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Control social:
difuso
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nutren con sectores medios y medios altos. Este es uno de los aspectos
más importantes para comprender el mecanismo operacional general
del sistema.
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CAPITULO II
1. - EL DERECHO PENAL
también las "`Hedidas", que luego verenios qué son, Aún cuando esto
fuese cierto, no sería menos cierto que la principal forma de coerción
penal sá ' gue siendo la pena, que para nosotros, en estricto sentido,
también es la única de sus manifestaciones pudiendo admitir otras
-sólo en un sentido muy amplio y casi formal.
1 TORIZON-1 E DE PROYECCIóN
45
p,Iji.(
!en sintetizarse del siguiente modo:
a) El estado no puede pretender imponer una "moraU (limitar
~,-i número de hijos penando a quienes tuviesen más de dos: obligar
-al matrimonio; penar al que no tuviese hijos; prohibir u ordenar
tales
o cuales manifestaciones artísticas; penar al que no trabaja;
etc.). El
i`stado que quiere imponer una "moraV es un Estado inmoral, porque
lo que impone no puede llamarse moral, puesto que el mérito moral
surge de la elección libre que se hace cuando se tiene la
posibilidad
de elegir otra cosa: no hay mérito moral para el que no pudo
realizar
otra conducta. En este caso resulta claro que el Estado totalitario
es
inmoral.
b) En lugar de pretender imponer una "moral", el Estado puede
reconocer un ámbito de libertad moral, posibilitando de este modo
la conducta moral de sus habitantes, porque el mérito moral surge
justamente cuando se tuvo la posibilidad de lo inmoral; este
"derecho
es moral, precisamente porque es la posibilidad de lo inmoral"
(RadbrLich). Por esta forma de Estado y de derecho se decide
nuestro
art, 19 constitucional, eligiendo así el respeto a la dignidad
humana
(_on el reconocimiento del ámbito de la autonomía moral.
El derecho
penal tiene
como objeto
la pena se
dirige
La pena tiene
Posición "A"
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y un aspecto subjetivo
(certeza de posibilidad de
disposición o sentimiento
de seguridad jurídica).
HORIZONTE DE PROYECCIóN
51'
HORUONTE DE
-53
señalada por la individual. Lo moral se refiere a las
pautas de (.'O,,Idi?í,t(i que a cada quien señala su conciencia, lo ético
ta, que le señala el grupo social,
j 1(1,~ pau,
Entendiendo de este niodo a la ética, no puede caber ninguna duda
acerca de que todo el derecho debe tener una aspiración ética,
puesto
que todo el derecho quiere regular la conducta humana en sociedad
y conmina para que los hombres se adapten a sus regulaciones. Por
ende, tanibién. el (lereclio penal tiene una aspiración ética:
aspira a
evitar la comísión N, repetición de acciones que afectan en forma
intolerable los bienes jurídicos penalmente tutelados.
I-sta aspiración ética del derecho penal participa de la general
aspiración ética de todo el orden jurídico y nos revela que el derecho
penal a medida que se va acercando a su meta aseguradora cumple
también una formadora del ,Judadano, de la cual nuestra
civilización c,~ conciente desde la Grecia antigua.
HORIZONTE DE PROYECCIóN
55
mente colistiluli".()-
Q;empre es sancionador en el
59
11011170,Y1-E DE PROYECCIóN
61
HORIZONUE DE PROYECCIóN
63
65
Esta actitud política frente al sujeto pasivo del delito denota una
clara línea teleológica en el derecho penal: la ley penal se
preocupa
por imponer pautas más que por tutelar bienes jurídicos y, con tal
de
imponer tales pautas, no duda en la expropiación de los bienes
jurídicos de los sujetos pasivos de los delitos.
Esta tendencia político-criminal es peligrosa, porque: l') daría al
HoRIZONTE DE PROYECCIóN
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por )tro iado, cuandt_) se, pretende que el hombre es un ser que
sólo se nueve por causas, es decir, determinado, que no goza de
p, ) sit)ilij¿ld de que la elección es una ilusión pero que, en
realidad siempre actuanios movidos por causas sin que nuestra con-
ducta se distillíza de ¡os restantes hechos de la naturaleza, no
habrá
lugar f)aia la culpabilidad en esa concepción. Dentro de este
pensa-
nitienlO la cuípabílidad será una entelequia, el reflejo de una
ilusión.
por ende, no- pudrá tornai---se en cuenta para nada en la
cuantificación
de la perla. Lo Úníco que contará será el grado de determinación
que
telIga el hombre para el delito, es decir, la peligrosidad. Este
será,
penal de peligrosidad, para el cual la pena tendrá
c,Mi0 (r[)Jeto (,,, iti~i!/)iéti como único Ifinile) la
peligrosidad.
