Está en la página 1de 31

AISLAMIENTO Y SOLEDAD

IX

ROBERT WEISS: LA SOLEDAD, SU RELACIÓN


CON EL AISLAMIENTO EMOCIONAL
Y CON EL AISLAMIENTO SOCIAL

El interés de Robert Weiss por la problemática de la soledad surgió


como un derivado de la investigación originaria acerca de la naturaleza
de las relaciones “primarias”; sus semejanzas y los elementos que proveen.
A partir de su propia situación vital y de la conceptualización
del funcionamiento de grupos de “Padres sin pareja” concluye que
los diferentes tipos de relaciones primarias responden a necesidades
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

específicas de las personas, no resultando intercambiables las provi-


siones. De este modo lo obtenido por la pareja no reemplaza a aque-
llo que se recibe de los amigos o los padres. Cualquier carencia
específica produce soledad.
Weiss considera que los distintos tipos de relaciones satisfacen
diferentes necesidades interpersonales u ofrecen diferentes tipos de
“provisiones sociales”, connotadas desde la cultura.
Según Weiss existen seis provisiones sociales:

a) apego en las relaciones. La persona recibe una sensación de


seguridad. Es mayormente provisto por el cónyuge o pareja. Su
ausencia predice la soledad por aislamiento emocional.

45
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

b) integración social provista por la red de relaciones, los amigos.


Las personas comparten intereses, comulgan ideas, aumentan la
pertenencia y desarrollan la identidad.

c) posibilidad de ser cuidado, nutrido. Implica a una persona que se


sienta responsable por el bienestar de otra. Es un rol asignado mayor-
mente a los hijos adultos, sensación de cuidado que hace al bienestar.

d) reaseguramiento del valor. Se reconocen las habilidades de la


persona, mayormente por parte de los compañeros de trabajo. Su
ausencia es el mejor predictor de la soledad por aislamiento so-
cial. Existe relación entre aislamiento y autoestima.

e) alianza confiable. La persona puede contar con ser asistida ante


cualquier circunstancia. Esta función es provista mayormente por
familiares cercanos.

f) guía por parte de personas en cuya autoridad se confía como


proveedores de consejos y asistencia, tales como maestros,
mentores, figuras parentales.

Weiss sostiene que deficiencias en cada una de estas provisiones


sociales va a producir diferentes tipos de estrés. Su desarrollo se centró
en las provisiones de apego y de integración social. El déficit de apego
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

conduce a la soledad emocional, a sentimientos de ansiedad y aislamien-


to, búsqueda de otros como proveedores de la relación necesitada. La
carencia de integración social está ligada al aislamiento social, a senti-
mientos de aburrimiento, desesperanza, marginalidad, búsqueda de ac-
tividades en las que un grupo o red lo acepten como miembro.
La influencia de las ideas de John Bowlby echó luz sobre los
aspectos centrales de la experiencia de soledad.
Perfila así dos tipos de soledad, la soledad por aislamiento emocio-
nal que deriva de la ausencia de una relación cercana e íntima con
una figura de apego, por ejemplo en personas con divorcio o viudez
recientes. La persona siente que no tiene con quien contar, nadie lo
conoce realmente, está alejada de todos.

46
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

La soledad por aislamiento social proviene de la ausencia de comu-


nidad, una carencia de vínculos sociales significativos en la red so-
cial, de un grupo de amigos con quienes se comparte intereses y acti-
vidades comunes. Se produce en mudanzas, migraciones, cambios
sociales, desclasamiento, un nuevo ambiente social, una nueva ciu-
dad, trabajo o escuela. La persona no se siente “a tono” con los demás,
no se siente parte de un grupo de amigos, no tiene nada en común con
los demás. La soledad por aislamiento social está relacionada con la
cantidad y calidad de las relaciones con amigos que pueden cubrir
diferentes provisiones sociales, tales como servir de guía y otorgar un
sentido de valor y pertenencia.
Se trata de diferentes tipos de soledad que provienen de déficits
relacionales específicos y se caracterizan por sentimientos y compor-
tamientos distintivos.
La soledad por aislamiento emocional está relacionada al desa-
rrollo de un sistema de apego originado en el vínculo de protec-
ción y continuidad que los niños establecen con sus padres, que
resulta en la constitución de un esquema emocional-cognitivo-
perceptual de vinculación a lo largo de la vida. El vínculo de
apego constituído con los padres es reemplazado más tarde, a lo
largo de la vida, por relaciones íntimas con otras personas. La
pérdida de estas últimas produce una ansiedad semejante a la del
niño separado de sus padres. Weiss destaca la diferencia entre figu-
ra de apego y figura íntima, ya que uno puede vivir próximo a
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

alguien sin estar apegado. Pero la intimidad es un elemento central


a la hora de definir el apego, aunque ambos conceptos no son
intercambiables. Sentirse apegado a alguien es creer que al otro le
interesa mi bienestar, me acepta y valora, me protege utilizando
sus propias energías y recursos.
La conducta de apego, para Bowlby, única conducta instintiva
con determinación biológica, implica la búsqueda de proximidad
con la figura que protege. Otorga la confianza y seguridad necesarias
para poder afrontar las dificultades de la vida. La conducta de apego
se extiende, al decir de Bowlby, “de la cuna a la tumba” y es originada
por desencadenantes específicos: el temor, la amenaza, el dolor, la
enfermedad, el peligro, la soledad. En estas situaciones la persona

