criterios.

—En realidad, el hijo de Randolph, Ezra, estaba viendo a una camarera el


verano pasado y su padre no se enteró hasta meses después.

—¿Y qué pasó?

—Ezra ya había terminado con la mujer para el momento en que su padre se


enteró. Por supuesto, su padre aun así lo castigó.

—¿Por qué fue castigado? No hay ninguna regla en contra de lo que hizo.
343

Mierda. ¿Por qué dije eso? Yo sé por qué fue castigado. ¡Maldita sea! Trato de
dar marcha atrás en mi camino de salir de esto.
Página
—Lo que quiero decir es que tal vez Ezra no estaba al tanto de la regla, ya que
no es oficial.

Resopla. —Todo el mundo conoce la maldita regla. Ezra simplemente decidió


no seguirla. Es por ello que necesitamos hacerla oficial. Ahora él, y todos los demás
miembros, se verán obligados a seguirla. De hecho, he sugerido que tomemos el
voto en la próxima reunión en lugar de esperar hasta el final del año. Todo el
mundo va a votar sí, así que no hay necesidad de tener una discusión sobre el tema.

Asiento, luchando por ocultar la ansiedad creciendo dentro de mí. Ahora


definitivamente tengo que seguir adelante con mi plan. Si no lo hago, perderé a
Rachel para siempre. Pero, ¿qué va a pasar cuando ellos se enteren de lo que he
hecho? Mis padres probablemente me negarán. Me quitarán mi herencia. Pero lo
que me preocupa aún más es lo que los otros miembros podrían hacerme. Si me
van a castigar, y si es así, cuál será el castigo.

—Ve a casa y cámbiate, Pearce. Eres un desastre.

—Lo haré. Solo tengo que terminar algunas cosas primero.

—Tienes que ir ahora. Nuestros empleados estarán aquí pronto y no los quiero
viéndote en una camisa arrugada.

—Está bien. —Me pongo de pie—. Pero no voy a regresar hoy. Royce me
llamó anoche y me preguntó si podía presentarme en su sesión de entrenamiento.
Quiere una opinión externa de sus habilidades para hablar en público, y le dije que
lo haría.

Mi padre cruza los brazos, sus ojos se estrecharon. —Deberías haberme


preguntado primero.

—No creí que lo necesitara. Los dos sabemos que Royce desempeña un papel
fundamental en sus planes futuros. Por lo tanto asumí que tú aprobarías esto, y tal
vez incluso me animarías a ayudarlo.

Mi padre lo considera. Valora a la organización tanto como valora a nuestra


empresa, y va a hacer casi cualquier cosa para ayudarlos a alcanzar sus objetivos.
Conseguir que Royce sea elegido para el Senado en pocos años es uno de sus
objetivos, así que sé que mi padre va a estar de acuerdo con esto. Pero ya que él no
lo sugirió, tiene que reflexionar y actuar como si me está haciendo un favor al
aceptarlo.
344

—¿Así que vas a la ciudad? —Su pregunta es su respuesta. Está dejándome ir,
pero él no va a salir y decirlo.
Página
—Sí. Estamos pasando el día allí, y después de su sesión de entrenamiento
vamos a salir a cenar y beber.

—Muy bien. Estoy complacido de que estés renovando tu amistad con Royce.
Tiene un futuro muy brillante en la política y sería bueno si estuvieras asociado con
él.

Sabía que Royce era la persona adecuada para ayudarme con esto. De hecho,
él es perfecto. Mi padre ve a Royce como alguien que va a ayudar a impulsar el
nombre de Kensington, lo que es de suma importancia para él. Cuando yo era un
estudiante universitario en Yale, mi padre me obligó a ser amigo de Royce porque
incluso en aquel entonces, la organización estaba viéndolo como un posible
candidato político. Mi padre siempre quiso que me dedicara a la política, pero ya
que no fui elegido, él quería que fuera amigo de alguien que se dirigía por ese
camino. Porque los políticos tienen poder y prestigio, dos cosas que mi padre ya
tiene, pero siempre quiere más.

Agarro mi abrigo, entonces me paro en la puerta en frente de mi padre. —Voy


a consultar contigo más tarde para ver si tienes alguna pregunta con respecto a esos
informes.

—Dile a Royce que le mando saludos.

