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ENFOQUES DEL DERECHO

Uno de los aspectos fundamentales que debemos tener en cuenta en el estudio


del Derecho es la óptica o la perspectiva desde donde se le mira, lo que en últimas
viene a determinar el enfoque que se le otorga a dicha ciencia.

La gran mayoría de doctrinantes entiende la experiencia jurídica como una


experiencia normativa, es decir admiten el enfoque normativo, dicho enfoque es
defendido por importantes juristas, entre ellos el profesor Norberto Bobbio, quien
de manera exquisita, clara y muy convincente desarrolla la exposición de los
argumentos que soportan dicha teoría en el capítulo primero de su libro
“fundamentos generales del Derecho”, que constituye en esta oportunidad nuestro
principal objeto de estudio, y que se ocupa, no solo de abordar el enfoque
normativo del Derecho, sino que además, pone de relieve la existencia de otras
teorías que dirigen sus razones en orden de justificar la existencia de enfoques del
Derecho distintos del normativo, lo que para nosotros resulta bastante interesante
a la hora de formular criticas resultantes de estudios comparativos entre unas y
otras teorías.

En primera medida es conveniente cuestionarnos a cerca de ¿Cuál es el correcto


enfoque que debe dársele al Derecho? Así como también preguntarnos si ¿es
conveniente asignarle un único enfoque al Derecho? En aras de satisfacer
nuestras inquietudes, procedemos a adentrarnos en el estudio particular de cada
una de las teorías.

La teoría del enfoque normativo, sugiere entender el Derecho como un sistema de


normas o reglas de conductas, es pertinente aclarar que la connotación o el
sentido que debe dársele a la expresión “norma” es el más amplio posible, ya que
el autor pretende comprender con dicho concepto, no solo normas del ámbito
jurídico, sino también normas de conducta, religiosas, morales, sociales, etc. La
idea que transmite Bobbio es bastante clara, el considera, que es ese gran
torrente de normas las que matizan el Derecho, pero además son esas normas,
las que de un modo más o menos directo afectan o impactan la vida del hombre,
ya que son ellas las que “han contenido la corriente de las pasiones, de los
intereses, de los instintos dentro de ciertos límites y que han permitido la
formación de aquella sociedad estable, con sus instituciones y ordenamientos,
que llamamos civilización”.

Siguiendo este orden de ideas, es comprensible la pretensión principal del autor


que aflora desde sus primeras líneas, cual es, volvernos conscientes de nuestra
realidad tan ligada a los preceptos normativos, ligadura que nos sujeta desde
antes de nuestro nacimiento, hasta después de nuestra muerte, lo que es
evidenciable en nuestro ordenamiento jurídico, en el primer caso, el articulo 91.
Del Código Civil, preceptúa que, “La ley protege la vida del que está por nacer.” Y
en el segundo caso podemos también ubicar normas del derecho civil referentes a
las sucesiones, y más específicamente a la sucesión testamentaria, que constituye
el derecho de quien ya falleció, de que se cumpla su voluntad expresada en el
testamento.

Por otra parte nos encontramos en gran medida atraídos por los argumentos de
esta teoría, pero definitivamente es prematuro casarnos con una postura en este
momento, todavía preliminar, donde no más hemos agotado el estudio del primer
enfoque, es por ello procederemos a la revisión cuidadosa de las demás teorías.

En oposición al enfoque normativo del Derecho, encontramos la teoría del


Derecho como institución; los principios de esta teoría fueron desarrollados por el
jurista italiano Santi Romano, quien sostuvo la equiparación del ordenamiento
jurídico como una forma social organizada, el institucionalismo es por tanto “ uno
de los intentos de encontrar una vía de salida a los muchos problemas creados
por una concepción estrecha del Derecho, concebido fundamentalmente, como
mandato del “superior político” o del Estado, y de la ciencia jurídica vista como
ejercicio puramente lógico y sistemático sobre normas.” Para Romano los
elementos constitutivos del concepto Derecho son tres: la sociedad (como base de
hecho de donde deriva su existencia; el orden (como fin al cual tiende el Derecho)
y por último, la organización (como medio para realizar el orden). Esta sociedad
organizada y ordenada es lo que Romano llama institución.

De los postulados que sustentan la teoría de Romano, entiende Bobbio, que los
dos primeros son necesario, pero no alcanzan el grado de ser suficientes, grado
que si alcanza el último de los elementos, el referente a la organización, que
además entiende Bobbio como como la razón del Derecho, sin cual este no sería.
Por otra parte, y en última instancia, manifiesta Bobbio que hay en los postulados
de Romano un pequeño detalle que devela una incongruencia, cual es el de
admitir que toda sociedad sea jurídica, lo que para Bobbio claramente no es así.

Un aspecto importantísimo que reconoce Bobbio de la teoría institucionalista, es el


mérito de haber ampliado el horizonte de la experiencia jurídica más allá de las
fronteras del Estado. Haciendo del Derecho un fenómeno social y considerando el
fenómeno de la organización como criterio fundamental para distinguir una
sociedad jurídica de una sociedad no jurídica, además reconoce Bobbio, que esta
teoría rompió el círculo cerrado de la teoría estatalista del derecho, que considera
derecho solamente al estatal.

En última instancia nos encontramos con la teoría del Derecho como relación, y
más precisamente como relación intersubjetiva, la cual nace de la misma idea
fundamental que dio vida a la teoría de la institución, esto es, de la idea de que el
derecho es un fenómeno que tiene sus orígenes en la sociedad.
Mediante el estudio de estas tres teorías nos permitimos concluir que en efecto
existen entre ellas importantes puntos de relación, lo que lleva a concluir, que
contrario a lo que prima face podría pensarse, que se excluyen, más bien debe
aceptarse que entre ellas se da una relación de complementación

Norberto Bobbio entiende que cada una de estas teorías pone de relieve un
aspecto de la multiforme experiencia jurídica: el aspecto de la intersubjetividad, el
aspecto de la organización social y el aspecto de la regulación, lo que en definitiva
da respuesta a los interrogantes antes planteados, es decir, no hay un enfoque
correcto, ya que los tres en conjunto integrar los enfoques adecuados desde
donde es conveniente mirar el Derecho.

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