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Tokyo Ghoul: Days

Estaban en Big Girl, su hamburguesería preferida. Hide nos deleita con las virtudes de sus
hamburguesas y lo guapas que son las chicas que atienden ahí.

− Cómo es que te gusta llamarle Kaneki? Anaan, Kunaan?

− La tierra prometida de Canaan –le recordó, como lo hacía cada vez que venían aquí.

Hide dijo que lo recordaría la próxima vez, pero eso era algo que Kaneki dudaba.

Estaban comiendo y hablando de chicas, como solían hacerlo, cuando escucharon a otro
cliente hablando de ghouls. Hide dice que el sería feliz saliendo con una chica, aunque ella
fuera un ghoul. Kaneki le dice que no tiene por qué llegar tan lejos.

Se hace un flash de lo ocurrido en el primer capítulo de la serie.

Segunda parte.

Hide esperaba escuchar acerca de la excitante cita de Kaneki, pero en su lugar supo de un
accidente en que se había visto envuelto.  Desde ese día cosas raras comenzaron a
ocurrir, especialmente el hecho de que Kaneki ya no soportaba las hamburguesas que
tanto amaba.

Dos investigadores del CCG habían sido asesinados en el distrito 20. Y ahora visitaba a
Kaneki en Anteiku. Había notado que Kaneki, que no se veía bien desde la cirugía, parecía
estar mejorando ahora que trabajaba en la cafetería. Él le agradecía a Anteiku, y
especialmente a Touka, por encargarse de ellos luego del accidente automovilístico, a
pesar de que no lo recordara con claridad.

− Hide, deberías dejar de venir tan seguido.

− Qué?

Kaneki tartamudeó una excusa acerca de que el café de Anteiku era demasiado caro. Hide
acabó aceptando, pero le dijo que lo empleados no deberían ahuyentar a la clientela y
ordenó un cappuccino.

Algunos días después volvió a la cafetería, Kaneki mantenía la mirada baja. Le dijo que no
debía volver más allí, porque ha habido gente sospechosa en el área. Para consternación
de Kaneki, el desestimó la advertencia luego de que éste admitiera que en realidad nada
había pasado aún. Hide se preguntaba si había algo que Kaneki no fuera capaz de decirle.

Hide siguió meditando acerca de lo que había pasado al día siguiente. Ellos se conocían
desde hace mucho tiempo y estaba convencido de que Kaneki en realidad estaba
protegiéndolo. Aun así, se preguntaba quiénes eran las personas sospechosas. Ni siquiera
había notado que la clase había terminado hasta que se le acercaron unos chicos, eran
miembros del Club Escolar de Investigaciones Sobrenaturales, se presentaron como
Kiyama, el presidente, y Sanko, la nuevo miembro.
− Tiene Kaneki-kun signos de ser un ghoul?

−  …Qué? –se estremeció.

− Como escuchaste. Sospechamos que Kaneki-kun podría ser un ghoul.

Ambos eran parte de una comunidad online de investigación paranormal que se reunía
periódicamente, y el tema de la siguiente reunión eran los ghouls. Hide les explica que no
hay forma en que Kaneki sea un ghoul, pues se conocen desde la primaria. Entonces,
Sanko le muestra una enorme lista de personas que ellos consideran sospechosos.

− Nagachika-kun, sabías que los ghouls no pueden ingerir comida humana?

Hide dijo que había leído eso en el nuevo Libro para desenmascarar ghouls de Mr. Ogura.
Ogura era una autoridad en temas relativos a ghouls, y siempre aparece en la TV cuando
ocurre algún incidente relacionado con ghouls. Kiyama se sorprende del interés que
muestra Hide por los ghouls y le comenta que están investigando a los estudiantes que no
han comido en el campus dentro del último mes. Hide señala que hay muchos estudiantes
que no lo hacen, pero Kiyama dice que es por eso que están investigando a cada
sospechoso en particular.

− Entonces, dentro de este último mes, has visto a Kaneki-kun comer algo?

− Hemos bebido café.

− Eso no es suficiente como para descartarlo.

Hide les cuenta que acostumbraban comer juntos todo el tiempo, pero a ellos les
interesaban solo los eventos ocurridos el último mes. Así que acordaron dejar a Kaneki en
la lista por el momento, mientras investigaban a los demás sospechosos.

−Esperen, esperen un poco… ya sé! –dijo− Por favor, permítanme ayudarles con su
investigación!

Tercera parte.

El club tomaba sus investigaciones muy seriamente. Investigaban a los sospechosos fuera
del contexto estudiantil e incluso tenían detalles acerca de las rutas de patrullaje de los
investigadores ghoul del distrito. Un tiempo después, Hide les preguntó si no era ya hora
de quitar a Kaneki de la lista, pero ellos dijeron que la reunión se acercaba y se vería mal
si tuvieran muy pocos sospechosos, incluso si veían a Kaneki comer. Hide se dio cuenta de
que en realidad nadie de la lista parecía ser un ghoul.

− Entonces Nagachika-kun, irás a la reunión?

− También puedo asistir? −preguntó Hide, ladeando la cabeza.

− Todos pueden asistir a las reuniones! Es el corazón de la investigación ghoul, tienes que
venir!

− Si ese es el caso, supongo que iré a echar un vistazo! –dijo, intentando parecer alegre.

Ya era el día de la reunión, no había podido quitar el nombre de Kaneki de la lista. Un


montón de gente asistió al encuentro, aunque solo algunos grupos pequeños, como el de
Kiyama, presentaron sus hallazgos. Habían sido incapaces de reducir el número de
sospechosos y concluyeron que de hecho, ya que muchas personas no comen en público,
los ghouls son capaces de mezclarse muy bien en la sociedad. Luego de las
presentaciones, los asistentes empezaron a reunirse y a charlar entre ellos.

− Ahhh… entonces así termina esto.

El tema de la siguiente reunión sería anunciado dentro de poco y el asunto sobre los
ghouls va a ser dado de baja. Por lo que Hide suspiró aliviado.

− Los detalles de su investigación son muy interesantes −dijo un hombre de


aproximadamente 25 años, sentándose a su lado.
El hombre se presentó como Cain.

− Es Mr. Cain? −dijo Kiyama, sorprendido.

Aparentemente se trataba de una celebridad en el círculo de las investigaciones


sobrenaturales, tenía un buen número de logros. En relación a los ghouls, había
investigado un caso en el cual un paciente de un hospital del distrito había sido devorado
por un ghoul.

− Ah, pero ustedes son las estrellas del día, presentaron un estudio muy interesante −dijo
Cain− Estoy muy interesado en el caso que mencionaron. El del joven que hasta hace unos
meces comía abiertamente con sus amigos, pero al que no se le ha visto comer en el
último mes.

Hide abrió los ojos de par en par. Se refería a Kaneki.

− Oh, ese tipo es completamente normal! −dijo riendo y agitando sus manos.

− Por qué lo dices?

− Porque es mi amigo, lo conozco desde la primaria


− Oh, entonces tú eres su testigo. Como se llama tu amigo?

− Kaneki Ken

− Ya veo, ese nombre en realidad parece muy normal… −dijo Caín− pero has considerado
que… una persona podría ser convertida en ghoul?

Al decir eso, el corazón de Hide se detuvo.

− Convertirse en un ghoul? Que concepto tan innovador −dijo Kiyama con interés.

Hide agitaba sus manos en rechazo, a lo que Caín responde con un suspiro.

− Que poco romántico. Hacer uso de la imaginación para contemplar cada una de las
posibles respuestas es el encanto de la investigación sobrenatural. Bueno, entiendo que
no te agrade que tu amigo sea llamado ghoul. En ese caso, no crees que lo mejor sería
hacer una investigación a fondo para probar que tu amigo no está relacionado en absoluto
con ghouls?

Tanto Kiyama como Sanko estaban de acuerdo y emocionados por trabajar con Caín, por
lo que Hide no tuvo más elección que continuar con esto.

Cuarta parte.

Se reunieron al día siguiente en el barrio en que vivía Kaneki a las 7 de la mañana. Hide
intenta ahogar un bostezo y le pregunta a Caín por qué está tan entusiasmado con esto.
Caín le contesta apasionadamente que es porque ama la sensación que se produce cuando
todas las piezas del puzzle encajan. Al terminar de decir eso Kaneki sale por la puerta de
su casa.

− Debe ir a trabajar a Anteiku –dijo Sanko, abriendo su libreta.

− Incluso lo han seguido al trabajo?

− Claro que sí

Hide se preguntó si las personas sospechosas de las que hablaba Kaneki en realidad eran
Kiyama y Sanko.

− Muy bien, vamos a seguirlo a la cafetería −dijo Cain, ignorando su conversación y


saliendo de su escondite.
Se sentía mal por seguir a Kaneki de esa forma, pero se mantuvo detrás de los demás. Y
fue así como empezó la investigación. A excepción de los fines de semana, Kaneki asistía
regularmente a clases. Pero al igual que él, Caín parecía no estar alimentándose
adecuadamente, porque seguía a Kaneki a cada clase. Hide también se sentía incómodo
por lo entusiasmados que estaban Kiyama y Sanko con la pasión con que Caín trabajaba
en la investigación.

− Enserio no parece estar comiendo nada, podrían ser ciertas nuestras sospechas? −se
preguntó Cain.

− De ninguna forma… −protestaba Hide, repitiendo que lo conocía hace demasiado


tiempo y que muchas veces han ido juntos a comer hamburguesas.

− Pero eso no ha pasado últimamente, cierto? −preguntó Cain con tranquilidad.

− Estuvo hospitalizado hace poco, aún no se recupera del todo −explica Hide,
persistentemente.

− Cálmate, es imposible para mí monitorearlo cada momento del día, debo haberme
perdido de algo. Sobre todo porque se sabe que los ghouls son más activos por la noche,
mi investigación aún no está completa.

− Mañana va a trabajar hasta tarde, intentemos esperarlo cerca, quizás seamos capaces
de presenciar el momento clave de la investigación.

− Yo quiero acompañarte −dijo la normalmente silenciosa Sanko, levantando tímidamente


la mano.

− Yo también! Por favor llévame contigo! −continuó Kiyama.

− Esto puede ser peligroso −dijo Cain con preocupación, pero ninguno de los dos titubeó.

− Y qué hay de ti, Nagachika-kun? –preguntó Kiyama.

− Yo también voy, y no habrá ningún peligro porque Kaneki no es un ghoul –contestó,


frustrado.

Acordaron reunirse frente a la cafetería a las 8 de la tarde.

− Qué problemático −pensó Hide distraídamente, tenía un mal presentimiento acerca de


esto, y confiaba mucho en su intuición.
Ese día fue a su casa e inmediatamente se desplomó en la cama, estaba inquieto. A
medida que el tiempo pasaba y la hora de la reunión se acercaba, su inquietud aumentaba
más y más.

Salió de su casa un poco más temprano. Recordaba las luces de los fuegos artificiales de
aquella noche de verano, luego de que publicaron sus calificaciones, y el regaño que se
llevaron de una ancianita por eso. También recordaba las hamburguesas que comieron
para celebrar su ingreso a la universidad. Todas sus memorias tenían la sombra de Kaneki
en ellas. Pensaba que seguramente era lo mismo para Kaneki.

Era una noche fría, Hide se congelaba. Miró las bebidas calientes de una máquina
expendedora, tenían el café negro sin azúcar al que Kaneki se había vuelto tan aficionado
últimamente. No estaba acostumbrado a las cosas amargas, pero de igual forma compró
una y la puso en el bolsillo interior de su chaqueta para sentir su calor.

Estaba deambulando frente a la estación de trenes, cuando escuchó una alegre voz. Era un
artista callejero que parecía ser un poco mayor que él. Cantaba muy bien, pero nadie se
detenía a escucharlo. Hide se dio cuenta de que aún restaban dos horas para la reunión,
por lo que fue a sentarse a su lado. El artista le sonrió al verlo, y alzó la voz.

− Dios está aquí, no seas ciego –decía la letra.

− Dios… −reflexionó Hide.

− Hay algo que te preocupe? –le preguntó el artista, sacándolo de sus pensamientos,
parece que ya había acabado su canción.

Hide alabó su canto y su forma de tocar, pero él seguía interesado lo que le preocupaba,
así que confesó.

− Cómo decirlo… mi mejor amigo parece estar en problemas, pero no hay nada que
pueda hacer… desearía que Dios me ayudara.

El cantante le dijo que era bueno ayudar a otros, pero que en ocasiones permanecer
juntos era suficiente para ser feliz. En definitiva, existía algo mejor que tener amigos a tu
lado con los que estar a gusto?

Hide se sintió mejor tras hablar con él, y se dio cuenta por su acento que no era originario
de Tokyo. Trató de darle dinero pero lo rechazó, así que le dio la lata de café como
agradecimiento. Cuando la vio sus ojos se iluminaron, dijo que no había comido en días.
Hide se rio y le dijo que no era necesario exagerar tanto.
Tras dejar al artista callejero se acordó del tiempo en que encendió fuegos artificiales
junto a Kaneki, los había comprado en una tienda de descuento junto con un encendedor.
Fue a un almacén cercano, allí se encontró con Kiyama, que estaba haciendo tiempo hasta
que llegara la hora de la reunión. Hide tomó algunas bolas de arroz y pasó por otros
estantes.

− Eh, por qué estás comprando todo eso? −preguntó Kiyama.


− Me gustan −respondió Hide.

Los demás llegaron al lugar de la reunión.

− Parece que Kaneki-kun no ha terminado de trabajar aún, deberíamos echar un vistazo a


los alrededores, no saber la geografía del lugar podría ser un error.

Había una gran cantidad de callejones vacíos alrededor de Anteiku, que se veía
especialmente ominoso por la noche.

− Señor Caín, c-creo que hay algo aquí –dice Kiyama, fácilmente intimidado.

Sanko también miraba alrededor con nerviosismo.

− Sí, he investigado este lugar muchas veces con anterioridad y definitivamente hay algo
inquietante este día, quizás no debimos llegar tan lejos −susurró Caín.

De pronto, se oyó un crujido.

− Ahhh!! Qué fue eso?! –gritó Kiyama.

Pero solo era Hide, que había abierto el envoltorio de las bolas de arroz.

− Oh, lo siento, tenía hambre.

− Qué! Sí que eres relajado, Nagachika-kun!

− Hahaha creo que soy muy valiente –contestó, dándole un mordisco a la bola de arroz−
Después de todo, no puedo luchar con el estómago vacío. Em… señor Caín, no
deberíamos ir tan lejos, sería problemático que un ghoul nos atacara de verdad.

− Entonces, Hide-kun también está asustado?

− Ah, de hecho sí, incluso para la gente de por aquí es fácil perderse entre tanto callejón.

