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nte material se repro


oduce conn fines estrrictamente académic cos y es
para uso exclusivo de los esttudiantes d
de la mate
eria Partidoos Políticoos de la
Facultadd de Dere echo y Ciencias S Sociales de
d la Univversidad Iccesi, de
acuerdo con el Artíículo 32 de
e la Ley 23
3 de 1982. Y con e el Artículo 22
2 de la
Decisión 351 de la Comisión del Acuerd do de Cartaagena.

ARTÍCUL
LO 32:

“Es perm mitido utiliza


ar obras literarias o artísticas o parte de e ellas, a título
t de
ilustración en obrass destinadas a la enseñanza, por p medio de publica aciones,
emisiones o radiodifusiones o grabacio ones sonorras o visua ales, dentro
o de los
límites juustificadoss por el fin
f propue esto o co omunicar ccon propó ósito de
enseñanzza la ob bra radiodifundida para fin nes escollares edu ucativos,
universitaarios y de formación
f personal sin
s fines de lucro, co on la obligaación de
menciona ar el nombre del auto or y el título
o de las assí utilizadass”.

Artículo 22
2 de la De
ecisión 351
1 de la Com
misión del Acuerdo C
Cartagena..

ARTÍCUL
LO 22:

Sin prejuicio de lo dispuesto en el Cap pítulo V y en el Artícculo anteriior, será


lícito realizar, sin la
l autoriza ación del autor
a y sin
n el pago de remun neración
alguna, loos siguienttes actos:

b) Repro oducir por medio reprográficcos para la enseñ ñanza o para la


realizació
ón de exám menes en institucione
i es educativvas, en la medida jus stificada
por el fin
n que se persiga,
p a
artículos líccitamente publicadoss en perió ódicos o
coleccionnes periódicas, o breves extracctos de obrras lícitame ente publiccadas, a
condiciónn que tal utilización
u s haga co
se onforme a los usos h honrados y que la
misma no o sea objeto de venta o transacción a títu ulo onerosso, ni tengaa directa
o indirecttamente fin
nes de lucrro;...”.
Primera edición en inglés, 2007
Primera edición en español, 2009

Mangabeira Unger, Roberto


El despertar del individuo : imaginación y esperanza . - l a ed. -
Buenos Aires : Fondo de Cultura Económica, 2009.
352 p. ;21 x 14 cm. - (Filosofía)

Traducido por: María Julia De Ruschi


ISBN 978-950-557-826-9

1. Filosofía. 2. Pragmatismo. 1. De Ruschi, María Julia, trad. 11.


Título

CDD 144.3

Armado de tapa: Juan Balaguer

Título original: The SeIfAwakened. Pragmatism Unbound


ISBN de la edición original: 978-0-674-02354-3
O 2007, President and Fellows of Harvard College

D.R. O 2009, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA, S.A.


El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires, Argentina
fondoQfce.com.ar / www.fce.com.ar
Carr. Picacho Ajusco 227; 14738 México D.F.

ISBN: 978-950-557-826-9

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Hecho el depósito que previene la ley 11.723
262 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

