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16/2/2018 2637-2011 Suprema, sentencia de la corte

Fallo: 2.637-2011.
SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA:

Santiago, veintinueve de diciembre de dos mil once.

VISTOS:

En estos autos rol Nro. 13.899-2008, seguidos ante el Décimo Séptimo


Juzgado Civil de Santiago, sobre juicio ejecutivo, caratulados "Banco de Chile
con Alejandro Contin Naranjo", por sentencia escrita a fojas 154, de primero de
diciembre de dos mil nueve, se rechazaron las excepciones opuestas por el
ejecutado y, consecuencialmente, se ordenó seguir adelante con la ejecución
hasta hacerse entero y cumplido pago de la obligación.

El demandado interpuso recurso de apelación en contra de dicho fallo y una


Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, por resolución de trece de enero de
dos mil once, que se lee a fojas 194, lo con rmó.

En contra de esta última decisión, el ejecutado dedujo recurso de casación


en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

Y TENIENDO EN CONSIDERACIÓN:

PRIMERO: Que el recurrente atribuye a la sentencia, cuya invalidación


persigue mediante el arbitrio recursivo planteado en estos autos, haber
incurrido en diversos errores de derecho, evidenciados en vulneración de lo
dispuesto en los artículos 49, 79, 98 y 100 de la Ley Nº 18.092 de 1982 sobre
Letra de Cambio y Pagaré.

SEGUNDO: Que, explicando de qué manera en el fallo redargüido se han


transgredido las normas legales precitadas, expresa el opugnante que el
artículo 98 del cuerpo normativo en referencia establece que el plazo de
prescripción extintiva de las acciones cambiarias es de un año, contado desde el

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vencimiento del documento -y no, desde el protesto del mismo-; razón por la
que es relevante determinar la fecha en que vence el pagaré a la vista -
instrumento mercantil invocado como título fundante de la presente
ejecución-; situación de que se trata en el párrafo 5 de la señalada ley, relativo al
vencimiento de la letra de cambio -aplicable al pagaré, en virtud de lo dispuesto
en su artículo 107-; donde se sitúa el artículo 49, de acuerdo con el cual, el
vencimiento se produce al tiempo de la suscripción del documento, esto es, al
tiempo de emisión.

Puntualiza, al efecto, que siendo el "vencimiento" sinónimo de "exigibilidad",


el pagaré a la vista resulta exigible, desde el día de su presentación y/o
suscripción.

TERCERO: Que, así las cosas -prosigue el recurso-, el año de prescripción, en


el caso sub lite, se cuenta desde el 21 de junio de 2007 y se cumple el 21 de
junio de 2008, por lo que la noti cación realizada el 15 de julio de 2008, se
efectuó fuera de plazo; de tal manera, este solo hecho permite demostrar que
hubo una mani esta infracción a los artículos 49 y 98 de la Ley Nro. 18.092.

Hace presente que la interrupción de la prescripción sólo puede tener lugar


en los casos expresamente establecidos en la ley y que el fallo impugnado
mediante el presente recurso, ha atribuido al protesto dicho efecto, lo que
representa un error, dado que las prescripciones de corto tiempo jamás pueden
interrumpirse por otros eventos o acontecimientos diversos a los preceptuados
especí camente por el legislador, los que en este caso están señalados por el
artículo 100 del citado cuerpo legal, disposición que no contempla el protesto,
entre ellos.

A continuación alude a la existencia de una confusión entre las instituciones


de la caducidad y de la interrupción de la prescripción, transgrediendo, además,
la sentencia impugnada los artículos 49 segunda parte y 79 de la Ley Nro.
18.092, pues procedió a dar al protesto el sentido de la última de las
instituciones señaladas, cuando en realidad sólo tenía el efecto de impedir la
caducidad de las acción cambiaria.

Indica que el efecto del protesto es, solamente, el de evitar la caducidad de


las acciones cambiarias, pero jamás el de interrumpir el plazo de prescripción,
como erróneamente lo asume el fallo. Lo que sucede -asevera- es que en el caso

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del pagaré a la vista, a diferencia del pagaré a plazo, el término de caducidad y


prescripción empiezan a correr y se cumplen al mismo tiempo.

Asevera que el pagaré a la vista es exigible desde su suscripción, debiendo


protestarse dentro del año contado desde su rma y, dentro del saldo que
quede para completar el año, deberá además noti carse porque ése será el
mismo saldo que queda para el cumplimiento del plazo de prescripción.

Concluye a rmando que, por lo demás, en el presente caso, es irrelevante el


protesto del documento, dado que el banco estaba expresamente liberado de
esa obligación, de manera que no existe ninguna razón para entender que la
prescripción empezaba a correr después de la suscripción y, menos aún, que el
plazo de prescripción se interrumpiera por un protesto que no era necesario,
según lo pactado en el propio documento.

CUARTO: Que, para una acertada resolución del asunto, resulta conveniente
dejar constancia de los siguientes antecedentes del proceso:

1.- El Banco de Chile deduce demanda solicitando despachar mandamiento


de ejecución y embargo en contra de Alejandro Contin Naranjo, en su calidad de
avalista, sin limitaciones y como deudor solidario de la sociedad Alfa Corredores
de Bolsa S.A., por la cantidad de $3.700.000.000, por concepto de capital, más
los intereses penales y pactados correspondientes y los gastos de protesto,
ordenando seguir adelante la ejecución hasta hacer entero y cumplido pago de
lo adeudado, con costas. Explica que su crédito emana del "pagaré a la vista",
suscrito con fecha 21 de junio de 2007, liberándose al banco de la obligación de
protesto.

