Está en la página 1de 4

BOLILLA II – Delitos contra el honor. (Art.

109 al 117 bis)

El concepto de honor es algo que, a lo largo de la historia, ha ido variando según las reglas cultures y sociales de cada
pueblo. El honor es el valor que tiene una persona de sí misma y también en relación con la sociedad en donde vive
(derecho a la reputación).
Analizar el derecho al honor como bien jurídico penal, ha implicado concebirlo desde dos perspectivas diferentes,
fáctica y normativa. Las concepciones fácticas, que parten fundamentalmente, de la distinción entre honor objetivo y
subjetivo, siguen la opinión de De Cupis, para quien el honor es la dignidad personal reflejada en la consideración de
los demás y en el sentimiento de la propia persona. Para las concepciones normativistas, en cambio, el honor forma
parte de la dignidad de la persona humana, lo cual implica que no se puede carecer de él, pero si se puede disminuir.
El honor se presenta, así, como un atributo de la personalidad, que corresponde por igual a cualquier ser humano
por el solo hecho de serlo.
El Código penal se ha decantado por un modelo de protección del honor en su sentido tradicional (concepción
fáctica); con independencia de que se corresponda o no con los méritos personales de quien lo ostenta.
Desde la CN (art. 72.22), el honor se encuentra directamente vinculado a la dignidad humana (concepción
normativa). Desde esta perspectiva, podemos definir al honor como el conjunto de predicados de la persona que le
dan reputación social y estima propia.

 Sujetos del delito.


 Sujeto activo: puede ser cualquier persona física a excepción de aquellas que gozan de inmunidades
parlamentarias, mientras las manifestaciones se realicen durante el desempeño de su mandato y tengan
relación con la actuación funcional.
 Sujeto pasivo: también puede ser cualquier persona. La imposibilidad de ejercer la acción penal para estar
en juicio de menores, incapaces, debido, precisamente a su incapacidad, no les resta protección de este
derecho.

 Calumnias e injurias. El tipo subjetivo.

Históricamente se entendió que los delitos contra el honor eran delitos dolosos, admitiéndose, inclusive, el dolo
eventual.
La modificación del art 110, introducida por la ley 26551, incluyendo la palabra intencionalmente, significó que parte
de la doctrina entendiera un retorno al animus injuriandi como elemento integrador del tipo subjetivo de los delitos.
Esta incorporación deja afuera del tipo subjetivo, la comisión dolosa eventual y las formas imprudentes.
Como la reforma ha incidido únicamente en el tipo subjetivo del delito injuria y no en el de calumnia, hay que
convenir en que este último admite todas las formas del dolo (directo y eventual).
Con la reforma de la Ley n°26551, la calumnia y la injuria han quedado, por un lado, despenalizadas, al reemplazarse
la pena de prisión por la de multa, y por otro lado, han sido desincriminadas (declaradas atípicas), cuando las
expresiones estén referidas a asuntos de interés público o no fueren asertivas. Estas formas de atipicidad han sido
introducidas con el fin de evitar la punición de los medios de prensa en la difusión de crónica o información
periodística, respondiendo a la idea de preservar la libertad de expresión por sobre el poder penal del Estado.
La CALUMNIA es una injuria especializada por la conducta imputada. La injuria es el género y la calumnia la especie,
relación de la cual se infiere que toda ofensa al honor de una persona que no configure una calumnia, es una injuria.
Pero, si la ofensa es típica de injuria y calumnia, en un mismo contexto de acción, sobreviene esta última,
desechándose toda posibilidad concursal.
Las infracciones contra el honor son delitos de pura actividad y de peligro concreto, cuya consumación no requiere
que el honor se haya efectivamente perjudicado. El término para la prescripción de la acción penal es de dos años.
El tipo legal requiere la concreción de los siguientes elementos:

