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Derechos de Autor © 2015 por Melissa de la Cruz

Diseño de portada por Marci Senders


Arte de la cubierta por James Madsen
Transcripción por Russ Gray
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Hyperion, 125 West End Avenue, Nueva York,
Nueva York 10023.
ISBN 978-1-4847-1295-5
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Para Mattie,
sin ti este libro no sería posible.

Y para las dos malvadas chicas del negocio,


Emily Meehan y Jeanne Mosure,
que me ofrecieron la oportunidad de trabajar en
una isla llena de villanos y creyeron en mí,
gracias, chicas, por todo.
Debo decir, realmente
me sentí muy
decepcionada por no
haber recibido una
invitación. - Maléfica,
La Bella Durmiente.

~1~
Prólogo

É rase una vez, durante un tiempo después de

todos los felices por siempre, y tal vez, incluso


después de los felices por siempre jamás, todos
los malvados villanos del mundo fueron
expulsados del Reino Unido de Auradon y
encarcelados en la Isla de los Perdidos. Allí,
debajo de una barrera que mantiene todos los
encantamientos fuera de sus garras, los terribles,
los traidores, los verdaderamente horribles, y
siniestros villanos fueron maldecidos a vivir sin el
poder de la magia.

~2~
El Rey Bestia declaró el exilio de los villanos por
siempre.

Por siempre, como es de saber, resulta ser un


tiempo bastante largo. Más largo de lo que una
princesa encantada puede dormir. Más largo,
incluso, que la torre de una doncella apresada con
largo cabello dorado. Más largo que vivir una
semana convertido en sapo, y desde luego mucho
más largo que esperar a un príncipe para que le
devuelva la zapatilla de cristal que perdió la
noche del baile.

Sí, por siempre es mucho, mucho, mucho tiempo.

Diez años, para ser específico. Diez años que estos


legendarios villanos habían sido atrapados en
una prisión flotante de rocas y escombros.

Bien, así que se podría decir que diez años no es


tanto tiempo, obviamente; pero para estos
conjuradores y brujas, hechiceros y visires, reinas
malvadas y hadas oscuras, vivir sin magia era una
sentencia peor que la muerte.

~3~
(Y algunos de ellos fueron revividos de la muerte,
para ser colocados en esta isla, em... bueno, por si
querían saber.)

Sin sus increíbles poderes para dominar e


hipnotizar, aterrorizar y amenazar, crear
tormentas y relámpagos, transformar y engañar o
mentir y manipular en su camino por conseguir
exactamente lo que querían, hicieron de sus vidas
lo peor; luchando por vivir, vendiendo y
comiendo basura, asustando a nadie más que a
sus propios esbirros, y robándose entre ellos
mismos.

Era difícil incluso para ellos imaginar que alguna


vez habían sido grandes y poderosos, éstos
envenenadores de manzanas y ladrones de
melodiosas voces bajo del mar, estos usurpadores
de poder y propietarios de espejos petulantes.

Ahora sus vidas eran cualquier cosa menos


poderosa. Ahora eran ordinarios. Todos los días.

¿Podría decir? aburridas.

Así fue con gran entusiasmo y no poca fanfarria


que los habitantes de la isla se reunieron para un

~4~
evento único en su tipo: la perversamente
maravillosa fiesta de cumpleaños de una princesa
de seis años de edad. Perverso siendo un término
relativo, recordemos que bajo la barrera se
albergan un montón de antiguos villanos sin
poderes.

En cualquier caso, la fiesta lo era.

Fue la más magnífica celebración de la remota


isla y la que sus ciudadanos desterrados habían
visto jamás, la historia de su gótica grandeza y
odiosa opulencia sería contada en los próximos
años. La fiesta sería como todas las fiestas, esta
espléndida ocasión transformó el decadente
bazar y sus podridos escaparates del centro de la
isla en un lugar espectracular, lleno de linternas
fantasmales y velas encendidas.

Semanas antes, una bandada de buitres había


rodeado el lugar, dejando caer las invitaciones en
cada decadente puerta y cobertizo para que cada
sucio pilluelo de todos los rincones de la isla
fuera capaz de participar en este evento
encantador y extraordinario.

~5~
Cada pequeño pilluelo en la isla, es decir, a
excepción de una pequeña hada malvada.

Si su invitación se la llevó el viento y fue


desgarrada o devorada por los hambrientos
buitres, o algo peor, nunca, incluso si fue guiada
por aquel torbellino hacia el reino, como se
sospechaba, nunca lo sabremos.

Pero el resultado fue el mismo.

Sobre el tumultuoso bazar, en lo alto de su balcón


del castillo, de seis años de edad, Mal apretó los
mechones de su grueso cabello púrpura y frunció
los labios mientras observaba como se divertían
en la oscura y deliciosa fiesta. Qué maldad podría
hacerles, a su corta edad.

Observó a la pequeña princesa, la más bella de la


(flotante) tierra, sentada en su envejecido trono,
con el cabello tan azul como el océano, con los
ojos tan oscuros como la noche, y los labios tan
rojos como las rosas. Llevaba el cabello recogido
en una linda trenza en V, mientras reía de
felicidad al ver aquel conjunto de maravillas ante
ella. La princesa tenía una curiosa risita que era
tan fascinante, que trajo una sonrisa a la cara de
~6~
Lady Tremaine, la vieja de los planes frustrados
de casar a sus hijas con un príncipe azul; el feroz
tigre Shere Khan estaba prácticamente
ronroneando como un gatito contento; y de los
viejos tiempos, el Capitán Garfio valientemente
asomaba la cabeza entre los filudos dientes de
Tic-Tac, aunque sólo sea para que pudiera
hacerla reír y escuchar esa hermosa risa de
nuevo.

La princesa, al parecer, podría hacer que incluso


los villanos más horribles sonrían.

Pero Mal no sonreía. Ella casi podía oler el pastel


de dos pisos hecho de manzanas ácidas, decorado
con gusanos rojos; trataba de controlarse, no
pudo evitar escuchar los chillidos del loro Iago
mientras repetía, una y otra vez, la historia de
unas cuevas que contenían riquezas sin medida,
hasta que los villanos le retorcieron su cuello
emplumado.

Mal suspiró con su verde mirada llena de celos


mientras los demás niños alegremente sostenían
sus malvadas bolsas llenas de dulces. La fiesta
tenían una variedad de compinches malvados a

~7~
elegir, pequeñas anguilas similares a los
serpenteantes Flotsam y Jetsam nadaban en
pequeños cuencos; las manchadas, hienas riendo
a más no poder no eran más que los infames
Shenzi, Banzai y Ed; jugueteando iban los
adorables gatitos negros de la última camada de
Lucifer. Su perversa actitud era recibida con
gritos de emoción.

A medida que la fiesta se intensificaba con fiebre


de alegría, el corazón de Mal se hacía tan negro
como su estado de ánimo, y juró que un día, les
mostraría a todos lo que era ser verdaderamente
malvado. Sería más ambiciosa que Madre Gothel,
más egoísta que las hermanastras de Cenicienta,
más astuta que Jafar, más mentirosa que Úrsula.

Les mostraría a todos que sería como su,


"¡Madre!", gritó, mientras las sombras de dos
prominentes y ominosos cuernos se formaban en
el balcón, y su madre apareció, su capa púrpura
flotaba con el viento

La voz de su madre era fuerte, melodiosa y


amarga capaz de intimidar a cualquiera. ."¿Qué
está sucediendo?" Dijo mientras los niños en la

~8~
fiesta reían al ver el show de marionetas del
tenebroso Dr. Facilier.

"Es una fiesta de cumpleaños," sollozó Mal. "Y no


me invitaron."

"¿Estás segura?" Preguntó mientras observaba la


celebración por encima del hombro de Mal, y
luego ambas pusieron sus ojos sobre la princesa
que reía tontamente con una apolillada almohada
de terciopelo mientras los velludos y guapos
jóvenes gemelos hijos de Gastón, Gastón Junior y
Gastón Tercero, mostraban sus fuertes
habilidades, mientras trataban de mantener el
equilibrio uno encima de la cara del otro, para
poder impresionarla. Y como se veía, parecía
estar funcionando.

"¡Celebrar es para plebeyos!" se burló su madre.


Mal sabía que su madre detestaba cualquier
fiesta. Ella las detestaba casi tanto como para
hacer de la vida de los reyes y reinas que
adoraban a sus bebés, de las hadas regordetas
con habilidades mágicas para hacer vestidos y de
príncipes encantadores, miserables.

~9~
"Sin embargo, la Reina Malvada y su horrible
descendiente muy pronto entenderán lo
suficiente de su pequeño error" declaró su madre.

Que su madre sea la gran Maléfica, Ama de la


Oscuridad, la más poderosa y malvada hada del
mundo y la más temida de todos los villanos en
toda la tierra.

O al menos, un día lo fue.

Érase una vez, cuando la ira de su madre embrujó


a una princesa.

Érase una vez, cuando la ira de su madre puso a


un príncipe de rodillas.

Érase una vez, cuando la ira de su madre puso a


todo el reino en un sueño profundo.

Érase una vez, cuando la ira de su madre trajo


consigo todas las fuerzas de infierno.

Y eso no se acercaba a lo que el corazón de Mal


quería para ser como ella cuando crezca.

Maléfica se paró al borde del balcón, donde podía


ver toda la isla y las chispeantes luces de
Auradon. Ella se elevó más mientras un trueno y
~ 10 ~
un relámpago estremecieron el lugar y la lluvia
empezó a caer del cielo. No había magia en la isla,
así que hemos de su poder que era una
terriblemente buena coincidencia.

La fiesta se detuvo y los ciudadanos reunidos se


paralizaron al ver a su deslumbrarte líder junto a
ellos llena de ira.

"¡La celebración se acabó!" declaró la madre de


Mal. "Ahora largo, esfúmense, retírense como
pequeñas pulgas que son. ¡Y tú Reina Malvada y
tu hija! ¡Desde ahora están muertas en esta isla!
¡No existen! ¡No son nadie! ¡Nunca vuelvan a
mostrar sus caras por el lugar!"

Tan pronto como la fiesta empezó, acabó; todos


empezaron a dispersarse ante la vigilante mirada
de los secuaces de Maléfica, los guardias jabalíes
usando gorras de aviador desmantelaron todo.

Mal dio un último vistazo a la princesa de cabello


azul que miraba con temor hacia el balcón antes
de ser llevada lejos por su madre igualmente
atemorizada.

~ 11 ~
Los ojos de Mal brillaban ante el triunfo, su
oscuro corazón estaba contento de que aquel
sufrimiento había causado tal maravillosa
maleficencia en su interior.

~ 12 ~
~ 13 ~
Espejo mágico dime una
cosa ¿Quién del reino
es la más hermosa? - La
Reina Malvada, Blanca
Nieves y los siete
enanitos.

~ 14 ~
Esta es la historia de un hada malvada...

E sto debe de ser un sueño, se dijo Mal a sí


misma. Esto no podía ser real. Estaba sentada a
orillas de un hermoso lago, en el suelo
empedrado de un templo antiguo en ruinas,
comiendo la más deliciosa fresa. El bosque que la
rodeaba era exuberante y verde, y el sonido del
agua corriendo por sus pies era relajante y
placentero. Incluso el aire del lugar era dulce y
fresco.

"¿Dónde estoy?" gritó fuertemente, tomando una


gran uva del picnic que había para ella.

~ 15 ~
"Bueno, has estado en Auradon desde hace días y
este es el Lago Encantado" le respondió el
muchacho sentado a su lado.

Mal no se había percatado de su presencia hasta


que él habló, pero ahora que lo había notado,
¿también era parte de su deseo? Sin duda el chico
era la peor parte del lugar, donde sea que este;
era alto, de cabello color miel, despeinado,
dolorosamente atractivo y con una sonrisa de
rompe corazones capaz de desmayar a cualquier
chica.

Pero Mal no era cualquier chica, empezaba a


sentir pánico, como si estuviera atrapada allí de
alguna manera. En Auradon, o donde sea, y eso tal
vez no era un sueño-

"¿Quién eres?" Preguntó Mal,"¿Eres alguna


especie de príncipe o algo así?"Agregó mirando
su fina camisa azul bordada con un pequeño
escudo dorado.

"Tú sabes quién soy," dijo el muchacho. "Soy tu


amigo."

~ 16 ~
Instantáneamente Mal se dio cuenta.
"Definitivamente es un sueño," dijo con una
astuta sonrisa. "Yo no tengo amigos."

El joven se sobresaltó, pero antes de que pudiera


responder, una voz resonó a través del pacífico
paisaje, oscureciendo el cielo y mientras las aguas
golpeaban fuertemente las rocas.

"¡TONTOS! ¡IDIOTAS! ¡IMBÉCILES!" se escuchó

Mal se despertó de un sobresalto.

Su madre estaba gritando a sus súbditos desde su


balcón, de nuevo. Maléfica gobernaba en la Isla de
los Perdidos, de la misma forma de siempre, con
miedo y odio, por no hablar también de la
abúndate cantidad de secuaces. Mal estaba
acostumbrada a los gritos, pero eso sin duda era
un despertar muy grosero. Su corazón aún latía
después de su pesadilla mientras apartaba sus
sábanas púrpura.

¿Por qué demonios había estado soñando con


Auradon?
¿Qué tipo de magia negra le habían lanzado para
que un apuesto príncipe hablara con ella en su
sueño?

~ 17 ~
Mal sacudió la cabeza y se estremeció, tratando
de alejar la horrible visión de su sonrisa con
hoyuelos, y consolada por el hermoso sonido de
los temerosos pobladores mendigando a Maléfica
para que se apiadara de ellos. Miró alrededor su
habitación, aliviada al descubrir que era justo
donde debería estar, en su enorme y chillona,
cama de hierro, con sus gárgolas en cada pata de
la cama y su dosel de terciopelo que se
encontraba tan bajo, que amenazaba con caer
encima de ella. La habitación de Mal siempre era
oscura, al igual que siempre era gris y nublado en
la isla.

La voz de su madre resonó desde el balcón,


haciendo temblar el suelo de su dormitorio,
causando que se abrieran los cajones de su
brillante cómoda violeta, arrojando todo el
contenido púrpura al suelo.

Cuando Mal se decidió por un esquema de color,


se apegó demasiado a él y se había sentido
atraída por las capas góticas en púrpura. Aquel
era un color de misterio y magia, de mal humor y
oscuridad, si bien no era tan común en la
indumentaria villana como negro. El púrpura era
el nuevo negro, según Mal.

~ 18 ~
Cruzó la habitación hacia su gran armario
desigual que contenía absolutamente todos sus
recién hurtados cachivaches, baratijas de cristal
para cortar y pegar, brillantes bufandas
metalizadas con largas hebras, guantes disparejos
y una variedad de botellas de perfume vacías.
Empujó las pesadas cortinas a un lado, desde su
ventana podía ver la isla en toda su monotonía.

Hogar, raro hogar.

La Isla de los Perdidos no era una isla muy


grande; algunos dirían que sí lo era, pero no era
más que una mancha o una peste en el paisaje, sin
duda, más marrón que verde, con una colección
de casuchas con techos de hojalata y sin orden
alguno y construidas una encima de otra,
amenazando con derrumbarse en cualquier
momento.

Mal miró a esta monstruosidad de barrio


marginal desde el edificio más alto de la ciudad,
un antiguo gran palacio con altísimas torres que
ahora era el viejo, deteriorado, gastado ubicación
del solo y único Castillo de las Ofertas, donde
hace poco se remataban encantadoras túnicas en
todos los colores y sombreros de bruja al 50 por
ciento de descuento.

~ 19 ~
Fue también el hogar de algunas hadas no tan
ligeramente malvadas.

Mal cambió su pijama, colocándose una chaqueta


de motociclista púrpura ingeniosamente
construida, de color rosa en un brazo y verde en
el otro, y un par de pantalones vaqueros rasgados
del color de las ciruelas secas. Ella
cuidadosamente puso sus guantes sin dedos y ató
los cordones de sus botas de combate
maltratadas. Evitó mirarse en el espejo, pero si lo
hubiera hecho, habría visto una pequeña, linda
chica con un brillo maligno en sus penetrantes
ojos verdes y una tez pálida, casi translúcida. La
gente siempre comentaba lo mucho que se
parecía a su madre, por lo general justo antes de
correr en otra dirección gritando asustados. Mal
saboreaba sus miedos. Peinó sus cabellos de color
púrpura con el dorso de la mano y cogió su
cuaderno de bocetos, metiéndolo en su mochila
junto con los botes de espráis que siempre
llevaba con ella. El lugar ni se pintaría por sí
mismo, ¿verdad? Tal vez lo haría en un mundo
mágico, pero ese no era el caso.

Los armarios de la cocina estaban vacíos, como


de costumbre, sin nada en la nevera, solamente
frascos de vidrio llenos de globos oculares y todo

~ 20 ~
tipo de líquido con moho de dudosa procedencia,
todo era parte de los esfuerzos continuos de
Maléfica para avivar pociones y conjurar hechizos
como solía hacerlo, Mal se dirigió a Slop Shop
cruzando la calle para poder tomar desayuno
todos los días.

Estudió las opciones en el menú, café negro como


tu alma, batido de leche agria; cerveza de avena
con una opción de manzana harinosa o banana
blanda; y rancio, cereales mixto, secos o
húmedos. Nunca había muchas opciones. La
comida o los restos, para ser más específicos,
venían de Auradon; todo lo que no era lo
suficientemente bueno para esos esnobs lo
tiraban a la isla. ¿Isla de los Perdidos? Más como
Isla de lo Podrido. A nadie le importaba
demasiado, de hecho. Crema y azúcar, pan fresco,
y piezas perfectas de fruta hacían a la gente débil.
Mal y los otros villanos desterrados preferían ser
fuertes y duros, por dentro y por fuera.

"¿Qué quieres? ", Preguntó un duende hosco,


tomado su orden. En el pasado, todas las cosas
repugnantes habían sido soldados de infantería
en el oscuro ejército de su madre, enviados sin
piedad por todo el país para encontrar una
princesa oculta; pero ahora sus tareas se

~ 21 ~
redujeron a servir el café tan amargo como sus
corazones, los tamaños, estaban el alto, el grande
y el venti. La única diversión que les quedaba era
escribir despiadadamente mal el nombre de cada
cliente, escrito con marcador en el lado de cada
taza. (La broma era sobre los duendes ya que casi
nadie sabía leer Goblin, pero no parecía hacer
ninguna diferencia). Siguieron culpando su
encarcelamiento en la isla a la lealtad hacia
Maléfica, y se conocía que querían pedir al Rey
Bestia una amnistía, usando sus ligeros lazos
familiares con los enanos como pruebas de que
ellos no pertenecen aquí.

"Lo de siempre, y rápido", dijo Mal,


tamborileando con los dedos sobre el mostrador.

"¿Desea el batido de leche agria?"

"¿Tengo cara de querer la leche agria? ¡Deme el


café más fuerte y negro que tenga! ¿Qué es esto,
Auradon?"

Era como si el duende la hubiera visto sus sueños,


y de solo pensarlo la ponía enferma.

La asquerosa criatura gruñó, moviendo


fuertemente su nariz, y empujó una oscura

~ 22 ~
bebida hacia ella. Mal la agarró y salió corriendo
por la puerta sin tener que pagar.

"¡TÚ PEQUEÑA MOCOSA! ¡VOY A HERVIRTE EN


LA CAFETERA LA PRÓXIMA VEZ!"Gritó el duende.

Ella rió. "¡Primero tendrá que atraparme!"

Los duendes aprenden. Nunca pudieron


encontrado a la princesa Aurora, pero claro pues,
los tontos habían buscando a un bebé durante
dieciocho años. No es de extrañar que los planes
de Maléfica siempre fracasen. Era muy difícil de
encontrar buena ayuda en estos días.

Mal siguió su camino, deteniéndose para sonreír


en el cartel del Rey Bestia amonestando a los
ciudadanos de la isla a ¡SER BUENOS! ¡PORQUE
ES BUENO PARA TODOS! con esa tonta corona
amarilla en la cabeza y una gran sonrisa en su
rostro. Era positivamente nauseabundo y más
que un poco inquietante, al menos a Mal. Tal vez
los carteles de Auradon se habían metido en su
cabeza, por eso había soñado que estaba
retozando en una especie de lago encantado
anoche con algún príncipe pretencioso. El solo
pensarlo le hizo estremecerse de nuevo. Tomó un

~ 23 ~
sorbo de su fuerte café hirviendo. Sabía a barro.
Perfecto.

En cualquier caso, tenía que hacer algo al


respecto con el estúpido cartel de la pared. Mal
sacó sus latas de pintura y le dibujó un bigote y
una barba al rostro del rey y tachó su mensaje
ridículo. El Rey Bestia era quien los había
encerrado en la isla, después de todo. Que
hipócrita. Mal tenía algunos fuertes mensajes
para él, y todos ellos involucraban venganza.

Esta era la Isla de los Perdidos. La maldad vivía,


respiraba y gobernaba la isla, y el Rey Bestia y sus
enfermizos carteles publicitarios para hacer que
los antiguos villanos hagan el bien en un lugar
donde eso no existía. ¿Quién quería hacer
limonada de limones, cuando se podía hacer
perfectamente unas buenas granadas de limón?

Al lado del cartel ella pintó una silueta de unos


cuernos y una capa. Por encima de la silueta de
Maléfica, ella escribió ¡VIVA LA MALDAD! en verde
brillante como el color de la baba de duende.

No está mal. Mal. Así está mucho mejor.

~ 24 ~
Un astuto ladrón...

S i Mal vivía encima de una tienda, Jay, hijo de


Jafar, vivía literalmente dentro de una, dormía en
una alfombra gastada debajo de un gastado
estante de televisores antiguos con discos
manuales, radios que no funcionaban, y teléfonos
con largos cables unidos a ellos. Su padre había
sido el ex gran visir de Agrabah, temido y
respetado por todos, pero eso fue hace mucho
tiempo, y ahora el malvado mago era el dueño de
una tienda de desperdicios y Jay, su único hijo y
heredero, era también su único proveedor. Si el
destino de Jay había sido alguna vez convertirse
en un gran príncipe, sólo su padre lo recordaba.
"Deberías estar sentado sobre un elefante,
guiando un desfile, saludando a tus súbditos,"
gritó Jafar aquella mañana mientras Jay se
~ 25 ~
prepara para la escuela, colocándose un gorro
rojo sobre su largo cabello y oscuro, la elección de
su atuendo habitual era púrpura y chaleco de
cuero amarillo y jeans oscuros. Flexionó sus
trabajados músculos mientras se ponía sus
guantes negros con púas.
"¡Lo que digas! Padre" dijo Jay guiñándole un ojo
con una sonrisa pícara. "Trataré de robar un
elefante, si encuentro alguno."
Jay era un príncipe, por si las dudas. El príncipe
de los ladrones, un estafador y un farsante, cuyas
mentiras eran tan hermosas como sus oscuros
ojos. Caminó a través de las estrechas calles
empedradas, esquivando un coche manejado por
la tripulación del temerario profesor Ratigan, se
aprovechó de aquellos temerosos pasajeros
escondiéndose bajo los pesados tendederos
llenos de los andrajosos atuendos y las
chorreantes capas para robar una billetera o dos.
Úrsula lo echó lejos de tienda de pescados y
papas fritas, pero antes de eso se las había
arreglado para tomar un puñado de grasientas
papas fritas, y se tomó un momento para admirar
una colección de jarras de plástico de todos los
tamaños y formas ofrecida por otra tienda al
frente, preguntándose si podría encajar en uno de
sus bolsillos.
Cada pieza de basura en Auradon se reciclaba y
reutilizaba en la isla, desde bañeras hasta
manijas, así como los propios cachivaches de los
anteriormente mágicos villanos. Una tienda
anunciaba ESCOBAS USADAS QUE NO VUELAN
~ 26 ~
MÁS PERO LIMPIAN MUY BIEN, y bolas de cristal
que solo eran buenas solo como peceras hoy en
día.
Mientras los vendedores colocan fruta podrida y
verduras estropeadas en las maltrechas tiendas
de campaña, Jay robó una manzana magullada y
le dio un mordisco, sus bolsillos iban repletos de
tesoros robados. Saludó alegremente a un coro de
brujas de nariz ganchuda reunidas en un balcón,
eran las nietas de Madame Mim, que, a pesar de
encontrarse muy lejos de sus pegajosos dedos, se
desmayaron ante su saludo.
Los secuaces de Maléfica, grandes hombres -
jabalí vestidos con cuero y con familiares gorras
estilo aviador puestas hacia abajo sobre sus ojos,
resopló un hola casi ininteligible mientras pasan
a sus labores. Jay tomó hábilmente sus gorras sin
que lo noten y empujó hacia abajo la parte trasera
de sus pantalones, planea vendérselos de nuevo
al día siguiente, como lo hacía cada semana. Pero
se resistió a la tentación de hacerlo. Simplemente
no había tiempo para hacer todo en un día.
Buscando algo para quitar el sabor amargo de la
manzana, Jay vio una cara familiar tomando un
sorbo de un vaso de papel con el logotipo Slop
Shop y sonrió.
Perfecto.
"¿Por el nombre de Lucifer?" Gritó Mal mientras
su copa desaparecía de sus dedos. Ella vaciló un
segundo antes de darse cuenta de lo que pasaba.
"Devuélvemelo, Jay," dijo, con las manos en las
~ 27 ~
caderas, caminando hacia su dirección.
Él rió. Le gustaba ver a Mal enojada. "Hazme."
"¡Jay!" Gruñó. "¿Hacerte qué? ¿Un moretón?
¿Sangrar? ¿Implorar? Y la elección de ladrón es..."
"Bien. Caramba" dijo mientras se escabullía entre
las sombras. "Mmm, barro caliente batido, mi
favorito." Dijo devolviéndole la taza, la sensación
nostálgica.
Mal tomó un sorbo e hizo una mueca. "En
realidad, es repugnante, te lo puedes quedar. Te
ves hambriento."
"¿De verdad?" Dijo animado. "Gracias, Mal. Me
estaba muriendo de hambre."
"No me lo agradezcas, está particularmente
horrible mi día. Creo que arrojaron algunos sapos
podridos en mi bebida de esta mañana," dijo.
"¡Genial! Proteína adicional." Con anfibios o no,
Jay tomó la bebida de un sorbo. Se limpió los
labios y sonrió. "Gracias, eres una buena amiga,"
dijo en honor a la verdad, a pesar de que él y Mal
no eran tan amigos, exactamente, aunque eran
socios en el crimen.
Al igual que sus pantalones vaqueros y sus
bolsillos, los de Mal, estaban llenos de toda clase
de basura, la que habían robado de todas las
tiendas de la ciudad. Una aguja de tejer sobresalía
de un bolsillo, mientras que el otro contenía lo
que parecía un mango de una espada.

~ 28 ~
"¿Puedo negociar una tetera para esa vieja
espada?", Preguntó esperanzado. Todo lo que su
padre vendía eran cosas que Jay había robado de
otro lugar.
"Claro", dijo, tomando la tetera oxidada. "Mira
qué más tengo," dijo ella."El collar de Úrsula."
Sacudiéndolo en el aire. "Lo atrapé esta mañana
cuando la vieja bruja del mar me saludó."
"Genial". Él asintió. "Todo lo que conseguí fue un
puñado de papas fritas. Lástima que no se puede
capturar nada más que la voz de una sirena."
Mal resopló. "Todavía es valioso."
"Si tú lo dices." Dijo encogiendo sus hombros.
Jay y Mal estaban en una constante competencia
por quién era el ladrón más hábil. El ganador
sería muy difícil de elegir. Se podría decir que
habían unido su amor por deslizar cosas, pero te
diría que la unión de cualquier clase era para
débiles.
Aún así, se encontraban de camino a la escuela.
"¿Has oído las noticias?", Preguntó.
"¿Qué noticias? No hay nuevas noticias," se burló,
lo que significa que nada nuevo había sucedido en
la isla. Los canales difusos de los anticuados
televisores proyectaban solamente dos canales,
Auradon News Network, que estaba lleno de
propagandas para hacer el bien, y el DSC,
Dungeon Shopping Channel, especializada en
decoración de guaridas ocultas. "Y más despacio,
o vamos a llegar a tiempo", agregó.
~ 29 ~
Se volvieron al camino principal, hacia el
desperfecto cementerio, cortando camino por el
jardín frente al Dragon Hall. La venerable escuela
para el avance de la educación del mal se
encontraba en un antiguo mausoleo, una
estructura gris descomunal con un techo
abovedado y una columnata averiado, al frente
había una inscripción con el lema de la escuela:
EN EL MAL CONFIAMOS. Dispersos alrededor de
los terrenos embrujados, en lugar de las tumbas
habituales, había unas con horribles refranes
tallados. Recordando a los líderes en esta isla, ya
que nunca hubo un mal momento para recordar a
cada ciudadano de este lugar que el mal
gobernaba.
"De ninguna manera, escuché las noticias.
Noticias confiables," insistió Jay, sus pesadas
botas de combate pisaban fuerte a través del
árido terreno del cementerio. "Ahí va otra, hay
una chica nueva en la clase."
"Sí, claro."
"Te lo digo en serio", dijo él, evitando por poco
tropezar con una lápida inscrita con la frase ES
MEJOR NUNCA HABER AMADO QUE SER AMADO.
"¿Chica nueva? ¿De dónde, exactamente?",
Preguntó Mal, apuntando a la barrera mágica que
cubría la isla y el cielo, oscureciendo las nubes.
Nada ni nadie podían entrar o salir, así que nunca
había alguien nuevo.
"Nueva para nosotros. Ella ha estado estudiando
en un castillo, hasta ahora, por lo que es su
~ 30 ~
primera vez en el calabozo," dijo Jay mientras se
acercaban a las puertas de hierro forjado, y a la
multitud reunida alrededor de la entrada que se
abrían para dejarlos pasar, muchos de sus
compañeros sostenían sus mochilas con ira al
verlos pasar.
"¿En serio?" Mal se detuvo en seco. "¿Qué quieres
decir con 'estudiando en un castillo'?", Preguntó,
entrecerrando los ojos con suspicacia.
"Es una princesa también, o al menos eso oí.
Básicamente es el-beso-del-verdadero-amor-
pínchate-el-dedo-con-una-rueca-cuida-tu-
cabellera-dorada-encuentra-a-tu-príncipe-azul,
así de princesa." Jay se sintió mareado de sólo de
pensarlo. "¿Creo que podía tomar prestado una
corona de algún lado? ¿Incluso una...?" Su padre
siempre estaba hablando de El Botín, el gran
tesoro que los liberaría de la isla de alguna
manera. Tal vez ella era la princesa indicada.
"¿Una princesa?", Dijo Mal seriamente."¡No te
creo!"
Jay no la estaba escuchando. "¡Quiero decir,
piensa en el inmenso tesoro que tiene ella! Una
princesa con un gran botín, ¿verdad? ¡Espero que
sea fácil de conquistar! Mejor aún, que sea fácil de
robar. Me vendría bien un blanco fácil."
La voz de Mal se volvió ácida. "Te equivocas. No
hay princesas en la isla, y desde luego no
cualquiera se atrevería a dar la cara por aquí..."

~ 31 ~
Jay la miró, y en el fondo de su mente oyó un
estruendo, tenía un vago recuerdo de una
espectracular fiesta de cumpleaños relacionada
con una princesa... y algún escándalo que
involucró a Mal y a su madre. Se sentía mal, había
recordado que Mal no había recibido una
invitación, pero rápidamente suprimió la
emoción desordenada, sin saber de dónde venía.
Se suponía que los villanos se deleitaban con la
tristeza de los demás, no sentían pena por nadie.
Aunque, cuando eso pasó, Mal se convirtió en una
hermana para él, una molesta, una pequeña peste,
y todo un dolor de...
Campanas. Sonando y haciendo eco a través de la
isla desde la parte superior de la torre, donde
Claudine Frollo estaba tirando de la cuerda y se
detuvo junto a la campana indicando el inicio de
la jornada escolar de Dragon Hall.
Jay y Mal compartieron una sonrisa. Eran
oficialmente tarde. La primera cosa que había
salido bien durante toda la mañana.
Pasaron por una casa en ruinas y columnas
cubiertas de musgo, dentro de la tumba principal,
había mucha actividad del Consejo de Tiranos
que estaba poniendo carteles para la Venta
Semanal de Pasteles Rancios; los sonidos
ensordecedores de la orquesta juvenil
practicaban para el concierto de otoño, las brujas
del mar se inclinaban sobre sus violines.
Estudiantes asustados se apresuraron a salir del
camino mientras Mal y Jay caminaban más allá de
~ 32 ~
los grandes pasillos cubiertos de hiedra muerta
hacia las oxidadas puertas dobles que llevaban a
los de la clase de tumbas subterráneas. Un
pequeño pirata de primer año que corría con el
equipo de Harriet Hook se perdió en la confusión,
bloqueando su camino.
Mal se detuvo.
El muchacho levantó lentamente la cabeza, usaba
un parche en el ojo, estaba temblando.
"L-l-l-l-lo siento, M-m-m-mal", dijo.
"Mmm-muévete", dijo Mal, con voz alta y burlona.
Ella torció sus ojos y pateó los libros de texto
tirados en el camino. El muchacho salió corriendo
por la primera puerta abierta que vio, dejando
caer su falso garfio que sostenía en su mano por
la prisa.
Jay mantuvo su silencio, tratando de no meterse
en problemas mientras recogía el garfio y lo
guardaba dentro de su chaqueta. Pero no podía
dejar de preguntarse, "¿Por qué no haces una
fiesta por la noticia y dejas de estar enojada?"
"¿De qué estás hablando?", Dijo el Mal. "Como si
la noticia me importase."
Jay no respondió; estaba demasiado ocupado
tratando de no congelarse y deseando haber
pensado en llevar una chaqueta más abrigada en
lugar de un chaleco sin mangas mientras la
temperatura bajaba los habituales veinte grados,
ya que se aventuraron por las escaleras de
~ 33 ~
mármol frío a la penumbra del húmedo sótano
del campus.
Mal había quedado en silencio por un momento, y
Jay asumió que aún estaba meditando sobre lo
que sucedió hace diez años, cuando de repente
chasqueó los dedos y dijo con un brillo travieso
en los ojos: "Tienes toda la razón, Jay. ¡Eres un
genio! "
"¿Soy qué? Quiero decir, sí, lo soy ", respondió Jay.
"Espera, ¿Por qué soy un genio?"
"Por lo de hacer una fiesta. Hay mucho que
celebrar, después de todo. Acabas de decir que
había una nueva princesa en la escuela. Así que
tendremos que hacer una fiesta."
Jay miró a Mal con ojos desorbitados."¿Tú vas a
qué? Quiero decir, sólo estaba bromeando. Todo
el mundo sabe que odias... "
"Las fiestas" asintió Mal. "Pero no está. Verás.
Esta fiesta será todo un real espanto." Ella sonrió.
"Especialmente para la chica nueva."
Jay sonrió débilmente, deseando nunca haberlo
mencionado. Cuando Mal consiguió así, por lo
general tuvo terribles consecuencias. Se
estremeció. Hubo un escalofrío definitivo en el
aire que empezaba a soplar salvajemente, y él fue
lo suficientemente inteligente como para
preocuparse por el lugar de la fiesta.

~ 34 ~
Una hermosa princesa…

E n el Castillo al Otro Lado del Camino vivía un


dúo de madre e hija muy diferente a Maléfica y
Mal. A diferencia del lamentable y victoriano
Castillo de las Ofertas, éste estaba lleno de hollín
y polvo, con candelabros rotos y telarañas en las
esquinas. No era tanto un castillo, era como una
cueva, o como una prisión dentro de la prisión de
la isla. Y durante diez años, esta madre y su hija
sólo se tenían la una a la otra para acompañarse.
El destierro hasta el otro lado de la isla había
hecho que la Reina Malvada se vuelva un poco
rara, y Evie no podía dejar de notar cómo su
madre insistía en hacerle preguntas a su
legendario "Espejo mágico."

~ 35 ~
"Espejo de mano, dime una cosa, ¿quién del reino
es la más hermosa?" Pregunto la Reina Malvada
mientras Evie se preparaba esa mañana.

"Mamá, no tienes nada en las manos. ¿Y de


verdad no te preocupa otra cosa? ¿El desayuno
por ejemplo?"Preguntó Evie, muriéndose de
hambre. Ella examinó los alimentos de ese día,
duros croissants y café aguado de la cesta que los
buitres dejaban es su puerta todos los días.

"Tu hija tiene gracia y belleza, pero debe cuidar


mejor de su cara para ser la más hermosa", dijo la
madre en tono sombríos o como ella lo llamaba,
su voz de "Espejo mágico."

Más encantadora, más bonita, más hermosa. El


cabello más grueso, los labios más anchos, la
nariz más pequeña. Todo eso le preocupaba a su
madre. La Reina Malvada culpó a todos sus
problemas el no ser más hermosa que
Blancanieves, y parecía no importar lo bien que
Evie se acomodaba el cabello o se ponía
maquillaje, nunca sería lo suficientemente bella
para su madre. Y eso hacía que el hermoso
estómago de Evie se enferme a veces. Así como
madre, debe ser la hija, o como siempre ella decía.
La manzana envenenada nunca cae lejos del
árbol.

Y aunque Evie sospechaba que podría haber más


en la vida que ser hermosa, eso era algo que
~ 36 ~
jamás podría decirle a su madre. La mujer tenía
una mente de un solo camino.

"No te pones suficiente rubor. ¿Cómo vas a


conseguir un apuesto príncipe, mirando así?" Le
regañó su madre, pellizcando sus mejillas.

"Como si en la isla hubiese alguno", dijo Evie, que


obedientemente sacó su compacto y se volvió a
aplicar. No había príncipes en la isla, todos los
príncipes vivían en Auradon ahora. Ahí es donde
vivían todos los de la realeza, y ahí es donde debe
ella vivir también. Pero era así. Al igual que su
madre, ella quedaría atrapada en la Isla de los
Perdidos para siempre.

Evie observó el espejo del pasillo por última vez y


se ajustó la capa azul alrededor de sus hombros,
la parte trasera tenía bordada una corona. Su
collar, veneno para el corazón, rojo resaltaba
entre los pliegues azules en tonos suaves. Su
andrajosa falda negra con manchas de pintura
roja, blanca y azul combinaba a la perfección con
sus leggins con un diseño de bosque en blanco y
negro.

"¡Tu cabello!", Dijo la Reina Malvada muy


desesperada, metiendo un mechón suelto de
nuevo a la trenza en V de su hija, que barría con
todo el cabello de su frente. "Bien, ahora ya estás
lista."

~ 37 ~
"Gracias, mamá", dijo Evie, cuyo único objetivo
era sobrevivir el día. "¿Crees que es seguro que
deba ir a la escuela?"

"¡Nadie puede guardar rencor por diez años!


Además, nos hemos quedado sin crema anti
arrugas. Debes ir a comprar más en el bazar, no
confío en los buitres para enviar la correcta."

Evie asintió y esperaba que su madre tenga


razón.

Pero cuando ella cruzó las puertas del castillo, se


congeló. La maldición de Maléfica hizo eco en sus
oídos. Pero no pasó nada, entonces siguió su
camino. Quizás, por primera vez, la vieja hada
malvada había olvidado del embrujo.

Cuando Evie llegó a la escuela por la mañana,


todo el mundo se quedó mirándola mientras
caminaba por los pasillos. Se sentía un poco
cohibida, y se preguntó si alguna vez encajaría. Se
suponía debía registrarse en la entrada con el Dr.
F, el director, cuando legue a la escuela. Pero
¿dónde estaban las cámaras administrativas? Se
preguntó Evie, mirando alrededor haciendo un
círculo completo.

"¿Puedo ayudarle?" Pregunto un chico guapo


aunque algo peludo y muy alto al verla.

"Oh... Estoy buscando al ¿Director?"


~ 38 ~
"Sígueme", dijo con una amplia sonrisa. "Gastón, a
su servicio... y este es mi hermano, Gastón."
Señaló a su gemelo idéntico, quien le dio la misma
radiante y arrogante sonrisa.

"Gracias, eh, Gastón." Respondió Evie. Los chicos


se la llevaron por el pasillo hasta las tumbas
administrativas.

"Dr. F, alguien quiere verlo," dijo Gastón tocando


la manija de la puerta.

"Yo quiero abrir", dijo su hermano, dándole un


codazo. Pero el primer Gastón le dio un puñetazo
sin siquiera mirar atrás. "Después de ti, princesa,"
ofreció grandiosamente, como su hermano se
deslizaba hasta el suelo, sosteniendo su
mandíbula.

"Um, gracias, creo", dijo Evie.

Dr. Facilier miró hacia arriba y les dio a los tres


estudiantes una sonrisa de calabaza. "¿Sí? Oh,
Evie, la bienvenida a Dragon Hall. Es un placer
volver a verte, querida. Ha pasado mucho tiempo.
Diez años, ¿verdad? ¿Cómo está tu encantadora
madre?"

"Ella está bien, gracias." Asintió Evie cortésmente,


pero se apresuró a ir al grano. "Dr. Facilier, yo
sólo quería saber si en vez de llevar las clases de

~ 39 ~
Maldad, me podría adelantar hasta Vanidades
Avanzadas", Preguntó.

El hombre frunció el ceño sombrío. Evie bateó sus


pestañas. "Significaría mucho para mí. Por cierto,"
dijo ella señalando a su corbata de cordón, con su
desafortunada cadena de plata. "¡Esa corbata le
queda muy bien!", Agregó, pensando exactamente
lo contrario.

"¿De verdad? Lo recogí en el Bayou d'Orleans


justo antes de que nos castiguen aquí." Él suspiró,
y su ceño se suavizó en una sonrisa real.
"Supongo que su petición es la mejor opción para
su programación general de clases. Considérelo
hecho."

"Bueno, estoy en esa clase," dijeron los Gastón a


coro. "Son los martes, justo después del
almuerzo."

"¡Almuerzo!" Evie se golpeó la frente.

"¿Pasa algo?"

"¡Olvidé de traer mi almuerzo!" Com toda la


emoción y la ansiedad de finalmente salir del
castillo, había dejado su almuerzo en casa.

"No te preocupes," respondieron los gemelos.


"¡Podemos compartirte el nuestro!", Agregaron,
alzando dos grandes cestos de comida. Un
~ 40 ~
gigantesco bloque de lo que parecía ser queso
particularmente maloliente, junto con dos barras
de pan moteado de color marrón con moho y
varias rodajas gruesas de paté de hígado.

Evie se emocionó que ellos habían ofrecido


compartir su almuerzo, a pesar de que parecía
que podían comer un caballo y medio.

La llevaron por un curvado pasillo. Las paredes


de piedra estaban cubiertas por el mismo musgo
verde que exterior, y parecía que se escapa algún
tipo de líquido marrón por todo el sucio piso de
cemento. Evie sintió algo peludo rodeando sus
tobillos y se encontró un gordo gato negro con
una sonrisa satisfecha mirándola.

"Hola gatito," susurró, inclinándose para


acariciarlo.

"Es Lucifer," dijo uno de los Gastón. "Nuestra


mascota."

Varios gritos de los estudiantes de primer año se


podían escuchar desde el interior de los casilleros
oxidados que al azar se alineaban en el pasillo.
Con sólo unas pocas bombillas parpadeantes
encima, Evie casi entró en una telaraña gigante
tejida sobre una pesada puerta de acero. Una
araña del tamaño del caldero de una bruja
reposaba en el centro. Genial.

~ 41 ~
"¿A dónde conduce esto?", Preguntó.

"Oh, ¿eso? Esa es la puerta hacia el Ateneo del


Mal," dijo el otro Gastón.

"¿Podemos entrar?"

"Es la Biblioteca de los Secretos Prohibidos",


explicó. "Nadie está permitido entrar ahí abajo, y
sólo el Dr. F tiene la llave."

"¿Qué clase de secretos?", Preguntó Evie,


intrigada.

"¿Los prohibidos, supongo?" Gastón se encogió de


hombros. "¿A quién le importa? Es una biblioteca.
Eso suena bastante aburrido para mí."

Finalmente, llegaron a la puerta de madera


arqueada del aula. Evie entró y se dirigió a la
mesa libre más cercana, sonriendo a los que se
acercaban con curiosidad a su alrededor. Todo el
mundo estaba mirando con tanto asombro y
admiración, que parecía estar marcando
tendencia.

La mesa que había elegido tenía un enorme


caldero y una gran vista hacia el escritorio del
profesor. Ella tomó asiento, y hubo un grito
ahogado en la multitud. Wow, estos chicos seguro
eran fáciles de complacer.

~ 42 ~
Evie se sentía muy bien en su primer día hasta
que oyó el sonido de un carraspeo.

Cuando levantó la vista, había una bonita chica de


cabello púrpura de pie en frente de su caldero,
mirándola con un odio inconfundible. El "Espejo"
de su madre habría usado las mismas palabras
para describirla, eso es seguro. Evie sintió un frío
miedo mientras el recuerdo de su infame fiesta de
cumpleaños vino de golpe. Tal vez si ella se hacía
la tonta y le halagaba, la chica no iba a recordar lo
que había sucedido hace diez años. Valía la pena
intentarlo.

"Soy Evie. ¿Cuál es tu nombre?" preguntó


inocentemente, aunque ella sabía exactamente
quien estaba de pie frente a ella. "Y, por cierto, tu
chaqueta es increíble. Se ve muy bien en ti. Me
encantan todo el diseño que has armado en ella."

"Novata, ese es su caldero. Deberías apartarte," le


susurró en voz alta un estudiante, que mas tarde
Evie se enteraría que su nombre era Yzla.

"Oh, ¿esto es tuyo...?" Preguntó Evie a la chica de


cabello púrpura.

La chica de cabello púrpura asintió.

"¡No tenía idea de que era tu mesa, lo siento


mucho! Aunque debo admitir que tiene una gran
vista hacia el escritorio del profesor", dijo Evie
~ 43 ~
con su brillante sonrisa de comercial, que por
precaución a dejar a todos ciegos, debería venir
con gafas de sol. Evie por fin se dio cuenta de por
qué los estudiantes la habían estado mirando
fijamente. Ellos habían estado observando un
desastre a punto de ocurrir.

"Sí, sí," respondió la chica de cabello púrpura, su


voz era suave y amenazante. "Y si no te mueves tu
tonto cabello azul desaparecerá, así tal vez tu
tengas una mejor vista hacia el escritorio del
profesor, ¿de acuerdo?" gruñó bruscamente
pasando junto a Evie y ruidosamente tirando su
mochila hacia abajo en el centro del caldero.

Evie captó el mensaje, agarró sus cosas y


encontró un caldero vacío en el fondo de la clase,
detrás de una columna, donde no podía ver la
pizarra.

"¿Es que quien creo que es?", le preguntó al


pequeño niño sentado junto a ella, cuyo cabello
era negro en las raíces pero blanco en las puntas.
En realidad, todo lo que llevaba era en blanco y
negro con un toque de rojo: una chaqueta de piel
de cuello con un lado negro y un lado blanco y
mangas de cuero rojo, una camisa con botones en
negro con rayas de blanco y pantalones cortos de
un lado blanco y del otro de ambos colores. Era
un look muy curioso. Para una mofeta sangrienta.

~ 44 ~
"Si te refieres a Mal, tienes razón, y me quedaría
lejos de ella si fuera tú," dijo.

"Mal..." Respiro Evie, su voz temblaba


nerviosamente.

"Sí. Su mamá es la jefa de por aquí. Ya sabes..."


Hizo señales como de trompetas con las manos a
ambos lados de la cabeza. No necesitabas haber
vivido en la isla por mucho tiempo para saber
exactamente de quién estaba hablando. Nadie se
atrevía a pronunciar su nombre, a menos que sea
absolutamente necesario.

Evie tragó saliva. Su primer día, y ya había hecho


la peor enemiga en la escuela. Fue Maléfica quien
habían desterrado a Evie y a su madre hace diez
años y la causa de que Evie crezca solitaria en un
castillo lejano. Su propia madre podría llamarse
Reina Malvada, pero todo el mundo en la Isla de
los Perdidos sabía que Maléfica llevaba la corona
en ese lugar. Hasta su mismo aspecto era el que
llevaba su hija por los calabozos de Dragon Hall.

"Espejo mágico dime una cosa, ¿quién del reino es


la más idiota?"

~ 45 ~
Un pequeño muchacho inteligente…

C arlos De Vil apartó la vista del artefacto que


estaba armando y le disparó a la chica nueva una
tímida sonrisa. "Va a estar bien. Mal sólo quiere
estar sola," dijo. "Ella no es tan difícil como
parece. Sólo habla de grandes jugadas."

"¿De verdad? ¿Y tú?", Preguntó la princesa de


cabello azul.

"Yo no tengo una jugada. A menos que consideres


el conseguir una paliza y o ser empujado en
medio de una jugada, entonces podría decir que
sí. Pero en realidad no es tan entretenido, a
menos que seas el que dé los golpes y los
empujones. "

~ 46 ~
Carlos volvió su atención hacia el lío de cables en
frente de él. Era el más pequeño y el más joven de
toda la clase, pero más inteligente que la mayoría
de ellos. Carlos era un estudiante de IA:
Inclinación Avanzada (a la MALDAD). Era de
esperarse, ya que la infame Cruella era su madre.

Su madre era tan notoria, incluso tenía su propia


canción. Él la tarareaba en voz baja algunas veces.
(¡Era muy pegadiza!) A veces lo hacía sólo para
ponerla histérica. Por otra parte, no era tan difícil
ponerla así. Los médico-brujos decían que Cruella
estaba llena de pura furia metabólica. Carlos
pensaba que era algo así como una Dieta de
Rabia: sin carne al vapor, simplemente terror; sin
tocino, solo rugido; sin pie de pera, solo cólera.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por su


nueva compañera de asiento amigable. "Soy Evie.
¿Cuál es tu nombre?," preguntó.

"Hola, Evie, soy Carlos De Vil," dijo. "Nos


conocimos una vez hace tiempo, en tu fiesta de
cumpleaños." Él la había reconocido desde el
minuto en que la vio pasar. Ella casi no había
cambiado, excepto que ahora era más alta.

"Oh. Lo siento. No recuerdo mucho de la fiesta.


Excepto cómo terminó."

Carlos asintió. "Sí. De todos modos, también soy


tu vecino. Yo vivo en la misma calle en
~ 47 ~
Hell Hall."

"¿De verdad?" Evie torció sus ojos hacia Carlos.


"Pero pensé que nadie vivía allí, excepto esa vieja
anciana loca y su..."

"¡No lo digas!" Le espetó.

"¿Perro?", Dijo ella al mismo tiempo.

Carlos se estremeció. "Nosotros, no tenemos


perros," dijo débilmente, sintiendo que su frente
comenzaba a sudar de solo pensar en lo que
había dicho Evie. Su madre le había dicho a los
perros eran viciosos animales de carga, los
animales más peligrosos y aterradores de la
tierra.

"Pero ella siempre está llamando a alguien su


mascota. Pensé que eras un d..."

"¡Te lo dije, no lo digas!", Advirtió Carlos. "Esa


palabra es un disparador para mí."

Evie alzó sus manos. "Está bien, está bien." Luego


ella le guiñó un ojo. "Pero, ¿cómo encajas en la
jaula por la noche?"

Carlos sólo se miró.

~ 48 ~
Su primera clase era Egoísmo 101, o "Ego" para
abreviar, impartido por la Madre Gothel, que se
tomaba demasiados autorretratos con una vieja
cámara Polaroid.

Las fotos cubrían toda el aula: Madre Gothel


haciendo una cara de pato, Madre Gothel con de
ojos soñolientos como diciendo "Así desperté,"
Madre Gothel en una pose de "serpiente."

Pero la auténtica Madre Gothel no se encontraba.


Ella siempre se retrasaba por lo menos media
hora, y cuando por fin llegó, se molestaba en
fastidiar a aquellos que llegaban más tarde que
ella. "¿Acaso yo te les he enseñado a estar a la
moda y llegar fastidiosamente tarde cada clase?"
preguntaba a los que llegaban justo después de
ella, dejando escapar un suspiro de exasperación
y colapsando dramáticamente en su silla, con una
mano abanicando sus ojos.

Durante la siguiente media hora o algo así,


estudiaron Retratos del Mal, comparando las
semejanzas de los villanos más famosos de la
historia, muchos de los cuales vivían en la isla y
algunos de los cuales eran sus padres. La clase de
hoy tocaba presentar a Cruella De Vil.

Por supuesto.

Carlos sabía el retrato de memoria,


independientemente de si él estaba mirándola.
~ 49 ~
Su madre. Allí estaba ella con todas sus galas, con
su pelo alto y su largo coche rojo, sus ojos
salvajes y sus pieles volando en el viento.

Se estremeció de nuevo y volvió a juguetear con


su máquina.

La clase terminó, y los estudiantes comenzaron a


presentar fuera del aula. Evie preguntó a Carlos
sobre la siguiente clase, y parecía feliz de
descubrir que ambos tenían con Lady Tremaine
para Planes Malignos. "Esa es otra clase
avanzada, realmente debes tener una IE muy
alta," le dijo. Sólo aquellos que superaban las
variables de los diagramas malvados se les
permitían tomar ese curso. "Este es el camino",
dijo, haciendo un gesto hacia las escaleras.

Pero antes de que pudieran llegar demasiado


lejos, una voz fría, intervino en su conversación.
"¿Qué no es Carlos de Vil? ", dijo detrás de ellos.

Carlos reconocía esa voz en cualquier lugar. Era la


segunda voz más aterradora en la isla.

Cuando se volvió, Mal estaba de pie justo detrás


de él, junto a Jay. Carlos automáticamente revisó
sus bolsillos para asegurarse de que nada había
desaparecido.