aprendizaje avanzados. No obstante, ni es posible dejarlos entrar,


ni una mayor plasticidad técnica y económica puede reconciliarse
con una mayor inclusión social, a menos que empecemos a cam-
biar la totalidad de la estructura. Podemos cambiar la totalidad de XII. LA RELIGIÓN.
la estructura parte por parte y paso a paso. No necesitamos, no EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO
deberíamos querer un plan. Todo lo que se requiere es una clara
concepción del rumbo y un abundante conjunto de conjeturas
provisionales acerca de los próximos pasos a seguir.
La cooperación experimentalista, con sus condiciones no rígi-
damente definidas pero exigentes, es tanto un medio como un fin,
un método y un resultado. De todos modos, permanece a ciegas Sólo un necio se dirigiría a una doctrina abstracta para obtener
hasta que es inspirada por una cantidad de programas en compe- instrucciones claras, abarcadoras y confiables para su propia vida.
tencia, cada uno de los cuales sugiere una dirección y una serie de No obstante, una filosofía que le dé primacía a lo personal debe
pasos a seguir. El pragmatismo radicalizado se convierte en una responder a la pregunta "¿Cómo debería vivir?". Los argumentos
política transformativa. de este libro se basan en la misma concepción del individuo que
da origen a la idea de una permanente creación de lo nuevo en la
sociedad. Esta concepción del individuo propone una actitud ante
algunos de los problemas centrales de la vida, aunque no es capaz
de generar o sostener por sí misma el desarrollo de una concep-
ción moral. No brinda ni una descripción detallada ni una defensa
definitiva del curso de la vida. De todos modos, señala un rumbo.
Cuando pensamos en los enigmas y en los anhelos centrales
de nuestras vidas, enfrentamos dos problemas recurrentes, domi-
nantes y que se superponen: los problemas de conexión y trascen-
dencia. Éstos estaban incluidos en la concepción del individuo
con la que empezamos estos planteos, y se mostraron en la super-
ficie cuando la argumentación fue girando sobre su eje, de con-
cepción a orientación.
El problema de las conexiones es un conflicto entre las condi-
ciones que permiten el desarrollo de la individualidad. Necesitamos
de otras personas, por razones prácticas, emocionales y cognitivas.
Nuestra necesidad de ellas es ilimitada e insaciable; experimenta-
mos todo lo que hacen por nosotros como un pago por adelantado
para una transacción que no puede completarse.Construimos nues-
tro ser a través de la conexión. Sin embargo, el riesgo que corremos
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a causa de las demás personas también es ilimitado: su existencia, denamientos familiares. Por lo tanto, esta alteración de los contex-
más allá de cualquier conflicto particular de intereses o de volun- tos va acompañada de una lucha en nuestro interior y entre noso-
tades, ejerce una presión sobre nosotros de una manera constante. tros, y cuando es entre nosotros, puede ir desde una conversación
Por lo tanto, nos acercamos y nos alejamos de ellos, oscilando en- hasta una guerra.
tre la proximidad y el distanciamiento. A menudo nos instalamos Nuestra humanidad y también nuestros intereses particulares
a una cautelosa distancia media. y nuestros ideales requieren que resistamos y luchemos. A través
La libertad como autodominio representaría moderar el cho- de esta experiencia, enfrentamos una contradicción entre dos as-
que entre los requisitos que permiten nuestra autoafirmación. pectos de nuestra humanidad que son tan importantes como las
Nuestra experiencia más convincente de esa reconciliación es el exigencias conflictivas que imponemos a la conexión. Necesita-
amor personal. En su más plena expresión, el amor personal ofrece mos involucrarnos en un determinado mundo social y cultural.
una experiencia de reconocimiento a través de la imaginación y la La libertad surge del involucramiento tanto como de la conexión.
aceptación del otro como individuo radical. Sin embargo, dificulto- Sin embargo, cada involucramiento de este tipo amenaza con con-
samente esa experiencia puede abarcar nuestra vida social más allá vertirse en una rendición: rebajarnos de creadores a títeres. De
de los alcances de nuestros encuentros más íntimos y completos. este modo, pareciera que estamos obligados a elegir, cada vez, en-
El problema de la trascendencia es una contradicción entre dos tre un involucramiento que al mismo tiempo nos libera y nos es-
conjuntos de exigencias que ubicamos en los mundos organizados claviza, y un retraimiento, a causa de nuestras reservas mentales o
sociales y culturales en los cuales nos movemos. No podemos en- por una rebelión externa. Este retraimiento preserva nuestra inde-
contrar un escenario definitivo para nuestra humanidad -un espa- pendencia, pero desperdicia su sustancia. Lo que necesitamos es
cio natural social y cultural que pueda dar cabida a todo lo que involucrarnos, con entusiasmo, sin reservas, sin rendirnos.
vale la pena hacer, sentir y pensar-. No existe ese espacio natural. De este modo se gesta la ambición de cambiar el carácter bá-
Sólo hay mundos particulares que construimos y habitamos. sico y el contenido concreto de los contextos de instituciones y
Esos mundos nos convierten en lo que somos. Nos fojan. Sin creencias contra los cuales siempre debemos finalmente rebelar-
embargo, nunca nos fojan por entero. Siempre queda un resto de nos. Intentamos construir un mundo organizado de tal manera
capacidades no usadas para la acción, la asociación, la pasión y la que haya menos discontinuidad entre estar dentro de él y fuera de
comprensión que valen la pena. Hay siempre más en nosotros que él, entre seguir las reglas y cambiarlas. En la medida en que tenga-
en cualquier contexto o lista de contextos retrospectiva o prospec- mos éxito, seremos capaces no sólo de dar cumplimiento con ma-
tiva. En comparación con esos contextos, somos infinitos; ejer- yor eficiencia a nuestros intereses e ideales particulares, sino tam-
ciendo presión contra sus límites, descubrimos que hay siempre bién de desarrollar de una manera más plena nuestra humanidad.
algo más dentro de nosotros. Nuestro mundo no será ya un lugar de exilio o una prisión. Lle-
La realización de nuestros intereses reconocidos y de los idea- vará grabada más claramente la marca de la infinitud.
les que profesamos nos fuerza finalmente a avanzar más allá de lo El problema de la trascendencia está imbricado en el pro-
que nos permite el marco establecido. Cuando empezamos a ha- blema de las conexiones. Nuestro poder de reconciliar nuestra ne-
cerlo, la engañosa claridad de nuestros intereses e ideales se des- cesidad y deseo infinito de otras personas con la prevención de
vanece. Descubrimos que su aparente claridad dependía de su los riesgos en los cuales éstas nos colocan es limitado fuera del
asociación en nuestras mentes con prácticas convencionales y or- dominio privilegiado del amor personal. Nuestro mayor logro,
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por lo general, consiste en mantenernos a una distancia interme- mado a pecho el mensaje de la autoconstrucción a través de la re-
dia. Incluso en las democracias más libres y más prósperas conti- sistencia al mundo y a las versiones rígidas de uno mismo.
nuamos prisioneros, siervos de un esquema compulsivo de divi- En primer lugar, debemos dejar de lado las fantasías de seres
sión y de jerarquía sociales y de una asignación estereotipada de y vidas múltiples. Debemos consignarnos a una trayectoria en
papeles sociales. particular, y aceptar sus consecuencias para la persona en la que
No podemos entregarnos los unos a los otros como indivi- nos vamos a convertir.
duos plenos más allá de las fronteras del amor personal porque Luego debemos continuar ese violento acto de automutila-
aún no nos hemos convertido en esos individuos plenos. Lograrlo ción con una lucha para aprender a sentir los movimientos fantas-
es parte del trabajo de cooperación experimentalista de una de- males de los miembros perdidos: por un acto de amor imagina-
mocracia de alta energía, que equipa al individuo con mayores y tivo, debemos conjeturar las experiencias de las personas en las
más variadas capacidades. Fortalece su libertad apartándolo de que no nos convertimos. Esta ampliación del sentimiento de la
los tropismos heredados de la cultura y de los automatismos de la propia individualidad se une a nuestra oportuna experiencia de
sociedad. Hace posible para más personas, en un terreno más am- identificación y de compasión para establecer una base para acep-
plio, la magnanimidad de los fuertes. tar e imaginar a otras personas.
El problema de la conexión está imbricado en el problema de Más tarde, mientras luchamos a partir de una determinada
la trascendencia. Lo está como una condición y como una meta. Así ubicación en el mundo con los límites de nuestras circunstancias y
como el niño está mejor capacitado para correr los riesgos de su de nuestra comprensión, y le hacemos frente a la tentación de con-
autoconstrucción si se siente protegido por el amor de sus padres, fundir la desilusión con la sabiduría, se empieza a formar a nues-
los hombres y las mujeres serán más capaces de desafiar y de cam- tro alrededor un caparazón con la materia de nuestro carácter y
biar piezas de su contexto si se sienten seguros y fortalecidos por de nuestros compromisos. Parte de este caparazón proviene de
sus vínculos con los demás, como también por sus derechos bási- nuestro interior: las predisposiciones habituales de un individuo
cos y sus capacidades. La libertad que adquirimos mediante la per- forman su carácter. Esas rutinas son indispensables: brindan un
manente reinvención del futuro y de la transformación cualitativa lugar coherente y seguro desde el cual podemos embarcarnos ha-
de nuestros contextos sena una meta demasiado dura y deshuma- cia la aventura y la experimentación. De todos modos, nuestra li-
nizadora, un ideal demasiado estrecho y peligrosamente heroico, si bertad y nuestra vitalidad también requieren resistencia contra
no prometiera una base para relacionarnos de una manera más nuestro propio carácter como otra forma de reducción de lo ilimi-
plena y más productiva con otras personas. tado a lo limitado y de lo sorprendente a lo formulaico. Parte del
caparazón también proviene del exterior: la resignación ante los
límites de las circunstancias individuales. Empezamos a pensar
CÓMOSE NOS PRESENTAN ESTOS PROBLEMAS que la vida que llevamos es la única que tendremos, y termina-
A LO LARGO DE UNA VIDA mos aceptando que lo que elegimos es nuestro destino.
Esta combinación de un carácter que se vuelve rígido y de
Los problemas de la conexión y de la trascendencia se nos presen- compromisos que no se desafían tiene por resultado una momifi-
tan bajo otro cariz en una secuencia característica a lo largo de la cación del individuo. Empezamos a morir de muchas pequeñas
vida, de las vidas más ambiciosas, vividas por quienes se han to- muertes. Luego sólo nos queda vivir desgarrando esa momia que
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empieza a recubrirnos. No la desgarramos siendo virtuosos o jus-


