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EXTENSIÓN EL CARMEN
Química
SEMESTRE: Primero
2018(1)
INTRODUCCIÓN
La nomenclatura química crea un conjunto de símbolos económicos en tamaño pero
potentes en significado, que permiten el entendimiento entre las comunidades de
diferentes campos científicos, no solo de químicos, sino de todos los científicos. Debido
a tan cosmopolita uso, es de crucial importancia, tanto en la actualidad, como en el
pasado, disponer de un sistema de reconocimiento de la sustancia con la cual se está
trabajando. El principal objetivo de la nomenclatura química es la de proveer una
metodología para asignar descriptores a las sustancias químicas para que puedan ser
identificadas sin ambigüedad, y así permitir la comunicación, la cual según Kuhn ( 1970;
2010) es el prerrequisito fundamental para la creación de una comunidad científica,
aunque evidentemente aquí estaríamos hablando de crear la comunidad de comunidades
científicas. Los descriptores que se emplean son de dos tipos, estructuras y nombres, y
esa es la razón por la cual el capítulo de nomenclatura química está íntimamente al de
formulación, ambos en sentido laxo de la palabra son modos de dar una descripción a una
sustancia química (Connelly et al., 2005).
Hay que destacar que la nomenclatura química comparte mucho de su más antigua pero
menos conocida hermana mayor, la nomenclatura biológica, y no es solo que una se funda
bajo los preceptos de la otra, sino también que ambas comparten problemas semejantes.
En biología es común asignar un nombre científico a una especie, y luego darte cuenta de
que lo que creías era una especie única en realidad es un conjunto de especies
evolutivamente relacionadas, por lo que tu descriptor se transforma en un género y las
demás se vuelven especies. En química pasa algo semejante, das un nombre a una
sustancia, pero con el mejoramiento tecnológico y los requisitos de la industria te das
cuenta de que lo que has estado fabricando no es una, sino un conjunto de sustancias
estrechamente relacionadas estructural y reactivamente. Aunque dependiendo del campo
de estudio no es estrictamente necesario tener un nombre único para cada sustancia única,
ese es el objetivo ideal. En caso de no lograrlo, el objetivo secundario es el de minimizar
la cantidad de nombres aceptables (Connelly et al., 2005).
MARCO TEÓRICO
En Egipto se conoció el oro y la plata debido a su alto grado de utilidad para embellecer
los templos, palacios y tumbas de las clases más altas que constituían el poder, así como
el uso de adornos y bordados que se hacían a los sacerdotes para la decoración de su
cuerpo y sus vestidos como los creados al sacerdote levita Aarón hermano de Moisés
perteneciente al clero que era la clase social más alta de la época. Estos metales se
obtenían por el proceso de levigación que consistía en pulverizar la roca para un posterior
lavado en artesas de madera, finalmente se trataba con esponjas las cuales se quedaban
adheridas a este recipiente formándose una lámina del metal oro que causaba gran
admiración debido al color atractivo que poseía (Suárez et al., 2009).
Para el año 2.500 a.C. el oro fue llamado “Nub” nombre que adquirió porque era
explotado de la Nubia (Díaz, 1981), región que queda al sur de Egipto conquistada por el
tercer faraón de la dinastía I, según su origen se conocían dos clases de oro, el que
provenía de las montañas llamado “Nub-en-set” y el que provenía de los ríos llamado
“Nub-en-um”, por el contrario la plata era llamada “electrón” además existía otro metal
muy conocido el cual se observaba cuando se utilizaba el oro que contenía proporciones
altas de plata, por lo tanto se obtenía un metal de color blanco llamado “asem” o
“electrum” nombre otorgado por otras civilizaciones de Grecia, en donde además los
metales como el cobre, estaño, hierro, plata y oro eran usados en la fabricación de vasos,
trípodes y vasijas empleados para satisfacer las necesidades de las clases sociales más
bajas y los lujos de la nobleza y el clero (Suárez et al., 2009).
De la misma manera en el año 2.500 a.C. las dinastías egipcias III y VI conocieron otros
metales como el cobre al cual se le denomino “chomit” nombre que correspondería a las
aleaciones de este metal, sin embargo en las épocas primitivas lo llamaron “kalkos” y
“aes chyprium” nombre que se le otorgó por encontrarse en la isla Chipre ó “operet”
debido al color que presentaba, pues esta palabra deriva de la palabra “aphar”, que
significa tierra rosada. Por otro lado Huertas, (1981) sostiene que la civilización egipcia
le otorgó nombres como “chomit” y después se le conoció como “men”, “tehsel”,
“opheret”. “Opheret” y “Baen-pet” significa hierro del cielo debido a su origen meteórico
obtenido a partir de la fundición de minerales como limonita y magnetita (Suárez et al.,
2009).