− Entiendo, entonces deberíamos volver por donde vinimos –dijo Caín, para alivio de
todos.

Sin embargo, ya se habían metido demasiado profundo en los callejones, por lo que
terminaron perdiéndose.

− Ah! Señor Caín, es otro callejón sin salida!


Se detuvieron. Caín sacó su celular para comprobar su localización, estaban muy lejos de
las luces y no había nadie.

− Enserio se siente como si un ghoul fuera a aparecer en cualquier momento −dijo


Kiyama, sin pensar.

Quizás fue esa frase la que lo inició todo. A Hide se le puso la piel de gallina, y comenzó a
sentir una presión sofocante. Quizás…

− Está bien, este es un increíble lugar para cazar!

Una voz retumbó en el callejón sin salida. En un instante, Kiyama fue arrojado contra la
muralla que se encontraba detrás de ellos. Al voltearse, Hide ya sabía lo que pasaba.

− Kiyama-kun! –gritó Sanko, corriendo hacia Kiyama, que había perdido el conocimiento.

Fue ahí donde Hide las vio, ese par de pupilas rojas.

− Este es el puzzle que he armado pieza por pieza! Mi cena por fin está lista!
Caín estaba de pie con una gran sonrisa, tenía algo como una cola que se agitaba de un
lado a otro.

− Hide-kun, yo también soy un ghoul! Puedes ver estos ardientes ojos? Disfruta de tus
últimos momentos en este mundo!

La cola rozó la mejilla de Hide e hizo un enorme agujero en la muralla. Trozos de concreto
volaron por todas partes, y Sanko se desmayó sobre el cuerpo de Kiyama.

− No te preocupes, no te mataré enseguida! −dijo Caín− he estado esperando esto por


mucho tiempo, sería una vergüenza no saborearlo apropiadamente!

Alzó su cola para atacar otra vez, pero Hide ya había comenzado a correr a toda prisa en
otra dirección. No había tiempo para preocuparse por Sanko y Kiyama.

− Enserio eres así, Hide-kun? Eres de los que abandona a los demás?

Caín lo persigue, la distancia entre ellos se va acortando rápidamente.

− Esto no es bueno, no es bueno, no es bueno!!

La cola de Caín se extiende y derriba a Hide, que cae bruscamente al suelo.

− Eso duele… ow…

Al abrir los ojos, Hide encuentra a Caín observándolo, ya no sonreía.

− …Cuando te diste cuenta que era un ghoul?

− A-ahora… −contestó Hide rápidamente.

− No, la mayoría queda en shock cuando ve a un ghoul. Nadie se aleja corriendo


inmediatamente. Pero tú, un simple estudiante universitario, lo hiciste. Te habías dado
cuenta, verdad?

Cuando Sanko dijo que Kaneki trabajaba en Anteiku, cómo sabía Caín que era una
cafetería? Qué hace a un hombre tan valiente como para entrar a todo tipo de lugares
aterradores y a la vez no ser atacado por un ghoul durante la noche, momento en que
ellos están más activos? Habían varias cosas que se habían ido amontonando en la mente
de Hide.

− …Me das mucho crédito, corrí porque estaba asustado, aún no puedo creer que esto
esté pasando…
Era cierto, incluso en este momento, el deseaba que esto no fuera más que un mal sueño.

− Gracias a que saliste corriendo he perdido una valiosa cantidad de tiempo. Me los iba a
comer lentamente, pero ahora… sería complicado que descubrieran a un ghoul que no es
de este distrito cazando en el territorio de otro.

Caín planea dejar a los demás para otro momento, solo se comería a Hide en esta ocasión.

− Por favor, sé suave −pidió Hide

Caín se ríe y le dice que es interesante, pero que esto era un adiós y comienza a acercarse
con la boca abierta. Hide piensa que mucha gente debe haber encontrado su fin de esta
forma. Rápidamente mete la mano en el bolsillo de su chaqueta, saca algo y se lo mete
por la boca a Caín.

− Qu…!!

Tras el repentino ataque Caín retrocede, haciendo arcadas.

− Uhhh!! Tú! Qué…!!

Con sus dedos, Caín saca lo que tenía en la boca. Era la bola de arroz que Hide había
comprado en el almacén.

− Los ghouls no pueden ingerir comida humana, cierto? He escuchado eso mucho
últimamente! –dice Hide, alejándose a dos metros de Caín y sacando los fuegos artificiales
y un encendedor de su bolsillo− Y ahora… es tiempo para esto!
Hide enciende los fuegos artificiales. Caín es deslumbrado durante una fracción de
segundo por los fuegos artificiales y la explosión, tiempo que Hide ocupa para correr tan
rápido como puede. Revisa su chaqueta y encuentra lo que había comprado en el almacén.

− Ahora, tú…! –gritó Caín, tosiendo y corriendo tras él.

Otra vez, Hide empujó algo en la boca de Caín con toda su fuerza.

− Sabe bien verdad? −preguntó Hide, que sujetaba con fuerza el empaque en la boca de
Caín.

−…Uhhhh! Que es esta cosa!?… Este sabor en mi garganta!!!

Hide lo mira con el empaque vacío. Es salsa para carne, hecha con los ingredientes más
frescos. A diferencia de las bolas de arroz, esto no era fácil de escupir. Caín se lleva las
manos a la garganta, su kagune comienza a desvanecerse y solo sus ojos se mantienen de
un rojo brillante.

− Te mataré! TE MATARÉ! –grita Caín, lleno de rabia, apretando sus puños.

Pero justo cuando iba a moverse, una voz es oyó en el callejón.

− Qué está ocurriendo aquí?!

Dos hombres se acercan a ellos, Caín palidece. Llevan maletas en las manos.

Hide le dice que se encuentran en medio de una ruta de patrullaje de los investigadores
del CGG, la que conocía gracias a Kiyama y Sanko. Y que cuando lo estaba persiguiendo
corrió deliberadamente por esa ruta, y encendió los fuegos artificiales para llamar su
atención.

Cuando los hombres vieron a Caín, sus rostros se pusieron serios.

− Sus ojos son rojos… kakugan!!

− Es un ghoul!

A diferencia de antes, ahora era Caín el que temblaba.

− N-no… NO!!

En un segundo, algo salió de la maleta y atravesó el cuerpo de Caín, que comenzó a gritar
agónico y cayó al suelo, inmóvil. Los investigadores comentan entre ellos que se trataba
de un ghoul bastante débil. No esperaban encontrar un ghoul tan rápido en su asignación
temporal al vigésimo distrito.

− Oh, cierto, la persona a la que el ghoul estaba atacando se encuentra bien?

− Oye, tú…

Ellos miraron a su alrededor, pero no había nadie.

Hide huyó tan pronto como los investigadores aparecieron. De pronto, la figura de Kaneki
pasó por su mente. Cuando salió del hospital fueron juntos a Big Girl a celebrar, en esa
ocasión Kaneki había vomitado las hamburguesas que siempre había amado. Las figuras
de Caín y Kaneki se superpusieron. Hide quería parar de pensar en eso, cuando notó que
lo envolvía una sombra. Miró hacia el cielo.

− …!!

Una figura humana caía del cielo pero, antes de poder estar seguro de ello, algo golpeó su
cabeza.

− Gracias –le pareció oír, antes de desmayarse.

− …Nagachika-kun, Nagachika-kun!

Hide despertó junto a Kiyama y Sanko, que repetían su nombre.

− Qué pasó? –preguntó Hide, tratando de comprender la situación actual.

− No estamos seguros, ya estábamos aquí cuando despertamos.

Miró a su alrededor, estaban sobre el césped y las construcciones del lugar se le hacían
conocidas.

− La universidad? –dijo Hide, agarrándose la cabeza y tratando de recordar, sin resultado.

− Tampoco sabemos dónde está el señor Caín, al parecer se fue sin decir nada.

Al oír ese nombre Hide se estremeció. Kiyama aparentemente no recordaba y Sanko miró a
otro lado, sin decir nada, es que acaso no quiere que Kiyama se entere o lo habrá olvidado
todo a causa del shock?

− …Creo que en verdad algunas cosas simplemente no tienen explicación.


Hide se limpió la nariz con el dorso de la mano, olía a salsa para carne. Se quedó así un
rato, antes de apoyar las manos en el césped.

− Esta es definitivamente la mejor investigación sobrenatural de la historia! –dijo Kiyama,


emocionado.

Quinta parte.

Algunos días pasaron desde esa noche.

− …Creo que un montón de cosas pueden pasar en esta vida −dijo Hide, mientras
caminaba con Kaneki luego de la clase de historia japonesa.

− A que te refieres?

− No es nada.

Decidió tomar el incidente como un sueño. Ya casi era hora de almuerzo y estaba
hambriento. Lo mejor para reponerse era ir a comer a Big Girl, después de todo, ese lugar
era su…

− Um…la tierra prometida de…

Ca- algo. El repitió “Ca” en voz alta, mientras Kaneki lo miraba con cara de “lo olvidaste
otra vez”.

− Ca, Ca… Ca… Caín.

Esta experiencia era aún muy clara como para pensar que se había tratado de un sueño.
Antes, los ghouls parecían un peligro distante, pero acabaron por aparecer justo frente a
sus ojos. En lugar de corregirlo, Kaneki se quedó mirándolo.

− Hide, has estado leyendo la biblia últimamente?

− No, por qué?

− Es cierto que es la tierra prometida de Canaan, pero Caín… no es el de la historia de


Caín y Abel? Quiero decir, tanto Canaan y Caín, tienen origen bíblico.

Esta vez, es Hide quien se queda mirándolo.


− Qué pasa?

− Eh, que fue lo que dijiste? Caín fue un personaje bíblico?

Kaneki le cuenta que Caín fue el hijo de Adán y Eva, que fue exiliado por Dios al oriente
del Jardín del Edén, por haber asesinado a su amado hermano menor Abel por celos. Al
terminar Kaneki se quedó callado…

− Kaneki?

− …Yo… solía creer que Caín era un pecador. No, incluso ahora creo que es culpable. Pero
a los ojos de Caín esa era la única forma en que podía seguir viviendo. No puedo dejar de
pensar en eso… –dijo Kaneki, como pensando en voz alta

− Pero incluso entendiendo su motivación, eso no tenía justificación ante los ojos de Dios.

Hide se preguntó si Caín, que hábilmente se había disfrazado como un entusiasta


sobrenatural, se habría nombrado a sí mismo de esa forma por esta historia. Sin embargo,
apartó rápidamente su atención de eso, no había forma de obtener esa respuesta ahora.

− Ah, qué tema más depresivo… tengo bocadillos! Compartamos!

Para cambiar la atmosfera, Hide tomó un montón de bocadillos desde su bolso.

− Eh, yo no los necesito!

− No hay necesidad de ser tímido! Rápido, pon esto en tu mochila! Podrás comerlos
cuando tengas ganas!

Haciendo caso omiso de las protestas de su amigo, puso un montón en su mochila.

− E-espera! Mi mochila estallará!

Hide lo ignora e insiste en ir a la biblioteca a ver a un profesor. Resignado, Kaneki se


levanta y Hide lo empuja hacia adelante por la espalda.

− Hide, más despacio!

Pero sigue empujándolo hasta que salen del salón de clases, y en el momento en que Hide
quita sus manos la mochila de Kaneki, que había quedado mal cerrada, se abre, cayendo
al suelo sus útiles, libros y los bocadillos que Hide había metido ahí.
− Ah! Lo siento, lo siento! –dijo Hide, mientras él y un exasperado Kaneki recogen y ponen
todo de vuelta en la mochila.

− Oh, ellos deberían estar por aquí justo ahora…

− Qué?

− Nada! Vámonos!

Luego de irse por el pasillo, dos personas se detienen.

− Oh, así que Kaneki-kun sí está comiendo después de todo −señala Kiyama, que había
visto la gran cantidad de bocadillos que cayeron de la mochila de Kaneki.

Sanko asiente

− Bueno, en realidad nunca creí que Kaneki fuera un ghoul! No hay forma de que esa clase
de monstruos asistan a la universidad Kamii!

Sanko asiente otra vez. Abriendo su libreta y tarjando el último nombre escrito ahí, “Ken
Kaneki”.

Primera parte.

Su vida se tambaleaba, como si caminara sobre una cuerda infinita.

Touka había oído de Yoshimura, el gerente de Anteiku, que ha habido gente sospechosa
rondando por los alrededores no mucho después de su batalla contra los investigadores.
Ella paró de hacer lo que estaba haciendo y preguntó:

−Qué tipo de gente sospechosa? Son investigadores ghouls o humanos cualquiera?

Yoshimura le responde que no está seguro, que solo era capaz de sentir una extraña
mirada de manera constante y que lo tuviera presente.

Touka no sabía si el gerente en realidad no estaba seguro o si solo prefería guardar


silencio al respecto. Como sea, no iba a conseguir nada más de él, que ya había doblado
por el pasillo tras acabar la conversación.

−Gente sospechosa… debería decirle a Hide que no viniera por aquí en un tiempo?
Kaneki también se había enterado y parecía muy preocupado por las frecuentes visitas de
su mejor amigo.

−No sé –respondió Touka de inmediato, ignorando la expresión decaída de Kaneki.

−Si le digo, se va a interesar en el tema… pero si no lo hago, podría verse envuelto en


algo malo… −divagaba Kaneki, mientras caminaba en círculos.

−Que débil −pensó Touka.

Por otro lado, ese amigo probablemente era muy importante para él. Otra persona se
cruzó por su mente.

−…La tienda siempre es así. Solo dile que se mantenga al margen por un tiempo –dijo ella
rápidamente, sin mirar de frente a Kaneki.

−Huh?

Que no la escucharan mientras estaba hablando. Touka no podía evitar enojarse.

−Dile que esto ocurre de vez en cuando, nuestra tienda siempre ha tenido gente
sospechosa rondando, el sector es bastante inestable o algo así. Dile que lo tenga
presente, sería problemático que algo le ocurriera. Será suficiente con que sea cuidadoso
–dijo Touka, volviendo a sus labores.

Kaneki se quedó inmóvil, aparentemente reflexionando acerca de lo que había dicho ella.

−…Vuelve a trabajar! –gritó Touka.

−Ah! Lo siento!

−Qué tipo tan molesto –pensó ella.

Touka atiende a un cliente, pone su sonrisa de trabajo y se prepara para seguir con su
turno. Sin embargo, esa sombra permanece y, mientras sirve una taza de café, recuerdos
vienen a su mente.

−Hacer eso no me hará sentir mejor! –le había gritado su amiga, con los ojos llenos de
lágrimas.

Segunda parte.
Todo comenzó hace una semana.

−Oye, Touka-chan! Salgamos el fin de semana!

