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Introducción
3. Causas de la alienación
Educación y Alienación
Hasta aquí, casi todas las aseveraciones que se han hecho y citado están
fundamentadas en observaciones, experiencias propias, intuiciones e
interpretaciones teóricas. No quiere decir que tengan más o menos valor que las
aseveraciones que provienen de una investigación en donde se usa el método
científico. Aquí expondremos las aplicaciones de los resultados de las
investigaciones hechas en los últimos cinco años acerca de la alienación de los
estudiantes. Estas investigaciones se llevaron a cabo, casi todas, en escuelas y
colegios de Estados Unidos.
La definición operacional que prevalece en las distintas investigaciones es
aquella que contiene, más o menos, estos cuatro componentes: impotencia,
conformismo, falta de significado y aislamiento. Estos componentes representan
un tipo de conducta que, de una u otra forma, acompañan al hombre alienado de
nuestra sociedad según los teóricos de la alienación.
Empezaré con aquellas investigaciones que estudian la relación existente entre
la alienación estudiantil, la burocratización y la organización estructural de la
escuela. El estudio de Anderson (1973), así como el de Hedberg (1973), revelan
que la alienación estudiantil está positivamente relacionada con las estructuras
burocráticas. El grado de alienación aumenta a medida que la organización es
más burocrática: la impersonalidad y el anonimato se prestan en semejante
estructura.
En otro estudio llevado a cabo por Marquis (1974) y en donde relaciona la
alienación con la organización educativa, o tipo de escuela (vs la escuela
tradicional como grupo de control, y la escuela progresista como grupo
experimental) se encontró que no había diferencia significativa en cuanto al
grado de alienación entre los estudiantes varones de una y otra escuela. Sin
embargo, en las muchachas pertenecientes a la escuela tradicional mostraron
una tendencia hacia el conformismo y a sentirse más extrañas. Todos los
estudiantes eran del noveno grado. Entre los estudiantes del grupo progresista,
los varones tenían un grado mayor de alienación que las muchachas. Entre los
estudiantes del grupo tradicional se apreciaba mayor malestar por estar en la
escuela y más ganas de salir de ella cuanto antes, lo que indica mayor
alienación, aunque no sea significativa.
Dos estudios sobre la alienación y el dogmatismo realizados por Beatty (1973)
y por Morris (1971) dejan ver una relación positiva entre la alienación y el
dogmatismo: a mayor dogmatismo y autoritarismo, mayor grado de alienación.
Igualmente existe relación positiva entre la alienación y el control ideológico de
los profesores, de acuerdo a los estudios de Marquis y de Hedberg
respectivamente.
Thompson (1973), en un estudio para la tesis doctoral relacionó el grado de
alienación con las oportunidades de participación estudiantil en la toma de
decisiones en las áreas académica, de dirección, estructura del curso y del
currículo y la forma de evaluar. No hubo diferencia significativa del grado de
alienación entre el grupo experimental (participación estudiantil) y el grupo de
control (no participación). A pesar de que no hubo diferencia significativa entre
los dos grupos, había más elementos alienantes en el grupo de control.
Aquellos estudiantes que solicitan orientación personal indicaron mayor
alienación que los que buscan orientación vocacional, y éstos a su vez mayor
alienación que aquellos que no buscan ninguna orientación (Galassi (1973). Los
estudiantes de octavo y noveno grado están significativamente más alienados
que los del sexo (Hedberg). Los estudiantes de un nivel socio-económico más
bajo muestran un sentido más alto de alienación; las muchachas muestran mayor
alienación que los varones; el nivel de grado escolar no está relacionado con el
grado de alienación, pero sí las puntuaciones de notas (White, 1971).
En otro estudio hecho por Sandhu (1972) sobre la alienación de los
profesores, encontró entre los más alienados los profesores más jóvenes,
varones, casados, de un rango más bajo y peor pagados.
Superación de la Alineación
Liberar al hombre de la alienación viene siendo la gran preocupación de todos
los críticos de la sociedad y del sistema escolar, empezando por Marx. La verdad
es que después de analizar los supuestos y los esfuerzos de estos rivales de la
alienación, le viene a uno a la mente si realmente puede superarse la alienación.
