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MÓDULO 3 1

EL PROCESO ORDINARIO
ACTOS DE PROPOSICIÓN DE LA DEMANDA

PRÓLOGO.- Debe entenderse y leerse el texto que viene en contenido, no tanto


como una necesidad de conocimiento o entendimiento teórico, sino más, como una
necesidad didáctica, permitiendo a los replicadores de este módulo, un acceso y un
contacto previo con el lector replicante, quien tendrá a la misma como un material
de apoyo en su lectura completa del Código Procesal Civil, apoyo que le permitirá
acceder a las herramientas procesales y procedimentales contenidas en la normativa
legal adjetiva con más soltura; entendiendo que la norma escrita, necesita siempre
de un apoyo doctrinario previo o posterior.

1.- EL PROCESO.- A pesar de su similitud con el vocablo “juicio” y existiendo a


la vez discusión con esta comparación o equiparación, también debe entenderse en
sentido amplio al proceso como causa y/o pleito; pero, es necesario precisarla y
decimos que el proceso es un conjunto de actos procesales y procedimentales (actos
que operativizan el proceso) que devienen de los sujetos procesales, concatenados y
preclusivos, tendientes a resolver una controversia sometida a conocimiento de la
autoridad jurisdiccional.

No debemos olvidar, que el Código Procesal Civil contiene normas adjetivas (de
derecho procesal) que buscan efectivizar los derechos subjetivos contenidos
genéricamente en un código sustantivo; pero a su vez, un código procesal contiene
normas que la efectivizan u operan (disposiciones procedimentales), que
materializan la norma procesal, ejemplo cuando se dispone en decreto “traslado”
con una impugnación, cuya existencia procesal se encuentra contenida en las
normas que refieren a los recursos y cuya exigencia de operatividad o
funcionalidad procedimental está contenida en dicho decreto; siendo cierto
también, que la norma procesal muchas veces lleva consigo tácitamente el
procedimiento (aunque algunos procesalistas nieguen tal distinción).

Tomando en cuenta también, la existencia en el proceso de los elementos subjetivo


y objetivo, así como la actividad; representado en primero por las personas
facultadas en su inicio, impulso, extinción y decisión; el elemento objetivo, está
constituido por la pretensión y petición; por último, la actividad comprende el 2
conjunto de actos que deben cumplir los sujetos procesales desde el comienzo del
proceso hasta la decisión que la termina, actividad que se da un lugar, en un tiempo
y con una forma.

2.- LA DEMANDA.- Doctrinalmente y siguiendo a Hugo Alsina se


considera a la demanda, como aquel medio hábil para ejercer el derecho a la
acción; siendo evidentemente que es la forma común de ejercitarlo o
hacerlo operable procedimentalmente.

Procesalmente, la demanda es el acto de iniciación procesal por


antonomasia o excelencia (diferenciándose de la pretensión procesal en que
aquella –la demanda– se configura con motivo de la petición formulada
ante un órgano judicial para que disponga la iniciación y el trámite del
proceso).

"La acción no es otra cosa que el derecho de perseguir en juicio lo que a uno
se le debe"; es, el acto procesal de petición de derecho subjetivo que
contiene la demanda, última que constituye el acto procesal material o
tangible que contiene la acción y la pretensión dirigida a la contraparte (así
como la petición).

Ahora nos toca deducir que la pretensión, es la figura –eminentemente-


procesal, que consiste en realizar una manifestación de voluntad (voluntad
declarada) ante el ente jurisdiccional, para hacer valer un derecho o pedir el
cumplimiento de una obligación. Principalmente, es un acto jurídico que da
lugar a la iniciación del proceso, pues esta manifestación se ve plasmada en
la demanda del actor o demandante, quien en ejerciendo una acción legal
pretende que el Juez le reconozca un derecho y se provea hacia el reo o
demandado de manera coercitiva y eventualmente coactiva (la primera
como simple posibilidad de ejercer la fuerza para el logro del cumplimiento
buscado y la segunda como el ejercicio efectivo de esa fuerza).

Este acto jurídico, sin lugar a dudas presupone la existencia doctrinal


(clásica) de tres sujetos en una relación jurídica, los cuales son:

- El Pretendiente (Actor o Demandante).

- El Pretendido (Reo o Demandado).


- El Ente con la Tutela Jurisdiccional (El Juez). 3

Aunque ahora, el art. 27 del Código Procesal Civil ha tomado nueva


tendencia doctrinal, estableciendo que las partes esenciales del proceso son
la o el demandante, la o el demandado y el tercero (en los casos previstos en
la misma norma adjetiva); pero, si se toma con toda fuerza semántica que el
código procesal ahora habla de pretensiones (art. 12) y no de acciones como
en el código de procedimiento civil (art. 10), lo correcto es hablar de
pretendientes y pretendidos; pues evidentemente la discusión de fondo en
los procesos son las pretensiones y no las acciones y las demandas.

Como toda figura procesal, se puede decir que la pretensión es titular de


ciertas características muy propias, que son:

- Es un acto jurídico.

- Es una manifestación de voluntad.

- Es un acto individualizado.

- Es un derecho cierto y determinado.

- Es un derecho subjetivo.

Expliquemos que, derecho subjetivo son las facultades o potestades


jurídicas inherentes al hombre por razón de naturaleza, contrato u otra
causa admisible en derecho. Un poder reconocido por el ordenamiento
jurídico a la persona para que, dentro de su ámbito de libertad actúe de la
manera que estima más conveniente, a fin de satisfacer sus necesidades e
intereses junto a una correspondiente protección o tutela en su defensa,
aunque siempre delimitado por el interés general de la sociedad. Es la
facultad reconocida a la persona por la ley que le permite efectuar
determinados actos, un poder otorgado a las personas por las normas
jurídicas para la satisfacción de intereses que merecen la tutela del Derecho.

Un derecho subjetivo nace por una norma jurídica, que puede ser una ley o
un contrato, a través de un acuerdo de voluntades para que pueda hacerse
efectivo este derecho sobre otra persona determinada incluso.

La cara contrapuesta de un derecho subjetivo es una obligación; derecho


supone para una o más personas una obligación de respetarlo, ya sea de
forma activa (obligación de hacer) o pasiva (obligación de no hacer).
Atendiendo a su efecto, se distingue entre derechos subjetivos relativos o 4
absolutos:

 Derecho Subjetivo Relativo: Se hacen valer ante otra persona o


personas concretamente identificadas.
 Derecho Subjetivo Absoluto: Se hacen valer ante todas las
personas que integran la sociedad.

3.- LA DEMANDA EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL.-

Art. 110. (FORMA Y CONTENIDO DE LA DEMANDA). La demanda


será escrita, salvo disposición expresa en contrario, y deberá reunir los
siguientes requisitos de forma y contenido:

1. La indicación de la autoridad judicial ante quien se interpusiere.

2. Suma o síntesis de la pretensión que se dedujere.

3. El nombre, domicilio y generales de la parte demandante o del


representante legal, si se tratare de persona colectiva.
4. El nombre, domicilio y generales de la parte demandada. Si se tratare
de persona colectiva, la indicación de su representante legal.

5. El bien demandado designándolo con toda exactitud.

6. La relación precisa de los hechos.

7. La invocación del derecho en que se funda.

8. La cuantía, cuando su estimación fuere posible.

9. La petición formulada en términos claros y positivos.

10. Las firmas de la parte actora o apoderado y de la abogada o abogado.

Debe comentarse especialmente respecto a los numerales 5, 6, 7 y 8;


refiriendo que el bien demandado, estará generalmente inmerso en
mención que se realice de la pretensión ya incluida en el numeral 2, por
ejemplo, la demanda como instrumento procesal puede contener la acción
de reivindicación de inmueble, entonces la pretensión será el retorno de tal
bien en la esfera de dominio material de su propietario restableciéndose a 5
su estado anterior (a la eyección), cuya petición será la entrega del mismo
bajo prevención o apercibimiento de desapoderamiento; consecuentemente,
el bien es el inmueble desposeído.

La relación precisa de los hechos, tendrá prevalencia ante la eventualidad


de aplicación del principio iura novit curia, en virtud del cual el juez es el
único dotado de la facultad específica de administrar justicia aplicando e
interpretando la norma para resolver los conflictos de los particulares, sin
embargo, debe pronunciarse sobre el tema que las partes han planteado, sin
transgredir, ignorar o modificar lo pedido, en virtud también de otro
principio: el de Congruencia Procesal; por tal, este principio está referido a
la concordancia existente entre el pedimento planteado por las partes y la
decisión que de tal pedido desprende el juez; quedando entendido que el
juez no puede modificar el petitorio ni los hechos planteados en la
demanda. Es decir, debe existir una adecuación entre la pretensión u objeto
del proceso y la decisión judicial; pero también debe aclararse que si este
principio permite una actividad probatoria más prolija (incluso del Juez), la
verdad (material) que se busca será aquella procesalmente operada o
conseguida.
Ahora, la invocación del derecho en el cual se funda la demanda, es un tema
en la cual no existe total acuerdo procesal; en el entendido de que existe
criterios varios de lo que debe entenderse como tal y conforme a la
necesidad del numeral 7; muchos identifican a este requisito simplemente
al derecho subjetivo pretendido por la parte demandante (ejemplo: derecho
a la propiedad, del cual se desprenden pretensiones y peticiones varias),
otros lo identifican a la necesidad de citar el artículo normativo respectivo
sustantivo o adjetivo.
Respecto a la cuantía debe indicarse, que este requisito ha dejado de tener
la preeminencia procesal que antes tenía, pues debe afirmarse que la
cuantía como criterio de definición de la competencia (art. 11) ha sido
desplazado por los criterios de materia y territorio, condiciendo y siendo
concordante con la eliminación o supresión de una escala jerárquica
(juzgados de partido y/o instrucción) en la jurisdicción civil.
La demanda será entonces iniciada e impetrada conforme el principio
procesal de disposición (art. 1 numeral 3), cuya implicancia de poder de la
pretensión de los sujetos implicados en la búsqueda de tutela judicial;
consecuentemente, el derecho al debido proceso (art. 4) empieza con este
acto procesal, buscando justicia y/o equidad (como justicia natural opuesta 6
a la ley escrita o formal) y en el que sus derechos se acomoden a lo
dispuesto en la ley.

4.- LA VOLUNTAD DECLARADA Y LA COMPETENCIA.- La


doctrina al definir el consentimiento afirma que éste resulta del encuentro
de las voluntades de los contratantes; cada parte que interviene en un acto
jurídico manifiesta su voluntad o aceptación separadamente y al coincidir
todas ellas en el mismo objeto, se forma el consentimiento. Ahora bien, la
voluntad se presenta primeramente como algo interno, como un deseo, un
querer, esta etapa se conoce en la ciencia del derecho como voluntad interna
o voluntad real. Es posible que una persona al expresar su voluntad lo haga
de modo tal que lo que piensa, desea o quiere, no se corresponda con lo
expresado; en este caso, se dice que existe un divorcio entre la voluntad
interna o voluntad real y la voluntad declarada, entre voluntad real y
declaración. En torno a esta cuestión se han desarrollado varias teorías,
entre las cuales se destacan: a. La teoría de la primacía de la voluntad real
(interna) sobre la declaración. b. La teoría de primacía o prevalencia de la
voluntad declarada sobre la voluntad interna o voluntad real. c. La teoría de
la responsabilidad. d. La teoría de la buena fe.
Teniendo claro, que el Código Procesal Civil tiene asumida la prevalencia de
la voluntad declarada sobre la voluntad interna o la voluntad real; debe
concatenarse esta premisa con las reglas de competencia (art. 12), donde
como se ya se dijo no se habla de acción o derecho, sino, de pretensión o
pretensiones, divididas en reglas aplicables a las demandas con
pretensiones reales o mixtas, personales y en pretensión sucesoria.

5.- DOCUMENTAL.- La vertiente o antecedente claramente es el Código


de Procedimiento Civil, que preveía el acompañamiento de documentos con
la demanda, evidentemente un gran avance constituye la iniciativa
probatoria del juez impuesta por ley, en la posibilidad de conminatoria en el
requerimiento documentario y con plazo de 3 días.