—Lo haré. Adiós, padre. —Camino por delante de él hacia el vestíbulo y me


apresuro hacia mi auto.

Mientras estoy conduciendo alejándome de la oficina, siento una sensación de


euforia. Le mentí a mi padre y él me creyó. Siempre puede decir cuando estoy
mintiendo pero hoy no pudo. Creo que todas esas sesiones con el entrenador de
lenguaje corporal finalmente están dando sus frutos. Si puedo engañar a mi padre,
puedo engañar a cualquiera.

Jack le mintió también. Estoy sorprendido de que lo hiciera. Yo ni siquiera


había considerado que mi padre lo llamaría. Pero mi padre sabe que Jack mantiene
una estrecha vigilancia sobre todos a su alrededor, incluyendo a los demás
miembros. Estoy seguro de que mi padre asumió que Jack me estaba espiando. O
tal vez mi padre se lo pidió. Eso suena como algo que haría. Por suerte, Jack no le
dijo la verdad. Me pregunto si Jack está espiándome en este momento. Compruebo
detrás de mí pero nadie parece estar siguiéndome. Si Jack sabía lo que estaba
haciendo, estoy seguro de que habría tratado de detenerme, y puesto que no lo está,
debe ser que no está vigilándome.
345

Así que ahora empieza mi plan. No sé si va a funcionar. No tengo ni idea de si


Página

Rachel estará de acuerdo con eso. Pero voy a intentarlo. Voy a hacer más que
tratar. Voy a convencerla de hacerlo. Porque si no lo hago, nunca vamos a tener
otra oportunidad de hacer esto de nuevo. Ellos están votando en unas pocas
semanas, o tal vez incluso antes, si mi padre se sale con la suya. Y si votan sí, no se
me permitirá estar con Rachel. Habrá una norma oficial contra esto y no quiero
siquiera saber el castigo por romper esa regla. Pero a partir de hoy, no hay una
regla, al menos no una oficial. Sé que esta es mi única oportunidad. Tenemos que
hacer esto. Y tenemos que hacerlo pronto.

Cuando llego a casa de Royce, me dice que mi padre ya ha llamado para


verificar mi historia. Me enfurece la forma en que sigue vigilándome de cerca de esa
manera. Pero lo dejo pasar, negándome a dejar que me ponga de mal humor. Yo
sabía que llamaría a Royce. No es como que fuera una sorpresa.

Me siento con Royce y le explico por qué el plan que discutimos debe hacerse
ahora y no después. Luego, repasamos los detalles.

—Ellos todavía van a castigarte —dice, mientras se pone la corbata. Cuando


llegué, él se había duchado, pero todavía estaba en su bata de baño. Le toma
mucho tiempo estar listo. Siempre ha sido así. No sé qué demonios le lleva tanto
tiempo.

—No pueden castigarme —le digo—. Es por eso que necesito darme prisa y
hacer esto. Justo ahora, no hay ninguna regla que lo prohíba.

—¿Y cuándo los ha detenido eso? —Se ajusta la corbata frente al gran espejo
enmarcado que cuelga encima del bar—. Si quieren castigarte, lo harán.

—Entonces voy a quedarme con el castigo. Ellos pueden hacerme lo que sea
que quieran. No me importa. Todo lo que me importa es estar con Rachel.

Toma la chaqueta del traje de la parte posterior del sofá y se lo pone. —Podrían
joder con tu empresa. Tu padre te mataría si eso ocurriera.

—Royce, no me voy a preocupar por escenarios hipotéticos. Estamos haciendo


esto. Y pase lo que pase después de eso, vamos a averiguarlo más tarde.

Se pone de pie frente a mí. —¿Y qué acerca de mí? Tengo mucho en juego aquí.

—Tú eres el que quería tomar el riesgo. ¿Estás cambiando de opinión? ¿Miedo
de ellos ahora?

Se endereza. —No. Por supuesto que no. No le tengo miedo a nadie,


especialmente no a ellos.
346

Es una mentira. Se esfuerza por aparentar que no le importa, pero sé que les
Página

teme. Si no lo hiciera, no estaría consiguiendo emocionarse por hacer esto. Su


temor de lo que podrían hacer si se enteraran de la verdad hace que todo esto sea
más excitante para él.

