Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Compraventa PDF
Compraventa PDF
Con respecto al concepto del contrato de compraventa, el artículo 1793 Cc. nos dice que
“es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en
dinero”. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El dinero que el comprador da por la cosa
vendida, se llama precio.
Pero también es aleatoria este contrato, cuando la venta es de cosas futuras, y las minas de
los minerales, art. 1813 Cc.
Objeto en la compraventa.
El objeto de la obligación del comprador es el precio; y el objeto de la obligación del
vendedor es la cosa vendida.
Causa en la compraventa.
La causa de la obligación del comprador es la cosa; y la causa de la obligación del
vendedor es el precio.
1.- Que la cosa sea comerciable (art. 1810 Cc.): esto quiere decir que la cosa esté en el
comercio humano, y su enajenación no esté prohibida por la ley expresamente o
implícitamente como en el caso del art. 1464 Cc.
2.- Que la cosa sea existente (art. 1813 Cc.): la cosa vendida también puede ser futura, y en
este caso, la venta de cosa futura presenta dos modalidades:
a) que se trate de la venta de una cosa que no existe, pero se espera que exista, en este caso
se trata de una venta condicional sujeta a la condición suspensiva que la cosa llegue a
existir.
b) que en la venta se exprese o aparezca de la naturaleza del contrato que se compró la
suerte; ejemplo clásico de Pothiers, la venta de lo que se saque de la red del pescador.
En este último caso, la compraventa deja ser onerosa conmutativa, y se transforma en
onerosa aleatoria.
3.- Que la cosa sea determinada (art. 1811 Cc.): No puede ser objeto del contrato de
compraventa una universalidad jurídica (a menos que se venda el derecho real de herencia).
La razón de esta prohibición se encuentra en el principio según el cual, nadie puede
desprenderse de su patrimonio; las excepciones que señala el art. 1811 Cc. en realidad no
son tales, porque si se venden todas las especies, géneros y/o cantidades que se designan
por escritura pública, aunque se extiendan a todo cuanto el vendedor posea o espere
adquirir, aun así no se esta vendiendo una universalidad jurídica, ya que los objetos no
comprendidos en el enumeración no forman parte de la venta aunque se estipule lo
contrario. Como dispone el art. 1811 Cc., en este caso, la enumeración debe hacerse por
escritura pública, constituyendo una excepción a la naturaleza consensual de la
compraventa. (en este caso, la compraventa es solemne).
En doctrina, también se suele decir que constituye una excepción al requisito de la
determinación de la cosa vendida, el caso de la venta de una sucesión hereditaria, que
también requeriría escritura pública; no obstante, la venta de la sucesión hereditaria
tampoco constituye una excepción al requisito de la determinación de la cosa vendida del
art. 1811 Cc., ya que si bien aquí se esta vendiendo una universalidad jurídica, la cosa
vendida no es el patrimonio del vendedor, sino que el derecho sobre el patrimonio del
difunto, es decir, el derecho real de herencia.
4.- Que la cosa vendida no pertenezca al comprador (art. 1816 Cc.): ya que lo contrario,
carecería de causa la obligación del comprador, y carecería de objeto la obligación del
vendedor; en este caso, la compraventa de cosa propia no vale, y da derecho al comprador
para obtener la restitución de lo que ha pagado por ella.
Relacionado con los requisitos de la cosa vendida, debemos señalar qué pasa con la venta
de una cuota en una comunidad.
Sobre el particular, el art. 1812 Cc. dispone que si la cosa es común de dos o más personas
proindiviso, entre las cuales no intervenga contrato de sociedad, cada una de ellas podrá
vender su cuota, aun sin el consentimiento de las otras.
El origen de esta disposición lo encontramos en el Derecho romano, y pasó a nosotros
gracias a las 7 partidas; ahora bien, su redacción final se la debemos a Bello.
Para que opere el precepto es necesario que no se haya celebrado contrato sociedad, ya que
de lo contrario no habrá comunidad sino que sociedad, la cual tendrá su propia
personalidad jurídica, debiendo aplicarse su propia normativa dispuesta en los arts. 2053 y
ss. Cc., y entre las cuales expresamente se prohíbe a cualquiera de los socios vender su
cuota (art. 2088 Cc.).
