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18/5/2020 ÉPOCA MEDIEVAL

ÉPOCA MEDIEVAL

Desde la caída de Roma en manos de los godos (476 d.C.) y hasta el siglo XV, en el mundo
occidental, la superstición impidió la realización de estudios serios de anatomía y patología
quirúrgica. Prevalecía el concepto de Galeno del "laudable pus", encontrar una sustancia
milagrosa para prevenir la infección e inducir la curación. Su dogmatismo perduró durante siglos al
amparo del oscurantismo en que se vio sumido el mundo occidental tras la caída del Imperio
Romano.

En la baja Edad Media, los monasterios recogieron y transmitieron conocimientos con la


veneración por lo antiguo y el desinterés o alejamiento de la realidad. Sin embargo, su labor
permitió la supervivencia de un cuerpo doctrinal en Occidente. La terapéutica abandonó los
incipientes criterios científicos y volvió a las simplificaciones de la medicina popular y a las
interpretaciones sobrenaturales. La influencia del cristianismo otorgó a la medicina un importante
componente de misticismo religioso. Por otra parte, la asociación de los primeros hospitales
cristianos de beneficencia y el desarrollo de las órdenes monásticas permitió que los monasterios
asumieran parte de la asistencia médica de occidente. Paralelamente, la práctica de la cirugía se
devaluó, siendo ejercida por profanos, iletrados y charlatanes. Así, los curanderos germánicos
daban masajes, reducían luxaciones y fracturas y curaban heridas.

No fue hasta el siglo XII cuando Europa comenzó a despertar gradualmente de su edad oscura.
Empezaron a fundarse universidades y hospitales, la disección humana se reanudó y los
importantes textos griegos comenzaron a traducirse del árabe al latín. Sin embargo, hasta el siglo
XVI, todos los avances se realizaron a la sombra de Hipócrates. Los primeros hospitales de la
época medieval surgieron en Bizancio. De ellos, el más importante fue el de Constantinopla,
fundado en el siglo XII, y que de un total de 50 camas dedicaba 10 a pacientes quirúrgicos.

En confluencia con el mundo árabe, se organizaron en torno al Mediterráneo algunos centros de


excepción en los que el saber médico era transmitido. La Escuela de Salerno, o la de Montpellier,
comenzaron el desarrollo de la enseñanza médica organizada, recibiendo influencias desde el
mundo islámico.

En el siglo XI, desde la Escuela de Salerno, Constantino el Africano (1010-1087) es el principal


difusor de los conocimientos islámicos, gracias a las traducciones de sus textos.

El primer tratado medieval de cirugía fue


la "Practica chirurgiae" de Ruggero
Frugardi (1170), figura de la escuela de
Salerno, que se ocupó principalmente del
tratamiento de las heridas, aunque
también describe algunas intervenciones
y técnicas para la reducción de distintas
luxaciones. En el año 1140 Rogerio II de
Sicilia impuso la necesidad de superar un
examen a todos aquellos que
pretendiesen ejercer la medicina.
Federico II en 1224, mandó que el
examen fuese realizado de forma pública
por el equipo de maestros de Salerno,
exigiendo para la práctica de la medicina
un periodo de formación teórico (que
incluía cinco años de medicina y cirugía)
y un periodo práctico de un año (figura 6:
detalle de manuscrito del siglo XIII que
muestra el tratamiento de varias heridas en la Escuela de Salerno, British Library, Londres).

En 1137, la Escuela de Montpellier (fundada en el siglo IX) fue denominada "Universidad de


escolares y maestros", abierta también a judíos y árabes. El prestigio obtenido y la exigencia de
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exámenes para ejercer la medicina hizo que pronto apareciesen otras escuelas. Henry de
Mondeville (1260-1320) fue profesor de anatomía en Montpellier y cirujano de Felipe el Hermoso.