Touka hacía el papel de una estudiante normal de la Preparatoria Kiyomi en la sociedad


humana. Como los humanos, ella se despertaba temprano, iba a clases y hacía su tarea.
Vivir como lo hacían los humanos no era lo común, al menos no para los ghouls. Su
existencia era considerada un tabú para los humanos, y si era descubierta perdería de
inmediato su lugar en ese mundo. Por eso ella era precavida, cuidaba sus palabras y no se
metía en problemas. La existencia de su amiga Yoriko era como la brisa en primavera, que
la alentaba cálidamente. Yoriko le hacía esa invitación mientras sacaba su bento.

−P-por qué tan de pronto?

−Se me acaba de ocurrir –dijo Yoriko, apoyándose en el codo.

−Touka-chan ha estado trabajando tanto, un cambio de ambiente de vez en cuando…

Touka se endereza. No lo había notado, pero al parecer Yoriko había estado


preocupándose mucho por ella últimamente. Eso le daba mala espina, era consciente de
que la estabilidad de su diario vivir podía romperse en cualquier momento.

La preocupación de Yoriko comenzó cuando empezó el asunto con Mado. Aunque para ser
precisos, fue Touka quien inició todo eso. Esa clase de bastardos no merecía vivir. De
todas formas, cada vez que pensaba en eso recordaba el anillo que ese tipo llevaba en el
dedo, ese anillo suavemente desgastado. Acaso también habrá tenido una familia?

−…entonces qué te parece, quieres ir a divertirte a algún lado? –dijo Yoriko, subiendo la
voz.

−Eh?

−No hay ningún lugar al que te gustaría ir? Como al acuario o al parque de diversiones,
ese tipo de cosas.

Ella agachó la cabeza ante las preguntas de su amiga, acaso sus pensamientos se veían
reflejados en su rostro otra vez?

−No, no es eso. No es nada… −contestó Touka, vagamente.

−Ah… −exclamó Yoriko, como si estuviera pensando en algo− Acaso tienes una cita este
fin de semana?
Parece que había asumido por error que ella y Kaneki estaban saliendo.

−Qué? Nada de eso! –dijo Touka, poniéndose de pie y golpeando la mesa con las manos−
No tengo esa clase de relación con ese tipo!! Oh, ya sé, salgamos a alguna parte!

−Pero…

−Vamos, démonos prisa y elijamos un lugar al que ir!

Touka se pasó la mano por el pelo irritada y, tras mirar a su alrededor, se fijó en el
carismático adorno del conejo de la serie Zakka-c que colgaba de su celular.

−…el zoológico

−Qué?

−Qué tal si vamos al zoológico?

A diferencia de las frecuentes aglomeraciones que ocurrían en las instalaciones de los


estadios, acuarios y parques, en los zoológicos habían muchos más lugares en los que
refugiarse en caso de necesitarlo.

−Suena bien!

−Tú crees?

−Sí! Quizás podamos ver animales bebés! Y seguro hay áreas en las que podamos comer!

−Uh…

−Bien! Yo haré el bento!

Yoriko de pronto estaba llena de entusiasmo, mientras que la cara de Touka empezaba a
palidecer… tendría que saber de antemano en donde se encontraban los baños.

−Conoceremos la estación de trenes! A qué hora deberíamos ir? Oh, y cuál era el precio de
los boletos…?

Ajena a su ansiedad, su amiga se la pasaba parloteando, en realidad parecía estarse


divirtiendo un montón. Touka estaba un poco avergonzada, como es que una cosa tan
pequeña como esta podía hacerla tan feliz? Aunque al verla así no pudo evitar alegrarse
también y le dio un golpecito en la frente. Yoriko dijo que eso le había dolido, pero siguió
riendo y la abrazó, enserio se veía increíblemente feliz.
−Iré al zoológico con Touka-chan! Hahaha… estoy muy entusiasmada!

Al día siguiente en la escuela, Yoriko le mostró un mapa del zoológico que había sacado
de internet.

−Mira mira!

−…Wow, incluso trajiste eso?

Había estado investigando las características de cada atracción, qué animales eran más
jóvenes y qué lugares estaban cerrados temporalmente por reparaciones, e informó de
todo a Touka.

−Papá incluso nos imprimió cupones de descuento!

−Ah, sí que te has esforzado en esto!

−Mamá también me dijo eso!

Parece que Yoriko que había dicho a su familia acerca de su ida al zoológico.

−Mamá me dijo que no debía causarle problemas a Touka-chan y que no tenía que hacer
tanto bento, pero me gustaría seguir con el menú que tenía planeado, pensaba hacer
suficiente como para cinco personas…

−Cinco…

Esto era una mala noticia.

−Oh, irán al zoológico? –preguntó una voz detrás de ellas.

Parece que habían llamado la atención de un par de chicos de la clase.

−Creo que sí.

−Y van a llevar su propio bento? Lo preparará Kosaka?

−Ah, sí.

Yoriko era muy tímida en frente de los estudiantes varones, por lo que asentía en silencio
con la cabeza.
−Kosaka es una increíble cocinera, ya he probado de su cocina antes! –agregó uno de los
chicos, que había sido compañero de ella en la escuela media y había probado uno de sus
platos en la clase de cocina− Tiene una gran técnica, todos en la clase solían pedirle que
les diera de su comida cuando acababa, verdad?

−Uh… um… no es nada… −decía Yoriko modestamente.

Para recibir esa clase de cumplidos, ella debe ser realmente talentosa. Touka nunca podría
saberlo por sí misma, pero estaba encantada de que su amiga se sintiera orgullosa.

−Sin duda, después de todo quiere ser cocinera –dijo Touka, en lugar de la actualmente
incoherente Yoriko.

−Genial! Incluso sabes lo que quieres hacer a futuro!

Yoriko parecía incluso más aterrorizada que antes.

Cuando los chicos se fueron, Yoriko suspiró de alivio.

−Estaba tan nerviosa.

−Hay algo por lo que estar nerviosa?

−Enserio me pone nerviosa estar frente a tanta gente… pero Touka-chan puede hablar
con tanta confianza sin importar frente a quien se encuentre, me pone tan celosa.

−Es porque solo son nuestros compañeros de clases, no hay nada por lo que preocuparse.

−No… no solo es frente a nuestros compañeros de clases, también frente a los


profesores, incluso frente a desconocidos, siempre dices lo que piensas. Es increíble…

Ella solo decía lo que pensaba, no era nada especial. Sin poder comprender, lo único que
pudo hacer fue apuntar hacia el mapa del zoológico para cambiar de tema.

−Olvida eso, donde quieres ir?

Yoriko recuperó su alegría, y comenzó a deslizar su dedo a través de las fotos de los
animales. En ese mismo momento, no eran conscientes de la maliciosa mirada que se
posaba sobre ellas.

Ese mismo día durante la hora de almuerzo ellas juntaron sus mesas para comer, como de
costumbre. Uno de los chicos que les había hablado en la mañana se les acercó otra vez.
−Oyee, tú misma hiciste este bento Kosaka?

Yoriko estaba inmóvil, como si la hubieran clavado al asiento, por lo que Touka tuvo que
responder por ella.

−Sí, qué pasa con eso?

−Wow, es increíble. Em, uh… podría tener el privilegio de probar un poco? Solo será un
bocado –pidió formalmente el chico, juntando las palmas de sus manos.

Yoriko parecía completamente sorprendida y se giró hacia Touka como pidiendo ayuda.

−No sería genial? –le dijo Touka sin dudar.

Al escuchar eso, Yoriko se apresura y le da un trozo de pollo frito al chico, que se lo come
de un solo bocado. Sus ojos brillaron.

−Wow, esto es tan bueno! Es increíblemente sabroso! –dijo él, haciendo una expresión
que Touka definitivamente nunca podría hacer.

−Huh? Qué? Es tan bueno?

Al oír los elogios de su compañero, otros chicos comenzaron a acercarse.

−Paren ya! El bento de Yoriko se está acabando!

Mientras espantaba a los chicos, Touka pensó en lo feliz que debe hacer a Yoriko ver a la
gente poniendo esa cara al probar de su comida. Sin embargo, ella se veía pálida y tenía la
mirada baja.

−…Yoriko? Pasa algo?

−Ah, um… no es nada…

De pronto, una voz femenina resonó por el salón.

−Qué lindo debe ser saber cocinar bien!

Al seguir la voz, vio a tres compañeras cerca de ellas. Parecía un cumplido, pero sus
palabras tenían un tono sarcástico que molestaba a Touka. Las chicas evitaban verla a los
ojos.

−A quién le importa ese tipo de cosas… −susurraban entre ellas.


Al parecer esos chicos eran populares entre las chicas, no se veían mal y eran buenos en
los deportes.

−Ellos no tienen ningún tipo de relación con nosotras, vinieron por su cuenta –les explicó
Touka con franqueza, pero Yoriko ni siquiera se atrevió a apoyarla.

Luego de almorzar, tuvo que ir al baño para vomitar a solas y tomar un poco de agua.

−…?

La mayoría de estudiantes pasaban la hora de almuerzo fuera del salón de clases, pero al
volver Touka notó que el grupo de chicas de hace un rato estaban rodeando a Yoriko.

−Te gusta que te alaben, cierto? Por eso les muestras a todos tu cocina.

−Tu sabes que a Mayuhara le gusta Yamamoto-kun, verdad? Entonces por qué lo haces, te
burlas de ella?

−Hehe, parece que eso es lo que intenta hacer.

−N-no… no estoy tratando de hacer nada de eso…

Mayuhara debía ser la chica con la expresión más maliciosa, mientras que Yamamoto
seguramente era el chico que le había pedido un poco de pollo frito a Yoriko.

Touka caminó rápidamente hacia ellas.

−Qué es lo que haces? –preguntó Touka en tono inflexible, dirigiéndose a Mayuhara, que
parecía ser la líder del grupo.
Las demás chicas retrocedieron ante su llegada, solo Mayuhara sonrió, manteniendo firme
su mirada.

−Oh, Kirishima, volviste.

−No me escuchaste? Te pregunté qué es lo que estás haciendo.

−Qué hago? Solo estamos hablando, eso es todo –dice Mayuhara, pretendiendo
descaradamente no saber a lo que se refiere, haciendo que la expresión de Touka se
ensombrezca más.

−Escuché lo que acabas de decirle a Yoriko.

−Oh, si escuchaste todo entonces por qué te molestas en preguntar? –se burló ella, ante
la creciente furia de Touka.

−Qué fue lo que dijiste?

−Qué miedo! Oye, Kosaka, Kirishima está enfadada, por qué no le dices algo?

−A… ah… Touka-chan… todo está bien.

−Tú crees que esto está bien?

Yoriko temblaba ante el repentino regaño. Mayuhara le sonríe a Touka, con una mirada
examinadora.

−Kirishima se irrita mucho por Kosaka.

−Eh?

−No es por tu culpa? –piensa Touka con malicia.

Pero antes de que pudiera decir algo Mayuhara inesperadamente continúa.

−Tu naturaleza es distinta a la de Kosaka, es normal que pasar tiempo junto a ella sea una
molestia para ti.

−Cierra la…

−Estoy equivocada? Siempre pareces molesta al comer el bento de Kosaka.

−Qué?
Un golpe en un lugar inesperado, Touka titubea por un segundo. Hubiera querido decir
que era porque no podía ingerir comida humana, pero no podía.

−Kirishima siempre es tan independiente, pero siempre tiene que pasar su tiempo
acompañando a Kosaka. Lo mismo que con lo del zoológico, es obvio lo ve como algo
infantil, pero no tiene elección. No hay forma de que te guste hacer ese tipo de cosas,
cierto?

Ante las palabras de Mayuhara el rostro de Yoriko se puso increíblemente pálido. Sin decir
una sola palabra más, Touka agarró a la chica por la camisa y las chicas que las rodeaban
comenzaron a chillar.

−Cómo te atreves!

−Lo negarás o es que acaso di justo en el blanco?

Las palabras de Mayuhara la ponían de los nervios, pero no podía refutarlas con
confianza.

−Es bueno tener a alguien que te proteja, verdad Kosaka?

Mayuhara mira con arrogancia a Yoriko, que está como petrificada y con los ojos llenos de
lágrimas. El agarre de Touka se vuelve más fuerte, y pone el puño contra el estómago de
Mayuhara.

−Te lo advierto, si te atreves a decir otra palabra…

Definitivamente te mataré. Pero mientras esas palabras se gestaban en su garganta una


voz masculina resuena en el salón.

−Qué está pasando aquí! –gritó el profesor de historia.

−…Owww! No… lo siento! Por favor discúlpanos!

Mayuhara es la primera en reaccionar, dejándose caer al suelo, para luego llevarse las
manos al estómago y toser violentamente.

−Kirichima! Qué estás haciendo?

−Ah, no, Touka-chan estaba… −comienza a decir Yoriko tratando de explicar, pero
Mayuhara se pone a llorar escandalosamente en el suelo.

−Duele! Owwww, profesor! Dueleee!


−Mira lo que hiciste Kirishima, has ido muy lejos!

−Mayuhara-chan, estás bien? Donde te duele?

Las amigas de Mayuhara la levantan, uniéndose a la actuación, como las profesionales del
engaño que son.

−No… no es lo que parece…

−Kirishima, vamos a la oficina.

El profesor la saca afuera del salón por el brazo, pasando por el lado de Mayuhara.

−Eres muy graciosa –le susurra Mayuhara, para que solo ella pudiera escuchar.

Luego de ser regañada Touka camina de regreso al pasillo y se da cuenta de que Yoriko la
ha seguido y ahora se acerca tímidamente.

−Touka-chan… lo siento, todo es mi culpa…

−No, no es tu culpa –dice Touka secamente, regresando al salón, pero Yoriko se queda de
pie, inmóvil.

−…?

Yoriko había bajado la cabeza y agarraba con fuerza su falda.

−Ya te lo dije, no es tu culpa. La culpable de todo es Mayuhara, y sin importar qué, esta
vez la haré llorar de verdad.

No le gustaba dejar las cosas a medias, y si no se controlaba a este tipo de personas quien
sabe cuántas veces Yoriko sería acosada de la misma forma. Aún quedaba un rato antes
del término de la hora de almuerzo. Touka comenzó a caminar

−No lo hagas, Touka-chan!

Yoriko la sigue para intentar disuadirla.

−No hagas algo como eso!

−De qué hablas? Luego de que se burlaran de esa forma, acaso no estás molesta?

−Lo estoy, pero… solo déjalo…


−Qué? Qué dices?

Lo que Yoriko decía era lo mismo que defender a Mayuhara. El ánimo de Touka empeoró.

−Voy a terminar con esto!

Hablar sin actuar no tenía sentido. Pero Yoriko intentaba detenerla otra vez.

−…Yoriko, es necesario darle a ese tipo de escoria una lección! Si las dejas que se salgan
con la suya, esto comenzará a ser habitual! No lo entiendes?