—Voy a hacer todo lo que pueda para minimizar cualquier daño que pudiera
venir en tu dirección cuando esto termine —digo—. Pero si nos ceñimos al plan, no
tendrán ningún motivo para sospechar que tú tenías algún papel en esto. Para todo
lo que sabías, este era solo un fin de semana de hombres en Las Vegas. Tú haces
eso todo el tiempo. No van a pensar nada de esto.

—Supongo que tienes razón. —Sonríe—. Y consigo un viaje a Las Vegas de


esto. Tal vez voy a permanecer allí y salir en Acción de Gracias. Se supone que
vaya a la casa de Victoria para la cena. Vincularme con los futuros familiares
políticos. Toda esa mierda. —Sacude la cabeza.

—¿Ya estás cansado de Victoria?-

Se encoge de hombros. —Podría ser peor. Ella va a hacer una esposa adecuada.
He dejado claro que no voy a serle fiel y lo acepta. Tendré que tener hijos con ella
para ajustarme al papel del político de familia, pero había planeado tener hijos de
todos modos. Realmente no me importaba quién fuera la madre.

Lo palmeo en la espalda. —Eres tan sentimental, Royce.

Va al bar para tomar una copa. —Algunos de nosotros somos lo


suficientemente inteligentes para saberlo mejor antes de enamorarnos de una mujer
en realidad.

—Créeme. No planeé esto.

Son solo las ocho de la mañana, pero él se ha servido un poco de whisky. —


Entonces, ¿qué se siente?

—¿Qué?

—Estar enamorado. —Se ríe—. Porque te garantizo que no va a pasarme a mí.


Voy a asegurarme de ello.

Sonrío mientras una imagen de Rachel aparece en mi cabeza. —No puedo


completamente ponerlo en palabras. Todo lo que puedo decir es que ella me hace
más feliz de lo que nunca me he sentido. Y es tan condenadamente hermosa. No
solo en el exterior. También es una bella persona. Dulce, amable, cariñosa. Nunca
he conocido a nadie como ella y estoy seguro de que nunca lo haré de nuevo.
347

Siempre que estoy a su alrededor estoy…


Página

Me interrumpe, tosiendo en su bebida y levantando la mano.


—Basta. No puedo escuchar esto. ¿Te escuchas a ti mismo? Y deberías ver tu
rostro. Te pareces a uno de esos idiotas enfermos de amor que siempre se ven en las
películas. Solo que es peor porque no estás actuando. Esto es real. Nunca te he
visto así, Pearce. Suenas como una maldita mujer. —Toma el resto de su bebida—.
Tenemos que salir de aquí antes de que empieces a llorar o a tener tu período.

Me río.

—Necesitas enamorarte, Royce. Sería bueno para ti.

Toma su abrigo del colgador junto a la puerta.

—Si alguna vez me enamoro, me mato. Mi vida habrá terminado.

Me encuentro con él en la puerta, preparándome para decirle que está


equivocado. Que estar enamorado te hace sentir que tu vida acaba de empezar.
Pero luego cambio de opinión. No lo entendería. No tiene ningún interés en
enamorarse o estar enamorado. Le gusta estar con una mujer diferente cada noche.
Solía gustarme también, cuando era más joven. Pero luego se volvió agotador.
Quería más que solo sexo. Pero acepté eso como mi vida y nunca pensé que sería
diferente. Ni siquiera creía que el amor verdadero existía. Hasta que conocí a
Rachel. La mujer que me enseñó cómo amar. La mujer que llena mis
pensamientos. Me llena el corazón. Me hace querer ser mejor. Ser un hombre
mejor. Y espero, la mujer que pronto será mi esposa.

Cuando llegamos a la ciudad, vamos a casa de Royce, la que está en el lado


oeste del alto Manhattan. Comparte el lugar con su hermano, William. Lo usan
siempre que están en la ciudad. Pero desde que William está en la escuela en
Harvard, no viene aquí tanto así que, básicamente, Royce ha hecho suyo este lugar,
cambiando la decoración para adaptarla a su gusto.

