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Cavallero, Pablo Adrián. “La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte 2”.

Circe, de clásicos y modernos 20/ 1 (enero-junio 2016).


DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2016-200101

La Exagogé de Ezequiel y
su influjo en la tragedia
bizantina. parte ii
Pablo Adrián Cavallero [Conicet - Universidad de Buenos Aires
Universidad Católica Argentina]
[pablo.a.cavallero@gmail.com]

Resumen: Como continuación del texto griego y


traducción de Exagogé de Ezequiel –publicados en
Introducción
Circe 19, en el marco de un estudio sobre la evolución
del género trágico desde el siglo IV a.C. hasta la
n el anterior volumen de

E
época bizantina–, presentamos aquí el comentario del
texto, en el que destacamos los rasgos que lo hacen
pertenecer a dicho género y su valor como antecedente
Circe (19, 2015) apareció
de piezas bizantinas. en las pp. 111-150 la pri-
Palabras clave: Bizancio - tragedia - helenismo - mera parte de este trabajo,
Ezequiel - Exagogé
el cual, dada su extensión,
debió ser dividido en dos.
The Ezechiel’s Exagoge and its influence in the
Byzantine tragedy. Part II En esa publicación inclui-
Abstract: As a continuation of the Greek text and
mos la introducción general a la Exago-
translation of Exagogé by Ezequiel –published in Circe gé, pieza helenística de Ezequiel “el trá-
19, within the frameork of a study on the evolution of
the tragic genre from the fourth century to the Byzantine gico”, conservada fragmentariamente.
period–, we present here the commentary on the text,
which highlight the features that make it belong to the
En esta segunda parte, el lector hallará
genre and its value as precedent of another Byzantine el comentario a la pieza, que intenta
pieces.
hacer una valoración de ella en función
Keywords: Bizantium - tragedy - Hellenism - Ezequiel
- Exagogé
de su género y del peso que, creemos,
tuvo en el posterior desarrollo del tea-
tro griego. Nos referiremos en parti-
cular a la lengua, la métrica, la estruc-
tura dramática y la concepción de la
obra para determinar su ‘tragicidad’ de
asunto y forma como eslabón, al menos
indirecto, entre la tragedia helenística y
algunas piezas bizantinas.

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Tema y género discusiones que pudieran existir en el
interior de la comunidad pero que no
l asunto de la obra es la salida hacían a lo esencial del asunto. Pue-

E del pueblo hebreo desde Egipto,


que para los judíos es un asunto
‘histórico’, si bien marcadamente reli-
de la obra tener intención didáctica,
etiológica, cara al helenismo, pero a
través de estas intenciones lo que re-
gioso, de modo que no se aparta de sulta reforzado es el sentimiento reli-
una veta de la tragediografía griega, gioso-cultural del pueblo judío, sobre
desde Toma de Mileto de Frínico has- todo el de la diáspora.
ta Maratonios de Licofrón, pasando Si hay que buscar elementos trági-
por Persas de Ésquilo y Temistocles de cos en términos aristotélicos, no parece
Mosquión, si bien un asunto históri- ser Moisés quien comete ὕβρις o quien
co muy lejano en el tiempo. Es difícil cae en ἁμαρτία ni vive una περιπέτεια.
definir, empero, el tema principal que Si bien el asesinato del egipcio provoca
unifica toda la pieza, porque no la te- su exilio, esto ocurre fuera de la eco-
nemos completa. Sin embargo, no pa- nomía de la obra, como el asesinato de
rece que le faltara unidad dramática, Layo por Edipo está fuera de la eco-
aun cuando no respete las unidades nomía de Edipo, rey. Creemos que la
de tiempo y de lugar que, por otra ὕβρις era cometida por Faraón (cfr. v.
parte, no se dan siempre, al menos 148), quien se niega a dejar salir a los
desde Euménides1. hebreos a pesar de las reiteradas plagas
No se puede pretender que Eze- y advertencias. Ese ‘exceso’ trágico lo
quiel, en una pieza teatral que drama- lleva también al ‘error’ (ἁμαρτία) de
tiza un episodio bíblico adaptándolo creer que podrá exterminar a los judíos
literariamente, busque reflejar cues- que están saliendo de Egipto, confiado
tiones contemporáneas, tanto de la en sus fuerzas (cfr. v. 219): entonces
liturgia cuanto del pensamiento teo- es cuándo Dios manifiesta el mayor
lógico: si Troyanas de Eurípides tiene portento. Allí está la περιπέτεια: los
claras connotaciones sobre hechos judíos se salvan y huyen hacia la liber-
de su tiempo (la cuestión de Melo), tad; los egipcios están arruinados, no
también Exagogé las tiene, en tanto sólo por las plagas sino también por la
actualiza un hecho fundacional de derrota en el Mar Rojo. Es una situa-
la cultura judía y que perdura en su ción similar a la de Persas de Ésquilo:
tiempo; pero esto no quiere decir que la tragedia reside en el vencido, no en
deba reflejar ni tomar posición sobre el vencedor. Lamentablemente, el tex-
to sobreviviente no nos permite con-
1 El prólogo y el primer episodio pueden de-
sarrollarse en casa de Ragüel; el tercero, en
firmar esta hipótesis ni prever si había
el Horeb o en Madián; el cuarto, en Egip- algún tipo de ἀναγνώρισις más que
to; el quinto, en el desierto. Starobinski- la que expresa el Mensajero al recono-
Safran (1974: 218) dice: “Les fragments cer la grandeza de Dios, mencionado
conservés attestent l’absence d’unité de la
pièce, au point de vue de temps, du lieu et de
como “el Altísimo” (v. 239). Cottas,
l’action”. al estudiar la Exagogé de Ezequiel,