Art. 111. (PRUEBA CON LA DEMANDA).

I. Se acompañará a la demanda la prueba documental


relativa a su pretensión. Si la parte no dispusiere de documentos a
tiempo de presentar la demanda se indicará en ésta, el contenido y el 7
lugar donde se encuentren y se solicitará su incorporación al
proceso. En este último caso, la autoridad judicial de oficio
conminará la remisión de la documentación requerida en un término
no mayor a tres días.

II. Si la parte pretende producir otros medios de prueba,


deberá señalarlos precisando los hechos que quiere demostrar.

III. Podrán ser propuestas con posterioridad a la demanda las


pruebas sobrevinientes referidas a hechos nuevos, y las mencionadas
por la contraparte a tiempo de contestarla y reconvenirla.

Claramente estos dos últimos parágrafos, refieren a toda prueba legalmente


admitida y no sólo a la prueba documentaria, misma que debe ser precisada
y concordante con los hechos a demostrar (ejemplo: en una acción de
anulabilidad por falta de consentimiento, la pretensión será la declaración
de invalidez del documento, como hecho primigenio a demostrar estará la
no participación de la parte demandante en la suscripción del contrato, por
tal la prueba conducente e idónea será la documental y la pericial (tal vez
otras más, que dependerán de las circunstancias). Pero, puede darse que
exista un nuevo hecho como la suplantación contractual -en la persona que
demanda- por persona conocida, por tal habrá un nuevo hecho que
demostrar a cuyo objeto se podrá aportar prueba.

Art. 112. (DOCUMENTOS POSTERIORES O ANTERIORES). Después


de interpuesta la demanda, sólo se admitirá documentos de fecha
posterior a ella o, siendo anteriores, bajo juramento o promesa de no
haberse tenido conocimiento de los documentos.

El artículo precedente no ofrece mayor dificultad, más aún ante la vigencia


del principio de la verdad material, por la cual debemos propender a la
averiguación de los hechos, en la mayor fidelidad posible, procesalmente
claro.

6.- DEFECTOS EN LA DEMANDA.-

Art. 113. (DEMANDA DEFECTUOSA).


I. Si la demanda no se ajustare a los requisitos señalados en el 8
Artículo 110 del presente Código, se dispondrá la subsanación de los
defectos en plazo de tres días, bajo apercibimiento, en caso contrario,
de tenerse por no presentada aquella.

II. Si fuere manifiestamente improponible, se la rechazará de plano


en resolución fundamentada. Contra el auto desestimatorio sólo
procede el recurso de apelación en el efecto suspensivo sin recurso
ulterior. En caso de revocarse la resolución denegatoria, el tribunal
superior impondrá responsabilidad a la autoridad judicial inferior.

Respecto a la observación a la demanda, no existía criterio unificado


respecto al plazo que debía otorgarse ante tal falencia, pero, es evidente
también que existen procesos que por su naturaleza deben estar
debidamente justificadas y acompañadas con prueba suficiente. También
ahora, sólo está permitido observar la demanda cuando existen errores en
dicho actuado, entonces, no podrá ya observarse la demanda cuando exista
prueba insuficiente que a nuestro entender debe ser presentada, ejemplo,
cuando se trate de un documento pedido en invalidez (nulidad o
anulabilidad), situación que evidentemente debe modularse creemos.

Definir Naturaleza jurídica de la improponibilidad de la demanda no es


suficiente para entenderla perfectamente, es menester enmarcarla en el
rubro de categorías jurídicas a la cual pertenece; para ello debe partirse de
lo que la doctrina llama despacho saneador, figura que constituye una
manifestación contralora por parte del Órgano Jurisdiccional frente a los
diferentes pedidos realizados por la colectividad a fin que se satisfaga una
pretensión. Nos referimos, a la facultad de rechazar in limine una demanda,
explicando que se pretende crear un despacho saneador a fin de obtener un
limpio debate procesal o evitar el dispendio innecesario de la actividad
jurisdiccional, como sucede en muchas ocasiones.

Se crea un nuevo concepto: el rechazo de la demanda sin trámite completo,


que se identifica en igual sentido a la falta de proponibilidad de la demanda;
en este sentido, está referida ya no al momento procesal que se pronuncia,
sino que al hecho de no obtenerse, como se debe y persigue en todo proceso,
una sentencia satisfactiva que conforme la normal terminación de aquel;
consecuentemente, en cualquier estado de la causa, aún al final, se reputa
sin trámite completo; sin embargo, ello deja el vacío de considerarlo como
un despacho saneador, pues parece incongruente con sus finalidades
propias e intrínsecas (evitar la inútil actividad jurisdiccional); entonces, se
ve como necesario abandonar el hecho de considerar que la 9
improponibilidad sólo como un despacho saneador, pues es insuficiente
dicho alcance.

El objeto de la figura, es purificar el ulterior conocimiento de una demanda


o, en su caso, ya en conocimiento rechazarla por defectos formales o de
fondo; para ello, se ha concedido al juzgador (de cualquier materia además)
en su calidad de director y no espectador, controlar que esa petición sea
adecuada para obtener una sentencia satisfactiva; en ese sentido, se
concluye que no es más que una manifestación contralora de la actividad
jurisdiccional, proveyéndose en cualquier estado del proceso, dependiendo
de lo manifiesto y/o encubierto (latente) del defecto que la motive.

Existen tres supuestos de improponibilidad jurídica de la demanda en


doctrina:
a) Improponibilidad subjetiva o falta de legitimación.- El juez tiene
facultades oficiosas para decidir, antes de dar traslado de la demanda, si las
partes no tienen legitimación sustancial para demandar o ser demandadas,
cuando esta carencia sea manifiesta, pudiendo en consecuencia, rechazar in
limine la demanda.
b) Falta de interés.- Corresponde en tal situación la misma solución
anteriormente señalada, los jueces no hacen declaraciones abstractas, por
tanto, quienes interponen una pretensión o quienes se oponen a ella, deben
tener interés para litigar.
c) Improponibilidad objetiva.- Cuando surge en forma manifiesta que la
pretensión carece de sustento legal o porque la demanda tiene un objeto
inmoral o prohibido.

En todos estos casos, la demanda puede rechazarse in limine por carecer de


algún requisito de fundabilidad y ésta ser manifiesta. Expresado de otro
modo, luego de admitida la demanda y tras haberse sustanciado un tramo
del proceso respectivo creemos que, todavía, el juez interviniente advertido
de la improponibilidad objetiva de la pretensión en cuestión, está en
condiciones de desestimarla sin estar obligado a tramitar toda la causa y a
aguardar el momento del dictado de una sentencia de mérito, es decir, en
cualquier estado del proceso.
Si al órgano judicial, se le reconoce la atribución de rechazar in limine una
pretensión, también debe contar con la facultad de desestimar (obviamente,
sin trámite completo) una pretensión cuando comprueba que es
improponible con posterioridad a haber admitido la demanda. Ello en
virtud de los valores procesales, tales como el principio de Economía 10
Procesal y verdad material.
La Demanda objetivamente improponible, presupone un examen en
abstracto y anticipado del caso, avanza sobre las condiciones de
fundamentación o procedencia –atendibilidad- de la pretensión, las cuales
son verificadas por el juez, como regla, en oportunidad de la sentencia de
mérito; pero, no se trata del examen de los meros requisitos de
procedibilidad formal, sino de la decisión final que recae sobre la
atendibilidad sustancial de la pretensión accionada, que determina si en el
caso concurren las condiciones de su admisión.
El juicio de improponibilidad supone un análisis de la pretensión que
concluye con un pronunciamiento sobre el fondo de la misma; se trata de un
juicio general que se funda en el hecho de que la pretensión no puede
plantearse en modo alguno por ante ningún órgano jurisdiccional, ya que
existe un defecto absoluto en la facultad de juzgar, por lo que al
pronunciarse sobre el mérito jurídico de la pretensión, genera cosa juzgada
formal y material.
En la proponibilidad objetiva de la pretensión, el juez deberá consultar el
ordenamiento y comprobar en abstracto si la ley le concede la facultad de
juzgar el caso; no se trata de rechazar la demanda promovida porque no le
asiste la razón, sino porque el objeto de la pretensión no puede ser juzgado.

También se presenta la improponibilidad desde el punto de vista subjetivo,


la cual se centra en el juicio que hace el juez, pero sobre la falta evidente de
interés sustancial en el actor para proponer la pretensión; este juicio es al
sujeto que eleva la pretensión al conocimiento de los órganos
jurisdiccionales, la cual puede derivarse de la falta de:
- Interés sustancial actual;
- Interés propio;
- Algún tipo de interés, y;
- legitimidad, es decir, hay una falta de cualidad o legitimación.

Piero Calamandrei, ubica este juicio, como el análisis que hace el juez a fin
de que el órgano judicial pueda acoger la demanda del reclamante y con ello
satisfacer el derecho de acción que éste ejercita, donde es preciso que ese
órgano se convenza de que tal derecho existe concretamente; y para
convencerse de ello es necesario que verifique la existencia en concreto de
estos requisitos constitutivos de la acción; existencia que constituye el
mérito de la demanda, que el juez debe examinar para valorar su
fundamento y para establecer, por consiguiente si la misma merece ser 11
acogida.

Resumiendo y aplicándolo a nuestro Código Procesal Civil, el juicio de


improponibilidad puede presentarse en dos direcciones:

a) Improponibilidad Objetiva:
Se centra en analizar los efectos jurídicos materiales de la pretensión y la
falta de aptitud jurídica del objeto para ser juzgado en derecho; se trata de
que lo pretendido, no puede ser juzgado absolutamente, alguna veces a esto
le llaman rechazo in limine de la demanda o improponibilidad manifiesta de
la pretensión.

b) Improponibilidad Subjetiva:
Se centra en las condiciones subjetivas, personales necesarias para
interponer la pretensión, estamos en el caso específico de la falta de interés
sustancial en el actor para proponer la pretensión.

Las cuestiones que pueden englobarse bajo el tema de la improponibilidad,


son:
a) Demanda “inhábil” (por no haber sido propuesta ante juez competente),
coyuntura que en algunos ordenamientos justificaría su repelimiento inicial.
b) Demanda “inatendible”, refiere la existencia de un “juicio de
atendibilidad” según el cual no puede atenderse una petición procesal que
no sea seria.
c) Demanda “inútil”, supuesto que guarda relación directa con el ya referido
tema del “interés procesal”.
d) Demanda “irregular” o defectuosa que es aquella que adolece de la falta
de cumplimiento de los recaudos formales prescriptos legalmente para la
confección del escrito de demanda; ante tal situación el juez puede y debe
indicar las falencias que se observan y exigir su subsanación; esta facultad
tiene íntima relación con el principio de saneamiento del proceso.
e) Demanda “imposible”, demanda a través de la cual se reclama algo
fácticamente imposible.
f) Demanda “objetivamente improponible”. Esta categoría, que presupone
un examen en abstracto y anticipado del caso, avanza sobre las condiciones
de fundamentación o procedencia. Ya no se trata del examen de los meros
requisitos de procedibilidad formal, sino de la decisión final que recae sobre
la atendibilidad sustancial de la pretensión accionada, que determina si en
el caso concurren las condiciones de su admisión, como ya se dijo.
El ejercicio de este poder-deber debe ser ejercido como suma prudencia, 12
teniendo siempre en cuenta que su ejercicio disfuncional merma el derecho
a la jurisdicción. La improponibilidad de la demanda, es una situación
procesal (adjetiva) y sustancial (sustantiva) que debe ser considerada en
forma especial, pues según criterios doctrinales está se da de manera
excepcional, cuando el error o la falencia sea tal que conlleve por ejemplo a
confundir la competencia (materia y territorio) y/o la jurisdicción; por
ejemplo: se instaure proceso de nulidad de documento de compra venta
ante un juez en materia penal (ó se accione proceso ejecutivo en base a un
documento con prestaciones recíprocas bilaterales, sinalagmático, en la cual
existe situaciones que discutir en proceso de conocimiento); está claro que
esta circunstancia debe estar completamente pensada, pues trae consigo
responsabilidad, situación con la cual no estamos de acuerdo, pues se trata
de un criterio legal emitido en una resolución, que es incensurable más allá
de una revocatoria en alzada de tal decisión.

