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Práctica Investigativa

Anteproyecto

NRC: 6320

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

PSICOLOGÍA VIII SEMESTRE

PEREIRA 2020
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Influencia del estrés en la calidad de vida de adultos con situación de desempleo de larga

duración

Planteamiento del problema

Cada vez es más creciente el problema de desempleo en Colombia, y así lo muestran las

últimas estadísticas del DANE (2020), que llegan al 13 %. El desempleo considerado como

fenómeno social que concierne no sólo a la persona que carece de un trabajo, sino a también a su

ámbito de vida personal, familiar y social, según lo anota Aparicio (2017). Este fenómeno afecta

negativamente la satisfacción de expectativas y necesidades humanas, en tanto que perjudica la

vida cotidiana, el entorno familiar y social, de salud, además de su situación económica y de

vivienda, según Moyano, Gutiérrez, Zúñiga (2017). Añadiendo a esto, el impacto que genera los

largos períodos de desempleo al desencadenar problemas sociofamiliares y de salud mental

documentado por Mejía (2015).

Por lo tanto, al afectar al ser humano se convierte en tema de sumo interés para el ámbito de la

psicología, y el estudiar los impactos que tiene el desempleo de larga duración en la salud mental

de las personas, y específicamente lo concerniente a posibles consecuencias negativas que

afecten su bienestar.

Según Buendía (1990): “el impacto psicológico que produce el desempleo considerado uno de

los eventos de vida más estresantes” da cabida a profundizar en la escogencia de formas, desde el

quehacer del psicólogo, que ayuden a mejorar la calidad de vida de los adultos que sufren los

efectos de un desempleo de larga duración, sumado a condiciones como: la falta de formación

profesional, sexo y la edad. Considerando lo expuesto por Rey y Estremera (2014) en el II


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Congreso Nacional de inteligencia emocional en Barcelona: “que la falta de trabajo está asociado

a problemas de salud: depresión, psicopatologías, baja autoestima, incremento de suicidio”.

Es así como se quiere conocer con este estudio la influencia del estrés en la calidad de vida

de las personas con situación de desempleo de larga duración con edades entre los 40 a 65 años

postuladas en la bolsa de empleo de Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020.

Justificación

El tener un empleo es muy importante en la calidad de vida de las personas, según Rodríguez,

1998 (citado por Martínez 2015), es tal su influencia que se manifiesta en el descubrimiento de la

identidad de una persona, en el estatus que ocupa en la sociedad, en los niveles remunerativos y

en el bienestar psicológico. El empleo también interfiere en el bienestar psicológico de las

personas, y más aún en quien teniendo las capacidades de laborar no pueden conseguir un

empleo, Según Álvaro, 1992 (citado por Martínez 2015):

Los beneficios económicos y no económicos que proporciona el empleo contribuyen al

bienestar psicológico de las personas. Por lo que carecer de un trabajo, es decir,

encontrarse en la situación de desempleo afecta a la estructura organizativa de la

sociedad, pero también a aquellas personas que sufren en formas específicas sus

consecuencias (p.1).

Es así como una persona que sobrelleva un largo periodo sin ocupación laboral, puede verse

afectada no sólo en sus necesidades primarias, sino también en su salud mental, y es allí donde se

hace oportuna la intervención de la psicología para apoyar desde su quehacer del estudio del

comportamiento humano, para mostrar alternativas de mejoramiento ante posibles afectaciones


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con las que pueda verse aquejada la persona desempleada. De acuerdo a Turner y Turner, 2004

(citado por Martínez 2015)

observaron que el impacto emocional del desempleo es mayor en aquellos colectivos con

mayores dificultades de inserción, además (Alaluf, 2005), existe una mayor

vulnerabilidad ante el desempleo cuando se trata de trabajadores con una “aptitud

reducida”, trabajadores sin formación y empleados ocupados en sectores con dificultades.

- 5 - El género, la edad, el apoyo social, el grado de implicación en el trabajo o la

duración del desempleo son algunas de las variables que dan significado al impacto

diferencial del desempleo (Garrido, 2006).

Asimismo, en mayores de 45 años, se incrementan los efectos de la duración de no

encontrar trabajo provocada, en muchas ocasiones, por el desajuste entre la formación y

los cambios tecnológicos Olechnowicz, 2005 (citado por Martínez 2015). La formación

para el empleo se convierte en una alternativa para la adquisición de las nuevas

competencias profesionales requeridas por el mercado laboral. Stenberg, 2005 (citado por

Martínez 2015) encuentra una significación entre la duración del desempleo y una baja

participación en programas de formación. De esta forma, el desempleo se convierte en un

impedimento importante para alcanzar una completa integración en la sociedad

Kieselbach, 2003 (citado por Martínez 2015).

El desempleo es un problema al que cada vez más personas se ven enfrentadas, y es una

situación especialmente difícil de manejar para los adultos con edades de 40 a 65 años, la

generación X y Baby boomer, que sin esperarlo quedan en situación de desempleo y deben

enfrentarse a un mercado laboral exigente, en el cual no encajan por no cumplir requisitos como
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edad, nivel de estudios, manejo de herramientas tecnológicas, riesgos laborales. Lo que hace más

difícil vincularse laboralmente, puesto que en la mayoría de los casos no crecieron con la

tecnología desarrollada actualmente y por ende se convierten en inmigrantes digitales, le dieron

poca importancia a actualizarse en las nuevas tecnologías de vanguardia como las herramientas

web 2.0 necesarias hoy en día de acuerdo a la tendencia mundial, como conocimiento transversal

a muchos empleos. Sumando a esto, en algunos casos carecen de habilidades propias de

autorregulación emocional para el afrontamiento de situaciones que le permitan reinventarse y

tener la resiliencia para salir adelante.

El desempleo tiene un efecto negativo en el bienestar y la salud psicológica de los individuos:

cuando se comparan personas desempleadas con empleadas, los desempleados reportan más altos

niveles de distrés psicológico Henwood & Miles (1987 citado por Arevalo-Pachón 2012),

depresión Mc-Kee-Ryan, Song, Wanberg, & Kinicki, (2005 citado por Arevalo-Pachón 2012),

menores niveles de autoestima Muller, Hicks, & Winocur, (1993 citado por Arevalo-Pachón

2012) y deterioro en el funcionamiento psicosocial Creed, & Macintyre (2001 citado por

Arevalo-Pachón 2012). Diversos estudios sobre desempleados han encontrado que éstos

describen su experiencia como altamente estresante, generadora de reacciones tales como

ansiedad, depresión y baja salud física Wanberg, Kammeyer-Mueller & Shi (2001 citado por

Arevalo-Pachón 2012).

El presente trabajo busca conocer la influencia del estrés en la calidad de vida de las personas

con situación de desempleo de larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la

bolsa de empleo de Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020.


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Problema de Investigación:

¿Cómo influye el estrés en la calidad de vida de las personas con situación de desempleo de

larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de

Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020?

Objetivo General

Explicar cómo influye el estrés en la calidad de vida de las personas con situación de

desempleo de larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo

de Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020.

Objetivos específicos

Definir el estrés generado por desempleo en las personas

Especificar que es desempleo de larga duración

Determinar como influye en el estrés en la calidad de vida de las personas

.
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Marco teórico

Desde el punto de vista psicológico el desempleo impacta de una manera importante a las

personas que lo viven y a sus familias.