4 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


drama que considera transición entre -κα-). Si se acepta la enmienda,
el antiguo y el cristiano, opina que la πάρδωκε en v. 74.
obra no busca la κάθαρσις señalada
3. μὲν solitarium: vv. 9, 12, 110.
por Aristóteles sino la santificación a
partir de un mejoramiento moral. En 4. Uso de σέθεν, jonismo homérico,
realidad, en toda la espiritualidad cris- lírico y trágico, vv. 29, 50, 119.
tiana la ‘purificación’ es un concepto 5. Regímenes innovadores: v. 29
central; más allá de ‘purgarse’ median- τροφεύω con acusativo en vez de
te el terror y la compasión, el especta- genitivo (sería también el caso de
dor puede purificar sus pasiones y/o πρόσθεν con dativo, si se acepta
pecados mediante el ejemplo de lo que la lección de v. 158).
ocurre en la tragedia; de tal modo, más
que una ausencia de κάθαρσις habría 6. Pronombres poéticos: v. 38 uso
una ‘cristianización’ del efecto busca- del posesivo ἑός.
do. Pero Ezequiel, advertimos, no es 7. Relativo en función de demostra-
un cristiano, sino un judío helenizado, tivo: v. 43; cf. 45, 136, 168, 225,
de modo que su obra no puede estar 240.
‘cristianizada’ salvo desde el punto
de vista de un público cristiano pos- 8. Artículo en función de relativo: v.
terior. Para Ezequiel y su público, la 225 τῇ.
κάθαρσις aristotélica podía surgir de 9. Conservación del dual: v. 120.
la ὕβρις, ἁμαρτία y περιπέτεια de Fa-
raón y los egipcios. 10. Hápax: v. 58 ἀλλοτέρμονα; v. 87
εἰσθεάομαι; v. 121 κολάστρια;
Lengua v. 172 πρωτότευκτος; v. 198 φα-
λαγγικός; v. 226 ἐκμήδομαι; v.
a lengua empleada por Eze- 231 εἰσκύρω; v. 259 μιλτόχρως.

L quiel es llamativa por varias


razones:
1. Hay voces raras: v. 3, ἐπιγεννάω,
En v. 261, κοττός es neologismo
(o hápax como oxítono).
11. εἰς + acusativo como ποῦ, cons-
registrado en época imperial; v. 5 trucción que se hace más frecuen-
ἐσάχρι adverbio empleado sola- te en griego bizantino.
mente por Apolonio de Rodas 1: 12. Acepciones postclásicas: v. 82
604 y un epigrama de Leonidas ἐξανίστημι con el significado de
(A.P. 16: 307, 3), registrado en ‘levantar’; v. 83 βραβεύω con el
Dimitrakos; v. 260, κροκώτινος significado de ‘gobernar’; v. 192
vocablo poco frecuente. χρόνος con el valor de ‘año’.
2. Ausencia de aumento: δίδουν
13. Formas poéticas: v. 191 διδοῖ for-
2072, θήκαμεν 215 (extensión de
ma épica, lírica, trágica, pero tam-
bién de la oratoria y la historia, de
2 δίδον en Himno a Ceres 327; pero regulari-
zado frente a ἐδίδοσαν. un verbo *διδόω = δίδωμι; v. 197

