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Cada segmento del cuerpo presentaba un conjunto de branquias y un par de apéndices similares a
alerones que son extraños a los demás animales conocidos de la época, excepto Anomalocaris. Los
tres últimos alerones formaban la cola. A diferencia de los artrópodos conocidos la cabeza no
parece estar formada por segmentos fusionados.
Historia natural
La forma en que los animales del esquisto de Burgess fueron enterrados por un derrubio o
corrimiento de tierras, sugiere que vivían en la superficie del fondo marino. Opabinia debió vivir
sobre los sedimentos del lecho marino, y presumiblemente nadaba tras sus presas usando sus
aletas laterales. La probóscide pudo haberse sumergido en madrigueras en busca de presas.
También pudo haber servido para remover rápidamente los sedimentos en el suelo marino
buscando comida. De ser así, Opabinia habría usado la probóscide para llevar la comida a su boca
en la parte inferior de la cabeza. Dado que no hay ningún signo de nada que pueda funcionar
como mandíbulas, su comida debía ser pequeña y blanda. Whittington cree que Opabinia no tenía
patas, piensa que se arrastraba y que también podría haber nadado lentamente por el aleteo de
los lóbulos. Por otra parte, en su opinión, no era lo suficientemente flexible como para permitir
hacer ondulaciones de todo el cuerpo.