Según [ CITATION Bue90 \l 9226 ] Los adultos, suelen responder a la pérdida de empleo con

sentimientos de inutilidad, disminución de la autoestima y angustia, lo que provoca trastornos de

índole depresiva principalmente.

Fases psicológicas ante la pérdida de empleo

Generalmente la gente reacciona con incertidumbre ante la noticia del desempleo. Los

anuncios

de despido suelen recibirse con mezcla de escepticismo y de miedo. Hay un sentimiento

de desorientación y de confusión acompañado de una sensación de fracaso y de

incapacidad

de hacer planes para el futuro. Se trata de la primera reacción de "shock" que suele durar

alrededor de una semana.

A este estado le sigue una fase de ligera recuperación, que se caracteriza por un

optimismo

irreal cuando el individuo aprende a arreglárselas de alguna manera. Tiene la impresión

de estar

"en vacaciones", lo cual implica que todavía no se considera como desempleado. La

pérdida
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de empleo se percibe como algo que sólo tiene carácter temporal, y muchos llenan el

tiempo

realizando diversos trabajos de arreglo o mejora en el interior de su vivienda, durante

varias

semanas. Pero pronto se produce un momento en que el individuo ya no puede seguir

viendo su situación como unas vacaciones y le asalta el temor de estar sin trabajo durante

mucho tiempo; es entonces cuando se llevan a cabo una serie de gestiones para encontrar

trabajo y las consiguientes experiencias de fracaso en la búsqueda de un nuevo empleo.

Cuando todos los esfuerzos fracasan el individuo llega a ser pesimista y a sentirse

ansioso, con periodos de melancolía e irritabilidad y en muchos casos con la aparición de

trastornos psicofisiológicos. Esta fase es crucial y puede durar varios meses, dependiendo

de diversos factores como el apoyo social y la capacidad de afrontamiento personal.

Posteriormente tiene lugar una nueva fase en la que tiene lugar el reconocimiento de la

propia identidad de desempleado con todas sus características psicológicas. El individuo

llega

a ser fatalista y la búsqueda de empleo la realiza ocasionalmente y sin ninguna esperanza

de

éxito. Tiende a vivenciar el paro como un fracaso personal más que como un fracaso

social lo

que le conduce al aislamiento. Pasa una gran parte del día durmiendo o viendo la

televisión y

el tiempo se arrastra lentamente con una sensación de vacío y falta de sentido. En el caso

de algunos desempleados perdieron incluso el sentido del tiempo; hasta el mismo fin de
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semana perdió gran parte de su significado como punto de referencia y fue sustituido por

el día en que se

cobraban los subsidios cada dos semanas (Jahoda, 1982).

La experiencia social se ve necesariamente empobrecida por el cambio en la estructura

de

la vida cotidiana y por la tendencia a apartarse de la vida social al sentirse avergonzados e

inseguros.

Al mismo tiempo la vergüenza del fracaso se ve agravada a menudo por la indiferencia

y el desprecio de los otros que les consideran débiles y merecedores por tanto de

marginación.

La depresión que resulta de este largo proceso se manifiesta en ciertos momentos en una

intensa amargura con impulsos de cólera ideas suicidas o abuso del alcohol y de tabaco.

Además de lo psicológico que afecta de manera importante, actualmente el mercado laboral

está cambiando y debido a ello cuando una persona se encuentra en situación de desempleo en

muchas ocasiones se debe reentrenar en nuevas habilidades para ser elegible en este mercado.

Se hace necesario resaltar que en Colombia de acuerdo a las estadísticas del DANE la tasa de

desempleo en el mes de enero de 2020 fue del 13%. La situación de desempleo en el país según

Núñez y Cuesta citado por [ CITATION LON19 \l 9226 ]:

destacan que, a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas, todavía no se

crea un sistema de protección social que desempeñe totalmente sus funciones principales

de brindar asistencia social a quienes lo requieren y asegurar a la población contra los

cambios y la crisis en la economía. Según los autores, pese a que existen mecanismos
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para cubrir algunos riesgos, gran parte de la población trabajadora informal no se

encuentra protegida contra los riesgos de enfermedad, vejez, invalidez o desempleo [60].

De igual manera, Velásquez citado por [ CITATION LON19 \l 9226 ] señala que es

preciso reconocer que una de las grandes problemáticas del mercado laboral colombiano

es la falta de protección efectiva ante el desempleo. Tal es el caso en lo evidenciado en

este estudio, en donde las indemnizaciones por despido no aseguran los ingresos en los

periodos de desempleo. En el caso de las cesantías, estas se utilizan en gran parte para los

fines de consumo estipulados por la ley, lo que disminuye su suficiencia y alcance. Y en

el caso del mecanismo de protección al cesante, este no asegura una provisión

significativa de beneficios monetarios que suplan la pérdida del salario de las personas

que quedaron sin empleo, y por ello las personas recurren a sus propios fondos de

cesantías para afrontar la crisis [60].

Aunado a esta situación, según [ CITATION Mon10 \l 9226 ] las personas desempleadas de

más de 45 años, con un tiempo de duración del desempleo mayor a un año tiene mayor

probabilidad de seguir en esta situación, que las personas jóvenes.

De este modo en el estudio [ CITATION Mon10 \l 9226 ] explica el “Desempleo

Estructural” o “Paro de Larga Duración”, analizando la relación entre las diferencias

individuales de los desempleados (edad, sexo, tiempo en desempleo, nivel académico y

experiencia profesional) y dos de los constructos motivacionales que mejor

comportamiento han demostrado a la hora de predecir el desarrollo de conductas de

búsqueda y la inserción profesional: las Expectativas (Éxito, Autoeficacia y Locus de

Control) y los Condicionamientos Sociofamiliares (Centralidad del Empleo y

Limitaciones). Los resultados confirman, que las diferencias individuales intervienen


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modulando las actitudes y motivación hacia el trabajo. Definiéndose, entre los

desempleados, unos colectivos que comparten unas bajas expectativas de encontrar

empleo y/o unos menores compromisos hacia el mismo, colectivos estos, que coinciden

con los que integran el denominado: “Desempleo Estructural”.

Estrés generado por el desempleo

Teoría de Selye.

Selye, 1996 (citado por Chavez, 2014) afirma que el estrés es fundamentalmente una

respuesta fisiológica o psicológica llamado estresor y se diferencia de los conceptos de

euestres y distres, como efectos la palabra tensión (estrés) tiene distintos significados, en

la actualidad en términos de ingeniería la palabra hace referencia a la presión que hace un

camión al atravesar un puente por cuanto el camión es un estímulo estresor, igual al que

enfrenta una persona ante una situación de despido, por lo que Selye lo definió como la

respuesta inespecífica del organismo a cualquier situación adversa, igual al que enfrenta

una persona ante una situación de despido, por lo que definió la respuesta inespecífica del

organismo a cualquier situación adversa. A comienzos de la década de los 30´s hasta el

año 1982 cuando murió destacó en sus investigaciones la relación que existe entre el

concepto estrés con enfermedad considerando el estrés como un estimulo, pero luego de

investigaciones posteriores lo contemplo como una respuesta y hacia la década de 1950

asume al término estresor para referirse al estímulo y al estrés como la respuesta a los

agentes estresores para el individuo.