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φρικτός es poético y postclásico; 87) también es trágico y judeohelenís-
v. 267 ἐπισσεύω, verbo de uso tico; el imperativo ἐπίσχες (v. 96) ocu-
épico y trágico. rre en Ésquilo (Coéforos 896), Sofocles
(Edipo en Colono 856), varias veces en
Se destacan los términos y gi- Eurípides (frr. 11: 50, 12: 207, 60: 22,
ros poéticos: γέννα por γένος (v. 82: 50, Andrómaca 550, Hécaba 895,
7), πλίνθευμα por πλινθεία (v. 9), etc.), aunque también en Aristófanes,
βαθύρροον (v. 13, homérico y trági- los oradores, Plutarco, etc.; épico y
co), κατοπτεύω (v. 18, trágico), πο- trágico es πρόπας (cfr. v. 161); el ad-
ταμίας ἀπ’ ᾐόνος (v. 31), τῶν σῶν jetivo ἀμήχανον en posición final (v.
ποδῶν δέσιν (v. 97), χθών (vv. 112, 101) aparece varias veces en igual lu-
135, 154, 183, en posición final) en al- gar en Eurípides (Electra 529, Hécaba
ternancia con γαῖα y con γῆ; la acep- 1123, Heraclidas 487, frr. 282: 9, 886: 3
ción activa de δύσφραστος (v. 114), Nauck) y también en Sofocles (Electra
que aparece en Licofrón con forma 140) y, en posición inicial, igualmente
adverbial; κασίγνητος (v. 115), que enfática, en Antígona 175; los trágicos
ocurre en Homero, Píndaro, los trá- suelen usar ὅπως como nexo compa-
gicos, por ἀδελφός; δράκων (v. 123) rativo (cfr. v. 167). Asimismo, el em-
en lugar de ὄφις; πέλωρος (v. 125), pleo de γεννήτορες para designar a
homérico y hesiódico; μείς por μήν los Patriarcas (cfr. v. 104) no es usual
(v. 153). El uso de πέλει por ἐστιν en en la Spt, en cambio, la tragedia lo uti-
posición final (vv. 98, 153, 192, 251) liza como epíteto de Zeus4.
es más poético pero tiene también Todo esto demuestra la intención
razones métricas. Ezequiel suele aña- de Ezequiel: utilizar un léxico creati-
dir prefijos al modelo bíblico, como vo, ‘poiético’, pero también con tradi-
προσεγγίσῃς (v. 96) frente a ἐγγίσῃς ción clásica, particularmente trágica,
(Éxodo 3: 5), ἐφέστηκας (v. 99) frente incluso en el estilo reiterativo de los
a ἕστηκας (ibid.). Asimismo, emplea vocablos. Lo cual confirma la concep-
plurales poéticos, como θρόνων (76), ción de la obra como una ‘tragedia’5.
ἐναιυτῶν (153), χρώμασι (257),
αὐχένων (259)3. 4 Cfr. Lanfranchi (2006: 208).
Lanfranchi (2006: 122) señala 5 Lanfranchi ha señalado en diversos luga-
res de su comentario que hay voces emplea-
que el adverbio πέλας (v. 18) aparece das por Ezequiel que reaparecen en Filón
una sola vez en la Spt, pero que es fre- y/o en Josefo en contextos similares, por
cuente en la tragedia clásica. Asimis- ejemplo τεράστιον y ἀπιστία de v. 91, οὐκ
mo, el giro ἔνερθε γαίας (v. 78) es épi- εὔλογος de v. 113; también ciertos detalles
que se dan en Ezequiel y no en Éxodo, como
co y trágico y ἐξύπερθε (ibid.) sólo se que el fuego de la zarza era abundante (v.
registra en Sofocles; οἰκουμένη (cf. v. 92), y que también aparecen en esos auto-
res; todo esto probaría el influjo de Ezequiel
3 Sobre este recurso, cfr. Ésquilo, Agamenón en ellos. Lanfranchi (2006: 297 s.) enlista
1293, Cóeforos 284, Eurípides, Ion 693, Li- los paralelos expresivos entre Ezequiel y Fi-
cofrón, Alejandra 1249, quienes emplean lón y ciertos detalles que tienen en común
αἱμάτων con el valor de ‘linaje’. frente a la Biblia.

6 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


Licencias propuso que hubo un coro de magas
egipcias en el fr. 7 (mensajero). Qui-
o parece correcto pretender en- zás no hubo coro o no lo hubo en el

N contrar ‘actos’ en el sentido mo-


derno de la dramaturgia, donde
cada unidad puede implicar un corte
sentido clásico: Agatón en tragedia y
la νέα ya habían relajado mucho su
uso y su función, mediante los embó-
en el desarrollo de la acción. En todo lima, y ya la tragedia del siglo IV pa-
caso, la Exagogé conservaría las ‘par- rece haber continuado esa línea, con
tes’ tradicionales ya enumeradas por la excepción de Reso8.
Aristóteles (Poética 1452b. 16-20): Ezequiel procede con libertades,
prólogo, párodo, episodios con está- en lo formal y en el contenido. En Éxo-
simos, éxodo. El número de episo- do 1. 5 son setenta y cinco las personas
dios no era fijo: oscilaba entre cinco que acompañan a Jacob y no setenta9;
y seis; también variaba la extensión la opresión no se da con un solo fa-
en versos y la presencia de prólogo raón egipcio sino tempranamente (cfr.
(Persas y Suplicantes de Ésquilo no lo vv. 4-6), como en la Midrash10; el poeta
tienen). En el período clásico hubo elude el episodio de las parteras (Éxo-
piezas aisladas, en trilogía y en tetra- do 1. 15-21); en Éxodo 2. 2, Moisés es
logía, pero no siempre con el mismo ocultado por sus dos padres, mientras
formato. Hubo piezas de asunto míti- que aquí no aparece Amram, padre de
co y piezas de asunto histórico. Estos Moisés11; Ezequiel añade el detalle de
son algunos rasgos que muestran que los ‘signos de reconocimiento’, pero
la tragedia griega nunca fue monolí- omite el canasto (Éxodo 2. 3); toma el
tica y que, por lo tanto, no debería- nombre de Marián de Éxodo 15. 20 y la
mos asombrarnos de que Exagogé cercanía desde la que esta mujer obser-
presente supuestas ‘anormalidades’, va se opone a la lejanía de Éxodo 2. 4; la
comenzando por su asunto mismo, princesa misma toma al niño y no sus
más teniendo en cuenta que el he-
lenismo recreó géneros6. Quizás no 8 Caso similar parece el de la comedia Escitas
de Antífanes, que mantendría el coro du-
tenía stásima sino ‘intermedios’ sin rante los episodios. Cfr. Sifakis (1963: 31).
letra específica, como en la comedia 9 El número, empero, oscila en otros libros de
del siglo IV a.C. ¿Hubo coro? Para Ta- la Spt y es de setenta en el texto masorético.
plin (1976: 48) es posible. Se propuso Lanfranchi (2006: 131) se inclina por un
que lo fueran las hijas de Ragüel (cfr. influjo de Deuteronomio 10. 22, donde ade-
más se emplea el verbo καταβαίνω usado
v. 59), con número diverso del clási- por Ezequiel. Cfr. Jacobson (1983: 81-84).
co, y que quizás tenían a su cargo la 10 El ocultar los buenos tiempos de José podría
párodo7; o bien que ellas fueran un tener como objetivo acentuar la tragicidad
παραχορήγημα o ‘coro secundario’ de la situación de opresión o ser coherente
o un semicoro; Jacobson (1983: 32) con Génesis 15. 13. Cfr. Lanfranchi (2006:
134).
11 Cfr. Éxodo 6. 20, donde se menciona el li-
6 Cfr. Rossi (1971). naje de Moisés. Para Wieneke (1931: 43)
7 Cfr. Sifakis (1963: 36 y 41). Ezequiel sigue en esto a la Biblia hebrea.

