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DE 24 DE FEBRERO DE 18141
ENTRE DON JUSTO, DON CÁNDIDO Y DON YUCUNDO
DON CÁNDIDO: ¡Es un atrevimiento!, ¡es una insolencia!, ¡es una picardía!...
DON JUSTO: ¿Qué le sucede a usted don Cándido? ¿De dónde viene usted tan colérico?
DON CÁNDIDO: De dónde he de venir, de casa de ese ignorantón de Nugagá. 2 Fui a visitarlo para
divertirme con el tabardillo que le habría pegado el insigne Pensador Mexicano con su
papel de 24 de febrero, 3 y me lo encuentro más fresco que una lechuga, diciendo que el tal
americanos;4 lo segundo, porque no sabía lógica; lo tercero, porque aunque quiso sacudirse
1
México: En la Oficina de don Mariano Ontiveros [Cf. nota 1 a Aplaudo el mérito...], 1814, 8 pp. El
autor de este folleto polemiza con lo expresado por Fernández de Lizardi en El Pensador Mexicano, t.
III, núm. 6, 24 feb. 1814, titulado Escudo de defensa contra los palos del señor Nugagá. Fernández de
Lizardi contesta a este diálogo en el Suplemento de 21 mar. 1814 titulado Sobre una ridiculeza como
decir: Sobre el diálogo fingido entre don Justo, don Cándido y don Yucundo, como el presente entre tío
Toribio y Juanillo. Sobre el autor del diálogo citado, Lizardi en su respuesta dice que “algunos opinan
que es el mismo Nugagá.” Cf. Obras III-Periódicos, pp. 531-541.
2
Nugagá. Cf. nota 45 a Palos a El Pensador Mexicano...
3
En Escudo de defensa... Fernández de Lizardi había escrito: “Jamás me obstinaré en sostener una
equivocación o falta de claridad mía, solamente por ser mía y por haberla estampado de mi orden [...]
sólo a Pilatos estaba reservado el sostener su error por haberlo ya escrito [...] El Pensador, señor mío,
no adopta estas pilatunas, y por lo mismo, está pronto a corregir sus equivocaciones y a aclarar su
opinión en favor de la verdad y sin degradarse.” Cf. Obras III-Periódicos, pp. 409-410.
4
En el mismo Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi escribió: “Lo malo de esta proposición está
en la generalidad: ya está confesado [...] se desprendió de mi pluma, acalorado con la presencia del
soez y desvergonzado papel del arquitecto [...] en mis anteriores papeles se verá que jamás he tratado
de generalizar.” Ibidem, p. 410.
DON JUSTO: Poco a poco, don Cándido, leamos El Pensador y veremos si Nugagá tiene razón en lo
que dice.
DON YUCUNDO: A buen tiempo llego, pues se trata del pobre apaleado. No hay remedio, los llevó
en las costillas, y su escudo no lo puede librar porque está hecho con hojarascas. 5 Lea usted
don JUSTO.
DON JUSTO: Leamos... Van tres páginas y de todas ellas sólo se saca en limpio que, aunque a fuerza
DON CÁNDIDO: Es verdad que la canta; pero qué ¿no más eso dice en las tres páginas?
DON YUCUNDO: Ya se ve. Un montón de paja y de charlatanerías que no vienen al caso, y que sólo
sirven de manifestar lo mucho que ha dolido a El Pensador que Nugagá le haya hecho
DON CÁNDIDO: ¡Cómo! ¿Pues lo que dice y vuelve a decir de su número 18?7
DON YUCUNDO: Pues eso es lo que no viene al caso, porque Nugagá no se ha metido en impugnar
cosa alguna de ese ni de los anteriores números; y El Pensador había de probar que estaba
5
En el Suplemento de 21 mar. 1814, Sobre una ridiculeza..., Fernández de Lizardi responde en voz
de Toribio: “El Pensador [le ha apretado a Nugagá] la mano un poquillo en su escudo que aunque él o
ellos lo llaman de hojarasca, creo que es más que suficiente para quebrar en él palos de barquillos,
pues de aquellos barquillos de oblea endulzada [...]. ¿Me entiendes? Pues ya ves que está claro que a
palos de barquillos, se deben poner escudos de hojarasca.” Cf. Obras III-Periódicos, p. 534.
