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Heinz von Foerster
*

Discurso de apertura de la Conferencia Internacional sobre Sistemas


Terapia
Terapia Fam
Famililiar:
iar: Ética,
tica, Epistemo
Epistemología
logía y Nuevos
uevos Métodos,
étodos, celebrada
en París,
París, a partir del 4 de Octubre de
de 1990
1990 y publi
publicad
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como
como “Cyberne
“Cybernetitics
cs & human
human know ing” en AJ
knowing”  A Journal of Second Order 
Cyberneti
yberneticscs & Cyber-
yber-Se
Semmiotics.
iotics. Vol.
Vol. 1 no.
no. 1 1992.
Damas y caballeros:
Me conmueve la generosidad de los organizadores de esta conferencia que no sólo
me invitaron a acudir a esta gloriosa ciudad de París sino que, también, me honraron
con la apertura de las sesiones plenarias con mi presentación. Y estoy impresionado
por la ingeniosidad de los organizadores que me sugirieron el título de mi
presentación. Me pidieron referirme a la Ética de segundo orden y cibernética.
“ ”

Para ser honesto, nunca me hubiera atrevido a proponer un título tan


provocativo, pero debo confesar que me encantó que eligieran por mí ese título.
Antes de que saliera de California hacia París algunos me preguntaron, llenos de
envidia, ¿Qué vas a hacer en París? ¿De qué vas a hablar? Cuando les respondía,
“ ”

“hablaré de ética y cibernética de segundo orden, casi todos me miraban


asombrados y preguntaban, ¿Qué es la cibernética de segundo orden? como si no


“ ”

hubiera ninguna duda respecto a la ética. ”

Me tranquiliza que la gente me pregunte a cerca de la cibernética de segundo


orden y no sobre la ética, porque es más fácil hablar sobre la cibernética de la
cibernética que sobre la ética. De hecho, es imposible hablar sobre la ética. Pero
permítaseme explicar esto más adelante y dedicar en este momento algunas palabras
a la cibernética y, por supuesto, a la cibernética de la cibernética o cibernética de la
cibernética.1
Como todos ustedes saben, la cibernética surge cuando un efector, digamos, un
motor, una máquina, nuestros músculos, etc. se conectan a un órgano sensorial que,
a su vez, actúa con su señal sobre los efectores. Es esta organización circular la que
diferencia a los sistemas cibernéticos de otros sistemas que no están organizados de
esa forma. Aquí aparece Norbert Wiener, quien reintroduce el término cibernética
“ ”

en el discurso científico. Wiener hacia la siguiente observación: La conducta de


tales sistemas debe interpretarse como dirigida a la consecución de una meta.2 Es “

decir, ¡pareciera que tales sistemas tienen un propósito! A decir verdad, esto suena
muy extraño.
Pero permítanme ofrecerles otras paráfrasis de lo que es la cibernética invocando
el espíritu de los hombres y mujeres que, con toda propiedad, pueden considerarse
como las mamas y los papas del pensamiento y la acción cibernéticas.
Primero, con ustedes, Margaret Mead, cuyo nombre, estoy seguro, resulta
familiar para todos. En una de sus ponencias ante la American Society of 
Cybernetics afirmó: 3
“Como antropóloga, me he interesado en los efectos que han tenido las teorías de la
cibernética dentro de nuestra sociedad. No me refiero a las computadoras o a la
evolución electrónica como un todo, ni al final de la dependencia de los libretos
para el conocimiento y no me estoy refiriendo a la forma en que el vestuario a
sustituido al mimeógrafo como forma de comunicación entre los jóvenes rebeldes. ”

Permítanme repetirlo, No me estoy refiriendo a la forma en que el  vestuario a


sustituido al mimeógrafo como forma de comunicación entre los jóvenes rebeldes. ”

Enseguida continuó: específicamente quiero considerar el significado del conjunto


de ideas Interdisciplinarias que denominamos primero retroalimentación después


“ ”

“mecanismos teleológicos y posteriormente cibernética -una forma de


” “ ”

pensamiento interdisciplinario que hizo posible la comunicación entre miembros de


muy diversas disciplinas, en un lenguaje que todos ellos podían entender. ”

