Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3
¡Disfruta de la lectura!
MODERADORA DE TRADUCCIÓN: MODERADORA DE CORRECCIÓN:
Florpincha IviAbernathy
TRADUCTORAS: CORRECTORAS:
addictedread Caile
Cjuli2516zc Daliam
Florpincha Florpincha
Gisenid IviAbernathy 4
IviAbernathy Lelu
Mary_08
Myr62
IviAbernathy Dea
SINOPSIS CAPÍTULO 11 CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 1 CAPÍTULO 12 CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 2 CAPÍTULO 13 CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 3 CAPÍTULO 14 CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 4 CAPÍTULO 15 CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 5 CAPÍTULO 16 CAPÍTULO 27 5
CAPÍTULO 6 CAPÍTULO 17 CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 7 CAPÍTULO 18 CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 8 CAPÍTULO 19 SOBRE LAS AUTORAS
CAPÍTULO 9 CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 10 CAPÍTULO 21
Reagan
Lo odio. Jude Titan es todo lo que hay de malo en el sexo masculino: creído,
dominante y lleno de arrogancia. Ah, y ¿les he dicho que es un republicano? Sí, el
tipo es tan conservador que se inclina hacia la derecha al caminar. Y por suerte,
estoy corriendo contra él por el Senado. Pero tengo un montón de lucha en mí. ¿Ser
la oposición del héroe de guerra, del chico de oro con una sonrisa que funde todas
las bragas a su paso? Adelante.
6
Jude
Maldita sea, ella es atractiva. Reagan Preston me intriga desde el momento en que
puse los ojos en ella. Y hablando de poner... la quiero entre mis muslos. Pero
quiero hacer que arda por mí primero. Cada debate y momento robado es nuestro
juego previo. Ella dice que me odia, pero su cuerpo cuenta una historia diferente.
Tengo la intención de ganar esta elección, pero también quiero ganarle a la fuerte y
ardiente demócrata, que capta mi atención como ninguna mujer lo ha logrado. La
política es sucia, al igual que todas las cosas que quiero hacer con Reagan Preston.
Traducido por florpincha
Corregido por Lelu
Jude Titan
Mis ojos escanean la multitud, disfrutando de las masas que animan y sostienen
carteles en apoyo a mi carrera hacia el Congreso.
Hace cinco años, cuando me retiré con honores de la Marina, nunca soñé con lo
que sería mi futuro.
¿Dónde podría ir desde allí? Es la más alta condecoración militar. Nunca pensé
en ofrecer mi candidatura.
La multitud vuelve a la vida, más fuerte que antes. No los detengo, dejándolos
animar y gritar mi nombre porque... bueno, me merezco este momento.
—¡Titan! ¡Titan! —la gente aclama, y se me hincha el pecho con orgullo. Sólo en
esta gran nación un hombre con un principio tan humilde podría levantarse a este
nivel.
—Gracias —digo en el micrófono cuando las personas comienzan a sosegarse,
sosteniendo los lados del estrado para calmar mis manos—. Nunca estuve
involucrado en la política, pero en el clima actual siento que es necesario que entre
en la carrera. Durante muchos años, los políticos de toda la vida han estado
tomando las decisiones que afectan a las personas como ustedes. Gozan de sus
gordas cuentas bancarias sin ninguna preocupación acerca de cómo sus elecciones
tocan sus vidas. Estoy aquí para poner fin al Washington de costumbre. Les
prometo esta noche, a cada uno de ustedes, que haré todo lo posible para que sus
vidas sean mejores. Hoy estoy anunciando oficialmente mi candidatura para el
Senado de los Estados Unidos.
Globos llueven desde el techo, llenando el salón de más rojo, blanco y azul. Doy
un paso delante de la tribuna y saludo a la multitud, antes de agacharme para
estrechar unas pocas manos.
—Gracias por su ayuda y servicio —le digo al veterano de pie en la primera fila
que lleva una gorra de béisbol POW—MIA1.
Trago mis emociones al darle la mano, sabiendo que vivimos gran parte del
mismo trauma.
—Jude. Oh mi Dios, Jude Titan —grita una mujer, tan fuerte que mis oídos
silban—. Eres aún más sexy en persona. —Sus ojos grandes y redondos deambulan
por encima de mi cuerpo antes de que finalmente descansen en mi cara—. Mierda
—dice antes de silbar.
1
POW—MIA: siglas para denominar a los soldados prisioneros y desaparecidos de la guerra.
Prisioneros de guerra (Prissioners of War, POW) Perdidos en acción (Missing in Action, MIA).
Ella pone su mano contra mi antebrazo.
—Puede —dice con una sonrisa y pasa sus dedos a través de mi tatuaje.
—Sr. Titan —dice mi director de campaña detrás de mí—. Tiene una entrevista a
la que llegar, señor.
—Lo siento señora, necesito el Sr. Titan —dice Carl, tirando de mí hacia atrás, a
la seguridad.
—Estoy seguro de que no será la última, Jude. Sólo ten cuidado. Ahora eres un
candidato, y las cosas pueden salirse fácilmente de control o ser mal interpretadas. 9
Acomodo mis mangas, y mi nariz se arruga cuando sus palabras me llegan.
—Lo que has hecho y lo que ella dice que hizo son dos cosas diferentes. Es muy
fácil arruinar una campaña antes de que incluso comience.
—No —dice entre dientes, con los hombros ampliándose como sus fosas
nasales—. Pero no te pongas en esa situación, en primer lugar, y no vamos a tener
un problema.
—Por lo tanto, ¿debería sólo evitar a todas las mujeres? —Inclino la cabeza, y no
puedo dejar de burlarme.
Se pellizca el puente de la nariz y murmura algo en voz baja acerca de Dios.
—Haré una nota mental para evitar situaciones como esa —digo usando
comillas en el aire antes de alejarme de él y caminar hacia el pequeño grupo de
periodistas que se reúnen cerca de la parte posterior del escenario.
—Ah, hola, Sra. Campbell —Carl dice a una mujer que se acerca a nosotros con
un cuaderno y un bolígrafo en la mano.
—Sr. Schultz. Gracias por permitirnos estar aquí para ver lo que parece ser el
inicio de una temporada de elecciones muy interesante. —Sus ojos se mueven a los
míos y le sostengo la mirada, imperturbable ante su comentario. 10
—Estoy con ganas de una pelea difícil —le digo y extiendo mi mano, sin tener
en cuenta la presencia de Carl—. Soy Jude Titan.
—Es maravilloso finalmente conocer al hombre detrás del nombre. —Su rostro
se enrojece y ella aparta sus ojos—. ¿Qué le dirías a tu opositor, a la Representante
Preston?
—Bien. —Hago una pausa por un momento y elijo mis palabras con mucho
cuidado—. Me gustaría decirle que, a pesar de que no soy parte de una familia
política de larga data como ella, sé lo que es ganar una batalla y planeo derrotarla
en noviembre.
Cuando mis ojos cortan los suyos, mira a todas partes, pero no a mí.
—Puede que él no este impregnado en la política, pero ha servido a su país con
valor y honor y hará todo lo posible para ganar el respeto de los votantes en todo
Illinois.
—¿Qué haces?
—¿Tienes tiempo para una entrevista mano a mano? —me pregunta la señora
Campbell, inclinada hacia atrás sobre sus talones con nerviosismo.
—Él lo ha reservado hoy, pero si me llama a mí… —Carl saca una tarjeta de
presentación de la chaqueta y se la da— …me aseguraré de programar una
entrevista tan pronto como sea posible.
Quiero discutir con él, pero tiene razón. Esta noche no se trata de la prensa. Se
trata de las personas. La gente que como yo rara vez tienen voz.
Los estadounidenses quieren que creamos que las guerras se libran por razones
justas. ¿Por qué más los apoyarían? Los políticos dicen mentiras para hacer que el
público acepte las miles de vidas que se perderán en el nombre de salvar al mundo
de la tiranía o el terrorismo.
Pero en el fondo, en el centro de su decisión de ir a la guerra, hay otra razón, un
motivo ulterior que no es conocido por las masas.
El dinero.
Reagan Preston
Mis manos cubren mi rostro, y separo dos dedos para hacer una “V” así puedo
ver la pantalla del televisor a través de ellos.
—Lo siento. —Se da la vuelta y toma mis muñecas, bajando mis manos—. Mira,
encontraremos su punto débil. Quiero decir, el tipo jamás estuvo en una oficina. Tu
experiencia política comenzó desde el vientre de tu madre.
—Lo estabas.
—Estoy tan jodida. —Me inclino hacia atrás contra el fino banco tapizado en la
mesa plegable de la cocina de mi autobús de campaña.
—Cara de póker —me recuerda Lexi—. Estabas bien la primera vez que vimos
este anuncio.
—Es diferente cuando todo el personal está aquí. Contigo, puedo ser yo misma.
—Sí, lo sé. —Mira su reloj de pulsera—. Oye, ¿quieres que vuelva a programar
tus cosas para el resto del día, así podemos holgazanear? Te dejaré seis horas para
revolcarte antes de que volvamos a ponernos nuestras bragas de niñas grandes.
Sonrío. 14
—Gracias, pero no. Necesito hacer esas entrevistas y darme un discurso para
poner una buena cara sobre competir contra Titan. —Sacudo la cabeza—. Uf,
incluso su nombre apesta a poder y potencial. Realmente tengo una dura tarea por
delante.
—Tienes razón —le digo con una respiración profunda—. Podemos hacerlo.
Se está animando ahora, sus cortos bucles rojos rebotan mientras habla. Me
encanta esta chica. Ha estado a mi lado desde que nos conocimos como estudiantes
de segundo año de universidad hace un poco más de diez años.
—Está bien —digo, respirando hondo—. Así que Jude Titan está corriendo. Tal
vez pierda en las primarias.
Lex resopla y se ríe. Se tapa la boca con la mano.
—Lo siento. Tal vez lo haga. —Se aclara la garganta e intenta dejar de sonreír,
pero acaba de reír de nuevo.
Es probable que Jude arrase sobre Sonny en las primarias republicanas, y que la
victoria le dará impulso. Tengo un buen historial, pero aun así... un héroe de
guerra guapo es un oponente duro.
—El señor Titan sirvió a nuestro país con valor —digo, con las manos envueltas
alrededor de los bordes del atril de madera del que estoy detrás—. No tengo nada
más que respeto por él. Sin embargo, servir en el Senado es diferente. Se necesita
experiencia y tenacidad. Tengo ambos. Sólo tengo treinta años, pero conozco bien
nuestro Estado. Conozco bien sus necesidades. Ser la hija de Stan Preston me
preparó perfectamente para ser su próxima senadora. Necesito su apoyo, y les
agradezco que estén aquí esta noche.
El sonido de los aplausos y de los vitorees me revigorizan. Este es mi sueño. Mi
vida. Crecí idolatrando a mi padre y sus ideales. Quiero ser una voz para la clase
media, y defensora de la reforma educativa. Lo estoy haciendo a nivel estatal por
ahora, pero estoy lista para ir al Congreso y tener un mayor impacto.
Me alejo del escenario y soy recibida por la gente con sus manos alzadas, todos
hablando al mismo tiempo. Me estrechan las manos, posan para las fotos y hablo
con tanta gente como puedo.
Lexi se acerca y toma mi brazo. Ella me está dando la mirada. Significa que
sucede algo.
—Lo siento, muchachos —le dice al grupo de personas que esperan—. Ella tiene
una entrevista en una estación de noticias en quince minutos. Tengo que llevarla.
Uno de mis directores de campaña adjunto entrega tarjetas de visita a todos los
que quieran una. Lexi me conduce hacia el autobús de campaña que nos espera.
—¿Qué pasa? —le pregunto en cuanto subimos y el conductor cierra las puertas.
16
—Recibí una llamada del director de una estación de televisión en Springfield.
Quiere saber si estás interesada en hacer un debate con Titan y Sonny Solomon el
miércoles por la noche.
—¿Miércoles? —Arqueo las cejas—. Uff. Eso es mañana. No hay mucho tiempo
de preparación.
—Lo sé. Creo que quiere sacar provecho del anuncio de Titan. Puedo decirle que
no.
Sacudo la cabeza.
—Estoy sudando como una puta en la iglesia —le digo—. Ese gimnasio no tenía
aire acondicionado.
—Te arreglaremos —dice Claire—. ¿Quieres que te recoja el pelo para ayudarte
a refrescarte?
—Claro.
Saco dos botellas y le entrego una. Mientras abro la mía y tomo un trago, estoy
pensando en conocer a Jude mañana. Estoy ansiosa por averiguar si su presencia es
tan dominante como parecía en la televisión hoy. También estoy ansiosa para que
vea que puedo patearle las pelotas a los mejores de ellos.
Estoy lista.
17
Traducido por IviAbernathy
Corregido por Lelu
Jude Titan
El enemigo.
Carl pasó la mitad de la mañana hablando hasta por los codos sobre cómo no 18
puedo ser amable con Reagan Preston o Sonny Solomon. Dijo que si demostraba
un poco de debilidad, atacarían como una manada de perros salvajes.
—Hola —Reagan asiente, dándome una sonrisa tan grande que me pregunto si
es sincera.
—Lexi, estoy bien —Reagan la roza y gira sobre sus talones—. Estoy hablando
con el señor Titan.
Los ojos de la mujer se dilatan antes de lanzarse hacia mí. Se deslizan por mi
cuerpo mientras me meto las manos en los bolsillos, esperando a que sus ojos
regresen a los míos.
—Jude —dice Carl en un tono nasal, casi crítico. Ni siquiera necesito escuchar lo
que tiene que decir para saber que no le gusta que le hable a Reagan. Esta no es su
campaña. A pesar de que lo contraté, no fingiría ser otra cosa más que yo.
—Te veo ahí afuera. —Las mejillas de Reagan se vuelven de la más brillante
sombra de rosa cuando le doy un rápido guiño.
Siguiéndolo, me froto las manos mientras nos dirigimos a la zona del escenario.
—Son dos bestias diferentes, Jude. Tienes que pensar con la cabeza correcta.
—Lo estoy haciendo —digo justo cuando mis ojos caen sobre ella—. Te lo
prometo. —En ese momento, no siento la convicción de mis palabras. Reagan
Preston no es lo que yo esperaba. Ella siempre parecía linda en la televisión,
aunque como si le faltara algo, pero en persona... ella es impresionante. Los
pequeños detalles que la cámara no capta la separan de todas las demás mujeres
del planeta. 20
Carl me golpea el brazo, apartando mis ojos de Reagan.
—Lo harán si no dejas de actuar como un adolescente púber que acaba de ver su
primer par de tetas.
Carl, con toda su etiqueta apropiada, puede revertir una moneda de diez
centavos. Ha estado en la política por más de quince años, pero antes de eso, pasó
tiempo en los Marines como yo. Por eso lo elegí como mi director de campaña.
Nadie más podría entenderme a menos que hubiera vivido la misma vida que yo.
Cuando es necesario, Carl sabe exactamente qué decir para hacerme entender, pero
normalmente me hace reír.
—Hablemos de las preguntas y respuestas —digo para cambiar de tema. Lo
hago más por mí que por él. Necesito sacar a Reagan de mi cabeza, y ahora que
mencionó las tetas, esas necesitan ser borradas de mi mente también—. ¿Qué
puedo esperar?
Los ojos de Carl se iluminan cuando comienza a explicar todo lo que está a
punto de suceder. Repasa mis principales puntos de conversación, recordándome
que no soy un político y que serví en el ejército.
—Lo tengo —le digo antes de rodar mi cabeza alrededor de mis hombros para
liberar la tensión que sus palabras han puesto allí.
—¿Por qué no te bajas las mangas? Los tatuajes alejan a algunos votantes. — Su
nariz se arruga mientras sus ojos vagan hasta mis antebrazos. 21
—Son parte de mí, Carl. Soy un soldado, y la mayoría de nosotros tenemos
algún tipo de tatuaje. No puedo ocultar quien soy. Si les gusto a los votantes, lo
harán porque saben exactamente qué tipo de hombre soy. Las mangas se quedan
dónde están.
—¡Es hora! —grita una mujer en el noticiero y no le da a Carl más tiempo para
quejarse—. A sus lugares, todo el mundo. —Aplaude salvajemente y nos invita a
movernos.
—Ve por ellos, tigre —dice con un breve asentimiento, y ruedo los ojos hacia el
pequeño apodo.
—Pan comido —digo y me dirijo hacia el set. Me trago el bulto que comienza a
formarse en mi garganta antes de que el miedo pueda llegar a mí. Lo tengo. He
pasado por situaciones mucho más aterradoras. Tener al enemigo escondido
apuntando su arma a tu cabeza es mucho más aterrador que mirar fijamente a los
ojos de Reagan Preston.
Por un momento, mi mente vaga y rozo los hombros con alguien.
—Está bien —susurra, mirándome con suaves ojos azules. Está ridículamente
tranquila y ni siquiera tiene un pelo fuera de lugar. Su mirada se sumerge en mis
brazos expuestos—. Buenos tatuajes, por cierto.
—Gracias. ¿Estás lista para esto? —le pregunto por alguna razón. No me
importa si está lista. Necesito recordarme que no somos amigos.
Ella es el enemigo.
Me doy una charla silenciosa de ánimo, cerrando los ojos y respirando hondo.
No sólo estoy tratando de decirme a mí mismo que voy a matar este preguntas y
respuestas, sino que estoy rezando porque Reagan no sea severa conmigo. Esto
podría ser malo, muy malo. Abro los ojos, miro hacia abajo y exhalo cuando me
doy cuenta de que mi bendita verga no ha elegido el momento más inoportuno
para levantarse a la ocasión.
Tal vez no soy el único que tiene pensamientos impuros. Esto no puede
continuar. No podemos sentirnos atraídos el uno por el otro. La política es uno de
los negocios más sucios. No hay remordimientos, no hay espacio para la
sensibilidad. Es brutal e implacable. Tengo que recordar que incluso si quiero 23
hundirme en ella hasta el final de los tiempos, está fuera de los límites.
Pero, ¿cuál es esa frase... mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún
más cerca? El Padrino2 puede tener razón.
2
El Padrino. El padrino (título original en inglés: The Godfather ) es una película estadounidense
de 1972 dirigida por Francis Ford Coppola.
4
Traducido por Iviabernathy
Corregido por Lelu
Reagan Preston
Sonrío al asistente de producción sujetando un micrófono a mi collar. Le da un
vistazo furtivo a mis tetas, pero estoy demasiado distraída como para
preocuparme.
Jude Titan está bajo mi piel, y acabo de conocerlo hace menos de cinco minutos.
Sabía que era atractivo, pero no me di cuenta de que sería tan... magnético. Mi
libido iba a fondo mientras le hablaba, dividida entre la mirada fija en sus 24
antebrazos entintados y musculosos y sus intensos ojos castaños oscuros.
Es fundamental que esté concentrada durante este primer encuentro con Jude
ante las cámaras. No puedo tropezar con mis palabras porque estoy distraída por
su apariencia.
Sin embargo, no se trata solo de su apariencia. Hay algo más. No está nada
intimidado. Tiene arrogancia a montones y es muy sexy.
Guiños.
—Soy Reagan Preston, y sirvo como Representante Estatal para el Distrito 92.
Me rompí los dientes en la Cámara, trabajando duro en asuntos que son
importantes para nuestro Estado. Cuestiones como la reforma educativa y el
endurecimiento de las leyes de tenencia de armas mientras se preservan los
derechos de los dueños de las mismas. Crecí viendo cómo mi padre trabajaba
incansablemente como senador por nuestro Estado. Eso solo ciertamente no me
califica para el trabajo, pero espero que sepas que el servicio está en mi sangre.
Hacer de nuestro Estado y nuestro mundo un lugar mejor es todo lo que siempre
he querido hacer. Por favor, comunícate conmigo o con mi equipo y haznos saber
lo que estás buscando en tu próximo senador.
—Me ofende que trates a un asiento del Senado como una muesca en el cinturón
26
—le digo con firmeza—. He dedicado mi vida al servicio público.
—¿Qué, en el par de años que pasaron desde que terminaste la escuela de leyes?
¿Cuánta deuda tienes con eso, Representante Preston?
—En la mía también —dice, con su oscura mirada fija en la mía—. Por mis
amigos que están enterrados dos metros y medio bajo tierra, porque ellos sirvieron
a nuestro país para ayudar a pagar por sus educaciones.
—Déjame solamente…
—Entonces, corre por tus propios méritos en vez de por los de tu padre.
—Está bien —dice el presentador en voz alta. Se ríe nervioso—. Puedo ver que 27
estamos en una carrera animada. Voy a darle al señor Solomon la oportunidad de
entrar aquí.
Mi sangre está bombeando con la furia que siento por Jude Titan. Nuestros ojos
se entrecierran y nos miramos el uno al otro, ambos negándonos a apartar la vista.
Una vena se destaca en su cuello.
Así que está enojado también. Necesito aprender a sacar provecho de sus
debilidades y, espero, haber descubierto una.
3
Cuello azul: La expresión cuello azul (del inglés blue collar) o trabajador de cuello azul es un
término que se utiliza para designar a los individuos que forman la parte más baja de la jerarquía
de las empresas; en particular con frecuencia señala a ejecutantes de tareas manuales y a obreros.
Sostengo mi lengua, dejando ir a Jude primero. Arranca, hablando de gastos de
defensa y asuntos de veteranos. Aclamado por más, le dice al presentador que está
indeciso.
Lexi me está esperando detrás de escena. Envuelve sus brazos alrededor de mis
hombros.
Seguimos en público, así que tiene que decir esas palabras. Pero sé que ella sabe
28
que fui quebrada.
Me observa con esos agudos ojos, tan oscuros que parecen negros, y mi
estómago se retuerce con excitación.
Modulo la palabra “idiota” y arqueo las cejas en desafío. Las esquinas de sus
labios se elevan levemente y arquea sus cejas también.
—Reagan, creo que debemos irnos —dice Lexi.
—De hecho, tengo algunos números de encuesta que celebrar —le digo.
—Es bastante difícil salir mal en las encuestas cuando no tienes oposición en las
primarias —dice con una sonrisa.
Su sonrisa se desvanece.
—Soy un caballero, señorita Preston, pero también estoy en esta carrera para
ganar.
29
Asiento apenas.
—Saliste bien parado, te daré eso. Espero con interés nuestra próxima reunión.
—Yo también.
Lexi en realidad jadea junto a mí. Dirijo el camino a la puerta del estudio por la
que entramos.
—Aléjate de él —le digo con firmeza—. No podemos permitir que nadie en este
equipo sea visto intimando con él.
—Lo sé. —Las mejillas de Claire oscurecen con vergüenza, y me siento mal.
—Estamos contigo todo el camino, Reagan —dice Lexi—. Así que no será una
victoria fácil. Todo lo que importa es que sea una victoria.
—Está bien. Tendremos que doblar las apuestas y luchar duro. Esto significa
más horas y menos días libres. Si alguien no está dispuesto a hacerlo, lo entiendo,
30
pero por favor hable ahora.
Jude Titan
—Maldita sea. —Carl está hirviendo cuando mira hacia afuera por la ventana
del autobús de campaña—. ¿Cómo terminamos en la misma ciudad que Preston?
Mi cabeza se sacude a un lado, siguiendo sus ojos hacia su autobús que está
cubierto por su foto y el lema Pura Preston. Estoy tratando de controlar mi
respiración y fracaso miserablemente. La simple idea de verla de nuevo envía
31
excitación a través de mí.
Han pasado sólo cuatro días desde que compartimos el escenario en el mini-
debate, pero no he podido sacarla de mi cabeza. Carl repetía el video cada noche
para repasar lo que podría haber hecho mejor y para tratar de descifrar los puntos
débiles de Reagan. Cada maldita noche tuve que mirar su hermoso rostro, ver sus
largas y delgadas piernas cruzarse y descruzarse, e intentar prestar atención.
—Sus caminos nunca deben cruzarse a menos que así esté planeado, y sea para
algo como un debate. —Carl hojea un portapapeles, pasando furiosamente las
páginas como si mágicamente le estuvieran dando una respuesta.
—Tal vez podamos usarlo para nuestra ventaja. —Estoy mintiendo, pero usaría
cualquier excusa para volver a verla.
No es sólo su belleza lo que me ha llamado la atención, sino también su actitud.
Reagan Preston no es tonta. A ella tampoco le gusta que le digan que está usando
el nombre de su padre para ocupar el cargo, incluso si en parte es verdad.