Touka no controló la violencia de sus palabras, por lo que Yoriko se asustó.

−Y-yo…

Yoriko hablaba con voz entrecortada, como si intentara contener algo. Un momento
después sus ojos comenzaron a brillar. Oh no. Cuando Touka se dio cuenta, ya era
demasiado tarde. Su enojo se esfumó tan pronto como las lágrimas comenzaron a escurrir
de los ojos de Yoriko.

−Enserio me emociona que Touka-chan se sienta de esta forma…

Era demasiado tarde para contener sus lágrimas, por lo que Yoriko solo podía hablar entre
sollozos ahogados.

−Pero… pero…

Sus lágrimas se deslizaban una tras otra por sus mejillas.

−Touka-chan, hacer eso no me hará sentir mejor!

Cada una de sus palabras perforaba su cuerpo. Estaba congelada por las palabras de esta
chica humana. Su llanto le había recordado lo que le había dicho Hinami durante su
batalla con Mado.

−Ya ha sido suficiente venganza!

Desde ese día la actitud de Yoriko cambió. No es que ella evitara directamente charlar, es
solo que ya no lo hacía alegremente, como había sido siempre, parecía aprehensiva al
respecto, como había sido ella misma en el pasado. Aunque para Touka las cosas también
habían cambiado, mientras antes había un tono gentil y confidente entre ellas, ahora
había una extraña distancia separándolas. Touka no entendía.
−Ah, trajiste pan?

−Sí

A la hora de almuerzo, mientras Touka rompía el sello del pan que había comprado en el
almacén, Yoriko la saluda con una especie de expresión forzada en el rostro. Su
conversación terminó rápidamente y Yoriko comenzó a comer tranquilamente su bento
hecho en casa. En el pasado, ella le hubiera dicho que necesitaba comer más y habría
dividido su almuerzo. Pero así es como debe ser, como ghoul no podía digerir comida
humana, este era una buena noticia para su cuerpo, pero era todo lo contrario para su
espíritu.

Por otro lado, Mayuhara actuaba como si nada hubiera pasado y charlaba ruidosamente
con sus amigas, como siempre. Parece que estaba satisfecha mientras el chico que le
gustaba se mantuviera alejado de ellas. Claramente ella era había causado todo esto, pero
estaba riendo como si nada. A Touka le daban ganas de matarla cada vez que la veía.

−Maldición.

Tenía que hacer algo al respecto, pero no sabía qué. Y así fue, día tras día.

Tercera parte.

−…Touka-chan, estás derramando café.

−Aaaah!… dilo antes!

Touka le ordena a Kaneki que vierta el café por ella mientras va a buscar un trapo. Dicen
que el tiempo diluye todo, pero ya ha esperado una semana y las cosas no iban como
esperaba. Su relación con Yoriko solo se volvía más y más rara.

Kaneki le lleva el café al cliente.

−Oh, es primera vez que te veo, debes ser nuevo, cuál es tu nombre?

−Kaneki Ken.

El cliente lo observaba como si hubiera descubierto un nuevo mundo, mencionando que


Kaneki tenía una esencia única. Estaba claro que se trataba de un ghoul. Kaneki que
preguntó a Touka por él cuando volvió detrás de la barra.
−…Ah, él no es del distrito 20. Viene aquí a cazar de vez en cuando porque es muy débil
como para tener su propia zona de caza, no te le acerques mucho.

−Oh, entiendo. Enserio existen toda clase de ghouls.

Kaneki mira con cuidado al cliente antes de alejarse.


Kaneki le dice a Touka que ya puso en alerta a Hide para que se mantuviera alejado por un
tiempo, gracias a la advertencia del otro día.

−Huh? Qué advertencia?

Él la hace recordar, sonriendo a pesar del trato frío de ella. Touka se preguntaba si el se
estaría volviendo más resiliente. Ella lo mira y, como advirtiendo el peligro, termina
rápidamente con el tema.

−…sería mejor si no vuelve a venir −dice Touka.

−Huh?

−Ya te lo he dicho, la cafetería recibe a un gran número de ghouls que intentan recolectar
información relativa a los humanos. Como ese tipo –dice ella, indicando al cliente que
Kaneki acababa de atender− él acostumbra llevar humanos a lugares desolados para
comérselos, parece que los encuentra online. Y existen ghouls como él en todas partes, si
enserio te preocupa tu amigo entonces deberías mantenerlo lo más lejos que puedas de
los ghouls.

Luego de oír eso, Kaneki contuvo el aliento y bajó la mirada. Parece que había exagerado,
se sentía un poco insegura respecto de lo que debía hacer.

−Pero hasta ahora siempre hemos estado juntos… quizás suene un poco dramático, pero
para mí su existencia es algo de lo que dependo tanto como de mi corazón… si el llegara
a desaparecer, no tendría lugar al que pertenecer.

−Qué? De qué estás hablando?

−No estabas diciéndome que me alejara de Hide?

Ella solo pretendía que Nagashika dejara de venir a Anteiku, pero al parecer Kaneki
entendió que le estaba diciendo que corte todo lazo con él. Como haya sido, ella comenzó
a sentir un repentino miedo. Sin darse cuenta Kaneki había dado con el punto del asunto.
Si proteger a tus amigos significa mantenerlos lejos de los ghouls, entonces eso aplicaba a
ella más que a nada. De ser así, que pasaría con ella y Yoriko?

−…Touka-chan, estás bien?

Quizás puso una cara rara.

−Estoy bien.
−Pero no pareces estar muy bien estos días.

−Dije que estoy bien.

Que él se preocupara de ella la hacía ponerse de mal humor.

−Tiene que ver con Yoriko?

Parece que Kaneki se había dado cuenta, un escalofrío le recorrió el cuerpo.

−Es una pelea?

−Cállate, vuelve a trabajar!

Pero no se iba y la miraba como si quisiera decirle algo.

−Qué? −pregunta Touka, enojada.

−Será mejor… si te das prisa −sugiere Kaneki con cuidado.

−Qué irritante −le contesta− no es una pelea!

Mientras caminaba a casa, luego de su turno en Anteiku, sacó el mapa del zoológico que
le dio Yoriko. Aún quedaban un par de días hasta su visita, seguramente volverían a la
normalidad. Incluso si no pasaba enseguida, al final Yoriko terminaría riendo felizmente
como siempre lo hace cuando ya estuvieran en el zoológico. Intentaba pensar
positivamente, así que plegó el mapa con cuidado y lo puso en su bolso.

Sin embargo, entre más altas son las expectativas, más grande es la decepción.

Cuarta parte.

−Qué?

−…solo digo, no creo que vaya al zoológico esta vez.

Cuando Yoriko se acercó para hablar con ella en el receso, Touka pensó que las cosas por
fin volverían a la normalidad. Nunca pensó que cancelaría los planes.

−Por qué tan repentinamente?


−Um… en ese momento, no pensé en los planes que podría tener Touka-chan cuando
pedí que fuésemos a algún lado, lo lamento mucho. Pero la próxima vez, la próxima lo
haremos, iremos juntas cuando tengas tiempo, vale?

Pero incluso si Yoriko decía eso, para Touka sonaba más como si fuera a haber una
próxima vez.

−Está bien… yo iba a seguir con lo planeado…

−No te preocupes, todo fue mi culpa después de todo…

Touka no sabía que decir, así que guardó silencio.

−Mira, después de todo no pudo decir que quiere ir.

Touka se voltea y ve a Mayuhara parada arrogantemente detrás de ella.

−Qué mieeeeedo! –chilla, al notar que Touka la está viendo.

Las chicas que la siguen se ponen a reír.

−Le volviste a decir algo a Yoriko?

−No… yo fui, yo fui la que decidió esto −la detuvo Yoriko rápidamente− iremos la
próxima vez, te lo aseguro!

Ver a una paciente y servicial Yoriko le hizo sentir un punzante dolor, siempre da a todos
una dulce sonrisa.

−…Yoriko.

Las cosas no podían seguir de esa forma, pero no podía encontrar el modo de expresarse.
La clase se reanuda antes de que pueda decir algo.

Después de clases ese día, Yoriko se fue primero porque tenía asuntos que atender,
dejando a Touka sola, parada frente al grupo de Mayuhara, que había estado hasta ese
momento viendo a Yamamoto, que estaba haciendo ejercicio afuera, a través de la
ventana.

−Oh, irás a casa con Kosaka hoy? –le pregunta disimuladamente, al percatarse la
presencia de Touka.

−Qué fue lo que le dijiste?


−Disculpa, no sé de qué hablas –dijo Mayuhara jugando con su cabello, indiferente.

−Lo que te pregunté, qué le has estado diciendo a Yoriko en este tiempo −dijo Touka,
bajando la voz con intención asesina.

Quizás sintiendo la amenaza, dejó de jugar con su cabello.

−No mucho, solo le recordé amablemente el hecho de que no querías ir al zoológico con
ella, es todo. Al fin y al cabo, si en realidad hubieras querido ir, se lo habrías dicho
inmediatamente a pesar de lo que ella te dijo durante el receso –dijo Mayuhara, mirando a
sus amigas.

Las chicas alrededor de ella repetían como loro sus palabras.

−Lo mismo que con el bento de Kosaka, hay muchas cosas que claramente odias. Todas
podemos notarlo! Si no quieres que otras personas empiecen a hablar, deberías intentar
cambiar tu actitud un poco en lugar de siempre ponerle mala cara a la gen—

BANG! El puño de Touka pasó por el lado de la cara de Mayuhara y dio en el marco de la
ventana. La chica inmediatamente se quedó muda de miedo y las personas a su alrededor
comenzaron a jadear también.
−Qué sabes tú!? −gritó Touka en su corazón.

Ser incapaz de comer comida humana, estar siempre en peligro de ser asesinada, todo por
ser un ghoul. Por ser un ghoul! Porque soy un ghoul! Soy un ghoul! Con una muralla que
ella no puede superar sin importar lo mucho que lo intente y una felicidad que no puede
alcanzar sin importar que tan lejos busque, ella ha sobrevivido hasta el día de hoy.

−Quien sigue?

Su mirada pasa uno por uno a través de todos en el cuarto.


−Nadie, huh? Pedazos de mierda –dijo ella, saliendo del salón, dejándolas atrás.

En el camino, ella saca el mapa que Yoriko le dio.

−No quería ir a ver a los animales bebé en primer lugar… −susurra.

Cuando Yoriko dijo que ella no iba, no había sentido el derecho de decir que ella quería ir.

−Ah, Touka-chan! Trabajando duro! –la saluda Kaneki cuando llega a Anteiku.

−Cállate! −responde Touka, tan molesta que podría estallar.

Kaneki solo inclina la cabeza.

−Qué anda mal?

−…

Kaneki la mira por un momento.

−Pasó algo con Yoriko-chan? –dice suavemente.

Ella comenzó a temblar de rabia.

−Qué tratas de decir?!! –grita ella.

Los clientes de la tienda comenzaron a mirarla y un silencio tan denso como el agua
envolvió Anteiku.

−Estás bien, Touka-chan?

Esta vez la pregunta venía de Yoshimura, que estaba detrás de la barra.

−Ah… lo siento… −se disculpó Touka inmediatamente.

Yoshimura mira al pasillo.

−Qué tal si primero tomas un breve descanso.

−Qué? Estoy bien…

−Mírate al espejo.
Yoshimura niega suavemente con la cabeza, es difícil de explicar, es un movimiento
calmo, pero que no da lugar a negativas. Atrapado en medio, los ojos de Kaneki van de
Yoshimura a Touka una y otra vez.

−Entonces creo que me tomaré un pequeño descanso…

El gerente le da una mirada perspicaz, como queriendo decir que no deseaba regañarla,
pero que casi había perdido el control hace un momento.

−…Maldicion! −dice Touka en la parte más profunda de la cafetería.

En el segundo piso, frente al espejo, no puede evitar pensar que se ve aterradora. El


cansancio de su corazón parece haberse estampado en todo su rostro con mayúsculas.

−…Touka-chan, el café está listo.

Sin importar que ella lo considere molesto, Kaneki viene cargando una bandeja. Él le dice
que ayudó en la preparación de ese café y va a sentarse en el sofá.

−…Ya vuelve al trabajo.

−El gerente dijo que podía tomarme un descanso.

Kaneki miró el café humeante.

−Te sientes mejor? –pregunta él con cautela.

Touka no dice una palabra, pero él insiste.

−Oye, em, incluso si Touka-chan es mi superior en el mundo de los ghouls e incluso si


hay muchas cosas en las que necesito su orientación, creo que conozco un poco más
cuando se trata del mundo de los humanos.

−…

−Y bueno, a pesar de que probablemente pienses que no soy de confianza, si puedo


ayudarte aunque sea un poco, eso sería increíble. Eso es lo que pienso.

−…No creo que seas de ayuda.

−E-enserio? Pero hablar sobre lo que te pasa puede hacerte sentir un poco mejor, por qué
no lo intentamos?
Ahora era el turno de ella para estar nerviosa.

−…qué molesto.

Él era realmente persistente.

Si te ríes, te mataré –suspiró ella, antes de empezar a contarle toda la historia.

−…Ah, entonces eso fue lo que pasó… es un asunto complicado −murmura Kaneki.

−Enserio?

−Enserio!…Yoriko está realmente afectada. Es un poco distinto a una discusión. Cuando


las personas no son capaces de comprenderse empiezan a pensar negativamente.

Será por eso que él le había sugerido que se apresurara el otro día?

−Touka-chan, qué es lo que siente tu corazón en realidad?

−Qué?

−Con respecto a que Yoriko divida su comida contigo y el asunto del zoológico, qué
piensas acerca de eso?

Cuando probaba su comida era imposible para ella sentir placer, y sobre el zoológico…
como Mayuhara dijo, ella solo iba porque Yoriko la había invitado, eso era todo.

−No lo sé…

Era incapaz de contestar esa pregunta.

−Entonces es así… −dijo Kaneki− mira, es solo mi opinión, pero Touka-chan es la clase
de personas que actúan siempre con mucha decisión, para que te afecte de esta forma,
Yoriko debe ocupar un lugar sumamente importante en tu corazón.

−…

Esa era una opinión imparcial completamente opuesta a la de Mayuhara.

−Creo que lo mejor sería resolver esto pronto, ir al zoológico sería una buena idea. Si no
fueras acabarías arrepintiéndote, no es así?
−Planeábamos ir al zoológico mañana, pero ella dijo que no iría…

−Oh… ya veo…

Kaneki parecía estar decidido a preocuparse por ella, que persona más excesivamente
gentil. En su primer encuentro, cuando encaró su lado ghoul, era solo un mocoso llorón.
Pero sin darse cuenta, desde que admitió su propia tragedia, fue adentrándose paso a
paso en este lado del mundo.

