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“CIENCIA Y ARTE

EN LA
METODOLOGIA
CUALITATIVA”

TALLER DE METODOLOGIA DE INVESTIGACION II

DRA. Perla Vanessa De Los Santos Anaya

Janeth Perez Salazar


RESUMEN:
Categorización, Estructuración, Contrastación y Teorización
De las investigaciones y los estudios sobre los procesos creativos podemos extraer
algunas ideas que ayudarán a esclarecer el origen de una estructura o teoría en nuestra
mente. La mente consciente puede buscar en la memoria y relacionar datos e ideas
apropiados para la solución de un problema, pero eso casi siempre lo hace relacionando
el planteamiento del problema con nuestra estructura cognoscitiva personal, la cual
activa las ideas antecedentes pertinentes y las soluciones dadas a problemas anteriores
parecidos que, a su vez, son reorganizadas y transformadas en forma de proposiciones
de solución al nuevo problema que se plantea. Ahora bien, cuando la solución al nuevo
problema exige relaciones o estructuras novedosas u originales, la mente consciente
toma con facilidad la dirección errónea, la dirección de lo conocido, de lo viejo, de lo
trillado; es decir, nos lleva por un camino estéril. Sin embargo, este esfuerzo no es
inútil; por el contrario, resulta muy provechoso, pues selecciona muchas ideas
pertinentes y que, de alguna manera, tienen conexión con el problema. Estas ideas,
cuando la mente consciente deja de forzarlas en una determinada dirección, se unen
entre sí con otras pertinentes y adecuadas que ellas movilizan de acuerdo con su propia
naturaleza; no es que se enlacen al azar, pues el azar no es creativo. La unión de estas
ideas, por sus características y naturaleza, y a nivel preconsciente o subliminal, da como
resultado el hallazgo, la invención o el descubrimiento. No se podría explicar de otra
manera que esos resultados aparecen durante momentos de reposo, pero después de un
gran esfuerzo mental sobre los mismos.
Categorización
 
1. Desarrollo del Proceso.
 
Si el material primario o protocolar (anotaciones de campo, grabaciones, filmaciones,
transcripciones de las entrevistas, etc.) es lo más completo y detallado posible, el paso
de la categorización o clasificación exige una condición previa: el esfuerzo de
“sumergirse” mentalmente, del modo más intenso posible, en la realidad ahí expresada.
En otras palabras, el investigador revisará los relatos escritos y oirá las grabaciones de
los protocolos repetidamente, primero, con la actitud de revivir la realidad en su
situación concreta y, después, con la actitud de reflexionar acerca de la situación vivida
para comprender lo que pasa. Cada nueva revisión del material escrito, audición de los
diálogos o visión de las escenas filmadas nos permitirá captar aspectos o realidades
nuevas, detalles, acentos o matices no vistos con anterioridad o no valorados
suficientemente y que, ahora, quizá con otro enfoque o contexto, son determinantes y
parecen cambiar o enriquecer el significado. En la práctica, en cada revisión del
material disponible es útil ir haciendo anotaciones marginales, subrayando los nombres,
verbos, adjetivos, adverbios o expresiones más significativos y que tienen mayor poder
descriptivo, poniendo símbolos pictográficos, nemónicos o numéricos, elaborando
esquemas de interpretación posible, diseñando y rediseñando los conceptos de manera
constante.
a) Es necesario familiarizarse con los procesos mentales mediante los cuales se vive y
se expresa el significado; esto constituye la vida cotidiana de todo ser humano, pero el
investigador debe ser más riguroso, sistemático y crítico en ello.
b) Se necesita un conocimiento particular del contexto concreto en que tiene lugar una
expresión: una palabra se entiende en el contexto de una frase, una acción humana en el
contexto de su situación, etcétera.
c) Es necesario conocer también los sistemas sociales y culturales que proveen el
significado de la mayoría de las expresiones de la vida: para entender una frase hay que
conocer la lengua; para comprender el comportamiento de una persona hay que conocer
su formación y medio cultural, etcétera.
2. Procedimiento Práctico para la Categorización
Cuando la información fue recabada ya en su totalidad y no se dispone de nuevos
contactos con las fuentes, el procedimiento más adecuado de categorización seguiría
estos pasos:
1. Transcribir la información protocolar.
2. Dividir los contenidos en porciones o unidades temáticas (párrafos o grupos de
párrafos que expresan una idea o un concepto central).
3. Categorizar
4. Puesto que muchas categorías que tienen el mismo nombre no son idénticas, sino
que tienen propiedades o atributos diferentes, se les asignarán subcategorías o
propiedades descriptivas para mayor especificación: pueden ser “causas”,
condiciones, consecuencias, dimensiones, tipos, procesos, etc. El núcleo central de
las propiedades tendrá también por finalidad generar la definición de cada
categoría.
5. Habrá también categorías que se podrán integrar o agrupar en una categoría más
amplia y comprehensiva, lo cual se hará en este paso. Strauss y Corbin (1990) llaman a
este proceso “codificación axial”, debido al eje de relaciones que se da entre las
categorías menores
6. A continuación, se agruparán o asociarán las categorías de acuerdo con su
naturaleza y contenido. Los procedimientos prácticos que se van a usar, en este
punto, dependen mucho de la imaginación y capacidad de cada investigador:
pueden ir desde un par de tijeras para recortar las categorías y apilarlas por índices
en carpetas individuales (en cuyo caso se utilizará una copia del trabajo ya
categorizado y nunca el original), hasta el uso de complejos programas de
computación (base de datos, programas ad hoc para manipular, organizar y reducir
datos cualitativos, programas para buscar datos cualitativos en videotapes y audio
tapes, etc.) que ayudarán a realizar el trabajo mecánico, pero nunca sustituirán la
intuición o interpretación del investigador.
7. Si los datos y las categorías lo aconsejan, un despliegue de los mismos por medio de
una matriz (columnas y líneas) revelará muchas relaciones o nexos. Esto es muy
recomendable, por ejemplo, cuando hay procesos en acción o variables temporales,
como también para comparar o contraponer dos variables cualesquiera que se
consideren importantes o, simplemente, para desplegar la información principal o
básica de un grupo de informantes. Las matrices permiten tener muchas cosas a la vista
simultáneamente y facilitan el descubrimiento de relaciones.