El requisito de que no debe haber sociedad para que opera la regla del art. 1812 Cc. fue un
aporte de Bello.
En virtud de este precepto, se dice que en lo que respecta a la cuota de una comunidad
Bello sigue la teoría romana, en donde cada comunero era dueño de su cuota, pudiendo
disponer de ella.
Otra cuestión a determinar también vinculada con los requisitos de la cosa vendida es la
situación de la venta de la cosa ajena.
Según el art. 1815 Cc. la venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño
de la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo.
En cuanto al origen de este precepto, se dice que este se tomó del Derecho español, el que a
su vez se inspiró en el Derecho romano; inspirados en estos ordenamientos, Bello
estableció que la venta no transfiere el dominio, sino que sólo es un título traslaticio de
dominio; por medio del contrato de compraventa solo nace un efecto personal, y no real
como acontece en Francia.
En virtud de este argumento se critica la definición de compraventa otorgada por el Cc. en
el art. 1793 (la compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a DAR una
cosa y la otra a pagarla en dinero), que en vez de DAR, debería decir ENTREGAR, porque
en realidad el vendedor no tiene la obligación de ser dueño de la cosa objeto del contrato de
compraventa.
Ahora bien, el art. 1815 Cc. señala que la venta es sin perjuicio de los derechos del dueño
de la cosa vendida; en este caso, el dueño de la cosa vendida podrá reivindicarla,
distinguiendo que:
a) si la cosa ajena vendida se ha entregado al comprador, el dueño tiene derecho a
dirigir su acción reivindicatoria contra el comprador, quien a su vez podrá citar de
evicción al vendedor;
b) si el vendedor no ha entregado la cosa ajena vendida, el dueño tiene el derecho a
reivindicarla del vendedor; ahora, como el vendedor no podrá cumplir con la
obligación de entregar (dar dice el código, aunque sea erradamente) la cosa vendida
al comprador, éste podrá pedir la resolución del contrato a causa del
incumplimiento del vendedor.
Pese a lo dicho, hay situaciones en que la venta de cosa ajena produce los mismos efectos
que en la venta de cosa propia, y estos casos son:
a) cuando el dueño de la cosa ratifica la venta (art. 1818 Cc.);
b) cuando el vendedor después de la compraventa adquiere el dominio de la cosa que
vendió; en este caso se mira al comprador como dueño desde la fecha de la
tradición (art. 1819 Cc.)
En este caso, art. 1819, al igual que en el caso del art. 682 Cc. se produce un
problema de superposición de dominios, porque en ambos casos se reputa la venta
desde la fecha de la tradición; la superposición se produce entre el periodo
comprendido entre la fecha de la tradición de la venta y la fecha en que el vendedor
adquirió el dominio de la cosa.
Ejemplo: hoy A vende a B una cosa que le pertenece a C, realizando de inmediato la
tradición.
B, un año después de celebrada la compraventa y tradición de la cosa ajena,
adquiere de C el dominio de la cosa ajena vendida.
En este caso, se entiende que B adquirió el dominio de la cosa ajena vendida desde
el mismo día de la celebración de la venta y tradición, produciéndose una
superposición de dominios con C, quien sólo perdió el dominio un año después de
la fecha de la venta y tradición.
Por último, debemos agregar que si el vendedor vendiese la cosa a otra persona después de
adquirido el dominio, subsistirá el dominio en el primer comprador (art. 1819 inc. 2º Cc.).
II.- El precio:
(Recordar que según el art. 1801 Cc. la venta se reputa perfecta desde que las partes han
convenido en la cosa y en el precio; salvas las excepciones siguientes).
De acuerdo con el art. 1793 Cc., el precio es el dinero que el comprador da por la cosa
vendida.
La falta de precio produce la nulidad absoluta de acuerdo con el art. 1682 Cc., ya que
carece de objeto la obligación del comprador y carece de causa la obligación del vendedor;
de ahí que el precio (al igual que la cosa) sea un elemento de la esencia del contrato de
compraventa.
