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IMPRUDENTES
El anterior Código Penal utilizaba el vocablo “culpa” como sinónimo de
imprudencia o negligencia.
En el nuevo Código se utiliza exclusivamente el término “imprudencia”, de
sentido menos amplio y ambiguo en el lenguaje coloquial.
El nuevo CP parte del principio de la excepcionalidad del castigo de las
conductas imprudentes para dar satisfacción a los principios de intervención
mínima y de legalidad. Según el artículo 12 CP: “Las acciones u omisiones
imprudentes sólo se castigarán cuando expresamente lo disponga la Ley”.
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CURSO DE INVESTIGACIÓN DE CAUSAS DE INCENDIOS FORESTALES
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José Torregrosa Millá
Cuando el sujeto tenía la posibilidad física, real, de evitar la producción del
resultado dañoso y ocupaba la posición de garante, pues tenía un deber
jurídico especial de evitarlo, la omisión es equivalente a la acción desde el
punto de vista del contenido de lo injusto. Sólo cuando la omisión sea
inconsciente la conducta será impune.
La determinación del cuidado objetivamente debido debe realizarse con un
criterio normativo. No es decisivo el cuidado que se observe de hecho en el
desarrollo de una actividad de la vida social, sino el que sea necesario para
evitar las lesiones de los bienes jurídicos.
El cuidado objetivamente debido exige, en primer lugar, tener en cuenta todas
las consecuencias objetivamente previsibles de la acción. Sólo cuando la
producción del resultado fuera objetivamente previsible, es decir, apareciera
“ ex ante ” como una consecuencia no absolutamente improbable de la acción
(causalidad adecuada), será posible apreciar una inobservancia del cuidado
objetivamente debido y la relación de causalidad estará comprendida en el tipo
de los delitos de acción imprudentes.
Nuestro Derecho positivo permite el desarrollo de innumerables actividades
peligrosas siempre que se observen determinadas normas de cuidado. Es
preciso, por ello, completar el criterio intelectual de la previsibilidad objetiva con
un criterio normativo, para determinar el cuidado objetivamente debido.
El cuidado objetivamente debido está determinado, en ocasiones, en
disposiciones de carácter administrativo y en otras referentes al desempeño de
ciertas profesiones (lex artis), que fijan el cuidado objetivamente debido en el
desempeño de la profesión. Estas normas de cuidado, así como otras
derivadas de la experiencia común, rigen únicamente para las situaciones
típicas en el desarrollo de una actividad social determinada.
En las actividades sociales en que no se han establecido o desarrollado
normas de cuidado, o en las situaciones atípicas, es preciso determinar el
cuidado objetivamente debido mediante el criterio de la conducta que
observaría, en esta misma situación concreta, una persona inteligente y
sensata de la misma profesión o círculo social.
En la determinación del cuidado objetivamente debido desempeña un papel
muy importante el llamado “principio de confianza “ desarrollado en Alemania
en relación con el tráfico motorizado, por la jurisprudencia del Tribunal
Supremo y que ha hallado también acogida en la jurisprudencia del Tribunal
Supremo de nuestro país.
Sólo puede invocar el principio de confianza aquel conductor que observe el
cuidado objetivamente debido.
El principio de confianza es aplicable también fuera del ámbito del tráfico
motorizado, en todas aquellas actividades realizadas por un equipo de
personas, de acuerdo con el principio de división del trabajo.
No obstante, el principio de confianza sólo es aplicable, por ejemplo, si el
cirujano ha observado el cuidado objetivamente debido al distribuir las tareas,
al coordinar la labor del equipo, al seleccionar al personal auxiliar y al
supervisar sus primeras actuaciones. Cuanto menores sean la preparación real
y la experiencia de sus colaboradores mayor será el deber de supervisión del
médico y menor el campo de aplicación del principio de confianza. El personal
auxiliar puede confiar, a su vez, en la corrección de las instrucciones recibidas
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del cirujano, mientras que, dadas las circunstancias concretas del caso, no
tenga motivos para dudar de la misma.
El principio de la confianza ampara también aquellas conductas que favorezcan
la comisión de un delito doloso, mientras el sujeto no conociera o pudiese
conocer la inclinación del autor a la comisión del delito.
La realización de una acción, que no responda al cuidado objetivamente
debido, es el primer elemento del tipo de lo injusto de los delitos de acción
imprudentes.
Este criterio, que ha hallado amplia acogida en la moderna Ciencia del Derecho
Penal Española, es seguido actualmente por el Tribunal Supremo en
jurisprudencia constante.
Si una acción responde al cuidado objetivamente debido está excluida del tipo
de lo injusto de los delitos de acción imprudentes.
Nuestro Código distingue la imprudencia grave y la imprudencia leve.
La imprudencia grave se diferencia de la leve en la gravedad de la infracción
del cuidado objetivamente debido.
Se trata de una diferencia en el plano de lo injusto, que determina la existencia
de tipos delictivos diferentes.
Con frecuencia, en nuestro Código, se castiga únicamente la realización del
hecho delictivo por imprudencia grave y la conducta imprudente constituye
entonces delito (arts. 146, 158, 267, 324, 331, 344, 347, 358, 367, 391, 447,
467, párrafo tercero y 532). En otras ocasiones, la realización del hecho
delictivo por imprudencia grave constituye delito y si la imprudencia es leve
constituye falta.
Dentro de la imprudencia grave y leve, la culpabilidad podrá ser, a su vez,
mayor o menor y dará lugar a la imposición de una pena concreta dentro del
marco legal, establecido en el Código para los tipos delictivos
correspondientes.
Si la infracción del cuidado debido es leve, en la acción no podrá apreciarse
una imprudencia grave, aunque la reprochabilidad personal de la conducta
antijurídica fuera elevada en el caso concreto.
No es que la imprudencia grave y leve impliquen únicamente un juicio de
antijuridicidad, pues en la imprudencia y, por lo tanto, en las imprudencias
grave o leve, se distingue un elemento objetivo, la inobservancia del cuidado
objetivamente debido, que pertenece al tipo de lo injusto y la capacidad
individual de observar el cuidado objetivamente debido, que pertenece a la
culpabilidad.
La clasificación de la imprudencia en grave o leve no puede identificarse con la
distinción entre imprudencia consciente e inconsciente. La imprudencia puede
ser inconsciente y ser, no obstante, muy grave la infracción del cuidado
objetivamente debido.
Problema de la imprudencia profesional : La reprochabilidad de la infracción
del cuidado objetivamente debido no es siempre mayor por el hecho de que
su autor sea un profesional. En las actividades que sólo puedan realizar,
lícitamente los profesionales, la negligencia del profesional en el ejercicio
de la profesión supondrá siempre la infracción de deberes técnicos que sólo
obligan a los profesionales.
Ultimamente, el Tribunal Supremo a pasado a considerar que la negligencia
profesional descansa en la impericia, que puede tener su fundamento tanto
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en la ignorancia como en la ejecución defectuosa del acto profesional, para
terminar equiparando la imprudencia profesional a la impericia.
El resultado
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