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CLASE 1 REDACCION

UNIDAD 1
TEXTO BASE 1
Podemos sintetizar los resultados de varias teorías lingüísticas diciendo que el
lenguaje es un arma para ejercer poder sobre la sociedad. A través del lenguaje,
constantemente, pretendemos influir sobre nuestros interlocutores por cuanto
nuestro discurso siempre busca convencer a alguien de algo.
Es decir, cada situación social de intercambio se encuentra dentro de una
situación de poder en el sentido de que un sujeto ejerce una autoridad y pretende
ejercer efectos sobre otro; de acuerdo con el espacio social en que se desarrolle
la interactividad, la autoridad y los efectos serán reconocidos.

Pero, además, el lenguaje establece normas a las que los hablantes debemos
ajustarnos si queremos comunicarnos. Teniendo en cuenta estas dos
perspectivas que direccionan nuestras relaciones comunicacionales, poder y
reglas, es fundamental que Uds. estudien los elementos que sirven para la
comunicación escrita para desenvolverse con mayor eficacia en la profesión que
han elegido.

La palabra escrita se manifiesta en la producción y recepción del mensaje, es


decir, mediante los procesos de leer y escribir. Ambos procesos son instancias
inseparables que producen la adquisición, transmisión, comprensión y producción
de la palabra escrita.

Durante todo nuestro programa verán que, constantemente, vamos asociando y


relacionando ambos procesos. Sin embargo, por razones didácticas, es
conveniente abordar primero el proceso de producción y, luego, el de
comprensión. Lean el programade la asignatura para observar cómo se estructura
este desdoblamiento.

La escritura extiende la potencialidad del lenguaje de manera ilimitada y da una


estructura diferente al pensamiento al organizarlo.

La escritura es un proceso complejo porque se ponen en juego diversas


actividades mentales que permiten reconocer las reglas de ortografía, las de
puntuación, las sintácticas, la estructura del texto, el registro del lenguaje, es
decir, dominar el código.

Cuando construimos un texto, además, recurrimos a nuestra memoria, donde


están reelaborados nuestros conocimientos y experiencias previas.
Desarrollamos conceptos nuevos a partir de ideas viejas, refundimos y ampliamos
información, comparamos, relacionamos.

Por eso, la idea es que Uds. se apropien de las técnicas que les permitan el
dominio de una forma de pensar en la cual la estructuración del lenguaje y el
ordenamiento del pensamiento se encuentran en equilibrio y armonía, es decir,
alcancen el grado más alto de la escritura.
Para alcanzar ese estadio, nosotros consideramos que sólo hace falta trabajar.
Uno de los grandes mitos de la escritura es la inspiración musas que inspiran a
escritores, parentesco entre escritores y dioses. Hoy sabemos que no hay secreto
ni magia en la actividad de escribir, que sólo se trata de trabajo, de ejercicio
constante y periódico. No podemos creer en el momento de inspiración; sino que
el dominio de la palabra escrita se adquiere a partir de una decisión personal y
social y se domina a partir de una ejercitación continuada.

La escritura es, pues, una actividad compleja y lenta que lleva tiempo, dedicación
y paciencia mediante una ejercitación que se desarrolla de forma recursiva y lleva
a rehacer una y otra vez los textos.
Sin embargo, ¿cuál les parece que es el primer paso para dominar la producción
escrita? Piensen en sus vivencias: ¿Cuál es la experiencia con la palabra escrita
en la etapa de la escuela secundaria? ¿Qué consejos recibieron con respecto al
mejoramiento de sus escritos? ¿Qué sugerencias recibieron desde el nivel de
educación formal, por ejemplo, de parte de una profesora, de parte de un
preceptor? ¿Qué sugerencias recibieron desde el nivel de la educación informal,
por ejemplo, de parte de una abuela, de los padres, de un compañero, del
entrenador de un deporte favorito?