47
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

siente la necesidad de la presencia tranquilizadora de su figura de


apego. Si no ocurre, se sentirá solo.
La conducta de apego es de enorme importancia en los primeros
años de vida, los primeros tres, los dos siguientes y los diez años que
continúan. En la adolescencia hay un doble movimiento, se aleja de
sus objetos originales, los padres e integra nuevos objetos como figu-
ras de apego, los pares.
En la adultez, la figura de apego más fuerte y duradera es la
pareja, con quien se comparte el vínculo sexual y de protección.
Existen otros vínculos que otorgan nutrientes emocionales es-
pecíficas, por ejemplo los amigos que son parte integral de nuestras
vidas. A veces reemplazan las relaciones familiares y a menudo son el
punto de partida de relaciones amorosas. Los amigos brindan signifi-
cado a la vida, la posibilidad de compartir y desarrollar con iguales
proyectos no desplegados en la pareja.
En la vejez cambian nuevamente los apegos. La figura de ape-
go no necesariamente es aquélla con la cual uno comparte cada
momento de la vida, sino aquélla en quien se puede confiar que
estará presente para tomar una decisión importante o para sintoni-
zar las emociones. A veces puede ser un hijo adulto que no vive en
la misma ciudad, pero en quien uno confía y siente que, cuando lo
necesite, estará presente.
Weiss sostiene que la soledad por aislamiento emocional se ate-
núa en la edad avanzada y por lo tanto los viejos experimentan me-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

nos soledad.
Este autor toma de John Bowlby la importancia de la constitu-
ción del apego y su fracaso, la angustia de separación, el desapego y su
correlato, la soledad.
Señala la existencia de una continuidad entre las figuras de
apego originales y las nuevas figuras de apego de la vida, en virtud de
un fenómeno de transferencia por el que se entremezclan elementos
de las tempranas figuras de apego con las imágenes visuales y auditivas
de las nuevas figuras de apego.
Una figura de apego no equivale a alguien cercano, íntimo o
confidente. La relación con un hijo pequeño es cercana e íntima,
el progenitor puede estar muy involucrado y ser figura de apego

48
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

de su hijo, pero esto no ocurre a la inversa. De ahí la alta inciden-


cia de soledad en progenitores que crían a los niños que aman,
solos. Aparece el sentimiento de desamparo de estos padres aso-
ciado a la soledad.
Una persona puede compartir una habitación con alguien a
quien siente lejano o contarle sus desgracias a algun desconocido.
Todas éstas no son figuras de apego.
Lo que caracteriza centralmente a una figura de apego es que se
la percibe y se la siente como proveedora de seguridad, como alguien
a quien le importa escuchar, es accesible, confiable, interesada y com-
prensiva. La percepción de la existencia y presencia de una persona
con estas características es un antídoto contra la ansiedad que puede
desembocar en depresión.
Las experiencias de angustia de separación y pérdida en los ni-
ños y en los adultos comparten sus características esenciales: tensión,
desasosiego, necesidad de búsqueda, focalización de la atención y el
pensamiento en el objeto perdido, incomodidad, angustia. Con ex-
cepción de la focalización en el objeto perdido, éstas son también las
condiciones de la soledad, de donde Weiss concluye que “soledad es
angustia de separación sin objeto”.
D. Perlman (1982, 1988)acuerda parcialmente con esta defini-
ción ya que, en algunos casos –migración, divorcio, viudez– la perso-
na que se siente sola identifica claramente los vínculos ausentes. Jose-
ph Stokes (1985) considera que el objeto añorado puede estar clara-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

mente delimitado, una persona amada y perdida, o ser vagamente


definido, un amigo idealizado o fantaseado.
Retomando las ideas de R. Weiss, Mohammadreza Hojat
las reformula sosteniendo que “soledad es una necesidad de ape-
go sin figura de apego”, un deseo de apego con una persona que
no está emocionalmente disponible o tan perturbada que no
puede establecer relaciones de apego. Problemas en el apego
generan probablemente dificultades para la intimidad
(Muchinik, 1990) y trastornos en las relaciones y los vínculos
en la adultez y en la vejez.

49
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

Otros aspectos para caracterizar la soledad

La soledad puede ser resultado de una fusión excesiva (intru-


sión parental) o de una presencia insuficiente (descuido, separación
no voluntaria o pérdida) de los padres, ambas desfavorables para la
consolidación de vínculos emocionales firmes con los demás.
Generalmente, la persona que no desarrolló estos aspectos en la
niñez no dispone de los recursos de seguridad, autoestima, capacidad
de afrontamiento de situaciones novedosas o facilidad para estable-
cer nuevos vínculos sociales en la adultez y es más proclive a sentirse
sola, incluso rodeada de gente. Se siente sobrepasada por un senti-
miento de vulnerabilidad y falta de autoconfianza que caracteriza a
la retracción social, al igual que el temor al rechazo.
La figura popular del “compadre” o de la “comadre” –personas
que provienen del mismo origen– es aquella a la que le pasan cosas
parecidas, con la que se convive y se entremezclan los destinos perso-
nales con fuertes vínculos identificatorios.
Los vínculos de apego y de integración social pueden coexistir,
aunque esto no ocurre necesariamente.
La persona aislada socialmente, con una red social escasa, con pocos
vínculos sociales desarrollados, experimenta algunas emociones caracterís-
ticas: enojo, aburrimiento, irritabilidad, vulnerabilidad. La experiencia de
soledad surge a partir de una sed de contactos sociales no satisfecha.
La soledad por aislamiento social produce depresión, así como
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

la soledad por aislamiento emocional produce ansiedad, sostiene


Weiss, quien discrepa con los hallazgos de Russell (1984, cit. en Rook
y Hojat) que relaciona la soledad por aislamiento emocional con la
depresión y la soledad por aislamiento social con la ansiedad.
Desde la perspectiva temporal, la soledad por aislamiento social
está relacionada con el miedo al futuro y la soledad por aislamiento
emocional con el presente y el sufrimiento del pasado, la memoria de
los vínculos comunitarios perdidos. Una persona separada de las per-
sonas significativas de su entorno teme no saber o no poder resolver
contingencias vitales futuras, no tiene referentes culturales con los
que orientarse. La soledad por aislamiento emocional va a producir
una fuerte nostalgia por los buenos tiempos idos del pasado.