~ 50 ~
"Hey, Mal", dijo, tratando de parecer indiferente.
Mal nunca hablaba con nadie, excepto para
asustarlos o para quejarse de que estaban en su
camino. "¿Qué pasa?"

"Tu madre estará lejos en el Spa este fin de


semana, ¿verdad?", Preguntó Mal, codeando a Jay,
quien rió.

Carlos asintió. El Spa, que en realidad era un poco


de vapor caliente que escapaba de las rocas del
sótano en ruinas de lo que había sido un edificio
adecuado, era un lugar de relajación para Cruella,
el único recordatorio de su lujoso pasado.

¿Hasta qué punto los De Vil habían caído, al igual


que el resto de la Isla?

"S-sí", dijo con incertidumbre, sin saber si esa era


la respuesta correcta a pesar de que era la
verdad.

"Respuesta correcta", dijo el Mal y le dio unas


palmaditas en la cabeza. "No puedo dar
exactamente una fiesta en mi casa sin que mi
madre empiece a gritar a todo el mundo, por no
hablar del tema de hacer volar la vajilla."

Carlos suspiró. Al igual que el resto de la Isla,


sabía que las fiestas sacaban lo peor de Maléfica.

~ 51 ~
No había nada que odiaba más que ver a la gente
divirtiéndose.

"Y no podemos tenerla en la casa de Jay porque


su padre siempre trata de hipnotizar a todos para
que sean sus siervos," continuó Mal.

"Totalmente", coincidió Jay.

Carlos asintió de nuevo, aunque no estaba seguro


de lo que se trataba.

"Excelente. Perfecto. Fiesta en su casa. Esta


noche."

¿Fiesta? ¿En su casa? ¿Escuchó bien?

"Espera ¿Qué? ¿Esta noche?" Él palideció. "¡No


puedo tener una fiesta! Quiero decir, ya saben
deben entender, a mi mamá no lo hace gracia
cuando llegan tantas personas, y, um, tengo
mucho trabajo que hacer, tengo que esponjar sus
pieles, planchar su ropa interior, quiero decir"
Tragó saliva, avergonzado.

Mal no le hizo caso. "Corre la noticia. Hell Hall


tendrá una infernal fiesta." La idea parecía
emocionarla. "Corre la voz. Aúllen a la luz de la
luna, o lo que sea que los cachorros hacen."

"Guau," ladró Jay con una risa.


~ 52 ~
Carlos miró a ambos, olvidándose de sí mismo.

"¿Hay una fiesta?", Preguntó Evie tímidamente.


Carlos había olvidado que estaba de pie junto a él,
y él saltó ante el sonido de su voz.

"¿Qué has oído?", Dijo el Mal, gruñéndole a pesar


de que era obvio que Evie no podía evitar no
escuchar, estando de pie junto a ellos.

Antes de Evie pudiera protestar, Mal suspiró.


"Por supuesto que habrá una fiesta. La fiesta del
año. Una verdadera bomba, ¿no oíste?" Mal la
miró de arriba abajo y sacudió la cabeza con
tristeza. "Oh, supongo que no oíste." Ella hizo una
mueca, mirando a Carlos con complicidad.

"Todo el mundo va a estar allí."

"¿Todo el mundo?" Carlos miró confundido. "Pero


sólo me dijo que tienen..." Rápidamente captó el
mensaje. "Sí, todo el mundo," aceptó Carlos.

Evie sonrió. "Suena impresionante. No he estado


en una fiesta en mucho, mucho tiempo."

Mal levantó una ceja. "Oh! Lo siento. Se trata de


una fiesta muy exclusiva, y me temo que no hay
invitación para ti."

~ 53 ~
Con esas palabras de despedida, Mal iba delante
de ellos por el saló, ella tenía su próxima clase
también, por supuesto (su IE era de leyenda), y
luego los dejó.

"Lo siento", murmuró Carlos. "Supongo que me


equivoqué, Mal no sólo habla de una gran
jugada."

"Sí yo también. La fiesta suena algo divertido,"


dijo Evie tristemente.

"¿Quieres ver lo que estoy haciendo?", Preguntó,


tratando de cambiar el tema mientras se
acomodaban en sus asientos. Sacó de su mochila
una caja de color negro, con cables y una antena
que sobresalía de un lado, el mismo artilugio que
había estado armando anteriormente. "Lo hice a
partir de las cosas de un viejo mago."

"Claro." Evie sonrió. "Oye, ¿es que un núcleo de


poder? Parece que estás haciendo una batería,
¿verdad? "

Carlos asintió, impresionado. "Sí."

"¿Qué hace?"

"¿Puedes guardar un secreto?", Preguntó,


susurrando.

~ 54 ~
Evie asintió. "Claro, los guardo de mi mamá todo
el tiempo."

"Estoy tratando de hacer un agujero en la


barrera."

"¿En serio? ¿Puedes hacer eso? Pensé que eso era


imposible."

"Bueno, pensé que tal vez podría tratar de


obtener alguna señal con esta antena. En realidad
es una vieja varita, y creo que si capto la
frecuencia correcta, podríamos ser capaces de
traer un poco del mundo exterior en la isla, y
podemos ver algo distinto que aquel peludo viejo
Rey Bestia diciéndonos que debemos ser buenos,
o ese canal de ventas."

"En cierto modo me gusta el canal Auradon," dijo


Evie. "Sobre todo cuando presentan al Príncipe de
la Semana. Son tan encantadores."

Carlos soltó un bufido.

Ella quitó la mirada del chico y la puso sobre la


batería. "¿Frecuencia? ¿Pero cómo? "

"No estoy seguro, pero creo que si puedo


atravesar la barrera, seríamos capaces de recoger
ondas de radio que de Auradon, ya sabes, señales
de Internet y conexión wi-fi. No estoy
~ 55 ~
exactamente seguro de lo que signifique
frecuencia, pero creo que eso es lo que obtienen
todos esos canales y esas cosas."

Evie suspiró de nuevo. "Lo que daría por ir a


Auradon. He oído que todo es tan hermoso allí."

"Um, supongo. Deben encantarte todo ese tipo de


cosas," dijo Carlos. Él no se preocupa por los
príncipes o por los lagos encantados o el canto de
los animales o los enanos alegres. Lo que le
importaba era descubrir más del mundo virtual,
un mundo virtual seguro, en donde él había oído
que incluso podría encontrar personas con las
que se podía jugar videojuegos, lo que sonaba
como algo muy divertido, ya que nunca tuvo a
nadie con quien jugar.

Tenía que haber algo más en la vida que


doblegarse a los chicos populares, organizar sus
abrigos de piel de su madre, y escondiéndose de
sus rabietas.

Tenía que haber. Aunque en este momento no era


sólo su madre la que tenía que soportar. Si Mal
era así de mala, que parecía que lo era, en las
próximas horas, de alguna manera tenía que
encontrar la manera de hacer la mejor fiesta del
año.

~ 56 ~
Un apuesto príncipe que vivía muy, muy lejos…

M ientras tanto, del otro lado del Mar de la


Serenidad, que separa la isla de los Perdidos del
resto del mundo, estaba EUA, Estados Unidos de
Auradon, una tierra de paz y encanto, la
prosperidad y la alegría, llenaban los buenos
reinos. Al este se encontraban las coloridas
cúpulas, hogar del Sultán, donde vivían Aladdin y
Jasmine, no lejos de donde Mulan y Shang Li
custodiaban el palacio imperial. Al norte estaba el
Castillo Encanto, propiedad de Cenicienta y su
rey, al lado del "Luna de Miel Cottage," el palacio
de cuarenta dormitorios que Aurora y Phillip
llamaban hogar. Y al sur, se podría espiar las
linternas del maginífico domicilio de Rapunzel y
Eugene Fitzherbert, cerca del punto en la costa
donde Ariel y Eric habían hecho su residencia
real bajo y sobre el mar en Seaside.
~ 57 ~
Pero justo en el centro estaba el castillo más
grandioso en todo Auradon, con torres de lujo y
balcones, sus torres más altas que enarbolaban
orgullosamente la bandera azul y oro del
maginífico viejo EUA. Dentro del magnífico
edificio había muchos salones de baile, grandes
habitaciones y salas de estar, un comedor formal
que podría sentar a cientos, y que te hacía sentir
como un invitado mimado, y una biblioteca
maravillosa que celebraba todos los libros que
nunca fueron escritos.

Todo ahí era apropiado, por supuesto, porque ese


era el Castillo Bestia, hogar del Rey Bestia y la
Reina Bella, la sede del Auradon. Hace veinte
años, el Rey Bestia unió todas las tierras de
cuento de hadas en uno solo, bajo su corona; y
durante los últimos dos decenios se había
pronunciado sobre sus buenos ciudadanos con
una sentencia firme y justa, y de vez en cuando un
poco soltaba su temperamento bestial.

Bella tuvo influencia calmante sobre la impulsiva


Bestia: ella era el amor de su vida, el pacificador
de sus estados de ánimo, la voz de la razón en una
tormenta que se avecinaba, y la madre de su
único hijo.

La joya de la corona era su apuesto hijo, de


quince años de edad, el príncipe Ben. No había
habido hadas en su bautizo que le otorguen
dones, tal vez porque no necesitaba ninguno. Ben
era tan guapo como su padre, con su fuerte frente
y pómulos moldeados con cincel, pero tenía los
~ 58 ~
ojos suaves de su madre y un agudo intelecto. Era
un muchacho de oro en todos los sentidos, con un
buen corazón y un espíritu ganador, capitán del
equipo de torneo, amigo de todos, destinado a
gobernar Auradon un día.

En resumen, era el tipo de persona que la gente


de la Isla de los Perdidos despreciaba. Y, como en
la Isla de los Perdidos, la magia ya no era un
factor en la vida cotidiana, en Auradon tampoco.
El Rey Bestia y la Reina Bella destacaron beca
sobre encantamientos, exhortando a los jóvenes a
trabajar duro en lugar de depender de la ayuda
de los hechizos de hadas o amigos dragones.
Debido a eso Bestia era la figura más poderosa de
todos los reinos, cuando propuso la nueva ética
de trabajo, nadie se opuso a él. Era en efecto un
nuevo (Érase una) vez para los pueblos de las
tierras de los legendarios cuentos de hadas.

Incluso sin la magia, la vida en Auradon era casi


perfecta. El sol siempre brillaba, los pájaros
siempre cantaban, no hubo nunca más espera de
cinco minutos en el DVAM (Departamento de
Vehículos Anteriormente Mágicos); y si todo el
mundo no era feliz todo el tiempo (no como no ir
al cielo, u obtener el control sobre la gente), al
menos siempre estaban contentos.

Excepto, por supuesto, cuando no lo estaban.

¿No es así la manera?

~ 59 ~
Varios pobladores pequeños o suaves o peludos o
diminutos, y a veces enormes estaban causando
problemas de nuevo. Pobladores Unidos, se
llamaban a sí mismos, y estaban lejos de ser feliz.
Eran, en una palabra, descontentos.

"Bueno, entonces, ¿cómo podemos ayudarle hoy?


Vamos a ver. ... "Ben no estaba hablando con
nadie más que un pedazo de papel o un millar. Él
miró a los documentos en frente de él, golpeando
con su pluma. Su padre le había pedido que dirija
la reunión del Consejo esa mañana, como parte
de la formación para convertirse en rey en unos
pocos meses.

Como era tradición, el hijo primogénito de la casa


real tomaría el trono de Auradon a los dieciséis
años de edad. Bestia y Bella estaban listos para
retirarse. Estaban ansiosos de ir en cruceros en
unas largas vacaciones, cenas nocturnas, y jugar
al golf (Bestia), bingo (Bella), y, en general
tomando la vida con calma. Además, Bella tenía
una pila de lectura junto a la cama sin leer, tan
alta, que amenazaba con caerse sobre la
malhumorada Sra. Potts cuando llegaba a retirar
la bandeja del desayuno cada mañana.

La reunión no era la única cosa en su mente. Ben


había despertado esa mañana de una pesadilla. O
se sentía como una pesadilla y ciertamente
parecía una. En el sueño, él estaba caminando
alrededor de un extraño pueblo lleno de gente
harapienta, gente miserable que comieron fruta
podrida y bebía café negro. Sin crema. Ni azúcar.
~ 60 ~
Sin pastel de café para acompañar. ¡Qué horror! Y
él había caído en una especie de zanja, pero
alguien le había echado una mano.

Una muchacha hermosa, de cabello púrpura que


no se parecía en nada a nadie en Auradon...

"Gracias", dijo con gratitud. "¿Y quién eres?"

Pero había desaparecido antes de que pudiera


saber su nombre.

Regresó a los papeles en la mano y trató de


olvidarse de ella.

Ben estudió la queja de los Pobladores Unidos, la


primera de su tipo, y su corazón latía un poco
más rápido ante la idea de tener que hablar con
todas estas personas y convencerlas de que no
había necesidad de que estén descontentas.

Suspiró, hasta que una voz familiar interrumpió


su ensoñación.

"Ten cuidado con los alborotadores, hijo. Tarde o


temprano se roban el centro de atención."

Ben miró, sorprendido de ver a su padre, de pie


en la puerta. El Rey Bestia miró como siempre lo
hacía, sonriente y feliz y así como en su
publicidad. En todo Auradon, los carteles tienen
mensajes como ¡Buen trabajo ser bueno! ¡Sigue
así! ¡Rey Bestia ruge su aprobación!
~ 61 ~
Su padre hizo un gesto a la pila de papeles sobre
el escritorio de Ben. "Parece que estás trabajando
duro."

Ben se secó los ojos. "Sí"

El Rey Bestia golpeó con su pata el hombro de su


hijo. "Ese es mi chico. Entonces, ¿qué es lo que
quieren exactamente?"

Ben se rascó detrás de la oreja con su pluma.


"Parece que están un poco molestos, de como
hacen todo el trabajo por aquí y son difícilmente
compensados por sus esfuerzos. Si se piensa en
ello, desde su perspectiva, tienen un buen punto."

"Mmm." El Rey Bestia asintió. "Todo el mundo


tiene voz en Auradon. Y no se puede dejar que
demasiadas voces ahoguen una razón, por
supuesto. Eso es lo que significa ser real," dijo, tal
vez con un poco más de fuerza de lo necesario.

"Si sigues alzando tu voz, querido, vas a romper


toda la China, y la señora Potts nunca te dará una
taza de leche caliente o te preparará un baño
caliente de nuevo." La madre de Ben, la hermosa
Reina Bella, acababa de llegar a la habitación y
enlazó su mano bajo el musculoso brazo de su
marido (otra cualidad Bestial que el rey todavía
parecía poseer, la fuerza de una criatura salvaje
bajo la forma de un simple hombre). Ella era tan
hermosa como el día en que por primera vez pisó
el castillo de la Bestia, y resplandecía en un

~ 62 ~
bonito vestido amarillo. Si tenía líneas de
expresión alrededor de los ojos, nadie pareció
darse cuenta; y en todo caso, sólo servían para
hacer su mirada aun más atractiva.

Cuando vio entrar a su madre, Ben se encontró


más a gusto. Él, tímido y tranquilo, su madre,
gentil y comprensiva, Ben y Belle "había sido
siempre como dos guisantes envainados en el
jardín del castillo, siempre preferían tener sus
narices en los libros en vez de los asuntos del
Estado.

"Pero la mitad del personal del castillo ha firmado


esta petición, ves, hay garabatos de Lumiere, Din
Don y de...", dijo Ben, arrugando la frente. La
injusticia de cualquier modo era muy molesta
como para pensar y le molestaba que la misma
gente de quien su familia dependía de mantener
sus vidas en marcha, creían que tenían un motivo
de queja.

"Lumiere y Din Don firman cualquier cosa que les


des a firmar. La semana pasada firmaron una
petición para declarar cada día un día de fiesta,"
dijo su padre, divertido.
Ben tuvo que reír. El Rey Bestia tenía un punto. El
francés exigente y el británico alegre estarían de
acuerdo en nada para que pudieran volver a su
trabajo. Chip Potts, que era conocido por hacer
destrozos alrededor del castillo, probablemente
había parado de hacerlos.

~ 63 ~
"Ese es el truco. Escucha a tu pueblo, pero vale tu
derecho a gobernar. Lidera con corazón tierno y
mano firme. ¡Esa es la manera de ser un rey!"

El Rey Bestia extendió su puño, y Ben se quedó


mirándolo. Él miró hacia su mano, que parecía la
de un niño pequeño en comparación con la de su
padre.

Bestia alzó el brazo de Ben, cerrando su mano


alrededor de la de su hijo. "Listo. Fuerte.
Poderoso. Majestuoso."

La mano del Rey Bestia era tan enorme que Ben


descubrió que ya no podía ver la suya.

"Fuerte. Poderoso. Majestuoso," repitió Ben.

Bestia gruñó, y luego dio una palmada a su hijo en


la espalda, casi enviándolo hacia la lámpara
decorativa más cercana. El suelo tembló cuando
salió de la habitación, sin dejar de reír.

La Reina Bella pareció aliviada; Bestia no estaba


por encima haciendo una de sus bromas, a pesar
de que era mucho menos comprensivo cuando
nadie más intentaba la misma línea de humor.
Puso sus brazos alrededor de su hijo, mientras se
acercaba.

"Ben. No tienes que ser otro Rey Bestia. Sólo sé tú


mismo, eso es más que suficiente."

~ 64 ~
"Eso no es lo que dice mi padre."

Bella sonrió. Los dos sabían que era inútil tratar


de explicar la lógica de su padre, y ella nunca
había tratado. "No importa qué, tu padre y yo
creemos en ti. Es por eso que queríamos que
comiences a reunirte con el Consejo. Ha llegad el
momento para que puedas aprender a gobernar.
Vas a ser un rey maravilloso, todo por ti mismo.
Te lo prometo."

"Eso espero", dijo Ben, con incertidumbre.

"Yo sé que sí", dijo Bella, besando su mejilla.

Mientras los delicados pasos de su madre se


desvanecían, Ben tomó su pluma y se volvió hacia
sus páginas. Esta vez, sin embargo, lo único que
podía ver era su puño, con el mismo anillo dorado
que tenía la cabeza de la bestia que llevaba su
padre.

Fuerte. Poderoso. Majestuoso.

Apretó los dedos con más fuerza.

Ben juró que haría orgulloso a su padre.

~ 65 ~
Chica Mala

"B ueno, te ves muy contenta contigo


misma", dijo Jay mientras Mal se acomodaba en
su asiento de primera fila y apoyaba los pies
sobre la mesa de al lado.

"Lo estoy", dijo. "Solo le enseñaba a ese pequeño


arándano lo que significa sentirse excluida."

"Carlos parecía que había visto una vaca cuando


le dijiste lo de la fiesta en su casa."

"¿Te refieres a un perro?" río Mal, aunque la


broma estaba haciendo viejo.

~ 66 ~
Jay le dio un codazo con un guiño antes de
echarse sobre la mesa en el fondo de la clase.

Mal estaba de buen humor. Esta clase era su


favorito: Planes Malvados Avanzados y Trucos
Sucios, impartido por Lady Tremaine, también
conocida como la Malvada Madrastra. A Mal le
gustaba mucho la clase de Bromas Mezquina.

"Hola, terribles niños," dijo Lady Tremaine,


entrando en la habitación con un chasquido de
sus enaguas y echando una mirada aburrida en la
clase frente a ella. "Hoy vamos a embarcarnos en
nuestro proyecto de la clase anual: La
Elaboración de Nuestro Último Plan Malvado."

Se volvió hacia la pizarra y escribió en cursiva


haciendo chillar a todos: La Historia de
Cenicienta: Érase una Vez una Rota Zapatilla de
Cristal. "Como ustedes bien saben," dijo ella,
mientras se volvía de nuevo a los estudiantes, "la
manipulación de Cenicienta fue mi mayor plan
mal hecho. Durante años yo la mantuve en el
ático y la traté como una sirvienta. Si no fuera por
algunos horribles ratones entrometidos, una de
mis hijas sería la reina del Castillo Encanto en
este momento, en lugar de esa chica
desagradecida. Y así, el objetivo de cada profesor
en Dragon Hall es formar a la nueva generación
de los villanos a no cometer los mismos errores
que hicimos. Ustedes deben aprender a
adaptarse, a ser más rápidos, más astutos y más

~ 67 ~
malvados que nunca. Ustedes pasarán todo este
año a trabajar en un plan malvado de su elección.
El estudiante con el mejor truco desagradable
ganará la concesión del más malvado en todo
Dragon Hall."

La clase asintió con la cabeza al unísono, cada uno


se llenaba con una variedad de ideas para los
trucos más horribles. Mal se rascó la nariz con la
punta de su estilográfica pluma púrpura,
preguntándose cuál sería su proyecto malvado de
ese año. Miró a su alrededor de sus compañeros
de estudios garabateando en blocs de notas, con
ceño fruncido, algunas respiraciones suavemente
bajas. En su mente recorrían las ideas más
horribles, cada nueva más horrible que la
anterior. ¿Bloquear la mazmorra de los chicos de
primer año? He estado allí y he hecho eso. ¿Llenar
los pasillos con cucarachas? Juego de niños. ¿Dejar
una estampida de duendes sueltos en la sala de
decantación? Eso sería como un martes normal...

Cruzando el salón, Mal oyó una risita suave. Miró


por encima del hombro para encontrarse con la
molesta chica nueva, Evie, charlando alegremente
con Carlos De Vil mientras jugaban con una
especie de caja negra sobre su mesa. Ugh. Esa
chica no tenía nada para ser feliz. ¿Por qué, no
estaba así, Mal, acababa de decir que no podía
venir a su fiesta del año? Mal estaba un poco
desconcertada por un momento, hasta que se dio
cuenta que el plan malvado del año estaba justo
en frente de ella.
~ 68 ~
Una sonrisa torcida se formó en sus labios, y
mordió la pluma por un momento, antes de hacer
garabatos en una de las páginas de notas.

Ella le mostraría a la princesa de cabello azul una


o dos cosas.

Por supuesto, ya le había dicho a Evie que no


podía ir a la fiesta, pero eso no era suficiente. Era
demasiado simple, demasiado contundente. Mal
tenía que ser astuta, como Lady Tremaine había
sido, fingiendo estar trabajando en llevarse bien
con Cenicienta cuando había estado planeando
exactamente lo contrario.

Mal se dio cuenta que había estado esperando


años esta oportunidad, consciente o no ella ya lo
sabía. El recuerdo de la invitación "perdida," si es
que alguna vez había existido en el primer lugar
(todavía no estaba claro lo que realmente había
sucedido), chispeaba en sus sentimientos tanto
hoy como cuando tenía seis años.

Un día como aquel sólo puede ocurrir una vez en


dieciséis años.

Un día como aquel donde una persona cambió.

Un día como aquel nunca iba a suceder


nuevamente.

~ 69 ~
Pero Mal podía cambiarlo.

Y para ser honesto, Mal quería hacer algo más


que arruinarle el día a Evie, quería arruinar su
año. Pensándolo bien, tal vez manteniendo a Evie
fuera de la fiesta había sido un movimiento en
falso. Si Evie no estaba allí, entonces Mal no
tendría la oportunidad de torturarla para deleite
de su corazón.

Mal terminó de escribir sus planes al igual que la


campana sonó y alcanzó a Jay, que estaba lleno de
alegría y encanto, y para cuando llegaron a la
puerta, los bolsillos estaban llenos de mucho más
que eso.

"Espera," dijo Mal cuando vio a Carlos y a Evie


que venían hacia ellos.

Evie miró genuinamente temerosa y Carlos


cauteloso cuando se acercaron a Mal, que
bloqueaba la puerta.

"Hey, Evie, ¿sabes de la fiesta que estoy


organizando?", Preguntó Mal.

Evie asintió. "Um, ¿sí?"

~ 70 ~
"Había estado bromeando," dijo Mal con la
sonrisa más dulce que pudo. "Por supuesto que
estás invitada."

"¿De verdad?" Chilló Evie. "¿Estás segura?"

"Estoy muy segura", dijo Mal grandiosa, y


sinceramente. "No te lo pierdas."

"No lo haré", prometió Evie con una sonrisa


nerviosa.

Mal la observó y Carlos las miró a distancia con


satisfacción. Jay alzó una ceja. "¿Qué fue todo eso?
Pensé que no la querías allí ", dijo, mientras
hábilmente robaba un plátano podrido de una
lonchera de los de primer año.

"Cambio de planes."

"Tu plan malvado, ¿no?" Jay movió las cejas.

"Tal vez", dijo el Mal misteriosamente, sin querer


soltar nada más. No quería confiar sus planes a
Jay. Lo que significaba que ninguno tenía el
"Honor de Ladrones."

"Vamos. Soy yo. El único que te puede entender


en toda esta isla."

~ 71 ~
"No te hagas ilusiones," dijo ella, con sólo la mitad
de una sonrisa.

"¿No odiabas las fiestas? No asististe a la de


Anthony Tremaine la semana pasada, y te
perdiste los 'Espantosos Dieciséis' de mi primo de
Jade. Estaban fuera del garfio, como diría la
pandilla pirata." Él sonrió.

"Ahora es diferente. De cualquier modo, voy a


necesitar de tu ayuda. Carlos no puede organizar
mi fiesta solo." Dijo agarrándolo del brazo.
"Necesitamos jarras de sidra picante, bolsas de
papas fritas rancias, agua estancada chispeante,
así que garras a la obra."

Jay peló el plátano y le dio un mordisco. "Hecho."

"Y asegúrate de que las cosas sean de lo bueno


del muelle, de los primeros barcos. Tengo una
reputación que mantener."

Saludó y tiró la cáscara de plátano en el suelo, y


los dos observaron alegremente como un
compañero de estudios se resbaló y cayó. Parecía
que estos villanos no habían crecido.

Mal sonrió, sus ojos verdes brillaban un poco más


que los de su madre. "Vamos. Tengo una fiesta
que organizar." Y a alguien a quien lanzar.

~ 72 ~
Malvivientes

C arlos nunca se había asustado de una misión,


y si Mal quería un aullador, no había más remedio
que darle lo que deseaba. No tenía otra opción,
estudiante IA (a la MALDAD) o no. Sabía cuál era
su lugar en el tótem.

Primero lo primero: una fiesta no podría ser


fiesta sin invitados. Lo que significaba varias
personas. Muchas. Bailando. Hablando. Bebiendo.
Comiendo. Jugando. Tenía que correr la voz.

Afortunadamente no pasó tanto tiempo para que


todos con los que se cruzaba y los que se
cruzaban con ellos, difundiesen la noticia de la
fiesta. Debido a que Carlos no se hizo tanto

~ 73 ~
problema en invitar a todos con amenazas
inventadas.

Literalmente.

No anduvo con rodeos, y las amenazas crecían


más exageradamente a medida que el día escolar
avanzaba. Los rumores se extendieron como el
viento, el mordaz viento que golpeaba las aguas
infestadas de caimanes que rodean la isla.

"Debes ir, o Mal te encontrará," le dijo a su


rechoncho pequeño compañero de laboratorio,
LeFou Deux, mientras ambos diseccionaban una
rana que nunca se convertiría un príncipe
durante la clase de Biología Antinatural.

"Deben ir, o Mal los encontrará y los exiliará de


las calles de la ciudad," le susurró a los Gastón
que se turnaban mientras practicaban durante la
clase de educación física.

"Deben ir, o Mal los encontrará, los exiliará y hará


que se olviden de ustedes, y desde ese día todos
en la isla los llamaran ¡Tontos!", Dijo casi
histéricamente a un grupo de estudiantes
asustados de primer año agrupados para la
reunión del Club Anti-Social, que estaban
planeando el Fétido Baile Anual Escolar. Ellos
palidecieron ante sus palabras y
desesperadamente prometieron su asistencia,

~ 74 ~
incluso cuando firmaron su participación seguían
temblando del susto.

Al final del día, Carlos había asegurado decenas


de personas. Ahora, eso ya no era demasiado
difícil, pensó, guardando sus libros en su casillero
y dejando libre a un novato que había estado
atrapado en el interior.

"Hey, amigo." Asintió Carlos.

"Gracias, realmente necesitaba ir al baño," chilló


el desafortunado estudiante.

"De nada," dijo Carlos, arrugando la nariz. "Ah, y


hay una fiesta. Mi casa. A la media noche."

"¡No te preocupes, estaré allí! ¡No me lo


perdería!" Dijo el de primer año, levantando el
puño al aire con emoción.

Carlos asintió, sintiéndose tranquilo y más que


impresionado que incluso alguien que había
estado atrapado en el interior de su casillero
durante todo el día se había enterado de la noticia
sobre la fiesta. ¡Era un profesional!

La planificación de fiestas estaba en su sangre. Su


madre, sin duda sabía cómo disfrutarlo, ¿no?
Cruella siempre le decía lo aburrido que era
porque todo lo que le gustaba hacer era estar con

~ 75 ~
sus aparatos electrónicos todo el día. Su madre le
reclamaba que estaba perdiendo el tiempo, que
era inútil en todo, excepto en las tareas
domésticas, y así tal vez si él organizaba una gran
fiesta, le demostraría que estaba equivocada. Sin
embargo, ella no estaría ahí para presenciarlo.
Probablemente se habría enfureció al descubrir
Hell Hall plagado de adolescentes. Aún así, él
deseaba que algún día Cruella pudiera verlo como
algo más que un sirviente relacionado con ella.

Abrió camino a su casa, mientras un torbellino


pasaba por su mente. Con los invitados
asegurados, lo único que tenía que hacer era
tener la casa lista para el gran evento, lo que no
podía ser lo más difícil, ¿o sí?

Unas horas más tarde, Carlos tomó todo de


vuelta. "¿Por qué tuve que estar de acuerdo en
organizar esa fiesta?" Agonizaba en voz alta.
"Nunca quise tener una fiesta." Continuó
pasándose los dedos por su cabello rizado,
moteado, quedando con los nervios de punta,
igual como le pasaba a Cruella.

"¿Y la fiesta será esta noche?" Una voz resonó


desde el otro extremo del salón de baile en
ruinas, detrás de la gigante estatua empañada de
un gran caballero.

"La fiesta será nunca," suspiró Carlos. Eso era


muy cierto. Él era un hombre de ciencia, no un

~ 76 ~
hombre de sociedad. Ni siquiera de la sociedad
del mal.

Pero allí estaba, decorando en Hell Hall, que había


visto mejores días mucho antes de que Carlos
hubiera nacido. Aún así, la decrépita mansión
victoriana era una de la más grande en la isla,
cubierta de vides más retorcidas que la mente de
Cruella, y cerrada con hierro forjado más fuerte
que los ataques diarios de Cruella.

El salón de baile principal ahora estaba envuelto


en el papel crepé blanco y negro y unos
parcialmente desinflados globos en blanco y
negro y que Carlos había robados de una triste
pila de cajas polvorientas escondidas en el sótano
de la mansión. Algunas cajas tenían impreso el
logotipo de Industrias De Vil, que eran todo lo que
quedaba del antiguo imperio de modas De Vil, los
pequeños restos de una buena vida que hacía
tiempo había desaparecido.

Su madre, por supuesto, se pondría furiosa


cuando descubra que Carlos se había metido con
sus cajas de nuevo, "Mis tesoros robados," habría
gritado, "¡Mis bebés perdidos!" Pero Carlos era
astuto y práctico.

El porqué su madre había estado obsesionada


con los perritos dálmatas blanco y negro, no tenía
ni idea. A él le atemorizaban esas cosas; pero ella
hace tiempo se había preparado para raptar a

~ 77 ~
ciento uno de ellos, así que había un montón de
cosas por escarbar.

Con los años, él había reutilizado unos cuantos


estantes vacíos, como científico necesitaba
estantes para guardar sus inventos; algunas
correas abandonadas, las correas servían para
colgar sus inventos; juguetes de plástico
chillones, el plástico retenía la electricidad de sus
inventos, que habían caído en desuso cuando los
planes de su madre se arruinaron.

Un científico malvado IA e inventor como Carlos


no podían darse el lujo de ser exigente.
Necesitaba siempre materiales para su
investigación.

"¿Por qué estás de acuerdo con esta fiesta? Fácil.


Porque Mal me obligó," dijo Harry, el segundo
mejor amigo de Carlos, sacudiendo la cabeza
mientras movía sus dedos, pegados con cinta
cada uno de ellos. "Tal vez deberías considerar,
para tu próxima invención, construir algo nos
libre de su control mental."

Su tercer mejor amigo, Jace, trató de tomar un


trozo de cinta, pero sólo logró pegarse los dedos
como Harry. "¡Sí, claro! Nadie puede hacer frente
a Mal," dijo Jace. "Es imposible"

Harry (Harold) y Jace (Jason) eran los hijos de


Horacio y Jasper, secuaces leales de Cruella, los
~ 78 ~
dos ladrones torpes que habían intentado
secuestrar a los ciento un dálmatas para ella y
habían fracasado miserablemente. Al igual que
sus padres, Harry y Jace trataban de parecer más
capaces y menos nervioso de lo que realmente
eran.

Pero Carlos sabía lo contrario.

Harry, tan pequeño y gordo como su padre,


apenas podía llegar a sujetar su lado de la
serpentina de ébano. Jace, más alto incluso que su
escuálido padre, no tuvo el mismo problema,
pero, como se mencionó anteriormente, no podía
manejar del todo bien el dispensador de cinta.
Entre ellos, realmente no formal lo que
podríamos llamar un confiable cerebro. Si no más
como un de-confiable cerebro.

Carlos no los habría elegido como sus amigos, su


madre los escogió para él, al igual que como lo
hizo con todo lo demás.

"Ellos son todo lo que tenemos", diría Cruella.


"Incluso si no tenemos nada más, siempre los
vamos a tener..."

"¿Hablas de amigos?" Adivino Carlos.

"¿Amigos?" Bufó Cruella. "¿Quién necesita amigos


cuando tienes secuaces que hacen lo que tu les
digas?"
~ 79 ~
Cruella ciertamente mandaba sobre Jasper y
Horacio con una simple correa de hierro, pero
difícilmente se podría decir que Harry y Jace
obedecerían las órdenes de Carlos. Sólo estaban
ahí porque sus padres también lo estaban y
porque a todos les asustaba la madre de Carlos.

Es por eso que simplemente los consideraba sus


segundo y tercer mejores amigos. No tenía un
primer mejor amigo, pero sabía lo suficiente
sobre el concepto de amistad, incluso sin tener
ningún apropiado mejor amigo, sabía que un
verdadero mejor amigo tendría que ser capaz de
hacer algo más que solo estar a su alrededor,
tropezando con sus pies y repitiendo los mismos
chistes tontos.

De todos modos, era bueno tener un poco de


ayuda en la planeación de la fiesta, y fue Harry
quien lo miró con tristeza en ese momento. "Si a
Mal no le gusta la fiesta, estamos condenados."

"Condenadoooooooooos," dijo Jace haciendo eco.

Carlos inspeccionó el resto del salón. Cada pieza


de antiguos muebles malogrados estaba cubierta
con una sábana blanca polvorienta. Cada pequeño
centímetros de pared estaba perforada por un
agujero quebradizo, revelando la madera
contrachapada y yeso debajo.

~ 80 ~
El mérito en él se erizó. ¡Podía hacerlo mejor!
Tenía que hacerlo mejor. Corrió escaleras arriba y
sacó antiguos candelabros de latón de su madre y
los colocó alrededor de la habitación. Con las
luces apagadas, las velas brillaban y parpadeaban
como si estuvieran flotando en el aire.

A continuación, era el gigantesco candelabro


oscilante un elemento básico en cualquier fiesta
en la Isla, o al menos eso era lo que había oído.
Jace tenía que subir una escalera improvisada y
atar una larga cuerda a la lámpara. Harry saltó de
uno de los sofás cubierto para poder probar el
candelabro, lo que provocó que una nube de
polvo se asiente sobre toda la habitación. Carlos
estuvo de acuerdo en que parecía algún tipo de
ventisca fresca que había sido rociada sobre la
sala.

Cogió el teléfono antiguo y llamó a su primo


Diego De Vil, que era el cantante principal de una
banda local llamada Manzanas Podridas.

"¿Quieren un concierto esta noche?"

"¡Si, lo necesitamos! ¡Ya habrás oído lo de Mal y


su fiesta a la luz de la luna llena!"

La banda no tardó en llegar, colocaron el tambor


sobre el escenario fijado cerca de la ventana y
empezaron a practicar sus canciones. Su música
era fuerte y rápida; Diego, era un tipo alto, flaco,

~ 81 ~
que lucía como Mohawk en tonos blanco y negro,
y cantaba fuera de tono. Todo estaba maravilloso.
La banda sonora encajaba a la perfección con la
noche.

Lo siguiente que hizo Carlos fue sacar una cámara


Polaroid instantánea antigua que había
encontrado en el ático. Formó una cabina de fotos
usando un pedazo de un viejo sofá y lo
apoyándolo sobre el rincón más apartado de la
habitación. "¡Cabina de fotos! ¡Tú tomarás la
foto!" Le dijo a Jace. "Y tú se la entregas," le dijo a
Harry.

Carlos admiraba su obra. "No está nada mal", dijo.


"De eso estaba hablando."

"Y está a punto de ponerse mucho mejor", dijo


una voz desconocida.

Carlos volvió para ver a Jay entrar en la


habitación cargando cuatro enormes bolsas de
supermercado llenas de todo tipo de bocados
para la fiesta: queso apestoso y uvas secas,
huevos rellenos (muy apropiado), alitas de pollo
(pecaminosamente picantes), y otras cosas más.
Jay sacó una botella de la mejor sidra picante de
la isla de su chaqueta y lo vertió sobre la
agrietada ponchera de la mesa de café.

"¡Espera! ¡Detente! No quiero que las cosas se


salgan de control," dijo Carlos, tratando de
~ 82 ~
agarrar la botella y retirándola. "¡¿Cómo llegó a
tus manos todo esto?!"

"Ah, no es lo que parece," dijo Jay, sonriendo. "Es


mejor que tu fiesta se salga de control a que Mal
se salga de control."

Jay se hundió en el sofá, poniendo sus botas de


combate sobre la mesa de la ponchera. Los
secuaces se encogieron de hombros, y Carlos
suspiró.

El tipo estaba en lo correcto.

Cuando el reloj dio la medianoche, los invitados


de Mal comenzaron a llegar a la fuerza. No había
calabaza como carruaje o roedores como
sirvientes a la vista, por ningún lado. Nada se
había transformado en algo, sobre todo, nada que
se considere especialmente un buen paseo.

Había sólo pies, en distintos tipos de calzado de


mala calidad. Por lo que sus pies eran muy
notorios, los Gastón llegaron primero, como
siempre. Ellos nunca se arriesgaban a llegar
tarde, así que no se perdían la mesa del buffet
lleno de comida que podrían tragársela entera
antes de que alguien más la pruebe

Durante el incómodo silencio que siguió a los


saludos a cabezazos de lo Gastón mientras
golpeaban competitivamente sus jarras con
~ 83 ~
cerveza de raíz de contrabando, la valerosa
tripulación de Harriet Hook llegó merodeando
por la puerta.

Como Carlos se puso contra el desteñido papel de


pared cuidando de la ponchera picante, los
Gastón y la pandilla de piratas se dedicaron a
perseguir al siguiente grupo de personas que
cruzaban a través de la puerta de la casa. Esto
resultó ser toda una serie de cotorreos de la
pandilla de hijas de las hermanastras malvadas,
que usaban harapientas cintas de colores y rizos
maltrechos, codeando su camino alrededor de las
esquinas a toda velocidad. "¡No nos persigan!"
Rogaron, a la espera de ser perseguidas. "¡Son
perversos!" Gritaban horriblemente. "Paaaaaa-
reeeeeeen", dijeron, negándose a detenerse.

Su primo, Anthony Tremaine los siguió por la


habitación, moviendo rápidamente sus ojos.

La banda empezó a tocar una melodía alegre. La


morena Ginny Gothel llegó con algunas manzanas
llenas de gusanos, y el juego de muerde la
manzana podrida estalló en la bañera. Todo el
mundo quería columpiarse en el candelabro, y el
resto de invitados se dedicó a una especie de
competencia de baile por grupos. Como iba todo,
parecía un agradable momento malvado.

Una hora más tarde la fiesta había comenzado


oficialmente; se produjo un fuerte golpe en la
puerta. No estaba claro lo que hacia ese golpe
~ 84 ~
diferente a los demás, pero de algún modo era
diferente. Carlos se puso en pie como un soldado
en atención. Jay dejó de bailar con la pandilla de
hijas de las hermanastras malvadas. Los Gastón
levantaron la vista de la mesa del buffet. La
pequeña Sammy Smee dejo caer la manzana que
sostenía entre sus dientes.

Carlos estabilizó sus nervios y abrió la puerta.


"¡Lárguense!", Gritó, usando el saludo tradicional
de la isla.

Mal estaba en la puerta. Iluminada por la luz del


oscuro pasillo, vestía un traje de cuero púrpura
brillante de pies a cabeza, ella parecía tener no
tanto un halo sino un resplandor, como el
vocalista de una banda durante un
particularmente bien iluminado concierto de
rock, con humo y luces neón y pequeñas luces
que caían en el aire.

Carlos estaba medio esperanzado en que Mal


empiece a cantar a todo pulmón una canción con
la banda. Tal vez debería haberse sentido
emocionado de que una personalidad tan infame
había decidido llegar a su fiesta.

Pero, la fiesta era de ella.

No habría que desenchufar la fiesta como


cualquiera de los equipos de música
reconstruidos, no una vez que había comenzado,

~ 85 ~
especialmente si es el tipo de fiesta que Mal
parecía tener en mente.

"Oye, Carlos," dijo arrastrando sus palabras.


"¿Llegué tarde?"

"No, en absoluto", dijo Carlos. "Adelante."

"¿Emocionado de verme?" Preguntó Mal con una


sonrisa.

Él asintió. Excepto que no estaba emocionado.

Estaba aterrorizado.

En algún lugar, en su interior, estaba incluso


llamando a su mamá.

~ 86 ~
Simple Humano

"¡D isparos de sangre de Rana!", Declaró el


Mal, saltando en la habitación como si fuera
simplemente otro invitado. "¡Para todos!"
Y luego, la fiesta empezó de nuevo, tan rápido
como se había detenido. Toda la habitación
exhalaba suspiros de alivio. Mal no estaba
enojada. Mal no los estaba exiliando de las calles.
Mal no los estaba llamando Tontos.
Aún no.
Mal podía ver su alivio en sus rostros, y no los
culpo. Tenían razón.
La forma en que había estado sintiendo
últimamente, sin duda era algo que celebrar.

~ 87 ~
Así que la multitud aplaudió y los disparos de
sangre de rana salpicaron a través de la
habitación por encima de todos, y Mal, en una
demostración de generoso espíritu deportivo,
resopló una viscosa taza junto con el resto de
jóvenes villanos.
Rodeó la fiesta, hurtando de una cartera de uno
de los Gastón, deteniéndose para compartir una
significa risita con Ginny Gothel sobre el vestido
que Harriet Hook llevaba, agachándose bajo un
pirata exhausto que colgaba sobre el candelabro,
mientras un perro endemoniado de algún
invitado le mordía la pierna y se ahogaba con la
boca llena de palomitas de maíz. Entró en el
pasillo y se topó con Jay, que estaba sin aliento
después de ganar el último baile en grupo.
"¿Divirtiéndote?", preguntó.
Ella encogió los hombros. "¿Á dónde se fue
Carlos?"
Jay rió y señaló hacia un par de zapatos negros
que se asomaban detrás de una sábana que
cubría el estante de libros.
"Escondiéndose de su propia fiesta. Típico."
Mal supo lo que Carlos sentía, aunque nunca iba a
admitirlo. Ella sabía que, preferiría estar en
cualquier lugar de toda la Isla que en la fiesta. Al
igual que su madre, odiaba estar en público y los
sonidos chillones. La diversión la hacía sentirse
incómoda. ¿Las risas? Le daban escalofríos. Pero
una venganza era una venganza, y había planeado
~ 88 ~
algo más para esta noche que apenas solo algo
malo, oscuro, secreto o que desafiaba la muerte.
"Vamos", dijo Jay. "Están jugando ponerle la cola
al siervo por allá, y Jace tiene como diez colas.
Vamos a ver si podemos completar la docena."
"Tal vez en un minuto. ¿Dónde está la Princesa
Arándano? ", Preguntó Mal. "Puse todo mi
empeño en esta fiesta, y no la veo por ninguna
parte."
"¿Te refieres a Evie? Aún no ha llegado. Nadie
sabe si va a venir o no." Jay encogió los hombros.
"Niñata de Castillo".
"Ella tiene que venir. Es la última pieza. Es la
única razón por la que aún estoy en esta estúpida
fiesta." Mal odiaba cuando sus malvados planes
no salían exactamente lo planeaba. Este fue el
primer paso en la Operación Perjudicar a Evie, o
algo así, y tenía que funcionar. Ella suspiró,
mirando a la puerta. Fingiendo estar
divirtiéndose en una fiesta cuando para ella las
odiosas fiestas era la cosa más aburrida del
mundo.
En eso Mal estaba en total acuerdo con su madre.
"¿Qué están haciendo ustedes dos?", Preguntó
Anthony Tremaine, de dieciséis años de edad,
nieto de Lady Tremaine, un chico alto y elegante,
de cabello oscuro barrido hacia atrás. Su traje
estaba desgastado y andrajoso como el de todo el
mundo en la Isla, pero de alguna manera siempre
parecía como si él llevaba todo en buen porte. Su

~ 89 ~
abrigo de piel oscura encajaba a la perfección, sus
vaqueros eran de una talla apropiada. Tal vez era
porque Anthony tenía sangre noble, y
probablemente habría vivido en Auradon
excepción de ser, ya sabes, descendiente de du
desterrado abuela. Hace poco tiempo había
estado tratando de que todos en la isla lo llamen
Lord Tremaine, pero los niños villanos
simplemente estallaban a carcajadas.
"Sólo hablando," dijo el Mal.
"Cosas de villanos," dijo Jay.
Se miraron el uno al otro.
Algo en el perfecto rostro de Anthony trajo a la
mente de Mal aquel apuesto joven príncipe que
había visto en su sueño. Había dicho que era su
amigo. Su sonrisa era amable y su voz suave. Mal
se estremeció.
"¿Quieres algo?" le preguntó Mal con frialdad.
"Sí. Bailar." Anthony miró expectante.
Ella lo miró, confundida. "Espera, ¿conmigo?"
Nunca nadie le había pedido eso antes. Aunque
para ser exactos nunca había estado en una fiesta
antes.
"Bueno, no pensabas que me refería a él," dijo
Anthony, señalando torpemente a Jay. "Sin ánimo
de ofender, amigo."
"No hay problema hermano." Jay sonrió
ampliamente, sabiendo lo incómoda que se sentía
~ 90 ~
Mal. Lo que le resultaba muy gracioso. "Ustedes
dos vayan a divertirse. Anthony, asegúrate de
elegir una canción lenta," dijo, mientras se
deslizaba, alejándose. "Tengo por ahí a una chica
que me está esperando."
Mal podía sentir sus mejillas poniéndose color
rosa, aquel momento era muy vergonzoso, pero
ella no tenía miedo a nada, y menos a bailar con
un mocoso como Anthony Tremaine.
Así que ¿por qué te estás sonrojando? pensó.
"Yo no soy buena bailando," dijo ella sin
convicción.
"Yo te puedo enseña," dijo con una suave sonrisa.
Mal se erizó. "Quiero decir, yo no bailo. Nunca. "
"¿Por qué no?"
¿Por qué no, por cierto?
Mal pensó en ello. Su mente volvió a esa misma
tarde. Ella se había estado preparando para la
fiesta, tratando de elegir entre los pantalones
vaqueros parchados o la malva en tonos púrpura,
cuando su madre hizo una extraña aparición en la
puerta.
"¿Pa qué demonios te estás arreglando?",
Preguntó Maléfica.
"Para una fiesta," dijo el Mal.
Maléfica dejó escapar un suspiro de exasperación.
"Mal, ¿Qué te he dicho sobre ir a fiestas?"
~ 91 ~
"No voy a divertirme, madre. Haré que la vida de
alguien sea realmente miserable." Mal deseaba
compartir con su madre la Operación Perjudicar a
Evie en ese momento, pero lo pensó mejor. Le
diría a su madre una vez que la operación se haya
completado con éxito, para no defraudarla una
vez más.
Maléfica nunca dejó de recordar a Mal que a
veces simplemente no parecía ser lo
suficientemente malvada para ser su hija. A tu
edad yo maldecía reinos enteros era una frase que
Mal había escuchado a diario cuando era niña.
"¿Así estás planeando hacer a alguien miserable?"
Dijo su madre.
"¡Realmente miserable!" Dijo Mal entusiasmada.
Una lenta sonrisa se formó en finos labios rojos
de Maléfica. Cruzó la habitación y se paró frente a
Mal, colocando una de sus largas uñas sobre su
mejilla. "Esa es mi niñita malvada," dijo. Mal juró
que vio una destellante luz de orgullo en sus fríos
ojos verde-esmeralda de su madre.
Mal volvió a la realidad gracias a que la banda
realizaba una serie de movimientos punk rock y
un redoble de tambores. Anthony Tremaine la
seguía mirando.
"Así que ¿por qué no bailas?"
Porque no tengo tiempo para bailar cuando tengo
planes malignos que realizar, Mal quería decir.
Porque quiero que mi madre se sienta orgullosa de
mi, por primera vez.
~ 92 ~
Mal se dio la vuelta tratando de esquivar su
mirada. "No tengo por qué darte explicaciones."
"No. Pero eso no significa que no tengas una."
Él la tomó por sorpresa, porque estaba en lo
cierto.
Ella sí tenía una explicación, una muy buena
explicación para mantenerse alejada de cualquier
tipo de cosas que pueda insinuar o dar lugar a un
romance. Su padre desaparecido. También
conocido como El-que-no-debe-ser-nombrado-
en-presencia-de-Maléfica.
Así que esa era la explicación para Anthony. Mal
podría decirle. Pero en cambio, ella lo miró.
Entonces lo miró de nuevo. "Tal vez me gustaría
estar sola." Porque tal vez estoy tan cansada de
que mi madre me trate como una debilucha, sólo
porque yo representaba ese momento de debilidad
para ella.
Porque a lo mejor tenía que demostrarle que soy lo
suficientemente fuerte y lo suficientemente mala
para probarle que no soy una debilucha como mi
padre humano.
Yo puedo ser como ella.
Tal vez no quiero bailar porque no quiero tener ese
sentimiento humano en mí.
"¿Está todo en orden?" Dijo Anthony, recogiendo
pelusa de su chaqueta. Su voz era poco más suave
y agradable, que una vez más trajo a la mente de
Mal el apuesto príncipe del lago encantado. Salvo
~ 93 ~
que Anthony no era tan guapo como el chico de
su sueño, no es que ella estaba pensando que el
muchacho era hermoso, claro que no. No estaba
pensando en él en absoluto.
"A nadie le gusta estar solo."
"Bueno, a mi sí", insistió Mal. Y eso era cierto.
"Y además, todo el mundo quiere bailar con un
lord," dijo con aire de suficiencia.
"¡Pues no, no yo!"
"Está bien, como quieras," dijo Anthony,
finalmente retrocediendo, con la cabeza bien en
alto. Al siguiente segundo, ya le había pedido a
Harriet Hook bailar, y ella había aceptado
encantada con un grito.
Mal exhaló. Uf. Chicos. Sueños. Príncipes. Todo
era demasiado para un solo día.
"Mal. Mal. ¿Tierra a Mal?" Jay hizo un gesto con la
mano delante de su cara. "¿Estás bien?"
Mal asintió, pero no respondió. Por un momento
se había perdido en el recuerdo de aquel horrible
sueño otra vez. Excepto que esta vez no parecía
tanto un sueño, sino una ¿premonición? ¿Algún
día ellos se encontrarán en Auradon? Pero,
¿Cómo puede ser?
Jay frunció el ceño, sosteniendo una taza de sidra.
"Hey aquí. Es como si te hubieras apagado, o algo
así."

~ 94 ~
Mal se dio cuenta de que no se había movido de la
sala principal. Había estado de pie allí,
estúpidamente congelada, desde que Anthony se
había apartado. Eso fue hace tres canciones, y los
Manzanas Podridas estaban tocando su hit, "Call
Me Never."
Ella se animó, no debido a la sidra o la canción
pegadiza, sino porque, por el rabillo del ojo, vio a
Evie por la ventana del piso-techo del vestíbulo.
Ella venía por la carretera en un bicitaxi, su
bonita trenza en V relucía bajo la luna. Ella piensa
que es tan especial. Bueno, le voy a mostrar lo
contrario, pensó Mal. Sus ojos vagaron por la
habitación y se posaron en una puerta de aspecto
familiar.
Era la puerta que daba a un armario de
almacenamiento de Cruella De Vil. Mal sabía de
eso porque ella y Carlos había llegado una vez
accidentalmente a través de ella cuando estaban
trabajando en un proyecto sobre los árboles
familiares de cada villano en sexto grado, y Mal se
había aburrido y había decidido ir a explorar por
Hell Hall. El armario de Cruella no era para los
débiles de corazón.
Mal nunca olvidaría ese día. Era el tipo de
armario que sustraía todo lo bueno de alguien.
Sobre todo de una princesa que estaba abriendo
camino hacia las escaleras de la puerta principal y
aparecería en cualquier momento.
"Jay," dijo, haciendo un gesto hacia la puerta
principal. "Avísame cuando llegue Evie."