7.- PRETENSIÓN MÚLTIPLE, AMPLIACIÓN, MODIFICACIÓN Y


EFECTOS DE LA DEMANDA.-

Art. 114. (DEMANDA CON PRETENSIÓN MÚLTIPLE). En la


demanda con pretensión múltiple deberán concurrir los siguientes
requisitos:

1. Se trate de pretensiones de materias iguales, análogas o


conexas.

2. Las pretensiones no sean contrarias entre sí, salvo el caso de que


una se proponga como alternativa de la otra.

3. Todas puedan sustanciarse por el mismo procedimiento.

Nuevamente entramos al tema de las pretensiones, categoría legal que ya se


fundó y se diferenció de la acción y de la demanda. Estando claro, la
posibilidad de demandar pretensiones múltiples en materias iguales (civil
obviamente en nuestro caso), en análoga situación procesal (de idéntica
función, sin ser homólogo), ejemplo: buscamos la nulidad de un documento
específico, pero también podemos buscar la rescisión de ese contrato (pues
no debemos olvidar que la escencia y efecto procesal y sustantiva de la
nulidad y la rescisión, es la misma).
Ahora, la conexitud se resuelve doctrinalmente en primer lugar en 13
consideración a lo siguiente; es una excepción que se encuentra entre las
excepciones dilatorias y de previo y especial pronunciamiento. Esta
excepción tiene como objeto la remisión de los autos en que ésta se opone,
al juzgado que previno, conociendo primero de la causa conexa para que se
acumulen ambos juicios y se tramiten como uno, decidiéndose en una sola
sentencia; entones, existe conexitud de causas cuando haya, identidad de
personas y acciones, aunque las cosas -litigadas- sean distintas (ejemplo:
reivindicación de diferentes inmuebles, pero las partes son las mismas);
identidad de personas y cosas aunque las acciones sean diversas (ejemplo:
reivindicación y acción negatoria entre las mismas partes sobre un mismo
inmueble); acciones que provengan de una misma causa, aunque sean
diversas las personas y las cosas (ejemplo: nulidad de 2 documentos
diferentes, pero el segundo deviene del primero y conforma la participación
de diferentes personas); identidad de acciones y de cosas, aunque las
personas sean distintas (ejemplo: reivindicación de un mismo inmueble a
diferentes personas, pues cada una de ellas ocupa terreno distinto). El que
oponga la conexitud debe señalar precisamente el juzgado donde se tramita
el juicio conexo, acompañando copia autorizada de las constancias que
tenga en su poder o solicitando la inspección de los autos conexos; el efecto
de la excepción es la acumulación de los autos del segundo expediente a los
del primer juicio.

Aclarando que lo anteriormente vertido tiene que ver en lo que concierne a


la litis pendencia, pero no sirve para ejemplificar la “conexitud”; siempre
teniendo claro la “pretensión”, como variable fija que la define; pretensión,
que no puede ser contraria, ejemplo: pedir la nulidad (invalidez) de un
contrato y a la vez pedir su cumplimiento; pero, sin perder el horizonte de la
alternatividad también razonada en la ley, es decir, que a pesar de contener
una acción 2 pretensiones excluyentes entre sí, se la oponga como
alternativa, ejemplo: se pida la nulidad de un documento y alternativamente
se pida la anulabilidad, inclusive se pida su resolución y/o cumplimiento.

Todo lo teorizado, surte proceso siempre y cuando se las pueda tramitar en


un mismo procedimiento, ejemplo: causas de nulidad y anulabilidad en un
trámite de conocimiento.

Art. 115. (AMPLIACIÓN Y MODIFICACIÓN).

I. La demanda podrá ser ampliada o modificada hasta antes de la


contestación. En tal caso, la ampliación o modificación deberán
citarse a la parte demandada, con los mismos efectos de la citación 14
con la demanda original.

II. Si después de contestada sobreviene algún hecho nuevo que


influya sobre el derecho pretendido por las partes en el proceso, éstas
podrán alegarlo y probarlo hasta antes de la sentencia; si fuere
posterior, podrán alegarlo y probarlo en segunda instancia. En
ambos casos se concederá a la contraparte las facultades de
contradicción y prueba correspondientes.

La ampliación y/0 modificación, obviamente debe respetar las reglas antes


mencionadas para la demanda, es decir, el señalamiento de la ampliación
y/o modificación de la pretensión, ya que podría tratarse sólo de
modificación de las partes (la litis consorcio pasiva), de los hechos que
fundan la o las pretensiones, etc.

Situación diferente es, la alegación de hechos nuevos posteriores a la


interposición de la demanda, mismos que no podrán ya modificar la o las
pretensiones; claramente definidas en tiempo oportuno, o son antes de s
sentencia o después, pero nunca modificando la pretensión misma.

Art. 116. (EFECTOS DE LA DEMANDA). La presentación de la demanda


formalmente idónea surtirá los siguientes efectos:

1. La competencia de la autoridad judicial no se modificará aunque


posteriormente varíen las circunstancias que la determinaron.

2. La legitimación de las partes subsistirá aunque los hechos que la


sustenten hubieren cambiado.

3. La pretensión ejercitada no podrá ser alterada fuera de los


límites previstos por este Código.
4. No se podrá iniciar otro proceso con la misma pretensión.

5. Los demás efectos sustanciales legalmente establecidos.

En doctrina tenemos como efectos de la demanda admitida:

Efectos procesales

 Respecto del tribunal: produce varias obligaciones para el


tribunal, básicamente, escuchar las alegaciones de los litigantes,
tramitar sus presentaciones por medio de los hechos y resolver la 15
causa civil, generándose el denominado principio de inexcusabilidad,
por el cual el Juez debe fallar sin excusa o pretexto de falta, oscuridad
o insuficiencia de la ley en las causas sometidas a su juzgamiento (art.
25 numeral 1).

 Respecto del demandante: no puede iniciar un nuevo juicio contra


el demandado, sobre la misma materia (en nuestro caso tampoco con
la misma pretensión, sin olvidar que el código procesal civil, trata de
pretensiones y no de acciones), pues en dicha situación el demandado
tiene derecho a oponerse alegando litispendencia (litigio pendiente).

 Respecto del demandado: le genera la carga procesal de


comparecer al tribunal a defenderse (emplazamiento), de lo contrario
el juicio puede realizarse en rebeldía (que de todas formas no es una
sanción al derecho subjetivo de la parte pasiva).

 Finalmente determina el objeto de la sentencia, por aplicación


del principio dispositivo.

Efectos sustanciales

 Constituye en mora al deudor.


 Interrumpe el transcurso del plazo de prescripción.
 Extingue el derecho a intentar pretensiones incompatibles con la que
se ejerce en la demanda.
 Luego de la notificación de la demanda, se constituye en mora al
demandado y comienza a ser deudor de los intereses.
 Asimismo se vuelve poseedor de mala fe de los frutos percibidos y de
los que por su negligencia dejó de percibir.

Aunque debe precisarse que, los efectos sustanciales antes referidos estaban
insertos en los efectos de la citación del Código de Procedimiento Civil,
cuestión que se mantiene pero con precisiones en el Código Procesal Civil;
situación que no condecía con lo dispuesto en el artículo 414 del Código
Civil, respecto al momento en el cual empezaba a correr los intereses
legales, pues el C.P.C. decía que corría a partir del día de la citación con la
demanda (art. 130 numeral 3), mientras que el C.C. dispone que dicho plazo
corre a partir del día de la mora; ahora, como se ve la situación no repite lo
anterior y se limita a referir la mora de manera general:
Art. 118. (EFECTOS DE LA CITACIÓN). La citación con la demanda o 16
con la reconvención producirá los siguientes efectos:

1. La parte demandada es prevenida con la demanda y no podrá


ser citada por otra autoridad judicial sobre el mismo asunto.

2. Interrumpe la prescripción.

3. Da lugar a que los intereses legales corran desde el día de la


citación.

4. Determina la mora del deudor.

5. Obliga a la restitución de los frutos percibidos por el poseedor a


partir de esa fecha.

6. Los demás efectos jurídicos establecidos por Ley.

8.- LA CONTESTACIÓN.-

Es el acto, mediante el cual el demandado alega en proceso (en nuestro caso


ordinario), aquellas defensas que no son opuestas como previo y especial
pronunciamiento (excepciones), determinando los hechos sobre los cuales
deberá producirse la prueba, delimitando el tema sobre el cual se fundará la
sentencia.

Art. 125. (FORMA Y CONTENIDO). En la contestación, la parte


demandada observará los siguientes requisitos:

1. La presentará por escrito, observando las formas previstas para


la demanda, en el plazo de treinta días contados a partir de la
citación.

2. Deberá pronunciarse sobre los hechos alegados en la demanda,


sobre la autenticidad de los documentos acompañados, cuya
autoría le fuere atribuida y su contenido. Su silencio o evasiva se
tendrá como admisión de los hechos y de la autenticidad de los
documentos.
3. Expondrá con claridad y precisión los hechos que alegare como 17
fundamento de su defensa.

4. Acompañará la prueba que le incumba e indicará las demás que


pretendiere diligenciar, señalando expresamente que hechos
pretende demostrar.

5. Podrá oponer las excepciones previas señaladas en el Artículo


128 de este Código.

Doctrinalmente, los efectos de la contestación se dan: fijando los términos


de la demanda; estableciendo lo que en la legislación comparada se
denominaba la cuasi contrato de la litis, que se consolidaba con la
contestación, puesto que a través de ella se fijan los hechos que constituyen
objetos de prueba, cuando no existe acuerdo entre ambos actuados
procesales; no pudiendo el juez apartarse de los términos de ambos
actuados, y debe hacer que la sentencia recaiga sobre estos puntos, bajo
sanción de nulidad (art. 213-3).

Inicia el proceso, pues mientras no exista la contestación el proceso no se


inicia, aun no hay proceso; fijando los puntos de hecho a probar, con la
contestación quedan fijos los puntos de hecho a probar, puntos que son
confeccionados por el juez, en cuanto a todo los pedido en la demanda y en
la contestación, excepto como ya se dijo, aparezcan nuevos puntos de hecho
a probar posteriores a la demanda, reconvención y sus respectivas
contestaciones.

Se abre la competencia del juez, plenamente, con la demanda y citación la


competencia del juez está abierto preventivamente, porque, el demandado
puede oponer excepción de listis pendencia, que hace incompetente al juez
que admito la demanda posterior.

Hay ligamen, con la contestación las partes procesales quedan reatados a la


dirección y determinaciones del juez. Si no se contesta, las partes no pueden
observar la competencia del juez, en consecuencia, tampoco pueden recusar
al juez fundamentando causas anteriores a la iniciación de la demanda o la
contestación, pudiendo hacerlo solamente por causas sobrevinientes.

Art. 126. (ACTITUDES DE LA PARTE DEMANDADA). La parte


demandada podrá, conforme a sus intereses, allanarse a la
pretensión, plantear excepciones previas, asumir una actitud de mera
expectativa, contestar negativamente o deducir reconvención. Si 18
optare por más de una de estas actitudes, lo hará en forma
simultánea y en el mismo acto.

Art. 127. (ALLANAMIENTO A LA DEMANDA).

I. La parte demandada a tiempo de contestar, podrá allanarse a la


demanda, aceptando la pretensión de la parte actora.

II. Si el allanamiento a la demanda fuere total, se pronunciará


sentencia sin necesidad de otra prueba ni trámite, y si fuere sólo
parcial, se tendrá por probada en la parte allanada, debiendo
proseguir la sustanciación en lo demás.

