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El delito de calumnia se encuentra previsto en el artículo 131 del Código Penal que se ubica dentro de los denominados delitos
contra el honor. A continuación presentamos pronunciamientos relevantes de nuestros tribunales sobre el referido delito.
1 DESCRIPCIÓN TÍPICA
De acuerdo con el artículo 131 del Código Penal, incurre en tipo penal de calumnia quien atribuye falsamente a
otro, un delito. Para nuestra jurisprudencia, ello significa la ausencia de relevancia penal cuando el hecho
atribuido a otro constituye una falta. Asimismo, es necesario verificar (intraproceso) la falsedad de la imputación
y que el agente actuó con conocimiento de esta.
Para la configuración del delito de calumnia es necesario que exista: a) imputación de determinados hechos
que sirvan de base para una calificación jurídica del delito, sin que puedan comprenderse a las simples faltas, b)
que sea falsa la imputación, c) que se dirija a persona determinada o determinable y d) un dolo representado por
el ánimo específico de difamar; en este sentido, no se puede invertir la carga de la prueba y obligar a los
acusados de calumnia a probar que sus imputaciones son verdaderas; concluyendo pues, que sino demuestra
que la imputación es falsa, el delito de calumnia no existe. Por su parte, en el delito de difamación se requiere
del dolo y ánimo específico del agente por dañar, lesionar o agraviar el honor del sujeto pasivo (Exp. Nº 3691-97-
Lima, 29/09/2000).
Que, para los efectos de la configuración de la calumnia y la difamación es necesario que se den
copulativamente la tipicidad objetiva consistente en atribuir falsamente a otro la comisión antijurídica y culpable
de un delito que no ha cometido y la tipicidad subjetiva consistente en el animus de deshonrar, a sabiendas de
que este es falso; y además teniendo en cuenta el delito de difamación, el animus doloso de su comisión, es
decir la concurrencia del animus difamandi; como requisito esencial del tipo (Querella Nº 84-2001-Trujillo,
15/052001).
Como puede apreciarse, el núcleo típico del delito de calumnia es la atribución que hace el agente a otro de
un falso comportamiento delictivo, con lo cual daña su honor (bien jurídico protegido). Por cierto, como señala la
jurisprudencia, ni el grado de ofensividad en el lenguaje utilizado ni la difusión de la ofensa tienen relevancia para
la configuración del delito.
En los delitos contra el honor la lesión del bien jurídico debe ser valorada dentro del contexto situacional en el
que se ubican tanto el sujeto activo como el sujeto pasivo, por el indiscutible contenido sociocultural que
representa la reputación o la buena imagen de la persona como objeto de tutela penal; en tal sentido, las
expresiones genéricas como “se ha comido la plata de los padres de familia”, “ha cometido graves
irregularidades” entre otras, si bien revelan un vocabulario ofensivo y agresivo, denotando una grave falta de
educación, no evidencian en cambio un componente injurioso en el sentido requerido por los delitos de calumnia
y difamación, puesto que no se infiere de ellas ninguna afectación real a la posición que ocupa la querellante
dentro de su relación social concreta, careciendo además el comportamiento de los agentes del especial animus
injuriandi que exige el tipo penal, es decir, del conocimiento y voluntad de estar socavando el honor y la dignidad
de otra persona, debiéndose entender estas expresiones, por el contrario, como una grave falta de educación
explicable por la euforia de la discusión y malentendidos existentes entre la referida querellante y los
mencionados querellados (R.N. Nº 4165-96-Lambayeque, 01/10/1997).
¿Se requiere que el agente haya actuado con el ánimo de dañar el honor?
No se evidencia que las declaraciones se hayan efectuado con ánimo de dañar el honor y la reputación de la
recurrente, en el caso de calumnia, ni con el animus difamandi, en el caso de la difamación, requisitos
necesarios para que se configuren los delitos denunciados, advirtiéndose en la conducta del querellado solo el
ánimo de informar sobre determinados incumplimientos de orden laboral –sin que se haya mencionado el nombre
de la querellante– cuya solución, en efecto ha sido sometida a la decisión jurisdiccional, según aparece de las
piezas judiciales por lo que la sentencia materia de grado se encuentra arreglada a ley (R.N. N° 359-2002-
Ucayali, 14/11/2003).
El delito de difamación previsto en el artículo ciento treinta y dos del Código Penal requiere que las frases
calificadas de difamantes se realicen ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que puedan
difundirse; mientras que el delito de calumnia requiere la atribución falsa de un delito al sujeto pasivo (R.Q. N°
2256-2001-Callao, 02/07/2002).
¿Se configura el delito cuando el agente tenía la convicción de que los hechos imputados eran
ciertos?
El delito de calumnia contiene como uno de sus elementos típicos que el sujeto activo sepa que los hechos
atribuidos sean falsos, y no obstante ello proceder a su atribución. En el caso de autos se colige que el
querellado tenía la íntima convicción de la certeza de los hechos atribuidos, en virtud de la información con la que
contaba, por lo que no se alcanza el grado de certeza necesario de la concurrencia del elemento del tipo penal
consistente en la atribución de un hecho falso; presentándose, por lo tanto, una duda razonable respecto al
componente subjetivo del delito (Exp. Nº 7720-97-Lima, 23/03/1998).
En el delito de calumnia la acción típica consiste en imputar falsamente un delito a otra persona. La
imputación o atribución ha de ser de un delito, no de una falta. Por delito hay que entender cualquier hecho
subsumible en un tipo legal de un delito perseguible de oficio; siendo indiferente la calificación que el sujeto dé a
los hechos que se le impu-tan o el grado de ejecución o participación criminal que afirme. La imputación ha de
ser falsa. Si no lo es y el acusado prueba la veracidad de su imputación, quedará exento de pena, ya que el
hecho no será típico (Exp. Nº 2378-98-Lima, 10/07/1998).