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Ésta es una de las tantas historias que ha tenido que escuchar Paula
Lobos, sicóloga de la ONG Paicabí, una de las dos organizaciones que
trabaja formalmente con niños agresores sexuales en Chile.
Chile está en pañales en este tema, por lo que no existe ningún catastro
a nivel nacional. Sólo hay indicios del fenómeno: entre 2002 y 2007 el
Servicio Nacional de Menores (SENAME) recibió a 250 adolescentes con
conducta de agresores sexuales. No nos gusta decir que son violadores
porque eso los estigmatiza. La mayoría de ellos puede salir adelante y
así se los hacemos saber, dice Angélica Marín, jefa del departamento de
protección de derechos del SENAME.
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VIOLENCIA INVISIBLE
Esta situación es más grave de lo que todos suponemos que es, asegura
Iván Zamora, director de Paicabí. La ONG calcula que sólo en la Región
de Valparaíso se detectan anualmente 670 casos de adolescentes
agresores, pero actualmente ellos sólo tienen capacidad para atender a
cuarenta. Además, en todo Chile sólo hay dos programas que atienden a
estos adolescentes: Trafün, en Valparaíso, y el programa MENINF de la
Policía de Investigaciones, en la Región Metropolitana. En el resto del
país nada. La cobertura es totalmente insuficiente para la necesidad que
existe. En Chile tenemos una gran cantidad de niños que están siendo
maltratados y no son atendidos por el sistema. Necesitamos un país que
enfrente esa realidad, lo que significa políticas públicas de largo plazo e
inversión. ¿Qué queremos? ¿Más gasto militar o invertir en la infancia?,
inquiere Zamora, cuestionando los cerca de 41 mil millones de dólares
anuales que Chile destina a armamento.
Los jóvenes que llegan a estos centros tienen entre 10 y 17 años (justo
antes de cumplir los 18) y el objetivo principal es demostrarles que sus
conductas sexuales agresivas no son correctas, pero no persiguiendo
venganza, sino una acción reparatoria. El reconocimiento es
fundamental. Ellos se sienten culpables cuando reconocen de verdad y
no por cumplir, y quieren pedir disculpas, asegura Nelly Navarro,
trabajadora social de Paicabí.
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mayoría son hombres sólo una era mujer, por lo que en los tratamientos
se trabajan los temas de género y de abuso de poder con los niños y sus
familias. Después de terapias que duran un año y medio, la ONG hace
seguimiento durante seis meses. Nosotros no podemos afirmar que
después de ese tiempo no van a reincidir. En nuestro caso dos niños han
reincidido, pero los textos dicen que hay alrededor de un 12% que
puedan hacerlo. Los jóvenes tienen más posibilidades de cambio que los
adultos, explica Nelly.
Angélica Marín enseña datos similares. Los estudios nos muestran que
es necesario dar ayuda a los niños, porque sólo el 10% de los agresores
menores de edad son reincidentes. Lograr la rehabilitación cuando ya
son adultos es muy difícil.
SECRETOS DE FAMILIA
Otra causa, que permanece más oculta que las demás, es cuando hay
antecedentes de abuso transgeneracional. Por ejemplo, una mamá que
fue violada y que nunca ha querido contar. Aunque ella nunca haya
hablado del tema, el niño misteriosamente puede abusar de otro niño
sin que a él le haya pasado algo. Ahí el niño pone el tema en carpeta y
hace que la familia lo trabaje. Los secretos familiares producen
desastres, explica Paula.
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Google y tienes todo el material pornográfico que quieras. La educación
sexual es absolutamente importante, pero en los colegios no hay
programas adecuados y como es algo de lo que no se habla, la conocen
a través de sus pares o de animaciones japonesas. ¿Cómo entiende un
niño una culebra en la vagina de una mujer?, se cuestiona Paula.