tos; la desgarramos más bien para poder vivir de manera de tener 1 que no podemos hacer durar y que se entrelazan con los apetitos,
los esfuerzos y los dolores del cuerpo. Ningún progreso de las
l
que morir una sola vez. 1 ciencias naturales podrá eliminar estas sombras. Al fin y al cabo,
No podemos desgarrarla por medio de un acto directo de la las ciencias pueden ofrecernos sólo una historia del universo y de
voluntad. No obstante, la voluntad puede ejercer una poderosa la limitada y efímera regularidad que puede surgir en ciertos mo-
influencia indirecta si la guía una visión de sus oportunidades mentos de esa historia. No puede hacer nada para reducir la dis-
morales. Progresamos por medio de una dinámica de involucra- tancia entre el ser y la nada, o para explicarnos cómo y por qué el
miento y de autotransformación. Si nos echamos hacia atrás en ser surge de la nada, o por qué no somos Dios en vez de unos se-
una postura de desapego irónico, nos volvemos de piedra. Al res condenados. No puede responder a ninguna de estas pregun-
identificarnos con determinadas creencias y formas de vida, al so- tas -ni ahora ni nunca- porque piensa con nuestras mentes encar-
meternos con esa identificación a la derrota y el desencanto, al nadas y no con la mente de Dios.
arriesgarnos a la subversión de nuestra fe en manos de la reflexión Nuestra mortalidad centra nuestra experiencia en una breve,
y de la experiencia, continuamos viviendo. Aprendemos, por me- irreversible y dramática sucesión de misterios. Mientras pasamos
dio de la acción, a tener esperanza. de una persona a otra, y a nuestras tareas y compromisos, pone-
¿Qué concepción de nuestra situación puede justificar esta mos en esos frágiles encuentros, rutinas domésticas y pasiones
ambición en el curso de una vida, reconociendo sus abismos de falibles la carga del deseo ilimitado por lo ilimitado. No están a
sufrimiento y de oscuridad, pero construyendo sobre la base de la esa altura.
idea del individuo de la que partimos? Consideremos tres soluciones para los problemas de la co-
Consideremos primero las circunstancias más abarcadoras nexión y de la trascendencia, contemplados en este trasfondo de
dentro de las cuales nos enfrentamos a los dilemas de la conexión dificultades e ignorancia: la narrativa de la salvación, la extinción
y de la trascendencia, que nos someten a sus expresiones caracte- del yo y el despertar del individuo.
rísticas a lo largo de la vida. Por una parte, nos encontramos arras- La narrativa de la salvación ubica nuestra lucha con los pro-
trados en direcciones contrarias por la excitación y el hastío. blemas de conexión y de trascendencia en un contexto más abar-
Cuando logramos por un tiempo aplacar nuestras ambiciones, cador de significación y de esperanza. Las relaciones entre las per-
frustraciones y diversiones -el incesante deambular entre casos sonas prefiguran nuestra relación con Dios, quien, de un modo
particulares, el desesperado esfuerzo por hacerles llevar una carga misterioso, nos necesita como nosotros lo necesitamos a Él e inter-
que no resisten-, caemos en un estado de pasividad y aburri- viene, de una manera dramática, decisiva e irreversible, en el
miento. Nuestros felices momentos de involucramiento en la tarea tiempo histórico. Su intervención, que comienza en la historia y se
que tenemos entre manos, o con otra persona, pronto son devora- prolonga en la eternidad, nos prepara, a nosotros y al mundo,
dos por su alternancia con la futilidad y el vacío. Con esta sensibi- para superar los conflictos entre las circunstancias finitas y el de-
lidad experimentamos el sufrimiento como la consecuencia pri- seo infinito, entre el miedo a la conexión y la necesidad que tene-
mordial de nuestra humanidad, que exige infinitud a lo finito y mos de ella. Incluso nuestros grandes proyectos seculares -como
accesibilidad a lo infinito. la causa de la democracia y el alivio de la pobreza y de la opre-
Por otra parte, la oscuridad rodea nuestra existencia atormen- sión- ganan en significado por la participación que tienen en el
tada, que nos parece un sueño, salpicada aquí y allá por alegrías trabajo de la redención.
EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

¿Podemos creer en esa narrativa porque queremos creer en aunque no se puede erradicar, también resulta autolimitante:
ella? Si tratamos de salvar nuestra fe reduciéndola a una alegoría pronto chocamos contra la resistencia que nos ofrecen otras perso-
-traduciendo el registro del encuentro personal con Dios en una nas tal como son en la actualidad y por la sociedad tal como es en
concepción impersonal de la piedad y de la moral-, la vaciamos la actualidad. Así, el elemento de profecía autocumplida en nues-
justamente de esos aspectos que le permiten hablar de una ma- tras ideas sociales y personales nos obliga a confrontamos con la
nera más directa y poderosa a nuestras angustias y a nuestras es- realidad más que permitimos confundir el confort con la verdad.
peranzas. La recuperamos sólo destruyéndola. Una segunda solución a los problemas de la existencia es la
No podemos eludir un juicio de su verdad -la verdad de los aniquilación del yo. Podemos encontrar diferentes versiones de
acontecimientos históricos y transhistóricos que narra-. Si es una este tema en las filosofías de Schopenhauer o de Plotino, como
forma de estimular la voluntad y de consolar a la mente, adolece también en algunos aspectos de las enseñanzas de Buda o de Lao
del defecto de las narrativas de redención política, social y econó- Tse. Propugna la suspensión del esfuerzo individual mediante
mica, como el marxismo, que durante tanto tiempo inspiraron y una identificación de la conciencia con la realidad universal y ú1-
tergiversaron las limitaciones y las posibilidades de nuestra situa- tima más allá del yo. Logramos la reconciliación con otras perso-
ción. El resultado es que vemos con menos claridad y que somos nas y con nuestras sociedades y culturas devaluando radicalmente
menos libres. distinciones fenoménicas y de la identidad individual.
Parece extraño hacer este reclamo de veracidad en una argu- En esta respuesta existe una relación recíproca entre la visión
mentación que se centra en temas y compromisos prácticos. Nin- metafísica y la orientación existencial. La negación de la realidad
gún aspecto de la tradición del pragmatismo está más difundido última de las distinciones en la multiplicidad justifica el abandono
en el conocimiento vulgar que la idea de que esa tradición pre- de todo esfuerzo, con su terrible alternancia entre el desasosiego y
senta una visión de la verdad meramente instrumental. Aquí, sin el hastío. El cese del esfuerzo nos aparta de las confrontaciones
embargo, he planteado que el elemento de esa tradición que más que mantienen vivas en nuestras mentes las distinciones del
motivos tenemos para rescatar y desarrollar, más que la subordi- mundo manifiesto.
nación de la creencia a la conveniencia, es la primacía de lo perso- El costo moral de la aniquilación del yo es el efecto que sus
nal sobre lo impersonal. propugnadores consideran su mayor beneficio. Lo que perdemos
Es precisamente en el dominio de lo personal y de lo histórico al adoptar esta metafísica y practicar esta terapia es el mundo, y
donde tenemos la base más fuerte para oponer a la limitación de con el mundo, la vida. Con el pretexto de expandirse, nuestra expe-
los descubrimientos la formulación de estrategias. Nuestro conoci- riencia se reduce. Cuando a causa de la realidad de nuestro ser cor-
miento de la naturaleza es menos confiable como representación poral y de nuestra ubicación social ya no podemos seguir creyendo
del mundo que como una guía para una intervención práctica, en el retomo del yo a lo universal y último, nos descubrimos apre-
pues es un conocimiento limitado por la desproporción de la mente sados en un lugar que hemos trabajado para hacer más pequeño.
en relación con su objeto y acosado por las antinomias de lo imper- Este costo moral se agrava por uno epistemológico.Creamos
sonal. Sin duda, cada forma poderosa de imaginar la sociedad y la en la conciencia una situación en la cual la prueba de invalidez
personalidad se convierte, entre otras cosas, en una profecía auto- sólo puede provenir del exterior -el llamado a la puerta de una
cumplida. Nos invita a actuar de tal manera que se vuelve verda- realidad social y personal que se rehúsa a ser dominada por el dis-
dera. De todos modos, este impulso hacia el autocumplimiento, tanciamiento y la negación-.
272 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

