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Construyendo una Cultura Ciudadana: Análisis y perspectivas desde el Trabajo Social

Huamanchumo de la Cruz Larissa, Lázaro Salvador Mileny, López Plasencia Karen, Mejía

Angulo Nataly, Peláez Ramos Raquel y Rodríguez Guzmán Romina.

Universidad Nacional de Trujillo

Sociedad, Cultura y Ecología

Manuel Vidal Tassara

14 de enero del 2024


Resumen

El artículo establece nociones del término ciudadanía y cultura ciudadana desde una

perspectiva histórica y la relación existente con el Trabajo social; para reflexionar en la

redefinición de cultura ciudadana. También como juega un papel crucial en abordar el tema

de la ciudadanía al promover relaciones armoniosas entre los ciudadanos y construir una

sociedad más igualitaria y justa y se enfatizará la necesidad de comprender no sólo las

dimensiones legales y formales de la ciudadanía, sino también las dinámicas sociales y

culturales que la sustentan.

Palabras clave: sociedad, trabajo social, participación


Introducción

La cultura ciudadana se configura como el conjunto de actitudes, costumbres,

acciones y reglas mínimas que los individuos de una comunidad comparten, facilitando la

convivencia y generando un sentido de pertenencia. En este contexto, el Trabajo Social

desempeña un papel crucial al abordar el tema de la ciudadanía, ya que implica las relaciones

entre los ciudadanos que comparten creencias y actitudes, propiciando una interacción

armoniosa entre todos los miembros de la sociedad.

En el siguiente análisis, explicaremos los diversos conceptos de ciudadanía y cómo

estos se entrelazan con el Trabajo Social. En particular, examinaremos cómo el Trabajo

Social puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de una sociedad más

igualitaria y justa. Este enfoque implica no solo comprender las dimensiones legales y

formales de la ciudadanía, sino también abordar las dinámicas sociales y culturales que la

sustentan.
Metodología

Para abordar el análisis del texto titulado "Cultura ciudadana, ciudadanía y Trabajo

Social", nos sumergimos en una lectura detallada, donde el objetivo principal fue identificar y

resaltar las ideas más significativas. Este proceso involucró el uso de técnicas como subrayar

y destacar para extraer los conceptos clave.

Acto seguido, nos adentramos en la consideración de las ideas principales

identificadas. Este paso crucial nos permitió interpretar el mensaje del autor y, a partir de ello,

generar nuevos conocimientos y contribuciones que serán fundamentales en nuestro análisis.

El siguiente paso consistió en plasmar los resultados obtenidos mediante un proceso

colaborativo de consenso grupal. Esta fase requería la integración de las distintas perspectivas

y aportes individuales para llegar a una interpretación coherente y enriquecida.

Finalmente, llevamos a cabo una discusión grupal exhaustiva, incorporando las ideas

y opiniones de todos los participantes. Este enfoque inclusivo permitió explorar diversas

perspectivas, enriqueciendo aún más nuestra comprensión del texto y fortaleciendo la calidad

de nuestro análisis.
Resultados

CONCEPCIONES Y DIMENSIONES DE CIUDADANÍA

Para comprender la concepción y dimensión de ciudadanía:

Habermas (1992) considera que la ciudadanía podría centrarse en la posible

idealización de la ciudadanía y su papel en la efectividad de las instituciones

democráticas. Por ejemplo, la simplificación de la ciudadanía que confirma que "las

instituciones de la libertad constitucional no son más valiosas de lo que la ciudadanía

haga de ellas" podría ser criticada por simplificar la relación entre la ciudadanía y las

instituciones democráticas. No considera factores complejos como desigualdades

sociales, diferencias culturales y económicas, que también afectan la efectividad de

las instituciones.