III. No será admisible el allanamiento si el objeto de la pretensión es


de orden público, si se tratare de derechos indisponibles o si los
hechos en que se funda la demanda no pudieren ser probados por
confesión.

Viene a ser un acto jurídico procesal que importa la sumisión expresa a las
pretensiones formuladas por la parte contraria en la demanda o en la
reconvención (de la contraparte); es así que quien se allana, se somete a la
pretensión (o pretensiones) planteada en su contra, abandonando, en
consecuencia toda oposición o defensa posible; predominando la decisión
de no defenderse, la voluntad de que se resuelva conforme a la pretensión,
prescindiendo o no de su fundamentación; la renuncia al derecho de
contradicción reviste el allanamiento de la calidad de acto procesal de
disposición que además, es de carácter unilateral, al perfeccionarse sin
necesidad del consentimiento de la parte contraria.
Doctrinalmente, no siempre el allanamiento significa que el sujeto que lo
hace, reconozca que le corresponde o que sean de su cargo las obligaciones
contenidas en la pretensión o derivadas de ella; sino que en ocasiones puede
representar una simple subordinación a las pretensiones dirigidas en su
contra, cumpliendo así los deberes emergentes de ella, pero por cuestiones
prácticas o de utilidad, no por el convencimiento del fundamento invocado
o su legitimidad, por ejemplo cuando un litigio es de cuantía sumamente
alta, siendo más conveniente para uno satisfacer la pretensión que afrontar
los gastos que implica el desarrollo de un proceso. Lo mismo ocurre en
razón de la admisión total o parcial de los hechos, ya que el sujeto procesal
que se allana si bien puede someterse a la pretensión, puede no aceptar los
hechos expuestos por la otra parte (especialmente si son falsos o afectan su 19
honor).

El demandado no se allana a la demanda, acto procesal complejo que


inclusive puede contener enunciados erróneos, falsos o lesivos del honor del
demandado, sino que se somete a la pretensión contenida en la demanda.
Debe precisarse y hacer distinción entre lo que se denomina "allanamiento a
la pretensión procesal" y "allanamiento a la pretensión material", pues, en
opinión de doctrinarios, el primero consiste en la conformidad del
demandado con la petición contenida en la demanda, mientras que el
segundo consiste en la sumisión de la exigencia del reclamante o
demandante. De lo expresado se deduce que habrá allanamiento cuando el
sujeto manifiesta su conformidad respecto de la pretensión que se le opone,
renunciando a toda oposición sin que sea necesario para configurar dicho
instituto jurídico la aceptación de los hechos o de los fundamentos jurídicos
en los que la contraparte afirma se basa su reclamo o petitorio.

Después de tener en cuenta lo anteriormente manifestado veamos algunas


definiciones de allanamiento en la doctrina jurídica; para Alcalá Zamora:
"es el reconocimiento y su comisión de la parte atacada a la pretensión
litigiosa contra ella dirigida", "es una renuncia a la resistencia a la
pretensión", "es el acto por el cual una parte reconoce la legitimidad de las
pretensiones deducidas por la otra; es decir se aviene a las pretensiones
deducidas por la contraparte quitando, de esa forma, los obstáculos que
dieron nacimiento, motivo del proceso"; para Goldschmidt: "es reconocer la
alegación jurídica formulada por el demandante"; para Prieto Castro: "es
una manifestación de conformidad con la petición contenida en la demanda
hecha por el demandado al contestar a ella o en otro momento"; siendo de
vital importancia tener en cuenta que el allanamiento es un acto procesal,
pero sólo por que únicamente puede realizarse en el proceso y no fuera de
él.

Allanamiento y acatamiento, la diferencia entre estos dos conceptos radica


en cuanto al tiempo antes o después de la sentencia; el allanamiento es
concebible en cualquier estado de la causa anterior a la sentencia, pues con
posterioridad a ella la pretensión ha sido desplazada por la declaración
judicial de derecho, no es correcto que el vencido se allane a la sentencia,
sino a la pretensión; todo lo contrario del acatamiento que es una
declaración de voluntad expresa o tácita de someterse a la sentencia.
Allanamiento y confesión; históricamente la confesión tenía un valor 20
procesal casi absoluto: confessus por indicato habtur, prácticamente quien
confesaba dictaba su propia sentencia, pero rápidamente esa doctrina es
desplazada por aquella que sostiene que la confesión es una declaración que
tiene valor probatorio como otras pruebas, en cuanto acredita la existencia
del hecho afirmado por el contrario; la confesión no puede sino referirse a
hechos propios del confesante, que le perjudiquen, mientras que el
allanamiento se refiere a la pretensión, independientemente de la
justificación de los hechos, es decir, de lo expresado decimos y concordamos
que la confesión se contrae a afirmaciones de hecho y el allanamiento a la
pretensión jurídica, por eso puede darse el caso de que confesando una de
las partes todos los hechos afirmados por la otra, no se allane; por el
contrario el allanamiento no implica necesariamente confesión de los
hechos afirmados por el demandante.

Por ende, el allanamiento es un acto procesal del demandado, la confesión


puede ser prestada por ambas partes, el allanamiento es posible en primera
instancia, la confesión es posible en toda etapa que se admita prueba
antes de la sentencia.

Allanamiento y la admisión, pues no debe confundirse el allanamiento con


la admisión de hechos invocados por el actor como fundamento de la
pretensión. La Admisión expresa, en efecto solo tiene como consecuencia
relevar al actor de la carga probatoria respecto de hechos admitidos, pero
no hace desaparecer la litis, que continúa desarrollándose como una
cuestión de puro derecho, en cambio que el allanamiento al producirse
elimina la controversia y trae como consecuencia la expedición inmediata y
sin más trámite de la sentencia.

La naturaleza jurídica del allanamiento doctrinariamente, se encuentra


dividida, siendo las principales tesis las que a continuación se indican:

La Tesis Civilista, considera al allanamiento como un medio destinado a


conferir certeza a la obligación, esto es, consolidar su existencia, o dirigido a
darle término; es así pues que esta corriente asigna al allanamiento el
carácter de Negocio Jurídico de Regulación Patrimonial, representando el
reconocimiento de la adhesión plena de uno de los sujetos de la relación
jurídica a la valoración efectuada por el otro, respecto a la existencia o
alcances de la relación, el allanamiento vendría a ser un negocio jurídico de
reglamentación por adhesión o subordinación. Pero, esta teoría deja de lado
que el allanamiento configura un acto voluntario que tiene lugar al interior
del proceso, por lo que fuera de él podrá haber reconocimiento o 21
satisfacción de la obligación mas no del allanamiento; esta situación que
acontece única y exclusivamente dentro del proceso, hace del allanamiento
una institución del Derecho Procesal, por lo que fuera de dicho entorno no
es posible hablar de allanamiento.

La Tesis de la Autocomposición de la Litis (defensor de ésta tesis fue el


tratadista italiano Carnelutti), reputa el allanamiento como un negocio
jurídico, para el cual el reconocimiento de la pretensión (allanamiento) es
un equivalente jurisdiccional, vale decir un acto idóneo para alcanzar la
misma finalidad a que tiende la jurisdicción; es decir, el reconocimiento del
derecho que constituye la pretensión, resta valor a la sentencia hasta el
grado de no estimarla necesaria, por ser el allanamiento un acto de voluntad
que da solución al conflicto de intereses. Pero, esta tesis niega el papel que
cumple la sentencia, sobre todo en lo concerniente al carácter imperativo
que se desprende de ella; ya que no se explica como los efectos del
allanamiento en ausencia del fallo definitivo (sentencia) se pueden exigir.

La Tesis del Negocio Jurídico Procesal (Chiovenda), parte de la idea de que


legalmente ciertos actos voluntarios acarrean consecuencias jurídicas como
aquellas declaraciones de voluntad unilaterales o bilaterales que crean,
modifican o extinguen derechos procesales; entonces el allanamiento es una
manifestación de voluntad, mediante la cual se declara existente a una
obligación jurídica; a pesar de que su existencia es incierta o en todo caso
controvertida, o bien el reconocimiento de la inexistencia del derecho;
reconocimiento de la existencia de la obligación jurídica ajena
correspondiente; al final esta tesis equipara el allanamiento y al
desistimiento del derecho, donde se supone previamente la formulación de
pretensión o pretensiones, lo que no sucede en el allanamiento.

La Tesis del Acto Jurídico Procesal, manifiesta que el allanamiento es el


acto jurídico procesal de disposición, por el cual una de las partes abdica a
su oposición frente a la otra, aceptando el dictado anticipado de una
resolución que acoja lo pretendido o argumentado por ésta, eliminando
total o parcialmente el estado de controversia; tesis muy aceptable por las
siguientes razones: a) El allanamiento solo puede ser concebido en el
proceso, pero subordinado a reglas especiales respecto a la formalidad
exigible. b) El allanamiento no pierde su naturaleza procesal debido a sus
efectos sobre la relación jurídica. c) El acto jurídico procesal constituye una
especie de acto jurídico, el cual se dirige a crear, modificar, regular o
extinguir una relación procesal; y mediante el allanamiento se afecta la
relación procesal, ponerse término a la controversia existente y acelerarse la 22
expedición del fallo definitivo. d) Quien se allana a la pretensión realiza un
acto jurídico procesal por el cual renuncia a su derecho de contradicción
admitiendo aquella, esta conducta no es ajena al proceso y sólo puede darse
dentro de él. e) El allanamiento tiene carácter unilateral por lo que se
perfecciona sin que sea necesario el consentimiento de la parte contraria.

El Objeto del Allanamiento

El allanamiento solamente puede tener por objeto relaciones jurídicas


disponibles (Alsina), es decir aquellas que sean transigibles o renunciables y
en general, en aquellas en que no estuviere comprometido el orden público;
en tales casos, el allanamiento carecerá de efectos y continuará el proceso
según su estado; debiendo agregarse aquellos casos en que se pretende en la
demanda una condena de prestación imposible o contraria a las buenas
costumbres.

Requisitos para el Allanamiento:

Expreso, el allanamiento no es presumible, sino que todo lo contrario, es


decir tiene que ser explícito, preciso y categórico; esto quiere decir que de la
declaración que se haga se desprende la voluntad de someterse a la
pretensión planteada por el demandado; en cuanto a los términos en que se
tiene que expresar el allanamiento, deben ser claros y precisos,
empleándose fórmulas precisas que no dejen lugar a dudas; como dice Lino
Palacios, habrá allanamiento expreso cuando el demandado manifiesta, sin
lugar a dudas, su conformidad con el reclamo contenido en la pretensión
aviniéndose a satisfacerlo o haciéndolo simultáneamente en el mismo acto;
de esto se desprende que si hay silencio por parte del demandado no se
produce allanamiento.

Incondicional, viene a ser un requisito unánimemente reconocido al


allanamiento, ya que no puede someterse a condición alguna, implicando la
petición de absolución y por ende, es una rendición incondicional del
demandado; es un acto puro y no sujeto a condición alguna, no debiendo
contener reservas, limitaciones, ni repartos procesales; ya que si esto ocurre
dicho acto se desnaturaliza, consecuentemente si el sujeto que pretende
allanarse formula determinadas condiciones, no estaríamos ante un
allanamiento, sino más bien habría un planteamiento de transacción o de
conciliación, por el carácter incondicional del allanamiento; se debe aclarar
que el pedido de exoneración de costos y costas integrado a la declaración
expresa del allanamiento, no supone condición alguna; aunque nuestro 23
procedimiento guarda silencio al respecto, pero lo que no está prohibido,
está permitido.

Oportuno, el demandado puede allanarse a la pretensión en cualquier


estado del proceso previo a la sentencia; pero, en nuestra economía no está
permitido, debe ser realizado a tiempo de contestar, se reitera que la
oportunidad a que hace referencia dicha norma tiene que ver con el límite
temporal máximo para que sea eficaz el allanamiento.

