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PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SÉPTIMO
OCTAVO
NOVENO
DÉCIMO
UNDÉCIMO
DUODÉCIMO
DECIMOTERCERO
DECIMOCUARTO
DECIMOQUINTO
DECIMOSEXTO
DECIMOSÉPTIMO
DECIMOCTAVO
VISTO:
En estos autos Rol 1357-2010, seguidos ante el Segundo Juzgado Civil de Talca, compareció
don L.L.D., abogado, en representación de don M.R.L., quien dedujo demanda en juicio
ordinario en contra de doña C.V.R. y solicitó como petición principal, se declare la nulidad
absoluta del contrato de compraventa suscrito entre doña M.T.V.Q. y la demandada, con fecha
06 de Junio de 2008, respecto del inmueble de propiedad de la primera de ellas, en calidad de
vendedora, ubicado en calle 4 Sur N° 944. En subsidio, solicitó se declarara la nulidad relativa
del mismo contrato, en todos los casos con indemnización de perjuicios y restitución de frutos,
con costas. En el primer otrosí de su presentación, interpuso acción de reivindicación, de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 889 del Código Civil.
Fundamentando su acción, señala que su representado contrajo matrimonio con doña M.T.V.Q.
con fecha 8 de agosto de 1980, bajo régimen de sociedad conyugal.
Añade que la mencionada V.Q., falleció el 9 de noviembre de 2008, sin embargo poco antes de
su muerte y encontrándose en la fase crítica de su enfermedad, celebró con la demandada -su
sobrina- una escritura pública de compraventa respecto del inmueble en cuestión.
Esta venta -dice- se realizó encontrándose vigente la sociedad conyugal y sin que compareciera
ni tuviera conocimiento alguno su parte. En efecto, explica que la adquisición de la vivienda se
produjo con fecha 28 de mayo de 1992, mediante contrato de compraventa en el que operó la
subrogación a la que se refiere el artículo 1733 del Código Civil, puesto que se adquirió con
dineros provenientes de la venta de otro inmueble propio de la mujer casada, efectuada por
escritura pública de fecha 14 de mayo del año 1992, en la que compareció don M.R.L.
autorizándola. En consecuencia, atendido lo previsto en el artículo 1727 numeral 1° del cuerpo
de leyes referido, la vivienda materia de la acción es propia de la mujer casada.
Añade que al momento del fallecimiento de su cónyuge, no hubo descendencia, de manera que
el actor es el único heredero, de ello emana el interés en la nulidad que viene en impetrar.
Sobre la primera fundamentación, se señala por el actor que el artículo 1754 del Código Civil,
estatuye un requisito en atención a la calidad de las personas que intervienen en el contrato de
marras, consistente en la necesidad que concurra el marido administrador ordinario de la
sociedad conyugal, de manera que al no haber ocurrido ello en la especie y, según lo
preceptuado en el inciso final del artículo 1682 del cuerpo de leyes citado, es procedente la
nulidad relativa del contrato.
La demandada contestó la demanda solicitando su íntegro rechazo con costas. Reconoce que el
actor contrajo matrimonio en la fecha que este indica con doña M.T.V.Q. y que esta última,
siempre, durante la vigencia del matrimonio trabajó, tanto que ya casada con el actor, en su
nombre y personalmente se integró como "cooperada" a la Cooperativa de Vivienda de
Empleados de Comercio y Taxistas “Ecomitax Ltda.”, persona jurídica que tenía como objetivo
principal adquirir un terreno y lotearlo entre sus cooperados a fin de que cada uno de ellos
obtuviera su casa propia. Fue así que la señora V.Q. cumplió con cada uno de los aportes en su
calidad de asociada, lo que le permitió comprar el terreno, para finalmente adquirir por escritura
pública de adjudicación de fecha 24 de mayo de 1984 el sitio N° 1 del plano de loteo y
subdivisión archivado bajo el número 222 en el Registro del Conservador pertinente. El
demandante jamás participó en esta cooperativa y tampoco compareció en la escritura de
adjudicación.
Así entonces, junto con haberse adjudicado el terreno y obtener el subsidio habitacional, debió
celebrar un contrato de mutuo hipotecario complementario con el Banco del Estado de Chile con
fecha 1° de septiembre de 1984, por un monto de 120 unidades de fomento pagadero en un
plazo de 12 años.