~ 95 ~
"¿Eh? ¿Qué? ¿Por Qué? "
"Ya verás," le dijo.
"Todo es parte del plan malvado, ¿no?" Dijo, feliz
de cumplir sus órdenes. Jay era siempre estaba
disponible para una buena broma.
Pero Carlos puso su cara de blanco cuando vio
donde Mal se dirigía. "¡No!", gritó. Salió de su
escondite, casi tropezando con la tela en un
intento de llegar a la puerta antes pero Mal la
pudo abrir de todas maneras.
La puerta se cerró de golpe. Justo a tiempo.
Pero Mal se cruzó de brazos. Ella no se rendiría
ante nada. Era demasiado perfecto. Ella miró por
la ventana de nuevo. La Princesa-me-veo-bien-
siempre estaba en la puerta principal.
Mal levantó la voz. "¡Nuevo juego! ¡Siete minutos
en el cielo! Y no podrán jugar si no es en el
armario de Cruella De Vil".
Las palabras apenas habían salido de la boca del
Mal antes de que las hijas de las madrastras
malvadas estén prácticamente pisoteando a la
multitud para llegar a la puerta. A ellas les
encantaba jugar Siete Minutos y se preguntaban
con entusiasmo con qué chico terminarían
dentro. Algunas de ellas se empezaron a pintar
los labios y a maquillarse las narices mientras
revoloteaban sus pestañas en Jay, que estaba
estacionado en la puerta principal como un
centinela.

~ 96 ~
"¿Quién quiere ir primero?", Preguntó Mal.
"¡Yo! ¡Yo! ¡Por favor!" gritaron las nietas
Tremaine.
"Ella," llamó Jay, señalando una chica de capa azul
muy reconocible.
"¿Yo? ¿Qué cosa?" Preguntó la dueña de la capa.
Mal sonrió.
Evie había llegado.
"¡Evie, querida! ¡Me alegro de que hayas podido
venir!" Dijo Mal, estirando sus brazos alrededor
de la chica y dándole un gran abrazo falso.
"¡Estamos jugando Siete Minutos en el Cielo!
¿Quieres jugar?"
"Uh, no lo sé," dijo Evie, mirando a su alrededor
con nerviosismo.
"Va a estar de espanto," dijo el Mal. "Vamos,
quieres ser mi amiga, ¿no?"
Evie miró a Mal. "¿Quieres que sea tu amiga?"
"Claro, ¿por qué no?" Mal la condujo a la puerta
del armario y lo abrió.
"¿Pero debe entrar un chico conmigo?" Preguntó
Evie mientras Mal la empujaba dentro del
almacén. Para alguien que había estudiado en un
castillo, Evie sabía mucho sobre el juego de besos.
"¿He dicho Siete minutos en el Cielo? ¡No, perdón
estás jugando Siete Minutos en el Infierno!" rió
~ 97 ~
Mal; ella no podía evitarlo. Esto iba a ser muy
divertido.
La multitud alrededor del pasillo se había
dispersado de miedo después de que todos
entendieron que Mal no tenía interés en que otras
personas se uniesen al juego con Evie dentro de
la habitación cerrada con llave.
Pero Carlos se quedó de pie, con el rostro tan
blanco como las puntas de su cabello. "Mal, ¿Qué
estás haciendo?"
"Mi gran jugada malvada, ¿O qué crees que hago?"
"¡No podrá salir de allí! ¿Recuerdas lo que nos
pasó?" Preguntó, señalando con enojo su pierna,
que tenía dos cicatrices blancas en la pantorrilla.
"¡Lo sé!" Dijo Mal alegremente. Preguntándose
por qué Carlos estaba tan preocupado por Evie.
Era como si Cruella le había enseñado a
preocuparse por otros.
Pero Carlos pronto dejó claro que no estaba
siendo altruista. "¡Si ella no es capaz de salir por
su cuenta, voy a tener que limpiar el desorden! ¡Y
mi madre va a flipar! ¡No puedes dejarla allí!"
Susurró con fiereza, su rostro reflejaba el miedo
al castigo de Cruella.
"Está bien, ve por ella," dijo Mal con una sonrisa
pícara en su rostro, sabiendo muy bien que él no
lo haría.
Carlos tembló con sus mocasines desgastados.
Mal sabía que lo último que Carlos haría sería
~ 98 ~
volver allí de nuevo. Recordaba muy bien lo que
les había sucedido en sexto grado.
Hubo un grito de detrás de la puerta.
Mal se limpió las manos. "¿La quieres ayudar?
Pues tendrás que entrar." Dijo satisfecha.
Su malvado plan había funcionado. Ésta había
sido la mejor operación de venganza.

~ 99 ~
¡Manda los abrigos a volar!

L o primero que pensó Evie cuando la puerta se


cerró bruscamente de golpe fue que se había
puesto su hermoso vestido en vano. Había estado
esperando la fiesta todo el día, había recorrido
por toda la casa buscando cada vestido que había
en su armario, probándose vestido tras vestido
para ver qué tono de azul se veía mejor en ella.
¿Azure? ¿Periwinkle? ¿Turquesa? Se colocó un
pequeño vestido de encaje azul oscuro a juego
con unas botas de tacón alto. Había llegado muy
tarde a la fiesta, ya que su madre había insistido
en darle un cambio de imagen de tres horas.
Pero eso ya no importaba, porque ahora estaba
encerrada sola en un almacén. No podía creerlo,
Mal realmente seguía molesta con ella, lo más
probable era por no haber sido invitada a la fiesta
~ 100 ~
de cumpleaños de Evie cuando tenían seis años
de edad. ¡Pero no era su culpa! Evie solo era una
niña. Había sido su madre, que no había querido a
Mal en la fiesta por alguna razón. Mal no podía
estar siempre en su contra, ¿no? Evie suspiró. Por
supuesto que podía. Evie todavía recordaba el
dolor y la ira en aquel rostro de seis años de edad,
la pequeña Mal, miraba hacia abajo desde su
balcón. Evie supuso que debía sentirse de la
misma manera, no es que ella pudiera verlo desde
el punto de vista de Mal, ni nada. No hay de mí en
la empatía, como Madre Gothel le gustaba decir.
Al parecer, la Reina Malvada debió dejar caer el
rencor sobre Maléfica y no invitó a su hija a la
celebración. Ciertamente no había sido divertido
estar encerrada en su castillo durante diez años.
Evie siquiera estaba segura de por qué su madre
había decidido que ahora era un momento seguro
para salir; pero incluso, aunque Evie estaba
encerrada en aquel oscuro almacén, nada
demasiado malo había sucedido. Todavía.
Además, la oscuridad del armario no le
molestaba. Evie era hija de la reina malvada,
después de todo, y la oscuridad la utilizaba para
espantar durante la noche, tenebrosa, con
brillantes ojos amarillos en las sombras, con velas
que derretidas sobre candelabros hechos de
cráneos, solo los relámpagos y la furia de los
truenos iluminaban el cielo. Ella no estaba
asustada. Ella no tenía miedo en lo más mínimo.
Excepto...

~ 101 ~
Excepto... que su pie simplemente chocó con algo
duro y frío... y la tranquilidad del armario se
quebró por su grito, haciendo eco a la presión de
acero inoxidable de la fiesta.
Ella gritó. ¡¿Qué fue eso?! Cuando sus ojos se
acostumbraron a la penumbra, vio la piel trampas
cubrían todo el suelo, al acecho para el siguiente
animal para pasear. Había tantos de ellos que un
paso en falso significaría que una trampa le
rompería la pierna en dos. Se volvió hacia la
puerta y trató de abrirla, pero no sirvió de nada.
Estaba encerrada allí.
"¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Déjame salir!" Gritó.
Pero no hubo respuesta, y la banda estaba
tocando tan fuerte, que nadie oiría los gritos de
Evie, de ningún modo.
Era difícil de ver, por lo que Evie sintió su camino
tentativamente en la oscuridad, deslizando el pie
izquierdo en el piso primero. ¿Cuántas trampas
serían? ¿Diez? ¿Veinte? ¿Cien? ¿Y cuán grande era
la habitación?
Su pie entró en contacto con algo frío y pesado,
así que ella se retiró. ¿Cómo iba a salir de aquel
lugar sin perder una extremidad? ¿Habría otra
puerta del otro lado, podría ser? Ella entrecerró
los ojos. Sí, eso era otra puerta. Había otra salida.
Se dirigió lentamente hacia el otro extremo, las
tablas del suelo crujían ominosamente bajo sus
pies.

~ 102 ~
Evie se movió a su derecha, con la esperanza de
evitar la trampa, para continuar, pero su pie
golpeó otra, y saltó hacia atrás, pero activó otra
trampa que saltó en el aire y apenas rozó su
rodilla. Su corazón retumbaba en el pecho
mientras se deslizaba en la siguiente trampa, con
cuidado de no golpear el metal, por temor a que
se pueda cerrar alrededor de su tobillo. Mientras
echaba de menos el centro de la trampa, esperaba
seguir segura.
Podía hacer esto. Todo lo que tenía que hacer era
moverse lentamente, con cuidado. Rodeó otra.
Estaba mejorando en este; podía encontrar su
camino a la parte posterior del almacén y,
posiblemente, otra puerta. Esquivó una y luego
otra, moviéndose más rápido, deslizando un pie
delante del otro, tratando de evitar las trampas.
Más Rápido. Un poco más rápido. La puerta debe
estar cerca, el entonces...
Ella golpeó una trampa y de repente apareció un
chasquido. Saltó hacia atrás, mientras la trampa
caía al suelo, se activó otra trampa, que saltó y
golpeó muy cerca de ella, se activaron una serie
de trampas, y esta vez, Evie vio que no podía
moverse lentamente, ahora tenía correr.
El coro de de trampas de oso resonaba en la
oscuridad, cuchillas de acero contra cuchillas de
acero, mientras corría gritando hacia la puerta de
atrás. Las trampas se cerraban de golpe, BAM
BAM BAM, una tras otra, una sonó muy cerca de
ella, mientras que otra casi atrapa uno de sus
talones mientras giraba el pomo de la puerta,
~ 103 ~
salió de la habitación y cerró la puerta detrás de
ella.
Pero justo cuando pensaba que estaba a salvo, se
dio cuenta de que había sobre algo peludo.
¿Era un oso? ¿Un horrible monstruo peludo?
¿Había salido del sartén para caer en el fuego?
Evie se retorció y se volvió, pero sólo consiguió
enredarse más en la densa, gruesa y lanuda piel
con ¿mangas?
Esto no es un oso... no es ningún monstruo.
Estaba atrapada en ¡un abrigo de piel! Evie
intentó quitárselo de encima, trató de encoger
sus hombros, pero ella estaba justo en medio de
docenas de abrigos, todos ellos de color negro o
blanco, o negro y blanco, hecho de las más
gruesas, más exuberantes pieles; había en
estampado y descoloridas, de seda y brillantes,
todos ellos empaquetados como sardinas, tan
grandes, tan suaves, tan peludos. Aquel era el
armario de pieles de Cruella De Vil, su
maravillosa colección, su obsesión, su mayor
debilidad.
Y las trampas de oso de allí eran su sistema de
seguridad, por si alguien se acercaba demasiado a
sus cosas.
Evie finalmente logró desenredarse y hacer a un
lado la pared de pieles, cuando una mano le
agarró su muñeca y tiró de ella para ayudarla a
salir.
"¿Estás bien?" dijo Carlos.
~ 104 ~
Evie respiró hondo. "Sí. Eso creo. ¿Gané el juego?"
Preguntó secamente.
Carlos se echó a reír. "Mal se va a molestar
cuando se entere que estas viva."
"¿Dónde estamos?" Evie miró a su alrededor.
Había un colchón lleno de bultos en el suelo junto
a una tabla de planchar y un lavabo, junto con un
tocador que tenía docenas de pelucas en blanco y
negro.
Carlos estaba avergonzado, ella se dio cuenta de
que era su dormitorio. El almacén de pieles de
Cruella daba a un vestidor, donde su hijo dormía.
"Oh."
Carlos se encogió de hombros. "Así es mi hogar."
Incluso si su madre era molesta a veces, al menos
la Reina Malvada estaba obsesionada con la
belleza de Evie; e incluso cuando ella no estaba
preocupada de que tal vez Evie podría no ser la
más bella de todas, trataba a su hija como la
princesa que era. La habitación de Evie podría ser
oscura y húmeda, pero tenía una cama de verdad,
no una improvisada, con una manta gruesa y
almohadas relativamente suaves.
"¡No es tan malo aquí, de verdad!" Dijo Evie.
"Estoy segura de que es acogedor y, hey... nunca
vas a resfriarte. Simplemente puedes utilizar uno
de sus abrigos de piel como manta, ¿no?" La
habitación era terriblemente fría: Al igual que su
castillo, Hell Hall no estaba preparado para el
invierno.
~ 105 ~
Carlos negó con la cabeza. "No los puedo tocar,"
dijo, tratando de poner las pieles en orden. Eran
tan pesadas, y había muchas. "Las arreglaré
después. Mi madre no vendrá hasta el domingo."
Evie asintió. "Todo esto es culpa de mi madre. Si
no se hubiese tratado de desafiar el liderazgo de
Maléfica cuando llegaron a la isla, nada de esto
hubiese pasado."
"¿Tu madre realmente desafió a Maléfica?" dijo
Carlos confundido. Era inaudito.
"Bueno, ella es una reina, después de todo,"
señaló Evie. "Sí, ella estaba enojada de que todos
en la isla decidieran seguir a Maléfica en lugar de
a ella." Evie se acercó al tocador y empezó a
arreglarse el maquillaje, delicadamente empolvó
su nariz y se aplicó brillo rosa a sus labios. "Y
ahora aquí estamos."
"Mal lo superará", dijo esperanzado.
"¿Estás bromeando? Un rencor es un rencor por
siempre. Ella nunca me perdonará. ¿No has
escuchado la clase de Ego? Pensé que eras más
inteligente." dijo Evie sonriendo con ironía. "Oh,
bueno, ya debo darme por vencida. Volver a mi
castillo y nunca salir."
"No lo harás, ¿verdad?"
"No, creo que no." dijo Evie maldiciendo su
compacto. "Hey," dijo en voz baja. "Tengo un viejo
edredón que nunca uso... Es decir, si tienes frío y
no puedes... Oh, no importa." Nunca había tenido
algún hermano, por lo que no tenía idea de lo que
~ 106 ~
significaba cómo trata a uno. Pero si la Reina
Malvada se hubiese detenido para mirarse en el
espejo el tiempo suficiente para tener otro hijo,
Evie pensó que sería muy agradable que hubiese
sido como Carlos.
Carlos miró como si no supiese que decir.
"Olvida que dije algo," dijo Evie en apuros.
"No, no, préstamelo. Quiero decir, a nadie más le
había importado si duermo abrigado o no," dijo,
sonrojándose mientras su voz se apagaba. "No es
que a ti te importe, por supuesto pero..."
"¡A decir verdad, no me importa!" Coincidió Evie.
Preocuparse por alguien iba definitivamente en
contra de las reglas en Dragon Hall y podría
convertir a cualquiera en un hazmerreír. "Mi
madre estaba planeando desecharla."
"Excelente, porque justo considero mi casa tu
contenedor de basura."
"Ummm, está bien."
"¿Crees que tengas una almohada que vas a tirar
también? Nunca he tenido una almohada." Carlos
se puso rojo de nuevo. "Quiero decir, he tenido un
montón de almohadas, por supuesto. ¡Muchas! Y
seguimos desechando muchas. Así que he
recogido muchas almohadas. Quiero decir, ¿Quién
nunca ha tenido una almohada en su vida? Eso es
absurdo."
"Sí, creo que íbamos a tirar una almohada," dijo
Evie, volviéndose tan rojo como Carlos, mientras
~ 107 ~
el ambiente se empezó a volver acogedor, una
extraña sensación se había apoderado de su
pecho. Ella cambió de tema.
"¿Sigues trabajando es esa extraña máquina
tuya?"
"Sí, ¿quieres ver?", Preguntó.
"Sí, claro," respondió Evie, siguiendo a Carlos
fuera de la habitación hacia la parte posterior de
la casa, lejos de la fiesta. Carlos salió primero,
manteniendo la puerta abierta para Evie.
"¿A dónde vamos?"
"A mi laboratorio," respondió Carlos, sacando una
caja de cerillas para encender una vela y guiarse
camino al patio trasero cubierto de maleza.
"¿Tu qué?"
"Mi laboratorio de ciencia. No te preocupes, yo
no, em, sacrifico sapos o algo así."
Evie dejó escapar una risa vacilante.
Se acercaron a un enorme árbol retorcido con
una escalera de cuerda. Carlos comenzó a subir.
"Tengo que guardar todo en mi casa del árbol.
Temo a que mi mamá tenga una de sus grandes
ideas y convierta mis productos químicos en
maquillaje y productos para el cabello."
Evie trepó por la escalera siguiendo a Carlos. Era
la casa del árbol más elaborada que cualquiera
que había visto jamás, con torretas en miniatura y
~ 108 ~
un pequeño balcón que daba a la oscuridad del
bosque. En el interior, Evie giró alrededor de la
habitación, impresionada. Las paredes estaban
cubiertas de estanterías con vasos de vidrio,
frascos y más frascos que contienen diversos
líquidos de colores neón. En la esquina había un
pequeño televisor antiguo con un montón de
antenas diferentes.
"¿Qué es esto?", Preguntó Evie, recogiendo un
frasco lleno de un líquido extraño.
"Oh, eso lo tomé prestado del laboratorio de
química. Es poliacrilato de sodio. Estaba tratando
de ver si podía usarlo como esponja mezclándolo
con agua," dijo Carlos. "Pero aquí, esto es lo que
quería mostrarte." Sacó la extraña caja con
alambres que había estado trabajando en clase.
"Creo que tengo la batería lista para trabajar."
Carlos jugueteó con algunos botones y movió
unos interruptores. La caja empezó a funcionar, y
a continuación, murió. Carlos estaba
decepcionado. Lo intentó de nuevo. Esta vez,
emitió un chillido agudo antes de apagarse.
Miró a Evie tímidamente. "Lo siento, pensé que
iba a funcionar."
Evie miró el cuadro negro. "¿Tal vez intenta
conectar este cable con el otro?" Le sugirió.
Carlos miró a los cables. "Tienes razón, tal vez
están en el lugar equivocado." Cambió los cables y
golpear el interruptor.

~ 109 ~
Una poderosa explosión eléctrica se disparó fuera
de la caja, que envío a Carlos y a Evie a volar hacia
atrás contra la pared, para luego caer al suelo. El
haz de luz partió la madera contrachapada de
techo, abriendo un agujero desde la casa del árbol
hasta el cielo.
"¡Maléfico!" maldijo Carlos.
"¡Pero qué duendes!" Evie gritó. "¿Qué acaba de
pasar?"
Ambos se apresuraron hacia el balcón de casa del
árbol y miraron hacia el cielo, donde la luz rayaba
todo el camino hacia arriba, a través de las nubes,
arriba, más arriba, mucho más arriba, hacia la
¡cúpula!
La luz quemó a través de la barrera con la misma
facilidad que había quemado un agujero en el
techo de la casa del árbol.
Cayó un rayo, y la propia tierra tembló con un
estruendo supersónico. Por un segundo se podía
ver a través de la cúpula y directamente hacia el
cielo nocturno. El cuadro de negro comenzó a
emitir un ruido extraño.
Evie y Carlos se apresuraron a entrar, y Carlos
recogió la caja. Estaba haciendo un sonido que
ninguno de ellos había oído antes.
Y por un breve momento, había algo en la
televisión de la habitación, que estalló a la vida,
de repente.
"¡Mira!", Exclamó Evie.
~ 110 ~
La pantalla estaba parpadeando con tantas
escenas diferentes que les causó mareos. Por un
momento vieron a un perro que habla y tenía un
blog (Carlos gritó al verlo); entonces se cambió a
un par de gemelas que no eran para nada iguales
(una era juvenil y deportiva y la otra era una
especie de diva, y ambas se parecían a Mal,
excepto que su cabello era rubio); luego se
cambió de nuevo a dos adolescentes que parecían
estar corriendo hacia un hospital para
superhéroes.
"¡Mira todos estos diferentes programas de
televisión!", Dijo Carlos. "¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo
sabía que había más canales! "
Evie se rió. A continuación, la pantalla parpadeó y
se oscureció de nuevo, y la caja de Carlos se
apagó. "¿Qué pasó?"
"No lo sé. ¿Creo que tal vez funcionó? Penetró la
cúpula por un segundo, ¿no?" preguntó,
acercándose a la caja con temor y para luego
tocarla con la punta de su dedo. Estaba caliente al
tacto, y él apartó la mano rápidamente.
"Debe ser," dijo Evie. "Esa es la única explicación."
"Prométeme que no le dirás a nadie lo sucedido,
especialmente sobre la cúpula. Podría estar en
serios problemas, ya sabes."
"Lo prometo," dijo Evie, cruzando los dedos
detrás de su espalda.
"Bien."

~ 111 ~
"¿Quieres ir de nuevo a la fiesta?"
"¿Tan pronto?", Preguntó ella, dispuesta a
encontrar otro armario para quedar encerrada.
"Buen punto. Además ese espectáculo que te
gusta en Auradon News Network, el de elegir al
Príncipe de la semana, va a empezar en cinco
minutos."
"¡Excelente!"
Sin saberlo lo que había hecho, los dos pequeños
villanos, a muy lejos de distancia, en el corazón de
la fortaleza prohibida, escondido detrás de una
brumosa niebla gris al otro lado de la isla, un
oscuro cetro con una joya en su extremo volvió a
la vida, brilla intensamente de verde, fortalecido
de nuevo con un inmenso poder.
El arma más poderosa de la oscuridad se había
despertado por un momento.
Junto a eso, una estatua en piedra de un cuervo
empezó a vibrar, y cuando el pájaro comenzó a
sacudir sus alas, la piedra se convirtió en polvo, y
en su lugar apareció un oscuro demonio muy
conocido, el único y poderoso Diablo, el mejor y el
primer amigo de Maléfica.
Diablo sacudió sus plumas y dio un ronco grito de
triunfo. La Maldad surgiría de nuevo.
Viva la Maldad...

~ 112 ~
Consejo de Compinches

B en jugueteaba nerviosamente con el anillo de


que tenía en uno de sus dedos mientras esperaba
la hora que legasen los miembros del Consejo y
tomen sus respectivos asientos alrededor de la
mesa de conferencias del rey esa mañana. Los
consejos de su padre resonaban en su mente.
Mantén puño fuerte. Demuéstrales que eres el rey.
Él flexionó sus dedos, pensando en el puño de su
padre. Sabía que su padre no se refería a eso,
literalmente, pero Ben estaba preocupado.
Supuso que tendría que improvisar.
"¿Listo, señor?" Preguntó Lumiere.
Ben respiró hondo y trató de sonar lo más grave
como sea posible. "Sí, déjelos entrar, gracias."

~ 113 ~
Lumiere se inclinó. A pesar de que había pasado
mucho tiempo desde que había sido encantado y
convertido en un candelabro, había algo en él que
todavía se parecía a uno, y por un momento, Ben
podía imaginarlo fácilmente con dos pequeñas
llamas sobre sus palmas extendidas.
Lumiere sabe quién es, y es feliz siendo Lumiere.
¿Es realmente mucho más complicado ser rey que
ser un candelabro?
La idea era, por un momento, confortante para
Ben. Pero luego el Consejo entró en la habitación,
y se encontró que los consejeros reales no eran
para nada reconfortantes a simple vista.
De hecho, eran bastante aterradores, pensó Ben.
No sabía por qué. Pero estaban charlando
amigablemente, discutiendo sobre los puntajes
del Torneo de la noche anterior y cuya Liga de
Torneo Fantasía estaba ganando. Todos tomaron
asiento, intercambiaban palabras, las copas de
sidra picante pasaban de mano en mano, así
como una bandeja o dos llenas de galletas de
azúcar de la cocina del castillo.
En representación de los compinches asistieron
los habituales siete enanitos, todavía con su ropa
de minería y sus pequeños sombrero. Sentado
junto a los enanos (o más bien, sentado al borde
de un libro de Normas y Reglas Cívicas de Auradon
que estaba sobre la mesa más cercana a ellos,
porque eran demasiado pequeños para tomar un
asiento normal) estaban los mismos ratones que
habían ayudado a Cenicienta con el príncipe; el
~ 114 ~
astuto Jaq, el gordito Gus, y la dulce Mary. El
grupo de roedores de la junta consultiva tendía a
hablar en pequeños tonos chillones, que podría
ser difícil para Ben entender sin el comunicador
en su oído, que traducía todo lo que decían los
pequeños animales en la reunión.
Todo el mundo en la mesa estaba usando uno
esos audífonos inteligentes, una de las pocas
invenciones mágicas permitidas en el reino. Los
chirridos de los ratones, los ladridos de los
Dálmata y el burbujeo de Flounder, eran
traducidos para que pudieran ser entendidos.
Más allá de los ratones estaban algunas de las
hermanas de Ariel (Ben no podía recordar cuál
era cuál, sobre todo porque todos sus nombres
comenzaban con A) y Flounder salpicaban a lo
largo de en su propia bañera de cobre, con ruedas
empujada por un Din Don muy infeliz, que hacía
una mueca cada vez que la más mínima gota de
agua se derramaba por el borde.
"¡Cuidado con el agua, por favor! Recién acabo de
secar este lugar. Saben muy bien que esto no es
un hotel de playa, ¿No? Precisamente. Es una
reunión del consejo. Un consejo Rrrrrrrreal," dijo
el ex reloj, pronunciando su r con un extraño
acento hacia... ¿Era Andrina, o era de Adella?; que
solo reía y chapoteaba sus grandes aletas
mojadas.
Completando el otro lado de la mesa, estaban las
tres "buenas" hadas madrina, Flora, Fauna, y
Primavera, que miraban con sus mejillas
sonrosadas y alegres, con sus sombreros y capas
~ 115 ~
verdes, rojos y azules, sentadas al lado del famoso
Genio azul de Agrabah. Que comparaban
recuerdos de sus vacaciones. Las hadas preferían
los prados forestales, mientras que el genio
prefería los vastos desiertos.
"¿Creo que deberíamos empezar?" aventuró Ben,
aclarándose la garganta.
Nadie parecía oírle. Los ratones reían a
carcajadas, cayendo sobre sus espaldas y rodando
por el libro de reglas de Auradon. Incluso Pongo y
Perdita los dálmatas liberados de Cruella De Vil
se unieron a la risa con un poco de ladridos. En
total, se trataba de un grupo de amigos, o al
menos eso parecía. Ben empezó a relajarse.
¿Y por qué no habría de hacerlo? A diferencia de
los villanos infames atrapados en la Isla de los
Perdidos, los buenos ciudadanos de Auradon
parecían como en los últimos veinte años no
hubiesen envejecidos ni un poco. Ben tuvo que
admitirlo: cada uno de los consejeros reales
miraba igual que lo habían hecho en las
fotografías que había estudiado cuando se fundó
Auradon. Los ratones eran aún pequeños y lindos,
los dálmatas elegantes y guapos. Las sirenas,
cualesquiera que sean sus nombres, estaban
frescas como lirios de agua, y las hadas buenas
gozaban de buena salud. Incluso el famoso genio
de Agrabah había bajado el tono de su actuación
habitual de híper maníaco. Tontín seguía siendo
tontamente encantador, Sabiondo parecía tener
un poco más blanca la barba que antes, y en
cuanto a Gruñón casi se le podía ver una sonrisa.
~ 116 ~
Excepto por: "¿Ya no hay pasteles de crema?"
Gruñón cogió una galleta, mirando la bandeja.
"Es una reunión, no una fiesta", dijo Sabiondo,
muy sabiamente.
"Por supuesto que no es una fiesta, por ahora",
dijo Gruñón, examinando la galleta. "¿La galleta ni
siquiera tiene glaseado ni chispas de chocolate?
¿Qué, ahora también incluiremos los problemas
con el presupuesto? "
"Como estaba diciendo," Ben interrumpió,
moviendo el plato de galletas lejos de Gruñón,
"Bienvenidos, bienvenidos, todos. Por la presente
declaro esta reunión del Consejo Real
oficialmente abierta. ¿Empezamos? ", Preguntó
Ben.
Todos asintieron alrededor de la mesa.
Ben miró sus fichas que había escondido debajo
de su mano derecha. Esperando a que todo salga
correctamente.
Él tosió. "Excelente. Entonces."
"¿No tenemos que esperar a tu padre, chico?",
Preguntó el Genio, poniendo los pies sobre la
mesa.
Ahora que la magia ya no era admitida en
Auradon, el genio había tomado forma física y ya
no era una nube flotante.
"Sí. ¿Dónde está el Rey Bestia?" dijo Flounder
elevando la voz.

~ 117 ~
"¿Tu padre no vendrá hoy, Ben?", Preguntó
Perdita, con suavidad.
El color se deslizó en el rostro de Ben. "No
perdón. Mi papá, quiero decir, el Rey Bestia, ah,
me pidió que lo represente en la reunión."
Todo el mundo se quedó quieto. Los ratones se
sentaron. Gruñón dejó caer la galleta.
"De todos modos". Ben se aclaró la garganta y
trató de afectar a una confianza que no sentía. "Es
mi futuro deber." Se había tardado un poco.
Miró el montón de papeles que tenía delante.
Peticiones y cartas y aplicaciones y movimientos,
de los habitantes de todos los rincones del reino...
Mostrarles quién es el rey. Eso es lo que dijo mi
padre.
Lo intentó de nuevo. "En mi papel como futuro
rey de Auradon, he estudiado sus peticiones, y
agradezco sus sugerencias, me temo que... "
"¿Nuestras peticiones? ¿Estás hablando de
Nuestros Derechos?" Gruñón sonaba molesto.
"Em, sí, me temo que no podemos recomendar la
concesión de estas peticiones como..."
"¿A qué te refieres?", Preguntó Mary.
Tontín parecía confundido.
"¿Supongo, me refiero a mí? Lo que quiero decir
es, que he tomado sus sugerencias para el cambio
pero no creo que pueda aprobarlas... "

~ 118 ~
Una de las sirenas inclinó la cabeza. "¿No la
aprobarás? ¿Por qué?"
Ben se puso nervioso. "Bueno, porque yo..."
Sabiondo sacudió la cabeza. "Lo siento, hijo, pero
¿Alguna vez has puesto un pie fuera de este
castillo? ¿Sabes lo que pasa en el Reino
realmente? Por ejemplo, nuestros primos los
duendes en la Isla de los Perdidos desean ser
perdonados, ya han sido exiliados por un largo
tiempo."
Todos alrededor de la mesa, comenzaron a
murmurar en voz baja. Ben sabía que la reunión
había dado un giro de bien en peor, y él
desesperadamente comenzó a revisar sus
opciones. No había nada en sus fichas sobre qué
hacer en esos casos.
Uno. ¿Qué haría mi papá?
Dos. ¿Qué haría mi mamá?
Tres. ¿Podría funcionar? ¿Qué haría yo?
Ben seguía evaluando la opción número tres
cuando Gruñón habló. "Si me permite
interrumpir," dijo Gruñón, que miraba, bueno,
muy contrario a lo que podemos llamar, feliz, que
estaba sentado a su lado. "Como ustedes saben,
desde hace veinte años nosotros, los enanos,
hemos trabajado en las minas, recolectando de
joyas y diamantes para coronas y cetros del reino,
para muchos príncipes y princesas, para aquellos
que necesitan regalos de boda o para el día de
coronación." Ben se volvió aún más rojo, mirando
~ 119 ~
los botones de oro pulido en su propia camisa.
Gruñón lo miró fijamente, y luego continuó. "Y
durante veinte años hemos sido pagados con
nada de nada por nuestros esfuerzos."
"Bueno, bueno, Sr. Gruñón," dijo Ben. "Señor".
"Dígame solo Gruñón", resopló Gruñón.
Ben miró a los ratones. "¿Puedo?"
"Por supuesto," dijo Gus, saltando hacia abajo.
Ben sacó el libro de reglas de Auradon de debajo
de los ratones, enviando unos cuantos ratones a
rodar. Se volvió a un gráfico en los apéndices en
la parte posterior del grueso libro. "Está bien,
entonces, Gruñón, como ciudadano de Auradon,
parece que usted y el resto de los enanos se han
ganado dos meses de vacaciones...veinte días de
fiesta...y días libres ilimitados por salud." Él miró
hacia arriba.
"¿Eso suena bien?"
"Más o menos," dijo Sabiondo. Gruñón se cruzó de
brazos con otra mirada.
Ben pareció aliviado, cerrando el libro. "Así que
no pueden decir que han estado trabajando
exactamente durante veinte años, ¿verdad?"
"La matemática no viene al caso, joven hombre ¿o
debería llamarte, joven Bestia?" Gruñón gritó
desde detrás de Sabiondo, que estaba haciendo su
mejor esfuerzo para empujar su propio casquillo
de media en la boca de gruñón.
~ 120 ~
"Príncipe Ben estaría bien," dijo Ben, con una leve
sonrisa. No es de extrañar que el enano se
llamara Gruñón; ¡Ben nunca había conocido a una
persona tan cascarrabias!
"Si puedo opinar, y si ofender, pero estamos un
poco cansados de estar sin derechos y sin
contrato." Habló Tímido. Por lo menos, Ben pensó
que así era su nombre, porque mientras hablaba
su cara se puso roja cual tomate.
"Está presente aquí, ¿no? Así que no me parece
correcto que diga que no tiene ‘derechos’
¿verdad? "Ben sonrió de nuevo. Dos por dos.
Boom. Tal vez soy mejor rey de lo que pensaba.
"Pero, ¿qué va a heredar a nuestras familias
cuando nos retiremos?", Preguntó Tímido, sin
estar seguro.
"Estoy seguro de que mi padre tiene un plan para
cuidar de todos," dijo Ben, esperando que fuera
cierto.
Una voz chilló se levantó en la mesa. Ben se
inclinó hacia delante para escuchar. "¿Y ninguno
aquí del reino se ha dado cuenta que nosotros
hacemos siempre el trabajo duro? ¡Desde que el
Hada Madrina desaprobó la magia, que los
ratones hacen todos los vestidos!" dijo Mary
indignada. La pequeña ratoncita había subido el
libro de reglas del reino para hacerse oír. "¡Por
todos los cielos!"

~ 121 ~
"Eso es muy…" comenzó Ben, pero fue cortado. Él
ya no está a cargo de la reunión. Eso había
quedado muy claro.
"Por no hablar de las criaturas del bosque que
hacen todo el servicio de limpieza de
Blancanieves " añadió Jaq. "Ellos no tienen sus
felices por siempre, tampoco."
Mary asintió. "¡Además, Blancanieves necesitará
un guardarropa nuevo cuando se entere de la
coronación! ¡Su coronación, debo añadir!"
Ben buscó desesperadamente a través de los
papeles que tenía delante de él. "Todo ciudadano
tiene derecho a presentar, a presentar…"
"Todavía sigo recolectando cachivaches para
Ariel", farfulló Flounder. "Sus tesoros han crecido,
pero ¿Acaso me quedo con alguno?"
Ben intentó de nuevo. "Sabe que lo que hace, ella
lo aprecia mucho…"
Flounder siguió hablando. "Y las sirenas siempre
dan recorridos submarinos a los turistas, y no
reciben recompensa. ¡Incluso en altas
temperaturas! "
Las hermanas de Ariel asintieron con indignación,
sus colas brillantes salpicaban el agua de toba la
tina. Din Don se golpeó el rostro, mientras que
Lumiere apretó su brazo para mostrarle su
apoyo.
Ben asintió. "Bueno, eso es ciertamente algo que
vale más, conside…"
~ 122 ~
"Y si debo añadir, que vivir sin magia ha puesto
nuestros nervios de punta," suspiró Primavera.
"Flora no puede coser, Fauna no puede cocinar, y
yo no puedo limpia sin nuestras varitas. Puede
encontrar nuestra petición en uno de esos
papales, querido muchacho." Flora quedó
mirando fijamente la cara del príncipe Ben, y él se
echó hacia atrás en su silla, sorprendido.
Fauna intervino. "Si bien apreciamos todo lo que
el hada madrina ha hecho, debemos considerar
que un poco de magia nos vendría de milagro"
"Pero, de verdad solo quieren un poco…"
comenzó Ben.
Pongo sentó. "Sé que no parece cansado, pero
Perdita y yo a veces estamos exhaustos después
de atender a ciento un dálmatas," dijo Pongo en
esa extraordinariamente elegante voz.
"Si sólo hubiera ciento un horas en el día."
bostezó Perdita. "Podría al menos dormir cinco
horas en el día. De verdad no lo puedo imaginar."
La ratoncita Mary asintió con simpatía,
palmeando la pata de Perdita con la suya.
Una mancha de azul apareció en el rostro de Ben.
"Para decirlo sin rodeos, Príncipe Ben, esto
apesta," dijo el Genio, que le lanzó un beso burlón.
Los enanos aplaudieron frenéticamente.
Las hermanas de Ariel reían, y ahora el agua de la
bañera estaba turbia como un pequeño tsunami.

~ 123 ~
Din Don salió de la habitación haciendo rabieta, e
incluso hizo un gesto para que Lumiere haga que
Príncipe Ben corte la reunión.
Si es que Ben sabía cómo.
La sala comenzó debatir diferentes casos,
mientras los compinches y los enanos
comenzaron a gritarse, las hadas buenas seguían
quejándose del trabajo agotador incluso las
tareas ordinarias que debían realizar, y todos los
demás en la habitación empezaron a reclamar sus
propias quejas.
Sería difícil elegir a alguien para que sea el
siguiente en hablar, pensó Ben, mientras se
escabullía en su silla, tratando de no entrar en
pánico.
Respira, se dijo. Respira, y piensa.
Pero era imposible pensar en medio del alboroto
en la sala. Las sirenas se quejaban que los turistas
dejaban su basura por todas partes; los enanos
gritaban que no les gustaba que nadie les diga
qué hacer mientras trabajaban; Pongo y Perdita
ladraban sobre el estrés de tener que pagar por
ciento un dálmatas en educación universitaria; e
incluso el Genio parecía más azul de lo habitual.
Ben se tapó los oídos. Esto ya no era una reunión.
Era una pelea sin cuartel. Él tenía que detenerla,
antes que las cosas o los ratones salgan volando
por la sala.

~ 124 ~
¿Qué haría mi padre? ¿Qué espera que haga?
¿Cómo se enfrentaría ante esa situación y cómo
esperaba que él enfrente esa situación?
Cuanto más pensaba en ello, más enojado se
ponía. Finalmente, Ben se puso de pie. Pero a
nadie le importó.
Él se subió encima de la silla, pero nadie lo notó.
¡Eso es todo!
¡Su padre le dijo que demuestre que es rey, y los
reyes se hacen escuchar!
"¡BASTA!", Gritó desde lo alto de la mesa. "¡Se
levanta la sesión!"
Un silencio llenó la habitación.
Ben se quedó allí.
"¡Por Qué! Yo nunca..." gruñó Perdita. "¡Qué
grosero! ¡No debería tratarnos de esta manera! "
"Impertinente e ingrato, eso es seguro," dijo
Flora.
"¿Por qué lo hizo?", Dijo el gruñón. "¿Dónde está
el Rey Bestia? ¡No estamos sordos! ¿No te
enseñaron modales, hijo? "
"¡Sin palabras, nunca nos han tratado así de mal!"
revoloteó Primavera.
Los enanos y compinches salieron de la
habitación, disparados mientras Ben miraba
cautelosamente mientras salían. Las sirenas

~ 125 ~
resoplaron y se hizo varias manchas de agua en el
suelo, como Lumiere se dejó arrastrar lejos,
sacudiendo la cabeza. Los ratones voltearon sus
narices mientras caminaban pasado sin tanto
como un chillido; los dálmatas levantaron sus
colas; e incluso Tontín dio al príncipe un aspecto
de haber sido herido.
Ben bajó la cabeza, avergonzado por cómo había
actuado. Había tratado de tomar el control como
su padre, pero había fracasado. No había sido
capaz de atender las peticiones, y no había sido
capaz de inspirar confianza en el Consejo Real. En
todo caso, había empeorado la situación.
Es por eso que seré un terrible rey, pensó Ben,
mientras se bajaba de la mesa de consejo de su
padre.
No se había demostrado a sí mismo.
Sólo había probado una cosa:
El príncipe Ben no era apto para portar el anillo-
bestia real que llevaba puesto en el dedo.

~ 126 ~
¿Viva la Maldad?

M al estaba sola en la esquina, bebiendo su


sidra picante, cuando se dio cuenta de dos figuras
que tratan de colarse camino hacia la mesa de
buffet para tomar un par de latas de refrescos
pasados. Era Carlos, por supuesto, y la princesa
Arándano. Evie no parecía estar grave después de
pasar tiempo en el armario de Cruella. ¡Ni
siquiera estaba sangrando! No había ni un
rasguño en ella o incluso ningún raspón en su
traje. Ugh. Carlos debe haberla ayudado de alguna
manera, el pequeño imbécil desagradecido.
Mal suspiró.
Frustrada otra vez.
Al igual que su madre, cuya propia maldición
había fracasado.
~ 127 ~
¿Estaban destinados al fracaso por siempre?
Esta fiesta fue un fracaso. Sin duda era hora de
irse. Incluso las hijas de las hermanastras
parecían cansadas de fingir odiar ser perseguidas
por los piratas ruidosos.
Mal tiró su taza de sidra vacía al suelo y se fue sin
mirar atrás. Pasó la noche reordenando la maleza
en el césped de sus vecinos, cambiando los
gnomos del jardín, el correo y muebles de
exterior. Ella se divertía haciendo un poco de
redecoración con papel de baño en un par de
casas y tirando huevos a las ventanas. No hay
nada como un poco de daño a la propiedad ajena
para sentirse mejor. Ella dejó su huella en cada
casa con el mensaje de ¡Viva la Maldad! con
pintura en aerosol sobre el césped, para recordar
a la gente de la isla exactamente lo que eran y de
lo que tenían que estar orgullosos.
Sintiéndose como si hubiera salvado la noche, fue
con cierta sorpresa y con gran conmoción cuando
rodeó su hogar en el Castillo de las ofertas, frente
a ella estaba su madre y esperándola.
"¡Madre!" gritó Mal, sorprendió al ver a Maléfica
sentada en su enorme silla verde de alto respaldo
frente a la vidriera. Era su trono, por así decirlo,
su asiento de la oscuridad.
"Hola, querida," dijo con voz fría. "¿Sabes qué
hora es, señorita?"
Mal estaba confundido. ¿Desde cuándo Maléfica
había impuesto la hora de llegada? A su madre
~ 128 ~
nunca le importaba dónde estaba o cuando ella
llegaba a casa, ¿verdad? Después de todo, la
mujer se llama Maléfica. "¿Dos en la mañana?"
trato de adivinar Mal.
"Eso creí," dijo Maléfica, empujando hacia arriba
una manga púrpura y corrigiendo la hora en su
reloj de pulsera. Bajo su brazo y miró a su hija.
Mal esperó, preguntándose a dónde iba todo eso.
Ella no había visto a su madre desde hace tiempo,
y cuando se veían, Mal era tomada a menudo por
sorpresa por lo pequeña que su madre se veía, en
estos días.
La señora de la oscuridad se había reducido
literalmente con la reducción de sus
circunstancias. Mientras que antes había sido
imponente, ahora era ya casi una versión en
miniatura de ella, una mini-Maléfica, incluso. Si
ella se ponía de pie, podía ver que Mal era más
alta que ella por unos pocos centímetros.
Sin embargo, la distintiva amenaza no había
disminuido, más bien acababa de llegar en un
paquete más pequeño. "¿Dónde estabas? Oh, sí,
¡Viva la Maldad!" silbó Maléfica.
"¡Viva la Maldad!, exactamente madre." Mal
asintió. "¿Es eso de lo que quieres hablar
conmigo? ¿Mis dibujos alrededor de la ciudad?
Muy bueno, ¿verdad? "
"No, me entendiste mal, querida", dijo su madre, y
fue entonces cuando Mal se dio cuenta que su

~ 129 ~
madre no estaba sola. Ella estaba acariciando un
cuervo negro que se sentó en el brazo de su silla.
El cuervo graznó y voló hacia el hombro del Mal,
para pellizcar su oído.
"¡Ay!", Dijo. "¡Deja de hacer eso!"
"Es Diablo Mal. No te pongas celoso mi pequeño
amigo; eso es sólo Mal," dijo Maléfica
despectivamente. E incluso si Mal sabía que su
madre no podía importarle menos (Trató de no
tomarlo como algo personal, ya que su madre no
le importa nada de nadie), e cuervo siguió
picando.
"¿Diablo? ¿Es Diablo?" Dijo Mal. Ella sabía todo
acerca de Diablo, el primer y único amigo de
Maléfica. Su madre le había contado la historia
muchas veces: cómo, hace veinte años, Maléfica
había luchado contra el Príncipe Felipe como un
gran dragón de fuego negro, pero había sido
derribada, traicionada, por un arma de justicia y
paz que algunos irritantemente buenas hadas
tenían para ayudarlo en la batalla. Maléfica creyó
que había muerto y había pasado a mejor vida;
pero solo despertó al día siguiente, sola y
derrotada, en esta terrible isla.
El único vestigio de la batalla era la cicatriz en su
pecho, donde la espada había golpeado, y cada
cierto tiempo sentía el dolor fantasma de esa
herida. Le había dicho a Mal muchas veces cómo,
cuando se despertó, se había dado cuenta de que
esas horribles hadas buenas habían apartado

~ 130 ~
todo lejos de ella, su castillo, su casa, incluso su
cuervo favoritos.
"El único Diablo," ronroneó Maléfica, en realidad
parece feliz por primera vez.
"¿Pero cómo? ¡Estaba congelado! ¡Ellos lo
convirtieron en piedra!," dijo Mal.
"Sí, lo hicieron, esas pequeñas bestias horribles.
¡Pero él está de vuelta! ¡Regresó! ¡Viva la
Maldad!" declaró Maléfica, con media risa de
bruja buena.
Bueno. Su madre había solo repetido un poquito
¡Viva la Maldad!
Mal le dio a su madre su mejor mirada. Para el
resto de los tontos, secuaces y tarados de la isla,
Maléfica era la cosa más espantosa con dos
cuernos de todo; pero a Mal, que había visto a su
madre untar jalea de duende sobre una tostada y
soltar migas todo el diván, pulir sus cuernos con
betún de zapatos, y coser el dobladillo andrajoso
de su capa púrpura, era su madre, y Mal no le
tenía miedo. Bueno, sí, su madre era muy
atemorizante, pero ella no era como el miedoso
de Carlos.
Maléfica se levantó de su silla, sus ojos verdes
ardían en los de Mal. "Mi oscuro cetro del Ojo de
Dragon, ¡Diablo dice que ha despertado! ¡Viva la
Maldad! ¡Y lo mejor de todo, es que está en la
isla!"
"¿Tu cetro? ¿Estás segura?" Preguntó Mal con
escepticismo. "Es difícil de creer que el Rey Bestia
~ 131 ~
de Auradon dejaría un arma tan impresionante
en la Isla."
"Diablo jura que vio, ¿no es así querido?"
ronroneó Maléfica. Mientras el cuervo graznaba.
"Entonces, ¿dónde está?", Preguntó Mal.
"Bueno, yo no hablo Cuervo, ¿no? ¡Debe estar en
un montículo de rocas en alguna parte! "
Maléfica se enfureció, arrojando su capa.
"Está bien, entonces. Pero ¿y qué? "
"¿Y qué? ¡Ojo del dragón está aquí! ¡Viva la
Maldad! ¡Esto significa que puedo tener mis
poderes de vuelta! "
"No si la cúpula cubre la isla," señaló Mal.
"No importa. Pensé que esas tres hadas buenas
vilmente lo habían destruido, pero sólo está
congelado, así como Diablo. Está vivo, está por ahí
en algún lugar, y lo mejor de todo, querida… ¡Tú
lo vas a encontrar!" anunció Maléfica con broche
de oro.
"¿Yo?"
"Sí. ¿No quieres probarte? ¿No quieres demostrar
que eres digna de ser mi hija?", le preguntó su
madre en voz baja.
Mal no respondió.
"Sabes lo que significa una decepción para mí,
como, cuando yo tenía tu edad, tenía un ejércitos

~ 132 ~
de duendes bajo mi control, pero... ¿Qué es lo que
haces? Poner estúpidos dibujos por la cuidad
¡Tienes que aspirar a MÁS!" Maléfica estaba
hirviendo, levantándose de su silla. Diablo batió
sus alas y graznó.
Mal trató de no mostrar sus sentimientos. Pensó
que aquellas palabras estaban bien. "¡Muy bien!
¡Muy bien! ¡Voy a buscar el cetro!" estuvo de
acuerdo, aunque sólo sea para detener la rabia de
su madre.
"Maravilloso." a Maléfica se le ablandó el corazón,
o el agujero en su pecho donde debería estar su
corazón. "Cuando esa espada atravesó mi piel de
dragón, y se cayó de ese acantilado hace veinte
años, yo estaba segura de que había muerto. Pero
me revivieron para sufrir un destino peor que la
muerte, mucho peor. Pero un día, ¡voy a tener mi
venganza!"
Mal asintió. Había oído esas palabras tantas
veces, que incluso podría cantarlas en su sueño.
Maléfica tomó su mano, y dijeron a coro,
"¡Venganza sobre los tontos que nos encarcelaron
en esta isla maldita!"
Maléfica jaló a Mal más cerca para que pudiera
susurrar una advertencia en su oído.
"Sí, mamá", dijo el Mal, para mostrar que
entendía.
Maléfica sonrió. "¡Ahora, vete de aquí y tráelo de
vuelta, para que podamos ser libres de esta
prisión flotante de una vez por todas!"
~ 133 ~
Mal caminó hasta su habitación. Se había
olvidado de decirle a su madre acerca de la mala
pasada que había tenido Evie en la fiesta, no es
que hubiera sido lo suficientemente mala para la
gran Maléfica, no. Pero no era nada. ¿Ella podía
hacerlo mejor?
Ella bajó su ventana y caminó hacia el balcón
donde podía ver toda la isla y las agujas brillantes
de Auradon brillaban en la distancia.
Unos minutos más tarde, oyó el sonido de las
baratijas balanceándose, lo que significaba que
Jay había llegado para molestarla o para robar un
bocadillo.
"Estoy aquí," gritó.
"Te fuiste antes de que comenzara realmente la
diversión," dijo, estaba hablando de la fiesta.
"Pusimos de cabeza el salón de baile en un toque
y terminamos surfeando sobre la multitud." Él se
acercó al balcón, con una bolsa de rizos de queso
maloliente en la mano.
Ella se encogió de hombros.
"¿Qué pasa con el cuervo grosero?", Preguntó,
masticando ruidosamente los bocadillos, sus
dedos quedaron con un tono fluorescente de
color naranja.
"Eso es Diablo. Ya sabes, el viejo conocido de mi
mamá. El regresó."
Jay dejó de masticar. "¿Qué?"

~ 134 ~
"El regresó. Se descongeló. Así que ahora mamá
piensa que el hechizo de la isla podría estarse
debilitando, de alguna manera."
Los ojos de Jay se agrandaron.
Mal apartó la mirada y continuó: "Eso no es todo.
Diablo jura que el Ojo del Dragón también ha
despertado. Que lo vio brillar de nuevo. Ya sabes,
su cetro, su mejor arma, el que controla todas las
fuerzas del mal y la oscuridad, bla, bla, bla. Ella
quiere que lo encuentre, y lo utilizará para
romper la maldición de la isla."
Jay soltó una carcajada. "Bueno, ella ha ido
realmente por el acantilado en la parte más
profunda para luego nadar con los caimanes
asesinos, ¿no? Esa cosa está oculta por siempre, y
siempre y siempre y…"
"¿Siempre?" Mal sonrió.
"Exactamente."
Mal se dio la vuelta, con ganas de cambiar de
tema. "¿Alguna vez has pensado en lo que hay
ahí?", Preguntó, señalando a Auradon.
Jay se burló. "Sí, es horrible. Soleado y feliz, y...
horrible. Doy las gracias a mis estrellas de mala
suerte de no estar viviendo ahí."
"Si lo sé. Pero, quiero decir, allá la gente nunca se
enferma, ¿No querrías un cambio?" preguntó ella,
meditando.
Jay miró con curiosidad.

~ 135 ~
"No importa." Mal no creía que lo entendería.
Siguió mirando a la noche. Jay siguió masticando
sus rizos de queso y jugueteando con algo de
bisutería recién robada.
Un recuerdo vino inundando de nuevo a Mal. Ella
tenía cinco años y estaba en el mercado con su
madre cuando un duende tropezó y cayó,
derramando su cesta de fruta en todas partes. Sin
pensarlo, ella había comenzado a recoger las
frutas, ayudando al duende a recoger todo. Uno
por uno, cogió las manzanas, les quitó el polvo
con su vestido, y los colocó de nuevo en la
canasta. De repente Mal miró desde donde estaba
agachada. El mercado había quedado en silencio,
y todo el mundo, incluyendo a su madre, que se
estaba poniendo roja como una manzana podrida
de cólera y la quedó mirando.
"Levántate en este instante," dijo su madre.
Maléfica pateó la cesta y todas las manzanas se
cayeron de nuevo.
Mal obedeció. Cuando llegaron a casa, su madre la
encerró en su habitación para pensar en lo que
había hecho. "Si no tienes cuidado, mi niña, vas a
terminar como él, igual que tu padre débil e
impotente. ¡Y PATÉTICA!" había gritado Maléfica
a través de la puerta cerrada con llave.
La pequeña Mal había quedó mirando un espejo
sucio inclinándose precariamente en su vanidad.
Luchando para no llorar, y desde ese día, ella
prometió no volver a decepcionar a su madre de
nuevo.