Total, congruente con la forma en que ha quedado trabada la relación


procesal (dada la demanda, contestación a ella); de esto decimos que habrá
allanamiento total en la medida que exista concordancia entre la pretensión
del actor y lo manifestado en cuanto a satisfacerla; es así pues que el
allanamiento será eficaz en la medida que comprenda la integridad de la
pretensión del actor; si hubiere acumulación objetiva de pretensiones,
podrá haber allanamiento total y por ende eficaz si cumple los demás
requisitos, con relación a una de ellas, en la medida en que la comprenda
plenamente; respecto a las restantes, las mismas mantendrán incolumidad.
Si el allanamiento es total, el juez expide de manera inmediata la sentencia,
si fuese parcial, el proceso sigue su curso en razón a las pretensiones que no
comprenden el allanamiento del demandado (art. 127-II).

Doctrinalmente la improcedencia del allanamiento, se da cuando:

a. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho del


conflicto.
b. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse.
c. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios,
además de la declaración de parte.
d. El conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas
costumbres.
e. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles.
f. Habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento no provenga de
todos los demandados.
g. Se presume la existencia de dolo o fraude procesal.
h. Se advierte que la sentencia a dictarse va a incluir a tercero no
emplazado.
i. El demandado es el Estado u otra persona de Derecho Público salvo
que su representante tenga autorización expresa.
Sujetos del Allanamiento.- Proviene del sujeto procesal contra quien se 24
ejercita alguna pretensión sea como demandado o como actor reconvenido,
el denunciado, el sucesor procesal y en fin todo aquel que actúe como parte
en un proceso. También tienen la potestad de allanarse las personas
susceptibles de comparecer por sí mismas a un proceso (relacionados con
los derechos que en él se hacen valer) o sus representantes siempre y
cuando estén autorizados para hacerlo. En el litisconsorcio voluntario (art.
47), el allanamiento de un litisconsorte solamente produce efectos respecto
de él, debiendo continuar el proceso con los restantes, pero el juez no podrá
dictar una sentencia parcial habrá una sola sentencia dictada una vez
sustanciado el proceso; en el litisconsorcio necesario (art. 48) el
allanamiento debe provenir de todos los litisconsortes, por lo tanto no
puede haber allanamiento parcial.

Efectos del Allanamiento.- Como acto unilateral de disposición, se


perfecciona sólo con la declaración de voluntad de quien lo realiza, sin que
se precise el consentimiento de la contraparte. En consecuencia producido
el allanamiento y no encontrándose ninguna causal de improcedencia, se
afecta el estado de controversia, el mismo desaparece, correspondiendo la
expedición inmediata de sentencia.

Lo expuesto nos lleva a observar que sucede con el derecho de acción, si


recordamos que este ha sido concebido como derecho cívico o derecho a
pedir tutela jurisdiccional efectiva, vemos que ninguna afectación a podido
sufrir, ya que no hay abdicación alguna a obtener tutela jurídica del Estado
que tendrá la forma de una sentencia que haga mérito del derecho subjetivo
sobre el que ya no hay controversia. Ejemplo: que formulado el
allanamiento, el juez no dicta sentencia pese a que todo el acto contiene los
requisitos que hacen a su eficacia; ninguna duda puede caber que en el
ejercicio del derecho de acción, puede solicitarse el dictado de tal resolución
y esa facultad le corresponde a ambas partes; el allanamiento no exime al
juez de dictar sentencia. Al actor le interesa la declaración de certeza y la
eventual condena; le interesa en fin la obtención de cosa juzgada, que
únicamente se genera con el dictado de la sentencia.

Nada impide entonces, que la sentencia expedida como consecuencia


inmediata del allanamiento, sea objeto de impugnación; cuestión al parecer
discutible si se tiene en cuenta que difícilmente existirá agravio para el
sujeto procesal que renunció a su derecho de oponerse a la pretensión de la
parte contraria y se sometió a ella, así como también parece no haberlo en
relación a quien planteó la pretensión que resultó finalmente acogida por el 25
juez en la sentencia respectiva.

9.- LAS EXCEPCIONES.- Ya fundamos las posibles reacciones del


demandado frente a una demanda, el demandado puede llevar a cabo toda
una serie de actuaciones que van desde la mínima reacción posible hasta la
máxima (el contraataque), comparecer al proceso o sencillamente no
comparecer y sufrirá el efecto de la rebeldía.

Puede comparecer al proceso y no contestar a la demanda, pero proponer


contienda de competencia. Puede contestar a la demanda, con diversos
contenidos, utilizar la contestación para allanarse o reconocer la demanda;
no admitir hechos alegados por el actor como fundamento de su demanda,
el cual tendrá la carga de probarlos; admitir los hechos, pero negar las
consecuencias jurídicas aducidas; oponer excepciones procesales (alegar
falta de algún presupuesto procesal) y/o materiales (alegar nuevos hechos
para defenderse), ó formular reconvención.

Se defenderá de forma (previa) o de fondo; la defensa de fondo consiste en


el cuestionamiento directo que el demandado hace del derecho o de los
hechos en los que el demandante sustenta su demanda, dicho de otra forma,
es la contradicción de la pretensión intentada en su contra. La defensa
previa, consiste en el cuestionamiento que el demandado, configurante de
una especie de requisito para el ejercicio valido del derecho; está prevista
regularmente en la norma jurídica.

En la defensa de forma el demandado, ejercita esta defensa dirigida a


enervar la demanda sin entrar en discusiones sobre los fundamentos de
derecho o de fondo del asunto, suspendiendo la contestación de la demanda
o requiriendo de un previo y especial pronunciamiento, o extinguiendo la
acción de la sentencia.

En sentido amplio, puede decirse que una excepción es cualquier medio de


defensa esgrimido por el demandado frente a la demanda con el que
pretende conseguir que ésta no prospere.

Art. 128. (EXCEPCIONES PREVIAS).

I. Las excepciones previas son:


1. Incompetencia de la autoridad judicial. 26

2. Incapacidad de la parte demandante o impersonería de su


apoderada o apoderado.

3. Falta de legitimación o interés legítimo que surja de los términos


de la demanda.

4. Litispendencia.

6. Demanda defectuosamente propuesta, trámite inadecuadamente


dado por la autoridad judicial a la misma o indebida
acumulación de pretensiones.

7. Demanda interpuesta antes de ocurrido el vencimiento del


término o el cumplimiento de la condición.

8. Emplazamiento de terceros, en los casos que corresponda.

9. Prescripción o caducidad.

10. Cosa juzgada.

11. Transacción o conciliación.

12. Desistimiento del derecho.

II. La autoridad judicial podrá declarar, aun de oficio, la


incompetencia, la incapacidad del actor o de su representante, la
cosa juzgada y la transacción. La prescripción y la caducidad sólo
podrán declararse a instancia de parte.

III. Las defensas sobrevinientes fundadas en hechos nuevos y


dirigidas al fondo o mérito de la causa, deberán justificarse con
prueba pre constituida y podrán oponerse en cualquier estado de la
causa, aun en ejecución de sentencia.

Art. 129. (MODO DE PLANTEARLAS).

I. Planteadas las excepciones previas serán corridas en traslado al


demandante para que las conteste en quince días, salvo que mediare
reconvención, en cuyo caso el plazo será el previsto para la 27
contestación a la reconvención.

II. Las excepciones previas serán resueltas en la audiencia


preliminar a tiempo del saneamiento del proceso.

Como se dijo, el demandado puede oponer las excepciones procesales o de


forma y materiales o de fondo. Las excepciones materiales, llamadas
también de fondo o sustantivas, son aquellas que se fundan en cuestiones de
derecho sustantivo y que de ser estimadas, conducen a una desestimación
de la demanda y consiguiente absolución en cuanto al fondo de lo
demandado.

El demandado que opone excepciones materiales no pretende discutir la


relación procesal, sino el fondo del asunto, persigue una sentencia
absolutoria que se pronuncie sobre el objeto del proceso, son entendidas
como aquellas que matan la acción ejercitada en contra del demandado;
tienen como objeto destruir o eliminar las pretensiones del actor como se
dijo.

Algunas excepciones materiales, como la de pago o el cumplimiento de las


obligaciones extingue el fondo o la pretensión, ya que el pago o
cumplimiento es la entrega de la cosa o cantidad derivada o la prestación
del servicio que se hubiere prometido; todas las modalidades y
características de pago deberán expresarse al hacerse valer la excepción,
sería insuficiente que se expresara que habiendo pago no se mencionaran
las circunstancias en que el pago se realizó, así como si no se adjuntaran los
documentos comprobatorios de ese pago. El Código Civil regula diversas
situaciones que pueden llegar a presentarse en relación con el pago; es decir
que el art. 128 del Código Procesal Civil no es una clausula cerrada, donde
se prohíba la interposición de otras excepciones (ejemplo la anulabilidad
contractual).

Incompetencia, Couture definía a la excepción como una defensa o poder


jurídico del que se halla investido el demandado; tal poder, permite al
demandado deducir una oposición a la acción del actor, siendo su
contracara. Consecuentemente, no hay excepción posible sin acción
deducida.
En un sentido procesal, ésta excepción es una defensa no sustancial, que el 28
legislador pone en la mano del demandado. La competencia decía Couture,
es la "…la medida de jurisdicción asignada a un órgano del Poder Judicial,
consistente en la determinación genérica de los asuntos en los cuales es
llamado a conocer, en razón de la materia, cantidad y lugar....";
competencia que como se sabe y se tiene definido se la determina en razón
de la materia y el territorio (art. 11 parágrafo I del C.P.C. y 31 numeral 3 de
la Ley del Órgano Judicial).

Incapacidad, un proceso que se sigue con la intervención de un


demandante que carece de capacidad procesal no tiene ninguna eficacia
jurídica para que el proceso tenga validez y eficacia jurídica, el actor si
interviene personalmente, debe tener capacidad procesal, es decir, debe
tener capacidad para actuar en el proceso física y personalmente, pues, si no
lo tiene, debe intervenir por él su representante legal.

Igualmente si debe intervenir en el proceso una persona que invoca a ser


representante de otra, ya sea natural o jurídica esa persona debe tener
capacidad procesal, es decir, debe tener capacidad para intervenir física y
personalmente en el proceso. Por la persona natural incapaz y por la
persona jurídica debe intervenir en el proceso una persona natural que
tenga capacidad procesal, que es la facultad de actuar en el proceso
directamente.

El medio procesal para cuestionar la intervención de una persona que


carece de capacidad procesal es la excepción de incapacidad, ya sea del
demandante o de su representante legal; para que la relación procesal sea
válida, quien interpone la demanda debe ser una persona natural con
capacidad procesal, es decir, debe tener la capacidad de intervenir
procesalmente en el proceso, que normalmente se adquiere a los dieciocho
años de edad.

Pero, es inexplicable que el art. 128 del C.P.C. no haya previsto la excepción
de incapacidad en el demandado o impersonería en su apoderado, pues tal
circunstancia puede darse procesalmente; situación que debe subsanarse
sencillamente por la apertura que tiene el art. referido y posibilitar se
admita la excepción observada.
Ahora, en la doctrina y legislación comparada la impersonería corresponde 29
a otra excepción y está relacionada con la llamada representación
voluntaria, con aquella representación que se genera en la voluntad del
otorgante de la representación y que se cristaliza mediante el Poder
Notariado, entendiéndose que quien confiere poder tiene indudablemente
capacidad procesal, además de tener capacidad de ejercicio en el ámbito
civil; para intervenir válidamente en el proceso en representación de alguna
de las partes en el litigio, esa persona debe estar premunida de un poder
suficiente que le faculte para intervenir en el proceso. Un proceso que se
siguiera por una persona que se atribuye la representación de otra sin
contar con poder especial, perfecto y suficiente, o se siguiera contra otra
persona a quien se le atribuye la representación de otra, que pueda ser
persona natural o jurídica, sin que esa persona contra quien se dirige la
demanda realmente cuente con poder perfecto y suficiente para presentar
válidamente a la otra persona, no tendrá la eficacia que se requiere para su
validez jurídica.

