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ETICA y BIBLIOTECAS

La ética (o no) del derecho


de autor

Embarcados como estamos actualmente en la dis­ ¿Qué posición debemos tener los bibliotecarios-docu­
cusión del canon digital y del canon bibliotecario, se mentalistas ante la propiedad intelectual? Para res­
nos antoja que el estudio de los aspectos éticos del de­ ponder a esta serie de preguntas deberemos acudir a
recho de autor es, cuando menos, comprometido. las fuentes legales, deontológicas y éticas en general.
El derecho de autor, y la propiedad intelectual en Si bien en el campo jurídico, el derecho de autor
general (si incluimos patentes, marcas, etc.) no es un tiene una larga tradición dentro del derecho civil, no
tema nuevo, aunque desde hace unos aiios parece que podemos decir lo mismo del estudio ético de la pro­
constantemente se encuentra encima de la mesa. No piedad intelectual. De hecho no han sido demasiado
pasa día que no se pueda leer en la prensa alguna no­ los filósofos morales que hayan desarrollado los as­
ticia relacionada con esta cuestión. Y es que a medida pectos éticos del derecho de autor ( Alfino, 1990), no
que la sociedad de la información ha ido tomando al menos con la intensidad de otros temas tales como
forma y la oferta de servicios y productos ha ido cre­ la intimidad, la libertad de expresión u otros derechos
ciendo, cada vez nos acercamos más a lo que podría­ fundamentales.
mos denominar la frontera del derecho de autor, una Seguramente nos encontramos ahora en un punto
frontera que si sobrepasa puede conllevar la colisión de inflexión en este sentido ya que paralelamente al
entre derechos legítimos frecuentemente antagónicos, reforzamiento del modelo ético-lega l del derecho de
esto es, el derecho del autor a la explotación de su autor, están apareciendo movimientos que cuestionan
obra, y el derecho al acceso a la cultura y la informa­ las bases de la propiedad intelectual, un modelo del
ción. sig lo XIX que deberíamos preguntarnos si se puede
La utilización de Internet, para bien o para mal, ha asentar sobre los mismos principios en el siglo XXI
abierto e incrementado el debate sobre los principios con Internet mediante. Sin querer de momento etique­
de la propiedad intelectual (pensada expresamente tar ni definir, nos estamos re firiendo al movimiento de
para fomentar la creación mediante la protección de acceso libre a la información o más genéricamente a la
los autores). A pesar de e llo, y pasados ya muchos cultura del copyleft,
años desde la primera ley de propiedad "de obras lite­ ya presentan como la ética hacker (2). Dichos movi­
rarias" en España (1823) (1) parece que podríamos mientos parten, supuestamente, de unos planteamien­
conceder que no es ésta una cuestión cerrada todavía tos éticos que les hace criticar el modelo actual de
y que la discusión continúa. Lo curioso de la situación protección de los derechos de los autores y, partiendo
es que prácticamente nadie esté de acuerdo con las de determinadas premisas éticas, abogan por un sis­
leyes vigentes y la sensación de estar en un tira y tema basado en otros mode los.
afloja constante es frecuente. No querríamos, sin embargo, dejarnos llevar aquí
Como cualquier norma legal, la propiedad intelec­ por los discursos básicamente reduccionistas y mani­
tual bebe de unas determinadas fuentes y sus funda­ queos, de uno y otro lado. Seguramente, como afirma
mentos pueden ser analizados desde la óptica moral. Alfino (1990), el derecho de autor es el resultado del
¿Hasta que punto es ético bajarse una canción de In­ valor social que tenemos en relación a la tecnología, el
ternet sin pagar? ¿Y si no tenemos ánimo de lucro? conocimiento y la cultura en nuestra sociedad, y en

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tanto en cuando dichos valores se van modificando mayor parte de su valor a las cosas que disfrutamos
deberemos considerar qué correcciones son necesa­ en este mundo".
rias. Creemos que no es lo mismo la propiedad inte­ El padre del liberalismo clásico parte de la idea de
lectual en un entorno básicamente industrial que que en un principio las cosas de este mundo eran co­
considerar la misma protección en el entorno de la so­ munales. Sin embargo, a medida que una persona tra­
ciedad informacional. baja ese bien comunal lo transforma e incrementa su
valor Oliginal y, en consecuencia, al f inal, le pertenece
La legitimidad del derecho de y puede apropiárselo. Árboles frutícolas existen, pero
los árboles trabajados por el hombre dan mejores fru­
autor
tos; en definitiva, "es el trabajo el que otorga la mayor
Con anterioridad a la primera ley del copyright en parte del valor que tiene la tierra y, sin este trabajo la
Inglaterra, ya existía un control de las copias que las tierra no vale prácticamente nada".