Asevera que, presentado a su cobro el documento, éste no fue pagado,


siendo protestado, como consta en el acta adjunto al mismo pagaré,
adeudándose, en consecuencia, la suma previamente señalada.

2.- La demanda ejecutiva fue presentada a distribución el 13 de junio de


2008, teniéndose por noti cada la resolución que la provee el 3 de septiembre
de ese mismo año y, siendo el demandado requerido de pago, al día siguiente.

3.- El demandado se opone a la ejecución deduciendo, entre otras y en


cuanto interesa al recurso, la excepción contemplada en el Nro.17 del artículo
464 del Código de Procedimiento Civil, esto es, la prescripción de la deuda o

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sólo de la acción ejecutiva, aduciendo que el título ejecutivo invocado es un


pagaré a la vista, cuyo pago sería exigible desde el día de su suscripción, esto es,
desde el día 21 de junio de 2007, tal como lo disponen expresamente los
artículos 48 y 49 en relación al artículo 107 de la Ley Nro.18.092.

Añade que el artículo 98, en relación con el artículo 107 de la ley antes
citada, ja como plazo de prescripción contra los obligados al pago de un
pagaré, el de un año contado desde el día del vencimiento del documento; razón
por la que el término para exigir el pago de la obligación del título invocado se
encuentra vencido y, por lo mismo, prescrito, atendida la data de noti cación al
ejecutado.

Hace presente que el protesto no tiene la virtud de interrumpir la


prescripción y que el demandado tampoco ha reconocido esta obligación, ni
judicial ni extrajudicialmente.

4.- Al momento de evacuar el traslado conferido, la parte demandante


solicita el rechazo de la excepción interpuesta, señalando que el pagaré fue
protestado el día 25 de abril de 2008, por falta de pago, de manera que es
aquélla la fecha en que se hizo exigible, hecho que impide la prescripción
alegada al no haber transcurrido el término para ello.

5.- La sentencia impugnada, con rmatoria del fallo de primer grado, ha


decidido el rechazo de las excepciones formuladas por la parte demandada.

QUINTO: Que los jueces del fondo han fundado su decisión señalando que,
conforme dispone el artículo 1698 del Código Civil, era de cargo del ejecutado
probar los hechos en los cuales fundamentaba las excepciones que opuso,
cuestión que anunció realizaría; sin embargo, sólo aportó los documentos que
acreditan la existencia de un juicio concursal de quiebra de Alfa Corredores de
Bolsa S.A. y la respectiva veri cación de crédito del ejecutante en él, siendo esto
insu ciente para probar todos los hechos alegados.

Agregan los jueces del mérito, en cuanto a la prescripción alegada, que es


irrefutable que el pagaré de marras fue suscrito con fecha 21 de junio de 2007 y
que fue extendido a la vista, modalidad expresamente dispuesta por el artículo
105 de la Ley sobre Letras de Cambio y Pagaré y, según prescribe el artículo 49
de la misma, a propósito del vencimiento de la letra de cambio, ésta es
pagadera a su presentación y dentro del año siguiente a su emisión. Añaden
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que, por haber sido protestado el documento dentro de dicho término, con
fecha 25 de abril de 2008, circunstancia ésta que lleva a concluir que, entre la
data del protesto y la noti cación de la demanda, ocurrida el 3 de septiembre
de 2008, no ha transcurrido el plazo aludido.

SEXTO: Que, como es sabido, el recurso de casación en el fondo permite la


invalidación de determinadas sentencias que hayan sido pronunciadas con
infracción de ley, siempre que ésta haya tenido in uencia sustancial en su parte
resolutiva o decisoria.

Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se


encuentra claramente establecida en el artículo 767 del Código de
Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro ordenamiento positivo y
se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para provocar
la nulidad de la sentencia impugnada -la nulidad no se con gura en el mero
interés de la ley- sino sólo aquélla que haya tenido incidencia determinante en
lo resuelto por aquélla, esto es, la que recaiga sobre alguna ley que en el caso
concreto ostente la condición de ser "decisoria" litis.

En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo
para que pueda prosperar un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto
las que el fallador invocó en su sentencia para resolver la cuestión
controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar "normas decisoria litis", puesto
que en caso contrario, esta Corte no podría dictar sentencia de reemplazo, dado
el hecho que se trata de un recurso de derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992,
RDJ, t. 89, sec. Ia p. 188).

SÉPTIMO: Que, como ha podido advertirse, en la especie, la parte recurrente


ha centrado su crítica en la circunstancia de haberse vulnerado en el fallo que
impugna, los artículos 49, 79, 98 y 100 de la Ley 18.092. Empero, el recurso
margina del reparo sobre ilegalidad, entre otras, a la norma que contempla
precisamente la excepción impetrada y que le ha servido de defensa, a saber el
numeral décimo séptimo del artículo 464 del citado cuerpo procedimental,
precepto éste sobre el cual la sentencia cuestionada basó su resolución.