Por ejemplo, alguien que alegue ser tutor de un menor, en el proceso tiene
que acreditar su calidad de tal; y si lo hiciera mediante una resolución
dictada por un Juez no competente para esos trámites, la excepción de
representación defectuosa o deficiente, si se dedujera, tiene que ser
amparada; entonces, el medio procesal para cuestionar la intervención de
una persona por otra, demandante o demandada, ya sea natural o jurídica,
que careciera de poder o que el poder que ostenta fuese defectuosa o
insuficiente, es obviamente la excepción de representación defectuoso o
insuficiente.

La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿qué ocurre si alguien se


presenta al proceso, ya sea por demandante o por demandado, alegando ser
representante legal o voluntario de otra?; deberá lógicamente, exigirse la
presentación del documento pertinente (poder notariado) y en caso
contrario, está el Juez en actitud de declarar inadmisible la demanda o de la
dará por no presentada si medió observación.

Si por alguna razón, se admitiera la demanda y no se presentara el


documento que acredite la representación, por interpretación extensiva,
sería viable la excepción en estudio; púes para que la relación jurídico-
procesal sea válida, quien interviene en representación de otra, debe
ostentar poder espacial y suficiente o el documento que contenga la
representación invocada, según el caso.
Para otros autores, también la excepción de representación defectuosa o 30
insuficiente del demandante o demandando se opone al demandante o al
demandado que actúa en representación de otra persona natural o jurídica,
cuando el poder con que actúa no es suficiente y válido, es decir que adolece
de defecto, y se opone con la finalidad que se subsanen los defectos dentro
del plazo que se señala en el auto resolutorio. En conclusión ésta excepción
(cuando se trata sólo impersonería) está dirigida a cuestionar el poder y no
la persona del representante de alguno de los sujetos procesales, siendo una
excepción dilatoria.

Falta de legitimación o interés legítimo, no debe confundírsela con la


excepción de representación defectuosa o insuficiente del demandante o
demandado con la falta de legitimidad para obrar; pues esta excepción
implica deficiencias en la comparecencia de identificación entre el
accionante y la persona favorecida por la ley material, es decir falta de
titularidad respecto de la relación jurídica sustantiva.

Debemos notar que esta excepción, es una novedad que trae el Código
Procesal Civil, pero no la define ni da una idea de lo que constituye este
medio de saneamiento o defensa en el proceso. Precisando que la
legitimidad para obrar siempre se ha analizado en los procesos, pues por
ello es que nos damos con muchas sentencias que declaran improcedente la
demanda cuando la relación jurídica material o sustantiva no se ha
trasladado exactamente a la relación jurídico procesal; ejemplo, el art. 551
del Código Civil establece que la demanda de nulidad puede ser interpuesta
por cualquier persona que tenga un interés legítimo y esa legitimidad no ha
sido suficientemente acreditada.

Esta excepción procura que exista identificación entre la persona del actor
con la persona a cuyo favor está la ley sustantiva (legitimación activa) y
entre la persona del demandado con la persona contra quien se dirige la
voluntad de la ley sustantiva (legitimación pasiva); lógicamente la relación
jurídica material debe trasladarse a la relación jurídico – procesal. Esta
excepción es de carácter procesal y dilatoria.

Otro ejemplo, si dos personas fuesen las acreedoras, las dos tienen que
interponer la demanda; si sólo una de ellas interpusiera la demanda, sin
alegar ni ostentar representación de la otra, esa persona demandante no
tiene legitimidad para obrar, no tiene legitimidad para acudir al Órgano
Judicial, demandando el cumplimiento de la obligación. En igual sentido, si 31
una persona demandara a otra la entrega de un inmueble arrendado a él y
también a un tercero, es decir, los arrendatarios son dos, sin embargo se
demanda sólo a uno de ellos; en este caso estamos también frente a la falta
de legitimidad para obrar respecto a la parte demandada; para que la
relación jurídico - procesal sea válida, en el primer caso, los dos acreedores
deben demandar y, en el segundo caso, debe demandarse a los dos
arrendatarios; es decir, la relación contractual sustantiva debe tener
correspondencia con la relación procesal.

Obviamente, también la falta de legitimidad para obrar puede ser del


demandante como del demandado; sin confundir la falta de legitimidad
para obrar con la defectuosa o insuficiente representación o personería.
Finalmente, si falta la correspondencia entre la relación material y la
relación procesal, si falta la legitimidad de obrar del demandante o del
demandando, no hay relación jurídico – procesal válida.

Litispendencia, es el instrumento procesal cuya finalidad es denunciar la


existencia de dos procesos en trámite que siguen las mismas partes sobre la
misma pretensión, a efecto de conseguir que el proceso iniciado posterior al
primero se extinga y se lo dé por concluido. Procede cuando se inicia un
proceso idéntico a otro que se encuentra en curso, es decir cuando las partes
o de quienes se deriven sus derechos, el petitorio y el interés para obrar
sean los mismos.

Para la procedencia de esta excepción deben cumplirse tres elementos :

a) Identidad de las partes en los dos procesos en trámite;

b) Identidad del petitorio o petitorios en ambos procesos en curso;

c) Identidad del interés para obrar en ambos procesos.

La doctrina señala, que no puede existir identidad de partes cuando el


carácter de actor y demandado se hallan invertidos en ambos juicios.
Cuando se habla de identidad de partes, se requiere que el demandante y el
demandado en el primer proceso sean respectivamente el demandante y el
demandado en el segundo, pero jamás a la inversa; refiriéndose al segundo
elemento, precisa que hay identidad del petitorio u objeto de la pretensión,
cuando entre dos o más relaciones jurídicas procesales, la materia concreta 32
e individualizada discutida en el proceso es la misma en una y otra relación;
entonces, para que se produzca la litispendencia, basta una demanda
anterior y otra posterior, siempre que ambas tengan el mismo objeto e
iguales de partes.

Los efectos de esta excepción son:

a. Si se declara infundada la excepción de litispendencia se da por


saneado el proceso, es decir la existencia de una relación jurídica procesal
válida; otro de los efectos al declararse infundada sería que los dos procesos
siguen su trámite.
b. Si se declara fundada la excepción de litispendencia una vez
consentido o ejecutoriado el auto resolutivo, se agregará el cuaderno de
excepciones al, es decir se concluye el proceso sin declaración sobre el
fondo.

Demanda defectuosa, trámite inadecuado o indebida


acumulación de pretensiones, no se refieren al fondo de la pretensión
procesal, sino sólo es procedente cuando por su forma la demanda no se
ajusta a los requisitos y a las solemnidades que la ley señala y de los cuales
ya nos hemos ocupado.

Esta excepción será procedente cuando, por ejemplo, se proponen


pretensiones procesales incompatibles, cuando no se fijan con precisión las
pretensiones procesales, cuando en una demanda de indemnización no se
estiman los daños y perjuicios, cuando no existe conexión lógica ente los
hechos expuestos y la o las pretensiones procesales propuestas, etc. Sin
embargo, consideramos que con las facultades que tiene el Juez para
declarar la inadmisibilidad o la improcedencia de la demanda, en muchos
casos, antes de darle el trámite correspondiente, es difícil que se produzcan
situaciones para que sea viable la excepción en estudio, lógicamente debe
ser de puro derecho, es decir, por su naturaleza, no debe someterse a
prueba; pues incluso, se darán casos en los que al contestarse el traslado de
la excepción, el demandado supere la oscuridad o la ambigüedad de la
demanda propuesta. En conclusión esta excepción se propone cuando en la
demanda se plantea en forma oscura o confusa las pretensiones del actor, lo
cual le impide al demandado un efectivo ejercicio de su derecho de defensa;
es decir, que no se puede establecer con precisión quién o qué se demanda y 33
para qué se demanda.

Cabanellas define a esta excepción como, fundada en no reunir la demanda


los requisitos de forma impuestos por la ley, o por pretender algo contrario
al orden público; como solicitar el divorcio vincular en una nación que no lo
admite; a más de los presupuestos procesales de fondo y de forma que por
omisión u otra circunstancia permitan al demandado excepcionar frente a la
demanda, y al demandante ante la reconvención; surgen algunos otros
motivos para poder alegar esta excepción de carácter fiscal o administrativa;
como no haber utilizado, cuando ello sea imperativo, el papel sellado
correspondiente o no haberse atendido a los renglones y otros formulismos
(como era antes). Por otro lado, esta excepción en el modo de proponer la
demanda, no se dirige a la comprobación de los hechos afirmados en ella,
sino a exigir que los hechos, su fundamentación y el petitorio sean
expuestos en forma clara, en términos que no sean oscuros, imprecisos o
contradictorios. Procedería también, sino se designa Juez, si falta el nombre
del demandante, sino se fija con precisión lo que se pide o si la exposición
de los hechos es oscura o insuficiente, habiéndose omitido circunstancias
que se consideran indispensables; pero, si faltan los fundamentos de
derecho o no se indican los textos legales a que a él se refieran, no procederá
la excepción , a pesar de ser estos requisitos de toda demanda; la razón es
que por el principio del derecho romano “iura novit curia”, las partes
aportan los hechos y el Juez el derecho; consecuentemente, lo que cuestiona
esta excepción de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la
demanda, son los aspectos relativos a una mejor comprensión por parte del
Juez y del demandado; es decir, que tiene como finalidad estrecha la
fijación correcta de los hechos expuestos en la demanda y del petitorio,
siendo, por tanto, una excepción dilatoria como ya se dijo.

Demanda interpuesta antes de ocurrido en vencimiento del


término o el cumplimiento de la condición, esta es una excepción no
recurrente en la doctrina y legislación comparada, debiendo acudirse al
derecho sustantivo para explicarla; observándose contractualmente lo
concerniente a los sujetos, el objeto, lugar y tiempo de su cumplimiento,
tomando en cuenta especialmente por ejemplo: que cuando no hay tiempo
convenido para el cumplimiento de una obligación, el acreedor puede exigir
inmediatamente su cumplimiento; o que, ante el no establecimiento por las
partes el término del cumplimiento de un contrato, el juez puede hacerlo a
pedido de uno de ellos; sin perder nunca de vista que el tiempo de 34
vencimiento de una obligación se debe concertar entre las partes
contractualmente (arts. 295 al 314, 508 y 509 del C.C.).

Respecto a los contratos sujetos a condición, debe observarse los arts. 494 al
507 del Código Civil.

Emplazamiento de terceros, aspecto que también es novedoso, pero


respecto sólo a su amplitud, sin olvidar que reemplaza a la citación de
garante de evicción y debe concordárselo con las disposiciones contenidas
en los arts. 50 y siguientes del C.P.C. que hablan de la intervención de los
terceros voluntaria o forzosa, en especial con lo dispuesto en el art. 60, que
refiere al llamamiento en causa de un tercero, quien adquiere la calidad de
parte del proceso con la lógica vinculatoriedad de lo que se disponga en la
sentencia.

Prescripción y/o caducidad, la prescripción extintiva es una


institución jurídica sustentada en el transcurso del tiempo, mediante la cual
se extingue la acción pero no el derecho; la doctrina precisa como
requisitos de la prescripción extintiva:

a. La existencia de un derecho que podía ejercitarse;


b. La falta de ejercicio o la inercia de parte del titular; y
c. El transcurso del tiempo señalado por la ley, que varía según los
diversos casos.
El fundamento jurídico de la prescripción extintiva, es la sanción al titular
de un derecho material, por no haberlo reclamado judicialmente en el plazo
que la ley dispone específicamente para tal derecho, por lo expuesto, la
prescripción extintiva no ataca el derecho de acción genérico; y, en estricto
sentido, tampoco el derecho material, sino a la pretensión procesal respecto
de ese derecho material.

Por lo cual, la prescripción (extintiva) es un medio de defensa destinado a


extinguir el ejercicio específico del derecho de acción respecto de una
pretensión procesal determinada, por haber sido interpuesto fuera del plazo
previsto por la norma positiva para dicha pretensión. La prescripción no
puede ser declara de oficio por el juez, no se puede en consecuencia fundar 35
un fallo en la prescripción, si es que no ha sido invocada precisamente.

