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Capitulo II
El modernismo en las artes no representa una visión unificada, ni una practica estética
uniforme. Las teorías sociales y culturales de los actores representaban un camino y una
interpretación diferentes de la variada espesura del arte moderno.
Se desarrollará las posturas estéticas y sociales de algunos movimientos modernistas.
Aspectos unificadores comunes a todos ellos en mayor o menor medida:
I. La autoconciencia o autorreflexión estética: los modernistas escapan del intento antiguo
de hacer del arte un mero “reflejo” o una “representación” transparente de lo que
supuestamente es la realidad exterior. Se revela la realidad como construcción y artificio.
II. La simultaneidad, yuxtaposición o “montaje”: la estructura narrativa o temporal se
debilita a favor de un ordenamiento estético basado en la sin cronicidad. La
simultaneidad de la experiencia. Las cosas se unen en vez de separarse. Se crea unidad
yuxtaponiendo perspectivas diversas. El arte moderno carece a menudo de progresión
causal y de plenitud aparentes.
III. Paradoja, ambigüedad e incertidumbre: paradójica multiplicidad de mundo. Se hace
frente a la declinación de las certidumbres religiosas, filosóficas y científicas. La realidad
como construcción a partir de perspectivas realistas, mientras trataban de aprovechar la
riqueza estética y ética de imágenes, sonidos y puntos de vista ambiguos. Valor estético
en la confrontación de la experiencia urbana.
IV. La des urbanización y el desvanecimiento del sujeto a la personalidad individual
integrada: personaje como campo de batalla psíquico. Crisis de la individualidad.
Una crisis política e intelectual del liberalismo derivo las amenazas contra la ciencia positivista y
el optimismo secular (cuando se desprende el estado y la iglesia). Siglo XVIII y XIX. Se pierde
la creencia en el curso benéfico del desarrollo histórico lineal. Se tiene la llegada de una época de
masas y de poderío tecnológico sin precedente. Parte de artistas e intelectuales; además de las
perdidas de las certezas religiosas. El ascenso de la cultura fascista confirmo la perdida el
optimismo liberal. Se genera una capacidad técnica para dominar y controlar el ambiente dado, la
“humanización” de la naturaleza a través de la ciudad moderna y sus diversas extensiones
tecnológicas: arte y ciencia como objetos y derechos propios como constructores auto
reflexiones. Melancolía y entusiasmo revolucionario ante la difusión masiva de una sociedad
tecnológica: artistas en una sociedad cada vez mas comercios
Mediados del siglo XIX: cae sistema de patronazgo mas mercado activo y competitivo, obreros
impulsivo competitivo hacia la originalidad e innovación. Cada respuesta insiste de un publico
mero, masivo de clase media y la gran dependencia de consideraciones mercantiles
impersonales: sentimiento de martirio entre artistas.
Fin siglo XIX: perspectiva estética alterada: énfasis modernista en el arte como una construcción
de auto referencia diferente espejo de naturaleza o sociedad. Se rompe con la tradición mimética:
avant garde