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Universidad Politécnica de Honduras

Sede El Progreso, Yoro.

Carrera: Derecho

Asignatura: Criminología

Catedrático (a): Abogado: Nery Rolando Ordoñez

Alumno: Pablo Edgardo Alvarenga Espinal


Cuenta No.062101014

Tema: Enfoque Sociológico del Crimen Conceptos y


Factores.

Fecha: 18-05- 2022.


INDICE O CONTENIDO

CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.

LA TEORIA ECOLÓGICA O DE LAS ÁREAS DELINCUENTES Y LA


ESCUELA DE CHICAGO.

LA TEORIA DE LA ASOCIACIÓN DIFERENCIAL O DESORGANIZACION


SOCIAL.

LA PANDILLA COMO MEDIO DE ADIESTRAMIENTO DELICTIVO.

LA TEORÌA DE LA SUBCULTURA CRIMINAL.

LA TEORÌA DE LA DICOTOMIA DE VALORES.

LA CRIMINOLOGÍA Y SU ENFOQUE SOCIOLÓGICO.

APORTES DE LA SOCIOLOGÍA A LA CRIMINOLOGÍA.

ENFOQUE CRIMINOLÓGICO RELACIONADO A LA SOCIOLOGÍA.


INTRODUCCION DEL TEMA

Hasta mediados del siglo pasado, el estudio del fenómeno de la conducta


desviada se encontraba anclado a las concepciones positivistas, que limitaban
el objeto del análisis –centrándolo exclusivamente en el desviado, el antisocial,
las motivaciones del comportamiento antisocial o desviado, etc.- y
determinaban además el método del análisis (basado en la observación y la
descripción del fenómeno, de carácter causal explicativo). Se concebía al
delincuente como una suerte de “entidad patológica” ante la cual la sociedad
organizada en base a los inmutables valores que debía preservar a toda costa,
debía actuar a fin de encontrar las razones de la patología, y aplicar el remedio.
Tal ha sido (y es) la base ideológica fundamental de las políticas estatales
dirigidas exclusivamente a la corrección del problema criminal, aplicando penas
y sanciones con cada vez mayor severidad y violencia. Sin embargo, tal
sustento doctrinario comenzó a declinar cuando los estudios sociológicos
pusieron en tela de juicio la imagen estática de la organización social,
establecida a base del sometimiento individual a las reglas establecidas por el
grupo.

El punto de vista sociológico se manifestó desde el principio en la criminología.


En Italia, el discípulo de Lombroso, Enrico Ferri, y en Francia Gabriel Tarde,
destacaban la importancia del medio y del aprendizaje o de la imitación en la
definición de la criminalidad. En el medio ambiente sociocultural, el sociólogo
considera el acto criminal como una respuesta de ciertos individuos a los
estímulos modulados por la organización social. Ya sea la familia, el hábitat
urbano o rural, el género de vida industrial, pastoral o postindustrial, o el origen
étnico, siempre se trata de influencias que se ejercen de un modo selectivo
sobre las personas que componen una colectividad. No todos los
desempleados son delincuentes, pero buen número de ellos lo fueron,
principalmente al iniciarse la industrialización; algunos distritos urbanos
contienen más delincuentes, ciertas profesiones también, y así sucesivamente.
Durkheim ha formulado de un modo sumario el enfoque sociológico: el crimen
para él, no es ni una entidad jurídica ni una biopsicològica; sólo es criminal
aquél que la conciencia colectiva de un grupo califica así. Una sociedad
dominada por el valor concedido a la propiedad privada definirá como prototipo
de criminal al ladrón, por ejemplo.

Hacia la mitad de la década de los sesenta se impugna una hegemonía de la


sociología modelada sobre las ciencias de la naturaleza, que se apoyaba en las
tradiciones positivistas y dejaba mucho a los procedimientos empíricos. Al
modelo consensual de las relaciones sociales se oponía el modelo conflictual,
que considera los agregados sociales como entidades que tienen entre sí
relaciones conflictuales en función a intereses antagónicos. En el modelo
consensual, la “solidaridad” de los órganos obedece a un mismo principio de
organización; sugiere la homeostasis del sistema, cuyos elementos están todos
unidos por interacciones sutiles provocadoras de otras tantas retroacciones que
modifican el conjunto y contribuyen a su mantenimiento. En el modelo
conflictual, los intereses opuestos provocan conflictos entre individuos y grupos
sociales que no se solucionan por el ajuste, la adaptación, la investigación y el
establecimiento de un nuevo equilibrio que supere el conflicto.

OBJETIVOS DEL TEMA

 El análisis de las causas del desorden social y especialmente del crimen, ha


desvelado a numerosos autores de diversas disciplinas a lo largo de la
historia. Esto ha dado lugar, según el momento histórico y al contexto socio-
económico determinado, a la adopción de diversos discursos filosóficos y
políticos, necesarios no solo para el entendimiento del acontecer de la
sociedad determinada, si no para la búsqueda del sostenimiento y/o
restablecimiento del orden social.

 Criminología, diversidad social, objeto de estudio, sociología jurídica.


MARCO TEORICO

CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS

El crimen es un hecho innato al ser humano. Por más que se retroceda en el


tiempo ambas variables se hallan presentes a lo largo de la historia. Desde el
asesinato de Caín y Abel hasta nuestros días se han producido multitud de
manifestaciones delictivas. El delito debe considerarse un hecho cíclico que
aumenta o disminuye según los medios de control social adoptados por los
diversos entes nacionales e internacionales. Durkheim lo definió como un
fenómeno normal dentro de una sociedad, incluso aunque la misma estuviera
compuesta por santos el crimen existiría.

En teoría, la Criminología debiera ser una ciencia antiquísima en el tiempo


pues al existir el crimen cohabitaría una disciplina encargada de su estudio.
Bernaldo de Quirós señalaba al efecto que «criminología ha habido siempre,
desde que ha habido crímenes una Criminología, siquiera, incipiente,
rudimentaria, elemental; tan elemental y tosca, tan pedestre y vulgar. Sin
embargo, tal y como se concibe hoy -una ciencia empírica- su origen suele
circunscribirse con la Escuela Positiva Italiana (Scuola Positiva) si bien es
cierto que años antes de iniciarse esta corriente existían algunas pequeñas
manifestaciones de estudios que dejaban vislumbrar una verdadera
preocupación por el estudio serio y racional del hecho delictivo en su conjunto
(frenología, fisionomía, psiquiatría, estadística moral.

No existe un concepto unitario en torno a la definición de Criminología. La


mayor parte de la doctrina aboga por asumir una serie de características
comunes, propias e inherentes a la misma, independientemente del país de
procedencia, a partir de las cuales comenzar a construir concepciones teóricas

A modo meramente de ejemplo, y a pesar de partir de modelos criminológicos


totalmente opuestos no sólo en su fundamentación sino en su evolución -tal y
como analizaré posteriormente-, el concepto de criminología no encuentra
diferencias sustanciales en países tan dispares, en sus apariencias
criminológicas, como Estados Unidos e Italia.

En el primero, Siegel define la Criminología como «aquella disciplina que


emplea el método científico para estudiar la naturaleza, extensión, causas y
control de la conducta criminal». Entre sus principales características, destaca
la naturaleza interdisciplinar que abarca una gran variedad de campos tan
variados como la sociología, el derecho penal, las ciencias políticas, psicología,
economía y ciencias naturales.