Si todos decían: «Leé» (no todos…), ACERTARON. La primera gran receta es


leer.
La escritura, actividad compleja – Daniel, CASSANY
Publicado el 31 marzo, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO FUENTE | ir a Dimensión compleja de la escritura

CASSANY, Daniel, Cap. Leer como un escritor de Describir el escribir. Cómo se


aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1995, pág. 64. Adaptación de la Cátedra.
La cantidad de convenciones que requiere el acto de la escritura es muy elevada.
Primeramente, tenemos que conocer la ortografía convencional y arbitraria de las
palabras. Las reglas de ortografía no nos ahorran el trabajo de tener que
memorizar las letras y los acentos que forman una palabra porque tienen una
unidad relativa. Cada regla tiene sus excepciones, son numerosas y suelen
coincidir con las palabras más usuales. Además, determinados aspectos de la
ortografía no tienen ninguna regla gramatical y la única posibilidad de dominarlos
es memorizar palabra por palabra. Sólo podemos conocer qué letra corresponde
poner a determinada palabra porque antes la hemos visto escrita y la
recordamos. De no ser así tendremos que consultar un diccionario.

También debemos reconocer las convenciones que afectan al uso de las letras
mayúsculas y la puntuación. Por ejemplo, si bien sabemos que escribimos
mayúsculas obligatoriamente después de un punto, no es tan fácil recordar qué
nombres son propios y por qué criterios van en mayúscula: ¿tenemos que escribir
Fiestas de San Juan o fiestas de san Juan? Respecto de la puntuación, se trata
de una cuestión todavía más espinosa por cuanto no hay una regulación estricta y
precisa que abarque todos los usos. Si bien hay algunas normas, básicamente
sintácticas, que los escritores aceptan y aplican mayoritariamente, terminar una
oración con punto, no poner coma entre sujeto y predicado, separar mediante
comas los elementos de una enumeración, sin embargo, cuando se trata de
escritores expertos tienen libertad para puntuar de maneras diferentes.
Asimismo, un buen escritor sabe muchas cosas sobre el tipo de texto que escribe.
Por ejemplo, para escribir una carta tiene que conocer la estructura que tiene este
tipo de texto, que es distinta de la que tiene una noticia periodística o una
instancia. También tienen que adoptar un determinado tipo de registro, con
expresiones más formales o más coloquiales que variará según el tema del texto
y según la persona a quien se dirija. Y aún más, tiene que enlazar las frases entre
ellas de una determinada manera con conjunciones, pronombres o sinónimos, de
una forma muy distinta de como lo hacemos normalmente cuando hablamos.
En resumen, un escritor tiene que dominar las características del código: debe
recordar la ortografía de miles de palabras, tiene que distinguir las sutiles normas
de puntuación y las convenciones en el uso de las mayúsculas, es necesario que
conozca la estructura, los registros y las formas de cohesión propios de los textos
que quiere escribir. Es un extraordinario, vasto y variado conjunto de
conocimientos. ¿Cómo los adquiere el aprendiz de escritor que se inicia? ¿Dónde
puede encontrar todos estos conocimientos? ¿De dónde los aprende o los ha
aprendido el escritor competente? Lo aprende de los textos ya escritos que han
redactado otros escritores.

No todos comprendemos lo mismo – Alicia PALACIOS DE PIMENTEL


Publicado el 31 marzo, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO FUENTE | ir a Dimensión compleja de la escritura
PALACIOS DE PIMENTEL, Alicia y otros, Comprensión lectora y expresión
escrita: experiencia pedagógica, Aique, Buenos Aires, 1990, pág. 20. Adaptación
de la Cátedra.
El rol de los procesos cognoscitivos del sujeto en el acto de lectura es puesto en
primer plano por algunos estudios en que la lectura es concebida como un
proceso centrado en la comprensión del mensaje; lejos de ser un aspecto pasivo
de la comunicación, la lectura es un proceso activo , a través del cual el lector
construye el significado del texto.

