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Nadie Duerma, 2018.

Languistorie: En busca delos


linguistxs perdidxs.

Agustina Saubidet.

Cita:
Agustina Saubidet (2018). Languistorie: En busca delos linguistxs
perdidxs. Nadie Duerma,.

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Langüistoirie: en busca de lxs lingüístxs perdidxs

Historia de la lingüística hispana: lo que las voces del margen enseñan. El caso de la argentina,
Delfina Molina y Vedia, y su abordaje femenino de los hechos de la lengua.

“Un hombre; no dije el hombre. Es gracioso el uso del significante hombre. Decimos a los muchachos Sé un hombre, no
decimos Sé el hombre, ¿y por qué? Lo curioso es que Sé una mujer no se diga mucho. En contrapartida se habla de la
mujer, articulo definido. Se ha especulado mucho acerca del artículo indefinido; lo reencontraremos cuando sea
necesario.”

Lacan, J. Seminario 19, Clase 15 de diciembre de 1971.

La Real Academia Española tardó 298 años en aceptar a una mujer entre sus lugares
principales; aunque, como era de esperar, desde su creación en 1713 hasta la actualidad,
todos sus directores fueron hombres.
Los trabajos de las lingüistas mujeres, existen, pero no han sido difundidos,
siguiendo la misma lógica de lo ocurrido a lo largo de la historia de Occidente con todas
sus ciencias. Algo similar pasó con la figura histórica de Diotima, sacerdotisa y maga,
aquella que Platón recrea en El Banquete bajo la imagen de una mujer extranjera y sabia
que viene a interpelar al ser (eso que se plantea en Occidente como fijo, coagulado en su
sentido, única verdad posible). Diotima le pregunta a Sócrates si todo lo que no es bello
forzosamente tiene que ser feo; si todo lo que no es bueno forzosamente tiene que ser malo.
¿Cuál es la dirección de la pregunta de Diotima? Denunciar el carácter binarista con el que
se ha interpretado (intervenido) “la cosa” en Occidente -lo que Lacan llama la ley del
significante (Lacan, 1960-1961: 144) articulado al Haiuno (aquel que remite a Parménides)
- mostrándole a Sócrates cómo el discurso del ser aniquila la polisemia propia de la
materialidad del lenguaje, con la que se hace, entre otras cosas, poesía; es decir, creación de
sentido.
Para estar un poco a la altura de la historia -con media sanción en Argentina de una
ley que despenalice el aborto y su rechazo posterior en el Senado- para este número de
Nadie Duerma decidí investigar sobre lingüística y género, con la intuición de que algo de
esto aportaría al psicoanálisis. Los trabajos más recientes, en su mayoría, son aquellos que
analizan y proponen formas más inclusivas de lenguaje (“todxs” “amigues)”. Sin embargo,
ésta no es la dirección que quiero tomar. Decidí abordar un aspecto aun más amplio de la
lingüística: la lingüística como ciencia, su historia, su devenir. Intuyo que, si logramos
captar la lógica más general de su movimiento, algo tendrá para enseñar al campo del
psicoanálisis.
Indagando sobre el tema, encuentro un trabajo de dos lingüistas españoles, María
Luisa Calero y Carlos Subirats (2015), “Censuras, exclusiones y silencios en la historia de
la lingüística hispánica”, donde queda claramente visibilizado el “negativo de la lectura
histórica” de la lingüística: aquello no contado por su versión hegemónica.
Concluyo: su silenciamiento ha tenido efectos, como en cualquier ciencia, como en
cualquier praxis. No hay que olvidar que el psicoanálisis es un discurso que guarda relación
con un sistema más amplio, que abarca otros discursos también. El psicoanálisis no
funciona solo, es el revés del discurso Maître, en su versión Amo y también Maestro. En
ambos casos se trata de una relación de poder. Diferentes versiones según la época.
Lo interesante de esta investigación de Calero y Subirats es que no sólo recorre la
cuestión de la censura histórica por razones de género a las lingüistas “mujeres”; sino toda
una historia de exclusiones y silencios en la tradición lingüística hispánica por causas aún
mucho más amplias -políticas, ideológicas, religiosas- desde la Inquisición hasta casi
nuestros días, recorrido que, obviamente, incluye a lingüistas “hombres”. Se rescatan así, la
figura de Juan de Luna (1575-1644) (como el precursor de la enseñanza del español en
Francia producto de su exilio); Marcos Fernández (en el XVII) y Pedro Pineda (en el
XVIII). Sólo por nombrar a algunos de los precursores.
Sin dudas, son varios los lingüistas “marginales”. Al parecer, como en todo, aquel
que se proponga ir más allá de lo que el “régimen de turno” habilita, es excomulgado,
desterrado, asesinado, censurado, apartado -como le pasó a Lacan con la IPA; Spinoza y su
excomunión; Soler y la AMP; Freud con la Sociedad de Médicos-. Los lingüistas no
tendrían por qué ser una excepción.
Entre todos estos estudiosos de la lengua periféricos a la Academia, nombrados en
este trabajo de Calero y Subirts, me sorprendió encontrar el caso de una lingüista argentina,
que en mi vida había oído nombrar: Delfina Molina y Vedia (1879-1961). Decidí entonces
investigar sobre esta autora no sólo para abordar la cuestión del poder ligada al género; sino
también por una cuestión de poder ligada a la relación España (colonialista)- Argentina
(exColonia de España), vía el lenguaje, a través del “uso de la lengua española como un
instrumento de dominación, su obsesión normativista” (Calero y Subirats, 2015:10),
visibilizando el plano ideológico oculto detrás de toda colonización, mismo académica.