En Italia, Mantovani la identifica con «aquella ciencia multidisciplinar,


interdisciplinar, sintética, centrada en un objeto de estudio realmente complejo
como es el hecho de que “el hombre entre en conflicto con la sociedad”, en
todos sus aspectos: desde el proceso criminógeno hasta la definición de
criminalidad, de sus causas a los medios de control social»5 . Al igual que
sucedía con el concepto anterior, subraya como principales caracteres
derivados de la definición expuesta, la pluridisciplinar edad, por la multiplicidad
de competencias y conocimientos requeridos; e interdisciplinariedad, en
atención a la necesidad de diálogo con otras disciplinas (biología, medicina,
psicología, psiquiatría, psicoanálisis, sociología, antropología, pedagogía y
ciencias económicas y jurídicas).

LA TEORIA ECOLÓGICA O DE LAS ÁREAS DELINCUENTES Y LA


ESCUELA DE CHICAGO

El típico aprendizaje criminógeno, socialmente crítico puede presentarse, en las


dos modalidades siguientes:
a) de ambivalencias fatales; tal es el caso de señales contradictorias entre las
propias normas jurídicas, o entre estas normas y las desviaciones de la
actividad administrativa, o entre las reglas jurídicas, familiares, etc., y la
conducta emitida.

b) de la ineficacia empírico-normativa para el reequilibrio ontomesològico; tal es


el caso de estructuras institucionales que carecen de elasticidad homeostática
para reequilibrarse con las nuevas exigencias económicas; por ejemplo: el
aumento imprevisto de la población, el éxodo rural, etc.

delincuencia; así, por ejemplo, que los fenómenos migratorios, de invasión o de


bruscas transiciones, traían aparejado un aumento en la tasa de criminalidad.

Las argumentaciones fueron expuestas inicialmente por los integrantes de la


Escuela de Chicago13 R.E. Park y E.W. Burgess quienes estudiaron la
denominada “ecología social” que tenía raigambre positivista, por eso también
a esta teoría se le conoce como ecológica de la criminalidad o de las áreas
delincuentes.

La Escuela de Chicago debe caracterizarse como un grupo teorético-ecológico


aplicado a la etiología y lucha contra el crimen; se fundaba en la identificación
de los sectores –geográficamente localizables y ecológicamente cambiantes-
de desorganización social. La degradación del ambiente se genera en épocas
de acelerado cambio social, sea a través de los desplazamientos sucesivos de
grupos poblacionales a zonas de transición en el ámbito urbano, sea en función
de las corrientes migratorias (predominantemente extranjeras) de origen
campesino que se enfrentan a las pautas de la vida propias de una sociedad
urbana industrial; en estas condiciones se registra una disminución de la
influencia de las reglas de comportamiento existentes sobre los miembros del
grupo o sobre los habitantes de las zonas de desorganización social; aquí
parecen debilitarse los lazos sociales y la fuerza contenedora de las normas y
de los valores. De esta manera, el comportamiento criminal es más bien
producto de un déficit en la contención social, que deja sin gobierno los
impulsos individuales hacia la satisfacción de las necesidades propias o del
grupo de pertenencia.

Esta tesis considera que existe una tendencia a la distribución de la


criminalidad en función de las áreas o zonas que existen en una ciudad del
modo siguiente:

a) La delincuencia disminuye del centro a la periferia de la ciudad.

b) La criminalidad se focaliza en las zonas industriales y comerciales.

c) En dichas zonas, donde se ubican poblaciones heterogéneas de


inmigrantes, prima la desorganización social y se crea una cultura delincuente
que se aprende y transmite.

d) Son las características del área las que determinan la delincuencia. Esto se
sostiene al basarse en el hecho de que la criminalidad se ha mantenido
invariable, no obstante, el cambio de la población, y que los grupos que
emigraron disminuyeron su tasa de delincuencia.

A esta teoría se le critica porque no constituiría un análisis explicativo de las


áreas delictògenas, si se tiene en cuenta que existen personas que residiendo
en dichas áreas no llegan a delinquir y que hay individuos que cometen actos
criminales residiendo fuera de estos lugares.

LA TEORIA DE LA ASOCIACIÓN DIFERENCIAL O DESORGANIZACION


SOCIAL

La teoría de la asociación diferencial fue elaborada en 1924 por Edwin


Sutherland, quien la sustentó en su libro “Principios de criminología”

La desorganización social, como su propio nombre lo indica, correlaciona el


delito con el estado de descomposición, abandono, crisis o transición de una
sociedad.

No resultará curioso, entonces, que la desorganización social desemboque en


la organización y asociación diferenciales, como herencia de la Escuela de
Chicago que recibe Edwin Sutherland, para quien el comportamiento delictivo
es siempre un resultado del aprendizaje por la experiencia, adoptado en grupos
primarios, en la medida en que en ellos exista una mayoría de definiciones
favorables expresadas en motivaciones, formas de percepción y actitudes;
estos esquemas de conducta se transmitirían de persona en persona.

Sutherland desarrolla su teoría utilizando las variables intimidad, frecuencia,


duración, prioridad e intensidad que serían las implicadas en el proceso de
aprehensión de la conducta desviada, resultado de la integración con otras
personas, en un proceso de comunicación y dentro de un grupo con relaciones
personales estrechas.

Sutherland sostiene que la conducta desviada se aprende en un plano que


comprende las técnicas del crimen y la específica canalización de
motivaciones, impulsos y actitudes que se traducen a través de una evaluación
de los códigos; consecuentemente, gran parte del crimen se debería a la
desorganización social, sustituyendo ese término por el de asociación
diferencial, por cuanto la primera terminología no resultaría plenamente
satisfactoria.

Sutherland resumió en nueve ideas las bases de su teoría de la “asociación


diferencial”:

1. La conducta criminal se aprende.

2. Se aprende en interacción con otros sujetos a través del proceso de


comunicación.

3. La parte principal del proceso de aprendizaje, es decir, aquélla en que se


adquiere la conducta criminal, se realiza en el seno de las relaciones más
íntimas del individuo con sus familiares y allegados.

4. El aprendizaje de la conducta criminal incluye el de las técnicas de comisión


del delito, así como la orientación específica de móviles, impulsos, actitudes y
la misma racionalización de la conducta delictiva.

5. La dirección específica de motivos e impulsos se aprende de las definiciones


más variadas de los preceptos legales, favorables o desfavorables a éstos.
6. Una persona llega a ser delincuente cuando las definiciones favorables a la
violación a la ley superan a las desfavorables (por sus contactos diferenciales
aprendió más modos criminales que respetuosos de la ley).

7. Las asociaciones diferenciales del individuo pueden ser distintos según la


frecuencia, duración, prioridad e intensidad de los mismos.

8. El proceso de aprendizaje corresponde al de todos los mecanismos


inherentes a cualquier proceso de aprendizaje.

9. Si bien el comportamiento delictivo es una expresión de necesidades y


valores

generales, sin embargo, no puede explicarse como concreción de los mismos


pues también la conducta conforme a la ley responde a idénticas necesidades
y valores.

Esta teoría identifica la conducta desviada dentro de ciertas zonas de la


ciudad, toda vez que tratándose de una conducta subcultura se aprende en los
grupos sociales que viven en zonas de transición.