Sin embargo, hay que valorizar los intentos que se han hecho y que se están
llevando a cabo con el fin de que aparezca sobre la tierra un hombre más libre,
independiente y más dueño de sí mismo: el hombre desalienado.
Se puede agrupar a los críticos de la alienación en tres clasificaciones que
determinan, no propiamente su pensamiento, sino más bien la forma de abordar la
superación de la alienación: ya sea cambiando las estructuras socio-económicas,
el sistema educativo parcial o en su totalidad y, finalmente, enfrentarse a la
alienación prometéicamente y aceptarla como se acepta el destino.
1. Transformación de la sociedad
Los críticos clasificados bajo esta categoría son todos aquellos que de una u
otra forma parten del supuesto de que el hombre es producto de la historia, que su
pensamiento obedece a la realidad económica, social, política, religiosa y cultural.
El hombre está básicamente determinado por estos factores externos; por lo tanto,
de una sociedad alienada básicamente no cabe esperar un hombre sano. Entre
ellos podríamos mencionar a Marx, Fromm, Marcuse y a toda la Escuela de
Frankfort, Pappenheim, Castillo del Pino.
Marx rechazó la pretensión de "superar la alienación dentro del marco de la
alienación", de superar la alienación de una sociedad que gira en torno a
relaciones mercantiles. Si se desea luchar contra las fuerzas de la alienación, es
necesario "luchar por un nuevo fundamento de la sociedad, por el desarrollo de
instituciones económicas y sociales que ya no estén dominadas por una estructura
de explotación" (Pappenheim, 1965). Marx, en "La Sagrada Familia" tiene una
frase reveladora: "Si el ser humano es un producto de sus circunstancias,
tendremos que humanizar las circunstancias". El diseño de una sociedad no-
opresora, en la que reine el principio de la libertad y no el de la realidad, una
sociedad donde el individuo no se vea subordinado ni sea objeto de
manipulaciones por parte de ningún otro poder exterior a él mismo, ya sea estado,
medios de comunicación y de producción, educación, o donde el individuo sea
activo, creativo e independiente, lo hayamos a través de toda la obra de Fromm y
Marcuse.
Estos autores no esperan gran cosa del sistema educativo, ni de los medios de
información por el hecho de que son, diríamos, "la agencia de publicidad" que le
hace a uno creer que necesita la sociedad tal como está. Lo más que se puede
hacer a través de la educación en una sociedad como la nuestra que permite
libertades formales, es vivir la alienación impuesta como una aceptación "lógica",
insuperable e incluso satisfactoria. Marcuse no cree que la educación pueda
ofrecer la posibilidad de preparar, siquiera eso, la sociedad futura, por el hecho de
que esa misma preparación representa una amenaza para la sociedad presente.
"El cambio cualitativo de la educación es un cambio social cualitativo, y existen
pocas posibilidades de que tal cambio se organice y administre" Marcuse, 1970.
La educación, pues, seguirá siendo la que es, mientras la sociedad sea la que
es. Hablar y proponer una pedagogía liberal, crítica y progresiva no es más que
hacer el juego al sistema y hacer sus defectos más invisibles. Entonces ¿qué
hacer mientras llega el cambio o revolución, si es que algún día llega? Unos se
dedicarán a diagnosticar y poner al descubierto las contradicciones del sistema,
pensando en el presente "no en términos de etapas pasadas, sino en términos de
sus propias posibilidades" (Marcuse, 1968). Otros se darán a la tarea de
desenmascarar las reformas pedagógicas, por más liberales que sean e impedir
su funcionamiento: "La universidad no puede funcionar, por tanto hay que
impedirla funcionar para que esta imposibilidad se muestre evidente" (Gorz, 1970).
Aunque según la lógica marxista, lo propio sería desenmascarar al sistema social
y no al sistema educativo, que es su secuela.
Es bueno dejar saber, que aún con el advenimiento de la Nueva Sociedad no
significa el fin de la alienación del hombre; en ese caso aparecerán nuevas
alienaciones, pero no serán deshumanizantes, o al menos de igual calibre, como
las del hombre actual.