Definió el estrés como una respuesta orgánica y un desequilibrio al que se debe hacer

frente y que se desarrolla en tres etapas, la primera etapa es la fase de alarma, en la que el
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individuo percibe una situación perjudicial que le activa el sistema nervioso simpático, la

corteza y la médula de la glándula suprarrenal, que hace que la persona actué frente a la

situación estresante y que el cuerpo se movilice y reaccione ante una situación de estrés,

liberando de esta forma adrenalina, se aumenta el ritmo cardíaco y la presión sanguínea,

también la respiración se acelera y se concentra en el músculo esquelético, aunque estas

reacciones físicas son adaptativas en muchas oportunidades estas reacciones no requieren

acción física Brannon et al. 2001 (citado por Chavéz, 2014). La segunda fase es la de

resistencia o adaptación, en que la persona enfrenta una situación en la que presenta

externamente un aspecto normal pero que internamente no es normal, esta etapa también

se conoce como enfermedad de adaptación y se presentan enfermedades como ulceras

pépticas, colitis ulcerosa, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, hipertiroidismo y

asma, utilizando incluso otros órganos como el sistema digestivo y sistema reproductivo

de manera innecesaria para darle frente a la experiencia estresante, movilizando diversos

mecanismos de afrontamiento para responder al estrés. Por último la etapa de desgaste o

de agotamiento, en el que se produce un agotamiento físico y que se caracteriza porque el

individuo se encuentra en imposibilidad de hacer frente a la situación estresante, debido

al desgaste de energía que ha utilizado, que hace que si esa situación continua la persona

desarrolla patologías, sin embargo el sistema nervioso autónomo parasimpático se activa

manteniendo al cuerpo en dicho funcionamiento, que pueden causar daño permanente en

incluso lo pueden llevar a la muerte, por lo que Selye le llamo Síndrome de Adaptación

General (SAG) Selye, 1996 (citado por Chavez, 2014).

Teoría de Lazarus y Folkman.


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Teoría de Lazarus y Folkman 1986 (citado por Chávez, 2014), precisan que el estrés es la

relación existente entre una persona y el entorno en que se desenvuelve y que es percibida

como incomodo y que excede sus capacidades y que compromete su salud y bienestar.

Existen algunas características que pueden establecer que una situación sea percibida

como estresante para la persona, como lo son la falta de información, la incertidumbre,

ambigüedad, el cambio o la novedad, la inminencia, la duración y lo que significa para la

persona el estar en esas circunstancias, igualmente se tiene en cuenta las condiciones

biologías de la persona y la dificultad o poca habilidad que puede tener el individuo para

hacerle frente a la situación de estrés (Lazarus & Folkman, 1984, citado por citado por

Chavez, 2014). La importancia que le dan al ser humano difería de la de Selye, porque

los seres humanos tiene la capacidad de razonar y evaluar las situaciones actuales y

futuras, además de que los humanos experimentan situaciones de estrés porque disponen

de las capacidades cognitivas que los animales no tienen y cuentan con la capacitad de

afrontar situaciones que les causa amenaza y vulnerabilidad en eventos importantes,

como es la pérdida del empleo, pero la perspectiva de Lazarus con respecto a una

situación como esta, no en el hecho del estar desempleado, sino como la persona frente al

acontecimiento tiene una visión de la situación. Por lo tanto, Lazarus y Folkman

definieron el estrés psicológico en una posición transaccional basada en la relación que

existe entre el entorno y el individuo, considerando la situación estresante de acuerdo al

valor que la persona le dé y como la determine el individuo ya sea en condición de

amenazante, desafiante o de peligro (Lazarus & Folkman, 1984, citado por Chavez,

2014).
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Una característica importante en la noción de estrés es la forma como cada individuo

percibe la situación de estrés, porque el estrés psicológico es originado por factores

externos o internos y la persona tiene la facultad de realiza una evaluación llamada

appraisal, que es la interacción que realiza tanto de la amenaza externa, la evaluación que

hace de la situación de amenaza y de los recursos con los que cuenta para enfrentar tal

amenaza (Lazarus & Folkman, 1984, citado por Barraza et al. 2012). Se distinguen tres

tipos de evaluación: la primaria, en que la persona le da significancia y valor a la

situación de lo que está ocurriendo, evalúa los efectos de la situación sobre su bienestar

por lo que la persona se encuentra en condiciones de darle importancia, darlo como

irrelevante, positivo y beneficioso o por el contrario verlo como estresante perjudicial y le

puede producir daño o lo asume como un desafío y lo considera un reto capaz de superar

del que puede ganar o aprender (Lazarus & Folkman, 1986, citado por Chavez, 2014).

La segunda evaluación se refiere al valor que la persona le da los recursos con los que

cuenta para superar la situación de estrés, lo que le implica buscar alternativas para

afrontar la situación, las opciones que tiene disponibles y el éxito de la persona depende

de cómo individuo valora la situación y los recursos, incluyen sus propias habilidades y el

apoyo social de su entorno y como resultado la valoración de la situación como positiva-

benigna o una valoración estresante, cuando la persona considera la situación como

amenazante, peligrosa y desafiante, definidos estos como amenazantes al hecho de

anticipar el peligro y al desafío como la confianza de superar las situaciones difíciles. La

valoración de peligro puede producir enfado, disgusto, tristeza, irritación al tiempo que la
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valoración de la amenaza produce en la persona sensación de miedo, ansiedad e inquietud

(Lazarus & Folkman, 1984, citado por citado por Chavez, 2014).

En la segunda etapa de valoración, la persona ya dimensiona la situación por la que está

atravesando y se forma una idea de cómo va a afrontar la situación que lo preocupa y la

persona se plantea tres preguntas: ¿con qué opciones cuento?, ¿Qué probabilidad tengo de

aplicar esta estrategia para reducir el estrés? y ¿funcionará este procedimiento? etapa la

persona toma consciencia de sus capacidades y habilidades personales, porque cuanto

mayor sea la dificultad mayor es el malestar que experimenta la persona y se considera

que es capaz de hacer algo para enfrentar la situación, menor será su nivel de estrés

(Lazarus & Folkman, 1986, (citado por Chavez, 2014).

Por último la reevaluación, que involucra hacer una retroalimentación entre la persona y

interacción con el agente interno o externo y no siempre produce menor estrés, sino por el

contrario puede incrementarlo, porque una situación que inicialmente se considero como

positiva-benigna puede tornarse amenazante, peligrosa o desafiante, por lo que el valor

para hacer correcciones cambian tanto en las acciones realizadas inicialmente del entorno,

porque las apreciaciones cambian constantemente a medida que se van presentando

nuevas situaciones, ya que se enfrenta a nuevos desafíos, amenazas que lo involucran y

conducen nuevamente al experiencias de estrés (Lazarus & Folkman ,1986, citado por

Chavez, 2014).

).

Fuentes de estrés
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Según Sarafino (1990), citado por Chavez, 2014), hay tres variedades de las que el estrés

puede originarse: las fuentes personales de estrés, fuentes familiares de estrés, fuentes

sociales de estrés. Fuentes personales de estrés.

A nivel personal los conflictos de se presentan por la incompatibilidad entre dos o más

personas y estos conflictos pueden ser de cuatro tipos: acercamiento- acercamiento,

evitación-evitación, acercamiento-evitación y doble acercamiento-evitación. En el primer

tipo se refiere a la decisión de la persona de elegir entre dos situaciones que son

igualmente deseables, la segunda se refiere a situaciones en que la persona debe decidir

entre dos situaciones igualmente indeseables, el tercer tipo se presenta cuando hay una

situación en que la decisión que la persona desea produce miedo para realizarla y por

último el doble acercamiento-evitación en el que la persona al decidir sobre una situación

y objeto se presenta la perdida de la otra situación u objeto.