Para leer – sostiene Frank Smith – son necesarios dos tipos de información:
visual y no visual. La información visual es aportada por el texto, la información no
visual es aportada por el lector, quien pone en juego, al leer, su competencia
lingüística, sus conocimientos acerca del mundo en general y del tema tratado en
particular.
La lectura, como cualquier otro acto inteligente, implica la posibilidad por parte del
sujeto de realizar anticipaciones: la interacción entre la información no visual y la
información visual hace posible la construcción permanente de hipótesis sobre el
significado y la forma de lo que sigue en el texto, así como la elaboración de
estrategias para verificar o rechazar dichas hipótesis y para formular otras nuevas
más ajustadas al texto, cuando las originales no encuentran confirmación en la
información visual. Leer implica entonces correr riesgos, aceptar equivocarse,
pero implica también construir formas de autocontrol que hacen posible la
rectificación del error.
Son muchos los trabajos que conforman el aporte esencial del lector en el acto de
lectura. Entre ellos, cabe destacar los realizados por Goodman (1977) acerca de
los “errores” de lectura. Estas investigaciones muestran claramente que dichos
errores, lejos de ser producto de dificultades por parte del sujeto, ponen de
manifiesto su capacidad para anticipar el significado de lo que sigue en el texto,
ya que se trata en la mayor parte de los casos de sustituciones que no alteran el
sentido del mensaje y, cuando lo alteran, resulta siempre posible encontrar una
lógica en esa alteración, determinar las razones que llevaron al sujeto a
producirla.
Ahora, bien, afirmar que la lectura es un proceso de construcción del significado
implica reconocer que el significado no está en el texto, sino que es generado por
el lector a partir de su interacción con la información visual.
Reconocer que es el lector quien reconstruye el significado interactuando con el
texto lleva a aceptar la posibilidad de que diferentes lectores comprendan un
mismo texto de diferentes maneras, sin que esto signifique que unos han
comprendido y otros no. Cada lector habrá comprendido lo que su perspectiva
acerca del mundo le permita comprender, cada uno se habrá acercado en la
medida de sus posibilidades al mensaje que el autor quiso transmitir.
Reconocer la existencia de diferentes formas válidas de comprensión no significa
que cada lector entenderá algo totalmente distinto de lo que captará otro: el sujeto
emitirá hipótesis en función de su conocimiento de mundo, pero buscará
verificarlas a partir de la información provista por el texto; cuando no logre
corroborar sus hipótesis, tendrá que modificarlas ajustándolas – en la medida de
sus posibilidades – a las características objetivas de la información visual.
Tendrá, además, la posibilidad de discutir con otros lectores su interpretación del
texto y, este intercambio, al hacer posible la confrontación de puntos de vista,
permitirá lograr un conocimiento más objetivo.

Aprendizajes espontáneo y comprometido (T. Base 2)


Publicado el 4 abril, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO BASE 2
Aprendizaje espontáneo
Según estudios realizados por Frank Smith, cuyos resultados son relatados por
Daniel Cassany en su obra “Describir el escribir”, los escritores aprenden a
manejar con solvencia el código escrito de la misma manera que cualquier sujeto
aprende la lengua oral.

Es decir, en una primera etapa, el aprendiz realiza un aprendizaje espontáneo al


leer los textos de otros, pero sin preocuparse por cómo están construidos.
Sólo le interesa el contenido, sólo importa lo que el texto dice y no cómo lo dice.
Entendemos lo que se dice, pero no nos interesa aprender esa manera de decir o
no tenemos consciencia de que podemos aprender a decirlo de esa forma.

Aprendizaje comprometido: leer como escritor y escribir para el lector


Sin embargo, cuando se reflexiona sobre el hecho de que los escritos de otros
son, en realidad, una fuente de conocimientos sobre la escritura, la lectura se
hará encaminada a observar el manejo del lenguaje y de las estructuras de esos
escritos. Se realiza, entonces, un aprendizaje comprometido, comprometido con
el texto y con el autor ya que al leer reescribimos el texto.

