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RICARDO MANZUR
PRESENTA: LAUREN ULLOQUE
PROGRAMA: AUX. DE
ENFERMERIA
SEMESTRE: 1
DOCENTE: DIANA LOAIZA
AÑO: 2022
TEMATICA: FALACIA DE
JUSTICIA-DISTORSIONES
COGNITIVAS
Se refiere a una persona que valora todo prácticamente, pero, de una manera más
“extrema”. No toma en cuenta los diversos matices que existen a nivel intermedio.
Es la acción de creer todo lo que una persona dice simplemente porque lo expresa
desde su corazón. De esta manera, las cosas negativas que siente sobre uno
mismo y sobre las otras, tienen que ser verdad porque así es como lo siente. Sin
embargo, esos sentimientos son una derivación de la interpretación personal de lo
que pasó realmente.
11. Falacia del cambio
distorsiones cognitivas comunes Es la creencia de que el bienestar de
uno mismo dependerá siempre de la acción que otra persona ejerce. Es
sentirse feliz con otras personas que han cambiado su actitud con el
objetivo de adaptarse a uno y nosotros, seguimos el juego sin detener
ese cambio de conducta.
Tiene que ver mucho con pensar que la felicidad depende de otras
personas, eso impulsa a cualquiera a manipular al resto pidiéndole
cosas, chantajeándolos, etc.
Ejemplo: “Mi relación mejorará si nos empezamos a vivir juntos”.
12. Etiquetas globales
Se enfoca en etiquetar de forma negativa y de manera general cada uno
de los aspectos de una persona sobre algo o de nosotros en general.
Un ejemplo claro de esto es cuando se cataloga a una persona por una acción
como “es tacaño, “es mala gente” es tímido”, etc.
13. Culpabilidad
La culpabilidad tiene que ver con la atribución de responsabilidad que
brindamos y con encontrar siempre al culpable ya sea en uno o en otras
personas.
En este caso, no se toma en cuentan los demás factores que
contribuyen al hecho en concreto. En el caso de no poder afrontar una
situación, de manera automática se busca al responsable. Es común en
las personas encontrar equivocaciones con el objetivo de echar la culpa
a otro.
Por ejemplo: “No he podido aprobar el examen porque el maestro
piensa que soy un mal estudiante”.
La respuesta racional a ello es que no hay que buscar un culpable
porque cada persona es responsable de sus actos. Si uno culpa, ¿qué
va a cambiar con ello?
14. Debería o exigencias y perfeccionismo
Este punto se basa mucho en los trastornos emocionales que las
personas tienen. Viene directamente de la educación recibida como
también de los valores que han sido inculcados o ese sentimiento de
sentir inferioridad.
Se termina por crear una falta de valoración de los padres o aparece un
mecanismo de defensa que tiene mucho que ver con la compensación.
Este problema abre camino a la mayoría de los trastornos emocionales.
Viene directamente de la educación que ha recibido una persona, como
también los valores inculcados y ese sentimiento de inferioridad creado
por una falta de atención, por parte de padres o mecanismos de defensa
como una compensación directa.
Cada exigencia que uno tiene como persona terminan por ser
autocríticas, llevando a la persona a una inhibición de su conducta. Es el
abre paso a una serie de errores por ese hábito de mantener varias
normas rígidas y exigentes sobre cómo tienen que pasar las cosas o
cómo deberían actuar frente a los demás.
Para hacer frente a este tipo de problema, es necesario ser más flexible,
tener valores flexibles y verificar el efecto que tiene.
Si no nos damos esa oportunidad de hacer algo de manera incorrecta,
jamás tendremos la capacidad de sentir libertad para hacer o decir lo
que queremos realmente. Ese deseo de exigencia o perfección al final
termina asfixiando.
15. Tener razón
Aquella persona que siempre está a la defensiva porque tiene la
necesidad de probar que su opinión es absoluta y correcta, que nunca
se equivoca. Él hará todo lo que está en sus manos con el objetivo de
demostrar que está en lo correcto y no importará el argumento de
alguien más.
Sencillamente ignorará todos los demás comentarios y nada más
defenderá su posición final.
El ejemplo clásico es la discusión entre dos parejas de novios, los dos
estarán en desacuerdo sobre alguna decisión en particular.
Una de las posibles soluciones es dejar de centrarse solo en uno mismo
y escuchar la opinión de los demás, mostrar un poco más de empatía y
tratar de ponerse en el zapato de ese alguien. Es buscar entender o
comprender que existen más maneras de ver el mundo. ¿Es posible
aprender algo nuevo desde el punto de vista que esa persona me
ofrece?
16. Falacia de la recompensa divina
Frases comunes que suelen escucharse son del tipo “llegarán mejores
tiempos”, “el tiempo de Dios es perfecto”.
Una solución a este problema es disfrutar de las cosas en el instante
que están dándose. No hay que negar lo que está sucediendo.
17. Maximización - minimización de errores
Este tipo de distorsión cognitiva se enfoca mucho a la atención o
equivocaciones como también por quitarnos cualquier tipo de
importancia o errores concretos.
Es creer que solo hay defectos y no puede haber algo bueno detrás de
ellos. No hay una capacidad de poner la atención en las cosas buenas,
solo vemos las cosas malas que suceden.
Hay que tratar de no ahogarse en un vaso de agua porque solo es eso,
un vaso pequeño.
18. Negativismo
Las cosas negativas pasan a ganar más tamaño y empezamos a
desvalorizar o a no percibir las cosas realmente buenas, ya sea en uno
mismo o en el resto de las personas.
Uno de los ejemplos clásicos sobre este punto es cuando una persona
dice la típica frase de “seguro no voy a aprobar”.
Para solucionar esto, lo mejor sería hacer una lista sobre las cosas
positivas que uno tiene como persona, de las personas que nos rodea y
de la vida misma que tenemos. Se empieza por crear un cálculo de
probabilidades o porcentajes verdaderos tanto en los aspectos, como
rasgos o hechos negativos y positivos como uno como persona posee.
19. El sesgo confirmatorio
En este punto, empezamos a percibir y recordar las cosas de manera
sesgada para que pasen a “encajar” con una idea que tenemos.
Por lo que, si uno piensa que es torpe, empezarán a acordarse de los diversos
hechos que han de confirmarlo. El mismo caso aplica si hablamos de cosas
buenas como la habilidad o inteligencia que tenemos.