De li ~. que heníos expuesto para eliminar los falsos dilemas a que
henws hecho referencia, parten las líneas generales que
nw, perirrilirán ejiminai- el presente, que en síntesis se plantea en
estos
téraninos:
i retribuye la
u 1 pa hi 1 L, lad
..na 13 cuantía
de Id 1-ulpabilidad.
El límite de la pena es la
cuantía de la peligrosidad.
HORIZONTE DE PROYECCIóN
71
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a) Hay dos corrientes que fundan sistemas con una única con-
secuencia penal del delito. Esta posición es sostenida por quienes
pretenden colocarse en la línea de lo que llaman el "derecho penal
de
culpabilidad" en sentido puro (Ver N' 29), y también es la
sostenida
por sus contrarios, es decir, por los autores del derecho penal de
peligrosidad (Ver N' 29). Para los primeros la única consecuencia
penal es la pena retributiva; para los segundos sólo lo es la
"medida"
neutralizadora de la peligrosidad. Tales son los sistemas unitarios
de
sanciones.
HORIZOINTE DE PROYy-,CCIóN
75
Un ii ario Y
(una sola
clase de
sanciones)
z~ sostenidos
Y' por
Z
C
Pluralislas
(dos clases
de
sanciones,)
sostenido,
por
el derecho
penal de
culpabilidad,
que aplica
el derecho
penal de
peligrosidad,
que aplica
una concepción
incoherentemen-
te desdoblada
del derecho
penal, que
aplica
penas y medidas
conjuntamente
(sistema de la
doble vía).
penas y medidas
alternativamente
(sistema
vicariante),
ambos apli-
can sólo me-
didas a los
inimputables.
1 r_
i
77
EI síntesis:
HORIZoNTE DE PROYECCIóN
79
argentina es la ley.
La doctrina, la jurisprudencia y la costumbre no son fuentes de
conocimiento de
De conocipniento:
De producci . ón:
el Congreso Nacional.
las municipalidades.
1lORizo>,-rE DE PROYECCIóN
83
f 1 OR lí~O,~FE DE PROYFCCIóN
8 5
HoRrZONTE DE PROYECCIóN
87
CAPíTULO
III
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Derecho penal
lo realiza el derecho
procesal penal y lo
ejecuta el derecho
de ejecución penal.
46. Relaciones con el derecho procesal penal. La vinculación
entre el derecho penal y el derecho procesal penal es íntima,
puesto
que el último es el que regula la forma en que se realiza el
primero.
Debido a ello se habla de "derecho penal de fondo" y "derecho penal
de forma" (que sería el derecho procesal penal). Esta denominación
induce a error, puesto que da la sensación de que el derecho
procesal
penal es una rama del derecho penal cuando, en realidad, es una
rama
del derecho procesal, que se subdivide en derecho procesal civil,
penal, comercial administrativo, laboral, etcétera.
Es sumamente importante determinar cuál es el campo que abarca
el derecho penal y cuál el que compete al derecho procesal penal,
debido a que en nuestro sistema constitucional es función del Con-
greso de la Nación dictar el CP (art. 67 inc. 1 l), pero, conforme
a
los arts. 5, 105 y 106 de la CN, la legislación procesal penal
corresponde a las legislaturas provinciales, como poder no delegado
(art. 104 CN). En principio, pues, el CP no podría contener dispo-
siciones procesales porque, tratándose de un poder no delegado al
Congreso Nacional por las provincias, serían inconstitucionales. No
obstante, el CP legisla en materia de acciones penales (arts. 71 a
76),
como de otras decididamente procesales (arts, 26, 41, ine. 2'
última
parte, 58, 74, 59 a 64 y 67).