2. Transformación de la educación
Aquí muy bien podemos situar a todos los pensadores que hablan de una
escuela libertadora, de la pedagogía de la no-represión, de la nueva educación, de
la revolución de la enseñanza, e incluso de la enseñanza desescolarizada. Pronto
nos vienen a la mente, empezando por Dewey, autores, tales como Freire, Neill,
Reimer, Montessori, Illich. Para todos ellos la educación es importante en cuanto
agente de cambio social y cambio en el individuo, siempre y cuando vaya dirigida
hacia la liberación total de la persona humana. Es posible eliminar elementos
alienantes de la educación, es posible educar sin despersonalizar,. sin represión y
para la libertad. La crítica que estos pensadores hacen a la escuela moderna, tal
vez hay que exceptuar a Illich y Reimer, es pedagógica y política. Se dirige a qué
se enseña y cómo se enseña, a las edificaciones y ambiente; a la política de
administración y estructura burocrática. Se proponen nuevos currículos y métodos
de enseñanza, participación y acceso del estudiante en todo el proceso educativo
y administrativo; se favorece, por supuesto, la iniciativa, creatividad, crítica y
concientización; el educador viene a ser educando y el educando educador.
Lo importante es que la pedagogía del oprimido, del alienado, es posible antes
de la revolución. ¿Cómo? ¿Y si es posible tal pedagogía, realmente libera? A
partir de los estudios que se han hecho experimentalmente, muchos de ellos
aparecen en este trabajo, no garantizan que semejante modalidad y novedad
educativa traiga consigo un hombre nuevo, auténtico y mínimamente enajenado.
Cada vez son menos las esperanzas que se ponen en los nuevos métodos y en el
currículum, aunque sea un currículum dirigido expresamente para combatir la
alienación, como lo propone Becker (1967), por el hecho de que es vista la
educación como una causa actuante en lo social, y no se advierte que la
educación sea también un producto de otras estructuras sociales, por lo que no es
posible que el estudiante de la nueva educación no refleje el tipo de hombre que
una sociedad tiende a engendrar. Desde este punto de vista, la crítica de Illich a
todos estos intentos de educación liberal es válida, en cuanto que no se pone en
tela de juicio a la institución educativa como tal. Hay que acabar con la
escolarización de la educación, con el "currículum oculto" que es idéntico en todas
las pedagogías, tanto liberales como no liberales; hay que desestablecer la
escuela (Illich, 975). Con todo y esto, Illich sigue creyendo en el poder y la fuerza
desalienante que genera la educación. La educación es irreversible, pero
desescolarizando a la sociedad.
Neill, debido a una influencia freudo-neomarxista, toma otros rumbos que creo
son más consecuentes con los supuestos teóricos. No se sitúa al lado de los
idealistas reformistas que creen cambiar el mundo, ya sea transformando a los
hombres o cambiando las estructuras. "Summerhill" se coloca fuera de la
sociedad, fuera del mundo alienado. No niega la sociedad, sino que la yuxtapone.
Summerhill no es una anti-sociedad, sino más bien una contra-sociedad, una
contra-institución que contiene su propio fin en sí misma. El fin de la educación de
Summerhil está en el niño, y no en la sociedad alienada. "Neill se niega a
desempeñar el papel de mediador entre la sociedad y los niños" (Laguillaumie,
1973). No es posible una educación liberadora en una sociedad alienante, y por
eso es que busca soluciones prácticas para liberar al niño del peso de la
represión, permitiéndole conocer una realidad no alienada. Neill, consciente de la
imposibilidad de encontrar una solución al problema social por medio de la
educación, se niega tanto a ser un pedagogo crítico, como a ser el agente directo
de la ideología burguesa al amparo de una pedagogía "liberal" y activa.
A pesar de todos los pros y contras que pueda tener Summerhill, esa
experiencia muestra lo que podría ser una sociedad no represiva en la que no
sería necesaria la educación como conjunto de normas coercitivas y sistema de
represión.
3. Transformación interna
Conclusiones y Generalizaciones