−Ya lo sé! Qué te parece hacer algo para animar a Yoriko?

−Algo para animarla?

Kaneki junta las manos, como si hubiera dado con una buena idea.

−Sí, pienso que por lo que la gente a su alrededor le ha estado diciendo Yoriko-chan debe
haber perdido la confianza en sí misma.

Kaneki dice que si ella puede transmitirle sus sentimientos a Yoriko entonces todo se
resolverá rápidamente. Sonaba simple, pero obviamente no era su fuerte.

−Y qué es exactamente lo que tengo que hacer?

−Um… por ejemplo, algo como darle un presente o escribir una carta sincera.

−Me niego, no es mi estilo.

−Qué? Pensé que era una buena idea.

Kaneki miró hacia el techo, decepcionado.

Touka tomó un sorbo del delicado sabor de ese café. Algo que alegre a Yoriko…

Capítulo III

Primera parte.

Tenía que mostrarse al mundo. Después de todo, él era “el Gourmet”


Tsukiyama Shuu.
Los eventos de esta historia ocurrieron algunos años antes de que Kaneki
conociera a Rize, mientras pasaba sus días como “humano”, bajo la ilusión
de que el mundo estaba paz.

En esta ciudad existían ghouls.

Una noche en que la luna brillaba hermosamente se encontraba cazando a


cierta presa. La parte de ésta que más le gustaba eran sus pantorrillas. Él
acostumbraba correr luego del trabajo, y se decía que una vez había
participado de una importante maratón japonesa.

Pero ahora, ese hombre ya no tenía piernas con las que correr.

Aún podía verlo, el momento en que su presa se percató de que era seguido
por alguien sospechoso y cuando intentó huir desesperadamente… fue
espléndido, pero para un ghoul como Tsukiyama era como perseguir a un
bebé.

−Esas piernas que antes corrían sobre el pavimento… sin rastro alguno de
indeseados músculos. Estoy muy agradecido por su existencia. Han estado
corriendo toda su vida por este preciso momento ¡por el privilegio de ser
digeridos por mí!

En medio de un parque en donde no se veía ningún alma, el hombre que


ahora había perdido ambas piernas yacía sumergido en un mar de su propia
sangre. Estaba inconsciente debido al shock que le había causado la
pérdida de sangre.

Al no obtener más reacciones de su presa, Tsukiyama se sentía un poco


solitario. Sin embargo, tomó esas piernas y estimulo su apetito hasta el
extremo.

−No te preocupes, claro que eres el plato principal. Fuiste muy considerado
al hacer los arreglos preliminares. Bien ¡empezaré a comer tu carne antes
de que se estropee! −dijo Tsukiyama, mientras una expresión de éxtasis
aparecía en su rostro.

Agarró la pantorrilla del hombre y comenzó a lamerle la sangre.


El cuerpo de Tsukiyama claramente había dejado de ser el de un niño, pero
su comportamiento era demasiado infantil como para llamarlo adulto.
Mientras sus pupilas, que se habían vuelto carmesí como una granada, lo
hacían ver monstruoso, ellas también le otorgaban un encanto fascinante.

Tsukiyama Shuu tenía 16 años. Mientras el sol brillaba era solo un


estudiante de preparatoria que se esforzaba en sus estudios, pero en
realidad era un ghoul. Una selecta existencia, un ser que debía ser selecto.
Y para mejorar aún más era esencial la parte “gourmet”.

−¡Sé mi alimento y hazme brillar aún más!

Y en ese preciso momento, mientras Tsukiyama abría su boca, tanto que su


grácil rostro se distorsionaba, tratando de morder la pantorrilla del hombre
con todas sus fuerzas.

−¡¿…?!

De pronto, vio una luz deslumbrante. Un flash, acompañado por el sonido


de un obturador.

Masticando cuidadosamente la carne que había mordido, Tsukiyama se


volvió hacia la fuente de la luz y el sonido. Pero incluso antes de
comprender lo que ocurría escuchó un sonido inesperado.

−¡Muy bien, lo tengo!

Una persona sostenía una cámara digital réflex en su mano derecha y


apuntaba con su mano izquierda al cielo estrellado. A juzgar por su aspecto
se trataba de una chica que podría haber estado en primaria.

Su conciencia volvía lentamente de la comida que estaba disfrutando, se


giró hacia la chica y dejó que la carne que había mordido pasara por su
garganta sin saborearla apropiadamente.

En el momento en que su garganta emitió un sonido al tragar Tsukiyama


finalmente volvió en sí.

−Cómo te atreves a interrumpirme… –dijo, temblando de ira.


¡Tuvo que tragar sin haber podido saborear plenamente su cena! Aún
ignorante de lo que había hecho, la chica daba saltitos como si la alegría
brotara por cada poro de su cuerpo.

−¡…arruinaste mi primer bocado!

Tsukiyama tiró la pierna del hombre y pateó el suelo. El impacto fue tan
grande que se formó un agujero. Avanzó directamente hacia la chica
enseñando los dientes con la intención de extinguir su vida. En algunos
segundos el número de cuerpos aumentaría… o eso era lo que se suponía.

−¡Whoa!

Sin embargo, la chica lo evadió agachándose y ocultándose astutamente


detrás de un tobogán.

El puño de Tsukiyama destruyó primero el tobogán.

−¡Woooh! –gritó la chica, en un gesto de admiración que hacía difícil creer


que comprendía la situación.

Y entonces huyó a toda velocidad, haciendo que la mochila que llevaba se


balanceara hacia adelante y atrás. ¿Cómo podía siquiera haber esquivado su
ataque? ¿Era un ghoul? ¿Un investigador ghoul?

Pero no olía como un ghoul, y no parecía portar una quinque. Ella tenía una
esencia absolutamente normal, podía encontrarse en cualquier lugar.

Debía conocer muy bien los alrededores, pues salió corriendo del centro sin
vacilar. Además, parecía ser mucho más rápida que el hombre que había
elegido para la cena. Corrió por una calle estrecha y con calma cruzó por
entre unas casas, fue hacia adelante, hacia atrás, hacia la derecha y hacia la
izquierda, realizando hábiles maniobras.

Tsukiyama saltó sobre un montón de cajas cercanas y luego hacia un poste


de electricidad, se agarró de un perno y con un gran movimiento, como si
fuera la vara de un gran atleta, se catapultó a la cima del edificio.

−Tú… ¡eres un rápido e inquieto ratoncito!


En medio de la noche, cuando toda la ciudad dormía, pasos anormalmente
rápidos podían escucharse. Incluso si no podía ver su figura corriendo
podía sentirla, pues Tsukiyama poseía un excepcional sentido del olfato.
Después de un rato la chica entró en un estrecho callejón y se detuvo. El
juego llegaba hasta aquí.

Saltó suavemente desde lo alto del tejado y aterrizó cerca de ella. La chica
se encontraba de espaldas a él y se sentó, su cuerpo temblaba. Se preguntó
si ella temblaba de miedo.

Una vez más observó la figura de la chica. Era pequeña, con el pelo negro
cortado de manera casual. Quizás fue porque estaba sentada, pero
realmente parecía un hámster.

Su cuerpo era tan aburrido que estaba impresionado de que alguien fuera
tan poco atractivo. De todos modos, perturbar la cena de Tsukiyama Shuu
era un grave crimen y, mientras pensaba en cómo debía ventilar su ira,
comenzó a caminar hacia la chica.

−¡Ta-dah! –gritó la chica, girándose hacia él.

−Después de todo ella no entiende la situación –pensó, mientras ese rostro


radiante aparecía frente a sus ojos.

No sabía en qué pensaba esa chica, se quedó paralizado por un momento.

−¡Mira! ¿No es genial? –presumió.

Sostenía una laptop en sus manos, mostrando lo que estaba en la pantalla.


−Espera… ¿¡e-ese soy yo!?

Era una foto de Tsukiyama cuando estaba a punto de morder a su presa.


Ella lanzó un profundo suspiro y se levantó de golpe para mirarlo a la cara.

−Eres Tsukiyama Shuu ¿verdad?

Otra sorpresa, ella había pronunciado su nombre.

−¿Quién demonios es este hámster? –pensó Tsukiyama.

Debía tener cuidado, no podía tomarla a la ligera. Pero entonces la chica


sacó algo de su mochila.

−¡Aquí, mira esto!

Ella le mostró sin dudar el carnet de estudiante de la escuela a la que


Tsukiyama asistía, la Senior High School, afiliada a la Universidad Seinan
Gakuin. Ahí, junto a su foto de identificación se encontraba escrito el
nombre Hori Chie.

−¿Hori… Chie? –dijo Tsukiyama, inseguro de sobre la pronunciación


correcta.

−Sí, puedes llamarme Hori Chie –dijo, cerrando la identificación con una
sonrisa despreocupada– Estoy cansada de tanto correr ¡invítame a algo
dulce!

————————————————————————————————————
——–

Tsukiyama Shuu se sentó en la mesa de un café que permanecía abierto


hasta altas horas de la noche. Frente a él se sentó Hori Chie, que estaba
engullendo un parfait extra grande. Devoró la comida con avidez, de una
manera tan incomparablemente indecente que lo dejó preguntándose si
acaso no habría comido en días.

−¿No puedes comer de una forma más elegante, pequeño y sucio ratoncito?
−No soy una dama de todas formas –mencionó ella, aparentemente harta
de su taza de café.

Ciertamente, si la mirabas de pies a cabeza ella estaba lejos de ser una


dama. Una chica que asistía a la misma escuela que él y que además parecía
estar en su mismo grado. Rápidamente Hori Chie acabó con su parfait,
bebió su jugo y finalmente comenzó a hablar.

−Ya sabes, de alguna forma lo presentí, olías como una primicia


Tsukiyama-kun.

Una primicia. Entonces ese era el caso, ella intentará vender esta
información a alguien o quizás tratará de amenazarlo.

−Por esto fingí durante tanto tiempo –dijo, tomando con suavidad su
cámara– Y ¡bingo! ya estoy completamente satisfecha.

Al oírla hablar de sus logros, Tsukiyama se preguntó si estaba jugando al


gato y al ratón con él.

−¿Cuál es tu propósito? –preguntó Tsukiyama, poniendo la taza en el


platillo.

−¿Propósito? Ya lo he conseguido –dijo ella, inclinando la cabeza.

−¿Pardon me?

−Mira, −dijo mientras sacudía su cámara de arriba a abajo− estaba tras de


ti porque quería una foto increíble. Pero esto superó mis expectativas… por
eso digo que ya conseguí mi objetivo.

−No puede ser ¡no hay forma de conseguir una primicia de alguien tan
magnifico como yo solo por hobby!

−Entonces qué ¿quieres ser expuesto? Si quieres puedo hacerlo ahora


mismo −dijo Chie y rebuscó en su mochila para sacar su laptop.

−Non, non! cálmate pequeña amiga −respondió Tsukiyama, que


acostumbraba mezclar el idioma con palabras extranjeras.
−Huh ¿qué le pasa? –murmuró Chie, dejando la mochila a un lado.

De todas formas ¿cómo podía estar tan tranquila? Estaba frente a un ghoul
que hace apenas unas horas estaba a punto de devorar las piernas de un
hombre. Además, era insólito que un ser humano pudiera capturar una
escena tan atroz con tanta calma como ella. ¿Qué la hacía ser así? Quizás,
como aquél proverbio sobre las habilidades del halcón, era un humano
anormalmente perceptivo. Fue capaz de fotografiar ese crucial momento sin
que él se diera cuenta, claramente ese era el caso.

Sí, esta era la respuesta más convincente.

−Entonces ¿esa fotografía era tan importante para ti? ¿habrías muerto por
ella? –preguntó Tsukiyama, tratando de cambiar de tema.

La mayoría de los humanos se abrían alegremente al diálogo cuando se


hablaba de algo que los apasiona. Bueno, los ghouls probablemente no
eran diferentes en ese aspecto.

Sin embargo, ella parecía cansada de la conversación.

−No, no pienso en cosas tan complicadas como esas y tampoco quiero


morir –dijo, mientras movía los pies de un lado a otro.

No había señal alguna de que mordería el anzuelo.

−Pero, aun no entiendo ¿por qué lo hiciste?

−¿Hm?

La chica tenía una mirada ausente y se quedó en silencio por un rato. Pero
estaba bien, él podía esperar a que respondiera. Por triviales que fueran sus
palabras, inconscientemente estas revelarían algo de su verdadera
naturaleza. Sin embargo, su respuesta estuvo muy por debajo de esperado.

−Ah, me estoy aburriendo.

Hori Chie dejó escapar un bostezo maleducado, frotó sus ojos y se levantó.
−Ah, realmente no estoy interesada en mostrarle la foto a cualquiera.
Aprecio mi vida, y todo eso. Gracias por el parfait, nos vemos –dijo,
poniéndose la mochila y caminando relajadamente.

−Espera ¡ratoncito!

Sin prestar atención a la súplica de Tsukiyama, ella salió de la cafetería,


dejándolo pagar la cuenta.

−¡Santo cielo! ¡Que deba cargar con un calvario como éste!

El abandonado Tsukiyama pidió otra taza de café y se perdió en sus


pensamientos. Matar a la chica era bastante fácil, pero borrarla habiendo
comprendido tan poco de ella sería demasiado imprudente. También estaba
la posibilidad de que esto fuera una especie de trampa, por lo que
abalanzarse sobre ella podría traer terribles consecuencias.

Hundido en sus pensamientos, podía escuchar una suave voz que desde el
fondo de su mente le decía “Tsukiyama-kun, debe ser un poco más
cuidadoso.”

Era la voz del dueño del Café Anteiku, Yoshimura, quien le había dado ese
consejo el otro día, cuando hizo una parada ahí. En ese momento
Tsukiyama le había dicho que tenía todo bajo control, que no había
necesidad de preocuparse, pero… ¿ahora?

−Señor Yoshimura ¿te habrás referido a este ratoncito? Por cosas como ésta
es que no se te puede tomar a la ligera.

Tsukiyama dio un golpecito a la taza de café.

Segunda parte:

La Senior High School, afiliada a la prestigiosa Universidad Seinan Gakuin. El


atractivo de esta escuela era su objetivo educacional de mejorar el valor de
lo individual y dejar a los estudiantes desarrollarse como persona. Por eso,
se respetaba especialmente la libertad y creatividad de los estudiantes.
Muchos niños de familias influyentes y ricas se inscribían aquí y, justamente
por eso, era conocida como una escuela para celebridades.

−Buenos días, Tsukiyama-san.

−Te ves bien hoy.

−Ah, buenos días muchachas encantadoras. Es como si estuviera


escuchando ángeles cantar.