Debe tratarse de una suma de dinero: si con posterioridad a la celebración del contrato de
compraventa, las partes de común acuerdo deciden pactar una dación en pago o novar la
obligación de pagar una suma de dinero, no por eso dejamos de estar frente a un contrato
de compraventa, ya que la obligación de pagar el precio se estipuló en una suma de dinero,
sólo con posterioridad al contrato de compraventa, y antes de pagar el precio, las partes
estipularon una dación o en pago o una novación.
Puede ocurrir que las partes estipulen que el precio sea parte en dinero y parte en otra cosa;
en este caso, y según lo dispuesto en el art. 1794 Cc. se entenderá permuta si la cosa vale
más que el dinero, y venta en el caso contrario.
Ahora bien, si las partes estipulan todo el precio en otra cosa, ya no estamos frente a un
contrato de compraventa, sino que de permuta o permutación (art. 1897 Cc.).
En cuanto a la determinación del precio, este lo realizan las partes o sus mandatarios, arts.
1808 y 1809 Cc.
Su determinación se realiza por cualquiera medios o indicaciones que lo fijen (art. 1808
Cc.), pero no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes; si pueden dejar la
determinación del precio a cargo de un tercero; si las partes no convienen quien
determinará el precio, no habrá venta.
La venta de cosas fungibles al corriente de plaza debe entenderse que su precio
corresponderá al del día de la entrega, a menos de expresarse una voluntad contraria.
Los efectos de las arras de primera clase consisten en el derecho de retractación, es decir,
se entiende que cada uno de los contratantes podrá retractarse del contrato, el que las ha
dado perdiéndolas, y el que las recibió restituyéndolas dobladas, art. 1803 Cc.
Esta retractación se puede realizar hasta el momento que lo hayan convenido las partes;
ahora bien, si no se ha fijado plazo, no podrán retractarse después de los dos meses
subsiguientes a la convención, ni después de otorgada la escritura pública de la venta o de
principiada la entrega, art. 1804 Cc.
Los efectos de las arras de segunda clase es que por ellas queda perfecta la venta, salvo
cuando la venta es solemne (art. 1805 Cc.).
De estas dos clases de arras, es de norma general las de la primera clase, por cuanto se
presume de derecho la facultad de retractarse si nada se dijera. (art. 1805 inc. 2º Cc.).
En cuanto a los gastos del contrato de compraventa:
Según el art. 1806 Cc, los gastos de la venta son del vendedor, salvo pacto en contrario. No
obstante hay que tener presente que de conformidad a la normativa tributaria, el IVA (en
caso de devengarse) lo paga el comprador.
El contrato de compraventa, según el art. 1807 Cc. puede estar sujeto a las modalidades del
plazo, condición (suspensiva o resolutoria), tener por objeto dos o más cosas alternativas.
Como hemos dicho, por medio de la entrega de la cosa que el vendedor hace al comprador
no es necesario que lo haga dueño, por cuanto la compraventa de cosa ajena vale (art. 1815
Cc.), la compraventa solo es un título traslaticio de dominio.
En cuanto a la forma de hacer la entrega, según el art. 1824 Cc. esta se hace igual que la
tradición (arts. 670 y ss. Cc.).
Tratándose de un bien raíz, la tradición se hace mediante la inscripción en el Conservador
de Bienes Raíces (art. 686 Cc.), y según la jurisprudencia también debe hacerse la entrega
material de la cosa vendida. Esto último se exige para evitar que una persona venda a otra
un inmueble, y luego el comprador descubra que dicho inmueble esta ocupado por otras
personas; en este caso, el comprador esta en su derecho a exigir al vendedor que entregue
materialmente el inmueble.
Las razones que se han dado para estimar que la entrega no solo comprende la tradición
sino que también la entrega material son:
- que el art. 1826 Cc. al referirse a la entrega no solo se refiere a la tradición
sino que también a la entrega real, material de la cosa vendida;
- el sentido natural y obvio de la palabra entregar se refiere más a una entrega
material que a una inscripción en el conservador de bienes raíces;
- se dice que si no hay una entrega material procede la evicción de la cosa
vendida, ya que esta tiene lugar cuando hay perturbación de la posesión
pacífica, y para obtener esa posesión pacífica, debe el vendedor haber
entregado la cosa vendida;
- lo contratos deben cumplirse de buena fe (art. 1546 Cc.)