—Hank, estaciona al otro lado del edificio —le dice Carl al conductor. Quiero
discutir con él porque eso bloqueará mi visión de Reagan, pero me quedo en el
lugar.
Carl se aferra a la barandilla cerca de la puerta, listo para saltar apenas nos
detengamos.
—Si señor —lo saludo antes de que pueda bajar del autobús. Su rostro se arruga.
—Vamos —susurro y agarro la parte trasera del almohadón del asiento entre
mis dedos con mi nariz casi tocando el cristal.
Patético.
Empiezo a sentarme, decidiendo que no voy a ser ese tipo, cuando la veo. Mi
corazón literalmente salta a mi garganta.
Lo sé como lo supe hace cuatro días atrás cuando puse mis ojos en ella por
primera vez. Su cabello oscuro cae en cascada sobre sus hombros, cubriendo sus
pechos y moviéndose por su cuerpo mientras camina. Camina con su asistente de
campaña, Lexi y no me ha visto aún. Lentamente, me alejo de la ventana antes de
que me atrape observándola.
Carl está caminando hacia ellas, y sus manos se están agitando. Cuando veo el
cuerpo de Reagan retrocediendo, me dirijo hacia la puerta.
—Eres un cerdo —murmura en voz baja, pero no hace nada para cubrir su
pecho.
4
Fairbury: Fairbury es una ciudad ubicada en el condado de Jefferson en el estado estadounidense
de Nebraska.
Mis ojos todavía están trabados en Reagan, y los suyos están mirando mis
antebrazos. Es como si pudiera ver sus ojos moviéndose, siguiendo todas las líneas
de mi tatuaje.
—¿Cómo es posible?
—Carl —coloco una mano en su hombro—. Está bien. Somos adultos. Podemos
compartir un hotel sin matarnos los unos a los otros.
Se frota la frente.
—Sip.
—Mi culo dormirá en un hotel con mi cuerpo en una cama. Eres más que
bienvenido a dormir en el autobús, Carl. Reagan y yo podemos compartir un hotel
sin arrancarnos las gargantas. ¿Verdad Reagan?
—Tu permaneces de tu lado y yo permanezco con el mío —le digo y alzo una
ceja—. Palabra de boy scout. —Elevo dos dedos y sonrío.
—Por el amor de Dios. Jamás has sido boy scout —dice Reagan, colocando las
manos sobre sus caderas y poniendo los ojos en blanco antes de darse la vuelta y
comenzar a caminar hacia el pequeño hotel delante de nosotros.
Carl y Lexi están detrás intentando mantener un ojo en nosotros porque puedo
oír el crujido de la grava bajo sus pies, pero los ignoro.
—Puedo pasar por una copa si quieres —ofrezco sólo para descolocarla y
retorcer sus plumas.
—Escucha, señor Héroe de guerra. —Me empuja en el pecho con su dedo largo
y delgado—. No quiero nada de ti. Cualquier cosa que necesite saber, lo averiguaré
a través de la investigación. —La punta de su uña se clava en mi esternón entre
mis pectorales, dándome un delicioso pellizco.
35
Miro su dedo y lamo mis labios antes de arrastrar mis ojos a los de ella.
No puedo evitar que mis ojos sigan el movimiento de sus pechos. Basándome en
mis reacciones es como si nunca hubiera visto un par de tetas antes. He visto lo
suficiente para saber que quiero ver las suyas sin esa molesta y parcialmente
desabrochada blusa. Me froto las manos por mi cara, no por frustración, sino para
dejar de comerme con los ojos su pecho. Cuando los abro, digo:
—Hey. —Lexi camina junto a nosotros, pero pone su cuerpo parcialmente entre
nosotros como una barrera—. Aunque me encanta la pasión que ambos tienen por
36
la carrera, aquí hace más calor que en el Hades5, y me encantaría un poco de aire
acondicionado.
—Lo siento, señora. —Le doy una sonrisa comprensiva cuando se limpia el
sudor de su frente—. Vamos a ponernos todos más cómodos. —Mi mente divaga,
y me pregunto qué llevará Reagan cuando no esté vestida como una dura mujer de
negocios—. No puedo esperar a quitarme esta ropa.
5
Hades: el inframundo griego o Hades es un término general que se emplea para describir al reino
del dios Hades de la mitología griega que se creía estaban situados debajo de la tierra. Este reino
tiene distintos aspectos, incluyéndose en él los prados Asfódelos, la morada de los muertos y el
Tártaro, que es donde están atrapados los monstruos y los titanes.
Me quedo allí de pie, observándolas alejarse, y no puedo evitar mirar el
balanceo de sus caderas. Son hipnóticas. Mi cabeza se mueve violentamente, y me
vuelvo a mirar a Carl.
Lo rechazo.
—Ya puedes decirlo —susurro con una sonrisa en mi cara. No he terminado con
Reagan... ni remotamente.
Los votantes necesitan verme como un militar fuerte. No puedo hacer que mi
exterior se deteriore sin perder unos cuantos votos en el camino. En este punto, no
me importa si consigo el voto femenino debido a mi apariencia. Haré todo lo
posible para noquear a Preston y convertirme en el próximo senador para
representar al gran Estado de Illinois en la capital de la Nación.
Relájate. Es sólo una chica. Estoy mintiéndome. La forma en que sus pantalones
para correr se adaptan a ella… puedo ver cada curva de su cuerpo. Es exquisita.
Apoyado contra el marco de la puerta, observo cómo su cuerpo se mueve como
una gacela corriendo con gracia.
38
me ha notado debido a los auriculares que tiene, ya que sigue cantando
completamente fuera de tono.
Preparo mis pesas antes de sentarme en el extremo del banco. En otro momento
y lugar, Reagan habría sido alguien a quien hubiera seguido. No sólo es hermosa,
sino que es inteligente y tiene una lengua malvada.
No mires.
—Joder —murmuro entre dientes apretados, cuando miro hacia abajo a lo largo
de mi cuerpo para ver su culo sacudiéndose de la manera más deliciosa.
Se convierte en mi mantra ya que lo sigo murmurando una y otra vez. Paso los
siguientes treinta minutos levantando pesas y tratando de ignorar a Reagan y a su
cuerpo.
Ella da toquecitos en su piel con una toalla que había colgado sobre el mango de
la caminadora, todavía ajena a mi presencia. Estoy sonriendo antes de que se
vuelva.
—Oh —dice, sus cejas elevándose rápidamente hacia su línea del cabello
humedecido—. No sabía que estabas aquí. —Su voz es fuerte cuando habla. Sus
ojos están viajando por mi cuerpo, moviéndose rápidamente de músculo a
músculo mientras se saca los auriculares.
Ella no ha quitado sus ojos de mí, pero ya no miran a mis ojos. Sus labios están
separados, pupilas dilatadas, y está observando mi lengua.
Su sudor gotea por su cuello, siguiendo cada pendiente y cresta hasta que
desaparece en la hendidura de su sujetador deportivo.
—¿Necesitas ayuda? Puedo llegar a todos los lugares que no puedes alcanzar.
—Estoy bien.
40
—¿Estás segura? —Me quedo inclinado hacia adelante para cubrir mis tensos
pantalones que sé que están parcialmente ocultos.
—Ten una buena noche, Titan —dice, sus ojos barriendo sobre mi piel expuesta
una vez más.
—Reagan —digo antes de que su mano toque el pomo de la puerta. Ella hace
una pausa treinta centímetros a mi derecha, y puedo olerla, la dulzura salada de su
transpiración mezclada con su perfume—. No tenemos que ser enemigos.
Reagan Preston
Una vez más mi teléfono se ilumina con el nombre y número de mi padre.
Estuve evitándolo desde la entrevista en la televisión la otra noche. Sé que lo hice
mal, y tener una lectura sobre eso me hará sentir peor.
—Hola papá. 41
—Has estado evitándome.
—Mi cabeza no está en las nubes. He estado trabajando con mi personal desde la
mañana hasta la noche en la investigación y en una nueva estrategia.
Se burla.
—Ese personal de softbol6 tuyo no está preparado para lidiar con Jude Titan
como un oponente. Sonny Solomon es una cosa, pero un veterano condecorado es
otra.
6
Softbol: es un deporte parecido al béisbol.
—Soy consciente. Y mi personal es leal a mí, así que yo soy leal a ellos. Ellos me
han llevado tan lejos.
—Lo sé. Estoy trabajando tan duro como puedo, papá. De verdad. Las
elecciones no se ganan de la noche a la mañana.
—No necesito que me des ningún consejo sobre ganar las elecciones —dice
despectivamente—. Y espero que te des cuenta que será una vergüenza para mí si
tu no ganas esto.
Cierro mis ojos y trato de controlar mi frustración. Nadie me hace esto excepto
mi padre. Nunca nada es lo suficientemente bueno para él.
—Estamos en ello —le aseguro—. Jude Titan nos tomó por sorpresa, pero ahora
nos estamos orientando.
42
—Puedo enviar a Tom Harbor.
Estoy sentada en el escritorio en la habitación del hotel que comparto con Lexi,
cuando ella sale del baño y me da una mirada de simpatía.
—Tengo personas que pueden hacer el trabajo preliminar sobre Titan que
necesitarás cuando el día de la elección este cerca.
—Seguro —digo, resignándome al hecho de que tengo que ceder en algo—. Solo
no envíes a Tom. El trasfondo siempre es bueno.
—Reagan.
Se ríe.
—No hay nada de infantil en querer ganar por mi propio mérito o perder en el
intento.
—Seguro como el infierno que has aprovechado mi éxito, así que ahora no dejes
que se te suban los humos a la cabeza.
Todas esas cosas son ciertas; mi papa es un muy buen hombre. Pero a puertas
cerradas, es franco, a veces hasta el punto de ser abrasivo. Y a menudo, esos
momentos dolían.
—Así que, ¿cómo hice para aprovecharme de tus éxitos? —pregunto en un tono
glacial—. Pensé que era yo tocando todas esas puertas y reclutando a mis amigos
para que me ayudaran a hacer las llamadas telefónicas y repartir los volantes.
—De acuerdo.
—Él va a esperar que hagas tu oferta cuando seas electa, sabes. ¿Te has
preguntado alguna vez si es por eso que te está apoyando?
Todos los días. Sacudo mi cabeza a Lexi y recojo mi celular y la tarjeta llave para
volver a la habitación.
—Necesito un poco de aire —digo, levantándome.
—Iré contigo.
—Gracias, pero necesito estar sola. Estoy bien, solo necesito algo de tiempo.
Y ahora, aquí estoy otra vez, enterrándome aún más en algo que me consumirá.
Me encanta el servicio público, pero ni siquiera recuerdo cómo se sentía hacer algo
solo para mí. Solo porque quisiera hacerlo. No he tenido ese lujo en mucho tiempo.
Miro hacia arriba, y mi corazón salta cuando veo a Jude. Lleva jeans oscuros,
desgastados y una camiseta negra que abraza sus bíceps.
Asiente.
—No estoy sorprendida —digo con una sonrisa—. Somos polos opuestos en
todos los sentidos, tú y yo.
—¿Quieres saberlo?
—Sí, estoy empezando a ver lo intenso que es. Aunque lo haces parecer fácil.
Me río ligeramente.
—Eres más realizada que cualquier mujer que haya conocido —dice Jude.
—¿Lo soy?
—Sí. —Mira sus manos entrelazadas delante de él mientras sus codos descansan
sobre sus rodillas—. Sabes, también he sentido presión. Cuando estaba en combate.
Es jodidamente intenso, sabiendo que la vida de otras personas depende de tus
acciones.
Asiente.
—Si estaba en combate, pensaría en las siguientes cuatro o cinco cosas en la que
necesitaba enfocarme. Ponerlos en orden. Me ayuda a relajarme para concentrarme
en lo que puedo controlar.
—Puedo verlo.
—Lo tendrás todo algún día, Reagan —dice—. Todo lo que te falta en este
momento. Lo tendrás todo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque eres jodidamente difícil para decir que no. Lo que quieras, solo
necesitas pedirlo y será tuyo.
No sé si son sus dulces palabras o su cálida voz de barítono, pero estoy bajo el
hechizo de Jude ahora mismo. Mi corazón está palpitando, y estoy caliente por
todas partes.
—¿Solo pedirlo? —digo suavemente.
—Correcto.
Cuando se inclina y siento sus labios cerca de los míos, yo también me inclino.
—¿Estás bromeando?
Suspiro profundamente. ¿Cómo podría ser tan estúpida? Besar a Jude Titan en
un lugar público como este fue una idea idiota épica.
—Reagan.
El tono serio de Jude me obliga a mirarlo.
—No soy el tipo de hombre que te jode así. Puedes confiar en mí.
Errores como éstos no solo pierden elecciones, sino que arruinan carreras
políticas. Si tengo la suerte de que Jude mantenga esto entre nosotros, no puedo
dejar que algo como esto vuelva a suceder.
49
Traducido por Liliana
Corregido por MagaPali
Jude Titan
Dormir la noche anterior fue malditamente casi imposible. Estoy gruñón, y mi
rostro muestra cada trozo de mi actitud cuando entro en el pequeño corredor de la
posada en busca de una taza de café recién hecho.
—Te ves como la mierda —dice Lexi, la gerente de campaña de Reagan cuando
me ve.
Gruño y me dirijo hacia el mostrador que está forrado con tazas blancas de café. 50
No tengo energía para nada más o remotamente coherente. Cuando coloco la taza
debajo de la cafetera y tiro de la palanca, solo unas pocas gotas aparecen.
—Apesta —se ríe Lexi, y la miro—. Tome la última taza. —Lo levanta a sus
labios, y puedo ver su sonrisa detrás del borde.
—Lo siento mucho, señor —dice una mujer mayor con un chándal rosado detrás
de mí—. Permítame que lo ayude.
Lexi lame sus labios y agarra la taza de café con ambas manos, apoyándola
contra su pecho.
—No estoy seguro. —Mi voz es grave y cerca de dos octavas más abaja que de
costumbre—. Tendrías que preguntarle a Carl.
Carl aparece de la nada como por arte de magia tan pronto como su nombre se
escapa de mis labios.
—Buenos días, Carl. — Lexi le sonríe como un gato Cheshire—. Solo le estaba
preguntando a Jude dónde se dirige así no tenemos este problema dos noches
seguidas.
—Estar en la misma cuidad al mismo tiempo, Jude. Sé que eres nuevo, pero no
es conveniente.
—Lexi —digo, inclinando la cabeza con una sonrisa torcida—. No podría haber
estado en un mejor lugar anoche. —Movimientos a mi izquierda llaman mi
atención, y me vuelvo para ver a Reagan de pie en la puerta, congelada—. Siéntete
libre de seguirme por todo el Estado. Podría ser divertido. —La declaración es para
ella, pero solo ella lo sabe.
—¿Qué podría ser divertido? —Mira desde Lexi a mí con ojos muy abiertos.
—¿Estas bien?
Los ojos de Reagan parpadean hacia los míos con una sonrisa momentánea.
—¿Hay café?
—Voy a registrar la salida así podemos seguir nuestro camino. ¿De acuerdo
Reagan?
—Haré lo mismo, Jude. ¿Si eso está bien? Puedo quedarme si no quieres estar
solo… —No termina la declaración cuando lo miro.
Cuando la habitación se despeja y solo quedamos los dos, deslizo mi culo por el
mostrador y me detengo justo al lado de Reagan. No se aleja, pero tampoco me
mira a los ojos.
Su espalda se endereza.
—No dormí bien anoche tampoco —ofrezco para ver si ella estará más dispuesta
a hablar.
Me mira.
—¿No lo hiciste?
—Estadísticas.
53
—Sobre lo que dijiste —la corrijo—. Pensante que estaba tratando de atraparte y
arruinar tu carrera. Me sentí como una mierda después de eso, Reagan. —Me
acerco un poco más, dejando muy poco espacio entre nosotros—. Tomo mi
reputación y honor muy enserio. No soy el tipo de hombre que arruina la carrera
de alguien. Si gano esta campaña, será justa y honradamente. Nunca haría nada
para arruinarte personalmente.
—Seguro —dice y traga con fuerza—. Eso es lo que dices ahora, pero ya verás.
—Se estira por una taza de café cuando la máquina de café hace el último
gorgoteo—. Cuando llegue el momento, las personas harán cualquier cosa para
ganar.
—Nunca más.
—No estoy haciendo esa promesa. Esa es una que estaría más que feliz de
romper.
—Lo decía en serio, Jude. Esta campaña es demasiado importante para mí. No
somos amigos. —Cuando abre los ojos, dice—: No somos nada.
—¿Listo? 54
—Permíteme tomar una taza de café primero.
—Estaré justo allí, Carl —le digo, mirándolo hasta que asiente y se va.
—Espero que tengas un buen día, Reagan. Espero con ansias la próxima vez que
te vea —le digo sin ningún tipo de reconocimiento por su parte. Me inclino hacia
su espacio hasta que me mira por el rabillo de sus ojos—. Y para tu información…
—bajo la voz con mis labios casi tocando su oreja—. Por la forma que me besaste,
somos algo, lo admitas o no.
Está conteniendo la respiración cuando me alejo y la miro antes de salir. Reagan
Preston está bajo mi piel, pero sé que siente todo lo que hago. Sintió la conexión
anoche. Lo quería tanto como yo.
Aún lo quiero.
—¿Qué piensa de sus oponentes? —El reportero empuja el micrófono más cerca
de mi rostro.
—El señor Solomon es un hombre con limitada experiencia, más limitada que la
mía. He dirigido hombres en batalla. —Escaneo el grupo de reporteros mientras se
aferran de cada palabra, sosteniendo sus grabadoras y micrófonos cerca de mí y
compitiendo para posicionarse—. La experiencia de Sonny es limitada al ser un 55
guardia de prisión y sirviendo como alcalde en una pequeña ciudad. No estoy
seguro que se dé cuenta de la seriedad del trabajo que está buscando, y la
tenacidad que se necesita para tener éxito.
—No más preguntas ahora mismo. Si desean una entrevista con el señor Titan,
no duden en ponerse el contacto con el coordinador de prensa para la campaña —
les dice antes que se escabullan.
—Fue perfecto. Les has dado suficiente de tu tiempo. Tenemos que ponernos en
camino. —Mira su reloj y hace un cálculo mental con sus ojos saltando alrededor—
. Si nos vamos ahora, no llegaremos a la próxima ciudad antes del anochecer.
—Jude, una foto, por favor. —Sonríe empujado a la pequeña niña hacia mí.
—Gracias, señora.
Camino lentamente, examinando la multitud que aún queda del mitin. Las
personas parecen estar de buen humor en todo el estacionamiento. Hay un equipo
de personas que registran a los votantes paseando por la multitud, entregando
tarjetas para recordar a todos a registrarse el día de las elecciones.
Cuando mis pies tocan la escalera superior del autobús, busco a tientas los dos
botones superiores de la camisa. Agarro una botella de agua de la nevera y colapso
en el sofá.
Carl se desliza en el banquillo a través del pasillo y comienza a pasar por una
57
pila gigante de papeles.
—Ya sabes mi respuesta a esto. ¿No puedes hacer algunas de ellas, también?
—Lo haremos juntos. Hay demasiado para que lo hagas tú mismo, o estaremos
aquí hasta el día de la elección.
Desconocido: muy agradable lo de hoy. Una manera de hacerme sentir como una
completa idiota.
Yo: lo siento, es política, ¿verdad? Pensé que tenías una piel más gruesa que eso.
Desconocido: la tengo.
Yo: leí la pieza que hiciste para The Times sobre mí. ¿Come me has llamado, de nuevo?
Eso picó y me dio esperanza cuando leí sus palabras antes de llegar al escenario
hoy. Fue una entrevista exclusiva dada esta mañana poco después de que salimos
de la posada.
Desconocido: ;)
Yo: un héroe de guerra sin antecedentes probados, usando su buena apariencia para 58
ganar la elección.
Finalmente admitió que soy guapo, así que lo pensé como una victoria.
Desconocido: No
Me rio para mí mismo porque casi puedo imaginar su rostro cuando leyó mi
declaración.
Desconocido: ¿Cómo se supone que debo atacar a un héroe de guerra? Es una situación
de no ganar. Estoy jodida.
Parpadeo un par de veces, sorprendido de que esté usando esa palabra. Siempre
pensé en ella como demasiado elegante para usar un lenguaje tan colorido.
Joder, me gustaría. Preferiría ver su lindo culo corriendo en una cinta de correr
que sentado al lado de Carl compartiendo una pizza mientras salimos disparados
por la autopista hacia alguna pequeña ciudad.
Desconocido: Mírame.
—Jude —se aclara la garganta Carl—. ¿Qué demonios está haciendo allí?
Miro desde la pantalla del teléfono y me doy cuenta que estoy sonriendo. Niego
con la cabeza y elimino toda la felicidad.
—Debe ser uno bueno por la mirada en ti. Apaga el teléfono y ponte a trabajar.
Él frota sus ojos, tan agotado como yo, y lo tomo como mi oportunidad para
dejarlo por hoy.
—Solo hay unos cuantos más —responde y levanta sus gafas de la nariz,
frotándose los ojos con el pulgar y el dedo medio—. Terminaré esto antes de
entrar.
7
Boo: personaje de la película Monsters, Inc.
—Gracias. —Me estiro antes de que se convierta en un bostezo—. Te veré por la
mañana.
—Funciona para mí —Bajo las escaleras del autobús y plantó los pies en la
grava, apenas veo una farola en la distancia, mucho menos edificios. Simplemente
el pequeño, lúgubre motel con veinte habitaciones y nada, ni siquiera una
gasolinera, hasta donde mis ojos pueden ver.
—La buscaré yo —digo, antes de dirigirme a la parte trasera del autobús para
agarrarla del compartimiento cerca de la parte trasera.
Justo cunado cierro los ojos, el teléfono emite un pitido, me vuelvo y miro la
pantalla. Mi corazón salta cuando veo que es Boo.
Traducido por addictedread & Iviabernathy
Corregido por MagaPali
Reagan Preston
Estoy sonriendo a la pantalla de mi teléfono mientras veo los puntos
suspensivos que significan que Jude está escribiendo. Sabía que mi mensaje tendría
respuesta inmediata.
Yo: Siento algo cuando cierro mis ojos. Es muy pequeño y un poco duro, así que sí, creo
que eres tú.
No pude guardar el contacto de Jude bajo su verdadero nombre, así que elegí
61
otro JT.
Justin Timberlake: NO tengo un pene pequeño. ¿Te gustaría una foto del pene ahora
mismo?
Yo: Estoy segura de que tienes un álbum, pero no, por favor, ahórramelo.
Yo: Tengo que irme, tengo una entrevista con un bloguero político de Chicago en 5
minutos. Él quiere enfrentarse a mi oponente.
Justin Timberlake: Dilo. ¿Es muy caliente? ¿Te quejas en su boca cuando te besa?
—Cuando quieras, Matt —digo, sentándome—. Por cierto, te envié una corbata
azul y suspensores.
62
Él ríe y las arrugas aparecen en las esquinas de sus ojos.
—No puedo aceptar el regalo de un candidato, pero gracias por pensar en mí.
—Voy a traernos un poco de café —me dice Lexi. Matt tiene una especie de café
helado con crema batida en frente de él sobre la mesa.
—No me siento diferente de lo que hice antes de que el Señor Titan entrara en la
carrera. Solo estoy concentrada en reunirme con tanta gente como pueda y
aprender cómo puedo servirles mejor en el Senado, si creen en mí lo suficiente
como para darme su voto.
—El Señor Titan dijo que tú y cito —Voltea otra página en su cuaderno para la
referencia—: “No tiene suficiente experiencia en el mundo real más allá de la
política para entender la difícil situación de la gente común”. ¿Cuál es tu respuesta
a eso?
63
especialmente para aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos.
—No tengo solo un enfoque, pero diría que la reforma educacional es muy
importante para mí. Podemos hacer más por nuestros estudiantes y maestros.
—¿Y qué hay de la acusación del Señor Titan de que tú harás la voluntad de tu
padre en el Senado?
—“Stan Preston quiere que su hija vaya a Washington para recibir favores
especiales”.
—¿Sientes que tendrás ventaja con las votantes femeninas? —pregunta Matt.
—No quiero que una mujer vote por mí solo porque soy una mujer, pero creo
que, si las mujeres saben lo que estoy defendiendo, se darán cuenta de que soy la
mejor opción.
—Dijiste en una entrevista que el Señor Titan está usando su buena apariencia.
