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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”


FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA: ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
ASIGNATURA: Deontología y Ética Profesional
LAPSO ACADÉMICO II-2020

Perversidad en el ejercicio de la
profesión de Administración de
Empresas y Economía

Profesora: Realizado por:


Dalia Aguirre Paola Jiménez C.I. 26.706.737
Albanys Carmona C.I. 27.226.767
Ricardo Cabello C.I. 26.203.642
Vanessa Mancuso C.I. 25.589.881
Cesar Ruiz C.I. 26.706.767
Yumilka Cabello C.I. 25.387.076

Barcelona, 27 de octubre de 2020


Introducción

La perversidad son prácticas sociales recurrentes, habituales que se da en procesos,


situaciones, pautas de relación o Instituciones. Para que estas prácticas perversas se den,
existen bases de poder y legitimidad que los sustentan. Un Licenciado en Administración de
Empresas qué hace, a grandes rasgos se encarga de planificar, gestionar o dirigir un negocio,
empresa, grupo, recurso u organización. Es decir, es el responsable de controlar de manera
eficiente todos los procesos para disminuir costos, aumentar la productividad y la rentabilidad
de una unidad de negocio, por lo tanto, puede existir en las organizaciones perversidad en
este tipo de procesos tal como contradicciones en reglamentos, sistemas de trabajo que
premian a quienes evaden sus controles.

Por otra parte, el licenciado en Economía está capacitado para diseñar, dirigir, ejecutar
y controlar planes, programas y proyectos de índole económica, en el marco de
organizaciones, empresas o en el sector público en cargos ejecutivos también pueden
desempeñarse en las áreas más técnicas del mundo de las finanzas y los bancos, por este lado,
también puede existir la perversidad en proceso de controlar los diferentes reguladores de la
economía. En el siguiente trabajo hablaremos sobre como la perversidad se encuentran en las
profesiones de Administración de Empresas y Economía.
Perversidad.

Son prácticas sociales recurrentes o habituales que se da en procesos, situaciones,


pautas de relación o Instituciones. Para que estas prácticas perversas se den, deben existir
bases de poder y legitimidad que los sustentan.

 En lo político: partidos que descalifican, la inseguridad que lleva a los ciudadanos a


hacer justicia por mano propia.
 Económico: el endeudamiento del gobierno nacional, que deberán pagar las
siguientes generaciones. Ej.: deuda externa
 Jurídico: organismos de detención donde no se reeduca a los detenidos. Abusos de
autoridad
 Organizaciones: contradicciones en reglamentos, sistemas de trabajo que premian a
quienes evaden sus controles.
En la perversidad existe la intencionalidad y también un razonamiento a posteriori
como forma de justificar el carácter destructivo de las acciones. Los procesos perversos que
emergen de las condiciones estructurales de la propia organización pueden definirse como
autodestructivos.
El carácter estructural de la perversidad y su recurrencia debe ser evaluada desde la
óptica de la misión institucional y la razón de ser de la organización. Con razón y sin razón
Actores, víctimas y cómplices Rasgos recurrentes que implican que una realidad
organizacional tiene componentes perversos: evaluación que se realiza desde la perspectiva
del observador social, la existencia de una desviación respecto de lo normal o natural, la
presencia de algo negativo e inevitable para los damnificados, la intencionalidad de las
acciones, el carácter esquemático y recurrente en el contenido de los actos, la impunidad o
falta de castigo hacia los promotores y cómplices, la transgresión respecto de principios
morales y éticos sustentados en el contexto social. En las relaciones perversas existe también
asimetría y desigualdad.
Viendo los efectos sobre las víctimas una situación perversa es una demostración de
la negatividad del poder y sus implicancias destructivas. Los afectados la reciben como una
sanción injusta.
La desviación consiste en que los actores consideran sus beneficios individuales, pero
no aquellos efectos que actúan sobre el conjunto social. Este pacto perverso es desigual y
establece una red de obligaciones ajenas a los principios y las leyes de lo social. Lo perverso
no es "algo", sino una distinción del observador.

Perversidad en la administración de empresas.