Fuentes familiares de estrés.

Para Rodríguez 1998), (citado por Chavez, 2014) los conflictos a nivel familiar se

suponen naturales, pero es necesario considerar el posible impacto que producen ciertos

eventos en ella situaciones como la muerte de un familiar, la enfermedad de un miembro,

nacimiento de un hijo con discapacidad y situaciones económicas son acontecimientos

que producen mayor nivel de estrés, Para Marín, Fajardo, Gutiérrez y Palma 2007 (citado

por Chavez, 2014), la familia es el ámbito en el que la persona obtiene su identidad; por

cuanto el entorno económico hace que se presenten crisis que de no ser correctamente

manejadas darán lugar a conflictos y la pérdida del empleo es una consecuencia

importante para el grupo familiar; sin embargo el apoyo social que se reciba del mismo es

un efectos positivo de contar con el grupo para sobrellevar la situación y salir adelante.
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Fuentes sociales del estrés.

Para Rodríguez 1998 (citado por Chavez, 2014), los individuos se desenvuelven en

distintos entornos sociales que igualmente producen estrés, por lo que la condición de

desempleo y la importancia que cada persona le da al hecho de su condición, hace que

atravesar por esta experiencia cree para muchos un efecto negativo porque la pérdida de

un empleo tiene un impacto psicológico en el desempleado, deteriorando además sus

vínculos relacionales con el entorno su bienestar emocional y psicológico, porque la

persona considera que no está a nivel de las demás que sí se encuentran empleadas Marín

et al. 2007 (citado por Chavez, 2014), sintiendo vergüenza e inseguridad y en condición

de desempleo se ven empobrecidos por el cambio de su vida cotidiana en razón a que las

relaciones Relación entre estilos de afrontamiento al estrés y las condiciones de salud en

una muestra de desempleados de la ciudad de Bogotá 23

que tenían cuando estaban laborando proporcionaba en ellos un valor hacia otros seres

humanos, distintos al que experimentaban con la familia Jahoda, 1987 (citado por

Chavez, 2014).

Manifestaciones cognitivas.

Para Manolete 2009 (citado por Chavez, 2014), la respuesta emocional del estrés se

manifiesta con síntomas de tristeza, ansiedad, pánico, desesperanza, cólera, irritación, que

son de naturaleza temporal y el componente emocional que lo acompaña es de naturaleza

cognitiva, por lo que al existir un estímulo externo la persona lo percibe, luego lo evalúa

y determina si es una situación estresante o no. Por lo que la cada persona puede
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experimentar la situación estresante distinta a otra, de acuerdo a los diferentes estilos de

afrontamiento y la situación económica en la que la persona se encuentre, teniendo en

cuenta la reacción que cada individuo ejecuta varía de acuerdo a sus rasgos de

personalidad, las experiencias vividas y entorno en que se halle la persona en ese

momento. Según Lazarus (1993), (citado por Chavez, 2014) la reacción de una persona a

otra puede variar aun cuando las condiciones de estrés sean similares. A nivel cognitivo

las personas presentan manifestaciones como preocupaciones, hipersensibilidad a la

crítica de los demás, frecuentes impresiones de olvido, incapacidad para concentrarse

sensación de confusión, dificultad para la tomar cualquier decisión falta de control,

dificultad para prestar atención Por lo que para algunos investigadores la medición del

estrés, se basa en las medidas fisiológicas y bioquímicas, tomando de esta forma, la

presión sanguínea, el pulso cardiaco, el ritmo respiratorio y las respuestas galvánicas de

la piel y el aumento de glucocorticoide, como el cortisol, catecolamina como las medidas

bioquímicas que presentan una ventaja altamente confiable y fácilmente cuantificable

para medir los niveles de estrés en un individuo Brannon, et al. 2001 (citado por Chavez,

2014).

El deterioro de la salud física que informan los desempleados, también puede

considerarse como una causa que dificulte conseguir empleo, al igual que individuos que

presentan ciertos factores como el consumir alcohol, son propensos a perder su empleo (si

ya está empleado) o a no conseguir uno de manera efectiva, sin embargo el estar en

situación de desempleo también incrementa la probabilidad de mortalidad y el uso mayor

de utilización de servicios médicos. El desempleado también realiza actividades diarias,

que en ocasiones es atribuible a causas externas, incluyendo suicidio y enfermedades del


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aparato circulatorio Jin, Sahn & Svoboda, 1995 (citado por Chavez, 2014). Igualmente se

realizaron estudios en Estados Unidos para el periodo de (1985-2004) y se observó que

hay correlación significativa entre las tasas de suicido, desempleo y divorcio,

concluyendo que cuando las tasas de desempleo se incrementan, el nivel de estrés y

riesgo aumenta en las personas.

Manifestaciones conductuales.

Las personas al encontrarse en una experiencia de estrés alto, pueden asumir un estilo de

vida caracterizado por reacciones emocionales que incluyen hábitos como el consumo de

tabaco, consumo de calorías, consumo de bebidas alcohólicas en exceso, consumo de

grasas saturadas, perdida de iniciativa para realizar actividades físicas y largas jornadas

de trabajo, sin tomar descanso mental para relajarse y descansar el cuerpo (Epel, Lapidus

& McEwen, 2000, (citado por Chavez, 2014). Las manifestaciones conductuales de las

personas ante una situación que le genera estrés, involucran conductas como tomar

actitudes defensivas y de negativismo, alejamiento de sus amistades y en general

dificultad para socializar con las personas de su entorno, así mismo se destaca a nivel

motor, tartamudeos, explosión emocional, temblores y se experimentan también

trastornos del sueño, hablar con su interlocutor de forma rápida y con la voz interrumpida

(Fimian, Fastenau, Tashner & Cross, 1989, (citado por Chavez, 2014)). El estrés se

presenta como el insuficiente control de seguridad como no colocarse el cinturón de

seguridad en el auto, también la persona tiende a descuidar su aspecto personal, bajo

control sobre los acontecimientos de la vida, hostilidad en las relaciones interpersonales y

un sentido de urgencia de tiempo e impaciencia. Relación entre estilos de afrontamiento


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al estrés y las condiciones de salud en una muestra de desempleados de la ciudad de

Bogotá

Estrés relacionado con desempleo.

Para Song, Wanberg, Nie Y Sue (2008), (citado por Chavez, 2014) el desempleo

usualmente genera sentimientos de rabia, tristeza, vergüenza, que deben ser regulados con

frecuencia para cuidar la salud y emprender a la búsqueda de un nuevo empleo, por lo

que encontraron relación positiva entre la búsqueda de empleo y estrategias para la

obtención de un empleo. Sin embargo se encontró que el desempleo también genera

sentimientos estresantes a las personas que lo rodean cuando se incrementa el compartir

la situación laboral en el caso de lo conyugues, reduciendo la satisfacción y generando

síntomas depresivos entre las dos partes.