~ 136 ~
"Tenemos que encontrarlo," dijo Mal a Jay como
un viento helado azotó desde el fondo del mar
hacia su memoria. "El Ojo del Dragón. Esta aquí. "
"Mal, no es posi…"
"Tenemos que hacerlo," dijo Mal.
"Eh," respondió Jay encogiéndose de hombros y
volviéndose hacia la ventana para entrar. "Ya
veremos."
Mal echó una última mirada al horizonte
brillante, resplandeciente en la distancia. Sintió
una punzada en su intestino, como anhelo. Pero
por qué, era algo que no podía describir.

~ 137 ~
Miserable, querido, como
siempre, perfectamente
miserable. - Cruella De
Vil, 101 Dálmatas.

~ 138 ~
Un punto para el equipo

J ay dejó el Castillo de las Ofertas tras él. Era el


fin de la noche, el momento exacto cuando
comenzaba el día nuevamente, todavía estaba
oscuro, pero ya se podía escuchar el llamado
lamentable de los buitres carroñeros en su
camino a través de la isla. Él se estremeció,
volviendo sus pasos a través de las callejuelas y
callejones sombríos de la ciudad, más allá de los
viejos árboles y las construcciones a medio
terminar que parecían haber sido abandonadas y
sin esperanza de alguien viva ahí.
Jay apresuró el paso. No tenía miedo a la
oscuridad; era más bien su fortaleza. Jay hizo
algunos de sus mejores trabajos en la noche. Sin
embargo, nunca se había acostumbrado a la
forma en que la isla se siente en la oscuridad. Jay
~ 139 ~
incluso robaba más cuando todo el mundo estaba
dormido, y podía ver el mundo a su alrededor con
claridad, tal y como era. Podía ver que esta ciudad
y esta isla y estos árboles viejos y todos los
montones de basura eran su vida, no importaba
la antigua vida de su padre y la de los otros
villanos. Aquí no había gloria. No había magia y
tampoco ningún poder. Eso era todo lo que
sabían, lo que tenían y lo que eran.
No importa lo que piense Mal.
Jay pateó una roca a través de ladrillos
desmoronados, y un gato irritado aulló hacia él
desde las sombras.
Ella está tan llena de todo esto.
Mal no admitiría su derrota, especialmente no si
ella estaba en un estado de ánimo como el de esta
noche. Mal era tan terca a veces. Prácticamente
delirante. En momentos como estos, Jay había
visto con claridad los efectos de ser criada por
una maniática villana. No podía culpar a Mal por
no decir ‘no’ a su madre, nadie podía, en realidad,
no había manera de que el cetro de Maléfica este
vivo y en algún lugar de la Isla de los Perdidos, e
incluso si lo fuera, Jay y Mal nunca se encontraría.
Jay sacudió la cabeza.
¿Ojo del Dragón? Más como, Ojo de la
Desesperación.
Probablemente ese cuervo se había vuelto loco por
haber estado congelado durante veinte años.

~ 140 ~
Encogió los hombros y dobló la esquina hacia su
propia calle. Intentó olvidarse de todo, esperando
(y rogando) que probablemente Mal haga lo
mismo. Ella tenía caprichos, pero nunca parecían
durar. Eso era lo bueno en Mal; que ponía todo su
empeño en conseguir algo, pero lo olvidaba
completamente al día siguiente. Se llevaban bien
porque Jay había aprendido que hay un solo viaje
de tormento.
Cuando por fin se abrió paso a través del último
del rompecabezas de cerraduras robadas,
cadenas y cerrojos que protegía su propia casa
(sí, los ladrones siempre pensaban que alguien
les quería robar), empujó la puerta de madera
podrida para abrirla de un solo crujido y se
deslizó dentro.
Un pie a la vez. Aguanta la respiración, mientras
entras. Quédate cerca a la pared....
"¿Jay? ¿Eres tú?"
Mierda.
Su padre todavía estaba despierto, friendo
huevos, con su fiel loro Iago, en su hombro. ¿Jafar
estaría preocupado por su único hijo que había
estado fuera toda la tarde? ¿Estaba preocupado
por dónde había estado, o con quién había estado,
o por qué no había venido a casa hasta ahora?
Nah. Su padre tenía una sola cosa en su mente, y
Jay sabía exactamente lo que era.
"¿Cuál es el botín de esta noche?" preguntó Jafar
con avidez, mientras colocaba su plato de comida
~ 141 ~
sobre la mesa de la cocina, al lado de una pila de
monedas oxidadas que usaban en la Isla. La mesa
era donde Jafar practicaba su afición favorita:
contando su dinero. Había una pirámide de buen
tamaño de monedas sobre la mesa, pero Jay sabía
que no se podía satisfacer la codicia de Jafar.
Nada la hacía.
"Bonito pijama." sonrió Jay. El truco con su padre
era mantenerse en movimiento, para permanecer
tranquilo, y sobre todo, evitar responder sus
preguntas, porque ninguna de las respuestas eran
siempre las correctas. Cuando no se puede ganar,
tampoco te debes rendir fácilmente, debes seguir
jugando. Siempre debes estar preparado para el
desastre.
Quiero decir, el mejor amigo de papá es un loro.
Y eso era todo.
"¡Bonito pijama!" chilló Iago. "¡Bonito pijama!"
Jafar llevaba un albornoz decolorado con el
pijama suelto con dibujos de pequeñas lámparas.
Si veinte años de ser congelado podría hacer loco
a un cuervo, veinte años de vida entre los
perdidos habían apenado al ex infame Gran Visir
de Agrabah, junto con su grandeza y riqueza (al
menos, así era como pensaba su padre). Había
cambiado sus sedas elegantes y sus chaquetas de
terciopelo, por un andrajoso uniforme, chándales
de terciopelo y ropa interior manchada de sudor
que olía demasiado fuerte, toda su ropa la había
conseguido en una tienda en el mercado, que
~ 142 ~
estaba ubicado, en un penoso lugar justo enfrente
de los establos de caballos.
La elegante barba negra ahora era andrajosa y
gris, completando su andrajoso estilo antes
mencionado. Iago había tomado la costumbre de
llamarlo "el sultán", desde que Jafar ahora se
parecía a aquel anciano en tamaño; aunque, para
ser justos, el propio Iago parecía estar
obsesionado con unas cuantas galletas diarias.
Y Jafar lo llamaba de muchas maneras al
emplumado que eran irrepetibles desde
cualquier punto de vista, incluso la de un loro.
Jay odiaba las pijamas de su padre: eran un signo
de hasta qué punto los derechos de su familia
habían caído. La tela de su pijama estaba tan
usada que en algunas partes se podía ver los
rollos de la panza de Jafar. Jay intentó no mirar
demasiado de cerca, incluso se podía ver en las
sombras de la luz de la mañana.
Su padre ignoró los insultos a su pijama. Ya los
había oído antes. Devoró su bocadillo de
medianoche con fruición sin ofrecerle a Jay un
bocado. "Vamos, vamos, manos a la obra. ¿Qué
tenemos? Echemos un vistazo."
Jay miró a su rollo de alfombra en el extremo de
la habitación, más allá de la mesa, pero también
sabía que no había manera de conseguir algo más
de su padre ahora. De mala gana vació sus
bolsillos. "Una zapatilla de cristal rota, de una de
las hijas de las hermanastras malvadas. Con un
poco de pegamento, podríamos obtener un buen
~ 143 ~
precio por ello." Se quebró más la zapatilla de
tacón destrozada, en un montón de fragmentos
de vidrio, cuando la puso sobre la mesa. Jafar
levantó una ceja.
"Um, ¿Super pegamento?" Jay siguió su camino.
"Uno de los collares de Lucifer, la pistola-llavero
de Rick Ratcliffe y mira, ¡un ojo de cristal de
verdad!" Estaba cubierto de pelusa. "Está sólo un
poco usado. Me lo dio uno de los piratas." Él lo
sostuvo encima de su propio ojo y miró a través
del cristal, entonces lo tiró a la basura, arrugando
la nariz y abanicándose la cara con la mano. "¿Por
qué no los piratas nunca se bañan? Que pasada, al
menos una vez al mes. No es como si estuvieran
aún en el mar." Con eso, él rodó el globo ocular
sobre la mesa para su padre.
Iago graznó con curiosidad, mientras que Jay
esperó lo inevitable.
Jafar agitó una mano desdeñosa en los objetos y
suspiró. "Basura".
"¡Basura!" Iago chilló. "¡Basura!"
"Pero eso es todo lo que hay en esta isla,"
argumentó Jay, apoyado en el fregadero de la
cocina. "Esta es la Isla de los Perdidos, la Isla de la
sobras, ¿lo recuerdas?"
Su padre frunció el ceño. "Usted fue al hogar de
los De Vil, ¿No pudiste robar un abrigo de piel?
¿Qué estabas haciendo ahí toda la noche?
¿Babeando por la hija de Maléfica? "

~ 144 ~
Jay puso los ojos en blanco. "Por el diezmilésima
vez, no. No es que yo me haya quedado encerrado
en un armario lleno de abrigos." Mientras lo
decía, se preguntó por qué no había pensado en
eso.
"¡Hay que esforzarse más! ¿Qué pasa con esa
princesa? ¿Esa que acaba de salir del castillo? "
"Oh sí, ella. Me olvidé." Jay buscó en el bolsillo de
sus vaqueros y sacó un collar de plata con una
manzana roja envenenada que colgaba de él. "Eso
es todo lo que tenía. Te digo, incluso los castillos
alrededor de este lugar son una verdadera
basura."
Jafar se puso un par de gafas y examinó la joyería,
entrecerrando los ojos, primero con un ojo, luego
con el otro. Su vista estaba vieja, y su espalda le
dolía por el trabajo extra de cargar consigo su
gran barriga; incluso los villanos no se libraban
de los peligros del envejecimiento.
"Es de imitación. En mis días, ni el sirviente usaba
eso, por no hablar de una princesa. Imitaciones
no buscamos." Tiró la chuchería de lado,
suspirando cuando se detuvo para alimentar a
Iago con otra galleta.
"Puntuación," dijo Iago, escupiendo alegremente
migas de galleta. "¡Puntuación!"
Los hombros de Jay se desplomaron.
Una gran puntuación.

~ 145 ~
Eso era el sueño de su padre: que un día su único
hijo encontrase un cofre de botín tan grande, tan
rico, tan cargados de oro, que Jafar ya no tendría
a presidir una tienda de chatarra, nunca más. No
importa que la Isla de los Perdidos fuera un
montón de basura flotante; Jafar de alguna
manera creía que una gran puntuación estaba
siempre a la vuelta de la esquina, una
recompensa que pudiera transportarlo de vuelta
a su lugar legítimo como un hechicero, con todo
su poder y parafernalia.
Su charla era delirante.
Incluso si existiera, ¿podría tal regresarlos en el
tiempo hacia un mejor día, o liberarlos de toda
una vida de reclusión? ¿Como si de un objeto o
una joya o cualquier cantidad de monedas de oro
podían arreglar el lío que personas como Jafar y
los demás villanos habían metido a todos, en
primer lugar?
Una gran puntuación. Su padre estaba tan loco
como Mal había estado en la noche. Jay sacudió la
cabeza. Y entonces él se limitó a sacudir. Porque
él había pensado en algo.
Espera.
¿Qué le había dicho Mal? ¿Que el cuervo cree que
el cetro de Maléfica, el Ojo de Dragón, estaba
escondido en algún lugar en esta isla? Si Diablo
estaba diciendo la verdad, y Jay era capaz de
encontrarlo, sería el momento más importante de
año. ¡Del siglo! Trató de pensar en ello. ¿Será
posible? ¿Podría ser tan fácil? ¿Podría su padre
~ 146 ~
tenía razón para aferrarse a la esperanza más
remota de algo mejor, incluso después de todos
estos años?
Nah.
Jay se frotó los ojos. Había sido una noche muy
larga. Siempre era así en la Isla de los Perdidos.
No había nada de poder aquí, y no cuando se
trataba de personas, y no cuando se trataba de las
cosas.
Si el cetro estaba aquí, que sería poco probable, la
barrera mágica mantendría su poder muy lejos de
la isla. El Ojo del Dragón era sólo un nombre
elegante para un cetro. Como le había dicho a Mal,
el trabajo era inútil. Era mejor tratar de
secuestrar un barco del Muelle de los Duendes y
volver a Auradon. No es que ninguno de ellos
querría vivir allá.
Tal vez pertenecemos en la Isla de los Perdidos, de
las Sobras, y el Olvido. Tal vez así la historia deba
continuar por siempre.
¿Debería decirle a su padre lo que sabía?
Jay vio como su padre volvía a apilar las monedas
en orden. Contar las monedas le daba de alguna
manera cierta paz que su hijo nunca entendería.
Jafar estaba silbando, y levantó la vista cuando
vio a Jay mirándolo.
"¿Recuerdas que el Oro te hace Feliz?" Ronroneó
su padre mientras acariciaba el dinero con sus
manos.

~ 147 ~
"Totalmente. Buenas noches, Papá," dijo Jay, en
dirección a la alfombra gastada debajo de los
estantes en la parte de atrás, donde dormía. El
que tiene más oro es el que manda. Eso decía su
padre, y como Jay nunca había visto nada de oro
en su vida, también se lo había creído.
Sólo que no estaba seguro de creer que había algo
de oro que encontrar. Al menos no en la Isla de
los Perdidos. Aún así, mientras se acurrucaba en
el pequeño espacio de piso alfombrado que era su
cama, trató de imaginar cómo se sentiría
encontrarlo.
Puntuación.
Se quedó dormido soñando con su padre lleno de
orgullo con un par de pijamas hechos de oro.

~ 148 ~
Después del susto

C ruella iba a matarlo si alguna vez se enteraba


que había organizado una fiesta mientras ella
estaba fuera. La gente de la isla decía que Cruella
se había suavizado con la edad, que era más
tolerante y menos ruidosa, pero ellos no vivían
con ella.
El hijo de Cruella De Vil sabía cómo era madre
mejor que nadie.
Si su madre se enteraba que había dejado entrar a
un montón de gente... y peor aún, había dejado
acercarse a su almacén de abrigos de piel y
mucho peor haber entrado en él y mucho pero
aun haber caído sobre su preciada pila de abrigos
clase A, digamos que no sería un cachorro el que
esté gritando de dolor.

~ 149 ~
Pero por suerte su madre todavía estaba en el Spa
y no había regresado inesperadamente como
solía hacerlo a veces, aunque sólo sea para
mantener a su hijo y Jasper y Horacio rendidos a
sus pies.
Carlos salió a trompicones de la cama y encontró
un par de invitados con ojos saltones
deambulando por Hell Hall, con olor a sidra
picante de la noche anterior. "Probablemente
están buscando el cuarto de baño. Por aquí. ¡No
hay problema!" Él los empujó por la puerta
principal antes de que pudieran darse cuenta de
lo que estaba sucediendo. Mientras lo hacía,
Harry y Jace, los dos jóvenes, la segunda
generación de mocosos secuaces de los De Vil que
le habían ayudado a decorar para la fiesta,
tropezaron fuera del salón de baile con papel
crepé en el pelo.
"Buenas," dijo Carlos, su voz todavía con sueño.
"¿Por qué llevas la decoración encima?"
"Le dije que no enrede en las estúpidas
serpentinas," dijo Harry, todavía hosco.
"¿De verdad? Estuviste jugando atrapados toda la
noche, arrastrando la mitad de las decoraciones."
"Estaba entreteniendo a los invitados."
"¿Entonces por qué no había nadie jugando
contigo?"
Como de costumbre, no había esperanza de
conversación real con cualquiera de ellos. Carlos
se rindió.
~ 150 ~
Su primo Diego De Vil le dio un pulgar hacia
arriba desde el sofá. "Gran fiesta. ¡Total!" El resto
de la banda estaba empacando sus cosas.
"Gracias, creo." Carlos arrugó la nariz. La sombría
luz de la mañana hizo que todo se vea más triste y
sórdido. Incluso las velas de los candelabros se
habían quemado hasta los talones, y alguien
había roto la cuerda de uno de ellos y el
candelabro casi rozaba el suelo.
"Será mejor que salgamos de aquí para que
puedan limpiar." Diego sonrió. "¿O es que tu
mamá te ayudará a limpiar cuando llegue a casa?"
Él se echó a reír.
"Muy gracioso." Carlos ignoró su primo,
abriéndose paso a través de la puerta de vaivén
que conducía a la cocina. Tenía hambre, le dolía la
cabeza, y él no había dormido bien soñando con
la ansiedad de mantener la fiesta en secreto de su
madre, y también de la luz deslumbrante que
había emanado de su máquina y golpeado la
cúpula.
¿Eso realmente ocurrió?
Por un momento, Carlos pensó que había sentido
algo en el aire. Algo salvaje y eléctrico y
tamborileando con energía. ¿Magia? ¿Será
posible?
Se preguntó si podía hacer que la máquina lo
haga de nuevo.
Después del desayuno.

~ 151 ~
Asomó la cabeza en la cocina, que parecía que
una bomba había estallado en ella. Cada mueble y
superficie estaban pegajosos y llena de vasos,
cuencos, bits de palomitas de maíz y patatas
fritas, podridos huevos rellenos, diablos calientes
sin comer, y botellas vacías de sidra. Sus pies se
pegaban y despegaban con cada paso en el suelo,
que rasga rasgaba su suela con un sonido
parecido al Velcro. Él tomó una escoba y comenzó
a barrer y limpiar, sólo lo suficiente para que
pudiera llegar a la nevera y los estantes.
"Oye, ¿puedo...," dijo Carlos, empujando a Clay
Clayton que roncaba muy lejos de la encimera de
la cocina para tomar su desayuno. Clay era el hijo
del Gran Cazador que casi había capturado a los
gorilas de las tropas de Tarzán (casi mejor dicho:
como cualquier villano en la Isla, sus planes
malvados de cada villano siempre terminaban en,
como decirlo…fracaso).
Carlos llenó un recipiente con un poco de
gelatina, bultos de harina de avena y agarró una
cuchara, cuando los Gastón asomaron su cabeza.
"¡Hey hombre! ¿Qué tienes ahí? ¿Desayuno? No te
importaría si…." Los fornidos hermanos chocaron
palmas, mientras le robaban su frío desayuno
bajo sus narices de camino a la puerta. Siendo los
Gastón, los últimos en salir y los primeros para
robar toda la comida, como de costumbre.
"Supongo que no tenía hambre de todos modos,"
dijo Carlos en voz alta, aunque nadie estaba
escuchando.

~ 152 ~
"Debemos ponernos a trabajar y limpiar este
lugar antes de que mi madre llegue a casa."
Suspiró y cogió la escoba.
Había demasiado de limpiar. Pero era Carlos De
Vil, muchacho genio, ¿no? Seguramente él podría
encontrar una manera de hacer esta tarea más
fácil ¿verdad? Sí, lo haría. Sólo tenía que ponerse
a pensar. Él se haría cargo de la limpieza luego.
Primero tenía que ir a la escuela.
***
De vuelta al castillo, Evie no había podido dormir
mejor de lo que Carlos había dormido. Tal vez sus
sueños no estaban plagados de Cruella De Vil o de
la barrera rompiéndose, pero fueron
atormentados por interminables laberintos de
cuartos oscuros y trampas y ella había
despertado completamente asustada como
cuando una trampa casi le rebana su pierna con
las mandíbulas de acero nuevo.
No puedo volver a la escuela, pensó. No después
de la noche anterior.
La idea de tener que enfrentarse a Mal de nuevo
revolvió su estómago.
Además, ¿qué había de malo en quedarse en casa?
Su hogar, bueno, era su hogar. ¿No? Tal vez no era
muy agradable, pero estaba segura.
Relativamente. Acogedor. No de la manera en que
acogedor signifique.
No.
~ 153 ~
Bueno, hacía frío y estaba húmedo y,
básicamente, era una cueva. O una prisión, como
había llegado a pensar en durante sus años en el
castillo. Y hoy, al igual que casi todos los días de
su vida, Evie podía oír a su madre hablando sola
con su imaginario espejo nuevo.
Pero al menos en su casa no había trampas y no
había hadas malvadas de cabello púrpura
queriendo venganza. No había amienemigas
confusas, bueno si al menos se podía llamar así a
su relación con Mal.
No sé qué tipo de amistad tenemos, pero no me
gusta.
Y yo que pensaba que asistir a una escuela normal
iba a cambiar mi vida.
Evie se levantó y se fue a su escritorio, que tenía
algunos de sus viejos libros de texto de sus años
de estudio en el castillo. Cogió su favorito, un
grimorio de cuero gastado, el libro de hechizos
personal de la Reina Malvada.
Por supuesto, era inútil en la isla, pero a Evie
todavía le gustaba leer los hechizos. Era como un
catálogo de los días felices de su madre, de
aquellos viejos tiempos en que su madre no
pasaba horas perdidas vagando por las
habitaciones vacías del castillo imaginando que
un espejo le respondía. Leerlo hacía que Evie se
sienta mejor, a veces. Recordar que las cosas no
siempre habían sido así.

~ 154 ~
Leyó a través de las desgastadas páginas
amarillas del libro de hechizos que ella tenía
desde que era una niña. Los había estudiado
minuciosamente de la forma en que ella se
imaginaba las princesas en Auradon estudiaban
minuciosamente sus estúpidos cuentos de hadas.
Sí los estudió de tal forma en que lo hacían otras
princesas, como ella.
Había verdaderos hechizos que implican velas y
agua, hechizos de amor con pétalos de flor y
sangre, hechizos y conjuros de salud, de riqueza,
hechizos para la suerte y hechizos para la
perdición.
Los hechizos engañosos eran sus favoritos,
especialmente el hechizo de anciana vendedora
de manzanas, que su madre había usado para
engañar a esa tonta de Blancanieves. Ese era el
mejor.
Un clásico, incluso.
"Hola, cariño," dijo la Reina Malvada, entrando en
su dormitorio. "¡Te ves pálida de nuevo! ¡Déjame
arreglar eso!" Ella sacó un cepillo redondo grande
y comenzó pintar las mejillas de Evie. "Bella como
una flor. Ya Está. Mucho mejor." Ella miró el libro
en la mano de su hija.
"Oh, ¿esa vieja cosa? No te entiendo. ¿Por qué
quieres seguir leyendo eso? "
"No lo sé. Tal vez porque aún no puedo
entenderlo. Quiero decir, ¿Realmente existen los
hechizo? ¿De verdad?" Evie de alguna manera no

~ 155 ~
podía imaginar a su madre como una vieja bruja
espantosa. Claro, su madre estaba regordeta y de
mediana edad y ya no se parecía al retrato
formidable que colgaba en la galería principal,
pero estaba lejos de ser fea.
"¡Oh si! ¡Esos tiempos! ¿Tontanieves? ¡Quedó
completamente engañada! ¡Qué día aquel!" La
Reina Malvada rió. "Quiero decir, ¿hola? ¿Quién te
vende manzanas de puerta en puerta? ¿Y en
medio de un bosque?" Ella suspiró. "Ah. Buenos
tiempos."
Evie negó con la cabeza. "Pero."
Su madre empezó a peinarla. "Espera. ¿Por qué
estás aquí? ¿No deberías estar en la escuela? "
"No tengo ganas de ir," confesó Evie. "No estoy
segura que fue lo mejor, después de todo. El salir
del castillo. Tal vez debería seguir estudiando
aquí."
Reina Malvada se encogió de hombros. "¿Quién
necesita estudiar de todos modos? Es mucho
mejor ser bonita, nunca lo olvides, querida."
"No te preocupes. No lo olvidaré."
"Cuida los detalles. Trabaja en ello, y ama lo que
haces por la belleza. Tu pestañas no van a rizarse
solas, sabes."
"Nop. Tú lo vas a hacer madre, incluso si a mí no
me gusta."

~ 156 ~
"Tienes razón. ¿Y por qué? Porque algún día
tendrás lo que es legítimamente tuyo, incluso si
estas atrapada en esta desgraciada isla. Es tu
derecho por nacimiento, ser la más Hermosa. Del.
Reino. Esas no son simplemente palabras."
"Estoy muy segura que lo soy, de verdad."
"Es una responsabilidad. Nuestra
responsabilidad. Tuya y mía. Nuestra belleza
tiene un gran poder."
Evie se quedó mirándola. Cuando su madre se
ponía así, era difícil bajarla de su nube.
"No puedo querer esto más que tú, Evie." Suspiró
su madre, sacudiendo la cabeza.
"Lo sé", dijo Evie, porque era cierto. "Pero, ¿qué
se supone que debo hacer? ¿Qué pasa si no sé lo
que quiero? O ¿cómo conseguirlo? "
"Esforzarse más. Doble capa. Agrega siempre una
capa extra de brillo por encima del labial mate.
Usa rubor y bronceador, y asegúrate de no
confundir ambos."
"Al cuerpo bronceador, a las mejillas rubor," dijo
Evie, de forma automática.
"Sabes que el rímel agranda tus ojos."
"Azul más marrón. Verde más dorado. Púrpura
más azul," recitó Evie, como si se tratara de una
versión de la tabla de multiplicar.
"Exactamente." La Reina Malvada entrelazó sus
dedos alrededor de los de su hija en un
~ 157 ~
conmovedor, pero raro, gesto maternal. "Y, por
favor, querida. Nunca olvides quién eres en
realidad."
"¿Quién soy yo?", Dijo Evie, apretándole la mano a
su madre. Se sentía tan perdida, más que nada,
era todo lo que quería saber.
"Alguien que necesita utilizar acondicionador de
cabello, o se volverá muy esponjoso." Con esas
palabras de despedida, la Reina Malvada salió de
la habitación, recogiendo sus faldas oscuras
detrás de ella. "¡Espejo! ¡Espejo Mágico!"
Sí, pensó Evie, se quedaría ahí, leyendo sus libros
antiguos y viendo Auradon News Network, igual
que antes. Más tarde, si era realmente afortunada,
su madre entraría en su habitación para hacerle
un nuevo peinado interesante, a pesar de que
Evie le había dicho millones de veces que solo
prefería su trenza en V.
Así es mi vida, en el castillo.
Trenzarse y maquillarse y broncearse.
Era extraño quedarse en casa, supuso. Una vez
que haces tu camino hacia el mundo, una vez que
dejas la oscuridad de la cueva, que era difícil
volver.
Incluso alisarse el cabello y maquillarse los ojos.
Cuanto más Evie pensaba en ello, sabía que no
podía quedarse en el castillo un segundo más.
Había leído todos los libros y visto todos los
espectáculos y no había nadie con quien hablar
~ 158 ~
que no sea su madre, que solamente estaba
obsesionada con los últimos cosméticos que
llegaron al contenedor, los tubos usados de lápiz
labial y los tarros de crema que las princesas de
Auradon tiraban a la basura cuando ya no las
querían.
Incluso la escuela tiene que ser mejor que esto.
Además, ella podría hacer frente a Mal, ¿no es así?
Ella no le tenía miedo.
No es que ella de miedo ¿no?
Bueno, tal vez Mal si daba un poco de miedo. Pero
Evie estaba más aterrorizado en quedarse en una
cueva para siempre. Además era demasiado joven
para empezar a trabajar en su propia voz de
Espejo Mágico. Sacudió su cabeza ante la idea.
¿La belleza es todo, no?
¿Eso dijo mi madre?
¿Pero qué importaba ser hermosa si no había
nadie en el castillo que lo note?
***
Incluso la grieta en su techo estaba empezando a
parecerse a los ojos del Dragón.
Mal lo quedó mirando desde su cama, paralizada.
Ella se había despertado muy temprano, incluso
antes que Carlos y Evie, no había podido dormir
pensando en la búsqueda que le había propuesto
su madre. Maléfica era así: una vez que tenía una
idea en la cabeza, no había forma de sacarla. No
~ 159 ~
importaba si era su hija o sus secuaces, quería
que todo el mundo pudiese cumplir sus órdenes.
Esa era la forma de Maléfica.
Mal sabía que no había excepciones por si eres
descendiente, no si eras no si eras un de los
descendientes de los villanos más malvados de la
Isla de los Perdidos. No eres el vilano más temido
por ser misericordioso, ni razonable.
No cuando gobernabas la élite del mal.
Maléfica quería el Ojo del Dragón de regreso, lo
cual era genial, y todo, y Mal quería conseguirlo
para hacerla feliz; pero en realidad no sabía
dónde estaba, lo cual hacía el trabajo algo difícil.
Así que sí.
No era como si Diablo quisiera ayudar. Todos lo
que el cuervo hacía era chillar cuando Mal se
acercaba. "¿Dónde está, eh, D? Si has revivido de
nuevo, entonces no puede estar lejos, ¿verdad?
Pero, ¿dónde?" Él picoteaba sus ojos para que lo
suelte. Ese pájaro estúpido siempre había querido
a su madre para él solo; y para él, Mal ni siquiera
era una amenaza sino una molestia.
Aún así, era algo más que un pájaro que se cierne
sobre ella.
Las amenazas de Maléfica eran difíciles de evitar.
Como siempre, su madre sabía exactamente
dónde golpear. Ella podía encontrar los puntos
débiles de su hija fácilmente como cuando había
sido un bebé y siempre le repetía lo mismo.
~ 160 ~
¿No quieres probarte?
Demuestra que eres digna de ese nombre,
¡Maléfica!
Mal estaba incómoda, su cama crujía, no se podía
quedar quieta.
Sí, Mal se llamaba igual que su madre, pero a su
madre le gustaba llamarle Mal, demostrando que
era una pizca de malvada, por eso solo podía
tener una pizca de su nombre completo hasta
demostrar ser verdaderamente digna de su
herencia de hada oscura. Lo cual era ridículo,
realmente, si pensabas en ello con más
detenimiento. Mal no tenía exactamente un
ejército de malvados secuaces que la ayuden. Solo
podía hacer maldades con las cosas que tenía a la
mano, como latas de pintura robadas, la
reputación que tenía sobre los estudiantes de la
escuela, almacén lleno de viejos abrigos de piel y
las trampas para osos. Claro, tal vez no podía
hacer una barrera de espinas para ocultar un
castillo, pero cada villano tenía que empezar por
algo, ¿no?
Y si ella había dejado libre a Evie al final de la
noche, no había sido su error, ¿no? Porque no
podías saber si le está pasando algo malo
encerrada en el almacén. Simplemente tienes que
esperar a que algo malo pase, ¿verdad?
Mal se volvió otra vez.
Todavía estaba tranquilo en el Castillo de las
Ofertas, lo que significaba que Maléfica no habían

~ 161 ~
salido a su balcón a maltratar y humillar a sus
súbditos. Cuando Mal finalmente se deslizó fuera
de la cama, de todo ese montículo púrpura, y salió
en puntillas de su dormitorio, se dio cuenta de
que la puerta de la habitación de su madre estaba
cerrada con llave, lo que significaba que no debía
molestarla bajo ninguna circunstancia. Su madre
siempre cumplía su dieta de ocho horas de ‘mal
sueño’ y una dieta saludable de las pesadillas
para mantener las garras afiladas.
Al parecer había funcionado bien, ¿no?
Mal se cernía sobre la advertencia de su madre
mientras bajaba por la escalera en ruinas.
El Ojo de Dragón estaba maldito, le había dicho
Maléfica, lo que significaba que cualquier persona
que lo toque caería inmediatamente el sueño
durante mil años. Eso había sido siempre la
especialidad de su madre, hacer dormir a las
personas en contra de su voluntad. Por supuesto,
que no había funcionado durante el debacle de la
Bella Durmiente, pero eso no significaba que
sería menos potente ahora. Cuando Mal
encuentre el cetro tendría que tener cuidado de
no tocarlo, y luego de encontrar una manera de
llevárselo a su madre sin despertar su poder.
Si todavía funciona.
Si lo encuentro.
Si es que existe.

~ 162 ~
Mientras Mal cogía su mochila, sólo se sentía
peor. Incluso colocar una lata de espray adicional
en su bolso no le levantaba el ánimo.
Quizá Jay tenía razón.
Quizá toda esta búsqueda era demasiado tonta.
No sabía dónde empezar a encontrar el arma
perdida de su madre, además no importa lo
poderosa que había sido una vez.
¿Quién era ella para pensar en poder encontrar
algo que se había perdido hace tiempo? Tal vez
simplemente debía olvidarlo y volver a su rutina
habitual de engañar y robar.
Además, eso no iba a hacer cambiar el trato de
Maléfica hacia ella.
Incluso si tenía éxito en la búsqueda del Ojo de
Dragón, Mal no podía cambiar lo que era su
padre, y al final eso era lo que Maléfica nunca
había podido perdonar ni olvidar.
Lo único que Mal nunca podría arreglar en sí
misma.
Así que ¿por qué molestarse?
¿Por qué tratar?
Tal vez sólo debería aceptarlo y seguir adelante.
Eso es lo que su madre esperaba de ella, de todos
modos.
Que falle. Que la decepcione. Que se rinda. Y que
se esconda.

~ 163 ~
Al igual que todos los demás en este lugar.
Mal abrió la puerta del castillo y se dirigió a la
escuela, tratando de no pensar en ello.

~ 164 ~
Enriquecimiento malvado

A l igual que muchos nerds antes que él, a


Carlos le gusta la escuela. No se avergonzaba
admitirlo, sin lugar a duda él les habría dicho a
todo el que le pregunte. Sin embargo como nadie
lo hizo, él mismo trataba de recordárselo.
Le gustaba la estructura y las reglas de la escuela.
Le gustaba el trabajo, también contestar
preguntas que tenían respuestas, y buscar
respuestas a las que no tenían. También había
partes de la escuela que eran una tortura, como
cuando se vio obligado a correr la longitud de las
tumbas en el gimnasio (¿por qué debían practica
salir huyendo si vivían en una isla?) O cuando
tenía que trabajar en grupo (que era por lo
general el tipo que se burlaban de él por no ser
capaz de ejecutar la longitud de las tumbas en el
~ 165 ~
gimnasio), y otras cosas que más que le alegraba
de la escuela.
Esas eran las buenas partes, las partes donde
realmente usaba su cerebro, para lo que a Carlos
le gustaba pensar, él estaba mejor equipado que
cualquier viejo villano.
Y tenía razón.
Debido a que el cerebro de Carlos De Vil, a modo
de comparación, era casi tan grande como el
almacén de abrigos de piel de Cruella De Vil.
Eso era lo que Carlos se decía a sí mismo, de
todos modos, sobre todo cuando las personas le
estaban haciendo correr a través de las tumbas.
Su primera clase de hoy fue Ciencias Extrañas,
que siempre esperaba con interés. De ahí había
sacado la idea de armar su máquina, a partir de la
lección sobre las ondas de radio. Carlos no era el
único cerebrito de la clase avanzado, de hecho,
tenía algo parecido a un rival en toda la escuela:
el escuálido, Reza a gafas.
Reza era el hijo de un ex astrónomo real de
Agrabah, que había consultado con Jafar para
asegurarse de que las estrellas se alineen en más
de una nefasta ocasión, que era la forma en que
su familia había encontrado su camino a la Isla de
los Perdidos con todos los demás.
Ciencias Extrañas era la clase donde Carlos
trabajaba siempre duro. La presencia de Reza,
quien era tan competitivo en el laboratorio de

~ 166 ~
ciencias como él, hacía el trabajo de Carlos más
difícil aún.
Y tan molesta como todos encontramos la actitud
de Reza, que usaba siempre palabras sofisticadas
para los estudiantes en la clase, las usaba para
todo e insertando sílabas extra, que encajaban o
no en el contexto, de todos modos él seguía
siendo inteligente.
Muy inteligente. Lo que significaba que Carlos
disfrutaba superarlo. Justo la semana pasada
había estado trabajando en un elixir especial, y
Reza habían molestado a Carlos porque había
descubierto el ingrediente secreto primero.
Sí, Reza era casi tan inteligente como él pero era
irritante. Incluso ahora que estaba levantando la
mano, agitándola violentamente hacia atrás y
adelante.
Su profesor, el poderoso hechicero Yen Sid, no le
hizo caso. Yen Sid había sido enviado a la Isla de
los Perdidos desde Auradon por el Rey Bestia
para enseñar a los niños villanos cómo vivir sin
magia y aprender la magia de la ciencia en su
lugar. Carlos comentó una vez que debe haber
sido un gran sacrificio para él renunciar a
Auradon, pero el viejo mago cascarrabias encogió
los hombros y dijo que no le importaba y que
tenía la responsabilidad de enseñar a todos los
niños, buenos o malos.
Yen Sid reanudó la lección citando su frase
favorita: "Cualquier tecnología suficientemente
avanzada es indistinguible de la magia." El
~ 167 ~
misterioso mago sonrió desde su atril, su cabeza
calva brillando bajo la luz, y su gran barba, gris
que cubría la mitad de su pecho. Él había
cambiado su túnica de mago por el traje de un
químico, ahora que la magia estaba prohibida,
umm... bueno, no había magia de qué hablar.
Reza levantó la mano otra vez. Una vez más, Yen
Sid no le hizo caso, y Carlos se burlaba para sí
mismo.
"El hecho de que no hay magia en la Isla de los
perdidos, no significa que no podemos hacer la
nuestra," dijo Yen Sid. "De hecho, podemos crear
todo lo que necesitamos para un hechizo justo
aquí dentro del aula. La respuesta a nuestra
situación está justo en frente de nosotros. Desde
fuegos artificiales a explosiones, todo se puede
hacer de la…ciencia."
"La diferencia es que la ciencia es aburrida," dijo
uno de los Gastón.
"Y también, ¿los olores?" Dijo el otro Gastón,
golpeando a su hermano en la cabeza.
"Pues, ya sabes, los frijoles son frutos mágicos."
"Cállate", susurró Carlos. Quería escuchar.
La mano de Reza se disparó de nuevo. Yo, yo, yo.
"Estoy hablando de la magia de la ciencia", dijo
Yen Sid, ignorando tanto Gastón y Reza.
"Disculpe. Disculpe, ¿profesor?" Reza no pudo
contenerse por más tiempo. Estaba
~ 168 ~
prácticamente chillando en su asiento. Carlos
soltó un bufido.
El profesor suspiró. "¿Qué pasa, Reza?"
Reza se puso de pie. "Independientemente, la
irrelevancia de la simplísticamente comentación
de mis compañeros de clase no tiene ninguna
significación a este experimento, de hecho."
"Gracias, Reza." dijo entendiblemente Yen Sid,
como lo hizo Carlos, lo que Reza acababa de decir
era que los Gastón eran estúpidos. Que no era
algo nuevo para nadie en absoluto.
Reza se aclaró la garganta.
"Si la ciencia es, de hecho, la magia, es decir, por
sí mismo, puede uno entonces
correspondientemente y en consecuencia
postulando el postulado de que la magia es, pues,
ergo, a saber, también que la ciencia, quid pro
quo, demonstrandum quod erat, ¿QED?"
Yen Sid puso los ojos en blanco. Resoplidos
ahogados y risitas venían del resto de la clase.
"Sí, Reza. La Ciencia podría ser descrita, de hecho,
como magia. Desde ciertas perspectivas. Pero no
tienes que creer en mis palabras. ¿Por qué no
empezamos el experimento de hoy y lo descubres
por ti mismo?"
La mano de Reza se disparó de nuevo. Toda la
clase se echó a reír.

~ 169 ~
Yen Sid miró con severidad. "…Como su
compañero Carlos, que, en lugar de perder el
tiempo con más preguntas, ¿Ya está terminando
con lo asignado?" Dijo levantando una ceja a
Reza.
El rostro de Reza se puso rojo. La clase rió más
fuerte.
La lección de hoy se centró en la ingeniería. El
corazón de Carlos se calentaba cuando se
inclinaba sobre la mesa y se dedicaba a aprender
cómo hacer una escoba robótica que se mueva
por sí sola.
Esa eras la solución a todos sus problemas. Con
este invento, sería capaz de limpiar el Hell Hall en
un santiamén. Incluso tenía un nombre para él: la
Escobótica.
Los Gastón se quejaron, pero Carlos ni siquiera
podía oírlos. No cuando estaba trabajando.
Apretó un tornillo en el motor de su escoba.
Era verdadera magia.
***
Al final del primer periodo, Carlos no era el único
que estaba feliz por regresar a la escuela. Evie se
alegró de haber decidido presentarse también.
Por un lado, ella no vio ninguna señal de Mal; y
por otro lado, se dio cuenta que mientras que su
madre nunca podría dejar pensar que era lo
suficientemente bonita, ella era sin duda lo
suficientemente bonita para el Seminario Ego, lo
~ 170 ~
que le permitía sólo a unos pocos estudiantes de
Ego 101 tomarse unas cuantas selfies. Al final
resultó que, hasta ella pudo haber enseñado la
clase.
"¡Estas son increíbles!" dijo Madre Gothel
efusivamente mientras miraba la tarea de Evie. La
clase había recibido la orden de producir una
serie de autorretratos, y Evie había pasado horas
antes de la fiesta de Carlos trabajando duro en
ese trabajo, tomando fotos de sí misma. La belleza
requiere esfuerzo, ¿no? ¿No era eso lo decía
siempre su madre?
Y, ya que su madre le había dado clases
avanzadas de todos los ángulos y todos los trucos
de luz y el maquillaje, Evie tenía las mejores
fotografías. (A decir verdad, esta clase no tenía
nada; desde que Evie supo cómo coger el cepillo,
que ella no hubiese sabido hacer para ser más
hermosa de lo que era en realidad.)
Simplemente es vapor y espejos, pensó, haciendo
una mueca pronunciando espejo. Así es como se
consigue ser la más bella de todas.
Ella trató de ignorar a las otras chicas de la clase,
especialmente a las hijas de las hermanastras
malvadas, que parecían tenerle envidia.
"¡Es como si cada segundo dependiera de tu
mirada en el espejo!" Madre Gothel restaba
maravillada. "¡Eso es a lo que yo llamo una
hazaña de egocentrismo!"
Evie sonrió. "Gracias. Hago lo que puedo."

~ 171 ~
"Tu madre debe estar muy orgullosa," dijo Madre
Gothel, entregando las fotos de nuevo.
Evie se limitó a asentir.
***
Después de los bombardeos en su examen de
Historia Malvada Universal, Jay se agachó para
esconderse de una de las hijas de las
hermanastras malvadas, que lo saludó con
coquetería, haciéndole tarde para su clase de
Enriquecimiento.
Él se deslizó en las sombras detrás de una estatua
en el hueco de la escalera.
Mierda.
No era como si no hubiera disfrutado bailando
con ella la noche anterior; disfrutaba bailar bien
con ella, robar los corazones de la chicas era
prácticamente un pasatiempo. Pero no era tan
divertido como robar otras cosas, los corazones
siempre venían con condiciones. Y ciertamente
no pagaban tan bien.
Además, a Jay le gusta su libertad.
"Jayyyyyy," su voz sonó su desafinada voz por el
pasillo. "Oh, Jayyyyyy creo que tienes algo de mi
abuela que lo necesito de vuelta. Estoy muy, muy
enojada contigo, chico malo," dijo, no sonando del
todo enojada.
Pero Jay no saldría de su escondite detrás de la
estatua del Dragón de Maléfica. La monstruosidad
~ 172 ~
de piedra, encargado por Maléfica a sí misma,
ocupaba más de la mitad del rellano entre el
segundo y tercer piso del sótano de la escuela, y
se había convertido en uno de los escondites más
confiables de Jay. Pronto su depredadora cita de
baile renunció a su búsqueda.
"¡Uf, que estaba cerca!" dijo deslizándose fuera de
su escondite y se puso a caminar con Carlos, que
frunció el ceño ante él sin levantar la vista de su
libro mientras caminaba.
"¿Más cerca que todas las otras veces?".
"Sí... no. En realidad no." Suspiró Jay.
Carlos volteó la página, y los dos chicos se
dirigieron hacia Enriquecimiento sin decir una
sola palabra más.
Enriquecimiento era literalmente sobre
enriquecerse a cuestas de los demás. La clase
había estudiado técnicas de carterismo y secretos
de robo, lo significaba que era la materia favorita
de Jay por obvias razones de ser un ladrón y todo
lo demás; y actual profesor no era otro que el
propio espeluznante director de la escuela, el Dr.
Facilier.
"Hay muchos tipos de ladrones," dijo el Dr.
Facilier en su susurro sedoso. "Uno puede robar
en tiendas en el bazar, o robar una casa, o robar
un bicitaxi. Pero estos son, por supuesto,
pequeños ejercicios. Meros juegos de niños."
Jay quería discutir. Después de todo, él tenía la
corbata del Dr. Facilier en su bolcillo, ¿no?
~ 173 ~
¿A qué le llamas juego de niños, viejo?
"Pero un verdadero villano tiene ambiciones más
grandes como robar una identidad, una fortuna,
¡una vida entera! ¿Puede alguien darme un
ejemplo de tal villanía? ¿De tal gran
enriquecimiento?" El buen doctor examinó la
habitación. "¿Sí, Carlos?"
"¡Mi madre quería robar ciento un cachorros!"
dijo Carlos, casi en un lamento. "Eso fue grande."
"Sí, y eso era un sueño extravagantemente malo."
El Dr. Facilier sonrió, y todos en la sala se
estremecieron ante la visión. "¿Alguien más?
¿Otro ejemplo? "
"¿Mi madre se robó la magia a Rapunzel para
mantenerse joven?" ofreció Ginny Gothel.
"Rapunzel tenía u cabello muy...grande, ¿eso
cuenta?"
"Eso era justo lo que buscaba. Un ejemplo muy
bueno sin duda, de enriquecerse a través de la
abuso de los demás," el Dr. Facilier asintió. Se
acercó a la pizarra. "Ahora entiendo que los
estudiantes avanzados tienen su proyecto para el
curso de Lady Tremaine. "
Algunas cabezas asintieron, incluyendo Jay y
Carlos.
"Mi propio plan malvado tenía un gran
enriquecimiento. ¿Alguien lo sabe? "

~ 174 ~
La habitación estaba en silencio. El Dr. Facilier
parecía insultado. Él murmuró algo sobre "los
niños en estos días" y reanudaron su
conversatorio.
"Por mi malvado plan, yo convertí al Príncipe
Naveen en una rana, y a un ayudante vudú para
que se parezca a él. Mi plan era que el ayudante
se case con Charlotte La Bouff, y una vez juntos,
mataría a su padre y tomaría su fortuna. Si yo
hubiera tenido éxito, habría robado la identidad
de un hombre y la fortuna de otro hombre. ¡Un
total enriquecimiento! "
La clase aplaudió. Un radiante Dr. Facilier se
inclinó, firme y rápido.
"Pero usted falló," señaló Carlos, mientras la sala
se quedaba en silencio de nuevo.
"Sí", meditó el Dr. Facilier, su rostro cayendo. "Es
verdad. Fallé. Desastrosamente, por desgracia, y
decididamente. Yo fui un total y absoluto fracaso.
No gané ni la princesa ni la fortuna. Por eso
estamos aquí, en Dragon Hall, donde tenemos que
aprender de nuestros fracasos y enseñar a la
próxima generación de villanos lo que nosotros
no pudimos hacer. "
Harriet Hook levantó la mano. "¿A qué se
refiere?"
"¡Prepárense! ¡Investiguen! ¡Sean perversos!
¡Trabajen más rápido! ¡Piensen en grande!" instó
el Dr. Facilier. "Así que cuando llegue el
momento, cuando la cúpula caiga y la magia

~ 175 ~
regrese; serán, hijos míos, les aseguro que serán
los villanos más temidos que ninguno de nosotros
pudo ser."
Jay escribió en su libreta. Ser perverso. Pensar en
grande.
La gran puntuación.
Una vez más, sus pensamientos volvieron al Ojo
de Dragón. El cetro de Maléfica, y la búsqueda
que mal tenía como tarea. No era su misión, y no
era su problema.
Pero, ¿y si lo era?
¿Qué pasa si debía involucrarse?
Mal le había pedido ayuda, y él la había ignorado.
Pero ¿y aceptaba ayudarla? ¿Y, cuando lo
encuentren, le robaría el cetro justo delante de
sus narices? Él robaría su fortuna y su identidad
como heredera de Maléfica todo de una sola vez,
al igual que el Dr. Facilier.
¿Y si, por casualidad, funcionaba?
Su padre finalmente tendría su Puntuación. Jay
tendría su plan malvado. Entre los dos,
encontrarían la manera de salir de la Isla de los
Perdidos, de las Sobra, y del Olvido.
No volverían a ver el lugar nunca más, ¿verdad?
Jay sonrió. Enriquecerse, bien. Todo el camino de
convertirse en el Amo de Oscuridad.
***
~ 176 ~
A la hora del almuerzo, el resto de la escuela
estaba todavía hablando de la épica fiesta en Hell
Hall, pero Mal no tenía interés. La fiesta había
pasado; ya ni si quiera la recordaba.
Tenía cosas más importantes de las que
preocuparse ahora. Todo lo que podía pensar era
en cómo su madre quería el Ojo de Dragón de
vuelta. ¿Y cómo hacer que Maléfica la viera como
algo más que una simple humana?, en otras
palabras, una patética niña blanda, pero Mal le
demostraría que estaba equivocada.
Mal mantenía recordando la última noche de su
conversación una y otra vez, por lo se perdió de
las primeras clases y anduvo sonámbula el resto
del día. Ella llegó a su seminario de uno-a-uno
después de la escuela con Lady Tremaine todavía
sintiéndose ansiosa y de mal humor.
"Hola, Profesora Tremaine, ¿quería verme por mi
plan malvado de este año?", Preguntó, llamando a
la puerta abierta de su tenebrosa oficina.
Lady Tremaine levantó la vista de su escritorio
con una leve sonrisa. "Sí, entra y cierra la puerta,
por favor." Un termo lleno de vino agrio se
posaba sobre la mesa frente a ella, lo que no
auguraba nada bueno. La Señora Tremaine sólo
se bebía vino agrio cuando estaba de mal humor.
Mal sabía que estaba en problemas, pero no lo
dijo y se sentó frente a su maestra. "¿Qué pasa?"
Lady Tremaine resopló. "Que '¿Qué pasa?'... triste
excusa para un plan malvado. ¿El rencor a una

~ 177 ~
estudiante? ¿Sabotear una fiesta? ¿Bromas? No es
muy maléfico, Mal. Me esperaba más de ti. Eres
mi mejor estudiante." Ella tomó su copa de vino y
bebió, haciendo una cara de disgusto.
¿Esperabas más? Usted y todos los demás en esta
isla, Mal pensó sombríamente. Actualícense.
"¿Qué pasa con mi malvado plan?", Preguntó.
"Es que no es lo suficientemente malo," dijo Lady
Tremaine.
Mal suspiró.
Lady Tremaine la miró. "Necesito que pongas tu
corazón realmente oscuro y sin alma. Realiza un
plan verdaderamente malvado. Uno que le lleve a
las profundidades de la depravación y a alturas
de la grandeza de los impíos, yo sé que eres
capaz."
Mal pateó la mesa y frunció el ceño. Ella había
pensado que su malvado plan era bastante
malvado.
"¿Como qué? Y, ¿cómo sabe cuán malvada puedo
llegar a ser, de todos modos?"
"Eres Mal, ¡hija de Maléfica! ¿Quién no sabe eso?"
Lady Tremaine sacudió su cabeza.
Se sorprendería, pensó Mal.
Lady Tremaine continuó bebiendo vino. "Estoy
segura de que llegarás a algo, querida. Después de
todo, la maldad está en tus venas. Espero algo
verdaderamente horrible y legendario para su
~ 178 ~
plan malvado. Algo que se marque historia," dijo
Lady Tremaine, devolviéndole su trabajo. "Te
daré un minuto para una lluvia de ideas, si eso
ayuda."
Mal miró a la propuesta que había escrito
originalmente. Al principio, ella se enfadó ante la
crítica. Ella no quería escucharla.
¿Qué estaba mal con esto? Su plan era malvado,
puramente malvado. Y era maléfico, ¿no?
Vengarse de princesa, era la cosa más malvada
que se puede hacer. Haría que Evie pague, ¿no?
Y la venganza, que era un plan malvado de larga
tradición, ¿no? ¿Villanía Classic? ¿Qué hay de malo
en eso?
Mal quería arrugar el papel en sus manos. No
tenía tiempo para esto. Tenía otras cosas en su
mente... su madre y el Ojo de Dragón, y aquel
estúpido cetro maldito...
Hey, espera un minuto....
¿Qué me dijo mi madre sobre el Ojo el Dragón?
Cualquiera que toque el cetro será maldecido a
dormir durante mil años.
Maléfica solamente había hechizado el reino de
Aurora para conciliar el sueño durante cien años
después de que La Bella Durmiente se había
pinchado un dedo en una rueca. Pero la maldición
del cetro era por mil años.

