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todavía quedan restos de una comida. Tienen la intención de sacar la mesa y la vajilla,
A las doce en punto alguien entra en la casa. Es Ramiro Peláez, un hombre buscado
por la policía desde el jueves. Va directamente al comedor. Abre la puerta con mucho
cuidado. Allí se encuentra con la hermosa mesa de mantel blanco y toda la comida de los
Pistacho. El hombre hace cuatro viajes para poder llevársela. De paso, también se mete
¡Oh, sorpresa! la mesa está vacía, ni el mantel queda. Los Pistacho se miran con pena
porque la verdad es que tienen hambre. Sin embargo, no todo está perdido: Juan Pistacho
recuerda las almejas en escabeche y el pan de campo que hay en la despensa, corre a
buscarlos y después de cortar una rebanada de pan y sacar una porción de almejas