50
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

Ambos autores concuerdan en afirmar la existencia de dife-


rentes experiencias afectivas asociadas con cada forma de soledad.
En muchos casos no resulta fácil discriminar y ubicar los sentimien-
tos en categorías y los cuadros psicopatológicos no son tan nítidos.
La pertenencia como miembro de una comunidad otorga pro-
tección, oportunidad para integrarse placenteramente a las activida-
des colectivas, compartir con otros y así afrontar situaciones difíciles
de la vida. Probablemente aquellos capaces de establecer buenas
relaciones con los otros logren mayor intimidad y reciprocidad y sean
sujetos con una moral más alta y mayor satisfacción en la vida.
Weiss sostiene que las personas necesitan tanto una relación
íntima con una figura de apego (por ejemplo, un esposo) como vín-
culos cohesivos con un grupo social (una red de amigos o una organi-
zación vecinal). Ambos tipos de relación desempeñan una función
complementaria. La carencia de alguno de los dos tipos de relación
lleva a la persona a experimentar sentimientos de soledad. Aún cuan-
do la vivencia en un tipo de relación sea altamente gratificante,
como por ejemplo un pareja con vínculos primarios intensos, un gran
compromiso e involucración emocional, es lo que al mismo tiempo
los aísla del medio social circundante y los expone a sentimientos de
soledad. Este vínculo diádico exclusivo queda sometido a presiones
displacenteras que, no balanceadas por la presencia de otros, desen-
cadena sentimientos de soledad. Esto ocurre en la familia endogámica,
sin amigos ni afectos fuera de los miembros familiares.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

Si bien la soledad por aislamiento emocional y la soledad por


aislamiento social tienen orígenes diversos, en algunos casos éstos se
superponen y la persona sin vínculos sociales, carece al mismo tiem-
po de relaciones de apego significativas.
Los casos más severos de soledad ocurren cuando las personas
tienen carencias en ambas dimensiones, la emocional y la social.
Así como la soledad por aislamiento emocional y social difie-
ren fenomenológicamente, también requieren diferentes soluciones.
La soledad por aislamiento emocional se alivia con la formación
de una nueva relación íntima que provea una sensación de apego y la
soledad por aislamiento social requiere que la persona entre a una red
de amigos que le provea un sentimiento de integración social.

51
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

52
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

SOLEDAD E INTIMIDAD

La intimidad no es un sentimiento, sino la cualidad de una relación


con cierta simetría y mutualidad. Brinda un espacio de confianza.
Al igual que el apego es también un modelo de relación, de
protección y seguridad, caracterizado por la intensidad de los senti-
mientos que provoca y por sus consecuencias en la conducta. Implica
a alguien que brinda y alguien que recibe. En la relación madre-niño,
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

ésta genera expectativas, de allí su relación con la ansiedad, la ira y el


rechazo frente al fracaso del apego.
La frustración frente al otro condiciona las relaciones futuras y
puede generar el fracaso de la intimidad. La persona no dispone de un
modelo interno operante que la oriente en las relaciones
interpersonales y le permitan el acercamiento afectivo. En una con-
sulta clínica, una mujer se acerca buscando obtener orientación acer-
ca del trato que debería tener con sus hijos adoptivos. La distante
relación con su madre, una mujer muy narcisista, no le favoreció la
asunción del propio rol de madre. No tuvo un maternaje adecuado
que le facilitara su propio maternaje. Tenía información e ilustración
sobre el tema, pero no lo podía integrar afectivamente.

53
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

El apego implica asimetría en las relaciones humanas. La intimi-


dad, por el contrario, supone simetría y reciprocidad.
Intimidad deriva del latín intimus. En inglés innermost significa
profundidad de sentimiento. Es definido por Harry Stack Sullivan
como “el tipo de situación que implica a dos personas y les permite la
validación de todos los elementos de su valoración personal”. Es
también “una colaboración en la que ambos socios se revelan a sí
mismos, buscan y expresan la validación de sus atributos, uno del
otro y comparten su visión del mundo”. La intimidad no puede ser
asimilada a la noción de apego aunque la incluye, ya que supone la
expectativa del cuidado, dentro de un patrón de reciprocidad. Es
comunión de formas de sentir y de pensar, es compartir.
En una perspectiva más elaborada se la puede considerar un
requisito para la empatía adulta, donde se enfatiza la necesidad de la
validación mutua.
La capacidad de sostener relaciones íntimas es una habili-
dad social.
Erik Erikson (1959) señala que la posibilidad de mutualidad en
las relaciones heterosexuales está fundada en una identidad segura
que se instaura en la infancia y se consolida en la adolescencia, que le
permite a la persona establecer relaciones con el autoabandono ne-
cesario que requiere la intimidad.
Rogers (Reis y Shaver, 1989) hace referencia a este modelo de
relación como una “experiencia organísmica”, con una auténtica ex-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

presión emocional y aceptación de los sentimientos del otro. Incluye


sentimientos de apoyo, amor, celos y rechazo (ejemplo: sexo y seguri-
dad), con una larga historia donde se revelaron sentimientos sobre sí
mismo y sobre la propia conducta.
La apertura emocional favorece el atractivo mutuo, el cuidado
y la confianza; también aumenta el riesgo interpersonal. Significa
exponerse frente a otro, quedar desnudo, expuesto.
Este modelo de vínculo (Reis y Shaver, 1989) trae un aumento
de la seguridad y la autoaceptación, a la par que disminuye el senti-
miento de miedo y de vulnerabilidad. Pero existe también el temor a
ser abusado por el otro, el riesgo a que lo privado sea explotado al
revelarse; esta situación interfiere con el logro de intimidad.

54
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

La revelación de sí mismo es un proceso multidimensional que


se refiere a relaciones muy próximas, donde están incluídas conduc-
tas no verbales y códigos compartidos, escuchar, mirar, tener contac-
to, proximidad. Sin estos contactos la intimidad disminuye porque se
diluye el tono emocional de la experiencia. En algunos casos de
alejamiento, por ejemplo en una migración, cuando el compartir fue
significativo y existen lazos afectivos, la relación puede ser renovada
y el vínculo sostenido con el reencuentro como dos amigos de la
infancia o adolescencia que guardan vivencias compartidas.
En una relación bidireccional estas contribuciones sostienen la
autodefinición de sí mismo. Ante el sentimiento de pérdida de una
relación de intimidad irrumpe la soledad, ya que el otro deja de dar
respuesta a las necesidades, con un sentimiento de vacío y desespe-
ranza. Depende de las expectativas y las necesidades del otro percibidas
por la persona.
La intimidad responde a la necesidad de afecto, de comprensión
y autovalidación. La persona desea compartir sentimientos, tener una
guía, sentir atracción sexual. La lista puede ser infinita. Responde a
las múltiples necesidades que el otro identificado puede satisfacer o
se crea pueda satisfacer.
Cuando uno entra en una relación íntima se expone también a
los riesgos de ser absorbido por el otro, al riesgo de ser abandonado y
de quedarse solo con un sentimiento de vacío y pérdida.
Hay que probar las respuestas del otro, asumir el riesgo al re-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

chazo, a la manipulación, a ser absorbido. Toda conducta íntima


implica un riesgo que no todos están en condiciones de asumir. Los
“solitarios” se defienden con el alejamiento de cualquier sufrimien-
to y frustración.