~ 179 ~
Eso era como, diez veces más malvado, a menos
que sus cálculos sean incorrectos. De todos
modos, era muy malvado.
Más o menos ceros, daba igual.
Tal vez debería embarcarse en esta misión,
después de todo.
Y si de alguna manera, a lo largo del camino, hacía
que Evie toque el cetro del Ojo de Dragón...
Bueno, eso sería perverso, ¡el plan malvado de la
Isla jamás había presenciado! ¡Un dos por uno de
enriquecimiento! ¡No, un tres por uno!
Ella llevaría a cabo la princesa y ganar su propia
madre 's-respeto, así como plan malvado
concurso-todo de la escuela a la vez.
Lady Tremaine tenía razón. Todos estos
pequeños trucos que habían planeado para jugar
con Evie no eran nada comparado con esto. Si Mal
enviaba a Evie a dormir durante mil años, bueno,
¿Qué sería más desagradable que eso?
O, mejor dicho, ¿Quién?
"¡Ya lo tengo!" Dijo Mal, saltando de su silla y
dando a la sorprendida Lady Tremaine un fuerte
abrazo, a pesar de su buen juicio (el de Lady
Tremaine). "¡Algo tan mal, que nadie ha visto
antes, ni lo verá!"
"¡Maravilloso, niña! Me hace tan feliz ver que eres
tan mala," se alegró Lady Tremaine, llevando un
pañuelo a los ojos. "Me llena de esperanza
~ 180 ~
nuestro futuro. A excepción de, ya sabes. Ese
abrazo."
Mal sonrió triunfalmente. Incluso un abrazo no
podía llegar a ella ahora. No podía esperar para
empezar. No podía esperar a nadie.
Su mente comenzó a girar.
No podía embarcarse en una búsqueda del mal
sola. Si ella iba a buscar una aguja en un pajar, o
el Ojo del Dragón en la Isla, necesitaría secuaces,
sus propios secuaces de comando, al igual que su
madre lo había hecho. Ella tendría que armar un
equipo de ataque, sería más fácil convencer a Evie
a que la acompañe, si fuera parte de su grupo.
Pero, ¿dónde iba a conseguir secuaces? Por
supuesto, Maléfica siempre tenía secuaces. Salvo
esos hombres-jabalí que apestaban demasiado; y
en cuanto a los duendes y los chacales, bueno,
¿Quiénes más habían en Slop Shop? También,
como ella había notado antes, ella no hablaba
Goblin. Además, su madre seguía insistiendo
sobre lo inútil que ellos habían sido durante la
misión de hechizar a la Bella Durmiente.
Paso.
Mal tendría que encontrar su propio equipo. Su
propio equipo de verdaderos villanos y una
villana en particular.
¿Dónde empezar?
Ella iba a necesitar a alguien que conocía la isla
de de ida y vuelta, de pies a cabeza.
~ 181 ~
Alguien que podía contar si cumplían ningún
problema, al ser un montón de problemas para sí
mismo.
Alguien que sepa cómo conseguir lo que quería.
Sólo tenía que convencerlo de unirse a ella.
Tal vez ella le podía prometer algún tipo de
recompensa, o algo así.
Ya era de noche cuando ella salió de la escuela y
se dirigió a la Tienda de Desperdicios de Jafar.

~ 182 ~
Trucos de ladrones

M al arrojó piedras en la ventana de la tienda


de chatarra para que resonaran en el alféizar.
"¡Jay! ¿Estás ahí? ", gritó-susurrando. "¡Jay! ¡Sal!
¡Quiero hablar contigo!" dijo lanzando más
piedras.
"¿Quién está haciendo ese ruido infernal? ¿Nadie
sabe cómo tocar el timbre estos días?" exigió Jafar
mientras empujaba la ventana para abrirla y
asomar la cabeza. Estaba a punto de desatar una
cadena de maldiciones cuando vio quien estaba
de pie afuera. "¡Oh, mi querida Mal!" dijo, su voz
seguía siendo tan sedosa como cuando asesoraba
al sultán. "¿En qué puedo servirte?"
Mal estaba a punto de pedir disculpas cuando
recordó que las hadas oscuras nunca lo hacen.
"Busco a Jay," dijo, tratando de sonar como su
madre.

~ 183 ~
"Sí, por supuesto", dijo Jafar. "Voy a avisarle. Por
favor, entra." Hubo una pausa, y luego Jafar gritó
fuertemente, "¡JAY! ¡MAL TE BUSCA!"
"¡YA VOY!" gritó Jay en respuesta.
"¿Cuál es la obsesión de los villanos por los
pájaros?", Preguntó Mal, entrando en la tienda y
mirando a Iago en el hombro de Jafar. Pensó en
cómo Maléfica trataba a Diablo con tanto afecto.
"¿Perdón?", Preguntó Jafar, mientras Iago
entrecerraba sus pequeños ojos brillantes a Mal.
"Nada."
Jay apareció. "Oh, hey, Mal, bien estás aquí, yo
estaba a punto de ir a verte. Deberíamos hablar
sobre… "
"La tarea", dijo Mal, disparando una mirada
amenazante. Nadie más podría saber sobre el Ojo
de Dragón.
"Sí, tareas. Deberes. Adió, papá, nos vemos," dijo
Jay, indicando deliberadamente a su padre que se
fuera.
Jafar tiró su manto y resopló alejándose, Iago lo
siguió graznando detrás de él.
"¿Hay algún lugar donde podamos hablar?"
pregunto Mal cuando ella y Jay quedaron
finalmente solos.
Jay hizo un gesto hacia la tienda de chatarra.
"¿Está bien aquí?"

~ 184 ~
Mal miró alrededor de la tienda desordenada,
notando algunas cosas que eran de ella en la pila
y quería tomarlas de vuelta sin comentarios.
Supuso que era un lugar tan bueno como
cualquier otro, y en serio, ¿Por qué se estaban
escondiendo, de todos modos? No era como si
alguien más podría robar el Ojo de Dragón de
Maléfica. ¿Quién sería tan tonto como para hacer
eso...?
Ella entrecerró los ojos en Jay, que estaba
inspeccionando un vaso de precipitados que él
había sacado del bolsillo. Sus ojos oscuros
brillaban con picardía.
"¿De dónde sacaste eso?", Preguntó. "¿Qué es?"
"No lo sé. Reza lo tenía en su bolsa. Él lo estaba
cuidando mucho, así que lo tomé," explicó Jay con
una sonrisa socarrona.
Mal hizo un gesto de impaciencia. No podía
esperar para empezar y no podía permitirse el
lujo de distraerse. "Escucha, sé que piensas que
no podemos, pero tenemos que encontrar la
manera de encontrar el Ojo de Dragón. Y si
funciona levantaremos todas las fuerzas de la
oscuridad. Y, ¿quién sabe? La magia podría volver
a la isla algún día."
Jay alzó las cejas. "Sí, yo estaba a punto de decir lo
mismo."
"¿En serio?", Preguntó, sorprendida en haber
tomado todo convincentemente. Mal había
empezado a ponerse un poco sospechosa.

~ 185 ~
Jay sopló sus uñas. "Sí. Quiero decir, tenemos que,
si es realmente está aquí, debemos conseguirlo
pronto. Pero ¿estás seguro de que tu madre tiene
razón? Quiero decir, me parece que ha perdido la
cabeza."
Mal puso los ojos en blanco. "No se puede negar
lo de Diablo. Estaba congelado en piedra, pero
está vivo ahora. Y ya se ha comido casi toda
nuestra reserva."
"Whoa".
"¡Lo sé!"
"Iago hace lo mismo. Creo que come más que yo y
papá juntos."
Compartieron una sonrisa.
"Bien, genial, no puedo esperar a iniciar la
búsqueda tan pronto como sea posible," dijo Mal,
dispuesta a pasar por alto la posibilidad de que
Jay solamente estaba de acuerdo para ayudar a
sus propios motivos egoístas. Pero ella podía
manejarlo.
Jay estaba a punto de decir algo cuando se dio la
vuelta, sus reflejos rápidos y silenciosos. "¿Qué es
ese ruido?", Se preguntó, cuando la puerta de la
habitación se desplomó y cayó Jafar, y Iago
sentado en su estómago.
"¡Te dije que eras demasiado gordo para apoyarte
en la puerta!" regañó Iago.

~ 186 ~
Jafar hizo un valiente intento de recuperar su
dignidad, y tiró de él hasta ponerse de pie y
sacudirse el polvo y arreglarse su cabello. "Oh,
estábamos a punto de preguntar si querían algo
de comer, ¿verdad, Iago? Pero no pudimos evitar
escuchar... perdónennos si estamos equivocados,
pero ¿dijiste que el cetro del Ojo del Dragón de
Maléfica está perdido en algún lugar de esta isla?"
Preguntó Jafar, sus ojos oscuros brillaban.
Mal entrecerró los ojos en Jay, pensó
mentalmente en reprenderlo por no haber
encontrado un adecuado lugar para que puedan
hablar en privado. Pero estaba claro que era
demasiado tarde, y Jafar ya sabía todo.
Jafar miró solemnemente a los dos adolescentes
en frente de él. "Síganme, es hora de que
tengamos una conversación real."
Los llevó a la sala de estar en la parte trasera de
la tienda, un acogedor estudio lleno de cortinas
con pedrería y alfombras orientales, almohadas
de satén con pelo insertado y lámparas de bronce
y apliques que le daban un, exótico, aire del
lúgubre desierto.
Jafar se sentó en uno de los largos, sofás bajos y
les indicó que se acomoden en los otomanos.
"Cuando salí de mi botella de genio y me traje
hasta aquí a esta maldita Isla, mientras zumbaba
por el aire, vi lo que parecía en un principio como
un bosque ordinario, pero cuando me acerqué
más vi que en realidad era un castillo negro
cubierto de espinas."

~ 187 ~
"¿Otro castillo?", Preguntó Mal. "¿Cubierto de
espinas, dices? Pero eso significaría...eso es..."
El verdadero castillo de tu madre. El Castillo de
las Ofertas es solo de alquiler. No era su
verdadero hogar. La Fortaleza Prohibida. ¿No era
así como llamaba su madre a su verdadero hogar?
Mal nunca había prestado suficiente atención,
pero sin duda sonaba familiar. ¿Y dónde más
podría ser sino en la Isla de los Perdidos?
Jafar tiró de su barba andrajosa. "Sí. Pero me
temo que no puedo estar seguro de exactamente
donde está, sin embargo. Esta isla es mucho más
grande de lo que piensan, y usted podría buscarlo
por siempre y nunca lo encontrarían, sobre todo
si se oculta en la zona prohibida." En ninguna
parte, así lo llamaban los habitantes de la isla.
"¡Nunca!", Repitió Iago con un volante de sus
plumas.
"Eso es lo que dije." Jay asintió.
"Me había olvidado por completo de la fortaleza
hasta ahora, cuando mencionaste el regreso de
Diablo y que vio el Ojo de Dragón levantarse," dijo
Jafar. "Y si la fortaleza está en la isla, tal vez no
sea lo único que esté oculto en la niebla."
"Pero ¿por qué estaría aquí?", Preguntó Jay,
inclinándose hacia adelante en sus rodillas y
mirando a su padre con atención.
"Estas cosas son demasiado peligrosas para
mantenerse en Auradon. Y como la barrera anula
la magia, no tienen poder ahora. Pero si
~ 188 ~
tuviéramos que recuperar lo que es nuestro, tal
vez podríamos tener una oportunidad para
desaparecer era barrera algún día."
"Diablo jura que el Ojo del Dragón tiene poder
nuevamente. Lo que significa que tal vez la
barrera no sea tan fuerte como pensábamos," dijo
el Mal. "Pero todavía estamos atascados con no
saber exactamente dónde está. ¿No habrá un
mapa?"
"Podemos buscar en el Ateneo del Mal," dijo Jay
rápidamente.
"¿El Ante qué del mal?"
"La Biblioteca de los Secretos Prohibidos en
Dragon Hall, ya sabes, la puerta cerrada que
ningún estudiante puede cruzar. La que custodia
la gran araña."
Mal sacudió la cabeza. "¿Todo eso es cierto?
Siempre pensé que era sólo una manera de
mantener a los de primer año fuera de la oficina
del Dr. Facilier."
"Bueno, tenemos que empezar por algún sitio. Y
recuerdo al Dr. F mencionar algo en
Enriquecimiento Malvado que la biblioteca
contiene información sobre la historia de la isla."
"¿Desde cuándo se prestas atención en clase?",
Preguntó Mal disgustada.
"Escucha, ¿quieres mi ayuda, o no?"

~ 189 ~
Jay tenía un punto. Era un comienzo, además
había aprendido más sobre la isla en una noche
en la tienda de chatarra que lo que había
aprendido en sus años de escuela. "Está bien."
"Iremos mañana, muy temprano," dijo Jay
alegremente. "Nos vemos en el bazar de
materiales de primera, tan pronto como se abra el
mercado."
Mal hizo una mueca. Odiaba tener que levantarse
temprano. "¿Qué hay de malo en esta noche?"
"La orquesta dará un concierto de esta noche,
habrá demasiada gente alrededor. Mañana
sábado: nadie va a estar allí. Es más fácil."
Mal suspiró. "Bien. Por cierto, gracias por tu
ayuda, Jafar."
"El placer es mío," dijo Jafar con una sonrisa
torcida. "Buenas noches."
Cuando Mal se fue, Jay sintió a su padre deslizarse
hasta él y cavar sus dedos en sus hombros.
"¿Qué pasa?", Preguntó, a pesar de que ya sabía.
"El Ojo de Dragón," arrulló Jafar.
"Lo sé, lo sé." asintió Jay. Sería el resultado más
importante del año.
"No me gustaría pensar que estás traicionando a
tu amiga," dijo Jafar con una mirada triste en su
rostro.

~ 190 ~
"No te preocupes, papá. Ninguno de nosotros
tiene amigos," Jay burlado. "Y Mal, no lo es."
***
Como habían acordado, a la mañana siguiente se
reunieron Jay y Mal en el mercado lleno de gente
para que pudieran "tomar" (léase deslizar) los
suministros para su viaje para encontrar la
fortaleza. Jay se quedó atrás y arrebató un
montón de fruta de un par de tiendas de
campaña, mientras que Mal se detuvo en la tienda
del adivino y negoció un par de aretes robados
sólo ligeramente astillados por un paquete de las
cartas del tarot.
"¿Eso para qué?", Preguntó Jay.
"Nadie puede entrar a la biblioteca, ¿no? Todos
esos documentos están resguardados y
selladas..."
"…Y la única persona que tiene la llave es el Dr. F,
y le encanta las cartas del tarot."
"Me alegra ver que estás despierto," respondió
Mal.
"Entonces, ¿cómo estás segura de todo esto?
Quiero decir, ¿Estas un poco segura? ¿Muy
segura? ¿Algo segura?" preguntó Jay, haciendo
malabares con unos melocotones magullados.
"No lo sé. Pero tengo que, al menos, tratar de
encontrar la fortaleza, especialmente si el Ojo de
Dragón está ahí. Además, ¿no crees que sea raro
que nunca nos hayamos dejado el lugar? Quiero
~ 191 ~
decir, donde vivimos es una pequeña parte de
esta isla, y que ni siquiera hemos tratado de mirar
a su alrededor. "
"¿Qué hay que mirar? Tú misma lo dijiste,
estamos probablemente en Ninguna Parte. "
"Pero si de alguna manera hay un mapa de la isla
en la biblioteca, sabremos exactamente dónde
está el en Ninguna Parte para encontrar la
fortaleza. Hay algo ahí fuera, más allá del pueblo.
Lo sé."
"Pero digamos que encontramos el Ojo de
Dragón, ¿funcionará nuevamente?", Preguntó Jay.
"¡Diablo jura que volvió a la vida!"
"¿Pero cómo? No hay magia en la Isla. Nada."
"Bueno, tal vez hay un agujero en la cúpula, o algo
así," dijo Mal.
"¿Un agujero?" Se burló de Jay.
"Te lo dije, no lo sé; solo sé que el cuervo jura que
vio la chispa, y mi madre quiere que yo a busque,
como si yo fuera su súbdita. Si eres demasiado
gallina para venir conmigo, quédate, al volver
robaremos más basura para su tienda de basura,"
dijo Mal, molesta.
"¡No soy gallina!"
"Tienes razón, eres más un loro," dijo Mal.

~ 192 ~
Jay suspiró. Ella lo tenía acorralado. "Bien," se
quejó. "Tal vez tienes razón: tal vez hay un
agujero."

~ 193 ~
Amienemigas de toda la vida

L as voces pendencieras de Mal y Jay se

escuchaban en todo el mercado, y la hija de la


Reina Malvada no podía evitar escucharlas. Ella
estaba en el bazar para su primer día de compras.
Porque su madre nunca la había dejado salir a
demás de ir a la escuela, la Reina Malvada estaba
más convencida que nunca de que Maléfica se
había olvidado de su destierro, o al menos no se
preocupa por ellas. La vieja Reina estaba tan
emocionada de estar de vuelta en el pueblo,
corriendo de escaparate en escaparate,
saludando a todo el mundo y llenando su carrito
con todo tipo de elixires anti-edad y nuevos
regímenes de belleza.

~ 194 ~
Evie miró a los dos chicos. Mal estaba frunciendo
el ceño y Jay parecía molesto, como de
costumbre.

¿Estaba imaginando, o los oyó decir algo sobre un


agujero en la barrera protectora? El recuerdo de
aquella explosión de luz que había disparado
hacia el cielo el invento de Carlos la noche de la
fiesta llegó a su mente.

"¿Están hablando de un agujero en barrera?",


Preguntó, acercándoseles.

Mal miró con desconfianza, cuando vio que la voz


de Evie se volvió espesa como la miel.

"¡Oh, Evie! ¡Eres la persona que he estado


buscando!", dijo.

"¿Ella?" Preguntó Jay, confundido.

"Sí, Evie," dijo el Mal muy segura. "Ahora, ¿qué


estabas diciendo sobre la barrera?"

Evie se preguntó si debía decirles lo que sabía.


Sabía que no podía confiar en Mal, y sospechaba
que Jay era el artista detrás de su collar
desaparecido. No lo había visto desde la fiesta y
tenía un presentimiento de que se lo había
quitado cuando le pidió su capa la noche de la
fiesta.

"Nada," dijo.

~ 195 ~
"Dinos", instó a Jay, cruzando los brazos.

"¿Por qué debería?" dijo Evie. ¡Mal le había


atrapado en un armario! Y Jay no era de fiar, ese
pequeño ladrón.

"Porque", dijo Jay. Entonces él se quedó perplejo.


"Um. Porque si no lo haces, ¿Mal te maldecirá?"
Añadió, a pesar de que no parecía convencido de
sí mismo.

"Por si no lo has notado, la Isla es un lugar libre


de magia," dijo Evie de mal humor.

"No por mucho," dijo Mal. "Algo me dice que las


cosas van a cambiar." Ella tomó el brazo de Evie y
le susurró: "Mira, sé que no empezamos con el pie
derecho, pero creo que deberíamos olvidar el
pasado. Es una isla pequeña, y no debemos ser
enemigas."

"¿En serio?"

"Totalmente," dijo el Mal con su sonrisa más


dulce.

Evie sabía que Mal no estaba siendo sincera, pero


estaba lo suficientemente intrigada como para
seguirles el juego.

Estaba a punto de decirles lo que sabía de la


cúpula cuando la Reina Malvada salió de Bits and
Bobs, con un chándal de terciopelo negro

~ 196 ~
azabache con la palabra REINA bordado en el
trasero. "¡Evie! ¡Conseguí más de sombra de ojos!
¡Oh!" Dijo cuando vio que Evie no estaba sola.
"¡Pero si es Mal!", Añadió nerviosamente. "¿Como
estas cariño? ¿Cómo está tu madre? ¿Está aquí?
¿Sigue enojada conmigo? "

"Uh..." Mal parpadeó.

Evie deseaba que su madre dejase de hablar, pero


por supuesto que era un deseo infructuoso. Su
madre siguió balbuceando con nerviosismo. "Dile
a tu madre que se dé una vuelta por mi castillo.
¡Estaría encantada de darle un cambio de imagen!
He visto sus fotos en el periódico. Se está viendo
un poco verde últimamente. Ella necesita una
base más fuerte," dijo la Reina Malvada.

"Voy a uh, hacerle saber," dijo el Mal.

"¡Por favor, cariño! ¡Y si se me permites decirlo,


tu cabello púrpura es fabuloso! ¡Realmente
resalta tus pómulos!" Dijo la Reina Malvada
efusivamente.

"¿Gracias? ¿Supongo?" Dijo Mal, que parecía


claramente incómoda.

Jay rió. "Es un cumplido, Mal. Lo siento, Reina


Malvada, pero Mal no está acostumbrada. Usted
sabe que Maléfica no está interesada en la belleza,

~ 197 ~
a menos que pueda utilizar el glamur para que
hagan su voluntad."

"De acuerdo. Vamos, Evie," dijo su madre.

"Oh, ¿puede Evie pasar el rato con nosotros?",


Preguntó Mal con una sonrisa melosa.
"Estábamos a punto de agarrar un par de
mugrientos bocadillos de Slop Shop."

Evie estaba confundida. Por un lado, sabía que


debía mantenerse alejado de Mal si quería estar a
salvo, pero por el otro, nunca había pasado el rato
con chicos de su edad.

Reina Malvada asintió. "¡Claro! Te veré en casa,


cariño." A medida que se alejaba, le murmuró,
"¡Vuelve a aplicar brillo de labios!"

Cuando su madre desapareció entre la multitud,


Evie retomó la conversación donde la habían
dejado. "¿Quieren saber sobre el agujero en la
barrera, o no?"

Mal y Jay se miraron. "Por supuesto que sí,"


dijeron a coro.

Evie se encogió de hombros. "Bueno, algo sucedió


la noche de la fiesta que puede tener que ver con
la barrera mágica."

"¿De verdad?", Preguntó Mal con una ceja


levantada.

~ 198 ~
"Hay que hablar con Carlos", dijo Evie. "Él sabe lo
que pasó." Ella se estremeció recordando la luz
brillante que había emanado de esa pequeña
máquina. Por un segundo, se había preocupado
de que hubieran roto el universo de alguna
manera. Todavía recordaba el estremecimiento,
ese fuerte sentimiento de electricidad en el aire.
Se había sentido como... magia.

"¿Carlos? ¿Por Qué? ¿Qué tiene que ver?" exigió


Mal al pasar por una tienda que vendía pañuelos
de colores, y Jay haciendo un mortal a través de
las paredes y techos.

"Porque él fue el que lo hizo," dijo Evie.

"¿Hizo qué?"

"Perforar un agujero en la cúpula."

Jay soltó una carcajada y se dejó caer a su lado.


"Sí, claro, como si ese pequeño individuo fuese
capaz de hacer algo malo. Vamos, Mal. Tenemos
trabajo que hacer." Él comenzó a alejarse.

Evie miró a Mal. Y Mal miró a Evie.

"No estoy mintiendo," le dijo a Mal.

"Sé que no mientes," dijo Mal, con sus ojos verdes


parpadeando. Evie unió su mirada con sus ojos
azules. Finalmente Mal dijo: "Te creo."

~ 199 ~
"¿Qué?" dijo Jay boquiabierto, sonando como
Iago.

"Creo que necesitamos comprobarlo," dijo el Mal.

"Pero nos dirigimos a Dragon Hall", dijo Jay.

"No, nos dirigiremos a Hell Hall primero. Quiero


hablar con Carlos," decidió Mal. "Y tú vienes con
nosotros, Evie."

Evie no discutió. Algo grande estaba pasando.


Algo había comenzado, la noche en que Carlos
había activado esa máquina. Y en contra de su
mejor juicio, Evie quería ver cómo iba a terminar.

Así, se dirigieron a Hell Hall; pero ahora los dos


era tres.

~ 200 ~
¿Crees en la magia?

U n día más de la libertad antes de que su


madre llegue a casa. Carlos inspeccionó sus
dominios. Teniendo en cuenta que había sido la
sede de una fiesta épica en lugar a comienzos de
la semana, no se veía tan mal. La Escobótica había
hecho maravillas. Por otra parte, el lugar siempre
había parecido un desastre, por lo que ¿se daría
cuenta?
El caballero de hierro que se alzaba sobre la
escalera estaba tan sólido como siempre, las
cortinas tan pesadas y polvorientas, el papel de
pared estaba desteñido y los agujeros en las
paredes le daban un toque en ruinas que los otros
decoradores de la isla trataban de copiar, sin
ningún resultado.

~ 201 ~
Carlos estaba disfrutando de cierta paz, en su
casa pero fue destrozada por el sonido de la
puerta que era golpeada con tanta fuerza, que
estaba seguro su eco se escuchaba por toda la
Isla.
Abrió la puerta, luego la cerró de golpe cuando
vio quién estaba en su puerta. "Vete, Mal ¿Qué no
has hecho suficiente?", Gritó desde el interior de
la casa.
"¡Abre! ¡Es importante!" Exigió Jay.
"¡No!"
"¡Carlos!" Esa era la voz de Evie. "Algo pasó con
esa máquina tuya la otra noche. ¡Algo grande!"
Esperen, ¿Qué? ¿Evie les había contado sobre su
invención? ¡Pero ella había prometido! Abrió la
puerta un poquito para mostrar solo su ojo
izquierdo. "¿Les dijiste lo que pasó?", Dijo en un
tono acusador. "¡Yo confié en ti!"
Evie se defendió, "¡Vamos, abre! ¡Te traje una
almohada! "
Carlos abrió la puerta a regañadientes. "Bien.
Pueden pasar. Pero ni piensen que van a encerrar
a alguien en el almacén de abrigo, ¡A ti te lo digo
Mal!" Se volvió a Evie. "¿Es una hecha de plumas
de ganso?", Preguntó con entusiasmo. No había
creído realmente que ella le traería una.
"Sí, los buitres que la trajeron dijeron que el
duende que la encontró les juró que era de uno de
los castillos Auradon," dijo Evie, entregándole
~ 202 ~
una almohada en una funda de seda azul con una
insignia real.
Aceptó la almohada y los condujo a la sala de
estar, empujó algunos globos desinflados negro
del sofá, y les frunció el ceño. "Bueno, ¿qué hizo
mi máquina?", Preguntó.
Mal levantó una ceja, y de inmediato Carlos se
arrepintió de su tono de voz. "Quiero decir, ¿Me
gustaría que me expliquen importa?", Preguntó
cortésmente.
"¿Evie?" Incitó Mal.
Evie respiró hondo. "Está bien, la noche de la
fiesta, Carlos encendió esta máquina estaba
inventado, es una especie de caja que emite algún
tipo de señal que le permite ver más canales de
televisión, ¿no, Carlos?"
Carlos asintió. "Y música, y un montón de otras
cosas, a través de ondas de radio."
"Así que cuando él lo encendió esa noche, ¡dejó
escapar esta gran explosión de la luz!" Dijo ella
sin aliento. "¡Y se quemó un agujero a través del
techo de la casa del árbol! ¡Lo vimos ir
directamente hacia la barrera!"
Carlos asintió.
"¡Y la televisión de repente cobró vida con todos
estos colores! ¡Y había un montón de nuevos
programas! ¡No sólo el canal de ofertas
habituales, ni los anuncios del Rey Bestia!"

~ 203 ~
"Pero, ¿cómo están seguros que eso rompió la
barrera?", Preguntó Mal, que parecía escéptica, y
Carlos no podía culparla. Apenas él mismo lo
creía.
"¡Pues, nunca hemos visto esos canales antes! Lo
que significaba que la señal no venía de la
estación en la Isla de los Perdidos. Sino que tenía
que haber venido de una red en Auradon...," dijo
Evie.
"Lo que significa..." Dijo Carlos.
"Que la explosión rompió la cúpula. Por un
segundo," terminó Evie triunfalmente.
Mal se volvió hacia Carlos. "¿De verdad crees que
la máquina hizo eso?"
"Sí pudo," admitió.
"¿Crees que hay alguna posibilidad de que deje
entrar la magia, y no sólo las ondas de radio?"
"¿Magia? No lo sé. ¿Por Qué? ¿Sabes algo que
nosotros no?" Tenía que haber una razón por la
cual Mal estaba aquí. Ella tenía que saber algo
más de esto. Mal no le prestaba atención a nadie a
menos que quisiera algo. ¿Qué querría?
Él podía verla sopesando sus opciones. ¿Les
diría? Ella no lo conocía bien excepto para
burlarse de él, y de lo que había observado hasta
ahora, Mal no era aficionada a Evie en lo más
mínimo. Jay podría saber, él tenía que saber, de lo
contrario no estaría aquí.

~ 204 ~
"Bien. Le diré a ustedes," dijo al fin Mal. "Jay ya
sabe. Pero esto tiene que quedar entre nosotros.
Por cierto Evie, nada de trucos."
Evie puso sus manos en señal de protesta.
"De acuerdo, pues la noche de la fiesta, el cuervo
de mi madre, Diablo, que había sido convertido
en piedra por las tres hadas 'buenas' hace veinte
años, volvió a la vida. Y Diablo jura que vio al Ojo
de Dragón, el cetro perdido de mi madre, volver a
la vida también."
Carlos la miró, y nadie habló durante un buen
rato.
"Pero eso significaría...," dijo Carlos, sus ojos
parpadearon rápidamente, como si no pudiera
creer lo que estaba oyendo.
"¡Magia! ¡La magia había sido capaz de penetrar
en la barrera por un segundo!", dijo Jay
emocionado. Él había estado en silencio hasta
ahora, mirando alrededor del Hell Hall muy
probablemente para ver si se había olvidado de
embolsar algo bueno la otra noche.
El propio Carlos todavía estaba tratando de
procesar lo que Mal les había dicho. Una cosa era
querer tener más programas de televisión, pero
era otra muy distinta era escuchar que la magia
había penetrado la barrera invisible, y que el
cetro perdido de Maléfica, el arma oscura más
poderosa del universo había vuelto a la vida.
"Sí", dijo Mal. "Diablo jura que es verdad. Y mi
madre me ha pedido que consiga el Ojo de
~ 205 ~
Dragón de vuelta. Sólo en caso de que suceda de
nuevo, de que la magia regrese. Así esta vez,
estaría preparada."
Jay tosió. "Y por eso, um, debemos irnos, Mal,
antes de que sea demasiado tarde," dijo. "Sabes
que odio perder un banquete."
Carlos podía simpatizar con eso, sobre todo
porque las comidas llegaban a su boca tan
raramente.
"Espera un minuto. Antes de continuar, quiero
ver ese invento tuyo," dijo Mal, señalando a
Carlos.
Carlos estaba a punto de discutir, pero decidió
que era más prudente dejar que Mal tenga lo que
pedía. "Muy bien", dijo. "Déjame ir a buscarlo."
Corrió de la forma más segura a través de
almacén de su madre y regresó con la máquina.
Se lo entregó a Mal, que lo inspeccionó de cerca.
Ella sacudió, lo puso en su oreja, y se encogió de
hombros. Se veía como algo simple para ella,
nada especial, y ciertamente no lo
suficientemente potente como para romper a
través de la cúpula.
"¿Puedes hacer que funcione de nuevo?",
Preguntó.
"No lo he probado."
"Trata."

~ 206 ~
Dudó un momento y luego jugueteó con unos
mandos y miró con temor hacia el techo. "Bueno.
Aquí vamos." Él presionó el interruptor.
No pasó nada.
Lo intentó de nuevo.
Una vez más, nada.
Sacudió la cabeza. "Lo Siento. Tal vez fue sólo
suerte."
Mal se cruzó de brazos, mirando frustrada. Carlos
conocía esa mirada, significaba que estaba a
punto de explotar. ¿Qué pasaría si Mal pensaba
que le estaban jugando una broma? Dejando que
piense que habían roto la cúpula, y solo se iban a
burlar de ella, tenía que pensar rápido...
"¿Quieres ver el agujero en el techo?", Se ofreció.
Si Mal quería pruebas, él podía darle una prueba.
Mal pensó por un minuto. "Claro, porque no."
Carlos los llevó a su casa en el árbol, y los cuatro
inspeccionaron el techo. Definitivamente estaba
allí, un pequeño agujero negro perfectamente
redondo.
"Total", declaró Jay, chocando los puños con
Carlos.
Carlos sonrió con orgullo. Él todavía seguía
abrazando su nueva almohada. Tenía ganas de
probarlo pronto. ¿Realmente dormiría bien una
noche, por primera vez sin darse vueltas?

~ 207 ~
Mal miró hacia el techo. "No sé si creer que ese
pequeño invento de verdad perforó la barrera
invisible, pero Jay tiene razón, se nos hace tarde."
Carlos suspiró, sin saber si sentirse aliviado o
angustiado. Mal estaba a punto de salir de la
habitación cuando la caja de negro sobre la mesa
de repente empezó a sonar.
Bip.
Bip.
Mal se dio la vuelta y lo miró. "¿Por qué está
haciendo eso?", Preguntó.
Carlos corrió a comprobarlo. "No lo sé, pero ha
estado sonando así desde que hizo el agujero en
el techo y en la barrera."
"¿A lo mejor buscar una señal?", Dijo Evie
emocionada. "Tal vez está detectando algo."
"¿Cómo qué?", Preguntó, mirando hacia abajo al
aparato con un poco de admiración. Nunca pensó
que realmente funcionaría. Pero si Diablo estaba
en lo cierto, entonces esta cosa de en realidad
pudo haber roto la barrera mágica. ¿Y si Evie
estaba en lo cierto? No sólo había la esperanza de
obtener más canales de televisión, sino que
también traería la magia de nuevo en la isla.
"Sí, ¿qué quieres decir, Evie?", Preguntó Mal.
"¡Que tal vez ahora este detectando el Ojo de
Dragón! Dijiste que nunca se había encendido
completamente. Tal vez sea porque nunca había
~ 208 ~
pasado antes. Nunca había tenido nada que
detectar," dijo Evie astutamente.
"¿Crees que podría estar comunicándose con el
Ojo de Dragón?", Preguntó Mal.
"Como una brújula. O un radiofaro direccional,"
dijo Jay. Sus ojos brillaban mientras estudiaba la
máquina con avidez, y Carlos le puso una mano
encima protegiendo su invención. Era muy
probable que Jay este calculando su valor en la
tienda.
"Podría ser," dijo Evie.
"Ella en realidad podría tener un punto," dijo
Carlos.
"Un radiofaro direccional," se hizo eco la voz de
Mal.
"Sólo son teorías," dijo Evie. "No sé lo que está
pasando en realidad." Carlos quería decirle que
ya había dicho suficiente cuando se dio cuenta
que él había hecho lo mismo.
"No, no sabes" dijo Mal bruscamente. "Pero
vendrás con nosotros."
Evie saltó hacia atrás. "¿Con ustedes? ¿A dónde?
Estuve de acuerdo en venir a ver a Carlos, pero..."
Ella sacudió su cabeza y tiró su manto con fuerza
alrededor de sus hombros. "Yo no voy a ninguna
parte."
"De ninguna manera, tienes que ayudarnos a
encontrar el Ojo," dijo Mal. "Eres natural en esto.

~ 209 ~
Eres muy buena en esto. Necesito ayuda, y quiero
que tú me ayudes ¿No me crees? ¿No quieres ser
mi amiga? Yo quiero ser tu amiga, Evie."
"Oh, yo, yo no sé..."
"¡Shush! Está arreglado. Y me quedo con esto,
muchas gracias," dijo Mal, tratando de tomar el
invento.
"¡De ninguna manera!", Dijo Carlos, mientras Mal
trató de tirar de él.
Mal lo jaloneó a su lado. "¡Vamos, Carlos!" Gruñó.
Carlos tiró de él de nuevo. Mal lo soltó. ¡Él lo
había inventado!
Ella lo miró. "¡Hablo en serio! ¡Suéltalo o te vas a
arrepentir! "
Carlos negó con la cabeza, temblando.
"Bien. Tú ganas. Quédate con el artefacto, Carlos,
pero vendrás con nosotros." Mal ordenó.
"¿Qué? ¿De nuevo? ¿Ir a dónde?" De ninguna
manera. Él no iría a ninguna parte. Especialmente
si era algo peligroso.
Mal le habló de la Fortaleza Prohibida escondida
en la isla y en el dude podría estar y cómo tenían
que encontrarlo.
"¡No, no iré a ninguna parte! ¡Me voy a quedar
aquí!" dijo Carlos, cruzando los brazos.

~ 210 ~
"Harás lo que yo te diga, pequeño..." amenazó
Mal.
Carlos abrió la boca para discutir, pero lo pensó
mejor.
Al final, era Maléfica la que quería recuperar su
cetro, no Mal; y si la señora de la oscuridad se
enteraba que él se había opuesto o había
obstaculizado la búsqueda de cualquier manera,
ya debería de empezar a llamarse Tonto, porque
eso es lo que era.
"Bien, bien, iré. Pero sólo si Evie va también," dijo.
"¿Evie?", Preguntó Mal. "Vas a venir, ¿no es cierto,
amiga?"
Evie suspiró. "Bien," dijo. "Bien. Supongo que iré.
Es mejor que mirar al espejo todos los días en
busca de defectos."
"¿Así ya estamos bien, entonces?", Preguntó Jay.
"¿Nosotros cuatro en busca del Ojo de Dragón?"
"Supongo que sí. Y supongo que quiero saber lo
que esto realmente lo hizo," dijo Carlos. "Si
realmente hizo aparecer un agujero en la barrera
y dejó entrar a la magia en la isla."
Como en respuesta, la máquina sonó.
¡Bip!
Mal asintió. "Muy bien, entonces, vamos.
Tenemos una biblioteca que asaltar y un mapa
que encontrar."

~ 211 ~
"No por el momento," dijo Carlos, levantando una
mano. "No podemos ir a ninguna parte hasta que
realice mis labores. Y es día de lavandería."

~ 212 ~
Érase una vez en un sueño

S u madre era la famosa bella en la tierra de las


famosas bellas, y por lo que era de esperarse que
la Princesa Audrey, hija de Aurora, estuviera
dotada de la misma voz melodiosa, encantador
cabello grueso, cuello de cisne, y profundos ojos
negros que podrían ahogar un príncipe en un
cálido abrazo.
Al igual que un gatito olfateando gataria, o quizá
como una isla de antiguos villanos desterrados
ansiosos de magia; un joven príncipe no podía
resistir a sus encantos, sus hoyuelos brillantes. De
hecho, la Princesa Audrey, al igual que su madre
antes de ella, era exactamente el tipo de princesa
que les daba a las princesas la reputación a lo que
PRINCESA significa, hasta en su último rizo
perfecto y el último cristal cosido en su vestido de
seda.

~ 213 ~
Y así fue que el príncipe Ben buscó a la princesa
Audrey al día siguiente, a curar sus heridas y
buscar un poco de consuelo después de la
desastrosa reunión del Consejo del Real, como los
tristes gatitos van en busca de gataria.
"Es un desastre," le dijo mientras caminaban por
el jardín del "Cottage," como nombraron a su
castillo Aurora y Felipe después de que el Rey
Hubert había declarado que el palacio de
cuarenta habitaciones era una simple casita
veraniega para los recién casados. "¿Casita
veraniega?" dijo Aurora. "¿Qué piensas formar?
¿Un refugio para gigantes desamparados?" El rey
no había tenido el placer de escucharla, pero
Aurora era una chica sencilla y había vivido como
Rosa durante dieciocho años de su vida en una
casita en el bosque, así que encontraba el catillo
más que suficiente para su familia. (Y al menos
uno o dos gigantes desamparados.)
"Entonces, ¿qué pasa ahora?", Preguntó Audrey,
luciendo perfectamente encantadora con una flor
en el cabello. Que naturalmente, hacía juego con
el forro de seda lleno de rosas de su corpiño. "No
te preocupes, incluso un príncipe puede
equivocarse la primera vez, ¿no?"
Fácil para ti decirlo, pensó Ben.
Una paloma se posó en el hombro de Audrey,
parloteando con dulzura. Audrey levantó una uña
pintada de color rosa pálido, y la paloma le
acarició suavemente la punta del dedo. Mientras
Ben miraba alrededor del paisaje real.

~ 214 ~
Ben suspiró.
De alguna manera, incluso los ojos de su bella
novia no fueron suficientes para levantar el
sombrío estado de ánimo del príncipe. "Papá dice
que tengo que organizar otra reunión para
arreglarlo. Él está decepcionado, por supuesto, y
ha tenido que enviar cestas de regalo
conciliadoras con sus pasteles de crema favoritos
a todos los presentes, así que no estoy con el
mejor estado de ánimo. Ya sabes lo mucho que le
gusta sus pasteles de crema."
"¿Lo decorados o los simples?", Preguntó Audrey.
"¿Con pasas o con chocolate?"
"Ambos tipos," dijo Ben, suspirando de nuevo.
"Más de una docena de cada uno. Mamá piensa
que es la única manera de hacer la paz, aunque
papá estaba muy molesto por regalar sus postres
favoritos."
"Tus padre son muy buenos." sonrió Audrey. "Y
juntos hacen un perfecto pastel de amor."
Ben deseaba que Audrey sea más comprensiva,
pero su vida había sido siempre encantadora
criada como la princesa mimada de papi y mami,
especialmente de Aurora, que había sido
separada de sus padres y obligada a pasar sus
primeros años en un hogar protegida por las
hadas, por la amenaza de una maldición mortal.
"Mi hija solo conocerá lo que es el amor, la
belleza, la paz y la alegría," había declarado
Aurora. Y así había sido. Así que no era muy difícil
ver la razón por la que Audrey no podía entender
~ 215 ~
a Ben, ella jamás podría decepcionar a sus padres.
Nunca lo ha hecho.
Y nunca lo hará, pensó.
Como casi todo en Auradon, Audrey era
perfectamente dulce, perfectamente suave, y para
ser honestos, también perfectamente aburrida.
Había otros colores, además del rosa pálido y el
turquesa. Había otros animales, que les gustaba
hacer cosas distintas además de cantar. Había
quizás también otras cosas además de vestidos y
jardines y bailes y carruajes, no importa lo bueno
que era el trabajo de pintura de los carruajes.
Había mucho más
"Ni siquiera sé la razón por la que el consejo está
molesto," dijo Audrey. "Son tan adorable, y todo
el mundo los ama. ¿Por qué se molestan con cosas
como los salarios y las horas y…" hizo una pausa
para estremecerse "…crédito?" Siguió acariciando
a la paloma. "Eso no es muy interesante en
absoluto."
Él la miró. "No lo sé exactamente. Nunca había
pensado en eso antes, pero no puedo dejar de
pensar en eso ahora. Nunca había imaginado que
alguien en Auradon no vivía como nosotros, en s
castillos, con sirvientes. Con sábanas de seda y
desayunos en la cama y jardines de rosas."
"Me encantan los jardines de rosas," dijo Audrey
con una sonrisa. "Y me encanta los arbustos que
tienen forma de criaturas adorables." Ella se rió

~ 216 ~
de alegría ante la idea, y la paloma en el hombro
cantó de nuevo agradablemente.
"Dijeron que era un maleducado," se lamentó
Ben. "Y lo fui"
"Los elefantes son mi favorito. Con sus pequeñas
trompitas."
"Pero no tenía elección, ellos no estaban
escuchándome. También dijeron que perdí mi
temperamento." Él bajó la cabeza, avergonzado
ante la escena que había causado.
"También los hipopótamos. Con sonrisas tan
encantadoras. Es un talento, de verdad, podar un
arbusto en la forma de un hipopótamo. ¿No
crees? "
"Sí, pero acerca de la reunión..."
Audrey se rió de nuevo, y un tintineo de
campanas de hadas sonó en el viento. Ben se dio
cuenta que ella no había oído ni una palabra de lo
que estaba diciendo.
Tal vez sea mejor así. Ella no entiende lo que estoy
pasando, y creo que nunca lo hará.
Audrey debió de haber visto el ceño fruncido en
su rostro, porque hizo una pausa para tomar la
mano de Ben en sus diminutos dedos
perfectamente cuidados. "No te preocupes por
eso, Ben, todo saldrá bien. Siempre sale bien. Tú
eres un príncipe, y yo soy una princesa. Esta es la
tierra de los Finales Felices, ¿recuerdas? Así que

~ 217 ~
te mereces todo lo que su corazón desea. Naciste
para eso, Ben. Todos nacimos para gobernar."
Ben se detuvo en seco. Nunca había pensado en
ello de esa manera. Nunca se imaginó, sin duda,
en todo lo que hicieron y todo lo que se hizo para
ellos. Pero al oír esas las palabras, de esos, labios
rosados perfectamente bien formados...
¿Porque nosotros? ¿Desde cuándo tenemos tanta
suerte? ¿Cómo es eso justo? ¿Nacemos con una vida
ya escrita, sin libertad a ser alguien más?
Ella rió. "No te detengas, tonto. Tengo algo que
mostrarte. Algo perfectamente perfecto, como el
día." Él se dejó jalar como cualquier buen
príncipe en las manos de una joven princesa, pero
su mente estaba en otra parte.
¿Es esto todo lo que hay?
¿Es esto lo que quiero para mi vida?
Habían dado la vuelta al jardín, y ahora Audrey le
llevaba a un jardín aislado de flores silvestres. Un
hermoso picnic yacía en la hierba en medio de las
flores, en un arbolado valle lleno de toda clase de
felices animales del bosque chillando, piando, y
saltando.
"¿No es asombroso? Puse a la mitad de jardineros
y tres cocineros a trabajar en eso toda la
mañana." Ella se inclinó para acariciar la mejilla
de Ben. "Sólo para nosotros."
Ella lo empujó hacia la manta de seda bordada.
Sus iniciales, entrelazadas con las de sus padres,
~ 218 ~
habían sido cosidas en la tela. El hilo de seda de
oro brillaba como el sol en el césped.
Ben alejó un rizo suelto de las mejillas rosadas de
Audrey. "Es encantador. Te agradezco por todo.
Pero…"
"Lo sé," suspiró. "No traje ningún pastel de crema.
Había estado pensando en eso pero me olvidé. Lo
siento. Pero podemos probar diecisiete clases de
pasteles diferentes." Ella levantó uno en forma de
un cisne, con las alas de chocolate. "Éste se ve
delicioso, ¿no crees?"
Ella casi arrasó con la pastelería. Ben se alejó.
Sacudió la cabeza. "Pero ¿no te has preguntado
alguna vez si hay mucho más que solo esto?"
"¿Hay algo más que esto?", Preguntó Audrey con
un inusual ceño fruncido. Dejó el cisne a un lado.
"¿Qué más hay?"
"No lo sé, pero ¿no te gustaría saber? Explorar un
poco. ¿Salir por tu cuenta y ver el mundo? Por lo
menos, ¿Has vitado otros lugares de tu reino? "
Ella tomó el chocolate entre sus dedos, incluso
eso era desagradablemente lindo. Ben se
preguntó si ella lo sabía. Sospechaba que sí.
Luego suspiró. "No estamos hablando de esa
horrible isla, ¿verdad?"
Se encogió de hombros. "Puede Ser. ¿Nunca
pensaste en eso? ¿Lo extraño que sería vivir

~ 219 ~
atrapado en un solo lugar? ¿Bajo una barrera
protectora?"
Era, de hecho, la primera vez que Ben vio a una
princesa con las plumas realmente erizadas. Ni
siquiera estaba haciendo pucheros ahora. Era
como si ella estuviese completamente fastidiada.
"Tal vez, querido, ellos debieron haber
considerado mejor seguir su camino hacia el mal
antes de ser castigados para la eternidad."
Ahora Ben estaba intrigado. Nunca la había visto
así, y se preguntó si de ese modo ella más
interesante. Al menos al fin estaban teniendo una
verdadera conversación.
"Tienes que admitir, que una eternidad es un
tiempo bastante largo." Él negó con la cabeza.
"Están prisioneros, Audrey. Por lo menos aquí en
Auradon, podemos viajar a cualquier parte y a
todas partes que nos plazca. Pero ellos no
pueden."
Audrey sonrió. "Sí, lo que me recuerda. Le dije a
Aziz y Lonnie que las visitaríamos hoy. El
transporte nos recogerá en una hora." Ella se
inclinó hacia delante, tocando su barbilla con la
punta del dedo. "Es hora de cambiar de tema.
Algo completamente interesante, si así se podría
decir."
Pero Ben tenía muchas dudas, no renunciaría
fácilmente a eso. "No cambiaré de tema, Audrey.
Vamos. ¿No te has preguntado por ellos alguna
vez? "
~ 220 ~
"¿Los villanos?"
"Sí."
Audrey se echó hacia atrás, sacudiendo la cabeza.
"No. ¡Nunca!. ¡Mi madre dice uno de ellos trató de
ponerla a dormir durante cien años! Después de
haber pasado toda su infancia en un lugar alejada
y protegida de todo ¡Pobre mi madre! Y luego esa
villana se convirtió en un horrible dragón y trató
de matar a mi padre." Ella se estremeció. Audrey
probablemente había escuchado esa historia
muchas veces, comprendió Ben, pero nunca había
mencionado nada de eso en ninguna de sus
charlas antes.
No culpaba a Audrey por no querer hablar de ello,
así que cambió su tono de voz, tomando su mano.
"Su nombre es Maléfica," dijo Ben, que había
estudiado su historia de cuento de hadas. Su
madre le había leído esos viejos cuentos a él,
cuando era muy pequeño. "Ella es la dueña de lo
oscuro, el hada más malvada que jamás haya
existido."
El ceño de Audrey se profundizó. "No digas su
nombre aquí," susurró. Prácticamente siseo,
estaba tan molesta. "¡Ella podría escucharte y
maldecirte! Ella le arrebató a mi familia todo lo
que más amaba."
Ahora fue el turno de sonreír a Ben. "De ninguna
manera, esa barrera protectora la mantenía
alejada." Él se inclinó hacia delante. "¿Y qué es lo
que tu familia más amaba?"

~ 221 ~
Audrey le devolvió la sonrisa. Parpadeó, y la
tormenta en sus ojos había desaparecido.
"Mi familia ama todo lo que es bueno y noble y
todo lo que merece un verdadero amor, Su
Alteza." Ella levantó su delicada mano, y él la besó
amablemente.
No podía hacerle sufrir, pensó Ben. No después de
todo lo que su familia había pasado.
"¿Desea bailar conmigo, apuesto príncipe?,"
preguntó.
Ben se puso de pie y se inclinó. "Po supuesto que
sí princesa." Bailar en el bosque era lo que más le
gustaba hacer a Audrey, y él lo sabía.
Ben la sostuvo en sus brazos. Ella era hermosa.
Perfecta. Una princesa, que estaba enamorada de
él. Y él estaba enamorado de ella... ¿no?
Audrey cantó, Eres tú, la dulce ilusión que yo
soñé...
Era su canción, pero esta vez, era diferente.
Para empezar, Ben se dio cuenta que no la
conocía del todo. En realidad no. No sabía su
alma, sus sueños, y ella no sabía nada de él. Ellos
no se conocían en realidad.
Y lo peor, que nunca había soñado con ella. Ni una
sola vez.
Para Audrey, esa canción le recordaba a Ben. Pero
para él, esa canción no le recordaba a ella.

~ 222 ~
No.
No Audrey.
Había soñado con otra chica.
Una de cabello púrpura y ojos verdes que brillan
en la oscuridad, con una sonrisa socarrona de
picardía en sus labios.
¿Quién era ella? ¿Dónde estaba? ¿La conocería
alguna vez?
¿Y alguna vez la sacaría de su mente?
Ben cerró los ojos y trató de concentrarse en la
melodía y la chica justo en frente de él, pero el
recuerdo de la chica de su sueño era demasiado
difícil de olvidar.

~ 223 ~
Ciento un formas de encontrar el mapa

P ara las próximas horas, Mal, Jay, y Evie


ayudaron a Carlos con la ardua tarea de terminar
de lavar la ropa de Cruella. O, para ser más
específicos, Evie y Jay ayudaron a Carlos,
mientras Mal "supervisaba."
Para una mujer que vivía en una isla llena de
semidesérticos ex-villanos, Cruella seguro tenía
un vestuario muy elaborado, pensó Mal. Había
pañuelos con flecos y guantes negros de seda,
medias de nylon y ceñidos vestidos negros,
abrigos peludos y cárdigan, abrigos simples y
corsés con volantes. Cruella De Vil podría estar
exiliada, pero eso no significaba que su ropa no
sea impresionante.

~ 224 ~
Mal miró a Evie, que estaba tarareando mientras
doblaba las toallas en blanco y negro. La princesa
de cabello azul había sido relativamente fácil
convencer, eso era un buen augurio para cuando
realmente encuentren el cetro. Mal se aseguraría
que Evie sea la primera en tocarlo, absorbiendo la
maldición y quedándose dormida durante mil
años. Ese era el plan malvado de rompería los
esquemas del mal, y Mal tenía ganas de su dulce
venganza, así como de recoger sus M del
semestre.
Mientras tanto, Jay estaba hasta los codos de
espuma después de lavar varias sudaderas blanco
y negro.
"¿No es esto un montón de trabajo?", Preguntó
ella, sintiéndose agotada de verlos trabajar.
Carlos asintió, con la boca llena de imperdibles.
"¿Y lo haces todo?", Preguntó a Carlos. Su madre
podría ignorarla y también regañarla, pero al
menos no era la esclava de Maléfica.
Carlos volvió a asentir. Sacó los imperdibles de su
boca y le explicó que estaba colocando un corpiño
en una percha de una manera antigua como la
tintorería favorita de Cruella lo hacía en Londres.
"Sí. Pero te acostumbras, supongo. No te
preocupes, ya casi estamos terminado."
"Gracias duendes" dijo Mal, poniendo sus pies
sobre una otomana cerca.
Pero del mismo modo que estaban poniendo los
toques finales en el último lote de prendas de
~ 225 ~
vestir y ropa en blanco y negro, oyeron el rugido
de un motor de automóvil que se aparcó frente en
Hell Hall.
Carlos comenzó a temblar. "Es ella...mi madre... ya
regresó... no se suponía que debía estar de
regreso hasta mañana. El Spa debe haber
terminado."
Mal no estaba seguro de por qué Carlos estaba
tan nervioso. Nadie era tan temible como su
madre, después de todo ¿Había alguien más
asustadizo que él?
La puerta del coche se estrelló, un fuerte acento
rasposo por el exceso de humo, y varios gritos
resonaron en el aire. "¡Carlos! ¡Carlos! ¡Mi bebé!"
Cruella gritó con voz ronca escuchándose por
toda la casa.
Mal miró a Carlos. ¿Mi bebe? Eso no sonaba tan
malo, no del todo, ¿no?
"¡Mi bebé necesita un baño!"
"¿Cómo sabe ella que estás sucio?", Preguntó
Evie, confundida.
Carlos se puso rojo de nuevo. "No se refiere a mí,"
susurró con voz ronca. "Se refiere a su auto. Me
está pidiendo que lo lave."
Evie se apartó de la ventana con una expresión de
horror en su rostro. "¡Pero es muy sucio! ¡Nos
llevará horas!" El coche rojo estaba cubierto de
barro y suciedad por conducir por toda la cuidad.