Iatroquímica
La capacidad que tenía un cuerpo para arder se debía, según esta teoría a la existencia en
su composición de una determinada y especifica sustancia llamada flogisto. De acuerdo
con la doctrina del químico y médico Alemán Stahl (1660 – 1743), si una sustancia ardía
o algún metal se calcinaba se producía flogisto. Stahl explicó la combustión del azufre y
su recuperación después de tratarlo con “sal de tártaro” carbonato potásico. Por su parte
Joseph Black (1728 – 1799) reconoció la existencia de un gas en algunos minerales hoy
conocidos como carbonatos que se desprendía de ellos por calentamiento y cuyas
propiedades eran distintas a las del aire común a la que le dio el nombre de “aire fijado”
por ser fijado por la cal, actualmente este aire es conocido como dióxido de carbono.
Black considera el cloro como uno de los cuerpos más notables de la química, en 1774
Mr. Scheele (1742 ¬ 1786) le da el nombre de “ácido muriático deflogisticado”, cuando
Black le añadió oxígeno al “ácido muriático” y al observar cambios de aspecto y
propiedades lo llama “ácido oximuriático” (Huertas, 1981).
En el siglo XVIII Lavoisier (1743 – 1794) ataca los constructos del flogisto sin
contemplaciones, tras encontrar varias dificultades en esta teoría como la explicación
poco satisfactoria que tenían los seguidores del flogisto al afirmar que cuando un metal
se calcinaba perdía su flogisto y la cal que quedaba pesaba más que el metal original, algo
muy contradictorio que un cuerpo gane peso por la pérdida de parte de su composición.
De manera que una vez excluida la idea del flogisto, Lavoisier produce una verdadera
revolución química. Guyton, Berthollet, Fourcroy, G Monge, A. Seguin y N. L.
Vauquelin se unieron a las ideas de Lavoisier y decidieron vincularse a la revista Annals
de Chimien fundada por Lavoisier y su joven discípulo Pierre Adet (1763 – 1834), en el
año 1789.
La nomenclatura tradicional
La nomenclatura Stock
En este contexto ingresa Alfred Stock (1876-1946) quien introdujo un nuevo sistema para
nombrar a las sustancias, y debido a que gran influencia, facilidad de uso y amplia
aceptación es denominado simplemente como el sistema Stock en 1919. El sistema Stock
fue diseñado para compuestos binarios con el objeto de ser un sistema simple, claro y
entendible de forma inmediata, así como aplicable generalmente de forma inmediata. Para
1921 la Asociación internacional de química pura y aplicada reasumió el objetivo de
buscar un nuevo sistema más racional para nombrar sustancias a nivel orgánico,
inorgánico y biológico (Kauffman & Jørgensen, 1985). En 1924 una comisión de
químicos alemanes recomendó que el sistema Stock debía aceptarse sobre el viejo sistema
tradicional con algunas modificaciones.
A pesar de que la nomenclatura Stock ya llevaba varias décadas circulando, no fue del
todo exitosa. El primer reporte de la comisión de la IUPAC para la nomenclatura
inorgánica se dio en 1940, casi 20 años después de que fuera formulada, donde al fin se
le daba luz verde para ser académicamente válida y por lo tanto objeto de enseñanza en
los centros de entrenamiento universitario y en las aulas escolares básicas. Durante los
años siguientes la comisión para la nomenclatura inorgánica se fue organizando más y
más publicando lo que ahora se conoce como el libro rojo de la nomenclatura inorgánica
en los años sucesivos de 1959, 1971, 1977, 1990 y 2005 (Connelly et al., 2005).
Con el paso de los años la nomenclatura Stock también fue quedando en desuso en favor
de un sistema nuevo, que se conoce como la nomenclatura sistemática. Aunque al igual
que con otras nomenclaturas, se ha convertido en algo problemático. El problema emerge
por el hecho de que los textos de química no nos introducen la nomenclatura sistemática
completa, sino más bien una mezcla más bien rara del sistema Stock, el sistema
tradicional y el sistema IUPAC para usos concretos (Chang & Overby, 2011; Chang,
2010). De esta manera los compuestos binarios se nombran por cualquiera de las tres,
pero los ácidos y sales siguen enseñándose casi que exclusivamente bajo el sistema
tradicional, que ya para inicios del siglo XX estaba haciendo agua.
ELABORAR UN MAPA CONCEPTUAL DONDE SE VISUALICÉ UNA LÍNEA DEL TIEMPO
DE LA HISTORIA DE LA NOMENCLATURA
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DE LA
NOMENCLATURA QUÍMICA
Primero que todo la nomenclatura química es un conjunto dereglas que se utilizan para
nombrar todas aquellas combinaciones que se dan entre los elementos y los compuestos
químicos, este conjunto de reglas es impuesto actualmente por la IUPAC
(UniónInternacional de Química Pura y Aplicada, por sus siglas en inglés) ya que esta es
la máxima autoridad en nomenclatura, la cual se encarga de establecer las reglas
correspondientes.
BIBLIOGRAFÍA