¿Crees que las mujeres votarán por él porque lo encuentran atractivo?
64
Mis mejillas se calientan mientras tomo otro sorbo de café. ¿Por qué había
mencionado su apariencia?
—No puedo hablar sobre qué basarán su voto las mujeres —digo—. Pero creo
que el Señor Titan descubrirá que necesita fortaleza para llegar al final de una
carrera como ésta.
Me encojo de hombros.
Matt me hace unas cuantas preguntas más antes de que Lexie diga que tenemos
que irnos. El autobús está programado para salir en diez minutos, así que podemos
hacer nuestra parada vespertina de reunión justo a tiempo. Nos despedimos de
Matt y luego regresamos al autobús.
—Escuché que Sonny Solomon está a punto de abandonar —dice en un tono
bajo—. Quiere decírselo primero a sus seguidores más cercanos. Lo anunciará esta
noche.
Suspiro suavemente y pienso sobre lo que eso significa para mí. Una primaria
sin oposición se ve reducida a Jude y a mí, una vez que Sonny abandone. Jude
habría ganado de todos modos. Y de esta manera, él no tendrá una fiesta de
victoria y no ganará tanta fuerza.
—Lo estoy —Subimos al autobús con aire acondicionado y me saco los zapatos.
Tenemos dos horas de viaje delante de nosotros—. Creo que tomaré una siesta.
65
Yo: Ajá. Tan humilde que muestras tus antebrazos todo el tiempo.
Justin Timberlake: prefiero dejarte tener la experiencia completa y que luego decidas.
Presiono mis muslos para apaciguar el dolor que siento cuando leo su mensaje.
Es descarado y arrogante y… absolutamente correcto. Necesito sexo increíble
urgentemente. Ha pasado demasiado tiempo. Pero estoy segura de que no lo
tendré con él.
Yo: No es de tu incumbencia.
Yo: No gemí.
Justin Timberlake: Lo oí. Entonces solo somos tú y yo. Me gusta como suena.
—Despierta, Reagan.
Justin Timberlake: Creo que debemos hablar más tarde sobre ti diciendo que no tengo
profundidad.
Justin Timberlake: Me estoy sonrojando. Vas al grano. Pero bueno, podemos hacerlo. 67
Yo: Vete a la mierda, Titan. Ve a buscar una stripper para follar.
Me obligo a apagarlo solo para demostrar que está equivocado, pero estoy
sonriendo. Jude Titan es peligrosamente encantador. Pero ésta pista dentro de él
solo puede ayudarme. Lo averiguaré y luego usaré lo que aprenda para salir
adelante.
—Lo tengo.
El evento es un torbellino. Sacudo un sinnúmero de manos, poso para fotos y
doy un breve discurso. Este es un grupo apasionado de demócratas locales, y les
encanta discutir temas.
Odio la idea. No puedo tenerlo, pero odio pensar en él besando a otra mujer.
Todavía puedo sentir sus labios en los míos, y todo lo que quiero, es más. Más de
él. Más de lo que puedo tener con él o cualquier otra persona en este momento.
Nuestras conversaciones personales son solo una forma de encontrar sus puntos débiles.
Tengo que decírmelo una y otra vez. No puedo ceder a la forma en que me hace
sentir o las cosas que me hace querer. Sería un suicidio profesional. Humillaría a
toda mi familia.
Sin embargo, hay tanto en juego para Jude. Tenemos una cosa de destrucción
mutua asegurada sucediendo. Cuando Lexi y yo nos instalamos en nuestra
habitación al final de un largo día, me lavo la cara y me cepillo los dientes,
pensando en lo que encontraré cuando vuelva a encender el teléfono. Mi estómago
revolotea con la emoción de la anticipación.
Yo: Entonces estás durmiendo con la persona que te resulta más sexy en el mundo.
Justin Timberlake: Puedo pensar en algunos lugares específicos donde me gustaría ver
esa lengua afilada tuya.
Justin Timberlake: Pasé más de quince meses sin sexo cuando estaba en servicio. Soy
bueno fantaseando. Y cuando quiero a alguien, no me conformo con menos.
Por mucho que ame esta línea de conversación, tengo que hacer la pregunta que
me ha estado molestando.
Justin Timberlake: No del todo. Creo que eres demasiado hermosa e inteligente para la
mayoría de los hombres.
Jude Titan
—¡Titan! —grita un hombre mientras camino por la multitud de Carbondale,
estrechándoles la mano y besando a los bebés. Miro alrededor porque la voz me es
familiar, pero no veo a nadie—. ¡Titan!
La gente se aparta, y puedo verlo, sentado en una silla de ruedas a unos tres
metros de distancia. Estoy aturdido y no me muevo de inmediato.
70
—¿Jim?
—Soy yo, bien —dice con una sonrisa gigante y rueda acercándose a mí.
La gente se mueve fuera del camino, y Jim se detiene frente a mí. —Mírate,
chico. Te va bien —Sonríe, y las arrugas alrededor de sus ojos se profundizan.
Luce más viejo, pero yo también. Estar en el combate le hace eso a un hombre.
Hemos visto demasiado. Experimentado cosas que ningún hombre debería. Pero
es lo que accedimos cuando nos enlistamos. Nadie nos forzó a firmar los papeles,
entregar nuestras vidas al gobierno americano durante cuatro años. Nosotros lo
escogimos y tenemos que sufrir las consecuencias.
—Lo intento —rio suavemente—. ¿Tienes tiempo para dar una vuelta por ahí?
Me encantaría ponerme al día.
Señala su silla de ruedas. —Tengo todo el día. No iré a ninguna parte
apresuradamente.
Le doy una poco entusiasta sonrisa. Es duro ver a un hombre que fu tan activo y
fuete estar sentado frente a mí en una silla de ruedas.
—¿Ves a ese tipo con el traje gris? —pregunto, y cuando asiente, continúo—: Es
mi gerente de campaña. Dile que estás conmigo, y te acompañará al autobús.
—Gracias, Jude.
—Tenemos que hablar. —Carl me detiene antes de que pueda estar a tres metros
del autobús.
—¿Qué tan bien conoces a este tipo? —dice "tipo" como si fuera una palabra
sucia.
—Un horario estricto. Lo sé, Carl, —exclamo por encima de mi hombro antes de
subir a las escaleras.
72
encuentra en la parte trasera del autobús.
—Estoy en proceso ahora. Debería tener la prótesis uno de estos días. Tomó más
de lo que esperaba.
—¿Cuánto tiempo?
8
Departamento de Asuntos de los Veteranos de los Estados Unidos: departamento de nivel
gabinete dirigido por el gobierno estadounidense, se encarga de gestionar el sistema de beneficios a
veteranos militares en ese país
—Pude tenerla cuando salí del hospital, pero les dije que se fueran a la mierda.
No estaba de humor para lidiar con la mierda que venía con ello. Estaba muy
ocupado sintiendo lastima por mí mismo.
Estoy destrozado. Ningún Veterano debe tener que esperar para recuperar su
capacidad de caminar.
—Se mató.
—¿Qué pasó? —Mi mano cubre mi boca, y siento lágrimas amenazantes. No soy
un pregonero, pero la idea de perder a un compañero de la Marina después de que
sufrió tanto me tiene en el borde.
—Se quitó la vida. Ya no podía lidiar con mierda. Supongo que todavía estaba
obsesionado por lo que pasó ese día.
—Me tomó un largo tiempo aprender a lidiar con los sentimientos sobre lo que
nos sucedió, Jim. Sigo luchando con ello aún. A veces me despierto gritando y
cubierto de sudor. No sé si es algo que alguna vez superaré, pero de nuevo… —Mi
voz se tuerce y me trago el nudo en la garganta—. No quiero olvidar nunca lo que
hemos pasado. ¿Cuándo sucedió?
—Hace unas pocas semanas. Dejó una nota para ti. Es por eso que estoy aquí.
Dejó una para todos los que estaban allí ese día. —Mete la mano en su bolsillo
delantero y saca un sobre doblado, colocándolo sobre la mesa antes de deslizarlo
delante de mí.
Estoy sorprendido y no puedo tocarlo. Aún no. Miro las letras cursivas y me
pregunto qué hay dentro.
Golpea el sobre con la uña dos veces antes de empujarlo más cerca de mí.
74
—Él necesitaba sacarse la mierda de su pecho y hacer las paces. Yo también
dudaba en leer la mía, Jude, pero me dio un cierre. —Comienzo a arrastrarla
lentamente cuando coloca su palma encima de mi mano temblorosa—. Haz lo que
quieras con ella.
—Nos respetaba. Dijo que somos la única familia que ha tenido. Solo léelo. No
seas un marica.
—Seguro que no, pero no puedo hablar por el hombre que eres hoy.
—Soy el mismo tipo, Jim. Solo planeo patear traseros de otra manera.
—Haznos sentir orgullosos, chico. —Se desliza por el asiento y sacude la media
pierna sobre el borde y señala la silla de ruedas—. ¿Puedes agarrarla para mí?
—Nunca supe que tenías la habilidad para negarte a una cerveza. —Me rio
porque Jim encontraba tanto placer en las cervezas que es difícil imaginarlo sin
una.
—Me quedé en mi puto lugar seguro por demasiado tiempo. Cuando dejé de
beber me di cuenta de que no necesitaba estar borracho por siempre.
Coloco una mano en su hombro y lo observo sin nada más que amor en mis
ojos.
—Es mutuo.
Él ríe.
Titan,
Eres uno de los más grandes soldados y hombres con los que he tenido el honor de servir.
Fue un honor luchar a tu lado y viéndote brillar en tu mejor momento.
Si estás leyendo esto, he decidido terminar mi viaje. Por favor, no te preguntes qué
podrías haber hecho para hacerme cambiar de idea. No hay nada que nadie pudiera haber
dicho o hecho para salvar mi alma.
76
He sido perseguido desde ese día en Anbar. Pensé que estar en el campo todos los días era
infernal, pero no me preparó para regresar a casa roto, tratando de encajar de nuevo en la
vida de civil.
He luchado con las cosas que hicimos. Las vidas que se perdieron en ambos lados debido
a las decisiones de nuestros líderes. Parece que fue todo por nada. El mundo no es más
seguro, los Estados Unidos no están más seguros que en el 11 de septiembre, pero tantas
almas se han extinguido sin pensarlo dos veces.
Cada día recuerdo las cosas que vi. Cada vez que cierro los ojos, es todo lo que puedo ver.
Mis heridas fueron las menores de mis preocupaciones cuando regresé a casa. Mi
matrimonio terminó debido a mi estrés post traumático, y no importa cuánta ayuda recibí,
no hizo nada para ahuyentar a mis demonios.
Tú, junto con los otros chicos de la unidad, son mi única familia. Con los que podía
contar para cuidar mi espalda siempre. Incluso hoy sé que, si nos encontráramos, estarías
aquí en un segundo para salvarme. Por todo lo que hiciste para salvar mi vida ese fatídico
día, te lo agradezco.
No te sientas como si me hubieras fallado de alguna manera. No puedo seguir con el
remordimiento y la tristeza que me atormentan y me mordisquean las entrañas. Solo quiero
la paz, y esta es la única manera que sé cómo finalmente encontrarla.
Mientras escribo esto, hay rumores de te estás postulando para el Senado. Aunque no
estaré allí para animarte, solo sé que estoy a tu lado. Lucha para representar a cada
Veterano que no tiene voz. Haz que todos nuestros sacrificios valgan algo. Asegúrate de que
esto no le suceda a una nueva generación de hombres.
Hónranos y danos una razón para pelear por algo que sea digno del costo de una vida.
Tu hermano siempre,
Kurt.
Mis ojos están llenos de lágrimas para cuando he terminado de leer. No tengo a
nadie a quien enviar una respuesta. Nadie para que entienda la pérdida que siento
en este momento. Kurt se ha ido. Después de todo lo que pasamos juntos, después
de todos los momentos de pánico y lucha, se ha ido. Justo así. 77
El pesar me vence. Nunca me sentí tan completamente desesperado en toda mi
vida. Incluso en la guerra, siempre tuve un plan e intenté permanecer dos pasos
por delante del enemigo. No pude hacer nada para salvar a Kurt.
Lo único que puedo hacer es luchar para ganar las elecciones y asegurarme de
que ningún otro Veterano se sienta indefenso y lo suficientemente hechizado como
para quitarse la vida.
Miro hacia abajo cuando mi teléfono emite un pitido y veo que Reagan me ha
enviado un mensaje. Mis ojos están demasiado borrosos para distinguir las
palabras. No lo leo, mi corazón no está de humor para jugar con ella hoy.
Sus palabras son solo para mí. Me darán fuerza y me recordarán por qué estoy
en las elecciones.
En un país tan dedicado a la libertad, debería haber más apoyo y atención a los
mismos hombres y mujeres que defienden ese honor todos los días.
Nadie se asegurará qué sucede a menos que esté allí para poner la pelota en
movimiento. Será mi plataforma. Nadie puede mirarme a los ojos y decir que no
entiendo lo que los Veteranos están pasando.
78
Traducido S.O.S. por IviAbernathy
Corregido por Florpincha
Reagan Preston
No puedo dejar de sonreír. Hay algo en estar en la feria en una soleada tarde de
verano vistiendo jeans y chancletas, que me hace muy feliz. Me recuerda a mi
mamá llevándome a mi hermana y a mí a la feria estatal cuando éramos pequeñas.
Todavía estoy liderando en las encuestas, pero no estoy dando nada por
sentado. Con varios meses por delante hasta la elección, cualquier cosa podría
suceder.
—En serio.
Ella se detiene.
—Creo que debería quedarme abajo y tomarte una foto. Podríamos usarla en los
materiales de la campaña.
—Oh no. Ya tuve mucho trabajo por ser joven, lo último que necesitamos es una
foto de mí en un tobogán en el carnaval. Titan tendría un día de campo con eso.
—Es verdad —Lexi gime—. Muy bien, así que vamos al tobogán gigante.
—¡Maldita sea! —Tomo su batido y dejo caer nuestras dos tazas en el bote de
80
basura de camino para ponernos en la fila.
—Tenemos treinta y cinco minutos hasta que tengas que besar al cerdo.
—Es para la caridad. Un hospital de niños con cáncer. La gente pone dinero en
latas para votar por quién tendrá que besar a un cerdo y tú ganaste.
Me encojo de hombros.
—Todo bien. Es por una buena causa. Y supongo que el cerdo no pensará que
un beso significa que me estoy abriendo de piernas como la mayoría de los
hombres suponen.
Lexi ríe.
—Tenemos tiempo para un par de paseos antes de que tengamos que ir allá.
¿Qué pasa si conozco a alguien con quien quiero casarme y comenzar una
familia? ¿Tendría que dejar a mis hijos todo el tiempo para trabajar, como lo hizo
mi padre? Ni siquiera quiero pensar en esa elección. Fue una de las razones por las
que estuve de acuerdo con mi papá cuando me animó a postularme ahora, porque
puedo dar todo por mi trabajo.
—O morir mucho.
—Sabes, estaba pensando que una foto mía en la parte superior de la rueda de la
fortuna sería buena para las cuentas de las redes sociales.
—Puta. Sabes que quiero ser la mejor directora de campaña de todos los
tiempos, y no te diré que no.
—¡Bravo!
—¿Cosas?
—Oh, eso es correcto. —Me río tan fuerte que tengo que cubrir mi boca—.
Estaba metido en cosas realmente extrañas como una crema adormecedora para su
perilla.
—Oh Dios. Lo hizo. Era tan extrañamente histérico. Intenté ponérmelo, pero no
pude.
—Exacto.
—¿Qué te parece esa foto? —le digo a Lex—. Si te inclinas hacia fuera del carrito
podrás tomar una mejor.
Me río y la empujo.
Tomó algunas fotos de nosotras, y ella trata de sonreír, pero parece que está a
punto de desmayarse. Aparentemente enfrentar ruedas de la fortuna oxidadas no
era la clave para superarlo.
El color regresa a su cara tan pronto como volvemos al suelo. Ella conduce el
camino a la arena en la que debemos estar, y encontramos una multitud esperando
cuando llegamos allí.
83
—Reagan, ¿puedo tener una foto contigo? —pregunta una adolescente.
—Por supuesto.
Una foto lleva a otra, y después de haber hecho fotos y apretones de manos con
todos los que quieren, un hombre vestido con jeans con una hebilla de cinturón
grande y botas de vaquero me lleva a un pequeño escenario.
Los stands de la arena están llenos de gente. Los niños están cuidando a los
caballos y otros animales, algunos con cintas en sus cercados. Hay tierra, suciedad
fresca y olor de hierba que sospecho que no durará en el calor del verano. Pronto la
arena olerá como personas sudorosas y animales.
Muy lista. Mortimer es más lindo que la mayoría de los chicos con los que he
estado.
Él lanza la cabeza hacia atrás y se ríe. La gente está amando esto. Ni siquiera
estoy segura de en qué me he metido, pero ¿qué tan malo puede ser?
Tengo mi respuesta cinco minutos más tarde cuando estoy de pie en el centro de
la arena con un puñado de adolescentes. Nuestra misión es atrapar el cerdito
casualmente caminando alrededor de una gran zona cercada y muy fangosa.
Lexi está observando desde el banquillo, y me encuentro con su mirada. Ella me
mira como si hubiera perdido la cabeza. Tal vez lo haya hecho. ¿Por qué es
imposible que me retraiga de un desafío?
Amarro mi cabello largo en una cola de caballo mientras el vaquero lee las
reglas a toda la arena. El primero en atrapar al cerdo gana $100. Decido donar el
dinero al hospital de cáncer para niños si gano.
Soy yo, tres jóvenes y una adolescente. El chico que está a mi lado está mirando
mi pecho, y le doy una mirada aguda. Él sólo sonríe y se coloca la gorra de John
Deere.
Cuando el vaquero nos dice que empecemos, los adolescentes salen corriendo.
Me quedo atrás, mis chancletas aplastando el barro.
El pequeño cerdo ve lo que hay y sale para el otro lado del recinto. Uno de los
muchachos bucea por él y termina plantando el rostro en el barro.
Está llegando a mi, así que me agacho y me acerco más. Estoy a sólo unos
metros del cerdo cuando una de mis chancletas se desliza en el barro, y me caigo
de culo.
85
La multitud ruge con diversión. El lodo es grueso y húmedo, y estoy cubierta
con él. Me imagino que estoy toda cubierta, así que podría también atrapar ese
cerdo. Me arrastro hacia él sobre mis manos y rodillas, viendo a dos de los
muchachos encerrándolo en el otro lado. Uno de ellos se lanza, y el cerdo chilla y
despega en mi dirección.
Bueno, esta no fue mi mejor idea. Tengo barro en todas partes, desde mi cabello
hasta entre mis dedos. Mi autobús de la campaña está a un kilómetro de distancia,
por lo que será un paseo divertido.
Paso una mano cubierta de barro sobre mi perfil para alejar mi pelo de mis ojos
mientras levanto la vista. Los zapatos conducen a un traje oscuro hecho a medida,
una corbata roja brillante sobre una camisa blanca con las mangas enrolladas, y
luego hasta una cara cubierta de barba oscura con una sonrisa que conozco muy
bien.
86
Traducido por Mary_08
Corregido por Florpincha
Jude Titan
Incluso cubierta de barro, ella es impresionante. Este es un lado de Reagan que
nunca esperé ver, especialmente no en medio de una campaña. Miré desde las
gradas mientras ella perseguía al cerdo, no pude de controlar risa cuando cayó
sobre su trasero.
No esperaba con ilusión la feria hasta que oí que Reagan estaría allí también.
Tenía nuestra reunión planeada de manera diferente en mi cabeza, pero esto es casi
mejor.
87
—Jude —dice con los ojos muy abiertos como si fuera un ciervo atorado ante las
luces de los faros mientras me mira. Ella suaviza otro mechón de pelo fangoso y
aclara su garganta.
Levanta una ceja recubierta. La oscuridad del barro hace que sus ojos se
destaquen más y parezcan más grandes.
—¿Cómo has estado? —Me siento mal porque no le he escrito en días. Después
de encontrarme con Jim, todo cayó en el camino excepto por la campaña y la
preparación. Tampoco estaba bien mentalmente para hablar con ella. Cualquier
alegría había desaparecido hasta esta noche.
Verla de nuevo hizo que mi estómago se volteara, y hacía que todo lo demás
desapareciera.
—Reagan, no te vayas.
—Si lo hago. —Doy un paso atrás y me meto en su línea de visión otra vez. Mis
dedos se acercan a su barbilla y la obligan a mirarme, olvidando dónde estamos.
—He tenido unos malos días. Quería hablar contigo, pero no pude encontrar las
palabras.
—Lo sé. ¿Te reunirás conmigo esta noche? Necesito hablar contigo.
—Estoy en el Plaza.
Mi sonrisa es imparable.
—Serendipia9.
—No lo recuerdo.
—¡No! —Sus ojos se agrandan—. Tendremos que encontrar otro lugar para
vernos. 89
—Bien, ven a mi cuarto —le digo—. Es el 407.
9
Serendipia: es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando
se está buscando otra cosa distinta.
—¡Reagan! —Lexi grita y se acerca a nosotros rápido y furiosa. Sus ojos saltan
entre nosotros—. Jude.
—Quiero ensuciarme más tarde, pero no con un cerdo. —Miro a Reagan, pero
ella no parece divertida.
—Bien... Um...
Ni siquiera tengo que mirar para saber que Reagan me está disparando dagas
con los ojos. Sus susurros son demasiado tranquilos, pero escucho claramente mi
nombre. Paseando por las puertas de la arena, me limpio el barro de mi palma y
tiró mi pañuelo a la basura más cercana.
90
—Jude. Oh, Dios mío, es Jude Titan —grita una mujer y llama la atención de una
pequeña multitud a unos tres metros de distancia.
Dijo que tengo una cara que no debe ser ocultada. Alguien más podría
ofenderse de que esté usando mi apariencia para ganar el voto femenino, pero
después de recibir la carta de Kurt, no me importa lo que se necesite para ganar. Lo
haré.
Nunca haría nada para arruinarla que me involucre. Nuestro beso nunca llegará
a ser de conocimiento público, incluso si estoy perdiendo en las urnas la noche
anterior a las elecciones. Ella es mi línea dura. Soy honorable de esa manera...
Otros, no tanto.
Me quedo hasta que agito cada mano y respondo a las preguntas de las
personas que se han reunido alrededor. Aunque estoy tratando de mantener mi
mente centrada en mis respuestas, todo lo que puedo pensar es en Reagan. Sonrío
cada vez que la imagino cubierta de barro.
—Lo siento por llevármelo, amigos —dice Carl detrás de mí, y estoy agradecido
por la salvación—. Espero que estén en nuestro mitin mañana en el centro de la
ciudad.
—Oh sí. No nos lo perderíamos —dice una hermosa mujer antes de que ella y
sus amigas rompan en un ataque de risa—. Amamos a Jude.
91
Tres horas y un montón de comida de la feria más tarde, vuelvo al hotel.
Después de calmar a Carl cuando se dio cuenta de que estábamos en el mismo
hotel de nuevo, me dirijo directamente a mi habitación. Para el momento en que
estoy en el cuarto piso, estoy prácticamente saltando por el pasillo. Reviso los
números mientras paso, asegurándome de que su habitación esté al lado de la mía.
Estoy impaciente, inserto la llave de la manera equivocada, golpeando contra la
puerta cuando trato de abrirla.
Mi culo encuentra el borde de la cama, y agarro mi teléfono que tiré allí cuando
me desvestí.
—Estoy cansada —dice Reagan y hace un bostezo tan exagerado que puedo
oírlo.
—Ya es tarde. Será mejor que vayas a dormir. Estaremos aquí un día más, para
que puedas relajarte un poco. Te veré en el desayuno, ¿verdad? —pregunta Lexi.
—Hola. —La mirada en su rostro no dice que ella está tan emocionada como yo,
pero abrió la puerta, y eso significa algo.
—¿Quieres entrar?
Estoy siendo honesto. Pero hay noches en que llego a un hotel, entonces tiro mi
ropa en el suelo y no me importa una mierda si la habitación está ordenada. Estoy
demasiado cansado para preocuparme.
—¿Quieres una copa? —Estoy siendo cordial y evaluándola. Las cosas están
tensas entre nosotros, más tensas que la noche en que la besé.
—Whisky, limpio.
—Lo siento por no enviarte mensajes —le digo cuando me siento frente a ella y
deslizo su vaso sobre la mesa.