En función de lo dicho por el autor, podemos entender que su enfoque es

individualista ya que la perspectiva de Habermas podría ser considerada demasiado centrada

en el individuo, pasando por alto las estructuras sistémicas y las barreras que pueden limitar

la participación plena de la ciudadanía. La ciudadanía efectiva no solo depende de las

acciones individuales, sino también de un entorno político y social favorable. Habermas

destaca cualidades y actitudes ciudadanas como el sentimiento de identidad, tolerancia,

participación, auto limitación y responsabilidad por eso se dice que tiene énfasis en la

Responsabilidad Ciudadana.

Nociones premodernas

Las nociones premodernas de ciudadanía a lo largo de cinco períodos históricos,

comienza con la Grecia clásica, donde la actividad cívica define al ciudadano como legislador

y sujeto. La ciudadanía en la República y el Imperio Romano se convierte en un instrumento


político para estabilizar sociedades plurales, con una distinción entre ciudadanos de segunda

y primera clase.

Como lo expresa Zapata-Barrero (2001b), el tránsito de la ciudad terrenal a la ciudad

de Dios obliga a los ciudadanos-peregrinos a aceptar las normas de la primera y a

actuar con bondad para ganar recompensas en la vida eterna.plantea la idea de que la

transición de la ciudad terrenal a la ciudad de Dios implica que los

ciudadanos-peregrinos deben aceptar las normas de la primera y actuar con bondad

para ganar recompensas en la vida eterna.

Tomando en cuenta lo dicho por el autor,la práctica de la virtud y la adhesión a

normas éticas en la vida diaria son cruciales no solo por sus implicaciones sociales, sino

también porque influyen en el destino espiritual futuro. Se respalda la noción de que la

moralidad no solo afecta nuestras vidas en la tierra, sino que también desempeña un papel

fundamental en nuestra existencia más allá de la vida terrenal.

La noción moderna

Para comprender mejor la noción moderna de la ciudadanía se puede considerar lo

siguiente:

En este momento se están construyendo las bases de la concepción moderna de

ciudadanía con tres aportes fundamentales que se incorporan a la semántica del

término: Primero, la concepción igualitaria de la naturaleza humana y reconocimiento

de las distinciones entre estratos como producto de relaciones económicas, políticas y

sociales. Segundo, La relación entre ciudadanía y nacionalidad. Y, por último, la

noción de emancipación universal. (Zapata, s.f)

Como nos menciona Zapata la concepción igualitaria de la naturaleza humana y el

reconocimiento de las distinciones entre estratos como producto de relaciones económicas,


políticas y sociales implican entender que todos los seres humanos nacen libres e iguales en

dignidad y derechos. Esto implica que la ciudadanía debe ser entendida como un estatus que

garantiza la igualdad de derechos y obligaciones para todas las personas, independientemente

de su origen social, económico o político.

La relación entre ciudadanía y nacionalidad implica entender que el ejercicio pleno de

la ciudadanía está vinculado al reconocimiento y la pertenencia a una comunidad política

determinada, es decir, a una nación. Esto implica que la ciudadanía no sólo implica derechos

y obligaciones individuales, sino también un sentido de identidad y pertenencia a una

comunidad política determinada.

Nos plantea la importancia de reconocer y valorar la diversidad cultural, pero también

se resalta la necesidad de abordar los desafíos y tensiones que pueden surgir con el

multiculturalismo. Si bien es importante promover el respeto a las diferencias culturales,

también se debe garantizar la protección de los derechos individuales y universales. Además,

es importante evitar la fragmentación y la segregación en base a la identidad cultural.

Debemos resaltar que nos ofrece una descripción general de las corrientes

filosófico-políticas y sus enfoques sobre la ciudadanía, pero también plantea varias cuestiones

que pueden ser objeto de críticas y debates. La ciudadanía y la política son temas complejos y

multidimensionales que requieren considerar diferentes perspectivas y enfoques para tener

una comprensión más amplia y completa.