La asociación diferencial tendría lugar también en zonas residenciales pero


esta teoría no puede explicar el motivo por el cual algunas de las personas que
han vivido en la misma zona, con los mismos contactos y el mismo nivel de
estratificación, no pertenecen al mismo sistema delincuencial (caso típico de
las familias con un miembro drogadicto), ni tampoco han resultado fáciles de
verificar las variables implicadas en el proceso de aprehensión.

Los criterios básicos de esta teoría se pueden resumir en los siguientes:

a) El proceso de génesis de la conducta criminal es similar a la conducta


convencional (no criminal).

b) La conducta criminal sistemática se aprende por el proceso de asociación o


comunicación con aquéllos que cometen delitos; mientras que la conducta
ajustada socialmente surge de la asociación con aquellos que se adecuan a la
sociedad.
c) La asociación diferencial es el proceso causal de la conducta criminal
sistemática. El comportamiento delincuencial se aprende mediante la
asociación o sobreabundancia de asociaciones con pautas criminales; se
aprende, sobretodo, en el interior de un grupo de relaciones personales y no
por medios impersonales.

d) La oportunidad de que una persona participe en una conducta criminal


sistemática, está en función de la frecuencia y la consistencia de sus contactos
con comportamientos criminales.

e) Desde que existe una conducta criminal y otra convencional, el conflicto


cultural es la causa que subsiste en la asociación diferencial y en la conducta
criminal sistemática.

Sheldon Glueck consideró que ésta teoría era muy simple para servir de ayuda
en el tratamiento y en la prevención de la criminalidad.

Di Tullio, objeta esta teoría pues “no da ninguna explicación de la respuesta


diferencial de aquéllos individuos que aun al estar predominantemente
expuestos a asociaciones de tipo criminal, no cometen delitos”. Del mismo
modo Manuel López Rey afirma que esta teoría de la “desorganización-
organización y crimen, no pasa de ser un postulado excesivamente general con
escaso fundamento tanto en lo sociopolítico y económico como en lo
criminológico”. Kaiser señala que esta teoría no explica el delito de los
contraventores ajustados socialmente, que el mismo Sutherland excluye, al
pretender explicar sólo la criminalidad sistemática

Percibimos entonces que se trata de una teoría que explica un solo tipo de
delincuencia, la delincuencia urbana masculina; así como un solo aspecto de
ella, la participación en grupos delictuales y aspectos del aprendizaje delictual.

En síntesis, esta teoría no llega a explicar la variedad de conductas criminales


que se producen fuera del entorno conflictivo, esto es, las conductas delictivas
surgidas sin ninguna asociación criminal. Además, pone énfasis sólo en cómo
se transmite el delito, pero no precisamente como se originan los conflictos
culturales ni la desorganización social preexistentes, que vendrían a ser los
factores de fondo que requieren de una explicación previa21.

LA SOCIOLOGÍA DEL CONFLICTO.

Las concepciones del conflicto en el campo social y criminológico plantean


nuevos criterios de comprensión de la desviación. Sin embargo, se anotan
diferencias importantes entre la tesis del conflicto cultural desarrollado por
Sellin, quien planteó que en una sociedad se producen a veces conflictos entre
diversos grupos de personas, sobretodo grupos étnicos, debido a que viven en
zonas contiguas o porque a través de la migración se relacionan entre sí; como
las personas llevan consigo las normas de su grupo, pueden entrar en conflicto
cultural con los individuos de otra comunidad y de este choque cultural surge a
veces un incremento de la criminalidad y del conflicto social.

A fines de 1950 surge la teoría de la sociología del conflicto social, elaborada


inicialmente por Lewis Coser y Ralph Dahrendorf; esta vertiente, a diferencia
del planteamiento del conflicto cultural, va a poner énfasis en la perspectiva
sociopolítica de dicho fenómeno.

Lewis Coser planteó la “función positiva del conflicto”; es decir, que este
contribuiría al cambio, así como a la integración y conservación del grupo
social; pero para Coser no todos los conflictos eran positivos, pues dejan de ser
funcionales aquellos que contradicen los presupuestos básicos de la sociedad
y ponen en duda sus valores fundamentales sobre los que descansa su
legitimidad. Coser también planteó una distinción entre conflictos reales e
irreales; los reales se vinculan con actitudes existentes y racionales de las
personas caracterizadas por la presencia de una alternativa funcional en los
medios para alcanzar determinados fines. Los conflictos irreales están
vinculados a actitudes irreales e irracionales que se asientan en la esfera
emocional.

Ralph Dahrendorf inició un profundo examen de los sistemas sociológicos


funcionalistas que se basan en el modelo del consenso y del equilibrio. Planteó
el cambio y el conflicto no como desviaciones de un sistema normal y
equilibrado sino como manifestaciones normales y generales de toda sociedad;

de este modo, el cambio, el conflicto y el dominio, serían los tres elementos


que contribuirían a conformar el paradigma sociológico del conflicto, que se
opone a la concepción del equilibrio o de la integración.

Dahrendorf señala que la relación de dominio origina el conflicto, y este a su


vez, produce el cambio; este fenómeno se origina en torno a la autoridad; por lo
que el punto de partida formas cambiantes de la mediación política en el
conflicto: las posiciones de dominación (o de posesión de autoridad) y las
posiciones de sometimiento (a la autoridad), obviando su contenido material.

Dahrendorf reconoce que las sociedades y las organizaciones sociales existen


y se mantienen no merced a un consenso, sino a la causa de la coacción y la
presión de unas sobre otras. El objeto del conflicto no son las relaciones
materiales de propiedad, producción y distribución sino más bien las relaciones
políticas de dominación de unos hombres sobre otros. Según esta teoría, el
conflicto solo sería reductible al poder o dominio.

LA PANDILLA COMO MEDIO DE ADIESTRAMIENTO DELICTIVO.

Trasher en su obra “The Gang” (1927) subraya como en ciertas zonas


industriales y de gran concentración poblacional, con numerosos almacenes,
supermercados y de grandes edificios se detectan áreas delincuenciales
(delincuency areas) o zonas de bandas criminales22. Trasher afirmaba que las
pandillas eran un campo de entrenamiento para la criminalidad, basado en los
estudios que efectuó en las bandas juveniles de Chicago; las pandillas servían
al joven, en forma gradual, para llegar hasta la actividad criminal. Más tarde F.
Tannenbaum en su obra “Crime and the community” (1938), y luego W.F.
Whyte en “Street Corner Society: The social structure of an italian slum” (1943),
quienes también estudiaron las pandillas de Chicago, observaron que tales
grupos tenían un desarrollo especial en los barrios bajos, y que prestaban
seguridad y apoyo a sus miembros, frente a la depresión y dificultades
económicas.

Frederick Trasher describe la delincuencia como la natural consecuencia y


evolución de la búsqueda infantil de estímulos en un ambiente de frustración y
limitaciones.

Trasher describía la banda como “un grupo en posesión de tradición, estructura


interna espontánea, esprit de corps, solidaridad, conciencia de grupo y apego
al terreno local”. Según dicha opinión existen líderes desconocidos, calidad de
miembro bien definido y diversas funciones claramente delimitadas, tales como
consejero de guerra, armero y tesorero.

