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Ludwig Klages
Es conocido por sus estudios sobre la expresión. Fundó el Seminario para el
estudio de la expresión, adentrándose en el estudio de la psicología, iniciando la
caracteriología y la expresión en el arte, sobre todo de la expresión a través de la
escritura, la grafología.
En filosofía mantiene una concepción metafísica en la que sostiene la
"primacía del alma" sobre la Primacía del espíritu, considerando que los valores de
la vida anímica (sentimientos y afectos; mitos y expresiones religiosas y artísticas)
están por encima de los valores elaborados por el "espíritu" (conceptos, ideas, teorías
científicas y valores objetivos).
Considera que existe una oposición irreconciliable entre lo anímico (El alma) y
lo espiritual (Espíritu); existe un antagonismo entre el alma y el espíritu, Klages se
inclina por la supremacía de lo anímico. Conforme al pensamiento de Nietzsche, y la
influencia de las aportaciones antropológicas de Johann Jakob Bachofen considera
como expresión del espíritu lo racional, la lógica, lo objetivo, caracterizado como lo
"impersonal", lo "trascendente" que, en definitiva, condiciona, limita, incluso destruye
la capacidad creadora del alma.
El alma es la dimensión que se encuentra ligada directamente con la fuerza
creadora de la Vida y la Naturaleza en donde se generan los símbolos, los mitos en
donde se expresan los enigmas que el espíritu pretende deshacer y conjurar. la
expresión es el reflejo más inmediato de la vida anímica contenida en todos los seres.
El estudio de las expresiones a través de los gestos, los signos y las
manifestaciones culturales, revela el mundo anímico tanto de los individuos como de
los grupos y su evolución a lo largo de la historia.
Siguiendo el pensamiento de Nietzsche, el alma representa lo dionisíaco, lo
vital, lo dinámico. El espíritu por el contrario mediante lo racional y lo objetivo
conduce a la rigidez de lo cadavérico y mecánico. Mediante los conceptos se
destruye el mundo de los mitos y de las imágenes de la expresión que es algo fluido y
vital. “El espíritu juzga; la vida vive. El espíritu aprehende el ser; la vida vive el
acontecer. El ser es pensable, pero no puede ser vivido; el acontecer es vivible, pero
no puede ser concebido.”
El carácter.
Polaridad Alma-Mente
El alma de cualquier fenómeno tiene dos polos, un polo receptivo
(Contemplativo) y otro activo (Sensación física). Según Klages, el polo receptivo es el
más característico del alma. Las características principales del alma en estado natural
son: la pasividad, la inconsciencia, la noche, el sueño, la inmensidad, la distancia y el
ritmo.
En la función de Contemplación es la criatura pasiva y soñadora cuya función
predominante es la contemplación. Está en contacto directo con la vida del Cosmos y
los símbolos de la realidad.
En la función de las sensaciones físicas el cuerpo conoce por sensaciones
que perciben lo cercano y son siempre pasivas.
En el siguiente rango de desarrollo el alma no es más libre, sino que está
prisionera en el cuerpo que ahora asume el rol dirigente. Las funciones de las
criaturas vivas son sensaciones físicas (polo del cuerpo) y contemplación (polo
del alma).
También en este estado prehistórico la función de la Mente empezó su
destructivo trabajo de descomponer el "acto receptivo" de la "impresión" y la
"apercepción". Cuando esto se completó, fue cuando tuvo lugar la creación del
hombre histórico. Ello significa la transición de la pasividad en actividad, de la
abstracción al pensamiento, del principio femenino al masculino, de la inconsciencia a
la conciencia, de la liberación a la esclavitud, del ritmo a la medida, del sueño a la
vigilia, etc.
Esto se origina en la concepción de la mente y sus funciones. La mente tiene la
destructiva función del pensamiento lógico (Polo de la mente) y la voluntad de la
regulación (Polo del cuerpo). Las cualidades específicas de la mente se
ejemplifican mejor por su oposición a las de la vida: "La vida y la mente son dos
poderes diametralmente opuestos que están constantemente en guerra".
