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VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS EN JAPÓN

Abuso infantil
En Japón, los casos de abuso infantil están alcanzando un nuevo récord. En los
diez últimos años, las estadísticas han crecido exponencialmente: en 1990 hubo
1.000 casos de abusos y en 2010 se registraron 55.000 casos.
Niños descuidados, encerrados, malnutridos o incluso apaleados son una señal
clara de que el sistema de protección de los niños japoneses está al borde del
colapso. Para remediar esta situación, se debería educar y sensibilizar a las
familias japonesas.
Derecho a la educación
El sistema universitario japonés es muy elitista. Desde la guardería, los niños
trabajan muy duro para acceder a la universidad e incluso hay guarderías en las
que el simple acceso ya es competitivo.
Como cabe esperar, las consecuencias son desastrosas para los niños, pues, bajo
la presión constante del «deber de excelencia», algunos terminan suicidándose
como única vía de escape. Por desgracia, en Japón se registran numerosos casos
de estudiantes que llegan al extremo de quitarse la vida al no poder soportar la
presión que les supone la escuela.
Explotación sexual de los niños
Japón es un país conocido en la región por el tráfico de jóvenes adolescentes de
Asia, Latinoamérica y Europa del Este, especialmente del sexo femenino. Les
hacen creer que en Japón tendrán un buen trabajo, pero la realidad es muy
diferente: las obligan a convertirse en prostitutas.
Estas víctimas se encuentran desprotegidas y, a menudo, se las considera
«criminales» por haber violado las leyes de inmigración. Las jóvenes terminan
siendo deportadas a su país de origen sin ningún tipo de ayuda psicológica o
material. Durante algunos años, Japón ha estado priorizando este problema entre
sus programas sociales y de inmigración, pero todavía se necesita avanzar en
estas políticas.

Igualdad de derechos

Respecto a la discriminación racial, es habitual que los niños nacidos de padres no


japoneses sean discriminados. Los otros niños les rechazan incluso en el ámbito
escolar y son objeto de burla. Al afrontar esta situación, los maestros y los padres
casi nunca dejan que los niños sean conscientes de los problemas del racismo.

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