En las últimas décadas, el estar en condiciones de desempleo genera en el individuo

trastornos de salud, que se ven reflejados en ansiedad, problemas para conciliar el sueño y

diversos problemas psicosomáticos, dolores de cabeza, migrañas, problemas digestivos,

migrañas y dolores cefaleas, por lo que el estado de desempleo concibe en el individuo

una baja autoestima, por cuando los individuos se enfrentan a situaciones estresantes que

generan angustia e intentos de suicidio, debido a que la persona se encuentra sumergida

en grandes depresiones, en otros individuos causan afecciones cerebro-vasculares,

ataques cardiacos, afecciones de las vías respiratorias. Igualmente, el estrés por

encontrarse en estado de desempleo manifiesta sus síntomas con la falta de sueño,

problemas de tipo sexual, dolores de espalda, nerviosismo, gripas frecuentes, sudoración,

en general una baja en el sistema inmunológico, unido a problemas psicológicos como

fobias y obsesiones. Del Pozo, 2007 (citado por Chavez, 2014), realizó un estudio sobre
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el impacto que produce en el individuo el estar desempleado es el de carácter social,

desde un enfoque biopsicosocial, porque el malestar psicológico en el individuo produce

malestar psicológico, problemas de salud física, y malos hábitos como el consumo de

alcohol o tabaco, son causada por múltiples agentes comportamentales como del entorno

social en el que se desenvuelve el individuo. En relación con al consumo de alcohol y

tabaco, las conductas saludables del desempleado no confirman un aumento significativo

en el consumo en personas de mayor edad, por cuanto son los jóvenes quienes están

propensos a que exista el riesgo de mayor consumo de estas sustancias en este tipo de

población (Hammarstrom, 1994, (citado por Chavez, 2014). Por lo que la pérdida del

empleo es un impacto que afecta muy rápido la salud mental y que va aumentando en un

tiempo de entre tres a seis meses de desempleo que se manifiesta por la pérdida de aporte

biopsicosocial, el no contar con el recurso económico, el perder la habilidad laboral, no

contar con seguridad física y la pérdida de una posición. Para Shah y Svoboda, (1997),

(citado por Chavez, 2014), concluyen que el estado de desempleo deteriora la salud física

y provoca una mayor morbilidad cardiovascular y mayores tasas de mortalidad.

Además de describir como el desempleo influye en el estrés en diferentes aspectos, este

también afecta la calidad de vida. Según del Pozo Iribarría, Juan A.; Ruiz, Miguel Ángel;

Pardo, Antonio; San Martín, Rafael, 2002 :

La calidad de vida, entendida como satisfacción con la vida presente, resulta disminuida,

especialmente a partir de los 7 meses de paro, para mantenerse estable posteriormente.

Este resultado confirma nuestras expectativas, con la precisión de que los niveles de

calidad de vida quedan disminuidos drásticamente durante los 6 primeros meses de


22

desempleo, para estabilizarse posteriormente, posiblemente porque el efecto sobre la

calidad de vida del desempleo es en forma de «salto» o escalón descendente. (Pag 443)

Además de lo anterior, el impacto negativo que se puede esperar del desempleo sobre la

calidad de vida de las personas es según ESPINO GRANADO, 2012:

y de distinta índole: menos ingresos económicos, menos incentivos vitales, menos

objetivos, actividades y posibilidades de tomar decisiones y desarrollar nuevos

conocimientos y capacidades y un mayor riesgo de ver alterados, por último, el equilibrio

psicológico y las relaciones sociofamiliares. Frente a lo anterior, el grado de protección

socio-sanitaria de las personas puede actuar de contrapunto: el riesgo de padecer un

problema psíquico va a ser 5 veces mayor en desempleados sin subsidio que en los

activos. Y en los desempleados con subsidio la relación con los activos se reduce a 2

veces mayor.

ESTADO DEL ARTE

Dentro de los estudios más recientes que se han hecho con relación al desempleo, estrés y

calidad de vida están los siguientes:

RELACION ENTRE ESTILOS DE AFRONTAMIENTO AL ESTRÉS Y LAS CONDICIONES DE SALUD DE LOS

DESEMPLEADOS EN LA CIUDAD DE BOGOTA del año 2014, según Chávez (2014),

1. afirma que no existe un único estilo de afrontamiento, los resultados muestran que la

población utiliza el estilo de afrontamiento de reevaluación positiva en mayor medida,

seguido por el estilo de afrontamiento, búsqueda de apoyo social y por último el estilo de
23

evitación ante la situación que produce experimentar la situación de desempleo. Además

de las características personales de algunos individuos, como pueden ser un alta

autoestima y locus de control interno adecuados (Castanyer, 2009), que permiten a estas

personas reevaluar su situación de manera positiva; sin embargo, se encuentra que un

porcentaje no menos significativo de los que toman como estrategia de afrontamiento la

evitación tienden a evitar pensar en metas o soluciones, se aíslan y posponen decisiones,

además de no concluir tareas ya iniciadas (Hernán & Gómez citado por González, et al.

2009), actitud que les permite mantenerse al margen de los acontecimientos e impide la

solución adecuada de la situación. 2.Por otro lado, de los resultados encontrados se

evidenció que los hombres tienden a utilizar en mayor medida la estrategia de

afrontamiento focalización a la solución del problema (FSP). 3.Así mismo, la hipótesis

tres (H3) planteaba que los participantes del sexo masculino utilizan más los estilos de

afrontamiento negativos, autofocalización negativa (AFN) y evitación (EVT), ante la

situación de desempleo en comparación con los participantes del sexo femenino. Los

resultados arrojados por el estudio (Tabla 8) permiten ver que los desempleados de ambos

géneros tienen a utilizar las estrategias negativas en similar proporción, que implica el

uso de estrategias de afrontamiento disfuncionales y poco adaptativas en el manejo de las

emociones, lo cual puede generar estados de depresión y ansiedad. 4.La hipótesis cuatro

(H4) afirmaba que la condición general de salud de los participantes se deteriora al

aumentar el periodo de desempleo. Frente a esta situación los resultados de la

investigación confirman la suposición inicial planeada 5.La hipótesis cinco (H5) afirmaba

que los participantes en situación de desempleo con edad mayor a 35 años presentan

mayor deterioro de su salud. Los resultados no apoyan esta hipótesis porque se encontró
24

que los desempleados de todas las edades sufren similar deterioro de salud. 6.La

hipótesis seis (H6) expresaba que la utilización de estilos de afrontamiento positivo

[Focalización a la solución del problema (FSP), reevaluación positiva (REP), búsqueda

de apoyo social (BAS)] mejoran las condiciones de salud. Los resultados de esta

investigación no apoyan dicha hipótesis , debido a que muestran que no existe asociación

entre los estilos de afrontamiento positivo y la condición de salud de los desempleados

7.La hipótesis siete (H7) planteaba que los participantes desempleados que utilizan las

estrategias de afrontamiento negativas [auto focalización negativa (AFN) y evitación

(EVT)] presentan mayor deterioro de la salud. Los resultados de la investigación no

apoyan esta hipótesis ya que no se evidencia asociación entre el uso de estilos de

afrontamiento negativos y deterioro de la salud general.

Por otro lado, está el trabajo de investigación titulado TENDENCIAS EN LA

INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA SOBRE DESEMPLEO Y SALUD, según Arévalo

(2012) 1. La Psicología ofrece elementos y variables psicológicas que complementan las

explicaciones tradicionales a fenómenos como el desempleo, que usualmente se ha

estudiado desde enfoques económicos (Cruz, 2001); sin embargo, se requiere el aporte de

muchas disciplinas para abordar de forma integral este fenómeno. Un modelo integrador

y comprehensivo del tema del desempleo tendría que incluir variables económicas,

sociales, psicológicas y de salud, pues las explicaciones económicas, ya sea desde la

macro o la microeconomía, resultan insuficientes para comprender la problemática

relacionada con esta realidad. La carencia o insuficiencia de puestos de trabajo o el

subempleo genera fenómenos psicológicos, sociales y de salud individuales o colectivos


25

impredecibles desde modelos económicos, que no solamente incrementan y complejizan

los efectos negativos del fenómeno sino que adicionan variables de diferente tipo que

interactúan o afectan el curso de las variables económicas.