6
cantar la palinodia. Retractarse públicamente, y, por extensión, reconocer el yerro propio, aunque
sea en privado. En su respuesta a Nugagá, Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi aceptó que habló
con generalidad en su Suplemento de 26 ene. 1814; dice: “no trataba de generalizar. ¿Lo quiere usted y
lo quieren otros más claro?” Ibidem, p. 411. En Sobre una ridiculeza..., Lizardi dice por boca de
Toribio que “él está en sus trece”, y que saltaron de gusto Nugagá y Patricio Vero, porque “El Pensador
dice ingenuamente que suenan generales sus proposiciones”. Añade “¡pobre del que confesara su
delito, ya no le oían más sino que lo condenaban redondamente.” Ibidem, pp. 537-538.
7
En Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi había escrito: “Yo soy también el que dijo en mi
número 18, folio 169, que ‘no puedo responder por lo que toca al carácter’, de todos los ‘americanos,
sino sólo de los de México’; y dije que no lo haría como oráculo, ‘sino según mi corta comprensión’.
Esto es demasiado excepcional, y estas abatidas expresiones están muy distantes del orgullo del que
usted me acusa.” Ibidem, pp. 410-411.
bien dicho lo del papel impugnado, 8 porque lo demás, como dicen, es cantar fuera del
coro.9
DON JUSTO: Con que tenemos que Nugagá ha tenido razón para decir que El Pensador ha cantado la
palinodia redondamente.
DON CÁNDIDO: Es verdad, pero en lo que sigue lo veremos. Verán ustedes cómo El Pensador le dice
DON YUCUNDO: Y con eso se contenta; pero no pasa por acá ese facilísimo modo de vindicarse.
DON JUSTO: En la página y media que siguen, lleno de su acostumbrado orgullo, nuestro Pensador se
mofa altamente de Nugagá juzgando que éste no advirtió lo que escribió y asegurando que
DON YUCUNDO: ¡Qué vergüenza sería para el pobre Pensador que, examinado este punto, saliera
triunfante Nugagá! Toda la bulla que mete y la burla que hace ¿sobre quién recaería
8
En Sobre una ridiculeza..., Fernández de Lizardi responde: “esto es, la generalidad sobre la que
recayó la impugnación, ¿no es esto? [Nugagá había impugnado la generalidad de una proposición de El
Pensador Mexicano, que él confesó había sido un descuido] [...] ¡se dará mayor picardía! Conque
primero, ‘desdígase usted, confiese su error’, y después de confesado: ‘El Pensador no se debía haber
retractado’, que a eso equivale: ‘que había de haber probado que estaba bien dicho lo del papel
impugnado’; como quien dice; se debía haber sostenido en la generalidad.” Ibidem, p. 538.
9
cantar fuera del coro. Frase figurativa que significa hablar fuera de lugar, descubrir o denunciar un
secreto. “Choro. En su riguroso y proprio significado vale multitud de gente, que se junta para cantar y
regocijarse, ò aplaudir, alabar y celebrar algúna cosa. [También] se toma comunmente por la parte del
Templo y lugár separado y destinado, donde asisten los clérigos, ò los Religiosos para cantar las Horas
Canónicas, y celebrar los Divinos Oficios, respondiendo al Sacerdote que canta la Missa en el altar
mayór.” Dic. autoridades.
10
En Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi escribió: “no crea usted [...] que sea capaz por solas
sus razones de prescindir del concepto que tengo formado de los más de mis paisanos: yo lo siento;
pero mientras no me convenzan con solidez, he de insistir en que son ignorantes, desunidos, etcétera.
¿Quién será bastante a hacerme retroceder de esta opinión con argumentos triviales y sofísticos? He
dicho así, porque tales son los de usted; y lo vamos a ver.” Cf. Obras III-Periódicos, p. 412.
11
En el mismo Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi escribió: “Yo juzgo que usted no advirtió
lo que escribió o se adunó con el arquitecto para facilitar mi argumento con qué responderme [...] ni
puede usted escaparse de la dificultad” Ibidem, pp. 412-413.