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esclavas (Éxodo 2. 5); el testigo men- para quien “les événements, au lieu de
ciona al asesinado como “el hombre de se grouper, se succèdent et se déroulent
ayer”, mientras que Éxodo 2. 14 insiste dans leur ordre naturel et complet, si-
en que era egipcio; Ezequiel añade el non absolument sans art, du moins
personaje de Khous y también un sue- sans recherche apparente d’arrangement
ño y su interpretación y el detalle de artificiel”. Más allá de que no tenemos
que el fuego de la zarza era abundante el texto completo, las modificaciones
(cfr. Éxodo 3. 2); atribuye el mensaje de señaladas implican que no hay un “or-
la zarza a la “palabra divina” y no a un den natural (¿?) y completo” sino una
“ángel del Señor” (ibid.), aunque éste adaptación dramática con una inten-
luego se diluye en la Spt. En vv. 246-7 cionalidad ideológica.
también elude al ángel mencionado en Es probable que Ezequiel se anti-
Éxodo 14. 19. En cuanto al pasaje de cipe a los bizantinos y se haya toma-
las plagas, el poeta altera el orden de do libertades también en el aspecto
ellas y resume el relato y los diálogos métrico, tanto en las cantidades de las
en un anuncio dado por Dios (vv. 132 vocales cuanto en la consecuente sus-
ss.). Las instrucciones dadas sobre la titución de pies. Por ejemplo, πικρανῶ
Pascua, por cierto sintéticas, se diri- de v. 141, debe tener alfa larga, como
gen solamente a Moisés y no a Aarón algunos ejemplos de futuros nasales.
y quizás se ambientan en Madián, no Recordemos que, según los lingüis-
en Egipto. El texto bíblico (14. 21) no tas, en el siglo ii a.C. comienza a des-
dice que Moisés golpee el mar (cfr. v. aparecer la distinción de la cantidad
227), como sí hace en 7. 17, sino que vocálica. Quizás esto pueda justificar
“extendió la mano”; pero 14. 16, donde que, en el v. 135, σκνῖπας sea enten-
se dice que levante el cayado y el impe- dido como σκνίπας, es decir, con iota
rativo ῥῆξον ‘hiende, desgarra’ puede breve (o abreviada), lo cual soluciona
generar la idea del golpe, aunque es el problema métrico; asimismo, de-
innecesaria. Se omite la mención del bería verse como breve la ypsilón de
viento (cfr. Éxodo 14. 21) que podría ἄργυρον en v. 165 para aceptar la lec-
‘racionalizar’ el milagro12. En cuanto a ción de los códices. No es extraño que
14. 24-25, Ezequiel anticipa la traba- el diptongo se abrevie en ἀποσκευή
zón de las ruedas de los carros respec- (v. 209) o que el grupo κρ- trabe sin
to de la columna de fuego, que en la correptio Attica (v. 51). Por otra parte,
Biblia tiene orden inverso13. Estas re- en v. 158 quizás no se vea como una
elaboraciones hacen que resulte extra- falla el hiato que provocan los dativos
ña la opinión de Magnin (1848: 195), (lo mismo καὶ ἐπίρρυτος en v. 252,
πέμψω αἳ de 145, διεκδρομὴ ἔχοντες
12 Como marco sobre el tema de lo asombro- de 199)14; y en 164 κόσμον quizás
so, cfr. Bianchi-Thevenaz (2004).
13 La adaptación, pues, no se limita, enton-
ces, al sueño de Moisés, su interpretación 14 Cfr. Snell (1966: 26-27), quien discute
y el ave fénix, como estimó García Ureña hiatos admisibles y no admisibles desde el
(2011: 31). punto de vista clásico.