imprentas podían realizar de los libros. Dicho control Debemos enmarcar la lectura del texto de Locke en
no tenía que ver con el derecho de autor sino con la su época, en su entorno; de lo que se h'ataba era de de­
posibilidad de censmar las obras que imprimían la Co­ fender a los propietarios del poder absoluto del rey, en
rona y la Iglesia. Así, cualquier obra que se quisiera ningún momento dibuja Locke el escenario disei'íado
publicar debía ser necesariamente registrada, obte­ por sus supuestos seguidores actuales que abogan por
niendo de esta forma un "derecho de copia" o copy­ el imperio del mercado salvaje en sentido neoliberal
right. (los neocons). En todo caso, no encontraremos "sal­
A partir de la revolución de 1688 (Goldstein; 1999) vajismo" social en sus ideas; es más, se impone la mo­
y propiciado por la victoria laborista, el mecanismo deración y el equilibrio entre todas las personas
de censura es anulado. " Nadie puede considerarse peljudicado si otro bebe
Un efecto colateral de la libertad de prensa para un buen trago de agua, por grande que sea, si le deja
poder imprimir cualquier libro sin autorización real o todo un río de la misma agua con el que saciar su sed".
eclesiástico provocó en Inglaterra un efecto no pre­ Existen defensores y deh'actores de la idea de que
visto, lo que se podría denomÍllar práctica de la pira­ la propiedad intelectual se pueda legitimar a partir del
tería entre imprentas, ya que cualquiera podía argumento lockiano. Efectivamente Locke no se re­
imprimil" cualquier libro. f iere en ningún momento a la cuestión (3) de la pro­
Se impuso entonces la necesidad de articular un piedad intelectual (Mc Farland; 1999); es más, una de
sistema de protección de los derechos de impresión las críticas clásicas a la inclusión de la propiedad in­
de los autores (que al final beneficiaba también a la telectua l dentro de la teoría de la propiedad de Locke,
industria). Nace así el Estatuto de la Reina Ana en es la intangibilidad esencial de la creación literaria,
1710, la primera ley de copyright. artística o científica; el discurso lockiano se dirige
Unos ai'íos antes, una de las causas de la abolición siempre a los bienes tangibles (la tierra, los campos,
del conh'ol real en la edición de libros fue la labor del los árboles, etcétera); por oh'O lado, la primera ley de
filósofo y político 101m Locke, padre del liberalismo propiedad intelectual tardaría unos ai'íos en llegar y no
político clásico y a él que se debe acudir para funda­ podemos saber efectivamente qué hubiera opinado
mentar el concepto general de propiedad, punto de Locke.
partida de la mayoría de justificaciones del derecho Sin embargo, es cierto, tampoco podemos excluir
de autor. dogmáticamente que la propiedad intelectual sea una
Este autor, considera en su conocido Segundo en­ extensión del concepto general de propiedad: "Tam­
sayo sobre el gobierno civil (1689-1690) que existen poco es tan extrai'ío como puede parecer a primera
una serie de derechos "naturales" del individuo que vista, que la propiedad del trabajo de cada hombre
pueden ser demostrados a través del uso de la razón. pueda imponerse sobre la comunidad de la tierra.
Uno de estos derechos naturales, que serían innatos a Pues, de hecho, es el trabajo el que ai'íade la diferen­
la persona, es el derecho a la propiedad privada: " Así cia de valor sobre cada cosa". A partir de esta pre­
pues, en los primeros tiempos, el trabajo fue el que sunción, las sucesivas legislaciones han ido
concedió el derecho de propiedad siempre que alguien asunlÍendo el carácter "natural" de la propiedad y, por
lo aplicó sobre aquello que era propiedad común". defecto, la de la propiedad intelectual. Asunción que
Como reiteradamente repite Locke en dicho texto el ha generado no poca polémica. Ya hemos puesto de
esfuerzo, el h'abajo que se realiza sobre los bienes co­ relieve que la base lockiana del concepto de propiedad
munes de la humanidad (la tierra, los árboles, etcé­ puede entenderse de diferentes maneras.
tera) es lo que legitima que esa persona puede Así, por ejemplo, Sthephan Breyer, que llegó a ser
apropiarse para su uso de ese bien, pues, como afirma juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos,
este f ilósofo y político, "es el trabajo el que aporta la puso en un brete en 1971 a la tradición naturalista del

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derecho de autor al poner en duda algunos de sus prin­ los países nórdicos, en Europea y, como sabemos, en
cipios (Goldstein; 1999). Desde esta tradición natura­ España.