criollos tienen los vicios de los indios y los españoles, y que no tienen sus virtudes”;12 dos
destruirlas probó Nugagá que no todos los criollos tienen los vicios que se les imputa, ni
todos carecen de las virtudes de que se les despoja; y con estas proposiciones particulares,
ciertísimas (como lo confiesa el ahijado de don Cándido) quedaron destruidas las dos
DON CÁNDIDO: Eso es imposible. Sobre que El Pensador dice que no; y antes asegura que ese
argumento si fuera bueno (que no debe de serlo, puesto que él dice que no lo es) sería
DON YUCUNDO: Ni El Pensador tampoco, y en eso ha consistido la desgracia del pobrecito, que
probar que todos los criollos eran virtuosos, y que en ninguno había vicios. Disparates en
que ciertamente no ha pensado Nugagá. Y así, señor don Cándido, para que usted no
padezca semejante equívoco, me tomaré el trabajo de decirle una reglita de lógica, que
podrá enseñar a El Pensador, para que otra ocasión no se envanezca tanto y no tenga que
darse los porrazos desde tan alto. La reglita de lógica es ésta: cualquiera proposición
DON YUCUNDO: Yo le pondré a usted un ejemplo para que lo entienda. Si se dice, verbigracia, todos
los Pensadores saben lo que escriben, en habiendo un Pensador que no sepa lo que
DON YUCUNDO: Pues lo mismo es si se dice: todos los criollos han sabido aprender y conservar los
vicios de los indios y españoles, sin tener sus virtudes; en habiendo uno o muchos criollos
que no hayan sabido aprender y conservar estos vicios, y tengan una o muchas virtudes, ya
DON CÁNDIDO: Esto está malo, porque entonces ya no le queda qué responder a El Pensador; pero
pudiere, pues es capaz de disputar contra las verdades más claras como no sean artículos
de fe, según se ha insinuado él mismo; y está satisfecho de que tiene sus alabadores como
DON JUSTO: Con que, en suma, El Pensador no respondió al argumento de Nugagá, ni siquiera lo
entendió por falta de lógica, y, de consiguiente, tuvo éste razón en decir que aquél no sabe
DON YUCUNDO: No, antes que dejemos este capítulo, quiero preguntar a don Cándido en quién
deberá recaer toda la burla y mofa que hace El Pensador a Nugagá: ¿en éste que destruyó
castellano? ¡Vaya que es una vergüenza que el que iba a confundir a Nugagá haga recaer en
particular, verdad”; en la lógica moderna la universal se expresa: para toda x vale...; y la particular: hay
una x tal que...
15
Véase el punto 4 de Palos a El Pensador Mexicano...
él la mofa que su chabacana inteligencia quiso hacer a otro, aumentada con toda la que se
DON CÁNDIDO: Yo qué sé de eso. Lo que yo sé es que el hacer burla es un buen recurso para
DON YUCUNDO: A propósito de razones, El Pensador, en uno de los varios trozos de su mofa, habla
DON CÁNDIDO: Todo el mundo sabe que ningunos; pero ahí está la gracia, en escribir con garbo
sobre cualquiera materia, sea la que fuere, sin haber estudiado, porque escribir sobre lo que
se ha estudiado mi galgo las pesca. Pero veamos aquello de mentiroso, que hay sí [sic] que
DON YUCUNDO: Ni yo se la arriendo a El Pensador, porque saldrá como en todo lo demás, por
pasiva.
DON JUSTO: Dice en substancia el párrafo que si Nugagá no señala el papel en que El Pensador
lisonjeó, pasa por un mentiroso,17 y aquí está aquello de taparle la boca y confundirlo.
DON YUCUNDO: Pues por no habérsela tapado el confundidor va a quedar confundido, porque al fin
del párrafo confiesa que existe el tal papel lisonjero, 18 cuando dice que Nugagá y él solitos
16
Cf. nota 28 a Palos a El Pensador Mexicano... Fernández de Lizardi, en Sobre una ridiculeza...,
responde: “Toribio: [...]. Yo no quiero decirte donde estudió, qué cosa, quiénes fueron sus maestros, ni
otras menudencias que ni tú preguntas, ni es menester decirlas para satisfacer a nadie, pero dime ¿has
leído la obrita de El Pensador? Juanillo: Sí he leído. Toribio: ¿Y has advertido que suele copiar en latín
y lo traduce; pone sus argumentos ya en forma, ya en materia; conoce lo que es sofisma, advierte una
disparidad, hace una retorsión, [...] suele citar autores teólogos y legistas para corroborar sus opiniones,
como también concilios, leyes y santos padres; ameniza su obrita con algo de historia sagrada y
profana, procura colocar su castellano con un estilo popular, pero no muy enfadoso [...] Juanillo: Todo
eso es constante. Toribio: ¿Y crees tú que eso se aprende jugando a la taba?” Cf. Obras III-Periódicos,
p. 540.