Igualmente, en el discurso impugnatorio se omite hacer mención del


artículo 107 de la mentada ley Nº 18.092, que hace aplicable al pagaré -cuya es
la naturaleza del título ejecutivo en cobro- las normas relativas a la letra de

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cambio. Tal inobservancia es determinante y representa un impedimento para


que el recurso de derecho estricto impetrado pueda tener éxito, en razón de que
las prescripciones relacionadas sólo se re eren al vencimiento de la letra de
cambio a la vista y a la excepción a la regla de caducidad que opera a favor de
su portador, en el supuesto antes reseñado; pero nada dicen esas normas acerca
del pagaré, al que dichas reglas no se pueden extender, salvo por la remisión
que a dicho título de crédito efectúa el artículo 107 de la mentada ley, que el
recurso omite citar, con lo cual el tribunal de casación ha quedado impedido de
dar aplicación del artículo 79, inciso 2º, en ausencia del reenvío correspondiente.

Así el recurrente ha dejado de invocar las normas decisoria litis atinentes al


caso en análisis.

OCTAVO: Que, de acuerdo con lo que se ha expuesto, la parte recurrente


acepta la forma en que se aplicaron las disposiciones precitadas por parte de los
jueces del fondo, de manera que, en estas circunstancias, el recurso interpuesto
no puede prosperar, puesto que lo resuelto, en el punto preciso que ha sido
materia del pronunciamiento de los sentenciadores del mérito, no fue
denunciado como error de derecho.

NOVENO: Que, por lo razonado, el recurso de casación en el fondo deducido


debe ser desestimado.

Y de conformidad, además, con lo dispuesto en el artículo 764 y 767 del


Código de Procedimiento Civil, se RECHAZA, el recurso de casación en el fondo
interpuesto por el abogado señor Pablo Echeverría Abud, en representación del
ejecutado, en lo principal de fojas 195, en contra de la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago, de fecha trece de enero de dos mil once, escrita a fojas
194.

Acordada con el voto en contra del ministro señor Muñoz, quien fue del
parecer de acoger el recurso de casación en el fondo interpuesto por el
demandado y dictar sentencia de reemplazo, por la cual se acoja la excepción de
prescripción formulada, teniendo para ello en consideración lo siguiente:

1º.- Que la parte ejecutada se opuso a la ejecución formulando, entre otras


y en cuanto interesa al recurso en examen, la excepción prevista en el numeral
décimo séptimo del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, fundado en
lo dispuesto en el artículo 98 de la ley del ramo, norma que ja un plazo de un
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año para la prescripción de las acciones cambiarias del portador contra los
obligados al pago, el que se cuenta desde el día del vencimiento del documento.
Argumenta, en resumen, que tratándose de un pagaré a la vista, pagadero por
tanto a su presentación, el término se computa desde la fecha de su giro
(artículo 49 de la ley), produciéndose entonces la extinción de las respectivas
obligaciones el 21 de julio de 2.008, conforme a su data de emisión, de manera
que a la fecha de la noti cación de la demanda judicial de cobro del documento
-3 de septiembre de 2.008- el término había transcurrido en exceso. Hace
presente que el protesto del título no tuvo efecto interruptivo de la prescripción
y tampoco consta que el demandado haya reconocido judicial ni
extrajudicialmente esta obligación.

2º.- Que, en primer término, corresponde recordar que el pagaré es un


título de crédito, es decir, un documento que permite a su portador legítimo
exigir de su deudor el crédito literal y autónomo que en él se menciona y
constituye una fuente de obligaciones, distinta de las clásicas, pues su fuerza
obligatoria emana de la voluntad unilateral del suscriptor. En este contexto, el
pagaré es un escrito por el cual una persona, llamada suscriptor, se obliga
directamente a pagar a otra, llamada bene ciario, o a su orden, una cantidad de
dinero en una fecha determinada. Luego y de conformidad con lo que prevé el
artículo 105 de la Ley Nro. 18.092 el pagaré puede ser extendido de las
siguientes formas: 1.- A la vista; 2.- A un plazo contado desde su fecha, y 3.- A
un día jo y determinado.

3º.- Que el título en comento se perfecciona desde el momento en que se


cumplen todos los requisitos exigidos por la ley, especialmente enunciados en el
artículo 102 de la Ley citada, a saber: a) La indicación de ser pagaré, escrita en el
mismo idioma empleado en el título; b) La promesa no sujeta a condición, de
pagar una determinada o determinable cantidad de dinero; c) El lugar y época
del pago. No obstante, si el pagaré no indicare el lugar del pago, se entenderá
que éste debe efectuarse en el lugar de su expedición; y si no contuviere la
fecha de vencimiento, se considerará pagadero a la vista; d) El nombre y apellido
del bene ciario o la persona a cuya orden se ha de efectuar el pago o la
indicación de que es pagadero al portador; e) El lugar y fecha de expedición, y f)
La rma del suscriptor.