Aclarando que, si el demandado no deduce la excepción de prescripción


(extintiva), aún cuando la demanda se haya interpuesto después de
transcurrido el plazo señalado por la ley, el juez puede declarar fundada la
demanda y ordenar el cumplimiento de la pretensión; concluyéndose que si
en un proceso civil cualquiera, el demandado advierte que la demanda ha
sido interpuesta después de transcurrido el plazo de prescripción previsto
por la ley, sin que se haya producido su interrupción o su suspensión, el
emplazado perfectamente puede deducir dicho medio de defensa. Por lo
cual, la excepción de prescripción procede cuando se pretende repeler una
pretensión por el transcurso del tiempo, es decir que el actor conserva su
derecho como una obligación natural, pero que por el tiempo transcurrido
no puede interponer su acción.

Los efectos de esta excepción (prescripción), son:

a) Si se declara infundada, se tendrá por saneado el proceso, es decir


la existencia de una relación jurídica procesal válida.
b) Si se declara fundada, una vez consentido y/o ejecutoriado el auto
resolutivo, el cuaderno de excepciones se agregará al principal (si existiere),
sin declaración sobre el fondo.
Por su parte, la caducidad constituye un medio de extinción de la
pretensión procesal, no obstante que sustantivamente la caducidad extingue
el derecho y la acción correspondiente.

La caducidad en sentido estricto viene a ser la pérdida del derecho a


entablar una demanda o proseguir la demanda iniciada en virtud de no
haberse propuesto la pretensión procesal dentro del plazo señalado por ley.
Desde el punto de vista jurídico la caducidad importa extinción,
terminación, por falta de uso, por vencimiento del plazo fijado en la ley.

La caducidad está referida a derechos temporales que sirven de sustento en


determinadas pretensiones procesales, por lo que para que prospere esta
excepción deben cumplirse dos presupuestos:

a. Que la pretensión tenga plazo fijado en la ley para accionar;

b. Que se ejercite la acción después de haberse vencido el plazo.


Al haberse incorporado la caducidad como excepción en el Código Procesal 36
Civil, se le reconoce como un verdadero instituto procesal y diferente
además a la prescripción; aunque existe doctrinarios que fundan su
posición alegando que no existe una verdadera necesidad procesal para
distinguir a ambos institutos.

Concluyendo, si se ha interpuesto una demanda cuya pretensión está


sustentada en un derecho que ha devenido en caduco, entonces la
pretensión en estricto no tiene fundamento jurídico por lo que ya no puede
ser intentada; esta situación es tan categórica para el proceso, que el nuevo
código le concede al juez la potestad de declarar la caducidad y la
consecuente improcedencia de la demanda pero a pedido de parte como
defensa (art. 128 parágrafo II parte final del Código Procesal Civil), donde el
demandado ha considerado que el efecto letal del tiempo ha destruido el
derecho que sustenta la pretensión dirigida en su contra, pidiendo la
declaración de caducidad.

Los efectos de esta excepción (caducidad), son:

a) Si se declara infundada, se tiene por saneado el proceso, es decir la


existencia de una relación jurídica procesal válida.
b) Si se declara fundada la excepción de caducidad, una vez
consentido y/o ejecutoriado el auto resolutivo, dejándose sin efecto lo
actuado y la conclusión del proceso, sin declaración sobre el fondo.

Cosa Juzgada, es la excepción que se deduce en un proceso, en virtud de


existir una sentencia judicial que haya culminado un proceso anteriormente
sobre la misma acción, por la misma cosa y entre las mismas personas; esta
excepción permite al demandado denunciar, que el interés para obrar del
demandante ya no existe, dado que lo hizo valer en un anterior proceso, en
donde quedó totalmente agotado al haberse expedido un pronunciamiento
definitivo sobre el fondo de la controversia.

A través de ella como se dijo, se denuncia la falta de interés para obrar en el


exceptuado; en efecto, el interés para obrar -de naturaleza plenamente
procesal- caracterizado por ser inminente, actual e irremplazable
extrajudicialmente, ha sido agotado por el actor en otro proceso. Por tanto,
ya no existe en aquel en que se deduce la excepción; no hay base más sólida
para la existencia de esta excepción, que el peligro de las sentencias
contradictorias; siendo el fundamento de la excepción de cosa juzgada, 37
como el de la transacción, desistimiento y litispendencia, la seguridad
jurídica (que es también un principio establecido en el art. 3 numeral 4 de
la Ley del Órgano Judicial).

Entonces, la excepción de cosa juzgada procede cuando se inicia un proceso


idéntico a otro, que ha ya sido resuelto y se encuentra con sentencia o laudo
firme; siendo indispensable para que sea amparada, se cumplan tres
presupuestos:

a) Que sean las mismas partes;

b) Que sea por la misma acción u objeto; y

c) Que exista sentencia o laudo firme.

Sus efectos, son:

a) Si se declara infundada, se tendrá por saneado el proceso, es decir


la existencia de una relación jurídica procesal válida.
b) Si se declara fundada, una vez consentido y/o ejecutoriado el auto
resolutivo, no produciendo efecto alguno lo actuado y se da la conclusión
del proceso.

Transacción y/o conciliación, son dos formas de autocomposición y


que tienen el mismo efecto, dar por terminado el proceso.

La conciliación realizada con las formalidades de la ley, y aprobada por el


Juez, tiene los mismos efectos de una sentencia con autoridad de cosa
juzgada (art. 237 del C.P.C); asimismo la transacción judicial realizada con
las formalidades de ley, aprobada por el Juez, también tiene la calidad de
una sentencia con autoridad de cosa juzgada y es una forma de conclusión
extraordinaria del proceso, en aplicación de los arts. 232 y 233 del Código
Procesal Civil.

El demandado puede hacer valer las excepciones de conclusiones del


proceso por conciliación o transacción de acuerdo a las circunstancias, si se
ha producido conciliación o transacción que puso fin a un proceso anterior
por las mismas pretensiones y las mismas partes. La transacción, constituye
un acto jurídico bilateral, por el cual las partes haciéndose concesiones 38
recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas.

La transacción extingue los derechos y obligaciones a que las partes


hubiesen renunciado y tiene para con ellas la autoridad de cosa juzgada. Si
bien, es una figura jurídica sustancial, minuciosamente raglamentada en el
Código Civil (art. 945 al 954 del C.C.), respecto a formas, capacidad, objeto,
efectos y nulidad, cuando se refiere a derechos litigiosos, las modalidades
propias que adquiere hacen necesaria su previsión en los códigos
procesales, en cuanto formas, validez y efectos.
Por otro lado, existen semejanzas entre estas dos formas de concluir el
proceso, las dos ponen término al proceso con declaración sobre el fondo
del litigio, en las dos el apoderado requiere autorización especial para
celebrarlas; en las dos sólo es posible su aprobación si versa sobre derechos
renunciables o disponibles; la conciliación y transacción, que ponen fin al
proceso, adquieren la autoridad de cosa juzgada; con la aclaración de la
existencia de 2 tipos de conciliación, previa e intraprocesal (art. 235 del
C.P.C.).

Igualmente entre ambas instituciones existen diferencias fundamentales,


como las siguientes: la conciliación siempre se da en proceso (sea previa o
intraprocesal), en tanto que la transacción puede es extrajudicial (resentada
solo al efecto); la conciliación es un trámite obligatorio en el proceso (por
imperatividad constitucional), en la conciliación el juez tiene activa
participación, proponiendo la fórmula de arreglo (que su prudente arbitrio
aconseje), en tanto que la transacción la intervención del juez no es activa,
ya que son las partes que por su propia decisión la inician y la celebran; en
la conciliación, por ser una figura amplia, puede producirse renuncias o
concesiones unilaterales o bilaterales sobre diversidad de derechos
renunciables o disponibles, permitidos por la ley, en tanto que la
transacción sólo versa sobre derechos disponibles (patrimoniales) e importa
concesiones recíprocas. Cabe agregar que en el proceso ejecutivo aun es
posible la conciliación como parte de su trámite.

- Excepción de conclusión del proceso por conciliación

Convierte al juez en mediador, pues su intervención no solamente se limita


a acercar a las partes para que ellas mismas se avengan a buscar
directamente una solución del conflicto, sino que juega un rol más activo al
disponer que sea el propio Juez el que proponga una fórmula de solución 39
del conflicto y de esta manera sienta prácticamente las bases del acuerdo.

La conciliación es un mecanismo procesal que sirve para poner término al


proceso sin llegar necesariamente a la sentencia. Está incluida en el Código
Procesal Civil como un trámite obligatorio previo en el proceso civil
ordinario (art. 362 parágrafo II), adquiriendo valor de cosa juzgada la
conciliación que pone fin al proceso (intraprocesal).

Es indispensable, para que sea amparada esta excepción se cumplan tres


requisitos:

a) Sean las mismas partes;


b) Sea por la misma pretensión u objeto; y
Los efectos, son:

a) Si se declara infundada, se tiene por existente la relación jurídica


procesal.
b) Si se declara fundada, una vez consentido y/o ejecutoriado el auto
resolutivo, concluye el proceso sin declaración sobre el fondo.
- Excepción de conclusión del proceso por transacción

El Código Procesal Civil considera esta excepción como un medio


extraordinario de conclusión del proceso; la cual debe ser homologada por
el Juez, para que produzca la conclusión del proceso y adquiera autoridad
de cosa Juzgada.
Es de advertir que el Juez aprueba u homologa la transacción, siempre que
contenga concesiones recíprocas y verse sobre derechos disponibles (y no
afecte el orden público o las buenas costumbres), y declarará concluido el
proceso si alcanza a la totalidad de las pretensiones propuestas.
Es importante deducir, que con la transacción no se puede crear, regular,
modificar o extinguir relaciones materiales ajenas al proceso. La
transacción en doctrina, es considerada por algunos como mixta porque
tiene carácter previo a la contestación sobre el fondo y pone fin al juicio,
decidiéndose el proceso por una cuestión que no hace la substancia y sin
discusiones sobre derecho invocado. Por eso, cuando un proceso civil haya
concluido mediante la transacción y no obstante ello, se inicia un nuevo
proceso idéntico a aquel, en el segundo proceso el demandado puede
perfectamente deducir la excepción de conclusión del proceso, por 40
transacción o simplemente la excepción de transacción (aclarando que esta
posición es doctrinaria); la posición nuestra es que debe deducirse
excepción de cosa juzgada, en el entendido que el proceso terminado por
transacción, tiene valor de cosa juzgada material. Concluyendo, esta
excepción procede cuando se inicia un proceso idéntico a otro en el cual las
partes transaron el conflicto, siendo indispensable para que sea amparada
esta excepción que se cumplan tres presupuestos:
a. Que sean las mismas partes;
b. Que sea por la misma pretensión u objeto; y,

Desistimiento del Derecho, el desistimiento en general (que nos sirve


para fundar esta excepción), puede ser definido como una renuncia procesal
de derechos o de pretensiones. Al efecto, es necesario que nos refiramos a
los tres tipos de desistimiento:

a) desistimiento de la demanda;

b) desistimiento de la instancia, y

c) desistimiento de la acción.

En el desistimiento de la demanda tenemos, en realidad una actividad; una


actitud del actor por cuyo medio retira el escrito de demanda, antes de que
ésta, haya sido notificada al demandado (retiro de la demanda, art. 239 del
C.P.C.); en este caso, la relación procesal aún no ha surgido. El
desistimiento de la instancia implica, por el contrario que el demandado ya
ha sido llamado a juicio y entonces, se requerirá su consentimiento expreso
para que surta efectos al desistimiento del actor (art. 241 del C.P.C.).
Finalmente, en el mal llamado desistimiento de la acción, lo que en realidad
se tiene es una renuncia del derecho o de la pretensión, en este caso el
desistimiento prospera aun sin el consentimiento del demandado, situación
procesal evidentemente mejorada en el art. 242 del C.P.C..
No debe olvidarse que, las excepciones de conciliación, transacción y 41
desistimiento del derecho, pueden haberse dado (con certeza es así) en
procesos concluidos por su mismo efecto, por lo cual es lógico interponerlas
como defensa en ese contexto y cuando se cumplen sus requisitos de
admisión; consecuentemente, existirán procesos concluidos por
conciliación, transacción y desistimiento del derecho, que serán la base de
las excepciones de conciliación, transacción y desistimiento del proceso.