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Poi nuestra parte, creemos que para deslindar ambos campos nos
¡)asta con tomar en cuenta las siguientes características:
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tanto que a partir de fines del siglo XVIII, un código es una ley, que
trata de reunir todas las disposiciones correspondientes a una materia
jurídica, ordenándolas en forma sistemática. Como los códigos tienen
su origen en esta aspiración enciclopédica, se pretendía ~-especial-
mente en Francia a partir de los códigos de Napoleón- que el juez
no tenía más que aplicar la ley, para lo cual no necesitaba sino
entender su letra. Extremando esta posición, se llegó incluso a pro-
hibir el comentario a los códigos. Este criterio frustró a la ciencia
jurídica, reduciéndola a una pura interpretación gramatical del texto
legal y dotándola, como único método, de la interpretación gramatical.
Aun cuando en la labor dogmática no puede preseindirse del
reconocimiento de los otros órdenes del mundo, tampoco puede caerse
en un realismo ingenuo que deje al derecho reducido a un conjunto
de consideraciones o proposiciones sociológicas. Por ello, también
quedaron atrás las pretensiones de reducir el derecho a sociología.
Antes habían sido superadas las creencias en que el derecho es el
pro uc 0 p que había dado lugar
a la "escuela histórica", de corte netamente romántico. A despecho
a voces aisladas, la ciencia t jurídica de nuestros días se ha liberado
de las reducciones a sociología y a historia (Radbruch).
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,ne dice que las piedras caen hacia abajo. Tomo diez piedras y las
,uelto sucesivamente. Veo que caen. Esto es la verificación, es decir,
~,1 procedimiento porel cual establezco el valorde verdad "verdadero"
,,le la proposición---laspiedras caen hacia abajo". Lii este caso
verifico
mediante un experimento, pero no siempre la verificación es experi-
mental. porque hay ciencias en las que no es posible la experímen-
tación. Ello suele darse en las ciencias humanas y también en el
,lereclio, que deben verificar sus proposiciones mediante la observa-
,:ión. Esto no les quita ningún valor científico: hay ciencias no
iititiianas, cuyo carácter científico no ofrece dudas y cuyas proposi-
,-iones tienen una enorme precisión, como por ejemplo la astronomía,
ti que tampoco se puede experimentar.
125
_J L -Y y
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127
or r- ^-o)-
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128
129
MF
131
P - 0 de la universidad de
tampoco,
El derecho Penal coniparado no es una rama jurídica, ni auxiliar
'l derecho enal, de insustituible valor tanto en lo que hace a la
`CIltido estricto, es
p
un método. Se trata de una actividad
133
JA4
135
,t,
, (Jebe distinguir", ello es correcto, pero a condición de que se
jL,reL,ue "salvo que haya imperativos racionales que nos obliguen a
:li.,~tinguir" y, claro está, siempre que la distinción no aumente la
~ltjjlíbilidad saliéndose de los límites de¡ texto.
137
1,1
e~, (I(~leji'~ una. cier
hay que ,e liallan lejanas
141
(le la
y tan)Hi`n lejams
i~ Pel derecli() peilal de ¡as 11;-
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11CPc LO111G reY21ii,A lilu~ dc! t,
lia revelado coini, und 1,tisa
articularmente de las que
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de la penal, ino a la il:iiroi)ol()~:f;,i ~ uitual
1- 1 . 1 .1
China, la hist-)ria niá~ rem(4a sk, uon¡'unde con a ,Ia~ 1,~ri
históric~)s coniprohadas se- -()nocioron las llainadas
t
pi:nas el hoinicidio punado k,()ri la rnuerte, el huro y kv,
con la aniputación d--- uno n anihos pie~, el c~tul)r(~ C(,1!
la estafa con anir)utaci('~n de la nari
7 y los menores
niarca en la frerite. Con posieríoridad se c4)riocieron n( - ~na,~ ndu,
---Uk:s, tales como abrazar un<,¡ colutrinade hierrocandente,
cocimiento, azotes, hastón, distintas fornias de pena de
picamiento de los ojos ,:k)n hierro caridente y, especiaimente,
,,-xtensión del castigo a la familia del autor, A lo lan-,o de los
si , -,los
se
¡sterna se fue haciendo más humano. En el ,,i~llo VIl (J.C.
tliií~Illli(~) la extensión de la peria a los parientes,, reduciendose
la~,
nuevamente a cinco: muerte,, deportación, destierro, bastón y
En el siglo VII y durante poco tiempo se abolió la pena (le
En el siglo X se dispuso que en ninguna provincia podía
T(- ularse la pena de muerte sin el "cúmplase" del Emperador. Un el
1.389 se sancionó el código penal de la dinastía Min, que
cinco categorías de infracciones en orden a la gravedad.