Luego, el 15 de mayo de 1992, doña M.T. vendió la propiedad adquirida a doña L.C.M. en
$6.200.000. Con estos dineros, a su vez, compró a doña B.V.F., mediante escritura pública de
fecha 28 de mayo de 1992 la propiedad materia de la litis. El precio se pactó en $6.000.000. En
la cláusula 7ª de esta última escritura, la señora V. en su calidad de compradora, declaró que la
propiedad materia del contrato fue adquirida con dineros propios provenientes del precio de la
venta de un inmueble de su exclusivo dominio y conforme al artículo 1733 del Código Civil se
expresa el ánimo de subrogar. En esta escritura no intervino el demandante.
Refiere que el actor se separó de hecho de su cónyuge, aproximadamente en el año 1994, por
lo que no tuvo contacto con ella durante por lo menos sus últimos 10 años de vida.
A la luz de los hechos pormenorizados -afirma- resulta evidente que el inmueble en cuestión
jamás entró a formar parte del haber de la sociedad conyugal, puesto que no operó el inciso 5º
del artículo 1725 del Código Civil, toda vez que esa norma constituye la regla general en dicho
régimen patrimonial. Sin embargo, éste tiene como excepción la institución del patrimonio
reservado de la mujer casada que contempla el artículo 150 en su inciso 2º del mismo cuerpo de
leyes. En efecto, tal como lo señala la disposición citada, la señora V. adquirió el inmueble
producto del trabajo que realizó desde el 2 de noviembre del año 1961 hasta el 31 de diciembre
de 1987, como vendedora de vitrina en la empresa "Establecimientos Font”. Por esta labor
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percibió una remuneración, según se señala en el propio contrato de trabajo, lo que además se
consigna en el finiquito que para estos efectos se suscribió. Asimismo, esta actividad
remunerada se desarrolló durante la vigencia de la sociedad conyugal y de modo ininterrumpido
hasta el año 1987. Por otro lado, tal como lo requiere la norma en análisis, este trabajo se
desplegó separado del marido.
Por otro lado, en lo que respecta a los activos que forman parte de este patrimonio reservado de
la mujer casada, del propio artículo 150 en comento aparece que se integra por los bienes que
la mujer obtiene de su trabajo así como aquellos que adquiera con el producto del mismo y los
frutos tanto del producto del trabajo como de los bienes adquiridos con ese producto. En
consecuencia, los dineros con los cuales la señora V. adquirió la propiedad en cuestión, tal
como se desprende de la cláusula 11ª del escritura de compraventa de fecha 6 de junio de
2008, provienen de dineros propios de aquella, derivados del precio de la venta de un inmueble
de su exclusivo dominio efectuada con fecha 15 de mayo de 1992, de manera que, conforme al
artículo 1733 del Código Civil se expresó en la cláusula 7ª de dicho instrumento el ánimo de
subrogar. De este modo, resulta evidente que dicha propiedad fue adquirida con dineros propios
de la cónyuge, provenientes a la vez de la venta de otro inmueble de su exclusivo dominio, en el
cual operó la subrogación, por tanto, este inmueble debe ocupar jurídicamente el lugar de aquél
primitivamente vendido.
Así las cosas, si la propiedad materia de la litis fue adquirida con fondos provenientes de la
venta de otro de su exclusivo dominio, en el cual operó la subrogación, adquirido por
adjudicación entre la señora V.Q. en su calidad de cooperada y la Cooperativa de Viviendas y
Servicios Habitacionales ya mencionada, sólo puede inferirse que los aportes que efectuó la
señora M.T. salieron de su patrimonio reservado, toda vez que en caso contrario, no habría
podido realizarlos sin una autorización expresa de su marido. Además debe tenerse en
consideración, que junto con la adjudicación del terreno, recibió la adquiriente el subsidio
habitacional a su nombre, destinado a la construcción de la vivienda en dicho terreno y, por
último, con el mismo objeto celebró a su nombre un contrato de mutuo hipotecario
complementario. Entonces, el financiamiento fue recibido en forma personal por doña M.T.V.Q.,
y no obstante que a esa fecha se encontraba casada bajo régimen de sociedad conyugal con el
actor, no es menos cierto que en virtud del mismo acto del matrimonio también nació su
patrimonio reservado en los términos estatuye el artículo 150 precitado, de manera que los actos
jurídicos celebrados por aquélla en la adquisición del inmueble inicial fue realizado en el
ejercicio de dicho patrimonio, más cuanto no puede perderse de vista que la mencionada señora
V. se encontraba amparada por una presunción de derecho que estatuye la ley a través del
Decreto Supremo 86, que rige el sistema de subsidios habitacionales, ordenamiento que en su
artículo 22 presume de derecho que la mujer casada que postule al subsidio habitacional se
encuentra separada del bienes, conforme a lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley 18.196,
norma esta última que prescribe que "No regirán las autorizaciones del cónyuge o de la justicia
ordinaria, exigidas por la legislación vigente, respecto de la constitución de hipotecas y
prohibiciones para caucionar créditos complementarios para la adquisición de viviendas
mediante subsidio habitacional otorgado por el Estado. La mujer casada beneficiaria del
subsidio habitacional del Estado, se presumirá separada de bienes para la celebración del
contrato de compraventa, mutuo e hipotecas relacionados exclusivamente con la adquisición de
la vivienda para la cual se les haya otorgado dicho subsidio."
