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LA

EUCARISTÍA
¿Qué significa Eucaristía? : “Acción de gracias”

Proviene del griego

Mostramos gratitud a Dios por el sacrificio que hizo al morir en la cruz por cada

uno de nosotros.

En la última cena Jesús dijo: “este es mi cuerpo y esta es mi sangre”

En la Eucaristía Jesús perpetúa su amor por cada uno de nosotros, pues se queda

en este divino Sacramento y desde entonces su presencia real permanece entre

nosotros.
“Acción de gracias” por quedarse entre nosotros.

El gran milagro de su muerte y resurrección celebrada en cada Eucaristía,

allí, donde después de ser consagrado, ya no es solo pan, sino que se convierte

en el cuerpo y la sangre de Jesús.

Este sacramento se sigue celebrando, gracias al mandato de Jesús al decir “Hagan

esto en memoria mía


El amor de Dios es eterno, en el antiguo testamento vemos en Éxodo 16, 12-15

cuando el pueblo de Dios cruzaba el desierto, hacia la tierra prometida sentía

hambre y Dios envió el maná, entonces tuvieron fuerzas para seguir su camino.

En el libro 1 libro de Samuel 21, 5-7 nos narra cómo David comió los panes

consagrados al Señor y por medio de ésto saciaron su hambre y continuaron para

realizar el proyecto de Dios.


Vemos entonces que Dios siempre alimenta a sus hijos para su bien, para su

salvación.

En la Santísima Eucaristía Cristo se da todo, se ofrece a sí mismo, como

alimento de nuestras almas. En este sacramento se encuentra completamente

vivo, real, presente en su cuerpo y divinidad como está en el cielo.


Así como nuestro cuerpo necesita de alimentos para crecer, estar sano y tener

energía, nuestra alma necesita alimentarse de la Eucaristía para crecer en gracia, ser

santo y heredar la vida eterna. Juan 6, 51: El que come mi cuerpo y bebe mi sangre

tiene vida eterna. Es un mandamiento, tomen coman, hagan esto en memoria mía,

para que tengan vida eterna.


Parece pan, sabe a pan y es pan. Pero en la consagración, surge algo extraordinario

que se llama “transubstanciación” esto significa que, en la consagración, ahora

está Jesús vivo con su sangre y divinidad, la materia no se transforma, ni se

sustituye, sino que lo habita, por eso en cada fracción de pan está Jesús completo,

después de la consagración de las sagradas especies del pan y del vino, en una

santa misa, celebrada por un sacerdote debidamente ordenado.


Por el bautismo somos hijos de Dios y coherederos de su reino, pero para llegar a

esa vida eterna es necesario vivir en gracia. Esta gracia se alcanza en relación que

vivamos en amistad y unión con Dios, la Eucaristía tiene su raíz en la donación de

Cristo mismo. “Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el

Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación,

participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo

del Señor”
«En la Santísima Eucaristía está contenido todo el bien espiritual de la Iglesia» (Concilio
vaticano II)
Con el vigor de su amor a la Eucaristía, Papa Juan Pablo II en la magnífica Encíclica Ecclesia
de Eucharistia así comentaba esta afirmación del Concilio: «La Iglesia ha recibido la Eucaristía
de Cristo, su Señor, no sólo como un don entre otros muchos, aunque sea muy valioso, sino como
el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de su persona en su santa humanidad y,
además, de su obra de salvación».

«Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida
eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura (...). En efecto, en la Eucaristía
recibimos también la garantía de la resurrección corporal al final del mundo: “ El que come mi
carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día ” (Jn. 6, 54)» (n. 18).
En el Código de Derecho Canónico –promulgado por el mismo Juan Pablo II–, con

la sobriedad propia del lenguaje jurídico, pone de relieve la naturaleza y la

excelencia del Sacramento de la Eucaristía. En el canon 897, que es como una

introducción teológica a las normas sobre el Sacramento de la Eucaristía, se han

usado tres verbos que pueden guiar una particular reflexión sobre la Eucaristía. Se

dice que en las especies Eucarísticas « se contiene, se ofrece y se recibe al mismo

Cristo Nuestro Señor » (« continetur , offertur ac sumitur »)


Desde estos tres verbos, se comprende que la Eucaristía es presencia real de

Cristo; de hecho, en ella se contiene al mismo Cristo Nuestro Señor « vere,

realiter ac substantialiter », en su realidad humana y divina (Cuerpo, Sangre,

Alma e Divinidad); se ofrece al Padre en la Santa Misa, que perpetúa a lo largo

de los siglos el Sacrificio de la Cruz, y es recibido por los fieles en la Comunión

Eucarística, en el respeto de las respectivas normas morales y canónicas.


« Yo estaré con ustedes siempre hasta la consumación del mundo » (Mt 28,29).

Nosotros sabemos y creemos que Jesucristo está presente en su Iglesia de muchas

maneras. El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Liturgia Sacrosanctum

Concilium, ha afirmado: « Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en

la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del

ministro, “ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que

entonces se ofreció en la cruz”, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas »
La Eucaristía es Jesucristo: comunión con el misterio salvífico de su realidad

humano-divina, evidenciada en una entrega radical (palabra y hechos) en favor de

los hombres en la mesa del banquete del Reino de Dios; esta entrega implica muerte

y resurrección; significa salvación: plena comunión de Dios con los hombres.

Consecuentemente, lo que en la Eucaristía viene directamente de Jesucristo no

puede ser cambiado, constituye un legado, un testamento que la Iglesia ha de

custodiar para ser ella misma: la Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la

Iglesia.
La Eucaristía no nace de una iniciativa humano-eclesial, sino que brota de un

mandato de Jesús, que solo cobra sentido a la luz de Jesús. En este sentido, la

Última Cena es un momento referencial y un legado normativo. En relación con

este momento está el conjunto de la predicación y de la actuación de Jesús; sobre

todo, lo relacionado con el Reino de Dios y su presentación bajo la imagen del

banquete; igualmente, el conjunto de comidas en las que Jesús participó antes y

después de la Última Cena.


TAREA:

Faltas a la Eucaristía y Comunión

¿Cuántas partes tiene la misa?

¿Hasta qué momento de la misa puedo llegar tarde y comulgar?

¿Cuántas veces puedo comulgar en el mismo día?

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