Una tercera solución es el despertar del individuo a otras per- En la imaginación del mundo como una totalidad, tal como lo
sonas y al mundo manifiesto. Ese despertar representa una intensi- podemos ver y entender desde nuestro punto de vista estrecho y
ficación de nuestro involucramiento con la experiencia, en especial accidental, inspira un intento por recuperar, purificada y transfor-
con nuestra experiencia de la distinción, tanto de las personas como mada, la presencia visionaria del mundo que tiene un niño. El arte
de los fenómenos. Es una salida de la somnolencia narcoléptica, in- y las ciencias trabajan juntos para profundizar nuestra conciencia
terrumpida por momentos de dolor y de alegría, hacia la presencia, de las distinciones en el mundo tal cual es, contra un trasfondo de
la atención y el compromiso. Esta relación entre la intensificación variantes y posibilidades de transformación -percibidas, descu-
de la experiencia y el reconocimiento de la diferencia no se revela biertas, imaginadas y creadas-. Más que velar nuestro sentido de
en ningún lugar con mayor plenitud que en nuestra percepción de la realidad y de las distinciones reales, esta imaginación del cam-
las realidades individuales. En vez de descartarlas como epifenó- bio lo agudiza. Aunque no lo hicimos nosotros, todo el ancho
menos, reconocemos que nos acompañan del principio al fin. mundo se convierte en un sueño nuestro, y todo lo que hay en él
Por lo tanto, este despertar es en todo sentido el reverso tanto se nos aparece en el relieve visionario de la mente que sueña.
de la actitud existencia1como de la visión metafísica que subyace
en el planteo de la aniquilación del yo. Requiere cierta concepción
del individuo y de sus luchas con el mundo -la concepción que l OPCIONES
EXISTENCIALES
propuse poner en el centro de un pragmatismo radicalizado-, y la
desarrolla bajo la forma de una respuesta a los problemas de la exis- l Imaginemos el problema del itinerario del individuo desde otra
tencia. Da muchas señales de sus intenciones y somete sus proposi- perspectiva, la de las opciones existenciales que nos fueron pre-
ciones a muchas pruebas. 1 sentando las formas de pensamiento más ambiciosas e inclusivas
Tanto en la política como en la cultura nos conduce a la per-
manente invención del futuro y al realce de los poderes de la hu-
1 de nuestra época. Llegaremos al mismo resultado desde otro
punto de partida.
manidad ordinaria y de la dignidad de la experiencia ordinaria. Al enfrentar la certeza y lo irrevocable de la muerte, y al ser
La estructura de la sociedad se parece más al funcionamiento de incapaces de disipar el misterio de nuestra existencia, o de la
la imaginación. existencia del mundo, estamos por lo general atareados con los
Al dar forma a la visión y a la acción moral, inspira la resisten- problemas de nuestra vida, nuestros afectos hacia los demás y
cia a la momificación del ser y, de una manera más general, el es- nuestros conflictos con ellos. Esos involucramientos colman
fuerzo por arraigar nuestras soluciones al problema de la conexión nuestra conciencia. Si son intensos, nos llenan de alegría, inclu-
dentro de una respuesta al problema de la trascendencia. A me- so cuando vienen acompañados por las sombras de antagonis-
dida que desarrollamos nuestras capacidades prácticas, nuestro mos, ambivalencias, remordimientos y temores. La intensidad
objetivo moral prioritario es la reconciliación de la grandeza con el puede llevar a la devoción por una tarea o al deseo de la compa-
amor en nuestra experiencia del encuentro y de nuestra identidad. ñía de otros.
Buscamos esa reconciliación en una forma que no está contami- La intensidad, sin embargo, decae. Amenaza con disminuir,
nada por las ilusiones de una ética heroica, abierta a las solicitudes con sumergirse en la rutina. El problema no es la repetición o el
de una experiencia ordinaria y respetuosa de las capacidades de hábito, aspectos inevitables e indispensables de nuestra experien-
las personas comunes y corrientes. cia, sino el fracaso en preservar nuestra semejanza con los dioses
274 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

