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CONVIVENCIA SALUDABLE EN EL HOGAR

Cuando hablamos de una convivencia familiar adaptación que va creando sus propias pautas
saludable, nos estamos refiriendo al sentido de de interacción, que la hacen particular,
satisfacción, seguridad y armonía que nos específica y diferente a la de otras familias.
proporcionan las relaciones familiares. La vida
de la familia depende de la comprensión de los
sentimientos y de sus necesidades.
La familia es un grupo que funciona a modo de
sistema; es decir, lo que siente, piensa, dice y
hace cada miembro de la familia influye
necesariamente en los demás; además, tiene
la necesidad constante de adaptarse a las
situaciones de entornos y sus propios cambios
internos. Precisamente es en el proceso de

Estas pautas de interacción constituyen la forma de funcionar de la familia y, al mismo tiempo,


determinan los comportamientos o conductas de sus miembros en su mutua relación. Para que la
convivencia sea saludable y satisfactoria, la familia debe poder cumplir dos funciones esenciales:
1. Lograr que cada uno de sus miembros desarrolle su capacidad de amar y de relacionarse con
los demás.
2. Proporcionar un sentimiento de pertenencia al núcleo familiar y a una sociedad y cultura; esto
equivale a “mantener un necesario equilibrio entre amor y autoridad”, siendo los padres o los
cuidadores quienes asumen la principal responsabilidad.
Es así que hablamos de familia funcional, cuando la familia cumple bien sus funciones esenciales. De
lo contrario, estaríamos frente a una familia disfuncional; en este caso, las relaciones pueden
propiciar la aparición de conflictos, síntomas y enfermedades.
Cada familia tiene un estilo propio de desempeñar sus funciones; sin embargo, se puede señalar
algunas características que promueven una convivencia saludable:
mismos; permitiéndoles y animándolos
desde que son pequeños a expresar sus
sentimientos, emociones, necesidades,
deseos, preferencias y expectativas.
Asimismo, valorar sus cualidades y
competencias, así los niños aprenderán
a quererse a sí mismos y a ser
responsables. Lograr esto requiere que
los padres desarrollen tres capacidades
1. La relación familiar debe fomentar la básicas: paciencia, ponerse en el lugar
adecuada autonomía de todos los de los hijos y depositar confianza en
miembros. Toca a los padres ayudar a ellos. De esta manera estarán
sus hijos a desarrollar las habilidades promoviendo la autonomía e
necesarias para que tomen sus propias independencia de sus hijos e hijas.
decisiones y puedan valerse por sí
2. Las pautas relacionadas con “lo que se
debe y no se debe hacer”; es decir, las
funciones, deberes y derechos, deben
ser claras y aceptadas por todos, de
modo que nadie se sienta sobre-
exigido. Sin embargo, debe existir una
adecuada cuota de flexibilidad de las
reglas y los roles que permita dar
solución a los conflictos que pudieran
surgir. También es muy importante que
no haya rigidez en cuanto a las
funciones masculinas y femeninas en el
hogar, más bien debe procurarse el
apoyo mutuo para que todos puedan
cumplir con sus funciones.

3. En la familia existen relaciones de cuando no se respeta la distancia


jerarquía o distancia generacional que generacional o se invierte la jerarquía,
deben estar claramente definidas. La como cuando los padres confunden
relación es horizontal entre aquellos autoridad con autoritarismo, o cuando
que tienen el mismo nivel jerárquico, la madre pide autorización al hijo para
como en la relación entre los cónyuges salir de compras, o cuando un hermano
y la relación entre hermanos; y es asume el rol de padre de sus hermanos.
vertical en la relación entre padres e
hijos. La familia se hace disfuncional

4. La comunicación es el factor más importante que afecta la salud y la relación con los demás,
debe permitir la escucha y el interés genuino de los unos con los otros, basarse en un diálogo
claro, sincero, coherente y afectivo, de este modo se promueve la autoestima de todos los
miembros su capacidad de compartir sentimientos, experiencias, logros y expectativas. Es
muy importante saber que cuando se habla se hace con todo el ser, con las palabras, con el
rostro, el tono de voz y los músculos de todo el cuerpo. En ese sentido, hay que evitar los
mensajes incongruentes; es decir, lo que se trasmite verbalmente debe corresponder con lo
que dice el cuerpo, el gesto, o el tono de voz, del mismo modo lo que se dice tiene que
quedar claro.
5. Es importante que la familia comparta
tiempo realizando actividades
agradables que promuevan la
solidaridad y el deseo de compartir. Por
lo general, estas actividades se vuelven
tradiciones o costumbres familiares:
compartir la hora del almuerzo o cena,
contar cuentos a la hora que los niños
se van a acostar, salir juntos los fines
de semana o hacer juntos algún tipo de
deporte o actividad recreativa.

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