55
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

56
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

XI

LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOLEDAD

Investigadores y clínicos coinciden en señalar dos causas princi-


pales de soledad:
-las internas o personales, dificultad para estar solo, habilidades
sociales deficientes o patrones cognitivos disfuncionales; y

-las externas o situacionales, carencia de recursos sociales, econó-


Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

micos, demográficos.

Ambas causas interactúan.


La dificultad para estar solo, tanto como las dificultades para relacio-
narse con otros, forma parte de los aspectos centrales de la soledad. Esto
responde a diferencias individuales relacionadas con experiencias de
apego de la infancia. Las personas difieren en el grado en que disfrutan o
padecen de soledad por aislamiento. Algunas maximizan su tiempo so-
los, lo disfrutan, declinando expectativas en la relación con otros.
Fallas en la constitución del apego pueden llevar tanto a la
dificultad de quedarse solo como al desarrollo de una conducta de
desapego: el “solitario”.

57
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

La falta de capacidad para estar solo toma dos formas:la evitación


de la soledad y el refugio en la soledad.
La gente sola tiene escasa capacidad para estar sola (Winnicott, 1958),
de hecho temen estar solos. La situación displacentera creada los conduce
a buscar contactos sociales para romper el aislamiento. Pero la desespera-
ción los lleva a implicarse en relaciones inapropiadas que, cuando fraca-
san, acentúan el sentimiento de soledad. Generan relaciones de dependen-
cia patológica como en el caso de la búsqueda desenfrenada de una pareja.
Una resolución favorable sería que estas personas mejoraran su
habilidad para estar solas, pudiendo disfrutar más las actividades en
soledad. Los haría menos dependientes de otros y por lo tanto menos
vulnerables a compromisos riesgosos y menos lábiles en las relaciones
interpersonales.
Personas con una actitud narcisista y megalomaníaca tienen pro-
blemas en la forma de relacionarse con el medio. Sólo aceptan la
admiración y el amor de los demás, tal como lo aprendieron tempra-
namente en el vínculo con su madre. Fueron niños “narcisizados”
que, convencidos de su grandeza e importancia, desarrollaron poca
empatía por otros y fueron muchas veces rechazados y aislados. Esta
situación propende el advenimiento de la soledad. Se origina en
vínculos parentales excesivamente posesivos, en que la familia fue
vista como una isla de seguridad en un medio turbulento y temible.
Muchas personas se refugian en la soledad como estrategia para
la protección frente a rechazos sociales reales o imaginados. Evitan,
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

de este modo, ataques potenciales a su autoestima, aunque esto sirva


para perpetuar su soledad y, a fuerza de repetición, se transforme en un
rasgo de su personalidad. Sin embargo, la ambivalencia y la lucha
interna perpetúan la problemática que padecen los sujetos en estas
condiciones.
Existen una cantidad de habilidades sociales deficientes relaciona-
das con la presencia de sentimientos de soledad.
Wittenberg y Reis (1986) señalan siete aspectos en las habilida-
des sociales:

1) iniciación del contacto social,


2) apertura de la persona,

58
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

3) habilidad para concertar encuentros,


4) capacidad para proveer consejo y guía,
5) asertividad general,
6) asertividad acerca de situaciones y sentimientos negativos,
7) resolución de conflictos.

Las fallas en este “proceso” de acercamiento social, en estos des-


empeños, precipitan el sentimiento de soledad.
Las personas que se sienten solas se autoatribuyen las causas y
se describen como tímidas y agudamente autoconscientes en situa-
ciones sociales. Piensan todo el tiempo “cómo me ven”, “qué les
parezco”, “se notará que...”. Se perciben como fallando
sistemáticamente en los contactos sociales, no pudiendo disfrutar
de los encuentros y aún sufriendo. En la interacción con otros, no se
dirigen a los demás, no les preguntan ni hacen comentarios sobre los
otros. Les resulta difícil y penoso sostener una conversación o resol-
ver los silencios.
A las personas solas les cuesta mostrar su soledad y la escon-
den, sufren en silencio, porque temen ser estigmatizadas en una so-
ciedad que valoriza el éxito social (tener pareja, tener muchos ami-
gos). Se trata de un sesgo atribucional. Quien inicia una relación o
conversación (contacto social) está influido por lo que percibe
alrededor (rechazo).
Estas modalidades son consideradas tanto causas como conse-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

cuencias de la soledad, que tiende así a transformarse en profecía


autocumplidora y a la autoperpetuación.
Entre las habilidades sociales, hay dos que permiten predecir la
soledad: la dificultad para entablar relaciones sociales (iniciación,
asertividad) y la inhabilidad para profundizarlas (apertura, guía, re-
solución de conflictos).
Pero se trata tanto de incapacidad, como de inhibición por an-
siedad, autoconciencia aumentada o falta de motivación para parti-
cipar, reticencia que se confunde con animadversión. Estos factores
contribuyen a colocar socialmente a la persona sola en un lugar de
marginación. La persona sola no sabe qué decir ni cuándo hacerlo y
esto es decodificado como falta de interés o compromiso.