Son prácticas sociales recurrentes o habituales que se da en procesos, situaciones,


pautas de relación o Instituciones. Para que estas prácticas perversas se den, deben existir
bases de poder y legitimidad que los sustentan, por ejemplo, en el caso de la administración
de empresas tenemos: contradicciones en reglamentos, sistemas de trabajo que premian a
quienes evaden sus controles.

En el marco de las organizaciones, se estudia la existencia de acciones, procesos y


estructuras que en la realidad de la organización presentan desviaciones respecto de los
siguientes marcos de referencia:

 Lo instituido en forma de ideologías, valores de un medio sociocultural más amplio.


 La misión de la organización.
 Las normas y valores habituales de los grupos organizacionales.
 Las pautas religiosas o morales, propias de los grupos organizacionales.
Lo perverso se afirma o denuncia desde una observación ética y moral y desde allí
también puede calificarse como irracional, anormal o ilegitima en términos sociales.
También se confronta y define en los siguientes marcos de referencia: el lenguaje, lo
racional, el orden (misión), lo natural, lo normal y lo moral.

La doble moral en las organizaciones.


Cuando hablamos de sistemas perversos, hacemos referencia a pautas de relación y
modelos de pensar.
Los sistemas perversos representan la práctica de la inmoralidad y son la
manifestación de un orden destructivo. Lo perverso no es algo absoluto y no puede decirse
de una misma conducta que en cualquier lugar será siempre ilegal, destructiva o egoísta. La
perversidad es una definición que requiere ser contextualizada. No hay organizaciones que
sean perversas en sí mismas. Lo invariable para cualquier situación es la relación circular y
la existencia de requerimientos contradictorios (Ej. ser juez y parte en un mismo proceso).
La perversidad tiene su lógica su racionalidad destructiva, una relación de fuerzas
establecida, la moral de la hipocresía, los círculos viciosos que se fomentan en un ambiente
de complicidad e impunidad. Los sistemas perversos profundizan sus desviaciones incapaces
de tomar conciencia y corregirse por sí solos. Desde el lugar de los actores sociales ellos no
admiten que en uno de sus actos existan algo desviado o destructivo.
El vector de la perversidad se trata de un modelo conceptual que exhibe los posibles
puntos de ruptura en los comportamientos sociales, respecto del ideal de los principios
morales y la transparencia en las relaciones. Las diferencias críticas en el proceso, se
producen entre el pensar-decir (hipocresía y mentira), entre el decir-hacer (falso discurso),
entre el pensar-hacer (actos irracionales) o el decir cambiante, el doble discurso. Se trata de
explicar porque los participantes "no piensan lo que dicen que hacen" en forma deliberada.
Los principios éticos se refieren entre otros a la justicia, la libertad, solidaridad.
La ética se refiere al deber ser que contiene en sí mismo la razón para actuar. Habla
de las reglas o principios que no requieren otra justificación que su solo enunciado, tienen
una fuerza justificante.
Para el enfoque heterónomo de la perversidad las normas morales de evaluación se
encuentran fuera de la organización, y son externas a la voluntad de los participantes

Objetivos perversos de organizaciones.