Esta lectura más atenta, no sólo en el contenido de los textos sino en su forma de


construcción, es una lectura de escritor que nos lleva a reflexionar sobre cómo
están escritos los textos de otros y a aprender de ellos. Esta es la manera
correcta y conveniente como debemos leer si queremos mejorar nuestra forma de
escribir.
A la forma de leer como escritor le sigue, necesariamente, el aprendizaje de
escribir para un lector. Desde el momento que observamos la escritura de otros
cuando realizamos nuestras lecturas nos vamos apropiando de las técnicas que
son fundamentales para construir nuestros textos y al hacerlo advertimos que
cada texto está construido para alguien.

Aprendiendo a escribir para un lector: prosa de escritor y prosa de lector


Daniel Cassany, en su libro “Describir el escribir,” expone las conclusiones de
Linda Flower sobre las categorías de “prosa de escritor “ y “prosa de lector”. Al
respecto, explica que cuando escribimos para nosotros mismos, cuando sólo
queremos expresar nuestras ideas usando palabras que sólo nosotros podemos
entender, usamos prosa de escritor. En cambio, cuando escribimos para que
alguien nos entienda dando todos los elementos para que nuestro texto alcance
la comunicación, usamos prosa de lector.
Cassany explica las características de ambas prosas y las sintetiza en un cuadro.
Nosotros hemos ampliado el cuadro comparativo que él presenta

Según Cassany, Flower sugiere que la prosa de escritor “es como una etapa del
proceso de composición o como una estrategia que utiliza el escritor para
componer el texto; (…) es un buen instrumento para estudiar las etapas
intermedias del proceso intelectual de composición de un texto escrito”
(CASSANY, 1995: 131).

Para ello, es conveniente conocerla en profundidad para saber cómo solucionar


las principales falencias en las composiciones de los escritores inexpertos. La
prosa de escritor tiene utilidad para los escritores que redactan sobre temas que
dominan poco o para aquellos escritores que no tienen suficiente práctica.

Leer como un escritor – Daniel CASSANY


Publicado el 5 abril, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO FUENTE |
ir a Aprendizajes espontáneo y comprometido
ir a Complementación entre los procesos de lectura y escritura
CASSANY, Daniel, Cap. Leer como un escritor; de Describir el escribir. Cómo se
aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1995, pág. 68.
Hace falta leer de una determinada manera: tenemos que leer como un escritor
para aprender a usar el lenguaje escrito de la misma manera que lo usan los
buenos escritores. No hay otra manera de adquirir el complejo y numeroso
conjunto de conocimientos necesarios para escribir.

Para leer como un escritor nos comprometemos con el autor del texto y,
leyéndolo, lo reescribimos con él. En cada paso, en cada nueva frase o en cada
párrafo nuevo, anticipamos lo que dirá el texto, de forma que el autor no sólo nos
está enseñando cómo se usa el lenguaje escrito, sino que, precisamente, está
escribiendo para nosotros todo aquello que quisiéramos escribir. El autor se
convierte en un colaborador inconsciente que hace todo aquello que quisiéramos
hacer. Escribe con ortografía y gramática correctas todas las frases que
quisiéramos puntuarlo y cohesionarlo. Lentamente, con poco tiempo y sin
esfuerzo, aprendemos todo lo que necesitamos para escribir. Leyendo como un
escritor aprendemos a escribir como un escritor.
Pero no siempre leemos de esta forma. Los niños, por ejemplo, no aprenden a
hablar como sus maestros porque no les interesa pertenecer a ese grupo de
personas; en cambio, imitan el lenguaje de los grupos a los que pertenecen o
quieren pertenecer. De la misma manera tampoco aprendemos a escribir como
una guía telefónica o como un diccionario, aunque de vez en cuando los leamos.
En estos casos, leemos como un receptor, es decir, como un simple lector. En
esos casos, nos interesa comprender la información que contiene el texto y no
deseamos aprender a escribir como los autores de estos libros. No queremos
pertenecer al grupo de personas que escriben este tipo de textos.
Así pues, podemos leer de dos maneras y sólo una de ellas sirve para adquirir el
código escrito. Este hecho explica por qué determinadas personas que son
buenos lectores no son además escritores competentes. Se trata de individuos
que leen exclusivamente como lectores, como un receptor.
Prosas de escritor y de lector – Daniel CASSANY
Publicado el 5 abril, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO FUENTE | ir a Aprendizajes espontáneo y comprometido
CASSANY, Daniel, Cap. Las prosas de escritor y de lector en Describir el
escribir. Cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1995, pág. 142.
La prosa de escritor podría ser muy útil para aquellas personas que escriben
sobre temas que no dominan o también para los principiantes que no tienen
suficiente práctica en la composición y que, incluso escribiendo sobre temas
conocidos, tienen problemas para formar conceptos o hallar ideas.