La vida experimenta pasivamente las cosas que ocurren: es la base de la
experiencia. La mente delimita, especifica, etiqueta y enumera los fenómenos de la
naturaleza. El pensamiento lógico, una función de la mente, es la base de toda
ciencia. Sus características son: objetividad, lógica y explicación monástica. El
pensamiento lógico interrumpe el rítmico curso de la vida; es la tendencia
destructiva de la mente.
La voluntad, la segunda función de la mente, regula e inhibe la vida; supera
obstáculos y es la causa de la acción que consigue el objetivo decidido por el
pensamiento. Cuando los sentimientos se convierten en "motivos", cambian en una
tendencia activa a través de una volición exactamente adaptada a su propósito. El
deseo pasivamente aspira a algo; la voluntad, activamente, tiene la meta en su
propósito. Potencialmente, los deseos incluyen cualquier cosa imaginable, pero el
objetivo real de la volición es únicamente aquella parte de la aspiración de posible
realización. La voluntad es también la experiencia de resistencia física; es la negación
de la realidad y, en lugar de referirse al pasado, se relaciona con el "fantasma" del
futuro.
Las funciones de la mente tienen polos receptivos y activos que se
corresponden con los del alma: el pensamiento lógico corresponde a la
contemplación; el poder de la voluntad ("el motivo central de la vida-represión")
a la sensación física. El diagrama A ilustra esta polaridad:
DIAGRAMA A: POLARIDAD DE ALMA Y CUERPO
Polaridad Alma Mente
Polo receptivo Contemplación Pensamiento Lógico
(Flemático) (Melancólico)
Polo activo Sensación Física Voluntad
(Sanguíneo) (Colérico)
Rudolf Allers
Fue un psiquiatra y filósofo católico. Discípulo de Alfred Adler y maestro
de Víctor Frankl, es conocido por su crítica al psicoanálisis de Sigmund Freud, al
que acusa de tener serios defectos lógicos y filosóficos. Allers propone desarrollar
una psicología fundamentada en la antropología filosófica y que atienda a la
responsabilidad personal como característica esencial del ser humano. Detrás
del carácter neurótico se encontraría la voluntad de poder, tal como sostiene
Alfred Adler, que no sería otra cosa que una rebelión no plenamente consciente,
pero tampoco inconsciente en el sentido freudiano, contra la limitación y la finitud
propia de las criaturas.
Allers establece unas diferencias que, aunque básicas, son obviadas con
frecuencia en la psicología contemporánea. Así, la que existe entre persona,
personalidad y carácter: (1) la persona es (se es persona), (2) la personalidad es
el hecho de ser persona, y (3) el carácter se tiene. No es lo mismo ser persona
que tener un carácter. Por tanto, la persona no es reducible al carácter, lo mismo
que el ser no es reducible al tener. Y, mientras que el ser no se puede eliminar ni
transformar esencialmente (no puedo dejar de ser persona), el carácter sí es
modificable (puedo tener otro, adquirir otro carácter a través de las
decisiones que tomo, que me lo van forjando).
El carácter es el conjunto de características propias de un individuo,
tomadas como una unidad y como un todo, no como un mero agregado, y que le
distinguen como tal individuo, como el que es; no sólo como que es, sino como
quién es. Esto es, el tener un carácter determinado implica que se tiene un modo
personal de obrar, como un todo unitario, como la marca personal, podríamos
decir, que uno imprime a sus actos. El carácter es modificable y, en ocasiones, la
modificación se debe a un proceso neuropatológico, el cual, no obstante, no afecta
al núcleo de la persona. Enferma, puede enfermar, el carácter, lo que la
persona tiene o posee, no lo que la persona es, esto es, ella misma en su esencia.
El ser no enferma, sino que la persona adquiere un modo patológico de
expresarse u obrar (el carácter).