Después de dejar a Royce, me dirijo al distrito de diamantes. Quiero llevarle a


Rachel el anillo perfecto y eso podría tomar todo el día. Conoceré el anillo perfecto
cuando lo vea. Rachel y yo nunca hemos hablado de los anillos de compromiso,
pero sé lo que le gustaría. O al menos eso creo. En realidad, no estoy escogiendo lo
que sé que ella escogería porque sé que elegiría un diamante demasiado pequeño. Y
la esposa de Pearce Kensington no puede tener un diamante pequeño. No se vería
bien y las personas hablarían. Además, yo quiero que tenga un hermoso anillo con
un gran diamante que brilla y deslumbre tanto como ella lo hace. Ella trae mucha
luz a mi vida, que siento que irradia de mí cada vez que está alrededor. Y quiero
que esa brillantez se muestre con orgullo en su dedo cuando sea mi esposa.
348

Mi esposa. Mierda. ¿Qué si dice que no? ¿Y si ella dice que no está lista? ¿Qué
Página

necesita más tiempo? ¡No tenemos más tiempo! Tenemos que hacer esto ahora. No
podemos esperar. Pero yo no le puedo decir por qué, así qué, ¿cómo voy a
convencerla de hacer esto?

Tres horas más tarde, encuentro el anillo perfecto. También le compro


pendientes de diamantes y un collar de diamantes. Luego voy a la Quinta Avenida
para terminar mis compras. En el camino a la ciudad esta mañana, llamé a mi
compradora personal y arreglé tenerla encontrándome aquí. Ya ha elegido algunas
cosas cuando llego a cada tienda. Alguna ropa casual para que Rachel se cambie
cuando lleguemos. Una hermosa variedad de ropa interior para nuestras noches,
juntos. Y, por último, el vestido. Hay varias opciones para elegir y escojo el que yo
sé que a Rachel le va a gustar más.

Para el final del día, estoy agotado. Todas mis compras, excepto por el anillo,
están empacadas en el jet Sinclair que Rachel, Royce y yo estaremos tomando a
Las Vegas. Royce está viniendo así las personas va a creer en nuestra historia de fin
de semana de chicos en Las Vegas. No vamos a estar compartiendo esa historia
hasta que ya estamos ahí. Y cuando nosotros llamemos a nuestras familias, nos
vamos a asegurar de que sonemos muy borrachos. Como si nos emborrachamos
cuando aún estábamos en Nueva York y decidimos tomar el jet de Royce a Las
Vegas. Este no es un comportamiento inusual para Royce, pero lo es para mí.
Normalmente no haría algo así, pero Royce tiene una manera de persuadir a las
personas a hacer cosas que normalmente no harían, por lo que creo que mi padre
en realidad podría creer mi historia. Y no debería estar demasiado molesto por ésta.
Después de todo, él quería que fuera más amigo de Royce, que es exactamente lo
que estoy haciendo, o lo que él piensa que estoy haciendo.

Me reporté con Royce esta tarde y dijo que ya tenía personas trabajando en el
comunicado de prensa que será enviado una vez que Rachel y yo estemos casados.
El anuncio aparecerá en todas las agencias de noticias antes de que incluso
regresemos a Connecticut.

El comunicado de prensa anunciará que Rachel y yo nos comprometimos, no


que nos casamos, y que nuestra boda será en la primavera. Solo nuestras familias y
la organización sabrán la verdad. Estoy diciendo a la organización porque si ya
estoy casado legalmente, no pueden prohibirlo. Será demasiado tarde. Y como
Royce señaló, mi padre no va a tratar de detener la boda falsa en la primavera
porque reflejaría una mala imagen de mí. Tengo que parecer maduro y responsable,
y romper un compromiso me haría quedar como que no soy ninguna de esas cosas.
Mi corto matrimonio con Kristina me consiguió bastante mala prensa. No puedo
permitirme tener ninguna más.
349

Alrededor de las cuatro, me dirijo de nuevo a Connecticut. Royce permanece


en Nueva York. Nos encontraremos en el aeropuerto más tarde esta noche, siempre
Página

y cuando todo vaya según lo previsto.


Vuelvo a mi penthouse y empaco mi bolso, luego me ducho, afeito y me pongo
un traje. Si hubiera tenido más tiempo, habría planeado una propuesta grande y
elaborada, pero eso no es posible ahora, y en verdad, no creo que Rachel querría
algo grande y elaborado. Ella preferiría algo más simple, y espero que sea solo yo
en un traje con un anillo, porque eso es todo para lo que tengo tiempo.