Usando palabras así de bonitas, enunciadas de forma tan elegante, podía


sentirse de inmediato su sofisticación. Los padres de estas jovencitas se
habían esforzado al enseñarles modales, y habían sido refinadas toda su
vida, por lo que Tsukiyama les dio su mejor sonrisa.

−Encantadoras…?

−Él enserio dice esas cursilerías…

A diferencia de la división primaria y secundaria, en la preparatoria los


estudiantes más comunes podían inscribirse. Y había algunos bastante
desagradables. Tsukiyama se volteó para mirar a los estudiantes que en una
esquina de la sala de clases estaban haciendo comentarios sobre él.

−Cualquier persona que vea a estas chicas pensaría lo mismo. Solo


manifestaba la voz de mi interior. El que nieguen la honestidad en mis
cumplidos me hiere…

¿No es esto lo correcto? pensó con los ojos entrecerrados. Se percibía el


peculiar aire que Tsukiyama traía con sus palabras, los dos compañeros
guardaron silencio. Incluso sin mostrar sus colmillos, los débiles no fueron
rivales para los fuertes.

−Oh, antes de que lo olvide…

Tsukiyama salió del salón y se dirigió a uno de los pisos inferiores. La


persona en que estaba pensando no había llegado aún a la escuela, por lo
que apoyó su espalda en la pared del corredor, cruzó los brazos y esperó
durante unos diez minutos.
−…y ahí está.

Se podía oír el sonido de escandalosos y apresurados pasos que se


acercaban. Era la chica que lo había fotografiado mientras devoraba a su
presa, Hori Chie. Cuando la vio, notó la cámara colgando en su cuello y una
mochila que parecía ir en contra de los reglamentos escolares. Tsukiyama
se levantó de la pared y se volvió hacia la chica. Parece que ella finalmente
lo había notado.

−¡Buenos días!

Y tras decir esto entró rápidamente al salón de clases. Quizás era tal como
la chica había dicho la noche anterior, ya había conseguido lo que buscaba,
por lo que no tenía intención de involucrarse con él nunca más. Pero no, era
muy pronto para relajarse, ella había descubierto su secreto. Desde ese día,
Tsukiyama iba a observarla cuidadosamente.

−¿Hori-san? no sé si deba decirlo, pero es famosa en la escuela por ser un


bicho raro.

Cuando le preguntaba a los demás, todos daban la misma respuesta. Todos


dijeron que era una maniaca de la fotografía con un espíritu osado y
despreocupado. No se había dado cuenta antes, pero ahora podía verla
persiguiendo insectos por el patio durante el recreo y escalando árboles
luego de la escuela, tomando fotos del cielo. Ella siempre estaba activa,
haciendo cosas extrañas.

−¡Oh mira, es Hori-san!

−Ella sí que es animada.

Mientras escuchaba los susurros de los demás, Tsukiyama oyó los pasos de
Chie acercándose. Sus pasos resonaban en un constante staccato. ¿Qué tan
enérgica era ella?

−…hm, finalmente está aquí.


Entonces sus oídos captaron otros pasos a la distancia. Durante el
descanso, la maestra encargada de su clase Matsumae entró al salón.

−Tsukiyama-kun ¿tiene un minuto?

−Sí −respondió Tsukiyama, siguiéndola hacia el pasillo.

Matsumae preguntó en voz baja, para no ser escuchada por nadie a su


alrededor.

−¿Quiere que la elimine, Shuu-sama?

Tsukiyama sacudió la cabeza en señal de desaprobación.

−Matsumae… estoy feliz de que estés dispuesta a ir así de lejos, pero este
es mi problema. Además, si soy capaz de vencer este problema, tengo la
sensación de que podría superarme a mí mismo nuevamente. Debo limpiar
por mí mismo después de todo.

Ella era una criada de la familia Tsukiyama, Matsumae. Por supuesto,


también era un ghoul.
−Yo… yo me disculpo. No era debía inmiscuirme en los asuntos de Shuu-
sama. Me avergüenzo de mí misma.

−No, está bien. Tus sentimientos se han expresado lo suficientemente bien.


Dejando eso a un lado, ¿has sido tan amable como para investigar esta
chica?

Matsumae inclinó respetuosamente la cabeza en señal de asentimiento.

−Sí. Hori Chie. Su familia es muy común. Le fue bien en el examen de


ingreso, por lo que parece haber sido admitida en la escuela mediante una
beca. Pero luego de matricularse, sus calificaciones bajaron y se volvieron
inconsistentes, y esto hizo difícil para ella para el seguir recibiendo la beca.

Parecía que a ella no le apasionaba estudiar. Si ese era el caso ¿por qué
elegiría ella esta escuela?

−Al parecer la razón para entrar en esta escuela fue que “era la más cercana
a su casa”. Luego de eso, ella mejoró sus calificaciones hasta un nivel en
que pudiera conservar la beca pero, como usted probablemente sabrá, lo
único que la apasiona es la fotografía.

Parece que no participa de las actividades del club, al hablar con el asesor
del club de fotografía él me dijo que había tenido oportunidad de ver sus
capturas y que algunas habían sido tomadas con tanta torpeza que lo
habían dejado preguntándose si eran obra de un niño. Por otro lado,
también dijo haber evaluado algunas tan excelentes que ningún aficionado
podría haberlas tomado.

Tal vez ella era tan inconsistente en la fotografía como lo era en sus
estudios; como un conejillo de indias moviéndose sin propósito alguno.

−También soy maestra en su clase, y honestamente no veo nada especial


en ella. No es tan estudiosa como para considerarla esforzada, pero
tampoco tan despreocupada como para llamarla perezosa.

−Entonces, no se le puede distinguir de un idiota o un sabio. Como el


número cero del tarot, el loco.
−Siento no ser capaz de ayudarle.

−No, está bien. Avísame si sabes algo más.

−Como guste.

Al parecer, las cosas iban a ser extraordinariamente difíciles. Aun así, le


intrigaba el cómo podía seguir siendo un misterio incluso habiéndola
investigado. Tal vez era hora de mejorar su conocimiento acerca de los
seres humanos.

Cuando Tsukiyama regresó al salón y tomó asiento la chica sentada a su


lado le preguntó:

−¿Pasa algo?

Ella tenía una hermosa y sedosa cabellera negra, y una mirada intelectual. A
pesar de lo que trataba de aparentar, un brillo de entusiasmo podía verse
en sus ojos.

−¿Estabas escuchando, señorita Ikaru?

−Fue porque estaban hablando demasiado alto. Incluso me pregunté si


estaban dejándome oír a propósito. De cualquier forma ¿qué pasa con Hori-
san?

Oír sus voces susurrantes en el pasillo de la sala de clases, que había sido
inundado por el ruido durante la hora de descanso, era una hazaña de la
cual ningún humano ordinario era capaz. Sin embargo, era una historia
diferente para ghouls. Ellos generalmente se ocultaban, pero esta chica era
uno de esos asombrosos ghouls que intentaban mezclarse en la sociedad
humana. Su gran esfuerzo y actitud eran algo sorprendente.

−La verdad es… que tomó una foto de mí mientras “cenaba”.

−¡…no es cierto!

−Fui idiota… es verdad.


Tsukiyama se encogió de hombros, suspiró profundamente y sacudió la
cabeza.

−¿Por qué no la mataste? –preguntó ella.

−Porque aún tengo que entender su verdadera naturaleza.

−Que problemático… –murmuró la chica, tomada por sorpresa.

En ese momento, Chie pasó corriendo por el pasillo. Sus ojos la siguieron.

−Yo no estaba interesado en ella antes, por lo que no la había conocido,


pero este pequeño ratoncito parece ser bastante famoso esta escuela por
ser un bicho raro.

−Hablando de ser famoso, tú también eres como una celebridad por aquí,
después de todo eres el heredero de la distinguida familia Tsukiyama. Tu
familia tiene profundas conexiones e influencias en el mundo de la política
y los negocios. Si no mal recuerdo, tu familia amasó una gran fortuna
durante la generación de tu abuelo.

A modo de reverencia, Tsukiyama puso una mano sobre su pecho.

−Eso es porque mi abuelo era un aventurero. Él exportaba “cosas inusuales”


por todo el mundo e hizo una fortuna. Es mi orgullo –dijo alardeando.

−Por sobre todo aquello, eres exitoso tanto en lo académico como en lo


atlético. Y aun así, tienes esta forma… “única” de actuar. Eres llamativo, lo
quieras o no. Me sorprende que nadie de tu familia haya sido descubierto
aun siendo tan connotados. Es admirable.

Una vez más, Chie corrió por el pasillo colindante a ellos. La conversación
se interrumpió cuando voltearon a mirarla por segunda vez.

−¿No es raro que nunca la notaras a pesar de ser tan ruidosa? Ya veo lo
exigente que eres en cuanto a tu “selección”.

Quizás no se dio cuenta debido a ese insípido olor que tenía, ella no
lograba estimular su apetito en lo absoluto. Tampoco podía sentir atracción
alguna hacia su cuerpo de niño. Debe haber sido por eso que no apareció
en su radar. Inconscientemente la excluyó, ya que no era un objetivo
gourmet.

−Es extraño que tenga una cámara con un lente tan extraordinario como
ese, más cuando ella parece no contar con los medios económicos para
adquirirla. Es un modelo de gama alta de Canon.

Él no estaba muy familiarizado con cómo las personas comunes trataban


con el dinero, pero le parecía demasiado caro como para pensar que sus
padres se la hubieran dado de regalo. Parecía no trabajar a medio tiempo
en ninguna parte, por lo que preguntó cómo podía tenerla en sus manos.

−Parece que ella sube sus imágenes a un catálogo de fotos online.

−Catálogo?

−Sí,  y ella recibe una paga cuando sus imágenes son usadas
comercialmente. De algún modo, esos archivos pueden alcanzar un muy
buen precio.

Entonces Chie era lo suficientemente inteligente como para hacer eso. La


curiosidad había brotado, allí donde antes solo había indiferencia. Pero este
oponente era una chica que había logrado averiguar su secreto. Quizás ya
era hora de que se enfrentaran en un juego. La vio pasar por el pasillo por
tercera vez, una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Tsukiyama.

Luego de que las clases de ese día terminaran, se encontró con la pequeña
niña arrastrándose por el césped en una esquina del edificio de la escuela y
se acercó a ella. Intentó seguir su línea de visión, esperando descubrir lo
que estuviera viendo, pero no había nada, solo césped. A pesar de eso,
podía oír continuamente el sonido del obturador.

−¿Qué estás fotografiando, ratoncito?

−Oh ¿estabas aquí?

Cuando oyó que la llamaba, Chie se giró hacia él y se levantó de repente.


−¡Ésta!

Buscó en la cámara y le mostró las fotos que había tomado.

−Perdóname si estoy equivocado… pero sólo veo césped.

−Correcto. Eso es porque tomaba fotos de eso.

−¿Por qué tomabas fotos de algo tan aburrido?

Que ella, que había tomado impactantes fotografías del festín de un ghoul,
haya elegido a una aburrida hierba como tema… la diferencia era
demasiado grande. Pero Chie estaba satisfecha. Quizás había usado las
palabras equivocadas. No podía arriesgar su oportunidad ofendiéndola
ahora.

−No… viéndolo de más de cerca, no está nada mal. Cada brizna de hierba
forma un prisma y juntas brillan como esmeraldas… es muy interesante.

A pesar de haberla alabado, retractándose de lo que había dicho antes, ella


simplemente respondió:

−Eh ¿en serio? Yo creo que es aburrido.

Demonios, ¿acaso esta chica no piensa actuar como se espera?

−Bueno, entonces disculpa –contestó Tsukiyama, cortando el tema.

Observó su expresión por un momento.

−La verdad es que hay un sitio al que quisiera ir contigo. Claro, no tengo
intención de dañarte –dijo cortezmente.

Era una captura difícil, pero tenía que caer con esto.

−Estoy seguro de que podría ser intere-

−Bien.
Antes de que pudiera poner el cebo ella había aceptado de buena gana su
invitación. Esto desconcertó a Tsukiyama por un segundo.

−Parece interesante –dijo Chie, mientras jugaba con su cámara.

Ya veo. Ella también podría tener un agudo sentido del olfato.

Tercera parte:

Lograr que Chie aceptara acompañarlo fue sorpresivamente fácil.


Tsukiyama la condujo hacia un hospital universitario ubicado a solo unos
pasos de la preparatoria.

–¿No te sientes bien, Tsukiyama-kun? –preguntó Chie, al ver hacia donde


iban.

No podía quedarse tranquila, así que fue hacia el hospital fotografiando


tanto el paisaje como el exterior del hospital.

–Quisiera dejar algo en claro –dijo Tsukiyama– yo realmente adoro a los


humanos.

–Tanto que te los quieres comer.

–No, no me refiero solo a ese aspecto. Los seres humanos están prosperado
en esta tierra a pesar de no tener garras o colmillos para sobrevivir en la
naturaleza. Me pregunto ¿qué los moverá? ¿cuál será su verdadera esencia?

–Pero aun así te los comes.

–Sí, me los como.

Los entraron al hospital, se metieron al elevador, y ascendieron hasta llegar


al salón principal. Estaban a solas en el elevador.

–¿Está bien si simplemente entramos a dar un paseo en un hospital como


éste? –preguntó Chie casualmente.

–Oh, está bien. Todo va de acuerdo al plan.


Ellos llegaron al octavo piso. Aquí no solo había un salón, sino también un
patio interior. Era un gran espacio abierto con césped y exuberantes árboles
verdes que creaban un área perfecta para que los pacientes se relajaran.
Había muchos de ellos charlando y riendo acompañados por sus familias.

–Pues bien, aquí estamos –dijo Tsukiyama, contemplando la enfermería.

En su interior había varias enfermeras esperando. Una de ellas era una


joven que se percató de que Tsukiyama estaba observando.

–Oh, Tsukiyama-kun ¿otra vez por aquí? ¿Y quién es ella? …oh, ¿no es el
uniforme de Seinan?

El “angel de blanco” les sonrió mientras saludaba. Ella debió haberse


sorprendido al ver a esa pequeña niña vistiendo el uniforme de la
preparatoria Seinan pues, sin importar como lo miraras, Chie no parecía
estudiante de preparatoria.

–Ella es amiga mía.

–¿Lo soy? –preguntó Chie, mirando con recelo.

–Las personas que comparten un secreto normalmente se llaman amigos –


contestó Tsukiyama.

–Son muy divertidos  –bromeo la enfermera al escuchar su diálogo.

De cualquier modo, ellos eran demasiado distintos.

–Verás, mi familia tiene profundas conexiones con este hospital. Y ya que el


ambiente aquí es muy agradable, a veces vengo a leer. En una oportunidad
ella me habló y así nos empezamos conocer. Ella es muy amable y cortés,
también es muy popular entre los pacientes. Aunque bueno, con una
sonrisa tan hermosa eso no es extraño.