Ejecutivos que llevan por la pendiente de los objetivos y recompensas del corto
plazo a las empresas, sin considerar un horizonte estratégico
No cabe duda que cualquier organización, pública o privada, con o sin ánimo de lucro,
requiere disponer de objetivos que guíen y encaminen las acciones y esfuerzos de sus
personas hacia un fin determinado y las impliquen, como equipo, en su consecución.
Objetivos que, para ser eficaces, han de estar vinculados con indicadores relevantes,
alineados con la estrategia de la organización, y necesariamente equilibrar el largo y el corto
plazo.
Sin embargo, el enfoque cortoplacista en boga, unido a un cambio de valores y un
exagerado individualismo, ha permitido, cuando no fomentado, conductas perversas, en gran
medida determinantes de la crisis actual. Así, muchos directivos, lejos de ser penalizados por
no prever consecuencias y aplicar una falsa escala de valores, fueron recompensados por el
mero hecho de lograr objetivos. Ambos, corto plazo y egolatría, son factores clave causantes
de perversión en los sistemas de objetivos si no se toman las medidas oportunas.
Gestionar sólo en el corto plazo puede llevar a una organización al caos y a su
desaparición, si este corto plazo es finalista, si no forma parte del continuum de un plan
estratégico. Tal como perciben la gran mayoría de las empresas responsables, se pueden
conseguir ambiciosos objetivos a corto plazo -que en ocasiones una lectura superficial y
simplista atribuiría a un magnífico directivo-, a pesar de poner en riesgo la competitividad y
la sostenibilidad de la organización a largo plazo. Por ello no debería haber objetivos a corto
plazo sin el necesario enmarque en el largo plazo.
Gestionar sólo a largo plazo, con escalones más amplios de lo debido, puede ser
igualmente desastroso, tanto por los cambios continuos de un entorno cada vez más
competitivo, como porque las personas necesitamos objetivos tangibles y adecuados, que
guíen nuestras actuaciones en un plazo que sea asumible. Se requiere, por tanto, recuperar
una forma de gestionar que dé más prioridad al horizonte que a la inmediatez, sin olvidar que
los objetivos a corto son también necesarios.
Por otra parte, en los últimos años se ha producido una inestabilidad en los principios
de nuestra sociedad, un cambio de valores, que ha venido a permitir e incluso a fomentar
conductas perversas que condicionan la efectividad general del sistema de objetivos si no se
toman las precauciones oportunas. Si además estos objetivos están vinculados a una
retribución variable, estas conductas perversas se potencian aún más. Nuestra sociedad actual
parece estimular la inmediatez de los deseos, la egolatría, la felicidad individualista, las
pseudobuenas notas, el éxito por encima de cualquier valor, las consecuciones ahora y ya.
Todo ello como base para mantener falsamente la autoestima, por cuanto se olvida que ésta
no consiste en evitar lo desagradable o doloroso, sino en saber afrontarlo, y que por tanto la
autoestima es el resultado del logro y no al revés. Todos conocemos directivos que, en pro
de mostrarse como excelentes gestores, en realidad son conseguidores del cumplimiento de
objetivos medibles a través de indicadores necios, que no son relevantes ni representativos
para evaluar la gestión, y ponen en riesgo a la propia organización. Todos conocemos
directivos que maquillan indicadores en centésimas para que reviertan en su bono financiero.
Estas conductas, si bien son dañinas en todas las organizaciones, en el sector servicios
lo son aún más, por el impacto directo en el cliente. ¿Qué confianza nos puede transmitir una
organización focalizada únicamente en el crecimiento y rentabilidad a corto plazo? ¿Cómo
sabemos que un empleado, cuando nos está recomendando un producto/servicio, es el que
mejor se ajusta a nuestras necesidades y no aquel que está incentivado en sus objetivos? ¿Son
evaluadas y penalizadas las conductas no éticas seguidas para lograr cumplir los objetivos?
La crisis económica actual que, entre otras causas, ha surgido por la codicia articulada
mediante conductas no éticas, nos obliga a reflexionar y a replantearnos qué valores deben
guiar nuestra sociedad y nuestras empresas, y qué mecanismos debemos diseñar para evitar
este tipo de conductas perversas, en beneficio de la sostenibilidad de nuestras organizaciones
y de nuestra economía. Y todo ello dentro de un escenario temporal que no considere
únicamente el corto plazo.
Los valores de la organización deben estar en el núcleo del sistema de objetivos, como
referente para las conductas de todas las personas. Conductas que han de ser necesariamente
evaluadas para evidenciar y penalizar aquellas que no son aceptables. Por ello no sólo
debemos medir la consecución de los objetivos, sino también sus consecuencias. Esto parte
evidentemente de un liderazgo ético que deberíamos recuperar en todos los ámbitos.

Corrupción en las Empresas.


Existe a nivel nacional e internacional gran preocupación por el fenómeno de la
corrupción; sin embargo, se nos olvida que tanto la corrupción como la honestidad son actos
y fenómenos construidos y aprendidos; las personas y las sociedades no son naturalmente
honestas ni corruptas. La honestidad como la corrupción en una sociedad, son el resultado
de un conjunto complejo de aprendizajes que concurren en los diferentes espacios de
socialización que van desde la familia hasta los medios de comunicación. Cuando no se
acepta que la corrupción es aprendida y construida, se corre el peligro de creer que el aumento
de controles, de normas y castigos, por si mismos, pueden construir la honestidad. La
inhibición es útil cuando la persona o el grupo puede visualizar y comparar los beneficios de
hacer el acto positivo.