De este modo, sostiene, ha sido legislador quien otorga una protección especial a la mujer
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De este modo, sostiene, ha sido legislador quien otorga una protección especial a la mujer
casada que ejecuta estos actos y cuyos efectos son los mismos del patrimonio reservado. Lo
dicho pone de manifiesto que al haber operado la subrogación dentro del patrimonio reservado,
nunca ingresó formar parte del activo social y por ello la administración de dicho bien se
encontraba excluida de aquella que ejerce el marido, correspondiéndole de manera exclusiva a
la mujer.
La circunstancia que no se hayan efectuado las menciones que refiere el artículo 150
mencionado, no excluye este bien del activo del patrimonio reservado, puesto que dicho
precepto tiene una finalidad probatoria establecida a favor de los terceros que contraten con la
mujer, cuyo es su caso.
Por sentencia de fecha diecisiete de abril de dos mil doce, rolante a fojas 134, el señor juez
subrogante del tribunal referido en el primer acápite de esta expositiva, rechazó íntegramente la
demanda, con costas.
Apelado este fallo por el actor, una sala de la Corte de Apelaciones de Talca, por determinación
de treinta y uno de octubre del año recién pasado, que se lee a fojas 174, revocó la decisión del
tribunal a quo, con costas del recurso, sólo en aquella parte que desestimó la demanda
subsidiaria de nulidad relativa y, en su lugar declaró que: 1.- Es nulo de nulidad relativa, el
contrato de compraventa suscrito entre doña M.T.V.Q. y doña C.J.V.R. el 06 de Junio de 2008,
respecto del inmueble ubicado en calle 4 Sur N° 944, de la ciudad de Talca; 2.- Se ordena la
cancelación de la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces que singulariza, recobrando
plena vigencia aquella de fojas 3169 N° 2306 del Registro de Propiedad pertinente del año
1992, a nombre de la vendedora y anterior propietaria doña M.T.V.Q.; 3.- Para las restituciones
mutuas que procedan, de conformidad con lo establecido en el artículo 1687 del Código Civil, se
considerará a la demandada poseedora de buena fe, sin costas.
CONSIDERANDO:
PRIMERO
Que la recurrente acusa la infracción por parte de la sentencia cuestionada de lo previsto en los
artículos 150 y 1733 del Código Civil; 22 del Decreto Supremo N° 86 del año 1983 y 41 de la
ley 18.196, en la medida que el inmueble en cuestión jamás ingresó a formar parte del haber de
la sociedad conyugal, toda vez que no operó el presupuesto que contempla el inciso 5º del
artículo 1725 del Código Civil, al concurrir en la especie la excepción que esta misma norma
prevé, cual es, la contenida en el artículo 150 inciso 2º del mismo código: el patrimonio
reservado de la mujer casada.
En efecto, en este punto, reitera los antecedentes fácticos de su defensa, que permiten concluir
que se cumplen todos y cada uno de los requisitos que el último artículo mencionado prevé para
que opere la excepción en comento, lo que permiten concluir que doña M.T.V.Q. actuó dentro de
su patrimonio reservado, aseveración contraria a aquella que sostiene el fallo recurrido.
