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El «Realismo de Izquierda». Dr. Mario Octavio Vázquez Padilla.

La década de los ochenta fue crucial para la Criminología, los cambios políticos, sociales y
económicos propiciados por el modelo económico neoliberal, inauguraron nuevas
perspectivas que sirvieron de sustento a políticas de control de la criminalidad y del resguardo
del orden en las grandes ciudades.
En tal sentido, los representantes del Realismo de Derecha y la Criminología Situacional, a
través de un importante despliegue mediático y publicitario, lograron convencer a
determinados sectores de la población del (supuesto) fracaso de las teorías socio-etiologistas,
cuyo común denominador, radica en demandar mayor equidad en la repartición de la riqueza
e incrementar las oportunidades educacionales y laborales como medidas para prevenir el
delito.
Según la postura del nuevo conservadurismo, el delincuente es un ser libre y racional que no
requiere de asistencia social. Es un error responsabilizar al sistema económico neoliberal por
el incremento de las tasas delictivas; son los ciudadanos quienes se han vuelto disfuncionales
ante la indulgencia del poder judicial que hasta entonces ha adoptado medidas y políticas que
por lo general favorecen los intereses de procesados y condenados, en detrimento de los
derechos de las víctimas de la delincuencia.
En síntesis los postulados fundamentales de ambas corrientes son las siguientes:
A.La criminalidad no es atribuible a factores derivados de la inequidad social, sino a los
ciudadanos que se han vuelto disfuncionales.
B. La investigación de las causas de la delincuencia es utópica e implica distracción y pérdida
de tiempo.
C. Los potenciales infractores optan por la comisión del delito debido a la alta probabilidad de
no ser capturados o a la benignidad de las penas aplicadas en el remoto supuesto de que
resulten condenados.
D. A los delincuentes se les deben aplicar penas severas , especialmente, si se trata de
reincidentes.
E. Además, es necesario establecer barreras protectoras que aminoren las oportunidades de
éxito de los potenciales infractores.

Algunos de estos postulados, a saber:la concepción de que el delincuente es un ser libre y