En cuanto al lugar en que debe realizarse la entrega, el Código Civil nada nos dice, por
consiguiente deben aplicarse por analogía las reglas generales de los arts. 1587 y 1588
relativas al lugar del pago (lugar estipulado; a falta de estipulación, hay que distinguir si es
especie o cuerpo cierto, la entrega deberá hacerse en el lugar en que la cosa vendida existía
al tiempo de la celebración del contrato de compraventa, pero si es de género, la entrega
debe hacerse en el domicilio del vendedor).
En cuanto al tiempo en que debe hacerse la entrega: La cosa vendida debe entregarse en el
tiempo estipulado, y a falta de estipulación, la entrega debe hacerse inmediatamente
después de celebrado el contrato, art. 1826 Cc.
En cuanto a los gastos de la entrega: éstos son de cargo de cargo del vendedor hasta que la
entrega se realiza; después son del comprador, art. 1825 Cc.
Que debe comprender la entrega de la cosa vendida: ésta debe comprender todo lo
estipulado, y la venta de una finca comprende los accesorios, según las reglas de los arts
1828, 1829 y 1830 (véase el art. 570 Cc.).
Ahora, los perjuicios de que debe responder el vendedor en el caso de perderse el juicio son
los siguientes:
- debe restituir el precio aunque la cosa valga menos a la época de la evicción;
- debe pagar las costas legales del contrato satisfechas por el comprador;
- debe los frutos que el comprador haya sido obligado a restituir al dueño;
- las costas judiciales;
- el aumento de valor que haya experimentado la cosa en poder del
comprador, aunque sea dicho aumentos sea por causas naturales o por el
mero transcurso del tiempo. Art. 1847 Cc.
Por excepción, el vendedor no debe los frutos producidos durante el pleito y satisfechos al
dueño ni las costas judiciales cuando él se allana a la evicción, art. 1845 Cc.
Si la cosa aumenta de valor hay que distinguir si es por causas naturales o por transcurso
del tiempo o si es por mejoras:
a) si es por causas naturales o por el transcurso del tiempo, rige el art. 1850 Cc. que
dispone que no se abonaran en lo que excediere a la cuarta parte del precio de venta
en la medida que el vendedor haya actuado de buena fe; por el contrario, si el
vendedor estaba de mala fe, éste será obligado a pagar todo el aumento de valor que
haya experimentado la cosa;
b) si el aumento es por causa de mejoras, el vendedor de buena fe debe el aumento de
valor que provenga de mejoras necesarias o útiles, salvo en cuanto el que obtuvo la
evicción no haya sido condenado a abonarlas; en el caso del vendedor de mala fe,
éste debe reembolsar aún las mejoras voluptuarias, art. 1849 Cc. (véase art. 911 inc.
2° Cc.)
En caso de venta forzada, por la evicción el vendedor solo debe le precio de venta, art.
1851 Cc.
Si la cosa disminuyere de valor, hay que distinguir:
a)si se ha aprovechado el comprador, se hará el descuento al precio, art. 1848 Cc;
b)y si no se ha aprovechado, no hay rebaja del precio, art. 1852 inc. 2° Cc.
Ahora si el comprador pide la resolución del contrato, obteniéndose ésta, se producen los
siguientes efectos:
El comprador debe restituir la parte no evicta, y es considerado poseedor de buena fe, a
menos de prueba en contrario; a su vez el vendedor debe restituir el precio, abonar el valor
de los frutos que el comprador haya debido restituir por la parte evicta, e indemnizar todo
otro perjuicio que de la evicción resultaré al comprador, art. 1853 Cc.
Si la sentencia niega la evicción, el vendedor será obligado a indemnizar los perjuicios que
la demanda hubiere causado al comprador siempre que ella le fuere imputable a un hecho o
culpa suya, art. 1855 Cc.