a) Una imputación, esto es, una conducta imputativa, la que debe entenderse como la atribución a otra
persona de la comisión de un hecho delictivo. Sin imputación no hay calumnia.
b) La imputación debe ser concreta y circunstanciada. Atribuir generalidades o circunstancias de hechos
futuros, no configuran este delito. No bastan las atribuciones genéricas, vagas o ambiguas, si no van
acompañadas de la explicitación de hechos concretos.
c) La imputación debe concretarse respecto de una persona física determinada. La imputación tendrá que
concretar, en forma circunstanciada (determinación de las condiciones personales, de tiempo, modo y
lugar), el hecho y su autor. De lo contrario, faltará un elemento del tipo objetivo y, por ende, la calumnia.
d) La imputación debe ser de un delito, de un hecho tipificado en código penal, leyes complementarias y
especiales, doloso o culposo, quedando excluidas las faltas y contravenciones.
e) Delito de acción pública. Son delitos de esta clase aquellos cuya acción puede promoverse de oficio, con
prescindencia de la instancia de parte o el interés del particular afectado.
f) La imputación debe ser falsa. La imputación es falsa cuando el hecho es incierto o inexistente (falsedad
objetiva) o cuando el autor sabe que el hecho atribuido no existe o, si fuera cierto, se lo imputa a una
persona que no ha participado en el mismo (falsedad subjetiva).

La llamada calumnia real (“plantar” elementos de prueba de un delito, de los cuales se pueda inferir que están
orientados hacia una persona determinada), es calumnia. Es un delito doloso; no precisa ningún elemento subjetivo
adicional distinto del dolo. El error, exculpa al autor del injusto típico. Tratándose de un delito de pura actividad y de
peligro concreto, alcanza su grado de perfeccionamiento cuando llega a conocimiento del ofendido o de un tercero.
Se muestra como posible la tentativa cuando la calumnia es cometida por determinados medios, o en aquellos
supuestos de interrupción del iter criminis.
En los casos de delitos contra el honor cometidos por la prensa, el criterio a tener en cuenta para la perfección, surge
recién cuando las expresiones ofensivas son emitidas ante el interlocutor o reportero y se divulgan o cuando el papel
impreso se publica, porque es en esos momentos en que la manifestación injuriosa adquiere potencialidad ofensiva
y peligrosa, real y efectiva, para la indemnidad del bien jurídico. La competencia territorial será la del juez del lugar
en donde se dio la publicidad del artículo. Si las injurias fueron lanzadas vía internet el delito estará consumado
cuando el ofendido, o un tercero, tomen conocimiento del agravio.

La INJURIA consiste en deshonrar o desacreditar a otro. Se trata de un delito de mera conducta y de peligro
concreto, resultando irrelevante la producción de daño alguno o de menoscabo del ofendido. Al igual que en la
calumnia, el ejercicio de la acción prescribe a los dos años.
Si bien es un delito de acción, se admite la posibilidad de la injuria omisiva. Se trata de un tipo penal alternativo,
compuesto de dos acciones: “deshonrar” o “desacreditar” a otra persona. Con la acción de deshonrar se ataca la
honra, la dignidad o consideración de la persona; con la acción de desacreditar, la reputación, la confianza o el
prestigio de que goza un individuo en razón de su personalidad.
Lo que produce la consumación típica no es la propia conducta injuriosa en si misma, sino que el sujeto pasivo o un
tercero reciban los efectos o consecuencias del agravio al tomar conocimiento de él, aún cuando ese agravio no
alcance a dañar la honra o reputación del sujeto pasivo.
Cuando se calumnia y se injuria al mismo tiempo, la relación de especialidad entre ambas figuras impiden su
concurso. Ahora bien, cuando en una misma acción se ofende a varias personas, estaremos frente a un supuesto de
concurso real; si, en cambio, la misma injuria se repite en distintas oportunidades sobre un mismo sujeto, habrá un
único delito.
La injuria es un delito doloso, que admite solo el dolo directo.
Según el art. 111, el acusado de injurias solo puede probar la verdad de la imputación en dos casos:

a) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal. Resulta necesario que,
al momento de promoverse la excepción, el contenido de la ofensa haya sido o sea objeto de un proceso
penal. En este caso estamos en presencia de una “excusa absolutoria”, que deja intacta la antijuricidad del
tipo penal y que, por ende, puede dar lugar a la reparación de los daños y perjuicios causados.
b) Si el querellante pidiera la prueba de la verdad de la imputación dirigida contra él. La restricción probatoria
opera a favor del ofendido y no de la sociedad, circunstancia que explica la admisibilidad probatoria ante el
requerimiento de aquel.

Cuando hablamos de publicación o reproducción de ofensas inferidas por otro (art. 113), se hace referencia al
castigo del autor de la publicación o reproducción de la ofensa, cuya conducta es diversa de la del autor originario.
Se trata de un diseño típico autónomo que supone la existencia de dos autores y de dos delitos distintos,
independizándose de la posibilidad de participación en el delito del autor original de la ofensa. El precepto regula
una modalidad negativa de castigo al autor de la publicación o reproducción de la ofensa (inferidas por otro):
siempre que no se haya hecho mención de la fuente pertinente.
Se trata de un delito complejo, de acciones alternativas e independientes. El tipo admite dos formas comisivas:
reproducir (volver a producir) o publicar (hacer llegar las injurias o calumnias, cometidas por otro, a un número
indeterminado de personas).
La reforma de la Ley n°26551 introdujo un párrafo final en el artículo que desincrimina la calumnia inferida por otro
cuando las imputaciones estén referidas a asuntos de interés público o cuando no sean asertivas. Para su perfección
típica, la figura debe reunir los elementos del tipo objetivo y subjetivo de la injuria; por lo tanto, resulta admisible el
dolo directo, con lo cual queda descartada toda posibilidad de publicar o reproducir injurias inferidas por otro con
dolo eventual.

 Ofensas propagadas por medio de la prensa. (Art. 114)

El precepto legal contiene una forma de reparación, si lo pide el ofendido, publicando la sentencia o satisfacción, y
una regla que determina la jurisdicción aplicable.
El comportamiento típico consiste en propagar una injuria o una calumnia por medio de la prensa. La expresión
“prensa”, queda restringida a toda publicación u obra impresa, periódica o no, a condición de que sea publicada por
un editor, por lo tanto, queda excluido del precepto legal todo otro modo distinto de publicidad.
Cuando el artículo habla de sentencia, se refiere a la resolución definitiva y firme dictada por el Juez o Tribunal de
Juicio, pasada en autoridad de cosa juzgada; y satisfacción es la explicación brindada en el juicio por el querellado en
oportunidad de ejercer su derecho de retracción. Se trata de un derecho exclusivo del querellante, el juez o Tribunal
están impedidos de ordenar la publicación de oficio.
Se trata de un tipo penal de sujetos indiferenciados. Cualquier persona, al igual que en los tipos generales de
calumnia e injuria, puede ser sujeto activo o pasivo de esta infracción. Es un delito doloso.
La exculpación de un periodista que ha difundido información reputada de falsa, debe hacerse en el marco del tipo
subjetivo, debiendo el querellante probar que aquél actuó con dolo o con notoria imprudencia.
Con esta doctrina se procura un equilibrio razonable entre la función de la prensa y los derechos individuales que
hubieren sido afectados por comentarios lesivos a funcionarios públicos, figuras públicas, que hayan protagonizado
situaciones de interés público objeto de la información o de la crónica.

