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un clásico de la cultura política

La cultura política
Gabriel Almond y Sidney Verba (1992).
En Albert Batlle (Comp). Diez textos básicos de ciencia política.
Barcelona: Ariel.

La pregunta que se hacen Almond y Verba, en su libro The civic culture, sigue
vigente: ¿cuál es el futuro de la democracia? El fragmento que esta vez les pre-
sentamos está directamente vinculado con la respuesta a tal interrogante, es el
planteamiento de un concepto que engloba las características culturales desea-
bles que los individuos y los sistemas políticos deben aprehender para alcanzar
la consolidación democrática ideal, es decir, la comunión de lo que el individuo
cree, en el ámbito más personal posible, con lo que piensa del sistema político
en el que se desarrolla y con el modo de actuar al involucrarse en la toma de de-
cisiones que implica a una colectividad; así se compone la cultura cívica, lo único
que garantizará el buen funcionamiento de los mecanismos democráticos que
aseguren la comunión antes descrita es el afianzamiento de estos valores en los
individuos, tanto del ciudadano común como del que toma decisiones sobre una
nación. He aquí la vigencia de este clásico de la cultura política y el reto para los
encargados del estudio y la formulación de propuestas en este ámbito.

Tania López Reyes*

(Fragmento)

La cultura cívica: una cultura llar, aunque sea brevemente, algunas


política mixta de sus principales características.

Hemos tratado anteriormente los orí- La cultura cívica no es la cultura po-


genes históricos de la cultura cívica lítica, cuya descripción se encuentra
y sus funciones en el proceso de evo- en los textos cívicos correspondien-
lución social. Sería conveniente deta- tes y que prescriben el modo como

*
Servidora electoral, adscrita al Centro de Formación y Documentación Electoral.

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deberían actuar los ciudadanos en estructuras y proceso input. En otras
una democracia. Las normas para palabras, y para emplear los térmi-
la conducta del ciudadano que se nos usados anteriormente, la cultura
encuentran en esos textos insisten cívica es una cultura política de par-
en los aspectos de participación de ticipación en la que la cultura y la
la cultura política. Se espera que el estructura políticas son congruentes.
ciudadano democrático sea parte
activa de la política y se sienta im- Más importante aún: en la cultura
plicado en ella. Además, se supone cívica se combinan las orientaciones
que, al enfrentarse con la política, políticas de participación con las de
obra racionalmente, guiándose por súbdito y parroquiales, sin ocupar su
razones y no por emociones. Tam- lugar. Los individuos se convierten
bién se entiende que está bien infor- en participantes del proceso políti-
mado y que tomará sus decisiones co, pero sin abandonar sus orien-
—por ejemplo, sobre el modo de vo- taciones de súbdito y parroquiales.
tar— según un cuidadoso cálculo de Además, no sólo mantienen las tres
los intereses y principios que desea orientaciones al mismo tiempo, sino
ver favorecidos. Podemos calificar que las parroquiales y de súbdito
esta cultura, con su insistencia en son congruentes con las de partici-
la participación racional dentro de pación. Las orientaciones políticas
las estructuras de la política input, no participantes, más tradicionales,
como el modelo “activo racional” de tienden a limitar y a aminorar la
la cultura política. La cultura cívica entrega del individuo a los asuntos
tiene muchos elementos en común políticos. En cierto sentido, las orien-
con este modelo; en realidad, con- taciones parroquiales y de súbdito
siste en esta cultura con alguna “manejan”, o mantienen en su lugar,
cosa más. Efectivamente, subraya las orientaciones políticas de partici-
la participación de los individuos en pación. De este modo, las actitudes
el proceso político input. Pero hay favorables a la participación dentro
algo más. del sistema político desempeñan un
papel más importante en la cultu-
En primer lugar, la cultura cívica es ra cívica, pero igualmente influyen
una cultura leal de participación. Los otras actitudes no políticas, como
individuos no sólo están orientados la confianza en otras personas y la
hacia los asuntos input, sino que participación social en general. El
se orientan positivamente hacia las mantenimiento de estas actitudes

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más tradicionales y su fusión con las implicación y la racionalidad existen,
orientaciones de participación con- pero compensadas por la pasividad,
ducen a una cultura política equili- el tradicionalismo y la entrega a los
brada en que la actividad política, la valores parroquiales. (pp. 193-194)

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