-la cualidad del espíritu que trasciende su context* en medio de Este paganismo tardío y forzado es otra versión de la antigua
la repetición: el fracaso en encarnar al espíritu en la rutina. doctrina de la extinción del yo. Se solía justificar con las concep-
Como consecuencia, vivimos gran parte de nuestras vidas en ciones metafísicas de la filosofía perenne. En nuestros días apela
un estado de somnolencia, como representando un libreto escrito más a menudo a la idea del agotamiento y del fracaso de todo lo
por otro. Ese otro no es un individuo ni un grupo; es la imperso- demás, incluso de la tradición filosófica: de todos los intentos por
nal y aplastante autoridad colectiva de otros que fijan nuestro dar sentido a los casos particulares del mundo manifiesto y de
marco de referencia y ejercen un poder, o padecen una servidum- guiar al mundo por un camino de acción transformativa.
bre, en el mundo que habitamos. Nos volvemos uno más de ellos, Las consecuencias de esta reacción revelan sus errores. No
pero ellos no se vuelven cada uno de nosotros. podemos sostener el involucramiento que nos permite resistir el
La oscilación de la fuerza vital representa morir un poco, o descenso a la somnolencia narcoléptica si nos quedamos parados
morir paso a paso. Esa muerte llega con su propio consuelo: el es- y esperando, o celebrando y asistiendo. La única manera de lo-
tado narcoléptico de la conciencia disminuida en la que caemos grarlo es luchando contra nosotros mismos y contra el mundo,
evita que advirtamos la magnitud de nuestra pérdida o que sea- aun si la lucha del filósofo individual o del artista es renovar bajo
mos conscientes de nuestra situación. Y las presiones de las nece- un nuevo disfraz, y sin apoyarse en la filosofía perenne, la antigua
sidades materiales y las carencias económicas nos mantienen en- doctrina de la extinción del yo y su programa de aquiescencia ex-
cadenados a nuestras responsabilidades prácticas. tática y alerta. La primera reacción es una doctrina que nadie
Consideremos tres reacciones. Cada una ha jugado un papel puede vivir y menos aún sus propios inventores.
en el pensamiento, el arte y la experiencia de nuestro tiempo. Sólo Una segunda reacción se centra en la supresión de la indivi-
el tercer conjunto nos pone en el camino de nuestra divinización dualidad, acompañada del apagamiento de la conciencia y de los
de un modo coherente con los datos de nuestra existencia. automatismos de la voluntad. Propugna la resistencia a los ordena-
Una primera reacción consiste en hacer desfilar sin pausa ante mientos institucionales, los papeles estereotipadosy las formas rígi-
nuestros ojos el espectáculo de nuestro deslizamiento hacia la das de la conciencia que aplastan la auténtica personalidad. Pode-
muerte y de nuestra deambulación en el sinsentido. El objetivo de mos reafirmar las virtudes que nos hacen más humanos tomándonos
ese desfile reside en despertar en nosotros un miedo tan terrible y más semejantes a dioses sólo si transitamos por una interminable
un rechazo tan violento que nos incite a rebelarnos contra la nega- via negativa: debemos decir que no, no, no a todas las estructuras, a
ción de la personalidad consciente y activa. través de la rebeldía, tanto colectiva como individual.
Pero, jcon qué fin? Con el fin de prepararnos para alcanzar el La permanente rebeldía contra las estructuras revela un fra-
equilibrio. Equilibrio que alcanzamos negando la importancia e caso en nuestra capacidad de comprensión y que nuestro corazón
incluso la realidad de las distinciones que saturan nuestra expe- flaquea. Es un fracaso de la comprensión porque se rehúsa a reco-
riencia cotidiana, más que reafirmando las exigencias de la vida. nocer que las estructuras contra las que se rebela se diferencian en
Al percibir las distinciones del mundo manifiesto como la forma sus cualidades tanto como en sus contenidos: en el carácter de su
externa de una realidad subyacente afirmamos el resplandor del relación con la capacidad de transgredir las estructuras del agente.
ser. Estamos atentos al mundo, lo celebramos, nos identificamos Pueden estar relativamente más arraigadas contra el desafío y el
con su impulso hacia delante. Triunfamos sobre la ignorancia y la cambio, presentándose ante el agente como una necesidad natural
muerte, alejándonos de nosotros mismos. o como un destino impuesto. O pueden estar relativamente más al
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alcance de su modificación en el curso de las actividades de la La gran amenaza para este proyecto moral es que puede re-
vida cotidiana. presentar una emboscada para el individuo. Podemos darnos
Cuando reformamos las estructuras en esta dirección alterna- cuenta de pronto de que la vida que llevábamos es la única que
tiva, hacemos más que aumentar y mejorar nuestras capacidades podemos vivir. Nos encontramos entrampados en una situación
prácticas y socavar la base indispensable de la división y jerarquía que niega nuestra infinitud, es decir, nuestra condición humana.
sociales. Acortamos la distancia entre estar dentro de una estruc- Entonces resistimos.
tura y estar más allá de ella. Creamos un escenario más adecuado Una forma de resistencia es volver a orientar el pensamiento y
para la infinitud dentro de nosotros. No reconocer este potencial la política hacia un esfuerzo por crear estructuras que reconozcan,
de cambio es permanecer prisioneros de una superstición que re- alimenten y desarrollen nuestra naturaleza que trasciende las es-
presenta también una forma de sometimiento. tructuras. Nuestra orientación hacia ese futuro es también una
Esta rebelión significa además que nuestro corazón flaquea forma de vivir en el presente como individuos no del todo deter-
porque la enseñanza de una interminable via negativa revela una minados por la organización establecida de la sociedad y de la cul-
desconfianza en nuestra capacidad de lograr que el espíritu viva tura. Sin embargo, éste es un camino que incluso en las sociedades
en una estructura: es decir, dentro de la rutina y de la repetición, más libres, igualitarias y prósperas está abierto sólo para unos po-
de las leyes y de las prácticas. Esta desesperanza es un pecado que cos. Y aun a esos pocos les ofrece una solución inadecuada.
cometemos contra nosotros mismos: contra nuestra capacidad de Nuestras vidas por lo general terminan antes de que veamos
transgresión, trascendencia y transformación. Reviste dos formas que las cosas por las que luchamos se han cumplido o han resul-
características: la política y la personal. La forma política reside en tado en algo que no deseábamos. La persona que está ante noso-
un abandono de todo intento de organizar la sociedad y la cultura tros, el momento que estamos viviendo, la tarea a la que estamos
para acortar la distancia entre nuestras actividades preservadoras dedicados, la experiencia que recordamos ahora -la conciencia que
del contexto y nuestras actividades transformadoras del contexto, se vuelve hacia el mundo manifiesto, iluminado como en un sueño,
y hacer del cambio algo intrínseco a la vida social. La forma perso- transfigurado por la imaginación de los pasos a seguir como en el
nal consiste en la renuncia a todos los esfuerzos para que el amor pensamiento y en la política, y, sin embargo, sometido como en
perviva en las instituciones, en particular en la institución del ma- nuestras vidas conscientes cotidianas a la disciplina de la conten-
trimonio y en los prolongados intercambios y sacrificios recípro- ción y a las exigencias de la repetición- son los antídotos para esa
cos de una vida en común. El amor romántico -el espíritu desen- muerte-en-vida de una existencia empequeñecida.
carnado e incapaz de encarnar en la rutina- ve en la repetición su La conversión de la mente al mundo manifiesto está paradóji-
muerte. Las formas políticas y personales de esta pérdida de espe- camente vinculada con una orientación hacia el futuro. El funciona-
ranza representan dos instancias de la misma clausura. miento de la imaginación arroja su luz sobre ese vínculo. Captar
Una tercera reacción es la que llamo el despertar del individuo. una situación o un fenómeno es verlo como susceptible de transfor-
Como las otras dos respuestas que acabamos de describir, la fuerza marse en otra cosa, en tanto resultado de ciertas intervenciones.
de su atractivo depende del esfuerzo de obligarnos a confrontar Hasta que lo vemos dentro de ese espectro de variación transforma-
con nuestra mortalidad y con nuestra ignorancia: cómo lo que más dora, en realidad no lo vemos, sólo lo tenemos delante. El escenario
valoramos se columpia sobre un vacío carente de sentido, escon- fundamental de este trabajo imaginativo es nuestra experiencia de
dido tras la necesidad, las ocupaciones y las distracciones. actuar en el mundo, de encontrar resistencia, de superarla.
278 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

No podemos entregarnos por completo al mundo manifiesto espacio social circundante. Un sistema de castas que equipare la
y a los demás si seguimos siendo los títeres de un libreto que no seguridad del individuo con la inviolabilidad de formas distintas
escribimos y los prisioneros de una situación que no nos reconoce y pormenorizadas de vida grupa1 representa una confusión grave
como los individuos capaces de trascender su contexto que en rea- de la seguridad y la identidad individuales con una situación de
lidad somos. No necesitamos esperar la transformación de la so- rigidez social. Lo deseable es el extremo opuesto, la disociación
ciedad y de la cultura para empezar a emanciparnos. Podemos entre el arraigo de derechos que favorecen las capacidades y los
empezar ya mismo. En cada área de la acción o del pensamiento, recursos y el arraigo de todos los demás ordenamientos. No tene-
y mientras no estemos sometidos a extremos de enfermedad o de mos ningún ejemplo a mano de este extremo opuesto: las formas
miseria, la pregunta que tendremos a flor de labios es: ¿qué será lo existentes de organización económica, social y política, inclu-
próximo que haré? Las formas más ambiciosas de pensamiento yendo el tradicional derecho civil de propiedad y contractual, se
programático y de acción reconstructiva sencillamente extienden encuentran en un punto intermedio variable a lo largo de este es-
la esfera de influencia de esta pregunta y amplían el espectro de pectro imaginario. Por lo tanto, aquí, como en todas partes, los in-
nuestras respuestas. dividuos deben inventar, a través del modo en que relacionan su
Lo que nos permite volver a preguntarnos "¿Qué será lo autocontrol y su conexión, lo que no les brindan ni la política ni el
próximo que haré?" es el matrimonio entre la imaginación y una derecho como un orden para la vida social.
actitud existencial: una disponibilidad esperanzada y paciente a Lo que inspira este despertar del individuo no es el resplan-
la novedad y a la experiencia. Lo que nos permite sostener esta dor de un ser único que subyace al mundo fenoménico, como ins-
actitud es la combinación de una creciente confianza en el ejerci- pira la versión contemporánea de la extinción del yo. Es el verda-
cio de nuestros propios poderes -seguridad y capacidad- con el dero amor, el amor a las personas reales, el amor que se da y que
amor -amor al mundo y amor a las personas-. se recibe. El amor al mundo aparece ahora como una efusión de
El compromiso con una zona de garantías y de recursos, esta- este amor humano. El chorro de la fuente de Plotino fluía al revés,
blecidos por los derechos que surgen de la agenda de una política desde lo oculto, que estaba arriba, hacia el mundo manifiesto, que
a corto plazo, es simplemente la expresión política más impor- estaba abajo. Ahora el chorro de la fuente fluye como corresponde.
tante de una verdad más general. Así como el amor de un padre El amor al mundo es la luz más débil de una llama más brillante,
por su hijo, que le asegura incondicionalmente un lugar en el el amor humano.
mundo, lo alienta a correr riesgos en aras de su autoconstrucción, La primera de estas tres reacciones contemporáneas a nuestra
del mismo modo los derechos que favorecen las capacidades ayu- condición de ignorancia y de mortalidad no es más que la versión
dan al individuo a bajar sus defensas y buscar lo nuevo. Sacar en contemporánea de la antigua doctrina de la extinción del yo. Tra-
parte esos derechos del ámbito de la política, al rodearlos de re- duce los baluartes de la filosofía perenne, que tradicionalmente
glas y de doctrinas que vuelvan más difícil su modificación a corto apuntalaban esta doctrina, a un vocabulario más adecuado para
plazo, puede tener un resultado paradójico. Arraigar esos dere- los oídos modernos. La segunda reacción, la de una permanente
chos contra el desafío político puede ampliar los alcances de la rebelión romántica contra las estructuras, continúa en la democra-
política e incrementar su intensidad. cia bajo la forma de puntos de vista morales y políticos, la via ne-
Sin embargo, el objetivo debe ser definir esas inmunidades y gativa que siempre existió, como una herejía, dentro de las grandes
esos recursos de manera que creen la menor rigidez posible en el religiones universales de salvación personal. La tercera reacción,
280 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