–Ya deténgase Tsukiyama-kun, eso es demasiado.

La enfermera estaba ruborizada, pero Tsukiyama continuó.


–Si solo ella… no estuviera experimentando un amor tan triste.

–¡E-espere, Tsukiyama-kun!

Como para demostrar lo mucho que se lamentaba por su amor no


correspondido, hizo un movimiento exagerado y presionó su mano contra
su pecho, y sacudió la cabeza sin dejar de contar la historia de amor.

–El médico del que se enamoró parece no notarla. Si solo se encontraran en


la situación adecuada estoy seguro de que el caería rendido ante esa
sonrisa.

Con sus más profundos sentimientos expuestos, la enfermera se había


puesto muy nerviosa, pero las palabras de Tsukiyama trajeron una amarga
sonrisa a su rostro.

–Ojalá eso fuera cierto… –murmuró la enfermera.

Pero justo en ese momento la sombra de una persona apareció detrás de su


espalda.

–¡Charlando indiscretamente con hombres jóvenes! –gritó alguien.

Venía del interior de una habitación de hospital y pertenecía a un paciente


que parecía tener noventa años de edad. Su rostro estaba surcado con
innumerables arrugas y era completamente calvo. Se acercó a la enfermera
y la abrazó por detrás.

–¡Gyaaah! –gritó la enfermera, volteándose para quitárselo de encima–


¡usted tiene que dejar de hacer eso!

–¿Eh…?

Extrañamente, Chie había tomado una foto justo en ese instante.


–Ya veo…

Luego de soltar a la enfermera sonrió y se giró para volver a su habitación.


Ella sonrió pesadamente.

–Tengo que acompañarlo a su habitación ¡nos vemos más tarde!

Mientras se alejaban, Tsukiyama le explicó a Chie:

–Ese anciano padece una enfermedad al corazón, por esto está aquí. A
veces se le puede ver vagando por ahí, acosando sexualmente a las jóvenes
enfermeras. También olvida de inmediato lo que hace, por lo que no siente
culpa alguna.

Además, también olvidaba lo que le hacían. Pero Tsukiyama prefirió no


mencionar eso.

–Parece ser mucho más influyente que los médicos del hospital, nadie
puede decirle nada.

Chie no parecía estar escuchando su historia en lo absoluto, tenía la mirada


fija en la pantalla de su cámara digital. Estaba totalmente inmersa en sus
asuntos, pero a él no le importaba.

Tsukiyama se acercó a su oído y le susurró:

–Quiero invitarte a ver mi cena de mañana.

Ella se movió con sorpresa y lo miró.

–Sin embargo, me gustaría que te ganaras el puesto por ti misma. Mañana,


el sábado a la medianoche, quiero que te cueles en la habitación del
anciano y abras la ventana. Estoy seguro de que serás capaz de tomar fotos
maravillosas.

Este fue el cebo. Quería que su imaginación volara, y dejar que su pequeño
corazón se acelere. Tsukiyama estaba esperando una respuesta.

–Está bien –dijo Chie, dejando a un lado su cámara.

–Esta será una cena divertida –pensó Tsukiyama, mientras sus labios se
curvaban en una sonrisa.

Cuarta parte:

Ya  había oscurecido a las siete treinta, cuando Hori Chie llegó sola al
hospital universitario. Hoy era el día en que había acordado reunirse con
Tsukiyama.
Había una razón para llegar tan temprano. Si lo piensas bien, colarse en el
hospital durante la noche hubiera sido mucho más difícil. Probablemente
todas las puertas estarían cerradas, y tendría que burlar a los guardias de
seguridad. Por eso decidió entrar haciéndose pasar por un visitante.

Fue directamente al baño de chicas. Una vez dentro se metió a un cubículo,


abrió su mochila, sacó un pijama y se lo puso. Dejó la ropa que se había
quitado en la mochila, la cerró y se colgó la cámara al cuello. Ahora solo
necesitaba encontrar un escondite para sus cosas.

Fue hacia el patio del hospital. El camino estaba bordeado por azaleas.
Tratando de no llamar la atención, metió la mochila en lo profundo de los
arbustos, donde la luz no llegaba. Luego caminó un rato por los
alrededores, cerciorándose de que estuviera completamente oculta.

–Ah.

*Ding-dong*

– “Recordamos a nuestros visitantes que el horario de visita terminará


pronto”.

El horario de visita se extendía hasta las 21 horas. Luego del aviso, los
visitantes comenzaron a abandonar el hospital uno tras otro. Muchos
pacientes se acercaron a la entrada para despedirlos.

Se quedó allí un rato, mirando distraídamente lo que pasaba. Incluso si se


paseaba por allí, solo parecía una escolar de primaria o secundaria. Es
probable que la gente creyera que simplemente era una niña que se sentía
sola luego de que sus padres se fueran a casa.

–“El horario de visita ha terminado”.

Poco tiempo después de que se hiciera el anuncio la entrada fue cerrada.


Chie se coló con el resto de los pacientes cuando volvían a sus
habitaciones. El hospital tenía un flujo constante de más de mil pacientes.
Incluso trabajando en el hospital, no había forma en que alguien pudiera
recordar a todos los pacientes. Pasó frente a médicos y enfermeras, pero
nadie pareció sospechar. Se metió al ascensor junto a los demás pacientes.

–Veamos…

Había llegado al salón principal del octavo piso. Todo sería más difícil a
partir de ahora.

A diferencia de los médicos y enfermeras que se encargaban de la atención


ambulatoria, la gente aquí seguramente conocía a la casi todos los
pacientes. Además de eso, la planta estaba llena de gente de avanzada
edad. Si una chica que parecía ser una estudiante de primaria o secundaria
se paseaba por ahí seguramente llamaría la atención.

Una vez más, Chie se metió al baño para no ser vista por la enfermera que
tenía el turno de noche. Cerró la tapa del inodoro, se sentó y esperó un
rato. Aún había ruido en el salón principal, podía sentir pasos yendo y
viniendo de un lado a otro. De vez en cuando entraba un paciente al baño,
pero ya que había varios cubículos nadie se preocupó de que uno estuviera
ocupado por tanto tiempo.

Comenzó a jugar con su cámara y pasó el rato viendo las fotos que había
tomado. No solo las que había tomado del hospital ayer, sino también la de
Tsukiyama devorando a ese hombre.

–…Oh.

Tras casi una hora, música clásica comenzó a sonar en el salón. Chie
levantó la cabeza.

Eran las 22 horas y las luces comenzaron a apagarse a medida que la


canción llegaba a su fin. Incluso las luces que se encontraban afuera del
baño se habían apagado. No había rastro de nadie.

Chie permaneció allí un buen rato, y solo luego de media hora salió del
baño. Con suaves pasos se asomó al pasillo, no parecía haber nadie. Sin
embargo, pequeños rayos luz venían de un par de habitaciones, supuso que
algunos pacientes aún estaban despiertos. Para no hacer ruido, se quitó los
zapatos, los tomó en sus manos y continuó caminando.

El puesto de la enfermera estaba en el centro de la planta. Cuando se


asomó, vio a dos personas que parecían ser enfermeras. Se agachó para no
ser vista, y lentamente pasó por el puesto. Las enfermeras parecían estar
llenas de trabajo, por lo que no se percataron de ella.

–Aquí estamos.

El lugar al que finalmente había llegado no era un gran salón para eventos,
sino una habitación ubicada en una equina de la planta. Era la habitación
del anciano que había conocido ayer. Ella puso su oreja en la puerta y oyó
unos fuertes ronquidos que venían del otro lado. Chie deslizó suavemente
la puerta abierta.

–¿…?

Al hacerlo, un olor suave y dulce vino a ella. No, era una fuerte fragancia. Se
preguntó si sería algún perfume el que olía así, notó que las luces estaban
apagadas. Era difícil ver, por lo que fue cuidadosa al entrar a la habitación.

–Ah, está durmiendo.

Junto a la ventana se hallaba una gran cama. Las cortinas estaban cerradas,
pero podía distinguir al viejo que había acosado ayer a la enfermera. Agitó
su mano delante de él, pero no reaccionó.

–Holaaa… –dijo en voz baja.

Pero el anciano no despertaba. Entonces tocó ligeramente su mejilla.

–…él no despierta.

Parece que estaba en un profundo sueño. Quizás le habían prescrito


pastillas para dormir. Si ese era el caso no despertaría fácilmente. Por lo
que se relajó y comenzó a observar el cuarto.

–¡Wooow!
¿Enserio podía decirse que esto era una habitación de hospital? Era muy
amplia y no solo contaba con su propio baño, sino también con una ducha.
Además había un sofá, una mesa y una nevera. Incluso lucía mejor que un
cuarto en un hotel comercial.

Chie se sentó en el sofá y contempló al anciano. Si era capaz de alojarse en


un cuarto tan extravagante sin duda debía tener bastante dinero, tal como
Tsukiyama había dicho. Como prueba de su influencia, habían varios tipos
de presentes alineados sobre un estante, incluyendo un precioso ramo de
flores, pasteles e incluso frutas. Chie se levantó y se fijó en una particular
fruta que estaba en la parte superior del estante. Parecía muy cara, pero la
tomó de todas formas. Era un mango, y parecía ser el origen de ese olor
dulce que inundaba el cuarto. Le parecía extraño que despidiera un olor tan
fuerte así que la observó con mayor detenimiento, descubriendo que la
parte trasera estaba descolorida y descompuesta.

–Hm…

No tenía a alguien que organizara lo regalos que recibía, aun cuando


parecía tener un buen número de visitantes. Tampoco había rastros de que
se hubiera usado el cuchillo que estaba junto a la fruta, lo que indicaba que
nadie se preocupaba por dársela a comer. Chie volvió a sentarse en el sofá y
miró las fotos que le había tomado ayer al anciano.

–Es cuestión de tiempo…

Ya eran las 23:55, casi la hora acordada. La muchacha se estiró y se tumbó


en el sofá. La luz de la luna se colaba por un hueco entre las cortinas.

–¿…?

Escuchó pasos que se acercaban por el pasillo, se puso de pie


inmediatamente y se mantuvo alerta. Alguien había avanzado a través del
silencioso pasillo y había entrado a la habitación de un paciente, luego salía
al pasillo y entraba a habitación de otro paciente. Seguramente era una
enfermera que estaba patrullando, por lo que tarde o temprano entraría al
cuarto en que ella se encontraba.
–Uh oh…

Miró a su alrededor buscando algún sitio para esconderse. El baño o la


ducha eran buenas opciones, pero los pasos de la enfermera ya estaban
demasiado cerca.

–Supongo que no se puede evitar.

Chie usó su pequeña estatura y se metió bajo la cama. La puerta se abrió de


golpe tan solo algunos segundos después de que ella se ocultara, la luz de
una linterna iluminó la habitación. La enfermera probablemente revisaría al
paciente y luego se iría. O eso es lo que pensaba, pero inesperadamente
cerró la puerta y no se acercó al anciano. En lugar de eso, fue hacia el
estante y se detuvo ahí.

–¿Qué estaría haciendo? –se preguntó Chie.

Podía oírse el crujir de envoltorios y algo que sonaba como si alguien


estuviera masticando algo.

–…los dulces.

Al parecer la enfermera se comía los regalos del anciano sin permiso.


Mientras comía, se le acercó. Desde su escondite Chie solo podía verle los
pies. Estaba usando unos lindos zapatos de enfermera, por lo que debía ser
una mujer. Entonces, un fuerte sonido de algo que parecía ser una palmada
resonó en la sala. Quizás se estaba quitando la suciedad que los dulces
habían dejado en sus manos.

–Hey, ¿estás vivo? –preguntó la enfermera.

Se oyó otra vez el mismo sonido, aunque más fuerte.

–Vamos, responde. Si no compruebo que sigues con vida no puedo pasar a


la siguiente habitación.

Era una voz fría. Las bofetadas comenzaron a sonar otra vez.
–Uuuugh… –gimió el anciano, lo que no evitó que la enfermera siguiera
golpeándolo.

–Qué ¿está vivo después de todo? Qué asco. No tiene sentido que alguien
como usted siga con vida. Solo debería morirse. Todos creen lo mismo,
debería estar muerto. ¿Por qué está aún con vida? ¿Acaso es idiota?
¡Simplemente muera! ¡Háganos un favor y muera! –gritó, mientras abusaba
violentamente del anciano.

Pero lo que había llamado la atención de Chie no fue la atroz golpiza que el
anciano estaba recibiendo, sino la voz del autor de la misma. Estaba segura
de haber escuchado esa voz antes.

El sonido de los golpes llenaba la habitación. De pronto, hubo un


estruendo.
–¿Qué es lo que ven mis ojos? ¿No es nuestro encantador ángel de blanco? –
dijo alguien.

Esa era claramente la voz de Tsukiyama.

–¿Q-q-qué? –dijo la enfermera, que estaba tan sorprendida que se torció el


pie y cayó al suelo.

Chie, todavía bajo la cama, podía ver su rostro. Era la enfermera de ayer.

–Eh ¿por qué… Tsukiyama-kun? E-espera un momento… ¡estamos en un


octavo piso!

–Perdón por romper la ventana. Solicité que fuera dejada abierta, pero
parece que cierto ratoncito es un poco caprichoso.

Mientras Tsukiyama se adentraba un poco más en la habitación, Chie salió


de debajo de la cama.

–T-tú eres la que estaba con Tsukiyama-kun ayer… ¡¿qué está pasando?!
¡¿qué hacen aquí?!

–Disculpe, permítame decir algo primero. ¿Qué piensas de su trabajo


ratoncito? Ella abusa de pacientes como éste, noche tras noche –dijo
Tsukiyama, señalando a la enfermera.

La enfermera no entendía completamente en el aprieto en que se había


metido, pero se dio cuenta de que estaba empezando a convertirse en la
peor situación que podría imaginarse. Comenzó a temblar de miedo.
Mirando fijamente a la enfermera, Tsukiyama quitó la manta de la cama. El
cuerpo del anciano quedó expuesto.

–Miren esto, hay signos de hemorragia interna.

La enfermera hizo una mueca.

–Así como él olvida lo que le hace a los demás, también olvida lo que los
demás le hacen a él. No entiende por qué le haces daño, ni siquiera lo
recuerda. Por eso es que los demás creen que él mismo se provoca las
lesiones. Y así termina la historia. ¿No es un maravilloso argumento? Es
perfecto ¡bravo!

Tsukiyama se volvió hacia la enfermera y aplaudió. Con un último aplauso,


se detuvo y lentamente movió su mano hacia el área en que el hombre tenía
la hemorragia. Lo pellizcó.

Una sonrisa de placer se dibujó en el rostro de Tsukiyama.

–Bueno, llegó la hora de la cena.

