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A inicios de febrero de 2020, la Asociación Cultural “San Jerónimo” recibió una solicitud
de la Subdirección de Educación Penitenciaria del INPE (Instituto Nacional Penitenciario) para
apoyarlos en la capacitación de docentes de Lima en diseño de Proyectos de Innovación Educativa
e Innovación Tecnológica. Accedimos con mucho agrado el pedido y gracias a esa oportunidad
pudimos conocer una faceta más de cómo los docentes cumplen su misión en el Perú, la
educación en las cárceles peruanas.
La actividad
académica fue inaugurada por
la directora y la subdirectora
de Tratamiento y de
Educación del INPE, Verónica
Oviedo Rosas e Isabel Caján
Chávez. A lo largo de todo el
día, los participantes
trabajaron, en grupos, los
componentes básicos de un
proyecto de innovación:
objetivos (general y
específicos), actividades,
indicadores y título del
Figura 1. Inauguración del taller de diseño de proyectos de
proyecto.
innovación educativa y tecnológica - INPE.
Durante el desarrollo
del evento hubo ocasión para dialogar con los participantes sobre la problemática en las cárceles,
lo que me permitió conocer mejor su realidad. Mencionaron que el más grave problema que
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Publicado en la Revista de Educación Virtual “San Jerónimo”, edición marzo de 2020, pp. 4-8.
observan es la sobrepoblación, pues las cárceles han sobrepasado su capacidad de atención en
más del 100%; según RPP en 134% .
En las cárceles peruanas hay actualmente un aproximado de cien mil internos. ¿Cuántos
participantes de los penales del Perú se educan en su interior? El siguiente cuadro responde esta
pregunta.
Como se puede notar, a diciembre de 2019, habían 18.317 participantes en los programas
de alfabetización, EBA (Educación Básica Alternativa) y Educación Técnico Productiva (CETPRO:
Centro Educativo Técnico Productivo; e IEST: Instituto de Educación Superior Tecnológico; en este
último caso es por convenio con IEST externos). Del total de participantes, 636 lo hacen en
programas de alfabetización y 8.289 en EBA, es decir, casi 50% de participantes en las IIEE de los
penales no tenían Educación Básica completa. ¿Habría una relación entre educación y
criminalidad? ¿Entre pobreza, educación y criminalidad? ¿Entre pobreza, educación y
encarcelamiento? ¿Entre pobreza y acceso a la justicia?
Los participantes en los programas educativos que ofrece el INPE al interior de los penales
son atendidos en 121 instituciones educativas, la mayoría de los cuales son CEBA. Los centros
periféricos están referidos a docentes de IIEE externas a los penales que van a prestar servicios a
los penales previo convenios establecidos entre el INPE y los directores de sus respectivas
escuelas.
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Publicado en la Revista de Educación Virtual “San Jerónimo”, edición marzo de 2020, pp. 4-8.
233%. Su población penitenciaria actual es de 10.638 internos, pero solo tiene capacidad para
3.204 reos.”
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Publicado en la Revista de Educación Virtual “San Jerónimo”, edición marzo de 2020, pp. 4-8.
también una gran misión humanizadora, pues trabajan con muchas personas que han perdido y
anhelan su libertad física, pero mantienen su capacidad creadora, la misma que puede volar lejos
mediante la educación. Para ellos, como para muchos, la educación puede ser su tabla de
salvación.
¿Cuántos docentes trabajan en las cárceles del Perú? Como se puede ver en el cuadro
siguiente, hay 808 docentes que trabajan en las cárceles del Perú, la mayoría de ellos en EBA
(423), seguido por docentes de CETPRO (370). Una significativa cantidad de docentes (370)
trabajan para desarrollar
competencias laborales en el
marco del Programa de Cárceles
Productivas. Además, hay 15
docentes encargadas de la
Educación Inicial de los hijos de
algunas internas, que muchas
veces asumen funciones de Cuadro 4. Docentes según modalidad educativa
madre por la poca disposición o
preparación para ser atendidos por sus verdaderas madres.
A través del Programa Cárceles Productivas, muchos internos de los penales dan rienda
suelta a su imaginación y creatividad, que termina expresándose en productos de decoración y
útiles para la comunidad. La verdadera libertad que se merecen los participantes de las escuelas
en las cárceles peruanas es aquella que les permita, mediante la educación, reconectarse con su
comunidad, premunidos de competencias (conocimientos, capacidades, actitudes y valores) para
vivir en comunidad, articulando trabajo, convivencia sana, respeto por las leyes y los valores
sociales y dispuestos a no volver a delinquir.
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Publicado en la Revista de Educación Virtual “San Jerónimo”, edición marzo de 2020, pp. 4-8.
Eso supone grandes cambios en los
procesos de educación y sus medios así como
en el sistema de justicia, la economía, las
opciones laborales y la organización social.
Supone políticas claras y financiadas para
prevenir la delincuencia, y recuperar
seriamente a quienes cayeron en ella. Las
cárceles no son una isla en el Perú y en
ningún lugar del mundo. Requerimos cambios
sustanciales en la gestión pública y privada de
nuestro país que se articule con los Objetivos
de Desarrollo Sostenible, es decir, con
cambios sustanciales en todos los aspectos de
nuestra vida como una economía solidaria y responsable con el medio ambiente, el trabajo justo
y bien remunerado, una educación de calidad y con equidad para todos los peruanos, no sólo
para quienes puedan pagarla, sistemas de salud que prioricen al ser humano y no el dinero,
sistemas de seguridad social humanos y dignos, cuidado de nuestra riqueza natural y cultural, y,
sobre todo, responsabilidad de cuidar el mundo para que las futuras generaciones dispongan de
por lo menos lo bueno que nosotros recibimos al llegar.
El mundo y sus recursos no le han sido concedidos sólo a quienes se quieren apropiar de él, sino a
toda la humanidad. Necesitamos grandes transformaciones políticas, económicas y judiciales para
darle a nuestro país la oportunidad de gestarse como un pueblo justo, solidario y equitativo. Sin
estos grandes cambios no sólo las cárceles se irán poblando, sino que nuestra humanidad se irá
deteriorando, convirtiéndose en una verdadera cárcel que excluye a quienes menos oportunidad
tienen para educarse, para desarrollarse, para
hacer valer sus derechos humanos. Esto ya Figura 3. Producto de Cárceles Productivas
está sucediendo y tenemos la responsabilidad
de evitar que continúe.
Desde hace muchos años vengo impulsando las innovaciones educativas en el Perú. Sé que los
proyectos de innovación, educativas y tecnológicas, contribuyen significativamente en el
desarrollo humano y social de docentes y
educandos. Lo he visto muchas veces
visitando las distintas regiones de nuestro
país, tanto en los CETPRO, los IEST como en
las escuelas de EBR. En este caso en
especial, en las cárceles, creo que se podrían
impulsar proyectos de innovación educativa,
innovación tecnológica y proyectos
productivos orientados al desarrollo integral
de sus participantes que podrían operar
cambios sustanciales en los involucrados y Figura 4. Taller de diseño de proyectos de innovación
educativa e innovación tecnológica - INPE.
en nuestra comunidad nacional. ¿Quién se
anima a acompañarlos y financiarlos? ¿El
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MINEDU, el FONDEP, la empresa privada? ¿O los seguiremos abandonando y pagando el costo
social y económico de no hacerlo ya?
Palabras finales
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