La empresa y su aporte a la construcción de la confianza social.


La confianza es el indicador social de la presencia de la honestidad. La creación de
la confianza es la forma como la empresa puede contribuir a superar la corrupción. La
confianza es un resultado de la ética empresarial. Hoy los empresarios colombianos vamos
aprendiendo que uno de los recursos más importantes en la productividad es la ética, a nivel
interno y externo.
La empresa por ser una comunidad de personas que interactúan, interna y
externamente, es un espacio de socialización. En el trabajo empresarial aprendemos a usar y
valorar el conocimiento, las habilidades, las destrezas y los instrumentos para producir una
parte importante de la riqueza de una sociedad. Esta riqueza se manifiesta en los bienes y
servicios que la empresa ofrece y transa con la sociedad.
Si entendemos la ética como al arte de elegir aquello que conviene a la vida digna, la
ética empresarial consiste en producir bienes y servicios que contribuyan a la satisfacción de
necesidades sociales, es decir, a la dignidad humana. No todo lo rentable es productivo desde
la perspectiva ética. No tiene sentido la rentabilidad cuando genera exclusión y pobreza en
determinados sectores.
En la construcción de una sociedad honesta, la ética empresarial es uno de los
instrumentos que permite controlar las perversiones y exclusiones que genera el mercado en
ciertos sectores. Los principales instrumentos que posee la empresa y el empresario para
influir en la sociedad son: la inversión, el producto, los precios, la tecnología, los tipos de
transacciones, los salarios y la cultura organizacional del capital humano. Toda capacidad de
influencia conlleva una capacidad pedagógica, es decir, una capacidad de modificar los
modos de pensar, sentir y actuar.
En una sociedad empobrecida, fragmentada y violenta, la gran pregunta ética de la
empresa y los empresarios se podría formular así: ¿Cómo concebir, combinar y operar los
instrumentos empresariales para poder, lograr de una forma rentable, articular a los pobres y
excluidos a la economía formal productiva a través de los bienes y servicios que ofrecemos?
¿Cómo crear la confianza en las transacciones de los mercados económicos, políticos y
culturales y cómo garantizar un mundo sostenible para nosotros y las futuras generaciones?
Si una sociedad no tiene un proyecto ético fundado en la dignidad humana, los
controles y las inhibiciones simplemente aumentaran la desconfianza social y por tanto la
corrupción. Esta pregunta es compleja por nuestra misma naturaleza.
Siguiendo a Freeman podemos decir que el conflicto central de nuestra naturaleza es
el que se da entre el individuo egoísta y el grupo. La naturaleza nos dotó de codicia, el tosco
deseo de aumentar sin límites nuestras ganancias personales, pero también estamos dotados
de amor en sus muchas variedades. La codicia nos lleva a alterar o trastocar las normas, las
leyes y transacciones para beneficios que no fueron acordados. El amor nos lleva a crear
confianza y transparencia a nivel privado y público. El amor a los otros nos lleva a buscar
beneficios en favor de la dignidad humana para todos. La honestidad y la corrupción serán
siempre un resultado del tipo de dignidad que cada sociedad quiere construir.