lista del derecho de autor se reclama que los autores Si alguna característica define la propiedad inte­
reciban una remuneración acorde con el valor que di­ lectual es precisamente la de ser "otro tipo de propie­
chas creaciones tien�n para la sociedad. Breyer cues­ dad". El hecho de aplicar la protección a algo que no
tionÓ este argumento con este otro: "pocos es tangible, la obra intelectual, es uno de los proble­
trabajadores reciben el salario que se aproxima al mas que se deben abordar. Ya en 1916, Ernest
valor total de lo que producen". Los contraargumen­ Bruncken ponía de relieve dicha sihlación. Muchas
tos a éste y otros problemas en la doctrina naturalista ideas con fusas sobre el tema derivan del hecho que
del derecho de autor vendrían de otro autor, Barry los abogados hablan del derecho de autor en términos
Tyreman. de "propiedad". Proteger lo intangible no es 10 mismo
Sacamos a colación la eterna discusión académico­ que proteger lo tangible. Esta es una característica in­
legal sobre la fundamentación del derecho de autor, salvable del derecho de autor. Así, la protección que
porque lejos de los argumentos actuales, la legitimi­ recibirá una obra es también "especial". Al comprar
dad naturalista del derecho de autor conlleva más pro­ una casa, un bolígrafo o un coche, la ley nos recono­
blemas de lo que parece a simple vista, y entendemos cerá como propietarios de esa cosa y nos dará el con­
que hay suficiente margen para discutir cuál debe ser trol directo del objeto adquirido -siempre bajo las
el alcance de la propiedad intelec­ limitaciones legales apli­
tual. Se puede defender que, en cables, claro está-, pero
definitiva, la propiedad intelectual en principio esa prople­
no es más que un privilegio que, dad la podremos vender,
legítimamente, el Estado otorga a alquilar, regalar, prestar,
su titular. A partir de esta concep­ etcétera. Podremos invi­
ción no vemos problemas para de­ tar en ella a quienes que­
finir el qué o el cómo y dónde ramos y esa casa será
deberían estar los márgenes de la siempre nuestra hasta
cuestión. Desde esta argumenta­ que queramos, salvo ex­
ción es dónde algunos han criti­ propiaciones legales, et­
cado la definición de un "derecho cétera.
de préstamo" (Vives; 2006). Paralelamente, nues-
No se trata tanto de poner en tro sentido moral nos se­
cuestión el derecho del autor a su obra, sino de qué ñala que no "está bien" entrar en casa de nadie ni
alcance debemos dar a ese derecho y si cabe estable­ muchos menos robar en ella. Si hiciéramos eso y ro­
cer restricciones o excepciones, como de hecho todas básemos en una casa, la persona afectada no podría
las legislaciones aceptan. Es sabido que al final del disfrutar del bien robado, porque nos hemos apro­
proceso, todas las producciones entran en el dominio piado de él, no lo tendría "disponible" para sí.
público y quedan libres de derechos de explotación. Mucho más difícil es proteger una cosa sobre la
El plazo de protección de las obras no es indefinido ni que no se puede predicar su disponibilidad. En la dis­
cualquier uso reservado. El binomio entre el derecho cusión sobre el canon por el préstamo bibliotecario,
de los autores y derecho de la sociedad a la cultura y una de los argumentos favoritos de los defensores de
a la información conlleva un necesario equilibrio. la medida es que la remuneración por los préstamos
Introducir, inventar, si que quiere, un nuevo dere­ realizados no debía de ser visto sino como un gasto
cho rompe el equilibrio -igual que la introducción de necesario para realizar el servicio de préstamo. Igual­
un nuevo límite o excepción-, por lo que cabe un de­ mente se criticaba a sus detractores con el argumento
bate profundo sobre la oportunidad de cualquier re­ que a un arquitecto no se le pedía que trabajara gratis
forma de la ley de propiedad intelectual, en un sentido para proyectar la biblioteca ni tampoco se le pedía a la
u otro. Puestos a proponer nuevos "derechos" de compañía de la luz una rebaja en la factura por el su­
autor, y partiendo del supuesto de que el derecho de ministro facilitado.
autor no tiene que ser el resultado de un derecho na­ A nuestro entender, el argumento carece de con­
tural, sino simplemente un monopolio otorgado por el sistencia para ser aplicado en esta situación. La "pro­
Estado, porqué no pensar en un derecho a remunera­ piedad intelectual" es algo esencialmente diferente a
ción por las lecturas de la prensa diaria realizadas en la energía eléctrica o al esfuerzo de un profesional,
los bares y cafeterías por los clientes de dichos esta­ precisamente por ello se legisla de oh'a forma. El es­
blecimientos. Algunos pensarán que es una exagera­ fuerzo de un profesional (sus horas) y el suministro
ción; el derecho de préstamo también tiene fecha, en eléctrico se rigen igualmente por la característica de

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Una de las acciones de los bibliotecarios contra el canon por préstamos. © Juan Manuel Valverde

ser bienes "indisponibles", es decir, si la compañía nos aquellos que se expresan pacíficamente y que disfru­
da luz a nosotros, no lo puede dar a otros (al menos los tan con serenidad de su propiedad tangible. Porque
kw concretos que nos suministra a nosotros). Igual­ esto amordaza nuestras voces, ata nuestras manos y
mente, si un arquitecto está dedicado al proyecto de echa abajo nuestras prensas, la ley de copyrights y pa­
nuestra biblioteca no podrá atender otros proyectos. tentes viola los mismos derechos que Locke defen­
Los kw y las horas de trabajo se "gastan", mientras dió".