A las 5:45 llamo a su puerta, mi corazón latiendo con fuerza. Estoy nervioso.
Muy nervioso. No se trata de casarme con ella, sino de su respuesta. Porque si dice
que no, este será el fin para nosotros. Y no puede ser. La necesito en mi vida. Ni
siquiera voy a tener una vida si ella no está en esta.

No tenía que trabajar en el museo hoy así que ha estado en casa durante un par
de horas. La llamé y le dije que me estaba dirigiendo allá. Piensa que solo vamos a
tener una cita. Salir a cenar y tal vez una película.

Cuando abre la puerta, me siento sonreír. Una de esas grandes sonrisas idiotas,
que suceden de forma automática cada vez que la veo. Simplemente confirma lo
mucho que la amo. Lo mucho que ella ilumina mi oscuro y solitario mundo. De lo
mucho que me llena de felicidad.

—Pearce. —Sonríe y me jala hacia el interior de su apartamento. Está repleto


de tulipanes en jarrones dispersos por toda la habitación. Pedí quince docenas en
diferentes colores y los entregaron más temprano hoy.

Rachel se ve hermosa como siempre. Tiene el cabello suelto en ondas largas y


suaves, y está usando el vestido azul que llevaba en nuestra primera cita. Es más
bien un vestido veraniego sin mangas, así que está usando una chaqueta de punto
blanca para cubrir sus brazos. No tiene mucha ropa, pero pronto la tendrá. Si ella es
mi esposa, puede tener toda la ropa que quiera.

Le traigo hacia mis brazos y la beso. Huele a lavanda del jabón que utiliza. Me
encanta ese olor. Lo encuentro calmante, probablemente porque lo asocio con ella.

—Veo que recibiste las flores —digo.

—Sí. Y gracias. Son preciosas. Pero, ¿por qué tantas? Parece una tienda de
flores aquí.

—Te gustan los tulipanes.

Me sonríe. No necesita que me explique. Sabe que tiendo a exagerar con las
cosas. Y es de esperar, que vaya a tener eso en cuenta cuando saque el anillo.
350

—¿Por qué estás tan bien vestido?


Página
La beso. —No estoy vestido. Siempre llevo traje.

—No en nuestras citas. ¿Viniste aquí directamente del trabajo?

—No estaba en el trabajo hoy.

—¿No estabas?

—No. Estaba de compras.

—¿De compras? —Se ríe. Me encanta su risa—. Odias ir de compras.

—Sí. Pero tenía que hacerse.

—¿Qué compraste?

—Te lo diré en un minuto. En primer lugar, tengo que preguntarte algo.

—Está bien. Pasa.

Mi corazón ahora está latiendo aún más duro. Trato de controlar la


respiración, pero se da cuenta del movimiento arriba y abajo de mi pecho.

Ella toma mi mano. —Pearce, ¿estás bien?

—Sí. —Tomo aire, tratando de calmar mis nervios. Solo tengo que
apresurarme y decir esto. Si dice que no, voy a pasar el resto de la noche tratando
de hacerla cambiar de opinión. ¿Y si todavía dice que no? Mierda. Ella no puede
decir que no.

—Pearce, continúa. —Se ve preocupada. No quiero que esté preocupada.


Quiero que sea feliz.

Tomo sus manos en las mías, y solo la sensación de nuestras manos unidas me
relaja y soy capaz de hablar.

—Rachel. Desde el primer momento en que te vi, supe que tenía que reunirme
contigo. Y una vez que me reuní contigo, supe que tenía que conocerte. Y una vez
que llegué a conocerte, no pude dejarte ir. Porque sabía que te amaba. Lo supe hace
mucho tiempo. —Tomo una respiración, mis ojos no dejando los de ella—. No
puedo ni siquiera comenzar a decirte cuánto significas para mí. Has cambiado mi
vida. Has traído luz a mi oscuridad. Me has hecho experimentar la felicidad por
351

primera vez.
Página

Las lágrimas están ahora rodando por sus mejillas, pero está sonriendo. Espero
que eso sea una buena señal.
—Te amo, Rachel, más de lo que puedo describir. No sabía que el amor así
existía, hasta que te conocí. Es por eso que sé, sin lugar a dudas, que tú lo eres. Eres
la persona con la que estoy destinado a estar. La persona que quiero a mi lado por
el resto de mis años. —Suelto su mano y meto la mano en el bolsillo de la chaqueta
de mi traje. Las lágrimas continúan cayendo por sus mejillas mientras me mira
sacar la caja y sostenerla delante de ella mientras me inclino sobre una rodilla.