4º.- Que, sentado lo anterior, corresponde a rmar también que, tratándose


de un pagaré emitido a la vista, debe entenderse que la exigibilidad del mismo
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se produce al momento en que éste se perfecciona. En este sentido debe


anotarse que previo a la dictación de la Ley Nro. 18.092, que derogó las
disposiciones contenidas en el Código de Comercio relativas a la letra de cambio
y pagaré (623 a 781 bis), uno de los elementos del pagaré era el plazo, toda vez
que se contemplaba como imprescindible que ese título tuviera un término de
vencimiento, por cuanto, de otra manera no se podía determinar la fecha en la
que la obligación se hacía exigible. Para estos efectos, se consideraba la
de nición del artículo 1494 del Código Civil que señala: "plazo es la época que se
ja para el cumplimiento de la obligación". La doctrina entendía entonces que si
no se jaba plazo para el vencimiento del pagaré, se presentaban dos
situaciones: A) Pagaré a la orden: el plazo era jado por el artículo 778 del
Código de Comercio, que disponía "Los vales o pagarés a la orden que no tienen
plazo, son exigibles diez días después de su fecha"; de manera que nunca podía
existir un pagaré a la orden que no tuviera plazo, porque éste era jado por las
partes o por la ley y B) Pagaré nominativo y al portador: sólo existe el plazo que
ja el suscriptor, de suerte que si no tenía plazo, el pagaré no existía, pues
faltaba una enunciación esencial. Adicionalmente, esta misma doctrina indicaba
que el "vencimiento del pagaré", corresponde a la fecha en que se hace exigible
la obligación que consta en el título (Gastón Cortés Cruz, "De los pagarés",
Memoria de Prueba, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de
Chile, 1949, p. 23).

Modi cado el cuerpo normativo aludido, por la Ley Nro.18.552 de 20 de


septiembre de 1986, el plazo ya no se considera como un elemento esencial del
pagaré y, en consecuencia, puede prescindirse de él para la emisión del mismo.
En otras palabras, la obligación se hace exigible y el vencimiento del
instrumento se producen en un mismo instante, esto es, cuando el título se
perfecciona, es decir, cuando reúne todos los requisitos para ser considerado
como tal y que están reseñadas, como ya se ha dicho, en el artículo 102 aludido.

Seguidamente, el artículo 103 de la citada Ley Nº 18.092, dispone que el


documento que no cumpla con las exigencias del artículo precedente, no valdrá
como pagaré. Es decir, la propia legislación que gobierna la materia señala la
sanción para el caso de incumplimiento de los requisitos con que debe
extenderse este título de crédito: "quedará sin valor, es decir, queda privado de
toda e cacia, ya no tiene el carácter obligatorio de un pagaré o de una letra, ya
no es e caz como tal" (Ramón Domínguez Águila y Ramón Domínguez

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Benavente: "Prescripción, caducidad y pagaré a la vista", en Revista de Derecho


de la Universidad de Concepción, Nº 179, año LIV, enero - junio, 1986, página
125). Lo anterior, dado que el pagaré como título de crédito, tiene como
característica la formalidad y, por lo tanto, "el documento que lo expresa y no
cumpla con las exigencias del artículo 102 de la ley, no vale como pagaré"
(Guillermo Vásquez Méndez: "Tratado sobre el cheque, la letra de cambio y otros
documentos nancieros", tomo II, Editorial Jurídica Cono Sur, marzo de 1982,
página 562).

5º.- Que el pagaré a la vista es un título "al contado", por cuanto carece de
plazo suspensivo y, de esta forma, la obligación en el contenido es pura y simple.
Así, aquélla vence al tiempo mismo de su suscripción, toda vez que, desde ese
momento, el deudor no puede evitar que su importe le sea cobrado.

Luego, el aserto precedente permite concluir que el inicio del cómputo de la


prescripción queda jado por el día en que se rma el pagaré, puesto que,
desde esa oportunidad, el portador tiene un derecho que es exigible en
cualquier instante, por no estar sujeta a plazo. Si el portador puede presentar el
documento a la vista, al pago en cualquier instante, es porque éste ha vencido,
de manera que no es la presentación la que le da el carácter de exigible. En
efecto, si puede cobrarse es precisamente porque la exigibilidad es anterior.

A lo dicho debe agregarse que la institución de la prescripción es de orden


público, de manera que el inicio de su cómputo no puede quedar entregado a la
mera voluntad del acreedor como sucedería si el plazo se contase desde el
momento de su presentación por el portador, al pago.

Al respecto el artículo 2514 del Código Civil, dispone: "La prescripción que
extingue las acciones y derechos ajenos exige solamente cierto lapso de tiempo
durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones. Se cuenta este tiempo
desde que la obligación se haya hecho exigible".

Por su parte y conforme al artículo 98 de la Ley Nro. 18.092, la acción


cambiaria directa del portador contra el suscriptor y contra los endosantes,
sujeta esta última al protesto en tiempo y forma, prescribe en un año contado
desde el vencimiento del pagaré.

6º.- Que si bien el artículo 49 de la Ley Nro. 18.092 -referido al caso de la


letra de cambio y que pretende aplicarse al caso de marras- señala: "La letra a la
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vista es pagadera a su presentación, y si no fuere pagada dentro del plazo de un


año contado desde la fecha de su giro quedará sin valor a menos de ser
protestada oportunamente por falta de pago", lo cierto es que no puede
confundirse la presentación del documento al cobro y su protesto por falta de
pago, desde que se trata de actos diversos y que cumplen también diferentes
funciones.

"Según enseña Francesco Menisseo, el título de crédito es de presentación o


exhibición, en el sentido de que el deudor no está obligado a pagarlo mientras
no le sea exhibido, presentación que es, al mismo tiempo, una carga y poder
para el acreedor cambiario. (Manual de Derecho Civil y Comercial, Tomo VI, pág.
352)." (Citado en fallo autos rol 2010-85 pronunciado por la Corte de
Apelaciones de Santiago el 30 de junio de 1986).