Flower da dos argumentos para recomendar el uso de la prosa de escritor en


estos casos:
1.- El uso de esta prosa concede al autor la posibilidad de distinguir y aislar
algunos de los procesos mentales de la composición que, de otra forma,
ocurrirían simultáneamente o mezclados. Esta selección de los procesos es
positiva porque permite al autor concentrarse en cada uno por separado,
dedicándoles más atención. Por ejemplo, a menudo la prosa de escritor tiene
forma de lista de ideas simples o informaciones sueltas sin contener relaciones
lógicas o conceptos elaborados. Mientras redacta esta lista, el autor está
realizando el proceso mental de generar ideas y, dado que sólo tiene que
enumerarlas sin tener que relacionarlas para crear conceptos, puede concretar
toda su energía en esta actividad. Más adelante, tan pronto como haya terminado
la lista, el autor podrá dedicarse al siguiente proceso de organizar estas ideas
para formar un significado. Entonces, muy probablemente, transformará la lista en
un texto que relacionará las ideas y contendrá enlaces lógicos y causales.
Además, la separación de los procesos de generar ideas y de organizarlas parece
ser muy provechosa por otro motivo. Es posible que el autor se precipite en la
elaboración de conceptos y significados cuando todavía no ha considerado todas
las ideas nuevas y diferentes que le proporcionarían más pistas para crear el
significado del texto. La prosa de escritor puede solucionar este problema porque
puede aplazar temporalmente el segundo proceso de organización de las ideas
hasta que el autor haya agotado todas las posibilidades de generar ideas nuevas.
Sobre este tema Flower cree que la preocupación por otros aspectos de la
composición (organizar ideas, pensar en los lectores, etc.) puede limitar
notablemente la riqueza y la creatividad del proceso de generación de ideas</a
2.- La prosa de escritor permite retrasar momentáneamente la labor de
adecuación de la audiencia. De esta manera, el autor no tiene que preocuparse
todavía de redactar un texto comprensible para unos lectores diferentes de él
mismo y tiene más libertad para realizar las operaciones anteriores de generar y
organizar las ideas. Hay que tener en cuenta que adecuarse a las necesidades de
los lectores es una actitud cognitiva bastante compleja. El autor debe adoptar la
perspectiva del lector, debe pensar qué cosas sabe y qué cosas quisiera saber.
En definitiva, tiene que comparar los conocimientos y los intereses del lector con
los suyos propios y a partir de aquí, decidir cómo construye el texto para que sea
comprensible.
Sin embargo, no hay que olvidar que la prosa de escritor conlleva serios
problemas de comunicación. Los autores que la utilizan para desarrollar sus ideas
deben transformarla forzosamente en otra prosa más comprensible. Esta
tranformación se realiza a través de los procesos de revisión, evaluación y
redacción y es básica en estos casos. Pensemos en todos los principiantes que
son incapaces de realizarla y que no pueden ir más allá de la prosa de escritor.
Estos autores nunca podrán escribir un texto que satisfaga las necesidades de los
lectores. No podrán comunicarse eficazmente por escrito con ellos.
Entre las transformaciones que hay que aplicar a la prosa de escritor para hacerla
comunicativa, Flower cita las siguientes:
1.- Adoptar el punto de vista de la audiencia. El autor tiene que buscar un punto
de interés común con los lectores. Entre todas las ideas que ha desarrollado
previamente debe escoger aquellas que puedan interesar más a los lectores.
2.- Transformar las ideas sueltas, las informaciones inconexas y los detalles en
conceptos. El autor tiene que elaborar el significado del texto. Tiene que
desarrollar las ideas iniciales, fragmentarias y aisladas, y convertirlas en
conceptos elaborados y completos, cons sus ejemplos, argumentos, etc.
3.- Adaptar la estructura narrativa o informativa inicial a una estructura retórica
que sirva a un propósito comunicativo. El autor debe abandonar la organización
de la prosa de escritor que refleja el proceso de descubrimiento del tema y tiene
que ordenar las ideas y los conceptos en función de lo que quiere conseguir en la
comunicación”.
La escritura como proceso cognitivo y comunicativo (T. Base 3)
Publicado el 5 abril, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO BASE 3
El enfoque comunicativo de la lengua se centra en el estudio del desarrollo de
procesos y en el conocimiento lingüístico, sociolingüístico, estratégico y discursivo
que el hablante pone en juego para producir y comprender discursos adecuados
a la situación, al contexto de comunicación y al grado de formalidad requeridos.