racional, el rechazo al intervencionismo del Estado Benefactor y, por ende, al combate de los
factores sociales que inciden en la delincuencia (pobreza, desempleo, falta de educación y
vivienda, étc), aunque por razones diametralmente opuestas al consevadurismo, son también
defendidos por la Criminología Marxista.
En la propia década de los ochenta, surge el Realismo de Izquierda--cuyos principales
representantes son Jock Young, John Lea, Roger Matthews y Richard Kinsey --como reacción
a los postulados pragmáticos y de corte represivo defendidos por el neoconservadurismo,
pero tambien con el propósito de distanciarse de los postulados de la Criminología Crítica
Idealista .
En consecuencia, el Realismo de Izquierda se opone a las corrientes conservadoras de la
criminología posmoderna quea través del slogan: «nada funciona», afirman la imposibilidad de
lograr cambios sociales .
Igualmente se distancia de la Criminología Marxista cuyos representantes no son partidarios
de reformas sociales graduales.En contrapartida, los realistas de Izquierda abogan por la
consecución de cambios estructurales paulatinos a partir de la premisa de que las pequeñas
ganancias son beneficiosas porque ese tipo de cambios parciales a menudo constituyen la
punta de lanza de otros logros de mayor envergadura.
De esta manera los relistas de izquierda, adoptan una postura alternativa respecto de
criminología de corte neoliberal o funcionalista y de la versión crítica radical.
Para el «Realismo de Izquierda» la delincuencia convencional, es un problema real, grave y
endémico que victimiza principalmente a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Reivindicación de la Criminología Etiologicista.
Frente a la postura nihilista adoptada por los criminólogos neoliberales, en el sentido de que: «
la sociedad del mundo libre carece de capacidad para alterar las raíces de la delincuencia» los
realistas de izquierda elaboran un enfoque pluralista sobre la etiológica de la delincuencia, al
que incorporan nuevas y antiguas teorías criminológicas individualmente limitadas, con el fin
de analizar el fenómeno delictivo desde dos niveles distintos. Por un lado, el plano que
interesa cuestiones individuales de la criminalidad; por el otro, el destinado a analizar los
problemas estructurales políticos y económicos que inciden en la etiología del delito.
Delincuencia y Privación relativa.
Para el Realismo de Izquierda, el delito es un fenómeno que necesariamente involucra
normas legales, delincuentes, víctimas y un determinado contexto social e individual o moral.
Sólo el estudio integral de esos elementos es susceptible de lograr un método que permita
construir una síntesis teórica y no la mera eliminación de teorías antitéticas.
Al decir de los realistas de izquierda, la causa principal del incremento de la delincuencia en la
era posmoderna, es la «privación relativa», entendida como tal, la percepción de desigualdad
injustificada padecida por ciudadanos excluidos de las recompensas materiales y status
individual prometidas en la sociedad capitalista y marginados de los canales legítimos para
acceder a tales metas.
La privación relativa, en opinión del «Realismo de Izquierda» es un mal endémico y elemento
nuclear de la dinámica de la sociedad capitalista contemporánea, en cuyo seno, coexisten, por
una parte, el culto al egoísmo y la observancia de patrones desmedidos de consumo. Por la
otra, el desmembramiento de la solidaridad social que durante el auge del Estado
Providencial, auspiciaron la existencia de instituciones protectoras de los derechos de los
trabajadores.
El Realismo de Izquierda, no pretende elaborar, a partir del fenómeno de la privación relativa,
una teoría lineal sobre la génesis de la delincuencia , ni, por consiguiente, aseverar que la
pobreza con todas las desventajas que trae consigo: desempleo, déficit educacional, carencia
de vivienda digna, etcétera, conduce automáticamente a la actividad criminal — « la realidad
muestra que la mayoría de la población pobre es honesta»—, sino poner de relieve que las
personas que padecen algún tipo de desigualdad en la asignación de recursos, recurren a
medios individualistas e ilícitos para corregir esa situación de injusticia; ello, en la inteligencia
de que tal solución individualista no constituye un monopolio de los pobres, pues el delito se
manifiesta en todos los estratos de la estructura social.
Así, el fenómeno de la privación relativa, en interacción con el egoísmo que alienta la cultura
capitalista sin que medien sentimientos de solidaridad social , permite explicar, tanto la amplia
gama de modalidades inherentes a la «criminalidad de cuello blanco» , el carácter innovador
de algunas subculturas criminales— cuyos integrantes en el afán por escalar estratos
financieros superiores y obtener respetabilidad social, observan la disciplina y mística propias
del empresariado—, como los simples robos de ropa de marca, zapatos deportivos, video-
grabadoras e innovaciones tecnológicas que, en alguna medida, proporcionan estatus y
sentimientos de igualdad y pertenencia a la comunidad.
Perspectiva Victimológica.
Los índices de criminalidad en la época posmoderna, también son susceptibles de explicarse
desde una perspectiva victimal. Al decir de los realistas de izquierda , el aumento de
propietarios de bienes atractivos para cierto tipo de delincuencia, así como la adopción de
estilos de vida y actividades recreativas o laborales en horarios nocturnos han generado
condiciones ( casas sin vigilancia, mayor presencia de personas en lugares públicos e
inseguros etcétera ) que incrementan la proclividad a convertirse en víctima de delitos
patrimoniales y violentos .
Perspectiva comunitaria.
En concepto de realistas de izquierda, la fragmentación de las comunidades, el desempleo a
largo plazo o los bajos salarios que en la actualidad devengan los miembros de la clase
trabajadora, debilitan el grado de control social informal que tradicionalmente se ejercía en el
seno de la familia o de la escuela y, al tiempo, incrementa los niveles de egoísmo y de
privación relativa. Desde esta perspectiva los problemas sociales y las causas de criminalidad
se encuentran estrechamente vinculados con los cambios económicos estructurales y la
decadencia de la sociedad capitalista neoliberal.
Delincuencia y sistema punitivo estatal.
Para los realistas de Izquierda, no sólo la ineficiencia de las autoridades encargadas de
perseguir a los delincuentes ha incidido en el aumento de criminalidad. También la adopción
de prejuicios y criterios selectivos con relación a ciertos grupos marginados ha socavado el
respeto por la ley y precipitado la autoría de delitos. Al decir de Jock Young, los políticos y
criminólogos de la derecha buscan desvincular la etiología de la delincuencia de los
problemas que genera la estructura económica y política de la sociedad neoliberal y culpan
exclusivamente al delincuente o a la víctima. En las escasas ocasiones que reconocen tener
algún grado de responsabilidad, aseguran que se trata de un problema de «manzanas
podridas», es decir, de casos aislados de funcionarios corruptos que perjudican la buena
imagen de la institución.
Por otra parte, destacan que los legisladores esperan que mediante la aplicación de leyes
promulgadas por ellos, se conseguirán las metas esperadas no obstante que la inmensa
ejecución de órdenes de aprehensión y de cateo, consideradas «medidas sacrosantas», se
mantienen con toda su costosa arbitrariedad a pesar de que las investigaciones demuestran
que los beneficios de esas prácticas son escasos y que la indignación producto del acoso a
personas inocentes, no sólo es estéril, sino incluso contraproducente.
El rol de la policía.
Para los realistas de izquierda, la adopción de políticas policiales de naturaleza selectiva y
represiva, no tiene ninguna posibilidad de solucionar el problema de la delincuencia. La
población suele ser muy reacia a proporcionar información a las autoridades que las oprime.
En tal supuesto, las masas idearán su propia manera imperfecta e ineficiente de encargarse
de los peores criminales o, en su defecto, serán gobernadas por la delincuencia organizada.
Únicamente, una policía democrática recibirá la confianza y el apoyo de la población, así
como la información que conduzca a la aprehensión de los delincuentes. La democracia no es
un obstáculo para la eficiencia del sistema punitivo del estado y el control del delito, sino un
requisito previo.
En opinión de los realistas de izquierda, el primer baluarte en lucha contra la delincuencia, no
es la adopción de una férrea política represiva, mayor intervención de agentes oficializados
del control social , ni las estrategias de disuasión situacional diseñadas por Ronald Clark y sus
secuaces, sino la creación de empleos estables, bien remunerados, viviendas de las que sus
moradores puedan sentirse orgullosos, servicios comunitarios que brinden a los miembros de
la ciudadanía sentimientos de cohesión y pertenencia y una reducción sustancial en las
desigualdades que genera la inequitativa distribución del ingreso, pues el delito, no es otra
cosa que «la justicia social descarriada».
Finalmente, consideran que el individualismo emanado del sistema de libre mercado,
determina que buena parte de la población sea etiquetada como fracasados, relegada al papel
de meros espectadores y funjan como testigos externos y distantes en la asignación de
premios conferidos a los ciudadanos exitosos y, por consiguiente, que la génesis del desorden
radique en las desigualdades ocasionadas por el propio sistema que fomenta los valores del
egoísmo

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