Está en la página 1de 6

RESUMEN EL LIBRO DEL BUEN AMOR, DE JUAN RUIZ

Argumento de la Obra el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita.


Después de unos versos escritos en la prisión y un apólogo en prosa, comienza
el poeta a narrar sus correrías.

Pecador como los demás hombres disputa con Don Amor que le enseña los
procedimientos para tener partido con las mujeres. Esta lección se completa
con los consejos de Doña Venus.

Enamorado de la viuda doña endrina, busca una vieja medianera para llevar a
buen puerto sus amores.

Todo va glosado con interesantes ejemplos y fabulas y con amenas


consideraciones sobre otros temas. Intercala el episodio de los amores, de don
Melón y Doña Endrina, paráfrasis de una comedia medieval llamada Pámphilus.

La medianera, llamada Trotaconventos, “Vieja Buhonera, de las que venden


joyas”, le ayuda en sus amoríos. Mas como muere una de las damas de sus
pensamientos, se encamina asierra de Segovia.

Allí corteja a cuatro serranas, que le dan motivo a otras tantas caóticas
burlescas. Se acerca el tiempo de Semana Santa y el arcipestre dedica cantigas
a nuestra señora, cuya ermita de Santa Maria del Vado visita.

A modo de episodio ameno intercala la escena y “pelea con Don Carnal”.

Supone el poeta que recibe el mandato de desafiar a Don Carnal, este se


presenta con un ejército formado por Don Tocino y Doña Cecina y por las
Gallinas, Perdices, Conejos y ánades.

Frente a don carnal aparece Doña Cuaresma con otro ejercito de pescados y de
verduras, vence a su enemigo y le mete preso. Pero el domingo de ramos huye
de la cárcel Don Carnal burlando la vigilancia de Don Ayuno y por medio de sus
partidarios, Don Almuerzo y Doña merienda reta a Doña Cuaresma, que llena
de temor, apela a la fuga.

Don Carnal y Don Amor entran solemnemente en Toledo y llevan un cortejo de


“ omes y aves de toda noble flor”. Por consejo de la “Trotaconventos” hace el
amor a Doña Garoza; luego, para olvidar sus cuitas y la muerte de esta,
pretende a una mora. La pérdida de “Trotaconventos” pone fin a sus amoríos.

Con la pintura de su paje Don Furon, el elogio de las mujeres chicas, cánticos
escolares, gozos a la virgen y a las serranillas de los clérigos de Talavera
termina el poema. A lo largo de la obra se insertan 32 fabulas.

La paloma y la hormiga. Fábula con moraleja


Obligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo; arrastrada por la corriente, se
encontró a punto de morir ahogada.
Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia;
desprendiendo del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga
y la salvó.

La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le


devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la
paloma.

Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga, que
se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su arma.

El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga pudo
devolver el favor a su amiga.

El cuento: El caracolillo Gustavillo


Gustavillo era un caracolillo que vivía feliz en el fondo del mar; se mecía al ritmo de las
corrientes marinas, reposaba en la arena, buscando algún rayo de sol y de vez en cuando
daba sus paseos.

Un día un cangrejo le vio y le dijo:

- ¿Puedo vivir contigo?

Gustavillo se lo pensó dos veces y al final decidió ser, como un antepasado suyo un
cangrejo ermitaño.

Empezaron a vivir juntos el cangrejo dentro del caracol y al poco comenzaron los
problemas: el cangrejo se metía las pinzas en la nariz, hacía ruidos cuando comía, no
ayudaba en la limpieza...
Una mañana Gustavillo le dijo al cangrejo todo lo que no se debía hacer, con paciencia ,
explicándole que:

- Hurgarse en la nariz, es de mala educación y además puede hacer daño

- Se mastica siempre con la boca cerrada

- Hay siempre que colaborar en la limpieza y orden de dónde se vive

El cangrejo se quedó callado, salió de la casa y se perdió durante varios días.

Cuando volvió habló con Gustavillo y entre los dos juntitos hicieron una lista de las
cosas que, para estar juntos, debían hacer para que todo funcionara bien.
A partir de ese momento se acoplaron a convivir juntos y fueron muy, muy felices, el
cangrejo, daba a Gustavillo largos paseos y el caracolillo arropaba al cangrejo cuando
había marea.

FIN
Los milagros también existen
Los milagros también existen. Profesora Susana B. González. Licenciada en Letras.
Cuentos para reflexionar.