Estructuración
 
El significado y valor de una palabra se encuentra en las demás
FERDINAND DE SAUSSURE

El yo tiene el impulso, la necesidad y la tendencia a unificar


E integrar las diversas actividades del cerebro.
KARL POPPER 
 La interpretación que realiza nuestra mente de un complejo de estímulos visuales,
auditivos, olfativos, etc., puede requerir cierto tiempo, pero normalmente es
instantánea e inconsciente, como obra del hemisferio cerebral derecho. Recientes
estudios de la neurociencia (Ralph, 1976) hacen ver que la velocidad de
procesamiento de información del sistema nervioso no consciente supera toda
posible imaginación humana: de uno a diez millones de bits por segundo, y la
comunicación entre ambos hemisferios excede los 4000 millones (4000 megahertz)
de impulsos por segundo (Eccles, 1985). Esto equivale al doble de las
computadoras más veloces hoy día (Julio 2002).
Por esto es fácil caer en un realismo ingenuo y pensar que nuestra observación es
pura, objetiva, no contaminada. Pero toda observación implica ya una
interpretación, esto es, una inserción en un esquema o marco referencial que le da
sentido, lo cual no supone un obstáculo para el estudio científico, como temía
Bacon, sino que es una mediación necesaria. Debido a ello, toda observación de
“algo” es “de algo” porque preexisten unos factores estructurantes del pensamiento,
una realidad mental fundante o constituyente, un trasfondo u horizonte previo en
los cuales se inserta y que le dan un sentido. Si ese marco referencial falta, la
observación no es tal, el dato no es dato y el hecho no es nada. Son realidades
neutras o plenamente ambiguas.
En resumen, y sintetizando mucho las cosas, podríamos abreviarlo todo diciendo
que, una vez que el investigador haya establecido y organizado las categorías y
propiedades que estimó y juzgó más adecuadas como elementos descriptivos, puede
optar por lograr o alcanzar uno de los tres niveles, que se exponen a continuación y
en el sector siguiente, para coronar su trabajo. Los “niveles” no son totalmente
excluyentes entre sí, sino que se establecen de acuerdo con la actividad prevalente
que los constituye: (1) descripción normal, (2) descripción endógena y (3)
teorización original; este último lo trataremos más adelante. Schatzman y Strauss
(1973) proponen una división similar, en parte, a la nuestra.
1. Descripción normal. El investigador presenta una síntesis descriptiva, matizada y
viva de sus hallazgos, donde la categorización y el “análisis” se realizaron aceptando y
usando las teorías, las estructuras organizativas, los conceptos y las categorías descritos
en el marco teórico, que representan las conclusiones científicas, las hipótesis probables
y la nomenclatura aceptadas hasta el momento en el área estudiada. Se deja que las
palabras y acciones de las personas observadas hablen por sí mismas al lector. Estos
estudios descriptivos tienen poca o ninguna interpretación o estructuración. El lector de
la investigación deberá sacar sus propias conclusiones y generalizaciones de los datos.
Muchos investigadores terminan su trabajo en este nivel y proporcionan, con ello,
valiosos aportes para investigaciones posteriores.
2. Descripción endógena. Es una descripción “generada desde adentro”. Aquí la
categorización y el análisis, así como el esquema organizacional, los nexos y algunas
relaciones entre las categorías o clases se desarrollan, básicamente, partiendo de la
propia información, de los propios datos. Se logra así una considerable novedad y
originalidad en la descripción, pero las posibles teorías subyacentes, que podrían
explicarlo “todo”, quedan implícitas, no se hacen evidentes. Ello exigiría todavía una
mayor elaboración mental. Es decir, que se interpreta con las teorías expuestas en el
marco teórico. Esto puede tener una seria limitación, especialmente si los datos de que
se extrajeron esas teorías del marco teórico provienen de otros lugares, de otros
tiempos, de otras culturas, etcétera.
 Contrastación
 