Una opinión afín sobre desorganización social es sostenida en varios estudios


ingleses. Morris, Croydon, Jephton y Carter, quienes atribuían la mayor parte
de la delincuencia a “problemas familiares”, con la consiguiente relajación del
control sobre los hijos, al bajo nivel de los cuidados que se les dispensa y a la
falta de estabilidad emocional en el hogar. En esta situación, el joven
adolescente se consideraba “libre” para unirse a la banda callejera-

LA TEORÌA DE LA DICOTOMIA DE VALORES

Expuesta por Salomon Kobrin en 1951 (“The conflict of values in delinquency


areas”, en la American Sociológica Review). Esta tesis afirma que en los
estratos de clases bajas, los valores de conformidad y los valores delictivos
existen conjuntamente, hay una vigencia de valores duales. Dedujo que el
predominio de la criminalidad genera un tipo de valores y formas
institucionalizadas para su manifestación desviada; sin embargo, apreció
también que en esas áreas existían individuos que eran “contaminados”, que
aceptaban los valores convencionales. El hecho de que jóvenes antisociales no
reincidan de adultos, y que jóvenes no infractores delincan en la adultez, sería
inexplicable, salvo que se acepte la existencia de dos grupos de normas y
valores (criminales y convencionales), de los cuales participen
simultáneamente. De estos datos Kobrin infirió que en esas áreas existe la
vigencia de dos normas de conducta, una dicotomía de valores, en lugar de la
preponderancia sólo de las normas o valores criminales; esto significa también
que en tales zonas existe interrelación de sujetos delincuentes con personas
que no lo son

LA TEORÌA DE LA SUBCULTURA CRIMINAL

Los sociólogos repiten insistentemente que la delincuencia no es simplemente


un conglomerado de actos individuales, sino que, en gran parte, se aprende en
la asociación con otros; igual que otros valores, las normas y pautas de
conducta son adquiridas30. Está ampliamente comprobado que los
delincuentes habituales frecuentan casi exclusivamente la compañía de otros
delincuentes y, de esta forma, comparten el “mismo modo de ver las cosas”. Es
precisamente esta manera de “ver las cosas” lo que se ha convertido en
tradición, a través del tiempo, entre las bandas de delincuentes y lo que ha sido
denominado por los sociólogos como “la subcultura delincuente”.

Esta subcultura implica ciertas creencias, valores, normas (lo que cada
miembro debe esperar de los demás) y formas de comportamiento que son
generalmente condenadas, aprobadas o incluso exigidas por los miembros.
Una faceta de la delincuencia que es preciso entender son las relaciones
sociales dentro de la subcultura delincuente, porque, como Short ha hecho
notar, “la influencia de una subcultura determinada en la conducta de un
individuo depende, en gran medida, de la naturaleza de sus relaciones con los
demás pilares de dicha subcultura”. Lo que se discute a menudo es si dicha
subcultura es un fenómeno característico de las clases bajas o si existen
relaciones y normas sociales similares entre los jóvenes de clase media

LA CRIMINOLOGÍA Y SU ENFOQUE SOCIOLÓGICO

La Criminología en relación con la Sociología

La Criminología como ciencia multidisciplinar se nutre y se auxilia de otras


disciplinas para encontrar las causantes del delito y búsqueda de
las soluciones a las conductas desvirtuadas o antisociales. La Sociología es
una de las ciencias sustanciales para subsidiar a la criminología, desde el
simple hecho de estudiar los factores sociales y por su método
científico autónomo esta ciencia consigue grandes aportes en el aspecto
criminológico. Además en el devenir de la Criminología llega un punto donde
especialistas en otras ramas que no eran criminológicos, buscaron indagar en
la génesis de los problemas de la delincuencia, los sociólogos desde distintas
posturas generaron escuelas criminológicas y enfoques de estudio, dejando un
aporte para esta ciencia multisectorial.

Aportes de la Sociología a la Criminología

Los Sociólogos a través de sus teorías, afirmaciones aportaron a la


criminología produciendo dos puntos de vista de suma relevancia: la Sociología
Criminal y la Sociología Forense. La Sociología criminal, analiza el delito como
hecho social, como magnitud colectiva aporte de la sociología: Sociología
Forense, evidencia las formas de relacionarse de los sujeto.

Adicional esta disciplina proporciona un enfoque sociológico para comprender


los fenómenos relacionados con la criminalidad, enfatizando la capacidad de
utilizar conceptos e hipótesis provenientes de la sociología criminal, aclarando
las semejanzas y diferencias con el enfoque de la criminología. Explica y
relaciona conceptos centrales en sociología y los aplica al estudio de la
problemática delictual.

Presenta los paradigmas sociológicos más importantes en la actualidad y


desarrolla las modernas corrientes de la sociología criminal que analizan el
fenómeno delictual se revisan los conceptos centrales de esas teorías, su
interrelación, sus posibilidades metodológicas, sus manifestaciones en
la investigación científica, las críticas que se les han formulado y
su utilidad relativa. Revisa entre otras teorías subculturales, las basadas en el
aprendizaje social, las ecológicas, las del control social, el etiquetamiento y la
nueva criminología.

Enfoque Criminológico relacionado a la Sociología

La evolución paulatina y organizada de la Criminología debido a


su información, objetivos y su carácter epistemológico nacen distintas
corrientes o enfoques, donde la sociología juega un papel importante en la
conclusión de estas corrientes.

Enfoque Interaccionista

Fija su base en la pretexto de que "la sociedad produce y tiene los delincuentes
que se merece". Esta corriente afirma que los grupos con posición económica
y política dominante tienen alta incidencia en el dominio cultural, ideológico y
del aparato normativo, es decir, este grupo privilegiado define que conductas
son de carácter delictivas y cuales no. Esta corriente se apoya de información
de carácter cuantitativa como lo son la estadística criminal, cifra negra y
estigmatización social.

Uno de los intelectuales símbolos del enfoque interaccionista se encuentra


Edwin Sutherland. Fue el autor del texto principal Criminología, publicado en
1924, primero afirmando el principio de asociación diferencial en la
tercera edición Principios de Criminología (1939) que el desarrollo habitual de
los patrones de la delincuencia surgen de la asociación a los que cometer un
delito en lugar de con aquellos que no cometen delito.
La teoría también había un elemento estructural la posición que el conflicto y la
desorganización social son las causas subyacentes de la delincuencia, ya que
determinar las modalidades de personas asociadas con. Este último elemento
se eliminó cuando la cuarta edición se publicó en 1947. Pero él seguía
convencido de que la clase social fue un factor relevante, acuñar la frase de
cuello blanco penal en un discurso ante la Asociación Americana de Sociología
el 27 de diciembre de 1939. En su monografía de 1949 los delitos de cuello
blanco que se define una delitos de cuello blanco como "aproximadamente
como un crimen cometido por una persona de respetabilidad y de alto estatus
social en el curso de su ocupación".

Escuelas Criminológicas en relación con la Sociología

Los sociólogos en el estudio de los hechos sociales y de


la conducta del individuo en la sociedad, se enfocaron en la relación de la
sociedad con la delincuencia naciendo una serie de escuelas criminológicas,
donde se enfoca al delincuente en base al carácter social.

Escuela Social

Está apoyada por el filósofo Emile Durkheim, esta escuela no tiene su


fundamento en el contrato sino en la dialéctica. Esta escuela tiene
antecedentes en la Lyon, en especial en Lacassagne, en la cartográfica y en la
de interpsicologia con Tarde. Son famosas las sentencias lapidarias de
Lacassagne: "Las sociedades tienen los criminales que se merecen y el medio
social es el caldo del cultivo de la criminalidad mientras que el microbio es el
criminal".