59
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

Entre los patrones cognitivos disfuncionales citados habitualmente


en la bibliografía sobre el tema, se destacan las consideraciones acer-
ca del self, de los otros y de la situación (Peplau y Perlman, 1982; M.
Hojat, “Loneliness”, op. cit.).
Las personas solas sufren de una autoestima baja, percepción nega-
tiva del propio cuerpo, de la sexualidad, de la salud y la apariencia.
La percepción de la situación es pesimista, centrada en fallas
personales propias.
Paradójicamente, también a la falta de “autoeficacia” en el ma-
nejo de situaciones se percibe a los demás negativamente y no mues-
tran deseos de un contacto continuo e íntimo con ellos.
Estos esquemas cognitivos pueden haber tenido sus orígenes
en la infancia, con padres duramente críticos. Se autoperpetuan de
modo poco realista en la adultez, a través de percepciones negativas
del sí mismo.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

60
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

XII

SOLEDAD Y REDES SOCIALES DE APOYO

Frente a las grandes transformaciones que trajo aparejado el siglo


XX, tanto tecnológicas como estructurales que acentuaron los cambios
demográficos (como la alta concentración urbana y el aumento de la
esperanza de vida) se modificó la forma de la pirámide de población,
disminuyó la mortalidad infantil y aumentó el tamaño de los grupos de
gente de mayor edad. La fragmentación de la vida familiar y el debili-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

tamiento de lazos personales trajo un aumento de la tasa de divorcios


con la consiguiente formación de familias uniparentales. La vida urba-
na trajo aparejada cambios a un ritmo sin precedentes, condujo a una
falta de seguridad personal creciente y transformaciones en el sentido
de la identidad y en los modelos de relaciones interpersonales. El acen-
drado individualismo que caracteriza el fin de siglo, llevó como secue-
la el aumento de la soledad. La expresaron los existencialistas, llaman-
do la atención sobre el aumento del materialismo y la declinación de
la espiritualidad que se evidencia en la “soledad universal”, como un
aspecto constitutivo del ser humano.
El aislamiento social es un fenómeno de la sociedad de masas
contemporánea. Deriva de la fragmentación de la experiencia y de

61
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

la progresión del individualismo que destruye los vínculos comuni-


tarios de sostén. No necesariamente se equipara con el fenómeno de
soledad, ya que ésta apunta al sentimiento de haber sido abandona-
do por alguien importante. Ambos fenómenos pueden coexistir,
aunque uno no necesariamente implica al otro, porque una persona
puede sentirse a gusto sin compañía o sola en medio de una multi-
tud. No obstante, se consideró frecuentemente al aislamiento social como
situación de fondo que predispone la aparición del sentimiento subjetivo
de soledad.
Las personas solas reconocen tener menos amigos y compañeros,
una red más pequeña y menos satisfactoria. Son las medidas cualitati-
vas, grado de satisfacción percibida y disponibilidad de relaciones
sociales íntimas, las mejores predictoras de la soledad, si se lo compa-
ra con aspectos objetivos de la red social (frecuencia, tipo o intensi-
dad de contacto social). De hecho, se constató que la gente casada
sufre menos soledad, mortalidad temprana o tendencia al suicidio.
Los recursos que esas relaciones proveen (fundamentalmente intimi-
dad y apoyo) ayudan a controlar los sentimientos de indefensión y
desesperanza, concomitantes del padecimiento de soledad.
Cassel (1974) acuñó el término apoyo social para resaltar la im-
portancia de las relaciones interpersonales solidarias en el afronta-
miento de los eventos estresantes.
Cobb (1976) define el apoyo social como la ayuda, guía e infor-
mación que uno recibe de la red social que incluye a la familia,
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

amigos, compañeros de trabajo, vecinos.


El apoyo social, con el sentimiento de ser partícipe de un grupo
social, facilita el afrontamiento de los problemas, propende a la salud
física y psicológica y mejora los efectos adversos del estrés. De este
modo, el apoyo social sería lo opuesto a la soledad.
Investigaciones realizadas (Russell y cols., 1984; Veiel, 1987;
Sarason, 1990) preguntaron a personas a quién le pedirían ayuda o
consejo: la mayoría nombra al cónyuge. Si no lo tiene, identifican a
un amigo o familiar, seguido por vecino o colega. Las diversas rela-
ciones cumplen distintas funciones y cada una de ellas satisface me-
jor alguna necesidad específica. Por lo tanto, resulta equívoca la ge-
neralización excesiva sobre las relaciones sociales y, especialmente,

62
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

acerca del significado de la red social de apoyo. No debemos consi-


derarla una panacea.
Las relaciones de apoyo proveen intimidad y cuidado (apoyo
emocional) y también apoyo instrumental (obtención de recursos
para la satisfacción de necesidades).
Se encontró una relación inversa entre la soledad y el tamaño de
la red, la densidad, las interconexiones de la red, la frecuencia de
conductas de apoyo y el grado de satisfacción obtenido.
Interesa determinar si la falta de apoyo social que trasmiten las
personas solas se corresponde con niveles de apoyo menores reales en
las relaciones o si surge de una subvalorización del apoyo que reali-
zan las personas cuando se sienten solas.
En la situación en que surgen problemas por causas sociales ex-
ternas, tales como el desempleo, si bien el apoyo de la pareja es útil,
se hace indispensable el soporte de la red social extensa que abastece
la necesidad de apoyo instrumental (Veiel, 1987).
Veiel considera el apoyo social como una relación entre necesi-
dades individuales y los recursos provistos por la red social. Éstos son
el apoyo instrumental y el psicológico, tanto en situaciones cotidia-
nas como de crisis. La intersección de estas variables satisfacen la
amplia gama de necesidades individuales en diferentes circunstan-
cias vitales. El fracaso en la obtención de apoyo social genera senti-
mientos de soledad.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