Uds. habrán advertido que cuando se desenvuelven en distintos ámbitos y con


diversas personas van descubriendo y apropiándose de las normas adecuadas
para manejarse en las diferentes situaciones comunicativas.

Saben que deben usar un lenguaje diferente si se dirigen a un directivo de la


escuela que cuando hablan con un compañero de curso y, de acuerdo con ello,
pondrán en juego estrategias diferentes para encauzar el diálogo.
Además, no hablamos con cualquiera de cualquier tema, ni en cualquier
circunstancia ya que una situación lingüística es un campo en que no sólo se
necesita el uso gramaticalmente correcto de las palabras sino también que las
palabras sean socialmente aceptadas. Es decir, el lugar, el tema, el que escucha,
el contexto de la comunicación, nuestras competencias, condicionan nuestro
discurso ante diferentes audiencias y circunstancias.

En el caso de manejarnos con la escritura ocurre lo mismo. La perspectiva


comunicativa de la escritura se refiere al conocimiento que tienen los sujetos
acerca de la manera más eficaz de comunicarse, a través de diferentes formatos
textuales y diferentes lenguajes, según la situación planteada en cualquier
instancia de la vida.

Pero cuando escribimos podemos hacer algo más: reflexionar sobre nuestras
propias capacidades lingüísticas y comunicativas. Tratamos de realizar una
mirada reflexiva que nos permita mejorar la capacidad de construir significados.
Esto es muy bueno por cuanto se ponen en evidencia las representaciones
mentales de los contenidos y estructuras de los mensajes. A este aspecto se
llama cognición y la actividad de reflexionar sobre la cognición se llama
metacognición o actividad metacognitiva.

Las perspectivas cognitiva y comunicativa de la escritura facilitan el análisis, la


inferencia, la solución de problemas, la adaptación a los cambios que nos
acercarán a dar sentido al mundo.

Esta forma de entender la escritura tiene su respuesta en nuestras escuelas


desde que se aplica la perspectiva comunicativa a la enseñanza de la lengua.
Piensen en cuál ha sido la experiencia de Uds. en la adquisición del proceso de
escritura. ¿Qué tipos de textos debían redactar Uds.? ¿Qué indicaciones se les
daban para acceder a la escritura de un texto? ¿Qué motivaciones se planteaban
para llegar a la instancia de escritura?

Mabel Marro y Amelia Dellamea, en su excelente obra “Producción de textos.


Estrategias de escritor y recursos del idioma”, plantean esta perspectiva
comunicativa de entender el discurso escrito como construcción de una acción
compleja de escribir donde se integran “conocimientos sobre comunicación
(entendida como circulación social de los discursos en un ámbito cultural) y
cognición (en tanto representación mental de los contenidos y estructuras de los
mensajes).” (pág. 21).