Para la escuela social, el presupuesto operante es el de la desigualdad material


y la división del trabajo, y no el de la igualdad del contrato.
La responsabilidad penal es individual, pero requiere una depuración de las
fuerzas sociales. Su sistema jurídico busca ante todo una justicia social y tiene
un criterio político que busca la comprensión y mejoras sociales.

Tratándose del delincuente, la escuela social realiza los estudios de estos bajo
un enfoque sociológico., la patología se desplaza del campo individual al social.
Esta escuela introduce el estudio de la motivación en el delincuente y hace
la medición punitiva con base en factores objetivos y subjetivos., desde luego la
lista de factores subjetivos la amplia, y a mas de esto, no solo reconoce la
atenuación punitiva derivada de ambas factores sino que llega también a
admitir la exclusión de responsabilidad. La escuela social fue la primera en
hacer la distinción entre lo patológico y lo no patológico, con énfasis en lo no
patológico.

La clasificación de delito y delincuente, Esta escuela nos dice que es normal,


quedando a salvo la anormalidad biológica y sicología del delincuente. Tiene
una interpretación legal psicosociojurídica. Esta escuela permite un fuerte
avance de la criminología, y con el favorece la maduración de la misma hacia
una ulterior integración, todavía inexistente, con el derecho penal.

El mérito principal de la escuela social radica en introducir el concepto de


"función social del derecho", en el cual, la ley aparece como el mejor
mecanismo para lograr una justa composición y un equitativo desarrollo de la
sociedad. Este concepto de función social a su vez introdujo cambios de la
mayor importancia en el derecho privado y en el derecho público, por ejemplo,
con las figuras del abuso del derecho y de la expropiación, respectivamente y
dio comienzo a la eliminación de la arraigada separación tajante entre lo
privado y lo público, división sobre la cual se basan todos
los sistemas jurídicos.

TEORIAS DEL DELITO

¿Qué es el delito?

En este trabajo se considerará como delito a cualquier conducta antijurídica. El


delito es una acción que viola las leyes, sin embargo, la etiología del delito no
se puede explicar desde lo jurídico. Lo legal no explica en absoluto el porqué
del delito: Las causas que le dan existencia y los factores que favorecen la
transgresión de las normas jurídicas. Lo que se considera como delito depende
de cada sociedad y de su momento histórico. En este sentido, se puede decir
que el delito no tiene una existencia ontológica, no existe una esencia inherente
a los actos humanos que nos permita de una vez para siempre establecer qué
acciones deben ser consideradas como delito. De todas formas, podemos decir
que hay ciertas conductas que, desde miles de años y en muchas culturas,
aparecen como reprochables, por ejemplo, quitarle la vida a otro ser humano
en determinadas circunstancias.

Así y todo, cierto relativismo es necesario para estudiar la criminalidad, para


entender por qué a veces ciertas conductas son delito en algunas sociedades y
en otras no, por qué lo que antes era considerado delito en una sociedad deja
de repente de serlo, y para entender que muchas conductas hoy día prohibidas
pueden llegar a ser legales en el futuro. A grosso modo, se puede dividir las
teorías del delito en dos grandes grupos:

Las teorías que ponen el énfasis en las causas sociales del delito; son las
teorías sociológicas. Por otro lado, las teorías que hacen hincapié en
explicaciones basadas en los individuos que delinquen. Todas las teorías del
delito dependen en última instancia de la concepción que tengan de la
sociedad, y todas las teorías también contienen implícita o explícitamente una
consecuencia técnica: La manera de conceptualizar la criminalidad

El Delito como Fenómeno Individual

La Criminología Clásica:

Se describe esta teoría pues sobre ella se basa actualmente el derecho penal
de la mayoría de los países occidentales. Un gran número de acciones de los
jueces, abogados, legisladores, y del sistema judicial mismo (en relación con el
delito), se basan sobre algunos aspectos de esta teoría, pues la Criminología
Clásica es útil para abordar el delito desde lo jurídico. La Criminología Clásica
surge aproximadamente a fines del siglo 18, en autores como Jeremy Bentham
y Cesare Beccaria. Los autores de la criminología.

clásica estaban inspirados en los pensadores iluministas y, como éstos, creían


que existía un pacto tácito entre todos los individuos para poder vivir en
sociedad. En el pacto social cada individuo sacrificaba un poco de su libertad y
soberanía a favor del Estado, y éste era el encargado de salvaguardar el bien
común mediante la sanción y refuerzo de las normas. El respeto a las normas
del Estado era fundamental para el mantenimiento del contrato social y, por lo
tanto, del orden, y éste tenía el poder legítimo (por la delegación de soberanía
hecha por los ciudadanos) para castigar a las personas que violasen el contrato
social. El supuesto básico de la teoría del contrato social (aunque se aceptara
que el contrato social era una metáfora y que nunca existió), adoptado por la
Criminología Clásica, era que existía un consenso entre todos los individuos de
la sociedad, tanto en las normas que la debían regir a ella y a las personas,
como en la facultad estatal de mantener el orden e impartir el castigo en los
casos que fuera necesario

La víctima.

Representa, sin ningún género de dudas, el objeto olvidado por la Criminología,


en tanto no será hasta 1950 cuando comience a hablarse de la importancia de
esta figura en atención al hecho criminal. García-Pablos emplea la terminología
«abandono de la víctima» para referir el escaso compromiso social existente
con su figura, fundamentando tal postulado en que el Derecho Penal «se halla
unilateral y sesgadamente volcado hacia la persona del infractor, relegando a la
víctima a una posición marginal, al ámbito de la previsión social y del Derecho
Civil sustantivo y procesal»82. Sin embargo, como ya he referido, a partir de
mediados del siglo veinte comienza a adquirir un protagonismo esencial
motivado principalmente por la información revelada sobre el crimen; esto es, la
víctima, como parte de la denominada pareja penal, es capaz de suministrar
una serie de datos tendentes a prevenir y actuar frente al delito. De manera
explícita, Kaiser reseña que «la conducta de la víctima es relevante en
múltiples sentidos. Se manifiesta tanto en las relaciones del delincuente, el
hecho y el movimiento de la criminalidad, como también en las que se refieren
al control del delito, la política jurídica y, finalmente, la investigación
criminológica»83. Su evolución en una hipotética escala cuantitativa de valor en
el ámbito criminológico queda puesta de manifiesto, en primer lugar, por el
reconocimiento de la pareja penal; el establecimiento de tipologías victímales;
el riesgo de victimización; los conceptos de victimización primaria y secundaria;
la realización de estadísticas85. En lo referente al concepto de víctima no cabe
hablar de una noción unitaria en tanto cohabitan diversas posiciones alrededor
del referido término cada una de ellas tendente a otorgar una protección
concreta dependiendo de la rama, jurídica o social, que interese.

Entre las acepciones más empleadas por la doctrina victimo lógica caben
reseñar las de la dogmática tradicional, quien equipara víctima al sujeto pasivo
de la infracción que directamente sufre en su persona el menoscabo de sus
derechos87; y, los autores que, bajo una perspectiva victimo lógica general,
hablan de «aquella persona física o moral que sufre un daño producido por una
conducta antisocial, propia o ajena, aunque no sea el detentador del derecho
vulnerado.