Perversidad en la profesión de Economía


Existe un consenso del colectivo formal de los profesionales de la Economía por el
cual el papel fundamental del economista es el de analizar y buscar el origen y razones
producidos por los fenómenos registrados en un entorno económico determinado o comparar
los resultados de un entorno con otros entornos afines. Por consiguiente, rechazan de plano
todo augurio infundado, sobre todo a largo plazo ya que ello no es más que una perversión
de esa finalidad.
Los profesionales que afirman lo que sucederá en las próximas decenas de años
parecen ignorar que el devenir de la actividad económica no es más que el resultado de las
decisiones de infinidad de agentes económicos que con las mismas modifican de continuada
y sustancialmente cualquier devenir que se haya podido preestablecer como un modelo
estático y único.
La actuación de algunos economistas mediáticos aupados por el desmedido afán de
algunos medios sensacionalistas de comunicación los cuales se percataron que “fichar” a
economistas catastrofistas poco rigurosos en sus análisis y menos creíbles en sus augurios
incrementaba sustancialmente su audiencia, objetivo final de su propia existencia ya que
cuanta más audiencia mayores ingresos por publicidad, han supuesto un vehículo idóneo para
algunos personajes.
Solo así se puede entender que se hayan oído y visto afirmaciones como que España
saldría en el 2012 del Euro; que el barril Brent superaría los 200 dólares en el año 2013 o las
desdichas y fatalidades que afirman sin recato que sucederán dentro de 20 o 30 años, -
obviamente, plazo que nadie le podrá reprochar nunca-, por algunos personajes
supuestamente expertos que no solo siguen en el candelero sino que son admirados y
seguidos por una parte de la población que les adoran como a gurús, y siguen a pies juntillas
lo que oyen decir al “oráculo” como si se tratara de una palabra divina. Obviamente, esos
predicadores solo persiguen notoriedad y beneficios económicos gracias a las tertulias que
se los “rifan” y a los libros que editan.
Sin perjuicio de otros, caben resaltar varios arquetipos de esos “videntes
económicos”.
 POLITIZADO. Aquellos que pertenecen, directa, indirectamente o por simpatía a un
partido político suelen centrar su oratoria en denostar toda decisión o propuesta que
haga el partido opositor, aunque sean las más lógicas y oportunas. En algunos casos
pueden ser submarinos infiltrados y coreados por el partido beneficiado.
 APROVECHADO. Ha descubierto que su éxito consiste en que sus “fans” valoran
más las catástrofes que pronostican, aunque se refieran a dos o tres lustros vista, que
si dedicaran sus esfuerzos a hacer pedagogía de la cual está tan faltada la ciudadanía.
Se trata sólo de pontificar sin aportar nunca soluciones a sus propias críticas.
 AUGUR. Sacerdote romano que adivinaba el futuro. Por extensión, también se aplica
a toda persona que vaticina; agorero es aquel que presagia desgracias.
 RESENTIDO. Aquellos que actúan vociferando vehementemente por el mero hecho
de nunca son llamados ni consultados para participar y ser oídos en comités de sabios
o asesores de prestigio.
En resumen, los economistas mediáticos que parecen poseer el don de la ubicuidad,
están aprovechando la actual crisis en su propio interés, aupados por quienes les pusieron la
etiqueta de haber sido los primeros en anunciar la crisis, cuando en realidad se limitaron a
usurpar las advertencias y documentadas conclusiones que mucho antes habían hecho
economistas de prestigio, algunos Premios Nobel.
Conclusión
Desafortunadamente la perversidad se ha vuelto parte de la sociedad a nivel mundial
casi en la totalidad.
En el campo laboral no es la expresión, ya que se ve en un porcentaje bastante alto de
las empresas u organizaciones, en todos los departamentos existe la perversidad en el
empleado como en el empleador, mayormente las personas perversas buscan o hacen
diferentes actividades o actos en los cuales solo buscan el beneficio propio, sin darle
importancia a los demás ni a qué precio.
Mayormente las personas perversas en el campo no le dan importancia las situaciones
deficientes que se estén presentando en la organización si a la misma no le da ventaja a la
persona.
Mucho actualmente pasa en esta generación que personas más jóvenes entran a
campos laborales ya sean complejos o menos complejos, en los cuales el personal nuevo
desarrolla una gran habilidad en su área, pero la persona más adulta con mayor experiencia
no les agrada que eso pase por el mismo motivo que el trabajo que los nuevos hacen no les
da ningún beneficio propio a los empleados más adultos y con experiencia, allí es donde nace
la perversidad laboral en su mayoría.
Bibliografía

 Monografías Plus. La Perversidad En Las Organizaciones. Disponible en:


https://www.monografias.com/docs/La-Perversidad-En-Las-Organizaciones-
PK7ZKSGFJ8UNY
 Lopez, Palmira (2010). Objetivos perversos. Disponible en:
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2010/05/15/economia/1273900863_850215.h
tml
 Dimarts (2015). La perversión de la economía. Disponible en:
http://santandreuconsultors.blogspot.com/2015/01/la-perversion-de-la-economia-
per-eliseu.html

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