El protesto en cambio, constituye por esencia un acto jurídico solemne, en


virtud del cual se deja constancia auténtica de la falta de pago de dicho
documento.

Así, no puede hacerse sinónimo "presentación" del documento con


"protesto" del mismo, máxime si en el caso en estudio se liberó al Banco de Chile
de la carga de protestar el pagaré suscrito por el demandado en su calidad de
aval y codeudor solidario de la sociedad Alfa Corredores de Bolsa S.A.,
circunstancia ésta que, de manera alguna, importa eximir de la obligación de
presentarlo a cobro.

7º.- Que, a la luz de lo expuesto en los motivos que anteceden y, en especial


luego de haber asentado que el plazo de prescripción debe computarse desde la
suscripción del título, por ser ésta la data en que venció y, consecuencialmente,
se hizo exigible, corresponde dilucidar la oportunidad en que el término en
referencia se interrumpió. En efecto, la prescripción supone que se contabilice
el término necesario para que el derecho se extinga y en tal sentido cobra
importancia la señalada "interrupción de la prescripción" por cuanto aquélla
produce el efecto de detener el cómputo del tiempo, con lo cual por una parte la
prescripción no sigue corriendo y, a su vez, hace que se pierda el término
anterior que alcanzó a transcurrir, para el evento que la prescripción comenzara
nuevamente a correr.

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Interrupción que, a su vez, puede ser civil o natural. Al efecto, el artículo


2518 del Código Civil, dispone: "La prescripción que extingue las acciones ajenas
puede interrumpirse, ya natural, ya civilmente. Se interrumpe naturalmente por
el hecho de reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya tácitamente. Se
interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en
el artículo 2503".

En esta materia el profesor René Abeliuk señala que: "La interrupción de la


prescripción extintiva produce el rompimiento de la inactividad de la relación
jurídica por la acción del acreedor para cobrar su crédito o por un
reconocimiento del deudor de su obligación y hace perder todo el tiempo
corrido de la prescripción." ("Las Obligaciones". Editorial Jurídica Ediar Cono Sur
Ltda. Pág. 780).

A su vez y de acuerdo al artículo 100 de la Ley Nro. 18.092 -aplicable al


pagaré de conformidad con el artículo 107 de la misma- prevé: "La prescripción
se interrumpe sólo respecto del obligado a quien se noti que la demanda
judicial de cobro de la letra, o la gestión judicial necesaria o conducente para
deducir dicha demanda o preparar la ejecución.

Igualmente se interrumpe respecto del obligado a quien se noti que para


los efectos establecidos en los artículos 88 y 89.

Se interrumpe, también, respecto del obligado que ha reconocido expresa o


tácitamente su calidad de tal".

8º.- Que, en el caso en estudio, aparece de relevancia determinar la


oportunidad en que se habría producido la interrupción, a n de despejar si
desde la mora del deudor hasta esa data, en el presente pleito, ha transcurrido
el plazo de prescripción dispuesto por el legislador. Análisis éste que le es
permitido e incluso exigido a los juzgadores, por decir directa vinculación con la
veri cación de los presupuestos que constituyen la excepción en examen.

Para dilucidar este punto, debe anotarse que el deudor no solucionó la


obligación contenida en el pagaré, con vencimiento al 21 de junio de 2007 y que
la demanda fue noti cada al ejecutado el 03 de septiembre de 2008.

Luego, a la luz de los presupuestos fácticos reseñados, debe consignarse


que la prescripción se interrumpiría con esta última actuación, correspondiendo

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destacar que el protesto del documento no constituye una actividad a la cual se


le pueda atribuir tal potestad, por cuanto, en primer término, tiene asignado un
rol diverso y, seguidamente, porque la ley no lo establece. En concordancia con
lo dicho el artículo 79 de la Ley Nro. 18.092 dispone: "si no se realiza en tiempo y
forma el protesto por falta de pago, caducarán las acciones cambiarias..." de lo
cual se colige que el efecto del protesto es evitar la extinción de las acciones
cambiarias respecto de ciertos obligados y en caso alguno es el de interrumpir
la prescripción.

Así, computado el plazo de prescripción entre las fechas señaladas en el


párrafo anterior, aparece que ha transcurrido en exceso el término de un año
dispuesto en el artículo 98 de la Ley Nro. 18.092.

9º.- Que, de esta manera, era improcedente y contrario a lo que el legislador


dispone, que los sentenciadores del fondo rechazaron la excepción de
prescripción de la acción intentada y, en consecuencia, al no razonar el fallo
impugnado de la forma indicada, han cometido error de derecho precisamente
por infracción a las normas invocadas por la recurrente y especialmente al
artículo 98 del citado conjunto normativo, yerro de derecho que ha in uido
substancialmente en lo dispositivo de su determinación, puesto que se ha
rechazado esa excepción que debió ser acogida.

10º.- Que, de acuerdo con lo expuesto procede, a juicio de este disidente el


acogimiento del recurso de casación en el fondo deducido por el ejecutado, por
haberse con gurado los presupuestos que justi can anular el fallo impugnado.