Si se invoca la ciudadanía en la defensa de los derechos, no pueden ignorarse los

correspondientes deberes de la ciudadanía. Estos no requieren que un hombre

sacrifique su libertad personal o que se someta sin cuestionar a cada demanda hecha

por el gobierno. Pero sí requiere que sus actos estén inspirados en un vivo sentido de

la responsabilidad hacia el bienestar de la comunidad. (Ibíd: 73)


Ibid nos menciona que cuando se hace un llamado a la ciudadanía para defender sus

derechos, también se deben tener en cuenta los deberes correspondientes. Estos deberes no

implica renunciar a la libertad personal o obedecer ciegamente todas las demandas del

gobierno. Sin embargo, sí implican que las acciones de la persona estén guiadas por un

sentido de responsabilidad hacia el bienestar de la comunidad.

El problema de la ciudadanía es un tema vivo en plena efervescencia. Su semántica no

es simple sino compleja. Semánticamente la ciudadanía se ha convertido en el problema

convergente que tiene la virtud de aglutinar los problemas políticos más candentes que

actualmente, en esta reciente década del 2000, desde las más diversas perspectivas, llenan la

mayor parte de los debates científico - políticos ( Zapata, 2001)

Adicionalmente, Zapata nos menciona que está destacando la complejidad del

concepto de ciudadanía y su relevancia en la sociedad actual. Se menciona que la ciudadanía

es un problema convergente que engloba los principales problemas políticos de la actualidad

desde distintas perspectivas. Además, se señala que estos problemas políticos y debates

científico-políticos han sido predominantes en la última década del año 2000.

Visión de cultura ciudadana en tres propuestas

La primera propuesta sobre la noción de cultura ciudadana la plantea Mockus, quien

señala que se origina en las décadas del 60 y 70, con la participación de sociólogos franceses,

ingleses y norteamericanos; cuya finalidad era la actualización de las teorías relacionadas con

reproducción cultural. Para ello se realizaron investigaciones en el Departamento de

Sociología de la Universidad de Londres, durante 20 años y se concluyó que existe conexión

entre el orden cultural global de una sociedad y sus mecanismos de reproducción cultural.

Para López (2003) la reproducción cultural es un sistema de creencias y costumbres

que se expresan como conjunto de reglas que definen límites, sin los cuales no existe orden
social y que se van transmitiendo de generación en generación. En función, de lo dicho por el

autor se puede comprender como la práctica constante de valores compartidos, es crucial para

respaldar el desarrollo humano sostenible en proyectos urbanos. Esta conexión entre la

cultura ciudadana, la formación de la ciudadanía y la solución de problemas de convivencia

no solo impacta en el progreso económico y social, sino también en la convivencia

ciudadana.

Surge la interrogante sobre si las propuestas para fomentar valores cívicos en las

ciudades descuidan dimensiones vinculadas con derechos y participación. Esto podría

propiciar la formación de un ciudadano activo en responsabilidades, pero pasivo en la defensa

y ampliación de sus derechos. Se destaca la relevancia de la participación en el ámbito

público y la búsqueda del cumplimiento de los derechos humanos como una ampliación

consecuente de la cultura ciudadana.

Adicionalmente, se menciona que la cultura ciudadana busca incidir en la variable

cultural para inducir cambios en otras dimensiones relacionadas con la ciudadanía. Se

enfatiza la formación de virtudes cívicas para gestar un ciudadano respetuoso de las normas

del patrimonio público y de sus conciudadanos.