Manteniendo, con algunas variantes, el sistema de las cinco penas.
le texto fue modificado varias veces hasta que en 1647 se sancionó
código de la dinastía Ching, que mantenía las cinco penas y que
quedó vigente hasta la República en 1912.
143
145
1 .,,1 i 1 w i A i PFNM,
147
, ii c i as
lacultad de JuZgaf a las Quaes1l que lo hacian POI
a"
y ojo, Ia salud de la C(`a Publ'c
de la majestad del Pueblo, roniano
ú,,~,lante (le la colcepción teocráti,:¿¡
lo que estaba hic" 1 11)~l el
*()t7I(¿y¡() ~(, fUndi - i&ld d el derecho penal
Sobrevenido el lulPef'o, se' afiruia la public por tribunales
el po,cojiruíento extraordinario, Con , stituído
mediante crador, 1-,1 imperio lue corrorn
que actuaban por delegación del EMP cedimiento extraordina-
ion '~ republicanas y el pro
piendo las instituc e',,
1 luri,;dicci0n ordinaria, en razón de que el árubit0
rio se convirtió el contra la niaJestad, contra la
ti~ije,~I(Itis (crímenes 1 E,
los crímenes 1 - e. ampliando cada vez mas, es un
soberanía del culperador) Se fu 1 en casi toda la historia
posterior (le
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151
'oM
1 pusieron, que frecuentemente procuraron desterrar el bárbaro
¡wrror de alciunos suplicios. e introducir penas menos repugnantes que
1
,as usadas hasta entonces" (Gómez de la Serna), Cabe deplorar que
110 hubiese consecuencia en este propósito, y que en el mismo precepto
1,11 que se proscribe la lapidación, la crucifixión o el despeñamiento.
~c autorice la quema o el abandono a las bestias, o bien se ordenase
la lapidación del moro que mantuviese relaciones con cristiana, o bien
que por una ley se prohibiese penar con la marca en el rostro, cortar
la nariz o arrancar los ojos y por otra se condenase a esa pena la
blasfemia e incluso se autorizase el corte de lengua. Estas ambigüe-
jades son explicables porque los autores de las Partidas luchaban
'entre su razón que les marcaba una senda más humana, y la fiereza
bárbara de la época que les impulsaba a seguir las ideas sanguinarias
que dominaban" (Gómez de la Serna).
del siglo XVIII manejadas por los reyes y señores autócratas, produ-
-jeron como resultado en el campo penal una serie de reformas inspi-
radas fuertemente, en Beccaria. Entre ellas cabe mencionar la del Gran
Duque de Toscana, Pedro Leopoldo, que introduce una reforma en la
legislación criminal en 1786, que derogaba prácticamente la pena de
muerte, habiendo abolido mediante edictos anteriores otras penas
atroces. De 1767 data la Instrucción que impartió la Emperatriz
Catalina 11 de Rusia para la formación de un nuevo código penal,
también pletórica de la ideología de Beccaria, pero que no llegó a tener
consecuencias prácticas.
En Austria, la Constitutio Criminalis Theresiana, sancionada
por la Reina María Teresa en 1768, con el objeto de separar el
derecho
penal austríaco del alemán y, especialmente de la aplicación
supletoria
de la Carolina, al tíenipo que unificaba la legislación penal
austríaca,
cumplía estas finalidades, pero no innovaba prácticamente sobre el
estancado derecho penal de la época. A poco andar, una reforma
penal
de sustancial importancia, inspirada en las ideas iluministas, se
intro-
duce con el código penal del emperador José 11 (llamado "código
josefino") de 1787. Dividía en dos las infracciones (graves o
penales,
leves o policiales) y sustituía ordinariamente la pena de muerte
por
varias penas privativas de libertad y severas penas corporales.