2.- Por prescripción: para estudiar las reglas de prescripción de la acción de saneamiento se
debe distinguir:
a) el derecho del comprador para citar de evicción: este derecho no prescribe mientras haya
peligro de evicción (no obstante, se debe recordar que el comprador podrá dormir tranquilo
una vez transcurridos 10 años de posesión).
b) el derecho a pedir indemnización por la privación de la cosa si se pierde el juicio, en este
caso se debe subdistinguir:
- en lo tocante a la restitución del precio, prescribe según las reglas generales, en cinco o
tres años;
- en lo tocante a las demás acciones, estas prescriben en cuatro años.
Ahora, el plazo de la prescripción se cuenta desde la sentencia de evicción, y si ésta no ha
llegado a pronunciarse, desde la restitución de la cosa; así por ejemplo ocurrirá si el
comprador se allane a la evicción, art. 1856 Cc.
Cuando se compra un conjunto de cosas, la acción redhibitoria sólo procede por las cosas
viciosas y no por el conjunto, a menos que aparezca que no se hubiera comprado el
conjunto sin esa cosa, art. 1864 Cc.
Cuando existe algunos de estos vicios, el comprador tiene derecho a que se resuelva la
venta o se rebaje proporcionalmente el precio por los vicios ocultos de la cosa vendida sea
raíz o mueble, art. 1857 Cc. (aquí tampoco corresponde la palabra rescindir sino que
resolver).
Cuando el comprador pide la resolución del contrato está ejerciendo propiamente la acción
redhibitoria.
En cambio cuando el comprador pide la rebaja del precio está ejerciendo la acción quanti
minoris.
Estos dos derechos alternativos para el comprador, para pedir la resolución del contrato
(acción redhibitoria) o para pedir la rebaja del precio (acción quanti minoris), quedan
comprendidos dentro de las denominadas Acciones Edilicias previstas en los arts. 1857 y
1860 Cc.
Ahora si el vendedor conocía los vicios y no los declaró o ha debido conocerlos en razón de
su profesión u oficio y no los declaró, se le sanciona, además, con la obligación de
indemnizar los perjuicios que le cause al comprador, art. 1861 Cc. (según hemos visto, la
misma regla se aplica en la obligación de saneamiento, cuando el vendedor estaba de mala
fe también es obligado a indemnizar los perjuicios, art. 1842, 1842, 1850 Cc.). (recordar
cual es el fin u objetivo de la indemnización de perjuicios, resarcitoria, punitiva o
sancionatoria, compensatoria, etc. Discusión doctrinaria).
Las partes puede pactar la irresponsabilidad por los vicios redhibitorios, pero el vendedor
siempre estará obligado a aquello que conocía y que no dio noticia al comprador, art. 1859
Cc. (análoga situación vimos en la obligación de saneamiento art. 1842 y 1852 inc. 1° y
2°).
Problema: Según el art. 1866 Cc. las partes pueden ampliar o restringir el plazo de
prescripción (esta regla constituye una gran excepción, porque por regla general las partes
no pueden modificar los plazos de prescripción).
El problema surge en determinar si el art. 1866 Cc. que se refiere a la acción redhibitoria se
puede aplicar a la acción quanti minoris prevista en el art. 1869 Cc.; la doctrina ha dicho
que la regla del art. 1866 no se puede aplicar a la acción quanti minoris porque es una regla
excepcionalísima, ya que por regla general no se admite que las partes pueden modificar las
reglas de la prescripción por ser normas de orden público, y porque importaría la renuncia
anticipada de la prescripción.
Por último, el Código Civil en su art. 1870 da reglas para el caso en que la cosa comprada
deba ser remitida a otro lugar distante; en este caso el plazo de un año o de seis meses se
cuenta desde la entrega de la cosa al consignatario con más el término del emplazamiento
que corresponda, pero es necesario que el comprador en el tiempo intermedio entre la venta
y la remesa haya podido ignorar el vicio de la cosa sin negligencia de su parte.
(como sólo se pueden remitir bienes muebles de un lugar a otro, aquí la acción quanti
minoris será de un año, y de seis meses la acción redhibitoria).
Obligación del Comprador:
La principal obligación que tiene es la de pagar el precio, art. 1871 Cc.
Además, el comprador esta obligado a recibir la cosa, y a las demás obligaciones que hayan
podido estipular las partes.
