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Las mujeres en la lingüística

A través de los años las mujeres han sido silenciadas, disminuidas y borradas
del mapa. Relativamente han sido pocas las que han tenido la suerte de ser
visibles o más aún han luchado incansablemente para poder destacar entre
una sociedad que enaltece a los hombres por sobre todo.

Y esto no sólo pasa en la lingüística, que es de lo que trata esta tarea,


sino que en todos los ámbitos a las mujeres no se les da el reconocimiento que
se merecen. Se han silenciado y anulado de las artes, las ciencias, la religión,
etc. En este caso, conviene hablar de ellas en algo tan peculiar como la
lingüística, que, aunque ha predominado la figura masculina, posee mentes
femeninas brillantes y revolucionarias.

En la Edad Media alrededor del siglo XV existió un grupo de mujeres que


fue llamado Puellae doctae, a donde pertenecían mujeres de la alta sociedad
que se dedicaron a la enseñanza y al estudio, entre ellas Luisa de Siguea, que
hablaba nueve idiomas y se dedicó a escribir y estudiar historia y filosofía;
Luisa de Medrano, a quien se le atribuyen estudios del latín y ser una ávida
lectora así como oradora; Francisca de Nebrija, hija de Antonio de Nebrija, a
quien sustituyo en la cátedra y junto con Luisa de Medrano fueron las primeras
mujeres en dar clases en la universidad.

Las aportaciones de estas mujeres al día de hoy son poco conocidas,


pero hay que pensar que al menos se conocen. Sin embargo, es indudable que
como ellas hubo muchas más mujeres a las que ahora no conocemos y que
quedarán en el olvido para siempre. Cabe destacar que estas mujeres fueron
de lengua hispana, ahora imaginemos que hubo muchas más en otros lugares
y de otras lenguas que igual que ellas se dedicaron al estudio y el lenguaje.

Hay espacios de tiempo enormes entre las mujeres que han sido
reconocidas por sus labores en la lingüística, pero ahora hablaré de las
pioneras de la lingüística actual en lengua hispana. Como ejemplo está Ana
María Barrenechea, una argentina que dedico sus estudios a la lengua tanto
como en la lingüística como en la literatura, siendo una mujer importante en
esta rama de la ciencia; Lidia Contreras, que fue una mujer chilena dedicada al
estudio de la lingüística y se enfocó en el estudio de la grafémica haciendo un
énfasis claro en el papel que los grafemas tienen al aprender a escribir; y por
último Esperanza Matheus, una mujer ecuatoriana que se dedicó al estudio de
la lengua Guayaquil, y de las particularidades del español en su tierra natal.
Ésta última arranca con algo de suma importancia para la lingüística (al menos
para mí), y es el estudio de las lenguas indígenas, que al día de hoy poco se
conocen y muy pocos estudiosos se han centrado en ellas. Todas estas
mujeres nacieron en el siglo XX, lo cual nos muestra el gran abismo que existe
entre las mujeres que se conocen por sus aportes a la lengua.

Entre otras, están las mujeres que sobresalieron en la lingüística en la


década de los setenta. Entre ellas está Ofelia Kovacci, argentina que se dedicó
al mundo de la gramática; Martha Hildebrandt, peruana que hasta el día de hoy
sigue sacando publicando su columna El comercio en donde explica diversos
términos y su uso, también ha publicado estudios sobre fonología y filología;
Elsie Alvarado de Ricord, panameña, que entre muchas otras cosas se dedicó
al estudio de la fonética y la fonología del español de su país de origen.

Por otro lado, las mujeres latinas que están trabajando en la lingüística lo
hacen a partir del español y las particularidades que hay en cada país, y de
igual forma se han dedicado a estudiar las lenguas indígenas residentes en
cada uno de los países a los que pertenecen. Por ejemplo: María Cristina
Álvarez Lomelí, que estudia el maya yucateco; María Teresa Fernández de
Miranda, estudiosa de la familia otomangue y Yolanda Lastrada, estudiosa del
náhuatl, todas ellas mexicanas. Delicia Villagra, que estudia el guaraní
paraguayo y la particularidad de Paraguay como país verdaderamente bilingüe.
Carmen Terceros y Gladys Camacho que han estudiado el quechua y el
español de su tierra. Guillermina Herrera, guatemalteca y estudiosa del maya, y
María Catrileo, chilena especializada en la lengua mapuche. Entre otras
mujeres que están estudiando y trabajando en Latinoamérica.

Durante la historia, estas mujeres han hecho trabajos muy interesantes


como Suzette Haden Elguin, que creó un lenguaje para las mujeres pensando
en nombrar sentimientos y estados que no tienen un nombre comunmente y
que la mujer necesita nombrar. Otro ejemplo es Dorothea Bleek que estudio las
lenguas sudafricanas. Mirian Lichtheim que estudió el Antiguo Egipto. Y sin
duda en el ámbito de la lingüística han sido poco conocidas.

Todas estas mujeres han hecho aportes muy importantes a la lengua,


sin mencionar a María Moliner, que creó el Diccionario del Uso del Español
como una guía completa de este idioma. Y ha sido reconocida por este gran
trabajo, pero sólo es una de muchas.

Este trabajo no sólo pertenece al sistema que reconoce hombres y deja


en la periferia a las mujeres, sino que es un trabajo en el que todos pueden
aportar sus ideas. Y el trabajo para reconocer a estas mujeres también está en
nosotros, buscando referentes femeninas que nos contribuyan con sus
trabajos.

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