Esta etapa de la investigación consistirá en relacionar y contrastar sus resultados con
aquellos estudios paralelos o similares que se presentaron en el marco teórico
referencial (ver cap. 4), para ver cómo aparecen desde perspectivas diferentes o sobre
marcos teóricos más amplios y explicar mejor lo que el estudio verdaderamente
significa. Aunque el “marco teórico referencial” sólo nos informa de lo que han
realizado otras personas, en otros lugares, en otros tiempos y, quizá, también con otros
métodos, sin embargo, el comparar y contraponer nuestras conclusiones con las de otros
investigadores, igualmente rigurosos, sistemáticos y críticos, no sólo nos permitirá
entender mejor las posibles diferencias, sino que hará posible una integración mayor y,
por consiguiente, un enriquecimiento del cuerpo de conocimientos del área estudiada,
como se verá en el sector siguiente de la teorización. Debido a esto, habrá que tener
muy presente que el proceso de categorización-análisis-interpretación deberá estar
guiado fundamentalmente por conceptos e hipótesis que provengan o emerjan de la
información recabada y de su contexto propio, que muy bien pudieran ser únicos, y no
de teorías exógenas, las cuales sólo se utilizarán para comparar y contrastar los
resultados propios. Por todo ello, tanto en la elección de los autores e investigaciones
que se presentan en el marco teórico referencial como ahora en la contrastación con
ellos, deberán tener prioridad los más cercanos al ambiente, medio y contexto en que se
desarrolla nuestra investigación (autores regionales, nacionales, iberoamericanos), pues
ellos comparten las variables locales, nuestra cultura e idiosincrasia y, por consiguiente,
nos ayudarán más en la verdadera comprensión de lo que estamos estudiando.
Teorización
La ciencia cosiste en crear teorías
EINSTEIN
 