17
Cf. nota 5 a Palos a El Pensador Mexicano…; ver particularmente el punto 2 del mismo, sobre que
Fernández de Lizardi sabe lisonjear.
18
En Sobre una ridiculeza..., Fernández de Lizardi refutará: “Toribio: Pues nota la mentira. Prueban
[Don Justo, don Yucundo y don Cándido] que lo dijo El Pensador, levantándole que se expresó con
estas palabras: ‘que Nugagá y él solito saben de qué papel se habla’ y El Pensador no dijo tal, sino
estos: ‘usted y yo solitos sabemos de qué papel’ quiso hablar; míralo en el Suplemento citado página 48.
Juanillo: [...]. ¡Qué va de decir sabemos de qué papel quiso hablar usted a de qué papel se habla
saben de qué papel se habla.19 Luego, existe el papel; luego, Nugagá no pasará por un
mentiroso, aunque no diga éste es. Además que Nugagá lo que dijo en su impugnación fue
que los que habían leído todos los papeles de El Pensador sabían que existía un testimonio
de que sabía lisonjear;20 de que se infiere que, sabiendo esto, los que han leído los papeles
no era menester que El Pensador se hubiera descuidado en no taparse la boca para que la
verdad de Nugagá quedara en su punto. Ahora bien, señor don Cándido, ¿quién faltará a la
verdad y pasará por un mentiroso, quedando además confundido, Nugagá que en nada ha
DON CÁNDIDO: Pero, señores, ésa sería una equivocación de las que suele padecer, y equivocatio
DON JUSTO: Aquí siguen otros párrafos en que repite El Pensador que Nugagá faltó a la verdad, y
añade que faltó a la buena fe, que ha obrado con error craso o con malicia cabalística, y
que lo ha hecho autor de una mentira para hilar una consecuencia absurda.22
DON CÁNDIDO: ¿Todo eso? Pues a la verdad, ya tengo miedo de que todo eso se convierta contra el
alternaría,23 etcétera y El Pensador niega esa generalidad, asegurando que no dijo sin vicios,
DON YUCUNDO: ¡Oh dioses inmortales, y qué porrazo se ha dado El Pensador! Ni siquiera se
necesita saber lógica para conocer que su proposición es más general que la de Nugagá.
Cuando se dice sin vicios podía quedar alguno a la patria; pero cuando se dice sin los vicios
que la afean, ninguno puede quedarla, porque ninguno habrá, por pequeño que sea, que no
la afee. Conque, don Cándido, ¿quién es el que faltó a la verdad y a la buena fe?, ¿quién el
que procedió con error craso o malicia cabalística?, ¿quién el que atribuye mentiras?,
DON JUSTO: En el párrafo que sigue se vio precisado El Pensador a apoyar lo que le había dicho
Nugagá, que nuestra ignorancia no es evidente hasta lo sumo,25 como falsamente quería
aquél.
DON YUCUNDO: Añada usted a eso que no entendió lo de la retorción de la apuesta,26 pues Nugagá
sólo quiso ridiculizar la suya haciéndole otra semejante o igualmente disparatada; con lo
DON JUSTO: Tampoco responde El Pensador a lo de la altivez y el orgullo,27 porque allá los puso
acompañados del valor y acá de la justicia, y debió probar que el Evangelio no los condena
Continúe usted.
DON JUSTO: En el párrafo que sigue no quiere que su famoso párrafo Desengañémonos hable
DON YUCUNDO: Y para eso se quiere fundar en que el artículo los no incluye generalidad porque es
relativo de lo que está después. ¡Qué cosa tan graciosa que en el castellano estén los
relativos antes que los antecedentes. Y luego dirán que El Pensador entiende castellano. 29
Pero, aunque no quiera, la proposición es tan general como las que más, como ya se lo dijo
Nugagá.30
DON CÁNDIDO: Cómo es eso de general. No, señores, ¿no ven ustedes que El Pensador dice que no?
DON YUCUNDO: Pero la lógica dice que sí. Y si no, dígame usted, ¿es general esta proposición Dios
DON YUCUNDO: Luego, no es necesario que se diga todos los animales, pues todos se entienden con
sólo el artículo los, y así dejo a la prudencia de usted calificar quién es el que levanta
28
Cf. nota 9 a Palos a El Pensador Mexicano...
29
En Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi había escrito: “En mi periódico no se leen estas
palabras, todos, una, pero usted tiene gracia para levantarme testimonios. Yo dije los defectos, y ese
artículo los es relativo a aquellos defectos determinados no comprehensivos de cuantos puedan tener.”