El carácter no es una parte de la persona, y sólo puede ser comprendido
mediante un análisis de sus acciones, siendo el signo común a toda acción la
relación entre yo y no-yo, persona y mundo, sujeto y objeto. Toda acción supone
una situación actual y una situación posible hacia la cual se tiende, lo cual implica
consciencia, intencionalidad y esfuerzo, además de un juicio comparativo en virtud
del cual lo que está por venir es mejor y preferible. Por tanto, toda acción es
precedida por una comparación de valor, por una comparación axiológica.
Presupuestos: Valores Objetivos y orientación del carácter:
Parte de una concepción de la naturaleza humana que tiene como eje la
combinación de dos fuentes:
a) La línea antropológica-filosófica de raigambre católica, sobretodo en
su vertiente escolástica con Santo Tomás a la cabeza (llegó a ser un experto en
este teólogo), aunque también conecta con otros importantes filósofos como Max
Scheler y su concepción de los valores.
b) La concepción psicológica del carácter de herencia adleriana, pero
sin limitarse a la misma, realizando aportaciones creativas propias.
Hay un cosmos objetivo de valores al que sólo se puede acceder por la
intuición emocional. La razón es ciega para el valor. Scheler se opone firmemente a
la pretensión nietzscheana de crear valores. Los valores son siempre los mismos,
no cambian. Lo que cambia es nuestra percepción de ellos. Cada época, cada
cultura, descubre distintos valores e ignora otros.
Los valores se encuentran ordenados jerárquicamente. Primero están los
valores religiosos (sagrado/profano), luego los espirituales (bello/feo, justo/injusto,
verdadero/erróneo), luego los valores de la afectividad vital (bienestar/malestar,
noble/innoble) y por último los valores de la afectividad sensible
(agradable/desagradable, útil/dañino). De lo que se trata es de vivir en armonía. No
hay que optar por unos valores y renunciar a otros. Para ello hay que vivir los
valores inferiores de un modo tal que se encuentren ordenados a los superiores.
La conducta humana está motivada principalmente no por impulsos, ni por
las condiciones hereditarias o ambientales sino sobre todo por las decisiones
finalistas de la persona, por los fines que se propone alcanzar. Lo importante para
entender el comportamiento humano son las metas que persiguen las personas
en sus vidas, que hacen que estas adopten un sentido y orientación
particular.
Concepto de carácter. Diferencia entre persona y carácter.
-Persona: Equivalente al ser en potencia aristotélico-tomista. Es imposible
conocerla totalmente mediante el pensamiento analítico-racional pues entraña la
misma esencia del ser y todas sus posibilidades potenciales (la persona no es el
yo, ni la conciencia, ni el inconsciente, ni ninguna entidad parcial, y tan solo, según
Allers aparece vislumbrada parcialmente en la relación yo-no yo; es decir entre lo
que hacemos y el camino que tomamos en la vida y los caminos u orientaciones
potenciales que podríamos tomar, por decirlo de alguna manera más comprensible
(a riesgo de error filosófico).
-Carácter: Supone el ser en acto, a través de sus acciones y conductas
intencionales y finalistas. El carácter es la postura, la elección y a la orientación del
individuo ante el valor.
Dicho, en otros términos, en la vida de una persona aparecen
circunstancias ante las que tiene que elegir entre diversos valores (valores que
existen objetivamente, el bien y el mal, lo bueno y lo malo, etc). Algunas de esas
elecciones cuando se repiten se consolidan en el carácter. De esto derivaría
que existe una relación entre la ética y el carácter de la persona, entre los
problemas psicológicos-relacionales y las elecciones de valor de una persona, de
los valores que pone en marcha en sus acciones.
La educación del carácter.
Fritz Künkel
Conocido psiquiatra alemán y psicólogo estadounidense. Buscó integrar la
psicología (especialmente la obra de Freud, Adler y Jung), la sociología y la religión
en una teoría unificada del ser humano. Consolidó estas ideas en una teoría del
desarrollo del carácter y finalmente en su "Psicología del nosotros".
Presupuestos: Concepción dialéctica del carácter.