. Función de la criminología Una vez delimitado el concepto de Criminología y


todos sus caracteres integrantes conviene a continuación detenerse a
configurar cuáles son las funciones primordiales a cumplimentar. Sobre este
aspecto García Pablos señala como ministerio principal «informar a la sociedad
y a los poderes públicos sobre el delito, el delincuente, la víctima y el control
social, aportando un núcleo de conocimientos más seguro y contrastado que
permita comprender científicamente el problema criminal, prevenirlo e intervenir
con eficacia y de modo positivo en el hombre delincuente»99. De manera más
particular coincido plenamente con el planteamiento desarrollado por Serrano
Maíllo100 destacando cuatro cometidos específicos:

a) El estudio de las causas del delito. Una de las misiones primordiales de la


Criminología debe ser necesariamente explicar el proceso delictivo, tanto
desde una perspectiva general como particular -lo cual lleva implícito en su
propia génesis el estudio del delito, del delincuente, de la víctima y de los
medios de control social-. Con tal fin se han elaborado una serie de teorías
tendentes a buscar un hilo conductor que relacione la conducta humana con el
fenómeno criminal.
Teorías como la de las subculturas criminales de Cohen, el delito como
elección racional de Becker; Wilson y Herrasteis; o el perfeccionamiento de la
misma llevada a cabo por Clarke y Cornish; la oportunidad o las actividades
rutinarias de Cohen y Felson, la anomia de Durkheim; o el aprendizaje social
de Sutherland representan algunos ejemplos de semejante iniciativa.

b) Prevención y control del crimen. El estudio de las causas originarias de la


acción criminal reporta otras consecuencias accesorias como bien pudiera ser
una importante fuente de información sobre la génesis del delito. Conocido este
aspecto resultará menos gravosa la adopción de medidas concretas tendentes
a prevenir y actuar frente al crimen. En la práctica es uno de los grandes
déficits presentados por las legislaciones internacionales en el sentido de crear
una serie de normas o medidas de control social –formales e

informales- basadas en un desconocimiento de la praxis criminal; esto es, la


ausencia de estudios criminológicos, sobre todo en aquellos países donde
impera el modelo criminológico europeo, lleva implícito que se legisle bajo una
creencia que puede o no ser cierta, pero sobre la que no existen estudios
empíricos que respalden la adopción de tales medidas. Sainz Cantero señala al
efecto que «cualquier proposición de lege ferenda realizada en la fase crítica
de la metodología punitiva que no reciba esas conclusiones, corre el riesgo de
resultar aventurada y falta de vas. Obviamente en una sociedad donde imperen
semejantes investigaciones las normas se adecuarán a las necesidades
sociales sobre seguridad ciudadana, proponiendo campos de actuación y,
consecuentemente, una política-criminal efectiva sobre el hecho delictivo tanto
en su vertiente particular como general.

Medición del fenómeno delictivo. Ya ha sido puesto de relieve a lo largo de


este trabajo la importancia del método estadístico para la Criminología
aludiendo incluso a una posible sacralización del mismo. Sin embargo, esta
actividad cuantitativa permite verificar la correcta actuación en diversos frentes
orientados a la prevención y lucha contra la criminalidad. Del mismo modo,
delimitada una cifra media cíclica y constante de un delito concreto, de
conformidad con los postulados de la Estadística Moral, puede observarse su
frecuencia media relativa y determinar diversas cuestiones tales como los
delitos más comunes, la necesidad de adoptar políticas específicas para un
determinado ilícito cuando se supere esa cifra media a la que acabo de hacer
mención, distribuir geográficamente las zonas de predominio de una tipología
delincuencial, verificar si los medios de control social acotados han sido
efectivos . Este cálculo, no obstante, debe ser practicado con suma cautela
respetando siempre los principios estadísticos obrantes al efecto. No todo
estudio delictual lleva aparejado la veracidad de sus resultados. Es más, en la
práctica resulta bastante común encontrar mediciones practicadas sobre un
mismo hecho delictivo que sorprendentemente arrojan cifras diferentes. Esta
disimilitud se debe normalmente bien a que el campo objeto de estudio difiere
en algún elemento –piénsese a tal efecto en el supuesto de dos muestras que
pretenden medir el número de mujeres muertas víctimas de violencia habitual
en el ámbito doméstico durante el año 2003, registrando el primer por el
segundo; con semejantes resultados una de ellas debe haberse falseado, sin
embargo, si se observa detenidamente la población objeto de estudio puede
comprobarse como aquél incluía únicamente a mujeres casadas en el
momento de producirse el fatal desenlace mientras éste agrupaba cualquier
relación de pareja independientemente de la existencia de vínculo matrimonial
(separaciones, divorcios, parejas de hecho, matrimonio o bien ha sido sesgado.
En cualquier caso, en mi opinión, primando un criterio legal de procedencia
suelo distinguir entre fuentes oficiales y no oficiales.

Crítica a los medios de control social formales e informales a través de


los estudios realizados.

Esta función presenta multitud de divergencias pues, como señalan Muñoz


Conde y Hassemer, «la relación entre el saber normativo y el empírico propio
de cada una de estas formas de abordar la misma realidad, no es, sin
embargo, idílica, sino conflictiva, y tiene todavía muchos puntos de fricción, en
los que a veces entran en abierto enfrentamiento la solución que propone por
una parte, la normativa, y la que propone la otra, la empírica, no siendo raro
que a veces ésta sea una de las causas de la propia disfunción e ineficacia de
las normas jurídico-penales en la solución de determinados conflictos, o que el
propio saber empírico carezca de influencia en la regulación jurídica de un
determinado problema. Esta complicada relación se produce en aquellos
países donde la Criminología no se halla asentada en tanto, como es el caso
de España, se considera una ciencia en nacimiento, carente de estudios
rigurosos –dificultosos en cuanto a su elaboración por los constantes
obstáculos procedentes desde diversos sectores aunque cada vez más
frecuentes en nuestro en país- por lo que o bien no existen semejantes
estudios o bien no cuentan con la fuerza suficiente en el ámbito normativo para
ser tenidos en consideración. Semejante cuestión no es extrapolable a los
países en donde la Criminología goza de un reconocido prestigio social, caso
por ejemplo de Estados Unidos, donde, como analizaré en el epígrafe dedicado
a los modelos criminológicos imperantes, se fundamenta en un claro
utilitarismo social; esto es, la Criminología al servicio de la sociedad siendo
bastante frecuentes los estudios llevados a cabo sobre cualquier materia con la
única finalidad de proporcionar una información válida para combatir el
fenómeno criminal.

Modelos criminológicos imperantes

La evolución de la Criminología no ha seguido unas pautas generales o


comunes en los distintos países. Por esta razón no es de extrañar las
diferencias sustanciales existentes entre las diversas formas de estudiar el
crimen, por ejemplo, entre España, donde en la actualidad impera un modelo
eminentemente teórico, y Estados Unidos, donde se constituye como una
ciencia autónoma enfocada al utilitarismo social. Esta progresión ha dado lugar
consecuentemente a diversos modelos criminológicos dispersos a lo largo de la
geografía mundial, los cuales suelen responder al grado evolutivo de esta
ciencia. Como quiera que esta cuestión no es tratada excesivamente en la
doctrina criminológica, reseñaré a continuación los tres modelos que, en mi
opinión, cohabitan hoy día.