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Así las cosas, es menester para arribar a la conclusión antes enunciada, determinar el origen de
los dineros con los cuales la Sra. V. adquirió la propiedad materia de la litis, para ello hay que
recurrir a la cláusula 11ª de la escritura pública de compraventa de fecha 6 de junio del año
2008, en que la mencionada actuó como vendedora, señalando "Se deja constancia que el
inmueble objeto de este contrato fue adquirido con dineros propios de doña M.T.V.Q.
provenientes del precio de la venta de un inmueble de su exclusivo dominio efectuada con fecha
15 de mayo de 1992, ante el Notario de esta ciudad don Mario Bravo Ramírez, por lo cual
conforme al artículo 1733 del Código Civil se expresó en la cláusula séptima de dicho
instrumento en ánimo de subroga (sic)".
De este modo, el tenor de la cláusula es claro, dando cuenta que dicha propiedad fue adquirida
con dineros propios de la cónyuge, provenientes de la venta de otro inmueble de su exclusivo
dominio, en el cual operó la subrogación. Luego, la propiedad objeto de marras pasó a ocupar
jurídicamente el lugar del inmueble primitivo vendido. Corresponde entonces, determinar la
legislación aplicable al caso en relación a la forma y origen de los dineros con que la Sra. V.
adquirió la propiedad que posteriormente vendió por escritura pública de fecha 15 de mayo de
1992.
En la línea propuesta, señala que dicha vivienda la adquirió por escritura pública de
adjudicación celebrada con una Cooperativa, en su calidad de cooperada, de manera que por
tratarse de una sociedad no puede sino inferirse que sus aportes se realizaron a través de su
patrimonio reservado, toda vez que de lo contrario no habría podido efectuarlos sin la
autorización expresa de su marido, lo que no ocurrió en la especie, considerando además que
tenía la calidad de empleada de comercio. Asimismo, esta adjudicación comprendió el terreno,
recibiendo, también, un subsidio habitacional a su nombre, destinado a construir en dicho
terreno, para cuyo efecto tuvo además, que celebrar un contrato de mutuo hipotecario
complementario al subsidio.
Todo este financiamiento -dice- fue recibido en forma personal y a su nombre, y no obstante
encontrarse casada bajo régimen patrimonial de sociedad conyugal con el actor, no es menos
cierto que a la fecha de la celebración del matrimonio también nació su patrimonio reservado.
De este modo, resulta evidente que el legislador ha otorgado una protección especial a la mujer
casada para ejecutar este tipo de actos, cuyos efectos son los mismos que el patrimonio
reservado, pues se mira a la mujer como separada de bienes, lo que jurídicamente significa que
el inmueble inicial está amparado por una presunción de derecho, que no admite prueba en
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contrario.
Por otra parte, la administración de los bienes reservados la ejerce la mujer con amplias
facultades, puesto que la ley la considera para estos efectos como separado de bienes, por
tanto, puede enajenar o gravarlos sin autorización de su marido.
El tribunal erradamente cree que por haber operado la subrogación se estaba en presencia de
un bien propio de la mujer que le correspondía administrar al marido. Empero, tal afirmación
resulta ser falsa, toda vez que la subrogación puede operar dentro del patrimonio reservado. En
lo que respecta a la circunstancia que no se efectuó la referencia que contempla la parte final
del artículo 150 en cuestión, no excluye al inmueble del activo del patrimonio reservado, ya que
dicho precepto tiene una finalidad probatoria y se encuentra establecido en beneficio de los
terceros que contratan con la mujer casada, como lo es su parte;
SEGUNDO
Que resultan ser hechos no controvertidos de la causa, los siguientes:
c. Con fecha 14 de mayo de 1992, mediante escritura pública celebrada ante el notario don
M.B.R., doña M.T.V.Q., vendió el inmueble denominado Sitio número Uno de la
Cooperativa de Viviendas y Servicios Habitacionales Empleados de Comercio y Taxistas
Limitada de Talca en la suma de $6.000.000, compareciendo a dicho acto su marido y
actual demandante don M.R.L., el que autorizó expresamente a su cónyuge para la
celebración del mencionado contrato de compraventa, de conformidad a lo dispuesto en
los artículos 137 y 138 del Código Civil;
por lo cual por el presente instrumento vienen las partes en adicionar o complementar la
escritura pública antes citada, en que para los efectos previstos en el
artículo mil setecientos treinta y tres del Código Civil, la vendedora doña M.T.V.Q., hace
declaración que con el producto de la venta procederá a adquirir para sí, con ánimo de
subrogar, una propiedad raíz dentro de la Comuna de Talca”. A esta escritura
complementaria, compareció R.L. autorizando a su cónyuge para otorgarla;
e. Con fecha 28 de mayo de 1992, doña M.T.V.Q. compró la propiedad ubicada en calle