que una obra literaria no se "gasta" por el hecho de La línea argumentativa en este caso es clásica, aca­
ser prestada o reproducida. bar demostrando que lo que se quiere defender (la le­
Ahondando en este argumento, y desde trinchera gitimidad de la propiedad intelectual), acaba
puramente liberal existe una crítica ética y económica pel]udicando el principio del que se parte (la propie­
a algunos principios del derecho de autor. Así por dad). Aunque el argumento parece válido -recorde­
ejemplo, Esplugas aborda dicha crítica desde dos ca­ mos que el liberalismo persigue el mínimo de límites
minos, el primero desde el fcll1damento ético de la li­ a la libertad individual- no hace falta citar aquÍ todas
mitación a la propiedad privada que supone la las situaciones en las que la ley nos impide disponer
propiedad intelectual. A su entender, la propiedad in­ plenamente de nuestros bienes. No podemos disfrutar
telectual estaría limitando el disfrute de nuestras pro­ de nuestro coche a 240 km/h (en vías públicas) ni po­
piedades. Tenemos nuestra maquinaria, tenemos demos disfrutar de nuestras armas cazando en reser­
nuestros productos, pero la patente de un medica­ vas naturales.
mento concreto nos impide fabricarlo. Espulgas cita a Más interesante nos parece el segundo argumento
Be ll (2002): "al invocar el poder del Estado, el titular que desde un discurso liberal podría hacerse en con­
de un copyright o una patente puede imponer reten­ tra de la propiedad intelectual, y que tiene que ver con
ción previa, multas, encarcelamiento y confiscación a la calidad de "disponibilidad" del bien a la que nos re-

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feríamos antes. En este caso, Esplugas se refiere a que no introduce ninguna variable lógica nueva, por lo que
"un bien es escaso cuando puede haber conflicto sobre el hecho en sí continua siendo igual de moral. Según
su uso por parte de m últip les actores humanos". Para este autor, la tecnología so lamente nos permite hacer
que no existan conflictos entre las personas, es cuando lo mismo que podríamos hacer de forma manuscrita o
la ley impone unas normas que controlan y definen la memorística.
propiedad. Esta es la base lockiana. Ahora bien, ¿lo Cabe decir que en ning ún momento Bringsjord está
que protege la propiedad intelectual es un bien es­ considerando la posibilidad de vender esa copia, sino
caso? ¿ Podemos aplicar la misma vara de medir? No, de su utilización por parte del usuario o máxime para
seg ún esta argumentación. La propiedad intelectual compartir en su ámbito privado (familiares, amigos,
protege la expresión de las ideas y el hecho que al­ etcétera). Así el argumento deductivo inicial de este
guien piense en un niño mago que tiene una varita má­ autor es el siguiente: "Cceteris páribus ('per­
gica, gafas y se llama Harry, no impide que otras maneciendo el resto constante 'J, es moralmente per­
personas puedan pensar lo mismo. Tampoco nada im­ misible para S copiar { . . .], sin autorización, y sin
pide que una coral cante una pieza musical determi­ pagar nada por ello, para su uso personal y de otros,
nada en Madrid al mismo tiempo que otra lo hace en mientras S no lo venda { . ..] o { .. .] haga un uso
Barcelona. La pieza musical no se gasta. público."
No debemos sorprendernos que desde la concep­ Entre los corchetes de la proposición anterior se
ción liberal se sospeche de la propiedad intelectual, al propondría la situación concreta en la que se produce
fin y al cabo se acaba desarrollando lo que más teme el acto de la copia, por ejemplo, "alquilar un DV D".
un buen liberal, el monopolio (sea éste estatal, real o Bringsjord utiliza el razonamiento deductivo a partir
privado). de doce casos diferentes que se van modificando de
forma que patiiendo de la situación más sencilla (la
¿Puede ser inmoral copiar un copia a través de la memoria) se va variando la si­
tuación hasta llegar a la proposición más compleja
documento?