Guy de Chauliac (1290-


1368) es otro gran cirujano
medieval de la escuela de
Montpellier, que completó
sus estudios en París y
Bolonia. En su "Gran
Cirugía", sigue a los clásicos
aunque realiza una
aportación novedosa en el
campo de la Traumatología
y Ortopedia: la utilización de
la tracción contínua,
mediante pesos y poleas
para la reducción y
tratamiento de las fracturas
femorales. Los ingleses
utilizaron por primera vez
las armas de fuego en 1346, en la batalla de Creçy, siendo Guy de Chauliac uno de los primeros
autores que hace anotaciones sobre el tratamiento de este tipo de lesiones (figura 7: Ilustración de
la Chirurgia de Guy de Chauliac mostrando la botica de un cirujano, Bibliothèque Nationale, Paris).

En el siglo XIII se origina en Bolonia una escuela


quirúrgica de gran prestigio, basada no sólo en el
conocimiento de los textos antiguos sino en la
experiencia personal demostrada en numerosos
textos de cirugía. Entre los más importantes se
encuentran la "Chirurgia" de Teodorico
Borgognoni (1206-1298), en la que recoge las
enseñanzas de su padre, Ugo Borgognoni,
iniciador de la escuela. Entre estas aportaciones
se incluyen la limpieza de las heridas con vino y la
anestesia mediante una esponja somnífera
empapada en una mezcla de extracto de opio,
beleño, mandrágora y otras drogas. La principal
contribución de Teodorico fue la de la sutura de las
heridas por primera intención tras una limpieza
cuidadosa, en lugar de aplicar sustancias que
estimulasen la formación de pus, práctica habitual
de la escuela de Salerno. Utiliza para la sutura
hilos preparados con intestinos de animales (figura 8: Ilustración de la "Chirurgia" de Teodorico
Borgognoni, vendaje de un tobillo, Bibliotheek der Rijksuniversiteit, Leiden).

Guglielmo de Saliceto (1210-1278), perteneció también a la escuela de Bolonia donde fue


profesor. Su obra principal fue "La Chirurgia", dividida en seis libros, entre los que se incluyen el
dedicado a fractruras y luxaciones, el de heridas y contusiones y el texto de anatomía. Esta
división de los tratados quirúrgicos fue adoptada con posterioridad por la mayoría de los autores.
Además, escribió el primer tratado que se conoce de anatomía topográfica.

Lanfranco de Milán (1240-1306), discípulo del anterior, escribió en su "Gran Cirugía" dos
capítulos, uno sobre el "quebrantamiento de los huesos" y otro sobre luxaciones. En el tratamiento
de estas afecciones sigue a los clásicos, aunque también realiza aportaciones propias. Utiliza
complicados entablillamientos de vendas y listones sobre los que aplica un emplasto
consolidativo. Recomienda poner en estas inmovilizaciones marfil o hueso de elefante debido a la
creencia del poder de atraer el hueso hacia la zona de fractura (¿introductor del concepto de
osteoinducción?). También realiza una descripcción bastante precisa de los tipos de luxaciones de
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cadera y rodilla así como de su reducción. En su obra propune la unificación de la medicina y la


cirugía.

A pesar de estas notables excepciones, la practica quirúrgica, y en especial en lo que se refiere a


la Traumatología, distaba mucho de tener el reconocimiento de ciencia. La Universidad de París y
otras universidades en Francia, Inglaterra, Países Bajos, etc., más sujetas al control de monarcas
y eclesiásticos, desarrollaron Escuelas de Medicina basadas en la supremacía de la teología
sobre la naturaleza. En todas ellas la práctica quirúrgica fue excluida. Los médicos, en gran
porcentaje judíos, gozaban del prestigio de los monarcas y la iglesia, no siendo accesibles al
pueblo.

De forma paralela aparecieron agrupaciones gremiales, como el Colegio de San Cosme y San
Damián en París, en los que los cirujanos prácticos y artesanales, lejos de pretensiones
académicas, ejercían la cirugía como un oficio sin ninguna base científica. De esta forma, la
distribución gremial de la Edad Media favoreció la confluencia de cirujanos, barberos y otros
artesanos diestros en herramientas, frente a la clase médica que junto a boticarios y artistas,
impulsarían los estudios anatómicos en el humanismo renacentista.

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