~ 226 ~
"De ninguna manera vamos a limpiar eso,"
murmuró Jay, que no quería lavar otra cosa más.
Los cuatro salieron de la zona de lavandería hacia
la habitación principal.
Cruella se detuvo en seco al ver a los tres
escuálidos adolescentes extraños en su casa.
Todavía llevaba el cabello blanco y negro rizado
recogido en un solo moño. Su largo abrigo de piel,
se desvanecía en el suelo detrás de ella, mientras
mordía el cigarrillo.
Mal le dirigió una mirada de desaprobación, y
Cruella se encogió de hombros. "Es vapor. Sólo
vapor, querida."
Mal trato de apartar el humo que causaba el
cigarrillo.
"Bueno, dejemos de hablar de mi bebé, ¿Cómo
está mi único y verdadero amor?" dijo Cruella
arrastrando sus palabras, fumando la larga varilla
de vapor.
Los tres adolescentes se volvieron a Carlos
inquisitivamente, pero incluso él miraba
asombrado ante las palabras de afecto de su
madre. "¿Su único y verdadero amor?"
tartamudeó Casi.
"Sí, sí, mi único y verdadero amor. ¡Mis pieles!"
rió Cruella. "¡Espero que hayas cuidado bien de
ellas!"
"Por supuesto," dijo Carlos, enrojeciendo de
nuevo.
~ 227 ~
Mal sabía lo que debía estar sufriendo Carlos.
Pero ¿qué importaba si su madre lo quería o no?
A todos les había enseñado que el amor era para
los débiles, para los tontos, para hacer el bien. El
amor no existía par los villanos. Ellos Eran
malvados. Perversos. Lo único que les encantaba
era un buen plan malvado.
"¿Quiénes son estos mocosos?" exigió Cruella,
agitando los brazos hacia el grupo.
"Son mis..." Carlos tartamudeó.
Mal sabía que no podía decir amigos, porque no
eran amigos, no realmente. Ella los estaba
forzando a que vayan con ella en su búsqueda,
Evie lo compadecía, y Jay estaba allí solamente
para que pudiera intentar robar el candelabro.
De cualquier modo a Cruella no le importaba.
"¿Dónde están Jace y Harry?", Preguntó.
Carlos se encogió de hombros.
"Hola, señora De Vil, soy…," dijo Evie, ofreciendo
su mano.
"Sé quién eres", dijo Cruella con desdén.
Mal pensó que era interesante que todo el mundo
supiera quién era Evie, a pesar de que había
estado encerrada en su castillo por una década.
"Hey," dijo el Mal.
"Oh, hola, Mal, dile a tu madre que la aprecio
mucho cariño," dijo Cruella, gesticulando con el
cigarrillo de vapor y luego girando para mirar a
~ 228 ~
Jay. "Y tú, dile a tu padre que esa lámpara que me
vendió es una estafa; esa cosa no funciona."
"Sí, señora." saludó Jay.
"Bueno, ¿Por qué está todo el mundo parado
aquí? ¿No me oyeron? ¡Mi bebé está sucio,
queridos! ¡Está absolutamente miserable! ¡No
puedo resistir otro minuto sabiendo que mi bebé
necesita un baño! ¡Ahora, largo! "
***
Evie pensó que estarían atrapados en la casa de
Cruella por siempre, pero por fin el coche estaba
limpio, y el cuarteto se dirigió a Dragon Hall en
busca de un mapa que les mostraría el lugar de la
isla donde estaba escondida la Fortaleza
Prohibida. La brújula de Carlos les ayudaría, pero
si Jafar estaba en lo correcto y la isla era mucho
más grande de lo que pensaban, tendrían primero
que apuntar a la dirección correcta.
Evie todavía no estaba segura de por qué había
aceptado ir con el grupo. Sabía Mal no estaba
siendo sincera, pero parte de ella estaba
interesada en la aventura. Después de estar
encerrada en un castillo durante diez años, tenía
curiosidad por ver el resto de la isla.
La escuela estaba muerta como un pueblo
fantasma el sábado por la tarde; sólo un equipo
de duendes había llegado para limpiar los pasillos
y cortar el césped alrededor de las lápidas. Los
cuatro jóvenes villanos entraron y descendieron a
través de la penumbra del campus. Los pasillos

~ 229 ~
estaban cubiertos de hiedra que parecía estar
multiplicándose cada segundo, serpenteaba
alrededor de los viejos retratos de los malvados
villanos que nadie podía nombrar. Evie podría
haber jurado que sus ojos los estaban
observando.
Encontraron Dr. Facilier en su escritorio, mirando
en una bola de cristal vacía.
"Ahh, si no es mi estudiante menos favorita," dijo
cuando vio Mal.
"Tranquis, Dr. F, no estoy aquí para llenar su
sombrero con grillos de nuevo."
"¡Qué alivio!", dijo con frialdad. "¿Les puedo
ayudar en algo?"
"Queremos ir a la biblioteca prohibida," dijo Mal.
"Al Ateneo de los Secretos."
"Ah, pero hay una razón por la que se llama
biblioteca prohibida, porque los estudiantes ¡NO
PUEDEN ENTRAR!" dijo con severidad.
Evie pensó que Mal se rendiría, pero en su lugar
Mal saltó sobre el escritorio del Dr. Facilier, tal y
como Lucifer. "Sí, por eso…," dijo ella, dejando
caer un paquete de cartas de tarot. "¿Nuestros
boletos de entrada?"
Dr. F recogió unos cuantos y los mantuvo bajo la
tenue luz de lectura junto a él. "Los Arcanos
Mayores. Impresionante." Dijo guardando el
conjunto de cartas y observó a los cuatro
estudiantes frente a él.
~ 230 ~
"¿Qué buscan exactamente en la biblioteca?"
"El mapa de la isla," dijo Mal. "Y que sea rápido,
¿no? Porque no tengo todo el día."
***
La araña gigante que vigilaba la puerta se alejó
tan dócil como un gato cuando el Dr. Facilier le
hizo coquillas en barriga. La puerta de la
Biblioteca de los Secretos Prohibidos se abrió con
un chirrido oxidado, y el Dr. F acompañó los
cuatro de ellos a través de la entrada.
Altísimas estanterías andrajosas se tambaleaban,
anegados libros forrados con piel, cubiertos con
polvo durante veinte miserables años, así como
vasos y frascos llenos de líquidos y pociones de
aspecto extraño. Mientras el Dr. Facilier recorría
por los pasillos sucios delante de ellos,
moviéndose a través de las filas de estanterías y
murmurando en voz baja, sólo se podía distinguir
siluetas gracias a una vela que brilla
intensamente, proyectando sombras sobre las
paredes de la biblioteca.
"Saben que él tiene excremento de murciélago
como cerebro, ¿no? Todo esto podría ser por
nada," susurró Jay.
Mal le lanzó una mirada.
"Solo decía," dijo Jay.
"Vale la pena intentarlo," dijo Evie detrás de ellos,
deteniéndose brevemente para desenredar las

~ 231 ~
telarañas. "De lo contrario, estaríamos
deambulando en la oscuridad, como ahora."
"Sí, podría ser malo," coincidió Carlos que
sostenía la máquina bajo su chaqueta.
"¡Ajá! Aquí está," anunció el Dr. Facilier,
deteniéndose frente a una fila de documentos.
Sacó una pieza de color amarillento enrollada
como pergamino de uno de los estantes
polvorientos. Extendió el papel y lo colocó sobre
una mesa de trabajo deforme, mientras los cuatro
chicos se reunían alrededor.
"Um, no hay nada allí," señaló Evie, confusa. Era
cierto, el mapa estaba en blanco.
"Bueno, obviamente está escrito con tinta
invisible," dijo el Dr. Facilier como si todo el
mundo supiese. "¿Cómo se supone que un secreto
se pudiese mantener secreto, entonces?"
Sin previo aviso, y para la sorpresa de todos, Mal
lo agarró por el cuello y lo empujó contra una de
las estanterías, que causaron que varias pociones
de las estanterías se caigan. "¿Por qué, pequeña
rata? ¿Ha olvidados quién es mi madre y qué es
ella para usted y para todo el mundo en esta sucia
isla...?"
"¡Mal!", Dijo Evie sorprendida. "¡Basta!" Ella puso
una mano en el brazo tembloroso de Dr. Facilier.
"Déjame manejar esto."
Mal se volvió hacia ella. "¿Qué?"

~ 232 ~
"Déjame manejar esto. Más fácil se atrapan las
moscas con miel que con vinagre," dijo. "Vamos,
vamos ir con calma, calma. "
Mal poco a poco soltó al Dr. Facilier, cuyas
rodillas hubiesen tocado el suelo si Evie no lo
atrapaba. "Ahora, el Dr. F, tiene que haber una
manera de hacer visible la tinta, ¿no?"
Dr. Facilier secó su frente sudorosa con un
pañuelo de seda andrajoso. "Sí."
"Bueno," dijo Evie. "Ahora, nos dicen cómo."
El director señaló temblando las pócimas
destrozadas en el suelo. "Pues una de esas era.
Pero ahora no sé cuál es."
Evie miró a Mal, que parecía herida. Mal puso su
cabeza entre las manos y gimió.
"Uh, ¿Mal?" Carlos preguntó en voz baja,
golpeando su hombro.
"Espera, Tonto," le espetó.
"Escucha. Yo sé cómo hacer el elixir. Para ver la
tinta."
Todos se volvieron hacia él, entre ellos el Dr.
Facilier. "¿Se puede hacer magia?", Preguntó Mal.
"¿Pero cómo?"
"No, no, no es magia, es sólo un poco de química,
ya sabes, Ciencia Extraña," dijo Carlos. "Vamos.
Evie, trae el mapa."
***
~ 233 ~
Dejaron al Dr. Facilier de vuelta en su oficina
dándose una lectura del tarot, y siguieron a
Carlos al laboratorio de Química, donde lo vieron
tomar varias botellas, vasos y polvos de los
estantes.
"¿Estás seguro de que esto no es magia?",
Preguntó Jay con escepticismo.
"Estoy seguro. Es ciencia. Al igual que lo que los
humanos hacen." Carlos mezcló unas gotas de
líquida de eso, una pizca de polvo aquello... pero
luego frunció el ceño." Espera un minuto, no
puedo encontrar el aglutinante."
"¿El qué?"
"¡Reza, debe haberlo robado del laboratorio la
semana pasada! Ese tonto. Ugh." Carlos arrugó el
rostro. "Lo siento, Mal. No creo que poder
hacerlo, después de todo. No sin la sustancia que
une la mezcla y hace que toda la magia funcione."
"¿Reza robó un frasco del laboratorio?", Preguntó
Jay.
"Sí, el lo debe tener," dijo Carlos. "No está aquí."
"¿Será este, tal vez?" sonrió Jay, sosteniendo un
tubo de ensayo con tapón pequeño lleno de un
líquido brillante que le había mostrado a Mal
antes.
"¿De dónde sacaste eso?"
"De la mochila de Reza. Robo lo que fue robado,"
dijo Jay.
~ 234 ~
Carlos derramó unas cuantas gotas en el vaso de
precipitados y mezcló todo. Una bocanada de
humo empezó a salir y... "Voilà," dijo. "A hacer
visible lo invisible." Dijo vertiendo la mezcla
sobre el mapa.
Como si se tratase de magia, la Isla de los
Perdidos comenzó a formarse delante de sus ojos,
incluyendo las zonas ocultas y prohibidas. La
Fortaleza Prohibida apareció, un castillo
amenazante con paredes oscuras y torres
puntiagudas, situado al borde de la isla. Justo en
el medio de la nada.

~ 235 ~
Muelle de duendes

M al pensó en la suerte que había tenido que


Jay haya robado la pócima, lo que le hizo pensar
que tal vez también iban a tener suerte en esto.
Tal vez era su destino encontrar el Ojo de Dragón
de Maléfica. "¿Tienes la brújula?", le preguntó a
Carlos.
Carlos asintió. El aparato sonó, como si estuviese
de acuerdo.
De acuerdo con el mapa tendrían que caminar
más allá de la aldea hasta la orilla de la costa, y
desde allí el camino los llevaría a la fortaleza.
Se pusieron en camino, Carlos delante con Jay,
Evie justo detrás, y al final Mal. Desde allí ella
podía vigilarlos. Sabía que Jay le robaría el Ojo de
Dragón en la primera oportunidad, que Evie
~ 236 ~
estaba tratando de conseguir su lado bueno y
ganarse el favor, y que Carlos se les había unido
solo por curiosidad.
Pero no importaba. De alguna manera, todos ellos
tenían un objetivo común. Encontrar el Ojo del
Dragón. Mejor aún, porque no tenía que hacer la
búsqueda sola.
Mal tenía al fin su banda de ladrones.
Sus propios secuaces.
Y eso ya era un buen progreso.
Su plan malvado, el perversamente desagradable,
estaba funcionando.
***
El camino de la aldea a la costa, era plano al
principio, pero pronto se volvió rocoso. Mal
empezó a flaquear. Le dolían los pies en sus botas,
siguió adelante torvamente, ahora liderando el
camino y siguiendo las instrucciones del mapa.
Detrás de ella oyó los pasos suaves de Evie, las
pisadas fuertes de Jay, y las temerosas de Carlos.
"Hi ho, hi ho, marchemos al hogar," Carlos cantó
en voz baja.
Evie se estremeció. "Calla"
"¿Qué tienes contra los ena…? Oh, bien," dijo. "Lo
Siento."
"No importa."

~ 237 ~
"Así que esa era tu madre, ¿eh?", Dijo Evie.
"Sí, la única Cruella De Vil," dijo Carlos, pasando
la hiedra venenosa y señalándoles al grupo para
que tengan cuidado. "Un boleto hacia la ciudad de
la locura, ¿no?"
"Ella no es tan mala," dijo Evie, que chocó con una
rama baja de un espeluznante árbol de roble. "Por
lo menos no hace las cosas que hace mi madre,
ella siempre se hace pasar por un espejo mágico
que me dice que estoy lejos de ser la más
hermosa de la tierra."
Carlos se detuvo en seco, y él y Jay la miraron
sorprendidos. Incluso Mal se volvió a mirarla.
"¿En serio? Pero si eres bellísima," dijo Jay.
"Quiero decir, no eres mi tipo, cariño, pero de
verdad eres bella."
"¿De verdad crees eso?", Preguntó.
"No, tienes razón, eres horrible," bromeó Jay.
"Tu madre está equivocada," dijo Carlos en voz
baja.
"Como sea," dijo Evie con indiferencia. "Igual no
me importa."
"¿De verdad piensas eso?", Preguntó Carlos.
"Sí, quiero decir, no es como que tu mamá sea
diferente, ¿no?" Evie señaló. Ellos eran los hijos
de los villanos más malvados que existen. ¿Qué
esperaban: amor, alegría, simpatía?

~ 238 ~
"Supongo que no."
"¿Y tu padre, Jay? ¿Sólo se preocupa por la
tienda? "
Jay meditó sobre eso. "Sí, por supuesto. ¿Habría
otra cosa por la cual preocuparse?", Preguntó con
honestidad.
Mal escuchó su conversación, encontrando por
primera vez algo de comprensión a su alrededor.
Nunca antes le había agradado el trabajo en
grupo; pero por otra parte, Maléfica siempre
había insistido en que debía de vivir apartada,
sola; ser superior y sedienta de venganza.
Sola, pensó Mal. Estaba sola. Así como ellos.
Evie, con su madre obsesionada por la belleza;
Carlos, con su perversa madre chillona y Jay, el
feliz ladrón despreocupado de rápido ingenio y
sonrisa traviesa, que podía robar cualquier cosa
en el mundo excepto el corazón de su padre.
La niebla gris que rodea la costa se alzaba cada
vez más cerca. Pronto tendrían que caminar a
través de la niebla y entrar en la nada. Mientras
avanzaban, ¿también se convertirían en nada? Se
preguntó Mal. Apretó sus nudillos. Las rodillas le
empezaron a doler.
***
Caminaron en silencio por un tiempo, cuando un
agudo silbido cortó el aire. Era de Jay, que había
estado explorando más adelante. Evie dio un paso

~ 239 ~
y una rama crujió bajo sus pies, mientras Carlos
miraba con temor.
Mal silbó de nuevo.
Jay corrió hasta donde estaban los tres chicos
acurrucados.
"¿Qué es?" silbó Mal.
"¡Vi algo entre las sombra! ¡Estaba ocultándose!"
Susurró con fiereza, desapareciendo detrás de
una roca.
Carlos gritó y trató de trepar a un árbol, la
corteza rasgó sus rodillas. Evie gritó suavemente
y se metió detrás de unos arbustos.
Pero Mal quedó congelada. Ella no podía
moverse, por alguna razón. Al principio fue
porque se sentía molesta de pensar que la hija de
Maléfica tendría que esconderse de algo. Pero a
medida que la sombra se cernía más grande y se
acercaba, le preocupaba haber tomado la decisión
equivocada.
La sombra tenía un par de grandes cuernos y una
cola puntiaguda. ¿Era un dragón? Pero su madre
era el único dragón en la isla, y había perdido la
capacidad de transformarse en uno, cuando la
barrera protectora había sido activada.
Luego hubo un gemido, un terrible lamento
diferente a todo lo que habían oído nunca.

~ 240 ~
Era Cerbero, seguro. Una criatura de mitos y
leyendas, una criatura de dientes y colmillos,
sangre y piel.
Entonces la criatura emitió lo que sólo podría ser
llamado un ronroneo adorable.
"¡Belcebú!" gritó Carlos desde el árbol.
El monstruo surgió de entre las sombras, y un
pequeño gato negro con una sonrisa maliciosa
apareció en el camino. La oscuridad había
distorsionado su figura para que parezca que
tenía cuernos y una cola puntiaguda. Pero fue
sólo un pequeño gatito.
"¿Esa era la bestia?", Preguntó Mal
despectivamente, para ocultar su vergüenza
después de haber sido asustada. Su corazón aún
latía con fuerza en su pecho.
"Es sólo mi gata," dijo Carlos. "La tengo desde que
era pequeño". Agregó tímidamente, "De la
camada de Lucifer. Ella es mi compañera
malvada."
"¡Oh, genial! También tengo una mascota. Ya
sabes, la de mi fiesta de cumpleaños," dijo Evie.
"El mío es Otelo, un pequeño loro, bueno, ya ha
crecido bastante. Otelo tiene una boca muy
grande para él. No estoy segura de dónde
aprendió todas esas palabrotas."
"Genial ¿Recibiste uno de los bebes de Iago?
Tengo dos anguilas eléctricas, Lagan y Derelict.
Ya saben, de Flotsam y Jetsam. Son enormes

~ 241 ~
ahora. Monstruosas," dijo Jay. "Ya casi no quepan
en su acuario."
Carlos dejó que el gato frote su mejilla. "Vete, Bel.
Regresa a casa, debemos continuar. Regresaré
pronto, no te preocupes."
"¿Cuál es tu mascota malvada?", Preguntó Evie a
Mal.
Mal se avergonzó. Recordó exactamente cuando
todos los niños de la isla recibieron una mascota
en la fiesta en la que ella no fue invitada. "No
tengo," dijo ella.
"¡Oh!", Dijo Evie, y se dio la vuelta, mirando
avergonzada.
No te preocupes, pensó Mal. Ya me las pagarás.
***
Finalmente se encontraron cara a cara con la
niebla gris que rodeaba la isla y marcaba el borde
de la nada. La niebla era tan espesa, que era
imposible ver lo que había más allá de ella.
Hubiera sido muy útil un camino o algo para ver
lo que había más allá de la niebla. Toda su vida,
los cuatro habían prometido mantenerse lejos de
la niebla, y quedarse detrás del borde del gris.
"¿Quién va primero?", Preguntó Jay.
"Yo no," dijo Evie.
"Tampoco yo," dijo Carlos.

~ 242 ~
"Duh," olió Mal. "Como si alguno de ustedes fuese
tan valiente."
"¿Mal?", Preguntó Jay. "¿Después de ti?"
Mal se mordió el labio. Era, después de todo, su
misión. "De acuerdo cobardes." Movió sus
hombros y se puso firme. Entró en la niebla. Era
como caminar a través de una lluvia fría, y se
estremeció. Pero se recordó que no había magia
en la isla, y que nada podía hacerle daño; pero
aún así, la oscuridad gris era impenetrable, y por
un momento sintió ganas de gritar.
Pero ya estaba del otro lado.
Aún completa.
No había muerto.
Nada de nada.
Ella exhaló. "Está bien," llamó. "¡Vengan!"
"Si ella lo dice," murmuró Jay. Evie lo siguió, y
luego Carlos.
Por último, los cuatro estaban del otro lado de la
niebla, de pie en el borde de la nada.
"Whoa," dijo Carlos.
Todos miraron hacia abajo. Estaban de pie,
literalmente, en el borde del agua. Un paso más, y
habrían caído a un pedazo de tierra rocosa que
era parte de la Isla de los Perdidos, en las
profundidades del fondo del mar, y se habrían
convertido en la cena del cocodrilo.
~ 243 ~
"Santo Lucifer, ¿qué diablos se supone que vamos
a hacer ahora?", Preguntó Mal.
"No lo sé, pero esta cosa no va a dejar de sonar,"
dijo Carlos. Eso era cierto. La brújula en su caja
estaba sonando violentamente ahora, y el cada
vez que Carlos daba un paso hacia el borde más
rápido se sonaba. "Es por allá. Tiene que ser,"
dijo, señalando hacia el mar.
"Bueno, olvidé mi traje de baño y no me gustaría
ser la cena de los reptiles, así que bien por
ustedes," dijo Jay, retrocediendo.
"No puede por ahí," dijo Mal, tirando de nuevo del
mapa en su bolsillo. Ella se quedó sin aliento.
"Chicos. Vengan aquí." Todos se reunieron
alrededor de Mal. "¡Miren! ¡Hay más!" Había
aparecido más tinta, y esta vez, vieron que la
fortaleza no estaba técnicamente en la Isla de los
Perdidos en absoluto, sino que tenía su propia
isla, o más bien su propio pedazo de tierra
flotante, que se llamaba la Isla de los Condenados.
"Bueno, eso es prometedor," dijo Carlos.
"¿Y cómo se supone que vamos a llegar allí?",
Preguntó Evie.
Mal estudió el mapa y señaló un punto marcado
MUELLE DE DUENDES.
"Vamos a pedir un paseo a uno de nuestros
amigables duendes," dijo Mal, empujándolos más
allá mientras caminaba hacia la fangosa playa

~ 244 ~
donde estaba el muelle donde los duendes
descargan la basura de Auradon.
"No hay tal cosa como un duende amigable,"
suspiró Carlos, pero al igual que el resto de ellos,
siguió detrás de Mal.
***
Llegaron rápidamente al puerto ocupado. Sobre
todo porque los cocodrilos los habían atacado en
las aguas poco profundas de la playa, y habían
corrido, gritando, hacia el muelle.
El muelle estaba lleno de actividad. Los duendes
abrieron paso más allá del grupo de cuatro
jóvenes, para vaciar la carga de los barcos
grandes de Auradon que se les permitía entrar y
salir de la barrera mágica. Colocaron los
productos viejos y podridos en una especia de
camino hecho de madera astillada para luego
meterlo o sacarlo en balsas improvisadas y
barcos. Ellos hablaban y chillaban en su lengua,
lanzando bolsas de desechos y ropa usada,
alimentos, cosméticos, artefactos, todo lo que el
pueblo de Auradon no quería más o ya no usaba,
era reparado y llevado a vender al mercado.
"Vamos a tener que pagar por el paso," dijo el
Mal. "No van a llevarnos allí gratis. "
Los cuatro se vaciaron sus bolsillos para juntar la
suficiente suma de chucherías y comida para
pagar su camino a través de la Isla de los
Condenados. Sirvió un poco de regateo, Jay hizo la
mayor parte de la conversación porque hablaba

~ 245 ~
un poco su idioma después de haber trabajado en
la tienda, pero finalmente se aseguraron un lugar
en un barco chatarra. Es decir, un barco que
recogía cualquier cosa, y todo lo que se caía de los
contenedores de basura de Auradon. Era un
eliminador de carroñeros, el más sucio que había.
Al final resultó que, el barco de un duende no
había sido construido para soportar el peso de los
cuatro villanos. La caja de madera flotante crujía
y chillaba mientras Mal y los demás subían.
"Si me muero," dijo Jay oscuramente, "no tienen
derecho a reclamar mis cosas."
"Vamos a estar bien," dijo Evie. Pero ella parecía
decirlo para su propio beneficio que para el resto.
El duende se rió y encendió el viejo motor
oxidado, y se dirigieron hacia la espesa niebla.
Era extraño ver la Isla de los Perdidos desde el
agua. Casi parecía...hermosa, pensó Mal. El
bosque era exuberante y verde alrededor de los
bordes de la isla, y la playa de rocas sobresalía de
manera espectacular en una manta de agua azul
marino. A la distancia, podía ver el Castillo de las
Ofertas. Desde lejos, parecía estar brillando a la
luz del sol desvaneciéndose.
"Es muy diferente cuando la miras de lejos, ¿no?",
Dijo Evie, siguiendo la mirada de Mal hacia la Isla
de los Perdidos.
"Sí, claro, lo que sea," dijo el Mal, dando la espalda
a Evie. Ese mismo dolor se estaba adentrando en

~ 246 ~
sus entrañas otra vez, y a ella no le gustaba. No le
gustaba para nada.
Mal sólo podía estar seguro de que habían llegado
a la Isla de los Condenados porque el motor se
había detenido. Ellos todavía no podían ver cinco
pies delante de ellos. Mal se revolcó ciegamente
fuera del bote y cayó en una playa rocosa, seguida
rápidamente por el resto del equipo. El duende
rápidamente salió a toda velocidad.
La niebla se levantaba levemente mientras abrían
camino a través de la maleza. Pronto estaban de
pie delante de una puerta cubierta con una pared
llena de punzantes espinas. Y más allá de la
puerta en lo alto de una montaña escarpada,
había un gran castillo negro, la perdición, la gran
silueta de la fortaleza que atravesaba el cielo
nocturno.
Las gruesas y retorcidas espinas crecían
alrededor de la puerta, tan filuda, que rasparía o
mataría a cualquier persona que se atrevía a
andar cerca. Peor aún, las espinas estaban
cubiertas de mortales arañas venenosas; y todo el
lugar tenía un aire tóxico y siniestro.
Estaban de pie, paralizados, incapaces y poco
dispuesto a averiguar qué hacer a continuación,
mientras que la caja negra de las manos de Carlos
se mantenía sonando incesantemente. Si
efectivamente se estaba comunicando con el Ojo
de Dragón, estaba claro que el cetro debía de
estar en algún lugar detrás de aquella puerta de
espinas.

~ 247 ~
Mal arrugó la cara, frustrada.
Jay rompió el silencio.
Entregó a Mal y Evie un cuchillo de plata a cada
una, y a Carlos un insecticida. Él se quedó con un
machete.
"¿Llevas armas en tus bolsillos?", Preguntó
Carlos.
"¿Quién no?", Dijo Jay con una sonrisa. "Cuando
robas suficientes cosas de diferentes lugares,
siempre debes estar preparado."
Mal tuvo que admitir que el botín de Jay era muy
útil en ese momento.
Jay cortó camino con su machete, y los demás lo
siguieron de cerca. Mal acuchilló una rama de
espinas con su daga de plata, y la rama se
marchitó y secó en el cuchillo. Evie hizo lo mismo
del otro lado, y Carlos rocía a una tarántula
peluda con su aerosol, de modo que se cayó de
una rama, muerta.
Sería un trabajo duro, pero se acostumbrarían a
eso por ahora. Se adentraron hacia el profundo
bosque oscuro, abriendo camino hacia el castillo.

~ 248 ~
Cuentos tan viejos como el tiempo

S ólo sé tú mismo, hay otras maneras de mostrar


fortaleza. Las palabras de su madre resonaron en
la mente de Ben mientras se sentaba para
reunirse con Gruñón, que había sido elegido para
representar a los enanos y demás en sus
reclamos.
Excelente. Maravilloso. Simplemente perfecto. Cara
a cara con Gruñón.
Ben sacudió su cabeza. Sospechaba que nadie
más habría sido una mejor persona para negociar
que con el viejo enano malhumorado del bosque.
La última vez que se conocieron, el enano infame
se había sentido insultado por una galleta de
azúcar.
Esa charla estaba condenada.
~ 249 ~
Ben deseaba que la gente dejara de decirle que
sea él mismo. Parecía una recomendación muy
fácil y tal vez lo hubiera sido, si hubiera pensado
en una buena idea por él mismo. Pero, ¿Quién era
él?
¿Era el Príncipe Ben, hijo del rey de Bestia,
heredero al trono del gran reino unido de
Auradon?
Era sin duda muy diferente a su padre, que sabía
cómo hacer cumplir su mandato sin hacer lo que
había hecho él la reunión pasada. Ben se encogió
al recordar cómo se había parado sobre la mesa y
había gritado.
Eso no era él.
Él era el príncipe Ben, hijo del Rey Bestia y de la
Reina Bella, heredero al trono del gran reino de
Auradon.
Y si, como su padre, estaba destinado a heredar el
trono, según los términos, sería entonces hijo de
Bella y heredero de Bestia.
Porque, al igual que su madre, Ben era tranquilo y
apacible y amaba nada más que desaparecerse
bajo un gran libro. Su infancia no había sido
cazar, ni la esgrima o vencer a alguien en el
campo.
Había sido en la biblioteca.
Él compartía su amor por la lectura con su madre,
y él siempre lo había hecho. Los mejores
recuerdos de Ben eran sentarse junto a la Reina
~ 250 ~
Bella en el corazón de la magnífica biblioteca de
enorme chimenea, leyendo a su lado. Cavando en
una pila de libros de los estantes más bajos,
mientras que ella siempre tomaba la de los más
altos. Era el paraíso.
Una vez, cuando su padre descubrió que habían
pasado todo el día escondidos en la biblioteca y
los regañó por perderse el banquete de comida
real pero "por el bien de la historia," su madre se
había montado una excelente defensa.
"Éstas no son sólo historias," le había dicho. "Son
reinos enteros. Son mundos. Son perspectivas y
opiniones que puedes aprender, de las vidas que
no has vivido. Son más valioso que cualquier
moneda de oro, y más importantes que cualquier
almuerzo. ¡Esperaba que, como rey, supieras
eso!"
Los ojos del Rey Bestia tenían cierto brillo, y
fácilmente abrazó a la reina Bella. "¡Y, como eres
mi reina, debes saber cuánto te amo por eso!"
Entonces tomó a su pequeño hijo, y los tres
hicieron una cena con pasteles de crema en el
jardín.
Por supuesto.
Ben sonrió. No había pensado desde hace mucho
tiempo.
Se encontró pensando todavía mientras Lumiere
le indicaba al viejo de Gruñón que pasara al salón
del consejo.

~ 251 ~
Gruñón le saludó y se sentó frente al príncipe, sus
cortas piernas se balanceaban como las de un
niño. "¿Qué es todo esto, joven?" tosió. "No estoy
de humor otra de sus rabietas." Él miró la mesa
con inquietud, como si el muchacho estaba a
punto de saltar sobre ella, ahora. El plato de
galletas de azúcar y la copa de sidra estaban
frente de él, aun sin tocar.
"Gracias por reunirte conmigo hoy," dijo Ben.
"Pensé que esto podría ser más fácil, si tan solo
hablábamos los dos. Ya que no podía escucharlos
a todo la otra vez."
"Hem", dijo gruñón. "Ya veremos. No va a subirse
a la mesa de nuevo y gritar como bestia, ¿verdad?
"
Ben se sonrojó. "Pido disculpas por mi
comportamiento del otro día. Fui un tonto."
"¿Qué?" se sorprendió Gruñón.
Ben se encogió de hombros. "Lo admito. No sabía
lo que estaba haciendo, y todo se me hizo un lío. Y
desde luego no te culpo por no querer tomarme
en serio ahora."
Gruñón lo miró de mal humor, aunque un poco
sorprendido. "Continúe."
Ben sonrió. Era un comienzo, y estaba por buen
camino.
"Como ve usted, porque he acabado de leer las
mil y un página de sus quejas."

~ 252 ~
"¿En serio? ¿Las mil?," Preguntó gruñón, sonando
impresionado.
"Mil y un." Sonrió Ben de nuevo. Él era un buen
lector, y un oyente preocupado, y si él realmente
iba a va a ser él mismo, tenía que usar todos sus
talentos a su favor para solucionar todas las
quejas.
"Por lo que pude entender, parece que usted y sus
colegas están exigiendo ser escuchados, y tener
voz en el futuro. Algo más que un simple asiento
en el Consejo."
"¿No es que sea mucho pedir?", Preguntó Gruñón
agudamente.
"No, no lo es," reconoció Ben. "Y creo que
podemos llegar a un simple acuerdo."
"¿Qué propones?"
Ben barajó los papeles. Pensó en ello, y en cómo
decirlo. ¿Cómo decía su madre? Perspectivas y
opiniones que puedes aprender, de las vidas que no
has vivido.
Ben sonrió. "Propongo escuchar a la todos de la
mejor manera."
Gruñón levantó una ceja.
Ben consultó sus notas. "Vamos a empezar con las
sirenas. Deberán cobrar una moneda de plata por
cada recorrido submarino. Y hablaré con Ariel
para que le dé a Flounder al menos una pieza de
su colección".

~ 253 ~
Gruñón asintió. "Suena razonable. Bueno. "
"También he creado un fondo para la universidad
de todos los dálmatas, los ciento uno recibirán
ayuda financiera a través de Puppy Grant." Ben
empujó una carpeta con manchas en negro y
blanco que contenía todos los formularios
pertinentes a través de la mesa.
Gruñón aceptó. "Pongo apreciará eso," dijo
gruñón. "Pero ¿qué pasa con nosotros los
mineros?"
"La mitad de todo lo que saque la mina seguirá
siendo propiedad del reino," dijo Ben.
Sabía que su padre se conformaría eso.
"¿La mitad? ¿Qué pasa con el resto de los
diamantes? ¿A dónde irán?" Preguntó Gruñón,
sonando alarmado.
"La otra mitad se destinará al fondo 401E. Un
fondo de retiro para los enanos, para cuidar de
sus familias y sus hijos. Dile a Tímido que no se
preocupe."
"Suena bastante justo." asintió Gruñón. "¿Qué
pasa con la restricción de la magia? Porque entre
tú y yo, las tres hadas hacen mucho ruido."
"Las tres hadas buenas tendrán que llevar su
queja con el Hada Madrina. Me temo que no
puedo resolver ese problema. Pero conseguiré
una reunión con ella. Eso sí puedo hacer."

~ 254 ~
"¿Y la petición de el Genio para sus viajes
ilimitados dentro del reino?" Gruñón frunció el
ceño. En este punto, parecía que estaba luchando
por encontrar las cosas que aun lo ponían de mal
humor.
"Aprobado, tan pronto como entregue su
itinerario al palacio, de antemano." Esa fue una
concesión difícil hacer, ya que su padre no quería
que el "maniático de piel azul aparezca por todas
partes sin previo aviso," pero había sido capaz de
convencer al Rey Bestia siempre y cuando se les
advierta sobre la llegada de el Genio, así todo
estaría bien.
Gruñón se cruzó de brazos. "¿Qué pasa con las
criaturas del bosque? Están desgastando sus
patas y pezuñas a más no poder."
"He mandado a un equipo a instalar un
lavavajillas automático, lavadoras, secadoras, y
aspiradoras, en todos los hogares. Ya era
momento de darnos cuenta de que estábamos en
el siglo XXI, ¿no cree? ¿Incluimos a los que viven
en el bosque? "
"Meh", dijo gruñón. "No me importa mucho la
modernidad, pero creo que nuestros amigos
peludos apreciarán su voluntad. Es difícil lavar
los platos con las manos, sin, ya sabes, tener
manos."
Ben trató de no reírse.
"En cuanto a Mary y los ratones, de ahora en
adelante, serán bien compensados con el mejor

~ 255 ~
queso del reino, de las propia despensa real." Ben
escribió la última palabra sobre el papel.
"Muy bien." Gruñón asintió.
"¿Así que tenemos un trato?"
Gruñón extendió la mano. "Trato.”
Ben le dio un gran apretón. Él estaba más aliviado
de lo que parecía. (Al menos, esperaba que salga
algo bien. En este punto estaba sudando
demasiado, no podía estar del todo seguro.)
"¿Sabes qué, joven?" Resopló Gruñón con el ceño
fruncido.
Ben se preparó para un comentario de mal
humor, pero no fue así.
"Vas a hacer un buen rey," dijo el enano con una
sonrisa. "Dale a tu padre mis saludos y a tu madre
mi agradecimiento."
"Lo haré," dijo Ben, complacido por lo bien que
había resultado la reunión. Retiró su silla de la
vieja mesa. Su trabajo estaba hecho, al menos ese
día.
Pero si de eso se trataba ser rey, entonces tal vez
no es tan difícil como pensaba.
El enano cogió su gorro y saltó de su asiento,
dando vuelta hacia la puerta de la habitación del
consejo.
Luego hizo una pausa.

~ 256 ~
"Sabes, hijo, a veces me recuerdas a ella." La
Reina Bella era muy querida en el reino.
Ben sonrió. "Sabe algo, siempre trato de serlo."
Gruñón se encogió sus hombros, y luego abrió la
puerta. "Pero no igualas su belleza. Ya dije mucho.
A demás tu madre, se habría asegurado de traer
un pastel de crema o dos. Y por lo menos un par
de galletas con pasas."
Ben se echó a reír cuando la puerta se cerró de
golpe.

~ 257 ~
El puente de gárgolas

C ada paso que daban en esta búsqueda había


demostrado ser más aventurero de lo que Carlos
se había imaginado.
Esto podría haber sido un problema para el
hombre de ciencia que no le gustaba correr a
través de las tumbas y que se mantenía en los
laboratorios tanto como sea posible. Carlos se
había sentido un poco mareado en el viaje hacia
la Isla de los Condenados, pero había sido capaz
de disimularlo, ¿verdad?
Al menos había tratado de serlo, se había
probado a sí mismo para ser el mejor aventurero
que probablemente ningún otro habría esperado.
De algún modo Carlos se había estado
recordando eso.

~ 258 ~
También se recordó que no había nadie mejor
que él en Ciencia Extraña. Y se echó a reír ante la
situación en la que se encontraba, lo que hizo que
Jay lo empuje y le pregunte si se estaba tomando
todo es asunto de científico loco muy literal.
"No estoy loco," aseguró Carlos a sus compañeros
de aventura. Incluso había tratado de no vomitar
en el, lo que había requerido de algo más que solo
determinación, y para cuando los cuatro pisaron
tierra, todo el claro camino a través del bosque de
espinas, no hubiese sido peor si no fuese por las
heridas y los codos raspados, Carlos estaba más
que ansioso por encontrar un camino real que los
conduzca al castillo oscuro en la colina por
encima de ellos.
Los montículos de tierra y las rocas nunca se
habían visto tan bien.
Hasta que empezó a llover, y la tierra se convirtió
en barro, y las rocas se volvieron resbaladizas.
Al menos no era el mar, Carlos consoló. Y las
probabilidades de que una persona se ahogue en
el barro y las rocas eran increíblemente
improbables.
Además, su invención estaba sonando ahora en
intervalos regulares, la luz intermitente del
sensor brillaba con más intensidad y más rápido
con cada paso que daban hacia la fortaleza. "El
Ojo de Dragón definitivamente está allí," dijo
Carlos con entusiasmo, sintiendo el entusiasmo
de un científico en un experimento de trabajo. "Si
esto es correcto, estoy recogiendo algún tipo de
~ 259 ~
aumento masivo de energía eléctrica. Si hay un
agujero en la cúpula, está goteando aquí magia de
alguna manera, diferente a la Isla de los
Perdidos."
"Tal vez el agujero está justo encima de este
lugar," dijo Evie.
"Sí, puedo sentirlo también." Asintió Mal,
moviéndose hacia adelante a lo largo del camino.
"¿Y ustedes?" Ella se detuvo y los miró,
protegiéndose los ojos de la lluvia con una mano.
Carlos la miró con sorpresa. "¿Sentir qué? ¿Esto?"
Él levantó la caja, y emitió un pitido en su rostro.
Mal saltó hacia atrás, sorprendida, y Jay rió.
"Vaya," dijo Carlos. "¿Ven lo que quiero decir? La
energía está aumentando."
Mal parecía avergonzada. "No lo sé con certeza.
Tal vez me estoy imaginando, pero casi se siente
como si hubiera algún tipo de imán que está
tratando de jalarme."
"Eso es tan espeluznante," dijo Evie, deteniéndose
para limpiar el sudor de la frente con el borde de
su capa. "Es como si tu destino, literalmente,
estuviese llamando."
"Bueno," dijo Carlos, "no, no realmente. Si la
estuviese llamando literalmente, sería, ya sabes,
como llamando a Mal." Jay rió.
Evie miró. "Bien vale. Literalmente la está jalando
como un imán, sólo que no realmente, porque que
es, ya sabes, su destino. ¿Está bien ahora?"
~ 260 ~
"¿Literalmente?" Carlos levantó una ceja.
Jay rió de nuevo, lo que hizo que Carlos se
sintiese bien, aunque no podía explicar
exactamente por qué, ni siquiera a sí mismo.
"¿No sienten eso chicos?" Mal sonaba nerviosa.
Nadie dijo nada, y ella suspiró, volviendo al
camino fangoso.
Sólo habían caminado hasta más allá de la
próxima curva en el camino, cuando Mal tropezó
y cayó, enviando una roca a deslizarse por un
camino detrás de ella.
"¿Quién, ahh?," Mal gritó, agitando los brazos. Las
piedras oscuras eran tan resbaladizas por la
lluvia que ella no podía enderezarse, solamente
resbalaba en las rocas de nuevo.
Evie atrapó a Mal antes de que cayera de cabeza
por el camino pedregoso. Ambas chicas volaron
hacia atrás a Jay, que casi derribó Carlos detrás
de él.
"Te tengo," dijo Evie, ayudando a Mal a recuperar
el equilibrio.
"Sí, y yo te tengo", dijo Jay.
"Lo cual es genial para todos, pero no para mí,"
dijo Carlos, apenas manteniendo un brazo
alrededor de su dispositivo y el otro levantando a
Jay. "El tope de puerta humano."

~ 261 ~
"Definitivamente estoy en el lugar equivocado,"
dijo Evie, haciendo una mueca al ver hacia sus
pies.
"Necesitamos aletas, no zapatos. La lluvia ha
convertido el camino en un río de lodo. Tal vez
todos deberíamos tomarnos de las manos," Jay
sugirió. "Trabajaremos mejor si estamos todos
juntos."
"¿De verdad piensas eso?" Mal sacudió la cabeza,
sonando disgustado. "¿Por qué también no
cantamos canciones para animarnos y luego
tomamos flores con barro y vivimos en Auradon,
no te parece?"
"Vamos, Mal." Carlos trató de no sonreír. Sabía
que Mal, y que todos ellos, tuvieron los
momentos más difíciles con algo menos que
benéfico que Maléfica.
"¿Tienes una mejor idea?" Jay parecía
avergonzado.
"Si querías una escusa para tomar mi manos,
sabes, no te hubieses molestado en preguntar,"
bromeó Evie, mientras le mostraba su mano a Jay,
moviendo sus dedos.
"Bueno, ahora," Jay le guiñó un ojo. "Ni lo digas."
Evie se rió. "No te preocupes, Jay, eres lindo, pero
los ladrones no son mi estilo."
"No me preocupa," dijo Jay suavemente,
agarrando su mano fuertemente. "Hoy no me
siento como que quiero tomar un baño de barro."
~ 262 ~
"Desde una perspectiva física, eso tiene sentido.
Si hablan de la segunda y tercera leyes de
Newton," añadió Carlos, tratando de sonar
tranquilizador. "Ya saben, el impulso y la fuerza, y
todo eso."
"Lo que dijo." Jay asintió, tendiéndole la mano a
Mal.
Carlos lo miró, preguntándose si Evie y Jay
estaban coqueteando, y si tal vez por eso Mal
estaba histérica. No. Mal y Jay peleaban como
hermanos. Y Jay y Evie estaban tratando de
encubrir el hecho de que estaban asustados. Jay le
había dicho antes que pensaba que Evie era linda,
de acuerdo, pero él pensó de ella como lo hizo de
Mal, lo que significaba que no estaba pensando en
ella verdaderamente. Carlos pensó que si las
chicas hubiesen sido sus hermanas, Mal habría
sido la molesta hermana siempre enojada
mientras que Evie habría sido la hermosa
manipuladora. Y si Jay hubiese sido su hermano,
sería el tipo de hermano mayor que se burla
siempre del menor y que fastidia cuando no tiene
nada que robar.
Cuanto más pensaba en ello, Carlos más
agradecía el hecho de ser hijo único, después de
todo.
"Vamos, Mal. Solo tómala. Incluso Newton estaría
de acuerdo," dijo Jay, moviendo sus dedos a Mal,
sin dejar de agarrar la mano de Evie firmemente
en la otra mano.

~ 263 ~
Mal se rindió con un suspiro, agarrando después
de una ligera vacilación. Luego tendió la mano a
Carlos, quien la agarró como si fuera un
salvavidas, ya que él sabía de física mejor que
cualquiera de ellos.
Muy torpemente, y poco a poco, los cuatro
avanzaron, empuraron y ayudaron mutuamente a
través del camino resbaladizo por el lodo; las
manos sudorosas, los tobillos fangosos y los pies
fríos y todo.
Pasaron una curva, y luego otra, y ahora la nube
de lluvia gruesa que rodeaba el lugar parecía
separarse a ambos lados de los cuatro
aventureros, revelando una vista repentina y
dramática de lo que parecía ser un largo y
delgado puente de piedra, medio envuelto en la
niebla, que sobresalía por encima de un abismo
en la roca directamente en frente de ellos.
"Es hermoso," dijo Evie, temblando. "De una
manera muy aterradora."
"Es sólo un puente," dijo Carlos, hasta mientras su
artefacto comenzó a descontrolarse. "Pero
definitivamente tenemos que cruzarlo. Miren…"
La luz parpadeaba tan brillantemente y tan
rápidamente que ahora cubría todo el sensor que
sostenía en sus manos.
"Duh," dijo Jay.
"No es sólo un puente", dijo el Mal, en voz baja,
mirando la forma gris delante de ella.

~ 264 ~
"Es su puente. El puente de Maléfica. Y me está
llamando. Tengo que cruzarlo. Quiere que llegue
al otro lado."
"No es el puente lo que me preocupa," dijo Carlos,
mirando a la distancia. "¡Mira!"
Más allá del puente y la niebla, un castillo negro
se levantaba de un solo pilar de piedra. El puente
era la única manera de llegar al castillo, porque
un gran acantilado rodeaba la fortaleza.
Pero el castillo en sí era lo prohibido, porque no
se veía exactamente como un lugar que quería ser
encontrado.
"Eso es todo," Mal respiraba. "Eso tiene que ser la
Fortaleza Prohibida." El lugar más oscuro en su
isla, la vieja guarida oscura de Maléfica, y su
ancestral hogar.
"Dulce", dijo Jay. "Esa es una cabaña siniestra."
Evie estudió el lugar detrás de Jay, todavía
temblando. "Y pensé que solo mi castillo tenía
esas corrientes de aire."
"No puedo creer que en realidad la encontramos."
Carlos se quedó mirando hacia el castillo. "Y yo
no puedo creer que estaba tan cerca de la isla
todo este tiempo."
Los ojos de Mal eran oscuros, y su expresión era
imposible de leer. Ella parecía casi aturdida,
pensó Carlos. "Supongo que eso explica la lluvia.
La Fortaleza Prohibida se escondía en un manto
de humo y niebla. Es como un foso, supongo."
~ 265 ~
Carlos examinó el aire a su alrededor. "Por
supuesto que lo era. Un mecanismo de defensa,
integrado en la propia atmósfera."
"Estoy segura de que mi madre lo diseñó para
mantener lejos a todo aquel que no quería."
Ella no dijo ‘a todos’, por lo que Jay lo dijo para
ella. "Lo que significaba que, ya sabes, todo el
mundo."
A Carlos le resultaba difícil apartar la mirada de
la negra torre en la colina. No es de extrañar que
los ciudadanos de la Isla de los Perdidos debieran
de mantenerse lejos de aquí. Ésta era la prueba
concreta de la maldad, del poder de las tinieblas y
la infamia.
La oscuridad de Maléfica.
No era cualquier mal. Lo que se alzaba frente a
ellos era el más potente y el más oscuro mal del
universo.
Carlos repente sintió la atracción magnética que
Mal había tratado de describir. Podía sentirlo
tamborileando en el aire, en las mismas piedras
bajo sus pies. Incluso si la magia ya no era un
factor, no había poder aquí, nada.
"¿Lo sienten?" Carlos levantó sus manos vibrando
en el aire.
"Yo también puedo," dijo Evie, recogiendo una
roca de barro. Se hizo temblar en sus dedos
mientras ella sostuvo. "Destino," anunció
dramáticamente.
~ 266 ~
Jay señaló el relámpago que crepitaba en el aire
por encima de las torres negras. "Yo también.
Supongo que es el momento."
Mal no dijo una palabra. Ella solo miraba.
"Un momento, ahora. No es momento de
competencias," dijo Carlos. "Tenemos que hacer
esto bien, o…" Él no terminó la frase. Se encogió
de hombros.
Entonces él tomó la mirada de Mal y sabía que
ella sentía lo mismo.
"Mira," dijo Jay, tirando hacia atrás una brazada
de vides de maleza que cubrían el pedregoso
camino hacia la rampa principal del puente. Él
las arrojó a un lado.
"¿Qué son esas horribles y feas criaturas?" Evie
hizo una mueca. "No, gracias. Me quedaré en este
lado."
Porque ahora que las vides se habían ido,
pudieron ver que todo el puente parecía estar
custodiado por unas viejas gárgolas de piedra.
Las criaturas aladas miraban hacia ellos desde
donde se posaban, flanqueando el puente a
ambos lados.
"Adorable," dijo Jay.
Carlos miró. No era solamente Mal la que podía
ver las manos de su madre alrededor de cada
piedra. Las criaturas se burlaban de la misma
manera que lo hacía Maléfica, sus dientes
puntiagudos, sus bocas crueles.
~ 267 ~
Mal miró, congelada.
Entonces Carlos se dio cuenta de que era porque
estaba paralizada por el miedo. "¿Mal?"
Ella no respondió.
Ella no podía hacer esto sola, pensó Carlos.
Ninguno de nosotros puede.
No era diferente de embarran a otros. Era
simplemente física, y si pensabas en ello. Era
ciencia.
Entonces Carlos trató de no pensar en ello,
porque su corazón latía tan fuerte, que pensaba
los otros podían oírlo. Empezó a recitar la tabla
periódica de los elementos en la cabeza para
calmarse. Números atómicos y electrones eran
siempre algo reconfortante en momentos de
estrés, como el que se encontraba.
Y cuantos más números que recitaba, más fácil
era para poner un pie delante del otro.
Que fue exactamente lo que hizo
Carlos se acercó al primer ladrillo que conducía al
puente inclinado. Mientras lo hacía, las gárgolas
de piedra comenzaron a batir sus alas en frente
de ellos.
"¡Whoa!", Dijo Jay.
"No," dijo Evie. "Simplemente, no."
"¿Cómo es posible?", Preguntó Jay. "No hay magia
en la isla."
~ 268 ~
"El agujero en la barrera," dijo Carlos. "Debe
haber dado vida al castillo, o algo, como una
reacción química." Tenía sentido, no sólo Diablo
se había descongelado, también toda la fortaleza.
Carlos siguió dando un paso, y luego otro, hasta
quedar parado en el límite de la entrada al
puente. Mal, Evie y Jay siguieron detrás de él.
Las criaturas gruñían mientras volvían a la vida,
el puente retumbaba bajo sus pies. Los ojos
horribles brillaban en un verde intenso,
iluminando la niebla a su alrededor, hasta que se
detuvieron para iluminar a los cuatro. Estirado
sus espaldas encorvadas, las gárgolas, casi se
duplicaban en altura.
Evie tenía razón, pensó Carlos. Eran cosas muy
feas, con los dientes afilados y lenguas bífidas. No
podía apartar la mirada de sus horribles cara.
"Deben ser chatarra, sobrantes de los años de
magia," dijo. "Probablemente los revivió el mismo
poder que trajo a la vida a Diablo."
"¿El mismo poder?" Mal parecía hechizado. "¿Te
refieres al de mi madre?"
"O la misma onda electromagnética." Carlos
pensó en su última clase de Ciencia Extraña.
"No estoy seguro de cómo decir la diferencia
nunca más."
Jay tragó como una gárgola se inclinó, mirando
como si pudiera saltar sobre Carlos en cualquier
momento. "En este momento, estoy bastante
seguro de que la diferencia no importa."
~ 269 ~
"¿Quién está ahí?" Dijo la gárgola a la derecha de
Carlos.
"No se puede pasar," dijo el de su izquierda.
"¿Sí? ¿Quién dice?" Carlos dio un paso atrás, al
igual que el resto del grupo detrás de él. Ellos se
miraron nerviosamente, sin saber qué hacer a
continuación. No sabían lo de las gárgolas, no
esperaban tener que pelear. Esto iba a ser más
difícil de lo que esperaban, incluso imposible.
Pero no importaba. Incluso Carlos sabía que no
había vuelta atrás.
"¡Muévanse cosas feas!", Dijo Mal, gritando detrás
de él. Miró a las gárgolas. "¡O verán lo que soy
capaz!"
Las gárgolas gruñeron haciendo una mueca,
batiendo sus alas de piedra como amenaza.
"¿Alguna idea?" Carlos miraba por encima del
hombro con nerviosismo. "No tenemos armas o
magia. Además ¿Con qué habríamos de luchar?
¿Cómo luchamos esos tipos hechos de piedra? "
"Tiene que haber una manera," dijo Mal.
"¡Tenemos que pasar!", Gritó de nuevo.
"¡Déjennos pasar!"
"Sí, no estoy segura que esté funcionando." Evie
suspiró.
Las gárgolas fulminaron con la mirada a los
jóvenes villanos con sus ojos brillantes, sus
colmillos al descubierto, sus grandes alas
~ 270 ~
batiendo el viento. "No podemos pasar," dijeron
de nuevo al unísono, y así como el criaturas
hablaron, las nubes grises gruesas que rodean la
larga rampa de piedra se disiparon, dejando al
descubierto un hueco en el puente, un golfo de
cuarenta pies sin nada debajo, pero el aire.
El puente estaba roto, prácticamente
intransitables.
"Genial," dijo Jay. "Así que se acabó. Bien. Como
sea. ¿Podemos regresar? "
Los otros sólo lo miraron.
Carlos tenía que admitir que Jay probablemente
tenía razón.
No había forma evidente para llegar al castillo.
Habían llegado hasta aquí sólo para fallar.
Incluso si podían pasar a las gárgolas, no había
manera de cruzar el puente ya que no había
puente. Era inútil. Su viaje había terminado antes
de que hubiera comenzado realmente.
Carlos dio un paso atrás y notó algo tallado en las
piedras a los pies del puente.
Se sentó a leerlo.
"¿Qué es?", Preguntó Mal, de rodillas junto a él.
Sacudió la suciedad y el musgo para revelar una
frase tallada en la piedra: Los intrusos del puente
deben ganarse el derecho de paso.