Para Kunkel la persona tiene una "Dimensión Dialéctica" como sujeto y
objeto al mismo tiempo, sin que ambos aspectos se puedan separar totalmente, y
donde cada uno de ellos afecta y es afectado por el otro. La persona como
"Sujeto" es libre y creadora, determina su voluntad, sus fines y objetivos, y
transforma el mundo que es su objeto de acción. Como "Objeto" es improductiva,
carece de libertad y está sometida a fuerzas ajenas a su voluntad, a relaciones
causa-efecto de tipo físico-material.
La persona para su desarrollo adecuado debe buscar un equilibrio armónico
entre ambos aspectos, entre lo subjetivo y lo objetivo. Eso es posible a través del
"nosotros" donde la persona tiene la obligación de ser sujeto de su propia
conducta y es objeto de todas las consecuencias que han originado su conducta en
el contexto de su vida socio-relacional.
La persona, además tiene una "Dialéctica Vital" que consiste en su
enfrentamiento permanente con la realidad como ser viviente en dos vertientes:
A) Dialéctica interna: Enfrentamiento del individuo con su
mundo interior.
B) Dialéctica externa o transitiva: Enfrentamiento del individuo
con el mundo exterior.
Ambas dialécticas comprenden tres fases en su desarrollo:
(1) Tesis (Autodeterminación y elección de fines y necesidades por
parte del sujeto)
(2) Antítesis (Limitaciones y amenazas por parte del mundo a sus
fines y necesidades)
(3) Síntesis (Superación activa de la antítesis). Para Kunkel esa
superación está en el "nosotros"; y su atasco no superador en el
"Yoismo".
El Yoismo: Supone una perpetuación de la antítesis, de la persona como
objeto. Conlleva la llamada "Psicosclerosis" por fuerza de hábitos rígidos en el
carácter de la persona (hábitos de acción y normas o creencias subjetivas rígidas). Se
refiere a la meta compensadora (de sus sentimiento de inferioridad ajena al nosotros
o sentimiento de comunidad) por parte del sujeto y el tipo caracterial dominante que
deriva de la misma. La persona tiene una pérdida de capacidad para encontrar
nuevas soluciones (creatividad) a los problemas de su vida, huyendo de su
responsabilidad, evadiéndose de los problemas, produciendo en suma una rigidez de
su funcionamiento psíquico.
Más tarde, durante los primeros años del siglo XX, otros autores alemanes
como William Stern, Eduard Spranger y Ernst Kretschmer revelarían sus trabajos
sobre el carácter y la personalidad basándose en el método fenomenológico.
William Stern
Filósofo y Psicólogo alemán, nacido en Berlín en 1871, y fallecido en Estados
Unidos en 1938. Desarrolló el concepto y acuñó el denominado término de "cociente
intelectual".
Fue profesor extraordinario en Breslau (1907-1909) y en Hamburgo (1909-
1919), y a partir de 1919 fue profesor titular en esta última ciudad hasta 1933, fecha
en que emigró a los Estados Unidos y fue nombrado profesor en Vassar College, en
Poughkeepsie (Nueva York).
En el terreno puramente filosófico, su contribución principal es la doctrina del
"personalismo crítico". Tal doctrina se basa en la determinante distinción entre
"persona" y "cosa". La Persona es una unidad orgánica, una actividad propia, una
finalidad; la cosa es, por el contrario, un mero conjunto de elementos susceptibles de
aumento o disminución sin destrucción de su ser, pasividad y actividad mecánica. Tal
distinción es, a su modo de ver, la más importante de toda la realidad, ya que supera
la propia división entre lo físico y lo psíquico y puede darse en cada uno de estos
ámbitos. No obstante, el mundo de lo psíquico posee en mayor medida los caracteres
de la persona, mientras que el físico está más impregnado de las características de la
cosa.
Admite la subordinación de todo elemento mecánico y causal (cosa) con
respecto a la unidad orgánica de sentido (persona), sin por ello admitir una fantástica
personalización de todos los aconteceres.