Si el comprador se constituye en mora de recibir las cosa, abonará al vendedor el alquiler
de los almacenes, graneros, vasijas en donde se contenga lo vendido, y el vendedor queda
exonerado del cuidado ordinario de conservar la cosa, y sólo será responsable del dolo o
culpa grave, art. 1827 Cc.
El precio:
El precio debe pagarse en el lugar y el tiempo estipulado, y a falta de estipulación, en el
lugar y tiempo de la entrega de la cosa, art. 1872 Cc.
El Código Civil, art. 1872, señala dos casos en que el comprador, con autorización de la
justicia, puede depositar el precio y no pagarlo directamente al vendedor, estos casos son:
a) cuando fuere turbado en la posesión de la cosa.
b) cuando probare que existe contra la cosa una acción real de que el vendedor no le
haya dado noticia antes de perfeccionarse el contrato.
En estos dos casos, el comprador puede depositar el precio hasta que el vendedor haga
cesar la turbación, o afiance las resultas del juicio.
La mora del comprador en el pago del precio da al vendedor la doble acción del art. 1489 y
1873 Cc. (art. 1873 Cc. reitera la condición resolutoria tácita en la compraventa).
La resolución del contrato de compraventa por no haberse pagado el precio producen los
siguientes efectos entre las partes:
1.- Da derecho al vendedor a mantener las arras o exigirlas dobladas.
2.- Da derecho a que se le restituyan al vendedor sus frutos en su totalidad o en proporción
a la parte del precio que no se le hubiere pagado.
3.- El comprador tiene derecho a la restitución de la parte del precio que hubiere pagado.
4.- Para abono de las expensas al comprador y deterioros al vendedor se considerará al
comprador poseedor de mala fe, a menos que pruebe haber sufrido en su fortuna y sin su
culpa de su parte menoscabo tan grande que le hayan hecho imposible su cumplimiento,
art. 1875 Cc.
Respecto de terceros, la resolución en la compraventa por la mora del precio NO da acción
contra terceros poseedores sino en conformidad a los arts. 1490 y 1491 Cc., art. 1876 inc.1°
Cc.
Si en la escritura se ha dejado constancia de haberse pagado el precio NO se admitirá
prueba alguna en contrario sino la de nulidad o falsificación de la escritura, y sólo con esta
prueba habrá acción contra terceros poseedores, art. 1876 inc. 2° Cc.
2.- Que la venta sea de aquellas que pueden rescindirse por lesión enorme.
NO son susceptibles de lesión enorme:
a) la venta de bienes muebles;
b) las ventas que se hubieren hecho por el ministerio de la justicia;
c) aquellas en que NO es posible efectuar la comparación entre el precio de la venta y
el justo precio de la cosa; por ejemplo, en las ventas aleatorias, la venta del derecho
de herencia, la venta del derecho de usufructo, etc.
Según el profesor Alessandri, estas últimas ventas, las señaladas en la letra c), por
excepción serán rescindibles por lesión enorme cuando colocándose en el mejor de
los casos, una de las partes se perjudica en más de la mitad.
(Según sentencia pronunciada por la Corte Suprema, véase RDJ, t. 46, año 1949, pág. 780 y
ss., sec. 1ª, “son en consecuencia, ventas hechas “por el ministerio de la justicia”, la del
remate público en el juicio ejecutivo, la de un remate en pública subasta en un juicio de
liquidación y partición, las ventas en pública subasta en los actos de jurisdicción voluntaria
que exigen tal trámite. Por lo tanto, no cabe aplicar el citado precepto del art. 1891 Cc. y
negar lugar a la acción rescisoria por lesión enorme, si la justicia se ha limitado a ordenar
que se extienda la escritura pública de compraventa ante la negativa del promitente
comprador a otorgarla. La acción de lesión enorme es específica del contrato de
compraventa y NO del contrato de promesa de venta y el tribunal debe colocarse en el día
en que la venta se hace definitiva por la adhesión del comprador para calificar si ha existido
o no la lesión”).
3.- Que la cosa vendida no haya sido enajenada por el comprador, art. 1893 inciso 2° Cc.