—Rachel. —Abro la caja—. ¿Quieres casarte conmigo?

Ella ni siquiera mira la caja. Cualquier otra mujer estaría inspeccionando el


anillo. Pero no Rachel. Esto no es sobre el anillo. Esto es acerca de ella y yo, así
que sus ojos permanecen en los míos.

—Pearce. —Está llorando y no estoy seguro de lo que eso significa. ¿Está triste
porque me va a rechazar?

Parece que pasan horas mientras espero su respuesta.

Entonces la veo lentamente asentir, su sonrisa creciendo más amplia. —Sí,


Pearce. Me encantaría casarme contigo.

Me levanto apresurado y la atraigo a mis brazos y la abrazo, más apretado de


lo que le gusta, pero no puedo evitarlo. ¡Ella dijo que sí! Esta amable, hermosa,
amorosa, cariñosa, inteligente e increíble mujer aceptó casarse conmigo.

Cuando finalmente la dejo ir, le presento el anillo una vez más. Esta vez, ella lo
mira.

Sus ojos se abren. —Oh mi Dios. ¡Ese es el diamante más grande que he visto
en mi vida!

Lo saco de la caja. —No es tan grande. Es solo de cuatro quilates. Te habría


comprado uno más grande, pero tú tienes las manos pequeñas y no creí que se vería
bien. —Lo pongo en su dedo. Se ajusta perfectamente. Dejó uno de sus anillos en
mi piso la semana pasada, así que lo llevé conmigo a la joyería así conseguiría el
tamaño adecuado.

Levanta su mano. —Es hermoso.

Sonrío. —No está mal para alguien que no sabe cómo ir de compras.

Envuelve sus brazos a mí alrededor y me besa. —El anillo es perfecto. Sin


352

embargo, cualquier anillo que hubieras escogido hubiera sido perfecto, ya que venía
de ti. Te amo, Pearce. Te amo tanto.
Página
Cada vez que dice eso, siento este calor en mi pecho. Es la única que me ha
dicho eso y lo dice todo el tiempo. Es como si estuviera tratando de compensar por
todos esos años en que nunca lo oí. La amo por eso. Amo la forma en que se
preocupa por mí. El verdadero yo, no la persona que le muestro al resto del mundo.
Amo que no se preocupe por el dinero o el estatus o mi nombre. Nada de eso le
importa. Ni siquiera conoce ese lado de mi vida. Solo conoce este lado, el que
comparto solamente con ella.

Su amor por mí es verdadero, real y genuino. El viejo yo hubiera dudado de


eso, pero el nuevo no. No tengo dudas cuando se trata de ella. Lo que tenemos
entre nosotros es real. Lo siento muy dentro de mi alma y no quiero que se vaya
nunca. Es por eso que no sé lo que habría hecho si me hubiera dicho no esta noche.
No podía perderla. No puedo perderla nunca.

Me sonríe. —No puedo creer que estemos haciendo esto. Pero estoy tan feliz
de que lo hagamos. No puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo.

Mi corazón comienza a golpear duro otra vez. —Me alegro de que digas eso
porque me siento de la misma manera. Es por eso que tengo algo más que
preguntarte.

—Adelante.

Agarro su mano. —Vamos a sentarnos.

—¿Por qué? —Se ve preocupada de nuevo—. ¿Qué pasa?

—No pasa nada. —Nos dirijo hacia el sofá.

Cuando estamos sentados, ella dice—: Pearce, solo di lo que sea que quieras
decir. Me estás poniendo nerviosa.

Miro hacia nuestras manos unidas, luego de vuelta a su rostro.

—¿Recuerdas que dijimos que si nos amamos el uno al otro, no hay razón para
esperar a casarnos?

Asiente. —Sí.

—¿Todavía crees eso?

—Um, no lo sé. Supongo que sí.


353

—¿Así que si dijera que quería casarme contigo mañana, estarías de acuerdo
Página

con eso?
Se ríe, asumiendo que estoy bromeando. —Claro. ¿Por qué no? Te amo y no
puedo esperar para estar casada contigo.