11º.- Que queda en claro el error anunciado, por parte de los magistrados
del fondo, si se tiene presente que la interrupción de la prescripción se produce
hasta que corre el período que el legislador ja al efecto, en el caso de autos, un
año. Por su parte la renuncia de la prescripción surge cumplido el plazo de
prescripción. Es así como la Corte recurrida ha permitido con error de derecho
evidente que una acción prescrita se entiende interrumpida, circunstancia en la
cual sólo era posible dar aplicación a la renuncia del modo de extinguir las
obligaciones.

12º.- Que en el orden de ideas de resolver sobre las cuestiones de hecho y


de derecho, es preciso tener presente que en la resolución de con ictos de
carácter jurídico sometidos a la decisión de los tribunales, luego de exponer lo

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que son las acciones interpuestas, los fundamentos en que descansan, la


posición que se deduce, especialmente las excepciones que se interponen, sus
argumentos y defensas, se desarrolla la labor consistente en: a) establecer los
hechos; b) interpretar tales hechos y los actos, contratos o convenciones; c)
precisar los elementos de relevancia jurídica; d) cali car jurídicamente los
hechos; e) determinar el carácter legal de los mismos; f) jar las disposiciones
legales aplicables y g) deducir y declarar los efectos que de tales normas derivan
para el caso concreto.

En lo referido al establecimiento de los hechos, el tribunal constata los


aspectos que se encuentran reconocidos por ambas partes y en los que existe
contradicción. Estos últimos son los que le corresponde determinar, para lo cual
analizará la prueba ofrecida por las partes, aceptada por el tribunal y rendida
validamente, respetando las reglas de valoración individual y conjunta de cada
medio probatorio, como la ponderación comparativa de los distintos medios.

En la interpretación de los hechos, actos, contratos o convenciones los


jueces deben ceñirse a las disposiciones que establece el legislador,
atribuyéndoles y deduciendo los efectos y alcances que sobre la base de tales
reglas de interpretación es posible otorgarles. En efecto, la doctrina ha
expresado que el legislador adhirió al sistema subjetivo de interpretación, sin
perjuicio de diferentes normas que establecen normas especí cas respecto de
los hechos y actos de la referencia. Una idea es posible de expresar
inmediatamente: No es prerrequisito para la labor de interpretación la
oscuridad del acto a esclarecer, pues es sabido que esta sola precisión lleva
envuelta una interpretación. Parece apropiado, en tal sentido, que deba
distinguirse entre lo que es el hecho o el acto propiamente tal y la cali cación
que pueda hacerse de ellos, circunstancia, esta última, que excede la simple
enunciación, la que está referida a determinar su sentido y alcance en el acto o
convención, sin que deba considerarse para ello los efectos que tendrá, los
cuales luego corresponde determinar o constatar.

La precisión de los elementos de relevancia jurídica es lo que permitirá


efectuar la subsunción de los supuestos de hecho en la norma, está constituida
por el producto de la interpretación de los hechos, actos, contratos o
convenciones, por lo que excede dicha actividad, al precisar los antecedentes o
bases aisladas que tienen relevancia en el derecho, pero para un correcto
análisis deben ser considerados en su conjunto, no de manera aislada.
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En la cali cación jurídica nos encontramos con la actividad tendiente a


aplicar el "derecho a los hechos, con el n de determinar su naturaleza jurídica,
o sea, la denominación atribuida por la ley a una situación de hecho
determinada, especialmente en lo referente a los actos y contratos, en los
cuales ella ha dado reglas que deben ser observadas, toda vez que no hayan
sido derogadas por acuerdo de las partes, en cuyo silencio entra a suplirlas"
(José Florencio Infante Díaz, Causales de Casación de Fondo en Materia Civil,
páginas 98 y 99), para Capitánt es "la determinación previa de la naturaleza
jurídica de una relación de derecho, con el n de clasi carla en una de las
categorías jurídicas existentes". Sea una actividad previa o esté comprendida en
la misma la precisión de la naturaleza jurídica, la cali cación jurídica
indudablemente lleva a ella.

La determinación legal de los hechos, está constituida por la actividad que


encierra el establecimiento de todas aquellas circunstancias, condiciones,
caracteres, requisitos o elementos que debe reunir un hecho, acto o contrato,
encaminados a la producción que un efecto determinado.

La determinación de las disposiciones legales aplicables al caso es una labor


que resulta como consecuencia de las actividades anteriores, en que se verá la
normativa llamada a ser aplicada al litigio, de la que se presume su mayor
conocedor es el juez.

Los efectos jurídicos que de tales normas derivan para el caso concreto, son
las consecuencias en los derechos de las partes que genera la aplicación de las
disposiciones legales, los que serán decididos y declarados por el tribunal como
la culminación de la actividad jurisdiccional.

La Corte Suprema, como antes se advirtió, al conocer de un recurso de


casación en el fondo, está impedida de revisar la forma en que se establecieron
los hechos por los jueces de la instancia, pero, en el evento que el tribunal de la
instancia incurra en ciertos errores, de manera excepcional es posible la revisión
de la labor de esos tribunales por la Corte de Casación, son las denominadas
leyes reguladoras de la prueba. Pero sólo tales disposiciones, puesto que existen
otras que están relacionadas con la prueba, que son soberanía especí ca de los
jueces del fondo.