(el uso de tecnología). Así, el caso sería el de una
No podemos negar que si existe actualmente un de­ persona que alquila una pelícu la, la mira en su re­
bate acalorado sobre el derecho de autor es porque no productor, la devuelve y posteriormente "recuerda"
siempre se acaba de entender cómo desde un punto imágenes y diálogos de la película. Nadie puede afir­
moral puede ser "malo", por ejemplo, hacer una copia mar que no sea moralmente adecuado "recordar" lo
de una canción y, enviarla a unos amigos. Alguna cosa visto en una película. Dicho acto no es posible sino
en nuestro interior, nuestra intuición -la voz interna o a través de una "copia" del documento. Recordamos
daimon socrático- no nos hace precisamente valorar y reproducimos interiormente la obra que hemos ad­
como inmoral dicha acción. A medida que la legisla­ quirido. Posteriormente los argumentos se van "com­
ción en materia de propiedad intelectual ha ido afec­ plicando", es decir, la persona que ha a lquilado la
tando más y más actos diarios que realizamos todos, película no solamente la recuerda, sino que la explica
algunas personas pueden preguntarse si no se está a sus amigos y así sucesivamente hasta plantear la
abriendo una brecha entre aquello legalmente prohi­ situación hipotética de una persona con memoria ex­
bido y aquello que nuestra consciencia percibe como trema que es capaz de recordar exactamente la pelí­
"bueno" o "no malo". Selmer Bringsjord (1989) lo ex­ cula y, a través, de un dispositivo especial, la película
pone claramente desde una perspectiva lógica: tene­ es vista por sus amigos a través de su cerebro. Ob­
mos la intuición [ética] que algunas formas de copia viamente, esta situación pertenece al ámbito de la
son permisibles y, en el momento en que no podemos ciencia ficción, pero la intención del autor es de­
hacer una distinción lógica entre diferentes formas de mostrar a través de la lógica formal que el acto de
copia, todas las modalidades de copia serían moral­ copia no es más o menos moral en función de la si­
mente aceptab les. tuación planteada, sino que en esencia se trata de un
Ahora bien, podríamos igualmente considerar que comportamiento ético.
no todas las formas de copia son iguales cuando entra Debemos introducir en este discurso un elemento
en juego la tecnología. ¿ Es lo mismo la copia manus­ imprescindible, y es la distinción entre "cultura"
crita que se realizaba en los monasterios de la Edad (creación) e "industria cultural" (producción y distri­
Media que la copia digital? ¿ Es lo mismo explicar una bución) ya que se nos antoja que no siempre tienen
película a los amigos con pelos y señales que pasarles porque tener intereses coincidentes, de hecho puede
una copia? Obviamente sus efectos son diferentes y existír una cultura sin industria cultural, nadie puede
gracias a la tecnología, copiar resulta más cómodo, negar la existencia de culturas en sociedades primiti­
sencillo y económico. Sin embargo, para Bringsjord, vas que no han dispuesto de industria cultural y
la utilización de la tecnología en el proceso de copia sabemos que no todos los productos de la industrial

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tienen porque entrar en la categoría de obras de crea­ han manifestado su acuerdo con la posibilidad de que
ción. los autores y sus instituciones puedan usar y colgar
Es recurrente acudir a la importancia que la "cul­ los contenidos creados por ellos para usos internos y
tura" tiene en nuestro P I B ( Batista [4]), ahora bien, no comerciales (7).
cabe preguntarse si todo lo que produce dicha indus­ "El problema fundamental de la propiedad
tria merece ese nombre o si los legítimos intereses de intelectual como categoría ética es que ésta es pura­
la industria cultural no pueden limitar la creación cul­ mente individual. SeiDealiza en el creador de la obra
tural. Hasta el mismo Kant, que tanto se cita para fun­ intelectual y en aquellos que tienen derechos sobre la
damentar el derecho moral del autor a su obra, obra. Hay verdad en esto, pero no toda la verdad. Se
afirmaba que traducir o realizar una obra derivada no ignora el papel social del creador y de su propia obra,
debería considerarse una violación del derecho de olvidando así las relaciones éticamente significantes
autor (Palmer; 1990); es más, para este autor la base con el resto de la sociedad. El equilibrio se pierde."