No hay nada más práctico que una buena teoría
KURT LEWIN
 
El proceso de teorización utiliza todos los medios disponibles a su alcance para lograr la
síntesis final de un estudio o investigación. Más concretamente, este proceso tratará de
integrar en un todo coherente y lógico los resultados de la investigación en curso
mejorándolo con los aportes de los autores reseñados en el marco teórico referencial
después del trabajo de contrastación. En el campo de las ciencias humanas, la
construcción y reconstrucción, la formulación y reformulación de teorías y modelos
teóricos o de alguna de sus partes mediante elementos estructurales de otras
construcciones teóricas, es el modo más común de operar y de hacer avanzar estas
ciencias. Como expusimos al hablar del método hermenéutico, Paul Ricoeur, por
ejemplo, utiliza ideas de la fenomenología, del psicoanálisis, del estructuralismo
francés, de la teoría lingüística de Ferdinand de Saussure y de la hermenéutica, para
construir una teoría metodológica para el estudio de los fenómenos humanos. Su trabajo
no es una amalgama, o un simple eclecticismo, sino una unificación e integración de
esas partes y, además, un esfuerzo para adecuarlas y atender los requerimientos
especiales de las ciencias humanas.
Einstein mismo llegó a afirmar en repetidas ocasiones que su teoría de la relatividad
especial no encontró entidades aisladas ni hechos anteriormente desconocidos, ya que
todos sus elementos (los conceptos de espacio, tiempo, materia, fuerza, energía,
gravitación, onda, corpúsculo, velocidad y otros) estaban en el ambiente desde hacía
cincuenta años; lo que él propuso fue una nueva manera de clasificar y relacionar cosas
ya conocidas. Y Leibniz afirmó: “mi sistema toma lo mejor de todos los lados”.
La mayoría de los investigadores manifiestan dificultades en describir qué es lo que
hacen cuando teorizan; pero un análisis cuidadoso de sus actividades mentales hará ver
que son similares a las actividades cotidianas de una persona normal: las actividades
formales del trabajo teorizador consisten en percibir, comparar, contrastar, añadir,
ordenar, establecer nexos y relaciones y especular; es decir, que el proceso cognoscitivo
de la teorización consiste en descubrir y manipular categorías y las relaciones entre
ellas. Este conocimiento se caracteriza por su aspecto funcional, por estar en función de
otra realidad y dirigido hacia ella. Esta direccionalidad, esta cualidad vectorial, coincide
con la clase de intencionalidad que Franz Brentano consideraba característica de toda
forma de conciencia (ver Martínez, 1999b, cap. 11). Ya Aristóteles había señalado que
el alma (la psique) es la que ve, y no el ojo.
En síntesis, no tenemos técnicas de la construcción de teorías y no las tendremos nunca.
Por esta razón, aunque contamos con teorías de los automatismos, no poseemos ningún
plano del autómata teorizador. Sólo podemos saber, en relación con la construcción de
teorías, que éstas no se consiguen manipulando datos, con la ayuda de computadoras o
sin ella, sino inventando una esquematización ideal del objeto de la teoría y
complicándola luego en forma gradual, o sea, introduciendo más conceptos teóricos y
relaciones más complejas entre ellos, como lo exija y permita nuestra imaginación, pero
con la ayuda y el control de la razón y la experiencia (Bunge, 1975, p. 497). Éste es el
modo como trabajaron los más grandes científicos a lo largo de la historia para elaborar
sus teorías.
La analogía (o el modelo) es una comparación sistemática postulada entre un fenómeno
cuyas leyes son ya conocidas y otro que se encuentra todavía en investigación. Aquí es
donde residen el gran poder y el valioso aporte de la analogía: no se trata sólo de decir
las cosas con un lenguaje vivo y atractivo, lo cual no sería poco, sino que es un
poderoso medio que revela y ayuda a ver relaciones escondidas entre temas
aparentemente no relacionados.
Igualmente, un recurso técnico de gran ayuda es el trazado de diagramas y el uso de
esquemas y flechas como parte del desarrollo conceptual. Ellos pueden ilustrar y ayudar
a vislumbrar la complejidad de los problemas que se originan. En un diagrama de flujo,
por ejemplo, se pueden utilizar flechas para representar la dirección de una interacción,
el grosor de las flechas para señalar la magnitud de la misma y un color diferente para
expresar la naturaleza o tipo de relación, como agresión, oposición, rivalidad, odio,
celo, emulación, envidia, colaboración, benevolencia, amistad, empatía, etcétera. Los
diagramas tienen la capacidad de hacer más “visible” una realidad, de dar una visión de
su conjunto y, además, son un medio potente de comprensión, explicación y
demostración de la dinámica interna del fenómeno en estudio. Su poder le viene del
hecho de incorporar la capacidad del hemisferio derecho, que es analógico, gestáltico y
estereognósico, en una actividad cognoscitiva que hasta el momento puede haber sido
exclusivamente lineal, secuencial y atomista. Recordemos que la misma palabra idea, en
su origen griego, significa “imagen”, “figura”, “vista”.

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