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MOISÉS CORIAT
mcoriat@ugr.es
Universidad de Granada
NOTA
A cada alumno matriculado en el programa de doctorado “Didáctica de la Matemá-
tica” se le asigna un tutor durante el período lectivo (hasta adquirir la llamada sufi-
ciencia investigadora, que se consigue con la presentación pública, ante el
Departamento de Didáctica de la Matemática, de una memoria de Tercer Ciclo). Fui
tutor de Mauricio Castro durante los meses que estuvo en la Universidad de Granada
como becario ALFA.
Este adiós lo escribo en su memoria a partir de ideas discutidas en otros contex-
tos. Mauricio era afable, educado y muy trabajador. Vivió la dureza de la erradicación
de su tierra natal con sentimientos ambivalentes, en los que muy a menudo se incluía
la nostalgia y la preocupación por la violencia desatada en Colombia; tenía claro para
qué estaba en Granada e intentaba optimizar esa estancia en el Departamento de
Didáctica de la Matemática.
Cuando un estudiante de tercer ciclo consigue la suficiencia investigadora, está en
condiciones de matricularse para preparar una tesis doctoral, cuyo primer acto oficial
es la presentación de un Proyecto de Tesis en el que se incluye un Director de Tesis (o
varios), ya no “nombrado” por el Departamento, sino resultado de una mutua elec-
ción. Este trabajo presenta, con un toque amargo, una colección de “problemas” que
no podré tener con Mauricio Castro.
“Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.”
CONDICIONES INICIALES
El director es reconocido (y aceptado) institucionalmente como tal.
La dirección de una tesis no implica apoyo institucional (económico o de la inves-
tigación propiamente dicha). La financiación de la investigación debe buscarse.
La labor del director empieza (debe empezar) desde la preparación y redacción de
un Proyecto de Tesis. Este Proyecto tiene un marcado carácter institucional e involu-
cra a tres personajes.
Investigador Director
Departamento
Figura 1.
Coro / Corifeos
Figura 2.
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Para que no haya lugar a dudas, invito al lector a considerar esta figura sin alguna de
las líneas inclinadas. En cualquiera de los casos se produce un desequilibrio insopor-
table; ni el investigador ni el director deben ser el “centro” de las relaciones posibles.
Investigador Director
Coro / Corifeos
Investigador Director
Coro / Corifeos
Figura 3.
Orientación
La orientación ocurre en varios niveles y momentos.
Al principio, se trata de una orientación temática, incluso si el tema de la tesis lo
ha propuesto el investigador. Aquí introduciré la noción de estructura conceptual de
la tesis, o colección de conceptos que, finalmente, quedarán estructurados por el pro-
ducto. (No se trata de conceptos exclusivamente matemáticos, si la tesis es de educa-
ción matemática.) Cuando se defiende la tesis, dicha estructura conceptual alcanza su
mayor nitidez (aunque sea criticable), pero durante los primeros pasos, la estructura
es difusa, de manera que el investigador y el director deben convencerse (por discu-
sión) de las opciones elegidas y de los requisitos que esas opciones imponen al desa-
rrollo del trabajo de investigación.
Ejemplo. En una tesis orienté al investigador hacia la resolución de problemas de
matemáticas, pero sin incluir una discusión de dicho planteamiento en tanto que
metodología de la enseñanza de las matemáticas. (Naturalmente, un miembro del tri-
bunal detectó la ausencia, aunque se le hizo comprender que no había lugar a dicha
discusión en esa tesis.)
Aportar información
Una investigación nunca empieza desde “cero”. Hay una comunidad más o menos
estable que, por lo general, ha producido alguna reflexión sobre aquello que interesa
al investigador. La información que aporta el director se ramifica en varias direccio-
nes:
1) ¿Qué se ha hecho en el tema elegido y cómo incide la producción ajena en el pro-
pio trabajo? (Puede ser necesario criticar enfoques ajenos, dar prioridad a unos
sobre otros. En todo caso, es deseable que el producto final describa su conexión
con la producción de la comunidad de investigación, en un campo más general o
en el propio campo.)
2) ¿De qué maneras podría llevarse a cabo la investigación? Hay variados paradigmas
de investigación, que pueden combinarse, lo que genera una amplia gama de posi-
bilidades.
3) ¿En qué estado se halla ahora la investigación? El “momento actual de la investiga-
ción” es un “magma”, lo que complica la comunicación de esas informaciones.