—Pero estás equivocada. —Espero hasta que ella me mira antes de hablar de
nuevo—. Sé que piensas que estoy jugando con tu cabeza, Reagan, pero no lo
estoy. —Le di una sonrisa desanimada, pero su rostro es ilegible—. Cuando te
besé, éramos sólo dos personas sentadas en un banco y en el momento. Yo no era
Jude Titan, tu oposición. Sólo un chico y una chica que actuaron sobre la atracción
que ambos sentimos.
No me dice nada, pero sus ojos vuelven a su vaso, así que continúo.
—Ha traído una carta de un hombre con el que ambos servimos, alguien que no
pudo llegar hasta el final del túnel. Se quedó atrapado y lisiado por la oscuridad.
Jim me entregó una carta que Kurt escribió antes de que se suicidara.
Todo su cuerpo está inmóvil, excepto por sus dedos aún presionados contra mi
piel.
—¿Cómo le fallaste?
—Si hubiera estado allí para él, tal vez todavía estaría vivo hoy —lo admito y es
tan doloroso que cierro los ojos. Finalmente, decir las palabras se siente como si
una daga se está retorciendo en mi intestino.
—No hiciste nada malo. A veces la gente no puede ser ayudada. Incluso si
estuvieras allí con él, puede que todavía... —Su voz se desvía.
Suspiro.
—Lo sé, pero no hace que duela menos el que no estuviera ni siquiera allí para
intentarlo. Es una de las razones por las que estoy más decidido que nunca a ganar
esta carrera.
95
—Oh. —Su voz es baja, y casi no la oigo cuando habla, excepto que veo sus
labios moverse—. No hacemos lo suficiente por nuestros veteranos. Algunos
regresan de una guerra quebrados mental y físicamente, y no hay suficientes
servicios para ayudarles. Luchan por nuestra libertad, pero se olvidan fácilmente.
—¿Cómo fue?
—No es nada como lo que muestran en las películas. Es mucho peor. Ni siquiera
sé si puedo ponerlo en palabras. ¿Alguna vez has visto a alguien morir? No estoy
hablando en un hospital lleno de analgésicos.
—No.
—No es pacífico. La peor parte es cuando estás tratando de salvar tu vida y las
vidas de los que te rodean mientras tu amigo se encuentra en el suelo muriendo y
suplicando que lo salves, pero no importa qué... no puedes.
Ella mira hacia abajo y cierra los ojos.
—Eso es horrible.
—Lo hice, pero ¿para qué? Pasó meses y meses de tratamiento para reparar su
cuerpo lo mejor que pudo, pero no hicieron lo suficiente para ahuyentar a sus
demonios. Es de lo que todos estamos huyendo, pero algunos de nosotros somos
mejores que otros en tratar con ello.
—Aquí —digo y le doy el papel cuidadosamente doblado—. Lee lo que dijo. Tal
96
vez entenderás por qué esto es tan importante para mí.
Miro hacia el techo y me pregunto en qué parte está. Ella está resoplando, y por
el rabillo del ojo puedo verla enjugar sus lágrimas. El papel se arruga antes de que
se cierna sobre mí.
Ella está sintiendo sólo una parte de lo que sentí al leer la carta. Lo viví con él.
Pensaba en él como un hermano. Perder a alguien de esta manera es devastador.
¿Mi decisión de correr más duro y hacer lo que sea necesario para ganar arruina
cualquier cosa que podamos tener?
97
Traducido por Mary_08
Corregido por Florpincha
Reagan Preston
Nunca he sido besada de este modo. La lengua de Jude me está reclamando; sus
labios están buscando. Mis suaves curvas se moldean contra sus tensos músculos,
cada cresta encuentra un valle hasta que no queda nada de espacio entre nosotros.
No puedo pensar. Ahora que Jude me ha mostrado su lado vulnerable, todas las
apuestas están pagadas. Necesito sentirlo y probarlo. Cualquier consuelo o
redención que esté buscando, quiero ser la única en la que lo encuentre.
Contengo el aliento, y él no se lo pierde. Cuando tira sus labios de los míos, veo
la sonrisa que amo odiar u odio amar, dependiendo del día.
—Se sintió más como un leve empujón para mí, Titan —digo en reto, mi corazón
tronando de emoción.
—Suave, ¿eh?
Cuando me agarro de sus hombros y tiro de mi rodilla de nuevo para que pueda
sentir su erección presionando contra mi centro en lugar de su rodilla, levanta la
cara de mi cuello y se encuentra con mis ojos.
—Exactamente. Y lo quiero.
—Eso no es lo que quise decir, pero estoy duro como la mierda ahora.
—Porque estoy abrumada —admito—. Soy una buena chica, Jude. Siempre hago
lo correcto. Nunca me arriesgo. Siempre estoy bien. Pero pierdo el control cuando
estamos solos. Lo pierdo por ti.
Sonrío.
—Me encanta como suena eso. Pero también estoy en el borde, Reagan. Si mi
polla toca cualquier parte de ti, estoy hecho.
Capturo sus labios con los míos y lo beso profundamente. Estoy inmovilizada, 100
así que tengo que mostrarle cuánto lo quiero sólo con mi boca. Llevo su labio
inferior entre mis dientes y él gime de nuevo.
—Déjame entrar, hombre —dice una voz profunda. Hay otro golpe. Es Carl, el
director de campaña de Jude.
Bloqueo los ojos con Jude por sólo un segundo antes de abrir la puerta
rápidamente, deslizarme y luego bloquear el cerrojo del otro lado. Por unos
segundos, estoy de pie con la espalda contra ella, mi corazón todavía palpitando
ansiosamente.
—¿Quieres una?
—Así que... —Carl dice—, el tipo que contraté para cavar en los Preston regresó
con una puta mina de oro de información.
Mi pulso se levanta ante la mención del nombre de mi hermana. Ese cabrón Carl
se arrepentirá si intenta ir tras ella. 101
—Sí, ¿qué hay de ella? —indaga Jude.
—¿Y qué? —dice Jude—, eso no tiene nada que ver con Reagan.
—Cierto —responde Carl, su tono adulador—. Pero tiene algo que ver con el
senador Preston. Al parecer, condujo a Abby a la clínica y no la dejó ir cuando dijo
que no podía seguir adelante con ello.
Eso también es verdad. Abby estaba inconsolable por todo el asunto, y nuestros
padres le dijeron que el aborto era su única opción. Dijeron que era mejor para ella.
Abby nunca se perdonó por escucharlos.
—¿Es eso? —repite Carl, incrédulo—. Parece que nuestro senador enfocado en
la familia obligó a su hija a hacerse un aborto. Esto vino de alguien dentro de la
clínica. Sucedió, Jude. Podemos golpear la credibilidad del senador con esto, que
también afectará a Reagan.
—No, no quiero.
—¿Parece que estoy bromeando? Eso no tiene nada que ver con Reagan o con
esta campaña. No me interesa.
—Dije que no, y lo dije en serio. No estoy destruyendo a Abby Preston por unos
cuantos puntos políticos.
—Veremos cómo te sientes cuando las elecciones estén más cerca —murmura 102
Carl.
—Sentiré lo mismo. Mejor perder con honor que ganar con engaño.
—Tal vez. Tal vez no. Podría estar teniendo un asunto a largo plazo con un
hombre casado o algo así.
—Esa perra loca no se acuesta con ningún tipo promedio —dice Carl. —Ella es
una come hombres.
—Fue más que tener un enamoramiento. Este tipo fue su primero. Mi tipo se
enteró por una de las hermanas de la ex hermandad de Reagan. Ella estaba muy
desesperada por él, y él le rompió el corazón.
—Nuestra fuente dice que Reagan estaba decidida a recuperarlo. Creo que
deberíamos seguir cavando.
103
—De acuerdo —dice Jude, despectivamente—. Pero cualquier cosa que
encuentres viene a mí para una decisión final.
—Tengo una sensación acerca de esto —dice Carl—. Creo que podría ser el
golpe que necesitamos para derribarlo. ¿Tienes a alguien aquí? ¿Por qué hay dos
vasos en la mesa?
Mierda, se está poniendo real. Sabía que Jude tendría gente mirando mi pasado,
como yo tengo gente buscando en la de él. Pero escuchar a Carl hablar del dolor
de mi hermana de una manera tan callosa era casi demasiado. Prefiero que Jude y
su campaña me persigan más a mí que a mi familia.
No hay mucho que averiguar sobre mí. Lo dije en serio cuando le dije a Jude que
soy una buena chica que siempre hace lo correcto. El investigador de Carl debe ser
bueno, porque encontró la única cosa que he hecho que me avergüenza.
Ojalá pudiera perderme en él también. Llegué tan cerca antes de que el golpe de
Carl en su puerta nos interrumpiera. Ojalá pudiera ser una mujer y sentir en lugar
de ser un candidato político que siempre tiene que pensar, planificar y calcular.
Pero no puedo. He trabajado duro para llegar hasta aquí, y no puedo dejar que
me descarrile un hombre, no importa lo atraída que estoy por todo lo relacionado
con él.
104
Hay otro golpe en la puerta. Siento una atracción física para abrirla y ver su
mirada oscura y sexy en mí otra vez.
No puedo.
No puedo.
No puedo.
Subo el volumen de mis auriculares e ignoro a Jude, luchando contra todos los
instintos que siento.
Ser una buena chica que hace lo correcto nunca ha sido tan difícil.
Traducido por Gisenid & Florpincha
Corregido por Florpincha
Jude Titan
El sonido estridente de una bomba me hace cubrirme los oídos antes de que el más
brillante destello blanco me cubra los ojos. Al tiempo que estoy quieto sobre el suelo, me
encuentro momentáneamente ciego, y mis oídos están zumbando.
Una ráfaga de viento abrasadora, llena de polvo y escombros, golpea mi rostro haciendo
que me ahogue. Respiro con dificultad, tratando de enfocar mis ojos llorosos.
Como si estuviera despertando de una pesadilla, surgen lentamente las lamentaciones de 105
los que están a mí alrededor, haciéndose cada vez más fuertes con cada segundo que pasa.
Es mi deber salvar a mis hermanos. De lo que puedo ver a través de la nube de humo y
suciedad flotando en el aire, soy el único que todavía sigue en pie. Pasando por encima de
sus cuerpos mientras me agarran las piernas y ruegan por ayuda, me dirijo directamente a
la única ventana en la habitación.
La noche sin luna no revela nada, mientras me arrodillo junto a la ventana y fijo los
monoculares de visión nocturna sobre el alcance de mi fusil M16.
—Jude. —Una voz grita detrás de mí, pero la ignoro, tengo que hacerlo.
Pequeños fragmentos de barro seco están volando lejos del edificio, las balas rebotando a
solo centímetros de mi cabeza.
—¡Cabrones! —grito y sigo disparando. Mi atención está en los cuerpos cayendo cuando
las balas los golpean, y no en la voz tratando de distraerme—. ¡Mueran!
—Reagan —susurro, y pienso que quizás sea un sueño. Extiendo mis brazos y
rudamente agarro los suyos, porque estoy asustado de que desaparezca ante mis
ojos.
—Estoy aquí. —Me sonríe, moviendo la punta de sus dedos contra mi piel y
secando las lágrimas—. Estás a salvo —susurra.
Quiero decirle, pero no puedo cargarla con mis recuerdos. Mis manos
descienden a su cintura, y tiro de ella hacia adelante.
No lucha conmigo cuando la jalo sobre mi cuerpo, dejando que nuestra piel se
frote entre sí. Se acurruca a mi costado, agradablemente metida en la curva de mis
brazos, y mirándome con sus ojos grandes y hermosos.
—No lo sé…
—No puedo estar solo —digo, interrumpiéndola antes de que pueda protestar
más—. Lo siento, Reagan.
—Por lo de antes.
—No importa.
—No es mi jefe. Hace lo que le digo. Te prometo esto: nunca permitiré que tu
nombre sea arrastrado a través del fango. Tus secretos están a salvo conmigo.
—Jude, ¿Qué estamos haciendo? —pregunta con un suspiro. Se me pone la piel
de gallina cuando traza sus dedos por la curva de mis costillas hacia mi pecho,
dejándome sin aliento.
Es algo que no puedo detener, mi cuerpo y mi alma gravitan hacia ella sin
control. Es como el sol, calor brillando y aliviando todo a mí alrededor, estoy
atrapado en su órbita, incapaz de escapar.
—No podemos seguir haciendo esto. —Sus acciones contradicen sus palabras,
cuando se acerca más, moldeándose a mi costado antes de bostezar.
Riéndome para mis adentros, me doy cuenta que ni siquiera tengo que
preguntar, esta noche no va a ir a ninguna parte.
Cuando me despierto por la mañana, ella está alineada contra mí, su espalda en
mi frente. Yo no me muevo por miedo a despertarla y perder este momento. Mi
brazo se deslizó alrededor de su cintura, sosteniéndola con fuerza, y nuestras
piernas están perfectamente encajadas sin un espacio entre nosotros.
Estando aquí, con ella en mis brazos, es la máxima paz que he tenido en años.
Cuando por fin me quedé dormido, no vinieron más pesadillas. Es como si Reagan
ahuyentara a mis demonios sin siquiera intentarlo.
Estudio las líneas de su perfil, memorizando cada suave curva y borde mientras
duerme. Sus pestañas oscuras besan la parte superior de las mejillas y suben
ligeramente en las puntas. Es hermosa, casi celestial con su piel de porcelana libre
de imperfecciones.
No estoy seguro de lo que me aturde más, el hecho de que Reagan tenga un 109
tatuaje o que las palabras podrían fácilmente decorar mi piel porque las he vivido.
—Jude —susurra antes de cubrirse los ojos con el dorso de la mano para
bloquear la luz del sol—. ¿Qué hora es?
—Huelo a ti.
No hay nada entre nosotros, excepto su fino camisón, mis boxers, y mi polla-
dura-como-la-piedra.
Cierra los ojos y el dolor se destella en su rostro. Ella se menea libre de mis
brazos, frotando directamente contra mi pene, y yo trato de tirar de ella hacia
abajo.
—No —susurra, mirando hacia mí por encima del hombro—. Tengo que irme,
Jude, antes de que no pueda… —Su voz se apaga.
—No tienes que irte. —Mi mano se arrastra un camino por su espalda para
evitar romper el contacto.
Se arrastra al otro lado de la cama y balancea sus piernas sobre el borde. 110
—No podemos hacer esto de nuevo, Jude. —Sus ojos están cerrados y los
hombros caídos, pero yo no creo una palabra de lo que dice.
Me resisto las ganas de llegar a ella y tirarla hacia atrás en mis brazos. No hay
nada que quiera más en este momento.
—¿Cómo no? No puedo negar que deseo algo más entre nosotros, Reagan. Mi
alma te anhela.
—No voy a negar que te deseo, pero hay más que ello —admito vacilante y froto
mi frente antes de empujarme en posición vertical, en una posición sentada en el
medio de la cama.
—No importa. —Usando sus brazos, ella se empuja a sí misma fuera de la cama
y me enfrenta, pero mantiene sus ojos mirando hacia abajo—. Somos oponentes en
la carrera política más importante en el Estado, Jude. No importa lo que sentimos,
lo que queremos... esto no puede suceder.
Mis ojos no pueden mirar en otro sitio, pero sí en ella. Estoy afligido, memorizo
este momento.
Se detiene justo dentro de la puerta que unía las habitaciones. Levanta la vista y
me enfrenta, trayendo sus ojos a los míos.
—Reagan.
111
4
Traducido por Liliana
Corregido por Florpincha
Reagan Preston
Las siguientes dos semanas vuelan en una neblina. Hago campaña con fuerza,
mi autobús viajando arriba y abajo del Estado para poder reunirme con grupos
sindicales, asistir a mitines, y tratar de llegar a nuevos votantes.
Desde la cobertura de noticias que veo cada mañana, puedo ver que Jude está
trabajando al mismo ritmo. Él parece estar en la zona, ahora cómodo respondiendo
a las preguntas de los reporteros. Las fotos muestran a veteranos manifestándose a
su alrededor y mujeres que fijan la mirada en él, como si todo lo que ven es lo que
necesitan en su siguiente senador.
112
No puedo negar que miro esas fotos en mi teléfono, recordando la noche que
dormí en sus brazos. Cuando estoy mirando hacia el techo de cualquier hotel en
que estoy cada noche, pienso en Jude y me pregunto si él tendrá otra pesadilla. Me
pregunto si ocurren cada noche. Me pregunto si alguien está allí para consolarlo; si
lo hacen, secretamente espero que no. Es mi parte egoísta, pero no puedo soportar
la idea de él encontrando consuelo en los brazos de otra mujer.
Estoy en la casa de mis padres para un raro día de descanso. Estoy estirada
sobre una tumbona en el patio después de ayudar a mamá a preparar el almuerzo
en la parrilla y limpiar. Llena de barbacoa de pollo y ensalada de patatas, estoy a
punto de tomar una siesta cuando mi papá viene y se sienta a mi lado.
—Gracias, papá.
—Sé que soy duro contigo algunas veces, pero quiero que sepas que estoy
orgulloso de ti. Habiendo pasado por muchas campañas, sólo quiero salvarte de
mis errores. Pero tal vez tú no quieres eso.
—Agradezco la ayuda, papá. No estaría aquí sin ti. Algunos días estoy tan
113
estresada que no puedo manejar una cosa más, pero eso no es tu culpa.
—Nunca demasiado ocupado para uno de mis hijos. Y la oferta de Tom Harbor
sigue en pie. Está a la espera si decides que lo necesitas.
Suspiro suavemente.
—Tal vez una consulta con él no dolería. Podríamos hacer una conferencia
telefónica o algo así.
—Depende de ti.
Mi mamá sale por las puertas francesas que conducen al patio, en sus manos
una bandeja con una jarra de limonada. La coloca entre nosotros y nos sirve un
vaso a cada uno. Cuando mi padre le da una palmada en la mano mientras toma
un vaso, ella le sonríe ampliamente.
¿Tendré alguna vez lo que ellos tienen? Han estado juntos durante treinta y
cuatro años después de ser presentados por amigos en común.
Mi teléfono vibra con un texto, lo cojo y deslizo el dedo por la pantalla. Lo giro
para asegurarme que sólo yo puedo verlo y aparece una foto de Jude. Él está sin
camisa y parece estar en un bote en el agua, el sol brillando sobre su ya bronceada
piel. Llevando una gorra de béisbol de los White Sox y sosteniendo una botella de
cerveza, luce relajado. Su sonrisa es perezosa y sexy como el infierno.
Jude: Oh, no estoy descansando. Este es el bote del presidente de CTU11. Estamos
pasando el día juntos.
Mi boca cae abierta con horror. Esa unión me está apoyando. Es inconcebible
que incluso le dieran la hora del día. No puedo encontrar las palabras para
devolverle el mensaje cuando otro aparece.
Jude: Oye, eso es genial. Pídele a tu papá que te tome una foto que me puedas enviar.
Jude: Te extraño. A pesar de que tú casi me llamaste misógino el otro día en esa
entrevista.
11
CTU: Chicago Teachers Union: organización educacional dedicada a promover la igualdad en
educación, la educación pública y la posibilidad de educación de calidad.
Yo: Cuanto más nos acercamos al Día de las Elecciones, más sucio será, Titan.
—Claro.
Yo: me tengo que ir. ¿Nos vemos el martes por la noche en nuestro debate?
No sólo mis mejillas se calientan mientras leo y vuelvo a leer el mensaje, sino
todo mi cuerpo. Me alegro de haber cambiado su nombre de contacto a Jude
porque se estaba poniendo extraño tener estos intercambios calientes con Justin
Timberlake.
—Lo estoy.
Es verdad. Pasé catorce horas ayer y diez hoy preparando el debate con mi
equipo. Lexi llamó a Tom Harbor, y nos envió algunas buenas preguntas para
anticipar. Respondía a todas ellas repetidamente, y mi equipo lanzó algunas cosas
inesperadas aleatoriamente como: ¿qué te hace llorar? y, ¿por qué te gustan los gatitos?
Estas preguntas me ayudan a prepararme y mantenerme en calma cuando me
lancen algo al azar.
Pongo los ojos en blanco y me rio ante su mención de una vieja escena de
“Sábado por la noche” que tanto amamos.
Me mira por encima de mi conservador vestido azul marino y tacones color piel
por décima ocasión.
Hay un zumbido en la audiencia, y ambas nos volvemos para ver lo que está
pasando. Jude ha salido del otro lado del escenario. No puedo respirar por un
segundo. Está caminando hacia mí con un traje gris claro y brillantes zapatos color
116
negro, con una camisa blanca y una corbata azul brillante. Está afeitado, y su
cabello está peinado cuidadosamente.
Puedo decir por la inhalación de Lexi que no sólo soy yo quien es atrapada por
la refinada, impotente, presencia de Jude. Su mirada se queda en mí, y cavo
profundamente por mi lado profesional.
—Señorita Preston —dice, extendiendo una mano hacia mí—, luce encantadora.
—Y para ti. —Pasa el pulgar a través de mis nudillos antes de soltar mi mano.
Sus ojos brillan con calidez y confianza.
Bueno, mierda. Hasta ahí llego, esperaba que estuviera nervioso por el primer
debate. Él parece positivamente presidencial ahora mismo.
Ella toma la señal y sale del escenario. Cuadro los hombros y espero la cuenta
regresiva del asistente de producción de televisión.
—Señor Titan —dice Jenna—, recientemente fue elegido como el soltero más
deseable por la Chicago Magazine. ¿Cómo se siente sobre eso?
Él sonríe tímidamente.
—En el mismo lugar en el que siempre ha estado —digo—. Estoy aquí por ello,
y porque…
—La representación es buena, pero seamos reales aquí. Ninguna persona puede
representar todas las voces porque algunas voces están en directa oposición entre
sí. Escucharé a todas ellas y luego haré lo que sienta que es la mejor decisión. Eso
es liderazgo. He dirigido antes, a veces en situaciones de vida o muerte. No quiero
ir al Congreso y hacer lo que es popular. Quiero hacer lo que es correcto. Eso es lo
que…
118
—¿Está diciendo que no haré lo correcto? —lo corto bruscamente. Mi corazón
está bombeando a fuego rápido en el pecho cuando me doy cuenta que él sólo me
acusó de hacer lo que es popular.
—Su idea de lo que es correcto vuelve a quien ejerce mayor presión sobre ti —
me dice Jude—. Y no es culpa tuya, es la verdad de la mayoría de los políticos,
tengo hombros amplios y puedo decir “no” a los intereses especiales. No caigo bajo
presión.
—Tampoco lo hago.
—Supongo que no soy nada como usted, señor Titan, porque como líder, me
elegiría a mí misma.
—Lo hice. —Su voz es fuerte pero mezclada con emoción. El auditorio cae en
silencio—. Lo hice —repite, mirando hacia su atril para recomponerse—. Tomé
decisiones que mataron a hombres y mujeres. Hombres y mujeres con familias.
Con vidas delante de ellos.
Trago saliva con fuerza, sin ver a mi oponente político. Ahora veo a Jude, el
hombre cuyos oscuros, atormentados, ojos contactan directo en mi corazón.
La audiencia aplaude en voz alta. Quiero refutar lo que dijo, pero tengo miedo.
No sé inequívocamente que mi padre no ha dado donaciones para mi campaña. Él
me dijo que no lo hizo, pero quiere que gane tan mal, que no me extrañaría.
Jude está engañándome. Mi punto débil es él, porque él lo quería así. Me siento
como una idiota por permitirle establecerme en privado y luego derribarme en un
debate televisado.
Cuando nos estrechamos la mano al final del debate, sigo viendo emociones
nadando en la mirada de Jude. Hago lo que tengo que hacer posando para las fotos
y haciendo dos entrevistas antes de regresar a mi pequeño camerino. Una vez allí,
cierro la puerta, me siento y entierro el rostro en mis manos.
120
Traducido por Mary_08
Corregido por Lelu
Jude Titan
—La aniquilaste. —Carl está casi zumbando de emoción mientras la gente se
desplaza lentamente hacia las salidas del auditorio—. ¿No te parece increíble? —
pregunta y me golpea juguetonamente en el hombro como si hubiera rejuvenecido
diez años.
—Sí. —Mi cabeza asiente, pero es una completa mentira. No hubo mucho sobre
121
el debate que me hiciera sentir increíble. Me encantó la respuesta de la multitud,
pero pude ver a Reagan deslizándose lentamente hacia sí misma, cayendo en mi
sombra a mi lado.