Por excepción en este caso habrá lugar a la rescisión por lesión enorme cuando el
comprador la haya vendido por más de lo que había pagado por ella, pues en tal caso podrá
el primer vendedor reclamar este exceso, pero sólo hasta concurrencia del justo valor de la
cosa, con deducción de una décima parte.
4.- Que la cosa vendida no haya perecido fortuitamente, art. 1893 Cc. Pérdida la cosa en
poder del comprador no habrá derecho por una ni por otra parte para la rescisión del
contrato.
5.- Que se entable la acción dentro del plazo legal, art. 1896 Cc. La acción rescisoria por
lesión enorme expira en cuatro años contados desde la fecha del contrato.
6.- Que sea posible hacer una comparación entre el precio de venta y el justo precio de la
cosa; si el juez no puede hacer la comparación, resulta imposible determinar si el precio
pagado por la cosa vendida fue justo o no.
Reunidos todos estos requisitos, se puede rescindir el contrato de compraventa por lesión
enorme; en estos casos, el comprador contra quien se pronuncia la rescisión podrá a su
arbitrio consentir en ella o completar el justo precio de la cosa con deducción de una
décima parte.
Ahora si es contra el vendedor contra quien se pronuncia la rescisión por lesión enorme,
éste podrá consentir en ella o restituir el exceso del precio recibido sobre el justo precio
aumentando en una décima parte, art. 1890 Cc.
En cuanto a la deducción o aumento de la décima parte, dicen que fue un aporte de
Napoléon al Code, y su justificación supuestamente respondía a criterios económicos y y
de mercado.
Por expresa disposición del Código Civil no se permite la renuncia a esta acción, y si se
expresare la intención de donar el exceso, dicha cláusula se tendrá por No escrita, art. 1892
Cc.
El art. 1885 Cc. establece un plazo máximo de 4 años para ejercer el derecho y no puede
pactarse un plazo superior. Este plazo de 4 años es de caducidad.
El art. 1885 Cc. establece los derechos que tiene el comprador para que se le dé noticia
anticipada que no bajará de 6 meses para los bienes raíces y de 15 días para los bienes
muebles; y si la cosa es fructífera y no diera frutos de tiempo en tiempo, y a consecuencia
de trabajos preparatorios, no podrá exigirse la entrega hasta la próxima percepción de los
frutos.
El derecho que nace por medio de este pacto, NO puede cederse, art. 1884 Cc.
Si pasan los 4 años y no se ejercita el derecho se entiende que la condición resolutoria falla,
se extingue el derecho; por el contrario, si el vendedor ejercita su acción dentro del plazo
de 4 años, el vendedor tiene derecho a la restitución de la cosa y los accesorios naturales.
El vendedor debe pagar las expensas necesarias pero no las útiles o voluptuarias realizadas
sin su consentimiento, art. 1883 Cc.
El vendedor debe pagar el precio o suma estipulada.
Respecto de terceros, este pacto como es una condición se rige por los arts. 1490 y 1491
Cc., art. 1882 Cc.
DE LA PERMUTA O PERMUTACIÓN.
El art. 1897 Cc. dice que la permutación o cambio es un contrato en que las partes se
obligan mutuamente a dar una especie o cuerpo cierto por otro.
No obstante esta definición es incompleta porque también hay permuta cuando se cambia
una cosa por otra y dinero a la vez, siempre que la cosa valga más que el dinero, art. 1794
Cc.
Las cosas que no pueden vender no pueden permutarse o cambiarse, art. 1899 Cc.
Asimismo, son inhábiles para permutar las mismas personas que son inhábiles para vender,
art, 1899 inc. 2º Cc.
La permutación se rige por las mismas reglas que la compraventa en todo lo que no se
oponga a la naturaleza de este contrato, art. 1900 Cc.
Por justo precio de la cosa a la fecha del contrato se mirará como el precio que paga por lo
que recibe en cambio, art. 1900 parte final Cc.
(Revisar también la Ley Nº19.496 que establece las normas sobre protección de los
derechos de los consumidores para clase práctica, relación con las acciones edilicias y con
la acción resolutoria tácita).