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SECRETO PROFESIONAL Y CONFESION DEL ABOGADO

Manuel David Macchi Álvarez

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Programa de Derecho, Facultad Ciencias Sociales, Políticas y Humanidades de la Universidad de
Santander UDES
Correo Electrónico: manuelmacchi196@gmail.com
Código Estudiantil: 17291019

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El propósito de este escrito consiste en presentar de una manera subjetiva,
coherente y analógica un análisis acerca del secreto profesional y confesión del
abogado, de su actividad en nuestro ordenamiento jurídico a través de lo dicho
por la corte constitucional y como este afecta u opera en la actividad practica
diaria de un abogado.

Los abogados deben conocer la mayoría de los detalles, conflictos y entornos en


los que se ha sumergido su cliente antes del conflicto legal por el cual lo está
defendiendo. El permitírsele esta potestad, de conocedor al abogado, puede
garantizar el buen desarrollo de un juicio a favor del demandado o
demandante, dentro de los principios de la profesión de abogacía, se encuentra
una pauta que exige el no revelar los secretos de los clientes con los que
trabajan.

Por ello, la corte constitucional en la sentencia C-301/12 define el secreto


profesional como la información reservada o confidencial que se conoce por
ejercicio de determinada profesión o actividad”. En este sentido, el secreto
profesional es un derecho – deber del profesional, pues “de verse compelido a
revelar lo que conoce perderá la confianza de sus clientes, su prestigio y su
fuente de sustento.

Esto implica, que lo que haya hecho la persona o a quién defiende el abogado,
este último debe utilizar la información recibida a favor de brindarle un
pertinente desarrollo al caso y no develarla, al menos que lo apruebe el cliente,
en ningún punto del juicio, digamos, que se debe configurar un tipo de relación
de complicidad entre el cliente y el abogado, para que todo funcione de la mejor
manera; pero esta relación debe permanecer antes del juicio, durante y
después del mismo.

El artículo 34 de la ley 1123 de 2007, especifica la obligatoriedad en la reserva


del secreto profesional del cliente que debe seguir el abogado; especificando
que estos secretos solo podrán ser ventilados al momento de querer evitar la
consecución o desarrollo de un delito, en el llegado caso de que ocurriese, se
debe acudir a las autoridades pertinentes, como la Fiscalía General de la
Nación, para informar sobre la situación de riesgo. Ninguna otra situación
puede conllevar a la ruptura del pacto d reserva del secreto profesional.

En el marco de un Estado social como este, es absolutamente necesario que se


respeten el debido proceso y las garantías procesales de un indiciado, que hoy
son la garantía de nuestro sistema judicial.
La confesión del abogado, lo maneja el Código General del Proceso, en los
artículos 77, inciso 3, 193 y 372, inciso 3, ha previsto los distintos escenarios
en los que puede suscitarse la confesión de una parte a través de su
mandatario judicial, no siempre con claridad y contundencia, prevé que el
poder conferido a un abogado para actuar en un proceso lo habilita para
“confesar espontáneamente”, facultad que no puede ser restringida por el
poderdante, porque de hacerlo tal restricción “se tendrá por no escrita”.

El adverbio “espontáneamente” significa que esa posibilidad de confesar en


cabeza del abogado se suscita si decide hacerlo, pero de manera voluntaria,
exceptuando los casos especiales en los que la misma ley atribuye la
naturaleza y alcance de confesión a determinados actos ejecutados por el
profesional del Derecho. En otras palabras, la confesión por apoderado judicial,
salvo las excepciones que adelante precisamos, no puede obtenerse de manera
forzada o como consecuencia de someter al profesional del Derecho a absolver
un interrogatorio en nombre de su mandante.

En la misma dirección apunta el artículo 193 del CGP, en cuanto establece


como regla general que la confesión por apoderado judicial valdrá cuando para
hacerla haya recibido autorización de su poderdante, la cual se entiende
otorgada para la demanda y las excepciones, las correspondientes
contestaciones, la audiencia inicial y la audiencia del proceso verbal sumario,
sin que tampoco en estos eventos el poderdante pueda estipular en contra de
esa previsión, porque de hacerlo tal estipulación también se tendrá por no
escrita. Así las cosas, lo que manifieste o afirme el apoderado en la demanda,
en las excepciones o en las contestaciones de demanda, durante la audiencia
inicial y la audiencia única del proceso verbal, constituirá confesión en cuanto
implique admitir hechos adversos a la causa de su cliente.

Es importante advertir que no toda afirmación del apoderado tiene el poder de


constituir confesión, sino solamente aquella que implique reconocer hechos
adversos susceptibles de ser probados con este medio de prueba. En efecto,
suele ocurrir que algunos litigantes le atribuyen alcance de confesión a
manifestaciones o expresiones que no la tienen, como cuando un apoderado
expresa opinión diferente sobre una determinada disposición o el alcance de un
medio de prueba.

Además, en la sentencia C-301/12, la corte constitucional permite inferir que


no es deber del abogado vulnerar el secreto profesional, sino que por el
contrario debe respetarlo. La posibilidad de vulnerar este deber contemplada
en la expresión demandada no es una norma de mandato, sino una norma de
autorización que permite excepcionalmente al abogado invocar como una
causal de exclusión de responsabilidad en aquellos eventos en los cuales reveló
información para evitar la futura comisión de un delito.
Las sanciones disciplinarias de la Ley 1123 de 2007, a partir de su Artículo 40
son:
 Censura, multa de un (1) a cien (100) smmlv, dependiendo de la
gravedad de la falta, y la suspensión de dos (2) meses a (3) tres años o la
exclusión del ejercicio de la profesión, las cuales se impondrán
atendiendo los criterios de graduación, trascendencia social de la
conducta, confesión de la falta antes de la formulación de cargos y
afectación de Derechos Humanos, entre otros. Dicha sanción se inscribe
en el de Registro Nacional de Abogados.

De la anterior norma, se puede destacar que también se hace necesario


analizar la conducta específicamente, con miras a determinar la sanción a que
se haría merecedor el abogado que cometiera la falta de revelación del secreto
profesional, se puede observar un cambio en las sanciones en el transito
legislativo, pues de una norma a otra desapareció la amonestación y apareció
la multa, así como también se determinaron taxativamente los criterios de
graduación
Las excepciones a la inviolabilidad del secreto profesional se contemplan en el
literal f del Artículo 34 de la Ley 1123 de 2007, estas son:

1. Autorización escrita del cliente: Esta primera excepción radica en la


manifestación de voluntad del cliente, que se superpone, según el
precepto citado, a la inviolabilidad del secreto profesional; dicha
expresión no es simple, toda vez que requiere la formalidad del escrito
para que no haya lugar a la sanción disciplinaria del abogado.
2. Necesidad de hacer la revelación para evitar la comisión de un delito:
Esta es una expresión de la aplicación del principio de interés superior.

Para concluir, El secreto profesional es una garantía constitucional establecida


para amparar al cliente y al profesional de que la información que se
intercambie en desarrollo del servicio prestado no pueda ser obtenida en contra
de la voluntad de las partes ni por autoridad judicial ni administrativa, lo cual
permite armonía y confianza entre el cliente y el profesional. Al igual que todos
los derechos, el secreto profesional no es absoluto. Por lo tanto, la Ley y la
jurisprudencia se han encargado de establecer, de acuerdo a cada profesión,
las causales en las cuales el profesional puede revelar la información confiada
sin obtener una sanción disciplinaria, lo cual se observo anteriormente.

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