Ese es el problema.
Ella es mi oponente.
Besarla aquella noche en el banquillo de la posada pareció ser una gran idea en
ese momento, pero eso nos lleva por un camino que termina en un acantilado,
seguido por la nada.
No hay un resultado que nos haga felices a ambos. A pesar de que ella salió de
mi habitación hace semanas y dijo adiós, no he sido capaz de sacarla de mi mente.
Todavía hay atracción entre nosotros. Esa gravedad que nos junta, pero con el
tiempo, nos desgarra de manera espectacular.
Ver su rostro mostrarse en las ponencias por la noche cuando estoy solo en mi
habitación en la televisión ha sido una espada de doble filo.
—Sí, sí. Estaré allí —dice, sin prestarme absolutamente ninguna atención y
diciéndome adiós con la mano—. Marty y yo tenemos que ponernos al día.
—Necesito hablar con ella —digo, pasando mis dedos por mi cabello.
—La conozco mejor que nadie, Señor Titan. Después de lo que acaba de pasar
allá afuera... —señala hacia el escenario y da un paso más, bajando su voz a un
susurro—: Ella nunca va a querer hablar contigo de nuevo.
Alzó mis manos y confieso:
—Lo sé. Lo siento. Necesito hablar con Reagan, Lexi. No me iré hasta que lo
haga.
—No vas a provocar una escena, Lexi. Déjame verla, y si ella no quiere hablarme
nunca más, la dejaré en paz —le suplico.
—Te daré diez minutos, Titan. Si la molestas... —Su dedo huesudo me empuja
en el pecho, y su mirada se profundiza—. Te arruinaré.
—Sólo danos unos minutos a solas, y no dejes que nadie baje, por favor.
—¿Por qué?
—Me aseguraré de que nadie te vea, por el bien de Reagan. No hagas nada
estúpido o lo lamentarás.
—Gracias, Lexi.
Lentamente giro la perilla, rezando para que no empiece a gritar antes de entrar
en la habitación. Cuando la puerta está abierta sólo unos pocos centímetros, tengo
un vistazo de ella.
Los dos fuimos locos por no pensar en el futuro. Por supuesto, un debate
político será desagradable. Es despiadado.
—Jude —susurra y ahoga sus lágrimas. Su hermoso rostro está cubierto de rímel
con rayas, que se agrava cuando se limpia las mejillas con las yemas de los dedos.
La tristeza de sus ojos se transforma y su mirada se vuelve helada—. No quiero
verte.
—Necesitamos hablar.
Alzando la mano, rozo los diminutos mechones de cabello que se han soltado de
su moño, y ella cierra los ojos y se aleja.
—Hay demasiadas palabras para decir en los pocos minutos que tenemos.
—No lo siento por lo que dije, Reagan. —Mi mueca no se pierde en ella. Eso no
salió exactamente como sonaba en mi cabeza—. Lamento lo que dije... sobre ti.
—No sé por qué pensé que podríamos pasar por esto sin problemas, Jude. Sabía
que ibas a tratar de desacreditarme.
Hay poco espacio entre nosotros. Una cantidad tan pequeña que puedo sentir el
calor de su cuerpo y la atracción familiar de su cuerpo al mío. No la toques, no
puedes.
Antes de que ella pueda retirar su mano, envuelvo mis dedos alrededor de su
muñeca y arrastro su cuerpo hacia mí.
Sus ojos se sumergen donde nuestros cuerpos están conectados y ella trata de
liberarse de mí, pero no la dejo.
—Eres el mismo idiota engreído.
Su barbilla comienza a temblar antes de que cierre los ojos y hable. 126
—Esto es demasiado difícil. Nuestros mensajes de texto, los besos, todo. —Ella
se funde en mí, ocultando su cara mientras descansa su mejilla contra mi pecho—.
A veces olvido que somos enemigos, pero luego vuelve a caer en mí como una
tonelada de ladrillos.
No hay nada que me haya dado tanto placer en las últimas semanas como me
siento ahora, tenerla presionada contra mí.
—¿Abandonar?
—Mi trabajo es demasiado importante. En realidad no tienes nada que importe 127
que manejar en Washington.
—¡Cómo te atreves!
Mierda. Esto no es como quería que fuera. Rápidamente, la agarro por la nuca y
le llevo la cara a la mía.
Hemos pasado demasiado tiempo jugando al juego del gato y el ratón durante
semanas a través de mensajes de texto. Mis manos encuentran sus mejillas,
sosteniendo suavemente su cara en mis palmas y me inclino y froto mis labios
contra los suyos.
Su gemido gutural que llena mi boca cuando se abre a mí no suena nada como
odio. Su lengua se enreda con la mía, insuficiente y caliente. Mi apretón agarra su
cara; estoy preocupado de que recupere sus sentidos y se aleje.
—No podemos —dice contra mi boca y frota su coño cubierto por su panty
128
contra mi polla que está cubierta por demasiadas capas de ropa.
Su beso se hace más profundo, más hambriento que antes. Estoy sin sentido por
la lujuria, apretándole el culo mientras pego su espalda contra la pared.
—No me odias. Odias cuanto me deseas. —Mis caderas giran, creando fricción
entre nosotros mientras la beso de nuevo, más áspero esta vez.
Ambos nos miramos con los ojos muy abiertos, incapaces de movernos.
—Mierda —gimo cuando sus pies tocan el piso y nuestro contacto se rompe. No
estoy seguro de lo que es peor: la tortura o la nada al perderla.
—Mierda.
Sus diminutos dedos suavizan su pelo en un intento de hacer que se vea más
presentable.
Jesús.
—Shh. —Mi mano sujeta su cuello, sosteniéndola cerca de mí, y nos miramos a
los ojos del otro—. No sé si alguna vez podré resistirme a ti.
Mis labios encuentran su boca y la beso una vez más, transmitiendo todo lo que
siento por dentro: necesidad, deseo, lujuria y amor. La última palabra
instantáneamente hace que mi polla se marchite y casi se meta dentro de mí.
No hay manera de que pueda amar a Reagan. No es el tipo de amor que me
tiene listo para caer sobre una rodilla, pero sé que no estoy listo para decir adiós
tampoco.
—Adiós, Jude.
Doy un paso atrás y me acomodo antes de dar una última sonrisa a Reagan,
memorizando su mirada un poco desaliñada y amando ser yo quien la causé.
Cuando abro la puerta, Lexi prácticamente presiona contra ella.
No habla, sólo frunce los labios, estrecha sus ojos antes de empujar más allá de
mí y cierra la puerta justo después de que la traspase.
131
Traducido por Mary_08
Corregido por Lelu
Reagan Preston
Debería estar furiosa conmigo misma por mi desastroso debate. Normalmente
estaría hirviendo y lanzando dagas a cualquiera que incluso tratara de hablar
conmigo durante el viaje en autobús al hotel.
Pero en vez de eso, me siento caliente y adolorida. Jude vino a buscarme cuando
sabía que estaba molesta. Se arriesgó a ser atrapado para poder besar mi dolor y
132
persuadirme de nuevo con sus fuertes y capaces manos.
Quiere que me baje de la carrera para poder tener más que unos cuantos besos
robados y culpables. ¿O no es así? Tal vez Jude me está jugando una, tratando de
hacer que me enamore de él, así abandonaré y él podrá ir a su asiento en el Senado.
¿Por qué querría comprometerse cuando puede tener a cualquier mujer que
quiera? No tiene que conformarse con una que rompe sus bolas a cada paso,
podría tener a alguien que adule cada una de sus palabras. Alguien que viva para
mamársela mientras que corre sus dedos a través de su pelo y gime con placer.
Detente, Reagan.
Estoy hormigueando con calor sólo con la idea. Jude me ha convertido en una
parodia de mí misma. Siempre he sido fuerte y decisiva. Cada hombre con el que
salido ha sabido desde el primer día que esperaba una relación de 50/50 en todos
los sentidos.
Pero Jude Titan, mi supuesto enemigo, me hace fantasear sobre estar de rodillas
delante de él, mis ojos grandes y mis labios sellados mientras espero a que
lentamente abra sus pantalones y me dé lo que anhelo. Y lo anhelo demasiado. Le
dije a Lexi que necesitaba una habitación para mí esta noche en el hotel, y ni
siquiera parpadeó, probablemente pensando que estaba en uno de mis malos
estados de ánimo después de mi debate de mierda. Pero en realidad es porque
necesito satisfacer la desgarradora necesidad que estoy sintiendo por Jude. Será mi
mano entre mis piernas en la cama esta noche, pero me imagino que son las suyas.
El recuerdo de su voz profunda que decía esas palabras con un tono tan sincero,
133
su frente fruncida de preocupación, me hace lamerme los labios y tomar una
respiración lenta y profunda. Es como si Jude hubiera encendido una hoguera en
mí, y por más que intente, no puedo apagarla.
Jude despierta algo en mí que ni siquiera sabía que estaba allí. De hecho me
gusta que me desafíe y que no me intimide en lo más mínimo. Es brutal sentirse de
esta manera sobre alguien y esconderse para tener un momento ocasional en vez
de ser honesto al respecto.
Sin embargo, no pasando por encima de todo el mundo. Me encuentro con los
ojos de Lexi a través del autobús y le hago una pregunta silenciosa. Ella saca su
teléfono, y unos segundos más tarde, un texto aparece en mi pantalla.
Lexi: ¿Vamos a hablar de esto?
Lexi: Ambas.
Lexi: Lo tiene mal por ti. Pude verlo en sus ojos cuando vino a buscarte.
Mi corazón palidece en mi pecho mientras leo sus palabras. Cuando la miro, ella
pone los ojos en blanco.
Yo: Lo siento. Sabía lo estúpida que estaba siendo, y eso es algo difícil de confesar.
Lexi: ¿Crees que tus sentimientos por él afectaron tu actuación en el debate esta noche? 134
Suspiro profundamente y me siento contra el asiento acolchado del autobús. Ay.
Ni siquiera lo había considerado, pero tiene un buen punto. Jude nubla mi juicio,
así que estoy segura de que no fui tan fuerte como podría haber sido esta noche.
Todavía estoy considerando su mensaje cuando mi teléfono zumba con otro.
Yo: Mis labios aún pican por la forma en que tu barba los raspó.
Papá.
—Hola papá.
—No, he terminado.
135
Se burla.
Suspiro de exasperación.
—¿Qué quieres que te diga? Apesté y lo sé. Todo lo que puedo hacer es trabajar
más duro mañana.
—¿Tom Harbour?
—No, Tom Cruise —dice con sarcasmo—. Por supuesto, Tom Harbour. Es el
único que puede salvarte en este punto.
Otra burla.
—Sí, admito que después de todas mis elecciones invictas al Senado, será una
gran vergüenza para mí si mi propia hija no puede hacerlo. Me voy con un índice
136
de aprobación récord.
—Ese eres tú, papá. Yo soy yo. Jude Titan no es un oponente ligero.
No puedo discutir a eso. Él lo sabe. Y dado que no le diré por qué me opongo a
que Tom se una a mi campaña, sé que él cree que eso ayudará.
Demonios, tal vez lo haga. Ciertamente no lo voy a hacer genial sin Tom a
bordo.
—Está bien —le digo, sonando tan cansada como me siento. La adrenalina del
pre--debate ha bajado.
Sacudo la cabeza y cierro los ojos. ¿Por qué molestarse? Mi papá no me ve como
capaz de nada. Y después de esta noche, mi confianza en mi capacidad para ganar
estas elecciones por mi cuenta está sacudida.
—Todavía podemos arreglar esto, Reagan. Tengo una pista sobre un soldado
que sirvió con Titan, que puede estar dispuesto a desacreditarlo.
—No estoy mintiendo para ganar. Tampoco dejaré que nadie mienta para
ayudarme. Es un rompecorazones.
Sólo asiento.
Ella camina hacia la nevera y cava en la parte de atrás, sacando una botella de
champán. Me rompo en un ataque de risa.
—Definitivamente compasión.
Lexi abre la botella y vierte una taza roja para todos a bordo del autobús, menos
nuestro conductor.
—Para luchar contra Titan mañana —dice Shawn, mi escritora de discursos, con
un guiño.
—Gracias. Te amo.
—También te amo.
Miro el sitio web de Jude y veo una foto de él con su uniforme militar. Su
expresión sombría toca algo profundo dentro de mí. No tenía que poner su vida en
la línea por su país; él lo eligió. Pienso de nuevo en la carta de su amigo, mis ojos
se llenan de lágrimas. No puedo imaginar lo que pasaron. Incluso aquellos que
llegaron a casa siempre llevarán una pesada carga.
12
Producto que se usa cuando se tomar un baño, se derrite en el agua caliente para relajar y
humectar la piel.
Hay otras fotos de Jude: estrechando la mano con una mujer sonriente mientras
sus amigos miran con idolatría, sin vergüenzas, vestidos de caza y sosteniendo un
rifle, y escuchando hablar a un hombre con un casco, su frente arrugada
ligeramente por la concentración. Sus mangas están enrolladas en la última foto, y
admiro la tinta oscura de su musculoso antebrazo.
Yo: Sí.
Estoy segura de que no le diré que estoy admirando sus fotos. Incluso el
pensamiento me hace voltear los ojos.
Tomo una foto de mis uñas pintadas de rosa contra la pared de la bañera, mis
pantorrillas mostrándose pero cubiertas de una gruesa capa de burbujas.
Jude: Coqueta.
Cierro los ojos, con la esperanza de que no me envíe una foto de su polla. No
parece su estilo, pero aun así... los hombres pueden ser impredecibles cuando se
trata de sus penes.
Jude: Eres tan jodidamente hermosa, Reagan. Todo lo que puedo pensar es cuánto quiero
compensar mi comportamiento de mierda de esta noche.
Jude Titan
Miro al teléfono por un minuto y parpadeo repetidamente, esperando que las
palabras cambien, pero no lo hacen. Ella accedió a FaceTime conmigo y desde la
bañera no menos.
Mi pene ya está duro como una roca debajo de la sábana blanca desde la foto de
sus pechos cubiertos de burbujas. Ver su cuerpo y saber que ella no tiene un punto
141
de ropa tiene a mi polla meneando y serpenteando en aprobación.
Estamos tomando un riesgo enorme cada vez que estamos juntos, pero a veces
eso es la mitad de la diversión. Me pregunto si esa es la atracción que nos une, el
peligro. Desde que regresé de la guerra, mi vida se ha vuelto casi aburrida. La
elección me dio el propósito que había estado ansiando, y estar con Reagan hace
que mi corazón palpite casi tan fuerte como cuando estaba listo para ir a la batalla.
No tengo miedo por mi vida, pero todavía existe esa emoción secreta y descarga de
adrenalina que echo de menos.
A pesar de que su cara está lejos de la cámara, puedo verla claramente voltear
los ojos.
La forma en que está cayendo de sus dedos aleja mis ojos de su rostro.
—¿Qué dijo? —Quiero mantenerla hablando para poder mirarla sin distracción,
aunque sea por sólo unos pocos segundos más.
—Dijo que lo tienes mal por mí. —Ella mueve su mano alrededor del agua,
haciendo que se separe por un breve segundo, y mis ojos están luchando para
coger un vistazo de cualquier cosa que este oculto debajo del agua.
—Tiene razón —le digo cuando el agua se asienta, y ella se apoya contra una
toalla enrollada en el borde de la bañera. Pequeños rizos se han soltado y caen en
cascada por su hombro, besando la superficie del agua.
—No estoy haciendo tal cosa, Reagan. Esto no es un juego para mí, no somos un
juego. Tampoco es la elección. Quítate eso de la cabeza ahora mismo.
—¿Cómo puedo estar segura? —Sus rodillas se levantan del agua, y las burbujas
se deslizan por sus muslos y desaparecen en la superficie—. Tal vez todo sea un
gigante juego del gato y el ratón para que caiga.
—Déjame ver mejor tu cara. —Enciendo la luz, asegurándome de que pueda ver
la seriedad de mi cara.
—¿Feliz ahora?
143
—Extremadamente. —Sonrío—. No quiero que pienses nunca que te uso.
Quiero que sepas que lo que siento por ti es real y no es parte de mi estrategia de
campaña para desacreditarte a los ojos de los votantes. ¿Qué puedo hacer para
convencerte de esto, Reagan?
—Tócate y déjame ver. —Sonríe y regresa sus ojos a los míos—. Eso debería
mantener mi mente tranquila.
—Sólo si lo haces tú también —la reto, frotándome las manos mientras veo que
su cara se pone seria.
—Estoy jugando. —Ella menea las cejas y sonríe—. Pero me quedo aquí, segura
bajo mis burbujas.
Ella aplasta una palma contra su tórax, justo encima de su pecho, y aspira una
bocanada. Lentamente, su mano comienza a vagar por debajo de la superficie y se
detiene cerca de su pecho. Sólo su pulgar es visible, pero sé que se está acariciando.
—Estoy en un hotel contigo —dice ella, cerrando los ojos—. Nos besamos y
estamos hambrientos el uno del otro.
—¿Tenemos ropa?
—No. —Su voz es susurrante y apenas audible por encima del sonido del agua
moviéndose—. Estoy con sujetador y bragas, y estás desnudo.
—¿Estamos en la cama?
—Tienes las manos bajo mi culo, apretándome con fuerza cuando tus labios se
sumergen en mi cuello.
—Usando mis dientes, saco las correas de tu sujetador para exponer tus pechos.
—Me detengo y soplo una respiración temblorosa—. Lamo un camino por tu
pecho, tirando de tu doloroso pezón en mi boca caliente y húmeda. —La parte
superior de mi puño toca la parte inferior de mi cabeza, y mi cuerpo tiembla con el
contacto—. Me tomo mi tiempo, dando a cada pecho suficiente atención hasta que
estas rogando. Tus bragas están empapadas y estás montando mi polla, tratando
de venirte.
—Sí —susurra—. Necesito sentirte dentro de mí. —Cuando ella se lame los
145
labios, casi exploto.
—Me alejo y descanso tu culo contra mi brazo, liberando una mano. —Mis
dedos aprietan mi eje más duro mientras van por mi longitud y relajo cuando me
acerco a la punta. Pensar en Reagan en mis brazos y sintiendo su piel contra mí me
tiene listo para venirme más rápido de lo que me gustaría admitir. Lo que ocurrió
antes no lo hace más fácil—. Me acerco alrededor de tu cuerpo, poniendo mi mano
entre nosotros, y meto los dedos en tus bragas.
—Te quiero a ti dentro de mí. Estoy dolorida y caliente. —Su lengua salta de
nuevo, y su pecho está subiendo y cayendo más rápido.
—Sí. —Traga con fuerza y abre los ojos, girando su cabeza para hacerme
frente—. Puedo sentirlo.
El agua se mueve, y veo una pizca de pecho, haciendo que mi polla se contraiga.
—Si —susurra.
—Muélete en mi polla, bebé. Vente por mí —le digo, aunque ya no estoy tirando
el puño en mi mano. Estoy siendo codicioso y egoísta, y lo sé. Ella abre los ojos,
vislumbrando mi cara, y puedo decir que lo sabe. Muevo mi mano, acariciando
febrilmente mi cuerpo para alcanzarlo. Como si no se saltara un latido, en cuestión
de segundos, un orgasmo inminente está hirviendo justo debajo de la superficie.
Tantos juegos preliminares y oír hablar sucio a Reagan me tiene tan cerca del
borde que mi visión se desdibuja de la intensidad. Mis ojos se cierran por un
momento, y las ráfagas de luz detrás de mis párpados se vuelven cegadoras. Sumo
unas pocas respiraciones temblorosas, intentando arrastrar el aire hacia mis
pulmones antes de abrir los ojos.
El rostro de Reagan está más cerca del teléfono, y me está mirando de la misma
147
forma en que la había estado mirado yo.
—Eso fue caliente —susurra, sonando demasiado asustada para admitirlo más
fuerte.
—Lo fue. —Me río suavemente y lamento venirme en mi cama. Hay restos de
nuestra charla sucia por todas las sábanas.
Tiro mi cuerpo más cerca del borde de la cama y pego mi cara en la cámara.
—¿Oh si?
—Sí, es algo como esto. —Ella chupa sus labios en su boca, haciendo una cara de
pescado.
—Las tengo.
—¿Cómo?
—Estás mintiendo —le digo, pero mi estómago cae porque es algo que yo haría,
pero ni siquiera lo pensé.
—¿Quieres pruebas?
148
Mis ojos se dilatan y sé que lo tiene.
—¡No!
Una cosa que sé con seguridad: Reagan Preston no es la mujer que pensé que era
antes de entrar en la carrera, y estoy seriamente en problemas.
149
Traducido por Liliana
Corregido por Lelu
Reagan Preston
El autobús de campaña acaba de salir del estacionamiento del hotel hace cinco
minutos, y mis empleados ya están teniendo una acalorada conversación sobre
algo. Estoy distraída, mi mente aún en la noche anterior.
Nunca he tenido una experiencia más erótica que la de anoche por FaceTime
con Jude. Incluso el sexo real con otros hombres nunca me produjo una excitación
150
tan profunda como lo hizo su voz baja y ronca, cuando me dijo que me corriera
para él.
—No es que tengamos una opción en el asunto —dice Lexi, su tono más agudo
que de costumbre—. Es mi trabajo el que él está tomando, chicos, si yo puedo lidiar
con eso, ustedes también pueden.
—¿Te refieres a Tom? No está tomando tu trabajo, Lexi. Nadie lo hará jamás.
—Podemos escuchar lo que él tiene que decir, pero eso no significa que
tengamos que hacerlo.
—Muy malo.
—No, estoy bien. —Miro alrededor hacia los solemnes y confundidos rostros de
mi equipo—. Miren, chicos. Quiero ganar esta elección. Todos estamos trabajando
muy duro aquí, y no podría estar más orgullosa. A veces en política recibes una
orden desde arriba que no puedes ignorar, y por eso viene Tom. No es porque
alguien en este equipo es deficiente en cualquier forma. Vamos a poner nuestras
caras de póquer y recordar que esto no es de vida o muerte. No importa cuál sea el
resultado de la elección, la vida continuará. Estaremos bien.
Lexi asiente pero parece completamente perpleja. Esto no es algo que yo hubiera
dicho ayer. Entonces pensaba que mi propia vida dependía de ganar este escaño en
el Senado. Pero luego perdí definitivamente un debate. Y sobreviví. Hice más que
sobrevivir, en realidad. Me permití sentir algo más que derrota. Jude me ayudó a
recordar que hay vida fuera de esta carrera.
Sonrío.
Roy de alguna manera logra aparcar nuestro gigante autobús frente a una
pequeña panadería en el centro de Chicago. Después que nos hemos abastecido de
donas y café, el espíritu de todos es más animado.
Tom está esperando frente a Palmer House cuando nos estacionamos frente al
152
hotel. Su cabello negro está comenzando a estar de color gris en las sienes, pero
aparte de eso, se ve igual. Respiro hondo y cuadro los hombros antes de salir del
autobús para saludarlo.
No lo suficientemente largo.
—Nada de abrazos. ¿Supongo que necesitas ayuda con tus maletas? Has
envejecido.
La sonrisa de Tom, que encontraba arrobadora hace siete años, ahora solo me
hace ver lo imbécil que realmente es.
—Absolutamente no. Cometí un error una vez, y lo reconozco. Pero nunca más.
—Como recuerdo, fueron tres veces. Una vez en mi habitación de hotel, una en
el ascensor…
—Es tu decisión.
Asiento y subo las escaleras del autobús, el roce de sus dedos sobre mi trasero
me hace tensar.
Maldito imbécil. Pretendo que ni siquiera lo noté porque no que puedo llamarlo
así frente a mi equipo. Una vez que las presentaciones son hechas, me siento al
lado de Lexi, asegúndame que estoy en un lugar sin espacio a mi otro lado.
Así que ahora, además de mi carrera al Senado contra un duro rival, también
tengo que defenderme de los avances de Tom. No fue tan fácil cuando era una
joven virgen atrayendo la atención de un hombre mayor. Odio que Tom fuera mi
primero. Pensé que significaba algo para él en aquel entonces, pero yo era solo una
de muchas.
—Me alegro de estar trabajando con todos ustedes —dice Tom a mi equipo—.
Creo que ponemos volver a poner en camino esta campaña. Tengo experiencia en
ganar contra las probabilidades. Reagan, estás familiarizada con mi experiencia,
¿verdad?