En el ámbito general de la psicología, se interesó especialmente por las
actitudes conscientes y el desarrollo de la inteligencia. Concebía a la persona como
una síntesis de elementos no reductibles sólo a los datos hereditarios y ambientales,
entre los cuales tenían una importancia decisiva la función lingüística y el nivel de la
inteligencia. A este respecto, su nombre está vinculado al método para medir la
inteligencia conocido como "cociente de inteligencia", (C.I.), consistente en dar cuenta
de la relación entre edad mental y edad cronológica.
Eduard Spranger
Filósofo, pedagogo y psicólogo alemán. Fue profesor en Leipzig, Berlín y
Tubinga. Su pensamiento constituye una síntesis de la filosofía clásica, del idealismo
y de las aportaciones de Dilthey, siendo la ética y la educación sus preocupaciones
fundamentales; en ambos campos subrayó el valor del deber y propugnó una ética de
superación que fuese consciente por un lado de los propios límites y que por otro se
adaptase críticamente a las exigencias sociales.
Además de sendas monografías sobre Humboldt (1909) y sobre Goethe (1933),
Eduard Spranger es autor, entre otros títulos, de Formas de vida (1914), obra en la
describió seis tipos humanos ideales en conexión con los valores a los que aspira:
estético, teorético, social, económico, político y religioso. Spranger siempre ha
defendido la idea de la existencia en psicología de formas diferentes de vida, de
varios tipos de personalidad. Para Spranger, estas formas de vida ['Lebensformen']
son primero y ante todo formas nacionales.
Su obra, es en gran medida un alegato contra la aplicación del paradigma científico a
la psicología y contra el empirismo y el estructuralismo dominante de la época. Para
Spranger los fenómenos psíquicos no pueden ser explicados ni entendidos
únicamente mediante la fisiología, ni tampoco descomponiéndolos en unidades
elementales. Para poderlos explicar es necesario recurrir a categorías capaces de
captar el fenómeno en su singularidad y de establecer al mismo tiempo conexiones de
sentido con los valores que fundamentan la conducta. Desde esta perspectiva su
psicología es al mismo tiempo fenomenológica y ética porque pretende descubrir un
método capaz de entender la conducta particular en función de categorías ligadas a
valores. A este método, Spranger lo denomina "típico-ideal" y básicamente consiste
en la observación, en su singularidad, de los fenómenos psíquicos, que repletos de
contenidos procedentes de la historia de la cultura, se idealizan después para
poderlos explicar desde una doble dimensión totalizadora e individualizadora. De aquí
surge la necesidad de establecer unos "tipos humanos ideales", o esquemas
generales de entendimiento de la conducta humana, capaces de dar sentido
totalizador a la misma y de explicar en lo concreto las motivaciones de los actos
singulares.
Para Spranger a cada clase de acto o vivencia humana le corresponde lo que él
denomina una "esfera de sentido" y una "esfera de la cultura". De este modo,
investigando las clases de valores se pueden también indagar las clases de actos
humanos, en tanto que cada uno de ellos posee un sentido totalizador fundamentado
en un valor. Su hipótesis metódica consiste en considerar que todo acto humano con
sentido, están contenidas simultáneamente todas las formas fundamentales de actos
de la misma clase: en todo acto espiritual actúa la totalidad del espíritu, así por
ejemplo, un acto teórico comporta y contiene al mismo tiempo un acto económico,
estético y religioso, dado que las esferas de la cultura se insertan unas con otras
mediante conexiones funcionales. Y esta es la base para considerar que los actos
humanos individuales con sentido, son de cuatro tipos:
Actos Teóricos. Aquellos cuyo sentido radica en la identidad general del objeto
mentado, en su esencia y en su dirección a lo objetivo-general.
Actos Económicos. Los que su sentido reside en la vivencia de la relación psicofísica
de energía entre sujeto y objeto, en dirección cuantificadora del gasto o ahorro de
dicha energía.
Actos Estéticos. Que son los que tienen el sentido dirigido hacia el carácter de
impresión-expresión de su apariencia concreta o imagen.
Actos Religiosos. Aquellos cuyo sentido está en la referencia de la vivencia singular al
sentido total de la vida individual, dirigidos al "valor total" del individuo.