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Por otra parte, indudablemente queda dentro de la competencia de la Corte


de Casación la revisión de la cali cación jurídica de los hechos, la determinación
del carácter legal de los mismos, como de las disposiciones legales aplicables y
los efectos que de tales normas derivan para el caso concreto, por cuanto "lo
que le corresponde ver a la Corte de Casación es si establecido un hecho
cualquiera -éste- reúne los caracteres o requisitos jados por la ley para que
produzca un efecto determinado, y ver si las consecuencias jurídicas que los
jueces sentenciadores han sacado de los hechos constatados soberanamente,
están ajustadas a derecho, o por el contrario si se han negado a admitir las
consecuencias que de ellos se deducen" (J. F. Infante D., obra citada, página 100).
En este mismo sentido se expresa Luis Claro Solar al señalar que "todo lo que
toca a la cali cación legal de los hechos y todo lo que se re ere a las
consecuencias de esta cali cación legal, bajo el punto de vista de la aplicación
de la ley, entra forzosamente en el dominio de la Corte de Casación, porque
corresponde al terreno del Derecho" (Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
Comparado, Tomo XI, Nº 1032, página 474).

Controversia causa la precisión de los elementos de relevancia jurídica, pues


algunos la entienden como una labor que queda comprendida dentro de la
interpretación, pero lo cierto es que de ser efectivo que la integran sería en todo
caso interpretación legal y quedaría incluida dentro del control de posibles
vicios in iudicando.

El mayor problema se ha planteado en nuestra jurisprudencia respecto de la


interpretación de los contratos, que se ha dicho ha pasado por diferentes
etapas, desde la posición absoluta que es una cuestión de hecho, pero este
máximo Tribunal -siguiendo a don Luis Claro Solar-, ha estimado en reiteradas
ocasiones que queda comprendida dentro del control de la Corte de Casación
en el evento que jado el alcance del contrato éste es desnaturalizado, para
llegar alguna doctrina a estimar que la interpretación de los contratos no es una
cuestión de hecho. Sin embargo, precisados los términos de un contrato, los
efectos que de ello de desprende "son elevados por el legislador a la categoría
de ley obligatoria" (Héctor Brain Rojas, citado por Jorge López Santa María, Pág.
114, Interpretación y cali cación de los contratos). En todo caso, como se ha
indicado, ciertamente, cuando se alteran las consecuencias de cláusulas
respecto de las que no existe controversia en la forma en que se pactaron, se
llega a desnaturalizarla y, en tales circunstancias, "el poder soberano de los

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jueces del pleito para establecer los hechos de la causa, no puede extenderse a
su apreciación jurídica y a la determinación de la ley que les sea aplicable; y por
consiguiente la ilegal apreciación de las cláusulas del contrato y las erróneas
consecuencias que de esta ilegal apreciación deduzcan los jueces del pleito
deben ser sometidas a la censura de la Corte Suprema por medio del recurso de
casación por violación del artículo 1545, o sea por violación de la ley del
contrato" (Luis Claro Solar, obra citada, página 474). Una circunstancia que no
ha sido entendida su cientemente por la doctrina, está constituida por el
antecedente que la tarea de revisión importa reconocer competencia sobre el
objeto revisado, sin que sea relevante el resultado de esa labor.

Sin duda la competencia de la Corte Suprema al conocer del recurso de


casación en el fondo se re ere al establecimiento de la infracción de ley que
constituye uno de los errores de derecho denunciados por el recurso, que al
tener in uencia substancial en lo dispositivo de la sentencia, permite ser
acogido, puesto que es el legislador, quien por este medio cuida se respete su
voluntad, pero más que eso, la soberanía que importa la dictación de las leyes,
agregando un objetivo uni cador de la jurisprudencia, que pretende dar certeza
y seguridad jurídica a las personas al interior del Estado, todo lo cual no puede
ser desatendido.

En este sentido, es también indudable que cuando la propia ley ha de nido


los conceptos de que se vale, como ocurre, por ejemplo, con los de culpa, caso
fortuito o caución (artículos 44, 45 y 46 el Código Civil, respectivamente), la
correspondencia entre el hecho dado por establecido en el proceso y la
cali cación que debe efectuarse del mismo, resolviendo la coincidencia con el
módulo a que alude el legislador, es una decisión que está referida al derecho,
revisable por el tribunal de casación.

Del mismo modo, la labor de cali cación de un suceso acreditado en el


juicio es también jurídica y queda dentro del dominio de la Corte Suprema,
cuando el legislador echa mano de los denominados "conceptos jurídicos
indeterminados" o como los denomina cierta doctrina alemana "conceptos
legales indeterminados", esto es, de eventos no de nidos expresamente por la
ley, pero que ésta incorpora en la descripción de la hipótesis de aplicación de la
norma. La subsunción del hecho material que se ha tenido por probado en ese
concepto que con gura la hipótesis, esto es, su cali cación, es siempre un
problema de derecho y no de hecho, pues implica, precisamente, una
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cali cación. "No cabría legislar sin utilizar ese tipo de conceptos y cuando las
partes en un proceso discrepan sobre su aplicación al caso parece claro que
corresponde al juez determinar si el supuesto de hecho discutido se acomoda o
no a este tupo de conceptos a los que la Ley ha conectado alguna consecuencia
jurídica" (Eduardo García de Enterría, Democracia, Jueces y Control de la
Administración, Thomson-Civitas, 2005, página 147). Al efectuar el análisis por
los jueces de la Corte de Casación lo que están es examinar si el hecho reúne las
exigencias previstas por la ley, controla que concurra el evento que legitima el
actuar y como ese concepto lo entrega la ley, es siempre una cuestión jurídica.