2. Con base en lo expuesto en párrafos anteriores, se puede concluir que en la actualidad

el desempleo, además de ser un fenómeno económico y social, puede considerarse como

un problema de salud pública, en el sentido de que es un fenómeno que afecta a muchas

personas de un mismo país generando diversos problemas de salud física y mental.

Los estudios con diversas poblaciones han mostrado que existe una asociación entre las

tasas de desempleo y la frecuencia de presentación de diversos problemas de salud: a

mayores tasas de desempleo en un tiempo y lugar dados mayor prevalencia de ciertos

problemas de salud. El riesgo a enfermarse, a experimentar síntomas de deterioro de la

salud y a presentar conductas no saludables se incrementa en tiempos de altas tasas de

desempleo (Del Pozo et al., 2002; Tunner, 1995; Catalano et al., 1993).Además, es claro

que existe una relación bidireccional entre desempleo y problemas de salud física: el

desempleo genera problemas de salud física; pero también los problemas de salud física

pueden causar una prolongación de la situación de desempleo o ser una variable que

impide la consecución de empleo (Mathers & Schofield, 1998). Estas situaciones

evidencian la fuerte interrelación que existe entre los problemas socioeconómicos de un

país y los problemas de salud del mismo. Los problemas de salud generados por el

desempleo desbordan los enfoques tradicionales preventivos, curativos y promocionales

de la salud, que trabajan exclusivamente desde el sistema de salud. Es necesario que se

entienda la relación bidireccional que se presenta entre los sistemas económicos y de

salud para manejar adecuadamente las problemáticas asociadas al desempleo. Como las
26

oleadas de desempleo son cíclicas o recurrentes y cada periodo de desempleo es diferente

a cualquier otro, en cada coyuntura económica específica generadora de desempleo se

debe identificar la dinámica particular que se presenta y sus efectos sobre la salud de las

personas. 4. Una tendencia de investigación que se analizó en este estudio fueron los

efectos que genera el desempleo en la familia y los familiares del desempleado. Sobre

este tema no se encuentran estudios reportados en nuestro medio, lo cual es inexplicable

en un país como el nuestro en el que la familia y las relaciones familiares son muy

importantes para la mayor parte de las personas. Es importante recordar que, en nuestro

medio la familia es el sistema social primario que proporciona las claves de interpretación

de la experiencia de estar desempleado, es el contexto interpretativo más cercano al

individuo, por lo que su consideración como unidad de análisis puede ayudar a entender

mejor los efectos psicológicos del desempleo (Ripoll et al., 1996); pero a la vez la familia

es el medio social que más se afecta con la situación de un desempleado. Tal como se

reportó en el punto correspondiente, se han hecho estudios sobre cómo se afecta la pareja

y los hijos de diferentes edades con la experiencia de desempleo de uno de los padres,

pero no se reportan estudios que investiguen los efectos del desempleo en la familia

tomada como unidad de análisis, o sea en la familia considerada como un conjunto

integral. 5. Aunque en la literatura sobre el tema de desempleo y salud se reportan

algunos estudios sobre programas de intervención para manejar la situación de desempleo

y para facilitar la consecución de empleo, realmente estos estudios son tan escasos que no

permitieron establecer un eje temático de investigación adicional a los seis ejes

propuestos. El tema amerita que se desarrollen numerosos estudios que validen las

políticas, prácticas y programas de intervención para prevenir o manejar los efectos


27

nocivos del desempleo. Los programas estatales o las iniciativas privadas para el manejo

del desempleo deben ir más allá del sentido común, y la psicología, con base en estudios

rigurosos sobre el tema, debe ofrecer criterios de diseño, manejo y evaluación de los

programas desarrollados para intervenir en este importante fenómeno social y económico.

6. L a situación de desempleo puede afectar la salud de las personas que enfrentan esta

situación en las diferentes etapas del proceso que implica este fenómeno. Antes de

experimentar la experiencia de desempleo, los sujetos que anticipan que pueden ser

despedidos pueden presentar múltiples reacciones psicofisiológicas, decremento del

bienestar y problemas de salud (Kalimo, Taris, & Schaufeli, 2003); durante la situación

de desempleo los sujetos generalmente presentan múltiples problemas de salud física y

psicológica derivados del estrés por la pérdida de los beneficios latentes y manifiestos

que implica el empleo (Creed & Macintyre, 2001) y luego de haber superado la situación

de desempleo, pueden persistir algunos efectos negativos, pues según las investigaciones

revisadas algunos efectos psicológicos negativos del desempleo no se superan con la

consecución de un nuevo empleo (Winkelmann & Winkelmann, 1998). Este panorama

señala la importancia de considerar todas las etapas y procesos implicados en el

fenómeno del desempleo en el diseño e implementación de programas dirigidos a esta

población: éstos deben incluir estrategias de intervención para prevenir o manejar las

alteraciones psicológicas, los síntomas físicos y los problemas de salud en las tres etapas

anteriormente señaladas.

De manera similar Giraldo M, (2016) encontró que en relación con el tema Se identificaron

las diferencias en los resultados de las variables en cada uno de los períodos de desempleo.
28

Con ello se observó una tendencia a puntuaciones más bajas en la medida en que

aumenta el tiempo de paro. Estas diferencias, particularmente en lo que respecta al

bienestar, son reporte usual en los estudios sobre el desempleo (Banks, 1995; Kulik,

2001;McKee-Ryan et al., 2005). La duración del desempleo parece estar relacionada con

los efectos psicológicos de esta situación adversa en los individuos, y esta suele ser una

variable de gran importancia en los estudios sobre el tema (Ervasti & Venetoklis, 2010).

Las diferencias halladas fueron estadísticamente significativas (p<.05) según la duración

del desempleo en Autoaceptación, Relaciones Positivas, Dominio del Entorno y

BienestarPsicológico Total. Lo anterior permite afirmar que las personas con mayor

tiempo de desempleo exhiben niveles más bajos de Bienestar Psicológico en general, que

las personas con menor tiempo de paro, y los aspectos que se ven más afectados son las

dimensiones mencionadas (Tabla 3). La correlación más alta entre el indicador de

Bienestar Psicológico Total y sus subescalas fue hallada en Autoaceptación (rs=.855;

p<.01). Según Creed, Bloxsome y Jonhston, (2001) la autoestima, que incluye la

autoaceptación, ha sido operacionalizada como bienestar, y aunque no es un rasgo

estable, suele verse afectado por las situaciones actuales y las motivaciones del

individuo.De este modo, el hecho de estar durante largos períodos de tiempo en situación

de desempleo podría relacionarse con el deterioro en la imagen que se tiene de sí mismo y

del control que se percibe poseer sobre el ambiente en el que el individuo se desenvuelve.