~ 271 ~
"Excelente. Entonces, ¿Son, como, direcciones?"
Mal miró a los demás. "¿Qué significa eso? ¿Cómo
nos ganamos el derecho de paso? "
Evie negó con la cabeza mientras miraba de
nuevo hacia las gárgolas y el puente roto. "No sé,
Mal. No parece que hayamos ganado nada."
"Y técnicamente, somos los intrusos," dijo Jay.
Evie frunció el ceño. "Creo que deberíamos ir. Tal
vez el puente fue destruido, tal vez ha sido así
durante años. Tal vez nadie entra y sale ahora."
"No. Esas palabras tienen que significar algo.
Pero, ¿Será un acertijo, o una advertencia?"
Preguntó Mal.
Miró a la brecha en el puente y abrió paso más
allá de los otros, hacia el borde. Estaba decidida a
averiguarlo.
"¿Qué estás haciendo?", Gritó Carlos. "¡Mal,
espera! No estás pensando con claridad."
Pero ella no podía esperar, y no se iba a detener.
Carlos dio un paso atrás, Evie y Jay los siguieron.
"Ve tras ella", dijo Carlos. "Tienes que evitar que
llegue a la mitad antes de que caiga. Es una
locura."
Jay asintió y la siguió.
"Es muy triste," dijo Evie. "Haber llegado hasta
aquí…"

~ 272 ~
"Lo sé. La mitad de un puente es como si no
hubiese ningún puente," Carlos murmuró. Tomó
su artefacto y lo apagó de modo que no tendría
que escuchar su sonido. El ruido del sensor, era
una prueba más de lo cerca que habían estado de
encontrar la fuente de poder, y sólo empeoraban
la situación.
El momento Carlos en que Carlos apagó la
máquina, la luz en los ojos de las gárgolas se
desvaneció. El resplandor verde misterioso
retrocedió de nuevo en sus oscuros ojos negros.
"Espera, Tú…"
Carlos miró incrédulo. "¿Apagué los monstruos?
O eso creo." Le gritó a Mal, que ahora estaba de
pie con Jay, a sólo unos pasos de la mitad del
puente de piedra. "Son un gran timbre, Mal.
Cuando tratamos de cruzar, se encienden. Y
cuando nos vamos, se apagan. "
"¿Así que es como un mecanismo de defensa?"
Evie no parecía convencida.
"Tal vez." Carlos estudió el puente. "Es posible. Al
menos, eso es lo que estoy empezando a pensar."
Mal volvió corriendo. "Así que tal vez es sólo una
prueba. Mira," dijo ella, acercándose a las
gárgolas, sus ojos brillaron de nuevo. "¡Empiecen
a preguntarme!", Gritó a los guardianes del
puente. "Vamos a ganarnos el derecho de paso."
Pero las gárgolas no respondieron.
"Tal vez no los convenciste del todo," dijo Evie.
~ 273 ~
"Tal vez esto es sólo una pérdida de tiempo." Jay
suspiró.
"No, no lo es", dijo el Mal, dándoles una mirada
suplicante. "Este es el castillo de mi madre. Lo
hemos encontrado, y tiene que haber alguna
forma de entrar. Mira la inscripción en la piedra,
tiene que haber algún tipo de prueba."
Jay habló. "Carlos, dijo que es como un timbre.
Pero ¿y si no lo es? ¿Y si son como el sistema de
alarma en una casa? Lo único que tendríamos que
saber para desactivarlo es la clave." Él se encogió
de hombros. "Quiero decir, eso es lo que yo haría,
si quisiera entrar."
De todos nosotros, él tenía razón, pensó Carlos.
"¿Cuál es la clave?" Mal se volvió hacia las
gárgolas, sus ojos ardían. "¡Díganme, idiotas!"
Ella se irguió en toda su estatura y habló con una
voz que Carlos conocía bien. Así era como Cruella
le hablaba, y cómo Maléfica le hablaba a sus
súbditos desde el balcón. Él estaba impresionado.
Nunca había visto a Mal así como su madre como
ahora.
Mal no estaba preguntando, estaba ordenando.
"Este es el castillo de mi madre, y ustedes son sus
siervos. Harás lo que yo diga. ¡PREGÚNTENLE SU
ACERTIJO Y DEJENNOS PASAR!", Le ordenó,
mirando como si estuviera en casa, de verdad en
casa, por primera vez.

~ 274 ~
Porque, como todos podían ver ahora, ella estaba
en casa.
Un momento pasó.
La niebla se arremolinaba, en el fondo, los
cuervos graznaban, y la luz verde pulsó en las
ventanas distantes del castillo.
"Carlosssssssss," silbó las gárgolas, al unísono
inquietantemente espeluznante.
"Acéeeeeeeeeercateeeeee."
Al oír su nombre, Carlos dio un paso adelante con
una mirada de miedo en su rostro. "¿Por qué yo?"
"¿Tal vez porque fuiste el primero en pasar? ¿Así
que la alarma se encuentra en modo Carlos?" Jay
se rascó la cabeza. "Te irá bien, hombre."
"Es momento de abrir el camino." Asintió Mal.
"Tú lo tienes, Carlos."
A continuación, las gárgolas comenzaron a silbar
de nuevo. "Carlosssssssss. Primera
preguuuuuunta…"
Carlos respiró. Era como la escuela, pensó. Le
gustaba la escuela. Le gustaba responder las
preguntas que tenían respuestas, ¿verdad? ¿Así
que era solo una pregunta? ¿Una pregunta que
necesitaba respuesta?
"Manchas de tinta sobre la nieve
No son ni cien, ni noventa y nueve
Ásperos collares rojos estaban usando
¿De quienes estamos hablando?"

~ 275 ~
Tan pronto como las gárgolas dejaron de hablar,
un estruendo comenzó bajo sus pies.
"¡Carlos!", Exclamó Evie, tropezando mientras
trataba de permanecer en el lugar.
"¿Qué?" Carlos se pasó la mano por la cabeza con
ansiedad. Su mente daba vueltas.
La tinta es negra. La nieve es blanca. ¿Qué es rojo y
áspero? ¿Un filete? ¿Quién no ama un buen filete?
Ni siquiera hemos probado un filete, de todos
modos. ¿Y qué tiene todo eso que ver conmigo?
"¡Responde la pregunta!" Dijo Mal. La luz una vez
más fue desapareciendo de los ojos de las
gárgolas.
"Emm…," dijo Carlos balbuceando. Estaba
atrapado.
Negro. Blanco. Manchas. Cien. Noventa y Nueve.
"Los cachorros. Los cachorros de mi madre, los
dálmatas. No eran ni cien, ni noventa y nueve,
eran ciento uno." Miró a las caras de piedra.
"Aunque debo admitir que esos cachorros eran
una obsesión para mi madre."
Se calló.
"¿Necesito decir los nombres? Porque se los
puedo decir, todos, hasta el último de ellos." Él
tomó aire y comenzó. "Pongo. Perdita. Patch.
Lucky. Roly Poly. Freckles. Pepper... "

~ 276 ~
Cuando terminó de hablar, la niebla, una vez más
congelaba alrededor del puente. Carlos dejó
escapar un suspiro.
No estaba funcionando.
"¡Espera!", Dijo Mal, señalando el lugar cubierto
de niebla. "Puedo ver algo." La cortina de niebla
gris se abrió, revelando una nueva sección del
puente, una pieza que no existía hace un
momento.
Las gárgolas develaron más del camino, y los
cuatro se apresuraron a llegar, corriendo hasta el
borde recién formado, esperando a la siguiente
pregunta.
"¡SIGUIENTE ACERTIJO!" Exigió Mal, mientras un
feroz viento soplaba. Carlos estaba empezando a
tener la sensación de más de una forma para
deshacerse de los visitantes no deseados. Tragó
saliva.
Tenían que darse prisa.
O más bien, así trataba de hacerlo.
"Carlosssssssss. Siguiente preguuuuuunta."
Él asintió.
"Como una rosa en una ventica
Florece siempre partida
Un rojo espectral
Su beso es mortal,"
Susurraron las gárgolas al unísono su,
volviéndose hacia ellos, las garras levantadas. Sus
~ 277 ~
músculos flexionados y sus colas azotados, sus
lenguas bífidas rastrillar sus colmillos. Parecía
como si fueran a atacar en cualquier momento.
Una vez más, el puente comenzó a cambiar bajo
sus pies.
"'Su beso es mortal'", se escuchó el eco de Carlos.
"Tiene que ser mi madre. ¿Esa es la respuesta?
¿Cruella De Vil? "
El puente comenzó a temblar aún más.
Respuesta incorrecta.
"¡Pero se trata de tu madre!", Dijo Evie, de pronto.
"Una rosa en una tormenta de nieve, florece como
un corte... su beso... ¡Se trata del color de lápiz
labial que usa! ¡Cruella ama el rojo! "
Carlos se quedó estupefacto. "¿Y…?"
"Un rojo espectral… ¿veamos? Definitivamente es
algo que se pone. ¡Ah, ya sé lo que es!" dijo Evie.
"¡La respuesta es Cerezas Silvestres! Eso tiene
que ser; ha sido el boom toda esta temporada.
Quiero decir, a juzgar por lo que han traído de la
basura del reino."
Mal puso los ojos en blanco. "No puedo creer que
lo sepas."
El viento azotó de nuevo, y los cuatro apretaron
sus manos, aferrándose uno al otro. Presionaron
sus hombros, preparándose para el vendaval.
Evie maldijo. "¿No es Cerezas Silvestres? Juraría a
que era la respuesta. Rojo con un tono rosáceo.
~ 278 ~
No, esperen, esperen, ella no lo usa con tonos
rosados, es completamente rojo. Muy rojo. Un
verdadero rojo ¿Cómo lo llamaban las revistas?
¿Escarcha y Fuego? No ¡Hielo y Fuego! ¡Sí!
¡Cruella usa labial Hielo y Fuego! "
Las gárgolas se detuvieron, sus ojos brillaban. Se
quedaron paradas al igual que la niebla, una vez
más congelado alrededor del puente, y luego ante
ellos apareció otra sección del puente.
Carlos se relajó. Jay lo animó e incluso Mal miso
sus manos en la espalda de Evie a medida que
avanzaban a través del puente.
Una pregunta más, y podían cruzar.
"¡Díganle su último acertijo!" les dijo Mal.
Las gárgolas miraban astutamente.
"Carlosssssssss. Última preguuuuuunta."
Él asintió.
Mal lo miró alentadoramente.
Aquí va, por última vez.
"Su corazón es oscuro,
Negro como el cielo
Dígannos, jóvenes viajeros;
¿Cuál es su amor verdadero?"
Silbaron las criaturas al unísono, y en cuanto
terminaron de hablar, caminaron hacia los
cuatro, sus dientes brillando, sus garras en alto,
batiendo las alas. Las gárgolas los despedazarían,

~ 279 ~
si Carlos respondía incorrectamente, ninguno
saldría vivo.
Carlos tenía que hacer las cosas bien, no sólo para
cruzar el puente, sino también para mantener a
todos vivos. "‘Su corazón es oscuro’ deben estar
hablando de Maléfica, ¿no?" Se volvió a Mal. "Pero
podrían referirse a cualquiera de nuestras
madres."
"¡Mi madre no tiene un amor verdadero! ¡Mi
madre no ama a nada ni a nadie! ¡Ni siquiera a
mí!" dijo Mal, con una ligera punzada que Carlos
sabía demasiado bien.
"No me mires. Ni siquiera tengo madre," dijo Jay.
"¡Belleza!" Evie llamó. "Eso ama mi madre. Lo
sé...es un poco cliché."
Pero las gárgolas no estaban interesadasen
ninguna palabra que decían. Acercándose cada
vez más, separando la niebla, con sus colas
silbantes: "¿CUÁL ES SU VERDADERO AMOR?"
exigieron, mirando desde a Evie, Carlos, Mal y
Jay.
"¿Mi padre?" Aventuró Mal.
Carlos negó con la cabeza. Si Maléfica era como
Cruella, también odiaba a al padre de Mal, a
muerte. Cruella le había prohibido preguntar por
él, no importaba la curiosidad de Carlos o lo
mucho que quería saber. En lo que se refiere a
Cruella, Carlos no tenía padre. Y Maléfica
probablemente pensaba de la misma manera.

~ 280 ~
Las gárgolas estaban casi sobre ellos. Eran más
altas de lo que Carlos había pensado, tal vez dos o
tres metro. Eran enormes, y su peso hacía
retumbar el puente bajo sus pies.
Ni los elementos de la tabla periódica podían
ayudar a Carlos en ese momento.
"¿CUÁL ES SU AMOR VERDADERO?" Preguntaron
las gárgolas de nuevo, extendiendo sus enormes
alas. Mientras las agitaban, la enorme niebla se
arremolinó sobre ellos.
"¿El Ojo de Dragón?" adivinó Mal. "Eso es todo lo
que la preocupa."
"¡Ser la Más Bella de Todos!" Gritó Evie. "O ella, o
yo. ¡En ese orden!"
Jay se encogió de hombros. "No puedo ayudar.
Estoy bastante seguro de que la respuesta no es
Jafar, El Príncipe en Pijamas."
Al principio parecía que las gárgolas estaban
moviendo sus cabezas, pero Carlos se dio cuenta
que era porque el puente estaba retumbando
tanto. Todo estaba temblando, y las gárgolas
estaban casi sobre ellos. Retumbando sus dientes.
Evie perdió el equilibrio y se resbaló, casi cayó al
vacío, pero Carlos la cogió a tiempo. Jay se aferró
a un poste en ruinas y le tendió la mano para que
Carlos pudiera aferrarse a él, formando un enlace
a Evie.
"¡Date prisa! Que alguien diga algo, "Jay gruñó.
"No puedo aguantar mucho más tiempo."

~ 281 ~
Evie gritó mientras colgaba del puente, Carlos
estaba aferrado a uno de sus guantes azules, que
se deslizaban fuera de su mano, un dedo a la vez.
"¡PIENSA, MAL! ¿Qué ama Maléfica? "Gritó Carlos.
"¡Ella tiene que amar ALGO! "
"¿CUÁL ES SU AMOR VERDADERO? CONTESTEN
EL ENIGMA O CAIGAN EN LA OSCURIDAD,"
entonaron las gárgolas.
"¿Diablo?" Mal gritó. "¿Es Diablo?"
En respuesta, el puente se torció bajo sus pies, y
Mal se deslizó hacia abajo, pero por suerte se
agarró de Jay, quien estaba sosteniendo a todos.
El castillo entero estaba temblando. Montones de
piedras caían desde las murallas y las torres
amenazaban con derrumbarse sobre ellos.
El puente comenzó a balancearse peligrosamente.
"¡Espera!" Gritó Jay. "¡Chicos! ¡No están hablando
de Maléfica! ¡Siguen hablando de Cruella! Rápido,
Carlos, ¿Cuál es su amor verdadero?"
Carlos no podía pensar. Estaba demasiado
asustado. Ni siquiera podía juntar las palabras en
su boca. Y estaba aún más asustado por cuál sería
la respuesta.
Tal vez por eso no había acertado esta vez.
No podía soportar la idea de decirlo en voz alta.
La voz de Jay hizo eco. "¡CARLOS! ¿CUÁL ES EL
AMOR VERDADERO DE TU MADRE? "

~ 282 ~
Tenía que decirlo.
Siempre lo había sabido.
A veces, como esta tarde, cuando pensó que se
estaba refiriendo a él, pero no era así.
Porque ella no se refería a él.
No. Nunca se refirió a él.
Carlos abrió los ojos. Tenía que decirlo, y tenía
que decirlo ahora.
"¡SUS PIELES! ¡SUS PIELES SON SU AMOR
VERDADERO!" Gritó. Ella lo decía todo el tiempo.
Incluso lo había dicho esa tarde frente a todos.
"La única preocupación de mi madre es ese
estúpido almacén de abrigos de piel y todo lo que
hay en él. Eso ya lo sabían."
Esa era la verdad, y como cualquier verdad, era
poderosa.
En un abrir y cerrar de ojos, los cuatro estaban de
pie al otro lado del puente de gárgolas, y todo
había salido bien una vez más No había más ni
ruidos ni movimientos, nadie estaba cayendo por
la borda, y las gárgolas se habían vuelto de
piedra.
Aunque Carlos juraría que una de las gárgolas de
piedra le había guiñado.
Estaban a salvo, por ahora.

~ 283 ~
"Buen trabajo," dijo Mal, respirando con
dificultad. "Está bien, ¿ahora dónde?"
Carlos temblorosamente miró al ruidoso invento
que sostenía entre sus manos. "Por aquí."

~ 284 ~
La maravilla de todo

L a Fortaleza Prohibida hacía honor a su


nombre. Una vez que los cuatro aventureros
habían encontrado el camino en medio de sus
enormes puertas de roble, era casi imposible ver
la oscuridad del mundo de las sombras desde
afuera del castillo hacia dentro. De cualquier
manera, era intimidantemente oscuro, más allá;
Jay, Carlos, Evie y Mal se deslizaron en el interior,
sus nerviosos susurros hicieron eco a través de
las fantasmales cámaras abandonados.
Jay deseó haber llevado algo más caliente que su
chaleco de cuero. Los labios de Mal se estaban
convirtiendo en azul, de la boca de Carlos
aparecían nubes blancas mientras hablaba, y los
dedos de Evie se sintieron como carámbanos
cuando Jay tomó su mano. (Una vez o dos veces y
~ 285 ~
solo para mantenerse en calor) El interior era
más frío que Dragon Hall, y no había ninguna
posibilidad de conseguir alguna cosa para
calentarse; no había señales de alguna chimenea,
ni calefacción que encender.
"Un moderno castillo." Evie suspiró. "Pero una
gran prisión fría para algunos." Mal asintió. En
privado, Jay pensó que la tienda de chatarra de
Jafar parecía francamente más acogedora en
comparación, pero lo mantuvo para sí mismo.
Dentro de cada corredor, una densa niebla flotaba
justo por encima del suelo de mármol negro. "Eso
tiene que ser magia. La niebla puede hacer eso,"
dijo Mal.
Carlos asintió. "La energía refractada parece más
fuerte aquí. Creo que estamos más cerca de la
fuente de magia."
Mientras hablaba, un viento helado soplaba por
delante de ellos, silbando a través de las altas
vidrieras destrozadas por encima de ellos. Cada
paso que daban resonaba contra las paredes.
Incluso el ladrón Jay estaba demasiado
intimidado para tratar de tomar cualquier cosa, y
mantuvo sus manos quietas por primera vez.
Por supuesto, hasta que hayan encontrado el
cetro, tenía que ser hombre. Sabía, que lo tenía
que robar, sin importar lo bien que la habían
pasado todo el camino.
Los villanos no tienen amigos, y tampoco sus hijos.
No cuando se trata del obtener el control.
~ 286 ~
Ninguno de ellos había llegado allí por lealtad a
Mal, o amistad. Jay sabía lo que tenía que hacer, y
que lo haría.
Hasta entonces, sus manos se quedarían en sus
bolsillos. Si estuviese en venta el lugar, sin duda
nunca lo compraría.
"¿Qué es eso?", Preguntó Jay, señalando las luces
verdes que iluminaban los pedazos destrozados
de vidrio, no podía averiguar de dónde venían.
"Es lo que hemos estado siguiendo todo el
tiempo," respondió Carlos. "Esa misma energía
electromagnética: Están descontroladas" Movió
su cabeza ante las luces intermitentes en su
invento. "Esta fortaleza estaba definitivamente
expuesta a algo que ha dejado alguna especia de
carga o residuos"
"¿Quieres decir, un encantamiento?"
Se encogió de hombros. "Puede ser."
"Y es así, incluso después de todos estos años,
¿este lugar está de alguna manera brillando con
su propia luz?" Evie miró asombrada.
"Cool," dijo Jay.
Mal se encogió de hombros. "En otras palabras,
nos estamos acercando al Ojo de Dragón."
"Sí," dijo Jay. Al igual que el resto del grupo, él
sabía lo que todos los de la Isla y el reino sabían;
que la luz verde del mal significaba sólo una
persona aterradora.

~ 287 ~
Aunque también le recordaba a Mal su casa.
Los pasillos llevaron a más corredores, hasta que
pasaron a través de pasillos oscuros llenos de
cuadros envueltos en telarañas y polvo. "Es una
galería de retratos," dijo Evie, tratando de ver las
paredes a través de las sombras. "Cada castillo
tiene una."
"Mal, detente…" Jay gritó, mirando detrás de él y
saltando lejos.
Mal se acercó y le tocó el hombro. Ella estaba de
pie justo en frente de él. "¿Hola? No estoy allá.
Estoy por aquí. "
"Mierda. Pensé que eras esa imagen." Señaló.
"Esa no soy yo. Esa es mi madre," dijo Mal con un
suspiro.
"Whoa, realmente te pareces a ella, ya sabes," dijo
Jay.
"Podrían ser gemelas," Evie estuvo de acuerdo.
"Eso, amigos míos, se llama genética," dijo Carlos
con una sonrisa.
"Emm, gracias, ¿me parezco a mi madre? Justo lo
que toda chica quiere oír," respondió Mal.
Aún así, Jay sabía lo contrario. Mal quería, más
que nada, ser como su madre.
Exactamente como ella.
Cada pedazo de maldad, y cada pedazo de poder.

~ 288 ~
Eso debías de tener para ser como Maléfica,
incluso para ser notado como ella, y Jay estaba
muy seguro que la galería de retratos solamente
estaba haciendo a Mal querer serlo
desesperadamente.
"Ahora, ¿qué?", Preguntó Mal, como si estuviera
tratando de cambiar de tema.
Jay miró a su alrededor. Ante ellos había cuatro
corredores que conducían a cuatro partes
diferentes de la fortaleza.
Y un ligero resplandor salía de cada uno de los
camino, incluso Jay podría haber jurado que
escuchó un gemido lejano; pero él sabía que era
sólo el viento, que serpentea a través de los
pasillos. Tiró de una caja de cerillas del bolsillo y
encendió un fósforo, murmurando rápidamente
"Ayúdame-a-seleccionar, el-camino-a-tomar."
"¿Qué haces?", dijo Carlos, poniendo los ojos.
"Tienes tu manera, yo tengo la mía. Y es ese," dijo
Jay, señalando el camino directamente frente a
ellos. El viento soplaba muy fuerte por ese mismo
camino, y el hedor de algo podrido o muerto
llegaba junto con él.
El viento apagó la cerilla encendida.
Evie tapó su nariz, y Mal hizo lo mismo.
"¿Estás seguro de esto?", Preguntó Mal.
"Duh, claro que no. ¡Por eso hice ese juego! Un
pasillo es tan bueno como el siguiente," dijo Jay,

~ 289 ~
entrando al pasillo y sin esperar que los siga el
resto del grupo. Era la primera regla de irrumpir
en un castillo desconocido: nunca dejes que te
afecte. Siempre actúa como si supieras lo que
estás haciendo.
Jay tenía la sensación de esta fortaleza estaba
jugando con ellos, ofreciéndoles opciones cuando
en realidad todos los caminos probablemente
llevaban al mismo lugar. Era el momento de
tomar el asunto de nuevo en sus propias manos.
"No, espera, no sabe a dónde va. Carlos,
comprueba con tu inventó," dijo Mal.
Carlos puso su máquina en la entrada del pasillo.
Se emitió un pitido. "Está bien, supongo que tal
vez Jay está en lo correcto. "
"Claro que sí."
Siguieron a Jay por el pasillo oscuro.
Carlos mantenía su chillante invento en sus
manos, el sonido hacía eco en las paredes de
piedra. Caminaron hasta una húmeda escalera
fría que los llevó hacia abajo, hacía la profunda
oscuridad. El aire era frío y el amortiguador y el
silencio misterioso ante un sonido distante, como
huesos quebrándose, o cadenas arrastradas por
el piso.
"Esto es reconfortante." Evie suspiró.
"El calabozo," dijo el Mal. "O por si lo quieres
saber, el lugar donde mi madre encadenó al
enamorado Príncipe Felipe."
~ 290 ~
Los ojos de Evie se abrieron de asombro. Era
probablemente la historia más famosa de todo
Auradon. "Maléfica lo iba a encerrar aquí por cien
años, ¿no? Eso habría sido muy divertido."
Carlos miró a su alrededor. "Casi lo logró,
¿verdad?"
Mal asintió. "Si no fuera por ese trío hadas
buenas, entrometidas, y tontas." Ella suspiró. "Fin
de la historia. Luego la encerraron en La Isla de
los Perdidos."
"Yo no sé ustedes, pero me siento como si
estuviese encerrado aquí por cien años.
Avancemos más rápido," dijo Jay.
Él estaba más alerta de lo que había estado todo
el día, porque sabía que estaba en el trabajo
ahora.
Ya era hora de ir a trabajar.
Jay encontró una puerta del calabozo. Carlos
acercó la máquina al interior, escuchó el sonido.
"Este es el lugar."
Él siguió adelante con el invento, mientras que
Jay, Evie y Mal se ayudaron lentamente escaleras
abajo, apoyándose a sí mismos contra la pared a
su paso. No había pasamano, y los peldaños se
revestían con un musgo negro, aplastado a cada
paso en la oscuridad, y se sentía como si
estuvieran pisando algo vivo y húmedo.
"En estos momentos, todo ese río de lodo no
parece algo malo," dijo Evie.
~ 291 ~
"En serio," dijo Jay.
Mal no dijo una palabra. Ella no pudo. Estaba
demasiado distraído. Incluso el musgo olía a su
madre.
Crecía más grueso, mientras caminaron más
adentro del calabozo. Había capas y capas de
telarañas, un tapiz de telaraña en las paredes
viejas y olvidadas. Cada paso que daban sacaban
las telarañas, despejando el camino. Todos ellos
estaban tranquilos, callados por la amenaza
persistente en el aire mientras avanzaban con sus
pasos en la penumbra.
"¿Aquí?", Preguntó Mal, deteniéndose frente a
una puerta de madera podrida que colgaba fuera
de sus bisagras. Cuando lo tocó, el marco se
derrumbó, enviando la pieza de madera contra el
suelo. Incluso las pesadas correas de hierro que
una vez habían atado a la puerta cayeron contra
las piedras y la madera, haciendo un horrible
estruendo.
"Tal vez no deberíamos tocar nada," dijo Carlos,
acomodando el dispositivo en sus manos.
Mal puso los ojos en blanco. "Demasiado tarde."
"Creo que eso es todo," dijo Carlos.
Jay esperaba que él tuviera razón, que la caja les
había llevado al Ojo de Dragón.
No podía imaginar lo que Mal haría a Carlos si no
estaba en lo correcto. Y el propio Jay lo necesaria
para seguir adelante con su…robo.
~ 292 ~
Mal asintió, y Jay hizo a un lado lo que quedaba de
la puerta. Cuando entraron, él no podía dejar de
notar que los restos destrozados de la puerta y su
marco parecían una especie de boca, la boca de
una pantera…y ellos estaban caminando a través
de sus fauces, en la boca de la bestia.
"¿Alguno de ustedes notó…?"
"Cállate," dijo Evie tenso. Todos habían visto la
misma cosa, y eso no podía ser bueno.
Esa era probablemente la razón por que nadie
quería hablar de ello.
Los cuatro caminaron dentro. La habitación era
increíblemente oscura. No había ni siquiera un
toque de luz, ni una luz desde alguna ventana
distante o una antorcha. Jay extendió la mano, en
busca de una pared, algo que tocar.
"Tal vez deberíamos encontrar una linterna o
algo en los bolsillos de Jay, antes de tocar algo…"
Carlos advirtió, pero ya era demasiado tarde.
Jay golpeó algo con su mano, y la habitación se
llenó de repente con los sonidos ensordecedores
de metal y piedra chocando y sonando y
tintineando a su alrededor.
Y de pronto, estaban bañados en la luz más
brillante, un resplandor que salía de todos los
rincones de la habitación. El brillo de oro llenó
sus ojos, y antes de saber lo que estaba pasando,
la habitación estaba repentinamente llena de
arena.

~ 293 ~
Arena, arena por todas partes... y así fueron
cayendo, cubriéndose cada vez más.
Evie gritó. Mal comenzó a agitarse. Carlos perdió
su invento. Sólo Jay se quedó completamente
inmóvil.
No era una mazmorra, era una cueva.
Una cueva llena de arena... y, por lo que Jay
apenas podía distinguir en medio de las masivas
dunas, había un... tesoro.
Miró a su alrededor, al rescate de las joyas del rey
que brillaba en medio de las dunas. Un montículo
de monedas de oro brillaba en la distancia,
mientras que las colinas de monedas de oro se
extendían hasta donde alcanzaba la vista. Había
coronas y coronas, cetros enjoyados y copas,
esmeraldas del tamaño de su puño, diamantes tan
brillantes como las estrellas, miles de doblones
de oro y monedas de plata. Había cosas más
grandes también: grandes obeliscos, y ataúdes,
lámparas y urnas, la cabeza de un faraón, una
cosa con alas, un cáliz y una esfinge de oro.
El rescate de un rey, pensó. Eso es lo que es esto.
Evie empujó la arena lejos y se sentó, llevando
una nueva corona en la cabeza, casi por accidente.
"¿Qué es esto? ¿Dónde estamos?"
"Les puedo asegurar que esto no es parte del
castillo de mi madre", dijo Mal con ironía,
mientras escupía un poco de arena y se
acomodaba su flequillo púrpura que tapaba sus
ojos. Se puso de pie sacudiéndose la arena de su
~ 294 ~
chaqueta de cuero. "¿Más residuo del agujero en
la barrera?" Preguntó.
Carlos asintió. "Tiene que ser. No hay otra
explicación."
"Espera un minuto, ¿dónde está el cetro?",
Preguntó Carlos, mirando a su alrededor. Parecía
nervioso. "Tiene que estar aquí, ¿verdad?
¿Alguien lo ha visto? "
Carlos sacó un cucharón de oro que le había caído
en la cabeza y tomó su invento de donde estaba
equilibrada en lo que parecía un antiguo
sarcófago de oro. Sopló la arena del aparato y
comprobó que funcione. "Parece que funciona,
pero no estoy seguro. Ya no está sonando. Es
como si hubiese perdido la señal, o algo así."
"¡Bueno, encuéntrala de nuevo!" gritó Mal.
"Voy a, voy a.... Dame un segundo, aquí. No tienes
ni idea de lo que la arena puede hacerle a la
memoria... "
Mientras tanto, Jay estaba metiendo en cada
bolsillo que tenía la mayor cantidad del
maravilloso botín que podía llevar.
¡Esa era la respuesta a sus sueños... lo que él
había estado esperando... el cielo y la tierra... la
puntuación más grande de su vida, y de su padre!
Era...era... Se dio cuenta de que sabía exactamente
dónde estaban.
"¡La Cueva de las Maravillas!", Exclamó.

~ 295 ~
"¿Vamos de nuevo?", Preguntó Mal.
"Este es el lugar, donde mi padre encontró la
lámpara."
"Pensé que Aladdin encontró la lámpara," dijo
Carlos.
"Sí, pero ¿quién lo envió allí?", Preguntó con una
sonrisa Jay. "Si no fuera por Jafar, Aladdin nunca
la habría encontrado. Por lo tanto, siempre había
sido la lámpara de mi padre." Se veía molesto.
"Pero nadie menciona esa parte, ¿verdad? Y mi
papá dijo que podría haber otras cosas
escondidas en la niebla, él debe haber sospechado
que esto podría estar aquí también."
"Bien. La Cueva de las Maravillas. Más parece
como el Sótano de Arena," dijo Mal. "Lo
importante es, ¿cómo vamos a salir de aquí?"
"No lo harán," dijo una voz profunda.
"¿Perdón?", Dijo Mal.
"Yo no he dicho nada," dijo Jay, que ahora llevaba
numerosas cadenas de oro alrededor de su cuello
y un montón de pulseras de diamantes en su
brazo.
"¿Quién fue?", Preguntó Evie nerviosamente.
Miraron a su alrededor. Nadie más parecía estar
allí.
"Bien. No es nada. Ahora, vamos a encontrar esa
puerta," dijo Mal.

~ 296 ~
"No lo harás," dijo el vozarrón de nuevo. "¡Y
quedarán aquí atrapados para siempre si no me
contestan correctamente!"
"Genial," Jay gimió.
"¿Se trata de otro acertijo? Toda esta fortaleza es,
como, trampas explosivas o algo así," Evie gruñó.
"Mecanismo de defensa, lo dije," dijo Carlos. "Una
alarma antirrobo. Probablemente por el Ojo de
Dragón, ¿no te parece? "
"¿Cueva? ¿Debo llamar a la cueva? ", Preguntó
Mal.
"Boca de las Maravillas," dijo la voz.
Evie hizo una mueca. "Eso es un nombre terrible."
Mal asintió. "Está bien, Boca, ¿cuál es la
pregunta?"
"No es más que simple".
"Vamos," dijo Mal.
El vozarrón se rió entre dientes.
Entonces preguntó en tono sombrío, "¿Cuál es la
regla de oro?"
"¿La regla de oro?" preguntó Mal, rascándose la
cabeza. Miró a los chicos. "¿Eso es una especie de
joya? ¿Jay? "
Pero Jay estaba demasiado ocupado agarrando
todo el oro que podía conseguir y no parecía oír
la pregunta.
~ 297 ~
Carlos comenzó frenéticamente a recitar cada
regla matemática que podía. "¿Reglas de
logaritmos? ¿Regla de tres? ¿Regla de simbología?
¿Orden de las operaciones? "
"¿Es tal vez algo acerca de ser amable con los
demás?", Preguntó Evie tentativamente. "¿Trata a
los demás como quieres ser tratado? ¿Algún tipo
de tarjetas de felicitaciones tontas de Auradon? "
En respuesta, la cueva comenzó a llenarse de
arena de nuevo. La Boca de las Maravillas no
estaba feliz, eso estaba claro. La arena apareció
por todas partes, llenando la habitación, llenando
los espacios entre las pilas de monedas de oro,
aumentaba como el agua al hundir un barco. No
tardarían en asfixiarse si no decían la respuesta
correcta.
"¡Es la Cueva de las Maravillas, no el Hada
Madrina!" Gritó Carlos. "¡La Cueva no se preocupa
por ser amable! ¡Esa no es la regla de oro! "
La cueva continuó llenando con arena.
"¡Vamos, de esta manera!" Mal trató de subir las
pilas de monedas de oro, pensando que podía
evitar la arena mientras llegaban al techo, pero se
resbalaban cada vez que trataban de subir, y sólo
terminaron enterrados en más tesoros. Lo
intentaron de nuevo, y esta vez Evie le dio un
empujón, pero fue capaz de agarrarse a la gran
estatua de una esfinge.

~ 298 ~
Monta la espalda de la criatura y logró jalar Evie a
su lado, pero la arena seguía en aumento,
envolviéndole la pierna, jalándola hacia abajo.
"¡No puedo hacerlo!" Gritó Evie.
"¡Tienes que hacerlo!" Gritó Mal.
Pero Evie había desaparecido bajo la avalancha
de arena.
Jay no podía creerlo cuando la vio ser tragada.
"Evie…"
"Vamos…," dijo Carlos, tratando de encontrarla
bajo la arena. "Ella tiene que estar aquí. Ayúdame
a sacarla."
"No puedo encontrarla," Jay gritó.
Evie apareció de regreso, farfullando, escupiendo
las monedas de su boca. Mal, Carlos y Jay
parecían aliviados.
"Aquí…" Ahora Mal ofreció Carlos una mano para
tirar de él hacia arriba, pero la arena estaba ya en
su pecho. "Vamos," exclamó, "¡Suban la esfinge!"
"No puedo," dijo.
"¿Qué?"
"Mi pierna está atrapada."
Evie se subió a la esfinge y tiró de su brazo, y Mal
del otro, pero no importaba cuanto jalaban,
Carlos no se movió ni un centímetro. Estaba
atrapado, y la arena seguía subiendo a su

~ 299 ~
alrededor. Venía de las paredes y del suelo, y
ahora Evie se dio cuenta de que venía también del
techo.
Mal tiró de nuevo en el brazo de Carlos, pero en
vez sacarlo de la arena, lo sacó de las manos de
Evie. Evie cayó en los crecientes montículos de
arena, estrellándose contra cálices y coronas.
La arena la cubrió primero hasta las rodillas,
luego los hombros...
Carlos la alcanzó, y se tomaron de las manos
mientras la arena seguía subiendo.
"Por lo menos tengo mis zapatos puestos," dijo
Evie, tratando de sonar valiente. La arena estaba
hasta el cuello, y Carlos apenas podía mantener
su barbilla por encima de la superficie ahora.
"¡JAY! ¿DÓNDE ESTÁ JAY? ", Gritó Mal, mirando a
su alrededor, escupiendo arena mientras sostenía
frenéticamente a Carlos del brazo.
"¡JAY!"
Jay se agitaba en la arena; estaba en su pelo, en
sus ojos. Él también estaba cubierto de doblones
de oro. Oro. Mucho oro. Nunca había visto tanto
oro en su vida. Tenía todo el oro del mundo, se
sentía como.
Si moriría enterrado en oro. ...
La regla de oro...
¿Cuál es la regla de oro?

~ 300 ~
Él sabía la respuesta.
Casi podía oír a su padre susurrándole la
respuesta al oído.
Mientras tanto, Evie y Carlos habían desaparecido
bajo la arena de nuevo, y Mal estaba a punto de
desaparecer.
La arena estaba casi en el techo. Si llegaba no
habría escapatoria, no podrían evitar la arena, y
no habría aire en la cámara. Se estaban quedando
sin tiempo y sin espacio.
Pero Jay sabía la respuesta.
Jay sabía que podía salvarlos.
"¡EL QUE TIENE EL ORO ES EL QUE MANDA! ¡ESA
ES LA REGLA DE ORO!" Jay gritó triunfante,
levantando un puño en el aire.
Había una gran sonrisa en auge, y la arena
lentamente comenzó a derretirse en el
alcantarillado.
Pronto Jay, Mal, Evie y Carlos estaban de vuelta
en las mazmorras de la fortaleza, a salvo.
La Cueva de las Maravillas había desaparecido,
pero también todo el tesoro.
"Maldito oro," dijo Jay tristemente, mirando sus
bolsillos vacíos. "Todo."

~ 301 ~
El espejo de la casa de la risa

E vie pensó que su corazón nunca dejaría de


golpear. Aún podía saborear la arena de la cueva.
Así que eso así era la verdadera maldad, una
sensación de arena en la boca y gárgolas en modo
de ataque. Si esto era lo que hacía magia, se
alegraba mucho de la barrera.
Además, casi había perdido un zapato.
Evie movió su cabeza. Había sido la segunda vez
que la fortaleza Prohibida casi había conseguido
lo mejor de ellos. ¿Maléfica sabía que estaba
enviando enviar a su propia hija a una trampa? ¿Y
si era así, realmente le importaba?
Probablemente no: después de todo así era el
terror y el odio de la Señora de la Oscuridad. La
Reina Malvada fue muy tonta al pensar que podía

~ 302 ~
competir con alguien así, incluso Evie se sentía
casi como una tonta por tratar de competir con la
hija de la Señora de la Oscuridad.
Ahora que lo pensaba, Evie casi sintió lástima por
Mal.
Casi.
Máquina de Carlos estaba sonando de nuevo.
Los cuatro se arrastraron a través de las ruinas
del castillo. Murciélagos chillaban y revoloteaban
sobre sus cabezas, y el suelo de mármol
desmoronando debajo de ellos parecía cambiar y
moverse con el fin de soportar su peso.
Evie tropezó. "¿Qué pasa con este lugar? ¿Hay
fallo bajo está isla?"
"Bueno a ju…," comenzó Carlos.
"Broma. Era broma." Suspiró Evie.
Sin embargo, no había nada divertido en la
situación que se encontraban. Era un milagro que
el océano circundante no se había tragado por
completo el castillo y toda la montaña. Evie podía
oír el correteo de las ratas dentro de las paredes,
y el miedo recorriendo su espalda.
Incluso las ratas estaban buscando un terreno
más seguro, pensó.
"Por aquí," dijo Carlos, señalando a un camino
estrecho en frente de él.

~ 303 ~
Siguieron, por detrás de Carlos, el pitido de la
máquina, el sonido era cada vez más fuerte.
"Luego por allá," dijo, dando una vuelta, luego
otra. Evie estaba justo detrás de él mientras
seguían, el camino se hacía más estrecho. "Y
ahora…"
"¿Qué está pasando?", Preguntó Evie,
interrumpiéndolo. "Porque yo sé cuál es mi
estatura, y no pude haberme agrandado dos
veces mi tamaño en los últimos dos minutos y
medio."
De hecho, el camino se había reducido a casi el
ancho de sus hombros. Si querían pasar, tendría
que ponerse de costado. Un nudo se formó en su
garganta, y su estómago empezó a sonar; ella
sentía como si algo andaba mal. Era una grieta,
una fisura, y se sentía como que si se pudiese
cerrar en ellos en cualquier momento.
Mal levantó la voz. "¿Es sólo mi imaginación, o
estamos aquí dentro de una montaña como…?"
"¿Un trozo de cuerda colgando de un tubo? ¿Pasta
de dientes atrapada entre las cerdas del cepillo?
¿Un uñero saliendo de la cutícula? ", dijo Jay,
tendiéndole la mano. "No, sin duda eso realmente
duele."
"¿Estás describiendo las cosas que has robado
hoy? Porque todos esos son terribles analogía,"
dijo Evie, mirando a Jay. "Y yo estoy diciendo que
es como que alguien estuviese atrapada en un

~ 304 ~
castillo con una mujer amante del Limpia,
Empolva y Reaplica."
"Tal vez deberíamos volver", dijo Carlos,
aumentando el temor de Evie. "Pero…creo que
estoy atascado." En ese momento, las paredes
temblaron, el castillo temblaba, y un trozo de
piedra cayó al suelo. El fragmento era lo
suficientemente grande como para hacer daño, y
estuvo a punto de caer sobre la nariz perfecta de
Evie.
Ella gritó. Quería regresar, pero no podía, el
camino era demasiado estrecho.
"¡Tal vez es una especie de trampa! ¡Vamos, no
parece seguro!"
"No", dijo Carlos. "¡Miren! Hay otro pasaje,"
añadió, empujándose a sí mismo hacia adelante
hasta que pudo hacer palanca primero una
cadera y luego la otra desde el estrecho corredor
a uno más ancho.
Mientras ella, Jay y Mal lo siguieron, Evie estaba
tan aliviada que ni siquiera recordaba que debía
quejarse por su nariz.
Este nuevo camino los guió a la derecha, luego a
la izquierda. Las paredes estaban más separadas
aquí, pero estaban extrañamente inclinada,
algunas hacia el dentro, otras hacia fuera. El
efecto era vertiginoso, ya que incluso el techo
estaba inclinado en algunos puntos, y los pasillos
se dividían en dos o a veces en tres direcciones.

~ 305 ~
Y siempre, el estruendo continuaba por debajo de
ellos.
"Algo no me gusta," dijo Jay.
"No se supone que nos deba gustar," hizo eco
Evie.
"Tenemos que darnos prisa," dijo Carlos, tratando
de parecer tranquilo, a pesar de que estaba tan
asustado como cualquiera de ellos.
Otra piedra cayó de la pared, haciéndose añicos al
chocar contra el suelo, casi aplastando la cabeza
de Evie. Ella saltó de nuevo esta vez,
estremeciéndose. "¿Qué es este lugar?"
"Estamos en una especie de laberinto," dijo Mal,
pensando en voz alta. "Es por eso que los
corredores siguen girando, y es por eso que las
paredes se derrumban y se estrechan. Es una
especie de laberinto torcido, y estamos perdidos."
"No, no lo estamos. Todavía tenemos mi invento,"
respondió Carlos. "Es la única cosa que nos
impide perdernos aquí." La máquina seguía
sonando, por eso todos la estaban siguiendo. Evie
sólo esperaba que él tuviera razón y que él
supiera dónde iba. Carlos debía tener razón,
porque los pasillos serpenteantes pronto dieron
paso a espacios más abiertos, y todos dieron un
suspiro de alivio.
Incluso cuando los pasillos eran largos y rectos de
nuevo, el castillo seguía retumbando, la paredes
aún vibrantes; y el techo era aún más bajo ahora
donde se encontraban.
~ 306 ~
"No es al azar," dijo Carlos, de repente. "Está en
un ritmo."
"Tienes razón," dijo Jay. "Mira. El movimiento
parece ir junto con el sonido del aparato. Cuando
la luz se enciende, las paredes comienzan a
moverse."
Evie los miró. "¿Quieres decir que eso lo está
ocasionando?"
Carlos negó. "En realidad, creo que se debe a las
olas. Imagínese qué edad debe ser este castillo.
¿Tal vez, cuando una ola golpea la fortaleza, las
piedras caen y los pisos vibran? "
Mal balbuceó. "Sólo espero que el castillo no se
desmorone antes de que encontremos el cetro."
Evie se inclinó para que su cabeza no choque con
el techo. Todos tuvieron que agacharse, excepto
Carlos que solo se piso en cuclillas.
"Es una habitación hecha para ratones," dijo Mal.
"¿O enanos?", Preguntó Evie.
"¿O niños?" Supuso Jay.
"No," dijo Carlos, calmando a los demás,
señalando algo en la oscura distancia. Ellos
siguieron la línea de su mirada, al principio
vieron un par de brillantes ojos verdes, luego otro
y otro.
"Duendes," dijo Carlos. "Aquí es donde viven los
duendes. Es por eso que los techos son tan bajos y
los pasillos son tan extraños. No es un lugar para
~ 307 ~
los seres humanos," dijo, y cuando terminó, el
aire se llenó de terribles, carcajadas, garras y
dientes rechinado. El invento los había conducido
al foso de los duendes.
"Super," dijo Mal.
"Sí, un buen trabajo," Jay resopló.
Evie simplemente miró a Carlos.
Y no eran amistosos duendes, ni los del muelle o
ni los rudos de Slop Shop. Eran criaturas
horribles que habían vivido en la oscuridad sin su
reina durante veinte años. Hambrientos y
horribles.
"¿Qué hacemos?", Preguntó Jay, escondiéndose
detrás de Carlos, que había sido aplastado contra
la pared del pasillo.
"Corremos," gritaron Evie y Mal, una tras otra.
Corrieron hacia el único paso abierto, la horda de
duendes chillando en la oscuridad, siguiendo
detrás de ellos, con sus lanzas golpeando contra
las paredes.
Jay gritó: "Supongo que no reciben una gran
cantidad de visitantes."
"Tal vez deberían dejar de comer a sus invitados",
dijo Carlos, casi tropezando con lo que esperaba
que no fuera un hueso.
"¡Esa puerta!", Dijo Evie, que apunta a una pesada
puerta de madera. "¡Todo el mundo entre!"

~ 308 ~
Se apresuraron a través de la puerta, entonces
Evie cerró la puerta tras ellos, echando el cerrojo
y bloqueándola de los duendes.
"Eso estuvo cerca," dijo Mal.
"Demasiado cerca," Jay hizo eco. Los duendes aún
se podían escuchar en el lado opuesto de la
puerta, gritando y golpeando con sus lanzas.
"¿Tal vez sólo les gusta asustar a la gente?", Dijo
Evie. "He oído que eran en su mayoría
inofensivas."
"Sí, pero…," dijo Carlos, chupando su mano que
una lanza casi había golpeado. "No esperaremos
para averiguarlo."
Cuando el ruido desapareció, Evie abrió un poco
la puerta para asegurarse de que estaban solos
antes de asentir a Carlos. Continuaron por los
estrechos pasillos encontrando nada más que
cámaras vacías hasta que por fin divisaron una
luz que brilla de un pasillo oculto.
"¡Por aquí!", Gritó Evie.
Caminó hacia la luz con entusiasmo, pensando
que podría ser el Ojo de Dragón brillando en la
oscuridad.
Y se detuvo en seco, porque frente a ella había un
gran espejo.
Oscuro, manchado, roto, pero era un espejo.
Evie gritó.

~ 309 ~
"¡Un monstruo!", Dijo.
"¿Qué?", Preguntó Mal, siguiendo y mirando por
encima del hombro de Evie. Entonces Mal gritó
también.
Carlos y Jay se apresuraron.
"Una bestia," gritó Evie. "¡Una bestia espantosa!"
Evie seguía gritando y señalando a su reflejo. En
el espejo, había una anciana con una nariz torcida
y una capa negra.
Era ella.
"¿Qué me pasó?", Preguntó, con voz, áspera y
temblorosa. Peor aún, cuando miró hacia abajo,
vio que su piel suave ahora era estirada,
arrugada, y llena de manchas por la edad. Miró su
cabello blanco y ralo. Ella era una vieja mendiga,
y no sólo en el espejo.
Ella no era la única.
Mal tenía el ceño fruncido a su reflejo. Tenía una
nariz verrugosa, y su cabeza estaba casi calva a
excepción de unas pocas hebras blancas.
"Encantador. Tiene que ser algún tipo de
hechizo."
Jay sacudió la cabeza. "Pero, una vez más, y
digamos todos juntos ahora, no hay la magia de la
isla."
"Lo hubo por un momento, por un solo segundo,
cuando mi máquina hizo un agujero en el cúpula,
y creo que tal vez eso fue lo que hizo todo esto."
~ 310 ~
"¿Qué hizo, exactamente?", Preguntó Evie,
mirando asustada.
"Traer a Diablo de vuelta a la vida, y al Ojo del
Dragón y a las gárgolas y a la Cueva de las
Maravillas, y probablemente a todo lo que solía
ser mágico en esta fortaleza," dijo Carlos. "Quiero
decir, tal vez. No lo sé. "
"Pues, no creo que me vea tan mal," dijo Jay,
sonriendo a su reflejo.
Era obeso y pastoso, con barba y gris, y era
exactamente como su padre. También llevaba un
manto negro. "Por lo menos me veo como si
hubiese comido pasteles toda mi vida."
"Habla por ti mismo," dijo Carlos, que se asustó al
ver que en la vejez se parecía a su madre, rasgo
por rasgo: cuello enredado, pómulos altos, ojos
saltones. "Yo creo que prefiero enfrentarme a los
duendes antes que esto."
"Yo estoy contigo." Evie no podía mirarse más.
Comenzó a entrar en pánico; su garganta se
estaba cerrando. ¡No podía tener ese aspecto!
¡Ella era hermosa! ¡Ella era…!
"La más bella", coincidió el espejo.
"¡No la voz!" Gritó Evie, antes de darse cuenta
que, exactamente, era lo que había oído. Porque
esta vez, no era su madre haciendo su voz de
espejo, que siempre hacía.
Era un Espejo Mágico real. En una pared real.

~ 311 ~
Todos se volvieron hacia el espejo, cuyos rasgos
humanos había aparecido como una presencia
fantasmal en el vidrio reflectante.
"Bella tú eres y bella serás
Mas esta prueba que pasar tendrás
Si los ingredientes logras descubrir
Para que en vendedor ambulante te puedas
convertir,"
Dijo el Espejo Mágico.
"¡Es un problema de palabras!", Dijo Carlos,
alegremente. Amaba los problemas.
"No, no es. Es un hechizo," dijo Jay, mirándolo
como si estuviera loco.
"¡Lo sabía!", Dijo Mal.
"¿Qué es un vendedor ambulante?", Preguntó Jay.
"Obviamente, es esto. Es lo que nos ha pasado,"
dijo Mal. "Evie, ¿sabes qué es eso de vendedor
ambulante? Suena como que si podemos nombrar
todos los ingredientes, podemos revertir el
hechizo."
"No nosotros," señaló Carlos. "Evie. Porque, ya
sabes, dijo la más bella." Miró a Mal,
repentinamente avergonzado. "Lo siento, Mal."
"No hay belleza en mí," dijo Evie. "Pero sí he oído
hablar algo sobre vendedores ambulante." Sus
ojos estaban de nuevo en el cristal, todavía
clavados terriblemente en el espejo.