Injurias en juicio. Art. 115. La acción típica consiste en proferir injurias en juicio que se dirime ante los tribunales de
justicia, en un litigio jurisdiccional. La eximente solo alcanza al delito de injuria.
Las injurias deben haberse proferido por los medios típico previstos en el precepto legal: escritos, discursos,
informes. Deben haber sido proferidas ante los tribunales (todos ellos). Las injurias proferidas en juicio deben
quedar en el ámbito del conflicto, pues el injusto típico se aplica a condición de que las injurias no fueran dadas a
publicidad, que no se ventilen fuera del marco de la cuestión justiciable.
Se trata de un delito especial propio, de autores calificados por el rol que desempeñan dentro del proceso
controversial; por lo que solo estos pueden ser sujetos activos: litigantes, que son los que ejercitan el derecho propio
cuyo reconocimiento se pretende en un proceso; en forma activa (pretensor, actor, incidentista, nulisdicente,
tercerista, fiscal, querellante, actor civil, etc.) o pasiva (demandado, incidentado, acusado, querellado, etc.);
apoderados, que son lo que actúan por mandato, general o especial, del litigante, en un litigio de cualquier fuero;
defensores, que son los profesionales con capacidad de postulación (letrados) que ejercen la defensa técnica del
imputado.
El dolo requerido por el tipo legal es el mismo que el del art. 110. La tentativa es posible en razón de los medios
típicos seleccionados: por ejemplo, un escrito presentado en tribunales que no llega a proveerse por extravío y que
es hallado extemporáneamente, porque el derecho donde están contenidas las injurias caducó).

Art. 116. Cuando las injurias fueren recíprocas, el tribunal podrá, según las circunstancias, declarar exentas de
pena a las dos partes o a alguna de ellas.
Las injurias deben ser recíprocas, debiendo mediar una relación de causalidad entre la injuria proferida por el
ofensor y la expresada por la víctima. Es decir, que una injuria debe ser la causa determinante de la otra, la cual debe
presentar cierta “razonabilidad” con la primera ofensa. Las ofensas cruzadas, para ser compensadas, deben ser
ilegítimas, pero es facultad exclusiva del juez el declararlas exentas de pena.
Las injurias recíprocas deben resumir todos los elementos objetivos y subjetivos del art. 110.
Art. 117. El acusado de injuria o calumnia quedará exento de pena si se retractare públicamente, antes de
contestar la querella o en el acto de hacerlo. La retractación no importará para el acusado la aceptación de su
culpabilidad.
La retractación supone no solo la tipicidad de la ofensa, sino también su ilegitimidad y su punibilidad; y, desde luego,
para que el agente se pueda retractar debe reconocer su autoría o participación en la ofensa; quién las niegue no
podrá retractarse de una ofensa que dice no haber inferido. La retractación, por propia definición, siempre implica el
reconocimiento de algún aspecto del delito, incluso, su culpabilidad. El acusado podrá decir en el acto de la
retractación que es culpable del delito, pero, aun así, dicha confesión no podrá tomarse en cuenta en el caso judicial,
pues la propia ley prohíbe que la retractación implique la aceptación de la culpabilidad del mismo.
La retractación es un instituto de derecho público, por lo tanto la aplicabilidad de su procedencia es competencia
exclusiva del juez, por lo que este no está obligado a eximir de pena al querellado que se retracta aún en caso de
aceptación del querellante.

Art. 117 bis. Incorporado por la ley 25326 “protección de datos personales (habeas data)”.
El bien jurídico protegido es la intimidad personal, en su dimensión positiva, esto es como afirmación de la propia
libertad y dignidad de la persona.
El delito está previsto en el primer párrafo, y consiste en insertar o hacer insertar datos falsos en un archivo de datos
personales. Es un tipo penal de conductas alternativas, de peligro concreto, de pura actividad y de autor
diferenciado. El tipo requiere que el autor obre a sabiendas de que introduce un dato falso al sistema informático; se
trata de una actuación de dolo directo.
No quedan comprendidos los datos inexactos o incorrectos, tampoco están abarcados los datos verdaderos
insertados sin el consentimiento del titular del dato.

También podría gustarte