A este respecto, Paul y Moser (2009) hallaron relación entre la situación de desempleo y

el deterioro de la autoestima. Esta además constituye un factor de

gran relevancia en la intensidad de la búsqueda de empleo (Kanfer, Wanberg, &

Kantrowitz, 2001). Algunos estudios indican además que la duración del período de
29

desempleo disminuye la probabilidad de que un desempleado logreconseguir empleo

(Adams & Magnum, 1978; Casson, 1979 citados por Winefield, 1993), lo cual puede

estar relacionado con el deterioro de la Autoaceptación y el Dominio del Entorno, además

de la dificultad implícita en el hecho de estar fuera del mercado laboral.

Sumado a lo anterior Waters y Moore (2002) identificaron también una relación positiva

entre el apoyo social y la autoestima. Esto es relevante pues las relaciones interpersonales

además de verse afectadas en la medida en que el tiempo transcurre sin hallar empleo por

diversas razones (aislamiento, dificultades económicas, dependencia, juicios sobre la

condición del desempleado) podrían afectar en alguna proporción la Autoaceptación. Se

ha encontrado además correlación entre el apoyo social percibido y el bienestar (Vivaldi

& Barra, 2012), entendido el primero como la apreciación subjetiva de la calidad de los

vínculos y del apoyo recibido (Barra, 2004; Escobar, Puga & Martín, 2008). Aunque vale

la pena anotar que la correlación entre estas dos variables, Autoaceptación y Relaciones

Positivas, de acuerdo a los hallazgos de este estudio, es moderada (rs=.527). En

Resiliencia no se presentaron diferencias significativas al hacer las comparaciones (p

=.127). En relación con este hallazgo, como se mencionó previamente, es posible que la

condición de desempleo no altere la presencia de este atributo pues es considerado una

característica estable. Es posible también que gracias a la presencia del mismo, los

niveles de bienestar en los desempleados no sean más bajos que los reportados. Así,

quienes afrontan el desempleo de manera resiliente pueden sufrir un menor impacto

negativo en sus niveles de bienestar. A este respecto Sojo y Guarino (2011) encontraron

que la resiliencia era un elemento moderador en el impacto del estrés generado por la

duración del desempleo sobre la salud.


30

Puede decirse entonces que existe una tendencia a puntuaciones más bajas en la medida

en que pasa el tiempo de desempleo hasta un año, momento en el que se presentan leves

mejoras en todas las variables para volver a desmejorar luego de dos años. Estas

fluctuaciones se han reportado en otros estudios, por ejemplo Banks (1995), indica que se

ha encontrado cierta estabilización en el bienestar de los individuos desempleados luego

de seis meses de desempleo continuo, a lo que se suma una pequeña mejora en el

bienestar, entre los 12 y 24 meses de paro. Sin embargo es posible que en este caso el

resultado se viera afectado por las características de la muestra, pues en aras de equilibrar

el tamaño muestral se unieron en un grupo las personas que reportaron estar entre 13 y 23

meses desempleadas, mientras los períodos estuvieron definidos cada cuatro meses.

Además, en la variable duración del desempleo no se contemplaron todos los meses, sino

que determinó una última categoría como “24 meses o más”, por tanto fue nominal y no

de razón. Esto hizo que sólo fuese posible hacer análisis de comparación entre grupos.

Por otra parte, se establecieron las relaciones entre Resiliencia y Bienestar Psicológico en

cada período desempleo. Como se esperaba las correlaciones globales entre las escalas se

observaron en su mayoría entre moderadas y altas, y fueron todas significativas al nivel

de .01, con rs entre .469 y .757 (Tabla 5). Ambos conceptos hacen alusión a fortalezas en

las personas que dan cuenta de su funcionamiento psicológico y las correlaciones halladas

indican que sus puntuaciones tienden a moverse en la misma dirección, que su relación

lineal es intensa (Greene & D’Oliveira, 2006). Esto es coherente con resultados

reportados por Durkin y Joseph (2009), quienes identificaron que el crecimiento pos-

trauma, concepto similar al de resiliencia, está relacionado con el bienestar psicológico en

mayor medida que con el bienestar subjetivo. Sus hallazgos indicaron que el crecimiento
31

posterior a una situación adversa puede asociarse más con procesos de automotivación,

significado de la vida y autorrealización, que con procesos de restauración y manejo de

las emociones y los síntomas. Las correlaciones más altas de Resiliencia se observaron

con las dimensiones Autoaceptación (.730), Propósito en la Vida (.729) y Crecimiento

Personal (.683), todas significativas al nivel de .01. Además la correlación entre

Resiliencia y Bienestar Psicológico Total fue la más alta, .756. Según Resnick (2011),

algunos factores o cualidades de los individuos que han sido asociados con resiliencia son

las relaciones interpersonales positivas, vínculos sociales de muto intercambio, fuertes

recursos internos, optimismo y afecto positivo, capacidad de poner las situaciones en

perspectiva, establecimiento de metas y acciones para lograrlas, alta autoestima y

autoeficacia, determinación y propósito en la vida. Los asuntos enunciados por la autora

corresponden en gran medida a las dimensiones de bienestar psicológico analizadas en

esta investigación.

Además, se han hallado correlaciones positivas entre resiliencia, sentido de la vida,

autoeficacia, y bienestar general (Abiola & Udofia, 2011; Figueiredo-Damásio,

Callegaro-Borsa,Pereira da Silva, 2011; Nygren et al., 2005; Pinheiro de Paula Couto,

Koller, & Novo, 2011).

Según la duración del desempleo las correlaciones tendieron a mostrarse más fuertes en la

medida en que el período de tiempo era más largo. Esto, aunque en la literatura revisada

no se encontraron reportes de cambios en las correlaciones entre el Bienestar Psicológico

y la Resiliencia según la duración del paro, es particularmente relevante pues puede

sustentar la presencia de características resilientes en los participantes. A su vez, confirma

anotaciones expuestas previamente acerca de que la presencia de estas características


32

puede ser condición protectora del bienestar de los individuos que se enfrentan a

situaciones adversas.

Las relaciones más bajas en la mayoría de los períodos de desempleo se encuentran entre

Resiliencia y Relaciones Positivas. Esto no es usual, pues como se ha señalado, las

investigaciones indican que el apoyo social está fuertemente relacionado con la

Resiliencia (Hildon, Montgomery, Blane, Wiggins, & Netuveli, 2010; Maddi, Brow,

Khoshaba, & Vaitkus, 2006). Únicamente se muestra alta correlación en el período de

nueve meses a un año, momento en el que las puntuaciones de Relaciones Positivas no

exhiben diferencias en relación con los demás grupos. Entre los 9 y los 23 meses, las

correlaciones más bajas se observan entre Resiliencia y Autonomía, incluso se identifica

una correlación de .295 no significativa en el período de 13 a 23 meses. Respecto de este

último debe anotarse que la tendencia difiere de los demás grupos,del mismo modo en

como difiere en la tendencia de las puntuaciones en todas las variables. Como se me

mencionó previamente, esto tal vez se deba a las características de la muestra, más a que

una real ausencia de correlación,pues este es el rango de tiempo de desempleo más

amplio, por tanto puede ser también el más heterogéneo en términos de duración.

Para el caso del género no se identificaron diferencias estadísticamente significativas en

ninguna de los aspectos explorados. Tal hallazgo puede considerarse atípico pues

numerosos estudios reportan variaciones en los niveles de bienestar entre mujeres y

hombres (Barra, 2012; Keyes, Ryff, & Shmotkin, 2002; Zubieta & Delfino, 2010) y en la

presencia de características resilientes (Abiola & Udofia, 2011; González-Arratia &

Valdez-Medina, 2013; Wagnild, 2011), siendo las mujeres quienes reportan mayor

resiliencia y tienden a más altos niveles de bienestar, aunque en relación con cada
33

dimensión se presentan variaciones y los resultados no son contundentes.