~ 312 ~
"Por supuesto que sí. ¡Es el disfraz más famoso de
tu madre! ¿Recuerdas, cuando engañó a
Blancanieves a comer la manzana?" Dijo Mal con
impaciencia.
"¡No me presiones! Eso me pone en pánico. Creó
que lo sabía, pero ahora no puedo recordar nada,
solo veo eso." Evie señaló a su reflejo. "Estoy
paralizada."
"No lo sé. Creo es muy cool," dijo Jay. "Se podría
robar un montón de cosas, con ese aspecto."
Carlos asintió. "Él tiene un punto. Es posible que
desees llevar este atuendo a las pruebas de
correr. "
Evie comenzó a llorar.
"No ayudan," Mal regañó.
Evie gimió aún más fuerte.
"Evie, vamos. Ese no eres tú. Ya lo sabes. No dejes
que la fortaleza de mi madre se meta bajo tu piel,"
dijo Mal, sonando tan delicadamente como algo
que ni Evie había escuchado en absoluto.
"Esto es lo que a mi…, quiero decir, Maléfica hace.
Ella encuentra tus puntos débiles y los usa contra
ti. ¿Crees que fue un accidente haber tropezado
con este Espejo Mágico, cuando llevamos a la más
Bella en el viaje? "
"¿Crees que fue a propósito?" Evie miró más
tranquila, y incluso un poco intrigada.

~ 313 ~
"Creo que es una prueba, al igual que todo lo
demás en este lugar. Al igual que Carlos y las
gárgolas, o Jay y la Cueva."
"Está bien," dijo Evie lentamente, asintiendo a
Mal. "¿De verdad crees que puedo hacerlo?"
"Sé que puedes, perdedora. Quiero decir, la más
Bella perdedora." Mal sonrió.
Evie le devolvió la sonrisa.
Bueno, tal vez ella lo podía hacer. "He estudiado
este hechizo un centenar de veces en mi grimorio
de mi madre."
"Ese es el espíritu," dijo el Mal, golpeándole la
espalda.
"Puedo ver las palabras del hechizo tan
claramente como si estuviesen delante de mí
ahora," dijo Evie un poco más fuerte, de pie un
poco más erguida.
"Ahí lo tienes. Claro que puedes. Es un clásico."
"Un clásico," dijo Evie para sí misma. "Eso fue lo
que dije. ¿Recuerda?"
¿Lo podrá lograr?
Luego miró a su viejo y feo retrato directamente a
los ojos.
"'¡Polvo de la momia, para envejecer!", Exclamó.
De repente, sus arrugas desaparecieron. Carlos
suspiró de alegría, porque las de él también

~ 314 ~
desaparecieron. Él odiaba ver las líneas de
expresión de Cruella en su rostro.
Evie sonrió. "'¡Que lo negro de la noche, me vista
sin reproche!'"
En un instante, todos llevaban sus ropas de
nuevo.
"'¡Que mi voz cruja, con la risa de una vieja
bruja!'", Dijo, e incluso mientras lo decía, su
verdadero voz regresaba, joven y melodiosa, una
vez más.
Jay rió con deleite, y ya no era risa ronca de un
hombre viejo.
"'¡Que mi pelo pierda color, ante un grito de
terror!'", Dijo Evie, viendo como su pelo volvía a
su bella tonalidad de azul oscuro. Así como los
gruesos cabellos púrpura de Mal devueltos, y el
cabello negro y blanco de Carlos.
Evie estaba casi terminado, y su voz ganó
confianza al recordar las últimas palabras del
conjuro. "'¡Una ráfaga de viento para avivar lo
que siento, mezclar con un rayo potente, ahora
que el hechizo se revierta correctamente!'"
Los cuatro aplaudieron y gritaron y saltaron
alrededor como locos idiotas. Incluso Evie estaba
sonriendo ahora.
Nunca había estado tan feliz de verse a sí misma
en el espejo, y ahora que ella era la misma otra
vez, encontró que por una vez en su vida, nadie se

~ 315 ~
había preocupado de cómo se veía. Ni siquiera
ella.
Era como magia.

~ 316 ~
La maldición del dragón

M ientras caminaba detrás de los otros, Mal


pensó en lo que había dicho a Evie, que todo en la
fortaleza había sido una prueba.
Carlos se había enfrentado a las gárgolas, y Jay, a
la Cueva de las Maravillas. Evie había soportado
el Espejo Mágico.
¿Qué hay de mí?
¿Qué hay para mí?
Sin duda era un peligro, en la forma de un reto
muy personal, esperándola, ¿Justo detrás de la
siguiente puerta del castillo?
¿O sería aún más que el hecho de mi madre de
ignorarme por completo? Tal vez no me haga

~ 317 ~
nada, y ¿tal vez crea que no soy digna de ninguna
prueba?
Ella cerró los ojos. Casi podía oír la voz de su
madre s ahora.
¿Qué hay que probar, Mal? No eres como yo. Eres
débil, como tu padre. No mereces llevar mi nombre.
Mal abrió los ojos.
De cualquier manera, nada diferente parecía
estar pasando en el ligar.
La casa de Maléfica. Su guarida.
Mal estaba en el tablero de su madre ahora, sea o
no bienvenida. Y sabía que todo lo que iba a
suceder a continuación era sobre ella y su madre,
prueba o no. Búsqueda o no.
Incluso, el Ojo de Dragón.
Mal no podía evitar la sensación de que algo o
alguien los estaba observando; lo había sentido
desde que salió de casa por la mañana, y su
presencia era aún más fuerte en la fortaleza. Pero
cada vez que miraba por encima del hombro no
había nada. Tal vez estaba siendo paranoica.
Pasando el pasillo de espejos, Mal y los otros
caminaron por un pasillo adornado con
banderines de púrpura y oro, y grandes tapices,
que representan todos los reinos circundantes.
Sin embargo era difícil distinguir uno del otro,
sobre todo debido a la arena bajo sus pies.
Mientras caminaban, incluso tropezaban por las
~ 318 ~
polvorientas piedras, como si estuvieran
caminando en un pasillo cubierto de nieve.
Pero por donde ellos iban.
Los corredores doblados y retorcidos, el suelo
desigual, las paredes en ángulos distintos,
haciéndolos sentir como si todo fuese un sueño o
una casa de diversiones o algún lugar imaginario.
Un cuento de hadas cobrando vida.
Un castillo, como los que encuentras en las
pesadillas.
Cada pared y cada piedra en tonos de gris y
negro, una tenue luz verde a veces se filtraba a
través de los rincones de aquí y allá.
La casa de su madre, pensaba Mal cada vez que
veía la luz verde.
El efecto que causaba era insoportable para los
cuatro, incluso para Mal.
O, especialmente para Mal.
Las vidrieras rotas eran la única fuente de color.
Los viejos vidrio estaban la mayoría rotos, y las
ventanas totalmente en ruinas, sus pedazos
tirados por el suelo. Mal y los otros tuvieron que
pisar con cuidado para evitar resbalar en algún
pedazo. La gran, ventana larga le daba al corredor
una forma tenebrosa y más ancha de lo que
parecía, Mal sabía que se acercaban a una
habitación importante, un gran salón, tal vez
incluso el corazón del castillo.

~ 319 ~
Mal se dirigía a su destino, como Evie había dicho.
Su destino, si es que lo era.
Mal podía sentirlo, algo la estaba llamando hacia
lo desconocido, algo que tal vez le pertenecía sólo
a ella.
Ahí estaba frente a ella, brillando y vibrando, tal
como había sido desde el primer momento en que
había entrado en el bosque espinoso. La jaló, le
hizo señas, incluso se burló.
Ven, dijo.
De prisa.
Por aquí.
¿Era realmente su destino llamándola?
¿O era simplemente era otro fracaso esperando
en la sala del trono? Lo que confirmaba que ella
nunca sería de Maléfica, sin importar lo mucho
que lo intente.
Se detuvo ante un par de puertas dos veces más
grande que la altura de un hombre adulto.
"Aquí. Esta aquí. "
Miró a Carlos, y él asintió, sosteniendo su invento.
Que vio que había dejado de sonar. "Ya no lo
necesitamos más," dijo, mirando a Mal.
Jay asintió. Incluso Evie le tomó la mano,
apretando una vez antes de soltarla de nuevo.

~ 320 ~
Mal respiró. Ella sintió un escalofrío por la
espalda, y la piel de gallina por todo el brazo.
"Esta era la sala del trono de Maléfica. Estoy muy
segura. Puedo sentirlo." Ella levantó la mirada
hacia ellos.
"¿Suena loco?"
Ellos negaron con la cabeza, no.
Abrió las puertas, y dio un paso.
La oscuridad y el poder. La sombra y la luz. El
techo llegaba hasta el cielo, y era tan negro como
el humo. Las ventanas atravesaban las paredes
enteras, donde Maléfica ver y manipular al
mundo entero.
"Oh," dijo Evie involuntariamente.
Carlos miró como si quisiera salir corriendo, pero
no lo hizo.
Los ojos de Jay parpadearon por la habitación
como si estuviera más que impresionado.
Pero Mal sentía como si estuviera a solas con
fantasmas.
Con un fantasma, en particular.
Aquí era donde su madre solía enfurecerse y
mando, donde había disparado hacia el techo en
una bola verde de fuego para maldecir a todo un
reino. Ahí estaba el asiento de la Oscuridad.

~ 321 ~
Dieron otro paso, Mal al frente. Carlos y Jay y Evie
iban como soldados detrás de ella, casi en
formación.
Las piedras negras debajo de sus pies eran
brillantes y pulidas, y toda la habitación estaba
llena por un aura de maldad profunda. Mal podía
sentirlo; todos ellos podían.
Este había sido su triste, malvado, e infeliz hogar.
Incluso ahora, el dolor de ese momento quemaba
camino a través de Mal, profundamente bajo sus
huesos.
Se estremeció.
Había un lugar vacío en el centro de la habitación
donde solía estar el trono de su madre. Había
estado sobre un gran altar, flanqueado por dos
conjuntos de escaleras curvas. La habitación era
redonda y rodeada de columnas.
Un gran arco por encima de donde alguna vez
había estado el trono, guardando el espacio vacío.
Los restos andrajosos de los tapices púrpura
colgaban de las paredes.
"No queda nada," dijo Mal, de rodillas por una
mancha oscura que ya no llevó a cabo un trono.
"Todo se ha ido."
"¿Estás bien?", Preguntó Jay, que soplaba con
nerviosismo en sus manos para calentarlas.
Asintió. "Es..." balbuceó, incapaz de encontrar las
palabras para describir lo que sentía. Había

~ 322 ~
escuchado muchas historias de su madre, pero no
creía que eran reales.
No hasta ahora.
"Sí," dijo. "Lo sé." Se encogió de hombros y se dio
cuenta de que probablemente se había sentido la
misma manera cuando estaban en la Cueva de las
Maravillas. Mal sabía Iago y Jafar hablaban de eso
todo el tiempo, pero era difícil de imaginarlo, es
difícil imaginar un mundo más allá de lo que
sabían de la Isla.
Había sido, de todos modos.
Ahora todo era distinto.
Jay suspiró. "Todo es verdad, ¿no es así?"
"Supongo que sí," Mal asintió. "Hasta la última
página de cada última historia." Incluso la
maldición, pensó, por primera vez en horas.
La maldición.
Alguien tenía que tocar el cetro.
Evie tiene que tocarlo, y dormir durante mil años.
"Así que, ¿dónde está?", Preguntó Carlos, mirando
alrededor de la habitación de piedra fría.
"Tiene que estar por aquí," dijo Evie, volviéndose
para mirar detrás de ella.
"Tal vez deberíamos separarnos," dijo Jay, con un
brillo en sus ojos.

~ 323 ~
"Piensen," dijo el Mal. "Mi madre nunca se
separaba de él. Lo tenía incluso mientras estaba
sentada en su trono." Mal regresó al lugar donde
alguna vez estuvo el trono. "Aquí."
"Entonces, ¿dónde estaría ahora?" Carlos frunció
el ceño.
"Donde nadie pudiese tocarlo, tal vez," dijo Evie.
"Sino trata de preguntarle a mi madre si puedes
tocar cualquiera de cosas de belleza."
Mal se estremeció al oír esas palabras.
La maldición estaba esperando por todos ellos, o
al menos, uno de ellos, al igual que el Ojo de
Dragón.
"Pero ella querría verlo, por supuesto. Desde su
trono," dijo Jay. Mal asintió; todos habían visto a
Jafar orientarse en su cocina, directamente detrás
de la pila de monedas.
"¿Qué sería…" Mal giró lentamente alrededor.
Podía imaginarse a su madre sentada aquí,
gritando a sus secuaces, sintiéndose poderosa y
malvada y buena, cuando había reinado sobre la
oscuridad.
Ella movió su cabeza.
Mi madre no tendría ningún problema en
maldecir a cualquiera de los que estaban es la
sala por diez mil años, y mucho menos si era uno.

~ 324 ~
"Ahí está. ¡Miren!" Gritó Evie, señalando algo
hacia arriba, un bastón negro con un globo verde
encima se hallaba contra la pared del fondo.
Era, tal como lo habían predicho, estaba en frene
del lugar del trono, pero resguardado por una
especie de luz mágica a unos metros suspendido
en el aire. Lejos de las manos de cualquier
intruso, y sí, donde no pudiese ser tocado.
Por supuesto.
Allí estaba.
Realmente frente a ellos. El arma más poderosa de
toda la oscuridad.
¡Viva la Maldad! Por siempre.
"¡Está justo aquí!" Evie estaba más cerca y corrió
para alcanzarlo.
Lanzó su mano al aire, extendiendo sus dedos. En
el momento en que lo hizo, el Ojo de Dragón
comenzó a temblar, como si algo en Mal estaba
jalando de ella desde la luz y el aire que unían a
él.
Evie sonrió. "Lo ten…"
Mal vio como la mano de Evie tocaba el cetro, casi
en cámara lenta. El Ojo en sí parecía brillar, como
si estuviera haciendo señas a Evie.
Todo alrededor de Mal parecía desdibujarse
hasta que sólo pudo ver los delicados dedos de
Evie y el embrujado Ojo de Dragón, muy cerca de
ella.
~ 325 ~
En fracción de segundos Mal tenía que tomar una
decisión: ¿dejar que Evie toque el ojo y se
hechice, en profundo sueño mortal por mil años?
¿O salvarla?
¿Detenerla?
¿Hacer algo...bueno?
¿Traicionar los deseos de su propia madre, y
renunciar a su propio sueño de convertirse en
algo más que una decepción?
¿Se contentaría con ser solo Mal toda su vida?
¿Nunca ser Maléfica?
Se quedó inmóvil, incapaz de decidir.
"¡No!", Exclamó Mal finalmente, corriendo hacia
Evie. "¡No!"
¿Qué acababa de pasar? ¿Qué estaba haciendo?
¿Por qué iba a detenerla?
"¿Qué?", Preguntó Evie, sorprendida, al igual que
una voz familiar resonó desde el Ojo del Dragón.
"¡QUIEN DESPIERTA EL DRAGÓN SERÁ
MALDECIDO A DORMIR POR MIL AÑOS!"
La voz de Maléfica sonaba desde el objeto,
haciendo eco y reverberando alrededor de la
habitación.
Su madre realmente había dejado su marca en su
arma. Lo que quedaba de su poder y su energía
crepitaba en las paredes de la sala, y volvió a la

~ 326 ~
vida por un momento accidental y latente hasta
ahora, cuando tuvo víctimas que torturar.
Los dedos de Evie rozaron el aire junto al cetro.
Cuando la mano de Mal lo tomó, y luego...
Cayó al suelo, dormida.
***
Mal parpadeó. Podía verse a sí misma tumbada
en el suelo de la sala del trono, su cabello púrpura
derramado sobre el suelo como una mancha en
su cabeza.
Sus tres compañeros apiñados nerviosamente a
su alrededor.
¿Así que dormiré, entonces? ¿O estoy despierta? ¿O
tal vez estoy soñando?
De pronto Mal estaba viendo algo más también.
Ella ya no se encontraba en la Fortaleza
Prohibida.
Estaba en un palacio, y ahí de pie se encontraban
el buen Rey Stefan y su Reina y un bebé en un
cuna.
Ellos eran felices. Podía ver la luz en sus rostros, y
la forma en que sus ojos miraban al niño.
Casi como un imán, pensó Mal. Sé cómo se siente
esa atracción.
Una gran multitud, alegres cortesanos y
sirvientes e invitados reunidos a su alrededor en
~ 327 ~
un hermosa sala del trono. Había dos buenas
hadas revoloteando por encima de la cuna, con
sus varitas haciendo hermosos destellos en el
aire. Todo era tan dulce, y repugnante.
Mal nunca había visto nada igual, y nunca tan
cerca. Era como los aburridos libros de cuentos.
¿Qué es esto?
¿Por qué estoy viendo esto?
A continuación, una bola verde de fuego apareció
en el medio de la habitación, y cuando se
desvaneció, Mal vio una cara familiar.
Su madre.
Alta, atractiva, bella y despreciable. Maléfica
estaba enojada. Mal podía sentir el frío
levantándose de su propio ser. Miró a su madre.
Maléfica se dirigió a la multitud reunida en torno
a la familia real.
"Ah, ya veo todo el mundo ha sido invitado. La
realeza, nobleza, la aristocracia y la plebe. Debo
decir, realmente me sentí muy decepcionada por
no haber recibido una invitación."
¿De qué hablaba su madre? Entonces Mal se dio
cuenta. Maléfica no había sido invitado al bautizo
de Aurora. Mal nunca había conocido la razón por
la que su madre odiaba las fiestas y
celebraciones.
Pero ella sabía exactamente cómo su madre se
sentía.
~ 328 ~
Dolida.
Avergonzada.
Furiosa.
Y con deseos de venganza.
Mal había sentido exactamente lo mismo,
¿verdad? ¿Cuando la Reina Malvada hizo una
fiesta para Evie, hace algunos años y no la invitó?
Mal vio como su madre maldijo a la princesa
Aurora a dormir cien años si se pinchaba el dedo
con huso de hilar. Era un buen hechizo, y Mal
estaba orgullosa de la eficiencia de su madre, su
poder, su sencilla representación. El pinchazo de
un dedo podría traer toda la casa real abajo. Era
un hermoso y terrible destino. Bien planeado.
Desde lo más profundo.
Mal estaba orgullosa de Maléfica. Siempre lo
había estado, y siempre estará.
Maléfica había criado a su hija sola, y había
conseguido lo mejor que pudo. Aunque sólo sea
porque no había nadie más para hacerlo.
Su madre se volvió Perversa, y era muy buena en
eso.
Y en ese mismo momento, y por primera vez, Mal
finalmente entendió que no era sólo orgullo el
que sentía. Era lástima. Tal vez incluso
compasión.
Estaba triste por su madre, y eso era algo nuevo.

~ 329 ~
La gente la veía como un monstruo, un escalofrío,
un demonio, una bruja, por maldecir a una
hermosa princesa. Pero Mal sólo vio a una
persona herida, que actuaba por despecho, rabia
e inseguridad.
Quería llegar y decirle a Maléfica que todo iba a
estar bien. No estaba segura de que era cierto,
pero habían conseguido algo de cierto modo a lo
largo del viaje, ¿no?
Todo irá bien, madre.
Ella tenía que decirle.
Pero se despertó antes de que ella pudiera.
Mal parpadeó. Ella estaba en la sala del trono en
la Fortaleza Prohibida. Jay, Carlos, y Evie estaban
de pie a su alrededor con nerviosismo.
Cuando se había dormido, había tenido el cetro
de Ojo de Dragón en la mano.
Pero cuando despertó, no había nada.

~ 330 ~
La chica del doble dragón tatuado

"¡E stas despierta! ¡Pero se supone que


debes estar dormida por mil años!," exclamó Evie.
"¿Cómo?"
Mal se frotó los ojos. Era cierto, estaba despierta.
Ella no estaba hechizada. ¿Por qué?
Luego se dio cuenta.
Demuestra que eres mi hija, demuéstrame que eres
como yo, le había dicho su madre. Demuéstrame
que tienes la sangre de dragón. Demuestra que
eres digna de esa marca en tu piel.
La marca del doble dragón grabada en su
antebrazo. Eso tenía que ser. Ella la sostuvo en
alto, mostrándola a los demás.

~ 331 ~
"No podía hacerme daño," dijo Mal. "Mi nombre
es MALÉFICA. Al igual que mi madre, soy parte
del dragón, y por eso soy inmune a la maldición."
"Bien por ti," dijo Jay, mirando impresionado.
Mal sonrió con orgullo hacia la marca que llevaba.
Si hubiera heredado la sangre de su padre, sería
débil, humana y a estas alturas estaría
durmiendo. Por mil años. Pero no. Ella era fuerte,
y despierto, y había demostrado a todos que ella
tenía la sangre de Maléfica.
¿No es verdad?
Y cuando le entregue a su madre el Ojo de
Dragón…
"Pero esperen, ¿dónde está?," Dijo el Mal,
mirando a su alrededor acusadoramente a los
otros. "¡Lo tenía en mi mano!"
"Buena pregunta," dijo Jay, sonando un poco
heridos a sí mismo.
"Se fue. Cuando lo tocaste, hubo un destello de luz
que nos cegó por un segundo, y cuando pudimos
ver de nuevo, se había ido," dijo Carlos
encogiendo sus hombros. "Lo que fácil viene, fácil
se va."
Los otros tres lo miraron.
"¿Fácil?" Evie levantó una ceja, mirando tan mala
como le era posible.

~ 332 ~
Mal entrecerró los ojos. "Jay, vamos,
entrégamelo."
"¡No lo tengo, lo juro!", Dijo Jay, vaciando los
bolsillos para demostrarle que no lo había
tomado. "Planeaba robarlo. Quería robarlo.
Incluso te lo iba a arrebatar de las manos,
mientras estabas distraída."
"¿Y…?"
Se encogió de hombros. "Simplemente no lo hice,
supongo."
"Ninguno de nosotros lo tiene," dijo Evie. Ella se
cruzó de brazos, mirando molesta. "Y, por cierto,
¿Sabías de lo que trataba la maldición y de todos
modos nos arrastraste hasta aquí? ¿Qué hay con
eso, eh?"
Mal pateó una piedra con la punta del pie. "Sí. Mi
plan realmente no funcionó tan bien."
"Así que ¿por qué no dejas que lo toque,
entonces? ¿No era eso tu malvado plan todo este
tiempo? "
Mal se encogió de hombros. "¿De qué estás
hablando? Yo no quería. No quería que lo toques."
"Se honesta. ¿No querías que el cetro me hechice,
eh? ¡Ibas a dejar que toque esa cosa para que
duerma por mil años!" Evie suspiró.
Jay miró hacia arriba. Carlos retrocedió
instintivamente. Mal sabía que ninguno de los dos

~ 333 ~
quería intervenir en esa conversación. Ella lo
sabía porque ni ella quería continuar hablando.
"Creo que ese era el plan." Mal encogió los
hombros. No tienes que darle explicaciones. No a
ella. Pero ella, aunque parezca extraño, quería
explicarle todo.
"¿Sigues molesta por lo de…?" Evie la miró. "Ya
sabes."
Mal estaba avergonzada. "¡No tengo idea de lo
que estás hablando!"
"Claro que no," murmuró Jay. Incluso Carlos se
echó a reír. Mal miró a los dos.
Evie puso los ojos en blanco. "La fiesta. Mi fiesta.
Hace diez años, cuando éramos pequeños."
"¿Quién recordaría eso?", Dijo Mal, sacando la
barbilla obstinadamente.
Evie se veía cansado. "Le rogué a mi madre que te
invite, ya sabes. Pero ella se negó; todavía estaba
enojada con tu madre. Han competido por todo
desde el tiempo que se conocen."
Mal asintió de nuevo. "Lo sé. Todo por esa tonta
elección para gobernar la isla."
Evie se encogió los hombros. "Ya sabes lo que
dicen. Espejo mágico dime una cosa, ¿Quién de
ellas es la más odiosa?"
Mal sonrió a pesar de lo incómoda que era la
conversación.

~ 334 ~
Evie la miró directamente a los ojos. "Mira, mi
mamá cometió un error. Pero la fiesta no fue la
mejor de todos modos, de verdad. No fue la gran
cosa."
"¿Lo dices en serio?"
"Muy enserio, nada se comparará con la de
Carlos." Evie sonrió.
"Está bien. Soy leyenda," dijo Carlos.
Mal miró. "¿Como si yo no te hubiese obligado a
dar esa fiesta?"
Miró de nuevo a Evie. "Mira, yo no quise que
pasara lo de las trampas en el almacén de
Cruella."
Mal miró a Carlos, agregando: "La que ama todo
más que a su propio hijo."
"Ja, ja," dijo Carlos, sarcásticamente. Bueno, más o
menos, sí era gracioso, en realidad, empezó a
reírse a carcajadas. Incluso Jay estaba teniendo
dificultades para mantener una cara seria.
Evie se rió también. "Si lo quisiste."
"Está bien, sí lo quise." sonrió Mal.
"Está bien." Evie le devolvió la sonrisa. "Ninguna
trampa me rebanó los talones."
"Cool," dijo Mal, con un poco de vergüenza por su
bondad.
Carlos suspiró.

~ 335 ~
Jay le dio un puñetazo en el estómago con una
sonrisa. "Vamos. Al menos su madre no usa solo
sudorosos trajes y pijamas."
"Ni una palabra de esto," dijeron Evie y Mal, casi
al unísono.
"Sí. Basta de tonterías y busquemos el camino a
casa," dijo Jay. "No estoy muy seguro que este
lugar tenga puerta trasera."
***
Mal tenía dificultades para poder centrar su
mente en encontrar la salida de la fortaleza.
Ella era suave, y eso le preocupada.
Ella acababa de salvarle la vida a alguien,
prácticamente. ¿No?
¿Qué clase de villano de segunda generación sería
capaz de hacer eso?
¿Qué le había sucedido a su gran plan malvado?
¿Por qué no solo dejó que Evie sea hechizada por
el cetro de Maléfica? ¿No todas las princesas
tienen la intención de dormir durante años y años
de todos modos? ¿No era eso básicamente la
descripción de su trabajo?
¿Qué pasa si mi madre tiene razón?
¿Qué pasa si Mal era realmente débil como su
padre, y peor aún, tenía inclinación al bien en
algún lugar muy profundo de su pequeño corazón
negro?
~ 336 ~
Mal se estremeció mientras caminaba detrás de
los otros.
No. En todo caso, ser inmune a la maldición
simplemente demostraba que no tenía la sangre
de su padre. Un día ella también sería Maléfica.
Ella tenía que ser.
Pero si ella tenía o no la sangre de Maléfica, de
todos modos había fallado.
Ella regresaba a su casa con las manos vacías.
Sin duda no quería estar cerca cuando su madre
se entere.

~ 337 ~
Descendientes

E ste no era el regreso victorioso que Mal había


imaginado cuando había comenzado la búsqueda
de la Fortaleza Prohibida.
Derrotada, la improbable pandilla de cuatro
empezó a regresarse por donde llegaron,
buscando la salida. Habían perdido todo, como
siempre. Según cualquier estándar razonable, o
por cualquier estándar infinitamente menos
razonable de su madre, Mal pensaba que eran
unos completos y totales fracasados, todos ellos.
Sobre todo ella.
Sin embargo en el momento en que se retiraron
de la sala del trono, Mal no podía evitar sentir un
escalofrío de alivio al dejar la oscuridad detrás.

~ 338 ~
Aunque, curiosamente, la fortaleza tenía una
sensación diferente ahora, como si estuviera
muerta. Mal no sentía la misma energía de antes.
"¿Crees que el agujero en la barrera protectora de
haya reparado?", Preguntó Carlos. "Se siente
diferente aquí."
"Tal vez," dijo. "O tal vez la magia se agotó."
Mal miró hacia el cielo. Tenía la sensación de que
no iba a haber más magia en la Isla.
Nadie dijo una palabra, mientras caminaba de
regreso a la sala donde estaba el Espejo Mágico
que ahora era solo uno común y corriente;
especialmente Evie, que evita mirar hacia él.
Nadie dijo una palabra, tampoco, mientras se
apresuraban una vez más sobre el suelo de
mármol en ruinas, esta vez evitando las ratas y
los murciélagos rabiosos; perdidos sin poder
llegar al pasaje de los duendes o los laberintos
asfixiantes o el cuarto de alfombras polvorientas
o el salón de retratos; hasta que finalmente
llegaron a una inmensa, cueva vacía que se había
llenado de arena, la Cueva las Maravillas.
Especialmente no Jay, que sólo aceleró el ritmo de
sus pasos resonando hasta que una vez más se
encontraba delante de la puerta de madera
podrida que los había traído hasta aquí la
primera vez.
Y Carlos parecía tener prisa en ir a través del
laberinto de pasajes que llevaban a los oscuros
salones con suelo de mármol de la fortaleza
~ 339 ~
principal. Mientras salía a través de las puertas
delanteras, el puente de gárgola una vez más para
enfrentarlos.
Enfrentarlo.
Cuando los otros alcanzaron a Carlos, se
detuvieron y miraron al precipicio donde se
encontraba. Las profundidades vertiginosas del
barranco eran, bueno, vertiginosas. Pero él no
parecía tener prisa para dar marcha atrás esta
vez.
"Está bien," dijo Evie, alentadoramente.
"Tendremos hacer lo que hicimos antes."
"Claro. Cruzamos un puente estúpido." asintió
Jay. "No del todo."
Eso era cierto. Del otro lado del puente, sólo se
podían distinguir el sinuoso camino que conducía
a un camino cuesta abajo a través del bosque de
espinos, a la dirección por donde habían venido
originalmente.
"Estamos prácticamente cerca de librarnos,"
acordó Mal, mirando de reojo a Carlos, quien
suspiró.
"No lo sé. ¿Crees que esté un poco más, ya sabes,
quebradizo? Después de todos esos terremotos
¿Sería bueno ir por ahí? No parece un plan muy
seguro." Miró a Mal.
Nadie podría estar en desacuerdo.

~ 340 ~
El problema seguía siendo el puente. Todo era de
una sola pieza de largo, sin secciones, pero nada
era lo que parecía ser en la fortaleza.
Y ninguno de ellos se atrevía a poner un pie en él,
después de la última vez. No después de las
adivinanzas. A pesar de que lo había hecho muy
bien la primera vez, una vez respondían las
adivinanzas, no habían pensado en tener que
tomar el camino por donde habían venido.
"No sé si puedo hacerlo de nuevo," dijo Carlos,
mirando una vez más las caras de las gárgolas de
piedra. Hizo una mueca ante la idea de que
vengan a la vida de nuevo.
En la propia mente de Mal, que no había llegado
mucho más allá de imaginar la escena en la que
recuperaba el cetro de su madre y era recibida
como heroína. Bueno se supone que el plan no
había salido como debió ser; y ahora que todo el
asunto era rendirse, realmente no tenía un plan
de respaldo.
Pero mientras miraba a Carlos, que se quedó allí
temblando, se puso a pensar, recordando el
colapso de puentes y los abrigos de piel y el amor
de una madre que precisamente no era para su
hijo, Mal descubrió una manera de cruzar.
Mal se puso delante de él. "No tienes que hacerlo
de nuevo." Ella dio otro paso, y luego otro.
"Quiero decir, no te vas a llevar toda la acción tú
solo," dijo, tratando de sonar convincente. "Ahora
es mi turno."

~ 341 ~
"¿Qué?" Carlos miró confundido.
El viento se levantó mientras Mal seguía
avanzando, pero ella no se detuvo.
Mal puso su chaqueta alrededor de ella y gritó
hacia las gárgolas. "¡No me asustan! He visto
cosas peores. ¿Dónde crees que crecí, en
Auradon? "
El viento aullaba alrededor de ella ahora. Dio otro
paso, indicando a los otros tres a moverse detrás
de ella.
"¿Estás loca?" Jay sacudió la cabeza, deslizando
detrás de ella.
"Mal, en serio. No tienes que hacer esto," susurró
Carlos, agachándose detrás de Jay.
"Definitivamente loca," dijo Evie, por detrás de
Carlos.
"Yo, ¿loca?" Mal levantó su voz aún más alto. "¿Y
cómo no estarlo? Voy a la escuela en un
cementerio y como bollos podridos como
desayuno. Mi propia madre me envía a lugares
prohibidos como éste, por culpa de un tonto
pájaro a buscar su palo perdido," se burló. "No
hay nada que puedan hacerme que sea peor que
eso."
Mientras hablaba, Mal se mantuvo caminado
hacia adelante. Había cruzado la mitad del
puente, arrastrando a los demás detrás de ella.

~ 342 ~
El viento rugía y azotado contra ellos, como si
fuera a recogerlos y echar fuera el propio puente,
si ella lo dejó. Pero Mal no lo haría.
"¿Eso es todo lo que tienen?" empezó a decir, era
mucho más tenaz "¿Creen que un poco de brisa
puede detener a alguien como yo?"
Un rayo se formó por encima, y ella empezó a
correr, sus amigos justo detrás de ella. En el
momento en que llegaron al otro lado, el puente
había comenzado a oscilar con tanta fuerza, que
parecía que iba a derrumbarse de nuevo.
Sólo que esta vez no sería una ilusión.
En el momento en que Mal pisó tierra lejos del
acantilado a salvo bajo sus pies, tropezó con una
raíz y cayó, arrastrando a Evie y Carlos con ella.
Jay se quedó riendo.
Hasta que se dieron cuenta que no era el único
riéndose.
"Uh, ¿chicos?"
Mal miró hacia arriba. Estaban rodeados por una
multitud de duendes, no como los que les habían
perseguido a través del pasaje de los duendes de
la Fortaleza Prohibida. Estos duendes parecían
ser una variedad más amigable.
"Chica," dijo uno.
"Valiente," dijo otro.
"Ayudar," dijo un tercero.

~ 343 ~
"No lo entiendo," dijo Evie, sentándose. Mal y
Carlos se pusieron de pie. Jay dio un paso atrás.
Finalmente, un cuarto duende suspiró. "Creo que
lo que mis compañeros están tratando de
articular es que estamos muy impresionados por
esa demostración de fortaleza. La valentía. La
perseverancia. No es muy inusual, en estas
partes."
"Partes," repitieron los duendes.
"¡Hablan!", dijo Evie.
Mal miró de uno a otro duende. "Uh, ¿gracias?"
"No, en absoluto," dijo el duende. Los duendes a
su alrededor comenzaron a gruñir
animadamente, aunque Mal también pensó que
podría ser su risa. Carlos parecía nervioso. Jay
sólo gruñó de nuevo.
Los cuatro duendes suspiraron de nuevo,
mirando hacia Mal. "Y si desea nuestra ayuda de
cualquier forma, seríamos más que felices en
llevarlos a su destino." Habló un duendo que
quedó mirando a Mal.
Ella le devolvió la mirada y dijo. "¿Nuestro
destino?"
De repente se puso nervioso. "Parece que están
lejos de casa," dijo, y agregó apresuradamente:
"No hay que presumir. Es una conclusión que
saco sólo del hecho irrefutable de que ustedes no
se parecen a nosotros, bueno, no son
duendescos".
~ 344 ~
Los duendes rieron en gruñidos de nuevo.
Jay miró. "Mides como medio metro de alto.
¿Cómo un tipo como tú puede ayudar a gente
como nosotros a poder llegar a casa? "
Evie le dio un codazo.
"No estoy siendo grosero," dijo Jay.
"Grosero," cantaron los duendes, aún riendo en
gruñidos.
"Estoy bastante seguro de que eso fue grosero,"
murmuró Carlos.
"Ah, ahí lo tienen. Tal vez seamos simples
duendes, quizás incluso, algo brutos." los duendes
sonrieron. "Pero juntos somos un ejército
imparable. Por no hablar de que conducimos un
excelente carruaje."
"¡Conducir!" Los duendes se volvieron locos.
Un carruaje de hierro oxidado, como los que
usaban la Bella y la bestia para sus paseos, pero
de color negro y quemado y nada que parezca
tener un toque de rey o reina de Auradon, se
estacionó frente a ellos.
No menos de cuarenta duendes tripulaban cada
lado, luchando por tener el control sobre el
carruaje.
"¿Por qué hacen esto?", Dijo Mal, mientras siete
buenos duendes batallaban por abrir la puerta
rota. "¿Por qué son tan buenos?"

~ 345 ~
"Una buena acción. Ayudar a un compañero en
sus aventuras. Tal vez hay oportunidad para
nosotros de salir de esta isla," dijo un duende.
"Hemos estado enviando mensajes a nuestros
parientes los enanos pidiendo al Rey Bestia
amnistía. Hemos sido malos durante mucho
tiempo, ya sabes. Tanta maldad a veces cansa.
Mataría por un pastel de crema."
"Y pasas," dijo otro duende.
"Y chispas de chocolate", dijo otro.
Mal tuvo que admitir, que estaba empezando a
sentirse un poco agotada. Lo sabía, porque había
dormido todo el camino a casa, sin ni siquiera
estar avergonzada de descansar su cabeza sobre
el hombro de Evie.
***
Cuando Mal regresó al Castillo de las Ofertas,
esperaba oír los gritos de su madre por haber
fallado en su búsqueda. Abrió la puerta
lentamente y entró, tan silenciosamente como
pudo, manteniendo sus ojos en el suelo.
No sirvió de nada. Maléfica estaba en su trono.
"Vaya, al fin la hija pródiga regresó," dijo. Su voz
sonaba diferente.
"Madre, tengo algo que..." Mal estaba parada
mirando hacia arriba.
Y calló.

~ 346 ~
Y luego se quedó inmóvil, en unas diez diferentes
variedades de asombro.
Encima de ella se encontraba el largo bastón
negro con el globo verde en su parte superior que
su madre tenía en la mano.
El Ojo de Dragón.
"Es…" Ella no podía hablar.
Maléfica asintió. "Sí, es el Ojo de Dragón. Y sí, me
fallaste. Pero, por suerte, no todos mis súbditos
son tan inútiles como tú."
Mal ignoró la palabra súbditos. "¿Pero cómo?"
Maléfica rió. "Niña tonto, ¿qué sabes de
misiones?"
"¡Pero lo encontramos en la Fortaleza Prohibida!
¡Yo lo toqué, hace como una hora!," dijo Mal.
"Estaba en la sala del trono. Suspendido en la
pared. Se podía ver desde el trono."
Su madre la miró. Mal no sabía como, pero ahí
estaba, por la más breve de todas las fracciones
de segundo; y su madre no estaba ni un poco
impresionada.
"Lo toqué, y esa cosa me dejó inconsciente."
"¿Lo tocaste? ¡No puede ser!," dijo Maléfica. "Bien,
buen trabajo. Realmente eres tan suave como tu
padre."
Mal se erizó. "No lo entiendo."

~ 347 ~
"¿Tocaste el Ojo del Dragón? ¿En lugar de
engañar a uno de los otros para que lo hiciera?
¡Qué debilidad! Pensaba que la noticia era una
mentira cuando la escuché." Maléfica golpeó el
piso con el cetro. "¿Otra vez, Mal? ¿Otra vez me
vergüenzas? "
Ella puso los ojos en blanco. "Envié a Diablo para
que recupere lo que me pertenece. Debió haberlo
tomado cuando dormías por la maldición." Ella
movió su cabeza. "Sabía que no eras capaz de
hacer esa misión, y mi cetro no podía correr el
riesgo. Y al parecer no estuve equivocada. Como
siempre. "
Diablo graznó con orgullo.
Ella sabía que alguien los estaba siguiendo. Por
supuesto. Era Diablo.
Mal sintió el deseo de rendirse. Nunca iba a
importar cuantas veces lo intente, o sus malas
acciones, nunca iba a impresionar a su madre.
Peor ahora que su madre sólo tenía ojos para el
cetro.
"Lo malo es que está roto," dijo Maléfica con el
ceño fruncido. "Mira el Ojo, está muerto." Por un
momento, sonaba como la misma niña enfadada
que había maldecido a un bebé por no recibir la
invitación. Mal lo recordaba muy bien, y ella miró
a su madre con nuevos ojos.
"Bueno, la barrera no ha desaparecido," dijo Mal,
por fin. "Así que la magia no ha regresado." La

~ 348 ~
barrera se había roto por un momento, pero la
magia no había regresado a la isla.
"Tal vez. O tal vez se rompió cuando lo tocaste," la
acusó Maléfica. "Eres una decepción."
***
Mientras tanto, en la casa/tienda de Jafar, un Jafar
muy enojado estaba regañando a Jay, que había
vuelto a casa con las manos vacías. "Estás
diciendo que encontraste en Ojo de Dragón, ¿no?
Entonces, ¿dónde está, eh? "
"¡Desapareció!" protestó Jay. "Lo tenía entre mis
dedos, pero luego, desapareció."
"Bien. ¿Eso no tiene nada que ver con el acto
noble de cierta hija del mal para otra cierta hija
del mal, no?"
Jay se congeló. "¿Qué?"
Las palabras acto y noble eran escalofriante,
sobre todo en la isla, y en particular si salían de la
boca de su padre.
"¿Pensaste que los duendes guardaría el secreto,
muchacho? La noticia está por toda la isla."
"Lo juro. Eso es lo que realmente sucedió. Los
juro por todas las cosas que he robado..." Jay
blanqueó. Ni siquiera quería pensar robar algo en
ese momento.
Pero para ser honesto, por una vez en su vida, no
le importaba.

~ 349 ~
"Eres es una decepción," resopló Jafar.
***
El cuanto a Hell Hall, Carlos estaba escuchando
los gritos de su madre, finalmente Cruella había
descubierto sus pieles en desorden en su
almacén. "¿Quién ha estado aquí? ¡Es como si un
animal salvaje hubiese caído sobre mis pieles!
¿Qué fondo habría sido capaz?"
"¿Un salvaje?" Carlos hizo una mueca. Sabía que
era inútil intentarlo. No mirando el desorden del
almacén.
Su respuesta fue un grito, y fue escalofriante.
Incluso en la firma de su madre, octava aguda.
"Lo siento madre," gimió Carlos. "¡No pasará de
nuevo! Sé lo mucho que amas tus pieles." Las
palabras eran casi un susurro. Podía ver las caras
de las gárgolas del puente, burlándose de él
mientras hablaba.
Pero luego recordó las burlas de Mal, Evie, y Jay
sobre Cruella, y tuvo que esconder su risa. Cruella
olfateó. "¡Eres una decepción!"
***
Y en el Castillo al Otro Lado del Camino, la Reina
Malvada se lamentaba del estado del cabello de
Evie. "¡Es como un nido de ratas! ¿Qué pasó? Te
ves terrible."
"Lo siento madre, pues...bueno...eh...digamos que
no pude encontrar un espejo."
~ 350 ~
Encontré uno, pensó. Pero no era la clase de espejo
que quisieras tener.
No cuando se supone que debes ser la más bella de
todas.
"Sólo prométeme que esos rumore que he
escuchado no son ciertos," dijo su madre. "Toda
esta habladuría de un acto virtuoso." Ella se
estremeció. "Los duendes están diciendo tales
cosas horribles de ustedes cuatro."
"Todos saben que los duendes son criaturas
horribles, mamá." Evie escondió su rostro. No
podía contarle de su aventura. Y siendo honestos,
su madre ni siquiera sabía lo que pensaba. Todo
había sido muy extraño los últimos días.
No de una manera mala, pero sí extraña.
La Reina Malvada suspiró. "Olvidaste de aplicar
rubor de nuevo. ¡Dios mío, a veces, eres una
decepción!"
***
Mal se sentó en el balcón, escuchando las risas y
el caos de la Isla. Luego, un grito.
"¡Mal!" Llamó Jay. "¡Baja!"
Ella bajo las escaleras. "¿Qué pasa?"
"Oh, nada, solo evitando a nuestros
padres...decepcionarlos, da igual," dijo Carlos.
"También, ¿eh?" Dijo Mal. Volviéndose hacia Evie
y Jay. ¿Y...?
~ 351 ~
Los tres asintieron.
"Vamos, vamos al mercado," dijo Evie. "Necesito
una nueva bufanda."
"Puedo conseguirte una," dijo Jay, moviendo las
cejas. "¡Oh!...Evie, aquí tienes," dijo. "Creo que
esto te pertenece."
"¡Mi collar!", Dijo Evie, poniéndose el collar de
manzana envenenada alrededor de su cuello, con
una sonrisa. "Gracias, Jay."
"Lo encontré."
"En su bolsillo," agregó Mal, incluso ella estaba
sonriendo.
Girando los cuatro descendientes del los villanos
más perversos del mundo, pasaron por las
atestadas calles de la Isla de los Perdidos,
causando estragos, robando y el saqueando
juntos mientras los ciudadanos de la isla
corrieron por todos lados hacia. Eran
definitivamente malvados desde la cuna.
Incluso Mal empezaba a sentirse mejor.
Y de hecho, mientras reían y cantaban, Mal se
preguntó si así se sentía la felicidad.
Porque a pesar de que los cuatro no eran muy
amigos de, era lo más cercano que tenía.

~ 352 ~
Me acompañarás a
cenar. ... ¡No es una
petición! - Bestia, La
Bella y la Bestia.

~ 353 ~
Epílogo
El sol sobre Auradon

M ientras la banda de cuatro chicos villanos


causaba estragos en las calles de la Isla de los
Perdidos, el Príncipe Ben estaba mirando por la
ventana más alta de gran Castillo Bestia, perdido
sus propios pensamientos.
Era cierto que el Enano Gruñón le había dicho
que sería un buen rey, pero, Ben se preguntaba si
tenía razón.
Más aún, se preguntaba si convertirse en un buen
rey era incluso lo más importante para él.
¿Importaba? ¿De verdad? ¿Era eso lo que quería?
Atrapado, pensó Ben, mirando a lo largo de la
vasta extensión del reino. Así me encuentro.
~ 354 ~
Levantó la vista hacia el cielo, como si tuviese las
repuestas. El cielo azul era brillante y claro, como
de costumbre, y podía ver todo el camino hasta el
horizonte más lejano, donde Auradon se
desvanecía en la nada, solo estaba la extensa
playa y el mar azul.
No.
Había algo más allá.
Ben pensó en su sueño.
La Isla de los Perdidos. Así es como todo el
mundo la llamaba, incluso su padre.
Considerando de nuevo que como los villanos
vivían, atrapados debajo de la barrera mágica, era
lo mismo que vivir en el reino.
Eran prisioneros, ¿no? Su padre trataba de fingir
que no lo eran, pero incluso Ben sabía lo
contrario. Ellos fueron exiliados a la isla por
orden del rey.
Así como Ben tenía que vivir en el castillo porque
era hijo del rey. Y porque mi padre me ama,
pensó Ben. Y porque yo nací para esto.
Era imposible dejar de pensar en eso.
Él se estremeció.
"Ouch," dijo Ben, cuando una aguja le pinchó de
nuevo su axila.

~ 355 ~
"Lo siento, señor; perdóname señor. "Dijo
temeroso Lumiere, midiéndole el traje para su
coronación.
"No hay problema," dijo Ben, tranquilamente, al
menos para Lumiere, el traje era de terciopelo
azul marino con ribetes de color amarillo. Había
pertenecido al Rey Bestia, que lo había usado
durante su coronación también. "Fue mi culpa, yo
me moví."
"Su mente está en otra parte, señor," dijo Lumiere
sabiamente. "Como todo futuro rey de Auradon."
"Probablemente," dijo Ben.
Para un futuro rey, estaba sorprendido por lo
poco que sabía de la Isla de los Perdidos. ¿Cómo
les eran los villanos, bajo la barrera? ¿Cómo
vivían, cómo comían, cómo se cuidaban? ¿Cómo
eran las familias? ¿Cuáles eran sus sueños y
esperanzas? ¿Qué veían cuando miraban por las
ventanas de su castillo o casuchas o cuevas?
Ben recordó haber oído que algunos de ellos
tenían hijos. Algunos tendrían que ser de su
misma edad, ¿no? Se preguntó cómo se sentían
viviendo bajo la sombra de sus malvados padres.
Me imagino que para ellos, es muy parecido a esto,
pensó, mirando hacia su anillo real en forma de la
cabeza de Bestia, igual al que usaba su padre. Ahí
estaba él usando el traje de su padre, acomodado
por el sastre de su padre. De pie junto a la
ventana del castillo de su padre.

~ 356 ~
Todos estamos atrapados. Estoy tan atrapado
como ellos.
Cuanto Ben más pensaba en ello, más sabía que
era verdad. No había elegido nacer príncipe y
convertirse en rey, al igual que ellos no habían
elegido quiénes eran sus padres. Fueron
apresados por crímenes que ellos no habían
cometido.
Ese era el mayor crimen, ¿no?
No es justo. No es culpa nuestra. Nosotros tenemos
que decir en nuestras propias vidas. Estamos
viviendo un cuento de hadas alguien más escribió.
En ese momento, Ben comprendió qué era lo que
quería para todos: porque encontró que quería
mucho más que lo que estaba viviendo.
Quería que las cosas cambien en Auradon.
Todo, pensó. Para todo el mundo.
¿Era eso posible? Por otra parte, ¿cómo podría no
serlo? ¿Cómo iba a continuar con las cosas como
estaban ahora?
Ben pensó en ello.
Si él iba a ser rey, tendría que ser él mismo, como
su madre le había dicho. Y él era diferente de su
padre. Eso era evidente para todos, incluso para
Lumiere. Ben destacaría, pero gobernaría de una
manera diferente.
Él haría diferentes reglas y proclamas.

~ 357 ~
Su mente vagaba de nuevo en la imagen de la
chica de cabello púrpura con brillantes ojos
verdes. La chica de su sueño.
¿Quién era ella?
¿Alguna vez la conocería?
¿Era uno de ellos? ¿Una de las almas perdidas en
esa maldita isla? Tenía la sensación de que ella
vivía allá.
Y justo en ese momento, tuvo un destello de
inspiración.
Uno que cambiaría el destino de Auradon y la Isla
de los Perdidos para siempre.
¿Por qué no?
Era solo cuestión de tiempo.
Su decisión estaba tomada.
"¡Señor! ¿A dónde va? ", Exclamó Lumiere
mientras Ben de repente saltó lejos de la aguja y
el hilo, y una ráfaga de alfileres y tizas, otras
cosas, volaban alrededor de la habitación.
"¡Debo encontrar a mis padres! ¡Tengo algo que
decirles, y no puedo esperar! dijo Ben. "¡Se me ha
ocurrido la idea más brillante!"

~ 358 ~
Agradecimientos

C uando era niña crecí en Filipinas, la primera


película que vi fue la Cenicienta, que había sido la
película favorita de mi madre cuando era niña.
Fue la primera película que vi con mi hija, y
también se convirtió en su película favorita. (Mi
favorita es La Bella Durmiente.) La magia de
Disney fue gran parte de mi infancia, y ahora es
una enorme parte de la de mi hija. Fue
maravilloso ver a las viejas películas de nuevo
con ella mientras yo escribía este libro, así como
compartir la nueva película de Disney Channel
que la inspiró. Todavía no puedo creer que tuve
que recrear ese universo y con estos personajes
que definieron mi infancia. Ha sido un viaje
mágico, y les debo mi agradecimiento a las
personas que me ayudaron en mi camino. Mi
familia de publicaciones, mi editora, Emily
Meehan, mi publicista, Suzanne Murphy, y todo el
mundo en Disney Hyperion, especialmente Seale
Ballenger, Mary Ann Zissimos, Simon Tasker,
Elena Blanco, Kim Knueppel, Sarah Sullivan,
Jackie DeLeo, Frank Bumbalo, Jessica Harriton ,
Dina Sherman, Elke Villa, Andrew Sansone, y
Holly Nagel, que me han visto a través de un
sinnúmero de libros y lanzamientos, ¡Gracias por
creen en mi! Marci Senders, que armó un diseño
perversamente impresionante, y Mónica Mayper,
que se aseguró de cada villano tenga lugar. A los
grandes de Disney Consumer Products, Andrew
Sugerman y Raj Murari haciendo las mejores
fiestas. Jeanne Mosure, mi héroe. Muchas gracias
a Rebecca Frazer y Jennifer Magee-Cook del
equipo Descendientes, y todos los encantadores
chicos de Disney Channel, especialmente a
Jennifer Rogers Doyle, Leigh Tran, Naketha
azadas, y Gary Marsh. Fue muy emocionante
poder cumplir con el director Kenny Ortega, el
diseñador de producción Mark Hofeling y las
estrellas de la película, Dove Cameron, Booboo
Stewart, Cameron Boyce, Sofía Carson, y el
inimitable Kristin Chenoweth. A los guionistas
Sara Parriott y el guión de Josann McGibbon, tan
hilarante y estimulante. Mi agente, Richard Abate,
el hombre. Melissa Kahn que es impresionante.
Agradecimientos y amor a las familias de DLC y
Johnston, especialmente a mis sobrinos Nicholas
y Joseph Green y Sebastián de la Cruz. Me las
arreglé con un poco de ayuda de mis amigos,
especialmente mi querida Margie Stohl. Mi
esposo, Mike Johnston, es un genio creativo, y con
él nuestra hija, Mattie Johnston, que hace que
todo esto valga la pena.
Espero que hayan disfrutado el libro y que hayan
creado un nuevo conjunto de recuerdos de
Disney. De verdad no querrás perderte la
película. ¡Gracias por leer!

Besos y abrazos,
Mel
Acerca del autor

M ELISSA DE LA CRUZ (www.melissa-

delacruz.com) es la autora de muchos libros,


incluyendo The Ring and The Crown, la serie de
libros The Witches of East End, y todos los libros
best-selling de la serie Blue Bloods: Blue Bloods,
Masquerade, Revelations, The Van Alen Legacy,
Keys to the Repository, Misguided Angel, Bloody
Valentine, Lost in Time, y Gates of Paradise.
Actualmente vive en Los Ángeles con su esposo y
su hija.

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