Quiero darle una bofetada. O mejor aún, patearlo en las bolas. Tom está
deliberadamente haciendo alarde de mi joven estupidez en mi cara. Esto es
exactamente porque no lo quería aquí.
—Creo que sí —digo, juntando las cejas—. Ha sido tanto tiempo, es difícil
recordar.
Pero sobre todo, hemos pasado la mañana y tarde discutiendo sobre sus planes
de desacreditar a Jude.
—No le des órdenes —digo antes que Lexi pueda responder—. Pídeselo.
—Mira, Reagan. No haré esto de ida y vuelta contigo todo el tiempo. Tu padre
me envió aquí para dirigir esta campaña. Para ponerla en marcha. No para
tomarnos las manos con tu círculo de amigos y compartir ideas. ¿Tenemos claro
quien está a cargo?
El autobús está completamente en silencio. Nadie está moviendo un músculo
mientras Tom y yo nos miramos uno al otro. Aflojo mi mandíbula y fuerzo una
sonrisa.
Hemos ido y venido hasta ahora, pero las cosas han cambiado ahora que Tom
está alrededor. Quero a Lexi de compañera conmigo en cada hotel de aquí en
adelante.
—Claro —dice Tom, mirando hacia el papel sobre la mesa—. Ella es bienvenida
a sentarse.
Yo: Igual. Lo siento me tome mucho tiempo para escribirte, estaba trabajando en un
acuerdo con Trib13 para vender esa foto tuya de anoche.
Jude: Muy graciosa. Diles que lo lograste con tus sexys gemidos.
Tom es conocido en los círculos políticos como Tom “The Barber” Harbor
porque corta a sus oponentes. Me pregunto si Jude esta intimidado de que él este
13
Trib: empresa que elabora obituarios para diarios, revistas y otros medios.
en mi equipo ahora. También me pregunto cómo consiguió las noticias tan
rápidamente.
Jude: Siempre. No lo olvides. Tom es un pervertido, así que mantente alejada de él.
Jude: Ojala pudiéramos conseguir ambos lo que queremos. Quiero ganar, pero hay una
parte de mi odia que tú tengas que perder para hacer que suceda.
Niego y sonrío.
Yo: Noviembre está muy lejos, Titan. Y la carrera solo se hace más difícil desde aquí.
Puedes odiarme para entonces.
Jude: Nunca
157
Yo: ¿Así que quieres aplastarme y luego salir conmigo?
Yo: ¿Estás seguro de que no es solo la emoción de lo prohibido con tu oponente político?
Yo: Nunca.
Una vez más esa condescendencia. Tom es un idiota. Pongo los ojos en blanco y
miro de regreso hacia la pantalla del teléfono.
Yo: ¿Todavía querrás salir conmigo después de las elecciones si gano?
158
Traducido por florpincha & Iviabernathy
Corregido por Lelu
Jude Titan
No he tenido la oportunidad de cambiar mi traje y disfrutar de una copa antes
de que Carl venga a mi habitación, asustado. Está caminando, tirando de su
cabello, y despotricando hasta el punto que no puedo entender una palabra de lo
que está diciendo.
—Preston. La tenemos.
—¿La tenemos?
—De acuerdo, así que —dice, haciendo una pausa y suavizando su cabello antes
de que comience a agitar sus brazos salvajemente—. ¿Recuerdas que te dije que
tenía algo perfecto para destruir a Reagan, pero me dijiste absolutamente que no?
—No quiero nada de eso. Te dije que no haremos una campaña para
desacreditarla.
—Durmió con Harbour cuando él estaba casado, Jude. Esto es tan grande que
arruinará su carrera política.
¿Espera qué? ¿Reagan jodió con Harbour? ¿Harbour estaba casado? Sé que
Harbour trabajó en la campaña de su padre, pero seguramente su padre no conocía
esta actividad. Si lo supiera, no habría manera de que Harbour volviera a su vida.
Estoy tan sorprendido por las noticias que ni siquiera puedo responder al 160
principio. Mi puño se enrolla alrededor de la copa, y quiero aplastarla en mi
palma.
—Jude…
Mi nariz toca la suya, y estoy a punto de tomar su cuello cuando retiro mi mano.
—Si esto se filtra, no importa quién derrame las alubias, iré por ti, Carl. Me
aseguraré de que nunca vuelvas a trabajar en la política. He sido claro, y espero
que sigas las órdenes. —Mi mirada es helada mientras lo observo a los ojos y
espero su palabra de que no se escapará a la prensa.
Sus ojos se estrechan y se llenan de rabia.
Carl me pasaría por encima si siente que tiene razón y yo estoy equivocado. Lo
conozco. Su lealtad hacia mi victoria triunfará sobre todo lo demás, incluso sobre el
honor de Reagan y mis deseos.
—Que así sea. —Estoy tan cabreado que quiero golpear algo o a alguien,
preferiblemente a Tom Harbour—. Siempre hemos sido hombres honorables, y
quiero que la campaña siga así. 161
No puedo averiguar con quién estoy más enojado... con Carl o Reagan.
—Pensé que tendrías pelotas más grandes, Jude —responde Carl, pero él no va a
incitarme a darle el visto bueno.
—No necesito derribar a una mujer por algo que hizo hace años para probar mi
virilidad. Tal vez te corres cuando las mujeres sufren, pero jodidamente seguro que
yo no.
Su cabeza está temblando, murmurando en voz baja sobre la carrera y cómo voy
a perder. Me siento de nuevo, lanzando puñales a él y agarro mi copa.
—Ahora, si me disculpas, me gustaría terminar mi bebida en paz y prepararme
para el rally de mañana, Carl.
—Cobarde.
Tal vez es verdad. Tal vez sea la palabra de alguna hermana de hermandad
celosa tratando de conseguir su cara en las noticias y tener sus diez segundos de
fama.
Boo: Ey.
Observo la pantalla por un momento y pienso en decirle algo sobre Tom. Quiero
oír su parte de la historia, pero puede que piense que la estoy acusando de algo.
Además, entrará en pánico y asumirá que lo usaré en su contra, estoy jodido sin
importar si toco el tema o no.
Boo: ¿Qué paso? El mío también estuvo solo bien. Con Tom aquí en el camino es
diferente. La multitud en el mitin de hoy fue más pequeña de lo que Lexi esperaba y eso
tiene preocupado a todo el mundo.
Diferente. Estoy seguro de estar en la carretera con alguien con quien jodiste y
enviar mensajes de texto al hombre que quiere joder tiene que ser amortiguador en
su día, o al menos se añade al nivel de emoción.
—Mierda – gimo ante la imagen mental que tengo de ella en su perfecta piel
163
clara y un par de tacones rojos y negros y nada más.
Yo: Mentirosa.
Boo: …
Yo: ¿Entonces todo el mundo está alborotado por allí? Estoy seguro de que Tom puede
manejarlo con toda su experiencia.
Yo: ¿Lexi?
—No creí que estuvieras desnuda —digo mientras mis ojos se mueven por la
pantalla y la observo por completo.
Sonrío. Hubiera preferido verla desnuda, pero hablaría con ella sin importar
cómo.
—Entonces, ¿dónde está Tom? —alzando el whisky hacia mis labios, la observo
164
buscando alguna pista.
—¿Qué?
—No lo sé —suspira—. Creo que todo el mundo está en pánico sin ninguna
razón. Lo juro, si no están estresados, no son felices.
—Carl también.
Cuando baja de la cama, la cámara apunta al techo, dándome nada para ver,
pero escucho que la puerta de la habitación se abre.
—¿Qué quieres?
—Vamos, no seas así. ¿Qué más tienes que hacer esta noche? —Su voz se eleva
ahora; debe haberse acercado al teléfono.
165
—Tom, tienes que irte. Esta es la habitación de Lexi también y no estará feliz de
que estés aquí. —La voz de Reagan suena tensa.
Escucho un impacto, piel contra piel, pero no quito los dedos de la cámara, sin
importar cuanto quiero ver qué es lo que sucede.
—Eres muy diferente a la última vez que te vi. ¿Qué le sucedió a la Reagan que
conocí? —Puedo oír la frustración en su voz. Vino a su habitación buscando algo,
tal vez esperando que sucediera, tal vez retomarlo donde lo dejaron años atrás.
—Crecí. Ya no soy una niñita. Soy una mujer y esta es mi campaña. Ahora estas
interrumpiendo mi momento de descanso. Apreciaría que te vayas o te echaré de
la campaña.
—No seas estúpida, Reagan. Me necesitas. Es por eso que estoy aquí.
El sonido de pesados pasos seguidos hasta la puerta es todo lo que escucho por
un momento.
—Fuera —su voz es más fuerte esta vez, más determinada—. Jamás regreses a
mi habitación a menos que seas invitado.
—Lo siento —dice, haciendo una mueca mientras levanta el teléfono y mira a la
166
cámara.
—No hay problema —no digo nada más y espero que inicie la conversación. Tal
vez me cuente sobre su pasado. Tal vez realmente confíe en mí.
—Tom —dice su nombre con una mirada amarga en su cara—. Quería hablar
sobre estrategias.
—Es como Carl. Podría hablar de estrategia todo el día y nunca se cansaría de
ello.
—Mierda, Lexi está entrando. Tengo que correr —dice y me saluda con la
mano—. Hablamos pronto.
¿Reagan quiere retomar justo donde lo dejó con Tom? Posiblemente... puede
incluso haberlo echado porque yo podía oírles.
Pero hay una cosa que sí sé: lo voy a averiguar y lucharé con dientes y uñas para
ganar más que la elección.
167
Traducido por Mary_08
Corregido por Lelu
Reagan Preston
Han sido más de tres semanas de campaña sin parar desde la última vez que vi
a Jude. Todo lo que tenemos es textos y ocasionalmente llamadas telefónicas
rápidas. Bueno, también tengo mi foto de él a mitad del orgasmo.
Pero no es suficiente. Quiero estar con él, y estoy muy por delante. Últimamente
ha estado nerviosa, y no sé si es por la campaña... o por mí.
Mi bus de campaña está en camino a Elmhurst ahora. Estoy hablando con un 168
grupo de estudiantes de instituto en un suburbio de Chicago.
Lexi tira el vestido que me sacó del armario del autobús y yo voy al baño a
cambiarme. Es un vestido ligero, sin mangas azul estilo marinero que queda bien
con tacones piel. Con suerte, me ayudará a mantenerme fresca en el bullicioso calor
de fines de agosto. Me amarro el cabello en una cola de caballo y cuidadosamente
me pongo brillo de labios color rosa pálido. He aprendido este verano que la
aplicación de maquillaje en un autobús en movimiento puede dar lugar a algunas
miradas interesantes.
—¿Qué? —Mi tono es más agudo de lo previsto. Quiero ver a Jude demasiado,
pero no bajo la pretensión de que no puedo soportarlo necesaria en la campaña.
—El profesor estatal14 dijo que los invitó a ambos y que al principio él no podía,
pero ahora puede. —Tom se encoge de hombros—. No es un problema. Algunos
de estos niños votaran por primera vez, Reagan. Sólo ve por sus votos como lo
harías con cualquier otro votante.
—Si pero…
—Creo que necesitas mantener esto simple —me dice—. No hay debate. Esto
sólo debería ser tu hablando con los estudiantes y él hablando con los estudiantes.
Suspiro suavemente.
—Deja eso —dice Lexi, tomando mí brazo—. Si sólo quería un cuerpo cálido,
nunca se habría involucrado contigo. Encontró que vale la pena el riesgo.
14
Es un profesor de una escuela pública de ámbito estatal.
Le sonrío.
—Siempre sabes qué decir. Sabes qué elegir para mí y cuando necesito un poco
de tiempo a solas y cómo hacerme reír.
—Me encanta este trabajo —dice—. Y hacerlo por mí mejor amiga, en quien
confió con todo mi corazón, es una gran ventaja.
—Estoy tan feliz de estar aquí —le digo—. Esta es mi directora de campaña, Lexi
Grant. —Miro por encima de mi hombro—. Y ese es mi consultor de campaña,
Tom Harbour.
En el camino, recita rápidamente todas las unidades que enseñará este año.
Tracy está radiante mientras me conduce a una gran sala de clase, con sus luces
fluorescentes que me llevan a mis propios días de secundaria. Hay un silbido bajo
de uno de los estudiantes cuando entro.
Jude, que se levantó de la silla en la que estaba sentado frente a la clase, dispara
una mirada hacia el que silbo.
Mi corazón late con fuerza cuando nuestros ojos se encuentran. Ha pasado tanto
tiempo desde que lo he visto. Lleva una camisa de vestir de color azul pálido, el
botón superior abierto y las mangas enrolladas hasta los codos. Con los pantalones
de traje gris puestos y su chaqueta y corbata colgada sobre el respaldo de su silla,
se ve casualmente sexy.
—Representante Preston —dice con el tono bajo con que fantaseo—. Me alegro
de verte.
—Señor Titan —digo, mi tono confiado que contradice el modo en que mis
entrañas se están derritiendo—. Me alegro de verte también.
Eso produce algunas risas. Cuando es el turno de Jude, les dice a los estudiantes
que él fue a la escuela secundaria en el estado de Illinois, luego asistió a la
Universidad de Illinois con una beca, y se inscribió para el Cuerpo de Marines. No
menciona ninguno de sus elogios militares.
Hay una chica en la primera fila de la clase que lo mira con una expresión
soñadora. Cuando se vuelve hacia mí con una sonrisa tímida, me siento de la
misma manera que ella.
—Lo sé. Digo que tal vez les podrías contar un poco sobre un día en la vida de
un representante estatal o senador, ya que eres la más experimentada.
172
Su deferencia me toca. Tengo que alejarme de él, o sé que mis sentimientos se
mostrarán. Les cuento a los estudiantes sobre mi vida dentro y fuera de la sesión
en la casa del estado, y luego Tracy abre un tiempo para las preguntas de los
estudiantes.
Él sonríe.
—Nada oficial, pero tengo a alguien especial. Mi estado de Facebook debería ser
"trabajando en ello".
Cuando se vuelve hacia mí, me siento tan caliente que tengo que cruzar mis
piernas un poco más duro.
—Eres caliente —grita una voz masculina desde el fondo de la habitación. Abro
la boca para responder, pero no tengo nada, así que la cierro de nuevo.
—Así que, chicos... puede que no quieran escuchar esto, pero siéntense quietos y
denme un minuto. Cuando yo estaba creciendo, mi padre se fue cuando yo tenía
doce años. Eso dejó a mi mamá para criarme solo, ¿y sabes qué? Hizo un trabajo
increíble. Ella siempre me dijo que no tener un padre alrededor nunca sería una
excusa para mí, y nunca lo ha sido. Si tienes un buen ejemplo en casa o no, has lo
correcto, chico. Respeta a las mujeres. Si tienes relaciones sexuales, usa protección.
Saca buenas notas. Sé una persona íntegra.
El cuarto entero está fascinado con Jude, cuya expresión seria me está llamando.
Quiero acercarme a él, pero me obligo a quedarme quieta. 173
—La reputación es lo que la gente piensa de ti —dice—. El carácter es quien eres
en el fondo. Manténganse enfocados en su carácter, y su reputación se hará cargo
de sí mismos. Ese es el mejor consejo que alguien me dio.
Él me mira.
—Sólo tienes una vida —le digo—. Sueña grande y persíguelo duro y sabe que
solo tú puedes decidir cuáles son tus sueños. Mi mamá me dijo eso cuando me
gradué de la escuela secundaria.
—Es un gran consejo —dice Jude, con los ojos clavados en los míos—. Siempre
lucha por lo que te importa.
—Gracias.
Ambos nos tomamos selfies con los estudiantes, y luego Carl y Lexi reúnen a
todo el mundo para una foto de nosotros con toda la clase. Jude y yo estamos en la
fila de atrás para la foto de grupo, y él desliza su palma sobre mi culo y lo aprieta
justo en el momento en que la foto está siendo tomada.
Mis tacones suenan en el piso del pasillo vacío mientras hago mi camino al baño
de mujeres más cercano. Una vez allí, apoyo las manos en un lavabo y miro mi
reflejo en el espejo.
Sólo la habitual Reagan. Nada que ver aquí. Nadie puede decir que soy un lío
emocional sobre Jude Titan. Sólo yo lo sé, y puedo mantenerlo enterrado.
La puerta del cuarto de baño se abre, y cuando miro veo a Jude entrando. Mi
corazón vuela en exceso mientras retrocedo del lavabo.
Su mirada oscura y hambrienta resbala sobre mí. Puedo sentirlo sólo por esa
mirada. Estoy respirando con dificultad cuando él me apoya contra la pared del
baño, fuera de la vista desde la entrada del baño.
—Este tipo con el que mencionaste estar involucrada —dice, envolviendo sus
manos alrededor de mi cintura—, es un bastardo afortunado. ¿Alguien que yo
conozca?
Corro mis palmas sobre su pecho, disfrutando de cada cresta de músculo debajo
de mis dedos.
—Sí. —Enrosco mis dedos en la parte posterior de su cabello corto, y nuestras 175
bocas chocan en un beso duro y castigador. Su erección presiona contra mi vientre
mientras nos probamos hasta que estoy sin aliento.
—¿Soy el único hombre en tu vida? —pregunta Jude, nuestras caras aún a sólo
un centímetro de distancia.
Él se tensa.
—No —digo en un tono bajo y firme—. No hay nadie más. ¿Hay alguien para ti?
—Estoy tan fuera de mi puta mente por ti. No hay nadie que me haga esto.
—¿Una vez que te tenga? ¿Quieres decir una vez que hayamos follado?
—Eso no es tenerte, Reagan. Para mí, tenerte significa que eres mía, cuerpo,
corazón y alma. Significa que pertenecemos el uno al otro.
Mis ojos se dilatan de horror. Es Tom, y estoy con mi oponente aquí. Jude pone
un dedo en sus labios y asiente.
Eso fue arriesgado. Y ahora Jude está atrapado en el baño de chicas de la escuela
secundaria mientras saco a Tom de aquí.
—Tom —le digo, corriendo para alcanzarlo—, me di cuenta que tienes razón
sobre esos cambios en mi discurso. ¿Puedo repasar la nueva versión contigo en el
camino a nuestra próxima parada?
Es sólo cuestión de tiempo antes de que nos pillen. Lexi mantendrá mi secreto,
pero la próxima persona que nos descubra podría no ser tan leal. Deberíamos
detener esta locura hasta después de las elecciones.
Pero no puedo. Jude significa demasiado para mí. Tendré que seguir
arriesgando mi carrera por estos momentos robados que no son suficientes, pero
por ahora, son todo lo que tenemos.
177
Traducido por Liliana
Corregido por Caile
Jude Titan
La campaña es solitaria.
Es difícil imaginar que es así cuando estas rodeado de miles de personas cada
día. Pero incluso en las multitudes más grandes hay soledad.
Me deslizo en la cabina, coloco mi teléfono boca abajo, y miro por las ventanas,
observando las hileras de maíz.
—Estoy listo.
—La aparición en la escuela fue viral. Estas remontando alto en las encuestas,
especialmente este los votantes jóvenes.
—Eso siempre es bueno de escuchar. —Mi teléfono emite un pitido y lo tomo, 179
mirando hacia la pantalla.
—¿Qué pasa? —pregunto, estirando los brazos sobre la parte posterior del cojín
de la cabina.
—Alguien está siendo despedido por esta mierda. —La vena cerca de su sien
está sobresaliendo, y casi puedo verla palpitar—. Nos reservaron en el hotel de
Preston de nuevo.
180
Es como si las nubes se hubieran separado. Necesito decirle al asistente de viaje
que mantenga su buen trabajo.
—Gracias —le digo con una sonrisa—. Estas haciendo un buen trabajo.
Me sonríe antes de caminar hacia la parte trasera del autobús con la cabeza un
poco más alta que antes.
Lo descarto.
—Es fácil de sacudir. La viste en el último debate. Dijiste que éste será crítico.
¿Por qué no utilizar nuestra ubicación para nuestra ventaja? —estoy agarrándome
a un clavo ardiendo, porque quiero estar más cerca de Reagan. Sé que si Carl
piensa que estoy usando esto como parte de mi plan de juego, él estará
absolutamente en ello.
Boo: ¿Peoria?
Yo: ¿y?
Yo: me di cuenta.
Yo: estoy seguro que Lexi puede mantenerlo ocupado por un rato.
Boo: esperemos.
Él habla mientras sueño con Reagan. Su desnudez. Sus gemidos. Sus pequeñas
inhalaciones mientras saboreo su piel. Invade mis pensamientos con fantasías que
planeo hacer realidad en algunos días.
—Carl, realmente no importa en qué piso estamos. Solo quiero una habitación
para relajarme y prepararme para mañana.
—Eso sería maravilloso. —Me inclino hacia adelante para conseguir una mejor
vista de su nombre—. Melinda.
Se sonroja.
—Sería un honor —dice y comienza masticar su labio inferior.
Mierda. No pensé en eso. No hay forma de que quiera que Carl se quede
conmigo. Tengo un plan para mi estancia allí, y es escabullirme y pasar tiempo con
Reagan.
—No —responda rápidamente ella—. Su habitación está el piso debajo del señor
Titan.
Mi cuerpo se tensa y doy un paso hacia adelante, pero me detengo cuando sus
ojos se ensanchan y se bloquean con los míos. La forma en que él pone sus manos
en ella hace que mi sangre hierva. Incluso si algo esta pasado entre ellos y estoy
siendo timado, él está siendo demasiado agresivo para mi gusto. El rostro de Tom
esta tenso, y sus labios apenas se mueven mientras habla con ella.
—Es entre ellos, Jude. No te involucres —me dice Carl como si pudiera leer mi
mente.
—Incluso si ella es el enemigo, nadie debe tocar a una mujer así, Carl. Nadie.
—No es nuestro asunto. Probablemente es una pela de amantes. —Su última 185
declaración es casi un golpe en el estómago.
Antes que envíe el mensaje, hay un golpe. Casi corro a la puerta y presiono el
ojo contra la mirilla. Veo a Reagan fuera con una sudadera con capucha tan abajo
que apenas puedo ver su rostro cubierto con gafas oscuras.
Sin darle la oportunidad de responder, aplasto mis labios contra los suyos y
envuelvo los brazos alrededor de su cuerpo, acercándola.
Se funde en mí y serpentea sus brazos sobre mis hombros, cavando las puntas
de sus dedos en la base de mi cabello. Sus gemidos entrecortados coinciden con los
míos mientras nos alimentamos mutuamente de aire, enredando nuestras lenguas 186
con hambre.
Mis brazos la sostienen fuertemente contra mí, mientras levanta sus piernas,
envolviéndolas alrededor de mi cintura y restregándose contra mi endurecida
polla.
A pesar de que quiero hablar con ella, no puedo permitirme romper nuestro
beso. Ha pasado demasiado tiempo desde que saboreé la dulzura de su boca y
disfruté su suavidad.
Ambos nos inclinamos hacia atrás, y saco su sudadera con una mano mientras
ella se agarra a mí. Sus gafas oscuras se enredan en la sudadera y caen al piso con
la ropa antes de que nuestros labios se encuentren de nuevo sin saltar un latido.
La empujo contra la pared, sosteniendo su cuerpo con mi presión, y levanto sus
brazos al aire, sosteniéndola con una mano.
—Reagan. —Mis labios se ciernen sobre los suyos—. Di que eres mía y solo mía.
—No comparto —gruño contra su piel cuando ella hunde sus talones en mi
culo, acercando nuestros cuerpos.
—¡Dame una segundo! —grito a Carl para calmarlo por unos segundos.
—¿Qué?
Carl está de pie afuera con una enorme sonrisa y un sobre manila. 188
—Lo tengo —dice, pasándome por el costado.
—¿Qué tienes?
—No estoy compitiendo contra él, Carl. Ya hemos pasado por esta mierda. —
Camino hacia el bar y me sirvo una copa—. ¿Quieres una? —pregunto porque si
no lo hago, parecerá algo raro.
—Él ha estado teniendo un romance con una mujer mucho más joven. Tengo
fotos que lo demuestran. —Lanza el sobre sobre el mostrador a mi lado y las fotos
se deslizan fuera.
La primera foto es del padre de Reagan con su brazo colgando de los hombros
de una mujer, y él está sonriendo. Usando las yemas de los dedos, empujo a un
lado la foto y revelo la siguiente. Está besando a la mujer en la mejilla mientras se
abrazan.