del derecho de autor sería la "palabra", si no hay pa­ Mc Farland (1999)
labra, no hablÍa derecho de autor (por ejemplo en la
obra plástica). Derecho de autor y deontología
No olvidemos que la propiedad intelectual se de­
profesional
sarrolla precisamente para fomentar y proteger a la
cultura y a sus autores. Actualmente, un autor puede ¿ Cómo debemos relacionarnos los bibliotecarios­
sentirse aforhmado si llega a percibir el 10% del pre­ documentalistas con el derecho de autor? Cierta­
cio de venta al público de un libro, el resto ... es in­ mente, los últimos años no han sido un camino de
dustria. Podemos plantearnos si efectivamente la rosas en este aspecto: el canon de las fotocopias, el
legislación del derecho de autor puede llegar a tener canon por copia privada, el canon del préstamo. El re­
efectos adversos, no en la industria, sino en la misma forzamiento en materia legislativa ha puesto de relieve
creación ( Smiers; 2006) la necesidad de abordar la conciliación entre el dere­
Véase sino si el modelo actual de comunicación cho del autor a la explotación de su obra y la función
científica no es un cortapisas al progreso científico esencial de las bibliotecas como lugares de acceso a la
desde el momento en que un oligopolio controla la cultura y a la información. No podemos augurar que
edición de los resultados de las investigaciones cien­ en el futuro no se mantengan ciertas tensiones pero en
tíficas (5). El autor científico, que no cobra por pu­ todo caso los bibliotecarios-documentalistas nos en­
blicar, debe someterse a la ley de la industria para contramos de lleno inmersos en la dialéctica derecho
poder ver publicada su obra, cediendo en exclusiva la de autor-acceso a la información.
explotación de su obra. Frecuentemente, la instihlción Pasa aquí y en el resto del mundo. Es más, en los
del científico deberá pagar (sí) para que dicha obra países de tradición anglosajona ya se tiene asumido
sea publicada y la misma institución deberá comprar el rol del bibliotecario-documentalista en cuestiones
dicha obra para su biblioteca al precio que determine relativas a la propiedad intelechlal en la figura del
naturalmente la industria (6). Damos por supuesto "librarian copyright" (Vesely; 2007). Así por ejem­
que, además, la institución paga el sueldo, el labora­ plo, en los Estados Unidos de América, la Copyright
torio, etcétera. al científico para que pueda realizar su Office (8) forma parte de la Library of Congress
investigación. Difícilmente podría considerarse in­ desde su fundación. Las funciones que desarrolla la
moral que un científico cuelgue en su página web su Oficina de Derecho de Autor son tales que la hacen
artículo cuando la financiación básica del producto ha estar en la primera línea de discusión en los aspectos
sido a cargo del autor y de su institución. Puede ser legales sobre el tema. Seguramente es un escenario
ilícito jurídicamente pero dificilmente será inmoral. todavía alejado para nuestro entorno. Otros colecti­
La sección 8 del artículo 1 de la Constitución nor­ vos, como asociaciones de internáutas o de consu­
teamericana reconoce el derecho a la propiedad inte­ midores parece que se prodigan más en el debate
lectual de la siguiente forma: "To promote the sobre el tema, o al menos, que tienen más incidencia
progress of science and use ful arts, by securing for li­ mediática.
mited times to authors and inventors the exclusive En España todavía estamos trabajando en este tema
right to their respective writings and discoveries". con una cierta soledad. Así por ejemplo, en la compa­
Cabe preglrntarse si el modelo actual de comwlicación recencia ante la Comisión del Congreso de los Dipu­
científica y otros muchos ejemplos cumplen efectiva­ tados durante la tramitación del proyecto de la Ley de
mente con el mandato constitucional ( Lipinski; 2006). la lectura, del libro y de las bibliotecas (19/02/2007),
En este sentido, parece que algunas asociaciones Juan Mollá, presidente de la Asociación Colegial de
de editores científicos han movido ficha, y viendo la Escritores ( A CE) se refería a las bibliotecas y la pro­
necesidad de conjugar los derechos de unos y otros piedad intelectual en los siguientes términos:

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"Por la misma razón, pienso que dentro del capí­ tiendo sin más estudio crítico. Su concepción como
tulo y, dedicado a las bibliotecas, debería expresarse derecho natural es, cuando menos, discutible.
entre los principios que las rigen, en el artículo 11.2, Todo esto no obsta a que en la defensa del derecho
un apartado, que seÍ'íalaríamos con la letra e), que alu­ de autor estemos todos, autores y usuarios, pero for­
diera al respeto a los derechos de propiedad intelec­ mando parte de un discurso común. Frecuentemente
tual, porque es en las bibliotecas donde a veces las bibliotecas pueden acabar sufriendo los efectos no
tenemos problemas los autores, y seguramente todos deseados de una legislación demasiada encaminada a
ustedes conocen los problemas que ha habido entre proteger exclusivamente los derechos de explotación
los autores y los bibliotecarios. El respeto a los dere­ de aquellos que los tienen adquiridos.