8 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


pudo ser aceptable en un pie par15, estén a cargo de un dios o de un perso-
como también ἀριθμόν del v. 202 o el naje, cuya identificación –salvo que los
dáctilo de μυριάδες en 203 o el ana- atributos del dios la hagan evidente–
pesto de 212. Hay varios casos en los suele postergarse. Ezequiel sigue este
que el espíritu áspero parece trabar, modelo euripideo. El empleo de tiem-
por ejemplo en γένος Ἑβραῖον v. 43. pos verbales pretéritos que alternan
Por otra parte, como se indica en nota con presentes históricos es frecuente
al v. 76, Snell interpreta que ciertas en la narración dramática (por ejem-
juncturae han de entenderse en cra- plo, Persas 189-196; se da aquí en vv.
sis. Esta crasis es necesaria en los pies 75-6, 80-82, 190-1, 220, etc.). El conte-
donde quedaría la combinación lar- nido del prólogo corresponde a los dos
ga-breve-larga; es posible que se faci- primeros capítulos de Éxodo.
lite allí la crasis cuando se encuentran El Primer episodio podría estar
-αι con ε-, pues la fonética ya podía representado por los vv. 60 ss., donde
asimilar ambas formas16. Estas ‘licen- hay reminiscencias de piezas trági-
cias’ o divergencias con el concepto cas18. El término στρατηλάτης, ‘jefe
‘clasicista’ de la métrica son más com- del ejército’, aparece en Ésquilo, Eu-
prensibles si es cierto que Ezequiel no ménides 637; en Sofocles, Ayante 58,
tenía el griego como lengua materna 1223, Filoctetes 793, 873; en Eurípides,
sino que lo aprendió de adulto, como Orestes 970, Ciclope 86, etc., es decir,
han propuesto varios críticos17: a pe- es de amplia tradición en la tragedia.
sar de conocer las obras de Ésquilo o En este episodio Sepfora presenta la
de Eurípides pudo no tener la misma región adonde Moisés se exilió, al este
sensibilidad para la versificación. de la península del Sinaí (ubicación
tradicional de Madián) o, para algu-
Estructura nos, en Etiopía, al sur de Egipto.
El fragmento 5 puede pertenecer
a estructura de la pieza, como al mismo episodio y consistiría (si se

L adelantamos, puede responder


al uso clásico, más allá de la
cuestión del coro.
acepta la propuesta de Morel) en una
stikhomythía, un recurso caro a la tra-
gedia para momentos de tensión. Allí
El Prólogo responde a los usos se plantea el problema del casamiento
habituales en Ésquilo y, sobre todo, de Moisés y Sepfora19.
en Eurípides, en quien son claramente El Segundo episodio podría es-
informativos sobre el espacio, el tiem- tar centrado en el sueño de Moisés
po, los personajes, los antecedentes, ya y la interpretación que de él hace su

15 Para este caso Lanfranchi (2006: 228) 18 Cfr. Lanfranchi (2006: 149).
acepta que “on peut suppposer un traite-
ment de la prosodie plus libre de la part 19 Kappelmacher propuso anteponer los frag-
d’Ezéchiel”. mentos 6 y 7, considerando que la interpre-
tación del sueño sería la causa de que Ragüel
16 Cfr. Perpillou (1984). aceptase al extranjero como yerno. Tren-
17 Por ejemplo Dübner (1846: vii). czényi-Waldapfel coincidió (1952: 148).

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suegro Ragüel (fragmento 7)20, que Si bien es posible que hubiese una
no tienen paralelo en Éxodo y pare- alusión a esa polémica, la figura bíbli-
cen contradecir lo dicho por Dios en ca de Moisés –de quien la tradición
Números 12. 6-8, a saber, que Él no dice que subió a los cielos– era lo su-
habla con Moisés mediante sueños ficientemente importante como para
ni enigmas. Lanfranchi (2006: 181) que protagonizara una tragedia23.
opina que allí se diferencia sueño de El Tercer episodio podría estar
visión profética y señala que, luego, representado por las escenas relativas
la literatura judeohelenística identi- a la comunicación entre Dios y Moi-
ficó el sueño con la visión profética. sés (frr. 8 a 12), a través del milagro
No parece que esto diluya la contra- de la zarza ardiente y de las instruc-
dicción, pues en Números se expre- ciones respecto de la actitud que debe
sa que Dios habla con Moisés cara a sostener ante Faraón. La representa-
cara y no por sueños, porque él “vio ción del fuego o una convención para
la gloria del Señor”. El sueño revela- ella ya tenían antecedentes en el teatro
dor, que aparece ya en Ilíada (el que clásico24. Los milagros del bastón-ser-
recibe Agamenón) o en Heródoto (3. piente y de la mano-nieve son prue-
30, 7. 19, ambos iniciados con el ver- bas, que Dios le da, de que su palabra
bo ἐδόκεε21), también ocurre en la Spt se cumplirá y de que Moisés tendrá
(Jacob, José)22 y en el NT (José), pero capacidades concedidas por Él. La
es elemento frecuente en la tragedia voz de Dios se resuelve escenográfi-
clásica (Ésquilo, Persas 176 ss.; Eurípi- camente como una voz en off, técnica
des, Hécaba 68 ss.; el caso de Sofocles, que tiene antecedentes en Ayante 14-
Electra 417-423, también trata de un 16 de Sofocles y en Bacantes 576 ss. de
cetro). Algunos eruditos interpretan Eurípides, recurso que siglos después
que Ezequiel insertó este sueño para pudo usar Ignacio Diácono para sus
polemizar con quienes daban priori- Versos sobre Adán25 y que resultaba
dad a Henoc (bisabuelo de Noé), que más simple que representar a un án-
fue arrebatado al cielo por Dios sin gel en el fuego. No parece que resulta-
padecer la muerte (cfr. Génesis 5. 18-
23 Coincidimos en esto con Lanfranchi
30, Hebreos 11. 5), dando a entender (2006: 192).
que esos viajes celestiales eran sueños 24 Troyanas 1260 ss. de Eurípides concluye con
y que Moisés era legislador, profeta y el incendio de Troya; Bacantes 596 ss. des-
guía de Israel, más grande que Henoc. cribe el fuego junto a la tumba de Semela;
también habría fuego en el final de Nubes
de Aristófanes, se haya o no representa-
20 El pasaje fue traducido al hebreo en fecha do efectivamente, y se conocen los títulos
incierta, traducción incluida por A. Jelli- Ἐμπιμπραμένη de Menandro e Incendium
nek en una colección concluida en 1877. de Afranio.
Cfr. Lanfranchi (2006: 330-1).
25 Véanse los vv. 124 ss. Cfr. Cavallero
21 En el primero, el de Cambises, aparece Smer- (2014), trabajo en el que, lamentablemen-
dís en un trono y su cabeza toca el cielo. te, se han deslizado varias erratas que serán
22 Varios ejemplos enumera Frenkel (2004: enmendadas en nuestro futuro libro sobre
4, nota 8). la tragedia en Bizancio.