—Toda su plataforma está basada en los valores familiares, y aquí está la prueba
de que es una mentira. Las personas están votando por ella por su nombre. —Se
mueve a mi lado y extiende más las fotos—. Arruina su nombre, termina la 189
candidatura.
—Deja esto conmigo, y permíteme pensarlo durante la noche —le digo antes de
tomar un sorbo de whisky.
Unos momentos después, la puerta del dormitorio se abre y Reagan sale, vestida
y llorando.
—Lo siento —digo con mis labios apoyados contra su cabello—. No permitiré
que Carl publique las fotos.
—Necesito verlas.
No digo una palabra mientras ella camina hacia el mostrador y el sobre de fotos
de su padre y la otra mujer. Se mueve alrededor por un momento antes de levantar
una.
—Estoy tan molesta con él en este momento —dice, dejando esa foto y
levantando otra—. Siempre está sermoneándome sobre el nombre de la familia y
como ha hecho todo bien. Me hace sentir tan pequeña e inapropiada, indigna del
nombre de la familia, y él ha estado mintiéndole a todo el mundo por solo Dios
sabe cuánto tiempo.
—Voy a enterrar eso —le digo, acercando mi cuerpo así estamos alineados unos
contra el otro.
—Gracias —dice dejando caer la foto encima de las otras antes de volverse en
mis brazos para enfrentarme—. Necesito hablar con él.
—Eres tan nuevo. Los gerentes de campaña no siempre hacen lo que los
pedimos o les decimos, Jude. Recuerda eso. Tienen una meta: ser elegidos.
Usando las yemas de los dedos, inclino su barbilla para llevar sus ojos a los
míos.
—Prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para que esto no salga a la luz.
—Gracias —murmura contra mis labios—. Mejor me voy. Tengo que hablar con
Lexi sobre esto.
No tenemos otra parada programada juntos y no más debates. Esta era la última
191
oportunidad para estar con Reagan antes de las elecciones, y Carl encontró la
forma de bloquearme sin siquiera saberlo.
—Te voy a extrañar —repito las mismas palabras que dije antes que Carl
arruinara todo.
192
Traducido por IviAbernathy y Cjui2516zc
Corregido por Caile
Reagan Preston
Cuando estaciono en la calle de mis padres, mi garganta se aprieta de emoción.
No quiero estacionar en la entrada y ver las macetas llenas de coloridas flores que
mamá riega cada mañana. No quiero ingresar y ver la cuidando la casa que ella
piensa que comparte con un amoroso esposo. Y segura como la mierda, no quiero
enfrentarme a mi mentiroso y holgazán padre.
Quiero continuar conduciendo. Pasar la casa, salir del barrio y eventualmente, 193
salir del Estado. Quiero esconderme y curar del dolor que me atraviesa. No sé
cómo seré capaz de seguir en la campaña ahora, sabiendo que todo es una mentira.
El padre al que admiraba no es más que un fraude.
Pero como siempre, pongo mis deseos a un lado. Bajo la velocidad y conduzco
por el largo y empedrado camino de entrada. El sedán oscuro de mi padre se
encuentra allí. Le envié un mensaje y le dije que necesitaba verlo cara a cara y que
se trataba de una emergencia.
Una vez dentro, dejo mis llaves y bolso en la encimera. La cocina está vacía, el
aroma a pan de banana casero llena el aire.
—¿Reagan?
—Papá… —trago duro, me acerco—. ¿Qué dirías si te dijera que estuve teniendo
una aventura con un hombre casado?
—¿Cómo te atreves…?
194
Doy un paso hacia él.
—¿Cuántos años tiene, papá? Luce como si tuviera mi edad. Todas esas lecturas
sobre colocar a la familia primero y sobre tu gran matrimonio amoroso… no eres
más que un fraude.
—Sólo uno.
—¿Sólo uno? ¿Tienes el valor de llamarla sólo uno? —estoy gritando ahora—.
Traicionaste a mamá, ¿y crees que estaba bien porque fue sólo una vez?
—¿Mamá lo sabe?
—No.
195
Sacudo la cabeza con disgusto.
—Ella es muy buena contigo. Mucho más de lo que mereces, y ¿sales con una
mujer de la mitad de su edad?
—Te equivocas.
—Como el infierno.
—No. Pero ahora me importa una mierda tu control de daños. Tienes que
decírselo a mamá.
—Reagan... no es tan simple como crees.
—Parece más joven que yo, papá. —Mi voz está repleta de veneno—. No puedo
creer que estés engañando a mamá con una rubia alegre. ¿Es tu pasante?
Mira el suelo.
—Mi hija.
—¿Saber qué? ¿Qué está pasando aquí? Dime exactamente qué está sucediendo.
—Comencé un romance con Stephanie Barnes hace veintidós años. La mujer con
la que aparentemente fui fotografiado es nuestra hija, Kennedy. Tiene veinte años.
Me siento tensa. Ojalá Jude estuviera aquí. Necesito mirar sus ojos oscuros y
sentir la manta invisible de tranquilidad que siempre envuelve a mí alrededor.
—Sí. He temido a la idea de que mi doble vida sea descubierta, pero debo decir
que me siento casi aliviado ahora mismo. He querido que tú y Abby conozcan a
Kennedy y Chris...
—Para. —Mi voz vacila con emoción—. Sólo para. Me das asco. ¿Tienes una
amante y otros dos hijos?
—No. —Lo corto, y las lágrimas finalmente se derraman—. Tienes que decírselo
a mamá.
—Reagan…
—Nunca vuelvas a usar ese tono severo conmigo. Nunca. No eres el hombre que
pensaba que eras. Todo este postularme al suelo, tratando de ser elegido... es todo
sobre ti. Todo para hacerte sentir orgulloso de mí y continuar tu trabajo. Pero todo
era solo una mentira.
Suspira profundamente.
—Tenía que hacerlo, para poder venir aquí. Y no hay manera de que vuelva y
mantenga esta farsa.
—Reagan, tienes que hacerlo.
—No, no lo hago.
Sacude su cabeza.
Frunce el ceño.
—Nunca fue para mí, papá. Siempre fue para ti. —Sequé las lágrimas de mis
mejillas.
—Lo siento, Reagan. Realmente lo siento. Ojalá pudiera decirte que sigas tu
corazón, pero... necesito que hagas esto.
—Tener una familia secreta es costoso —dice con un suspiro pesado—. Durante
veinte años he tenido que encontrar una manera de apoyarlos sin que nadie lo
sepa.
—No, de acuerdo con la Escuela de ética de Stan Preston, no. Pero tampoco
engañar a tu mujer durante veintidós años.
—Reagan…
—Tengo que salir de aquí. —Cierro los ojos, y más lágrimas se deslizan por mis
mejillas.
—El único con una mierda que resolver eres tu —le disparo de vuelta—.
Veinticuatro horas.
Sacude su cabeza. Espero a que él encuentre mis ojos antes de lanzar una bomba
de las mías.
Su mueca lo dice todo—esta noticia lo molesta más de lo que lo hizo saber que
estoy al tanto de su familia secreta. No he sido nada más que un peón en su juego
todo el tiempo.
—Deberías darme las gracias. Ahora ya sabes por qué esas fotos aún no han sido
filtradas.
Mi risa es amarga.
—Estoy arruinada, muy bien. Pero no tiene nada que ver con Jude. —
Recogiendo mi bolso y las llaves del mostrador, le doy una mirada final—.
Veinticuatro horas.
—No me darás un ultimátum.
Salgo por la puerta y saco mis grandes y oscuros anteojos de sol de mi bolso.
Puedo esconder mi maquillaje de ojos manchados detrás de estos lentes, pero no
hay manera de que pueda ocultar mis emociones. Mi mundo se puso simplemente
patas arriba. La campaña no podía estar más lejos de mi mente.
Yo: Dejando la casa de mis padres. No puedo volver a mi personal ahora mismo. Soy un
desastre.
Jude: Podemos quedarnos en el Palmer House esta noche. Cancelaré mis apariciones,
200
haré la reserva y te enviaré el número de la habitación.
Jude Titan
Antes de que tenga la oportunidad de golpear la puerta, estoy tirando de ella
dentro de la habitación del hotel y envolviéndola en mis brazos. Se funde en mí,
apretando mi cuerpo con fuerza como si fuera su ancla.
—No va a estar bien. Nada volverá a ser lo mismo. —Aferra mi camisa en sus
manos y entierra su cara en mi pecho. 201
La calmo, frotándole la espalda, y beso su cabeza tiernamente.
—Lo siento —le digo porque no sé qué más decir en un momento como este.
Mis manos se enredan en su pelo, descansando en su nuca y me quedo en silencio.
Ella me mira con ojos vidriosos, las lágrimas listas para caer.
—Sabía que mi padre era un idiota, pero no me di cuenta de cuán idiota es,
Jude.
—Lo siento.
Se aferra a mi piel y levanta mi camiseta. Cuando sus manos se posan entre mis
omóplatos, nuestros labios se separan cuando me quita la prenda por encima de la
203
cabeza.
Tan pronto como mi cabeza está libre, mis labios caen a su cuello y trazo una
línea hasta su pecho, liberando sus pechos del sostén. Su espalda se arquea de la
cama mientras tomo el pezón en la boca y empiezo a jugar con él. La dureza
mezclada con la suavidad de su cuerpo me enloquece de lujuria. Necesito probarla,
explorar todo su cuerpo y reclamarla como mía.
Quitándole el pantalón por sus piernas, también arranco sus bragas antes de
empujarme hacia arriba. Me siento en mis talones y la miro fijamente, arrastrando
mis dedos a través de su suave piel.
—Dámelo todo esta noche, Reagan. Resuelve todo el dolor y la ira con mi
cuerpo —le digo mientras me quito los pantalones y salgo de la cama. Los arrojo a
un lado, uniéndose a la pila de ropa que ya está en el suelo.
Sus dedos se aferran al edredón y sus piernas se han cerrado ligeramente, pero
las empujo a medida que subo de nuevo a la cama y me acuesto entre ellas.
—Jude —gime—. Nunca ha sido así para mí. Contigo todo es mucho más.
Paso mis manos por su estómago y llevo mi boca hacia la suya, lamiéndola
suavemente con la lengua plana. Su espalda se arquea de la cama y ella jadea
buscando aire, apretando más fuerte el cobertor. Mi boca vuelve a caer sobre ella,
necesitando otro bocado de su dulzura. Gime y aplana sus pies contra el colchón,
extendiendo aún más sus piernas.
Estoy hambriento por ella, tengo más hambre de lo que recuerdo por algo en mi
vida. Sus dedos se retuercen en mi pelo, sosteniendo mi cara contra su coño.
Mis ojos todavía están sujetos a los suyos cuando levanto mi cara y lamo mis
labios para limpiarlos.
—Eso fue tan malditamente caliente. No hay nada mejor que ver que te corres
por mí. —Estoy subiendo por su cuerpo y pateando mis pantalones. Cuando mi
verga empuja en su apertura, me detengo—. Mierda, no tengo condón.
Comienzo a pensar en cómo remediar la situación. ¿El conserje nos enviará uno?
Estoy seguro de que eso llegaría a los tabloides por la mañana.
—El mes pasado, pero hace meses que no he estado con nadie. Siempre uso
protección y en cada prueba he salido limpio
—Yo también —dice, clavando los tobillos contra mi culo—. Y estoy tomando la
píldora.
—Qué bueno que no seas uno. —Me sonríe perezosamente y clava los talones en
el culo, empujando mi pene contra ella. Levanta la cabeza y captura mis labios con
los suyos. Nuestras lenguas se enredan y todos mis pensamientos se evaporan.
Puedo ser cauteloso, pero no soy idiota. Cuando la mujer de la que te has
enamorado te dice que la folles, lo haces.
Estamos acostados uno al lado del otro con nuestros miembros enredados
juntos, sudorosos y satisfechos.
—Yo también, Reagan. Yo también. —Le beso la frente y la abrazo más cerca.
¿Qué sucede cuando dos personas que se supone que se odian sienten
exactamente lo contrario? Antes de esta noche, había suficiente en cada uno de
nosotros para terminar con nuestras dos carreras políticas, pero ahora... Ahora hay
más que un simple trabajo en la línea.
Reagan Preston me ha hecho sentir cosas que nunca he sentido antes. Nadie me
ha capturado como ella. Ninguna mujer me ha hecho enamorar tan rápido y
completamente.
Ella no sólo se metió debajo de mi piel, sino que forjó su camino a mi corazón.
207
4
Traducido por Gisenid y Cjuli2516zc
Corregido por Caile
Reagan Preston
Estoy atascada, sintiéndome contenta y devastada, esperanzada y arruinada.
Mi noche con Jude fue el bálsamo que necesitaba mi corazón herido. Su calidez
y su fuerza fueron mi ancla, y el resto del mundo desapareció mientras derramaba
sus emociones dentro de mí de maneras que nunca creí posibles.
Era sexo físico: sudoroso, profundo y alucinante. Pero había algo mucho más
profundo que lo magnificaba todo.
208
Cuando me dio el beso de despedida antes de escabullirme de su habitación,
justo antes del amanecer, me dijo que todo estaría bien. Eran los mismos ojos gris
oscuro pero la intensidad que vi en su mirada me hizo creerle.
—Sí, es grave.
—Mi padre ha está teniendo una aventura. Una a largo plazo. Tuvo dos niños
con esta mujer. En realidad, ya no son niños.
—Mierda —dice Lexi, con los ojos muy abiertos por la sorpresa—. No lo puedo
creer.
—Yo tampoco.
—¿Cómo te enteraste?
—No. Quiero decir… si, pero no de esa manera. Jude le dijo a Carl que no
publicara las fotografías.
—Oh, Reagan—la voz de Lexi está llena de lastima mientras extiende su brazo a
209
través de la mesa y toma mi mano—. ¿Estás segura de que puedes confiar en él?
—Gracias. No pude pedir una mejor amiga. Pero no creo que esté destinado a
ser.
—Reagan, no —dice Lexi con firmeza—. Quieres esto. Has luchado muy duro
para renunciar ahora.
—Todo esto fue por mi padre. Me empujó a postularme antes de que estuviera
lista porque les debe votos a personas que el mismo no podrá repartir una vez que
se retire.
—Que imbécil.
Tomo un largo sorbo de mi café, dejando que el calor llegue a mi vientre antes
de hablar otra vez.
—Sí, lo entiendo.
—Si tú lo deseas. Nunca digas nunca. Podrías volver en diez años y postularte…
o no. ¿Quién sabe?
—Sin embargo, siento que sí. —Miro hacia la ventana, al sol elevándose en el
horizonte—. Han renunciado a mucho por mí. Apoyándome. Y todos ellos se
quedarán sin trabajo.
—¿Tú crees?
—Si —dice Lexi—. Tomémonos un tiempo para dejar que todo se tranquilice.
—¿Qué tan grande es? —me pregunta Lexi mientras estamos terminando
nuestros panqueques.
—Bien. Ese idiota te rompió el corazón. Recuerdo que lloraste durante semanas
por él. 212
—Más como días.
Sonrío.
—Sí, lo haces.
—¿Qué mierda? ¿Qué santa mierda en el mundo significa que fue Tom? ¿Como,
Tom-Tom?
—Sí.
—¿Y no me lo dijiste?
—Perderá sus pelotas. Disfrutaré cortarlo lentamente ahora que sé que él era el
idiota que te rompió el corazón.
Me río de la imagen.
—Estoy feliz por ti. Te mereces un poco de sol en medio de este desastre.
—Gracias.
213
Mi teléfono vibra con un mensaje. Un par de segundos después, el de Lexi
también. Miro hacia abajo a mi pantalla.
Tom Harbour: Ven al autobús ahora. No contestes tu teléfono a menos que conozcas a
la persona que llama.
—Tom dice que tenemos que llegar al autobús —dice Lexi, levantando la vista
de su teléfono.
Incluso Tom, que suele estar en calma bajo presión, parece agitado. Me pasa su
teléfono y miro la noticia en la pantalla. Mis ojos exploran con el título y van
directamente a las fotos.
Las fotos de mi padre y su hija secreta me están mirando a la cara. Le besa la
frente en una, envuelve su brazo alrededor de ella en otra, y sonriendo felizmente
hacia ella en una tercera.
—Lo siento mucho, Reagan —dice Tom, sonando sincero—. Esta es una forma
de mierda para que te enteres.
—Chicos, Reagan necesita algo de tiempo —dice Lexi—. Esto es un shock para
todos nosotros. Vamos a publicar un comunicado de prensa en el que diga que se
está tomando una semana de la campaña. Todo el mundo mantenga un perfil bajo,
no digan una palabra a los medios y esperen a oír de mí o de Tom.
Solo Lexi, Tom y yo nos quedamos cuando siento que mis ojos se inundan con
lágrimas calientes. No puedo procesar ver las fotos que Jude me dijo que enterraría
en las noticias.
—No puedo creer que me haya hecho esto —digo con voz quebrada—. Él me
dio su palabra. No puedo...
Papá: Agradable de tu novio filtrar esas fotos. Grandiosa manera para que tu madre se
entere.
Disparo un mensaje enojado.
Yo: ¿Cuántas veces podrías haberle dicho en los últimos 22 años, papá?
No responde.
Lo desliza en su bolso, y vamos a su coche. Una vez que me entierre bajo las
sábanas de la cama de Lexi, lloraré. Pero por ahora, ni siquiera puedo pensar en
palabras para decir.
Esta bofetada por parte de Jude duele como nada lo había hecho antes.
216
Traducido por Myr62
Corregido por Caile
Jude Titan
Todavía puedo sentir el cuerpo de Reagan contra mí mientras camino por
Michigan Avenue hasta la pequeña cafetería que frecuento. Mis manos están
metidas en mis bolsillos y estoy mirando la acera, repitiendo la noche anterior en
mi cabeza. Estoy tan perdido en los deliciosos detalles que no veo a los reporteros
hasta que hay un micrófono en mi cara.
217
—Titan, ¿qué opinas de la última revelación sobre la familia Preston?
—No puedo comentar en este momento —digo antes de rechinar los dientes y
de quitarme de encima al último reportero.
Están cerca de mis talones, siguiéndome por la calle. Mierda, Reagan tiene que
estar fuera de sí. El titular es cierto, pero no sobre la mujer que se muestra en la
foto. Todo lo que he trabajado para mantener bajo perfil, solo se convirtió en
conocimiento público. Justo o no, esto afectará la campaña de Reagan.
—Lo siento, señor Titan. —Se ruboriza cuando me doy la vuelta con el ceño
fruncido—. Esto cambia todo para tu campaña, ¿no?
—100 East Bellevue Place, por favor —le digo al taxista cuando empieza a
alejarse, dejando a los periodistas detrás.
—¿Día difícil?
—Podrías decirlo.
Reagan no me ha enviado mensajes, pero tiene que haber visto el titular ya... ella
dejó mi habitación de hotel hace una hora. Le envío un mensaje rápido y estoy
mirando a la pantalla esperando una respuesta cuando mi teléfono suena.
—¡No puedo creer que hicieras esto, Carl! —grito, incapaz de controlar mi ira—.
Has cruzado la línea.
Es toda la mierda que Carl compone en su cabeza para justificar sus acciones, y
no estoy comprando una palabra de ello. Pensé que Carl era un hombre honorable.
Nunca en un millón de años pensé que se hubiera consumido por la campaña de
tal manera que cayó tan bajo como para liberar las fotos.
219
Llamo al número de Reagan, pero al instante va a su correo de voz.
—Vaya hacia la parte de atrás de Clark y Dearborn, por favor. Entraremos por el
garaje de los residentes.
Miro por la ventana del taxi, viendo pasar la ciudad y los centenares de
personas vagando por las aceras haciendo su día como de costumbre, mientras que
el mío ha colapsado por completo.
Cuando salí del hotel esta mañana, estaba en la nube nueve con su olor todavía
en mí y el sabor de ella todavía persistente en mi lengua. La noche fue la
perfección. Finalmente poder tener a Reagan Preston me tenía en la cima del
mundo. Me atreví a permitirme soñar con las posibilidades, pero ahora todo está
arruinado.
El taxi se detiene frente al garaje y saco mis llaves y empujo el botón del mando
a distancia para abrir la puerta para que el conductor entre.
—Eso será $ 13.25 —dice mientras entra y la puerta se cierra detrás de nosotros.
220
Saco una veintena y se la doy cuando el taxi se detiene y resisto el impulso de
golpear la puerta después de salir. Estoy tan enojado que debería haber ido a Carl
y noquearlo, solo para sacar algo de mi frustración.
Estoy dentro del ascensor antes de que el taxi despeje la puerta del garaje, y me
caigo contra la pared cuando finalmente estoy solo.
Cuando las puertas se abren y regreso a mi unidad, Carl está parado frente a mi
puerta. Está caminando de un lado a otro, hablando por teléfono con un brazo
agitándolo salvajemente.
—Hijo de puta —furioso empiezo a ir hacia él con mi puño a medio camino por
el aire.
—¡Espera!
Mi mano se detiene a pocos centímetros de él, y se toma todo en mí para no
continuar o al menos patearlo mientras está abajo.
—No necesito oír tus tonterías, Carl. —Lo empujo hacia un lado y saco mi
llave—. Ya no trabajas para mí. Así que yo tengo un problema... no tú.
—No lo entiendes.
—Garrett Salizar.
Me congelo ante la mención del nombre del gilipollas. Luchamos juntos, somos
hermanos de armas, pero cuando me concedieron la medalla, él era la única
persona en mi equipo en quejarse. Trató de conseguir a los otros miembros que
lucharon a mi lado ese día hablaran en mi contra, pero él no tuvo ningún apoyo.
Sentía que debería haber recibido la medalla en mi lugar.
—Su cara está en cada canal de noticias importante, incluso CNN y Fox News.
—Tienes que programar una rueda de prensa tan pronto como sea posible para
acabar con sus mentiras. —Cierra la puerta y se dirige directamente a mi bar—.
¿Quieres una? —pregunta sin mirarme.
Estoy tan perdido en el pensamiento que apenas escucho los pasos de Carl
detrás de mí antes de que la televisión se encienda.
—Señor Salizar, Amy Crofton de Chicago Star, mi pregunta es: ¿por qué esperó
tanto tiempo para hablar en contra del señor Titan?
—Está hecho para ser un héroe, y la gente de Illinois quiere votar por él debido
a su honor, pero él no tiene ninguno. No fue el único hombre que luchó ese día,
pero no tuvo ningún problema en tomar el crédito por salvar las vidas de sus
hermanos.
—Señor. Salizar, Carter Morris del Illinois Observer. ¿Estás diciendo que la
cuenta de esa noche es inexacta y que Jude Titan no salvó vidas?
—Como dije antes, luché a su lado esa noche. Hice todo lo que él hizo, pero no
tengo una medalla. No me estoy postulando para el Senado. Jude Titan es solo un
chico de afiche, con una cara bonita que está utilizando su experiencia para su
propio beneficio personal. No le importa nada ni nadie más que él mismo.
—¿Qué diablos tiene Salizar en la cabeza? —dice Jim rápidamente antes de que
pueda decir hola.
—No lo sé. Sabíamos que era un idiota cuando empezó esta mierda hace años,
pero nunca pensé que saliera durante mi campaña lanzando la misma mierda que
ya había sido puesta en la cama.
—Jim, aprecio el gesto. Pero no quiero que ustedes estén expuestos más de lo
que ya lo han estado. Revivir ese día es demasiado doloroso para muchos de los
chicos. Deja que las cosas se acaben. Estoy seguro de que los medios encontrarán
pronto una nueva historia, y Salizar pronto será olvidado.
—Déjame hacer lo que tengo que hacer aquí, amigo. Siempre cubriré tu espalda
como si con tú la mía. Sé que todos los chicos sienten lo mismo.
—Tengo que irme. La otra línea está sonando y tengo planes de hacerlo.
Carl está hablando por teléfono en la sala de estar y paseando por mi desván
cuando me doy la vuelta. Él comenzó este lío. Liberando las fotos del padre de 224
Reagan, fue la llama que encendió la explosión hoy.
Reagan Preston
Agarro los bordes del atril, con la esperanza de que mis manos dejen de temblar.
Después de una respiración profunda, miro directamente a las cámaras y digo las
palabras a la multitud de reporteros reunida y que apenas puedo creerme.
—Gracias por venir hoy. Es con un gran pesar en el corazón que anuncio que
estoy abandonando la carrera al Senado, con efecto inmediato.