Modelo anglosajón.
Sus máximos exponentes se hallan al efecto en Estados Unidos e Inglaterra.
Este arquetipo se halla plenamente identificado con las ciencias sociales en
tanto parte de la concepción de que la Criminología es un instrumento
orientado a la mejora de la sociedad, de ahí su identificación con el utilitarismo
social. Su pronta evolución y consolidación la explica García-Pablos al señalar
que «se establece entre las ciencias sociales y sociológicas, con clara
independencia de las disciplinas jurídicas, desde un principio, logrando un
reconocimiento y estabilidad institucional en todos los ámbitos del que careció
en Europa. Representa el grado máximo evolutivo de esta ciencia hasta
nuestros días dotando a la Criminología de un papel básico en referencia a los
problemas sociales y cumplimentando en su totalidad las funciones
anteriormente reseñadas.

Modelo europeo. La Criminología es una ciencia empírica vinculada al


mundo del Derecho residiendo su función principal en la descripción causal del
crimen. A diferencia del anterior patrón se trata de un saber eminentemente
teórico presente en la mayor parte del continente europeo, con algunas
excepciones como es el caso de Inglaterra, y caracterizada por su falta de
consolidación115. Representaría el polo opuesto al primero.

Modelo sudamericano. Englobaría un tipo intermedio entre el anglosajón y el


europeo no caracterizado como un patrón propio sino más bien como el paso
evolutivo intermitente entre ambos. Se caracteriza por presentar una gran
variedad de estudios empíricos sobre la totalidad de las figuras objeto de
estudio de la Criminología si bien no alcanza a completar el catálogo de
funciones; es decir, reúne la base –los estudios criminológicos- pero carece de
aplicación. Comprende países como Argentina y México. Por último, García-
Pablos menciona un cuarto patrón, excluible desde mi punto de vista por
hallarse hoy día en desuso, si bien es cierto que alcanzó cotas importantes en
el pasado y originó diversas teorías criminológicas. Me estoy refiriendo al
modelo socialista, fuertemente influenciado por las ideas marxistas y leninistas.
Este autor destaca «su función “instrumental” al servicio de una ambiciosa y
arrolladora “política criminal” consolidadora y guardián del sistema. La
Criminología se presenta, entonces, como “ciencia aplicada” en apoyo
inmediato

Enfoque positivista para la comprensión de la criminalidad


Con la clasificación de las ciencias o la enciclopedia de las ciencias de Comte
(Marías, 2017), parte de la supremacía biológica se deriva de la importancia
que este atribuye a tal, siendo de las seis ciencias básicas más importantes, la
penúltima, antes de la sociología, la biología, por lo que la explicación de la
criminalidad, se realizaba a través de técnicas de las ciencias naturales y el
método científico (Narváes, 2005). Se usaba como modelo médico el referirse a
la sociedad como un cuerpo, que podía enfermar, así, la criminalidad, es una
patología social, una enfermedad. De entonces que surgieran términos
compuestos como profilaxis criminal, patología social (Mimbela, 1960: 151),
psicopatología del delincuente (Ingenieros, 1906), entre otros.
Por otra parte, la adaptación del método positivo al estudio criminal, deriva en
la observación y experiencia, así los primeros positivistas criminológicos, miran
al delincuente y el entorno que le circundaba para comprender sus motivos, le
llamaron “método experimental”, por tener objetos de estudio observables,
estadísticos, frontales, no aislados, sino casos, sobre lo cual sostenían la
construcción del conocimiento (Galfione, 2012).

Con la búsqueda de explicaciones al problema de la criminalidad, se adoptó el


término de escuelas, propio del positivismo, refiriéndose a la sectorización de
los conocimientos teóricos y discursos (Narváes, 2005), por lo que surgieron
las llamadas escuelas del derecho penal y/o escuelas de la criminología, como
un conjunto de saberes que explicaban desde diversas ópticas el fenómeno de
la criminalidad, siendo una de estas la titulada escuela criminal positiva,
fundada por Ferri, contraria a la escuela clásica.

Así, la criminología como ciencia sistematizada nace en aquel ambiente


comtiano, mediante el cual, urgía una necesidad de utilizar el método científico
para todo, con lo que se llegó a sinomizar que todo lo que era positivo, es
científico, a la criminología le antecede la antropología criminal (también
llamada criminología biológica), que luego se convirtió en criminología positiva.
De inicio, así como Darwin a las especies animales, Lombroso a la especie
humana, distinguiendo la competencia entre hombres, mujeres, niños de
adultos, blancos de negros, donde la jerarquía, auguraba la supremacía sobre
otros, por ello se refería a una antropología (Narváes, 2005).

Aquellas especulaciones (teológicas) sobre el criminal, fueron trascendiendo


(metafísica) (Marías, 2017) a la observación directa por parte de Lombroso a
restos óseos de sujetos que en vida, fueron delincuentes, por lo que se
afirmaba la observación directa, más allá de la especulación que proponía el
derecho con afirmaciones sobre la supuesta voluntad y conciencia en los actos
criminales por parte de sus ejecutores, mientras, las posturas jurídicas atribuían
carácter de voluntad en el delito, Lombroso señalaba causas internas que
predeterminaban su comportamiento.

Posteriormente, Ferri (autor de Socialismo y Ciencia Positiva) y Garófalo se


unen a los estudios de Lombroso, teniendo otra visión de este último, el
primero, al ser este jurista, sociólogo y antrópologo, mientras que el segundo,
de formación jurídica, permitieron autocorrecciones en la teoría explicativa de la
criminalidad, pasando por el plano biológico al sociológico, juntando ambos.
Aquellos estudios italianos, traducidos luego al español de España, permitió la
llegada a México del positivismo criminológico (Narváes, 2005).

ORGANIZACIÓN SOCIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL DESORDEN

En una sociedad desorganizada, que no se cohesiona o avanza en paralelo a


la sociedad dominante, se consideran aspectos retrógrados, primitivos, donde
impera el desenfreno, se especula que la “vida primitiva se caracterice por su
ausencia de leyes” (Malinowski, 1985:5), y de existir, se tergiversan según ese
grupo desobediente. Levi-Strauss explica que la “ausencia de reglas parece
aportar el criterio más seguro para establecer la distinción entre un proceso
natural y uno cultural” (1981:6). Su sobrevivencia se fundamenta en su propia
dirección, aislada, independiente, no integrada al estándar de crecimiento
colectivo a la par, contrario al modelo cultural basado en instituciones sociales,
lenguaje, instrumentos, valores, religión (Levi-Strauss, 1981). Existe una ley y
dos reacciones a esta, obedecerla o quebrantarla, donde la sociedad que se
adapta, la acepta, mientras que la que se rebela e inconforma, la quiebra.
La criminalidad va cambiando de tiempo en tiempo, este problema no ha
permanecido estático, sino con una dinámica en sus procesos de
transformación, ha evolucionado, acoplándose a los nuevos entornos,
tecnologías, empeorando sus efectos que surgen a partir de actos individuales
con efecto social. En ocasiones parece que el fenómeno criminal rebasa las
capacidades de los estados para atender la problemática, pero al incursionar
en las razones y motivos, es donde toca detenerse para estudiar a detalle
cuáles son los factores por los que en las sociedades, sus individuos se
inclinan al actuar contrario a la ley (Ordaz Hernández y Figueroa Castellano,
2017).