Cuatro Sur n° 944, en la suma de $6.000.000, señalándose en la estipulación 7° que
“Declara la compradora que la propiedad materia de este instrumento es adquirida con
dineros propios provenientes del precio de la venta de un inmueble de su exclusivo
dominio efectuada con fecha quince del mes en curso ante el Notario de esta ciudad don
Mario Bravo Ramírez, por lo cual, conforme al artículo un mil setecientos treinta y tres del
Código Civil se expresa el ánimo de subrogar”;
TERCERO
Que asimismo, al tenor de las actuaciones que obran en el proceso, tampoco resultó
controvertido que doña M.T.V.Q. para la construcción de una vivienda en el terreno
singularizado como Sitio N° 1 de la Cooperativa de Viviendas y Servicios Habitacionales de
Empleados de Comercio y Taxistas Limitada de Talca, obtuvo con fecha 1° de septiembre de
1984 un mutuo hipotecario del Banco del Estado, “complementario al subsidio habitacional-
construcción en sitio propio”, recibiendo por este concepto 120 unidades de fomento,
obligándose a restituirlas en el plazo de 12 años.
CUARTO
Que sobre la base del sustrato fáctico descrito, los sentenciadores de alzada, para revocar la
decisión de primer grado, en cuanto por ella se desestimó la petición subsidiaria de nulidad
relativa, después de rechazar la nulidad absoluta impetrada y determinar que el bien en cuestión
no ingresó al haber de la sociedad conyugal por expresa declaración de subrogación a la cual
asistió el cónyuge de la compradora, concluyen que en atención a que en la escritura de venta
del inmueble denominado Sitio N° 1 suscrita el 14 de mayo de 1992 y la complementaria de 28
del mismo mes y año, como asimismo la compra del bien raíz de calle 4 Sur N° 944 de Talca
realizada el mismo 28 de mayo de 1992, no expresan en ninguna de ellas que la vendedora y
luego compradora, doña M.T.V.Q. actuó dentro de su patrimonio reservado de mujer casada, en
los términos que señala el artículo 150 del Código Civil, así como tampoco se agregó a las
escrituras mencionadas documento alguno referente a empleo, profesión u oficio que, separado
de los de su marido M.R.L., ejerciera la señora V.Q., que la propiedad objeto de la litis es un
bien propio de la señora M.T.V.Q., lo que se ve confirmado por la declaración de subrogación
del artículo 1733 del Código Civil en las escrituras de venta y compra respectivamente, cuyo
objetivo fue que el nuevo inmueble que se adquiere, en este caso el de calle 4 Sur N° 944, no
ingrese al haber de la sociedad conyugal y se mantenga como un bien propio de la mujer.
De este modo, conforme a los artículos 135, 1749 y 1754 del Código Civil, dan acogida a la
petición subsidiaria de nulidad relativa, toda vez que tratándose de un bien propio de la mujer
que administra el marido como jefe de la sociedad conyugal, debe necesariamente concurrir
éste para la validez de la compraventa, de la misma manera que lo hizo en el año 1992 cuando
su cónyuge doña M.T.V.Q. vendió el inmueble que poseía en aquél entonces y luego en la
escritura complementaria de la anterior. Siendo, entonces, la presencia del marido un requisito
exigido en consideración a la calidad de mujer casada que tenía la vendedora, conforme lo
previene el artículo 1682, tal omisión da derecho a la rescisión del contrato en cuestión;
QUINTO
Que de la cita de las disposiciones legales denunciadas por la recurrente, expuestas en el
motivo primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido,
aparece que el quid del asunto sometido a la decisión de los tribunales y de esta Corte, es el
régimen jurídico patrimonial al que se encontraba sometido el inmueble materia de la litis, esto
es, si se trata de un bien propio de la mujer casada bajo régimen de sociedad conyugal o, por el
contrario, de una propiedad raíz amparada por el estatuto especial que prevé el artículo 150 del
Código de Bello, cuya determinación, en definitiva, permitirá concluir la procedencia o
improcedencia de la autorización para la venta del marido administrador y, consecuencialmente
la suerte de la acción de nulidad impetrada sustentada en la omisión de dicho permiso;
SEXTO
Que para resolver la cuestión jurídica que presenta el recurso en estudio conviene tener
presente, como consideración general, que el “patrimonio reservado de la mujer casada en
sociedad conyugal” nace con la finalidad de asegurar a la mujer un ámbito de administración de
sus bienes de manera exclusiva, separados de su marido, y se forma por el solo hecho de que
ella ejerza una profesión, oficio o industria separados de su marido. Es decir, no hace falta ni
declaración judicial, ni alegación alguna; basta dicha circunstancia para que, como efecto
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consecuencial, se forme el patrimonio reservado (R.P., R., Derecho de Familia, Tomo II, sexta
edición actualizada, 2007, Santiago, p. 293).