Así mismo, son comunes los reportes de diferencias en la presencia de Bienestar

Psicológico en relación con la edad. Se encuentran resultados en los que las puntuaciones

de lasdimensiones Dominio del Entorno, Autonomía y Relaciones Positivas aumentan

con la edad, mientras decrecen en Propósito en la Vida y Crecimiento Personal (Ryff,

1989, 1991; Ryff & Keyes, 1995). Sin embargo, García-Andalete (2013) al revisar

diversos estudios en los que fueron reportados resultados por edad, afirma que los

hallazgos no son concluyentes y se requiere mayor soporte empírico. De cualquiermodo,

en análisis con población desempleada no se encontraron diferencias en salud mental en

relación con la edad (McKee-Ryan et al., 2005). Es así, que la ausencia de diferencias

según el rango de edad en el presente estudio también constituye un resultado atípico. De

este modo, conviene señalar que a pesar de que el género y la edad suelen ser variables

asociadas a diferencias significativas tanto en resiliencia como en bienestar psicológico

parecen no implicar, para la población del presente estudio, condiciones generadoras de

diferencias. En este sentido Alvaro, Guedes, Garrido, De Figueiredo y Campos (2012) en

un estudio comparativo de desempleados entre España y Brasil, también reportaron que

las diferencias en el bienestar psicológico de los participantes se daban

independientemente de las condiciones asociadas al género o la edad. Las construcciones

culturales alrededor del concepto de trabajo suponen diferencias en los en los roles

asociados al género. Sin embargo el aumento de la participación de las mujeres en

mercado laboral, particularmente como profesionales a nivel universitario, podría

homogeneizar algunas de las condiciones asociadas al trabajo y al género y explicar la

ausencia de diferencias.
34

Por su parte, en relación con la edad, la ausencia de diferencias puede estar asociada a la

homogeneidad de la muestra en relación con otras condiciones demográficas, por

ejemplo, la mayoría de los participantes reportaron ser solteros y no ser cabeza de familia,

condiciones que podrían aumentar la probabilidad de hallar diferencias.

Asi mismo, Martinez (2015), realiza la propuesta de Propuesta de intervención para el

fomento de habilidades sociales en desempleados adultos cuyos resultados fueron los

siguientes:

Conforme los datos de García (2010), que indica que pasamos un alto porcentaje de

nuestro tiempo en alguna forma de interacción social y tenemos experiencia de que las

relaciones sociales positivas son una de las mayores fuentes de autoestima y bienestar

personal, se estima que los posibles resultados obtenidos manifestarán un aumento

favorable a nivel personal e interpersonal de cada miembro, además conforme el estudio

de McFadyen y Thomas, (1997), cuanta mayor es la motivación y mayor son las

actividades búsqueda y con ello aumenta la probabilidad de encontrar un trabajo, se

espera un mayor éxito en el abandono de esta situación que viven individualmente,

sabiendo en las sesiones de seguimiento si han tenido logro y han optado a un puesto de

trabajo.

A diferencia de los resultados obtenidos por Izquierdo (2012) sobre los efectos de la

duración del desempleo en las actitudes hacia el trabajo en desempleados mayores de 45

años el cual se centra en la atribución causal del desempleo, la disponibilidad para el

empleo, la contratación empresarial y en el estilo de búsqueda de empleo el aquí

presentado tiene en cuenta un rango de edad más amplio considerando también a


35

desempleados de 30 años en adelante y más profundamente las habilidades sociales con

las que cuenta o no, cada persona en desempleo para hacer un aprendizaje o

reforzamiento de cómo saber gestionarlas frente a las diferentes vías existentes de

búsqueda de empleo para seguidamente afrontar el estilo de búsqueda, o la contratación

empresarial entro otros.

Actualmente este programa de intervención para desempleados está destinado a adultos

ya que se considera que existe una escasez de estudios sobre el desempleo en personas

mayores de 30 años (Izquierdo 2012) y un desequilibrio entre la ayuda a buscar trabajo

que se les proporciona a los jóvenes mediante programas de intervención (Aramburu-

Zabala, 2003) en comparación con las personas mayores de 30 años dejando a un lado

que para los adolescentes es más fácil practicar esta búsqueda ya que viven el cambio

tecnológico y de la sociedad en sí con mayores recursos de afrontamiento y además

muchos de ellos se usan en recién titulados, por lo que aún presentan mayores niveles de

afrontamiento. En cambio, para un adulto, es más difícil salir al mercado laboral ya que le

crea mayor frustración ante tantos avances que no consiguen dominar y por ello pueden

verse más incapaces perdiendo a su vez habilidades sociales imprescindibles para el día a

día.

Por último, Pelaez (2018) con su investigación obtuvo los siguientes resultados:

Análisis correlación: Asociaciones significativas positivas entre IE y CSE con Felicidad,

Salud

Mental y Salud Física. Análisis correlación: Asociaciones significativas negativas entre

IE y CSE con Depresión, Ansiedad y Estrés. Análisis de moderación: Más allá de los
36

efectos principales, la interacción entre IE y CSE incrementa la varianza explicada de las

puntuaciones en Felicidad, Depresión y Salud mental, pero no en Salud física. La

interacción IE X CSE fue predictor positivo de Felicidad y Salud mental y predictor

negativo de Depresión.

MARCO METÓDOLOGICO

Problema de Investigación:

¿Cómo influye el estrés en la calidad de vida de las personas con situación de desempleo de

larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de

Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020?

Objetivo General

Explicar cómo influye el estrés en la calidad de vida de las personas con situación de

desempleo de larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo

de Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020.


37

Objetivos específicos

Definir el estrés generado por desempleo en las personas.

Especificar como afecta el desempleo de larga duración a las personas.

Determinar cómo influye en el estrés en la calidad de vida de las personas

Hipótesis

Se espera definir el estrés generado por el desempleo de larga duración en las personas con

edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de Comfamiliar Risaralda en el

mes de mayo de 2020.

Se espera especificar como afecta negativamente el desempleo de larga duración en las

personas con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de Comfamiliar

Risaralda en el mes de mayo de 2020.

Se espera encontrar que el estrés influye en la calidad de vida de las personas con edades entre

los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo

de 2020.

Diseño de investigación:

El estudio utiliza un enfoque cuantitativo para analizar las variables. El diseño empleado es

un diseño no experimental descriptivo con corte transversal, ya que se pretende describir las

variables medidas.

Población y muestra
38

El conjunto de población de este estudio serán las personas con situación de desempleo de

larga duración con edades entre los 40 a 65 años postuladas en la bolsa de empleo de

Comfamiliar Risaralda en el mes de mayo de 2020.

La muestra será probabilística, mediante muestreo aleatorio simple, población finita.

Variables e instrumentos

Método: Entrevista

Instrumento: escala de Likert. Se utilizará una distribución unidimensional

Procedimiento

Preparación: Matriz de datos.

Variables a medir: desempleo de larga duración, estrés, calidad de vida.

Muestra: # de desempleados de larga duración de Comfamiliar Risaralda mes de mayo

Recursos disponibles: económicos, suficientes. Tiempo: 1 mes.

Análisis estadístico: T Student

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