—Bien. Porque quiero que nos casemos mañana.

354
Página
Treinta y seis horas después

Pearce

D
espierto con Rachel acomodada entre mis brazos. Aún está dormida. Me
tomo un momento para mirarla. Es tan increíblemente hermosa.

Le beso la coronilla, despertándola. —Buenos días.

Abre los ojos y levanta la cabeza para sonreírme. —Buenos días.

La beso de nuevo, esta vez en los labios. —Te amo.

—Yo también te amo. —Me devuelve el beso y luego descansa la cabeza sobre
mi hombro.

—¿Qué te gustaría hacer hoy?

—Quedarme aquí. Contigo.

—Podríamos salir esta noche. Cenar. Tal vez ver un espectáculo.

—O podríamos quedarnos aquí en la cama. —Me besa mientras sus manos se


mueven sobre mi pecho—. Ordenar servicio a la habitación. Y hacer nuestro propio
espectáculo.

—Eso suena perfecto. —Paso la mano por sus curvas, sintiendo la suavidad de
su piel—. Pero creí que al menos debía ofrecerme a que saliéramos ya que nunca
antes has estado aquí.

—Los casinos no me interesan. Y podemos ver un espectáculo en algún otro


momento. —Suspira felizmente—. Ahora mismo, solo te quiero a ti.

—Me tienes. —La beso—. Para siempre.


355

Una sonrisa le llena el rostro, extendiéndose hasta sus brillantes ojos azules.
Página

—Eso me hace muy feliz.


Le beso la mano, justo bajo el titilante anillo de diamante de cuatro quilates
acomodado encima de su dedo.

—Eso es todo lo que quiero. Que seas feliz. Y prometo que haré todo lo posible
para asegurarme que siempre lo seas.

—No tienes que hacer nada, Pearce. Mientras estemos juntos, seré feliz. —
Cierra los ojos, con esa sonrisa aún en el rostro.

Realmente lo dice en serio. Realmente puede ser feliz con solamente nosotros.
No necesita ropa de diseñador, joyería costosa o una mansión para ser feliz.
Simplemente nos necesita a nosotros.

—¿Desayunamos? —le pregunto.

Me mira, su mano vagando debajo de la sábana. —Preferiría hacer algo más


primero. Con mi esposo.

—Bueno, entonces, señora Kensington. —La acomodo de espaldas—. Eso es


lo que haremos.

Pasamos el resto del día en cama. No hemos dejado esta habitación desde la
ceremonia. La boda fue ayer en una pequeña capilla cerca de la franja de las Vegas.
Royce estaba allí, junto con una corista que conoció ese día más temprano. Aún
vestía su atuendo de la presentación de la noche previa, completada con un tocado
de brillantes plumas azules.

Fue una verdadera boda de Las Vegas. Algo que nunca creí que haría en un
millón de años. Pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Esta
no era la boda que yo deseaba para Rachel. Deseaba que tuviera la boda de sus
sueños en un lugar hermoso, con flores, velas y cualquier otra cosa que quisiera. Y
eso es exactamente lo que tendrá en la primavera, cuando lo hagamos de nuevo.

Le dije sobre mis planes para una segunda boda el pasado viernes en la noche,
le expliqué que, considerando quién era yo, se esperaba que tuviera una boda
grande y formal. Le dije que sería un evento de la alta sociedad que recibiría un
montón de atención de los medios. En cuanto a mis planes para este fin de semana,
para conseguir que aceptara, tuve que explicarle por qué teníamos que apresurarnos
y casarnos y hacerlo en secreto. No pude ser completamente sincero, porque eso
implicaría contarle sobre la organización. Y no puedo hacer eso. Así que, en su
lugar, utilicé a mis padres como la razón para fugarnos. Fui completamente
356

honesto con ella y le dije cómo mis padres la desaprobaban y probablemente


siempre lo harían. Ella necesita saberlo, porque mis padres nunca cambiarán y
Página

Rachel necesita estar bien con eso. Y lo estuvo. Después de conocer a mis padres la
otra noche, sabe que ellos no tienen interés en mi felicidad. Pero ella sí. Rachel es la
única persona en mi vida quien desea que yo sea feliz, así que cuando le dije que
mis padres harían cualquier cosa para evitar que nos casáramos, aceptó fugarse
conmigo. Ella no quería que interfirieran en nuestro futuro.