SÉPTIMO
Que, por otra parte, es sabido que uno de los problemas que tuvo la inicial consagración del
patrimonio reservado de la mujer casada por el DL 328 de 1925, fue precisamente la cuestión de
la prueba, y ello llevó al legislador a dictar la ley 5.521 de 19 de diciembre de 1934, con el fin de
configurar un régimen probatorio más articulado, particularmente respecto de la capacidad de la
mujer (Cfr. A.R., A., Tratado Práctico de las capitulaciones matrimoniales, de la sociedad
conyugal y de los bienes reservados de la mujer casada, Imprenta Universitaria, Santiago, 1935,
p. 628); es obvio que la frase tocante a la capacidad de la mujer hoy debe entenderse referida a
que actúa dentro del ámbito del artículo 150 del Código Civil.
OCTAVO
Que, además, siguiendo al mismo profesor A., debemos señalar que estas normas tienen el
carácter de orden público, pues, en el inciso segundo se dispone que ellas operan no obstante
cualquier estipulación en contrario de las partes (Cfr. A., op. cit., pp. 639-640).
NOVENO
Que, adicionalmente, la regulación probatoria que introdujo la ley 5.521, y que se echaba en
falta en el DL 328 de 1925, no puede entenderse como una manera de hacer más rígido el
sistema, de forma tal que si no se cumplen con las reglas que el artículo 150 del Código Civil, no
se pueda acreditar el hecho de una manera alternativa. “Si el tercero no puede invocar la
presunción a que nos hemos referido, porque el acto o contrato no se otorgó por escrito o (…)
rige el derecho común: si el marido o la mujer o sus herederos o cesionarios impugnan su
eficacia, incumbirá al tercero probar por los medios de prueba legales (…) –la ley no excluye
ninguno- la capacidad de la mujer, y si el acto tuvo por objeto un bien que estaba en su
patrimonio, que éste era reservado, es decir, que la mujer ejercía al tiempo del acto o había
ejercido antes, según el caso, una actividad lucrativa separada de su marido y que el bien lo
adquirió en ella o con lo que esa actividad obtuvo” (Cfr. A., op. Cit., p. 734). Se trata, entonces,
de normas que buscan facilitar la carga probatoria por la vía de configurar una presunción y, por
lo mismo, hacer más seguro el tráfico, por lo que nada obsta a que se puedan probar los
extremos que exige la norma, con arreglo a las reglas o principios generales, es decir el derecho
común.
DÉCIMO
Que por último, y todavía reflexionando sobre aspectos generales del “patrimonio reservado”,
como el nombre doctrinal ya lo indica, se trata de un patrimonio, por lo mismo, compuesto por
activos y pasivos. Su activo lo componen no sólo los bienes que se obtienen en el ejercicio de la
profesión, oficio o industria que la mujer ejerza en forma separada de su marido, sino también
los bienes que con ellos se adquieran y los frutos de ambos tipos de bienes.
UNDÉCIMO
Que entrando a analizar el recurso en cuestión, la recurrente reclama como infringido el
artículo 150 del Código Civil, al estimar la sentencia impugnada que el bien vendido por la mujer
no formaba parte del patrimonio reservado, sino de un bien propio de la mujer que era
administrado por el marido, por declararse así en las escrituras tanto de compra del segundo
bien raíz adquirido, como de venta posterior y que ahora se impugna. Lo cierto es que,
efectivamente, en las escrituras de venta no existió la prolijidad que la norma contenida en el
artículo 150 del Código Civil demanda para quedar a cubierto de futuras reclamaciones, pero
esto no puede significar, per se, que no se esté frente a la venta de un bien sujeto a esas
normas.