la del despertar del individuo, puede verse, del mismo modo, como recía hueca. Fuimos testigos de cómo las ideas revolucionarias de
una prolongación, sin un telón de fondo teológico, de algunas de Occidente herían de muerte a las principales doctrinas de otras
las más características creencias morales y psicológicas de la na- civilizaciones, que sobrevivían como accesorios o como fósiles. Es
rrativa de la salvación. más, las ideas triunfantes acerca de la transformación social y per-
En la forma en que lo afirmamos aquí, el despertar del indivi- sonal, una vez que pusieron al mundo sobre ascuas con las revo-
duo puede parecer nada más que un cristianismo sin Cristo y sin luciones o lo sometieron con los imperios, al momento de su
Iglesia. En este sentido, parecería que muchas de las ideas de los triunfo parecieron marchitarse y morir. El diálogo de las más im-
últimos cinco siglos en Occidente surgen de los rescoldos del cris- portantes tradiciones filosóficas de la humanidad se ha convertido
tianismo, extrayendo su poder de su relación ambivalente con una en un congreso de difuntos. Despertamos la voluntad de transfor-
fe perdida. Como muchos eran paganos aunque se decían cristia- mación mediante narrativas épicas de un progreso irrefrenable
nos, algunos se volvieron cristianos al convertirse en paganos; el basado en supuestos en los que ya no podíamos creer.
momento de su apostasía fue la hora de su conversión. No obstante, nos desagradaba lo que en consecuencia nos
De todos modos, no extraemos ninguna certeza para la com- quedaba: cantar en nuestras cadenas, hechizarnos a nosotros mis-
prensión o para la acción de la limitada verdad de esta observa- mos, experimentar placeres privados, reinventar la antigua ética
ción genealógica. ¿Las transacciones entre Dios y la humanidad, de la serenidad. El distanciamiento irónico representaría la rendi-
en las cuales los apóstatas conversos ya no pueden creer, son el ción y la muerte. Siempre tuvimos ante nosotros la perenne fór-
depósito indispensable de la verdad más importante acerca de no- mula moral de nuestra civilización, que la novela de los siglos XIX
sotros mismos? ¿O esta visión representa un intento de dar un y xx mantuvo como el último destello de una luz que se apagaba:
fundamento fuera de nosotros a lo que sólo podemos fundamen- aunque no puedas cambiar el mundo, transfórmate a ti mismo; y
tar dentro de nosotros mismos? el modo en que lo hagas será una forma de intentar cambiar el
Como orientación para la vida, la doctrina del despertar del mundo -tu mundo-, aunque no puedas hacerlo. Dijimos que estas
individuo debe imponerse por su propia fuerza. No es una infe- creencias eran verdaderas, y quisimos descubrir la manera de ac-
rencia del pragmatismo radicalizado que preconizo, como tam- tuar que confirmara su verdad y el modo de pensar que las pre-
poco debemos deducir de esa filosofía una nueva orientación de servara de parecer absurdas.
la socialdemocracia. Es una posición filosófica que sólo vincula y
generaliza formas de comprender y de orientar que surgen de dis-
tintos campos de la experiencia. Les devuelve una luz que es su LOSDOS DESPERTARES DEL INDIVIDUO
propio reflejo.
¿Qué significa realizar esta tarea ahora? Hemos perdido la fe El individuo despierta dos veces. Un primer despertar consiste en
que inspiraba esta visión del individuo y de su divinización. Nos la afirmación de la conciencia, y, a través de la conciencia, de una
consolamos pensando que al perderla le estábamos devolviendo personalidad diferenciada. Afirmamos la conciencia al entrar de
la vida, pero no podíamos estar seguros. Concebimos la idea de lleno en la experiencia de la vida consciente. Entrar de lleno en
que todo a nuestro alrededor podía en principio ser diferente, ella es ampliarla, ensanchar sus límites. Sin embargo, este ensan-
combinada con la sensación de que no podíamos cambiar nada chamiento da lugar a la experiencia contraria: la pérdida de la
verdaderamente importante; la victoria sobre el necesitarismo pa- conciencia y la identidad diferenciadas. Espantados, volvemos a
282 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