63
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

64
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

XIII

LA DURACIÓN DE LA SOLEDAD

En relación a la duración de la experiencia de soledad, se puede


diferenciar la soledad crónica de la soledad situacional como episodio
breve, agudo y doloroso, aunque de remisión mas rápida al formar
nuevos lazos sociales, nuevos amigos, compañeros de estudio, etc.
Esta última está relacionada con un estado transitorio, desde la viudez
y la separación a la migración, en relación a la soledad por aisla-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

miento social.
La soledad crónica está relacionada con rasgos duraderos de perso-
nalidad en aquellos sujetos que permanecen solos por largos períodos
y la padecen en diferentes contextos. A una persona que creció sin
vínculos afectivos importantes en la infancia, no le resulta fácil enta-
blar y sostener relaciones íntimas que impliquen confianza y cercanía
recíproca. No posee imágenes internalizadas para evocar.
Esta condición resulta de fracasos interpersonales repetidos en rela-
ciones prototípicas (por ejemplo, una relación madre-hijo conflictiva y
frustrante) generan modelos negativos del propio self y, por lo tanto, una
baja autoestima. Estos problemas tienen su origen en la serie de dificul-
tades en la constitución de un apego seguro. Estos individuos suelen

65
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

desaprovechar las oportunidades de encuentro con otros en la vida adul-


ta y su retraimiento se transforma en profecía autocumplidora.
Se los describe como personas con habilidades sociales deficientes,
sin relación con pares con dificultad en la decodificación de con-
ductas comunicacionales no verbales, con esquemas cognitivos
disfuncionales (K. Rook, 1989), con estilos atributivos fijos y rígidos
que perpetúan el padecimiento y/o necesidades sociales atípicas.
La duración de la soledad está relacionada con el nivel de edu-
cación, el status marital, la historia del divorcio parental, grados de
intimidad y estilo atributivo, entre otros. Se requiere tener, por lo
tanto, una perspectiva multidimensional del fenómeno.
La duración de la soledad depende también de la utilización de
las estrategias de afrontamiento elegidas. A fuerza de repetir una con-
ducta evasiva la persona se va quedando cada vez más sola. La situa-
ción se vuelve circular. Más se aleja, más sola se queda. El temor al
rechazo, por falta de habilidad, lleva a la persona a evitar a los otros,
evitación que es interpretada como rechazo a los demás y a una atri-
bución de “distante”, “fóbica”, “evitativa”, cuando no de “soberbia”
u “orgullosa” y puede decirse de ella: “¡Quién se cree que es!”.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

66
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

XIV

LA EXPERIENCIA DE SOLEDAD
Y CUESTIONES DE GÉNERO

Hombres y mujeres atraviesan por experiencias de socialización


diferentes. La cultura les adjudica y exige desempeños diversos. El
modelo de relaciones según el género está definido por la cultura.
Una mujer tiene culturalmente permitido un menor acercamiento
espontáneo al hombre, que a la inversa.
Los varones se socializan con preferencia en grupos. Es por esta razón
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

que suelen desarrollar vínculos de adhesión fuertes a un grupo social.


En contraste, las niñas forman vínculos de apego diádicos más
sólidos. Las mujeres suelen hablar más de lo que sienten; los varones,
de lo que hacen.
La participación en una red social cohesiva y amplia aumenta
las oportunidades para obtener apoyo social y permite múltiples ex-
periencias y expectativas en un modelo más complejo de sociabili-
dad. Sostener las relaciones sociales implica un esfuerzo continuo y
costoso, más allá de la espontaneidad de entablar relaciones fácil-
mente. Se requiere también compromiso y a veces lealtad, como lo
sostiene la Teoría del Intercambio (Homans, 1961), que señala la
importancia de la reciprocidad.

67
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

Habría un tamaño óptimo de la red social, más allá del cual el


gasto de mantenimiento excede los beneficios.
Las mujeres parecen más implicadas y contrariadas por aconteci-
mientos negativos de los amigos y son quienes asumen con mayor dis-
posición la responsabilidad del cuidado de los demás. También son las
que hacen más referencias explícitas a la soledad, propia o ajena, aun-
que no se encontraron diferencias significativas de género en la aplica-
ción de la escala de la UCLA (Borys y Perlman, 1985; M. Hojat).
Los adultos jóvenes sobrevaloran la posibilidad de una relación
amorosa para resolver una situación de soledad, muy por encima de
una relación amistosa. Ambos tipos de relaciones satisfacen necesi-
dades diferentes y no intercambiables.
La soledad configura culturalmente una experiencia
estigmatizante; a las personas solas se las visualiza como “perdedoras”.
Por lo tanto buscan establecer relaciones que les confieran prestigio
frente a los demás: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Aparece así “la soledad como estigma social”, que lleva al aumento
que esto implica del factor de riesgo, ya que aumenta la vulnerabilidad.
El desequilibrio demográfico de la población (proporción en-
tre hombres y mujeres) lanza a personas tímidas o inhibidas a la situa-
ción de soledad, haciendo difícil la concreción de una pareja. En una
sociedad en la que, en la adultez, la participación social se realiza
fundamentalmente de a dos, la falta de pareja genera situaciones de
aislamiento, que en algunos casos resulta difícil superar.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

La cultura contemporánea ha generado grupos de mujeres, sepa-


radas y viudas que configuran una forma de red social, más frecuente
que los grupos de hombres. Éstos se agrupan generalmente sin com-
partir intimidad. El ejemplo típico, en la sociedad contemporánea,
son los “amigos del club” o los “muchachos de la barra del bar”.
La fase inicial de una pareja está marcada por una mezcla de
sentimientos de atracción sexual y gratificación, excitación por el
conocimiento de un ser humano nuevo y una disminución en los
sentimientos de soledad.
Con el tiempo, la novedad se reemplaza por la familiaridad, el
apego se afianza o se debilita y ahí comienzan los problemas, desilusión,
hostilidad, aburrimiento, desengaño. Son las mujeres las que, siendo