Las propuestas se interpretan en que la cultura ciudadana, como práctica permanente

de valores compartidos, posibilita la realización de proyectos urbanos que garanticen el

desarrollo humano sostenible, con respeto mutuo, sentido de pertenencia, calidad de vida

digna y conciencia ambiental y política, la misma, está intrínsecamente relacionada con la

formación de ciudadanía y la resolución de problemas de convivencia. Las propuestas para

fomentar valores cívicos en las ciudades incluyen actitud hacia la ley, acuerdos, solidaridad,

tolerancia, confianza interpersonal y en las instituciones, organización social y seguridad

ciudadana. Sin embargo, se cuestiona que estas propuestas minimizan dimensiones


relacionadas con derechos y participación, lo cual podría reducir la visión de ciudadanía y

promover la formación de un ciudadano activo en responsabilidades y pasivo frente a la

defensa y ampliación de sus derechos. En conclusión, se resalta la importancia de considerar

de manera integral tanto aspectos culturales como derechos y participación en las propuestas

para fortalecer.

En resumen, el texto ofrece una reflexión crítica sobre la relación entre la cultura

ciudadana, la formación de ciudadanía, la participación, los derechos y las responsabilidades,

resaltando la importancia de un enfoque equilibrado que promueva una ciudadanía activa y

consciente de sus derechos y deberes en el contexto de la convivencia urbana y el desarrollo

social.la cultura ciudadana.

La cultura ciudadana y su relación con el Trabajo Social

Comprendiendo la lectura se nos invita a reflexionar sobre la complejidad y la riqueza

inherentes al concepto de ciudadanía. Este no se limita únicamente a un estatus legal, sino

que implica un tejido intrincado de significados, valores, creencias, prácticas, derechos,

normas y reglas que se entrelazan en la identidad de los ciudadanos. En este contexto, el

Trabajo Social emerge como un actor crucial en la construcción y fortalecimiento de la

cultura ciudadana.

Nora Aquin (1998) subraya con acierto la imperiosa necesidad de que los

profesionales del Trabajo Social aborden de manera profunda y reflexiva el

significado de la cultura ciudadana. La autora destaca que entender, analizar, estudiar

y resaltar este concepto se vuelve esencial para la formación en la disciplina, ya que el

Trabajo Social asume la responsabilidad fundamental de contribuir a la edificación de

la ciudadanía. Aquin resalta que esta labor implica reconocer a todos los ciudadanos

como sujetos de deberes y derechos.


En función de lo dicho por la autora, se hace evidente que el Trabajo Social no solo

debe ser un mero facilitador de servicios sociales, sino también un agente activo en la

promoción de una ciudadanía consciente y participativa. La comprensión detallada de la

cultura ciudadana permite al Trabajo Social intervenir de manera estratégica, abordando las

diversas dimensiones que conforman la identidad ciudadana.

Asimismo, el planteamiento destaca la importancia del Trabajo Social no sólo como

un conjunto de intervenciones prácticas, sino también como un agente promotor de valores

fundamentales para la construcción de una sociedad más solidaria y justa. En este contexto,

se subraya la necesidad de contrarrestar las influencias negativas de los sistemas económicos

capitalistas y neoliberales, los cuales, según se argumenta, amenazan el concepto de

comunidad al fomentar el individualismo y reducir la humanidad a un mero "medio" o

"instrumento" para el sistema económico.

El Trabajo Social, al asumir el rol de promotor de valores, se convierte en un

contrapeso esencial ante las tendencias individualistas propiciadas por los sistemas

económicos predominantes. La idea de cultivar una cultura en la profesión que abrace y

fomente la solidaridad y la justicia resalta la importancia de la dimensión ética en la labor del

trabajador social.

Para comprender más sobre el papel del Trabajo Social en la cultura ciudadana se

tiene que entender lo siguiente:

Una concepción amplia y equilibrada de ciudadanía debe concederle el peso que le

corresponde a esta dimensión. La seguridad de la existencia de unos derechos no

puede llevar al desconocimiento de unas responsabilidades sin las cuales no sería

posible la viabilización de los derechos. (Rincón, 2006, p. 62)


En ese sentido, se comprende que aunque los ciudadanos gocen de sus derechos y es

fundamental que estos sean cumplidos y respetados por todos, también implica que los

deberes asignados al nacer deben ser ejecutados por cada individuo. Tenemos la

responsabilidad de cumplir con estos deberes como contrapartida de los derechos que

adquirimos. De tal modo, el Trabajo Social a través de su labor educativa debe promover e

incentivar en las poblaciones el conocimiento de este marco de la ciudadanía.