Estos actos están gobernados por lo que Spranger llama "las leyes del espíritu" que
son normas que rigen el funcionamiento de los fenómenos psiquicos desde su
estructura finalista, como son:
La ley de la economía o principio del mínimo esfuerzo.
La ley estética o principio de la forma.
La ley de la ciencia o principio del fundamento.
La ley de la política o principio de la voluntad jurídica y reguladora.
La ley de la sociedad o principio de la fidelidad.
La ley de la religión o principio de moral acerca de como ha de pensar y actuar el
hombre de un modo unitario.
El hombre teorético
Predomina en él su actitud cognoscitiva y el sentido total de sus actos está presidido
por la objetividad como valor. De este modo, los datos del objeto han de ser
desprovistos de su carácter subjetivo inmediato.
Su criterio es la sistematización fundamentadora, existiendo sólo para él lo verdadero
y lo falso.
Su fin es la ley general objetiva, su pasión es la verdad y el conocimiento objetivo,
concibiendo el mundo y la realidad como un sistema de esencias universales y
relaciones de dependencia o de causa-efecto.
Frente a lo económico observa una actitud de repulsa, alejándose de los instrumental
y subordinándolo todo a lo teórico.
Frente a lo estético, su meta es la verdad, y al desprenderse de todo subjetivismo,
desvaloriza lo estético y lo puramente intuitivo: su meta es la descripción conceptual.
Frente a lo social, el hombre teorético es un individualista acusado, siendo lo único
que lo une a los hombres, la comunidad en la investigación y en el descubrir su amor
por la verdad.
Frente al político, posee una vigorosa conciencia de poder entendido como saber y
orientado hacia la crítica. Concibe la instrucción y el conocimiento como el único
medio de progreso.
Frente al religioso, la actitud del teorético no es normativa ni antepone valores, sin
embargo espera obtener un sentido total del mundo por un conocimiento total del ser.
Es notoria en este sentido su aversión al misticismo y a lo puramente sentimental.
El ideal del vida del hombre teorético es permanecer idéntico a sí mismo en su querer
y dar a su personalidad, en la medida de lo posible, el carácter riguroso e inequívoco
de un sistema lógico. Su comportamiento, como los estoicos, lo desarrolla
ateniéndose a máximas lógicas de aquí que para él no sean motivos, ni el amor, ni la
utilidad, ni la armonía interior, sino sobre todo y ante todo la veracidad.
Para Spranger existen varios tipos de hombre teorético como son el Reflexivo o
indagador y especulativo, el Técnico o empirista y aplicador, el Analítico, el Sintético,
el Pensador Parcial o Total, el Productivo cuyo valor es la creación y la invención y el
Receptivo, dado a la contemplación y reflexión.
Por último, el opuesto al tipo Teorético es el Escéptico, de carácter teórico, estético,
político o religioso.
El hombre Económico
Su criterio fundamental de actuación es la utilidad, cualidad por la cual los bienes
materiales sirven para satisfacer necesidades procedentes de la propia conservación
o del ahorro de energía. De este modo se presenta siempre bien como productor o
como consumidor.
Frente al teórico que busca la verdad, el económico busca la aplicación o explotación
de ahí que esté muy interesado por el conocimiento tecnológico. Es pragmático en
cuanto que lo verdadero lo asimila a lo útil y lo falso a lo inútil.
Frente al estético, lo útil es enemigo de lo bello situándose en el concepto de lujo,
determinado por la escasez o rareza de algo.
Frente a lo social es egoísta, sólo le importa su vida y su negocio y en consecuencia
es un acérrimo defensor de la propiedad privada como fundamento esencial del orden
social. Su sociabilidad es siempre aparente, porque su auténtico motivo es el interés,
a utilidad y la aplicación.
En relación al político tiene algo en común. Considera el poder como un valor, aunque
él lo asocia a la riqueza y al prestigio.