DUODÉCIMO
Que, para esclarecer la cuestión jurídica que este caso presenta, esta Corte tiene presente,
como hecho no disputado y que ha quedado como prueba a firme por los jueces del fondo, que
el origen de los fondos con los cuales se adquirió el bien cuya compraventa se impugnó de
nulidad se encuentra en la adjudicación que doña M.V.Q., fallecida, recibió de una propiedad
raíz, la que concurrió a pagarla en parte con ahorros que ella misma hizo como efecto del trabajo
que desarrolló durante años separada de su marido y que depositó en la Cooperativa de
Viviendas y Servicios Habitacionales Empleados de Comercio y Taxistas de Talca Limitada,
además de un subsidio habitacional que recibió del Serviu de la Región del Maule, y de un
préstamo que de manera independiente a su marido obtuvo del Banco del Estado. Estos hechos
son importantes, pues, significa que, efectivamente quedó acreditado en autos que la vendedora
doña M.T.V.Q., casada en sociedad conyugal con el demandante, sí trabajó en forma
independiente de su marido, y adquirió una propiedad raíz, como fruto de ese trabajo, con apoyo
estatal, y de un crédito que ella misma gestionó y que obtuvo sin autorización de aquél.
DECIMOTERCERO
Que consecuentemente, quiere decir que efectivamente quedó acreditado en autos que la
vendedora sí ejerció una actividad separada de su marido, y que como fruto de ese trabajo
adquirió un bien raíz, que luego vendió, por lo que se generó en su favor un “patrimonio
reservado”, en los términos del artículo 150 del Código Civil, que pudo administrar
separadamente de su marido. Como se ha dicho, los bienes que forman parte del patrimonio
reservado no son sólo los que se adquieren directamente con los dineros que se obtengan de la
profesión, oficio o industria que la mujer ejerza separada de su marido, sino también los frutos
de tales bienes y lo que con ellos se adquiera. En este punto, ciertamente es muy importante
acreditar los extremos que aseguren que se ha actuado dentro del patrimonio reservado.
DECIMOCUARTO
Que el hecho de que en la escritura de venta de la primera propiedad adquirida por la señora V.,
se haya declarado que el bien le pertenecía en forma exclusiva y absoluta y que incluso haya
actuado el marido de la señora V. autorizando la enajenación, no puede significar que el bien
haya cambiado de régimen. Ello, pues, como ya se dijo, el bien raíz había sido adquirido por
adjudicación de la cooperativa y con bienes propios de la adjudicataria, por lo mismo,
claramente había de ser considerado como formando parte de los bienes reservados y no habría
de perder esa calidad por una declaración suya en algún sentido distinto, desde el momento que
a este respecto ninguna estipulación de los cónyuges podría hacer cambiar la regulación legal
contenida en el artículo 150 del Código Civil.
DECIMOQUINTO
Que, por su parte, la compraventa que hizo la señora V. con fecha 28 de de mayo de 1992 de un
nuevo bien raíz, y que fue finalmente el que vendió a su sobrina –que es la venta que su marido
impugna de nulidad– fue pagada con los dineros recibidos de la anterior venta. Así se dejó
constancia en la cláusula séptima de la escritura de compra: “Declara la compradora que la
propiedad materia de este instrumento es adquirida por dineros propios provenientes del precio
de la venta de un inmueble de su exclusivo dominio efectuado con fecha quince del mes en
curso ante el notario de esta ciudad don Mario Bravo Ramírez, por lo cual conforme con el
artículo 1733 del Código Civil se expresa el ánimo de subrogar”. Ciertamente esta cláusula es
equívoca, pero se entiende el sentido final de la misma: el dinero con que se paga la compra
proviene de la anterior venta. Por ello, dicha declaración es suficiente para demostrar que lo que
se quiso decir, cual es que el régimen del nuevo bien raíz comprado debía ser el mismo del bien
vendido. Pese a la equivocidad de la declaración, como se ha dicho, no puede dudarse de su
sentido, menos respecto del marido, quien concurrió a autorizar tanto la venta del bien raíz,
como la escritura complementaria que se otorgó.