Pros-
cribía la analogía estableciendo el principio nullum crimen sine
lege,
Si bien el código josefino contenía penas sumamente severas y la
división entre delitos y faltas no era exacta, pues incluía entre
las
últimas verdaderos delitos, lo cierto es que fue para su época un
texto
avanzado, que permitió superar las instituciones del derecho
germano
común que arrastraba la Teresiana.
Estas reformas y otras menores fueron el anuncio del movimiento
de ideas penales generado por los cambios socio-económicos del
industrialismo y que injertado con el de la codificación, habrán de
cristalizar en los grandes códigos del siglo XIX,
1 ~ ~ LA LFGISLACIóN PENAL
155
,jalido lugar a lo que sería hasta recientemente el código penal
alemán (1871). Si bien es cierto que el Code Napoleón conserva una
,eiie de principios racionales provenientes del pensamiento de la
L~p(-)ca receptado por la revolución, no era el código de la Revolución
l~rancesa, sino el código penal estatista de un imperio. De "código
& Napoleón y no de Código de Francia" se le ha calificado (Pellegrino
Rossi). Las penas
aunque al mismo tiempo introduce cierta flexibilidad en su aplica-
,Jon. Pero resulta claro que el código Napoleón procura ante todo
a protección del Estado, centrado en la persona del Emperador. Dios
¡,,abía sido reemplazado por el Estado y los delitos contra el Estado
~~ricabezan la tabulación de su parte especial. La vieja idea de la
iegislación penal de Justiniano, que es "la expresión del principio
(le que la conservación del Estado es el fundamento de la punición",
(c,,~ucita en el código Napole0n ~ engarzará en Alemania con fun-
danientos hegeliano s, La influencia de Bentham sobre los redactores
del código francés evitó que el mismo cayese en las exageraciones
en que había incurrido el derecho penal del imperio romano. El
mismo Target, en la presentación del proyecto, sostenía que es la
necesidad de la pena lo que la hace legítima, lo que consagra una
solucíón pragmática que evitó mayores desviaciones. No obstante,
en su estructura queda claramente trazada la línea político-penal
imperialista, que sirvió de modelo a otros muchos textos enrolados
en la misma corriente.
t56
15,7
,) 1 , ,
llalia. en 19 se elaboró un proyecto (le có(Ji"() pk,
t~ q1al por
~:.jl COMisión presidida por Enrico Ferri, 1,11 mismonofue
sancionado,
i la inipractíbilidad de sus sanciones - -de. corte netamente
positi-
(Wr N) 133)--- y la labor reformadora concluyó en 1930, coi]
~,il]Ción del código italiano vigente, también llamado código
Roceo.
trata de un texto que combina penas y medidas de seguridad, pero
.,i~, en la práctica ha fracasado en cuanto a esta última incorporación.
in informe del Ministerio de Justicia italiano de 1974 se
sintetiza
el sistema y su resultado: "A las personas no peligrosas y
Por1sables se les castigará con una sola pena: a las personas
ponsables y peligrosas se les someterá a una pena y, una vez
iiinplida ésta, a la medida de e~,uridad: a las personas no respon-
ninguna pena; y finalmente
,oti no responsables y peligrosas, se le someterá a las medidas de
,-,!~uridad únicamente. Entre las dos categorías de personas, respon-
t
¡Mes y no responsables, se inventó, por fin, el equívoco tertiuni
nus de personas parcialmente responsable, quienes sufrirán pena
4
'11ueida y, una vez purgada ésta, serán sometidas a medidas de
En la segunda mitad del siglo pasado fueron de importancia los
(,uridad. Como se puede comprobar, se trata así de una
verdadera
códigos belgas de 1867 y holandés de 1881, que reemplazaron en
tra maestra del arte de la combinación. Sin embargo, las medidas
los respectivos países al rígido código de Napoleón. El código belga
¡e seguridad en detención (colonias de trabajo, colonias
agrícolas,
sirvió de modelo al código ecuatoriano. No obstante, el texto más
de alienados criminales, establecimientos de tratamiento y
importante de este período, especialmente por la frecuencia con que
uarda, reformatorios judiciales), en su aplicación
práctica, constitu-
lo citaban quienes participaron en la tarea de nuestra elaboración
-n una duplicación de la pena y no ofrecen ninguna eficacia
legislativa, fue el código penal italiano de 1888, conocido como
1--educativa" (Vassallí-Písapia-Malinvemi).