68
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

mejores cuidadoras, se hacen más sensibles a la percepción de problemas


en la relación. Fueron social y culturalmente más entrenadas para ello.
Hombres y mujeres difieren en su sensibilidad hacia la soledad,
porque las expectativas frente a la amistad y a la pareja son variadas:
intimidad o actividades e intereses comunes. Por lo tanto, expectati-
vas disímiles producen diversas situaciones de soledad y diferentes atribu-
ciones. Una mujer connota su soledad con el rechazo por parte de los
hombres. Un hombre podrá reprocharse su soledad por falta de ini-
ciativa para entablar nuevas relaciones sociales.
El estilo atributivo de hombres y mujeres difiere.
En los hombres, la soledad se asocia con un bajo deseo de con-
trol. Son aquellos que no buscan controlar situaciones, ni creen que
puedan hacerlo. Hacen atribuciones fundamentalmente externas y
transfieren la responsabilidad de su soledad a los demás. Esto los lleva
a no movilizar recursos para acercarse a otros, “no vale la pena, dejalo
ahí”. También suelen asignar valor a la “libertad”.
En las mujeres, la soledad se asocia con la percepción de falta de
control. Hacen atribuciones externas en que el control se perfila como
un atributo masculino. El hombre suele ser más asertivo y las mujeres
se someten a ello con rencor, “nunca pude tener vida propia. El es
muy ‘machista’ ”. Con esto se resume la frustración y el sentimiento de
incomprensión y soledad.
En las relaciones amorosas, a las mujeres les interesa ejercer un
control y poder más encubierto e indirecto. Manejan los hilos secre-
tos e invisibles del poder. A esto se refiere un conocido chiste mascu-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

lino que refiere a que todas las discusiones familiares terminan con la
última palabra del hombre, “sí, querida”.
Se trata de las estrategias de búsqueda o equilibrio de poder en
la pareja, donde el poder de las mujeres aparece siempre encubierto.
En el libro El dinero en la pareja, Clara Coria señala recursos “femeni-
nos” de poder oculto alrededor de un tema tabú: el dinero. Éste se
constituye en punto de entrecruzamiento de pasiones individuales,
normas y mandatos sociales y conductas de control social.
Históricamente más alejada de la vida pública y por ende más
aislada, puede pensarse en una modalidad de soledad por aislamien-
to social. Su círculo de pertenencia y de influencia, según clase so-
cial, se veía y se ve reducido al ámbito familiar.

69
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

70
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

XV

LA SOLEDAD EN LOS DISTINTOS


MOMENTOS DE LA VIDA

El fenómeno de la soledad asociada al sentimiento de abando-


no y aislamiento, transitorio o permanente, ocurre a lo largo del
curso de la vida con aspectos característicos de acuerdo al momen-
to de desarrollo del ser humano y del ciclo vital familiar. Está rela-
cionado con la historia de las relaciones interpersonales, que son
fenómenos frágiles.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

No hay acuerdo entre los diferentes teóricos del desarrollo sobre


a partir de qué momento de la vida se puede considerar que los niños
sufren de soledad. C. W. Ellison (1978) considera que “los primeros
signos de soledad aparecen en los primeros tres meses de vida”.
Zick Rubin (1982) señala que niños de tres años y aún menos
pueden experimentar la soledad por aislamiento social (de acuerdo a
la denominación de R. Weiss) con el correlato de sentimientos de
desagrado, aburrimiento y alienación, una vivencia de severo extra-
ñamiento. Un bebé adoptado, que vivió sus seis primeros meses en
una guardería, con falta de estímulos, lloraba con desesperación cada
vez que los padres adoptivos lo levantaban en brazos. La tarea de éstos
consistió en sostenerla en sus “berrinches” y brindarle sensaciones

71
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

placenteras, generando un pequeño núcleo de relaciones íntimas y


un nuevo entorno social. La asistente social que los visitaba no pudo
reconocer, seis meses después, en la criatura dulce, juguetona y apaci-
ble, a esa nena hosca y de mal genio que recordaba.
Sigmund Freud (1926) vincula la angustia de separación exce-
siva con el miedo a quedar solo y abandonado, fuente de dolor psí-
quico y de afecto de duelo.
El fenómeno de la interacción humana está al servicio de la
vida. En el hombre, la presencia de un “otro” que nos reconozca
contribuye al reconocimiento de “uno mismo” desde la perspecti-
va del “otro significativo” (P. Berger y T. Luckmann, 1972; H.
Gerth y C. Wright Mills, 1963). Funda nuestro sentimiento de
identidad saber quiénes somos, y nos lleva a nuestro conocimien-
to del otro. Avanzamos hacia lo que Jean Michel Quinodoz (1993)
denomina el sentimiento de una soledad domesticada, base de la
confianza en las relaciones con uno mismo y con el otro. La sole-
dad, para el autor, posee dos caras: “una mortal consejera”, un
sentimiento hostil; o bien, cuando domesticada, cuando se logra
elaborar las angustias de separación y pérdida, se transforma en un
recurso creativo valioso.
H. S. Sullivan (1953) destaca que la soledad como carencia de
intimidad sólo puede ser sentida en la preadolescencia (9-12 años), des-
pués del surgimiento de relaciones íntimas y de compromiso personal.
D. Perlman (1988) cree en la aparición temprana de la expe-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

riencia de soledad (7-8 años), en el momento en que los niños com-


prenden y son capaces de responder a una escala de evaluación sobre
el tema. Estos datos se correlacionan con los resultados en tests
sociométricos: niños rechazados se sienten solos.
Los teóricos del desarrollo enfatizan, en general, la influencia de
las experiencias infantiles sobre la vida social posterior: el apego, la
amistad, la intimidad. Su fracaso condiciona la aparición de pertur-
baciones emocionales, tales como ansiedad, depresión, desapego y
soledad (J. Bowlby, 1989; M. Ainsworth, 1978).
Los niños cuyos lazos de apego temprano fueron amenazados por
el divorcio parental son más proclives a sentir soledad. La soledad en
los jóvenes se vincula en muchos casos a la separación de los padres,

72
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

sobre todo cuando esto significa el abandono de uno de ellos (E.


Muchinik, S. Seidmann y L. Acrich, 1998, inédito).
Las relaciones de los niños con sus padres condicionan también
las relaciones de los niños con sus pares. Si éstas son de pobre calidad,
favorecen la soledad adolescente.
Las personas que experimentan soledad consideran la relación
con sus padres en la infancia como fría, alejada, no confiable, insatis-
factoria y desagradable (Perlman, 1988).

