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La garganta de Olduvai

La garganta de Olduvai constituye uno de los lugares más importantes en el este de África en relación a
yacimientos paleontológicos y arqueológicos prehistóricos olduvayenses y achelenses. Los barrancos de este
cañón también son conocidos con el sobrenombre de "cuna de la humanidad"por los numerosos restos de
diferentes especies de homínidos encontradas allí.

 El Olduvayense o industria de modo 1, es una de las formas de denominar a las primeras industrias
humanas de la Prehistoria africana (que es como decir, mundial). Reciben tal apelativo a causa de uno de
los yacimientos más importantes donde tales industrias han sido halladas: la Garganta de Olduvai en
Tanzania. El término olduvayense puede considerarse equivalente a lo que fuera de África se ha llamado
Pre-Achelense apareció en el este de África hace 2,5 millones de años.
 El achelense o industria de modo 2, es una industria lítica originada en el Paleolítico Inferior. También es
conocida como acheliense o acheulense y se originó hace por lo menos 1,65 millones de años.

En la actualidad, el gobierno tanzano prefiere denominar el sitio con su nombre original masai, "Oldupai", y
así se encuentra escrito en los indicadores de carretera. El nombre proviene de la abundancia en esta zona de
la planta del mismo nombre, cuya principal característica es que retiene en su interior agua, por lo que es
masticada por elefantes y masais cuando este líquido escasea. La confusión se arrastra desde que llegaron los
primeros exploradores alemanes a principios del siglo XX, que transcribieron incorrectamente su nombre
original.
Está ubicada al Este de la llanura del Serengueti en el norte de Tanzania, dentro de lo que es el Gran Valle del
Rift, una gran depresión que comprende unos 2.900 km, donde la tectónica y la erosión han dejado al
descubierto sedimentos de una antigüedad comprendida entre algo más de 2 Ma (1Ma: 1.000.000 de años)
hasta hace unos 15.000 años (Plioceno superior - Pleistoceno).

El cron es una unidad de tiempo que equivale a un millón de años. Es utilizada


en geología para determinar edades.
1 cron = 106 años es decir: 1.000.000 de años
1 cron = 1 Ma SI es decir: 1 megaannum

Garganta de Olduvai vista desde el espacio Garganta de Olduvai en febrero de 2006

GEOLOGÍA Y PALEONTOLOGÍA:
El entomólogo Wilhelm Kattwinkel recolectó fósiles en el lugar en 1911, tras lo cual fue organizada una
expedición dirigida por el geólogo Hans Reck, que en 1913 descubrió un esqueleto humano. Los trabajos de
excavación fueron iniciados por el matrimonio Louis y Mary Leakey en los años 1950 y fueron continuados
durante el siglo XX por el profesor Fidelis Masao de la Open University of Tanzania con ayuda financiera del
Earthwatch Institute. Hubo también equipos de arqueólogos de la Rutgers University (Universidad Estatal de
Nueva Jersey).
Hace millones de años este emplazamiento estaba ocupado por un gran lago, cuyas orillas se cubrieron con
depósitos sucesivos de cenizas volcánicas. Hace unos 500.000 años la actividad sísmica produjo la
modificación de la red fluvial, drenándose el lago y comenzando a erosionar los sedimentos. Actualmente, en
las paredes de la garganta, ha quedado al descubierto un conjunto estratigráfico de unos 100 m de espesor en
el que se han diferenciado hasta siete niveles principales.
El conjunto sedimentario corresponde a depósitos de origen lacustre, aluviales y fluviales, con intercalaciones
de tobas volcánicas.

La toba volcánica o tufo volcánico es un tipo de roca ígnea volcánica, ligera, de consistencia porosa, formada por la acumulación de
cenizas u otros elementos volcánicas muy pequeños expelidos por los respiraderos durante una erupción volcánica.

Las capas de cenizas y piedras volcánicas (piroclastos) permiten realizar dataciones radiométricas,
principalmente con los métodos de datación por potasio-argón (40K/40Ar) y argón-argón (40Ar/39Ar) y por
tanto fechar los objetos que contienen (o datar por encima o por debajo, según se ubiquen en la serie).
La garganta de Olduvai tiene la distinción de tener los testimonios más antiguos de caza de elefantes, que se
atribuye a Homo ergaster.

Homo ergaster es un homínido extinto, propio de África. Se estima que vivió hace entre 1,75 y un millón de años, en
el Calabriense (Pleistoceno medio).Sus primeros restos fueron encontrados en 1975 en Koobi
Fora (Kenia); se trata de, al menos, dos cráneos (KNM-ER 3733, tal vez femenino, y KNM-ER
3883) de hace 1,75 millones de años cuyo cerebro tenía un tamaño estimado en unos 850 cm³. Luego,
en 1984, fue descubierto en Nariokotome, cerca al lago Turkana (Kenia), el esqueleto completo de un
niño de unos 11 años, 1,60 m de estatura y cerebro de 880 cm³, con una antigüedad de 1,6 millones
de años; se conoce como el niño de Nariokotome.
Homo ergaster, procede probablemente de Homo habilis y es básicamente la versión africana
de Homo erectus, del que es antecesor. Algunos especialistas consideran que pueden haber sido una
única especie, debido a su gran parecido anatómico, en cuyo caso tendría prioridad su denominación
como Homo erectus, pero parece asentarse la aceptación de dos especies diferentes.
KNM-ER 3733

Estratigrafía
En la base, el término inferior de la serie, y por debajo de las capas sedimentarias, se encuentran rocas
volcánicas, las ignimbritas de Naabi, cuyo techo se ha datado en torno a los 2 Ma.