• Asuntos cerrados
• Asuntos abiertos
• Asuntos por abrir
Investigador y director deben tener una visión concordante del “momento actual”.
Como el “momento actual de la investigación” evoluciona y depende del investi-
gador, del tema de la tesis y del director, conviene hacer frecuentes valoraciones glo-
bales, pero la frecuencia dependerá, principalmente del trabajo del investigador.
4) ¿Con qué personas merece la pena hablar ahora y a qué congresos o reuniones
merece la pena, desde el punto de vista de la investigación, asistir y comunicar?
5) ¿Cuáles son los “contactos” que van a facilitar algunos trabajos de campo?
Firmar documentos
El director debe firmar junto con el investigador varios documentos, que abren y cie-
rran, administrativamente hablando, la investigación: el compromiso de aceptar la
dirección, el proyecto de tesis y el producto final, junto con los papeles burocráticos
acompañantes. Estas firmas son la punta del iceberg del compromiso de trabajo en
común. (En ocasiones, es lo único que une al director y al investigador, pero no estoy
estudiando este caso.) Los momentos de las firmas no carecen de cierta emoción.
Proponer un Tribunal
A medida que la investigación avanza algunos corifeos se van destacando por dife-
rentes razones: buenos comentarios críticos, buena relación con el investigador y el
director, producciones que, desde otras perspectivas, recubren parte de las ideas desa-
rrolladas en la tesis, etc. En general, es aquí donde conviene buscar a los diez “candi-
datos”, cuyo acuerdo previo es básico al someter la propuesta a la Comisión de
Doctorado de una universidad.
En ocasiones, hay que apoyarse en otros criterios. Dos de ellos, están general-
mente aceptados en mi Departamento: (1) En la medida de lo posible, se procura
incluir un experto en el área de matemáticas que está más relacionada con el tema de
la tesis (que es de educación matemática). (2) Si el investigador viene de otra univer-
sidad, procuramos tener la cortesía de invitar a una persona de esa otra universidad
(siempre que cumpla también con otro de los criterios previamente enumerados).
escritos antes y textos que están sólo pergeñados, hay que cerrar temas y decidir y
esto es oneroso en tiempo.
¿En qué consiste la actitud del director a este respecto? Quizá depende, más que
las demás actitudes, del entorno del investigador. El director, según las circunstan-
cias, debe decidirse por una de las dos metáforas siguientes: el roble (exigir que se
cumplan los plazos de entrega, dando ánimos) o la espiga (inclinarse ante la situación
y esperar que pasen los momentos bajos).
La relación de dependencia.
Se trata de una cuestión espinosa.
En primer lugar, hay que reconocer que el director tiene un cierto “poder” que
debe administrar con sabiduría, lo cual es difícil. Me sitúo en el supuesto más senci-
llo: hay buenas relaciones entre el director y el investigador. Voy a mencionar algunas
características de ese “poder”.
1) La entrega oficial de la tesis no puede hacerse sin la firma del director. Por consi-
guiente, debe haber acuerdo sobre el producto final. Esto no es sencillo, por varias
razones.
a. A veces, una tesis abre nuevos temas y la ambición por recorrerlos puede pro-
longar en exceso el trabajo de investigación.
b. Cuando hay razones objetivas que exigen “trabajar deprisa”, también hay que
darse unos mínimos de calidad en la redacción, en la estructura conceptual y
en el contenido del producto.
c. El prestigio, pequeño o grande, del investigador y del director, no deben que-
dar en entredicho por una decisión apresurada o retrasada.
2) Cada parte de la investigación, cada capítulo de la tesis, cada enfoque o cada resul-
tado son consensuados; en muchas ocasiones, la decisión de “cerrar” (partes, capí-
tulos, enfoques, resultados) la toma el investigador, pero siempre con
conocimiento del director (por lo menos) o por su iniciativa o sugerencia.
3) A medida que avanza el trabajo de investigación, este “tener en cuenta lo que dice
el director” se va convirtiendo en una costumbre, que a veces genera efectos per-
versos.
A veces, el investigador no se considera bien atendido / escuchado / arropado por
el director. A veces, el investigador se convence a sí mismo de que está derro-
chando el tiempo de trabajo del director. A veces, el director se “molesta” porque
no se le consultó sobre tal extremo. A veces, el director sublima su inseguridad
mediante decisiones no razonadas e impuestas (o que pretende imponer). Se trata
de una problemática compleja, digna del psicoanálisis, sobre todo en las épocas
finales.