chos de propiedad intelectual falta enh'e los princi­ Si puede servir como punto de partida, destacare­
pios que deben regir las bibliotecas" . mos el artículo tercero del Código Deontológico del
"Los problemas que ha habido entre los autores y Col'legi Oficial de Bibliotecarios-Documentalistes de
los bibliotecarios" o "el respeto a los derechos de pro­ Catalunya (10). En dicho texto encontramos: "Los bi­
piedad intelectual falta entre los principios que deben bliotecarios-documentalistas velan por el equilibrio
regir las bibliotecas" son opiniones seguramente re­ entre los derechos de los autores en su obra y el dere­
sultado del error que todavía existe en confundir "pro­ cho de acceso a la cultura y a la información de los
piedad intelectual" como imperio absoluto del ciudadanos".
derecho de explotación. Así, cualquier argumento que La palabra a destacar aquí es el concepto de "equi­
vaya en la línea de compensar o limitar ese derecho librio", y dicho término se ajusta muy bien a buscar un
pasa a ser el enemigo. Tampoco parece que se aprecie sistema que éticamente satisfaga los diferentes inte­
la tradicional función de las bibliotecas en su función reses en juego. Es cierto que conciliar intereses con­
de "mediación" entre los diferentes intereses en juego. trapuestos puede resultar dificil pero son
Otra gran biblioteca nacional, la British Library, pu­ contrapuestos si no se está de acuerdo en lo funda­
blicó los últimos meses un interesante manifiesto (9) mental, que la propiedad intelectual lo que busca es
en donde explicitaba esta función de mediación: el fomento de la cultura y las artes. Flaco favor se hará
"La British LibrQ/y está en una posición única a dicho fomento desde posiciones enrocadas en la
para actuar en tanto que voz principal y agente hon­ "barra libre" o en "todo siempre reservado". Aquí no
esto en el debate que la revolución digital ha gener­ hay ética que aplicar, solamente dogma.
ado. La British Libraly ha jugado siempre un De este necesario equilibrio surge el concepto de
particular e importante papel en el marco de los dere­ fair use (1 1) (uso justo) (Rife, 2007) en la docttina an­
chos de autOl; haciendo de punto de apoyo del equi­ glosajona del derecho de autor, asimilable al concepto
librio de los derechos de autor y siendo reconocidos de excepciones y límites en la legislación continental
para oFecer este punto de vista equilibrado. Es por europea. La doctrina del fair use. Dicha doctrina ad­
ello, que la Biblioteca tiene un importante papel a de­ mite el uso justo de las obras sin autorización, siem­
sempeíiar asegurando la vanguardia del Reino Unido pre que se cumplan una serie de condiciones:
en el nuevo mundo digital". l. El objetivo y carácter del uso (si tiene ánimo de
Cuando uno se enfrenta al derecho de autor desde lucro o no).
el punto de vista legal, se da cuenta de que muchas 2. El tipo de obra que está protegida.
opiniones que se dan son meros dogmas o verdades a 3. La cantidad de la obra que se quiere utilizar.
medias: "fotocopiar es un delito", "prohibido repro­ 4. La repercusión en el mercado de dicha utiliza­
ducÍl' y prestar", "copiar un cd es ilegal", etcétera. Con ción.
la ley en la mano es fácil comprobar que ésta, preci­
samente por la naturaleza especial de la propiedad in­
¿Existe, pues, una tercera vía?
telectual (intangible, siempre disponible, etcétera)
impone unos límites y excepciones en el ejercicio de Cada vez más son las voces que alertan que un vi­
tales derechos. Tales límites y excepciones son palie raje de las leyes del derecho de autor hacia un au­
indisoluble de la propiedad intelectual. No existen de­ mento de la protección sobre las obras creativas puede
rechos totalmente absolutos (con excepción segura­ dificultar el progreso de la sociedad de la informa­
mente del derecho a la vida) y el derecho de autor no ción, y no nos referimos solamente a la exigencia de
es una excepción. un pago para determinados servicios, sino a proble­
Si la aproximación legal al tema ya nos demuestra máticas concretas como la difusión de la comunica­
que los diferentes discursos que se realizan no siem­ ción científica, la explotación de las obras huérfanas
pre reflejan el espíritu de la ley, el estudio filosófico, o la difusión de las obras que las editoriales ya no ex­
como hemos visto abre unas cuantas brechas en el cor­ plotan (obras descatalogadas pero con derechos de
pus dialéctico del derecho de autor que se va repi- autor en vigor).

