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En los años 60´s, las ideas estratégicas del Boston Consulting Group estaban en
auge. El léxico de la época era la curva de experiencia y la estrategia del portafolio,
donde ésta última clasificaba a los productos en cuatro categorías: vacas lecheras,
perros, niños problema y estrellas. Idear estrategias era el ejercicio intelectual por
excelencia exclusivo de los directores ejecutivos. Todo parecía que pudiera
categorizarse, analizarse, cuantificarse y predecirse. Las empresas tenían grandes
departamentos de planeación estratégica analizando cifras y configurando
escenarios para aniquilar al adversario.
Hay otra respuesta al problema planteado por Mintzberg, una respuesta que ha sido
probada infinidad de veces y que tiene que ver con la formulación de la estrategia
basada en las discontinuidades, en involucrar a planificadores y a gerentes, que
convierte la informalidad en una virtud sin abandonar una metodología y una
estructura ampliamente comprobada. Estamos hablando de los Juegos de Guerra
que la firma de consultores Booz-Allen & Hamilton denomina Simulación Dinámica
Competitiva.
Teoría de Juegos
La famosa historia de los dos prisioneros es debida a Tucker (1950). Straffin (1980)
cuenta de nuevo como Tucker ideó el juego en el tablero de Melvin Dresher y
compuso la historia que dio el nombre a ese juego. Aparentemente Howard Raiffa,
en forma independiente, condujo experimentos con el juego del Dilema del
Prisionero en 1950, pero no los publicó.
De acuerdo con estas opciones, si cada uno analiza qué le conviene hacer para
obtener el mayor beneficio individual posible, concluirá lo siguiente:
Si ambos confesaran, los dos irían presos tres años y su asociación sufriría
un total de seis años de cárcel.
Si ninguno confesara, ambos terminarían presos por un año, con lo que el
costo carcelario total ascendería a dos años, situación más conveniente para
ambos.
Lo anterior se puede representar con una matriz de juego, como muestra la figura,
anotando como penas los años de cárcel:
En el dilema del prisionero hay implícita una ley de rebaja de la pena por
confesión voluntaria. Si no hubiera una reducción de penas por cooperar con la
justicia y confesar supusiera una deshonra para los individuos en su círculo social,
desaparecería el incentivo para cooperar. Ello constituye un ejemplo de la
importancia del sistema legal, que establece las reglas de juego. Las penas que
resultan de las acciones de los individuos dependen de esas reglas. Un cambio de
reglas modifica los incentivos individuales y altera la posición de equilibrio. Un
resultado socialmente ineficiente, a veces, se puede cambiar con una reforma del
marco legal.
Por otro lado, además de las leyes formales, pueden existir sanciones informales.
Así por ejemplo, la mafia tiene una forma de resolver el problema de coordinación
entre los prisioneros: instituyó castigos para los que violan la ley del silencio, los
cuales alteran las penas individuales que se sintetizaron en la matriz. Si los castigos
son suficientemente altos, pueden llevar de la posición de equilibrio a la posición en
las coordenadas no confiesa, no confiesa, que beneficia a ambos delincuentes. El
dilema del prisionero constituye un modelo paradigmático que se aplicó para
analizar el comportamiento de delincuentes comunes, de disidentes políticos
encarcelados en campos de concentración y hasta de quienes actuaban en
contextos completamente ajenos a situaciones policiales.
Aplicaciones
La aplicación de la Teoría de Juegos a la estrategia de mercadeo le puede llevar a
descubrir sus mejores opciones disponibles. Considere, como ejemplo, decisiones
como éstas que los Gerentes de Mercadeo enfrentan usualmente:
Su empresa está en un mercado que cada día se estrecha más debido a la
recesión de la economía y por la entrada de nuevos competidores. A medida
que las ventas declinan, su principal competidor reduce precios y aumenta
su producción. ¿Cuál debe ser su respuesta? ¿Lanzarse a una guerra de
precios o mantenerse firme y perder ventas y participación de mercado? A
situaciones como ésta se han enfrentado las aerolíneas, las revistas y los
computadores personales entre otros.
Producir una nueva generación de sus productos le representará inversiones
cuantiosas en investigación y desarrollo. ¿Debe usted embarcarse en esto?
Sus competidores se enfrentan a la misma situación. Si todos se lanzaran al
mercado, ¿valdrá la pena participar en esta competencia donde si usted sale
de primero el mercado podrá estar en corto tiempo tan saturado que su
producto pionero le dará pérdidas? ¿O será mejor esperar por oportunidades
de mercadeo en mercados más rentables?
Usted tiene un nuevo producto muy promisorio. ¿Debe usted lanzarse de
primero al mercado? ¿Cosechará ganancias siendo pionero o le estará
abriendo el camino a competidores cautos que se beneficiarán de sus
errores?
Todas estas situaciones son opciones de juegos donde sus resultados dependerán
no solamente de lo que usted haga sino también de lo que hagan sus competidores.
Tiene usted una estrategia dominante? (es decir, una que sea buena para
usted, no importa lo que hagan los demás). Si es así, úsela.
Hay otra clase de estrategia dominante? (esto es, una que será fatal para
usted, no importa lo que hagan sus competidores). Si es así, elimínela y
reanalice el juego.
Está en medio de una estrategia de equilibrio? (o sea un resultado donde
la acción de cada jugador es la mejor respuesta para las de los demás). Si
es así, lo más probable es que la mayoría de los jugadores optarán por ella.
La primera norma para una estrategia acertada es tener una visión muy clara del
escenario del juego. Si usted hace un juicio equivocado de la estructura del juego,
estará expuesto a juzgar erróneamente la conducta de sus oponentes.
La Teoría de Juegos tiene dos grandes ramas: la teoría de juegos cooperativos y
los no-cooperativos. La Teoría de Juegos no-cooperativos se refiere a qué tan
inteligentemente un individuo interactúa con otros para lograr sus propósitos. Hay
otras ramas de la teoría económica estrechamente ligadas a la Teoría de Juegos:
No es esta la primera vez que la Real Academia Sueca de las Ciencias concede el
galardón por esta teoría: en 1994, el Premio Nobel de Economía fue otorgado a
Reinhard Selten, por sus trabajos en el campo de la teoría de juegos.
"Estos trabajos han aportado mucho a la creación de un puente entre las ciencias
sociales y las económicas", argumenta la Academia, "pues gracias a estas
investigaciones se puede describir y analizar una serie de procesos sociales, desde
la estructuración de los precios del mercado hasta la carrera armamentista".
Lecturas Adicionales