la ciudadela del ser consciente, aferrándonos con mayor fuerza y consciente mientras lo realizamos. Nuestra experiencia del tiempo
claridad a aquello que corrimos el riesgo de perder. La paradoja se transforma. Pasamos a través del movimiento y de la transfor-
central del primer despertar del individuo es que debe arriesgarse mación, volviendo real nuestro sentimiento del tiempo. No obs-
a perder el sentimiento de su individualidad -su control de la tante, el tiempo, como una caída sin control hacia la muerte, pa-
conciencia y de la diferenciación de su personalidad-, para poder rece suspendido.
reafirmarlo mejor. Por la segunda de estas dos clases de concentración, descubri-
Existen pocos pensadores en la tradición occidental que, mos que nuestros ojos se abren al mundo fenoménico. Se nos apa-
como Plotino, hayan estudiado esta paradoja. No obstante, fue rece con todas sus diferencias y su resplandor, que se destacan
durante siglos un tópico común de debate entre los filósofos de la como en un sueño. Y domina nuestra atención de una manera tan
antigua India. absoluta que no queda nada de esa atención como un residuo de
Hay dos direcciones en las cuales podemos ensanchar y arries- duda, descontento y desconfianza.
gar nuestra experiencia de la autoconciencia. En una dirección, en- Ambas clases de concentración nos conducen hacia fuera. Am-
tramos con mayor plenitud en la vida de nuestro propio cuerpo. bas representan un realce de nuestra experiencia central de la au-
Deja de parecernos extraño, la conciencia se convierte en un mapa toconciencia y de la diferenciación. Sin embargo, ambas también
detallado de nuestros estados corporales de dolor, placer o per- amenazan lo que ponen de relieve, socavando la nitidez de las
cepción, la mente se transforma en lo que Spinoza siempre pensó fronteras entre el yo y lo que está afuera, debilitando la vigilancia
que era, la idea del cuerpo. Cuanto más plenamente identificamos distante de la cual depende nuestra experiencia de la conciencia.
la conciencia con el cuerpo, siguiendo de cerca sus cambios y sus Desde el descenso al cuerpo y el ascenso a estas dos clases de
humores y levantando la grilla de categorías que le imponemos a concentración, regresamos, atemorizados y fortalecidos, hacia den-
la percepción, tanto mayor será la pérdida del sentimiento de la tro de los muros de un yo protegido. Este salir y volver a entrar,
diferencia. Todo el mundo manifiesto, y nuestro ser encarnado en este ensanchamiento y este angostamiento, este movimiento sin
él, empiezan entonces a disolverse en un resplandor indistinto, en fin entre distintos niveles de conciencia, constituyen el primer des-
una irradiación del sentido de la identidad diferenciada que sostu- pertar del individuo: un despertar a la experiencia de la personali-
vimos durante tanto tiempo mientras permanecíamos vigilantes, dad diferenciada y del espíritu encarnado. Tiene lugar bajo una
armados, dentro de la fortaleza de la conciencia, contemplando doble sombra: la sombra de la necesidad de aceptar a las demás
con angustia y a distancia el cuerpo y el mundo. personas y la sombra de la necesidad de tener en cuenta las estruc-
En otra dirección, dejamos esa fortaleza en beneficio de dos turas organizadas de la sociedad en la que nos encontramos.
clases de concentración: la concentración en una actividad, que Como necesitamos a otros para todo, desde el sustento mate-
experimentamos como absorbente y autojustificada, y la concen- rial de la vida hasta la confirmación del sentimiento de nuestra
tración en una visión del mundo manifiesto que nos rodea, que individualidad, no nos movemos con facilidad entre la aproxima-
experimentamos como suficiente para retener nuestra atención. ción y el distanciamiento. En general, nos mantenemos a una mal
Por la primera de estas formas de concentración, nos rendi- determinada distancia media.
mos a un trabajo que calma por un tiempo toda inquietud y an- Al reconocer que el orden de la sociedad es sólo la interrup-
gustia. Al rendirnos a él no sentimos hastío porque nos parece lo ción temporaria o la contención de la lucha, que puede reiniciarse
bastante grande como para ocupar la totalidad de nuestra vida en cualquier momento -la lucha acerca de los términos de los re-
284 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

clamos de las personas entre sí-, tratamos de sostener las reglas, el pensamiento. Podemos expresarlo en mayor o menor medida.
decoro y las convenciones que eliminan de la vida social parte de Sin embargo, ninguna sociedad y ninguna cultura que hayan
su salvajismo y sus peligros subyacentes. existido hasta ahora han reconocido y favorecido esta capacidad
El segundo despertar del individuo consiste en el descubri- lo suficiente como para que se justifique que bajemos los brazos.
miento dentro de nosotros mismos de una exigencia de infinito, La separación de la naturaleza y la transformación de la sociedad
de absoluto. Una vez que lo descubrimos, es irresistible, debemos son respuestas indispensables ante el descubrimiento de nuestro
vivirlo. Vivirlo cambia el significado de todo lo que experimenta- extrañamiento.
mos con anterioridad. El segundo despertar representa, por lo El otro acontecimiento que está en la base del segundo des-
tanto, una revolución en la experiencia de la conciencia y de la pertar del individuo es nuestro reconocimiento, junto con nuestro
diferencia. distanciamiento de la naturaleza y de la sociedad, del carácter ili-
Tiene lugar primero bajo la forma de ciertas interrupciones y mitado de nuestro deseo de la compañía de otras personas. Espe-
cambios de rumbo de las experiencias características del primer ramos de ellas, de algunas de ellas, más que lo que ningún ser
despertar. Una vez que entendemos la naturaleza de esas inte- humano puede darle a otro: no sólo apoyo moral y material, sino
rrupciones y cambios de rumbo, descubriremos que el hecho de la aceptación y la seguridad radicales de que hay un lugar para
que se produzcan se ve favorecido por la difusión de ciertas creen- nosotros en el mundo, como espíritus encarnados y como seres
cias acerca de la personalidad y de la sociedad y de la manera en que trascienden su contexto, que es lo que en realidad somos. De
que su expresión puede requerir una evolución en el pensamiento este modo, todo lo que nos damos los unos a los otros implica una
y en la política. El segundo despertar es inseparable de la historia promesa que no podemos cumplir.
de la democracia y de la del progreso de nuestra comprensión de La única solución, sabemos, es algo apenas posible: el amor,
los cambios sociales y personales. entendido como la imaginación y la aceptación de la otra persona,
En la raíz del segundo despertar hay dos acontecimientos re- teniendo en cuenta lo que esa persona es y aquello en lo que se
lacionados entre sí. Uno es el descubrimiento de nuestro extraña- puede transformar, no como una proyección de nuestras necesi-
miento de los mundos sociales y naturales, o el descubrimiento de dades; un amor que se da libremente y que por lo tanto libremente
su indiferencia o antagonismo en relación con nuestra tendencia a se puede rechazar, y que es pleno sólo cuando no está teñido de la
la infinitud, es decir, a exceder las circunstancias y las estructuras. benevolencia del protector por el protegido; un amor que penetra
Somos seres naturales. Nuestra capacidad de trascendencia con delicadeza en las rutinas de una vida en común y que se des-
está prefigurada por nuestras características físicas, empezando vanece si se desplaza de su núcleo de encuentro personal al ám-
por la plasticidad del cerebro. No obstante, la naturaleza que pode- bito más vasto de la vida social.
mos conocer sólo por una frágil y provisoria extensión de nuestra Los dos acontecimientos en el origen del segundo despertar
capacidad de comprensión en la esfera de nuestras propias accio- del individuo se configuran entre sí. Estamos separados del mun-
nes es indiferente a nuestro esfuerzo por hacernos más semejantes do natural y social que nos obligan al esfuerzo de desarrollarnos a
a dioses, y nos condena a la frustración y a la disolución. nosotros mismos, y a reconocernos los unos a los otros como indi-
Somos seres sociales. Si queremos expresar nuestra capacidad viduos capaces de imaginarse y de aceptarse recíprocamente. Nos
de trascendencia, lo haremos en el ejercicio de la capacidad de de- exigimos los unos a los otros lo que la naturaleza y la sociedad
safiar y de transformar el escenario establecido de la vida y del parecen negarnos.
286 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

