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Bultmann

Formado en el clima de la teología Liberal.

Se adhiere prontamente al movimiento de la teología dialéctica

En 1924 había saldado las cuentas con su pasado teológico en el ensayo La teología liberal
y el más reciente movimiento teológico, donde acusaba a la teología de sus maestros de
hablar, en definitiva, del hombre y no de Dios.

Según Norman Perrin, Bultmann puede considerarse como el más importante estudioso
del Nuevo testamente del siglo XX
En donde destaca su enorme erudición en Historia de la tradición sinóptica (1921)
Así Bultmann se hace conocido como uno de los mayores representantes de la exégesis
neotestamentaria

El pensamiento mítico concibe el mundo y la vida personal del hombre como abiertos a la
intervención de potencias no mundanas, mientras que el pensamiento científico concibe
el mundo y sus aconte- cimiento como cerrados a la intervención de potencias no
mundanas, y al hombre como unidad que se atribuye a sí misma su sentir, pensar y
querer.

El mensaje del Nuevo Testamento se expresa, en coherencia con la antigua imagen mítica
del mundo, en un lenguaje mitológico: encarna- ción de un ser preexistente, muerte
expiatoria, resurrección, descenso a los infiernos, ascensión al cielo, retorno al fin de los
tiempos, escatolo- gía de los acontecimientos finales. «Por tanto, si el anuncio del Nuevo
Testamento ha de conservar una validez propia, no hay otro camino que el de
desmitificarlo»

La desmitificación un término», como reconoce Bultmann, «ciertamente insatisfactorio»

Tiene una doble tarea: una negativa, crítica de la imagen del mundo tal como se expresa
en el mito y, consi- guientemente, de la imagen mítica del mundo tal como encuentra ex-
presión en la Biblia. Y una positiva de clarificación de la verdadera intención del mito y,
por tanto, de la verdadera intención de las Escrituras bíblicas.
Pero ambas tareas se unen, de crítica y de aclaración, en el queahcer hermenéutico es
decir de interpretación.

Desmitificar no significa eliminar cosas del Nuevo Testamento ni hacer una lectura
selectiva del mismo, porque la imagen mítica del mundo es un a priori que abarca todo el
contenido y envuelve todo el mensaje
Desmitificar significa dar una interpretación antropológica o, mejor aún, existencial de los
enunciados del Nuevo Testamento, hasta el punto de evidenciar, más allá de toda
representación mítica, la palabra escatológica, es decir, la palabra decisiva y definitiva que
Dios pronuncia en Cristo, y percibir así la posibilidad incomparable de existencia auténtica
que contienen para el hombre, también para el hombre de hoy.

La crítica a Bultmann pasa por mostrar que se intenta desmitificar lo que no se puede
desmitificar, es decir los hechos de la historia.

También se le ha acusado de comprometer la comprensión del mensaje neotestamentario


a causa de una precomprensión de cuño heideggeriano que funciona como «camisa de
fuerza» (Barth)

La obra más significativa del Bultmann es “Creer y comprender” (1933-1965)

La palabra de Dios es kerygma, llamada a la decisión; acogerla en la fe significa


autocomprenderse de un modo radicalmente nuevo. Creer no es adherirse a algo
misterioso e incomprensible; creer es comprenderse; creer es comprender que no se
pertenece al mundo, que es el espacio de la caducidad, del pecado y de la muerte (des-
mundanización), sino que se pertenece al Dios de la vida.

La teología cristiana habla de Dios, pero no puede hacer un discurso sobre Dios, porque
Dios no es un objeto del que se pueda hablar desde una perspectiva neutral, dado que Él
es la realidad que determina toda otra realidad, por lo que hablar sobre Dios significaría
contar con un punto de Arquímedes situado fuera de la realidad. Y, sin embargo, la
teología no puede dejar de hablar de Dios; ahora bien, no es un discurso sobre Dios, sino
siempre un discurso de Dios (Rede von Gott). Pero el Dios del que habla la teología
cristiana es un Dios que se da a conocer al hombre, que viene a su encuentro, que se le
revela, que accede al hombre en la revelación, que se hace acontecimiento de revelación.
Dios es acontecimiento. La teología sólo habla de Dios sobre la base de la revelación;
habla del Dios de la revelación, cuya acogida es la fe. La fe es, pues, «el punto de
Arquímedes» que hace posible hablar de Dios. Pero una cosa es cierta:
de su palabra dirigida a nosotros, de su acción dirigida a nosotros»

No hay discurso de Dios que no sea al mismo tiempo discurso del hombre: «Si la teología
no debe especular sobre Dios, si debe hablar no del concepto de Dios, sino del Dios real,
debe, mientras habla de Dios, hablar al mismo tiempo del hombre». La teología habla de
Dios, en cuanto que Dios tiene algo que hacer con el hombre.

Heidegger y Bultmann

La filosifía es un encuentro del que se obtiene «la correcta conceptualidad»


Y para ello es necesario decantar en un tipo de pensamiento filosófico y es la analítica
existencial de Heidegger la que ofrece un instrumento válido para individuar las
estructuras de la existencia. El hombre se entiende aquí como existencia, como
historicidad, como apertura al futuro: el hombre se discierne en la decisión y se realiza en
la acción.
El ser del hombre es existencia, un ser-fuera de sí, un ser-más allá de lo que, de hecho, de
vez en cuando se es; es poder-ser y poder decidir- se. Y el hombre puede orientarse en el
mundo y decidirse según dos modalidades que están en su poder y que dependen de dos
diversos
modos de comprenderse.
Comprenderse y decidirse a partir de las cosas del mundo es existir inauténticamente;
comprenderse y decidirse a partir de sí mismo es existir auténticamente.

La existencia inauténtica es existencia caída al nivel del mundo, es huida de sí, es dejarse
prender por las cosas, es vivir y perderse en las preocupaciones cotidianas; es la existencia
del hombre atareado en el mundo.
La existencia auténtica es un comprenderse a partir de sí mismo y de las propias
posibilidades y un actuarse en la decisión y en la acción; es vivir las propias posibilidades,
es presencia a uno mismo, es aceptación de sí, de la propia finitud y contingencia y de la
muerte como última e infranqueable posibilidad. El pro-tenderse del ser del hombre en la
decisión y en la responsabilidad, desde el nacimiento hasta la muerte, es su historicidad.

*Protenderse: estar dispuesto a lo que está ppr suceder.

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