4) Otra variante de la dependencia es la fidelidad (racional o no) a las ideas del direc-
tor. La fidelidad irracional suele manifestarse de diferentes maneras. El investiga-
dor procura citar (en la bibliografía) toda la obra del director, venga o no a cuento.
El investigador incorpora muchas citas textuales del trabajo del director; he visto
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INICIATIVAS
Ejemplo. Como la educación matemática española está en sus inicios, aún creemos
que tenemos que demostrar que hemos leído muchas cosas. Esto conduce, en muchas
tesis, a tediosas páginas de comentarios de “cuarto” o “quinto” nivel (el investigador
cita a Fulano que comenta lo que dice Mengano sobre una lectura de Perengano, el
cual hizo un estudio a partir de una traducción al español de Platón). Como director,
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esto no me gusta, porque sólo genera “migajas” (en mi opinión). Si queremos filoso-
far, ¡hay que leer a los filósofos!
CONEXIONES
La conexión intelectual entre doctorando y director
Director e investigador tienen que estar de acuerdo en algunas cosas.
El tema de la tesis debe interesar a ambos (aunque no en un mismo grado).
La perspectiva metodológica no puede ser exageradamente discrepante. (Si un
director sólo “cree” en el paradigma cualitativo, el investigador no debe proponer una
tesis basada exclusivamente en el paradigma cuantitativo. He visto directores que
“buscan” con el investigador el paradigma metodológico que más se adapta al desa-
rrollo que está haciendo del tema, pero esto no es lo habitual.)
Con estas salvedades, el investigador debe tener la máxima libertad de actuación,
decisión, redacción e iniciativa, mientras que el director debe tener en su cabeza tanto
el guión general del trabajo de investigación (que va cambiando hasta transformarse
en un producto) como el guión de los puntos concretos que se trabajen en las reunio-
nes y debe propiciar relecturas de “segundo nivel” para que el investigador aclare al
máximo sus ideas.
punto de vista tan coherente como el mío (o las líneas de ataque contra éste), y con
ello me siento más humilde a la hora de valorar la investigación.
Cuando la investigación conduce a uno de mis “puntos débiles”, sistemáticamente
hago que el investigador hable con otro colega experto en ese punto débil (del direc-
tor), de manera que al discutir, como director de la investigación, genero una especie
de transferencia: el investigador, adiestrado por el colega, debe convencerme.
Ejemplo. Un investigador planteó nada menos que “no sé lo que voy a hacer con una
actividad que he puesto a mis alumnos. ¿Qué puedo valorar? ¿Cómo valorar?” En
este caso, tocó un “punto fuerte” mío en el que estaba trabajando y pude orientarle.
Lo curioso del caso es que sólo aceptó, de modo genérico, el acercamiento que pro-
puse para la evaluación; el resto fue cosa suya.
Ejemplo. Uno de mis puntos débiles son las pruebas estadísticas (“tests”): me cuesta
ver cuál es su sitio en una investigación cualitativa. Sin embargo, hay momentos en
que yo mismo hago algún test para un investigador (con sus datos) con la idea de con-
vencerle de que hable con tal o cual persona.
INTEGRACIÓN EN EL CAMPO
Difusión
Por eso, hay que dar cierta importancia a la integración del trabajo en la marea de
publicaciones sobre educación matemática. No se trata solamente de que la tesis des-
criba otras investigaciones relacionadas (en el tema o la metodología), sino de que se
tenga claro que, aunque la defensa de la tesis constituya un punto de llegada para el
investigador, es el punto de partida de un producto sobre el que ha trabajado seria-
mente durante largo tiempo. La “vida” de ese producto dependerá de una complicada
red en la que intervendrán innumerables factores. La participación del director de la
tesis en todo esto constituye una decisión personal, excepto durante la defensa
pública, donde se espera de él que apoye el trabajo del investigador desde una pers-
pectiva más general y, de alguna manera, sitúe el trabajo que se ha hecho en un marco
más amplio.
La difusión ya no me parece responsabilidad del director (salvo lo dicho en el
apartado 6). Me permito anotar que la difusión suele ser lenta, ya que no disponemos
de revistas de investigación (en educación matemática) en España.
La calidad
Jergas
Una tesis suele generar una jerga propia. Se me ocurren tres posibilidades: jerga lla-
mativa, jerga irresponsable, jerga inevitable.