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ÉTICA Y BIBLIOTECAS

Por obras huérfanas se entiende aquellas obras que - Considerar el modelo norteamericano de gestión
continúan estando protegidas por la legislación, pero de las obras huérfanas (aquellas obras de las que es
de las que se desconoce el propietario de los derechos dificil determinar quienes son sus propietarios).
de autor o simplemente son ilocalizables. Legalmente - Asimilar el plazo de protección de las obras no pu­
son obras "bloqueadas", no se tiene a quien recurrir blicadas a las de las obras publicadas.
para autorizar su difusión. ¿ Cómo se podría acusar a A estas propuestas se podrían añadir otras, como
nadie de inmoral por la difusión sin ánimo de lucro de la entrada en el dominio público de forma inmediata
dicha obra? Igualmente, ¿qué sentido ético cabe en el de las obras editadas por gobiernos, los resultados de
hecho que una editorial que no tiene intención de re­ la investigación financiada con dinero público (15), o
editar una obra pueda impedir su difusión por otras las producciones de los teatros, salas de conciertos,
vías si además no existe ánimo de lucro? Si el objetivo públicos, etcétera; en definitiva, devolver al espacio
es la promoción de la culhlra y los mecanismos del común aquello que ha sido creado con dinero público.
derecho de explotación, ¿no está bloqueando el me­ Como puede apreciarse, no se trata de propuestas
canismo el objetivo inicial? que subviertan las leyes de propiedad intelectual, so­
Estos problemas ya se han puesto de manifiesto lamente se trata de repensarlas de forma que cumplan
en el informe del grupo de expertos creados dentro el cometido para el que fueran creadas. Las recientes
de la European Digital Library Initiative (12) en­ reformas aprobadas de la ley de propiedad intelectual
marcado en los trabajos de impulso de la Biblioteca española no parece que quieran favorecer esta línea, y,
Digital Europea. En el mismo sentido, la Comunica­ a nuestro entender, el margen que la Comisión Euro­
ción de la Comisión al Parlamento Europeo, sobre la pea dejaba a los estados en lo que respecta al estable­
digitalización y la accesibilidad en línea del material cimiento de excepciones a favor de usos bibliotecarios
cultural y la conservación recomienda a los estados o académicos ha sido cercenado mucho más que la ló­
miembros, entre otras cosas (13) que mejoren las gica del equilibrio permitiría admitir (Vives; 2007).
condiciones para la digitalización y la accesibilidad Finalmente, no podemos olvidar en este nuevo es­
en línea del material cultural: a) creando mecanis­ cenario la irrupción del acceso libre a la información
mos que faciliten la utilización de las obras huérfa­ (open access). Ciertamente existen diferentes posi­
nas, previa consulta con las partes interesadas; b) ciones dentro de la misma idea, desde los que abogan
estableciendo o promoviendo mecanismos volunta­ simple y llanamente por la abolición de cualquier de­
rios para facilitar la utilización de obras que están recho de explotación -posición que nos es extraña­
agotadas o ya no se distribuyen, previa consulta con hasta aquellos que propugnan desde posiciones más
las partes interesadas; c) promoviendo la publicación moderadas la necesidad de compaginar el derecho del
de listas de obras huérfanas conocidas y de obras de autor a la explotación de su obra con la de fomentar la
domino público; d) determinando qué obstáculos "liberación" de contenidos, con el consentimiento ex­
existen en su legislación para la accesibilidad en preso del autor. No nos deberíamos llevar a engaños,
línea y la consiguiente utilización de material cultu­ el llamado copy/ejf
ral de dominio público y tomando medidas para eli­ tionar la propiedad intelectual a partir de otros princi­
minarlos. pios, con el mismo respecto al derecho del autor
En el British Library Manifesto, citado anterior­ (Vives; 2005).
mente, esta biblioteca nacional pone sobre la mesa En este sentido también es necesario recordar que
unas fronteras que no se deberían sobrepasar: la ley no impide en ningún caso la "liberación" de la
- El entorno digital no debería modificar substan­ información. La ley le entrega al autor el monopolio
cialmente el marco legal en lo que se refiere al de su obra y éste puede hacer con ella lo que considere
concepto de fail' dealing (límites y excepciones más adecuado.
en nuestro ordenamiento jurídico) y que los pri­ La bibliotecas tenemos mucho camino todavía por
vilegios a favor de las bibliotecas en entornos recorrer en la utilización de la ley de propiedad inte­
analógicos deberían ser iguales en un entorno di­ lectual con la finalidad de "liberar" la información.
gital. La adopción de las licencias de la Fundación de
- Los sistemas digitales de gestión de derechos Creative Commons u otros tipos de licencias son el
(DRM) no deberían impedir los usos legítimos re­ primer paso para mantener en dominio público aque­
conocidos en entornos analógicos. llo que la ley mantendría por defecto reservado. !el
- Las bibliotecas deberían poder hacer copias de do­
cumentos audiovisuales para su conservación.
Josep Vives i Gracia
- No se debería aumentar el plazo de protección de Biblioteca de l'Escola Politecnica d'Enginyeria Superior
los documentos sonoros sin evidencias empíricas y de Vilanova i la Geltrú de la Universitat Politecnica de
Catalunya
considerando las necesidad sociales (14).

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ÉTICA Y BIBLIOTECAS

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