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Enfoque Unico y Multiple
Enfoque Unico y Multiple
Esta forma de relacionarnos con lo demás hoy está en crisis. Ha dejado de funcionar
como acontecía en el pasado. A nivel mundial, hoy existe una distribución del poder
que hace más difícil nuestra capacidad de imponer nuestro parecer sobre los demás. Y
aunque algunos tengan más poder que otros, éstos últimos suelen disponer armas
destructivas de un potencial tan elevado que ello, de por sí, compromete la viabilidad
de utilizar el diferencial de poder que los primeros puedan tener a su disposición.
Hemos llegado a un punto donde ya no podemos seguir haciendo historia como lo
hiciéramos antaño. Pero esta no es la única razón. Con la expansión de la libertad
individual y el acrecentamiento de las condiciones de competencia y libre mercado, el
enfoque único es además poco efectivo. En las diferencias que mantengo con los
demás, existen posibilidades de aprendizaje para mi, de enriquecimiento mutuo, de
expansión de mis propias posibilidades, de lograr juntos lo que resultaría
probablemente imposible de intentar hacerlo por nuestra cuenta. Desperdiciar esta
oportunidad, incrementa mis propias precariedades.
observador de enfoque múltiple. Este observador parte de una premisa muy diferente
de la que operaba el observador de enfoque único. El observador de enfoque múltiple
reconoce que su manera de ver las cosas es sólo su manera particular de verlas. Sabe
que hay múltiples otras formas de verlas y que todas, incluyendo la propia, tienen
limitaciones. A la vez, acepta que cada manera particular de observar lo que acontece,
En este espacio es indispensable saber combinar las dos modalidades del habla: el
proponer y el indagar. Al proponer comparto con los demás el tipo de observador que
soy, mi manera particular de ver las cosas y los juicios que tengo sobre las
posibilidades que genera mi manera de observar. Al indagar me abro a la manera que
los demás tienen de ver lo que acontece, a las posibilidades que surgen de ellas, al
descubrimiento de mis propias limitaciones. Combinando indagación con proposición,
poco a poco todos vamos tejiendo una interpretación compartida, diferente de las que
cada uno tenía al inicio y comenzamos a indagar y proponer desde ella. Si volvemos la
mirada a nuestro observador primero, a aquel que terminaba optando por callar,
comprobaremos la ausencia de indagación, de preguntarle al otro por las inquietudes
que lo llevan actuar como lo hace y a emprender acciones que nos resultaban tan
extrañas como inesperadas. Si hubiésemos indagado con seriedad es posible que
hubiéramos aprendido varias cosas y es probable que hubiésemos terminado
pensando cuestiones muy diferentes de las que entonces pensamos. Cabe incluso
suponer que pudiéramos haber disuelto la necesidad que entonces sentimos de callar.
Cuándo el observador de enfoque múltiple se enfrenta a la diferencia con los otros,
suele exclamar, “¡Vaya! Esta no es la forma como yo veo las cosas. Quizás ello pueda
expandir mis posibilidades”. Desde el enfoque múltiple parto de la premisa que
nuestras diferencias no son necesariamente una amenaza, que ellas pueden encerrar
posibilidades que no soy capaz de observar y que, por lo demás, estas diferencias son
perfectamente legítimas. El ideal ético que emerge desde este enfoque es el del
respeto. Éste último es muy diferente a la tolerancia. Desde el respeto logro aceptar
plenamente al otro como diferente, autónomo y legítimo. La diferencia no me hace
necesariamente superior, sólo distinto.