Y esta es la voz de su tercer esposo, el epistemólogo, antropólogo, cibernético y, de


algún modo, padre de la terapia familiar, Gregory Bateson:

“La cibernética es una rama de las matemáticas que se ocupa de los problemas de
control, recursividad e información. ”

Y he aquí al filósofo organizacional y mago de la administración, Stanford Beer:

“ La cibernética es la ciencia de la organización efectiva. ”

Y, finalmente, escuchemos la poética reflexión de Mister Cibernética, como


“ ”

cariñosamente lo llamo, el cibernético de la cibernética, Gordon Pask:

“ La cibernética es la ciencia de las metáforas defendibles. ”

Pareciera que la cibernética es muchas cosas diferentes para muchas personas


diferentes, pero esto se debe a la riqueza conceptual de sus bases. Y, creo, todo esto
está muy bien; de otra forma, la cibernética se convertiría en un ejercicio algo
aburrido. No obstante, todas estas perspectivas surgen de un tema central, y eso es
un asunto de circularidad.
Cuando, quizá hace medio siglo, se observó la fecundidad de este concepto,
hubo una verdadera euforia por filosofar, epistemologizar y teorizar sobre sus
consecuencias, sus ramificaciones en diversos campos y su poder unificador.
Mientras esto ocurría, algo extraño se desarrollaba entre los filósofos, los
epistemólogos y los teóricos: comenzaron a verse cada vez con mayor frecuencia
como si estuvieran involucrados en una circularidad mayor, quizá dentro de la
circularidad de sus familias, o de su sociedad o su cultura, o incluso como si
estuvieran incluidos en una circularidad de proporciones cósmicas.
Las propiedades del observador no deben entrar en la descripción de sus
observaciones.
He enunciado el principio en su forma más brutal, para demostrar su falta de
sentido: si se eliminan las propiedades del observador, a saber, que observa y
describe, no queda nada: no hay observación, no hay descripción.
Empero, existía una justificación para adherir este principio, y la justificación
era el miedo. Miedo de que aparecieran paradojas cuando se permitiera que el
observador ingresara al universo de sus observaciones. Y ustedes conocen los
riesgos de las paradojas: permitir su incursión dentro de una teoría es como permitir
la pezuña hendida del, demonio en la puerta de la ortodoxia. Evidentemente, cuando
los cibernéticos pensaban en la participación dentro de la circularidad de la
observación y la comunicación, estaban entrando en territorios prohibidos:
En el caso general de cierre circular A implica B; B implica C y -¡qué horror!- C
implica A.
O en el caso reflexivo: A implica B y, -¡qué impresión!- ¡B implica A!
Y, ahora, la pezuña del demonio en su forma más pura, en la forma de la
autorreferencia: ¡A implica A! ¡qué escándalo!
Ahora quiero invitarles a venir conmigo a la tierra donde no sólo no está
prohibido sino que se alienta a hablar de uno mismo (de cualquier forma ¿qué otra
cosa podemos hacer?).
Este cambio de mirar las cosas desde afuera a mirar el mismo acto de mirar
surge -creo- de adelantos significativos en la neurofisiología y la neuropsiquiatría.
Pareciera que hoy puede uno arriesgarse preguntar cómo funciona el cerebro:
incluso puede uno atreverse a escribir una teoría sobre el cerebro. Puede
argumentarse que a lo largo de los siglos, desde Aristóteles, los médicos y los
filósofos han desarrollado, una y otra vez, teorías acerca del cerebro. Así que, ¿Qué
novedad hay en los esfuerzos de los cibernéticos?
La novedad se encuentra en inmensa claridad que necesita un cerebro para
escribir una teoría acerca del cerebro. De aquí se sigue que una teoría del cerebro
que aspire, así sea mínimamente, a ser completa debe explicar también la escritura
de esa teoría. E incluso más fascinante, el escritor  de esa teoría debe explicarse a sí 
mismo. Traducido a términos de la cibernética: el cibernético, al entrar a su propio
territorio, debe dar cuenta de su priora actividad, la cy se convierte en la cy de la cy,
o cibernética de la cibernética.