10 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


ra extraño a un judío que se represen- escena. En realidad, Ezequiel parece
tara la voz de Dios, cuando el texto seguir el texto bíblico: no sólo el cap.
del AT tantas veces la hace presente 12 es reiterativo (véanse, por ejemplo,
a través de profetas que reclaman “es- los versículos 15 y 19-20, el 12 y el 23),
cucha, Israel” y afirman que transmi- sino que a partir del v. 43 Dios vuelve a
ten el “oráculo del Señor”. hablar a Moisés y a Aarón diciéndoles
El episodio puede incluir también “Ésta es la ley de la Pascua...”, con nue-
los fragmentos 13 y 14, donde conti- vas instrucciones. De modo que no
núa la conversación de Dios con Moi- resulta extraño que Ezequiel también
sés, que se centraría en los milagros insista en la fiesta central surgida de
enviados por Dios para ablandar a este episodio bíblico.
Faraón (las “plagas de Egipto”) y sus No está probado, por otra parte,
indicaciones sobre la celebración de que en el fr. 14 no hable Dios (lo cual
la Pascua o Paso del Señor, para evi- es argumento para separar este pasaje
tar el exterminio de los primogénitos del anterior: integraría así otro episo-
judíos, y sobre la fiesta de los Ácimos. dio). Él suele referirse a Sí mismo en
La continuidad de la escena podría tercera persona ya en el fr. 13 (v. 171) y
estar asegurada por el hecho de que puede hacerlo en éste (vv. 188, 191).
se sigue hablando del bastón o cayado El Cuarto episodio puede ser el
como instrumento para los milagros fr. 15 (vv. 193-242), en el que Ezequiel
(cfr. vv. 120 y 132). En este sector del utiliza el recurso del Mensajero que,
episodio, el anuncio profético de las como testigo ocular, relata algo ocu-
plagas evita una representación dra- rrido fuera de escena; es una técnica
mática de los hechos portentosos y se muy habitual de la tragedia y también
funda en pasajes bíblicos como Éxodo de la comedia, aunque tiene fuentes
3. 20, 4. 9 y 23. Esta predicción permi- en la épica26; la técnica evita la muer-
te, además, condensar el relato inclui- te en escena, el exceso de actores, la
do entre los capítulos 7 y 12 de Éxo- imposibilidad de presentar portentos,
do, resumiendo las plagas en grupos etc. No es un mensajero omnisciente:
de tres: sangre, ranas y gusanos (vv. relata lo que ve y oye, según su pare-
134-6), ceniza, tábanos y peste (vv. cer (cfr. v. 235) y con enfoque de pa-
137-141), granizo-fuego, tinieblas y gano; quizás por ello no se menciona
langostas (vv. 141-6); todo esto cul- al ángel de Éxodo 14: 19.
mina con la muerte de los primogéni- Los editores divergen en la atri-
tos (vv. 147-8). La mención de Aarón bución del parlamento: para Snell
(vv. 116-9) suplanta los diálogos entre hay que diferenciar el primer verso,
éste y Faraón presentes en la Biblia. que sería del mensajero, del resto, que
Lanfranchi (2006: 242 ss.) plan- sería de un “Egipcio”. Si el mensajero
tea la cuestión de por qué se repite una es egipcio, ¿a quién relata lo ocurri-
indicación sobre la fiesta de la Pascua do? Si no lo es, ¿por qué se diferen-
y de si esto implica que en el segun-
do caso habla otro personaje en otra 26 Cfr. Barrett (1995) y (2002).