En conclusión, el Trabajo Social se enfrenta al imperativo de reconsiderar la noción

de ciudadanía y, consecuentemente, replantear la concepción de cultura ciudadana. Esta tarea

no solo implica una revisión teórica, sino también una acción práctica que transforme el papel

tradicional del Trabajo Social. Más allá de ser simplemente un facilitador de servicios

sociales, esta disciplina debe asumir un papel más proactivo y dinámico en la formación de

una ciudadanía consciente y participativa.


Discusión

El término "ciudadanía" ha sido históricamente complejo de definir, ya que su

significado ha estado influenciado por las corrientes filosóficas de diferentes épocas, las

peculiaridades de las sociedades y las formas de gobierno imperantes en esos periodos.

Respaldamos la afirmación de la autora, ya que consideramos que, especialmente en una

disciplina tan vinculada con lo social como el Trabajo Social, es esencial redefinir el

concepto de ciudadanía y la comprensión de la cultura ciudadana.

En concordancia con la autora, compartimos la idea de que el Trabajo Social debe

desempeñar un papel activo en la construcción de una sociedad en la que los ciudadanos

incorporen valores fundamentales como el respeto, la justicia y la solidaridad. Estos valores,

alineados con los pilares del trabajo social centrados en la búsqueda del bien común y la

transformación hacia una sociedad más justa y con bienestar general, son fundamentales para

el ejercicio de esta disciplina.

No obstante, creemos que para lograr un cambio real, la responsabilidad no debe

recaer únicamente en el Trabajo Social. Es imperativo que otras profesiones también asuman

un compromiso similar desde sus funciones, impulsando colectivamente una sociedad más

justa. Todas las disciplinas tienen el potencial de contribuir al fomento del conocimiento y la

conciencia de los deberes y derechos de los ciudadanos, así como de la importancia del

bienestar común.

En resumen, compartimos la necesidad de redefinir la ciudadanía desde la perspectiva

del Trabajo Social y de promover valores fundamentales para construir una sociedad más

justa. Sin embargo, abogamos por una colaboración interdisciplinaria en la búsqueda de un

cambio significativo, reconociendo que la responsabilidad de construir una sociedad más

equitativa debe ser compartida entre diversas profesiones y sectores.


Conclusión

En el artículo de María Teresa Rincón-Salazar, publicado en la revista Prospectiva de

Trabajo Social e intervención social, se destaca la importancia crucial del Trabajo Social en la

promoción de una cultura ciudadana participativa, la autora menciona cómo el Trabajo Social

puede desempeñar un papel significativo en la construcción de una cultura ciudadana más

sólida y comprometida, buscando mejorar tanto el bienestar comunitario como la

participación ciudadana. De igual manera, se resalta la relación entre la cultura ciudadana, la

ciudadanía y el Trabajo Social, evidenciando el impacto e influencia que tienen unas en otras.

Por ello, ofrece una visión más detallada sobre cómo el Trabajo Social puede abordar

los desafíos que enfrentan las comunidades al intentar establecer una cultura ciudadana

robusta y comprometida, también hace hincapié en la importancia de la ciudadanía en la

práctica del Trabajo Social y cómo esto puede impactar positivamente en la calidad de vida

tanto a nivel individual como comunitario. En resumen, el artículo brinda una perspectiva

valiosa sobre el papel del Trabajo Social en busca del bienestar comunitario y la participación

ciudadana, contribuyendo al objetivo de construir una sociedad más justa y equitativa.


Referencia

Rincón-Salazar, MT, (2006). Cultura ciudadana, ciudadanía y trabajo social. PROSPECTIVA.

Revista de Trabajo Social e intervención social , (11), 46-65.

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