Todos tenemos ciertas necesidades, que se manifiestan como condiciones


humanas que deben enmarcarse en un ambiente cultural, satisfaciendo
aquellas; por ejemplo, Malinowski (1985) distinguía 7, las metabólicas,
reproductivas, bienestar físico, seguridad, movilidad, crecimiento y salud,
mientras en el plano social, pueden existir otras, de familia, afecto,
reconocimiento, empleo, economía, etcétera. Estas se encaminan por las
estructuras, ya sean de la sociedad o del estado, donde se provee y facilita del
desarrollo proporcional para todos, pero cuando no hay esa posibilidad o las
necesidades son mayores a las permitidas, se actúa de modo imprudente para
obtenerlo por medios no normalizados, se refiere a aquel salvaje que choca
con las reglas sociales convencionales, considerándolo anormal (Levi-Strauss,
1981).

En ese entrelazar de estudios de razones, desarrollo de sociedades, surge la


necesidad de desmenuzar los fenómenos conflictivos en las regiones ante el
grave crecimiento en cantidad de la criminalidad, así como la diversificación de
las formas de expresión, hace alrededor de 50 años, no se tenían los
problemas que actualmente, y en ello cabe reflexionar para el futuro, cómo
serán los problemas dentro de 10 o 20 años, ante qué contextos nos vamos a
enfrentar ahora, y si tendremos la capacidad para abordarlos.

REFLEXIONES EN TORNO AL ESTADO ACTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA

Algunos autores (Benedict, Goldenweiser, Mead) apuntan de Boas como el que


sentó las bases de una antropología científica, basada en métodos,
concediendo madurez que hacía falta, descrita por estos antes a él, como una
colección de supuestos vagos y antiguos, otra de sus labores fue el expulsar de
la antropología a los aficionados y especialistas de gabinete, introduciendo la
experiencia de campo como el atributo profesional. No existe una escuela con
su nombre, ni método o seguidores aficionados, sino el legado de una
reconstrucción metodológica que contribuyó también a la formación
universitaria de la antropología (Harris, 1996). “Su interés dominante se
centraba en el logro de altos niveles de cientificidad” (Harris, 1996:226).
El estatus de la criminología en México, constituye una aparición de
profesionales fanáticos charlatanes emergentes de la tragedia, de la pereza de
otros profesionales por construir un conocimiento sólido, metódico, científico,
en comparación con otros países donde los investigadores y publicaciones son
en mayor abundancia (Ordaz Hernández y Cunjama López, 2011). Nos
encontramos en un momento histórico, en el que se viene marginando a las
ciencias forenses, criminales, penales, mediante el uso de las redes digitales,
con actores emergentes que lucran con la tragedia y logran fama efímera, sin
mayores resultados positivos ante la sociedad.

Zaffaroni explica que:


Aquí la “Criminología” es un campo plagado de dudas, poblado de preguntas
que se reproducen con increíble feracidad y que hallan pocas respuestas. Las
preguntas se multiplican quizá con mayor rapidez que en el centro, porque no
se generan en el seno de grupos de “trabajadores del pensamiento”, pagados
para “pensar”, sino que emergen de las tragedias, y su velocidad de
reproducción se hallan en relación inversa al adormecimiento del asombro que
puede producir lo cotidiano (el acostumbramiento a la tragedia cotidiana, sobre
el que volveremos más adelante, y que puede ser caracterizado como
“entorpecimiento mental estuporoso por cotidianidad trágica”, negación de la
tragedia como mecanismo de huida o método de subsistencia) (2003:2).

A pesar que la criminología nace de la antropología, no ha corrido con la misma


purificación y mejoramiento que esta ha tenido, para el caso en México.
Inclusive, nacida bajo una tendencia del método positivista (Navone, 2005), en
el contexto en el que emerge este trabajo, no se detecta una claridad
metodológica en la formación universitaria del criminólogo, cargando consigo
improvisaciones educativas de diversas áreas del conocimiento que convergen
en lo criminal, pero sin lograr una integración y maduración transdisciplinar
para el desarrollo de un conocimiento sistemático, se mantiene como un
océano revuelto de datos.

CONCLUSIONES

-El objeto de estudio de la criminología sería determinado en razón a unas


variables que son expuestas enseguida, además de estar compuesto por:
Al estar la criminología adscrita a la sociología general y, como especialidad de
la última, a la sociología jurídica, las materias de la realidad que pueden ser
objeto de observación poseen una índole social, como sociales son las
conductas de interés penales y las reacciones penales que ellas suscitan, lo
que descarta elementos de la antropología física, la biología, la medicina, la
psiquiatría, la psicología clínica y la geografía física.

-Los grandes componentes que forman el objeto de estudio de la sociología


son las acciones sociales y las estructuras sociales. La criminología aborda
ambos componentes, pero de manera sub especializada, de acuerdo con la
especificidad que la distingue de otras especialidades de la sociología. Dicha
especificidad está dada por lo jurídico penal.
-Con relación a las acciones sociales, el análisis de la criminalidad no hace
parte de su objeto de estudio, porque la criminalidad no es un fenómeno
empírico, tiene una naturaleza prescriptiva, no tiene cualidades ontológicas, es
una etiqueta o definición que se impone mediante el proceso de
criminalización, por lo que su inclusión debe ser considerada al examinar las
estructuras sociales.
La noción de desviación social, pese a ser la más utilizada por la sociología y la
criminología para referirse a las acciones sociales de interés criminológico,
tampoco es satisfactoria, porque igualmente es un concepto prescriptivo,
subjetivo, ya que el referente para juzgar una conducta como desviada son las
normas.

- Así mismo, en tanto categoría prescriptiva, está sometida a un extenso


conjunto de críticas que demuestran su invalidez como concepción descriptiva.
Pese a que la noción de desviación social carece de valor como categoría
descriptiva y posee varios defectos graves para usarla en el análisis de las
acciones sociales de relevancia penal,
-En esos términos relativos, hace parte del objeto de estudio de la criminología.
Puede decirse que las teorías de la desviación social, son las teorías con la
que se presentan proyectos de construcción social de lo criminal, que han
tenido una alta influencia en el mundo académico y científico. Los procesos de
construcción social de lo criminal son de importancia prioritaria dentro del
objeto de estudio de la criminología.

-La traducción especializada de los componentes que integran el objeto de


estudio de la criminología son: la divergencia social de relevancia penal (en
cuanto a las acciones sociales); el control social penal (en lo que atañe a las
estructuras sociales).

-La noción de divergencia social es descriptiva, objetiva, empíricamente


verificable y libre de valoraciones jurídicas.
El objeto de estudio debe comprender el análisis simultáneo de la divergencia
social de interés penal y del control social penal, dada la mutua influencia que
cada uno de los dos componentes tiene sobre el otro.
- estudiarse, por regla general, a los actores de la divergencia social, esto es,
los divergentes, aunque ello guarda grandes diferencias con los viejos estudios
de la criminología positivista acerca de los criminales.
Existen temas específicos, señalados para América Latina como prioritarios, los
cuales deben constituirse en parte de un programa de desarrollo de la
investigación, en particular empírica.

BIBLIOGRAFIA

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https://critica.cl/filosofia/explicaciones-de-la-criminalidad-desde-el-enfoque-
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