código Zanardelli. Se trata de un texto altamente racional, construi-
En Suiza, se unificó su legislación penal, que
anteriormente había
do sobre la admisión expresa del libre albedrío (el agente debía tener
i~lo hecha por cantón, sancionándose el código único
en 1937, que
,,consciencia" y "libertad" de sus actos). Conforme a esta posición,
---Ir0 en vigencia en 1942. Fue producto de una larga
elaboración de
resultaba ser un texto en todo conforme a los principios de la i
llamada 14escuela clásica" (Ver N` 134). Fue el primer código penal
nás de cuarenta años, en la que jugó un papel central el.
jurista Karl
"li~)(.)ss, El código suizo, en su forma de proyecto,
ejerció marcada
que rigió en toda Italia después de la unificación y, en cuanto fue
:if-ltiencia sobre nuestra legislación vigente.
sancionado, lo atacó Lombroso en su opúsculo llamado '4Demasiado
pronto". Por la solidez de su estructura ejerció gran influencia en
En la República Federal Alemana se elaboraron proyectos
para
otros textos, particularmente en el nuestro, a través del proyecto de
Cemplazar el antiguo código del Reich de 1871, que con
numerosas
rnodificaciones siguió vigente hasta 1975. En 1962 se
culminó un
1891. La legislación penal de Venezuela aún hoy registra su clara
Droyecto oficial y en 1966 un grupo de profesores de derecho
penal
influencia. Su parte especial. Se tabula de acuerdo con el modelo
~)U
napoleórtíco. blicó la parte general de otro proyecto en
disidencia con el oficial,
que se conoce como "proyecto alternativo". El texto vigente desde
80. Los principales textos del siglo XX. En el curso de nuestro :975
recepta elementos de ambos. Funda las penas en la
culpabilidad
las medidas de mejoramiento, educativas y de corrección en la
ria
siglo ha habido un iniportantísimo movimiento legislativo en mate
pelígrosidad, Por caminos similares, aunque quizá con mejor
técnica,
penal. La cantidad de proyectos y códigos ha sido enorme. No nos es
posible ni conducente trazar un panorama siquiera aproximado del
"C desplaza el código de Austria de 1975~
:Djús y no pelít,
¿-rosas no se les ~()Rletcrá a
158
la se uridad nacio-
-1
i ~ ()( 1 CióN DE LA LEGISLACIóN PUNAL
159
161
J
---irlos. Si hasta 1906 la labor de proyección del código parece haber
!(Jo orientada en general por Rivarola, la misma se completa luego con
atinadas observaciones de Herrera. Julio Herrera, magistrado, se-
!)ador nacional y luego gobemador de su provincia (Catamarca) tiene
el niérito de haber hecho esta tarea sin haber ocupado nunca una cátedra
universitaria, en la forma humilde y callada del científico, que en el
canipo jurídico frecuentemente produce mejores frutos en el medio
pi-ovinciano que en las alborotadas capitales.
guía al presentar ese Proyecto era que se le tomase como base para
la redacción de¡ proyecto definitivo, para lo cual realizó una encuesta
del fuero penal. En 1916 la Cámara de diputados
entre los magistrados r Moreno para estudiar el proyecto.
nombró una comisión presidida Po niversitarios Y legis-
La comisión amplió la encuesta a profesores u
ladores. Después de recibir un respetable número de respuestas y
consultados particularmente Julio Herrera, Rodolfo Rivarola, Tomás
Jofré y Octavio González Roura, la comisión produjo despacho
presentando lo que se conoce como proyecto de 1917. Después de un
largo trámite durante el cual la comisión de la Cámara de Senadoress
introdujo algunas reformas, el 30/9/21 el Congreso Nacional sancionó
la ley 11.179 que estableció el código penal vigente; el 29 de octubre
del mismo año, el Presidente Yrigoyen expidió el decreto de
promulgación, y casi dos años después la ley 11.221 declaró auténtica
la edición oficial con las correcciones (fe de erratas) que le introdujo.
El código penal entró en vigencia seis meses después de su
promulgación, es decir el 29 de abril de 1922.