Delfina Molina y Vedia: la eterna aprendiz.


Delfina Molina y Vedia proviene de una familia ilustre y acomodada de Buenos
Aires. Su tío era Luis. A. Huergo, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y primer
ingeniero egresado en 1870. Su madrina era su tía abuela, Delfina de Vedia de Mitre,
casada con Bartolomé Mitre -cuñado y amigo de su abuelo materno: el General Vedia
(militar, amante de las plantas)-.
Delfina poseía desde pequeña un claro interés por el canto, la pintura y la poesía. En
su biografía, A Redrotiempo (1942), confiesa que siempre le interesó más el arte que la
ciencia. A pesar de esto, fue la primera inscripta y egresada de la facultad de Ciencias
Exactas de la UBA (1906). Su título: Doctora en Química, aunque su inclinación inicial
había sido hacia la filosofía y las letras. Una vez recibida, a partir de la docencia, anudará
estos caminos aparentemente tan diversos.
Mientras estudiaba en la universidad, escribe para La Nación un artículo llamado
“Elogio del Silencio”, que el mismo general Mitre elogia resaltando su inspiración oriental.
Madre de tres hijos (los tres artistas); casada con un importante gramatólogo
argentino, René Bastianini, quien al parecer se quejaba de todo lo que hacía Delfina.
Pretendía de ella que fuera una esposa abnegada, que se dedicase a cuidar del hogar. Muy
por lo contrario, Delfina confiesa que de todas sus múltiples actividades, “ser la señora de
la casa” era lo que menos le gustaba, y que antes que dedicarse a una sola cosa, prefería ser
aprendiz de muchas. En sus memorias y cartas se lamenta por la falta de estimulo y apoyo
de Bastianini, quien en una oportunidad llega hasta prohibir que “su” esposa se presente a
cantar en público –prohibición abalada por el código civil de aquella época-.
Sin dudas, para Delfina ese matrimonio fue bastante difícil de sobrellevar. Su
fracaso fue compensado por un intenso vínculo epistolar (sobre todo por parte de ella) con
Unamuno, a quien vio, literalmente, dos veces en su vida (una de ellas, acompañada por su
hija, Laura).
Rescato algunos detalles de sus memorias que me resultaron llamativos: sus
observaciones sobre la distribución espacial de las casas (que no están listas ni para artistas
ni para estudiantes); el valor de las distracciones para la creación; la legitimidad de las
formas autodidactas de aprendizaje; su admiración y cariño por el pueblo brasileño; la
ingrata tarea de calificar (siendo docente); las ventajas y desventajas de poseer más de una
vocación; las relaciones con sus compañeros hombres en la facultad (relaciones de absoluto
respeto, camaradería y admiración). (Molina y Vedia, 1942)

Cuestiones lingüísticas de América: un abordaje femenino de los hechos de la lengua