*Rriiip* Un sonido rasgado resonó en la sala.

Entre sus dedos, Tsukiyama sostuvo el trozo de piel que le había arrancado
al anciano.

–¡¡¡Ahh!!! –gritó frenéticamente la enfermera.

–Verás, se dice que la piel de un hombre de avanzada edad es una delicia.


Posee un aroma único y su textura la hace muy adictiva para algunos, es
muy popular.

Tsukiyama colocó lentamente la piel en su lengua. Cerró los ojos para


saborearla plenamente y la enrolló cuidadosamente sobre su lengua. La
masticó suavemente y dejó que se deslizara por su garganta.

–¡La sequedad perfecta de la piel en contraste con la parte interna, tan


suave y empapado en sangre, la fusión de esa textura con un fuerte sabor
estimulando la lengua, es una harmonía absoluta! –dijo, con los ojos muy
abiertos.

Extendió los brazos y se inclinó hacia atrás como mirando al cielo, sus ojos
se habían teñido de un rojo profundo.

–N-no puede ser…

Su kakugan brillaba.

–…Q-que es-ah, ¡aaaah! ¡¡dueleee!!


Así que el dolor finalmente había alcanzado el cerebro del anciano y lo
había despertado.

Tsukiyama se humedeció los labios alegremente y fue hacia él.

–En comparación con las mujeres, la esperanza de vida de un hombre es


más corta, y el número de los hombres llegan a los noventa años es muy
reducido ¡Alguien tan viejo como usted es raro y sumamente valioso!

Una vez más, Tsukiyama pellizcó la piel del anciano y la arrancó.

–¡!Gwaaaaaaaaaaaaahhh!!

–Su piel se funde en la lengua como una fina capa reseca ¡como si fuera
polvo! ¡Qué delicia!

–Po-por favor déjame, por favor paraaaa…

–De hecho, una de las cosas agradables de la piel de un anciano es que se


desprende muy fácilmente ¡Y la forma en que se obtiene hace que la escena
sea mucho más emocionante!

Tsukiyama desgarraba enérgicamente la piel del hombre. Ante tal


monstruosa escena la enfermera no podía ponerse en pie.

–Tsukiyama-kun… ¿e-eres un ghoul? –preguntó, con voz ronca y


temblorosa.

Tsukiyama masticó y tragó lentamente la piel.

–Ah, yo soy “el gourmet”, quien solo elije a las presas más refinadas.

El anciano, que había entrado en pánico, salió de la cama y anduvo sobre


sus manos y rodillas, tratando de alcanzar la mano de la enfermera.

–¡A-ayúdeme, ayúdeme!

La piel de la mano que extendió el anciano había sido removida, por lo que
su carne era visible.
–¡Ayúdeme, haré lo que sea! ¡Le daré lo que sea, dinero, inmuebles! Se lo
ruego, por favor…

Los brazos del hombre eran tan delgados como la madera seca, y sus ojos
estaban inundados de lágrimas. Pedía ayuda. Sus dedos estaban extendidos
frente a los ojos de la enfermera.

–¡¡Aléjate, maldito viejo asqueroso!! –gritó la enfermera, que había


recobrado sus sentidos.

Incluso estando el anciano en tal estado, la enfermera lo pateó con todas


sus fuerzas. Justo en ese momento, una luz iluminó la habitación, era el
flash de una cámara, acompañado del sonido de un obturador. Chie había
capturado la escena en el momento justo en que la enfermera pateó al
viejo.

–¡Qué excéntrico! ¡Fue fascinante de principio a fin!

Tras pronunciar esas palabras, agarró rápidamente el cuello de la pijama de


Chie y la levantó con facilidad para verla directo a los ojos.

–Sin importar lo mucho que los demás estén sufriendo, continuas


persiguiendo tus intereses. ¡Me gusta! Creo que, en definitiva, solo hay una
cosa que ha hecho prosperar a la humanidad y a su inmenso deseo de vivir.
Procuran mantener una buena imagen y se relacionan con los demás para
su propio beneficio, pudiendo traicionarlos fácilmente si aquello les
conviene. ¡Es la crueldad la que los ha mantenido con vida hasta ahora! Sin
embrago…

Tsukiyama sonrío.

–¡¡Hasta aquí llega el juego!!

Dicho eso, sacó a Chie por la ventana. Si llegaba a soltarla se estrellaría


contra el suelo, lo que significaba una muerte segura. El viento soplaba, las
cortinas revoloteaban. El caos que había en la habitación hace un rato había
dado paso a un momento de absoluto silencio.
–Respóndeme ¿qué ves en este momento?

Disimuló una sonrisa de diversión, y para revelar todo y llegar al fondo de


esto, quitó uno de los dedos con que sujetaba a la chica.

–Tu miedo está brotando, la desesperación se apodera de ti. El mundo


pierde todo color y tu corazón se detiene… –pensó Tsukiyama.

Ahogado, el cuerpo de Chie temblaba y su cuerpo se sacudía. Ahora, sus


opciones eran muy limitadas. Ella podía tratar de huir y resistirse
desesperadamente, o podría suplicar patéticamente por su vida, esas eran
sus opciones. En cualquier caso, algún atisbo de emoción en su interior de
su corazón tenía que empezar a surgir al estar siendo sacudida por el
viento.

Tsukiyama quitó otro dedo.

–Entonces ¿qué tipo de persona eres?

Faltaba poco para que la soltara, y ella estaba llamando a la puerta de la


muerte. Tsukiyama esperó por su respuesta.

–¡¿…?!

Pero las palabras que esperaba nunca llegaron. Después de mirar


tranquilamente el cielo, ella lo miró a los ojos y sujetó su cámara. Lo enfocó
a través del visor y tomó la fotografía.
-Si… esto es bueno.

Incluso en el último instante, con la muerte frente a ella, se las arregló para
tomar una fotografía tal y como lo hacía siempre. Esto hizo que a
Tsukiyama se le pusiera la piel de gallina.

Ella no era un fracaso como persona para pensar que a ella no le importaba
sacrificar todo. No, para ella, cada ser vivo existía en el mismo plano. Era un
sistema de valores que superaba la ética, hacía que ella viera a todos por
igual. Sin fronteras entre humanos y ghouls, perros y gatos, o cualquier ave
o pez, todo era lo mismo. Esto hacía que ella aceptara las cosas tal y como
eran, dejando que su curiosidad la lleve a donde sea y tomando fotos que la
motiven. Era una pureza sin límites, no había forma de vivir más instintiva
que ésta.

Quizás su espíritu se asemejaba al suyo, buscando persistentemente


comidas gourmet.

–¡Pero que interesante!

Tsukiyama la tomó firmemente y la trajo nuevamente al cuarto.

–¡Uf!

El sentido del equilibrio de Chie debe haberse visto afectado mientras


estaba colgando en el aire, porque cuando él la puso de nuevo en el suelo,
se tambaleó y casi cayó. Pero se recuperó de inmediato y se puso de pie.

–Ah… estoy viva ¡Qué suerte! –exclamó aliviada.

A pesar de haber escapado de la muerte solo por poco, se regocijaba de su


supervivencia en forma casual. De repente, algo pasó por la cabeza de
Tsukiyama.

–Ya veo ¡ahora lo entiendo! ¡eres una mascota! –dijo felizmente, había
encontrado su respuesta.

–¿Eh? –exclamó ella, perpleja.


–Me preguntaba por qué no podía encontrarte apetitoso en lo más mínimo
¡pero ahora todo tiene sentido! ¡Es como lo humanos y sus mascotas!
Ratoncito, ¡a partir de hoy serás mi mascota!

–Um, no.

Chie se negó de inmediato y comenzó a ver las imágenes que había


tomado.

Sin importarle su rechazo, Tsukiyama la palmeó en la cabeza

–¿Es este el agrado que sienten algunos humanos por los gatos que no
quieren estar cerca de ellos? ¡Qué fascinante!

Viéndolo de esa forma, también su tamaño era bastante práctico, parecía


fácil de mantener.

Chie dejó la cámara y miró a Tsukiyama.

–Ah, por cierto, Tsukiyama-kun, ¿has oído hablar de los mensajes


programados en los blogs? –dijo ella, cambiando abruptamente de tema.

–Claro, es esa función en que escribes un artículo y eliges el momento en


que se publicará con anticipación.

–Así es. Lo cierto es que programé la publicación de la foto que te tomé la


otra noche mientras cenabas, se subirá a la una en punto.

Era esa imagen brutal en donde podía verse a simple vista que él era un
ghoul. Así que ella había planeado subirlo a internet. A pesar de eso, no
parecía tener intención de amenazarlo.

–Lo configuré en caso de que mi cuerpo no pudiera ser encontrado,


realmente no me gustaría eso. Entonces escribí “!El culpable es Tsukiyama
Shuu-kun! ¡Es estudiante del Senior High School, afiliado a la Universidad
Seinan Gakuin, por favor captúrenlo!”. Pero sobreviví, así que debo
eliminarlo.

Parecía torpe al principio, pero eso fue algo muy inteligente.


Chie miró por la ventana de la que había estado colgando hace un
momento, y señaló un arbusto que se encontraba un poco lejos de donde
estaban, había escondido sus cosas ahí.

–Ahh, pero ¿cómo saldré de aquí? No es como si pudiera caminar por el


hospital e irme tranquilamente ¿o sí? No, no creo que sea posible ahora –
dijo confundida, mientras masajeaba su sien con los dedos índice haciendo
movimientos circulares.

Al ver esto, Tsukiyama estalló en carcajadas. La actitud de esa chica, que no


había planeado nada más allá de esto, no podía catalogarse de ninguna
forma. Ella era un ser único llamado Hori Chie.

–Entonces ¿nos despedimos?

El día había sido lo suficientemente satisfactorio, sus asuntos aquí habían


acabado.

–¡¿Hm?!

Tsukiyama agarró a Chie y la puso bajo su brazo, luego puso un pie sobre
el borde de la ventana. Al otro lado de la habitación el anciano lloraba
profusamente, la enfermera se encogió y contuvo el aliento cuando él le
devolvió la mirada. Su mirada la hizo temblar de miedo.

–Creo que nosotros tres podemos llegar a ser buenos amigos –dijo
Tsukiyama, sonriendo.

–¿Qué…? –preguntó sorprendida, sin entender aun lo que eso significaba.

Sin responder, Tsukiyama saltó ligeramente por la ventana.

–¿Qué se supone que significa eso…?

Su vida ya no corría peligro. Sin embargo, ella aún no dejaba de temblar y


se quedó sentada en el suelo un rato. Estaba demasiado alterada, se
sacudió para que su cuerpo pudiera moverse.
Quien primero se puso de pie no fue ella, sino el anciano que había estado
arrastrándose en suelo. Pero se derrumbó al instante y comenzó a llorar.

–¡Ay, owww!

El ver la desagradable herida de hombre la hizo recobrar un poco la


compostura. Puso sus manos en la pared y se puso de pie lentamente. Por
el momento, tenía que volver a la enfermería y reportar al ghoul. Fue hacia
la puerta de la habitación. Entonces, un grito desgarrador resonó en el
cuarto.

–¡No voy a olvidar esto!

La enfermera se volvió hacia él con sorpresa.

–¡¡No voy a olvidar todas las cosas que me hiciste, no lo haré!!

El anciano sin piel, sangrado en todas partes, fulminó a la enfermera con un


destello de lucidez en su mirada.

–¡Lo expondré todo! ¡Dejaste que me hicieran esto! ¡No puedes cuidar
adecuadamente a un paciente, maldita mujer!

Con un crujido, algo se rompió dentro de ella. Algo que se había


desgastado hasta que finalmente llego a su límite. Bajó la mano que había
extendido hacia la puerta, y sin decir palabra alguna se dirigió hacia el
anciano.

Ella pasó por su lado y, de uno de los bolsillos de su blanco uniforme, sacó
aquellos guantes que siempre llevaba consigo. Se detuvo frente a la fruta
que había en el estante y tomó algo en completo silencio.

–Q-qué…

La enfermera se volvió hacia el anciano. La luz de la luna que entraba por la


ventana resplandeció sobre el filo del cuchillo.

Quinta parte:
Ya habían pasado algunas semanas desde el incidente en el hospital
universitario. Un día luego de la escuela, Tsukiyama bebía café en una
cafetería cercana. Frente a él estaba sentada Hori Chie, que engullía una
crêpe.

−Hey, ¿supiste lo que pasó después del incidente?

Luego de llenar su estómago, Chie abrió su laptop y comenzó a teclear. La


giró para mostrar lo que había en la pantalla.

Era el titular de un impactante artículo: “Paciente masacrado, tragedia en el


hospital universitario”.

La víctima era un paciente de sexo masculino de 94 años de edad. Su piel


había sido arrancada, pero si hubiera sido tratado con la suficiente rapidez
podría haber sobrevivido. Y, a pesar de ello, en el titular del artículo podían
leerse las palabras “masacre” y “tragedia”.

−Parece como si me responsabilizaras por este crimen, me entristece.

El artículo también decía: “La enfermera que patrullaba durante el turno de


noche trató de proteger al paciente de un ghoul, pero perdió la conciencia
tras ser atacada y herida por él”.

−Fue tu culpa en primer lugar, Tsukiyama-kun –dijo Chie, volviendo a


tomar su laptop.

−Ella siempre había ocultado esa crueldad, lo presentía.

Tras oírlo, Chie revisó las fotografías de su cámara y seleccionó una en


particular. Una vez más, era la imagen del anciano aferrado a la enfermera.

−Oh, cierto. Regresé al hospital y me reuní con la enfermera.

−Vaya, también tienes buenos instintos.

Para la enfermera ella era la chica que le había tomado una foto en medio
de una situación crítica. Dependiendo del caso, ella podría haberla
perjudicado pero, como de costumbre, Chie había atravesado
tranquilamente un peligroso puente.

−Como sea, desde que se convirtió en la “heroica enfermera de la tragedia”


parece complacida por como actuó en el hospital.

−¿Ah, sí?

−Sí, gracias a eso ella finalmente fue capaz de empezar a salir con el
médico del que había estado enamorada. Está agradecida de ti, Tsukiyama-
kun. Dice que eres como un dios.

El mundo es cruel. Una buena acción no necesariamente ayuda a una


persona, y una mala acción no siempre se contrapone a la felicidad. Y es
justamente eso lo que lo hace tan interesante.

−No hay nada más poderoso que la reina de la tragedia… −dijo Tsukiyama,
lamiendo los restos de café que habían quedado en sus labios− esperaré el
momento en que esté flambeada en felicidad.

Pero no era suficiente. Esto era insatisfactorio. Sus papilas gustativas lo


anhelaban. Un extravagante platillo gourmet, que le diera felicidad y lo
llevara al éxtasis.

FIN

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