Los milagros también existen. Paparruchadas de un viejo decrépito que llevaba más años
que yo en aquel calabozo.

En aquel cuarto oscuro y mugriento, donde me tragué quince años. Pero ya no valía la
pena discutir con ese infeliz ni con nadie más en esa jaula de cemento.

Lo único importante era tener presente que sólo veinte días me separaban de mi ansiada
libertad. Las cuentas estaban saldadas con esa hipócrita sociedad que un día pronunció mi
encierro.

Había pasado una eternidad escuchando esas campanadas de la vieja capilla del pueblo.
Siempre, a la misma hora, marcándome con sus tañidos monótonos y opacos el paso del
tiempo.

Pero ahora ya no me molestaban, al contrario las sentía cómplices de mis pensamientos.


Si de algo estaba orgulloso, era de saber que nadie había podido quebrarme. Sólo el
repicar de la campana compartía mi secreto.

¿Quién iba a pensar que esa humilde construcción de madera y chapa, con una cruz y una
campana en el frente, iba a ocultar, en su fondo baldío, el botín de este ingenioso hombre
aún en cautiverio?

Finalmente las puertas del infierno se cerraron a mis espaldas y mi corazón comenzó a
latir alocadamente. Sentí que el aire oxigenaba mis pulmones y un soplo de libertad corría
por mis venas.

No había tiempo que perder, tomé mis pocas pertenencias y comencé a caminar con la
vista fija en esa cruz que se asomaba tras el follaje de los altos y dorados álamos de la
plaza.

Pero a medida que me acercaba al lugar, mis pasos se hicieron más lentos. No sabía bien
lo que estaba pasando. ¿O mi vista me traicionaba o mi razonamiento no podía
entenderlo?

¡La capilla ya no estaba! En su lugar yacía un templo imponente con una campana enorme
y la misma cruz en el medio.

Entré sin pensarlo, me dirigí hacia el altar y, detrás de él, encontré una puerta. Al abrirla, el
viejo baldío ya no estaba, su lugar lo ocupaba una gran construcción con pequeñas
ventanas a los costados y un portón en el centro.
Abrí la puerta y al ingresar me encontré con unos tablones gigantes vestidos con manteles
floreados y rodeados de sillas; detrás de ellos, yacían tres hileras de camas cubiertas con
mantas tejidas a mano de diferentes colores.

Pero lo que más me sorprendió fue la presencia de una gran salamandra asentada sobre
una basa de cemento, justo en el centro, como separando y calentando a la vez ambos
ambientes.

Cuando salí de mi asombro, comprendí que justo ahí, debajo de ese gran escalón de
material, estaba mi tesoro, mi botín, mi pasaporte a la felicidad quince años esperado.

No sé cuánto tiempo pasé arrodillado junto a ella, sin que una sola lágrima me nublara la
vista, sin que una sola parte de mi cuerpo se moviera.

De pronto una mano templada y fuerte se apoyó en mi hombro ya entumecido.

-Amigo, ¿se siente bien? ¿Puedo ayudarlo? –me interrogó una voz cálida y apacible.

Como pude me di vuelta y, con su ayuda, logré incorporarme.

-Soy el párroco de esta iglesia –me dijo y agregó – Si está sólo y sin trabajo ha venido al
lugar indicado. En este templo, con la ayuda de los feligreses, hemos construido este
albergue para aquellos que necesitan un plato de comida o un lugar para pasar la noche.

Sin saber por qué aquel día decidí quedarme, fue como si mi destino se hubiese jugado en
tan solo un instante.

Con los años, descubrí que aquella libertad tan anhelada la había permutado por no sentir
más la amargura de la soledad y el desamparo.

Hoy, por primera vez, me siento satisfecho de ser un hombre confiable, tengo amigos y un
trabajo digno: encargado del albergue. Me ocupo del jardín, de las luces, de la limpieza y
sobre todo de que la salamandra no deje de brindarnos su calor en las frías noches de
invierno.

¿Será verdad que los milagros existen?

Fin
Tempestad. Cuentos cortos

Tempestad es un cuento de la colección cuentos


cortos de nuestra escritora de cuentos infantiles
María Teresa DI Dio sugerido para adolescentes,
jóvenes y adultos.
Se acercaba una tormenta, podía escucharse a las olas estrellarse contra las rocas y al
viento helado azotar con furia la casa.