Damas y caballeros
Esta percepción no sólo representa un cambio fundamental en la forma en que
abordamos la ciencia, sino también de la forma de enseñar, aprender, del proceso
terapéutico, de la dirección organizacional, etcétera, etcétera; y -debo decirlo- de la
forma en que percibimos las relaciones en nuestra vida cotidiana.
Podemos ver el cambio epistemológico fundamental si pensamos en nosotros
En el segundo caso, debido a mi interdependencia, sólo puedo decirme, a mí 
mismo, cómo pensar y actuar. Haré... , No haré... : Este es el origen de la ética.
“ ” “ ”

Esta es la parte fácil de mi presentación. Ahora viene lo difícil. Se supone que


debo reflexionar sobre la ética.
¿Cómo proceder? ¿Dónde comenzar?
En mi búsqueda de una forma de empezar me encontré con el hermoso poema de
Evelin Rey y Bernard Prieur que embellece la primera página del programa.
Permítaseme leer las primeras líneas:

“ You just said Ethics? Soon whispers grow into rumour.


 Roses show nothing but thorns.
The topic may be burning, it  s also up to date .
‘  ”

“¿Has dicho ética? los murmullos pronto son rumor.


Las rosas nada muestran sino espinas.
El tema puede ser candente, también es algo actual

Comencemos con las espinas, y espero que aparezca una rosa.


Las espinas con las que comienzo son las reflexiones de Ludwing Wittgenstein
sobre la ética en su Tractatus Logico-Philosophicus. Si yo tuviera que dar un
nombre a ese tratado, lo llamaría Tractatus Ethico-Philosophicus. No obstante, no
voy a defender esa elección, mejor les contaré qué me impulsó a referirme a las
reflexiones de Wittgenstein para presentar las mías.
Me refiero al punto Número 6 del Tractatus, donde se discute la forma general
de las proposiciones. Casi hasta el fin de la discusión, Wittgenstein se centra en el
problema de los valores en el mundo y su expresión como proposición. En su
famoso punto Numero 6.421 llega a una conclusión que les leeré en su alemán
original.4
 Es ist Mar, dass sich Ethik nicht aussprechen laesst.
“ 

Desearía contra con una traducción al francés. Sólo conozco dos traducciones al
inglés y ambas son incorrectas. Por lo tanto, ofreceré mi propia traducción del punto
Numero 6.421:  It is clear that ethics cannot be articulated  : es claro que la ética
“  ”

no se puede expresar.
Ahora entienden lo que decía anteriormente: Comenzaré con las espinas . Nos
“ ”

encontramos en un Congreso Internacional de Ética y el primer conferencista


sostiene que es imposible hablar sobre la ética. Pero, por favor, un poco de
paciencia. He citado a Wittgenstein fuera de contexto y, por lo mismo, aun no es
claro lo que quería decir. Afortunadamente, el punto siguiente, 6422, que leeré en un
momento, proporciona un contexto amplio al 6.421. Para que estén preparados para
lo que van a escuchar, deben recordar que Wittgenstein era vienes, como yo mismo.
En su función, mi lenguaje permite llegar a los demás: se trata de la raíz de la
conciencia [consciencej. Y es aquí donde se manifiesta, invisible, la Ética, a través
del dialogo. Permítanme leer lo que Martin Buber dice en las líneas finales de su
libro  Das Problem des Mensche 10
“  ”

“ Observemos con atención al humano con el humano y veremos la dualidad


dinámica, la esencia de lo humano, en conjunto: encontramos aquí el dar y el recibir,
el poder de lo agresivo y defensivo, la calidad de la búsqueda y la respuesta, siempre
ambos en uno, complementándose mutuamente en una acción alternante, que
demuestra al unísono de qué se trata: lo humano. Ahora podemos volver la vista al
individuo aislado y reconocerlo como humano por su posibilidad de relacionarse.
Debemos acercarnos para responder la pregunta: ¿qué es lo humano? Cuando
empezamos a entenderle como un ser en cuya dialógica, en su unión de ser dos-
 juntos [two-getherness] mutuamente presente, se realiza y reconoce en todo
momento el encuentro del uno con el otro. ”

Dado que nada puedo añadir a las palabras de Buber, es todo lo que puedo decir
sobre la ética, y sobre la cibernética de segundo orden.

Muchas gracias.

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