La ignimbrita es una roca ígnea volcánica, ácida y compacta.

El nivel con restos arqueológicos más antiguo, conocido como Capa I (Bed I), y de unos 50 m de espesor,
registra asentamientos con una industria lítica muy primitiva, desarrollada con lascas fabricadas con basalto y
cuarzo. Dado que este tipo de herramientas se descubrieron por primera vez en este lugar, la etapa cultural en
la que se produjeron fue denominada Olduvayense por Mary Leakey. Los huesos que se hallan en esta capa
son de homínidos primitivos como Paranthropus boisei (Australopithecus boisei) y de los primeros
especímenes encontrados de Homo habilis. El techo de la unidad está datado en 1,8 Ma.
Paranthropus boisei: es una especie de homínido fósil. El primer ejemplar conocido fue un cráneo (OH 5)
descubierto por Mary Leakey el 17 de julio de 1959 en la garganta de Olduvai, Tanzania; datado en 1,75
millones de años. Louis Leakey clasificó inicialmente la especie como Zinjanthropus boisei; "boisei" por el
antropólogo Charles Boise; "zinj", una antigua palabra para designar a África Oriental, y "anthropus", hombre.
Otro cráneo fue encontrado en 1969 por Richard Leakey en Koobi Fora cerca del lago Turkana.La especie
fue adscrita al género Paranthropus por Robinson en 1960, y posteriormente al género Australopithecus por
Leakey et al. en 1964, sin embargo ha prevalecido la adscripción de Robinson.
Reconstrucción de un Paranthropus boisei.
Museo de Arqueología de Westfalia
Por encima de esta, se encuentra la Capa II, de 15 a 20 m de espesor, que
registra una reducción gradual del primitivo lago e importante actividad
tectónica fechada en unos 1,6 Ma. Las herramientas de piedra empiezan a ser
sustituidos por bifaces más sofisticados de la industria achelense, que coexiste
con un Olduvayense evolucionado. El final de esta capa podría datarse en
unos 1,2 Ma.
El conjunto de las Capas III y IV no supera los 11 m de espesor, y
corresponden a sedimentos aluviales, ya desaparecido el lago de los episodios
precedentes. Se siguen encontrado herramientas achelenses y olduvayenses
evolucionadas, atribuidas a Homo ergaster. La datación del techo de la Capa IV no está bien definida, pero
datos paleomagnéticos de los niveles posteriores indican una edad anterior a 1 Ma.
Posteriormente se formaron las capas siguientes, que se han denominado Capas Masek (Masek Beds, de 1
Ma a 400.000 años) —con un período de importante actividad tectónica y vulcanismo entre 600.000 y
400.000 años—, Capas Ndutu (400.000 a 75.000 años) y Capas Naisiusiu (22.000 a 15.000 años) y que
contienen herramientas de la industria lítica desarrollada por Homo sapiens.

Los restos del Homo ergaster hallados en Olduvai, llegan al Museo Arqueológico Regional de Madrid
20 de Mayo 2011
Los fósiles de homínidos hallados durante la quinta campaña de excavaciones en la Garganta de Olduvai,
Tanzania, más conocida como la ‘Cuna de la Humanidad’, han llegado a España para su estudio
pormenorizado, ha informado la Comunidad de Madrid en un comunicado.
Los huesos (un radio, un fémur y un húmero atribuibles a Homo ergaster) han viajado desde Tanzania
acompañados por Audax Mabulla, uno de los codirectores de The Olduvai Paleoanthropological and
Paleoecological Project (TOPPP), y han sido depositados en el Museo Arqueológico Regional de la
Comunidad de Madrid (MAR).
Los restos, que van a contribuir a completar la información sobre este homínido, clave en la evolución
humana, van a ser estudiados en esta institución de la Comunidad de Madrid macro y microscópicamente y se
les van a realizar unos moldes de silicona de alta resolución.
La investigación se centró el año pasado en los cinco yacimientos de la Garganta: MK, TK, SHK, BK y FLK,
con una edad entre dos millones y 1,3 millones de años, que registra asentamientos con huesos fosilizados y
una industria lítica primitiva, en algunos yacimientos, y muy avanzada en otros, mostrando la variabilidad de
la conducta humana en un periodo tan primitivo.
En FLK se procedió a la revisión de la estratigrafía y de la sedimentología del yacimiento, mientras que en
TK se consiguió localizar un yacimiento característico de tecnología achelense, con presencia de grandes
bifaces.
En SHK se trabajó sobre un nivel de ocupación excepcional, con enorme cantidad de industria lítica y restos
de fauna asociada. Por su parte, en MK, el equipo de investigación excavó en la localización del yacimiento -
el nivel más antiguo de toda la Garganta- oculto desde los años en que intervino Mary Leaky y donde se
descubrieron los primeros restos de Homo habilis.
Aun así, sin duda, el hecho más importante que ha sacado a la luz esta quinta campaña de excavaciones
en Olduvai se produjo en BK, con 1,3 millones de años, donde se han localizado -por el momento- cinco
suelos de ocupación con restos de industria lítica asociada y restos de elefantes, sivaterios, jirafas, pelorovis,
antidorcas, etc., con claras señales de explotación por parte del ser humano primitivo, y donde se hallaron,
precisamente, los restos fósiles que estos días están siendo estudiados en el Museo Arqueológico Regional de
la Comunidad de Madrid.

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