En 1935, no siendo “oficialmente” lingüista, funda La Sociedad Argentina de
Estudios Lingüísticos -en clara oposición al Instituto de Filología de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA creado en 1922- decidida a luchar contra la insensata idea
“que retarda el florecimiento de nuestra literatura, al crear un falso complejo de
inferioridad”. “El idioma que hablamos en la Argentina no es inferior al que se habla en
España, es diferente.” (Molina y Vedia, 1936, 77). ¿Es que acaso el Complejo de Edipo en
Francia es igual que el de Argentina? Sí y no.
En sus artículos sobres lingüística, Delfina se queja de que en las escuelas se
enseñan distinciones fonemáticas que en Argentina no se usan (entre la “s” y la “z”)
importándose así, formas no propias del lenguaje: una de las tantas maneras de
colonización y subordinación. Para Molina y Vedia, la razón principal por la que habría que
separar el idioma argentino del español, es porque una lengua no es sólo su gramática,
también es su sentir, su intencionalidad, su pensar, su vivir, su pulsar (Cortázar, 1980): lo
que la autora engloba bajo el nombre de “comunidad espiritual” (los factores psicológicos
dentro del lenguaje, producto de la historia del devenir particular de un pueblo, no
universalizable). (Molina y Vedia, 1936).
Guillermo Toscano y García, especialista en lingüística argentina, resalta la
originalidad de los procesos argumentativos de Molina y Vedia, al trazar “una clara
diferencia con los formatos codificados por la ciencia del período; esto es, apelando a otro
tipo de argumentación científica, impregnada por lo que Delfina define como su abordaje
femenino de los hechos de la lengua, que implica un distinto manejo de la evidencia y una
particularidad retórica a través de la que presenta sus posiciones”. (Toscano, 2015, 52).
Como puede verse en Cuestiones Lingüísticas de América (1936), Molina y Vedia
para argumentar utiliza una suerte de acumulación de impresiones, de juicios, y con esos
retazos y una sólida argumentación lógica, compone y crea una nueva interpretación de las
cosas (a diferencia de los lingüistas tradicionales como es el caso de Alonso cuyo método
teórico es construir gradualmente un sistema teórico organizado) (Toscano, 2015).
Podría decirse así, Molina y Vedia restituye la trascendencia al plano de la
inmanencia; resta poder y aumenta potencia, al ponerla a jugar con más variables de
análisis, creando un nuevo sentido con los mismos procesos lógicos, pero de forma
diferente. Así, mezcla y combina modos conectivos rizomáticos (conectividades
heterogéneas), con formas arbóreas, falogocéntricasi , inscribiendo otro espacio posible al
pensar.
Molina y Vedia parece ser una eterna niña, aprendiz de todo lo que la toque y la
haga bailar; bailarina que teje, de un lado y de otro de las fórmulas. Con sus pies y manos
hace pasar hilos por diferentes lados, de formas poco habituales. Así, sus pasos van
bordeando la cosa. No reproduce el pulso fijo, inventa un ritmo sobre su propio pulsar.
Lou Salomé tiene algo de esto. Cierta polisemia las habita. Freud lo vio.
Sin dudas, esta posición marginal, periférica, en relación a la lingüista hegemónica,
le otorga a Molina y Vedia una libertad de movimiento que le permite no sólo afirmar sus
impresiones, sino al mismo tiempo, denunciar en el adentro, aquello que la línea
hegemónica desea ocultar (apelando a un modelo de ciencia “neutral”, aparentemente
esterilizado del contexto que lo produce, cuando en realidad se trata de cuestiones
económicas y de poder, bien puntuales). (Molina y Vedia, 1936; Toscano, 2015)
Me pregunto si esta posición de borde, de un adentro y un afuera, interpelando al ser
de la ontología occidental, será en la neurosis aquella del analista, que vía su decir poético,
va desconstruyendo los efectos del discurso, sobre la jouissance.
Vuelven a mí las palabras de Diotima, y con esto entiendo, tal vez, el porqué Lacan
recupera su figura (1960-1961):

“ Tener una opinión verdadera sin poder dar razón de ella; ¿no sabes que esto, ni es ser sabio, puesto que la ciencia debe
fundarse en razones; ni es ser ignorante, puesto que lo que participa de la verdad no puede llamarse ignorancia? La
verdadera opinión ocupa un lugar intermedio entre la ciencia y la ignorancia.” Diotima, en Platón, El Banquete
“Ya sabes que la palabra poesía tiene numerosas acepciones, y expresa en general la causa que hace que una cosa, sea la
que quiera, pase del no-ser al ser, de suerte que todas las obras de todas las artes son poesía, y que todos los artistas y
todos los obreros son poetas.” Diotima, Platón, El Banquete

“El arte es el mejor compañero de la vida” (Delfina Molina y Vedia)


“Todo artista que lo sea de verdad, posee su propio lenguaje” (Delfina Molina y Vedia)
Sonrío.

Referencias
Las otras ‘Nébrija’. (2016) UCONews. Universidad de Córdoba, España. 28/07/2016 Recuperado
de http://www.uco.es/uconews/es/article/las-otras-nebrija/ el 28 de junio de 2018
Barberis, S. (2009) “Las primeras químicas”. En La Ménsula, Año3. Nº8, Junio 2009.
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Cortázar, J. (1980) Musicalidad y Humor en la Literatura en Clases sobre Literatura, Berkeley,
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i
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Agustina Saubidet
Psicoanalista. Docente e Investigadora de Facultad de Psicología (UBA).
Miembro del FARP. Amante de la filosofía, la música y la escritura.

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