DECIMOSEXTO
Que así las cosas, lo relevante es la sustancia de las declaraciones que se han hecho. Y en este
sentido, en la venta del bien raíz en cuestión que luego hizo doña M.T.V. a su sobrina, en la
cláusula Undécima de la escritura pública correspondiente, declaró: “Se deja constancia que el
inmueble objeto de del presente contrato fue adquirido con dineros propios de doña M.T.V.Q.,
provenientes del precio de la venta de un inmueble de su exclusivo domino efectuada con fecha
15 de mayo de 1992, ante el Notario de esta ciudad don Mario Bravo Ramírez, por lo cual
conforme con el artículo 1733 del Código Civil se expresó en la cláusula séptima en (sic) ánimo
de subroga (sic)”. Esta declaración, nuevamente equívoca, debe tomarse en lo que su sustancia
indica, cual es que efectivamente se entendía que la vendedora actuaba con plena facultad para
obrar independiente de su marido, dando cuenta de que el bien vendido lo había adquirido con
bienes propios. Es obvio que una declaración de este tipo no puede cambiar el régimen jurídico
de una adquisición, pues lo claro es que se trataba de bienes que provenían del patrimonio
reservado, que ella misma había formado con el trabajo que había desarrollado separado de su
marido, y así se probo en los autos.
DECIMOSÉPTIMO
Que con estos antecedentes debe acogerse el recurso, porque parece evidente que los jueces
del fondo han errado por falta de aplicación del artículo 150 del Código Civil, en los términos
que lo ha denunciado el recurso, al no considerar que el bien vendido estaba sujeto al régimen
del patrimonio reservado de la vendedora, por las razones que se han explicado. Menos
aceptable es acoger una demanda de nulidad presentada por el marido, quien, como está
probado, con plena consciencia de que se trababa de un bien adquirido por su mujer, concurrió
en su momento a autorizar la venta del mismo. Por ello, la declaración que se ha transcrito, que
es similar a la que en su momento se hizo en la escritura complementaria de venta, no sólo fue
conocida sino además autorizada por el demandante, por lo que debe serle plenamente
oponible y bastante para desechar su demanda en este extremo.
DECIMOCTAVO
Que habida cuenta que se acogerá la casación en el fondo por uno de los capítulos del recurso,
resulta inconducente continuar con el análisis de los demás errores de derecho denunciados en
el libelo casacional. De cualquier manera debe señalarse que la referencia que se ha hecho al
artículo 1733 del Código Civil, como norma infringida, no puede ser acogida, porque dicha
disposición no es aplicable al régimen de los bienes que consagra el artículo 150 del
Código Civil sino a los bienes raíces propios de cada uno de los cónyuges, con el fin que, en
futuras adquisiciones, se considere como propio un determinado bien raíz adquirido, por la vía
de subrogar al que ha salido. Nada de esto ocurre en el régimen del “patrimonio reservado”, que
es precisamente un patrimonio separado, es decir un conjunto de bienes y deudas
independientes, que se administran separadamente del régimen común del patrimonio social, y
que en su administración y dinámica interna opera con las reglas exclusivas del artículo 150 ya
citado, y que sólo viene a reencontrase con los bienes y deudas que conforman el patrimonio
social, si la mujer o sus herederos, en su oportunidad, no renuncian a los gananciales. El
equívoco que se introdujo al hacerse referencia al artículo 1733 del Código Civil en las diversas
escrituras de compraventa, no pudo alterar el régimen de los bienes vendidos y comprados por
la mujer, según los argumentos que latamente se han expresado.
Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto por los artículos 764,
767, 785 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación de fondo,
deducido en la petición principal de la presentación de fojas 182 por la abogada doña María
Zurita Ramírez, en representación de la parte demandada, en contra de la sentencia de treinta y
uno de octubre de dos mil doce, escrita a fojas 174, la que se invalida y se reemplaza por la que
se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.
Regístrese.
Rol N° 9556-12
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P.,
Juan Araya E., Sra. Rosa Maggi D. y Sr. Juan Fuentes B., y el Abogado Integrante Sr. Jorge
Baraona G.-
No firman los Ministros Sres. Araya y Fuentes, no obstante haber concurrido a la vista del
recurso y acuerdo del fallo, por estar ambos en comisión de servicios.-Autorizado por la Ministra
de fe de esta Corte Suprema.
En Santiago, a veinticinco de noviembre de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.