En cuanto a sus propios padres, consideró llamarlos para contarles lo que


íbamos a hacer, pero luego decidió que no. Sabía que ellos estarían decepcionados
y no quería que intentaran convencerla de desistir. Rachel ama a sus padres y tiene
una fuerte necesidad de complacerlos, pero también desea su independencia y ellos
están reluctantes a dársela. En cierta forma, nuestras situaciones son similares. Mi
padre intenta controlarme y su madre intenta controlarla a ella, pero en formas
diferentes. Ambos luchamos contra su control, deseamos seguir nuestro propio
camino en la vida sin su interferencia. Es esa meta compartida lo que ayudó a hacer
posible esta boda secreta. Quiere estar conmigo tanto como yo quiero estar con ella
y no queremos que nuestras familias intervengan con eso.

Ninguno de los dos ha mencionado a nuestras familias desde que nos casamos.
Ahora mismo, estamos intentando permanecer en este estado dichoso, encerrados
en una suite de lujo en el piso superior de un hotel de cinco estrellas, muy por
encima de la franja de las Vegas. Cada una de nuestras necesidades es atendida, así
que sencillamente podemos relajarnos y saborear estas últimas horas juntos antes
que tengamos que regresar a la vida real.

Cuando regresemos, será un infierno. Sabía eso antes que hiciéramos esto, pero
no me permití preocuparme por ello. Pero ahora es casi hora de ir a casa y estoy
empezando a entrar en pánico. No tengo absolutamente idea de qué va a suceder.
Sé que será malo, pero no sé cuán malo. Los padres de Rachel estarán molestos,
pero los míos estarán lívidos. Más allá de encolerizados. Ni siquiera puedo
imaginar lo que mi padre hará. Si pudiera matarme, probablemente lo haría, pero
soy su único hijo y necesita que me haga cargo de la compañía algún día, así que
matarme no es una opción. Pero puede hacer que desee estar muerto.

Conforme la habitación se oscurece y la tarde cae, sostengo a Rachel en mis


brazos y ella se acurruca contra mi costado, su mano moviéndose suavemente sobre
mi pecho.

—Pearce, relájate —dice, percibiendo mi preocupación. Es como si pudiera


leer mi mente. Percibe mi estrés y sabe que mi mente está enfocada en mi padre—.
Todo se solucionará.

Si tan solo eso fuera verdad. Siempre intenta ver el lado positivo de las cosas, y
amo eso de ella. Pero no estaría tan positiva si supiera la verdad. No conoce la
357

historia completa. No conoce la razón real del por qué no deberíamos estar juntos.
No conoce sobre los miembros. La organización. Las reglas, y qué sucede si no
Página

sigues esas reglas.


Lo peor de todo, ella no me conoce. No todo de mí. No al yo real. No tiene
idea de lo que he hecho o de lo que me veré forzado a hacer en el futuro. Tengo que
vivir ese lado de mi vida en secreto. No me gusta ocultarle eso, pero no puedo
contarle. Nunca puedo contarle.

Y así, mi vida permanecerá como un secreto, como siempre ha sido.

Pero al menos ahora, tengo felicidad.

Al menos ahora, tengo amor.

Al menos ahora, tengo a Rachel.

358
Página
Esta serie, The Keningtons, es un spin-off de la seríe Jade pero no es necesario
que leas la serie Jade a fin de leer The Kensingtons. Para los lectores de Jade, esta
serie podría ofrecer más antecedentes sobre la familia Kensington, por consiguiente
cautivando la historia de Jade y Garret. Si no has leído la serie Jade, The
Kensingtons es una historia que existe por sí misma, correspondiente a la
complicada vida de Pearce Kensington.

359
Página
Allie Everhart ha publicado veinte novelas y es la autora de la serie Jade. Allie
cuenta historias de amor, a menudo con un toque de misterio y suspenso. Allie
siempre ha sido una romántica, como lo demuestran sus primeros años como
cantante de bodas, su obsesión por los shows de citas y el hecho que sigue viendo
repeticiones de The Love Boat.

360
Página
Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.
Apoyemos a los autores comprando el original.

361
Página

También podría gustarte