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ciaría del egipcio? ¿Es un hebreo? No primer pasaje es una ampliación de
es lógico que relate esto a los hebreos Éxodo 15. 27 (cfr. Números 33. 8-9),
en fuga y el texto deja en claro de qué por la cual el oasis de Elim asume ras-
grupo es quien habla. Si tenemos pre- gos de locus amoenus, si bien Josefo lo
sente el ‘modelo’ de Persas de Ésquilo, pinta como un lugar poco beneficio-
es probable que el mensajero egipcio, so29. En el lugar se produciría, quizás,
un sobreviviente de la catástrofe, re- un nuevo milagro, pues Dios lo con-
late lo ocurrido a egipcios de la cor- vierte en fructífero y acuoso; de ahí
te o del pueblo que no integraban el que pueda tener un valor simbólico:
ejército, pero sin recurrir a un diálo- se aludiría a las doce tribus de Israel,
go sino a un parlamento extenso de asociadas a fuentes ya entre los hele-
tipo euripideo. Así como el enfoque nísticos; las setenta palmeras podrían
dado por Ésquilo a su pieza implica aludir a los ancianos de Israel o a
el reconocimiento del triunfo y de las quienes acompañaron a Jacob a Egip-
bondades de Atenas por parte de los to30. El hallazgo del oasis demuestra
persas, el mensajero egipcio permite que Dios sigue protegiendo a su pue-
destacar que un pagano reconoce el blo a lo largo del éxodo.
poder de Dios27. Van der Horst (1982: 110 s.)
Si bien Ezequiel sigue el texto de liga los dos pasajes de este episodio
Éxodo 14, lo amplifica y se inspira asi- sobre la base de la homonimia entre
mismo en Persas 364 ss., donde tam- ‘palmera’ y ‘fénix’ (φοῖνιξ), por lo
bién hay disposición de tropas, espera cual el autor habría hecho del oasis
del día, gritos, temor, ámbito marino, un locus amoenus. Pero éste también
actitudes que asombran. Se ha pro- puede tener como función el pre-
puesto también un influjo de Temis- anuncio de la tierra prometida31, al
tocles de Mosquión, fr. 1 Snell28. De menos en la imagen que de ella sur-
hecho, en Éxodo no sobrevive ningún ge de la Carta de Aristeas 112-116 o
egipcio, de modo que el mensajero de la Vida de Moisés 1. 228 de Filón.
que observa desde lo alto (cfr. v. 215) Se ha dicho que la introducción del
es una adaptación teatral. ave fénix en esta pieza sería un sím-
El Quinto episodio puede es- bolo de la extraordinaria figura de
tar representado por los dos últimos Moisés o de la salida del pueblo he-
fragmentos, a cargo de un observador breo, pero también puede aludir a su
o explorador, y podría estar inspirado ‘renacimiento’ a partir de las cenizas
en Josué 2, donde Josué envía espías de la esclavitud.
a Jericó, o en Números 13-14, donde
Moisés envía doce exploradores a Ca- 29 Antigüedades judaicas 3. 9-11 dice que las
naán. El explorador funciona como palmeras son bajas y sin frutos; y el agua,
escasa.
un nuevo Mensajero dramático. El
30 Cfr. Lanfranchi (2006: 278). Habría en
esto un influjo de la hermenéutica de las
27 Cfr. sobre esto último Hadas-Lebel (2001: 29). midrashim (cfr. Bienaimé 1984).
28 Cfr. Xanthakis-Karamanos (2001: 238). 31 Jacobson (1983: 156).

12 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


Según opinión de Lanfranchi esto es imposible, porque la tragedia
(2006: 199), la pieza concluía tras el clásica no fue monolítica ni tenía por
cruce del Mar Rojo y la llegada al oa- qué serlo después del 405 a.C. Estas
sis de Elim; Wacholder-Bowman formas ‘helenística’ e ‘imperial’ de la
(1985: 274), en cambio, piensan que tragedia griega pueden tener innova-
el epílogo podía ser el dictado de los ciones, como se han marcado ya entre
Mandamientos en el Sinaí. Según los tres grandes del siglo de oro o res-
Kohn (2002-2003), la pieza podría pecto de los tragediógrafos del siglo
integrar una tetralogía al estilo de la IV, y ellas pudieron quizás darse tanto
tragedia del siglo v; asimismo, desta- en la temática cuanto en la estructura,
ca que el papel de Dios en los frag- la lengua e incluso la métrica.
mentos podría ser similar al de Apolo
en Ion o al de Dioniso en Bacantes Conclusiones
como guías de sus seguidores32.
En conclusión, nos parece eviden- Como pieza teatral nada en ella
te que Ezequiel concibió esta pieza parece impedir que pudiera ser re-
como una tragedia, tal como lo ad- presentada, aunque la crítica discutió
virtieron los primeros que la citaron el tema34. Hengel (1980: 98) propo-
y que la editaron33. Esto es así no sólo ne que lo haya sido en el atrio de las
por sus vínculos con modelos clási- sinagogas35. Jacobson señala que el
cos sino también por su contenido y uso de deícticos (vv. 59, 67, 90, 120)
estructura, independientemente de sugiere una presentación visual y no
que se pretenda encontrar un parale- meramente leída36.
lismo estricto con la tragedia clásica: Por otra parte, la pieza es relevan-
te no sólo por ser la única supérstite
32 Desde el v. 192 los fragmentos provendrían del ámbito hebreo, sino por ser una
de otra pieza de la tetralogía (p. 10). Propo- de las dos sobrevivientes del período
ne también que pudo haber, en una tercera,
un lamento de la reina (similar al de Ato-
helenístico, con Alejandra de Lico-
sa) y la aparición de Faraón difunto como frón37. Aunque muy diversas entre
espíritu. A la cuarta pieza pertenecería el sí, ambas tendrán herederos en las
fragmento final, que no sería un drama de
sátiros, como ya había hecho Eurípides (p.
11). Considera Kohn que Ezequiel pudo te- 34 Por ejemplo, Venini (1953: 14).
ner una mirada épica y que se interesó por
la unidad de acción más que por las de lu- 35 Véanse, entre otros, Kuiper (1900: 269 ss.);
gar y tiempo (cfr. p. 7); la ‘violación’ queda- Kraus (1968: 169), que la acepta; Starobin-
ría atenuada si son cuatro piezas, número ski-Safran (1974: 217). Para Kappelma-
que además explicaría el plural de tragedias cher (1924-1925: 84 s.), la Exagogé repre-
atribuido a Ezequiel. Las cuatro tragedias sentaría la transición hacia el drama leído.
podrían llamarse: Las hijas de Ragüel, Los 36 Cfr. Jacobson (1981: 174-5).
pastores de Libia, La salida y El fénix / El 37 A partir de Plutarco, Craso 33, se sabe que el
oasis / Los mensajeros (p. 12). Sobre el papel rey armenio Artauasdes II, decapitado por
de Dios, ver p. 10. Cleopatra en 31 a.C., compuso tragedias
33 Philippson antepone τὰ τοῦ δράματος en griego; pero no se conserva nada de esa
πρόσωπα a su edición. obra.

