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¿Qué es la antropología?
Concibe a todos los seres humanos como iguales, por el hecho de ser humanos.
Todo ser humano, tarde o temprano, se plantea el por qué y el para qué de su existencia,
se pregunta de dónde viene y a dónde va, quién es y lo que podría hacer de su vida. En
esto se distingue de los animales. El animal vive de un día para otro: come, bebe, duerme,
crece, corretea, se reproduce y muere. Una vida así es buena y normal para un animal,
pero no para una persona.
• Los filósofos de la Antigüedad llegaron a decir que si una persona no se plantea las
preguntas fundamentales de la vida y solamente vive de un día para otro (de una comida a
la otra, de un noticiero al otro), habrá "fracasado" en su existencia. En lo más profundo de
su ser no habrá llegado a encontrarse a sí mismo; no se habrá "convertido en hombre".
Dicho de manera tradicional: su existencia no habrá sido digna de ser la de un hombre.
• Por lo tanto, la pregunta filosófica tiene que ver con una explicación radical de la
realidad. Toda la realidad en su conjunto es objeto de estudio de la filosofía, pero no en
cualquier sentido: su perspectiva de estudio es el de las causas últimas, las razones más
profundas y universales.
• “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, sentenciaba Sócrates, en el siglo V
A.C. Y es que lo propiamente humano es la capacidad de reflexionar acerca de las causas y
principios de nuestro obrar y de la realidad completa.
• Vivir sin buscar las razones más profundas de nuestro actuar sería un mero “sobrevivir”,
dejándonos llevar por el curso de los acontecimientos. Filosofar acerca de nuestra propia
existencia nos permite descubrir quiénes somos y hacia donde queremos ir.
En la vida, tomamos decisiones porque nosotros como seres independientes las elegimos,
y eso es lo que nos diferencia con otras especies.
• Ocio Intelectual: disposición del ánimo en el que el hombre se encuentra consigo mismo,
cuando asiente a su auténtico ser, tomando distancia de la actividad laboral, doméstica o
técnica, para contemplar la realidad y su propia existencia. Su opuesto es el ne-gocio; es
decir la negación de ocio (actividades constantes). Toma conciencia de su propia persona.
• Admiración o asombro: se encuentra en el principio y origen de la actividad filosófica. Se
trata de un deslumbramiento frente a la maravilla de la realidad, que captura nuestra
atención y nos mueve a seguir conociéndola.
• Consciencia de la propia ignorancia: “Sólo sé que nada sé”. Quien reconoce su propia
ignorancia, puede avanzar en la superación de este desconocimiento de la realidad.
• Abandono de los prejuicios y paradigmas preconcebidos
• Honestidad y rigor intelectual
• Amor por la verdad.