El frio se colaba por las hendiduras castigando el cuerpo de la mujer que tembló de frio y
miedo. Trueno y relámpagos resonaban en la distancia…esta es la historia de un
personaje triste y solitario.
Vivía en aquella casa desde que tenía memoria la cual también había envejecido
juntamente con ella. Su esposo e hijo no habían regresado del mar… la melancolía y la
tristeza eran sus únicas compañeras.

Había llegado a la casa de los que fueron sus padres apenas se había casado con aquél
pescador y allí había nacido su hijo. Tan sólo si la vida le diera un respiro algo por lo que
vivir… Pensaba Josefina… Sentada en la cama a la luz de una vela que dejaba un olor a
rancio hasta el amanecer, Josefina rezó pidió perdón a Dios por no hacerlo todos los días.

A lo lejos entre el vendaval escuchó gritos, abrigándose salió, las ráfagas de viento
amenazaban con hacerla caer Entre las rocas una lancha pesquera se astillaba y los
hombres que trataban de salvar a sus compañeros eran barridos por el fuerte oleaje. Se
olvidó del frio prestando sus manos a los pescadores…

Después de unas horas pudieron ponerse a salvo…regresó con ellos empapados y


tiritando de frio.

En la vieja cocina a leña les preparo un tazón de sopa para reconfortarlos.

Todo lo sentí, todo lo sufrí en aquella noche en que mi lancha resultó destruida por la
tormenta. Josefina tiene hoy un puesto dónde vende lo que nosotros pescamos…

Su vida ha cambiado!!!

Fin
Ejemplos de ambigüedad
La ambigüedad sucede cuando una palabra, sintagma u oración puede
interpretarse de más de una manera.

Ejemplos de ambigüedad

– Ayer te vi llegando  a la escuela ¿por qué no me saludaste?


¿Quién va llegando a la escuela? ¿La persona que formula la pegunta o su
interlocutor?
– John está enojado porque no encontró el gato donde lo dejó.
¿De qué gato están hablando de un animal o de una herramienta?
– ¿Has visto a John? Soy su novia.
¿De quién es novia? ¿De John o de su interlocutor (2ª persona del singular)?
– Traje refrescos para los niños de diferentes sabores.
¿Qué viene en diferentes sabores? ¿Los niños o los refrescos?
– Compre chocolate para el pastel quiero preparar uno en casa.
¿Quiere preparar un pastel o un chocolate?
– ¿Tienes el número privado del doctor? Llamé a su consultorio y no estaba.
¿Llamó al consultorio del doctor o al consultorio de su interlocutor?
– Me encanta el helado de chocolate ¿quieres?
¿Qué está ofreciendo? ¿Helado? ¿Está comiendo helado o solo es una reflexión
sobre lo que le gusta comer? Y si es que está comiendo helado ¿Le ofrece del
mismo helado o de uno diferente?
– Fui con Jane y John al concierto, fuimos en su coche y después fuimos a cenar.
¿Fueron en el coche de Jane o en el coche de John?
– Se rompió el platón que estaba al lado del reloj de mesa me lo regaló mi mamá.
¿Su mamá le regaló un platón o un reloj?
– Íbamos en el coche de Jane y John nos contó que se compró un coche nuevo,
es negro.
¿Quién es negro? ¿El coche o John?
– Cuando llegamos a casa de Jane su mamá nos dijo que estaba muy preocupada
porque tardamos mucho en llegar.
¿Quién estaba muy preocupada, la mamá de Jane o Jane?
– Tardamos tres días en llegar pero valieron la pena, pudimos ver las cascadas
más hermosas del mundo; fueron desesperantes.
¿Fueron desesperantes las cascadas o los tres días que tardaron en llegar?
– Jane no pudo venir porque su novio la invitó a la playa.
¿Quién invitó a la playa a Jane? ¿El novio de Jane o el novio de la persona con la
que está hablando quien hace la pregunta?
– Solo en ese lugar puedes conseguir carne de vaca fresca.
¿La vaca está fresca o la carne está fresca?
– Claro que ya vi esa película, ahí conocí al novio de Jane, estaba horrible y me
dio mucho miedo.
¿A qué se refiere? ¿El novio de Jane estaba horrible o la película estaba horrible?
– Jane me habló mucho de esa playa, todavía es virgen.
¿La playa es virgen o Jane todavía es virgen?
– El abogado no pudo venir a la junta porque salió a desayunar con su esposa.
¿Se refiere a la esposa del abogado o a la esposa de la persona con quien está
hablando?

También podría gustarte