Frente al religioso, el hombre económico tiene sus dioses fijados en lo útil, lo práctico,
lo técnicamente más productivo, en la riqueza, en el dinero y en general en todo lo
que es externo al sujeto y que puede ser poseído. Para el hombre económico todo
tiene un precio y por tanto puede ser vendido o comprado a voluntad en el mercado
libre,
Existen para Spranger varios tipos de hombre económico: el previsor, que se guía por
utilidades permanentes; el sagaz, aquel que se orienta por utilidades momentáneas y
otros como el trabajador, el consumidor, el ahorrador y casos extremos como el avaro
y el delapidador.
El hombre estético
Su actitud se caracteriza por el sentido imprsión-expresión que orienta sus actos.
Impresión que es la figura concreto sensible que recibe por su significado. Expresión
es la figura que extiendo a mi contenido psíquico y la forma es la compenetración
entre impresión y expresión.
La actitud del hombre estético es puramente desinteresada y de contemplación
psíquica, prestando y ofreciendo sentimiento a todo y transformando todas sus
impresiones en expresiones.
Frente al hombre teórico, el estético rechaza la ciencia que destruye lo intuitivo,
sintiendo aversión por lo conceptual. La naturaleza la concibe orientada desde ideas
animistas y mitológicas, de aquí que muchas veces aparezca y se exprese como un
romántico visionario.
Frente al económico, siente indiferencia hacia lo material y utilitario y frente al social,
considera al prójimo como objeto ético y estético. Para él el erotismo, entendido como
forma de amor estético no tiene limites materiales ligados al sexo.
Frente al político, el estético posee un peculiar sentimiento de poder: trata de influir en
los demás recurriendo a los aspectos formales.
La religión del estético es la belleza, su dios es la suprema energía ordenadora y su
carácter el animismo.
Para Spranger existen dos tipos de intereses estéticos; los de naturaleza creadora y
los de naturaleza gozadora.
El hombre social
El hombre social carece de contenido propio y posee una orientación afirmativa de
valores hacia la vida ajena y a sentirse a sí mismo en los demás. Su tendencia es el
amor a los demás.
Al carecer el hombre social de contenido propiamente dicho, las demás esferas de
sentido valorativo aparecen como contenido. De esta manera se opone al teórico
porque considera la ciencia como motivo de orgullo y por tanto opuesta al amor. Se
opone también al económico y al político, dado que no le interesan ni la utilidad ni el
poder. Sin embargo se relaciona mucho con el religioso en cuanto que la comunidad
se vive como totalidad.
El hombre político
El motivo fundamental que da sentido a su conducta es el poder, entendido como
capacidad de imponer siempre a los demás la propia orientación valorativa. Posee
sentimientos de afirmación de la propia esencia, así como vitalidad y energía de la
existencia y su vida está impregnada por relaciones de poder y rivalidad.
El hombre político pone al servicio de su voluntad todas las esferas de valor,
enfocándolas todas desde la perspectiva del poder. En su extremo, para el político, el
fin justifica los medios, teniendo un fuerte sentimiento de autoafirmación.
Su motivo central es la voluntad de superar a los demás para lo que necesita por una
lado, energía moral y por otro dominio de sí mismo.
Para Spranger existen dos tipos básicos de naturaleza del poder, las activas o
emprendedoras y las pasivas u obedientes.
Opuestos al político son todos los estados puros del estético, el religioso, el teórico y
el económico.
El hombre religioso
Es aquel que experimenta su vivencia de valor en su significación e importancia para
el sentido total del la vida. Aquel que lo experimenta como sentido supremo de la
existencia, como cumplimiento definitivo del sentido de su vida.
Existen tres formas de manifestación de la religiosidad. La primera si el modo en que
los valores vitales particulares se relacionan con el valor total de la existencia tiene un
carácter positivo, entonces podemos hablar del místico inmanente. Si la relación entre
lo particular y lo universal es negativa, estaríamos ante el místico trascendente. Y si la
relación es mixta, estaríamos, según Spranger, ante la naturaleza religiosa escindida.
Para el místico inmanente todos los valores positivos de la vida son gérmenes de lo
divino y universal. Para el transcendente todo lo humano carece de valor porque no
es posible explicar lo divino si no es a través de lo revelado, por tanto rechaza lo útil,
asume la mortificación y el sacrificio y desvaloriza su yo. Para los de naturaleza mixta
lo fundamental es la fe o capacidad para confiar en lo divino como determinante y
explicador de los actos humanos.