El primer despertar del individuo puede ocurrir en cualquier


brimientos del segundo despertar. Son virtudes que se basan en
lugar y en cualquier momento, en cualquier sociedad y cultura. El
nuestra capacidad de limitar un egoísmo que nos esclaviza y que
segundo despertar del individuo es un descubrimiento que repre-
oprime a los demás: nuestra parcialidad en nuestros puntos.de vista
senta también una perturbación: el descubrimiento del secreto de
y en nuestros intereses. El respeto es el reconocimiento personali-
nuestra infinitud y la perturbación de los ordenamientos y de las
zado de nuestra común humanidad. La tolerancia es la limitación
creencias que la disimulan o la reprimen. Aunque puede estar
que le imponemos a la expresión de nuestros puntos de vista y a la
prefigurado en cualquier lugar y en cualquier época como una
reivindicación de nuestros intereses, de manera que otros tengan
profecía, su aparición regular en la vida humana es un logro tanto
un espacio para expresar y reivindicar los propios. La imparciali-
individual como colectivo. Prospera sólo en un terreno preparado
dad es tratar a los demás por estándares que reducen el precio de
por la reconstrucción del pensamiento y de la sociedad. No consti-
sometimiento y despersonalización que cada uno de nosotros debe
tuye un milagro, es un logro. Su progreso equivale a gran parte de
pagar para relacionarse con otras personas. Actuar de una manera
lo que justifica el proyecto del experimentalismo democrático y
imparcial es contribuir todo lo posible a tal fin, teniendo en cuenta
las enseñanzas de un pragmatismo radicalizado.
lo que podemos y lo que no podemos cambiar aquí y ahora.
Las virtudes de purificación -la simplicidad, el entusiasmo, la
atención- están vinculadas al ascenso del individuo en el curso de
su primer despertar. Preparan o realizan las dos formas, que siem-
pre van juntas, de la concentración, característica de este ascenso,
¿Cómo deberían vivir las personas para quienes este segundo des-
en una actividad por completo absorbente o en la recepción del
pertar del individuo representa un ideal y una orientación? En
mundo manifiesto. La simplicidad sirve para quitar lo que es-
nuestra vida social y económica debemos hacer uso de la repeti-
torba, en especial el apego a las cosas, y también para bajar las
ción, que se plasma en prácticas estandarizadas y en máquinas,
defensas. El entusiasmo es la disponibilidad para entregarse a una
para ahorrar tiempo para lo que es irrepetible. En nuestra vida
actividad que, una vez que vemos que no viola las virtudes y las
moral debemos hacer uso de nuestras disposiciones habituales, es
obligaciones de la conexión, nos absorbe durante un tiempo sin
decir, de nuestras virtudes, para ser nosotros mismos e ir más allá
reparos ni reservas y parece ser eterna mientras dura. La atención
de nosotros mismos.
es volverse hacia el mundo manifiesto, recibido por la percepción
Existen tres conjuntos de virtudes: las de conexión, las de puri-
y representado en la mente como una multiplicidad articulada,
ficación y las de divinización. Las virtudes de conexión y de purifi-
colmada de distinciones y de resplandor. Aunque el entusiasmo
cación tienen que ver con dos aspectos diferentes de nuestra expe-
puede parecer una virtud activa y la atención una virtud pasiva,
riencia moral.Están a un mismo nivel, se completan y complementan
la fenomenología de estas dos experiencias demuestra que ése es
entre sí. Las virtudes de divinización están a otro nivel. Presuponen
sólo un contraste aparente. En el entusiasmo tenemos la impre-
el segundo despertar del individuo, y transforman la experiencia
sión de ser arrebatados, y en la atención, la sensación de una in-
y el sentido de las demás virtudes.
tensificación y expansión de la conciencia. El resultado de ambas
Las virtudes de conexión -el respeto, la tolerancia, la imparcia-
es que experimentamos una mente donde no se pierde nada.
lidad- tienen que ver con la manera en que nos consideramos los unos
Las virtudes de divinización -la apertura a nuevas experien-
a los otros. Hacen esta consideración sin beneficiarse de los descu-
cias y la apertura a otras personas- son los recursos que desplega-
288 EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO

mos y las metas hacia las que nos dirigimos en el curso del se-
gundo despertar del individuo. Con ellas, no nos convertimos en
Dios, pero nos volvemos más semejantes a dioses, y favorecemos
la infinitud que habita en nuestro interior. Están relacionadas; cada XIII. LA FILOSOFÍA. MÁS ALLÁ
una de ellas nos prepara mejor para la otra. Uno de los objetivos DE LA SUPERCIENCIA Y DE LA AUTOAYUDA
principales del experimentalismo cultural y de una política demo-
crática es brindarnos mayores oportunidades de experimentarlas
y vincularlas entre sí. PORLO GENERAL, la filosofía ha sido superciencia o autoayuda.
La apertura a lo nuevo revela la verdadera relación entre el Más a menudo ha sido autoayuda disfrazada de superciencia.
individuo o la humanidad en su conjunto y los escenarios organi- Por superciencia me refiero a la afirmación de un conoci-
zados de la sociedad y de la cultura: que con respecto a nosotros miento general y fundacional, más universal que el conocimiento
son finitos, y nosotros infinitos con respecto a ellos. Pretendiendo íntimo pero limitado, que podemos obtener acerca de nuestros
ser más que las construcciones defectuosas, enmendables, contin- propios constructos, y más básico que el falible e impreciso cono-
gentes y efímeras que son en realidad, se convierten en ídolos. cimiento que podemos adquirir de las ciencias. La idea de la pri-
Cuando se transforman en ídolos, debemos destruirlos y evitar macía de lo personal sobre lo impersonal, tanto en el terreno del
que se apropien de la vida que nos pertenece. conocimiento como de los valores, resulta fatal para las pretensio-
La apertura al otro se realiza de la manera más plena en el amor nes de la superciencia.
personal. En su forma más débil y difusa se vuelve la mayor garan- Por autoayuda me refiero exactamente a lo que la palabra sig-
tía de la que dependen las prácticas de la cooperación experimenta- nifica en el mercado editorial: instrucciones acerca de cómo ser
lista. La generalización de esa garantía entre extraños no puede pro- feliz y exitoso en un mundo que nos permite tener muy poco con-
ducirse sólo por un cambio de actitud. Exige también un cambio de trol sobre las circunstancias de nuestras vidas.
los ordenamientos y de los recursos en la línea que analizamos ante- Disfrazar la autoayuda de superciencia es ofrecer una receta
riormente: es decir, una vez más, la conexión entre el progreso de la para nuestra lucha contra el destino y la fortuna, como también
democracia y el éxito del segundo despertar del individuo. contra las restricciones sociales y la división interna del individuo,
La práctica de las virtudes de divinización modifica el signifi- bajo la forma de un discurso acerca de la realidad última o de un
cado y el contenido de las virtudes de conexión. Convierte al res- conocimiento superior. Este vínculo entre un imperativo existen-
peto en compasión o en camaradería (sin subterfugios autodefensi- cial y una concepción del mundo es el sello distintivo de la expe-
vos o una superioridad benevolente), a la tolerancia en autosacrificio riencia religiosa. La inserción de la autoayuda en la superciencia
y a la imparcialidad en misericordia. También transforma la expe- representa el intento de la filosofía de hacer el trabajo de la reli-
riencia, central en las virtudes de purificación, de pérdida del yo gión. Es un intento que la filosofía puede satisfacer sólo de una
para su mejor recuperación. En el ascenso del ser a través de la manera muy imperfecta, y además poniendo en riesgo las mayo-
simplicidad, el entusiasmo y la atención, se produce ahora un cam- res contribuciones que le hizo a la humanidad y que le puede ha-
bio de rumbo decisivo. En vez de mantenerse al margen de los pro- cer ahora a la democracia.
blemas para alcanzar el equilibrio, el individuo sale a su encuentro, La asociación entre la superciencia y la autoayuda es de larga
para afirmarse y expresar su propia infinitud. data. Uno de sus modelos más logrados es la filosofía del período

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