A partir de esta postura, las autoras diferencian, precisamente, los términos


escritura y redacción para lo cual definen: “Es necesario colocar especialmente la
redacción en el foco de la elaboración social de la información. La escritura es
aquí un instrumento de la redacción; y redactar es tener algo que decir a alguien
para conseguir algo de la mejor forma posible para equis condiciones dadas”
(pág.22).
Estamos instalados, entonces, en una perspectiva en la que debemos considerar
a la redacción como una tarea de resolución de problemas de comunicación por
lo cual se debe acceder a la producción de todo tipo de textos que sean de uso
frecuente en la sociedad, desde relatos narrativos de ficción hasta catálogos e
instructivos que cualquiera de nosotros encontramos diariamente y que están
dirigidos a determinadas audiencias con necesidades diversas. Ello nos permitirá
producir textos que sean comprendidos por los lectores y, por consiguiente,
apropiados para circular socialmente.
El oficio de escribir – Hans AEBLI
Publicado el 5 abril, 2003 por Ana María Margarit
UNIDAD 1
TEXTO FUENTE | ir a La escritura como proceso cognitivo y comunicativo
AEBLI, Hans, Escribir: un oficio que se puede aprender: Escribir en situaciones
definidas de comunicación y acción, en 12 Formas Básicas de enseñar Narcea,
Madrid, 1988, pág. 142.
Escribir, al igual que conversar, surge de situaciones prácticas de relación
interhumana. Sin embargo, esto no basta; es preciso convertir a la escritura en un
proceso de reflexión.
Así, quien en situaciones de la vida real echa mano de la pluma o se sienta a la
máquina de escribir lo hace con un motivo y una meta; está inmerso en un hecho
de acción o de trabajo, que no está forzosamente orientado por la utilidad.
Sin embargo, en todo proceso de redacción, hay que tener en cuenta:
· Qué papel se desempeña como redactor.
· A quién va dirigido lo que se escribe.
· Qué efecto ha de ejercer en aquel a quien va dirigido.
Con ello queda especificado el motivo para escribir, así como la finalidad. Es por
esto que, quien redacta un texto, se encuentra en una situación comunicativa y
activa. Se ocupa de un tema y tiene la intención de provocar un efecto en quien
lea lo que ha escrito.
En la clarificación del tema, el autor debe procurar ver claramente qué es lo que
él quiere hacer: claridad acerca de su intención y también acerca de su
comportamiento práctico.
Pero el punto de vista del redactor y de sus intereses no son más que un aspecto
de la cuestión. El otro punto es el destinatario. Se designa como el punto de vista
retórico, ya que la retórica antigua había elaborado las reglas del discurso,
esencialmente desde el punto de vista de su efecto sobre el oyente. El oyente del
discurso corresponde al lector del texto; también aquí importa lograr el efecto
deseado mediante la consideración del punto de vista y la actitud del destinatario.
PLANIFICACION DEL TEXTO
La planificación comienza en el momento en que se desarrolla un concepto
destinado a la construcción del texto. La planificación exige conceptos superiores
para las unidades más amplias del texto, “macroproposiciones”. Luego se
proyectan en los esquemas ramificados; con ello se determina la secuencia en la
que se sitúan los diversos apartados dentro del texto.
Todo el proceso viene a consistir en una planificación reflexiva, donde se debate
la estructura interna del texto. Luego, el texto pasa a ser registrado por escrito.
REVISIÓN DEL TEXTO
Uno de los aspecto a tener en cuenta en la revisión del texto completo es el
efecto sobre el lector: ¿cómo aceptará el texto? ¿La progresión de las ideas se
produce al ritmo correcto: ni tan deprisa que no se pueda leer con fluidez y captar
el contenido, ni tan despacio que surja el aburrimiento? ¿El estilo es adecuado al
status del autor o intenta lucirse y asombrar al lector?
Por otra parte, es frecuente que, al concluir la revisión, se resuma el texto.
Resumir los textos escritos por uno mismo es un ejercicio útil, por el que se cae
en la cuenta de los propios fallos. Cuando no es clara la estructura de un texto es
difícil resumir

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