Las motivaciones generales del hombre religioso radican en la fe, sin poder precisar la
frontera entre lo que esa fe supone de saber o de creer. Otro motivo es su conciencia
de trascendencia, que se explicita en su tendencia a rebasar lo finito, buscando
objetos infinitos, aquellos que superan las normas del riguroso conocer, siendo sólo
accesibles mediante la actitud religiosa. Con respecto al económico considera el
trabajo como servicio divino, despreciando los frutos del mismo.Con el estético, en la
medida que éste practica la religión de la belleza y al social le une la dimensión del
amor.
Frente al político, el hombre religioso concibe el estado como un medio y puede
enfrentarse voluntariamente a él con el fin de transformarlo, en cuanto que su
supremas instituciones son las religiosas. En este sentido considera como un valor
muy importante la libertad espiritual.
1º. El hombre teorético: está inspirado en el valor de la verdad; está determinado por
su orientación hacia lo objetivo, en lo que introduce sus diferenciaciones y
clasificaciones agudas y precisas para llegar a un sistema claro y libre de objeciones.
Es individualista y se inclina por la aristocracia del saber y anda en busca de la
verdad, del conocer.
2º. El hombre estético: está inspirado en el valor de la belleza; ama la belleza, vive
para el arte; se halla de lo material; contempla el espectáculo de la vida
contemplándolo de una manera sensitiva y como goce. Mira lo político y lo religioso
desde la óptica del arte.
3º. El hombre religioso o místico: está inspirado en el valor de la santidad; concibe el
mundo como medio para llegar a Dios. Es «aquel cuya estructura espiritual está
dirigida a la creación de la suprema vivencia de valor absolutamente satisfactoria».
4º. El hombre político: está inspirado en los valores sociales; se esfuerza por lograr el
poder político, por mandar y dirigir las masas. Prefiere el poder y el gobierno. Es el
tipo de hombre que trata que todos los demás hombres se sometan a su opinión y a
sus disposiciones y dependan de él.
5º. El hombre social: se sacrifica por sus semejantes, se dedica a servir a los demás.
La ciencia es para él demasiado fría y material; el proceder económico repugna a su
altruismo; su Estado ideal es una forma de sociedad en la que todos los hombres son
felices prestándose mutua ayuda. Le resulta difícil ser objetivo y justo.
6º. El hombre económico: centra su interés en lo material o económico de la vida,
antepone en todas las relaciones el valor de utilidad. Es un ser práctico e inclinado a
la parte material de la vida. Considera a la riqueza como poder y es egoísta. «Todo se
convierte para él, en instrumento de conservación de la vida, de lucha natural por la
existencia y de medio para una vida agradable. Ahorra materia, energía, espacio y
tiempo, con el fin de obtener un máximo de efecto útil...»
Según Edward Spranger la personalidad de una persona puede ser clasificada desde
un punto de vista axiológico.
ESTÉTICO.- el sujeto está orientado a la belleza y los valores estéticos; este tipo es
característico de artistas, músicos, pintores, músicos, escultores, etc.
Ernst Kretschmer
Dilthey desarrolla una tipología de los tres básicos Weltanschauungen o cosmovisiones,
a la que considera "típico" (comparable a la noción de "tipos ideales" de Max Weber) y las
formas contradictorias de concebir la relación del hombre con la naturaleza .
Esta teoría fue retomada por el filósofo espiritualista francés René Le Senne,
que le da una fundamentación teórica y crea la escuela francesa de caracterología,
que existe hasta nuestros días a pesar de que ha tenido poco contacto con los
desarrollos más recientes de la psicología de la personalidad y de la psicología
diferencial. Han continuado su obra los filósofos Gaston Berger, uno de los
introductores de la fenomenología en Francia, y Louis Millet, filósofo de orientación
tomista.
http://es.slideshare.net/locuer21/personalidad-15643187