Hay un jadeo colectivo de sorpresa. Todo el mundo pensó que llamé a esta 225
conferencia de prensa para responder a la noticia de infidelidad de mi padre. Es el
segundo día de descanso de mi semana, y ayer le dije a Lexi que necesitaba hacer
esto. Se le dije al resto de mi personal esta mañana.
Las preguntas se lanzan tan rápido que no puedo distinguir a una sola de ellas
sobre el ruido. Levanto una mano para callarlos y vuelvo a mi declaración
preparada.
Estamos en una sala de conferencias del hermoso Palmer House, que alberga
recuerdos de Jude y de mí. No quería decirle a Lexi que lo programara en otro
226
lugar después de que me instalara.
Me abraza y cierro mis ojos, sintiéndose cerca de mil kilos más liviana ahora. Se
acabó. No sólo el anuncio, sino todo. No más vida para satisfacer las metas y
expectativas de mi padre. Voy a estar haciendo lo que quiero a partir de ahora, y se
siente increíble.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Has venido para regodearte? ¿Patearme
mientras estoy en el suelo?
—Ahora no. Se acabó, Jude. Tienes el camino despejado hacia el Senado. No hay
nada más que puedas conseguir de mí.
—No podemos quedarnos aquí. Me arriesgué mucho para venir, Reagan. Este
lugar está repleto de reporteros. Tenemos que bajar las escaleras.
—¿Esconderme, eh? ¿Por qué me jodes ahora, Jude? Tienes todo lo que querías
de mí.
Se inclina más cerca, sus ojos oscuros tan intensos que casi tengo que mirar
hacia otro lado.
—Empuja todo lo que quieras. No me iré hasta que hablemos. Puedes caminar,
o te puedo echar por encima de mi hombro.
—Has estado arruinándome durante tres días, Reagan. Me estoy volviendo loco.
—¿Has estado volviéndote loco? ¿Cómo crees que me siento? ¿Cómo crees que
se siente mi madre?
Una vez que las puertas nos encierran en el ascensor, Jude envuelve mi mano en
la suya. Debo alejarme, pero no puedo. Cuando él lleva mis dedos a sus labios y los
besa, siento el cálido remolino en mi vientre que siempre siento cuando nos
tocamos. Mis dedos rozan su oscura barba.
228
—¿Le dijiste a Carl que lanzara las fotos?— le pregunto en un susurro.
—Mírame.
—Sabes que no lo hice, Reagan. Tal como sé que no autorizaste esa mierda con
Salizar.
Asiento.
—Carl.
Las puertas del ascensor se abren. Jude tira su gorra hacia abajo y me conduce
de la mano a una habitación que abre con una tarjeta.
Mi corazón está martilleando mientras entramos y Jude me empuja a sus brazos.
—Lo siento. Sabía que necesitábamos hablar de eso, yo sólo... He estado con mi
mamá, y... suponía que era lo mejor para protegerme, supongo.
Su tono es tan serio, su expresión tan sincera, que las lágrimas llenan mis ojos.
Asiento y me presiono contra él, dejando que sus brazos traigan la comodidad que
necesito.
—Creo que hay una buena posibilidad de que ganes— digo, riendo suavemente.
—Tenía que hacerlo. Quería hacerlo. Estaba corriendo por todas las razones
equivocadas, y mi padre quería que me quedara para que pudiera emitir votos...
Y... esa no soy yo.
—Es un imbécil.— Los músculos de Jude son duros con la tensión—. Odio que
haya arruinado esto por ti.
—Esta decisión fue por mí. Permanecer habría sido para él.
—Lo prometo.
—No lo sé, Jude. Creo que debemos mantenerlo oculto por lo menos hasta que
termine la elección. Tu partido se distanciará de ti. Esto es inaudito.
Se encoge de hombros.
—¿En serio?
—¿Lo sientes?
—Estoy seguro. Pero antes de que hagamos esto oficial, ¿hay esqueletos en tu
armario que deba tener en cuenta?
—¿Cuando?
—Um... hace nueve años. Me dijo que estaba separado de su esposa, pero
mintió.
Jude deja escapar un profundo suspiro.
—Mierda. Pensé que querías decir en los últimos días. Ya sé lo de hace nueve
años.
Se encoge de hombros.
—Sabía que te haría sentir mal si sabías que mi campaña lo sabía. Y nunca
habría usado la información.
Asiento.
—Lo sé. Y quiero que te quedes así. El establecimiento del partido y las historias
de noticias no significan una mierda para mí, Reagan. Eres tú quien me interesa... y
hacer la diferencia para todos los hermanos que necesitan una voz en el DC.
—Vas a tener que dejar ir todo eso a tiempo, ya sabes. No dejes que se detenga
en ti.
—Tienes razón.
—Acostúmbrate.
Dios, me encanta esa sonrisa. Me pone en llamas. Cuando Jude baja sus labios a
los míos, lo encuentro a medio camino. Nuestro suave beso se convierte
rápidamente en algo más. Dejo que las sensaciones me arrastren: sus manos fuertes
sobre mis caderas, su gemido amortiguado mientras me acuesto en la cama y baja
sobre mí, la mezcla de lujuria y adoración que veo en sus ojos.
Sonrío.
—Cuando dices que vienes primero, ¿quieres decir eso en sentido figurado?
—Eso suena increíble. Sabes, deberías estar haciendo las rondas en el circuito de
televisión. Todos ellos quieren entrevistarte sobre mi deserción.
—Mmm.
Yo juguetonamente lo golpeo.
—Eres un idiota.
—Dilo.
—Tus pezones son tan duros que puedo verlos a través de tu sujetador, Reagan.
Sabes que te gusta. Dilo.
Jude se desliza de la cama y desabrocha sus jeans. Cuando lo tira hacia abajo
junto con su bóxer y da dos pasos hacia fuera, su erección dura como una roca está
señalando en mí dirección. Se quita la camiseta y me tomo un segundo para
admirar su increíble cuerpo.
233
—¿Ves?— Envuelve una mano alrededor de su polla—. Estoy duro para ti,
Reagan Preston.
Esto continúa así hasta que soy un gemido, un jadeo, un desastre sudoroso…
Jude me folla en posiciones de las que nunca he oído hablar, y cada vez es
alucinante.
Me besa en la sien.
234
Traducido por IviAbernathy y Florpincha
Corregido por IviAbernathy
Jude Titan
Reagan se enroscó a mi lado en el sofá mientras observábamos la entrevista con
mis compañeros marines que estuvieron conmigo ese fatídico día. Están ayudando
a disipar las mentiras que Salizar intentó difundir sobre mí para arruinar mi
carrera en el Senado.
—Salizar ha estado esparciendo mentiras sobre ese día durante años. El Cuerpo
de Infantería de la Marina realizó una investigación cuando originalmente hizo la
denuncia, pero la encontramos sin fundamento — dijo Jones al portavoz de los
Marines de Estados Unidos—. El señor Titan fue el único hombre en el pelotón que
luchó contra las fuerzas para garantizar el rescate de los soldados heridos. No
entendimos los detalles incorrectos, Srta. Parsons. Jude Titan es un héroe
americano.
—El señor Titan no sólo tiene respeto de sus compañeros soldados, sino
también por el público estadounidense. Hoy temprano, el Presidente de los
Estados Unidos nos envió una carta en respuesta a esta entrevista, y dice: “El Sr.
Titan no sólo es un héroe americano, sino que es un ciudadano honrado y sería un
activo para el Senado de los Estados Unidos. Nunca hemos dudado de su lealtad,
honor y dedicación a nuestra gran nación.
—Parece que Jude Titan obtiene el respaldo incluso del Presidente de los
Estados Unidos. A pesar de que su oponente, Reagan Preston, ha abandonado la
carrera por el Partido Demócrata, la victoria del Sr. Titan no es un hecho. La nueva
oposición ha iniciado una campaña de base en nombre del Partido Demócrata.
¿Pero puede alguien derrotar a la potencia de Titan esta tarde en el juego? Con el
respaldo del Presidente y de cada grupo de veteranos en el estado, será casi
imposible de vencer. El Día de las Elecciones está a la vuelta de la esquina, y
entonces sabremos si Titan será la nueva voz de los votantes de Illinois en el
Senado de los Estados Unidos.
236
campaña no es tan agotadora como estar en la guerra, estoy listo para llegar a
Washington, donde comienza el verdadero trabajo.
—Bueno, creo que lo tienes en el bolsillo, señor Titan. —Reagan se eleva con la
mano que descansa contra mi pecho—. Estoy orgullosa de ti.
Ella abandonó la carrera días atrás y parece aún más ligera que antes. Es como
si le hubieran quitado un peso de sus hombros que nunca supo estaba allí.
La empujo contra mí, y su rostro se encuentra a pocos centímetros del mío.
—Oh, estoy segura de que hay cientos de mujeres que quieren ocupar mis
zapatos.
Agarro la parte trasera de su cuello, traigo su rostro más cerca, donde nuestros
labios apenas se tocan.
—Me tienes.
—Señor Titan, creo que necesito que me convenza de votar por usted el día de
las elecciones —bromea, echando la cabeza hacia atrás con las carcajadas.
Sólo hay una persona que el portero deja pasar sin llamar primero. Reagan
camina conmigo a la puerta, de la mano, y finalmente respondo.
—Te he estado llamando —dice Carl, abriendo la puerta. Reagan todavía está
fuera de su vista—. ¿Qué mierda estás haciendo que no atendiste?
238
—Carl— le digo, dando a la mano de Reagan un apretón rápido—. Ya te dije
que estás despedido. No hay absolutamente ninguna razón para que estés aquí.
—No lo hago— le digo, abriendo la puerta lo suficiente para que finalmente vea
a Reagan.
—¿Qué está haciendo ella aquí?— Se empuja más allá de nosotros y se vuelve
para enfrentarnos una vez que está dentro.
—No puedo creer que lo estés arriesgando todo por un pedazo de culo, Jude.
Pensé que eras más inteligente que eso.
—Vete a la mierda.
Reagan gruñe y da un paso hacia Carl. Mis ojos parpadean en los de ella antes
de que mi mirada se estreche sobre Carl, y me paro entre los dos.
La miro y sonrío.
—Haz todo lo que sientas que tienes que hacer, Carl. No me llames ni intentes
hablar conmigo de nuevo, o te haré arrestar por extorsión.
—¿Contra quién voy a perder? Nada importa ahora. Creo que los ciudadanos
de Illinois comprenderán que a veces no podemos evitar querer a la persona que
amamos.
—Carl no puede decir nada en este momento para arruinarlo todo. Si lo hace,
será visto como un amargo e infeliz. —Mis dedos encuentran su barbilla, llevando
sus ojos a los míos—. No estoy preocupado, y tampoco debes estarlo. Estaremos
bien.
—Cuando dices eso...— Sonríe, acercando más sus labios a los míos,
mirándome a los ojos—. Realmente lo creo.
Tom Harbour es un depravado y está allí arriba con Carl cuando se trata de
moral. Reagan no lo necesita en su vida, tratando de joder con su cabeza o su
corazón. Mantuve conmigo el conocimiento de su relación durante demasiado
tiempo. Es hora de que finalmente ponga a Tom en su lugar.
Levanto el brazo de Reagan dejándolo caer a la cama, y ella gruñe pero no se
despierta. Suavemente levantando su mano, pongo su dedo en el botón para
desbloquear su teléfono.
Tom está afuera con las manos metidas en los bolsillos, escudriñando a los
peatones que pasan mientras espera a Reagan. Sus ojos se fijan en los míos, y él se
empuja del edificio, dirigiéndose directamente hacia mí.
Los círculos bajo sus ojos han crecido y se volvieron más oscuros desde la
última vez que lo vi.
—¿Cómo lo sabes?
Cierro el espacio entre nosotros para evitar que alguien escuche mi siguiente
declaración.
—No lo harías.
—Pruébame. —Me río en voz alta—. Voy a contarle un hermoso cuento sobre
un hombre casado mayor aprovechándose de una niña y luego rompiendo su 243
corazón.
Mis manos están apretando y relajando, y estoy listo para usar mis puños si mis
palabras no hacen un impacto.
—Tom, no tengo ningún problema apuntando tus luces aquí mismo. Te voy a
dar un pase, y eso es todo. Imagina que no existe, o haré todo lo que esté a mi
alcance para arruinar tu vida.
—Ella volverá a mí algún día, Titan. Diviértete con ella ahora —dice mientras
retrocede—. Pero sé que siempre me querrá.
Sus palabras son ridículas. Reagan no ha dicho nada que me haga pensar que
todavía ama a Tom Harbor. Ella se avergüenza de su pasado cuando se trata de él.
No hay manera de que ella quiera ser conocida como una rompe hogares. Está
enamorada de mí, y no tengo ninguna duda de que es mía.
Harbor se mete en la multitud, mirándome por encima del hombro antes de
desaparecer. Antes de que empiece a alejarme, mi teléfono emite un pitido.
244
Traducido por Myr62
Corregido por IviAbernathy
Reagan Preston
Cuando la débil luz del sol comienza a filtrarse en el dormitorio de Jude a la
mañana siguiente, beso su mejilla suavemente y empiezo a deslizarme fuera de la
cama.
—No podemos arriesgarnos. Tengo que irme para que nadie me vea salir de tu
departamento. Carl podría no estar fanfarroneando por la filtración de la historia
aún.
Su respuesta es un gruñido.
—No voy a hacer más daño a tu campaña— digo, tratando de aflojar su agarre.
Su agarre en mí se aprieta.
Cuando nos despertamos un par de horas más tarde, tenemos sexo rápido pero
absolutamente increíble en la ducha. Estoy asumiendo que Jude quiere ordenar
comida y pasar un día perezoso en su lugar, y ¿por qué no? Puede retrasar la
campaña ahora que es el puntero.
—¿Así que quieres adelantarte a Carl dejando salir al gato de la bolsa de esta
manera?
246
Me besa, y siento un tirón de cálida posesividad.
—Es hora, Reagan. Quiero ser elegido por lo que realmente soy, y mi relación
contigo es parte de eso. No más juegos. No quiero que los votantes se sientan como
si le hubiera jugado una mala pasada.
De todas las cosas que amo de Jude, creo que puedo amar su integridad sobre
todo.
Él sacude la cabeza.
—No lo creo. La base por la que me preocupo no da mierda por los partidos
políticos. Ellos quieren a un tipo allí que pueda conseguir mierda sin jugar juegos,
y ese soy yo. No me importa si alguien piensa que debo o no debo amar. Te quiero.
Estamos juntos. Ahora vamos a dejar que algún reportero afortunado cuente esta
historia.
Cuando lo pone de esa manera... Me gustaría tener sexo con él otra vez antes de
salir a desayunar. Pero tiene razón, ya es hora.
—Me imagino que cuanto más avancemos, mejores serán nuestras posibilidades
de ser atrapados— dice Jude.
—Hay una cafetería a una milla de aquí con muy buenos panqueques.
—Panqueques serán.
Se siente surrealista caminar por las concurridas calles del centro de Chicago
mano a mano con Jude. Nadie se da cuenta de nosotros. Por primera vez, siento
que somos una pareja normal. 247
En Gigi's Diner, tenemos un largo y abiertamente cariñoso desayuno. Jude
levanta mi mano a sus labios y me besa los nudillos varias veces. Sostiene mi mano
sobre la mesa y me da una mirada de amor, con sus ojos suaves y cariñosos.
Me encojo de hombros.
—Jude...
—Reagan.
—¿De verdad?
—¿Por qué no? Pienso que arrasaras.
—Pero soy demócrata. El sistema dirigente diría que necesitas que te examinen
la cabeza.
—El sistema dirigente puede besarme el culo. Me conoces mejor que nadie.
Sabes lo que represento. Cómo mantenerme en la cola.
—Las elecciones están tan cerca que no estoy segura de que necesites nombrar
un gerente. Haz que alguien en el personal sea el administrador sustituto.
Él sonríe.
—Bien.— Él atrae mi mano a sus labios y la besa otra vez—. Y no mires, pero
hay un tipo tomándonos fotos a través de la ventana con un teleobjetivo.
Se encoge de hombros.
—Me entrenaron para detectar a la gente que me apuntaba algo.
No toma mucho tiempo. Jude deja algo de dinero en la mesa para pagar la
cuenta y tan pronto como salimos, hay una cámara ante nosotros y un reportero de
televisión pegando un micrófono en la cara de Jude.
—Señor Titan, ¿cuánto tiempo lleva saliendo con Reagan Preston?— pregunta
una mujer.
Me mira y sonríe.
—No mucho.
Él baja las cejas en una mirada que le dice que está loca.
—No.
—¿No cree que los votantes cuestionarán su credibilidad, ahora que sabrán que
ha estado durmiendo con el enemigo?
Oh Señor.
Está presionando por todo lo que pueda sacar de la situación. Pero mientras un
taxi se detiene en la acera, Jude se inclina y me besa.
—Esa es una oferta que no puedo rechazar— dice contra mis labios.
—En realidad... tengo que ir a casa y estar con mi mamá. Ella está lidiando con
mucho, y yo quiero estar allí para ayudar. Mi hermana Abby está allí, pero tengo
que volver para que pueda volver a trabajar.
Asiente.
—Te quiero conmigo el día de las elecciones—dice—. Y esa noche. ¿Puedes estar
allí?
Sonrío y aprieto su mano.
—Allí estaré. Nunca pensé que vería el día en que estaría celebrando contigo tu
fiesta de la victoria.
—Vamos a hacer esto juntos, Reagan. Lo que es importante para ti, me importa
ahora. Aparte del control de armas, quiero decir.
—Sí. Pero prefiero tenerte a ti antes que a una mujer que esté de acuerdo con
todo lo que digo.
—Trabaja para mí— dice, con una nota suplicante en su tono—. Di que lo harás.
Te quiero muchísimo en mi equipo, Reagan. 251
Mis labios se curvan en una sonrisa.
—Persuádeme.
—¿Sí señor?
Jude Titan
Reagan y yo estamos de pie frente al podio, pero ella está a un lado, mirando
hacia el mar de reporteros. Aclaro mi garganta, dando a su mano un apretón
rápido antes de soltarla mientras que la muchedumbre se calma.
—Gracias por venir hoy. Aunque estamos en vísperas del día de las elecciones,
sentí la necesidad de despejar el aire y explicarle a los votantes de Illinois acerca de
252
mi relación con Reagan Preston.
—Mi relación con Reagan no ha cambiado mis ideas u opiniones sobre nada.
Tengo la intención de cumplir mis promesas a los votantes de Illinois. Sé que
mucha gente siente que debemos ser enemigos, pero ese es uno de los problemas
en nuestro gran país. Tenemos que encontrar una manera de trabajar juntos, una
comunidad para luchar por un bien mayor para que nuestro país sea el mejor.
Quiero asegurarle a los votantes que Reagan no me ha cambiado, excepto para
hacerme un hombre mejor. Ella es amable y suave, donde mis bordes son ásperos y
sin pulir. Soy nuevo en la arena política, y tenerla a mi lado me ayudará a navegar
las aguas a veces tempestuosas e implacables de Washington. Espero
representarlos a ustedes y a toda la gente de Illinois en el Senado de los Estados
Unidos.
—Has manejado eso realmente bien —dice Reagan cuando finalmente estamos
solos detrás de la cortina—. Lo tienes.
—Lo veremos cuando los votantes acudan a las urnas mañana. 253
—Jude. —Ella frota las yemas de los dedos contra mi mejilla—. ¿Quién va a
ganarte? —Sus ojos brillan mientras me sonríe—. Yo soy la única que podría
tenerte.
—No hay nadie más con quien prefiera perder que tú, Sra. Preston.
—Tal vez algún día —dice, inclinándose hacia delante y besándome—. Mañana
va a ser un día largo.
Le he dicho a Gwen por lo menos cien veces que Reagan no necesita aprobación
o presentación cuando estoy solo, pero es de la tan vieja escuela que se niega a
dejarla entrar. Creo que ella es lo suficientemente mayor como para haber estado
trabajando cuando LBJ15 estaba en la Casa Blanca. Es una de las secretarias más
respetadas y conocidas del Senado, y he tenido la suerte de tenerla en mi equipo.
Reagan entra por la puerta con la sonrisa más grande y Gwen la sigue
lentamente detrás de ella.
Reagan mira detrás de ella y sonríe a Gwen. Nos hemos unido a ella y sentimos
su amor maternal que a menudo nos muestra... incluso cuando se va por la borda.
—Tenemos planes esta noche, pero lo aprecio. ¿Por qué no te tomas el resto de
la tarde? —le digo, porque encontrará por lo menos cinco razones para
interrumpirnos en la siguiente hora.
15
LBJ: Lyndon Baines Johnson, conocido por sus iniciales, LBJ, fue el trigésimo sexto Presidente de
los Estados Unidos, asumiendo el cargo tras la muerte de su predecesor John F. Kennedy en 1963 y
ocupándolo hasta 1969
—Esa es una gran idea, Jude —dice Reagan de acuerdo mientras camina
alrededor del escritorio y pone su brazo alrededor de mi hombro.
—Vamos a irnos en unos minutos. Vete a casa y pasa tiempo con tu familia.
—Si conocieras a mi marido, no dirías esas cosas. El hombre duerme todo el día,
ronca como un tren de carga y me vuelve loca —refunfuña y empieza a salir de la
oficina—. La familia está sobrevalorada. —Cierra la puerta, dejándonos en paz.
—¿Sí?
—Sí. —Ella juega con la parte de atrás de mi pelo justo encima de mi cuello, y
los diminutos pelos de mi brazo se levantan—. Estamos elaborando una legislación
sólida, creo que puede suceder. Va a ser difícil para los políticos decir no a un
héroe de la guerra.
—Oh, no, no, señor. Le dije a Kennedy que estaríamos en la cena a las siete.
—¿No la viste el otro día? —Estoy gimiendo porque mi pene podría necesitar un
poco de atención después de un largo y estresante día en Hill.
Sentado en la cena, veo a las dos hermanas hablando como si fueran viejas
amigas, nunca separadas por la distancia o la circunstancia. No puedo apartar mis
ojos de Reagan. Ella irradia felicidad y amor. Su capacidad para abrir su corazón y
dejar ir el pasado es su mejor cualidad.
Estaría mintiendo si no admitiera que por primera vez en mucho tiempo, estoy
completamente feliz. Las pesadillas apenas llegan. Reagan me ayudó a superar el
trauma, junto con mucha terapia. Pero cuando llega la oscuridad, ella persigue a
los demonios y ayuda a mantenerme en el ahora.
257
—Entonces, ¿cómo van los planes de boda? ¿Necesitas que haga otra cosa? —
Kennedy cambia de tema, lo que me sienta bien.
—No estoy haciendo una —dice Reagan, y estoy a punto de caer de mi silla. Sé
que mis amigos planean algo grande en Las Vegas.
Kennedy golpea la mesa con las palmas de las manos y las cucharas y los
tenedores saltan.
—¿Qué?
—Ninguno.
—Tú haces lo que quieras hacer, cariño —Reagan le dice justo cuando la torta de
chocolate se coloca delante de nosotros.
—Tal vez deberíamos hacer un viaje en grupo —agrego, porque pensar en ellas
por su cuenta en las Bahamas borrachas y rodeadas de hombres me tiene en el
borde. Se vuelven hacia mí con cejas fruncidas—. ¿Qué? Es una idea. Podría ser
muy divertido.
—Estaremos bien.
—Sí —digo, porque no hay nadie en el mundo que confíe más que en Reagan.
Nos golpea en la cara y nos recuerda que no tenemos el control. Tal vez las cosas
están predestinadas, y no importa lo que hagamos, los eventos se desarrollarán sin
nuestra ayuda.
No puedo imaginar un día sin ella ahora. Su luz y felicidad, brillando por toda
mi vida y bloqueando la oscuridad que alguna vez llenó mi mundo.
No puedo esperar hasta el día en que digamos "Si, quiero" y comenzar un nuevo
capítulo en nuestras vidas. Cuando decidí postularme al Senado, lo único que
quería era ganar. No tenía ni idea de que conseguiría una victoria más grande.
261
Brenda Rothert.
Brenda Rothert es una nativa de Illinois que fue periodista gráfica durante nueve
años. Dio el salto definitivo a la ficción en 2013 y nunca miró hacia atrás. De
juveniles a calientes romances contemporáneos, Brenda crea personajes frescos en
cada historia que narra. Es una amante de la Coca-Cola de dieta, el chocolate, fines
de semana perezosos y finales felices para siempre.