Pese a que las representaciones de la cultura relacionan a la


juventud con la edad de la sociabilidad, la experiencia de soledad se
hace clara y patente en la adolescencia (la autopercepción de soledad
es máxima: 79% en los menores de 18 años), momento de la vida en
que hay un doble movimiento con sus figuras de apego, se desapega
de los padres de la infancia y busca nuevas relaciones con sus pares.
Se trata de un momento en que el adolescente está entre dos familias,
la de origen y su familia futura. Es habitual escuchar las quejas adoles-
centes por su soledad.
La transición trae aparejada un sentimiento de soledad
existencial, una profunda conciencia de estar solo o desgajado del
mundo, y el sentimiento de incomprensión de la que se acusa a los
padres. Son los dilemas de la separación del mundo conocido y segu-
ro de los padres y de la posibilidad de renunciar a una visión
egocéntrica y omnipotente que relativiza los conocimientos y valo-
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

res acerca del mundo. El ya no podrá cambiar todo a su antojo. El


crecimiento le plantea, de manera desafiante, valores opuestos: ape-
go/separación, fusión/aislamiento. Va cambiando su grupo de perte-
nencia, de los padres a los pares.
La soledad fue descripta en la adolescencia vinculada con el
fracaso en la satisfacción de necesidades de relación con pares y rela-
ciones íntimas, es decir, la falla en la obtención de un sentido de
comunidad, sentimiento de pertenencia a una estructura social que lo
sostiene (Pretty y col., 1994). Se enfatiza el rol de la comunidad o
sistema social amplio en la provisión de posibilidades de desarrollo y
concreción de metas adolescentes, no siempre claras, y esto condicio-
na la marginalidad.

73
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
EVA MUCHINIK - SUSANA SEIDMANN

Se destacan así los aspectos ambientales y sociales de la sole-


dad. Una consecuencia de esta situación es el suicidio adolescen-
te que puede resultar epidémico, como ocurrió en la localidad de
Gobernador Gálvez, Santa Fe, Argentina, en 1993. Frente a la
imposibilidad de responder a demandas contrarias y contradicto-
rias, la única salida que se perfilaba fue la autodestrucción. Resul-
tó impactante la seguidilla de suicidios adolescentes en una loca-
lidad afectada por una fuerte desocupación y en la que eran más
relevantes las frustraciones y fracasos que los logros de la vida. El
suicidio como solución se erigió en salida. Tampoco se visualizaba
algún apoyo de vínculos cercanos. El adolescente estaba solo frente
a un mundo difícil y hostil.
Los autores señalan dos ámbitos importantes de desarrollo, la
escuela y el vecindario (Pretty y col., 1994). Los adolescentes
poseen en la sociedad urbana múltiples interacciones que no ge-
neran apoyo social.
Los adolescentes suelen tener expectativas mayores que sus habi-
lidades y posibilidades sociales, de ser exitosos sociales, ser buscados y
admirados. Erik Erikson lo denomina “difusión del rol”, falta de defini-
ción social de su rol y “moratoria psicosocial”. Con una idea pobre de
quiénes son y adónde van les dificulta el vínculo con los pares y los
predispone a la soledad. Según cómo resuelvan esta etapa, se posibili-
tará el acceso a la intimidad o la caída en el aislamiento, la difusión del
rol, relacionado con el miedo a la pérdida de la identidad.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

El locus de control que utilizan es básicamente externo, de allí la


permanente crítica social. La responsabilidad de los fracasos es de los
demás y ellos se perciben como víctimas de la incomprensión adulta.
Para los adolescentes el vínculo más importante son los amigos,
así como lo son para los niños los lazos primarios con la familia.

En la juventud, la soledad aparece en experiencias de inserción


en ámbitos institucionales desconocidos. Funciona también como
acicate para conocer gente nueva, trabar relaciones de compañeris-
mo y amistad, algunas de por vida. Esta es una etapa de inicio de
consolidación de vínculos, de experiencias e intereses compartidos.
La “amistad” es un vínculo que remite a la libre elección.

74
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.
AISLAMIENTO Y SOLEDAD

La soledad se expresa también en la relación de pareja.


Por esta razón los jóvenes se sienten particularmente solos los
días viernes y sábado a la noche, si no se concretan las expectativas de
encuentros sociales. Ésos son momentos probatorios decisivos de su
aceptación y éxito social. El que inicia una ruptura amorosa sufre de
menor soledad que el que fue rechazado, ya que tiene un cierto con-
trol sobre la situación.

En la mediana edad, un buen matrimonio provee la intimidad, el


afecto, la identidad y el cuidado necesarios para el bienestar físico y
psíquico. El amor en la adultez implica la integración de apego, pro-
tección y vínculo sexual.
En esta etapa de la vida se dan los menores porcentajes de sole-
dad (53% entre 45-54 años; 37% para mayores de 55 años) (Perlman,
1988). No obstante, resultan alarmantes las cifras propuestas porque
incluyen casi a la mitad de la población. Esto resulta coherente con el
aumento de personas que viven solas en las grandes ciudades.
La situación se agrava en el caso de solteros y en familias
uniparentales, divorciados, viudos.
La soledad también puede aparecer dentro del matrimonio,
cuando hay mucha disparidad de actividades e intereses entre los
cónyuges. Disminuye la satisfacción con el matrimonio, así como
la vida sexual y la permanencia de la relación se transforma en
rutina y aburrimiento.
Copyright © 2009. Eudeba. All rights reserved.

Un momento crucial para la soledad se produce en la celebra-


ción de fiestas, en particular las de fin de año. Los solteros y divorcia-
dos toman mayor conciencia de su aislamiento y su carencia, deseo y
necesidad de vínculos sociales más íntimos. Aumenta la frustración y
el sentimiento de fracaso social, con envidia a las parejas.
Jenny Jong-Gierveld (1986) relaciona redes, género y soledad.
Destaca que la soledad en los hombres está fuertemente asociada con
la calidad percibida de la relación con su mujer, pareja y confidente.
En cambio la soledad en la mujer se asocia marcadamente con la
evaluación subjetiva de su red en general.
Un estudio realizado por Stokes (Perlman, 1988) señala que la
gente con redes más densamente interconectadas tiende a sentirse

75
Muchinik, E., & Seidmann, S. (2009). Aislamiento y soledad. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
Created from autonomadeicasp on 2020-06-06 19:39:22.

También podría gustarte