Cf. Obras III-Periódicos, p. 416.
30
Véase el punto 7 del folleto de Nugagá, Palos a El Pensador Mexicano...
DON CÁNDIDO: A la verdad que, aunque uno no quiera, las razones lo hacen callar, pero a fe que no
DON YUCUNDO: En efecto, habla mucho y dice poco, aunque no en materia de desvergüenzas, como
se puede ver para prueba en el solo pedazo que falta que ver de su papel.
DON JUSTO: De facto, en el fin de ésta y en toda la última página se encuentran bastantes, sin que
DON YUCUNDO: Pero es menester notar que espeta esas desvergüenzas a Nugagá, que escribió con
encuentra otra cosa de substancia, quiero, no obstante, decir algo sobre lo que falta, para
que no diga don Cándido, como buen creyente, que el silencio proviene de escasez de
renovando la queja que puso en su página 44, que extraña la ojeriza que se ha acarreado
por su Extraordinario, cuando estos autores ridiculizaron los vicios de su patria sin
adquirirse los enojos que él. Omito la friolerilla de la diferencia que hay entre estos autores
Este hombre engañado creyó de buena fe que tan de justicia era darle las gracias si hablaba
de sus paisanos la verdad sin hacerles ningún favor, como reconvenirle si hablaba con
falsedad mal de todos sus paisanos. Pero es menester que advierta usted, don Cándido, que
en lo primero ninguna gracia hizo, pues debía hablar la verdad, ya que se metió a hablar de
sus paisanos sin que lo llamaran; y en lo segundo hizo notable agravio a su patria.
31
En su Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi escribió: “me coge de nuevo esta ojeriza al ver
que Juvenal entre los antiguos e Iriarte entre los modernos ridiculizaron y manifestaron los vicios de su
patria, sin que por esta causa se hubieran adquirido los enojos que yo; pero muchos de mis paisanos no
quieren que les digan todas las verdades que deben decirse.” Cf. Obras III-Periódicos, p. 416
Dice también El Pensador, disculpándose de haber alterado un verso de Virgilio, 32 que ¡qué poca
materia tenía Nugagá para refutarlo, cuando anda a caza de parvedades!33 Aquí se
equivoca de varios modos El Pensador. Lo primero en decir que Nugagá tenía poca
lo segundo, en suponer que Nugagá le refuta, por haber alterado a Virgilio, pues no se
metió en tal, y no hizo otra cosa que decir a El Pensador que no lo había sabido copiar; y
Nugagá no acostumbra refutar como el Pensador diciendo, sino probando lo que dice; lo
tercero, en decir que Nugagá andaba a caza de parvedades; pues todo lo que cazó eran
gazapos de buen tamaño, despreciando las lagartijas y otras alimañas, como de poca
importancia. Del mismo modo que yo ahora me dejo en el tintero cantidad de semejantes
Y para que no crea don Cándido que hablo de memoria, le daré muestra con algún gazapillo
cualquiera. El epígrafe que trae el Escudo de El Pensador es todo en su contra. Tan lejos
estuvo de entenderlo que él mismo se critica con él sus defectos. Dice Rochefoucaul[t] 35
que confesamos nuestros defectos para reparar con esta sinceridad el daño que nos harían
en el juicio de los que lo supieran, es decir, que no los confesamos por virtud, sino que el
amor propio nos dicta este arbitrio para evadir, por medio de la sinceridad hija suya, la
32
Cf. nota 37 a Palos a El Pensador Mexicano...
33
En su Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi escribió efectivamente: “¡qué poca materia tenía
usted [Nugagá] para refutarme, cuando anda a caza de estas parvedades!” Cf. Obras III-Periódicos, p.
416.
34
Cf. nota 1 de este folleto, así como la nota 1 de Palos a El Pensador Mexicano...
35
En Escudo de defensa..., Fernández de Lizardi usa como epígrafe el texto de La Rochefoucauld:
“Nosotros confesamos nuestros defectos para reparar por medio de la sinceridad el perjuicio que nos
hacen en el espíritu de los otros.” Cf. Obras III-Periódicos, p. 409.
crítica que nuestros defectos se merecen. Pero ya se ve, ¿qué obligación tiene el pobre
amor propio nuestras acciones en todas sus máximas? ¿Qué tal, don Cándido?, ¿le gusta a
usted el gazapillo? Pero concluyamos, y dé usted mis memorias con las de don Justo a su