10.- LA RECONVENCIÓN.-

Art. 130. (FORMA Y CONTENIDO). La parte demandada podrá


reconvenir en el mismo escrito de contestación, observando en lo
pertinente los mismos requisitos exigidos para la demanda. Fuera de
esta oportunidad no podrá deducirla, quedando a salvo su derecho
para hacerlo valer en proceso distinto.

Art. 131. (ADMISIBILIDAD). La reconvención será admisible sólo en


procesos ordinarios siempre que corresponda a la competencia de la
autoridad judicial que conociere la demanda, por razón de la materia.

Art. 132. (MODIFICACIÓN O AMPLIACIÓN). La parte demandada


podrá ampliar o modificar su reconvención sólo hasta antes de la
contestación a ésta por la parte actora. Se observará el Artículo 115,
Parágrafo II de este Código.

Art. 133. (TRÁMITE).

I. Planteada la reconvención se correrá traslado a la parte actora,


quien deberá responder en el plazo de treinta días observando las
formas previstas para la contestación.

II. Después de interpuesta la reconvención, sólo se admitirán


documentos de fecha posterior o, siendo anteriores, bajo juramento
de no haberse tenido conocimiento de ellos.

III. La reconvención se sustanciará y resolverá juntamente con la


demanda principal.
La reconvención es aquella demanda judicial que ejerce el demandado, en el 42
mismo proceso judicial, al momento de contestar la demanda de la que ha
sido objeto; además de pedir la absolución, el demandado introduce nuevas
peticiones al tribunal frente a la otra parte (el demandante).

Requisitos:

 Es necesario cumplir los requisitos prescriptos para el escrito de


demanda en cuanto a la exposición de los hechos, derecho, cosa
demandada, petición y prueba documental.
 Deducirla en el mismo escrito de la contestación de demanda.
 El tribunal que interviene en la demanda principal debe tener
competencia para conocer de la reconvención, o ser admisible la
prórroga de competencia. El juez debe ser competente por razón de
materia para las dos pretensiones prescindiendo de distinguir las
materias civil y comercial.
 Que sea susceptible de ventilarse por los mismos trámites de la
demanda principal, por razones de orden procesal.
 Que derive de la misma relación jurídica o sea conexa con la
pretensión originaria y que se funde en un interés directo del
reconviniente en contra del actor.
 Para que la demanda de reconvención produzca efectos no es
necesario que se desestimen las pretensiones de la demanda inicial.
Es decir, la demanda de reconvención no tiene que atacar
directamente la demanda inicial, de modo que al final, el juez,
decidirá sobre ambas demandas sin que una excluya a la otra.
 Sólo es admisible en procesos ordinarios, por inferencia no puede
proponerse en procesos extraordinarios, monitorios, concursales,
voluntarios y otros.

11.- PROCEDENCIA Y PROCEDIMIENTO DEL PROCESO


ORDINARIO.-

Procede en todos los casos en que la ley no señale otro proceso especializado
para su trámite (art. 362-I). Siendo notable su similitud con el art. 316 del
Código de Procedimiento Civil, por lo cual si un proceso cualquiera
(extraordinario, monitorio, concursal, voluntario u otro) no tiene trámite
específico, debe someterse a proceso ordinario, obviamente respetando que
la pretensión tenga mérito civil.
Presentada la demanda conforme el art. 110 del C.P.C. y admitida la misma, 43
deberá correrse traslado con orden de citación a la parte demandada, quien
tiene el plazo de 30 días para contestar la demanda.

Citación que debe personal, conforme se tiene establecido en los arts. 74


parágrafo I y 117 del CP.C., refiriendo además que los demás actuados
(excepto con la reconvención, en la cual se aplica la regla anterior) son
comunicados a las partes con las reglas de la notificación, contenidas en los
arts. 82 y siguientes del C.P.C.

Si se oponen excepciones previas, se correrán en traslado a la parte


demandante (o reconvencionista) por el plazo de de 15 días;
posteriormente, se convocará a audiencia preliminar en plazo no mayor a
cinco días.

La presunción simple, establecida en el art. 364 del C.P.C. en caso de


rebeldía, sólo es explicable con doctrina; misma que establece que las
presunciones se clasifican en legales y judiciales, según las establezca la ley
o sean producto de las deducciones hechas por el juez. Presunciones legales
son aquellas fijadas por el legislador, teniendo en cuenta que, según el
orden normal de la naturaleza, de ciertos hechos derivan determinados
efectos, entonces por razones de orden público vinculadas al régimen
jurídico, impone una solución de la que le juzgador no puede apartarse;
en estos supuestos el legislador hace el razonamiento y establece la
presunción, pero a condición de que se pruebe el hecho en que ella se funda.
Por lo tanto, constan de los mismos elementos que las presunciones
judiciales: un hecho que sirve de antecedente, un razonamiento y un hecho
que se presume.

Las presunciones "iuris et de iure" no admiten prueba en contrario; pero,


ellas no constituyen en esencia un medio de prueba, sino que excluyen la
prueba de un hecho considerándolo verdadero. El hecho presumido se
tendrá por cierto, cuando se acredite el que le sirve de antecedente.
Las presunciones "iuris tantum" son aquellas que permiten producción de
prueba en contrario, imponiéndole esa carga a quien pretenda
desvirtuarlas, y por ello interesan al derecho procesal.

Se diferencian de las presunciones judiciales porque vinculan al juez; quien


tiene a su favor una presunción iuris tantum, estará dispensado de probar el
hecho alegado, pero en cambio debe acreditar los hechos que constituyen
las premisas o presupuestos de la misma. Decir que una presunción no
admite prueba en contrario, no implica que no se pueda atacar la existencia 44
del hecho presumido, lo que no se podrá objetar es el razonamiento.

Las presunciones se aplican sobre todo a los hechos jurídicos, y convierten


en derecho lo que no es más que una suposición fundada en lo que
generalmente ocurre (praesumptio sumitur de eo quod plerumque fit).
El fundamento lógico de las presunciones reside en que la dificultad de la
prueba podría hacer perder muchas veces un derecho, de tal manera que la
obligación de demostrar el hecho que podría destruir la presunción recae
sobre quien lo alega y no sobre el que invoca la norma que lo ampara.

Así, en los accidentes de trabajo se presumen que el obrero no ha tenido


culpa en su producción: el patrón debe acreditar una culpa grave para
eximirse de indemnizarlo. Pero en otros casos, especialmente en las
presunciones iuris et de iure, hay también motivos de orden social que
intervienen para justificar su existencia. Estas presunciones, que se llaman
legales porque derivan necesariamente de la ley, no deben ser confundidas
con las presunciones simples o del hombre, que se admiten y utilizan
frecuentemente en los juicios para averiguar la verdad de un hecho
mediante razonamientos deductivos; consecuentemente, las presunciones
simples cual es el caso del artículo analizado, no tienen nada que ver con las
presunciones legales y/o judiciales.

Fundamentación, que creemos es aplicable a los dispuesto en el parágrafo


III del art. 368 del C.P.C., que tiene que ver con la presunción desfavorable
por inasistencia a la audiencia complementaria de alguna de las partes del
proceso.

12.- LA AUDIENCIA PRELIMINAR Y SUS ACTIVIDADES.-

El art. 365 del C.P.C., refiere la posibilidad de suspensión de la audiencia


preliminar, en razón de fuerza mayor insuperables; el "caso fortuito" y "la
fuerza mayor", son nombres con los que se designan en relación con
determinada persona, aquellos sucesos independientes de su voluntad, que
no tienen que preverse como normales en una determinada relación y que
impiden de manera insuperable la realización de una actividad.

Cuando se habla del "caso fortuito", se atiende más bien al imprevisto


acaecer del suceso, y cuando se dice "fuerza mayor", se alude
preferentemente a la insuperabilidad de sus efectos. Lógicamente hay lugar 45
a hacer entre ambas expresiones una distinción; la expresión "caso
fortuito'', conviene cuando se quiere designar el origen accidental e
imprevisto del obstáculo que ha impedido la ejecución de la obligación, y
que es debido a un azar, extraño al deudor e inesperado. Por el contrario, la
expresión de "fuerza mayor", sirve para indicar la naturaleza insuperable de
este obstáculo, del cual el la parte no puede triunfar. Así las dos expresiones
son justificadas, porque ellas expresan dos ideas diferentes; pero ellas
pueden emplearse juntamente, a propósito del mismo hecho, puesto que él
debe ser al mismo tiempo ''caso fortuito'' por su origen, y ''fuerza mayor"
por su resultado.

Si sucede que se les emplea separadamente (como es el caso), es que no se


discute a propósito de un acontecimiento más que sobre uno u otro de esos
dos caracteres; pero no se podría deducir de ahí que uno solo de ellos pueda
bastar; la imposibilidad de ejecutar o de actuar debe ser al mismo tiempo
insuperable e imprevisible.

Para clarificar ciertas actividades que deben realizarse en las audiencias


preliminar y complementaria, copiamos las conclusiones del conversatorio
realizado en la ciudad de Sucre en fecha 13 de junio de 2014:

1.- En la audiencia preliminar, pueden haber alegación de hechos


nuevos pero no puede haber alegación de pretensiones nuevas,
últimas que serán rechazadas por auto interlocutorio, contra la cual
procede la reposición, reposición alternada con apelación o apelación
directa y se la concederá en el efecto devolutivo.

2.- En la audiencia preliminar, pueden haber alegación de hechos


nuevos pero no ajenas a la pretensión o pretensiones (conexión),
últimas que serán rechazadas por auto interlocutorio, contra la cual
procede la reposición, reposición alternada con apelación o apelación
directa y se la concederá en el efecto devolutivo.

3.- Las excepciones previas tienen por lo general el trámite de puro


derecho y excepcionalmente se sujetará a prueba la excepción opuesta
cuando sea una cuestión de hecho y la recepción de prueba se la
solicite en la contestación a la demanda y contestación a la
reconvención.
4.- El listado de las excepciones previas del art. 128 del C.P.C., no es 46
limitativo, es decir no es una cláusula cerrada y lo que no está
prohibido está permitido; como las excepciones expresamente
previstas en las normas sustantivas; por ejemplo, la anulabilidad o el
de contrato no cumplido.

5.- La improponibilidad de la demanda se da en dos momentos


procesales, a momento de la revisión de la demanda conforme el art.
113 parágrafo II y en la audiencia preliminar, conforme el art. 366
parágrafo I numeral 4 del C.P.C.

6.- La fijación del objeto del proceso y los hechos sujetos a probanza
se dan por auto, debiendo el mismo ser impugnado en vía de
apelación en el efecto devolutivo, en razón a la naturaleza del acto de
impugnación.

Finalmente, respecto a la sentencia que debe dictarse según se tiene


previsto en el art. 368 parágrafo VII del C.P.C., debe decirse que resulta
infortunado que debe dictársela al finalizar en la audiencia complementaria,
pero aún cuando el art. 216 parágrafos I parte final y II del mismo cuerpo
legal adjetivo, establece la posibilidad bizarra de leer sólo la parte resolutiva
de la misma; quedando diferida su fundamentación para su lectura en
ulterior audiencia. Dejando al juez de instancia, la única posibilidad de
tener la resolución lista antes de la verificación de la audiencia
complementaria, pues sería calamitoso procesalmente declarar una
demanda probada en audiencia (con lectura de la parte resolutiva), y
razonando posteriormente, establecer ante la lectura y valoración de la
prueba, que tal estimación no fue correcta e imposible lógicamente cambiar
de postura y decisión (tema que invita a debate).

GRACIAS.

Material elaborado por IVAN FERNANDO VIDAL APARICIO, Juez de Partido en


materia Civil de la Capital (Sucre).

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