Desarrollando lo anterior se ha dicho que "en los términos tradicionales, que


distingue en los conceptos indeterminados un núcleo de certeza, de absoluta
certeza, un halo de imprecisión o de posible incertidumbre, y un lugar -más o
menos alejado del centro, pero inexorable- de certidumbre categóricamente
negativa" (Eduardo García de Enterría, obra citada página 253), de manera que
la labor de control de los tribunales se re ere a los planos de plena certeza.

Prosiguiendo con la mirada del tema y desde una perspectiva general, para
evitar confusiones respecto del tema y sólo para pretender avanzar en la
exposición, es posible exponer que la doctrina agrega: "Bien es cierto que en
todos los terrenos jurídicos se emplean conceptos indeterminados en gran
cantidad; pero ello ocurre en razón, a mi juicio, sólo en tres grupos de casos: los
conceptos de contenido cambiante, los conceptos formados pre-judicialmente
y los principios regulativos", entendiendo por los primeros "a aquellos cuya
regulación remite el legislador a la convicción popular, que está en continua
transformación, convirtiéndola en directriz de su intervención", "el legislador
pretende aquí adaptarse al uir de la concepción general, sería inútil un
concepto estático, de contenido jo; el concepto indeterminado constituye la
única posibilidad de dar cuenta de la dinámica de las valoraciones sociales". "Un
concepto está formado prejurídicamente cuando toma su contenido de ámbitos
extrajurídicos del ser y de la vida, asumiéndolo el legislador en su regulación.
Cuando a tal efecto hay que emplear conceptos indeterminados, ello ocurre en
dos ámbitos: en las concepciones sociales consolidadas relativas a "normas
culturales" (conceptos de contenido cambiante) y en el terreno de la ética
(valores de contenido no cambiante, inmutables)", los cuales brinda a la
jurisprudencia de baremos "que son veri cables objetivamente, previenen el
arbitrio falto de norte y además resultan imprescindibles en la fundamentación

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ético-social del Derecho". "Los conceptos regulativos, a diferencia de los otros


dos referentes, se caracterizan "por no ofrecer baremos ni jurídicos ni
extrajurídicos", pues "está claro que con tales conceptos regulativos no se
pueden formar conceptos jurídicos. Su ámbito de aplicación es, por eso, mucho
más reducido; se limita a posibilitar una resolución justa del caso concreto sólo
en los espacios marginales no codi cados de conceptos que por lo demás
poseen nítidos contornos" Claus Roxin, Autoría y Dominio del Hecho, en Derecho
Penal, Séptima edición, año 2000, 15, III, páginas 135, 136 y 137).

Se llega así a dar solución a la inquietud de resolver el con icto teniendo en


cuenta la justicia del caso y seguridad jurídica o, al tema conceptual: la
exibilización del sistema ante descripciones taxativas y rígidas. "La
probabilidad de ejercer efecto lo individual sobre la decisión concreta del caso
particular es mayor cuanto más abstracto sea el concepto legal". "Al utilizar el
legislador tales "conceptos necesarios de complementación" transmite al
encargado de aplicar la ley la indicación o la autorización de tener en cuenta
aquellos elementos peculiares del caso concreto que se sustraen al
enjuiciamiento previo generalizador del legislador" (Heinrich Henkel, citado por
Claus Roxin, Autoría y Dominio del Hecho, en Derecho Penal, Séptima edición,
año 2000, 15, III, página 135). En este punto se torna relativa la respuesta que
estemos en presencia de un aspecto de Derecho (ver sobre el tema Sentencia de
la Segunda Sala de la Corte Suprema de fecha 19 de julio de 2005, Rol 2005-05
y Enrique Bacigalupo, Derecho Penal, Parte General, Editorial Hammurabi,
Segunda Edición ampliada, 1999, páginas 226 a 230).

13º.- Que en torno a la in uencia sustancial de las disposiciones infringidas


y la distinción entre leyes decisorias litis y ordenatoria litis, corresponde dejar
expresado que el vehículo que conduce la oposición en ningún caso puede tener
un carácter sustancial o decisorio, puesto que no llega a condicionar el fondo de
la cuestión planteada. Es el contenido y no el continente el relevante.

En este mismo sentido la aplicación formalista del derecho no puede dejar


subsistente un error tan mani esto y que en el estado de acuerdo compartieron
los ministros que suscriben la sentencia de la corte, en el sentido que el
protesto interrumpe la prescripción. Las fórmulas procesales no son puerto
seguro para amparar tales errores, con mayor razón si la norma del artículo 772
del Código del ramo sólo exige a las partes señalar el error de derecho y es el
tribunal el cual debe expresar circunstanciadamente la infracción de ley,
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atendido lo dispuesto en el artículo 767 del mismo cuerpo normativo, según ha


tenido la ocasión de desarrollarlo in extenso el disidente y esta Corte de
Casación.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción a cargo del ministro señor Oyarzún y del voto en contra, su autor.

Nº 2.637-2011.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres.
Adalis Oyarzún M., Sergio Muñoz G., Carlos Künsemüller L. y Abogados
Integrantes Sra. Maricruz Gómez de la Torre V. y Sr. Domingo Hernández E.

Sentencia de la corte de apelaciones: 1680-2010

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