Sintetizando nuestra evolución legislativa hí.Aa la sanción del
código vigente, podemos afirmar que el código Tejedor marcó una
línea orientadora, dentro de la que se movió la codificación
posterior,
excepción hecha del proyecto de Villegas, Ugarriza y García.
Los principales momentos de esta evolución lo marcan los pro-
yectos de 1891 y de 1906. El autor a quien cupo la mayor labor en
los mismos fue Rodolfo Rivarola. De las críticas de Herrera al
proyecto de 1906, y de la labor coordinadora e impulso legislativo
dado por Rodolfo Moreno (h) surge el proyecto de 1917 que, con
escasas variantes, pasa a ser el código penal de 1921.
Como valoración general de nuestro código vigente, podemos
afirmar que no es un código sectario, pues supo escapar incluso a
la
influencia positivista ambiente , siendo escueto y racional. Tiene
el
mérito de haber sido el primer código que unificó la legislación
penal, antes eseindida en la ley 49 y el código de 1886 con las
reformas de 1903 y otras menores. Científicamente, el código de
1921
posibilitó el desarrollo de nuestra dogmática jurídica.
Inmediatamente
después de su sanción fue atacado por los posítivistas, pero estas
críticas cayeron luego con el desprestigio de esa escuela.
163
167
~ 1
1
168
169
Justo envía el proyecto proponiendo la agravación de penas y la
introducción de la silla eléctrica. Se intentan los proyectos de "estado
peligroso sin delito", que habían sido rechazados sistemáticamente
por el Congreso en la década anterior. Se intenta un código positivista
eti 1937, para reemplazar la estructura criticista que el código de 1921
iio había suprimido. El Poder Judicial seguía en manos de los sectores
(lo la élite y en modo alguno se había intentado la reforma procesal:
el viejo sistema inquisitivo español (derogado en España antes de la
síanción del proyecto de Obarrio en la Argentina) se prestaba mejor
al control social. Una voz discordante en Córdoba cambia el proce-
dimiento penal en 1936 y se inicia otra corriente que nunca llegó al
puerto. Ya muchos años antes, Tomás Jofré (1909) había introducido
otro modelo de proceso en San Luis, pero cuando lo trae a la Provincia
de Buenos Aires se otorgan facultades judiciales a la policía, con lo
~,ual adopta una configuración peor que la del código federal.
En la década del 40, advenido el peronismo al poder, se produce
la concentración urbana y el despegue industrial en Buenos Aires.
Se
revaloran los elementos hasta entonces racialmente despreciados y
el
i,obierno no consolida ninguna reforma de fondo importante, salvo
la
limitación a la deportación del art. 52, que provenía de un
decreto-
ley de 1944, y que le restó el carácter de pena segregatoria
perpetua
que tenía en el texto de 1921. Puede decirse que en este período se
fortalece la función policial en Buenos Aires, pero también se san-
cionan varios códigos de juicio oral en provincias. El
fortalecimiento
ilel control policial urbano es explicable por la necesidad de
controlar
c-1 proceso de concentración poblacional, que lo sufre la Argentina
sin
niayores sobresaltos ni costos de vidas humanas. Al mismo tiempo
~e humanizaron las instituciones carcelarias y quizás sea el
verdadero
período de la "cárcel-fábrica". Se organizó lo que es actualmente
el
Servicio Penitenciario Federal, se creó la Escuela Penitenciaria de
la
Nación, se suprimió el traje a rayas amarillas y azules de los
presos,
~c suprimieron los grilletes en los pies y, en la práctica, se
suprimió
!a relegación al cerrarse el tristemente célebre penal de Ushuaia.
La
pena de relegación en Ushuaia era tan temida por sí misma como por
el viaje, que se realizaba en transportes navales, donde los presos
permanecían engrillados, ligados con cadenas entre sí y debiendo
utilizar como sanitario un recipiente común. Las reformas, entre
las
cuales se incluye la clausura de este penal, fueron encaradas por
Roberto Pettinato.
Con posterioridad a la caída del gobierno peronista en 1955, los
acontecimientos se suceden con tal rapidez y las marchas y contra-
marchas de la política criminal argentina son tales, que no es
posible
señalar un sentido para la misma. Hasta 1955 podemos señalar la
tendencia a un severo control social con ideología racista por
parte
TEORIA DEL SABER DEL, DERECHO PENAL