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épocas posteriores38. En el caso de da por Vogt (1931). Pero además, es
Exagogé, es probable que haya sido antecedente también de los sí conser-
modelo de piezas perdidas, sean de vados Versos sobre Adán, de Ignacio
época imperial, como la Susana de Diácono (siglo IX): si bien la exten-
Nicolás de Damasco (64 a.C.-c. 10 sión de esta pieza se acerca más a la
d.C.)39 o de época bizantina, como de los mimos helenísticos, su concep-
Muerte de Cristo de Esteban Sabaíta ción es trágica y su asunto es también
(siglo VIII)40 o el drama aludido por bíblico; y, además, también aparece
Liutprando de Cremona41 Rapto del Dios como ‘personaje’, seguramente
profeta Elías (cfr. 2 Reyes 2. 1-18) o mediante el recurso de la voz en off
el ‘misterio’ de Simeón de Tesalonica, ya mencionado44. Matizamos, pues, la
Tres niños en el horno, del siglo xv, afirmación de Ploritis (1998), para
inspirado en el famoso pasaje de Da- quien no hacía falta que los bizanti-
niel 342; y si no fue modelo sí antece- nos se inspiraran en Ezequiel: aunque
dente del Khristòs páskhon atribuido es cierto que la Biblia estaba siem-
a Gregorio Nacianceno o de la Pasión pre presente en la cultura bizantina,
del siglos x-xiii descubierta parcial- la Exagogé no deja de ser, por varios
mente43 por Lampros (1916) y edita- motivos, un antecedente –aun indi-
recto–, un eslabón entre la tragedia
38 Coincidimos en esto, en general, con Mag- clásica y la bizantina.
nin (1848), aunque Magnin ubica a Eze- De modo que, a pesar de las inne-
quiel en el siglo II d.C. Sus ideas son reto- gables diferencias, la tragedia siguió
madas por Sathas (1879) y por Cottas
existiendo en Bizancio45, pero con
(1931), aunque para esta Ezequiel era cris-
tiano. Sobre las críticas a estos estudiosos,
cfr. Puchner (1984: 18 ss.). un director de teatro da a cada carácter para
39 Se ocuparía de la historia de Susana, apa- que represente su papel, con indicación de
rentemente relato independiente pero habi- gestos, movimientos, ademanes que deben
tualmente integrado al libro de Daniel en la acompañar a la letra; de esta, en cambio,
Spt, en Teodoción y las versiones sucesivas; solo se cita la primera línea. Algunos eru-
no aparece en la Biblia hebrea y es rechaza- ditos opinan que es una traducción de indi-
do por las iglesias protestantes. Orígenes lo caciones de una pieza presentada en el Oc-
incluyó como cap. 13 de Daniel. cidente latino-romance. Sin embargo, cabe
preguntarse para qué se haría la supuesta
40 El texto, perdido, parece haber sido cono- traducción si no hubiera una performance
cido por Gregorio Gyraldi en el siglo XVII, también en Bizancio.
quien lo menciona en Opera omnia, Leip-
zig, 1696, tomo 5, col. 287-8. 44 Cfr. Cavallero (2014), donde lamentable-
mente se han deslizado erratas que serán
41 Relatio de legatione Constantinopolitana corregidas en nuestro estudio global sobre
cap. 31; año 968. la tragedia en Bizancio.
42 La Piana (1936) indica que en 1894, Dimi- 45 No solo con carácter bíblico-cristiano, sino
trievski halló una traducción rusa de ese también clasicista: téngase en cuenta que
misterio, del siglo XVII, y una descripción el historiador Sozómeno (5. 18) menciona
de él en un manuscrito del Atos de 1457; al gramático Apolinario el Mayor, quien
cree que remonta al siglo X. en el período alto-bizantino (siglo iv), a
43 En el ms. Vaticano Palatino 367, ff. 34-39, partir del reinado de Juliano el Apóstata,
del siglo XIII, se asientan instrucciones que habría escrito comedias al estilo de Me-

14 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II


modificaciones que responden a un Bibliografía citada
proceso de continuo cambio desde
los orígenes del género y claramente Barrett, J. (1995). “Narrative and the
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τραγῳδίαν ἐμιμήσατο). Sócrates (3. 16 =
G. (éds.). Torah et science: perspectives
PG 67. 420; Cfr. 2. 46) señala que Apolina-
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τύπῳ δραματικῶς ἐξειργάζετο. vain-Sterling (Virginia); 27-36.

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16 Pablo Adrián Cavallero / La Exagogé de Ezequiel y su influjo en la tragedia bizantina. Parte II

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