Ejemplos de jerga llamativa son: “standards”, “obstacle épistémologique” o
“transposition didactique”... o “coro”. Ejemplos de jerga irresponsable no voy a dar
(se pueden hallar en diferentes tesis); la propia matemática no es inmune a tal jerga y
cuando el matemático es consciente de ello, suele añadir la muletilla “por abuso, dire-
mos que...”. También hay una jerga inevitable; ante una situación repetida el investi-
gador acaba por poner un nombre; para organizar la información, tiene que establecer
categorías, tipos o clases. Sobre esta jerga inevitable creo que hay dos preguntas bási-
cas: (a) ¿No hay ya otro nombre acuñado para lo mismo? En caso afirmativo, ¿con-
viene usar ese nombre ya acuñado? (Hay que tener cuidado con “lo mismo” de la
frase anterior.) (b) Si no hay nombre acuñado (no se conoce por el investigador,
director y otros lectores) o no conviene usarlo, ¿cómo se justifica?
La segunda pregunta es la más delicada; por lo general, el investigador y el direc-
tor definen el término (para que abarque todos los casos a los que se aplica en la
tesis), pero considero necesario tener en cuenta dos cuestiones que combinan consi-
deraciones metodológicas y conceptuales. Para mí las definiciones tienen sentido
dentro de una teoría; si no hay teoría, sólo puedo hablar de noción “emergente” o de
concepto emergente del análisis de la información (en esa tesis). En general, el pro-
ceso de acuñación de términos no se da; lo que hacemos, por lo general, es establecer
un nuevo significado a términos preexistentes, disponibles en la lengua. Esto suscita
un peligro, que enuncio como pregunta: ¿se generan deslizamientos semánticos a lo
largo de la tesis como consecuencia de la polisemia así establecida? En la respuesta a
esta pregunta, el director juega un papel clave. Si actúa con indolencia, seguramente
el producto, después de la defensa, tendrá una corta “vida”, porque la polisemia aca-
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bará por difuminar ideas por muy brillantes que sean. (El producto puede tener corta
“vida” por otras razones, claro es.)
Las diferentes jergas se explican por la ausencia de teorías en Educación Matemá-
tica. Hay muchos textos que se proclaman teóricos, pero carecen de la cualidad prin-
cipal que les es exigible: la verificabilidad o refutabilidad (Steiner, 1998, pp. 90-94);
por lo demás son textos en su mayoría de gran interés para el desarrollo del campo y
para la generación de ideas. La verificación / refutación de una teoría debería poder
hacerse en ambientes “naturales” de clases.
Controles
No sé imaginar una tesis doctoral hecha “mano a mano” entre el investigador y el
director y filtrada solamente por los controles institucionales de un Departamento y
una Universidad. Un trabajo de investigación recibe aliento también, y un aliento
esencial, de las discusiones con otras personas a las que el investigador o el director
consideran expertas en algunos de los puntos desarrollados en el trabajo. El trabajo
de investigación, aunque finalmente (en el peor de los casos) sólo sea leído por el tri-
bunal, debe empezar a difundirse, en pequeñas dosis, antes de estar cerrado. Tal cori-
feo rechazará completamente el trabajo, pero lo hará con razones que constituirán
una inapreciable información para enmarcar mejor el producto. Un segundo corifeo
pondrá reparos puntuales que suscitarán grandes cambios o, por el contrario, se inte-
grarán sin dificultad. Nada de esto es “grave”, yo diría que también forma parte del
trabajo de investigación.
¿Estandarización?
El progreso de la investigación en educación matemática ha llevado a hacer preguntas
sobre la calidad de la investigación y la estandarización de las tesis. Se justifica el
intento de globalizar las calidades, enunciando criterios, pragmáticos o de otro tipo.
También es un problema del director de tesis estar al tanto de estas cuestiones, para
incorporarlas en lo posible y sin forzar por ello el trabajo de investigación. No debe-
mos olvidar que, de momento, los trabajos publicados sobre “estandarización” inclu-
yen valoraciones de personas muy respetadas en el campo, pero no implican ningún
tipo de normativa, ni creo que esté en la intención de sus autores, en el estado actual
del arte. (Ver Hart y Hitt (1999), Sierpinska et al. (1993) y Nissen & Blomhoj
(1993).)
AGRADECIMIENTOS
Antonio Fernández Cano hizo varias aportaciones desde su sensatez. El comité res-
ponsable de la publicación dio varias ideas para reducir drásticamente la extensión
inicial de este trabajo.
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REFERENCIAS